Pantallas y transparencias

Transcripción

Pantallas y transparencias
Pantallas y transparencias
Casa Rachofsky, Richard Meier
Por Marcelo Gardinetti
Fotografía: ©Douglas Newby
Septiembre de 2014
La obra de Richard Meier trasciende a finales de la década del 60 del siglo pasado,
catalogada en el grupo surgido de la exposición “Five Architects” organizada en 1967 y
el posterior libro publicado en 1972. El trabajo de los Five estaba ordenado en la
relectura del lenguaje racionalista, orientando casi toda la atención en las cuestiones
formales. El denominador común de estos arquitectos era la devoción por obras de la
modernidad como las casas de Rietveld, los trabajos de Giuseppe Terragni y
fundamentalmente de las Villas puristas de Le Corbusier, en un momento donde
germinaban los cuestionamientos a los principios fundamentales de la arquitectura
moderna.
La obra de Meier se focaliza en la indagación de las variantes que surgen del contraste
entre planos horizontales y verticales, establecidos sobre una retícula estructural que
facilita la dialéctica ente muros y transparencias. La casa Rachofsky, construida en
1996, representa una declamación de esa búsqueda.
El
diseño
explora
con
diferentes
grafías
las
articulaciones de la vida
cotidiana y la relación de la
arquitectura con el paisaje.
Este ejercicio se escuda en
un programa que guarda
cierta similitud con los
requerimientos que enfrento
Le Corbusier en la casa La
Roche,
una
positiva
flexibilidad para la exploración de nuevas relaciones entre el arte y la vida doméstica.
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La casa se gesta como una convención de geometría simple compuesta por entidades
opacas y transparentes. La espacialidad resulta invadida por las cualidades de la luz y
dominio visual limitado o extendido, de acuerdo a las necesidades del juego
arquitectónico.
El cuerpo de la casa se instala en el centro de un terreno parquizado. El volumen se
estructura en dos ejes perpendiculares. El ingreso desde el exterior o desde el jardín
atraviesa el volumen estableciendo uno de los ejes. En sentido opuesto, tres hileras de
columnas definen los espacios de circulación y los espacios habitables
Tres capas componen el juego sincrónico de la elevación que se percibe desde el
exterior. La primera capa la construye el muro que flota sobre el frente del volumen.
Por detrás, la trama de pilotis se eleva desde el suelo hasta esconderse detrás de la
pantalla. La última capa la establece el plano ciego que asoma detrás de los pilotis.
Debajo del plano flotante se oculta el acceso formal a la vivienda. En la cara opuesta,
la transparencia funde el límite entre interior y exterior, haciendo visible el parque
desde cualquier ángulo de la casa.
La planta baja aloja los servicios y
actúa como basamento alojando los
servicios. El elemento articulador de la
casa es la doble altura sobre la sala de
estar del primer piso. Una serie de
cajas flotantes y balcones convergen
envolviendo el espacio, que resulta
absorbente a una asociación con la
naturaleza.
Las circulaciones verticales se ubican
en los extremos opuestos del eje de
circulación horizontal, detrás de la
pantalla de fachada. Sobre uno de los lados, una escalera helicoidal permite el acceso
directo al dormitorio principal. En el otro, una escalera de dos tramos conduce a las
áreas privadas.
El descanso en voladizo que asoma en un extremo de la pantalla delata la transición
entre el suelo y el estar. El juego de telones contiene estructuras vidriadas como cierre
horizontal de los planos verticales, propiciando una iluminación de carácter intimista.
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En el interior, otro sutil juego de pantallas se esparce sobre el terreno en sentido
perpendicular a la casa. Un muro blanco tramado ubicado sobre uno de los lados del
jardín oculta la escalera que vincula el terreno con el primer piso. En el lado opuesto,
otro plano más pequeño de color gris y textura pétrea divide en dos el natatorio. El
juego de entidades se consuma en el cubo blanco ubicado al final del jardín, donde se
alojan los equipos mecánicos.
Los muros revestidos en panelería de aluminio blanco modulada en una trama neutra
consolida la grafía racionalista. Los montantes de carpintería no coinciden con esa
trama atendiendo la disposición de columnas y muros, aspirando a establecer la
diferencia entre la escenografía y el espacio habitable.
La casa explora de manera radical la relación entre urbanidad y privacidad. El
contraste entre pantallas y transparencias sujetadas de una semántica purista, discurre
una intensa indagación sobre la introversión de la vida doméstica. El progreso de la
ordenación interior afirma un juego espacial que se apoya en el plano de la fachada
para extenderse con interés hacia el lado opuesto, donde se diluye hasta fundirse en la
naturaleza.
Marcelo Gardinetti, septiembre de 2014©
Fotografías: ©Douglas Newby
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