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Puro Group abre su séptimo club de playa
en Barcelona
La empresa española se ha aliado con el hotel Hilton de la ciudad condal mientras
continúa con su expansión internacional. Nos lo cuenta su CEO, Beltrán Álvarez de
Estrada
Ana Franco
Lunes, 18 de mayo de 2015 El Purobeach de Palma de Mallorca fue el primero.
La empresa española Puro Group está demostrando que las experiencias de lujo cotizan al alza.
Sus clubes de playa ofrecen a sus clientes eso mismo, experiencias, algo que los clientes con alto
poder adquisitivo están valorando sobremanera en estos momentos. Por eso la compañía se está
expandiendo sin pausa por todo el mundo. También en España, donde el pasado sábado inauguró
su primer Purobeach urbano en el hotel Hilton de Barcelona, el número siete de Puro Group.
La historia de esta empresa arranca en 2004, cuando el empresario sueco Mats Wahlström
funda el hotel boutique Puro en Palma de Mallorca. Un año después abre un club de
entretenimiento asociado al hotel, Purobeach Palma, para que sus huéspedes tengan acceso
directo al mar, y marca el patrón de los clubes que vendrán después: diseño, música
cuidadosamente elegida (del tipo deep house, entre el soul y los ritmos electrónicos), mar,
piscina, tumbonas y hamacas balinesas, restaurante con comida internacional, spa y tienda. "En 2011, la empresa estaba al borde de la quiebra financiera, estaba mal gestionada, y entramos
en el accionariado tres inversores privados", explica Beltrán Álvarez de Estrada (Madrid, 1974),
Beltrán Álvarez de Estrada, CEO de Puro Group.
consejero delegado de Puro Group. Este ejecutivo había pasado por la escuela de negocios
Wharton, en Pensilvania (EEUU), y se había dedicado a la banca de inversión (en JP Morgan) y
al capital riesgo en Nueva York. Cuando entró en Puro Group decidió dedicarse íntegramente a
gestionarlo. "Tiene una marca muy potente en las ubicaciones en las que está presente. Y ya nos
financiamos con las ganancias, que reinvertimos en el negocio. También nos financiamos con los
socios locales, como las cadenas hoteleras Hilton y Conrad".
Dos más al año
Los nuevos dueños de la empresa establecieron abrir dos clubes al año e iniciar la
internacionalización del concepto beach club a través de franquicias. Y comenzaron a funcionar los
Purobeach de Marbella, Vilamoura (Portugal), Toscana (Italia), Black Sea (Rumanía) y Conrad
Dubai (Emiratos Árabes Unidos, EAU). Este año, además del de Barcelona, está previsto otro en
EAU.
"Estamos mirando espacios también en Ibiza, pero aún no hemos encontrado el adecuado. Con
Ibiza se completaría nuestra presencia en España. Además, en un año queremos abrir dos clubes
en Egipto. Después, la idea es expandirnos por el Mediterráneo (Grecia, Turquía, Marruecos...), y
luego dar el salto a Miami como puerta de entrada a América Latina (Brasil, México). Después
vendrá Asia", dice Álvarez de Estrada.
Los clubes más exitosos de todos son los de Palma de Mallorca y Marbella, donde los clientes
reservan hasta con seis meses de antelación, según el directivo. "La inversión en cada club es
alta, unos 140.000 euros, pero se puede recuperar en un año en los mejores casos (la media está
en tres años). Es un negocio de márgenes muy altos". La clientela de los Purobeach es muy internacional, dice Álvarez de Estrada. En España son
habituales los alemanes, escandinavos e ingleses. Los rusos y los árabes están empezando a
frecuentar el club de Marbella. ¿Y qué hay de los chinos? "Van a venir, y mucho, pero por ahora es
un turismo que busca más la diversidad. Quieren hacer seis o siete actividades en un mismo
destino, están en una fase exploratoria. No se relajarían en un hotel todo el día".
El último en abrir ha sido el de Barcelona.
La competencia
Los Purobeach compiten con Nikki Beach, otra red de 12 beach clubs en los lugares vacacionales
de más alto standing del mundo (Marbella, Ibiza, Mallorca, Saint Barth, Saint Tropez, Bali...).
Estos se dieron a conocer por sus fiestas a todo tren, y porque en ellos es habitual que los clientes
se rieguen unos a otros con el mejor champán francés, que llega a la mesa con bengalas y chicas
y chicos sonrientes. "En los Purobeach, cuando un cliente pide un doble mágnum [una botella de
tres litros], lo máximo que hace el camarero es alzar la bandeja un poco. Nos gusta el buen gusto,
y el champán no es un producto para tirar", comenta Álvarez de Estrada.
En sus clubes, la entrada es libre. El cliente paga por los servicios. Y, para poder bañarse, es
necesario reservar antes una hamaca o una cama balinesa para cuatro personas, en la que se
requiere un gasto mínimo de 500 euros al día.
"La nuestra no es una clientela de lujo tradicional, sino más bien chic bohemia, gente con alto
poder adquisitivo. Y no nos basamos en la fiesta como concepto, sino en el life style, en un trato
cercano con el cliente, que puede comer y beber donde quiera y sin un horario restringido".
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La marca se ha expandido a cinco países.
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