Acerca de las primeras operaciones cesáreas realizadas en Chile

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Acerca de las primeras operaciones cesáreas realizadas en Chile
REV. OBSTET. GINECOL. - HOSP. SANTIAGO ORIENTE DR. LUIS TISNÉ BROUSSE. 2007; VOL 2 (2): 183-187
NOTAS HISTÓRICAS
Acerca de las primeras operaciones cesáreas
realizadas en Chile
José Lattus Olmos y María Carolina Sanhueza Benavente.
hacemos de las intervenciones quirúrgicas del Chile
colonial y decimonónico, hemos encontrado un
documento de sumo interesante y que hemos querido darles a conocer. En su lectura encontrarán
sensaciones y experiencias de nuestros esforzados
colegas por avanzar en la dura tarea de mejorar la
atención de los problemas derivados del embarazo,
la angustia que emerge de las acciones médicas y el
temor ante la falta de medios, el escaso conocimiento de la fisiopatología y el desconocimiento de la era
antibiótica, que fue el gran paso en la defensa del ser
humano contra la agresión de los microscópicos
entes que eran letales en su accionar.
He aquí dos aportes presentados como colaboración a la Revista Médica de Chile Volumen XXI, del año
1893, Nº 3, se ha respetado íntegramente la redacción y
texto, así como la forma de escritura de ese período.
Dr. Adolfo Murillo Sotomayor (1838-1889).
L
a Dirección de Bibliotecas, Archivos y Museos de
Chile, DIBAM y los registros de las Memorias
Chilenas y catálogo de la Biblioteca Nacional con su
red informativa, guarda celosamente valiosos documentos que nos llevan a un tiempo pretérito, y no
está exenta la Medicina y por supuesto la Obstetricia
y la Ginecología de antaño. En la revisión que
Médico Ginecólogo Obstetra, Servicio y Departamento de
Obstetricia y Ginecología Hospital Dr. Luis Tisné Brousse,
Universidad de Chile, Campus Oriente Peñalolén.
2
Licenciada en Historia. Universidad Finis Terrae.
1
Autorizada su reproducción con permiso del Editor de la Revista Médica de Chile Dr. Humberto Reyes B.
Escribe el Dr. Adolfo Murillo Sotomayor (18381889), Decano de la Facultad de Medicina y Farmacia
de la Universidad de Chile, Sucesor del Dr. Lorenzo
Sazié Laterrade-Pilo (1807-1865) en la Cátedra de
Obstetricia. Presidente de la Sociedad Médica de
Chile (1880-1882), el Dr. Murillo fue quien introdujo
la asepsia en Hospital San Francisco de Borja, muy
hábil con el fórceps y la colocación del especulo, el
primero en practicar una cesárea en la que sobrevivieron la madre y su hijo en Chile:
“Con motivo del feliz resulta do obtenido en la
opera ción cesá rea pra ctica da en noviembre de 1892,
nos ha pa recido conveniente historia r los dos ca sos
en que nos ha sido preciso pra ctica r esta opera ción
en nuestra ya bien la rga prá ctica , ya que nos pa rece
que son la s única s opera ciones de esta na tura leza
a quí en Chile pra ctica da s. En efecto, por lo que a
nuestros profesores respecta , nunca los vimos que la
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hubiera n hecho ni nos menciona ron ca so a lgunote
que tuviera n conocimiento. Y si a sí hubiese sido, nos
da remos por muy sa tisfechos si logra mos exhuma r
a lguno má s que pudiera contribuir a forma liza r
nuestra historia obstétrica en este punto.
Es un hecho perfecta mente reconocido que la s
opera ciones obstétrica s por gra ves estrecheces pelvia na s, ha n sido en Chile y son bien esca sa s; y sólo
a hora pa rece comienza n a presenta rse de ta rde en
ta rde. La poca densida d de la pobla ción y la s fa cilida des de la vida de que nuestros a ntepa sa dos ha n
goza do, pa rece explica este fenómeno. La osteoma la cia es entre nosotros desconocida y la ra quitis una
especie de r ar a ovis que ha ce poco se ha a trevido a
penetra r en nuestro cua dro nosológico. Poco común
ta mbién ha n sido la s a fecciones vertebra les que
produciendo el ma l de Pott a ltera n la columna y
oca siona n la s pelvis cifótica s y la s cifo escoliosis.
Las dos operaciones que vamos a relatar corresponden a dos épocas distintas, casi a dos diversas eras
científicas. La primera data de 1877, cuando la antisepsia quirúrgica nos era casi desconocida y no se practicaba en los servicios clínicos ni hospitalarios; cuando una
operación o laparotomía constituía un gran acontecimiento y manifestaba el coraje casi imprudente de un
cirujano osado y nada más; cuando la luz incierta del
triunfo de la antisepsia clareaba en lejanos horizontes y
su luz no alcanzaba a iluminar Los Andes.
A esa primera era pertenece nuestra observa ción.
Fue esa opera ción se puede decir feliz, por cua nto la
enferma no sucumbió a la infección, sino que se
extinguió sua vemente a l shoc de una opera ción
gra vísima emprendida a l quinto día del tra ba jo de
pa rto, en una mujer en quien la s fuerza s esta ba n
a gota da s y cua ndo el feto principia ba a entra r en
descomposición. La pa ciente sucumbía minutos después de pedir a limentos y de sentirse mejor a l tercer
día de la opera ción.
La segunda lleva da a ca bo en la época de la
a ntisepsia y má s principa lmente de la a sepsia quirúrgica , y cua ndo la cirugía a bdomina l ha recobra do
ta ntos progresos. En esta se toma ron preca uciones y
se llevó a ca bo siguiendo los a dela ntos rea liza dos en
una opera ción que ensa ncha ca da vez má s sus
dominios, y a cuyo leva nta miento ha contribuido
Porro, Sä nger y la moderna escuela fra ncesa . Aquí el
útero ha sido extra ído, sutura do, limpia do, ca si
desinfecta do y en seguida repuesto, ta l como debe
ha cerse siguiendo lo que Potoski lla ma la opera ción
cesá rea moderna El éxito de esta segunda opera ción
es por eso ma s segura ; y no ha y na da extra ordina rio
en la obtención de un feto vivo y en la sa nida d de
una mujer que sa le de a lta a los veinticua tro día s de
su opera ción. Ta mbién el ca so se presta ba pa ra
resulta dos fa vora bles, ya que el pa rto principia ba ,
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que la s fuerza s de la pa rturienta se encontra ba n
íntegra s, que la dila ta ción no pa sa ba de los cua tro
centímetros y que el feto se encontra ba vivo y en la s
mejores condiciones de via bilida d.
He a quí la rela ción de a mba s observa ciones, en la
primera a pa rece fa lta de da tos que el tiempo ha ido
borra ndo de la memoria y ha ciendo perder nuestros
a puntes, a l pa so que la otra solo se va a revestir del
esca so tiempo que ha podido dedica rle nuestro a yuda nte pa ra su rela ción.
Ca so 1.-Opera ción cesá rea por ra quitis a l quinto
día del tra ba jo de pa rto. Muerta a l tercer día por
shoc. 1877.
En la ta rde del 12 de Septiembre de 1877, pide una
ca ma en la Ma ternida d NN de 31 a ños, emba ra za da de
término y en el cua rto día de un penoso tra ba jo de
pa rto. No pudiendo obtener mejoría en la ca lle, viene a l
esta blecimiento en busca de a lguna opera ción que la
sa lve. Exa mina da con la debida detención, dice que no
pudo a nda r ha sta la eda d de 9 a ños porque fue muy
enfermiza desde chica ; que según ha oído en estos día s,
el doctor Sa zié (don Lorenzo) ha bía dicho en a quel
tiempo que no podía tener fa milia ; lo que proba ba que
en la infa ncia sufrió ra quitis. En efecto, a la sola
inspección de la s extremida des inferiores, se nota los
ca ra cteres distintivos de esta a fección: los huesos de los
muslos y de la s pierna s está n chuecos, tienen una gra n
inflexión; la s a rticula ciones son gruesa s y los pies se
encuentra n dobla dos ha cia su pa rte interna . La pelvis
esta ba sta nte deforma da , siéndonos imposible da r sus
dimensiones por ha bérsenos extra via do nuestros a puntes; sólo conserva mos el recuerdo y una observa ción
puesta a l ma rgen de otra s nota s, que el diá metro má s
a ngosto del estrecho no pa sa ba de 3 centímetros.
El feto se encontra ba de vértice y esta ba muerto.
No se pudieron percibir ruidos ca rdía cos, y el ma l
olor que principia ba , venía a da r má s certidumbre a
la muerte del producto de la concepción.
La opera ción cesá rea se imponía como la única
posible, ya que la introducción de cefa lotribos y su
ma nejo iba n a esta r impedidos por estrechez ta n
considera ble.
Decidida la opera ción, se pra cticó en la ma ña na
del día 13, por cua nto ca recía mos de los elementos
necesa rios pa ra pra ctica rla la noche misma de su
ingreso. No hubo a quí método a ntiséptico emplea do;
fue solo la limpieza la que hizo el ga sto.
Cloroforma da la pa ciente, se a brió la ca vida d
a bdomina l y nos encontra mos a má s de un edema
bien pronuncia do de la s pa redes, con la vejiga vesica l
llena . Felizmente no fue toca da por el bisturí. Uno de
los a yuda ntes a quien ha bía mos confia do esta opera ción, a ntes de poner a la pa ciente en la ca ma de
opera ciones, tuvo la ma la idea de no informa rnos que
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no ha bía podido introducir la sonda . La impresión
que la ca beza feta l ejercía sobre la vejiga , le ha bía
impedido penetra r. Extra igo con ra pidez la orina ,
empuja ndo la ca beza y usa ndo una sonda metá lica
pa ra hombre, sa le má s de medio litro de orina s.
Es conducido el útero a l medio de la incisión
a bdomina l y es endereza do, a la vez que se a plica n la s
pa redes del vientre a sus costa dos pa ra impedir la
ca ída del a gua del a mnios y de la sa ngre en la
ca vida d a bdomina l. Pra ctico la incisión con un bisturí y tengo la fortuna de no encontra r la pla centa en mi
ca mino. El feto es extra ído con cuida do y en seguida
desprendo la pla centa y la s membra na s. La pérdida de
sa ngre es poca y no obliga a liga dura a lguna .
Inyección hipodérmica de ergotina que repito a
los 10 minutos. Reducción del útero sin liga dura s; la
retra cción se ha ce con regula rida d y detiene la
esca sa a pa rición de sa ngre. Solo un punto del útero
es toca do con la tintura muriá tica de fierro o con
fuerte solución de á cido fénico (no recuerdo con cua l
de ella s), pra cticá ndose enseguida la s liga dura s.
Pa ra el a fronta miento de la s pa redes a bdomina les, pra ctiqué seis u ocho gra ndes sutura s profunda s
que comprendieron el peritoneo, y después numerosa s sutura s superficia les celulo-cutá nea s.
Cura ción con glicerina fenica da ; venda je de
cuerpo.
La opera ción duró hora y cua rto.
El feto era del sexo ma sculino y pesó 2.800
gra mos.
Día 13.- 11 A.M. Tempera tura 36º, pulso pequeño
y frecuente. Aplica ción de cubierta s ca lientes; botella s ca lientes: cordia l a nodino.
05 P.M. Tempera tura 37º, pulso 130. El ca lor se
ha difundido por todo el cuerpo, sudor a bunda nte en
la ca ra . La pa ciente se encuentra mejor y está
tra nquila . Se la ordena pa ra la noche la siguiente
poción:
Agua 100 gra mos, Hydra to de clora l 2 gra mos,
Alcohola to de a cónito 2 gra mos, Ja ra be 20 gra mos.
Pa ra toma r una cucha ra da ca da tres hora s.
10 P.M. Tempera tura 37º, pulso 130; sudor a lgo
frío; uno que otro vómito, orina sola .
Día 14.-La enferma ha dormido a lguna s hora s;
ha esta do tra nquila . Solo se ha queja do de una
pequeña molestia oca siona da por una ligera ca pa de
hielo que se le ha hecho coloca r en el a bdomen pa ra
evita r la infla ma ción peritonea l, en conformida d a
la s idea s reina ntes de la época .
08 A.M. Temperatura 37º, pulso 140. En la mañana
ha tenido uno que otro vómito, debido al parecer a la
cantidad de agua que se ha permitido beber. El vientre un
poco meteorizado. Más tarde se le permite tomar pequeñas porciones de caldo ó de leche. La noche es tranquila.
Día 15.- Ama nece bien. Se renueva la cura ción.
A la 01 P.M. la pa ciente pide leche. Al regresa r la
enfermera , la encuentra a goniza nte y fa llece en
pocos minutos.
La a utopsia nos muestra el útero retra ído; no ha y
en el peritoneo exuda ción ni signos infla ma torios.
A nuestro modo de ver, la opera da ha fa llecido
ba jo la influencia de un choque profundo, una
especie de sidera ción nerviosa , debido a un tra ba jo
muy prolonga do y a una opera ción gra ve en una
persona debilita da y a ba tida .
Ca so 2.-Opera ción cesá rea . Pelvis cifo-escoliótica .
Feto vivo. Cura ción. (Observa ción recogida por el
doctor don Ca rlos A. Gutiérrez, a yuda nte del servicio
clínico).
NN soltera , de profesión soltera , de constitución
ra quítica , de veinticinco a ños de eda d, entró el 28 de
noviembre de 1892 a ocupa r el numero 18 del servicio
del Dr. Murillo. La ca usa de la a dmisión fue el esta do
del tra ba jo. Los a ntecedentes a na mnéticos de la enferma era n los siguientes: Primípa ra , de menstrua ción
regula r, ha bía tenido sus última s regla s en febrero de
1892 y dura nte su emba ra zo noveda d ninguna . Los
dolores ha bía nle principia do en su ca sa el día a nterior
27 a l a nochecer, continuá ndose con regula rida d ha sta la hora de su ingreso, 9 A.M.
Como no a dela nta ra el pa rto, la ma trona le
a consejó su venida a la ma ternida d.
Aña de que, cua ndo niña de 3 a 4 a ños de eda d,
sufrió un golpe que le produjo la deformida d de la
comuna vertebra l. Su sa lud ha sido delica da .
Exa men de la enferma .
El a specto de la mujer, su estructura pequeña , su
cla udica ción, todo nos revela en ella una persona
ra quítica . La ca ra es a nula r, los pómulos sa lientes,
teniendo su rostro un sello especia l que imprime el
desa rrollo a norma l del esqueleto. La columna vertebra l es irregula r, presenta ndo la s desvia ciones de la
cifosis y de la escoliosis, como indica remos má s
a dela nte.
Pa lpa ción a bdomina l: El vientre presenta la disposición ca ra cterística designa da con el nombre de
vientre en obús. La s pa redes a bdomina les son delga da s y podría n fá cilmente dia gnostica r, pa lpa ndo,
que la presenta ción es de vértice. El tumor forma do
por la ca beza feta l se toca por encima del estrecho
superior. El útero está inclina do ha cia la derecha . La
ca ntida d de líquido a mniótico es regula r. El ta ma ño
del tumor uterino indica una preñez de término.
Auscultación: Los latidos fetales claros y distintos se
oyen en el lado derecho por debajo de la línea umbilical.
Ta cto va gina l: La vulva es estrecha . La enferma
a cusa dolor a la introducción de los dedos índice y
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medio. La va gina misma se nota estrecha . Los dos
dedos pa ra lelos en su dirección horizonta l no pueden
fra nquea r el estrecho inferior. La s tuberosida des isquiá tica s lo impiden. Siguiendo el ta cto con el índice
ta n solo se puede a lca nza r el cuello, el que está muy
ha cia a trá s a rrima do a l fondo de sa co posterior. Con
el extremo de este dedo no se a lca nza a toca r el
promontorio. La dila ta ción del cuello es de 4 a 6
centímetros. La bolsa de la s a gua s está inta cta .
Exa men físico: Altura de la enferma , 1 metro 20.
Columna vertebral: Presenta dos incurvaciones. En
la región dorsal presenta un tumor característico de la
cifosis, y en las partes laterales la estrechez es de tal
naturaleza que hace clasificar la enfermedad que nos
ocupa como cifo-escoliótica. Pecho deprimido en su parte
superior. El apéndice sixfoides parece pronunciarse.
Miembros: Presenta n incurva ciones dependientes
del ra quitismo. Son delga da s, sus curva s flá cida s.
Pelvimetría externa :
Diá metro á ntero posterior.
a . De la a pófisis espinosa de la última vértebra
lumba r a l borde superior de la sínfisis. Conjuga do
externa o diá metro de Ba udelocque
23 cm.
Diá metro tra nsverso:
b. De una espina ilía ca a nterior y superior a la
opuesta
22 cm.
c. De una cresta ilía ca a la otra
25.5 cm.
d. Bi-troca ntéreo
27 cm.
e. De una espina ilía ca posterior y superior a la
opuesta
7 cm.
Diá metros oblicuos:
f. De una tuberosida d isquiá tica , a la espina
ilía ca posterior superior opuesta
16.5 cm.
g. De la espina ilía ca a nterior y superior a la
espina ilía ca posterior y superior opuesta
20 cm.
h. De la a pófisis espinosa de la 3º lumba r a la
espina ilía ca a nterior y superior
18.5 cm.
i. De la pa rte media del borde inferior de la
sínfisis pubia na a la espina ilía ca posterior y superior
17 cm.
Exca va ción.
Estrecho inferior: Entre los dos fondos de la
ca vida d cotiloídea
5 cm.
Cóccix y sub-pubia no
6 cm.
Bi-isquiá tico
3.5 cm.
Altura del pubis
5 cm.
Espa cio del pubis
2 cm.
Pelvimetría digita l: El diá metro conjuga do del
estrecho superior tiene 11 cm. El sub pubia no 12.5. El
oblicuo izquierdo por la s enseña nza s del índice se
puede a precia r que es un poco ma yor que el derecho.
Un vez verifica do el exa men prolijo de la enferma , se a cordó en vista del gra do de la estrechez que
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imposibilita ba n la extra cción, a ún por a quellos medios que má s reducen los diá metros del feto, pra ctica r la opera ción cesá rea , a la s 3 P.M. del mismo día .
Prepa ra tivos:
a . Desinfección de la sa la opera toria .- Piso, pa redes
y suelo fueron la va dos con la solución fenica da a l
50%; a cto continuo, cerra ndo hermética mente
toda s la s puerta s y venta na s, se la sometió a la
a cción prolonga da del a cido sulfuroso. La tempera tura a que se ma ntuvo la sa la dura nte la
opera ción fue de 28º. La sa tura ción de la a tmósfera se obtuvo media nte el funciona miento de dos
spra y ha cia el medio de la sa la , a pa ra to que
dirigía un chorro de va por fenica do ha cia a rriba .
b. Desinfección de la enferma. En la mañana se la hizo
tomar un baño de cuerpo entero. Evacuación del
recto, por medio de lavativas boratados. Desinfección
prolija de los órganos genitales externos con solución
fenicada al 3%. Inyección vagina con creolina al 0.5
%. Se hizo cateterismo vesical y por último después de
razados los pelos abdominales y pubianos, se lavó el
abdomen, primero con jabón y cepillo, sublimado al
1 por mil, después con éter, y en seguida con alcohol
absoluto. Para evitar trato ulterior se colocó compresas sublimadas sobre el abdomen.
c. Instrumentos.- Se les sometió dura nte una hora a l
ca lor seco y fueron después coloca dos en solución
fenica da a l 5%. El ca tgut, seda y esponja s usa da s
en la opera ción esta ba n prepa ra dos de a ntema no
media nte riguroso procedimiento a ntiséptico.
Opera ción: Esta principió a la s 3:00 P.M., termina ndo una hora después. Los doctores Ama ra l, Fría s
y otros la presencia ron.
Na rcotiza da la enferma y esta ndo seguros que entre
la pa red a bdomina l y el útero no se interponía ningún
a sa intestina l se pra cticó una incisión en la línea a lba
de 15 cm. Era ta n delga da la pa red a bdomina l que del
primer corte con el bisturí se llegó a l pla no del peritoneo;
reconocido éste, previa a bertura de un oja l, se le a brió
con tijera s ha sta igua la r con la herida externa . Inmedia ta mente a pa reció a nte nuestra vista el útero con su
color a zula do lívido, surca do por gruesos va sos venosos.
Éste ha llá ba se inclina do ha cia el fla nco derecho, pudiendo verse fá cilmente ha cia el la do izquierdo los
liga mentos a nchos y la s trompa s que por torsión de la
víscera esta ba n inclina dos ha cia el pla no a nterior. Lo
primero que hubo de ha cerse fue modifica r esta inclina ción tra yendo a l frente de la herida a bdomina l la pa rte
media de la ca ra a nterior del útero. Ha sta el momento
la pérdida sa nguínea era insignifica nte. Dos a tres
pinza s ha bía n ba sta do. El peritoneo se fijó ta mbién con
pinza s pa ra fa cilita r posteriormente su sutura .
ACERCA DE LAS PRIMERAS OPERACIONES CESÁREAS REALIZADAS EN CHILE
a . Incisión uterina .- Ma nteniéndose por los a yuda ntes bien a plica da s la s pa redes a bdomina les a l útero
pa ra evita r a sí, en lo posible, la introducción de
sa ngre o de líquido a mniótico a l interior de la
ca vida d peritonea l, se hizo una incisión vertica l de
13 cm. De la rgo en la pa rte media de la ca ra
a nterior. Atentos a la hemorra gia los a yuda ntes
coloca ba n pinza s en los ra mos a rteria les gruesos.
Rota s inmedia ta mente la s membra na s, se presentó
a nuestra vista la pelvis y miembros inferiores de
un feto de término. Su extra cción se hizo rá pida y
con toda felicida d, tra ta ndo el opera dor de presenta r a los menores diá metros feta les en sentido
tra nsversa l y ha ciendo da r, por último, a la ca beza
movimientos, a l desprenderse, fijá ndose a l pubis
como un pa rto norma l. Sin a ccidente el que menor
tra nscurrió este difícil tiempo de la opera ción.
Luego se ligó y cortó el cordón. Este niño ha esta do
cuida do de un a yuda nte y de la ma trona .
b. La pla centa , cuya inserción encontrá ba se en la
ca ra posterior y ha cia el fondo, se extra jo norma lmente. Inmedia ta mente después de esta extra cción
vino una fuerte contra cción del útero. La ca vida d
del útero se limpió bien con esponja s a séptica s y
con a gua esteriliza da . La hemorra gia fue poco
a bunda nte. Afirma rse puede que la opera da perdió menos sa ngre que en un pa rto norma l.
c. Permea bilida d del cuello uterino.- Desemba ra za do el útero de todo coá gulo y limpia da su ca ra
a nterior por medio de compresa s con a gua esteriliza da , se procedió a efectua r la s sutura s uterina s. La contra cción del útero ha bía ya reducido
a 8 cm. La incisión y la s pa redes que a l corte
presenta ba n un espesor de 8 mm ha bía n a dquirido un espesor triple de 25. Esta misma contra cción ha bía disminuido mucho la sa ngre.
d. Sutura uterina .- Se pra ctica ron 8 sutura s profunda s entrecorta da s con seda fuerte. Ninguna vez se
desga rró el tejido uterino. La sutura del peritoneo
viscera l se hizo con ca tgut, fue continua .
e. Sutura abdominal.- Sutura peritoneal, continua con
catgut. Sutura de los planos músculo aponeuróticos.
Aquí no hubo necesidad de hacer suturas profundas,
visto lo en extremo delgado de las cubiertas. Después
de un lavado cuidadoso de la enferma, aplicación
del apósito y vendaje, se la trasladó a su cama, en
donde se la abrigó convenientemente.
f. Ca ntida d de cloroformo emplea da : 60 gra mos.
Ergotina : 2 gra mos, solución Dusa rt.
Día de la opera ción, tempera tura 37.2 º C.
28 de Noviembre 37.2 º C, 100 de pulso. Duerme
tra nquila .
29 de Noviembre. A la s 4 A.M. vómitos biliosos;
vientre un poco meteoriza do. Se le a conseja toma r
trocitos de hielo y cha mpa gne hela do. T 37.5 º C,
pulso 100.
30 de Noviembre. Los vómitos continúa n. La enferma ha dormido, sin emba rgo el meteorismo del vientre
ha a umenta do. Se indica cha mpa gne hela do. Hielo.
Leche. Una inyección de ergotina . La enferma a cusa ba la existencia de un tumor cerca del ombligo.
Duerme tra nquila a esta hora con toda regula rida d. T
36.9 º C, 80 de pulso. En la noche T 37 º C, pulso 110.
01 de Diciembre. Los vómitos siempre la ha n
molesta do, pero mucho menos por los día s a nteriores.
El meteorismo disminuye. T 37.3 º C, pulso 110. Por
la noche T 37 º C, 120 de pulso.
02 de Diciembre. El esta do de la enferma es muy
bueno. Siente sólo mucho a petito. Se la permite toma r
hela dos de leche. T 37.5 º C, pulso 90. En la noche T
37.8 º C, pulso 100.
03 de Diciembre. Sigue muy bien.
Alta a los 24 día s.
El Dr. Adolfo Murillo a grega :
Debo ha cer dos observa ciones, la primera es la
confirma ción ha bida de este ca so del signo de Leopold
pa ra conocer si la pla centa está invertida o no en la
ca ra a nterior del útero. La proximida d de la s trompa s
por la ca ra a nterior existía a quí y la pla centa se
encontró en conformida d con lo dicho por este profesor
en la ca ra posterior. Si la s trompa s hubiera n esta do
a proxima da s por la ca ra posterior, signo ha bría sido de
otra coloca ción del órga no va scula r útero – infa ntil.
Las ligaduras uterinas fueron practicadas con seda.
En la primera, o sea la muscular, compendió la mucosa
uterina y se había limpiado con cuidado. Del afrontamiento fácil que obtuve, colegí que es inútil seguir el
procedimiento de la ablación de la pequeña rebanada
que aconseja Sänger. En la peritoneal o serosa, comprendí la parte superficial del músculo uterino para mantener
más segura la coaptación de las superficies afectadas.
Toda s la s sutura s, exceptua ndo la de la serosa
peritonea l a bdomina l, fueron pra ctica da s con seda . He
elegido esta susta ncia pa ra evita r hemorra gia s, flojeda d
de los nudos y por su ma yor comodida d. El hecho de no
ha ber tenido molestia s de ningún género en la conva lecencia , me ha decidido pa ra continua r usa ndo en lo
futuro la seda como mejor ma teria l en la s sutura s.
El progreso ta n a dmira bles lleva dos a ca bo en la
cirugía a bdomina l, de lo cua l es una prueba nuestra
última observa ción, a bre un a ncho horizonte a la
obstetricia y permitirá a los coma drones ser ma s
a trevidos en los ca sos difíciles. ¡Oja la llegue un día en
que la embriotomía no sea pra ctica da en fetos vivos,
ni menos a conseja da ! La huma nida d la recla ma .
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