Acerca de las primeras operaciones cesáreas realizadas en Chile
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Acerca de las primeras operaciones cesáreas realizadas en Chile
REV. OBSTET. GINECOL. - HOSP. SANTIAGO ORIENTE DR. LUIS TISNÉ BROUSSE. 2007; VOL 2 (2): 183-187 NOTAS HISTÓRICAS Acerca de las primeras operaciones cesáreas realizadas en Chile José Lattus Olmos y María Carolina Sanhueza Benavente. hacemos de las intervenciones quirúrgicas del Chile colonial y decimonónico, hemos encontrado un documento de sumo interesante y que hemos querido darles a conocer. En su lectura encontrarán sensaciones y experiencias de nuestros esforzados colegas por avanzar en la dura tarea de mejorar la atención de los problemas derivados del embarazo, la angustia que emerge de las acciones médicas y el temor ante la falta de medios, el escaso conocimiento de la fisiopatología y el desconocimiento de la era antibiótica, que fue el gran paso en la defensa del ser humano contra la agresión de los microscópicos entes que eran letales en su accionar. He aquí dos aportes presentados como colaboración a la Revista Médica de Chile Volumen XXI, del año 1893, Nº 3, se ha respetado íntegramente la redacción y texto, así como la forma de escritura de ese período. Dr. Adolfo Murillo Sotomayor (1838-1889). L a Dirección de Bibliotecas, Archivos y Museos de Chile, DIBAM y los registros de las Memorias Chilenas y catálogo de la Biblioteca Nacional con su red informativa, guarda celosamente valiosos documentos que nos llevan a un tiempo pretérito, y no está exenta la Medicina y por supuesto la Obstetricia y la Ginecología de antaño. En la revisión que Médico Ginecólogo Obstetra, Servicio y Departamento de Obstetricia y Ginecología Hospital Dr. Luis Tisné Brousse, Universidad de Chile, Campus Oriente Peñalolén. 2 Licenciada en Historia. Universidad Finis Terrae. 1 Autorizada su reproducción con permiso del Editor de la Revista Médica de Chile Dr. Humberto Reyes B. Escribe el Dr. Adolfo Murillo Sotomayor (18381889), Decano de la Facultad de Medicina y Farmacia de la Universidad de Chile, Sucesor del Dr. Lorenzo Sazié Laterrade-Pilo (1807-1865) en la Cátedra de Obstetricia. Presidente de la Sociedad Médica de Chile (1880-1882), el Dr. Murillo fue quien introdujo la asepsia en Hospital San Francisco de Borja, muy hábil con el fórceps y la colocación del especulo, el primero en practicar una cesárea en la que sobrevivieron la madre y su hijo en Chile: “Con motivo del feliz resulta do obtenido en la opera ción cesá rea pra ctica da en noviembre de 1892, nos ha pa recido conveniente historia r los dos ca sos en que nos ha sido preciso pra ctica r esta opera ción en nuestra ya bien la rga prá ctica , ya que nos pa rece que son la s única s opera ciones de esta na tura leza a quí en Chile pra ctica da s. En efecto, por lo que a nuestros profesores respecta , nunca los vimos que la 183 REV. OBSTET. GINECOL. - HOSP. SANTIAGO ORIENTE DR. LUIS TISNÉ B ROUSSE. 2007; VOL 2 (2): 183-187 hubiera n hecho ni nos menciona ron ca so a lgunote que tuviera n conocimiento. Y si a sí hubiese sido, nos da remos por muy sa tisfechos si logra mos exhuma r a lguno má s que pudiera contribuir a forma liza r nuestra historia obstétrica en este punto. Es un hecho perfecta mente reconocido que la s opera ciones obstétrica s por gra ves estrecheces pelvia na s, ha n sido en Chile y son bien esca sa s; y sólo a hora pa rece comienza n a presenta rse de ta rde en ta rde. La poca densida d de la pobla ción y la s fa cilida des de la vida de que nuestros a ntepa sa dos ha n goza do, pa rece explica este fenómeno. La osteoma la cia es entre nosotros desconocida y la ra quitis una especie de r ar a ovis que ha ce poco se ha a trevido a penetra r en nuestro cua dro nosológico. Poco común ta mbién ha n sido la s a fecciones vertebra les que produciendo el ma l de Pott a ltera n la columna y oca siona n la s pelvis cifótica s y la s cifo escoliosis. Las dos operaciones que vamos a relatar corresponden a dos épocas distintas, casi a dos diversas eras científicas. La primera data de 1877, cuando la antisepsia quirúrgica nos era casi desconocida y no se practicaba en los servicios clínicos ni hospitalarios; cuando una operación o laparotomía constituía un gran acontecimiento y manifestaba el coraje casi imprudente de un cirujano osado y nada más; cuando la luz incierta del triunfo de la antisepsia clareaba en lejanos horizontes y su luz no alcanzaba a iluminar Los Andes. A esa primera era pertenece nuestra observa ción. Fue esa opera ción se puede decir feliz, por cua nto la enferma no sucumbió a la infección, sino que se extinguió sua vemente a l shoc de una opera ción gra vísima emprendida a l quinto día del tra ba jo de pa rto, en una mujer en quien la s fuerza s esta ba n a gota da s y cua ndo el feto principia ba a entra r en descomposición. La pa ciente sucumbía minutos después de pedir a limentos y de sentirse mejor a l tercer día de la opera ción. La segunda lleva da a ca bo en la época de la a ntisepsia y má s principa lmente de la a sepsia quirúrgica , y cua ndo la cirugía a bdomina l ha recobra do ta ntos progresos. En esta se toma ron preca uciones y se llevó a ca bo siguiendo los a dela ntos rea liza dos en una opera ción que ensa ncha ca da vez má s sus dominios, y a cuyo leva nta miento ha contribuido Porro, Sä nger y la moderna escuela fra ncesa . Aquí el útero ha sido extra ído, sutura do, limpia do, ca si desinfecta do y en seguida repuesto, ta l como debe ha cerse siguiendo lo que Potoski lla ma la opera ción cesá rea moderna El éxito de esta segunda opera ción es por eso ma s segura ; y no ha y na da extra ordina rio en la obtención de un feto vivo y en la sa nida d de una mujer que sa le de a lta a los veinticua tro día s de su opera ción. Ta mbién el ca so se presta ba pa ra resulta dos fa vora bles, ya que el pa rto principia ba , 184 que la s fuerza s de la pa rturienta se encontra ba n íntegra s, que la dila ta ción no pa sa ba de los cua tro centímetros y que el feto se encontra ba vivo y en la s mejores condiciones de via bilida d. He a quí la rela ción de a mba s observa ciones, en la primera a pa rece fa lta de da tos que el tiempo ha ido borra ndo de la memoria y ha ciendo perder nuestros a puntes, a l pa so que la otra solo se va a revestir del esca so tiempo que ha podido dedica rle nuestro a yuda nte pa ra su rela ción. Ca so 1.-Opera ción cesá rea por ra quitis a l quinto día del tra ba jo de pa rto. Muerta a l tercer día por shoc. 1877. En la ta rde del 12 de Septiembre de 1877, pide una ca ma en la Ma ternida d NN de 31 a ños, emba ra za da de término y en el cua rto día de un penoso tra ba jo de pa rto. No pudiendo obtener mejoría en la ca lle, viene a l esta blecimiento en busca de a lguna opera ción que la sa lve. Exa mina da con la debida detención, dice que no pudo a nda r ha sta la eda d de 9 a ños porque fue muy enfermiza desde chica ; que según ha oído en estos día s, el doctor Sa zié (don Lorenzo) ha bía dicho en a quel tiempo que no podía tener fa milia ; lo que proba ba que en la infa ncia sufrió ra quitis. En efecto, a la sola inspección de la s extremida des inferiores, se nota los ca ra cteres distintivos de esta a fección: los huesos de los muslos y de la s pierna s está n chuecos, tienen una gra n inflexión; la s a rticula ciones son gruesa s y los pies se encuentra n dobla dos ha cia su pa rte interna . La pelvis esta ba sta nte deforma da , siéndonos imposible da r sus dimensiones por ha bérsenos extra via do nuestros a puntes; sólo conserva mos el recuerdo y una observa ción puesta a l ma rgen de otra s nota s, que el diá metro má s a ngosto del estrecho no pa sa ba de 3 centímetros. El feto se encontra ba de vértice y esta ba muerto. No se pudieron percibir ruidos ca rdía cos, y el ma l olor que principia ba , venía a da r má s certidumbre a la muerte del producto de la concepción. La opera ción cesá rea se imponía como la única posible, ya que la introducción de cefa lotribos y su ma nejo iba n a esta r impedidos por estrechez ta n considera ble. Decidida la opera ción, se pra cticó en la ma ña na del día 13, por cua nto ca recía mos de los elementos necesa rios pa ra pra ctica rla la noche misma de su ingreso. No hubo a quí método a ntiséptico emplea do; fue solo la limpieza la que hizo el ga sto. Cloroforma da la pa ciente, se a brió la ca vida d a bdomina l y nos encontra mos a má s de un edema bien pronuncia do de la s pa redes, con la vejiga vesica l llena . Felizmente no fue toca da por el bisturí. Uno de los a yuda ntes a quien ha bía mos confia do esta opera ción, a ntes de poner a la pa ciente en la ca ma de opera ciones, tuvo la ma la idea de no informa rnos que ACERCA DE LAS PRIMERAS OPERACIONES CESÁREAS REALIZADAS EN CHILE no ha bía podido introducir la sonda . La impresión que la ca beza feta l ejercía sobre la vejiga , le ha bía impedido penetra r. Extra igo con ra pidez la orina , empuja ndo la ca beza y usa ndo una sonda metá lica pa ra hombre, sa le má s de medio litro de orina s. Es conducido el útero a l medio de la incisión a bdomina l y es endereza do, a la vez que se a plica n la s pa redes del vientre a sus costa dos pa ra impedir la ca ída del a gua del a mnios y de la sa ngre en la ca vida d a bdomina l. Pra ctico la incisión con un bisturí y tengo la fortuna de no encontra r la pla centa en mi ca mino. El feto es extra ído con cuida do y en seguida desprendo la pla centa y la s membra na s. La pérdida de sa ngre es poca y no obliga a liga dura a lguna . Inyección hipodérmica de ergotina que repito a los 10 minutos. Reducción del útero sin liga dura s; la retra cción se ha ce con regula rida d y detiene la esca sa a pa rición de sa ngre. Solo un punto del útero es toca do con la tintura muriá tica de fierro o con fuerte solución de á cido fénico (no recuerdo con cua l de ella s), pra cticá ndose enseguida la s liga dura s. Pa ra el a fronta miento de la s pa redes a bdomina les, pra ctiqué seis u ocho gra ndes sutura s profunda s que comprendieron el peritoneo, y después numerosa s sutura s superficia les celulo-cutá nea s. Cura ción con glicerina fenica da ; venda je de cuerpo. La opera ción duró hora y cua rto. El feto era del sexo ma sculino y pesó 2.800 gra mos. Día 13.- 11 A.M. Tempera tura 36º, pulso pequeño y frecuente. Aplica ción de cubierta s ca lientes; botella s ca lientes: cordia l a nodino. 05 P.M. Tempera tura 37º, pulso 130. El ca lor se ha difundido por todo el cuerpo, sudor a bunda nte en la ca ra . La pa ciente se encuentra mejor y está tra nquila . Se la ordena pa ra la noche la siguiente poción: Agua 100 gra mos, Hydra to de clora l 2 gra mos, Alcohola to de a cónito 2 gra mos, Ja ra be 20 gra mos. Pa ra toma r una cucha ra da ca da tres hora s. 10 P.M. Tempera tura 37º, pulso 130; sudor a lgo frío; uno que otro vómito, orina sola . Día 14.-La enferma ha dormido a lguna s hora s; ha esta do tra nquila . Solo se ha queja do de una pequeña molestia oca siona da por una ligera ca pa de hielo que se le ha hecho coloca r en el a bdomen pa ra evita r la infla ma ción peritonea l, en conformida d a la s idea s reina ntes de la época . 08 A.M. Temperatura 37º, pulso 140. En la mañana ha tenido uno que otro vómito, debido al parecer a la cantidad de agua que se ha permitido beber. El vientre un poco meteorizado. Más tarde se le permite tomar pequeñas porciones de caldo ó de leche. La noche es tranquila. Día 15.- Ama nece bien. Se renueva la cura ción. A la 01 P.M. la pa ciente pide leche. Al regresa r la enfermera , la encuentra a goniza nte y fa llece en pocos minutos. La a utopsia nos muestra el útero retra ído; no ha y en el peritoneo exuda ción ni signos infla ma torios. A nuestro modo de ver, la opera da ha fa llecido ba jo la influencia de un choque profundo, una especie de sidera ción nerviosa , debido a un tra ba jo muy prolonga do y a una opera ción gra ve en una persona debilita da y a ba tida . Ca so 2.-Opera ción cesá rea . Pelvis cifo-escoliótica . Feto vivo. Cura ción. (Observa ción recogida por el doctor don Ca rlos A. Gutiérrez, a yuda nte del servicio clínico). NN soltera , de profesión soltera , de constitución ra quítica , de veinticinco a ños de eda d, entró el 28 de noviembre de 1892 a ocupa r el numero 18 del servicio del Dr. Murillo. La ca usa de la a dmisión fue el esta do del tra ba jo. Los a ntecedentes a na mnéticos de la enferma era n los siguientes: Primípa ra , de menstrua ción regula r, ha bía tenido sus última s regla s en febrero de 1892 y dura nte su emba ra zo noveda d ninguna . Los dolores ha bía nle principia do en su ca sa el día a nterior 27 a l a nochecer, continuá ndose con regula rida d ha sta la hora de su ingreso, 9 A.M. Como no a dela nta ra el pa rto, la ma trona le a consejó su venida a la ma ternida d. Aña de que, cua ndo niña de 3 a 4 a ños de eda d, sufrió un golpe que le produjo la deformida d de la comuna vertebra l. Su sa lud ha sido delica da . Exa men de la enferma . El a specto de la mujer, su estructura pequeña , su cla udica ción, todo nos revela en ella una persona ra quítica . La ca ra es a nula r, los pómulos sa lientes, teniendo su rostro un sello especia l que imprime el desa rrollo a norma l del esqueleto. La columna vertebra l es irregula r, presenta ndo la s desvia ciones de la cifosis y de la escoliosis, como indica remos má s a dela nte. Pa lpa ción a bdomina l: El vientre presenta la disposición ca ra cterística designa da con el nombre de vientre en obús. La s pa redes a bdomina les son delga da s y podría n fá cilmente dia gnostica r, pa lpa ndo, que la presenta ción es de vértice. El tumor forma do por la ca beza feta l se toca por encima del estrecho superior. El útero está inclina do ha cia la derecha . La ca ntida d de líquido a mniótico es regula r. El ta ma ño del tumor uterino indica una preñez de término. Auscultación: Los latidos fetales claros y distintos se oyen en el lado derecho por debajo de la línea umbilical. Ta cto va gina l: La vulva es estrecha . La enferma a cusa dolor a la introducción de los dedos índice y 185 REV. OBSTET. GINECOL. - HOSP. SANTIAGO ORIENTE DR. LUIS TISNÉ B ROUSSE. 2007; VOL 2 (2): 183-187 medio. La va gina misma se nota estrecha . Los dos dedos pa ra lelos en su dirección horizonta l no pueden fra nquea r el estrecho inferior. La s tuberosida des isquiá tica s lo impiden. Siguiendo el ta cto con el índice ta n solo se puede a lca nza r el cuello, el que está muy ha cia a trá s a rrima do a l fondo de sa co posterior. Con el extremo de este dedo no se a lca nza a toca r el promontorio. La dila ta ción del cuello es de 4 a 6 centímetros. La bolsa de la s a gua s está inta cta . Exa men físico: Altura de la enferma , 1 metro 20. Columna vertebral: Presenta dos incurvaciones. En la región dorsal presenta un tumor característico de la cifosis, y en las partes laterales la estrechez es de tal naturaleza que hace clasificar la enfermedad que nos ocupa como cifo-escoliótica. Pecho deprimido en su parte superior. El apéndice sixfoides parece pronunciarse. Miembros: Presenta n incurva ciones dependientes del ra quitismo. Son delga da s, sus curva s flá cida s. Pelvimetría externa : Diá metro á ntero posterior. a . De la a pófisis espinosa de la última vértebra lumba r a l borde superior de la sínfisis. Conjuga do externa o diá metro de Ba udelocque 23 cm. Diá metro tra nsverso: b. De una espina ilía ca a nterior y superior a la opuesta 22 cm. c. De una cresta ilía ca a la otra 25.5 cm. d. Bi-troca ntéreo 27 cm. e. De una espina ilía ca posterior y superior a la opuesta 7 cm. Diá metros oblicuos: f. De una tuberosida d isquiá tica , a la espina ilía ca posterior superior opuesta 16.5 cm. g. De la espina ilía ca a nterior y superior a la espina ilía ca posterior y superior opuesta 20 cm. h. De la a pófisis espinosa de la 3º lumba r a la espina ilía ca a nterior y superior 18.5 cm. i. De la pa rte media del borde inferior de la sínfisis pubia na a la espina ilía ca posterior y superior 17 cm. Exca va ción. Estrecho inferior: Entre los dos fondos de la ca vida d cotiloídea 5 cm. Cóccix y sub-pubia no 6 cm. Bi-isquiá tico 3.5 cm. Altura del pubis 5 cm. Espa cio del pubis 2 cm. Pelvimetría digita l: El diá metro conjuga do del estrecho superior tiene 11 cm. El sub pubia no 12.5. El oblicuo izquierdo por la s enseña nza s del índice se puede a precia r que es un poco ma yor que el derecho. Un vez verifica do el exa men prolijo de la enferma , se a cordó en vista del gra do de la estrechez que 186 imposibilita ba n la extra cción, a ún por a quellos medios que má s reducen los diá metros del feto, pra ctica r la opera ción cesá rea , a la s 3 P.M. del mismo día . Prepa ra tivos: a . Desinfección de la sa la opera toria .- Piso, pa redes y suelo fueron la va dos con la solución fenica da a l 50%; a cto continuo, cerra ndo hermética mente toda s la s puerta s y venta na s, se la sometió a la a cción prolonga da del a cido sulfuroso. La tempera tura a que se ma ntuvo la sa la dura nte la opera ción fue de 28º. La sa tura ción de la a tmósfera se obtuvo media nte el funciona miento de dos spra y ha cia el medio de la sa la , a pa ra to que dirigía un chorro de va por fenica do ha cia a rriba . b. Desinfección de la enferma. En la mañana se la hizo tomar un baño de cuerpo entero. Evacuación del recto, por medio de lavativas boratados. Desinfección prolija de los órganos genitales externos con solución fenicada al 3%. Inyección vagina con creolina al 0.5 %. Se hizo cateterismo vesical y por último después de razados los pelos abdominales y pubianos, se lavó el abdomen, primero con jabón y cepillo, sublimado al 1 por mil, después con éter, y en seguida con alcohol absoluto. Para evitar trato ulterior se colocó compresas sublimadas sobre el abdomen. c. Instrumentos.- Se les sometió dura nte una hora a l ca lor seco y fueron después coloca dos en solución fenica da a l 5%. El ca tgut, seda y esponja s usa da s en la opera ción esta ba n prepa ra dos de a ntema no media nte riguroso procedimiento a ntiséptico. Opera ción: Esta principió a la s 3:00 P.M., termina ndo una hora después. Los doctores Ama ra l, Fría s y otros la presencia ron. Na rcotiza da la enferma y esta ndo seguros que entre la pa red a bdomina l y el útero no se interponía ningún a sa intestina l se pra cticó una incisión en la línea a lba de 15 cm. Era ta n delga da la pa red a bdomina l que del primer corte con el bisturí se llegó a l pla no del peritoneo; reconocido éste, previa a bertura de un oja l, se le a brió con tijera s ha sta igua la r con la herida externa . Inmedia ta mente a pa reció a nte nuestra vista el útero con su color a zula do lívido, surca do por gruesos va sos venosos. Éste ha llá ba se inclina do ha cia el fla nco derecho, pudiendo verse fá cilmente ha cia el la do izquierdo los liga mentos a nchos y la s trompa s que por torsión de la víscera esta ba n inclina dos ha cia el pla no a nterior. Lo primero que hubo de ha cerse fue modifica r esta inclina ción tra yendo a l frente de la herida a bdomina l la pa rte media de la ca ra a nterior del útero. Ha sta el momento la pérdida sa nguínea era insignifica nte. Dos a tres pinza s ha bía n ba sta do. El peritoneo se fijó ta mbién con pinza s pa ra fa cilita r posteriormente su sutura . ACERCA DE LAS PRIMERAS OPERACIONES CESÁREAS REALIZADAS EN CHILE a . Incisión uterina .- Ma nteniéndose por los a yuda ntes bien a plica da s la s pa redes a bdomina les a l útero pa ra evita r a sí, en lo posible, la introducción de sa ngre o de líquido a mniótico a l interior de la ca vida d peritonea l, se hizo una incisión vertica l de 13 cm. De la rgo en la pa rte media de la ca ra a nterior. Atentos a la hemorra gia los a yuda ntes coloca ba n pinza s en los ra mos a rteria les gruesos. Rota s inmedia ta mente la s membra na s, se presentó a nuestra vista la pelvis y miembros inferiores de un feto de término. Su extra cción se hizo rá pida y con toda felicida d, tra ta ndo el opera dor de presenta r a los menores diá metros feta les en sentido tra nsversa l y ha ciendo da r, por último, a la ca beza movimientos, a l desprenderse, fijá ndose a l pubis como un pa rto norma l. Sin a ccidente el que menor tra nscurrió este difícil tiempo de la opera ción. Luego se ligó y cortó el cordón. Este niño ha esta do cuida do de un a yuda nte y de la ma trona . b. La pla centa , cuya inserción encontrá ba se en la ca ra posterior y ha cia el fondo, se extra jo norma lmente. Inmedia ta mente después de esta extra cción vino una fuerte contra cción del útero. La ca vida d del útero se limpió bien con esponja s a séptica s y con a gua esteriliza da . La hemorra gia fue poco a bunda nte. Afirma rse puede que la opera da perdió menos sa ngre que en un pa rto norma l. c. Permea bilida d del cuello uterino.- Desemba ra za do el útero de todo coá gulo y limpia da su ca ra a nterior por medio de compresa s con a gua esteriliza da , se procedió a efectua r la s sutura s uterina s. La contra cción del útero ha bía ya reducido a 8 cm. La incisión y la s pa redes que a l corte presenta ba n un espesor de 8 mm ha bía n a dquirido un espesor triple de 25. Esta misma contra cción ha bía disminuido mucho la sa ngre. d. Sutura uterina .- Se pra ctica ron 8 sutura s profunda s entrecorta da s con seda fuerte. Ninguna vez se desga rró el tejido uterino. La sutura del peritoneo viscera l se hizo con ca tgut, fue continua . e. Sutura abdominal.- Sutura peritoneal, continua con catgut. Sutura de los planos músculo aponeuróticos. Aquí no hubo necesidad de hacer suturas profundas, visto lo en extremo delgado de las cubiertas. Después de un lavado cuidadoso de la enferma, aplicación del apósito y vendaje, se la trasladó a su cama, en donde se la abrigó convenientemente. f. Ca ntida d de cloroformo emplea da : 60 gra mos. Ergotina : 2 gra mos, solución Dusa rt. Día de la opera ción, tempera tura 37.2 º C. 28 de Noviembre 37.2 º C, 100 de pulso. Duerme tra nquila . 29 de Noviembre. A la s 4 A.M. vómitos biliosos; vientre un poco meteoriza do. Se le a conseja toma r trocitos de hielo y cha mpa gne hela do. T 37.5 º C, pulso 100. 30 de Noviembre. Los vómitos continúa n. La enferma ha dormido, sin emba rgo el meteorismo del vientre ha a umenta do. Se indica cha mpa gne hela do. Hielo. Leche. Una inyección de ergotina . La enferma a cusa ba la existencia de un tumor cerca del ombligo. Duerme tra nquila a esta hora con toda regula rida d. T 36.9 º C, 80 de pulso. En la noche T 37 º C, pulso 110. 01 de Diciembre. Los vómitos siempre la ha n molesta do, pero mucho menos por los día s a nteriores. El meteorismo disminuye. T 37.3 º C, pulso 110. Por la noche T 37 º C, 120 de pulso. 02 de Diciembre. El esta do de la enferma es muy bueno. Siente sólo mucho a petito. Se la permite toma r hela dos de leche. T 37.5 º C, pulso 90. En la noche T 37.8 º C, pulso 100. 03 de Diciembre. Sigue muy bien. Alta a los 24 día s. El Dr. Adolfo Murillo a grega : Debo ha cer dos observa ciones, la primera es la confirma ción ha bida de este ca so del signo de Leopold pa ra conocer si la pla centa está invertida o no en la ca ra a nterior del útero. La proximida d de la s trompa s por la ca ra a nterior existía a quí y la pla centa se encontró en conformida d con lo dicho por este profesor en la ca ra posterior. Si la s trompa s hubiera n esta do a proxima da s por la ca ra posterior, signo ha bría sido de otra coloca ción del órga no va scula r útero – infa ntil. Las ligaduras uterinas fueron practicadas con seda. En la primera, o sea la muscular, compendió la mucosa uterina y se había limpiado con cuidado. Del afrontamiento fácil que obtuve, colegí que es inútil seguir el procedimiento de la ablación de la pequeña rebanada que aconseja Sänger. En la peritoneal o serosa, comprendí la parte superficial del músculo uterino para mantener más segura la coaptación de las superficies afectadas. Toda s la s sutura s, exceptua ndo la de la serosa peritonea l a bdomina l, fueron pra ctica da s con seda . He elegido esta susta ncia pa ra evita r hemorra gia s, flojeda d de los nudos y por su ma yor comodida d. El hecho de no ha ber tenido molestia s de ningún género en la conva lecencia , me ha decidido pa ra continua r usa ndo en lo futuro la seda como mejor ma teria l en la s sutura s. El progreso ta n a dmira bles lleva dos a ca bo en la cirugía a bdomina l, de lo cua l es una prueba nuestra última observa ción, a bre un a ncho horizonte a la obstetricia y permitirá a los coma drones ser ma s a trevidos en los ca sos difíciles. ¡Oja la llegue un día en que la embriotomía no sea pra ctica da en fetos vivos, ni menos a conseja da ! La huma nida d la recla ma . 187