Los Manuscritos del Qunram descubiertos en el desierto del Mar

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Los Manuscritos del Qunram descubiertos en el desierto del Mar
Església Bíblica d'Olot
Los Manuscritos del Qunram descubiertos en el desierto del Mar Muerto
El descubrimiento de los Rollos de Mar Muerto a mediados del siglo XX parece el guión de una película de Indiana Jones,
aunque en cuestión de detalles hay muy distintas versiones. Todo descubrimiento trae consigo unos enigmas que
despiertan a los más curiosos. Muchos de nosotros, especialmente varones, en algún lugar de nuestra infancia hemos
soñado en ser los afortunados del destino, al caer en nuestras manos los tesoros de algún rey desconocido, o los
dichosos herederos del testamento dedicado "Al que me encontrare", sin olvidar las muchas monedas de oro, planos de
rutas misteriosas y como no, los descubridores de la "isla del tesoro".
Debe ser fascinante el poder ser testigo visual de un descubrimiento notable. Esto no debe de ocurrir todos los días,
pero ocurre a menudo. Muchos de ellos apenas transcienden al público en general ya que son más bien
descubrimientos que sólo pueden satisfacer la curiosidad de un sector un tanto especializado. El mundo científico se hacía
eco del mamut rescatado en Siberia. Era un macho de 47 años. Excepto su cabeza, todo su cuerpo mantiene los
tejidos intactos. El cuerpo del Mamut fue congelado hace, dicen ellos, 23.000 años (posiblemente no más de 7.000
años). Ya en 1977 se encontraron ocho ejemplares de la misma clase, pero su estado de conservación no era bueno, y
no contenían tejidos para analizarlos. De este mamut se extraerán tejidos para intentar clonarlo con una elefanta
asiática. El Mamut media 3,30 metros de alto y pesaba 4 toneladas. Este fue trasladado en el bloque de hielo en que
fue encontrado a Khatanga, en donde estará en el Museo del Frío. En abril de este año, se publicaron en Beijing los
diez nuevos descubrimientos arqueológicos de 2004. El anuncio fue hecho por la institución no gubernamental de mayor
autoridad en el círculo arqueológico de China. De 2002 a 2003, la Administración Estatal de Reliquias Culturales analizó
más de 1.100 proyectos de excavación, lo que supuso un exhaustivo proceso de selección. Algunos de estos
descubrimientos son de notable importancia, tales como la Copa de bronce de la dinastía Xia (siglo 21-siglo 17 a.C.),
desenterrada en Erlitou; un adorno de bronce con incrustaciones de turquesa, encontrado en Erlitou; una columna en
forma de remo encontrada en el sepulcro de la zona del palacio de Erlitou en la localidad de Yanshi, provincia de
Henan. Todos y cada uno de estos descubrimientos tienen su peso de importancia, pero ninguno puede superar a los
rollos del Mar Muerto. La razón es que estos rollos hablan por sí mismos, mientras que cualquier otro descubrimiento que
no tenga palabras en sí mismo viene a ser un testimonio mudo y, aunque tiene mucho que decir, poco se le puede oír.
Quizás al antiguo Ugarit, descubierto en 1929, se le oye hablar, aunque no con tanta intensidad. Este consistía en una
enorme colección de tabletas de arcilla que llevaban estampada una escritura alfabética cuneiforme desconocida hasta
entonces, que ayudó a comprender el hebreo primitivo y el conjunto de imágenes poéticas y religiosas del Antiguo
Testamento. La piedra Rosetta, descubierta en 1977, describía en tres inscripciones una sobre otra, en griego, egipcio
demótico y egipcio jeroglífico, un edicto de Tolomeo V. Después de cuatro años de arduo trabajo en comparar los valores
conocidos de las letras griegas con los desconocidos caracteres egipcios, se logró descifrar los misterios de la antigua
lengua egipcia. Pero ninguno de éstos son comparables a los más de 800 documentos que nos acercan a los escritos
bíblicos, a la historia de un pueblo, a situaciones políticas, culturales, religiosas y un sin fin de circunstancias que ninguna
vasija por antigua que sea nos podría decir. Esta es la razón por la que los Manuscritos del Mar Muerto han sido
considerados como "el hallazgo de manuscritos más importante de los tiempos modernos" dijo W. F. Albright, uno de
los principales arqueólogos palestinos de esa época. La historia del descubrimiento de los rollos del Mar Muerto contiene
el mejor guión para una película de gran taquilla, aunque seguramente habría que escoger al azar los muchos guiones que
se pudieran encontrar. Nosotros escogemos este. Un día cualquiera de los años 1946 o 1947, tres jóvenes beduinos
apacentaban sus cabras, o tal vez eran ovejas, por la franja oeste del Mar Salado y los acantilados que dan paso a las
colinas del desierto de Judea y las tierras más altas. Los jóvenes eran tres, aunque el más conocido era Taamire, (el
lobo), llamado Muhammad ed-Dhib. Siguiendo los pasos de una cabra que se había extraviado a los pies de los
acantilados, uno de los pastores se acercó hasta la entrada de una de las muchas cuevas. La historia cuenta que el
pastor lanzó una piedra al interior de la cueva y oyó un ruido como si algo se hubiera roto. Miró al interior y vio una serie de
grandes jarras. Según otra versión, el pastor echó a correr asustado ante lo que creyó que era un jinn, (criatura de la
mitología árabe que se creía moraba en el desierto). Regresó con uno o dos compañeros y revolvió todo aquello, que
resultaron ser diez jarras, en una de las cuales encontraron tres fardos, dos de ellos enrollados en una tela. Volvieron al
campamento donde abrieron los fardos y desenrollaron una larga tira de cuero cubierta de una misteriosa escritura. No
le prestaron mucha atención, ya que para ellos carecía de interés. De todas maneras estos fardos les acompañaron
durante varias semanas en su caminata. Al cabo de poco tiempo llegaron al mercado de la ciudad de Belén y llevaron
sus fardos a su tratante habitual, de nombre Khalil Iskander Shadin, "kando". Este cogió los fardos y se dirigió al taller de
un zapatero remendón pensando que podría usarlos para remendar. Después de algunos días, el zapatero sintió la
suficiente curiosidad para llevarlos al monasterio de San Marcos para intentar conocer más acerca de ellos. A partir de
aquí existe un suspense de lo que Kando hizo con los rollos. Algunos incluso apuntan que fue él que organizó
búsquedas en la misma cueva. Lo que sí es cierto es que como resultado de las búsquedas se hallaron siete rollos. Un
tal Mar Athanasius Jeshua Samuel compró cuatro de ellos por un precio de 100 dólares al cambio de la época. Mar
Samuel entró en contacto con un profesor judío de la Universidad Hebrea. Por aquella época ya se oía que nuevos rollos
se vendían y tenían cierto valor. El profesor Eleazar Sukenik se desplazó a Belén, donde le enseñaron los tres
manuscritos restantes y los adquirió. Fue el 27 de noviembre de 1947, al parecer, el mismo día que se votó en la ONU la
creación del Estado de Israel. Los tres manuscritos eran: un rollo incompleto de Isaías, una colección de himnos que se
asemejaban a los Salmos bíblicos, y el relato de una guerra alegórica entre la luz y las tinieblas. Intentó comprar los cuatro
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restantes pero Mar Samuel no quiso ya que él se consideraba capacitado para poder apreciar el valor y la antigüedad de
los documentos. Pronto entró en contacto con la American Schools of Archeological Research, donde John Trever
fotografió los rollos. Ellos identificaron los textos, e interpretaron que se trataba de documentos con un valor considerable,
ya que eran extraordinariamente antiguos. Pronto se dio a conocer a todo el mundo y el 12 de Abril de 1948 salió
publicado. Mar Samuel llevó los rollos a América con el propósito de venderlos. El junio de 1954 salió un anuncio en el Wall
Street Journal donde decía: Los cuatro rollos del Mar Muerto. Manuscritos bíblicos to at least 200 B.C. are for sale. This
would be an ideal gift to an educational or religious institution by an individual or group. Como era de suponer, fueron
adquiridos por el Estado de Israel a cambio de 250.000 dólares y acto seguido fueron incorporados a los tres rollos de
Eleazar Sukenik. Hoy día podemos contemplar los rollos de la Cueva 1 en el Santurario del Libro, un edificio anexo
construido junto al Museo de Israel en Jerusalén. La mayor parte de los demás códices no están expuestos al público,
aunque disponemos de amplia información de ellos, incluso en CD- Rom. En enero de 1949 identificaron la cueva y la
inspeccionaron a fondo. Se localizó a un kilómetro al norte de una ruinas detrás de Wadi Qumrán. Dos años más tarde,
convencidos de que existía una estrecha vinculación entre los rollos y los vestigios de una fortaleza romana no muy lejos
de allí, volvieron a inspeccionarlo y fue entonces cuando comenzaron las excavaciones en Qumrán. Pronto se comprobó
que la cerámica encontrada en la cueva y la enterrada en Qumrán eran idénticas. Parte de ella era irrefutablemente
romana. De este modo se comprobó que la fecha atribuida en principio a los manuscritos, alrededor del 100 a.C., era
errónea. Se encontraron monedas en los escombros que indicaban que los edificios habían permanecido habitados hasta
la primera rebelión de los judíos contra roma en 66-70 d.C. Los habitantes de Qumrán habían escondido sus manuscritos
durante aquella guerra. A medida que continuaba la tarea, se fueron encontrando nuevos manuscritos en otras cuevas
de los alrededores. Se descubrieron un total de once cuevas más, que es el número actual. En 1952 se hallaron las
Cuevas 3 y 5; y en 1955 cuatro más, las Cuevas 7,8,9 y 10. La Cueva 4, que está literalmente a tiro de piedra de
Qumrán, la pasaron por alto. La encontraron los beduinos en el verano de 1952 y se apropiaron con ello del depósito de
manuscritos más rico de todos. Los taamires descubrieron también otras dos cuevas; la 6 en 1962 y, en 1956, la
Cueva 11, que contenía varios documentos grandes, entre ellos un Rollo de Salmos y una paráfrasis aramea de Job.
En 1967 Yigael Yadin, hijo de Sukenik pudo hacerse cargo del Manuscrito del Templo. Este es el documento más
extenso de los aparecidos en un escondite de Qumrán, que se halló en le Cueva 11. Tiene 8,6 metros de largo. El
manuscrito de Isaías completo, con los sesenta y seis capítulos, mide sólo 7,3 metros. Todavía se desconoce cómo este
manuscrito pudo ser obtenido, pero es sabido que fragmentos y manuscritos completos se hallaban en manos ilegales y
todavía se cree que pueden circular algunos otros. La primera entrega de la historia de los Manuscritos del Mar Muerto
sólo había acabado de empezar. Los manuscritos habían sido hallados y empezaba un largo camino para poner en orden
toda la información recibida. A todos estos descubrimientos arqueológicos se les "oía hablar" y había que poner el oído bien
atento para no perder nada de lo mucho que tenían que decir. Más de 800 documentos de 11 cuevas diferentes y
clasificados de la manera más diversa para su identificación hacen de su estudio y consideración lo que los ingleses
llamarían "a life time purpose", la labor de toda una vida. Con toda esta información no hemos de perder de vista que los
Manuscritos del Mar Muerto no sólo pertenecen a las cuevas del Qumrán sino que existen otros lugares en donde se
han hecho excavaciones con grandes resultados, aunque a la luz de los de Qumrán han quedado un poco al margen.
Estos son las cuevas de Bar Kojba, la fortaleza de Masada y las ruinas de Mird, a mitad de camino entre Belén y
Qumrán. 1. Las cuevas de Bar Kojba. Se excavaron cuatro cuevas y encontraron que habían sido usadas por árabes
de la Edad Media, que habían dejado allí alfarería, tejidos, una o dos monedas y unos cuantos fragmentos de papel con
textos en árabe, fechados en 938 d.C. Se encontraron unos cuantos papiros latinos, muy dañados, con fecha del siglo
segundo d.C., aunque el más importante fue un documento a un héroe guerrero llamado Bar Kojba, de aquí el nombre
de la cueva. Se halló también en otras cuevas un rollo de los profetas menores, en hebreo, bastante extenso pero muy
deteriorado y veinticuatro fragmentos de una traducción griega de los Profetas Menores. En otra cueva se halló un
importante depósito de documentos en hebreo, arameo y griego, algunos fragmentos bíblicos y un archivo privado de
treinta y cinco escrituras de propiedad en arameo, griego y nabateo, fechados entre el 93 y el 132 d.C. 2. Los
manuscritos de Masada. Masada es una fortaleza de roca que hizo construir Alejandro Janeo (103-76 a.C.). Debe su
fama sobre todo al valor de la guarnición de zelotes que se apoderó de ella en el 66 d.C. Tras un largo asedio por los
romanos, se convencieron de que era mejor quitarse la vida que rendirse, lo cual hicieron. En el periodo de 1963 y 1965
se hicieron excavaciones en Masada, que dieron como resultado el hallazgo de nuevos documentos. Los textos de
Masada incluyen la Biblia (fragmentos de Génesis, Levítico, y Salmos), los Apócrifos (veintiséis grandes fragmentos
pertenecientes al Eclesiástico en hebreo o Sabiduría), un pequeño fragmento de una Liturgia Angélica, un papiro
hebreo y griego, más de doscientos fragmentos de cerámica con inscripciones en hebreo y arameo, y varios papiros
latinos dejados allá por los romanos. 3. Los fragmentos de Mird. En el verano de 1952, los beduinos pusieron a la venta
un nuevo tipo de material manuscrito. Se trataba de fragmentos en griego del Nuevo Testamento (Marcos, Juan y
Hechos) y el libro de Sabiduría pertenecientes, según la paleografía, a los siglos 5-8d.C. Otras reliquias del Antiguo y
Nuevo Testamento (Josué, Mateo, Lucas, Hechos, Colosenses), que estaban transcritas en sirio-palestino. También
había textos griegos no bíblicos, así como papiros sirios y árabes. Estos manuscritos siempre han quedado al margen del
estudio de los Rollos del Mar Muerto, aunque son incluidos como tales. Los Manuscritos del Mar Muerto produjeron un
gran interés dentro de la comunidad israelí, pero los muchos descubrimientos y todo el trabajo de clasificación, traducción
etc., llevaron a un cansancio inevitable. Los eruditos israelíes habían perdido el ímpetu y la rapidez del principio, así que ni
los documentos de Bar Kojba, ni los textos de Masada se han publicado. Hay miles de fragmentos de la Cueva 4 que
todavía no han sido traducidos, aunque hay material suficiente traducido para ser publicado. Como podemos imaginar el
trabajo debe de ser inmenso. La selección de los textos, su organización, traducción y publicación no es trabajo de un día.
Llevan hasta la fecha más de cincuenta años intentando traer a la luz pública todo el trabajo realizado, ahora
podemos saber que la clasificación de los rollos ha sido dividida en tres categorías: 1. Liturgia judía en parte ya conocida.
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Unos 400 manuscritos Son textos no bíblicos y literatura judía de carácter no herético. Algunas de estas obras ya eran
conocidas, ampliamente conservadas por las iglesias cristianas. Libros conocidos como apócrifos, tales como Enoc, los
Jubileos, Tobit y Ben Sira, aunque muchos de ellos se habían perdido ya en época antigua. 2. Composiciones heréticas.
Unos 200 manuscritos. La cuarta parte del total de los manuscritos recibe el nombre convencional de "textos heréticos",
y se trata de documentos que se asocian con la comunidad de Qumrán y el más amplio movimiento esenio del que
forma parte. 3. Libros bíblicos. Unos 200 manuscritos. La cuarta parte de todos los manuscritos corresponde a copias de
textos de las escrituras, el Antiguo Testamento. En esta categoría se debe incluir a los tefillin y mezuzoth (cuyo contenido
es exclusivamente textos de la escrituras), así como textos targuménicos, que son las traducciones de textos de las
escrituras. En las Cuevas del Qumrán han aparecido todos los libros del Antiguo Testamento, con la excepción del libro
de Ester. Se hace mucho énfasis en que la Torah está al completo, así como los libros de Isaías y Malaquías, venerados
en particular por predecir el futuro inmediato de Israel. En cambio, en Qumrán, no se han hallado textos del Nuevo
Testamento, Como podemos observar, una de las contribuciones más importantes de los Manuscritos del Mar Muerto
son los numerosos manuscritos bíblicos que han sido descubiertos. Hasta los descubrimientos de Qumrán, los
manuscritos de Escrituras hebreas más antiguos eran copias de los siglos 9 y 10 d.C., de un grupo de escribas judíos
llamados los Masoretas. Ahora tenemos manuscritos 1,000 años más viejos. SFrederick Kenyon escribía en su libro
Our Bible and the Ancient Manuscripts (1939) las siguientes palabras: No es nada probable que vayamos a encontrar
jamás unos manuscritos escritos en hebreo que se retrotraigan a una época anterior a la formación del que conocemos
como texto masorético" (pág. 48). Antes de pasada una década, la afirmación de Kenyon ha quedado desautorizada.
La asombrosa verdad es que estos manuscritos masoréticos y los del Qumrán ¡son casi idénticos! Esto es un firme
ejemplo del cuidado y esfuerzo que los escribas judíos ponían a través de los siglos en copiar las Santas Escrituras.
Podemos tener confianza de que nuestras Escrituras del Antiguo Testamento representan fielmente las palabras dadas
a Moisés, David y los profetas. Estos manuscritos han aglutinado un nuevo estilo de estudio de la Biblia y el Nuevo
Testamento, aunque lamentablemente son examinados por la crítica textual con el propósito de encontrar nuevas
argumentaciones para sus bases liberales. No usan los textos para reafirmar lo antiguo, sino los usan para postular
nuevas ideas. Estas ideas son contrarias al gran texto sagrado, Las Sagradas Escrituras. Dicen abiertamente que sus
bases se han visto afectadas por una valoración nueva del cristianismo y que ninguna nueva vida de Jesús podrá
escribirse satisfactoriamente sin tener en cuenta estos manuscritos. La verdad es que ninguno que crea en el Jesús de
la Biblia tiene interés alguno en escribir una nueva vida suya. Todo lo que debíamos saber de él lo tenemos revelado.
Tampoco ninguno que cree en la autoridad de la Biblia va a tener una nueva valoración del cristianismo basada en unos
manuscritos, que si bien son de gran utilidad, no tienen en sí autoridad en materia de fe. Estos manuscritos son una
prueba más del regalo de Dios al hombre a través de su providencia. Dios ha querido revindicar su palabra con estos
textos y no alterarla. Nuestras Sagradas Escrituras dan prueba de su firmeza una vez más y son claro testimonio de
que Dios ha inspirado, guiado y preservado su palabra en medio de las generaciones. Bibliografía - DAVIES R., PHILIP:
Los Rollos del Mar Muerto y su mundo, Alianza Editorial, S.A., Madrid, 2002- VERMES, GEZA: Los Manuscritos del Mar
Muerto, Muchnik Editores, S.A., Barcelona, 1987.
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