El gran abrazo

Transcripción

El gran abrazo
Paolo Curtaz
El gran abrazo
Vía Crucis
Il grande abbraccio
Via Crucis
Paolo Curtaz
@Edizioni San Paolo, s.r.l. 2011
Piazza Soncino, 5
20092 Cinisello Balsamo, Milán.
ISBN: 978-88-215-6869-5
Traducción: Carlos Villalobos
El gran abrazo
Vía Crucis
Primera edición, noviembre 2013
Con las debidas licencias
ISBN: 978-607-8293-30-8
Hecho en México.
Derechos @ reservados a favor de:
Obra Nacional de la Buena Prensa, A.C.
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Se terminó de imprimir esta primera edición el día 23 de noviembre de 2013, festividad del
beato Miguel Agustín Pro, en los talleres de Offset Santiago, S.A. de C.V. Río San Joaquín
436. Col. Ampliación Granada. 11520 México, D.F. Tel. 9126 9040.
–2–
Prólogo
¡Vengan, rápido!
Arrestaron al Nazareno.
Esta vez en verdad exageró,
transgredió todo límite.
Su manera demasiado
audaz de hablar de la ley.
Su presunción irreverente.
Su vida blasfema.
Decía que Dios era su Padre,
equiparándose a él.
Vengan,
Veamos el espectáculo.
Este Vía Crucis se apega en gran medida al formato acorde a la narración
evangélica de la pasión, que se ha utilizado durante los últimos años en el Via
Crucis del Viernes Santo en el Coliseo, en Roma.
–3–
I ESTACIÓN
Jesús en el Huerto de los olivos
Guía: Te adoramos, Cristo, y te bendecimos
Todos: Porque por tu santa cruz redimiste al mundo.
Del Evangelio según san Lucas (22, 41-42)
Se arrodilló y oraba:
“Padre, si quieres, aparta de mí este cáliz.
Pero no se haga mi voluntad, sino la tuya”.
Se le apareció un ángel del cielo para confortarlo.
–4–
Meditación
Ha llegado la hora de las tinieblas.
El Adversario está aquí.
Lo venciste en el desierto,
lo lanzaste del corazón de los hombres
cuando anunciabas la Palabra.
Ahora regresa, como lo prometió,
para hacerte creer que todo es inútil.
Inútil: ¿Acaso no ves que los tuyos duermen?
Inútil: ¿Acaso no escuchas los pasos de aquel que te traicionó?
Inútil: ¿A quién le importa tu sacrificio?
Un ángel viene a consolarte: ¿Qué te habrá dicho?
¿Cuáles palabras te susurró para el último y definitivo sí?
Claro: seguramente nos presentó ante ti.
Te mostró a los hombres y mujeres
que a lo largo de la historia te han amado.
No, Señor, tu sacrificio no ha sido inútil: yo estoy aquí.
Oración
¡Señor, cuánta angustia en tu corazón!
Es la angustia de quien muere,
es nuestro propio miedo, nuestra misma soledad,
el mismo abandono que quisiste sentir,
para que nadie pudiera ya decir:
¿Dónde está Dios?
Señor, permítenos que no hagamos inútil tu sacrificio.
–5–

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