el ayuno consciente

Transcripción

el ayuno consciente
EL AYUNO CONSCIENTE
Ayunar no es simplemente “no comer”, ni “dieta cero”, ni “comer la mitad”, tampoco “dieta
líquida”... ni siquiera es del todo correcto decir que sea “pasar hambre”, como veremos más adelante.
Y ¡sorpresa!: el ayuno tampoco es ni una cura ni una medicina: el ayuno es el proceso por el cual
dejamos que el cuerpo (o los cuerpos, para ser exactos) se curen a sí mismos...
Los ayunos forzados que resultan un suplicio o sacrificio “penoso” no están bien enfocados y
no producirán los efectos de alegría, paz y control lúcido que se pretenden alcanzar. Es como ser
vegetariano por convicción o dogma... a medio o largo plazo no suele funcionar. El polo opuesto a esta
idea de ayuno penoso es “El Ayuno Consciente”, que es intencionado, decretado y dirigido por el
individuo, y esas cualidades son las que hacen que funcione como espada de doble filo: un filo
material-biológico, y otro filo espiritual. Si no es consciente, el ayuno será simplemente un instrumento
de sanación a nivel biológico, lo cual, por otra parte, tampoco está nada mal. Por lo tanto la autoprivación de alimento se convierte, más que en una costumbre adoptada que forzamos sobre nosotros,
en un ritual: según el Maestro Jesús, ayuno y oración son dos partes de la misma cosa, o dos cosas que
llevan hacia el mismo sitio: “el Padre” (o la Unidad).
La definición “terrenal” del ayuno sería: “descanso fisiológico durante el cual el organismo indica
que no es momento de introducir comida, sino de eliminar las sustancias de desecho y los residuos tóxicos
acumulados con el tiempo en el cuerpo”. La definición espiritual, la podrás leer entre líneas.
DES-MITIFICACIONES SOBRE EL AYUNO
- El ayuno no tiene por qué implicar un menor rendimiento físico (incluso a veces es lo
contrario), aunque sí se experimenten fases de evidente debilidad o flojera. Se puede hacer incluso
deporte (si uno está habituado), y sobre todo, pasear, se puede pasear todo lo que uno quiera, pero la
regla general respecto al ejercicio físico es no realizar esfuerzos excepcionales ni mucho menos
“competitivos”.
- Se adelgaza bastante, sí, pero menos de lo que se suele decir. Se pierde toda la grasa y los
líquidos, pero la masa muscular no tiene por qué reducirse (ver párrafo anterior).
CONSEJOS EN CUANTO AL ENTORNO
- El ayuno, debe ser privado, es decir, tan personal e “íntimo” como una oración o un decreto.
Los demás no tienen porqué saber que estamos ayunando, ¿qué motivo puede haber para que
vayamos haciendo publicidad de ello? (a no ser que ayunemos “en grupo” o estemos entre miembros
de nuestra “comunidad espiritual”, se interprete como se quiera interpretar semejante concepto). Si
tenemos un acto social inevitable y no queremos comer, más vale argumentar “molestias de
estómago” que tener que estar explicando a todo el mundo todo nuestro proceso de ayuno consciente,
perder la fuerza por la boca, y de paso, el tiempo. Mejor empezar el ayuno habiendo solucionado
temas de agenda, citas y obligaciones de cualquier tipo.
- Contacto con la madre Tierra, la Naturaleza. Una casa con jardín, aislada, por ejemplo, es un
entorno idílico para el ayuno (bueno, y para todo). Por supuesto que esto no siempre es posible, pero
siempre habrá que tender hacia este ideal (sitios apartados, o casas tranquilas con parque cerca, o piso
de ciudad limpio de energías, ruidos y desarmonías). Aire libre (y limpio) en la medida de lo posible.
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- Evitar siempre que se pueda las relaciones
con otras personas, actos sociales y “parloteo
banal”, vampirismo “social” y otros desórdenes
occidentales. Cuanto más “solos” estemos, mejor.
Lo ideal es hacerlo en periodos de vacaciones y
libres de compromisos sociales, pero eso no quiere
decir que no se pueda hacer perfectamente un ayuno
durante días de jornada laboral o si trabajamos de cara al
público o vivimos en una casa de familia numerosa... etc.
Lo más importante realmente es la actitud interna
de aislamiento, siempre y ante todo. No hay que
caer en dogmatismos. Si el entorno, acompaña,
pues mejor, si no, pues bien también.
¿CUÁNDO AYUNAR?
- Lo primero: ¿cuándo NO ayunar? Pues en el caso de padecer alguna patología avanzada
como cáncer, problemas coronarios graves o insuficiencia renal. En casos como úlcera de estómago o
de duodeno, es preciso tomar muchas precauciones. Las personas tomando “medicinas alopáticas” no
deberían ayunar, ni mucho menos ayunar y seguir medicándose, así que habría que terminar la medicación
o bien consultar al “médico alopático”. Y tampoco es aconsejable el ayuno como terapia para perder
peso, 1º porque el ayuno no es una terapia, y 2º porque no funciona: si no hay cambio posterior en los
hábitos alimenticios casi siempre se vuelven a retener los líquidos y las grasas a corto o medio plazo.
- El ayuno es especialmente útil para sanar enfermedades leves como gripe (que ya de por sí
predispone al cuerpo a beber mucho, comer poco y buscar un sitio calentito), el estreñimiento crónico
(beneficia a todos los órganos relacionados con la digestión como el hígado, o páncreas), y trastornos
digestivos en general. Para solucionar enfermedades más complicadas, es mejor consultar
especialistas antes. No perdamos de vista que la fiebre y el ayuno son dos medidas excelentes que el
cuerpo utiliza por naturaleza para sanarse.
- Es una preparación magnífica para el embarazo (nunca durante). El ayuno también
predispone a la fertilidad en las mujeres.
- No conviene de ninguna manera ayunar “siempre que uno tenga la posibilidad”, sino
hacerlo con consciencia, en determinadas épocas al año (dos por ejemplo), durante 7, 14, 21 días... y
¡hasta 40! Se recomienda empezar con un ayuno de 7 días (un ciclo), porque si nunca se ha ayunado,
tenemos primero que enseñar a nuestro cuerpo a pasar por sí mismo de la fase de “utilizar reservas
externas” a la de “utilizar las reservas internas”. Una vez que el cuerpo aprende, los siguientes ayunos
suelen ser más sencillos y llevaderos, y pueden ser más cortos o más largos. El primer ayuno serio
suele ser el más delicadillo.
Aquí entran otras consideraciones “esotéricas”, ya que parece haber una especial relación del
número 7 con el trabajo espiritual “no os impacientéis ya al tercer día, tened paciencia hasta el séptimo día
[...] vuestro Padre Celestial siente por vosotros un amor infinito, ya que os permite pagar en siete días los
pecados de siete años. A aquellos que adeuden siete años y enfermedades, pero que paguen honradamente por
ellos y aguanten hasta el séptimo día, el Padre Celestial les perdonará todas sus culpas”1.
- Otras dos opciones de ayuno (más fáciles de llevar a cabo una vez que se ha enseñado al
cuerpo a ayunar), son...
a) el ayuno de un día a la semana, o “del séptimo día”, que recomiendan muchas
tradiciones iniciáticas (como la esenia), o la medicina aryuvédica.
b) el ayuno de ciertas comidas al día, especialmente la cena. De hecho, y apartándonos
un poco del tema del ayuno, lo ideal sería hacer dos comidas al día, una “cuando el sol
está en su cenit”, y otra cuando “el sol se va a poner” (yéndonos a la cama con el
estómago vacío y la digestión hecha), nunca saciarse, no comer nada muerto (o más
gráficamente: matado), y seguir una “dieta dulce”, es decir, lo “dulce” por la mañana y lo
1
Es importante no olvidar que en esta cita los términos “pecado”, “culpas”, “pagar” etc. hay que entenderlos en el contexto de
su época y como términos metafóricos puestos en boca del Maestro Jesús según “El Evangelio de los Esenios”. Equivalen a
actitudes erradas, alimentos-emociones negativas que nos hemos “comido” anteriormente, contaminación energética, la ley de
causa-efecto, karma, etc.
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“salado” por la tarde... (dulce y salado en este caso no quiere decir sal o azúcar...: “dieta
dulce” es un término metafórico).
- Más allá de lo físico/biológico, podemos ayunar cuando queramos realizar una limpieza a
todos los niveles, cuando entremos en una fase de introspección o ejercicios espirituales, en
procesos de sanación del inconsciente, cuando queramos sutilizar el cuerpo (que deberíamos
“sutilizar” por sistema, no sólo con ayunos), cuando estemos viviendo un proceso iniciático, cuando
nuestro Ser Interno nos lo “sugiera”, etcétera.
- Tenemos que señalar, a pesar de todo lo dicho, que hay autores que desaconsejan
totalmente ayunos totales que duren más de tres días. Totales; es decir, que sí consideran ayunos
más largos si son ayunos a base de frutas o vegetales. Para muchos el ideal del ayuno (física y
espiritualmente) son tres días.
NORMAS ESENCIALES DURANTE EL AYUNO
- La primera y FUNDAMENTAL, es beber mucha agua (y si es mineral natural, mejor que
mejor, es un gasto mínimo que puede compensar enormemente; algunos autores aconsejan incluso
agua destilada). Una de las más aconsejadas es Solán de Cabras, aunque al ser un
agua algo “dura” tiene un sabor peculiar; en caso de preferir el sabor del agua más
blanda, se puede optar por alguna otra tipo Lanjarón, o bien mezclarlas. El agua
“mineral” que venden a bajísimo precio de ciertos supermercados bajo marcas blancas
o desconocidas, no está garantizada de ninguna manera; ya que en la calidad del agua
no sólo cuenta “que sea de grifo o no”, sino de dónde sale, cómo -y durante
cuánto tiempo- se almacena, y qué tipo de mineralización contiene. Si ya en la
vida cotidiana es importantísimo beber agua, durante el ayuno es de capital
importancia. Beber menos de litro y medio al día mientras hacemos el ayuno
consciente, puede tener graves consecuencias, ya que el organismo durante
el ayuno no puede compensar esta carencia de agua de ninguna de las
maneras habituales de épocas de no-ayuno (como por ejemplo, sacándola
del intestino). En ningún caso hay que esperar a tener sed para beber agua, a pesar de que
lo hemos visto recomendado en varios sitios. La sed no es un aviso de que “el cuerpo pide
agua”, sino un aviso de que estamos padeciendo un “grave déficit” de ella.
- Al principio puede convenir combinar zumos de frutas (o verduras MUY
diluidos, en especial si la persona es hipoglucémica conviene que tome zumos de verduras
e incluso soja líquida o crema de soja) e infusiones (de la mejor calidad posible, sin azúcar), y seguir
así durante todo el ayuno, o quedarse sólo a agua... según nos diga el instinto. Lo mejor será beber las
tres cosas: zumos, infusiones (ilimitadas, siempre que no se endulcen, claro) y agua pura (sin límites).
Se recomienda beber los líquidos lentamente, paladeándolos.
- Los zumos: no más de dos vasos por la mañana y dos por la tarde, ni demasiado espesos
(serían demasiado ricos en fructosa); se pueden aclarar con agua todo lo que a uno le apetezca. Mejor
si hacemos los zumos a base de fruta fresca, si no, los podemos comprar, pero sin edulcorar ni
azucarar. Los zumos de verduras se toman cociendo verduras (machacadas o muy troceadas) y
posteriormente coladas (¡no hechas puré!). El zumo de black cherry (grosella?) es especialmente rico en
hierro, así que reconstituye la sangre y limpia el hígado. Y los zumos de zanahoria y papaya se
encuentran entre los más aconsejables.
Nota 1: no todos los especialistas recomiendan los zumos de verduras durante los ayunos de
más de tres o cinco días.
Nota 2: un buen zumo sería, por ejemplo el hecho con ¼ partes de apio y ¾ de zanahoria, o el
de cebolla. No añadir pastillas de caldo de verduras, entre otras cosas porque
llevan mucha sal.
- A pesar de que muchos autores lo desaconsejan, Rüdiger Dahlke
insiste en que se puede y debe acompañar la infusión matutina siempre con
una cucharada de miel (aunque se puede tomar otra por la tarde como
muchísimo). Según este autor es bastante importante porque es la mínima
glucosa que necesita nuestro cerebro para funcionar, el resto del cuerpo puede
sacar la glucosa de las grasas, pero al cerebro le resulta más difícil. Tomar más de
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esa cantidad de miel, por “truquito inofensivo” que parezca, estropea el ayuno; y
encima aumentará la sensación de hambre.
- Mascar chicle “para engañar el hambre” es otro truco poco
conveniente, porque no sólo se nos hace “la boca agua”... sino también
todo el aparato digestivo, al completo. Tampoco es muy inteligente estar
todo el rato pensando en comida, o lo de pararse en una pastelería a
respirar/comer el aroma... ¿qué sentido tiene mandarle el mensaje a
nuestro sistema digestivo de que va a tener que ponerse en funcionamiento, si
lo que perseguimos es justo lo contrario? Lo único que conseguiremos es producir jugos gástricos
inútiles y perjudiciales, y encima agudizar el hambre.
- Sería perfecto acostarse sobre las 10 de la noche y dormirse con pensamientos armónicos (o
mejor: emociones armónicas). Pero debemos ser razonables y adaptar nuestra vida real a la ideal en la
medida de lo posible (en especial a lo que se refiere a la hora de irse a dormir), si no se puede, es
absurdo caer en ansiedades ni agobios.
- Levantarnos de la cama despacito: la sangre tiene menos capacidad de lo habitual para
llegar a la cabeza y podríamos marearnos (los mareos matutinos son bastante comunes mientras se
ayuna). Hacer estiramientos todavía en la cama, y una vez de pie, algo de gimnasia suave, o mejor,
ejercicios programados de estiramientos (ver tabla de estiramientos básicos diarios añadida al final).
Lo perfecto sería empezar el día practicando algunas asanas de yoga (sólo para quienes lo
practiquen), pero sobre todo ejercicios de Tai-Chi o Chi-Kung (que potencian ambas vertientes del
ayuno que estamos haciendo: la física y la espiritual).
La ducha matutina, mejor fría, pero templada también ayuda... nunca muy caliente.
(- No olvidar ese pequeño aporte diario de miel.)
ENEMA
INFUSIONES
VARIAS
ZUMOS DE
FRUTAS
MIEL
SALES DE
GLAUBER
BOLSA/S PARA
AGUA CALIENTE
CRONOLOGÍA DEL AYUNO: FASES, ETAPAS
- El último día antes del ayuno podemos, por ejemplo, hacer una última ingestión, lenta y
consciente de una manzana; e irnos preparando física y anímicamente para lo que vamos a hacer.
Preparar el entorno y comprar lo esencial: el irrigador para enemas, una o dos bolsas de agua caliente
–mantas eléctricas, descartadas-, infusiones, frutas, zumos, miel, y sales de Glauber (tanto si las
vamos a utilizar como “diarréicas” como para mezclarlas con el agua de los enemas, como ya
veremos). No escatimemos en la calidad de estas pocas cosas, ¡toda esta inversión es mínima si
pensamos el dinero que nos vamos a ahorrar en comida...!
Podemos también pasar el último día antes del ayuno comiendo sólo fruta, como fase
preparatoria, porque además la celulosa de la fruta no fermenta con tanta facilidad como la glucosa de
los cereales o las proteínas de la carne, con lo que iniciaremos el ayuno con el intestino más limpio y
preparado.
Las personas con “malos” hábitos de alimentación (carnes rojas, comidas pre-pre-prepreparadas, alcohol, tabaco -y demás drogas-, o el 90% de la comida que se encuentra en las
estanterías del supermercado), deberían no entrar en estado de ayuno de golpe: hígado, riñones
pulmones y piel pueden sobrecargarse de toxinas de repente y tener consecuencias negativas para la
salud. Estas personas deberían realizar una fase previa progresiva similar a la dieta de salida del
ayuno pero a la inversa (ver apartado concreto sobre este asunto, al final), para no asustar al cuerpo.
Los vegetarianos o personas con hábitos alimenticios naturales, sanos y biológicos (o sea, normales) no
tienen tantos problemas con este asunto, están por naturaleza preparados ya para ayunar, si acaso con
un día de pre-ayuno les basta y sobra.
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- La mejor manera de iniciar el ayuno, es hacerlo con el intestino vacío, ya que los intestinos
necesitan readaptarse y sustituir su habitual función de “absorción” por la de “expulsión”. Si no se
vacían “por naturaleza”, tenemos varios métodos “de choque”:
1.
Beber ⅛ de zumo de repollo fermentado.
2.
Beber 30 gr. de sales de Glauber diluidas en ½ litro de agua caliente durante 10
minutos (cagalera garantizada, aviso: permanezca cerca del baño durante las
próximas horas).
3.
Recurrir al enema, o sea, la castellana y tradicional “lavativa”, para la que venden en
la farmacia bolsas especiales también llamados enemas (pasa como con las paellas).
Son pequeños recipientes de plástico o goma con un tubito y una cánula que se inserta
en el culete para meter el agua (pregunte a su farmacéutico, o vea el recuadro sobre
enemas más adelante).
Tras esta limpieza de colon, el cuerpo ya empieza automáticamente a reprogramarse. ¡El
ayuno comienza!
Durante este primer día conviene no estar muy activo. La gente hiperactiva deberá
reprogramarse para no sentirse incómoda por estar en estado de reposo la mayor parte del tiempo, de
hecho una de las virtudes y efectos deseables del ayuno, es precisamente ponerse en estado pasivoreceptivo yin, y dejar de lado el típico exceso de energía yang, la actividad, la exteriorización, el ruido
mental y el ruido de todo tipo.
- Los primeros tres días (algunas veces cuatro) son los más “difíciles”, en especial el segundo
y el tercero. Es cuando la sensación de hambre es más acuciante, y se siente uno peor. Puede haber
momentáneas palpitaciones o alteraciones del pulso, es normal. La primera decisión que toma un
cuerpo privado de alimentos es consumir las reservas de hidratos de carbono puros y duros, no es
hasta el tercer día cuando pasa a la fase de comerse las grasas y las proteínas. Una vez que el cuerpo
capta el mensaje de que “no llega alimento de fuera”, lo empieza a buscar dentro; y comienza a
autoabastecerse siguiendo un riguroso patrón: consumirá primero las cosas más superfluas y
prescindibles, y a medida que se sucedan los días irá “profundizando” en su auto-consumo... de ahí
que el límite generalmente reconocido sean los 40 días de ayuno (aunque muchos
discuten incluso esto), puesto que más allá de las cinco semanas pueden empezar a
verse afectados ya los órganos internos.
- A partir del tercer día, el cuerpo capta definitivamente el mensaje y
las cosas cambian y se calman. Aparece una sensación especial de ligereza
general.
A nivel físico empieza el autoconsumo de grasas y proteínas, incluyendo el
colesterol de los vasos sanguíneos; y el cuerpo elige primero los residuos patógenos en ambos
formatos (adiposos o proteicos), no se le ocurre, por ejemplo, ir primero a por las proteínas de los
músculos, en contra de lo que muchas veces se dice. Alrededor del tercer día, pues, empezamos a
eliminar para siempre residuos que teníamos guardados desde tiempos remotos, como medicamentos,
sustancias químicas, y todo tipo de toxinas que el cuerpo fue almacenando en el tejido adiposo cuando
no fue capaz de metabolizarlas en su momento.
La función del páncreas se restringe (incluso disminuye su tamaño), y el hígado empieza a
limpiar toda la “grasa contaminada”, trabaja duro, especialmente si es un hígado graso afectado por el
alcohol (en ocasiones también disminuye algo su tamaño).
Metidos ya en este tipo de ayuno de más de tres días, es cuando empiezan a sucederse ciclos
de limpieza-crisis cada 7 días, aproximadamente. De hecho hay una analogía evidente entre las fases
de ayuno y limpieza espiritual con las cuatro fases de la luna (7+7+7+7 = 28 días), ya
que el ayuno es un proceso arquetípicamente femenino. A partir del 7º día, se entra en
una fase de profundidad, en todos los aspectos, pero especialmente en el meditativo y
espiritual; cada 7 días añadidos, suponen un nuevo escalón en la profundidad de las
vivencias.
Tras el día 28, han desaparecido supuestamente todos los problemas.
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CONSECUENCIAS FÍSICAS NORMALES DURANTE EL AYUNO
CONSCIENTE
- Durante el ayuno el hígado y los riñones siguen trabando, incluso más
duramente que antes. El hecho de estar tumbado y el calor (zonal, o ambiental)
espolean los procesos metabólicos , así que reposar con una bolsita de agua caliente no
está de más. El proceso del hígado afectará también al estado de ánimo, y la tendencia
a la melancolía y apatía son efectos típicos por los que no hay que alarmarse.
- Sensaciones de cansancio, pesadez incluso (y no es nada raro) depresión,
como acabamos de comentar.
- Durante el ayuno ahorramos un 30% de energía, que es lo que suele
gastar el cuerpo mientras haya cualquier proceso digestivo funcionando; energía
que destinará el organismo a otros menesteres.
- Nos hemos convertido temporalmente en un “organismo yin”, por lo tanto
es normal la sensación de frío, al menos más frío del habitual (suele ser más fácil por
tanto ayunar en estaciones cálidas como primavera o verano, aunque esto no es ni
mucho menos una regla fija).
- Mal olor en orina, piel, sudor, aliento (en especial para los fumadores). A
peor olor, mayor expulsión de suciedad se está produciendo. La orina aparte de oler
bastante mal, puede espesarse, o hacerse lechosa, y en ocasiones tener como
sedimentos o arenilla... En este punto deberemos prestar especial atención al (por
otro lado, imprescindible) consumo de agua, más de la que el cuerpo pida.
- Todos los tejidos del cuerpo empiezan a fortalecerse y a tensarse, la
piel al principio se convierte en un órgano de depuración (con todas las
alteraciones que esto conlleva), pero tras el ayuno será uno de los órganos más visiblemente
beneficiados por la depuración total.
Durante el ayuno, hígado, piel y riñones adquieren una importancia especial, así que todos
los mimos posibles para estos órganos (masajes, limpiezas, infusiones, atención consciente) son
especialmente beneficiosos y recomendables.
- La sangre se espesará, y puede que se acidifique también, debido a la pérdida de líquido y la
desalación. Puede aumentar el ácido úrico y la urea (la cucharada de miel recomendada también sirve
para eliminar el ácido úrico).
- Es de esperar cierta lentitud mental, falta de coordinación, de capacidad intelectual o
racional (se potencia por otra parte todo lo intuitivo, creativo y analógico). Pueden surgir dificultades
de comprensión, percepción o concentración. Es normal, y no es ni importante ni irreversible.
- La sensación de hambre desaparece a los pocos días, aunque se pueden experimentar
oleadas de “hambre psicológica”.
- Desequilibrios (físicos), torpeza de movimientos. Por lo tanto: mejor no conducir durante el
ayuno, ni realizar actividades de precisión o de riesgo potencial. La pérdida de peso también puede
provocar trastornos de equilibrio o descoordinación del aparato motriz.
- Pérdida LEVE de agudeza visual (por reducción de la presión ocular interna), consecuencia
que desaparece tras el ayuno, incluso antes.
- Se producirá una saludable desalación (y “des-proteinización”) del organismo. Nuestra
relación con la sal puede cambiar radicalmente tras los ayunos. Hablando en el terreno psíquico,
recordemos que la sal es un limpiador energético, absorbe y retiene las energías negativas... como es
arriba, es abajo; como es dentro, es afuera... por lo tanto: la sal que retiene nuestro organismo también
absorbe y almacena energías negativas, con lo que es doblemente importante eliminar la sal del
cuerpo, y no volver a introducirla nunca más a ser posible.
- Los patrones de sueño, pueden alterarse (especialmente pueden alterarse para bien: los que
padecen de insomnio a veces se llevan grandes sorpresas mientras ayunan). En caso de que nos
despertemos a mitad de la noche con hambre, podemos beber algo para engañar al estómago (ver
punto siguiente).
- El aliento huele mal mientras se ayuna, la boca puede volver pastosa, la lengua cubrir de
saburra (y aparecer manchas tipo “mapamundi”), o los dientes de sarro. Puede que incluso el agua
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nos sepa mal. Conviene cepillarse, pues, no sólo los dientes, sino también la lengua y las encías,
suavemente (consulta la sección de remedios y terapias).
- Las crisis del ayuno son crisis de desintoxicación. Sobrevienen especialmente en ayunos de
larga duración. El que ayuna se siente como griposo, cansado, abatido. Se ha comprobado que algunas
enfermedades antiguas es como si se “rebelaran” contra el ayuno, por lo que pueden rebrotar
síntomas de viejas enfermedades como si no se hubieran curado del todo... incluso es posible que se
reproduzcan de nuevo literalmente las fases de la enfermedad. Lo que está ocurriendo es que las
toxinas concentradas en el tejido adiposo se vierten al sistema circulatorio. Pueden aparecer náuseas,
incluso vómitos... curiosamente, síntomas muy parecidos a los del empacho, en un irónico guiño a la
Ley de la Polaridad, los extremos se tocan. Nota para los que vomiten: no hay que asustarse si se vomita
una mezcla de líquidos transparentes y verdoso-amarillentos (bilis). No nos asustemos, todas estas
cosas no son más que crisis curativas, incluso “¡síndrome de abstinencia!”.
ATENCIÓN: Es muy importante no interrumpir el ayuno nunca en mitad de una de estas
crisis.
- Malestar generalizado que va y viene (aparte de las crisis propiamente dichas).
- Fluctuaciones en el deseo sexual, tanto a más como a menos.
- El ciclo menstrual se puede alterar tanto adelantándose como retrasándose (y al ayuno
también se atribuye la capacidad de aumentar la fertilidad en las mujeres con dificultades en este
aspecto).
- Los dolores de cabeza son muy típicos, aunque no suelen durar más de unas horas; y se dan
especialmente en las personas con antecedentes de cefaleas, migrañas, etc.
EFECTOS ANÍMICOS Y ESPIRITUALES
DURANTE EL AYUNO CONSCIENTE
- Tendencia natural al recogimiento.
- Necesidad de tranquilidad y silencio. Para dedicarnos cómodamente el trabajo espiritual
necesitamos un margen de espacio y tiempo mínimo y suficiente.
- Se puede producir cierto paralelismo entre las limpiezas corporales y las mentalesespirituales, según las etapas de “crisis” dentro del ayuno se pueden sincronizar los episodios de
liberación emocional, sueños extrañísimos (y hasta sorprendentemente desagradables)... o bloqueos
mentales que se disuelven coincidiendo con las fases de “avance corporal” del ayuno..., o
descubrimientos sobre nosotros mismos a nivel interno que producen alguna crisis corporal (ver
siguiente apartado).
- Se pueden producir (especialmente al principio, o durante las “crisis”) cuadros depresivos, a
veces parecidos a un ataque astral, ya que pueden sobrevenir de golpe, como salidos de la nada. Son
normales las sensaciones de inesperada melancolía (la tranquilidad y el calor dulcifican esta
situación). Todo esto ocurre porque junto a la crisis curativa física del ayuno, se produce también una
contaminación psíquica, que también pasará.
- Especial contacto con la Naturaleza, y apertura a sus misterios y belleza.
- Hipersensibilidad acentuada a los ruidos, olores (en especial a los muy fuertes, sintéticos o
químicos), a la luz excesiva, a los climas extremos, a las energías desarmónicas, a la ciudad, a la prisa,
a los demás.
TERAPIAS Y CURAS ACONSEJADAS PARA POTENCIAR-MEJORAR EL
AYUNO CONSCIENTE
- El ayuno es perfecta (y especialmente) compatible con cualquier tipo de medicina
vibracional, como por ejemplo las Flores de Bach (los cuerpos energéticos estarán especialmente
sensibilizados y receptivos durante el ayuno). Y una flor especialísimamente indicada es la Consuelda
Menor (del Sistema de esencias florales del Mediterráneo), porque incrementa la capacidad de
"conservación energética" (nivel vital electromagnético), e incita a la autosanación, autocuración del
cuerpo y favorece la actitud emocional tendente a este estado.
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- También se puede combinar el ayuno con curas
homeopáticas.
- Trabajos manuales ligeros como jardinería,
mandalas, arte... pero nada que exija un esfuerzo intelectual.
- Ayuno y psicoterapia se complementan y apoyan
perfectamente.
- Algunas prácticas Zen casan muy bien con la fase
de Ayuno Consciente como vía de autoconocimiento y
meditación y el vivir en el aquí-ahora.
- Ajustar nuestras meditaciones y visualizaciones a
imágenes de limpieza y purificación, potencia el efecto del
ayuno.
- Dejar al cuerpo que se organice a su aire, y seguir
un poco los impulsos naturales... si apetece pasear, pues
pasear... o tumbarse debajo de un pino sin hacer nada de
nada durante horas... libros espirituales, poesía...
contemplar... escuchar música, cantar, no soltar palabra...
- Los hipotensos tienen más dificultad para ayunar,
así que pueden tomar de vez en cuando una taza de té
cargadito o infusión de ginseng (hay que decir que esta
hierba no es recomendada por todo el mundo). Los
hipertensos, en cambio, lo tienen más fácil y el ayuno de
hecho les ayudará a regular la tensión a la baja.
- Para irse a dormir sin que haya alteraciones de
sueño lo mejor es no finalizar el día con actividades
intelectuales o excitantes que “lleven la sangre/actividad al
cerebro”, sino todo lo contrario. Realizar el paseo o ejercicio a
última hora del día, darse un baño de agua caliente en los
pies (o fría en todo el cuerpo)... Dormir con aire fresco, si es
invierno, más vale taparse con más mantas, que dormir con
aire viciado. Infusión de melisa o valeriana.
- Los masajes, son perfectos. Especialmente
reflexoterapia (que ayudará a la limpieza total) y el
metamórfico (a los procesos inconscientes). Son
altamente
recomendables
las
fricciones
corporales en seco con un cepillo (de púas agradables
a la piel), siempre partiendo de las extremidades, hacia
el corazón. Tres minutos de un cepillado corporal
consciente, valen más que treinta sin poner la consciencia.
- Aplicar el enema por lo menos, cada tres días,
aunque se puede hacer diariamente, como leemos en
“Evangelio de los Esenios”: “repetid el bautismo cada día que
ayunéis, hasta que comprobéis que el agua que sale de vuestro
cuerpo es tan pura como la del manantial”. El enema, aparte de
limpiar el intestino de los restos putrefactos y arcaicos...
mejora los eventuales dolores de cabeza y el cansancio,
incluso la sensación de hambre.
-Los ritos de limpieza, sean cuales sean, internos o
externos, potencian y facilitan el efecto del ayuno si se
realizan con plena conciencia. Los baños en agua caliente
(como mucho hasta 37ºC, más de 40º es peligroso) son
especialmente agradables, pero debemos reposar al menos
media hora en la cama después de tomar uno, y los
hipotensos deberían tener a alguien alrededor y al tanto
mientras se dan un baño caliente, por si las moscas.
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EL TEMA DEL ENEMA
APLICACIÓN: se realiza introduciendo por vía
anal una solución del producto curativo (en
este caso agua sola, o bien agua + las sales
de Glauber) con ayuda de un irrigador
especial para enemas (de venta en
farmacias). Conviene lubricar la cánula del
enema con glicerina o lubrificante de
farmacia antes de introducirla en el ano.
Luego, tumbados, relajaremos el esfínter e
introduciremos con cuidado la cánula.
Cuando abramos la espita (el enema
siempre tendrá que situarse un poco en alto
para que el líquido baje), el agua irá
entrando por sí sola, si la dejamos, ya que si
estamos tensos o no hemos metido la cánula
lo suficiente, el líquido puede no entrar.
Debe aplicarse la solución a una
temperatura tibia, entre 35º y 37º (nunca a
más de 40º, podríamos dañar las mucosas
intestinales). Por norma general basta con ¼
o ½ de litro del preparado, salvo indicación
contraria no debe superarse el litro de
enema. Una vez retirada la cánula,
transcurridos de 5 a 10 minutos -si se
aguanta- iremos al WC a soltar el agua junto
a restos fecales varios. Es normal la
sensación de incontinencia (como colitis) y
que la evacuación de agua y residuos se
haga en dos o tres veces.
LA SALES DE GLAUBER (sulfato de sodio
decahidratado) mezcladas con el agua
introducida en el intestino grueso, hacen que
ésta no sea absorbida y se aproveche mejor
el enema. Estas sales retienen el agua
exactamente igual que la sal común, con la
diferencia de que no pueden atravesar las
paredes intestinales, con lo que el agua
mezclada con las sales de Glauber tendrá
que salir, íntegra, por el mismo sitio por el
que entró. En caso de no utilizar estas sales,
es posible que el cuerpo retenga gran parte
del líquido introducido. Si esto es así, no
pasa nada, pero convendría repetir el
enema.
LA PRESIÓN con la que entrará el agua en el
colon viene determinada por la altura a la
que se coloca el irrigador con relación al
nivel en que está el recto. Cuanto más alto
esté, mayor será la presión con que el
líquido penetra en el intestino. Evitaremos
siempre el exceso de presión; es
conveniente que el líquido penetre
lentamente, para lo cual, la altura no debe
ser superior a los 35-45 cm.
Es normal después de los enemas sentirse
algo raro, especialmente si es el primer
enema, o enema de ayunos cortos.
Conviene reposar un ratito para que el
cuerpo se adapte.
-Para el mal aliento se puede chupar una rodaja de limón, o echar un poco de limón
a la infusión para contrarrestar. Si se prefieren enjuagues bucales, mejor los que NO se
venden en farmacia, sino en herbolarios, como los de Weleda.
- Utilizar solo cremas naturales. Y de paso podemos dedicar estos
días especiales a no utilizar NADA químico para nuestra piel, hacer un
esfuerzo y comprar desodorante, champú, pasta de dientes y hasta
detergente de herbolario.
- Régimen recomendado de tes/infusiones de hierbas → Primer día: hierbas
para el riñón. Segundo día: hierbas para la bilis e hígado (no el mismo día que tomemos baños
calientes). Tercer día: hierbas para depurar la sangre. Puede luego repetirse este ciclo, o variar con otros
tes (para la limpieza de piel, respiración, corazón, nervios...)
- El ardor de estómago se puede paliar con jugo de patata tomado a sorbos, y despacito.
CONSECUENCIAS FÍSICAS Y ESPIRITUALES NORMALES DESPUÉS
DEL AYUNO CONSCIENTE
- Aumenta considerablemente la capacidad inmunológica del organismo frente a virus y
bacterias.
- Tendremos otro concepto “renovado y actualizado” de lo que es “comida basura”; y la
calidad y cantidad de cosas que nos metemos en el cuerpo.
- Nos volvemos más propensos a ceder que a agredir; a “anteponer la belleza y la armonía a la
ambición y el poder” (Rüdiger Dahlke).
- Aprenderemos que la mayoría de la sensación de hambre y ganas de comer son ficticias, nos
educaremos para apreciar la comida de manera diferente, a comer mejor, más despacio y con más
amor y sabiduría: espiritualmente. La palabra “comida” adquiere un significado nuevo para nosotros.
- Conexión renovada con la Naturaleza y el Espíritu. Sensación de ligereza espiritual,
estaremos más abiertos a las “influencias de arriba”, y más preparados para adoptar el cuerpo de
Luz.... Metafísicamente hablando, en el ayuno (de días, semanas... o un día a la semana) lo que
hacemos es que los elementales “de abajo” dejen de trabajar, y puedan actuar sobre nosotros
libremente los elementales “de arriba”, o casi mejor diríamos, directamente, “los Ángeles”. Mientras
estamos encarnados ambas influencias deben trabajar sobre/con nosotros, sin que una tenga prioridad
sobre la otra. Y el pegamento que une cielo y tierra (alma y cuerpo), no lo olvidemos... es el agua. ¿Qué
hacemos cuando queremos que nazca una planta bella y exuberante?: colocamos la semilla en un lugar
natural idóneo, la resguardamos del exterior metiéndola en la Tierra y la dejamos en paz. Sólo le
añadiremos agua: la semilla se alimentará de sus propios nutrientes, y ella solita brotará hasta que
salga a la Luz y empiece a alimentarse de otras fuentes, como el aire y el Sol.
- Aumento del equilibrio interno, disminución de la agresividad.
- Agudizamiento de los sentidos, aumento de la sensibilidad.
- El cuerpo se vuelve más frugal, y necesita cada vez menos la comida. Nuestro discernimiento
interno con los alimentos se afina mucho, tendremos mucho más instinto para la comida, pasando por
encima de los etiquetados comerciales, y cualquier recomendación “externa”.
- El ayuno puede prepararnos una posible (no probable) cita con nuestro Guardián del Umbral.
DESPUÉS DE AYUNAR, CIERTAS COSAS,
YA NUNCA LAS VEREMOS IGUAL...
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SALIR DEL AYUNO CONSCIENTE
- ¡Jamás salir de golpe ni interrumpir el ayuno con una comida copiosa, o mucho peor, rica
en proteínas! Salir mal de un ayuno es mucho peor que no ayunar.
- Cuanto más se ayuna, más debe durar el periodo de adaptación, un día de
readaptación por cada dos días de ayuno.
- Para romper el ayuno, empezar comiendo una manzana madura a mediodía,
masticándola con conciencia y parsimonia; evitando tragar ningún trozo sólido. Éste es el
momento de empezar a aplicar en nuestra vida un nuevo hábito: dejar de comer cuando no se
tienen más ganas.
- La noche de ese día podemos tomar una sopa suave de patatas con verduras
tiernas, sin sal (que deberíamos evitar durante todo el proceso de readaptación). Puede que
nos tengamos que echar en la cama un rato tras estas primeras comidas; que además deberán ser muy
ricas en fibra, para facilitar la “resurrección” del intestino, que a estas alturas estará “vago”. Las
comidas deberán ser suaves en estos días, y en pequeñas cantidades; tipo arroz integral, frutas y
verduras cocidas al vapor, etc., luego podemos gradualmente reintroducir otros alimentos (excepto
carnes rojas, trigo -en algunos casos-, azúcar, huevos y todos los alimentos
preempaquetados o "basura", claro, aunque mejor abandonarlos definitivamente).
Siempre alimentos masticados a conciencia, lo más frescos posibles... y recordemos la
“nueva norma”: nunca comer sin hambre.
- En algunos casos, ciertas personas padecen alguna de las crisis del ayuno,
durante el post-ayuno. No hay que preocuparse por esto tampoco.
Tres consideraciones finales:
A) somos lo que comemos, Y LO QUE NO COMEMOS, TAMBIÉN.
B) cuidado con intentar determinar el nivel de perfección de quien sea, incluidos nosotros
mismos, en base a la alimentación. Algunos tipos de “perfección” ocultan una hipocresía interior, o
simple dogmatismo.
C) “Es un error completo, debido a una instrucción y a un equilibrio moral defectuosos, el atribuir a un
cuerpo debilitado por la falta de nutrición, la facultad de estar por este hecho preparado para experiencias
espirituales. [...] Cuando llega el momento en que las experiencias espirituales pueden ser confiadas a la
conciencia cerebral, el cuerpo no será jamás un obstáculo. La pequeña dificultad que pudiese ocasionar el cuerpo
sería suprimida en un segundo. Es un error el creer que el esfuerzo físico pueda hacernos dar un solo paso hacia
el progreso espiritual. El mejor modo para acercarse a Ellos [los Maestros], es cumplir con todo aquello que
pueda secundar mejor Sus intenciones. Hecho esto, no hay que hacer nada más” (Annie Besant).
BIBLIOGRAFÍA
“El ayuno consciente” de Rüdiger Dahlke.
“El Evangelio de los Esenios” (traducido por el Dr. Edmond Bordeaux Székely).
“Estirándose” de Bob Anderson.
“Doctrina del Corazón” de Annie Besant.
“Natural Medicine” del Dr. Jerry Hoover.
http://www.zuhaizpe.com/ayuno.htm
http://www.cuerpointeligente.com/yoga/yo48.htm
http://www.arrakis.es/~futuro/vhoja/tecnicas.htm
http://kidshealth.org/teen/en_espanol/preguntas/detox_diets_esp.html
http://www.geocities.com/chago19662002/tecnicasauxenf.htm
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