géneros ficción
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Introducción Ficción y entretenimiento. Si bien la ficción suele estar casi siempre orientada al entretenimiento, los límites del entretenimiento son mucho más amplios que la ficción. "Érase una vez..." La ficción es otro de los pilares de la televisión. El ser humano es una criatura fascinada por los relatos, por las gestas narradas por los contadores de historias. La escena de la comunidad primitiva, reunida alrededor de una hoguera, escuchando atentamente los hechos de personajes ficticios, o directamente fantásticos, sigue reproduciéndose hasta cierto punto hoy en día en nuestros hogares. La ficción televisiva se apoya en los mismos resortes, e incluso absorbe en sus programas a otros medios dedicados tradicionalmente a contar historias, como el cine o el cómic, o crea relatos audiovisuales a partir de historias contadas por maestros de la literatura universal, aunque también ha creado formas propias para la ficción. Pero el entretenimiento dispone en televisión de más recursos a parte, y además, de la ficción, generando contenidos en los que el circo, el espectáculo de variedades, la música, el concurso, o la propia realidad convertida en espectáculo, constituyen los ingredientes de una variopinta oferta de contenidos sin otra finalidad que la de entretener al espectador. Una vez más, los límites pueden ser difusos ¡Que empiece el espectáculo! Esquema de contenidos En el bloque puedes acceder directamente al menú de temas del mismo a través de la pestaña desplegable de la izquierda. 8.1 La ficción en televisión El término ficción se relaciona con la simulación, la ilusión de la fantasía, la paradoja o la mentira. En esencia podemos decir que es el modo de presentar una historia inventada de forma que el público llegue a creerla o sentirla como una verdad momentánea. De entre los géneros que componen la parrilla de cualquier cadena de televisión, sin duda alguna la ficción, en todas sus modalidades, es la que más horas de programación abarca. Aunque de presencia variable según la franja horaria o el día de la semana, lo cierto es que en el cómputo semanal de cualquier temporada podemos estimar que existe entre un 30 % y un 35 % de dicho género en la oferta programativa. El producto de ficción, salvo contadísimas excepciones es un producto que se denomina entre los profesionales como “enlatado”. Es decir, el producto no se produce en directo, sino que ha sido previamente grabado (vídeo) o rodado (Cine) y archivado en una ‘lata’. Podemos distinguir las ficciones televisivas entre series, películas, telefilmes también conocidos como TV movies, y telenovelas. En casi todas sus variables, salvo la emisión de películas de cine y telefilmes, se trata de un producto seriado, en episodios, lo que permite rentabilizar y abaratar los costes de producción. De Estados Unidos procede la mayor parte de la ficción que se consume en las cadenas televisivas en nuestro país. Podríamos establecer una proporción de 55 % de producción norteamericana, un 25 % de producción propia, un 7 % de producción europea y 13 % de producción del resto del mundo –básicamente telenovelas latinoamericanas y dibujos animados de origen japonés-. Bien cierto es que a mediados de los años ‘90 del siglo XX, se produjo un boom del producto nacional y se estrenaron en los horarios de máxima audiencia un gran número de series de producción propia; el lugar privilegiado que comparten con los largometrajes de éxito. Sin embargo una parrilla televisiva posee muchas franjas además de la nocturna: una matinal dominada por dibujos animados y comedias de situación, una vespertina en la que predominan las telenovelas y una de madrugada en la que prevalecen los largometrajes y las repeticiones de todo tipo de ficciones. La ficción (especialmente los largometrajes y telefilms) representa un socorrido recurso para cubrir huecos de programación cuando se decide suspender algún programa que no ha cumplido las expectativas y todavía no se ha decidido con qué sustituirlo. Por otro lado, la ficción posibilita mejor que cualquier otro género el fenómeno de la repetición. Bien con reposiciones de series completas, como de episodios concretos – siendo el caso más paradigmático la emisión de Los Simpsons en Antena 3–; por no mencionar los modelos de contrato de las películas de cine que conllevan un número de varias emisiones cuando se adquieren los derechos. No existe un perfil de televidente concreto para la ficción televisiva. Salvo excepciones como los formatos claramente dirigidos a los más pequeños, el resto de producciones suelen ir dirigidas a todos los públicos, siendo buena prueba de ello algunas de las series españolas más exitosas de los últimos tiempos como Médico de Familia y Cuéntame, cómo pasó protagonizadas por un entorno familiar con miembros de todas las franjas de edad. 8.2 Formatos de ficción La serie es el modelo de ficción más específicamente televisivo. Podríamos definirla como una consecución episódica de relatos cuyo esquema más usual contiene un número de personajes fijos relacionados por unas tramas que: a) se continúan durante varios episodios o en toda la serie como las telenovelas; o b) se concluyen en cada episodio como en Siete vidas o Un paso adelante. Bien cierto es que también se consideran series aquellas cuyo único nexo es temático, a pesar de que cada episodio esté protagonizado por personajes e historias diferentes –Los límites de la realidad- pero son menos habituales. Veamos ahora las características tipológicas de los distintos formatos de ficción, dejando para su desarrollo en epígrafes autónomos a las series propiamente dichas y al cine. La MINISERIE consiste en dos o tres episodios hasta alcanzar una duración entre cuatro y seis horas; todos los episodios poseen una única trama principal que va resolviéndose, episodio tras episodio, como si de un extenso film se tratase. Desde los contenidos, las miniseries pueden ser adaptaciones literarias como El abuelo o La Regenta, historias de la vida real como Padre Coraje o biografías de personajes célebres como Vicente Blasco Ibáñez, Miguel Hernández, Josep Pla o Salvador Dalí. Los episodios suelen cerrarse con un clímax que genere una expectativa en el espectador para engancharle al próximo episodio. A veces se programas en continuidad en varios días y menos habitualmente en una cita semanal. Las TV MOVIES (es decir, película para televisión o telefilm) tienen una hora y media o dos de duración. Se diferencia de un film pensado para la gran pantalla en aspectos estéticos, técnicos y de producción. Estéticamente está realizada con pocos planos generales y un marcado abuso del primer plano. Técnicamente, los distintos actos se estructuran pensando en los cortes publicitarios. Los puntos de inflexión y los clímax se distribuyen en momentos puntuales previamente fijados por el corte de publicidad de la cadena que ha encargado la grabación. A nivel de producción los plazos de rodaje son mucho más breves oscilando entre dos o tres semanas frente a las de seis a ocho semanas de un film de largometraje para cine; y desde luego poseen un número reducido de personajes, contados decorados y tramas de gran sencillez y muy directas. Los temas suelen sacarse de la realidad (de ahí el célebre cartel de ‘basado en hechos reales’), siendo el género más frecuentado el melodrama. Este tipo de producciones son generalizadas en Estados Unidos, existiendo cadenas de televisión como la televisión de pago HBO que las producen para tener un estreno semanal, lo que no obsta para que algunos de esos films puedan verse en las salas cinematográficas. En Europa la producción es más reducida y discontinua. En España el formato está considerado como la asignatura pendiente de las cadenas de televisión, realizándose cada año un escaso número de telefilmes Únicamente las televisiones autonómicas han establecido una política de producción continuada de este formato de ficción. 8.3 La serie La serie es el formato de las ficciones que mayores condicionamientos estratégicos comporta. Al programador y al equipo ejecutivo de una cadena les interesa encontrar programas que no sólo consigan amortizarse de por sí, sino que también creen unas señas de identidad reconocibles por los espectadores para la emisora. El objetivo es que los televidentes asocien Cuentame... , Aquí no hay quien viva o Los Serrano sin sombra de duda con TVE 1, Antena 3 o Tele 5. Las series televisivas poseen unos parámetros fijos como: Un grupo reducido de personajes fijos: la gran mayoría de las series, con independencia de que sean comedias o dramas, están protagonizadas por una pareja, incluso cuando su apariencia formal sea coral, algo que se evidencia mucho más en las telecomedias nacionales. Quimi y Valle en Compañeros, Nacho y Alicia en Médico de familia. La tendencia de los últimos años ha sido la de producir series para todos los públicos por lo que a la pareja protagonista siempre la han rodeado secundarios que cubran todas las generaciones de audiencia; niños, adolescentes, jóvenes, adultos y ancianos. Pocos decorados: Tener un número reducido de decorados donde centrar la acción permite un ahorro notable en el departamento de dirección artística, una de las partidas de producción que exigen mayor inversión. Un café, el Central Perk, y el salón de un par de casas han sido los decorados recurrentes de la supercélebre Friends. Todos ellos están realizados en Estudio, lo que conlleva un absoluto control de los efectos, la iluminación o el posicionamiento de las cámaras. La estructura de las tramas se amolda a los cortes publicitarios. Mientras en Estados Unidos las líneas dramáticas están claramente definidas para que al introducir los cortes se mantenga en vilo al espectador tras los comerciales, en nuestro país es muy habitual que los cortes de las series extranjeras se hagan arbitrariamente, en ocasiones incluso pisando frases de los personajes. Aunque no exista una división estandarizada de las series, dada su variedad e hibridez podríamos establecer una clasificación que aceptablemente tenga en cuenta el orden cronológico de su aparición en la historia de la televisión: Comedias de situación, a veces denominadas de telecomedias, cuyos episodios tienen treinta minutos de duración y su temática se basa en el humor. Están en antena desde los años cuarenta Telenovelas, o soap opera en su denominación internacional, folletines con frecuencia de temática melodramática de gran cantidad de episodios grabados en vídeo y de media hora o una hora de duración. Tradicionalmente eran de procedencia latinoamericana pero en los años ochenta se produjeron algunos en Estados Unidos como Dallas o Falcon Crest. Surgen en la década de los cincuenta Series dramáticas, episodios rodados con frecuencia en soporte cinematográfico de una hora de duración y de temática “realista” como Urgencias, 24 o CSI. Se originan en los años sesenta. Dramedias, episodios de una hora de duración y de contenido híbrido dramatico y humorístico como la gran mayoría de las series españolas. Afloran en los años noventa. 8.4 El cine en televisión El cine es el género televisivo de ficción más polivalente y versátil. La larga duración que tienen los largometrajes, entre hora y media hasta tres horas, su asociación simbólica a elementos artísticos del que carecen el resto de los productos televisivos y el potencial que tienen sus reemisiones posteriores dotan al cine de un valor estratégico para los programadores. El cine propiamente dicho posee todos los atributos que permiten a un programador preparar su parrilla con relativa tranquilidad, hasta el punto de que programar cine supone, las más de las veces, asegurarse unos índices de audiencia que cumplan la media esperada por la cadena. Y si atendemos a su duración media (90 – 110 minutos) que con los respectivos cortes publicitarios alcanza entre dos horas y dos horas y media de programación, supone en muchos casos cubrir una franja entera de la parrilla. Cierto es que los costes de los derechos de emisión de una película en televisión para los horarios nocturnos son elevados, alcanzando habitualmente los 500.000 euros por pase. En ocasiones los derechos se disparan y superan el millón de euros, algo que ocurrió con Titanic y dificultó la rentabilidad de la compra. Los buenos resultados de audiencia han consolidado que todas las emisoras posean en los horarios nocturnos dos o tres espacios cinematográficos a la semana. Es el lugar que se reserva para el cine más reciente, casi siempre de origen norteamericano y en unas pocas ocasiones español. El calificado como para todos los públicos es trasladado a las tardes de los fines de semana o de los festivos. El cine más clásico a programas especiales nocturnos, a la madrugada o, como sucede con casi todo el cine en blanco y negro a los canales temáticos. El cine europeo prácticamente ha desaparecido de las pequeñas pantallas españolas y el cine clásico, y siempre en color, ha visto muy reducida su presencia, situándose en la programación de las segundas cadenas, en la tarde de los fines de semana en televisiones estatales y autonómicas o en la programación de madrugada. Para ampliar las posibilidades programativas de los films, en los últimos años han proliferado los programas contenedores en los que se monta un espacio a propósito de una emisión cinematográfica. Es el caso del pionero Cine de barrio al que siguieron otros en los que por medio de una voz en off e imágenes se presenta a los actores protagonistas. En la última década parece que los televidentes se han hecho más conservadores en hábitos cinematográficos: en la actualidad únicamente consiguen buenos datos de audiencia el de reciente producción, es decir realizado en la última década y de géneros muy concretos, acción, comedias y románticas; y por supuesto ser productos de Hollywood, pudiéndose contar con los dedos de la mano las películas españolas que han conseguido buenos índices de audiencia. Pero incluso filmes de relativo éxito comercial y reconocido prestigio como La lista de Schindler consiguen resultados discretos de audiencia por ser en blanco y negro (y de ahí que durante un tiempo fuese práctica habitual colorear digitalmente los films del pasado). 8.5 Los canales temáticos de ficción Las mutaciones que ha sufrido la industria del cine en las dos últimas décadas ha tenido como consecuencia que, con la finalidad de conseguir ingresos adicionales a los de las salas de cine o a los pases de las televisiones generalistas, hayan proliferado canales de pago vía satélite o por cable cuya oferta se basa en la emisión temática o monográfica de cine. Los canales son propiedad de distintas empresas que se encargan de su promoción, pudiendo ser emitidos en distintas operadoras; por ejemplo, el canal Calle 13 puede verse en Digital +, y también en Euskaltel, Retecal y Ono, vía cable. Podemos encontrar tres tipos de canales que comprenden el género de ficción: canales de cine, canales de series y canales híbridos. CANALES DE CINE: íntegramente dedicados a la emisión de largometrajes, y también documentales sobre el mundo del cine y programas especializados sobre el tema. Algunos canales se especializan en cine clásico, es decir, incluyen en su programación numerosas películas en blanco y negro e incluso en ocasiones cine de la época silente. Son canales dirigidos a cinéfilos y en los sistemas de emisión digital las películas pueden ser emitidas en varios idiomas y con posibilidad de seleccionar subtítulos. CANALES DE SERIES: íntegramente dedicados a la emisión de series como Factoría de la Ficción. Los existentes en España están producidos por la misma empresa que previamente produjo las series y su pretensión es reponer series antiguas pero también estrenar por esta vía productos que no hayan sido previamente emitido por canales generalistas, como ocurrió con la miniserie Padre Coraje. Se trata, en suma, de canales dirigidos a seguidores fieles de determinadas series. De hecho, las promociones internas de los propios canales suelen consistir en piezas que informan sobre los actores participantes y sobre el personaje que interpretan, así como de los entresijos de la grabación de las series. CANALES HÍBRIDOS: dedicados a la emisión de ficción conjuntamente a otros géneros. Son canales temáticos centrados monográficamente en un determinado contenido. Mezclan largometrajes, series y documentales o programas que estén relacionados con ese contenido. Los casos más reconocibles son los de Calle 13 y AXN. La programación de Calle 13 se compone de largometrajes y series encuadrados en los géneros de terror, ciencia ficción y suspense; sus documentales, magazines y resto de programas también versan sobre tales “Cementerio TV”, cámaras materias, que siendo graban la los más posible representativos actividad de los camposantos durante la noche, y el magazín “Infierno 13” donde se tratan temas de actualidad relacionados con el misterio, lo sobrenatural o los últimos estrenos en cine y videojuegos. AXN, se decanta por el mundo de la acción y la aventura, emitiendo filmes, series, documentales y programas sobre deportes de riesgo y de tales temáticas. Por último, la ficción se haya presente en muchos canales temáticos, ocupando parcelas de la parrilla aún cuando no sea el producto principal. Un ejemplo es el canal Cosmopólitan, canal dirigido a la mujer y cuya programación mayoritariamente se compone de programas de moda, estética o entrevistas, y que siempre mantiene un hueco para emitir alguna serie o película. 8.6 El entretenimiento en televisión Un comentarista dijo que todo en televisión está concebido como entretenimiento del espectador. De esta manera, sea cual sea el género o formato debe añadírsele una pátina de disfrute y entretenimiento. Es probable, pero sea como fuere no cabe duda que estos programas son, en sí, una antología de los momentos propios de la televisión. Empecemos por el comienzo: la gran mayoría de los programas que la gente entiende como “de entretenimiento” se realizan en el plató. Pero obsérvese que el plató es un espacio que marca los límites específicos del realismo televisivo, un espacio hiperrealista pero que es al mismo tiempo absolutamente artificial. Un espacio opaco, sin ventanas exteriores, encerrado en sí mismo, que transmite algunas de las especificidades del lenguaje televisivo. Podría decirse que los programas de entretenimiento basan sus contenidos en cuatro grandes conceptos: la sorpresa, el humor, el sentimiento y la emoción. La sorpresa es el gancho de cualquier programa. Pero en la conservadora industria televisiva española parece que la novedad está reñida con las buenas audiencias. Por eso los programas se asemejan y la tendencia es la de comprar formatos de probado éxito en el extranjero. Tras casi 50 años de televisión en nuestro país, todavía permanece como máximo éxito, el formato creado por Chicho Ibáñez Serrador del concurso “Un, dos, Tres”, y éste es un logro de los años 70. El humor. No puede haber entretenimiento sin humor. Los talk-shows, los programas de variedades y de entrevistas, incluso algunos concursos, han servido para plantear una inversión transgresora de la normalidad a partir del humor. Los modelos de representación de humor han ido conformándose a lo largo de la Historia de la Televisión. El rupturismo y la conformación de un humor puramente televisivo en España se debió a lo largo de los años al talento de humoristas dela talla de Tip y Coll, Martes y Trece o Faemino y Cansado, sin olvidar en otros registros a Chiquito de la Calzada, Los Morancos o Cruz y Raya. El humor político y de crítica social fue desarrollado en sus trabajos como presentadores por El Gran Wyoming, Andreu Buenafuente y Manel Fuentes, entre otros. Algunos supieron limitarse a los condicionamientos escénicos; decorados austeros, bajos presupuestos frente a un humor de alto presupuesto como los guiñoles de Canal + que aportan sus dosis de crítica y radicalidad. El sentimiento define el nivel de interrelación entre espectador y programa. En otras palabras, la manera en que un programa nos implica como espectadores. Por ejemplo, los concursos de conocimientos conllevan un sistema de preguntas que permiten al espectador participar desde casa. En “Gran Hermano” se procede a mostrar vídeos sobre determinada polémica tras ser brevemente anticipados y retrasando su visionado a lo largo de la emisión. Se crean así dinámicas para el consumidor orientadas a incrementar su nivel de fidelidad y aceptación. La emoción es el componente de identificación entre espectador y programa. Tampoco la televisión puede prescindir de transmitir emoción: desde los llantos por el amor recuperado a las alegrías de los premios de los sorteos de lotería de navidad; sin olvidar otras facetas de las alteraciones afectivas muy presentes en la televisión contemporánea como la agresividad o la ira. Los sentimientos humanos en general sirven para crear esa vinculación entre espectador y programa, presentando problemas y dramas personales como elemento de atracción, cuando no como objeto mismo del espacio. 8.7 Formatos de entretenimiento Los programas de entretenimiento son un claro reflejo, traducido en imágenes y símbolos, de nuestro acontecer cotidiano. Podemos dividirlos en cuatro grupos principales, pero recordando, como hemos especificado, que se trata de los programas que más tienden a crear subgéneros, lo que es propio de la misma evolución de la producción televisiva. Estos grupos serían: concursos y reality shows, que por su importancia en las parrillas contemporáneas les dedicaremos epígrafes propios y magazines, galasespectáculos. Veamos las características de estos dos últimos. Los magazines, vendrían a definirse, por la traducción de su término inglés, como revistas. Estamos ante un formato cuya definición y delimitación son difusas. Engloba una combinación de géneros diversos como la información, los concursos, las actuaciones artísticas, los realities. Un magazine trabaja frecuentemente con las emociones. Un programa como “El show de Flo” no quiere transmitir un hecho o idea concreto, pretende hacer reír a través de unas parodias, remitir a la nostalgia invitando a celebridades de otra época para homenajearlas transmitiendo ese apartado emocional al espectador más maduro. Desde principios de la década de los noventa la proliferación de periodistas, especialmente femeninas, al frente de los magazines de los horarios diurnos ha conllevado la inclusión de apartados informativos en el formato, sobre todo al darse sucesos de repercusión pública. Un magazine al igual que sus contenidos, no tiene una forma única reconocible. Puede tener varios presentadores o uno único como “Hola Raffaella” o “Extra Rosa”; puede dar importancia a las entrevistas; basarse en las conversaciones de los invitados como ocurre con los ‘talk show’ de los horarios de tarde; puede durar desde media hora a toda la franja horaria como “Día a día” presentado por María Teresa Campos por las mañanas o “Sabor a ti” conducido por Ana Rosa Quintana por las tardes. Las galas y las variedades, son programas donde un grupo de presentadores de distinto sexo nos presentan varias actuaciones musicales, ballets, desfiles de modelos y un sainete. Es decir, se mezclan varias tipologías de espectáculos entrelazándolos con comentarios humorísticos de los conductores del programa. La gala aglutina todos ellos intentando dar un aspecto mezcla del show hollywoodiense y el Folies Bergere parisino. Quizá su principal característica es su imagen, una estética luminosa, festiva y elegante que intenta recrear una determinada imagen visual de glamour. Los presentadores siempre visten de largo, de gala, para transmitir esa idea de espectáculo especial. Las galas son programas especiales y únicos por ello su presupuesto es muy elevado. En ellos se pretende reunir a las mayores estrellas del momento de los diversos campos artísticos buscando satisfacer a todas las edades. Suelen ser temáticas, para presentar la nueva programación de la cadena, para homenajear algún artista, como Lola Flores o Isabel Pantoja, en conmemoración de alguna región geográfica, por ejemplo Andalucía o Murcia, para entregar premios como los TP de Oro o los Premios Goya, para recaudar fondos con finalidades benéficas, o argumentales, como las dedicadas al amor. Se emiten en prime time ocupando toda la franja horaria con una excepción: las galas dedicadas a recaudar dinero para alguna causa justa como los telemaratones. Éstos pueden extenderse a lo largo de toda la programación o incluso llegar a durar 24 horas con la lógica ampliación de oferta de contenido. 8.8 Los concursos Un concurso es un juego de competencia. Siempre consistente en que entre un grupo de individuos, uno o varios de sus miembros intenten alcanzar una meta superando una serie de obstáculos a través de la competición y ateniéndose a unas normas. Este es el principal aliciente de este formato, es un modelo reduccionista de la vida misma, un superarse día a día para ser mejor que alguien en algo y tratar de alcanzar lo ambicionado. Los tres componentes principales de cualquier concurso son el azar, la estrategia y los méritos. Según sea mayor o menor uno de estos componentes podremos clasificar los concursos en dos grupos. AZAR: se refiere a los concursos donde el factor predominante es la suerte. Esto no supone que no existan unas reglas y que no hayan de aplicarse en algún momento las otras variables – méritos y estrategia. Pueden dividirse en tres subgéneros: Concursos de conocimientos: contienen elementos azarosos pero exigen de una serie de conocimientos para poder ir avanzando en las siguientes fases. En “La ruleta de la fortuna” el concursante se deja llevar por el azar cuando da vueltas a la misma para determinar que letra va a salir, pero posteriormente ha de tener unos conocimientos culturales de nivel medio para poder aspirar al premio final. Concursos de habilidades: aquellos en que los concursantes deben resolver las situaciones mediante su capacidad, la mayoría de las veces, física. Un ejemplo sería “El gran juego de la oca” donde los concursantes avanzan en un tablero hasta llegar a las semifinales o el “El gran prix”, un concurso colectivo, conducido por Ramón García, en el que medían sus habilidades equipos procedentes de diversas localidades españolas. Dentro de este apartado hay un subgénero que no está directamente relacionado con la habilidad física sino con lo que podríamos denominar habilidades sociales; son programas como “Su media naranja” o “Contacto con tacto”. Concursos de actuaciones: cuando la fortuna interviene en la participación, pretendidamente artística, de los concursantes que intentan vencer en el programa con sus cualidades creativas. Son muy frecuentes aquellos en que sus aspirantes a estrellas son niños porque facilitan la emoción de los padres colocados en un lugar muy visible, como “Menudas Estrellas”, conducido por Bertín Osborne para Antena 3 TV.. MÉRITOS: los concursos en los que el participante supera prueba tras prueba por sus propios méritos. Un ejemplo sería “50 x 15; ¿quiere usted ser millonario?”. Podemos encontrar aquí otros tres subgrupos: Concursos temáticos: aquellos cuyo desarrollo se basa en el mérito intelectual de los concursantes, es decir, programas donde los participantes muestran su nivel cultural. “Saber y ganar” o el ancestral “Cifras y letras” pueden servirnos de ejemplo. Concursos de pruebas: modelo en el que conseguir superar una prueba permite participar en la siguiente. Existe una segunda tipología cuando se participa en una serie de pruebas preestablecidas puntuando según se superen venciendo quien mayor puntuación final logre. Al primer ejemplo pertenecería “El rival más débil” concurso de conocimientos generales donde van siendo eliminados por sus propios compañeros los considerados menos acertados. Al segundo grupo pertenecería el celebérrimo “El gran prix” donde, como hemos comentado, dos pueblos se enfrentan en diversas pruebas. Concursos de artistas: donde se trata mostrar las cualidades artísticas de los participantes en ocasiones con posibilidades de obtener un contrato profesional para desarrollar e impulsar tales dotes. El ejemplo reciente más famoso es sin duda “Operación triunfo”. 8.9 Los reality-shows De todos los formatos el reality-show es el que se ha sometido a mutaciones y metamorfosis más completas hasta el punto que resulta complicado hablar sobre los lindes del género. Los reality-shows primitivos eran una suerte de magazines que se diferenciaban de los demás por ofrecer una visión de lo cotidiano como espectáculo pero los actuales se han transformado en otros formatos como el concurso o los magazines tradicionales. Partiendo de esto podemos hacer la siguiente división. EL REALITY–MAGAZINE. Programas que muestran las tragedias, dramas o escándalos de personajes anónimos que desnudan sus secretos e interioridades sin ningún tapujo. En un primer modelo, un presentador o presentadora entrevista a un grupo de personas, presentes en el estudio, dispuestos a revelar las peculiaridades de una parte de su vida privada o de su forma de pensar, todo ello pasado, como se ha dicho, por el filtro de la espectacularidad, lo que hace que cualquier tema sea tratado desde una perspectiva forzada hacia lo extravagante. A su luz, no hay tema que se resista a la polémica y, de este modo, sexualidad –ya sea homo o heterosexual-, relaciones humanas de cualquier índole, el entorno laboral, la estética personal, las aficiones, etc, acaban invariablemente convertidas en atracciones de feria. Existe una modalidad de este tipo de programas que pretende el enfrentamiento de tipo violento y físico entre los invitados, aunque controlado por un equipo de seguridad. Los ejemplos más populares lo constituyen el “The Oprah Winfrey show” para el mercado anglosajón y “El programa de Cristina” para el mercado hispano parlante de Estados Unidos. En un segundo modelo, la emisión versa sobre un tema polémico en el que interviene una mesa de especialistas moderada por un presentador y un público invitado entre los que siempre se encuentran elementos dispuestos a llamar la atención con opiniones extremas o claramente provocadoras con respecto a las de los especialistas. “Moros y cristianos” presentado una temporada por Javier Sardá y otra por Jordi Gonzalez es un buen ejemplo. Son programas de dudosa credibilidad, que trasmiten la duda sobre si los que hablan son realmente lo que dicen ser o si simplemente son fruto de los innumerables casting que se realizan e interpretan un guión por una cantidad moderada de dinero. REALITY–MAGAZINE DE FAMOSOS; son programas donde los protagonistas son personajes conocidos popularmente del ámbito social y artístico. La principal curiosidad que han aportado este tipo de programas es el surgimiento de los “famosillos”. Muchos se presentan en formato informativo como “Aquí hay tomate”. Conducidos por una pareja de presentadores de distinto sexo, realizan conexiones telefónicas en directo, ofrecen vídeos de entrevistas o de imágenes grabadas en secreto que muestren al espectador la cara oculta de sus ídolos, en un tono cínico, humorístico y frívolo. Un segundo subformato se presenta bajo la forma de un debate. Un grupo de famosos y un grupo de periodistas especializados en prensa amarilla como en “Tómbola”, se lanzan preguntas y acusaciones moderados por un presentador y frente a un público de estudio para revelar a la audiencia los entresijos de la vida de famosos y “famosillos” REALITY–CONCURSO; a este grupo pertenecen los programas que proponen una competición entre personas, ofreciendo una supuesta realidad absoluta de los participantes sometidos a diversas pruebas. Aquí encuadraríamos “Supervivientes”, “Gran Hermano” o “La isla de los famosos”. Un número indefinido de personas, en unos casos rostros populares, en otros anónimos, deben mostrar sus bondades y miserias, siendo sometidos a pruebas físicas o psicológicas para recibir el beneplácito del público y al cabo de unos meses quedar sólo uno que gana un sustancioso premio. Cuentan con un presentador de estudio que realiza un debate con amigos, familiares y los concursantes descartados y un presentador de enlace que informa de las novedades acontecidas entre los participantes. 8.10 Los canales temáticos de entretenimiento A diferencia de otros modelos de especializaciones temáticas, la emisión monográfica de programas de entretenimiento se produce básicamente en las televisiones locales. Tiene lógica lo anterior. El bajo nivel presupuestario de las televisiones locales no les permite a muchas de ellas ni adquirir películas ni realizar programas informativos, por lo que optan por dedicarse exclusivamente a programas de entretenimiento. Por ejemplo, espacios de bajísimo presupuesto consistentes en consultorios telefónicos, que como los de videntes están realizados en un único plano medio con el añadido de un primer plano de cartas o del instrumento del que se sirva el adivino para realizar sus predicciones, una mesa decorada con elementos esotéricos y una luz plana. La versión concurso limita su producción a un presentador que también realiza conexiones telefónicas con los espectadores a los que propone diferentes juegos de adivinanzas; acertar a quién pertenece el rostro de una foto manipulada digitalmente, descubrir una palabra oculta o responder correctamente a alguna cuestión musical. Algunas versiones de estos programas incluyen videoclips dedicados. Por supuesto los premios están a la altura de la complejidad creativa y estética de los programas. Durante un tiempo proliferaron los canales locales monotemáticos de teletienda. En ellos se emitían continuas promociones, en ocasiones presentadas por estrellas de perfil bajo y rescatadas del olvido, revestidas en su concepción de aspecto de espectáculo o show, incluyendo un público entusiasta que reaccionaba ante la demanda de un conductor fascinado por las bondades del producto promocionado. Muchos de estos canales dividían su programación en dos bloques, uno diurno para estas promociones y otro nocturno donde se publicitaban servicios de contenido sexual sobre imágenes eróticas o directamente pornográficas. Los canales exclusivamente dedicados a concursos, galas, realitys o magazines no han seducido en España. El desinterés podría devenir del hecho de que buscar una formula barata comprando generalistas, no programas parece hechos, atractivo emitidos por y resulta inviable las televisiones económicamente producirlos ex profeso. Más aún si se tiene en cuenta que los públicos no parecen dispuestos a pagar sin contrapartida por programas muy similares a los que se ofrecen en abierto. Respecto a la posibilidad de crear canales temáticos de consursos o realitys, hemos comprobado que tanto “Operación Triunfo” como “Gran Hermano” dispusieron en sus primeras entregas de canales de 24 horas que, entre otros ‘extras’, incorporaban repeticiones, los castings de los concursantes y diversas piezas relacionadas con la creación del programa, pero lo cierto es que en las entregas más recientes trasladaron la emisión a internet.