Un Breve Excurso Sobre la Palabra Transmutada Por: Juan Manuel
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Un Breve Excurso Sobre la Palabra Transmutada Por: Juan Manuel
Un Breve Excurso Sobre la Palabra Transmutada Por: Juan Manuel Uribe Cano Buenas noches, compañeros, amigos, colegas y estimados estudiantes. Ofrezco mis disculpas al no poder estar de cuerpo presente en la sesión, empero mi letra y el escrito están allí para hacerme aparecer como fantasma en medio de ustedes. La palabra transmutada Lacan, insiste que sólo desde el analista, bajo la pregunta constante por el qué hacer y cómo hacer, es que se puede intentar dar respuesta al quién analiza hoy. Toma entonces la pendiente del pago, pagar siempre, forma que va más allá de la simple puesta en circulación de la moneda para poner en el horizonte al que en apariencia no paga o no pagaba según la comprensión usual monetaria: el analista. Que el analista pague más allá de lo pecuniario es una revolución que solo se puede aprehender cuando se está del lado de ese deseo inédito que se re–conoce como el deseo del analista, pago que no era calculado para aquellos que operan el poder de una cura desde su propia yoidad, desde ese lugar en donde el S.S.S cree que su juicio, necesariamente íntimo, es soberano y lo hacen valer para el intercambio de la moneda. Esto por aquello, un análisis mercantilizado en donde la existencia del objeto “saber” se cobra y nos pone cerca, muy cerca del ejercicio sofístico tan criticado por los filósofos de otrora. Existe entonces el peligro que un ejercicio sofístico se haga pasar como un análisis psicoanalítico, camuflado y bien soterrado en donde el que posa de analista no va al corazón mismo del ser. Para ir allí, se urge pagar con el juicio íntimo, con la desbancada del S.S.S y dejarse a la falta que se enuncia al decir o aspirar al ser del sujeto que debe habitar como fundamento del analista con análisis. Ausencia de pretensiones sabihondas o comprensivas de la totalidad. Si no se paga en ésto, con el juicio íntimo, no anda el análisis y las identificaciones imaginarias fluyen hasta terminar el analizante en una mimética reproductiva del saber. De otro lado, Lacan nos recuerda que diga lo que se diga, siempre está el analista como persona que sostiene el dicho del analizante y hace de ésto otra forma de pago. Pago que se dice en la imposibilidad que esa singularidad no haga eco en la persona del analista. ¿En qué cosiste este pagar para el analista cuando en apariencia Lacan no habla de la persona? Quizá habría que entrar en profundidades que ahora no valen la pena traer a colación en aras de la dinámica de nuestros encuentros en el colegio, sin embargo, vale resaltar que ese: diga lo que diga, nos hace sospechar que no todo decir del analista vale como interpretación o señalamiento significante, pero independientemente de ello, allí está una persona que registra la singularidad del sujeto analizante, siempre y cuando la transferencia sea un hecho más allá del eje imaginario que hace el estropicio de la existencia de mejores y peores analistas, es decir, que produce una clasificación de los analistas en relación con el S.S.S. Allí se está como persona que soporta el dicho y el decir del otro en su angustia sintomática. Por último, si bien se paga diga lo que diga el analista, la primera forma que nos recuerda Lacan de pago hace referencia a la palabra, más no a cualquier palabra de parte del analista. La palabra que paga es aquella que se transmuta, que cambia su registro de simple significado para advenir como interpretación bajo la transferencia. Esa palabra que brota más allá de la convicción juiciosa y prejuiciosa del S.S.S. y que tiene efectos en el analizante, que funciona más allá del ser del analista y comprueba la eficacia simbólica del significante. Ante la suposición que el analista hace desde su ser más que desde la palabra transmutada Lacan nos recuerda que “su metafísica” no es otra cosa que la eficacia simbólica del significante bajo transferencia, que eso, su metafísica, no es otra cosa que la palabra interprete que moviliza los enigmas del desciframiento. Muchas gracias