La autonomía del nombre propio

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La autonomía del nombre propio
CRÍTICA DE LIBROS
LA AUTONOMÍA DEL NOMBRE PROPIO
C. THIEBAUT, Historia del nombrar. las determinaciones concretas de sensi
Dos episodios de la subjetividad bilidades y formas que no son mero re
moderna. Ed. Visor. Col. La Balsa medo de un modelo. Éstas circulan por
de la Medusa, 1990. entre los significados que la vida y el
arte inventan.
El trabajo de Carlos Thiebaut sobre la
Historia del Nombrar es uno de esos La modernidad como tarea
pocos ejemplos que, en los tiempos
presentes, merecen el calificativo de en- Del sur viene un modo, vamos a decir
sayo filosófico. Por muy clásico que re- que menor, que se cuestione la relación
salte este marbete, nos encontramos entre la exigencia moral y la expresivi
aquí con un problema de partida: más dad en el intercambio de las maneras
que tratarse de un género clasificable, de imaginar y las formas de contar. Por
el ensayo requiere una posición intelec- eso puede resultar exótica, pese al cui
tual y personal no muy abundante. dado y precisión de su estilo, esta cró
Q u i e n e n s a y a , c o m o q u i e n h a b l a , p u e - nica de nuestro modo de nombrar. Pe
de que yerre. Pero ese parece ser el pre- r o e s a m i s m a m a n e r a d e e n t r a r n o s d e
cio inevitable de atreverse a decir. signa con justeza. Porque cree en la pro
Prendidos, como seguimos, en los pa- clama de Umberto Eco que señalaba la
ralogismos, glosas y metaforizaciones, obsolescencia de los metalenguajes.
y s o b r e t o d o , i n c u r r i e n d o e n e l q u e M a - Por el contrario, ante cuestiones
llarmé llamó, con rara intuición, demo- como la identidad moral, los gremios
nio de la analogía, tiene que sorprender de los metalingüistas filosóficos suelen
un ejercicio artesano de reconstruir, de segregar dos figuras principales: la del
levantar para hacerla ver, la sensibili- exhortador más o menos bien intencio
dad moral en la que nos movemos. Y nado y la del albacea (incluso albacea
no desde un elenco de avatares de los en vida) celoso de cada nuevo bisbiseo
mores, sino desde una posición teórica del (pre)finado que le permita conti
y analítica de más fundamento. Aquella nuar un meritoriaje premioso y no muy
a la que el autor viene llamando la mo- estimulante.
dernidad del sur. Y es que esta obra se Y, comoquiera que sigan los avatares
inscribe, pese a que se presenta sola, de los escoliastas, cumple ensayar un
como un libro que es, en un punto de decir directo sobre el laboratorio del
v i s t a . S i s e p u e d e d e c i r e n p o c a s p a l a - presente. Porque este -c o m o d e c í a
tiras, consiste en suponer que cabe, Foucault en su último seminario
además de otra lectura de los clásicos puede ser ocasión de ilustración. Que
que gravitan en las moralidades del esta es la definición y lectura de la mo
presente (cabe Aristóteles, sin ir más le - d e r n i d a d : l a d e l o v i v o e n e l l a , y n o l a
jos), una elaboración que trata de ir un de u n c a d á v e r l i b r e s c o p o r m u y e x q u i
poco más allá de la crítica canónica de sito que a galenos ociosos parezca.
la modernidad inconclusa. El trasplan- Ilustración supone, en las condiciones
t e d e t i p o l o g í a s , s u g e n e r a l i z a c i ó n e n l o , k a n t i a n a s , a t r e v e r s e a saber. Atreverse que toca al diagnóstico de la eticidad y a nombrar. Y el itinerario de este traba m o r a l i d a d d e h o y , t i e n e u n l í m i t e : e l j o c u m p l e l a c o n d i c i ó n q u e a n u n c i a e n e j e r c i c i o d e l d i s c u r s o q u e h a b l a d e l o s u m i s m o o b j e t o . p e c u l i a r . E s d e c i r q u e p retende recoger
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CRÍTICA DE LIBROS
Principalmente por centrarse en dos tido. El punto de partida, como es sabi
ejes no usuales: la apuesta por la explo- do, arranca del diagnóstico que los es
ración de la identidad moderna desde el tudiosos de la crisis de la modernidad y
eje de la autonomía y la opción por es- de sus discursos plantean: sobre la
tablecer la historia del presente. Las for- c o r r e c c i ó n o n i t i d e z d e l a e s c i s i ó n d e
mas de identidad de nuestra conciencia los tres órdenes discursivos (técnico/éti
moderna y las que emergen en el hori- co/expresivo). Limitarse a suponer o re
zonte de la crisis irresuelta de la moder- conocer que debe de haber nexos posi
nidad son sometidas a indagación desde bles entre ellos sería inteligente pero
e l p u n t o d e v i s t a d e l o q u e p o d e m o s d e - programático. Atreverse a explorarlos,
signar como instituyente: el nombre sobre todo los que vinculan la morali
como generador no sólo de la cosa, sino dad y la expresividad, se convierte en
d e l a i d e n t i d a d d e l o s s u j e t o s . u n a t a r e a q u e n o a c a b a.
Por ello, la autonomía cabe leerla Los pasos que esta historia del nom
superponiendo dos sentidos, que se tirar nos propone, tienen una cautela
aproximan con originalidad: autonomía inicial: probar las posibilidades del tra
('avióS vóNoS) como apropiac i ó n c r í t i c a t a m i e n t o l ó g i c o -s e m á n t i c o d e l n o m b r a r
de las determinaciones del presente y de y del nombre propio. El recorrido por
su lectura en negativo (donde se ocultan los lugares establecidos desde la analíti
y deniegan las promesas aplazadas, los ca del lenguaje constituyen, si se me
p a s o s p e r d i d o s , l a s f o r m a s d e v i d a a p a r - permite, un peaje crítico para avanzar.
cadas, las ganas) y autonomía (á rtó5 - Bien está el anclaje en los desarrollos
ó v o V t a ) c o m o b ú s q u e d a i n c e s a n t e d e u n a c e r c a d e l n o m b r e . N o se trataba de
modo propio de nombrarse y de nom- descubrir ningún Mediterráneo ni de in
brar. A sabiendas -y a q u í e s t á l a c u o t a c u r r i r e n a u t o g é n e s i s . H a y l i n a j e , c u n
de lucidez que aporta el libro- de que que sea menos sostenido, aunque ten
l a a u t o n o m í a n o e s t á d a d a , s i n o c o m o g a n l o s d e l l e n g u a j e o r d i n a r i o -y n o
postulado, como ideal regulador, y el vamos a hablar del giro analítico como
nombre no agota, desde el punto de vis- un rodeo, esto lo pudo decir el maestro
t a é t i c o , n i l a c o s a , n i e l s u j e t o q ue se de filósofos asturianos, Pedro Caravia,
enuncia. En ambos casos hay conquista con piedad y parsimonia- menos finu
y tensión. En su confluencia, que es ra global. El balance que Thiebaut hace
más que mera anfibología etimológica, es ajustado y señala los límites.
hay un recorrido de figuras que no en - E l d e s p l a z a m i e n t o h a c i a l a p e r s p e c t i
trampan ni suponen la entrega a la des- va de la historia constituye la apuesta
cripción de lo dado, sino a su crítica central. Un nuevo topos de la moderni
atenta. Incluso por aquellos caminos dad está debajo. Pretende recorrer pre
que no consagra la apresurada y tozuda cisamente en las figuras expresivas, en
racionalización unidireccional a la que las tipificadas como propias del arte,
corren a apuntarse, cuando to c a , l o s s e - a q u e l l o s p a s o s d e l a c o n f i g u r a c i ó n d e
d i c e n t e s c á t a n o s c r í t i c o s . l a i d e n t i d a d m o r a l -l a q u e n o s d e s i g n a
la que nos estamos jugando, más allá
La ética de las figuras o por lado distinto de los discursos
argumentativos, o metalenguajes- que
Pero e l a s p e c t o m á s i n t e r e s a n t e e s e l m a r c a n e l p a s o d e l a m o d e r n i d a d e s t r e
recurrir a las formas expresivas del mecida a la posmodernidad que no se
nombrar y de la identidad. El recorrido reconcilia consigo misma. Todavía.
n o e s n u e v o e n T h i e b a u t , y e s c o m p a r- Dos temas, en el sentido fuerte (mu
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sical, pictórico, pero también agónico) sino una exigencia de lucidez y de vo
sirven no sólo de metáforas primordia- luntad de transmisión.
les, sino de topologías del presente en Da la impresión, por concluir, de que
sus dos momentos morales: la lucha estamos ante un trabajo que juega en
por el nombre -la que cambia el linaje un terreno no roturado. Por eso sólo
heredado, adscrito, por el nombre pro- p u e d e c o n v o c a r a s e g u i r p e n s a n d o s u s
p i o , e n e l s e n t i d o d e c o n q u i s t a d o - re- c o n d i c i o n e s . L a i d e n t i d a d n o p a r e c e y a
presentada en el motivo de Jacob (lue- tema sin calles ni plazas concretas. Ni
go y ya siempre Israel) en su lucha con siquiera coto vedado para uso de post
el ángel, y el despojamiento de los nom- hegelianos, extemporáneos o adminis
b r e s c o n s t r u i d o s , e l m o m e n t o d e l a t e n - tradores. Cabe nombrar cómo nombra
da del presente, cristalizado en el paté- mos, a condición de no reducir. A cor
tico perro semihundido de Goya. dición de abrirse a los lugares en los
El itinerario no es fácil. A las variar- q u e s e b a r r u n t a n n o s ó l o e n u n c i a d o s
tes ¡cónicas se suman tratamientos pic- sino anuncios. Creo que es un libro que
tóricos y discursivos posteriores (la es- irá dando mucho más de sí. Porque
critura que media a poetas ya plásticos) parte de una mirada cabal: no entre los
y ello es prueba de la apertura radical paradigmas, sino entre los que se jue
de la derrota, en sentido marinero, em- g a n e s t á e l j u e g o ,
prendida. La biografía de nuestro pre
sente no es un síntoma de decadencia, José Miguel Marinas
UNA TRÁGICA VOLUNTAD DE LUCIDEZ
H. SUBIRATS: presa que alguien se atreva a contrave
El escepticismo feliz y otros ensayos, nir tendencia tan institucionalizada,
por supuesto, trágicos. Prólogo después se comprende la necesidad de
de Fernando Savater. Editorial un tipo de escritura que recupere y re
Mondadori, Madrid, 1989, nueve ese espíritu libre «siempre dis
puesto a penetrar lo mismo en las som
Parece como si nunca hubiesen sido bras que en la luz, y presto a poner en
tan necesarios como ahora los correcti- entredicho en todo momento las ideas
vos, los alegatos frente a ese persa- recibidas», tal como manifiesta emble
m i e n t o d o m i n a n t e q u e i n u n d a e l m e r - máticamente Héctor Subirats en su li
c a d o e s p a r c i e n d o o p t i m i s m o e i l u s i o - bro El es c e p t i c i s m o y o t r o s e n s a y o s , p o r
res por doquier. Desprovistos de gran- s u p u e s t o , t r á g i c o s .
d e s c o n t r i n c a n t e s , l o s a p a r a t o s y l a s P a r a a v e n t u r a r s e -y e m b o s c a r s e
instancias ideológicas establecidas en el en una empresa que cada vez parece
país dan la impresión de haber perdido más singular, el autor ha urgido la
el sano hábito de la duda y del desafío. comparecencia en sus páginas de unos
Un mundo cada vez más uniformado cómplices ya bien bragados en tareas
t i e n e s u r e p l i c a s i m é t r i c a e n u n p e r s a - d e m o l e d o r a s: Nietzsche, Freud, Batai
miento reflexivo que se debate entre la. lle, Cioran, García Calvo. Pero además
autocomplacencia y la banalidad. de esas huellas tan perceptibles como
Por ello, aunque cause primero sor- bien compaginadas, Héctor Subirats
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