respuesta de apia al documento del mec “una educación de calidad

Transcripción

respuesta de apia al documento del mec “una educación de calidad
RESPUESTA DE APIA AL DOCUMENTO DEL MEC “UNA
EDUCACIÓN DE CALIDAD PARA TODOS Y ENTRE TODOS”
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En primer lugar nos vemos en la obligación de denunciar el procedimiento elegido
para debatir la propuesta del MEC. Por una parte porque elude la participación
directa del profesorado a través de los CLAUSTROS de profesores. Y además
porque la premura de tiempo con la que está planteado impide, de hecho, cualquier
tipo de debate efectivo.
No podemos compartir la idea, sostenida en el documento, que atribuye el peso
fundamental del aprendizaje al entorno y no al alumno. Sin pretender ignorar la
matriz social de todo hecho educativo, somos conscientes de que el alumno, como
sujeto de aprendizaje, tiene una especial responsabilidad que no puede ser
devaluada. De hecho creemos que, en buena medida, el actual estado de deterioro
que sufre la educación en España es fruto de haberlo entendido así con la aplicación
de la LOGSE.
Por razones semejantes rechazamos el análisis que de la situación actual hace el
documento, salvo en la opinión, que compartimos, del elevado número de
asignaturas que hoy se cursan en la ESO. Por lo demás, ni la “inadecuada
formación pedagógica del profesorado”, ni “crisis económicas” sobrevenidas, ni la
“escasa importancia concedida a la educación emocional o de los sentimientos”, ni la
“organización de los departamentos didácticos”, ni la “inadecuada formación inicial del
profesorado”, entre otras supuestas causas, pueden invocarse para justificar el
fracaso de un modelo educativo, el consagrado en la LOGSE, que se ha mostrado tan
anacrónico como incapaz de promover una verdadera educación de calidad.
La tímida apuesta por las evaluaciones de diagnóstico del sistema educativo al
final del 4º curso de primaria y del primer ciclo de la ESO, “de carácter formativo
interno”, no despejan las dudas sobre su verdadera intención. Creemos que deberían
de instituirse evaluaciones de diagnóstico al finalizar la enseñanza primaria y la
secundaria obligatoria con el irrenunciable objetivo de promover la consecución
de los mínimos establecidos para estas enseñanzas en una amplia mayoría
de la población escolar.
Sobrevuela en el documento la intención más o menos clara de resucitar en la ESO
el modelo de evaluación LOGSE, “colegiada” o “globalizada”, de tan nefastas
consecuencias. Somos firmes partidarios de una evaluación sujeta a criterios
de objetividad que garanticen la igualdad de oportunidades y la no
discriminación. Por eso postulamos, al menos, el mantenimiento de la evaluación
LOCE en la ESO.
La reafirmación en el modelo de escuela “comprensiva”, al apostar nuevamente
por soluciones ya conocidas -más adaptaciones y diversificaciones curriculares,
programas de garantía social, desdobles en matemáticas e idioma (sic), etc.-, no
hacen más que profundizar en la crisis de un modelo que tiene como corolarios
más distintivos el clasismo y la ignorancia. Defendemos el establecimiento
de itinerarios formativos en la ESO, flexibles y permeables, rechazados en la
propuesta ministerial más por un acendrado prejuicio que por razones objetivas.
En la misma línea, se profundiza en el empeño de reducir el Bachillerato a la mínima
categoría. Lejos de proponer un aumento de la duración de esta etapa –de lo que
somos firmes partidarios- que permitiera aproximarnos a nuestro entorno más
cercano, se postula “más flexibilidad” –más “materias de elección”- en perjuicio del
“núcleo de formación común”. Y como guinda, una nueva asignatura –“Cultura
Científica”- en el ya inflacionario panorama del currículo del Bachillerato LOGSE. Si
además consideramos la eliminación de la prevista Prueba General del
Bachillerato, mucho nos tenemos que se trata sin más de retornar a la LOGSE pura
y dura. Somos claramente partidarios de la existencia de una prueba de
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homologación al final del Bachillerato, que garantice la calidad de la
educación impartida.
En cuanto a la nueva asignatura “Educación para la ciudadanía”, hemos de decir
que por un lado sus contenidos están presentes de algún modo en la asignatura de
Ética, y por otro que no nos parece un planteamiento acertado recurrir al
adoctrinamiento para transmitir valores, porque ignora que la asunción de éstos
debe ser el producto de la libre voluntad de ciudadanos. La única manera de
ensanchar esta libertad es más y mejor educación, sin que existan "atajos
milagreros" en la constitución del sujeto moral.
El planteamiento acerca de la enseñanza de la religión no difiere en gran medida
de la situación actual aunque desde nuestra perspectiva supone un tímido avance. De
cualquier forma la postura manifestada es algo confusa. APIA se ha manifestado
recientemente por la necesidad de que en la enseñanza pública el hecho
religioso se aborde sólo desde una perspectiva no confesional.
El documento no propone un modelo claro de carrera docente, a la vez que
alude a una indefinida evaluación de su práctica sujeta a criterios ciertamente
oscuros. Estamos a favor de un Estatuto de la Función Docente que restablezca
la conexión entre la docencia en secundaria y la universitaria, y preserve las
especialidades en secundaria frente a la tendencia cada vez más acentuada de
diluirlas en áreas. Algo que, hasta el momento, sólo ha demostrado tener
consecuencias negativas.
Nos resulta sorprendente que el análisis de la situación actual no aluda, ni de refilón,
a los graves problemas que aquejan a las plantillas de los centros, sujetas a
una extraordinaria inestabilidad, incompatible con el desarrollo de un proyecto
educativo razonable a corto y medio plazo. Es, en este sentido, sintomático que ni
siquiera se mencione la altísima proporción de profesorado interino.
En lo referente a la gestión de los Centros docentes, todo parece indicar que se
apuesta por mantener el modelo que rige en la actualidad. Un modelo
manifiestamente mejorable en el que el Claustro dormita ajeno las más de las
veces al pulso de los centros. No nos puede parecer pertinente la pregunta ¿Cree
Vd. Que el Consejo Escolar y el Claustro recuperen y refuercen su capacidad de
decisión? porque es sin duda el segundo el que ha perdido gran parte de sus
competencias desde la aplicación de la LOGSE. Por eso proponemos que las
cuestiones docentes y disciplinarias sean competencia exclusiva del Claustro
y que en el proceso de elección de miembros del Consejo Escolar se exija
necesariamente un mínimo de respaldo electoral a cada uno de los
candidatos. Lo contrario supone validar un sistema sólo nominalmente democrático.
La necesidad de una evaluación externa de todos los tramos de enseñanza es
compartida por nosotros, aunque creemos que debe tener la finalidad de valorar
la calidad del servicio prestado y proponer las modificaciones oportunas en su
caso. Los fines de la evaluación que se proponen en el documento son sencillamente
incomprensibles. Tampoco acabamos de entender por qué la Consejería de Educación
andaluza se ha estado resistiendo con tanta obstinación a las evaluaciones del INCE
(Instituto Nacional de Calidad y Evaluación) a pesar de ser ahora firme partidaria de
éstas.

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