La Historia de Casa Galicia por Manuel Zapata Lo que le da sentido
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La Historia de Casa Galicia por Manuel Zapata Lo que le da sentido
La Historia de Casa Galicia por Manuel Zapata Lo que le da sentido y vitalidad a una democracia no son ni los ideales proclamados por oradores. Son las instituciones. Además de transmitirle de una generación a otra las tradiciones y valores eternos de un pueblo, son las que exigen, respetan, defienden y llevan a la práctica los principios democráticos de una sociedad y son los campos de ensayo para la participación de los ciudadanos en una democracia. De acuerdo a esta definición CASA GALICIA es toda una INSTITUCION ejemplar. Su origen En los años veinte hubo un antiguo Centro Gallego que llegó a tener un gran edificio, situado en Union Square que, en aquel tiempo, era el orgullo de la comunidad gallega, en cuya propiedad acabaron instalándose las otras sociedades españolas. Pero la gran depresión económica que azotaba el país acabó con la institución. Muchos de los socios fueron absorbidos por la Sociedad Benéfica Española, La Nacional y durante la Guerra Civil, por el Frente Popular Antifascista Gallego. Entre otras sociedades activas en aquella época se encontraban el Centro Asturiano, Centro Vasco, el Club Obrero Español, Segura F.C., Sociedades Hispanas Confederadas, Círculo Valenciano. A la conclusión de la guerra civil, los inmigrantes y exiliados gallegos, sabiendo queellos España ya no guardaba esperanza alguna sintieron la necesidad de crear una pequeñaGalicia fuera de Galicia. Fue cuando el Frente Popular Antifascista Gallego se transformó en Unity Gallega, mejor conocida por Casa Galicia. Ello sucedió en 1940 poco antes de marcharse Alfonso Castelao para Buenos Aires. En las tertulias llevadas a cabo con los fundadores habló de la falta de un lugar propio donde los gallegos se pudieran reunir y satisfacer el anhelo de conservar la lengua, folklore, música y valores culturales. Si Castelao fue una inspiración, la necesidad fue el ejecutor. Aquellos que no desoyeron sus palabras se organizaron y la colaboración fue entusiástica. Los fundadores eran los mismos, en su mayoría gallegoa, que durante la guerra civil habían colaborado entusiásticamente con las menciona das sociedades españolas, mayormente en beneficio de la República y las víctimas inocentes de la guerra. Sin embargo, al establecerse la Sociedad, con el objecto de evitar las consecuencias de una continuación de la intensa fricción política producida durante la guerra, una de las exigencias principales fue la insistencia en la abstebción absoluta de temas ideológicos. (En 1940 había unos 48,000 inmigrantes españoles esparcidos por Estados Unidos, aproximadamente el 10 por ciento vivían en torno a Nueva York, la mayor representación siendo gallega y se calcula que el 90 por ciento habían simpatizado con la República). A ese fin en el Reglamento, bajo la Declaración de Principios, se incluyó el párrafo siguiente: Será ajena a todo partido político, social o religioso determinado. En su seno caben todos los gallegos, cualquiera que sea su ideología, y los que sin serlo, apoyen sus fines, siempre que acaten los principios democráticos. Unos años más tarde, en el 1946, recién terminada la guerra mundial, Alfonso R. Castelao volvióa Nueva York y fue nombrado el “primer socio honorario”. Desde Miami, en el viaje de regreso a la Argentina, escribióestas letras: Meus benqueridos irmáns: Xa cheguei ao-calor. O viaxe foi bo; pero apenas logrei durmire, porque dous neniños empeñáronse en cantar a dúo a as náis acompañabanos como roncóns de gaita. O viaxe que debía facer mañán adiateino para esta noite, de modo que a miña chegada a Habana será cousa de horas. Ainda non ordenéi as miñas inpresións da estada en Nova York. Sóio sei que de non pasar por ahíquedaríame un remordimento e que, cos catro dias que pasei entre vós, medrou o cariño que xa vos tiña e o optimiso que sempre sentín pol-a causa que defendemos. Volvo a Bos Aires asombrado da obra que fixéchedes. Esa casa é un xoia. E non teño ningunha dúvida de que os galegos de Nova York, aunque sean poucos, multiplicaranse expritualmente para formareno trípode que manteña, a sona e o creto de Galiza. O plata, a Habana e Nova York; velahi os tres puntos fortes, que deben entenderse e coordinarse a súa aición. Levo conmigo, ademáis do cariño fraternal que vos teño, o tíduo de premeiro socio honorario que me outorgáchedes e o agradecimento que vows debo. Vaia esta carta como primeiro saudo a o marcharme e non deixarei de mandarvos outras e de poñervos en comunicación coas entidades de Bos Aires, que saberán por min a vosa valía Unha forte aperta para todos Miami, 27-Nov.-1945. CASTELAO Alfonso Rodríguez Castelao falleció en Buenos Aires en el 1950 y fue el primer Socio de Honor de esta institución gallega. A veces una persona no vierte una gota de sudor ni llega a ocupar ningún cargo pero su personalidad y espíritu le convierte en la inspiración de grandes obras. Desde 1951 Casa Galicia ha honrado su memoria anualmente. Los fundadores A los tres años de fundarse la Sociedad, en 1943, el Artículo 7 del Reglamento fue enmendado con la declaración siguiente correspondiente al párrafo (a): Serán Socios fundadores todos aquellos que se hayan inscritos antes de la adquisición, del primer edificio social, sito en la calle 59 de la ciudad de Nueva York. Desafortunadamente si hubo una lista con los nombres de los fundadores lamentamos decir que no ha llegado a nuestras manos, pues no se halla en los archivos. ¿Qué clase de personas eran los fundadores? Pertenecían a una generación extraordinaria. Ya que la emigración suele ser la válvula de escape de los sistemas fracasados, no cabe dude de que las personas que huyeron de Galicia eran los buscavidas, arriesgados, emprendedores y no conformistas, precisamente aquellos individuos que en un ambiente libre forman parte del núcleo que la suele dar una vitalidad esencial a la cultura y economía de una nación. Fueron los inmigrantes el verdadero oro de América, a expensas de los anti-sistemas que no supieron o, más bien, no les convenía reconocerlo y aprovecharlo por temor a que desconcertaran el statu quo. La prueba del potencial innato de los inmigrantes gallegos, muchos de ellos campesinos y jornaleros que se vieron obligados a abandonar Galicia, generalmente sin oficio o una educación adecuada, se llegó a ver, si no en sus acontecimientos, sí en el éxito de los hijos y nietos que supieron aprovechar las generosas las generosas oportunidades de la nación anfitriona. Fue ésta clase de gente, hombres y mujeres inteligentes todos ellos corno diamantes sin pulir, que levantó una de las grandes instituciones étnicas de Nueva York, Casa Galicia. A lo large de las seis décadas el valor acumulativo de la inversión de los socios, en dinero y esfuerzo generoso, éste representado por la mano de obra no remunerada, es lo que con el tiempo fue creciendo hasta que en la actualidad constituye la suma total del valor monetario de las propiedades de Casa Galicia. Con frecuencia una generación levanta una casa, la segunda la disfruta y la tercera la derrocha. Somos los beneficiarios del fruto del sudor de los fundadores y primeros socios y debemos disfrutarlo, sí, pero también nos incumbe no derrocharlo y, siendo posible, mirar de que vaya a más para el beneficio de aquellos que vengan atrás. Es así como mejor serán honrados aquellos pioneros a quienes tanto les debemos y en el proceso nos acabaremos honrando a nosotros mismos. Su necesidad y función A lo largo de los años Casa Galicia ha tenido un impacto positivo e incalculable, no sólo sobre los gallegos pero también sobre otros grupos españoles e hispanos. Fue durante los años 40, 50 y 60, cuando la Casa Galicia de Nueva York mejor cumplió con su misión al proveerle a los gallegos las actividades culturales y sociales que habían formado parte de la vida antes de tener que abandonar la tierra nativa. Para comprender la importancia del papel que ha desempeñado la sociedad hay que imaginarnos en Nueva York antes de los años sesenta, an tes de que la cuota de inmigración se hiciese equitativa para todas las naciones. Fue cuando se precipitó la ola de inmigrantes procedentes de Hispanoamérica, con la consecuencia de que la ciudad de Nueva York se convirtió en una de las grandes capitales de habla española en el mundo. Fue también en esa época cuando comenzó a surgir el fácil y rápido acceso a España vía los reactores y vuelos charter, a precios módicos. Anteriormente, quien deseaba hacer un viaje a su tierra lo hacía sabiendo que debía abandonar el puesto de trabajo que le había sido tan difícil conseguir. Los barcos españoles eran lentos y, como andaban recogiendo cargs, tocaban en los puerdos sin fechas fijas y para hacer un viaje era necesario disponer de, no semanas, sino meses, Esta todavía no era la América que hoy conocemos. Sus distintos edificios Fuera de Galicia, libre de impedimentos políticos, burocráticos y caciquiles, el gallego siempre ha demostrado su gran capacidad para luchar, abrirse caminos y triunfar. Lo ha manifestado siempre cuando le ha tenido que hacer frente a los retos a solas y también cuando ha trabajado en equipo, siendo ejemplo de ello la trayectoria histórica de Casa Galicia. En septiembre de 1940, una veintena de hombres se juntaron para sentar las bases de Casa Galicia, cuyo primer local fue destruido en el primer año por un incendio. Los socios no perdieron el tiempo lamentando la desgracia. Con el seguro de incendios y la aportación financiera de los sociios, se fijó el segundo local en un piso del No. 105 Oeste de la Calle 63, pero con el crecimiento de la Sociedad fue necesario comprar un edificio propio, éste en el 113 Oeste de la Calle 59. Lo recuerdo bien y las largas escaleras que conducían al salón. Es allí, donde con unos días de permiso en casa despedí el año 1951, poco antes de ser enviado a la guerra en Corea. El edificio era viejo y requería muchas alteraciones y dinero. Algunos les consideraron “locos y soñadores” a aquéllos que asumían un reto de semejante envergadura. Afortunadamente éstos no se dejaron disuadir por los matasueños y acudieron al coraje y empeño. Debido a la hipoteca y al presupuesto que requería el arreglo del edificio y en vista de los escasos ingresos y recursos, los socios mismos se comprometieron a prestar toda la mano de obra necesaria para realizar los trabajos de acondicionamiento, albañería, carpintería, fontanería, electricidad, ect., mientras que las mujeres se encargaron de la limpieza y la parte alimenticia. La mayoría de los voluntarios, sin oficios o carreras, solían tener trabajos manuales con turnos distintos y, a pesar del cansancio, dedicaban largas horas libres durante la semana y los días que libraban. Fue en esta Casa Galicia de la Calle 59 que se crearon los primeros grupos artísticos (baile,gaitas, rondalla, ect.) y se inició toda clase de actividad cultural, incluso festivales para recaudar fondos con el fin de sufragar los gastos de la sociedad. Fue una de las épocas más brillantes y extraordinarias. Sus actividades Entre todas las actividades de Casa Galicia son las que corresponden a los grupos folklóricos las más importantes y las que le proveen una identidad auténtica y exclusiva a la Sociedad. La música y el baile son dos expresiones culturales que representan los sentimientos máa profundos de un pueblo. A través de los años, medios artísticos como el Coro, la Rondalla, el Ballet Gallego y el Grupo de Gaitas, alentaron, no sólo el espíritu de los socios, pero también siempre obtuvieron resonados éxitos con sus variados programas actuando anualmente en el desfile del Día de la Raza por la Quinta Avenida, en otros desfiles, en la televisíon, en universidades y en otras actuaciones en Estados Unidos, España y Puerto Rico. Casa Galicia no sólo se preocupó por las actividades culturales y sociales, en beneficio de la comunidad gallega, española e hispana de Nueva York, también se interesó en fortalecer las relaciones con Galicia. Se patrocinaron muchas fiestas para la recaudación de fondos con el objeto de beneficiar a la Academia Gallega, La Cocina Económica, el Sanatorio Marítimo de Oza, la Fundación Penzol de Vigo, el Asilo de Ancianos de Lugo y otras instituciones, ello realizándose durante los años más difíciles que atravesó Galicia. Ha sido un socorro filantrópico para las víctimas de naufragios en los mares gallegos, las inundaciones de Valencia en 1959, el huracán de Puerto Rico y el terremoto de Chile en 1960, y el del Perú en 1970. Además los miembros se encargaron de recaudar donativos para la escuela de Castro Caldelas, la de Cecebre, el Colegio de Bañobre, ect. Una de las actividades más destacadas de la colonia española en Nueva York fue iniciada por Casa Galicia, un homenaje a Severo Ochoa, de Luarca Asturias, ganador del premio Nobel en 1959, en medicina y fisiología. En cooperación con otras sociedades españoles y con más de ochocientas personas se reunieron en el Hotel Commodore para rendirle un tributo de admiración. En la historia de Nueva York jamás se había visto un acto español tan brillante. Lo que nunca anticiparon los fundadores y socios fue que llegaría el día en que se verían obligados a abandonar la casa que les había costado tanto desvelo y sudor. Ello surgió cuando recibieron la notificación del proyecto del ayuntamiento de la ciudad de Nueva York para construir el Coliseum, y que el edificio sería destruido. Al parecer fue un polpe tan grande e inesperado que algunos consideraron que resultaría mortal para la Sociedad. Pero una vez máa fueron los optimistaas los que se movilizaron para dar el próximo paso y se mudaron para el número 153 de la Calle 64. Sin embargo, este edificio también fue expropiado en 1958, para darle paso al Lincoln Center. Esta vez se mudaron para la Calle 41 y Novena Avenida. Pero el ayuntamiento le seguía pisando los talones a Casa Galicia y, debido a la expansión del Port Authority Bus Terminal, una vez más los sociios se vieron obligados a emprender la búsqueda de otro local. Fue cuando, en 1969, compraron el Wedster Hall, en el 119 de la Calle 11, entre las avenidas Tercera y Cuarta, esta vez pagando al contado por un edificio, cuyo salón principle era uno de los más lujosos de la ciudad y tenía un capacidad para unas 3,000 personas. Cuando se había comprado el primer edificio apenas se pudieran juntar $500 para el depósito de compra. Las expropiaciones del ayuntamiento siempre le resultaron favorables para Casa Galicia. Con el crecimiento de las capacidades físicas en esta última sede, vino la expansión de las actividades culturales y recreativas en la época más prolífica, gracias a la colaboración entusiasta de los socios y a los administradores. En el año 1993, teniendo en cuenta que un gran número de los socios habían fijado su residencia en Queens, se adquirió un lugar interino, en el 39-22 de la Calle 30, en Long Island City, pero en diciembre del 1994 se inauguró finalmente el local actual situado en 37-09 31st Avenue, Astoria, Queens. La propiedad en la Calle 11 de Manhattan sigue siendo provechosamente alquilada. Razones por el éxito de Casa Galicia El éxito de cualquier pueblo o sociedad depende del esfuerzo colectivo de muchos, cada individuo contribuyendo a su manera y a sabiendas de que las ambiciones personales siempre deben ser supeditadas a los intereses de la entidad. En ese respecto Casa Galicia siempre ha sido afortunada ya que siempre, a la hora de la necesidad, ha podido contar con socios, directivas y presidentes que supieron hacerle frente a cualquier reto, trabajando en equipo y poseídos de una buena voluntad y des interesadamente entregados al fin dictado por la mayoría. Prueba de ello son las actividades que se están llevando a cabo en la actualidad, una de las épocas más gloriosas, de lo cual muy posiblemente los fundadores se sentirían muy orgullosos. Los presidentes Ha habido muchos presidentes que se sacrificaron y le dedicaron un esfuerzo superlativo a la buena función de Casa Galicia. Si el factor suerte ha tenido un papel importante se ha visto con la presencia de los líderes más calificados en los momentos de la mayor necesidad. El buen desarrollo de Casa Galicia no hubiera sido posible sin la aportación de los líderes que ha tenido. Por falta de espacio nos limitaremos a mencionar solamente dos. Ramón Seijo, de Soñeiro, Sada, La Coruña, fue elegido cuatro veces a la presidencia, hecho que es una prueda suficiente de su capacidad y éxito, ello en algunos de los momentos más críticos en los primeros años de la Sociedad. El otro ha sido Emilio Flórez quien fue presidente en los años 1944-47, 1951-52, 1959-60, 1965-72, 1974-76. También nativo de Sada, La Coruña, llegó a Nueva York, en 1921, a poco de concluir la primera guerra europea. Flórez siempre tuvo en cuenta la experiencia del fracaso del antiguo “Centro Gallego”, lo cual siempre le motivó a luchar por la independencia económica de Casa de Galicia. La historia de la obisea humana suele girar en torno a unos cuantos individuos que con la fuerza de su carácter y personalidad, poniéndose al frente o detrás del poder, se empeñan en darle dirección y vitalidad al ambiente que habitan. La colonia gallega está endeudada a Emilio Flórez, pues ha sido más tiempo el alma, el dinamo, el timonel principal de esta institución, la misma que le suavizó la transición y existencia a tantoa inmigrantes gallegos, todos ellos pioneros que a su manera también procuraron facilitarle la introducción en los infinitos senderos que eligieron los descendientes hoy esparcidos por esta gran nación. Las mujeres No podemos olvidar la perenne labor valiosa y desinteresada de las mujeres cuya contribución Emilio Flórez siempre consideró absolutamente imprescindible. Toda sociedad que prescinde de la energía e inteligencia del género femenino excluye automáticamente la mitad de su potencial y reduce sus posibilidades de una manera radical. Un día, habrá un cuarto de siglo, le pregunté a Emilio Flórez, fundador y catorce veces presidente de Casa Galicia, a qué le debía el hecho de haber persistido tantos años en su empeño y con éxito. Pues era a él, su liderazgo y esfuerzo, y el sacrificio desinteresado de otros como él, a quienes se le debe el bienestar económico de la institución. A continuación sigue la esencia de su respuesta ofrecida sin una pausa para pensarlo. “Casa Galicia es lo que es gracias a las mujeres, a la Sección de Damás, a su participación , en todo momento voluntaria para lo que fuese necesario y en beneficio de la Sociedad. Ninguna fiesta o actividad se ha podido llevar a cabo sin su colaboración desinteresada. Si he sido muchas veces presidente es por ellas, porque siempre supe que mi trabajo se haría fácil, ya que sobre ellas caería la mayor responsabilidad.” Desde el primer momento la colaboración incondicionable, incansable y sin fanfarria, de las mujeres em las fiestas, cacheladas, banquetes y otras actividades, le ha representado a Casa Galicia un valor incalculable, sin excluir los ahorros en sueldos que le ha ayudado primero a reducir las deudas y, con el tiempo, situarla en una buena posición financiera. Responsables, generosas y positivas, siempre han sido un baluarte con el que siempre ha podido contar la Sociedad. Las juventudes Sin la generación que viene atrás no hay futuro. Siempre fue y continuará siendo el contacto con la posteridad. Para los hijos y nietos de los socios Casa Galicia siempre representó una experiencia y suplemento a la educación del hogar y escuela. A fin y al cabo, por muchos sobresalientes que adquieran los alumnos, es en el campo competitivo del deporte, en su participación en las actividades sociales y culturales, en el roce e intercambio social diario, donde ellos desarrollan y maduran y sse convierten en ciudadanos responsables. Es por medio de la experiencia que los jóvenes descubren quiénes son. Los triunfos son los que les proveen el concepto que adquieren de sí mismos y son las adversidades y fracasos los que le fortalecen el carácter para resistir las tentaciones e influencias negativas. Es así como completan su educación y se preparan para hacerle frente a todo lo que el mundo tenga que ofrecerles. Ese beneficio no se puede sacar de ningún libro o aula. La experiencia, preferiblemente patrocinada por los mayores, en un ambiente controlado como el que ofrece Casa Galicia, un ejemplo siendo la discoteca, no tiene sustituto ni hay dinero que la pague. Muchos socios siempre reconocieron instintivamente que la inmersión de los hijos en las actividades de Casa Galicia debía llevarse a cabo a la edad más temprana posible, antes de que adquiriesen complejos. La recompensa a largo plazo fue una más fácil transición a la mayoría de edad y un más suave ingreso en el mundo de la dura realidad. Muchos padres y abuelos lo intuyeron y por ello se empeñaron en llevar semanalmente a los hijos y nietos a las actividades culturales y sociales. Es esa mismo juventud la que cuando llegó a pisar las huellas de los mayores se dio cuenta de la importancia de lo que habían hecho por ellos y procuraron duplicar ejemplo. Es a partir de ese momento que empezaron a honrar la memoria de sus nombres. A continuación incluimos unos párrafos extraídos del libro de memoria, 1972-1973, siendo presidente el Sr. Francisco Castiñeira, que resume las actividades en que siempre participaron las juventudes. “Esta sección [de Juventudes] que ha sido creada hace a penas seis años, ya cuenta en su haber grandes logros, tanto en el campo social como en el deportivo. En lo social mantenemos nuestros bailes dominicales, trabajando intensamente para que sean un éxito en todos los aspectos, pues creemos aparte de lo económico le dan prestigio a la sociedad. Cerramos el año social con el certamen para elegir Miss Juventudes, culminando con un fastuoso Baile de Coronación, seindo éste sin lugar a dudas el más elegante, hermoso, alegre y brillante de la colonia Hispana de New York. En el campo deportivo, creamos un equipo de fútbol, nuestro N.Y. Galicia, que en un corto tiempo se convirtió en un potente conjunto... clasificándose vice-campeones en 1970-71, y nada menos que campeones en 1971-72.” En resumen, en cuanto a las juventudes, sean las que asisten a la discoteca, aquellas que forman parte de los grupos folklóricos o las que se presentan para Reina de Casa Galicia, en la actualidad siguen honrándonos a todos y nos llenan de orgullo, y nos convencen de que el roce con otros de su edad y origen, dentro a del ambiente que ofrece Casa Galicia, les está encauzando por un camino sano hacia el futuro. Esta breve historia no ha hablado de la aportación de los muchos individuos cuyo papel ha sido importantísimo en el desarrollo y función de Casa Galicia. Habría que hablar de cómo los distintos presidentes de esta institución gallega, los presidentes de secciones, los directivos y vocales, quienes con sus ideas, iniciativa y sacrificio personal fueron dejando su marca en Casa Galicia a través de los años, pero para darles el merecido y debido crédito habría que escribir una historia voluminosa. Cabe mencionar a una de las personalidades más destacadas. Emilio González López nunca fue presidente pero fue una de esas personas cuyapresencia se dejósentir durante cinco décadas. En palabras del ex-presidente Amado Ricón, en un artículo en el libro de Memoria 1976-1977, González López mantuvo “esa fogueira galega a traveso de conferencias, charlas e discursos, alén dos sabiios consellos dados nas Xuntas de Casa Galicia, para quen foi unha das razóns da súa eisistencia espiritual e cultural galegas... González López tamén é Socio de Honor, mais este título labróuno co seu esforzo, súa adicación e seu amor polas causas de Galicia.”