La invención de la casa maya de Yucatán - CIR

Transcripción

La invención de la casa maya de Yucatán - CIR
D esde la A cademia
La invención de la casa
maya de Yucatán*
Othón Baños Ramírez**
INTRODUCCIÓN
Después de casi un siglo de publicado el amplio estudio de Wauchope
(1938) sobre la vivienda en el área
maya, varias preguntas acerca del
origen prehispánico o colonial de la
casa maya yucateca todavía no han
sido respondidas adecuadamente. En
este trabajo planteo que la casa maya
yucateca como la conocemos hoy surgió a partir de una modificación exigida por la hamaca de henequén que
comenzó a ser utilizada para dormir
por la población maya cuando agonizaba el siglo XVII. Aunque no lo parece a primera vista, la historia de la
desaparecida hamaca de henequén es
la clave que nos arrojará luces sobre
muchas preguntas referidas al tema
del espacio y el poder en las comunidades mayas durante el periodo
colonial.
No es exagerado decir que la utilización de objetos domésticos inventados por los propios mayas es un tema
soslayado por los investigadores en
ciencias sociales, especializados en
la historia de esta región de México.
Lo cual no es casualidad, pues como
apuntan varios especialistas (Loshe y
Valdez, 2004:2), a pesar que en tiempos precolombinos los individuos del
común (o comuneros, que no pertenecían a las elites) constituían alrededor del 98 por ciento de la población,
nuestra percepción de ellos frecuentemente está basada en una comparación con las elites y no en sus propios
términos.
A juzgar por las fuentes históricas
disponibles y revisadas, la sustitución que hicieron los mayas de la barbacoa1 (o camastro: cama hecha de
palos) por la hamaca de henequén no
* Una versión previa de este ensayo con el título "L'invention du hamac et la maison maya au
Yucatán", ha sido publicada en la Revista Antropológica, Vol. 51, Núm.1, 2009, de la Societé
Canadienne d'Anthropólogie, pp. 209-223.
** Quisiera agradecer a mis colegas Sergio Quezada e Hilaria Máas Collí, sus comentarios puntuales y críticos formulados a partir de una versión temprana de este ensayo. De igual forma, aprecio la ayuda valiosa de Ceydi Patricia Alonzo Farfán, Angélica Álvarez Quiñones y
Omar Toscano. Empero, las ideas y omisiones son responsabilidad mía.
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Othón Baños Ramírez. Profesor investigador de la Unidad de Ciencias Sociales del
Centro de Investigaciones
Regionales Dr. Hideyo Noguchi de la UADY. Doctor en
Sociología, autor de numerosos libros sobre problemas
campesinos de Yucatán.
[email protected]
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se le confirió importancia alguna. En
todo caso, si las hay, se desconocen
las referencias. Menos aún sabemos
sobre los cambios que hicieron dichos
comuneros en sus casas2 para adaptarlas al nuevo objeto utilizado para
dormir. Estos hechos sociales, merecen, no me queda duda, una investigación más amplia y detallada que la
llevada a cabo para escribir este breve
ensayo. Mi objetivo en este trabajo es
señalar la capacidad de cambio social
que en un momento dado adquirió
un objeto doméstico: la hamaca, y de
pasada abrir algunas inquietudes y
preguntas en torno de la magnitud y
significado de dichos eventos locales
para el entendimiento de la cultura
de los comuneros mayas como tales.
Los historiadores de la cultura maya
han reconocido varias etapas o épocas de su devenir histórico. Morley,
por ejemplo, reconoce tres épocas: la
del Preclásico de 1500 antes de Cristo
a 317 después de Cristo; la del Clásico del año 317 al 889; y la del Posclásico del 889 al año 1697, cuando los
últimos mayas organizados fueron
conquistados (Morley, 1972:54). De
igual forma, bajo el régimen colonial
la organización social y política de la
comunidad maya fue una al inicio
(Farriss, 1984) y otra en el momento
que surge el movimiento de independencia (Patch, 1990; Quezada, 1993;
Güémez Pineda, 1994). Verdad de
Perogrullo, pero debemos recordar: la
maya, al igual que otras colectividades
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humanas, jamás ha sido monolítica ni
permanecido estática.
Uno de esos cambios, que a primera vista parece simple fue cambiar
el modo de dormir sustituyendo el
camastro (barbacoa) por la hamaca
de henequén. Los mayas que lucharon contra los conquistadores españoles no conocían el arte de dormir
en hamaca y transcurrió más de un
siglo de colonización antes que sus
descendientes la adoptaran como el
objeto predilecto para descansar y
dormir. Enseguida veremos que dicho cambio fue de gran trascendencia comunitaria ya que la hamaca no
sólo fue adoptada sino que adaptada
a la cultura local. Los viajeros europeos y norteamericanos que vinieron
a la Península de Yucatán a fines del
siglo XVIII y durante el siglo XIX observaron, admirados, que en esta región prácticamente toda la población,
fueran habitantes de la ciudad o de
un rancho, hombres, mujeres y niños,
todos, dormían en hamaca. Incluso
llegaron a pensar que era un objeto
propio de la cultura maya prehispánica porque las que vieron, y utilizaron ellos mismos, eran hamacas de
henequén, material que abunda en
esta región.
En el presente trabajo sostengo
que posiblemente en los últimos años
del siglo XVII gracias a la planta del
henequén —de la cual se extraía la fibra con la que se fabricó un hilo tosco, similar al hilo de algodón—, los
La invención de la casa maya de Yucatán
mayas pudieron adoptar como suya
la hamaca originaria del Caribe. El
henequén es fundamental para entender el surgimiento de una versión
yucateca de la hamaca. ¿Quién promovió la hamaca entre los mayas?,
¿cuándo y cómo la hizo llegar? No
se sabe. Obviamente, la adopción de
la hamaca por parte de los mayas no
se hizo de la noche a la mañana sino
que implicó un proceso que probablemente duró varias décadas, sobre
todo porque en la esfera de la familia la adopción de la hamaca era una
decisión difícil, puesto que, aparte de
construir una nueva casa con nuevas
dimensiones y estructura, diferente al
de las viejas casonas que albergaban
los camastros donde dormían, temían
que fuera un objeto inaccesible a su
condición económica. El dominio de
la técnica del urdido de la hamaca fue
el primer paso para desencadenar un
proceso de largo alcance social.
Me apresuro a decir que llego a
tales hipótesis de trabajo, sobre la
base de: 1) la observación y el análisis de las transformaciones de las viviendas3 rurales contemporáneas de
Yucatán, en concreto la tendencia de
la población maya rural —opuesta
a la antes mencionada— de cambiar
sus hábitos de dormir en hamaca (de
nailon y algodón) por hacerlo en la
cama, con lo cual, entre otras cosas,
la cama se vuelve un objeto que dicta la nueva configuración del espacio
residencial de la población maya del
medio rural yucateco. Subrayé en
dos ensayos publicados (Baños, 2002
y 2003), que lo realmente nuevo de
aquella tendencia, era la celeridad
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del proceso de sustitución de aquella
jerarquía de la hamaca por la cama,
en comparación con las décadas pasadas —incluso siglos— en que la
casa típica no había sufrido cambios.
Dicha celeridad revela la verdadera
profundidad del proceso, o si se quiere, nos advierte hasta dónde ha calado un nuevo valor en el repertorio
de la comunidad, el de la privacidad,
que viene acompañado con otros valores propios de la modernidad social
que campea hoy día en todo el país.
Y 2), de otra parte tras la revisión
de varias fuentes históricas para conocer la forma de organización del
entorno habitacional maya4 en los
primeros años y durante la conquista, lo cual comentaré ampliamente
más adelante. Mis preguntas iniciales fueron: ¿Cómo estaban organizados los espacios de la casa maya?,
¿cómo dormían?, ¿qué objetos domésticos había en la casa? La clave
para ensamblar el núcleo de ideas
de este ensayo fue advertir que el
término genérico hamaca, manejado
por Irigoyen (1974) junto con otros
muchos autores, hace referencia a un
grupo de objetos similares pero no
iguales. Mucho tiempo manejé dicho término sin conferir importancia
alguna al material del cual estaban
fabricadas. Ahora puedo afirmar categóricamente que "hamaca" es una
palabra esponja (y por lo tanto, diría Bachelard, es un obstáculo epistemológico), puesto que escamotea
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la verdadera hamaca yucateca, la
hamaca de henequén, ya desaparecida, que inventaron los mayas de
esta región de México. La hamaca de
henequén es la verdaderamente revolucionaria del espacio doméstico
maya. No sólo cambió el modo de
dormir de un pueblo compuesto por
muchos miles de personas sino que
dio paso al diseño de una nueva casa
sólida, fuerte, confortable y de una
sola pieza multifuncional, a la casa
maya convertida con el tiempo en un
arquetipo universal.
ANTECEDENTES: UNA BREVE
REVISIÓN
Antes de entrar propiamente en materia, parece conveniente revisar las
ideas sobre la casa, la vivienda y la
organización espacial mayas que manejan algunos estudiosos del tema.5
Robert Wauchope en 1934 afirmaba: sabemos bien poco acerca de
la gente que constituyó el poder humano que hizo posible la construcción de las pirámides y los palacios
(1934:113). En ese mismo sentido, en
un excelente trabajo sobre los estereotipos y la realidad en torno de los comuneros mayas, Joyce Marcus señala:
todos los estudiosos reconocen que el
trabajo de los comuneros fue esencial
para construir las ciudades, mantener las diversas estrategias agrícolas,
el movimiento de bienes entre sitios,
la producción de artesanías, y en general en la creación de una economía
La invención de la casa maya de Yucatán
próspera (2004:255), sin embargo la
información sobre ellos es escasa.
En suma, a los arqueólogos les
preocupa y se ocupan del tema, pero
todavía no saben con exactitud cómo
eran sus casas ni dónde vivían estos
comuneros mayas precolombinos,
aunque hay evidencias arqueológicas
de las casas de la gente que habitaba
cerca de las ciudades mayas.
Son pocos los estudiosos yucatecos que abordan el tema de la casa y
vivienda mayas como tales, aunque
frecuentemente se les menciona de
pasada.6 Lucía Tello Peón es pionera en el intento interpretativo a profundidad de la casa —vivienda dice
ella— maya. En su ensayo intitulado
"La vivienda maya: persistencia de la
tradición vernácula", considera que
por medio de algunos escritos, como
el de Diego de Landa, La relación de
las cosas de Yucatán, podemos saber
que la vivienda (vernácula yucateca, como ella la denomina) data de
épocas anteriores a la llegada de los
españoles (Tello Peón, 1995:61-62).
Evidentemente, Tello Peón hizo una
lectura incorrecta del texto de Landa,
como demostraré más adelante. No
obstante, andaba sobre la pista más
valiosa, que es el testimonio del religioso franciscano escrito en el año
1560, nombrado obispo de Yucatán
en 1572.
Una reformulación de esta misma idea se puede encontrar en Chico
Ponce de León y Tello Peón (1997:31),
quienes sostienen: "A pesar de lenta
evolución de muchos siglos por la
que ha pasado la 'casa maya' para
definir características espaciales,
técnico-constructivas, funcionales,
ambientales y expresivas, existe evidencia arqueológica de que asentamientos prehispánicos muy antiguos
poseían características similares al
del hábitat vernáculo que ha llegado a nuestros días." Otros autores
señalan que tales evidencias arqueológicas no son contundentes, ya que
podrían corresponder a la elite y no a
la gente del común (Robles Castellanos, 1991; Marcus, 2004).
Más tarde, en el Atlas de procesos
territoriales de Yucatán, Tello Peón
(1999:286) amplía sus argumentos
citados: "La vivienda que se considera como tradicional del pueblo
yucateco, que data de épocas anteriores a la llegada de los españoles,
es la vivienda que se define como
vivienda vernácula o casa maya. [ ]
Esta vivienda presenta una identidad específica muy fuerte por ser
producto decantado de experiencias
de siglos, deriva de la transmisión
de habilidades y conocimientos que
ha respetado las características ambientales (clima, imagen, recursos
naturales) y socioculturales tradicionales (economía, uso de los espacios, modo de vida, actividades,
etcétera)." La autora reitera la idea
de que la casa —o, vivienda en sus
términos— maya tradicional data de
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épocas anteriores a la llegada de los
españoles, lo cual como veremos más
adelante es inexacto.
Por su parte, Repetto Tio (1991:12)
encuentra que en la literatura
arqueológica sobre los mayas, en forma generalizada se ha considerado
que en la tradición constructiva de las
casas habitación existe una continuidad ininterrumpida, desde la época
prehispánica hasta nuestros días. Si
por "tradición constructiva" se refiere
a la manera de hacer y no de diseñar
la casa, la observación es acertada. La
casa se hacía con la ayuda de todos
los miembros de la familia y a veces
con la ayuda de otros miembros de la
comunidad, pero la vivienda es otra
cosa, es una construcción analítica
relacionada con el conjunto habitado
por la familia.
Robles Castellanos (1991:6-10)
sostiene que desde varios años atrás
ha habido un interés entre arqueólogos y etnólogos en el estudio de
la estructura familiar (parentesco)
maya prehispánica y la composición
habitacional, con la idea de que esto
permita la comprensión de la organización de los asentamientos y la sociedad mayas antiguas. Según él, en
cuanto a las unidades familiares relacionadas con las casas individuales,
los reportes y documentos oficiales
de principios de la colonia informan
que prevalecieron entre los mayas
yucatecos las familias extensas patrilineales y patrilocales asentadas en
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unidades habitacionales individuales. Además de las casas individuales,
prosigue, probablemente habitadas
por familias extensas patrilocales
(supongo debieron ser amplias para
dar cabida a varios camastros) distribuidas alrededor de "edificios centrales", parecen ser características de las
comunidades del norte de Yucatán,
desde tiempos Preclásicos hasta la
conquista española.
Apoyado en Roys y en Cook y
Borah, el citado autor menciona que
la conquista española del norte de
Yucatán estableció un nuevo orden
económico, el cual hacia finales del
siglo XVI modificó la habitación nativa, así como la organización de los
asentamientos (Robles Castellanos,
1991:6). En ese orden de ideas, Cook
y Borah (1978:37) afirman que hubo
una modificación de la vivienda maya
nativa. En efecto, así ocurrió. Llegan
a esta conclusión sobre la base de la
información contenida Relaciones histórico-geográfica de Yucatán, que es una
fuente histórica muy valiosa. Hay
que señalar que estos autores buscaban calcular la población de la Península mediante métodos indirectos
que permiten las fuentes históricas.
El número promedio de habitantes
por vivienda les pareció un dato útil.
Establecieron el número promedio de
casas que había en el solar. Con esos
datos hicieron sus cuentas. Cook y
Borah no hablan propiamente de las
características físicas de la casa nativa,
La invención de la casa maya de Yucatán
por lo que la interpretación de Robles
me parece equivocada ya que descuida varios detalles metodológicos de
los autores norteamericanos y no distingue entre casa y vivienda.
Ya está plenamente aceptado que
los mayas antes de la conquista habitaban en caseríos dispersos en
el monte (Quezada, 1993; Okoshi,
2006) y que "los españoles modificaron de modo radical las unidades familiares indígenas y lo hicieron con
bastante rapidez en lo que respecta
a redistribuir y concentrar la población india" (Cook y Borah, 1978:37).
Es decir, la política española de reducciones fue exitosa pues en su mayoría la vivienda "montuna" de los
mayas fue trasladada a un solar, en
los poblados que los conquistadores
escogieron como cabeceras municipales o religiosas. Hago notar que
cuando los autores citados afirman
que la habitación nativa sufrió modificaciones se refieren al conjunto
residencial (a la vivienda) y no a la
casa, o recinto donde dormían.
En general, debido al carácter limitado del registro arqueológico para la
elucidación de la estructura social
antigua, prehispánica, los investigadores han buscado dentro del marco
etnológico respuestas a estas cuestiones (Robles Castellanos, 1991; Loshe
y Valdez, 2004). Uno de los primeros
intentos en esa dirección es el estudio
ya citado de Wauchope publicado en
el año de 1938.7
Una constante en todos los trabajos citados es que se centran en el
análisis del espacio exterior de las
casas, o sea en el conjunto del espacio construido y en la forma como
estaban organizados sus habitantes
para sobrevivir, pero dejan fuera a la
distribución y funciones del espacio
interior de las casas. No voy a extenderme demasiado en esta breve revisión de los antecedentes conceptuales
sobre el tema. Quiero cerrar esta sección diciendo que en la literatura especializada se utilizan muy variados
conceptos, no siempre definidos en
forma inequívoca.
EL HENEQUÉN
El henequén es un cultivo que los mayas practicaban desde antes de la llegada de los españoles y con su fibra
fabricaban hilos, jarcias, costales y
muchos otros objetos de uso doméstico. Era un cultivo menor, de patio,
no básico como el maíz y el fríjol, sin
embargo, fundamental en la vida cotidiana de las familias. El historiador
Rubio Mañé afirma que tanto Landa
como Cogolludo escribieron muy
poco acerca del henequén al enumerar los productos de la tierra yucateca. El último mencionó que los indios
hacían mucha jarcia (Citado en Casares G. Cantón, 1998:230). Y puesto
que en Yucatán no hay otra fibra entonces se puede inferir que dicha jarcia era hecha con fibra de henequén.
Más agudo y preciso, fray Diego de
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Landa, en 1566 en su ya citada Relación de las cosas de Yucatán, asienta:
"Tienen una yerba silvestre, que también la crían en sus casas, y es mejor,
de la cual sacan su manera de cáñamo de que hacen infinitas cosas para
su servicio".
Los historiadores yucatecos tampoco le confirieron a este cultivo la
mayor importancia. A finales del siglo XIX el historiador Juan Francisco
Molina Solís en su Historia del descubrimiento y conquista de Yucatán dice:
"Acostumbraban igualmente sembrar
en los patios de sus casas el henequén
(ci) con que fabricaban cuerdas para
el servicio doméstico" (1896:245).
Su principal aprovechamiento era
extraerle la fibra que usaban como
cáñamo para hacer cuerdas y cabuya. Eligio Ancona en su Historia de
Yucatán escribe: "El henequén estuvo
muy lejos de llamar la atención de los
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conquistadores y sus descendientes
más inmediatos. Dejaron en consecuencia que los indios lo siguiesen
cultivando y beneficiando según el
sistema maya" (1917:216). Para este
autor es un arbusto de naturaleza
privilegiada pues no le afecta ni la
abundancia ni la escasez de lluvias y
si bien ya se extendía en Yucatán su
cultivo, pensaba que en manos de los
mayas era un desperdicio.
Con las brevísimas referencias
históricas anteriores, quiero destacar
que el henequén estaba disponible
entre los mayas, que muchos objetos fabricados con su fibra formaban
parte de su repertorio doméstico
desde tiempos previos a la conquista
española. Durante los primeros años
de la Colonia los hilos de henequén,
la futura materia prima para la hamaca, estaban ya disponibles, faltaba un eslabón, la técnica del tejido
La invención de la casa maya de Yucatán
tan diferente a la que ellos conocían
para fabricar costales, esteras y telas
de algodón, para cerrar una nueva
cadena productiva.
EL MODO DE HABITAR MAYA
ANTES DE LA HAMACA
Aunque no sigo su enfoque, su concepto de entorno, que relaciona el espacio construido con las actividades
de los hombres, me parece útil. Para
Rapoport, yendo de lo más abstracto
a lo más concreto, el entorno admite
cuatro definiciones: 1) organización
del espacio, tiempo, significado y
comunicación; 2) es un sistema de
lugares y un lugar es la casa junto
con las actividades que llevan a cabo
dentro de la casa; 3) paisaje cultural y
4) entidad compuesta por elementos
fijos, semifijos y no fijos. Este tipo de
conceptualización, dice el autor, no
sólo hace mayor distinción entre los
usos de la vivienda y, por lo tanto, la
naturaleza de diferentes viviendas,
sino que implica uso de las calles,
lugares especializados y vecindarios
(Rapoport, 2003:43-44).
En base a la idea del inciso 4: entidad compuesta por elementos fijos,
semifijos y no fijos, definiré ahora tres
entornos culturales de la comunidad
maya y no de la sociedad yucateca
durante el periodo de la Colonia. Distingo el entorno habitacional exterior;
y el entorno habitacional interior
mayas; así como los correspondientes
modos de habitarlos.
En el entorno habitacional exterior (delimitado por el solar) se llevan a cabo las múltiples actividades
cotidianas de los miembros de las
familias: cocinar, lavar la ropa, criar
animales domésticos, incluso cultivar algunas plantas y flores. El modo
de habitar el exterior era socialmente
complejo orquestado por las mujeres
y se realizaba durante el día.
Dentro del espacio construido,
que denomino la casa, se llevaban a
cabo muy pocas actividades domésticas y prácticamente servía para el
descanso y dormitorio de la familia.
El interior de esta casa estaba dividido en una especie de estancia y un
dormitorio que estaba ocupado por
los camastros cubiertos con esteras
hechas de henequén. Junto a la casa
había otro espacio construido donde
se localizaba el fogón, se cocinaba y
la familia tomaba sus alimentos sentadas en un taburete, jamás alrededor
de una mesa. El modo de habitar el
espacio interior, mayormente utilizado por las noches, era más simple que
habitar el exterior.
El solar delimitaba un dominio
privado de la familia, ahí los dos entornos se convertían en uno solo por
lo general perteneciente a una familia compleja o compuesta de una
comunidad, no obstante, la socialización y reproducción de la familia
maya estaban ligadas a la milpa, y
todos estos entornos juntos constituían el hábitat maya.
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Figura 1
Perspectiva de casa maya
según fray Diego de Landa.
Dibujo artístico de Omar
Toscano.
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La casa
Todos los especialistas del tema coinciden en que antes de la llegada de
los españoles a Yucatán la casa habitación de los mayas no contemplaba
espacios privados para ninguno de
sus miembros. Sin embargo, suelen
soslayar la observación aguda de
Landa en el sentido que la casa habitación de los mayas estaba dividida
en dos partes: un dormitorio y una
estancia. Este es el pequeño detalle
que omite Tello Peón y otros estudiosos del tema y así pierden de vista la
transformación de la casa o confunden la transformación de la vivienda
con el de la casa.
En el capítulo XX de su Relación de
las cosas de Yucatán, Diego de Landa
escribe:
Revista de la Universidad Autónoma de Yucatán
Que la manera [que los indios tenían] de hacer sus casas era cubrirlas de paja, que tienen muy buena
y mucha, o con hojas de palma, que
es propia para esto, y que tenían
muy grandes corrientes para que
no se lluevan, y que después echan
una pared de por medio y a lo
largo, que divide toda la casa y
en esta pared dejan algunas puertas para la mitad que llaman las
espaldas de la casa, donde tienen sus camas y la otra mitad
blanquean de muy gentil encalado y los señores la tienen pintadas de muchas galanterías; y esta
mitad es el recibimiento y aposento
de los huéspedes y no tiene puerta sino toda es abierta conforme el
largo de la casa y baja mucho la
La invención de la casa maya de Yucatán
Figura 2
Alzado y planta arquitectónica
de la casa maya según fray
Diego de Landa.
Dibujo artístico de Omar
Toscano.
corriente delantera por temor de los
soles y aguas, y dicen que también
para enseñorarse de los enemigos
de la parte de dentro en tiempo de
necesidad. El pueblo menudo hacía
a su costa las casas de los señores;
y que con no tener puertas tenían
por grave delito hacer mal a casa
ajenas. Tenían una portecilla atrás
para el servicio necesario y unas
camas de varillas y encima una
esterilla donde dormían cubiertos por su manta de algodón; en
verano duermen comúnmente en
los encalados con una de aquellas
esterillas especialmente los hombres. (p.34). (Los corchetes son
del texto y las negrillas de OBR,
las figuras 1 y 2 son posibles
representaciones gráficas de la
descripción anterior).
Volvamos a lo que vio Landa en
el interior de la casa maya. Muchos
investigadores le confieren poca importancia. Por ejemplo, Cook y Borah
(1978:38) consideran que esta descripción hecha por Landa corresponde a una casa de un principal o señor,
y no a la gente del común o macehual.
Me parece que no es el caso. Pongamos atención en la siguiente cláusula
explicativa: "…y los señores la tienen
pintada de muchas galanterías", con la
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cual el autor quiere precisar que hay
unas casas diferentes a las que describe y que pertenecen a los señores,
ya que a dicha mitad los comuneros
la blanquean de muy gentil encalado. Otro párrafo en este mismo sentido es: "El pueblo menudo hacía a su
costa las casas de los señores; y que con
no tener puertas tenían por grave delito
hacer mal a casa ajenas". Es comprensible que no todas las casas mayas fueran uniformes, o exactamente iguales
unas a otras, por lo tanto, uno debe
asumir que presentaban variantes en
cuanto al tamaño, volumen y colores.
La otra fuente de época disponible
que nos ayuda a tener una idea de
aquella casa maya es una publicación
del año 1580,8 correspondiente al primer censo ordenado por la Corona
en la provincia, Relaciones históricogeográfica de la gobernación de Yucatán,
donde se describe el material con
que estaban hechas aunque no así la
distribución de su espacio interior.
En el año de 1579 la Gobernación de
Yucatán abarcaba un vasto territorio,
dividido en cinco provincias: Mérida,
Campeche, Valladolid, Tabasco y Salamanca de Bacalar. Tenía como sede
la ciudad de Mérida.
A continuación citaré algunos párrafos descriptivos que corresponden
a una de las preguntas del cuestionario que respondieron los funcionarios
reales o los encomenderos de los poblados en diferentes ubicaciones geográficas del territorio de la Península.
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Es importante hacer notar que las personas que escribieron los testimonios
citados no estaban familiarizadas con
la terminología constructiva y a veces
ni siquiera tenían a mano la palabra
descriptiva adecuada, ni en maya ni
en español. Por ejemplo, en la cédula censal del pueblo de Cansahcab se
asienta: "Comúnmente los indios hacen sus casas de madera, cubiertas de
paja y de hojas de palmas que hay en
abundancia en algunas partes… Y las
casas miran hacia el nacimiento del
sol, al norte y a medio día, y pocas
veces o ninguna hacia el poniente".
(Relaciones, 1983:96).
En la cédula de Sotuta y Ti bolón
se dice:
Comúnmente hacen sus casas
los naturales de madera, poniendo unos horcones gruesos
enhiestos en tierra, y encima
arman la casa del ancho y largo
que ha de ser, a manera de casa
de teja (o sea las casas andaluzas), y la cubren con guano,
que son unas hojas de palma,
y la cercan con varas y embarran con barro por fuera, y para
esto tienen mucho aderezo en
el campo, y las hacen muy fácilmente porque se ayudan los
unos a los otros a hacerlas; y
en otras las cubren de paja y
duran cinco y seis años sin renovarlas, y aunque pudiendo
hacerlas de cal y canto, dicen
La invención de la casa maya de Yucatán
que no son buenas por hacer
tanto calor como hace desde el
mes de marzo hasta todo septiembre, que entonces hace el
tiempo templado, y aunque los
antiguos hacían sus casas de
piedra y algunas partes muy
suntuosa. Y las casas miran hacia el nacimiento del Sol y del
norte y mediodía y pocas veces
o ninguna hacia el poniente…
(Relaciones, 1984:149).
Uno de los ejemplos que parece
más contundente y por eso se anexan
el texto y el dibujo (figura 3), proviene
de la cédula censal de Titzal y Tixtual
(provincia de Peto): "…las casas que
hacen para vivir son de guano, que
son palmas, y ármanlas de varazotes
antes de poner el guano, y sobre unos
horcones que ponen primero para levantar la casa, de madera gruesa; arman la casa de esta manera" (p. 241):
Con base en estas dos fuentes históricas citadas, se puede afirmar: 1) que
la casa maya era simple y de materiales provenientes del monte; 2) que los
conquistadores españoles no observaron en su interior un objeto raro,
algo parecido a la hamaca; 3) que las
paredes de la casa maya al inicio de
la colonia se trazaban en forma lineal
y ni los funcionarios del gobierno ni
los encomenderos, que llenaron la cédula, observaron una forma inusual
para ellos como sería la forma absidal
en sus extremos; 4) que las casas para
mirar al oriente no respondían a una
traza urbana sino seguramente a un
significado simbólico que todavía no
ha sido dilucidado.
Una reconocida estudiosa del
tema señala: el macehual (o comunero como aquí se le llama) y su familia
se hacinaban en una casa de una sola
pieza cubierta por un techo sustentado por postes verticales en las que
a menudo también se almacenaba el
grano. Y agrega: la verdad es que no
necesitaban mucho más espacio para
el resto de las posesiones familiares.
Los observadores —continúa la autora— exponen y subrayaban, sin
excepción, la pobreza del mobiliario:
algunos petates para dormir y taburetes toscamente tallados, canastas,
calabazas y bastas ollas de cerámica,
y las herramientas usuales para la
preparación de la milpa y del maíz
(Farriss, 1992:285).
Números 249-250
•
Figura 3
Del libro Relaciones
histórico-geográficas de la
Gobernación de Yucatán,
p. 241.
Segundo y tercer trimestres de 2009
•
15
Othón Baños Ramírez
Ahora bien, ¿qué pasó con aquellas "espaldas de la casa"? ¿Cuál fue
la suerte de los camastros o barbacoas
que había en ellas? No se sabe. ¿Cómo
y de qué forma sustituyó la hamaca a
la barbacoa? Menos todavía. De hecho tampoco se sabe demasiado sobre
el origen de la "hamaca yucateca", el
cual se esfuma en las nebulosidades
del tiempo, según las palabras de don
Renán Irigoyen (Irigoyen, 1974). Sin
embargo, no cabe la menor duda que
el cambio en el modo de dormir de la
población maya afectó el modo precolombino de habitar el entorno interior.
La vivienda
"La mayoría de los eruditos piensan
que en los siglos y hasta milenios anteriores a la conquista, los mayas de
Yucatán vivían en poblados pequeños y dispersos, y practicaban una
agricultura nómada con cosechas
16
•
Revista de la Universidad Autónoma de Yucatán
de maíz y otros cultivos. Desmontaban un campo para varios (el campo
que desmontaban era sembrado dos,
máximo tres) años, del que después
se cambiaban a otro nuevo, una vez
agotada la fertilidad del primero".
(Cook y Borah, 1978:17). El entorno
habitacional exterior de estas familias
era el monte, no conocían el solar.
De modo que los asentamientos
poblacionales mayas obedecían a dos
dimensiones básicas de su vida cotidiana: la agricultura y la religión.
Los grandes grupos de edificios que
formaban conjuntos imponentes eran
centros ceremoniales, más que residencia de la población. Y de hecho,
cuando los primeros españoles llegaron a la Península para dar inicio
a la conquista, muchos centros ceremoniales ya estaban abandonados.
Los mayas habían dejado de ser gobernados por una teocracia y habían
La invención de la casa maya de Yucatán
diseñado otra forma de organización
social y política, acorde con la agricultura itinerante que practicaban,
como ya se dijo. En este escenario
eran igual de importantes los Ah chibals o guerreros que los Ah kines, o
sacerdotes.
Para los europeos aquella dispersión en la que vivían los mayas era
una señal de atraso muy grande,
pues vivían —pensaban— en el más
completo desorden. Para la mentalidad española el carácter disperso
de los asentamientos de la sociedad
maya era una costumbre parecida al
modo de vivir de las fieras (Quezada, 1993:82). Los conquistadores no
pudieron o no quisieron comprender
que en esa sociedad maya sí había
un orden. El cuchcabal era la unidad
territorial que permitía el control de
la vida social y política de aquella
población dispersa. La Península de
Yucatán estaba gobernada por señores de linaje llamados halach huinic y
solían residir en el asentamiento más
grande de un cuchcabal.
Las fronteras entre los señoríos
no eran muy claras y frecuentemente
esto provocaba guerras entre ellos. El
cuchcabal estaba organizado de abajo
hacia arriba de la siguiente forma: un
caserío se le denominaba cuchteel y
ahí la autoridad era el hombre de más
edad. Un conjunto de caseríos formaba el batabil que era gobernado un batab. Los batabiles a su vez formaban el
cuchcabal o señorío maya (Quezada,
1993:32-44). La actividad económica
del cuchcabal era muy baja y transcurría sin la mediación de una moneda,
era una economía no mercantilizada,
de autosubsistencia.
La lógica del poder y la organización social entre los mayas era la
de la agricultura itinerante, por eso
no conocían la propiedad privada ni
eran propensos al arraigo por mucho tiempo en un lugar determinado. De esta suerte la política de los
conquistadores españoles de formar
poblados y ciudades, bajo la lógica
del cobro de tributos y conversión religiosa, enfrentó una gran resistencia
porque los mayas preferían aquella
forma de vida dispersa en el monte
que la de los pueblos (Quezada 1997;
Bracamonte, 2001).
En los pueblos, el clero obligaba a
los mayas a romper las grandes unidades residenciales de familia extensa dotándolos de un solar para evitar
que agruparan sus casas unas junto a
otras. Tampoco pudieron construirlas
con las puertas orientadas hacia los
patios pues las autoridades coloniales suponían que así sería más difícil
ocultar una conducta pecaminosa
(Farriss, 1992:339).
Mediante la política de reducciones, de sucesivos ordenamientos, los
conquistadores forzaron el traslado
de la vivienda montuna a un solar.
Los españoles denominaron solar a
una porción de tierra con dimensiones
bien precisas que recibía la población
Números 249-250
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Segundo y tercer trimestres de 2009
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17
Othón Baños Ramírez
en nombre de la Corona para ser utilizado como asiento residencial de
la familia. De esta forma, simbólicamente los mayas se convertían en
súbditos del rey de España.
La residencia en un poblado y
en un solar para la población maya
fue una camisa de fuerza y les llevó
mucho tiempo poder adaptarse a la
nueva situación. De hecho, los conquistadores vieron la conveniencia
de dejar en manos de los halach huinics la autoridad comunal. Para ello
se les reconoció como caciques de la
república de indios (Quezada, 1993).
Al parecer este traslado del monte
a un solar no alteró ni la forma ni la
estructura de las casas cuya dimensión variaba en función del número
de miembros de la familia pues un
mayor número de individuos requería de más espacio para los camastros
y esteras. "Some times the entire kin
group lived in a single large house." (Farriss, 1984:134). Esta medida no sólo
era económica, al alejarlos del monte
y meterlos en un solar, al congregar
a los mayas en pueblos se atacaba su
cosmovisión "pagana" del mundo.
Las autoridades coloniales españolas desconocían o prefirieron ignorar
la estructura corporativa de la familia
extensa. En pro de la moralidad cristiana y de la eficacia administrativa,
impusieron a los mayas nuevas normas de comportamiento que distorsionaron el equilibrio de obligaciones
y derechos en el seno de la familia,
18
•
Revista de la Universidad Autónoma de Yucatán
destruyendo algunas de sus ventajas
y, consecuentemente, poniendo en
peligro la seguridad material de sus
miembros. Los españoles dividieron
a la familia extensa, tanto física como
fiscalmente, en unidades conyugales.
La división residencial, tal vez la innovación colonial más destructiva para
el sistema incorporado, fue impuesta
por el clero católico. Éste insistió en
que cada matrimonio se estableciera
en un hogar (una casa) completamente
independiente, sobre todo para combatir lo que consideraban una marcada propensión de los mayas al incesto
(Farriss, 1992: 270-271). Finalmente, al
parecer, se permitió que las subunidades del grupo de parentesco patrilineal
vivieran en solares contiguos. Visto lo
anterior, el concepto de vivienda se remite a los espacios donde habita la familia, y es fundamental para entender
el proceso de socialización y reproducción familiar.
Desde los primeros años de la Colonia en el entorno habitacional exterior,
en el solar se llevan a cabo todas las
actividades cotidianas propias de una
familia, cocinar, lavar la ropa. Empero, es un entorno de transición entre la
milpa y la familia, por ello igualmente se utilizaba para cultivos menores,
como el henequén, las hortalizas y
para la cría de animales domésticos.
El entorno comunitario maya
Nancy Farriss sostiene que en relación
con la cultura es difícil afirmar quién
La invención de la casa maya de Yucatán
asimiló a quién, si es que llegó a producirse algún tipo de asimilación. Los
españoles trajeron consigo algunos
de sus cultivos básicos y de sus animales domésticos, pero la hostilidad
del clima y del suelo locales significó
que todos los habitantes de Yucatán
tuvieran que acabar dependiendo de
la tradicional tríada alimenticia mesoamericana: maíz, frijoles y chile, y de
la gran variedad de frutas indígenas.
Si no fuera por ciertas sencillas herramientas metálicas, por las armas de
fuego y la pólvora y por la desganada
e incompleta adopción de los varones
mayas de pantalones y camisas que
parecían pijamas impuestos por los
frailes en nombre de la decencia, encontraríamos que el impacto material
europeo había sido mínimo y prácticamente nula la influencia en la dirección opuesta (1992:181).
La tendencia de la autarquía familiar, ya evidente en los tiempos
prehispánicos, se hizo más pronunciada. Como ya se dijo, los mayas de
los tiempos de la Colonia eran básicamente agricultores. Continuaron
produciendo para sí mismos, quizá
algún tipo de trueque muy localizado, y para los mercados regional y de
exportación controlados por los españoles, los mismos productos básicos
que los comuneros habían producido
siempre: petates y canastas, cuerdas
de henequén, toscas sandalias de piel
de venado, alfarería (aunque hay pocas referencias a ella, y parece que las
calabazas y las canastas se usaban
más frecuentemente, excepto para
cocinar) y, sobre todo, la corrientísima manta de algodón que todas las
mujeres mayas tejían en sus telares de
cintura (Ibidem: 267).
Los mayas comunes raramente tenían dinero constante y sonante. Estas transacciones eran semejantes en
su funcionamiento a repartimientos
privados, en los cuales el comprador
contrataba una posterior entrega de
maíz, algodón, cera o de algún otro
producto a cambio del artículo adquirido (Ibidem: 83).
La ausencia o escasa importancia
de los mercados locales indica, por el
contrario, que los mayas eran autosuficientes en sus necesidades básicas.
Tal vez existiera una especie de trueque local, y de hecho durante la época
colonial una pequeña parte de los indígenas se especializó en la manufactura de sencillos artículos domésticos
lo que revela claramente que las técnicas básicas del tejido, de la alfarería,
del trabajo del cuero y la carpintería
estaban al alcance de todos los macehuales y cada familia elaboraba sus
propios vestidos y mobiliario de su
hogar (Ibidem: 202, subrayado OBR).
Los datos que debemos retener
aquí son la economía de autosubsistencia y los mecanismos de reciprocidad, bajo los cuales funcionaba la
sociedad maya, que permitían que se
recreara una economía con un muy
bajo nivel mercantil.
Números 249-250
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Segundo y tercer trimestres de 2009
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Othón Baños Ramírez
LA HAMACA
Gonzalo Fernández de Oviedo en el
año 1526 registra en la Historia General y Natural de las Indias, un objeto
proveniente de lo que ahora conocemos como el Caribe, con las siguientes palabras:
Bien es que se diga qué camas
tienen los indios en esta Isla
Española (Santo Domingo), la
cual llaman hamaca; y es de
aquesta manera: una manta tejida en partes, y en partes abierta, a escaques cruzados hecha
red, porque sea más fresca, y es
de algodón hilado (de mano de
las indias) la cual tiene de luengo diez o doce palmos y más o
menos y del ancho que quieran
que tenga… (Citado por Irigoyen 1974:10).
La palabra hamaca procede, como
la palabra barbacoa, de la región del
Caribe. Es una voz taína, dialecto de
la lengua arauak, que significa árbol.
Tales hamacas eran unas toscas redes tejidas con hilos de cabuya o de
henequén.9 El hecho de que fueran
ligeras, frescas, facilitó la bienvenida
a esta nueva inquilina a la vivienda
de los mayas.10 No obstante, es bueno recordar que una cosa es su llegada a Yucatán y otra su entrada a la
vivienda maya. Enseguida veremos
que en medio hay un trecho histórico largo y complejo. La hipótesis de
20
•
Revista de la Universidad Autónoma de Yucatán
una temprana presencia de la hamaca en el Yucatán colonial no debe ser
descartada. En el Diccionario de Motul,
escrito en el último cuarto del siglo
XVI, ya hay referencias de la hamaca. En maya a la hamaca se le conoce
como hayabil-kaan, que sería: cordeles
para tenderse; o, yaab-kaan que significaría: muchos cordeles.
Irigoyen señala que Juan Francisco Molina Solís, fiel y meticuloso reseñador del pasado yucateco, en su
importante obra histórica afirma que
la hamaca llegó a nuestra Península
en el siglo XVII (Irigoyen, 1974:9). De
otra parte, la Enciclopedia Yucatán en
el tiempo, publicada en 1998, se suma
a la hipótesis anterior, e insiste que
la hamaca habría llegado a Yucatán
por la parte oriental de la Península
(hoy Quintana Roo), la cual está más
cercanamente conectada al Caribe. El
dato de esta fuente que más llama la
atención es: que su uso fue muy limitado (Casares G. Cantón y otros,
1998: 219-221). En efecto, porque ni
la hamaca caribeña ni la de algodón
importadas podían ser compradas
por la población maya. Se requirió la
concurrencia de varias condiciones
sociales para que su uso se generalizara. El uso de la hamaca se generalizó cuando los mayas se apropiaron
de la técnica del urdido, que seguramente no les fue difícil aprender
porque ya conocían otras formas de
tejido de las fibras de henequén y de
algodón.
La invención de la casa maya de Yucatán
para dormir durante la noche, cosa
que era difícil cuando alojaba a los
camastros. De hecho, adquirió un
nuevo equilibrio entre la necesidad y
el confort. Fue con la hamaca de henequén que la casa maya adquirió la
calidad de arquetipo universal.
La mayor parte de las descripciones conocidas de la casa maya
contemporánea registran algunas variaciones en cuanto a techos (palma,
zacate o guano) y paredes (varas y
paja con embarro y mampostería), no
así en cuanto a su estructura espacial
tipo elipse que es bastante uniforme
(García Preciat, 1977; Rangel, 1980;
Tello Peón, 1995; Sánchez Suárez,
2006). Esta casa suele estar compuesta
por un solo espacio multifuncional.
La construcción física que aquí se
le denomina casa es de una sola pieza, de planta rectangular y la mayoría
de las veces, con cabeceras semicirculares, con ejes de 5 a 8 metros. No
tiene ventanas y algunas sólo tienen
una puerta que ve hacia el oriente,
por lo general cuenta con dos puertas
que se colocan a la mitad de ambos
lados, quedando una frente a la otra y
miden aproximadamente 1 metro de
ancho por 2 metros de alto.
En la mayor parte de los horcones noh-hocomes y los largueros balos
se suspenden las hamacas a la hora
de dormir. Una palangana grande y
una vasija para agua, colocadas en
cualquier lugar, sirven para el baño.
Esta casa o recinto sirve de estancia
y dormitorio. Junto a la casa, generalmente como anexo, funciona una
cocina que consiste en una pequeña
palapa de 3 por 3 metros. En un costado se colocan tres piedras en forma
de isósceles, para usarse como fogón
(Moya Rubio, 1988: 80). Una costumbre ampliamente arraigada en la
historia de los mayas es la de comer
sentados en un banco alrededor de
una mesa pequeña y chaparra ubicada cerca del fogón en dicha cocina.15
EL ENTORNO HABITACIONAL
MAYA CONTEMPORÁNEO
Recordemos que desde siglos atrás la
mayor parte de las actividades cotidianas de la familia se llevan a cabo
en el espacio abierto, o sea en el área
de la cocina y el solar. El solar y la
casa han sido unidades intrínsecas
donde tiene lugar el proceso de socialización y reproducción social del
grupo familiar. El solar y las casas
constituyen realmente el espacio habitado, dicho conjunto es lo que uno
con más propiedad puede llamar vivienda, o entorno habitacional.
La extensión del solar que recibían los mayas fluctuaba entre los 4
y 5 mecates por cada lado, para dar
un total de 20 mecates cuadrados (un
mecate es igual 20 x 20 metros). Según
Hanks (1990:96), la palabra maya que
se usa en Yucatán para denominar a
este tipo de terreno es kahtalill. Casi
siempre sus límites eran demarcados
por una cerca de piedra, colocadas
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La invención de la casa maya de Yucatán
Un escritor yucateco asienta:
No pudiendo los residentes hispanos soportar el intenso calor
de Yucatán, sobre todo en verano, idearon convertir en cama
esa "suave hamaca" de Santo
Domingo. Y he aquí se extendió
tan rápidamente su uso, que a
los pocos años de gobierno colonial, hasta los indios más pobres y miserables abandonaron
sus camas de palos, para descansar entre la mullida y fresca
red de cómodas hamacas. (Hernández Fajardo, 1977:888).
Esta idea de la expansión de
arriba hacia abajo y a partir de
la ciudad hacia el campo es demasiado simplista. Es muy esquemática y plana.
Ya sabemos que la población maya
no podía comprar hamacas importadas y sabemos también que la materia prima estaba a mano, solamente
faltaba la técnica para que los propios mayas la fabricaran y con ello
estuvieran a su alcance. Un factor
clave en su expansión, sospecho, fue
la participación de los frailes franciscanos quienes pudieron aprender la
técnica en Santo Domingo11 y luego
traer el bastidor, las agujas y los hilos
para posteriormente enseñar el urdido de hamaca a los feligreses, como
enseñaban otras materias y oficios
en sus parroquias. Es posible que los
franciscanos vieran una ventaja entre
la hamaca y la barbacoa ya que con
las hamacas los cuerpos estarían separados y esto disminuiría la promiscuidad en que supuestamente vivían.
De otra parte, los mayas practicaban una técnica ancestral de hacer
hilos a partir de la fibra obtenida de
la planta de henequén. Este conocimiento seguramente facilitó la fabricación de un hilo adecuado de
henequén para las hamacas. Debió
transcurrir un tiempo largo en el que
los indígenas mayas lograron apropiarse de la técnica de fabricación y
descubrieran las ventajas de dormir
en la hamaca de henequén.12 El siguiente paso fue construir un modelo
rediseñado de casa con nuevas medidas y estructura acorde con el tamaño
de una hamaca extendida, tal como la
conocemos en el presente.
¿Cuándo entró la hamaca a la casa
de los mayas? Algunas las fuentes
indican que un siglo después de iniciado el régimen colonial la hamaca
todavía no era un objeto propio de
la casa de los mayas. Por ejemplo, en
un documento donde se nombra gobernador del pueblo de Oxkutzcab a
don Juan Xiu Cimé (12 de septiembre
de 1665), entre otras responsabilidades le señalan: "[Velará] que cada familia viva en su casa aparte, sin estar
mezclados unos con otros aunque
sean parientes y la tengan limpia y
bien reparada y en ella cruz o imagen
de Nuestro Señor y su Santa Madre,
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Othón Baños Ramírez
rosarios, barbacoas, petates, gallinas y gallos con las demás cosas que
por ordenanzas les está mandado"
(Quezada y Okoshi, 2001:90, itálicas
de OBR). Si, como ya vimos, predominaban las familias extendidas, entonces, ¿de qué dimensiones habrían
sido las casas para dar cabida a las
barbacoas donde dormían?, ¿cuántas
personas dormían en una barbacoa?,
etcétera.
La ordenanza citada de las autoridades coloniales merecería un larguísimo análisis, pues por ejemplo, nos
recuerda la insistencia española de
convertir la familia extensa en familia
nuclear y meterla en una casa por separado: el cacique tendría que "velar
que cada familia viva en casa aparte".
Obviamente, el hacinamiento no sólo
era una preocupación de tipo moral,
tenía una dimensión económica que
no tengo espacio aquí para discutir.
Me interesa señalar que fue a través de este tipo de mandamientos
reales o de la Corona, mediante la
coerción, a fin de cuentas, que algunas costumbres impuestas se volvieron populares o pasaron al entorno
cultural de la comunidad maya. Tal
es el caso del altar que ganó un lugar privilegiado —el cual conserva
hasta hoy— dentro de las humildes
casas rurales. Sin embargo la hamaca de henequén no fue impuesta por
los colonizadores sino que entró al
dominio de la comunidad maya mediante otros mecanismos más suaves
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•
Revista de la Universidad Autónoma de Yucatán
que pudo haber sido la educación o
instrucción que impartían los franciscanos. La recomendación al nuevo
cacique de velar por el cuidado de las
barbacoas y las esteras es un indicador de que todavía a mediados del
siglo XVII seguían ahí en la casa de
los mayas.
¿En qué momento las casas con
hamacas de henequén se volvieron
parte del paisaje? Tampoco lo sabemos con exactitud por lo que acudiré
una vez más a una fuente indirecta.
El registro más temprano de la hamaca por un viajero nos lo proporciona
James Cook en el año 1769, en sus Notas sobre una travesía desde el Río Belise,
en la Bahía de Honduras, hasta Mérida,
capital de la provincia de Yucatán en
las Indias Occidentales Españolas. "Sus
poblaciones son pobres, miserables
chozas, construidas con estacas de
palmeras, (que escogen por su rectitud) y cubiertas de palmas con las hojas hasta el suelo, semejando un gran
colmena. No tienen ninguna pieza en
alto, como los provincianos españoles, y lo mismo que ellos duermen todos en sus hamacas de hierba, como
se les llama, aunque están hechas de
la fibra de áloe, de la misma manera que el cáñamo, se obtiene del tallo; sólo se echan encima una tela de
algodón; y cuando viajan si les coge
la noche, duermen en sus hamacas
colgadas entre los árboles" (Citado
por Irigoyen 1974:16). Podemos suponer entonces que unos años antes,
Othón Baños Ramírez
una sobre otra, llamada albarrada. El
dueño del solar era el más anciano
del grupo doméstico y es hereditario
por la línea paterna. Con el tiempo
el solar se fractura dependiendo del
tamaño del terreno y del número
de hijos varones. Algunos padres se
negaban a dividirlo y así solía ser el
asiento residencial de unidades domésticas complejas, de varias familias nucleares en diferentes etapas
del ciclo de reproducción biológico
(Hanks, 1990:95-98).
En vista de esta relación con el
grupo familiar, el solar era —es todavía en algunos casos— un espacio
social complejo y no simplemente un
pedazo de tierra para el asentamiento de un domicilio de las familias.
Independientemente de que pertenecieran a una familia nuclear o multigeneracional, se caracterizaba por el
uso económico y social que se le daba
(Kirk, 1982). "Gran parte de las actividades cotidianas como lavar, cocinar,
cuidar las plantas y los animales domésticos, así como los juegos de los
niños se hacía en los espacios comprendidos entre [las albarradas] que
delimitan cada vivienda de las otras"
(Repetto Tio, 1991:16)
El solar, al igual que la casa y la
milpa, puesto que era un lugar privilegiado del proceso de socialización
del grupo doméstico, adquiría un
valor simbólico y de poder muy importante hacia dentro del grupo; de
prestigio en el contexto de otra escala
26
•
Revista de la Universidad Autónoma de Yucatán
espacial, o sea de la comunidad local
(Brown, 1999 y 2002).
El entorno habitacional exterior
compuesto por esos dos espacios
especializados que duró siglos, hoy
tiende a fracturarse más rápidamente que en otras épocas.16 Tal durabilidad, se debió —en parte— a que
entre las sociedades mesoamericanas espacio y tiempo adquirían una
dimensión altamente correlacionada
con la agricultura, que era la actividad de la cual dependían para sobrevivir. Por lo tanto, una de las claves
del acelerado proceso de cambio de
la casa y la vivienda mayas en las
últimas décadas está en la desarticulación de la esfera productiva y el
entorno habitacional.
El tiempo y los ritmos de la vida
social estaban determinados por el
ciclo de la milpa: trabajar, sembrar,
cosechar, las jornadas diarias durante el día, y muchas otras actividades,
quedaban enmarcadas dentro de un
tiempo que era el de la agricultura
del maíz y cultivos complementarios.
Los milperos mayas se levantaban
muy de madrugada para aprovechar
las primeras luces del día y evitar el
sol sofocante del mediodía. Durante
las horas de pleno sol solían hacer algunas actividades artesanales bajo la
protección de la sombra de un árbol
frondoso. Por las noches, sin la perturbación de la televisión, solían dormirse muy temprano, poco después
de caer la noche.
La invención de la casa maya de Yucatán
a principios del XVIII, el uso de la hamaca ya se había generalizado.
Otra referencia indirecta nos la
ofrece el historiador Juan Francisco
Molina Solís (Tomo II, 1910). Nos dice
que entre los artefactos que se fabricaban a fines del siglo XVII estaban las
esteras de paja, que servían para los
camastros de los indígenas y jamás
menciona a la hamaca. En cambio en
el tomo III asienta que Yucatán a principios del siglo XIX recibía de España
lienzos de hilo de algodón entre otros
productos, que supongo se utilizaba
para las hamacas. Además registra la
presencia de la hamaca como uno de
los productos comerciales fabricados
a partir del henequén (Molina Solís
1988:520-526). Por lo tanto, en el trecho de la segunda mitad del XVII y el
siglo XVIII es posible que la hamaca
(figura 4) haya ganado popularidad
entre los mayas.
El uso generalizado de la hamaca
de henequén llegó tras un proceso
lento. La hamaca entró a la vivienda
maya hasta que sus habitantes tuvieron el dominio absoluto de la técnica
del urdido ya que las materias primas
podían ser obtenidas fácilmente de su
entorno medio ambiental y social. La
hamaca entró al hogar de los mayas
como un valor de uso y no como un
valor de cambio. O sea, los mayas no
compraban sus hamacas en la tienda,
sino que las producían ellos mismos.
Por lo general cada uno de los miembros de la familia aprendía la técnica
del urdido. Es posible que la misma
división del trabajo imperante en las
comunidades mayas y los mecanismos de ayuda recíproca permitieran
la adopción de la hamaca de henequén,13 incluso que eventualmente se
viera involucrada con algún grado de
comercialización.
La última parte del proceso tampoco fue automática. No debió haber
sido fácil cambiar el modo de dormir,
desechar las barbacoas y adoptar las
hamacas. Si bien frescas las hamacas
de henequén nuevas son incómodas, porque las puntas de los hilos
de la fibra de henequén son fuertes
y suelen provocar picazón en la piel.
Además, una comunidad no cambia
la forma de dormir de un momento
a otro sino que lleva generaciones,
porque son los jóvenes los que más
fácilmente se adaptan.
Números 249-250
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Figura 4
La ya casi desaparecida
hamaca de henequén.
Segundo y tercer trimestres de 2009
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Othón Baños Ramírez
Para cerrar el tema, otro argumento que refuerza el carácter colonial
de la hamaca es el siguiente: En las
culturas antiguas del sur del continente americano, concretamente en
la región amazónica, la hamaca está
presente en los rituales fuertemente arraigados en la historia de estos
pueblos. Entre los indios urubu, dice
Dibie (1999:154), la hamaca sirve para
darle un carácter simbólico al casamiento y a la muerte. "Una vez bebido el cahuén —a veces hay bastante
como para que dure dos o tres días—
el jefe llama a la pareja a la cabaña
de baile en el momento en que el sol
llega al cenit, e instala a los esposos
en la misma hamaca… [ ]. Entonces el
jefe toma un trozo de género rojo, con
el cual envuelve las cabezas mientras
dice: 'Ahora estáis casados'."
En otro caso, cuando un miembro
del grupo ha fallecido, se envuelve
el cadáver en una hamaca sostenida
por lianas y se la lleva hacia un rincón de la capoeira. Luego de cavar un
pozo de 2 metros de largo por 1.30 de
ancho y 1.60 metros de profundidad,
se plantan dentro de la tumba dos
arbustos vigorosos y recién cortados,
entre los que se fija la hamaca que
contiene el cadáver y a su alrededor
se depositan las que fueron sus pertenencias (Ibidem).
Ceremonias parecidas o donde la
hamaca tuviera algún papel ritual
nunca fueron practicadas por los mayas ya que dormir en hamaca es una
24
•
Revista de la Universidad Autónoma de Yucatán
herencia, de tantas muchas otras, que
dejó la colonización española en la
Península de Yucatán.
SUKILNAH: LA REINVENCIÓN
DE LA CASA MAYA YUCATECA14
Evidentemente, el uso generalizado
de la hamaca permitió una transformación estructural de la casa maya:
los horcones fueron reforzados y su
anchura se adaptó conforme las medidas de una hamaca extendida. De
esta manera, la utilización del objeto
hamaca para dormir, dio lugar a la
casa típica maya que todos conocemos, más sencilla y seguramente más
confortable por lo que permaneció
varios siglos sin alteraciones sustanciales. Como tal objeto doméstico es
asombroso: con tan sólo descolgar las
hamacas el dormitorio se transformaba automáticamente en un amplio
espacio, aquel que requerían para la
convivencia, por lo que no se requería un cancel o división alguna de la
casa. Hay que subrayar además, que
esta modificación de la casa maya fue
posible porque no exigió cambiar la
costumbre familiar de dormir todos
juntos bajo un mismo techo. Permitió
la separación de los cuerpos sin alejarse demasiado unos de otros y así conservar la atmósfera familiar patrilocal.
Fue con la hamaca de henequén
que la casa maya se volvió de una
solo pieza y con una doble función:
estancia o espacio para descansar
durante el día y dormitorio, espacio
La invención de la casa maya de Yucatán
Milpa, solar y casa eran entornos
especializados —para la producción,
la producción/recreación y el descanso, respectivamente— con significados simbólicos diferenciados. En la
milpa se practicaban los rituales para
pedir la lluvia y los frutos del monte
(cha'a-chac); en el solar se practicaban
los rituales de acción de gracia por la
buena cosecha (huaji-cool); y en la casa
los rituales para proteger la morada de
los malos vientos y las enfermedades
(Hetz-luum). La modernidad tiende a
socavar las prácticas productivas tradicionales y con ello el valor simbólico
de dichos espacios. A su vez, la familia rural de la Península de Yucatán ha
sufrido muchos cambios en su número y en su organización, tendiendo hacia la familia nuclear.
El entorno cultural de las comunidades mayas igualmente ha cambiado con los años. El tamaño y la
importancia de los asentamientos
mayas creados durante la Colonia
variaban por lo general en relación
al número de españoles fundadores
o la riqueza potencial de la región.
Los colonizadores, como ya vimos,
promovieron un concepto de entorno habitacional interior, sobre la base
de conferir un alto valor a la familia
nuclear por sobre la colectividad. Y,
aunque no lograron revolucionar el
modo de vida de los mayas, impusieron la presencia de objetos, como las
imágenes religiosas, un altar, un baúl
y la hamaca, entre otros.
LOS EXTREMOS ELÍPTICOS
DE LA CASA MAYA17
La forma caprichosa —que corresponde más o menos con la de una
elipse— de los extremos de la casa
maya ha llamado la atención de muchos estudiosos, pero no hay hasta
Figura 5
Interior de una casa de Tipikal,
Yucatán.
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ahora una explicación satisfactoria.
Wauchope en su Modern Maya House,
cuyo estudio se llevó a cabo en el año
de 1934, hace una amplia descripción
de la casa maya prevaleciente en toda
el área maya y no sólo en la Península
de Yucatán. El autor estaba interesado
en descubrir la clave de la forma absidal de los extremos de la casa maya,
o si proviene de la época precolombina (ya que hay muchas evidencias
arqueológicas de casas rectangulares
y con extremos elípticos), o si habría
surgido después de la conquista.
El estudio no descubrió nada nuevo. Sin embargo, el autor sospechó
que en los primeros años de la conquista la casa todavía no presentaba
una forma absidal en sus extremos.
El tema para él quedó abierto en vista
que hay una laguna informativa de
dos siglos: "This absence of any mention of rounded end is so conspicouos as
to be significant." (Wauchope 1934:19).
Esa laguna informativa todavía persiste. Pero ahora sabemos que la forma elíptica de los extremos responde
a la necesidad de colgar el mayor número de hamacas en una casa para
la gran familia maya. Con esa curva
leve se aprovechaban los extremos,
permitiendo que las personas pudieran mecer sus hamacas ahí colgadas.
De esta manera en vez de tres se daba
cabida a cinco hamacas. Así de sencillo y práctico es el argumento que
está en el origen de la forma elíptica
de sus extremos.
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Revista de la Universidad Autónoma de Yucatán
Wauchope incluso compara las
descripciones detalladas de Landa
y de Stephens y luego sostiene con
más fuerza que el cambio de planta
de la casa maya seguramente ocurrió
durante el periodo colonial sin poder
precisar a qué respondía dicha forma (Ibidem: 100). Lo que deja claro el
mencionado estudio de Wauchope, y
es lo más importante, es que en ese
año (1934) —que se llevó a cabo su
trabajo de campo—, casi todas las casas mayas rurales de Yucatán tenían
la forma absidal en sus extremos y
sus habitantes utilizaban la hamaca
para dormir. Incluso muchas casas
localizadas en los asentamientos irregulares de la ciudad de Mérida, como
lo confirma Hernández Fajardo en la
Enciclopedia Yucatanense a mediados
de los cuarenta, obedecían a dicho
modelo de casa maya yucateca.
CONCLUSIÓN
Podemos decir que el henequén jugó
un papel clave en el proceso de cambio de la casa maya y de ahí del paisaje rural del siglo XVII, como ocurrió
a mediados del siglo XIX cuando su
cultivo propició la emergencia de
construcciones monumentales que
fueron el alma central de las haciendas henequeneras.
En el momento que algún miembro de la familia aprendía la técnica
del urdido, poco a poco la comunidad adoptaba la hamaca y desechaba las barbacoas y, posteriormente, la
3m
La invención de la casa maya de Yucatán
hamaca
hamaca
hamaca
Figura 6
Planta de una supuesta casa
maya con extremos rectos.
5m
hamaca
hamaca
hamaca
hamaca
Figura 7
Planta de una supuesta casa
maya con extremos redondos.
técnica era transmitida a las siguientes generaciones. Evidentemente, la
hamaca yucateca abrió su propio camino entre las hamacas de la región
del Caribe. Es decir, que la hamaca
adquirió carta absoluta de naturalidad en esta región del país, por lo que
nadie duda que el urdido de hamacas, ya sea de hilos de henequén, de
algodón o de nailon, es una actividad
artesanal maya yucateca. Con base
en todo lo antes dicho se puede estar
seguro que la hamaca seguirá siendo
utilizada por la población yucateca,
en cambio dejará de ser el objeto privilegiado que dicta la organización
del espacio de la casa rural.
Al desechar las barbacoas se modificaba la casa. No era un simple cambio de una casa vieja por otra nueva,
sino que cambiaban toda la estructura de la casa anterior por una más
acorde con el nuevo objeto, sin los
hombros de la casa, y con solamente
dos puertas, etcétera. Adaptada a las
hamacas nacía la casa típica como se
le conoció a partir del siglo XVIII.
Todo lo anterior, fue un proceso
que llevó tiempo, seguramente décadas, en generalizarse, y todo indica
que ocurrió a fines del siglo XVII y
primera mitad del siglo XVIII, de tal
forma que al comenzar el siguiente
siglo ya la hamaca había adquirido
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carta de naturalidad en la tierra del
Mayab.
Sin embargo la hamaca después
de haber reinado poco más de dos
siglos comenzó a declinar a causa de
varios factores objetivos (o estructurales) y subjetivos (o ideales). Llamé
decadencia de la hamaca al hecho
de que dicho objeto dejara de ser el
vector sobre el cual la casa maya yucateca adquiría sus dimensiones y
características. Esto quiere decir que
no se ha dejado de usar sino que su
lugar tiende a tomarlo la cama.
El entorno habitacional interior es
uno de esos espacios microscópicos
donde podemos observar las manifestaciones de un proceso social complejo que revoluciona la vida cotidiana
de los habitantes rurales o urbanos.
Según Pierre Pellegrino (2000), el espacio doméstico —la vivienda— es
una de las construcciones culturales
a través de la cual las personas pueden organizar sus relaciones con el
mundo de los objetos, con la realidad
externa, con los otros, a partir de la
posición de ellas mismas. De tal manera que el espacio doméstico puede
ser entendido como una construcción
cultural con la cual las personas organizan su relación con un heterogéneo
mundo de los objetos y con el mundo
de los "otros". Es así que el estudio
del espacio y los objetos domésticos
rurales nos revelan los delgados hilos
que ligan lo micro y lo más general, lo
tradicional y lo moderno.
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Revista de la Universidad Autónoma de Yucatán
Por último, quiero destacar que los
sujetos sociales protagónicos que llevan
a cabo la aniquilación de la casa maya,
son los jóvenes que se socializaron, se
educaron en un contexto invadido por
los medios masivos de comunicación,
sobre la base de unas nuevas relaciones
de producción, de una nueva división
del trabajo familiar y de una fuente de
ingresos que proviene del trabajo asalariado (Baños, 2003b). Con la llegada de
la electricidad y de los medios masivos
de comunicación, el modo de habitar
de los mayas se ha venido modificando, acorde con el horizonte cultural del
hombre rural del siglo XXI.
El hábitat propiamente maya se
redujo considerablemente sin la milpa. En cambio, el radio de acción de
las familias rurales se extendió tanto
como el espacio cultural de los hombres que habitan en las ciudades. Con
la sustitución de la hamaca por la
cama, el modo de habitar el entorno
habitacional tiende a trasladarse del
exterior al interior, asistimos una vez
más a un proceso de cambio social
rural amplio y profundo.
NOTAS
1 Según el Diccionario crítico etimológico castellano e hispánico de J. Corominas y J. A.
Pascual, Barbacoa es un americanismo.
Nombre de armazones y andamios destinados a usos varios, procede de una lengua aborigen de la zona del caribe (p. 505).
2 Denomino "casa" al edificio construido
con el objeto de proteger a la familia de las
inclemencias del tiempo, el cual por lo general era usado por los mayas únicamente
para dormir. Más adelante será ampliada
esta definición.
La invención de la casa maya de Yucatán
3 Con el término "vivienda" hago referencia al espacio residencial donde habita
la familia de los mayas. Habitar es darle
un sentido práctico y simbólico al espacio donde la familia lleva a cabo todas
sus actividades cotidianas. La vivienda,
por tanto, puede abarcar una o más casas
dentro de un solar, dependiendo de la familia.
4 El entorno habitacional —o la vivienda—
maya está compuesto por todas las casas
agrupadas en un solar y pertenecientes a
una misma familia.
5 Por ejemplo, para Robles Castellanos
(1991) "La composición habitacional" es
un conjunto compuesto por el solar, la
cocina y la casa. Otros conceptos frecuentes son: espacio doméstico, hábitat maya,
vivienda vernácula maya, vivienda típica
maya y vivienda tradicional. Las preguntas formuladas llegan hasta el número
de personas que dormían en una casa y
a nadie parece importarle en qué y cómo
dormían sus habitantes. Esto debido a que
—hasta hoy— en el espacio exterior de la
casa maya se lleva a cabo la mayor parte
de las actividades cotidianas propias de
un hogar y se presume que en su interior
no había división alguna para los camastros o barbacoas donde dormían y el espacio interior era utilizado únicamente para
dormir.
6 Utilizando conceptos como: espacio habitacional, espacio residencial, unidades
habitacionales tradicionales, etcétera.
7 En dicho trabajo, ya un clásico dentro del
tema, sobre la vivienda moderna maya,
llevado a cabo a principio de los treinta,
describe los materiales y las técnicas de
construcción, incluso los diferentes tipos
de vivienda rurales que prevalecían en
el área donde floreció la cultura maya al
principio de la década de 1930 (Wauchope, 1938). Sin embargo, no aporta muchos
datos sobre la evolución de la distribución
interior de la vivienda maya yucateca.
8 Guillén de las Casas, Gobernador y Capitán General de Yucatán fue el funcionario
de la Corona que debió cumplir la orden
real de hacer una lista y memoria de los
pueblos españoles y de indios que hubiera
en su jurisdicción. El libro intitulado Relaciones Histórico-geográficas de la Gobernación
de Yucatán es una compilación de dichas
cédulas contestadas tanto por funcionarios del gobierno colonial como por encomenderos, y fue publicado por la UNAM
en el año de 1983.
9 Enrique Manero en su artículo "Henequén
del siglo XVI" menciona que la palabra hamaca era propia de los indios de Cuba y
de Haití y que los mismos llamaban a la
fibra jeniquen. Agrega que en la Isla Española o Haytí era conocido el henequén
como un cardo de hojas angostas verdes,
de una braza de largo y terminando en
una púa muy tiesa (citado por Casares G.
Cantón, 1998:231-232).
10 La hamaca no sólo fue adoptada por la
población maya rural, sino que adquirió
popularidad entre toda la población peninsular, incluida la gente acomodada
que vivía en las ciudades. La Enciclopedia
Yucatán en el tiempo señala que en la Exposición agrícola de 1871 se presentaron
modelos de hamacas confeccionadas con
hilo de algodón de procedencia inglesa, que fueron usadas por muchos años.
Estas hamacas industrializadas eran costosas, fuera del alcance de la población
maya. Había, por supuesto, hamacas más
baratas. El viajero Stephens y Wauchope
(1938:122) mismo, en su mencionado trabajo etnográfico de principios de la década de los treinta del siglo XX, afirman que
las camas eran muy raras en la Península
de Yucatán.
11 La confección de la hamaca requiere las
técnicas de la red o del tejido; se arma un
bastidor, que consiste en dos postes de
madera con un soporte en la parte inferior
y un travesaño siempre de madera en la
parte superior. Unas agujas especiales que
retengan el hilo que será tejido, entre otras
particularidades.
12 Claro que conforme evolucionó la economía de Yucatán la hamaca se convirtió en
una mercancía, es decir, que algunas familias compraban sus hamacas porque no
podían o no querían fabricarla ellos mismos y así generó una industria local. A su
vez, algunos municipios como Tixkokob y
Chemax fueron el asiento de la industria
artesanal sobre la base de la fuerza laboral
familiar y más frecuentemente de la mujer
maya.
13 A tal punto se hizo popular el urdido de
hamacas que se convirtió en una de las
actividades artesanales más importantes
y comerciales de Yucatán. La fabricación
de hamacas, junto con el bordado de huipiles, era la fuente de ingresos de muchas
familias de las comunidades mayas (Littlefield, 1976:56). Había hamacas de todos
los tipos y calidades. A partir de 1930
comenzó a usarse el hilo de algodón, de
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sedalina y de crochet de procedencia nacional, más tarde, en 1950, se inició el uso
del hilo de nylon.
A mediados del siglo XX, según Hernández Fajardo (1977: 890-891), en Yucatán
estaban disponibles 6 clases de hamacas:
Las de mecate o hilo corriente; las de mecate más fino; las de hilo fino de henequén; las hamacas de cáñamo; hamacas
de lienzo o lona; y las hamacas de hilera.
Nótese que las hamacas de henequén son
las que presentaban mucho más variantes
y hay que agregar que había hamacas de
henequén de colores, con tal de obedecer
las tendencias de la moda que dicta el
mercado.
Según la antropóloga Hilaria Máas Collí,
la palabra nah en maya quiere decir casa,
cualquier tipo de casa. En cambio sukil
nah quiere decir casa de techo de paja y
paredes de embarro, la casa rural maya
yucateca. (Conversación con el autor, 18
de septiembre de 2008.)
El comedor es otro objeto moderno que
aún no ha entrado al espacio doméstico
rural, ni siquiera en las viviendas rurales
modificadas de bloques y bovedillas.
Una autora, que ha llevado a cabo investigaciones en la parte norte del país
señala, "Ciertos rasgos comunes de las
casas y solares campesinos manifiestan
la interpretación de las funciones de
producción y de consumo y la poca individuación de los espacios personales"
(Pepin, 1996:76).
Según la maestra Hilaria Máas Collí, al espacio comprendido en esa curvatura se le
denomina mo'oy en maya.
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