La biografía de Melgar y los aportes de Aurelio Miró Quesada

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La biografía de Melgar y los aportes de Aurelio Miró Quesada
La biografía de Melgar y los aportes de
Aurelio Miró Quesada
Porfirio Mamani Macedo
CRICCAL
LOS APORTES Y ESCLARECIMIENTOS BIOGRAFICOS de Miró Quesada en Historia y Leyenda de Mariano Melgar (1978, Madrid, Ed. Cultura Hispana) se
basan esencialmente en los testimonios biográficos narrados por el hermano1
de Mariano Melgar, y sustenta la construcción biográfica de Melgar, en los
referentes autobiográficos que aparecen en las obras del poeta (Poesías completas, 1878), como es el caso del poema en el cual expresa su admiración Al
Mar, cuando viaja hacia Lima para hacer estudios de Derecho. En dicho
poema también se refiere a su regreso precipitado desde Islay hasta Arequipa, a causa de la pena que le causaba su alejamiento de Silvia, lo que quiere
decir que «la obra poética de Melgar es el fiel trasunto de las pasiones e
impresiones fundamentales de su vida» (Tauro, 1946: 58). Así como lo indica Alberto Tauro en esta cita, la obra de Melgar es un documento indispensable para la construcción de su biografía.
Miró Quesada empieza su trabajo tratando de explicar el contexto socio
cultural de la ciudad de Arequipa (Taura, 1946: 58)2. Hace una aproximación
de los aspectos culturales importantes que pudieron influenciar la conducta
de Melgar. Para ello busca referentes culturales propios de la ciudad, sobre
todo, toma en consideración el medio geográfico, y la naturaleza que ocupa
la ciudad de Arequipa, de la cual ya dieron testimonio otros intelectuales
como Cieza de León3, o expresando su carácter apacible como lo hizo Cervantes4. En principio lo que trata de poner de manifiesto es el carácter de los
habitantes de esta ciudad para encontrar la huella poética de Melgar, la que
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MELGAR, José Fabio, 1865, Noticias biográficas, Arequipa.
En la época la Intendencia de Arequipa ocupaba lo que hoy son los departamentos de Moquegua,
Tacna (en territorio peruano actual); y Tarapaca y Arica (en territorio chileno actual)
CIEZA DE LEÓN, Pedro de, Primera parte de la Crónica del Perú (Sevilla 1553) Cap LXXVI.
CERVANTES, Miguel de, La Galetea (Madrid 1585) «El canto de Caliope» se halla en el libro VI, y
en las octavas 66 y 67.
sin duda adquiere y refleja ese carácter rebelde propio de los arequipeños. La
mayor parte de los biógrafos de Melgar como Jaime Cisneros, Francisco
Mostajo, Los Hermanos Cornejo Polar, o María Wiesse, atribuyen al clima y
al paisaje volcánico que rodean la ciudad, ese mismo ambiente que representa Miró Quesada, en el momento inicial de la obra melgariana, como un
contexto propicio para dar nacimiento al Yaraví, o para exaltar la emancipación latinoamericana, según el contexto histórico en el cual surgió la voz
poética de Melgar.
La reconstrucción de los hechos históricos, así como el paisaje de la época nos permiten tener una visión más amplia del medio ambiente que se
vivía en Arequipa. Aspectos que son indispensables para comprender una
obra como la que fue de Melgar. Miró Quesada no sólo se interesa en esbozar el medio socio-geográfico, sino que intenta encontrar la genealogía del
poeta, hasta la fecha exacta de su bautizo, el 12 de agosto de 1790, sin poder
establecer el día exacto de su nacimiento, aunque se le atribuye el 10 de
agosto por ser el día de San Lorenzo, segundo nombre de Melgar.
Al igual que la incertidumbre sobre la fecha de su nacimiento, se encuentra también la duda sobre su origen, refiriéndonos al hecho de que Melgar,
pudo haber tenido sangre indígena, aunque los biógrafos siempre lo mencionan como un descendiente de los blancos, es decir que era un criollo. Sobre
su origen social hay varias conjeturas por su tendencia hacia la cultura aborigen y su participación directa en la incipiente lucha por la emancipación
latinoamericana. Más allá de estas hipótesis los biógrafos explican la reacción de Melgar en favor de los indígenas porque estuvo en contacto muy
cercano con esa población, ya que su casa estaba ubicada en una calle por
donde pasaban los viajeros que iban o venían de los Andes hacia Arequipa.
Tomando en consideración estos intercambios culturales primigenios, la
evolución de la vida de Melgar, según Miró Quesada, está pegada a dos
mundos sociales que se entrecruzan, esencialmente a nivel cultural, razón
por la cual proclamaba en sus versos (Melgar, 1997: 56), la unidad cultural
latinoamericana. Otro de los biógrafos como Jorge Cornejo Polar indica que:
«Probablemente sea Mariano Melgar el autor en quien de modo más claro se
evidencian los procesos de transculturación, de surgimiento de una nueva
identidad que incorpore a las culturas autóctonas, cuya huella hemos venido
siguiendo a lo largo de los siglos virreinales» (Cornejo Polar, 2000: 111). De
allí la importancia histórica de la obra de Melgar sobre la identidad peruana,
y que los biógrafos han tratado de aclarar los aportes en influencias introducidas por Melgar, éstos que han sido negados, reprochados y desvalorizados
por muchos intelectuales principalmente por Marcelino Menéndez y Pelayo,
quien denigra la importancia y el valor de la poesía de Melgar5; y Riva
Agüero, cuyas críticas contra la vida y obra de Melgar fueron refutadas por
José Carlos Mariátegui, señalando por el contrario de que Melgar es el «primer momento6» de la literatura peruana, y no un «momento curioso» como
lo dice Riva Agüero (Riva Aguero, 1903: 18).
En la construcción de la vida melgariana, Miró Quesada relata los primero años de la infancia de Melgar y los de su juventud que transcurren entre la
vida de la ciudad, su contacto con el campo y en un universo religioso muy
marcado. Todos estos elementos constituirán el origen de su conscientización política. Hay que considerar que Mariano Melgar fue un niño precoz,
dado que según diversas fuentes biográficas refieren que a los tres años sabía
leer y a los ocho años ya leía en latín a Virgilio. Por otro lado, desde muy
temprana edad hay testimonios sobre su apoyo a la condición social difícil de
los indígenas, como la servidumbre en la que se encontraban, es así, que
siendo muy joven le dijo a su madre: «nunca pida usted rebaja cuando compre algo a estos infelices, porque todo lo que tenemos y hasta el suelo que
pisamos es de ellos.» (Miró Quesada, 1978). Esta reflexión nos revela su
orientación política, su humanismo y sobre todo su toma de conciencia social
frente a un problema tan antiguo como la conquista. Esta interrelación cultural en la cual vive el joven Melgar, el biógrafo la presenta como un despertar
profundo por la unidad de la nación peruana, nación que en aquel momento
aún no existía. El contacto con la gente del campo y también la difícil situación económica de su padre, contribuyen a fortalecer su espíritu buscador de
una igualdad entre los miembros de esa sociedad que el biógrafo intenta
reconstruir.
Con relación a su formación política y filosófica, destaca su paso por el
colegio San Francisco, luego su entrada en 1807 al prestigioso Seminario de
San Jerónimo, que fue reorganizado por el obispo Chávez de la Rosa en
1791. Aquí Melgar se instruye en materias de cultura general y religiosas y,
como lo dice Luis Alberto Sánchez: «fue entonces cuando decidió cambiar el
rumbo de su existencia» (Sánchez, 1965: 785). El Seminario San Jerónimo
era en la época un centro de estudios muy importante y constituía una etapa
importante para todo aquel que deseaba seguir estudios universitarios7, una
etapa casi obligatoria. En este Seminario de experimentación cultural se
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MENÉNDEZ Y PELAYO, Marcelino. Antología de Poetas Hispanoamericanos, 1894, (Publicada por
la Real Academia Española) Tomo III, Madrid, Impresora de la Casa Real, p CCLVI.
MARIÁTEGUI, José Carlos (1927) 1980, Siete Ensayos de Interpretación de la realidad peruana,
Lima, Empresa Editora Amauta, p. 267.
En aquella época sólo habían dos universidades la de Lima y la del Cuzco, donde se impartía
esencialmente las materias de Derecho y Teología.
impartían materias sobre preocupaciones sociales y económicas; dándose
mayor importancia a los problemas y hechos reales y concretos. Tomó esta
orientación gracias a la influencia del obispo Chávez de la Rosa, quien tendrá como a uno de sus discípulos a Francisco Javier de Luna Pizarro, mas no
a Melgar, puesto que cuando entra Melgar al seminario8, Chávez de la Rosa
ya se había retirado, de modo que la hipótesis, de que Melgar haya entrado al
Seminario gracias a Chávez de la Rosa9, queda descartada por Miró Quesada. Luego de aprobar sus exámenes de teología y humanidades, en 1810,
cuando Melgar tenía 20 años, ocupa el cargo de profesor interino en la enseñanza del Latín y Retórica. Posteriormente desempeña las materias de física,
matemáticas y finalmente ocupa el curso de filosofía desde 1811 hasta 1813.
Esta etapa de su vida está descrita como la fundamental con relación a Melgar y el Yaraví.
Miró Quesada subraya la formación y luego su participación en el Seminario San Jerónimo como un periodo decisivo en las aspiraciones de Melgar
un deseo profundo de nutrirse de los más diversos conocimientos para comprender aquella realidad histórica que se estaba desarrollando ante sus ojos.
Cabe notar que Melgar, durante su paso por el Seminario también fue nombrado bibliotecario, lo cual le permitió tener acceso a esos conocimientos y
fortalecer su propia formación intelectual, hechos bibliográficos tomados por
el biógrafo de Noticias biográficas, hechos que también son reflejados en
algunos de sus versos, como en su famosa Carta a Silvia:
Desde que mi razón tuvo ejercicio
procuraba adquirir sabiduría
poseer, si dable es, todas las ciencias
fue toda mi ambición y mi codicia.
(Melgar, 1997: 98)
Así Miró Quesada pone en relación estos rasgos biográficos con la formación de su conciencia filosófica, política y cultural, de igual manera los de
sus conocimientos en música, lo cual servirá para la adaptación de sus Yaravíes. Esta maduración cultural el biógrafo la yuxtapone con la importancia
de la fuerte influencia de autores latinos como Horacio, Virgilio y Ovidio, de
quien traduce10 El Arte de amar, cambiándole el título por El arte de olvidar,
como una muestra del dolor que sufría por el desden de su enamorada. Cons-
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El Rector del Seminario era el obispo Juan José Manrique.
Duró más de un siglo la hipótesis a través de la cual se afirmaba de que Chavez de la Rosa fue el
descubridor y benefactor de Melgar.
Melgar traduce además algunos textos religiosos y las Geórgicas de Virgilio.
tantemente se acentúa el rol que tuvo el Seminario de San Jerónimo no sólo
en la formación del poeta Melgar, sino también en la de otros intelectuales
del sur del Virreinato, destacando la figura del intelectual Francisco Javier de
Luna Pizarro, quien tendrá un rol primordial en la formación de la República
como lo anota Aurelio Miró Quesada «Melgar no pudo siquiera prever que el
vicerrector de sus días de ingreso como manteista iba a ser después el primer
Presidente del Congreso del Perú e iba alcanzar la mitra de arzobispo de
Lima». En este momento histórico existen otros ilustres personajes tales
como Francisco de Paula Vigil y José María Corbacho, quienes formaron la
conciencia de Melgar, Corbacho será quien lo inclina hacia los estudios de
autores griegos y latinos. De este modo la influencia poética de Melgar está
centrada en esos autores y en la lectura de españoles como Fray Luis de
León.
Miró Quesada insiste sobre la importancia del periodo de los primeros
amores de Melgar, puesto que constituyen lo más decisivo en la obra poética
del vate, sobre todo su relación con su Silvia. Como todo joven de su edad,
Melgar fue asediado por sentimientos amorosos, y que él, por su conocida
sensibilidad manifestará su experiencia amorosa a través de los diversos
yaravíes o sonetos que fue escribiendo en aquella época, los que sirven para
reconstruir esa etapa de la vida de Melgar. Este momento amoroso está presentado como el alejamiento definitivo de su falsa vocación sacerdotal que
fue incentivada por su padre. Es de saber que Melgar recibió la tonsura a los
diecisiete años y posteriormente vistió el traje oficial del Seminario, lo cual
lo designaba a ejercer más tarde la carrera sacerdotal. Este desenlace definitivo entre su deseo de ser «libre» o quedarse en el Seminario, lo describe
Melgar en Carta a Silvia.
A fines de 1810 y comienzos de 1811, Melgar opta definitivamente por
su verdadera vocación, tal como lo refiere su hermano José Fabio Melgar en
Noticias biográficas, publicada en 1865. Hay que subrayar que cuando Melgar se aleja de su vocación sacerdotal, no quiere decir que abandona los estudios religiosos, en los cuales seguirá instruyéndose, incluso en Lima. Eso
ocurre en ese primer momento cuando además deseaba casarse con Melisa,
su primera novia11. Al terminar su relación con Melisa, inicia su relación
amorosa con Silvia, a quien justamente le confiará sus penas y sus demás
experiencias vitales, así lo refiere en Carta a Silvia:
Por si logro mostrarte mi firmeza,
Por si, al fin, tus recelos se disipan,
La historia de mi amor, Toda mi historia,
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Esa actitud de Melisa le dará razón al poeta para escribir el soneto irónico A la mujer.
Voy a contarte mi querida ‘Silvia’
(Melgar, 1997: 89)
Lo que cabe resaltar es que la voz melgariana no se dirigió a un ser imaginario, sino a una mujer que él realmente amaba, a quien conocía desde
niño, y quien era además prima del poeta12. En esta Carta a Silvia, existen
muchos referentes sociohistóricos, que permiten reconstruir la vida de Melgar, recursos autobiográficos que también utiliza Mario Suárez (Suárez Simich, 2006), para escribir la vida novelada de le poeta arequipeño.
Al entrar en relación con Silvia, le permite alejarse de los desaires de Melisa. Los primeros momentos de esta relación son intensos entre ambos jóvenes, lo cual es relatado por Melgar en el soneto A Silvia, que el biógrafo
contextualiza con la ruptura amorosa a causa de la oposición familiar, de
cuyos rasgos textuales encontramos en la Elegía V, donde Melgar describe
estos hechos de su vida. Esta parte de la biografía de Melgar es importante,
porque Miró Quesada dilucida las numerosas razones que intervinieron en
esa ruptura sentimental con Silvia, además de la oposición familiar por la
diferencia de edad que existía entre ambos, existía también la diferencia
económica entre ambas familias. Melgar pertenecía a una familia de condiciones económicas modestas13, y a esto hay que agregarle la idea principal
que tenía en mente el padre de Melgar, es decir, la de que el poeta siguiera
una carrera eclesiástica, para ser un futuro sacerdote. En cuanto a la relación
familiar que tenía con Silvia, no se le podía impedir, ya que anteriormente
una hermana de Melgar se casó con un hermano de Silvia; de modo que el
impedimento por motivos de parentesco no tenía fundamento; razón que han
invocado muchos biógrafos para comprender la ruptura entre Melgar y Silvia. A causa de esas diversas razones, ambos serán separados, puesto que los
padres de Melgar deciden enviarlo a Lima para que se gradúe de abogado,
con este alejamiento se intentaba que Melgar olvidara a Silvia, o por lo menos su apego amoroso por ella se disipara.
Así el biógrafo pone en relación el momento histórico en el cual Melgar,
o el nombre de Melgar comienza a constituir una leyenda, basada únicamente en su relación amorosa con Silvia, lo cual pone de relieve que el mito
de Melgar emerge antes de su participación en la sonada revolución de 1814.
La leyenda melgariana está sustentada en un principio por sus experiencias
amorosas, experiencias plasmadas en sus yaravíes; es decir, que el biógrafo
resalta la posición genuina de la figura de Melgar como poeta, tomando las
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La Silvia de Melgar era María Santos Corrales y Salazar, nacida en 1879.
En la Carta a Silvia, Melgar nos refiere: «Han dicho que te traigo la miseria/porque ya la fortuna,
que vacila/robó a mis padres y a mi anhelo niega / sus bienes» (Melgar, 1997: 96).
dos etapas importantes; la de poeta romántico y poeta comprometido con la
causa de la independencia de Arequipa14, del Perú, y Latinoamérica. El paso
que une, según el biógrafo, entre los dos momentos, entre las dos etapas de
la creación poética de Melgar, es la desesperación, el desaire que experimenta Melgar de parte de su amada Silvia. Esta ruptura hará que Melgar se entregue con todas su fuerzas en las actividades emancipadoras realizadas por
los hermanos Angulo15. Hay que tomar en cuenta que en esos momentos, se
producía la promulgación de la Constitución Liberal de 1812 en las Cortes
de Cádiz, la cual fue juramentada en Arequipa el 22 de diciembre de 1812;
hechos políticos que fueron poetizados por Melgar en su Oda a la Libertad.
Esta Oda constituye quizá el testimonio más claro de la posición política de
Melgar, quien se interesa por la condición humillante en la que viven los
indígenas16; y no sólo ello, sino que incita a la unidad latinoamericana, y a la
fraternidad Universal bajo el signo de la Libertad. El biógrafo Miró Quesada,
entrecruza todas estas secuencias y hechos políticos y literarios para reconstruir verbalmente la vida de Melgar, sobre todo cuanto éste decide enrolarse
en las tropas de Mateo Pumacahua.
Melgar regresa de Lima a fines de 1813, y se encuentra con la dura realidad de que su amada Silvia lo rechaza. Para reconstruir aquellos momentos,
Miró Quesada, se basa en la obra poética de Melgar sobre todo en la Carta a
Silvia, y en los hechos históricos que ocurrieron en Arequipa entre 1813 y
1814. A este respecto la idea de Melgar por la Patria, es más fuerte, y su
amor por Silvia permanece reforzado17, como lo hace saber Miró Quesada,
aunque luego irá evolucionando y cambiando de tono en sus Yaravíes, esencialmente angustiosos, por ese rechazo que le manifiesta Silvia, bajo influencia exterior. Esta situación de desgarro amoroso de Melgar, lo lleva a un
límite extremo hasta que Melgar cae enfermo de desesperanza. Según el
hermano de Melgar José Fabio, testimonio que retoma Miró Quesada, Melgar se habría retirado a la región de Majes, donde el poeta comienza a crear y
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El 12 de noviembre, mediante Cabildo abierto, se estableció un gobierno Civil de Arequipa, integrado por Agustín Cossio y Alzamora, y José María Corbacho. A Mateo Pumacahua se le nombra
Intendente general. Esta corta libertad dura apenas un mes, pues el 9 de diciembre de 1813, Juan
Ramírez retoma la ciudad de Arequipa. Las autoridades abandonan la ciudad, para reorganizar una
contra ofensiva, pero caen derrotados en Umachiri.
Los hermanos Vicente y José Angulo, lideraron unos de los movimientos más importantes por la
emancipación, entre 1813 y 1814, en la ciudad del Cuzco, extendiéndose por toda la región sur del
Perú actual.
Melgar es el primer «indigenista», puesto que desde sus escritos poéticos toma la defensa y reivindicación de los derechos y de la identidad de los indígenas.
En una de sus Elegías Melgar, refiriendose a su relación entre su amada Silvia y la Patria por la
cual ha de luchar, dice: «Por Silvia amo a mi Patria con esmero/Y por mi Patria amada a Silvia
quiero». Mariano MELGAR, Poesia completa, Arequipa UNSA LIBROS/EL PUEBLO, 1997, p 38.
escribir sus famosos Yaravíes.
Estando en la región de Majes, es cuando se va producir su enrolamiento,
y cuando ocurren los hechos de la independencia de Arequipa, en la denominada batalla de Apacheta, dirigida por Mateo Pumacahua. Miró Quesada
hace una importante aclaración sobre la participación de Melgar en la independencia de Arequipa; dado que la mayoría de los biógrafos mencionan o
sustentan que Melgar se incorporó después de la batalla de Apacheta. Apoyándose en un documento militar de la época, en el cual se afirma, que Melgar, estando en Majes, y al enterarse que se acercaba por Chuquibamba el
ejército de Pumacahua, se dirigió rápidamente a esa ciudad y desde ese momento integró dicho ejército, y participa en la liberación de Arequipa el 9 de
noviembre de 1813. Para la narración de estos hechos, Miró Quesada también se apoya en el testimonio literario de Melgar, sobre todo en Marcha
Patriótica, poema que según la mayoría de los historiadores, hubiera sido el
himno del Perú. Hay que tomar en cuenta que una parte importante de la
obra de Melgar fue destruida. María Weisse refiere que la hermana de Melgar quemó muchos poemas, por miedo a ser descubierta en posesión de dichos documentos, considerados unos como subversivos, y otros prohibidos
«porque hablaban de amores» (Wiesse, 1936: 65).
Otro de los documentos que utiliza Miró Quesada, para reconstruir los últimos momentos de la vida de Melgar, es el Diario de operaciones del general Ramírez18, quien luego de retomar Arequipa se dirigió hacia el Cuzco,
hacia donde se había retirado el ejército de Pumacahua. El biógrafo refiere
algunos hechos de la cruenta batalla librada en la ciudad de Umachiri donde
finalmente será capturado y fusilado el poeta mistiano. Esta batalla del 11 de
marzo de 1814, fue ganada fácilmente por Ramírez, y ese mismo día, luego
de capturar a los líderes de la rebelión fueron fusilados en el acto. Se conservó la vida de Melgar hasta el día siguiente. De la participación de Melgar
(auditor de guerra del ejército rebelde) en esta batalla, el biógrafo dice que,
«fue uno de los prisioneros que sobresalían entre los demás por su obstinada
decisión». Hay varias conjeturas a cerca del por qué se le reserva la vida de
Melgar por un día, entre ellas, refiere el biógrafo, fue porque los familiares
de Melgar solicitaron perdón, lo cual se le concedería, sólo si Melgar se
retractaba públicamente, a lo cual el poeta se negó rotundamente. Estos
hechos también son puestos en duda, por haber sido nutridos o deformados
por la leyenda.
Estos hechos históricos comienzan a acrecentar la fama y leyenda de
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«Diario de las operaciones del ejército del General Ramírez en su marcha de la ciudad de Arequipa
para la del Cuzco», en Gaceta del Gobierno de Lima, 10 de mayo de 1815.
Melgar, más como un héroe que como poeta. A sus conocidas desgracias, se
le agrega, aunque sin sustento verídico, de que Manuel Amat y León, hijo
del virrey, quien supuestamente fue el que redactó la sentencia de ejecución
de Melgar, se casó cuatro años más tarde con la Silvia de Melgar. Estos
hechos están puestos en tela de juicio por Miró Quesada, refiriendo que no se
trataba del hijo del Virrey de Amat con quien se casa Silvia, sino que fue un
combatiente, que luchó al lado de Melgar. Para afirmar ello se basa en el
discurso que éste pronuncia, cuando los restos de Melgar fueron trasladados
del Cuzco a Arequipa en 1833, al inaugurarse el cementerio de la Apacheta.
Aunque existen documentos (Sánchez Moreno Bayarri, 1987: 216) que fueron descubiertos tardíamente, en los cuales se menciona la partida de matrimonio de Silvia con Manuel Amat y León, en cuyo documento Manuel Amat
y León aparece como comerciante de tránsito, y no como auditor de Guerra,
de ese modo ocultaba su verdadera identidad a la Silvia de Melgar.
Bibliografía
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