Edificios de consumo casi nulo

Transcripción

Edificios de consumo casi nulo
eficiencia energética
Miguel Pérez de Lema
Edificios de consumo
casi nulo
Ahorro energético y construcción ecológica a gran escala
El sector de la generación de energías renovables y de bajo consumo tiene ante sí uno de sus
mayores retos, la oportunidad de participar de un ambicioso plan para la reducción del consumo
energético al mínimo posible en todo tipo de construcciones, tanto las de nueva edificación como
las ya existentes a través de su rehabilitación. Esta es además una extraordinaria posibilidad
para reactiva el sector de la construcción, y en particular para el despegue del sector de la
construcción ecológica. Y su aplicación sería asimismo notablemente beneficiosa para ayudar
a equilibrar la balanza de pagos nacional, que va a verse cada vez más afectada por el aumento
de la factura de la importación de energías fósiles.
P
arte de este proceso está contemplado en la estrategia europea
20/20/20. Además se complementa con los objetivos europeos nZEB, siglas
en inglés de ‘Construcción de edificios de
consumo casi nulo’, que promueven la
máxima eficiencia energética para la próxima década. Sin embargo, estos objetivos
se consideran insuficientes para desarro-
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llar todo el potencial de este sector y los
expertos creen que es necesaria la puesta
en marcha de un auténtico Plan Nacional.
Algunos países de nuestro entorno, como
Dinamarca, lo han hecho, con buenos resultados y marcan el camino a seguir.
Todo parece a favor del despegue de la
construcción de edificios de consumo casi
nulo, que cuentan con el compromiso eu-
ropeo aunque, como en todo lo relativo al
consumo de energía, es imprescindible la
acción de un Gobierno que se sitúe al frente del proceso y marque el camino a seguir,
tanto a los inversores, como a las distintas
industrias, como a los consumidores.
La tecnología necesaria está disponible,
y ya se han realizado con éxito pruebas
de diferentes edificaciones que combinan
energética
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eficiencia energética
Sevilla, ‘Edificios de consumo casi nulo:
nueva construcción y rehabilitación’, celebrada recientemente en Madrid, así como
en dos debates posteriores que reunieron
a cerca de veinte representantes de las industrias comprometidas en este complejo
asunto, así como de la administración y de
la universidad.
Servando Álvarez considera que nos
queda mucho camino por recorrer para
extender las buenas prácticas que apoyen
el consumo mínimo. Por ejemplo, señala
que “hay que buscar primar cosas simples
pero importantes, como la luz solar natural
de una construcción. Eso aun ni siquiera se
contempla por la administración a la hora
de valorar un edificio”.
Además, la administración debe crear
unos criterios claros y ambiciosos que definan y certifiquen el bajo consumo energético, el catedrático de Ingeniería Energética
señala que “la mayoría de las definiciones
Falta conseguir un
entorno jurídico que
proteja y beneficie el
desarrollo comercial
y armónico de los
numerosos factores
productivos
planteamientos edificativos que favorecen
el ahorro energético con instalación de
energías renovables o de bajo consumo,
a precios competitivos. Falta conseguir un
entorno jurídico que proteja y beneficie
el desarrollo comercial y armónico de los
numerosos factores productivos, desde
promotores inmobiliarios, fabricantes de
sistemas de generación de energía, hasta
entidades de certificación –entre muchas
otras industrias–, y el lanzamiento de grandes campañas de comunicación bajo el amparo estatal que den a conocer esta forma
de construcción a los consumidores, y sus
ventajas, y les animen a decantarse por ella.
Sobre este asunto se trató en profundidad en la conferencia de Servando Álvarez, catedrático del departamento de Ingeniería Energética de la Universidad de
energética
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de edificios de bajo consumo energético
en los países europeos se expresan mediante un porcentaje de reducción de sus
requisitos mínimos. Las actuales definiciones no indican específicamente un determinado porcentaje de las energías renovables en el suministro de energía”.
El camino a recorrer
En opinión de Servando Álvarez, “como en
general no se aprovecha completamente el
potencial que ofrece la utilización de fuentes de energía alternativas, debe considerarse el uso de tales fuentes en edificios
nuevos y existentes, independientemente
de su tamaño, de conformidad con el principio de asegurar en primer lugar una reducción de las necesidades de calefacción
y refrigeración a unos niveles óptimos de
rentabilidad”.
El camino hacia la estandarización de la
construcción ecológica de consumo energético mínimo para por la integración de
numerosos aspectos vinculados a la energética edificatoria. Estos aspectos abarcan:
buen diseño arquitectónico del edificio;
alta calidad constructiva de la envuelta;
inclusión en el mismo de fachadas y cubiertas inteligentes que utilicen fuentes
y sumideros medioambientales. Y se extienden a instalaciones y equipos de alto
rendimiento medio estacional; equipos y
sistemas innovadores apoyados por energías renovables; y soluciones integrales de
domótica que aglutinen y adapten todos
estos conceptos a las necesidades específicas de cada edificios.
En la búsqueda por reducir el consumo
energético, no debe haber barreras. Todas
las tecnologías son igualmente aceptables
si cumplen con los requisitos. No se excluye a priori ninguna tecnología cuya caracterización y coste sean conocidos para la
obtención de los niveles óptimos y niveles
neutros de rentabilidad. El procedimiento
tampoco obliga a utilizar ninguna tecnología en particular. Únicamente, la administración debe demostrar que los valores
límite exigidos son alcanzables en un contexto de rentabilidad. Eventualmente, se
pueden desarrollar y proponer paquetes
(no excluyentes) de soluciones que verifican las exigencias para un tipo de edificios
y un clima dado.
Desde las distintas industrias se lanzan
mensajes favorables a este proceso y se
demuestra el interés por participar en él.
Juan Fernández, presidente de la Asociación Solar de la Industria Térmica (ASIT),
afirma que “desarrollar este plan es fundamental para nuestro sector y para el bienestar del país. En España hay más 20.000
MW instalados en edificación residencial y
vamos a ayudar en todo lo necesario a este
plan”. Aunque las malas experiencias con
la administración son la principal fuente de
desconfianza. Para Fernández, “tenemos
un problema grave de con la seguridad regulatoria. El PER está paralizado. No se han
eliminado las barreras regulatorias. La Comisión Europea se ha propuesto rebajar el
objetivo 20/20. Y los grandes lobbies energéticos están imponiendo sus privilegios”.
A pesar de estos justificados temores, el
optimismo es mayor que la desconfianza,
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eficiencia energética
y son de destacar los ejemplos cercanos de
progreso que demuestran el camino a seguir. Para Luís Mateo, director de la Asociación Nacional de Fabricantes de Materiales
Aislantes (ANDIMAT), “la revisión del código técnico de 2012 va por el buen camino
para fomentar el aislamiento. Hacen falta
ejemplos claros como la regulación de Dinamarca, en la que, por ejemplo, se ha señalado el grosor que deben tener las ventanas”.
Para contar con el apoyo de los consumidores estos planes se deben trasladar de
forma clara y concreta. Según Mateo, “un
buen ejemplo en España ha sido el éxito de
la campaña para cambiar las ventanas en los
edificios antiguos en la ciudad de Madrid,
donde se reflejaba la rebaja por acogerse al
plan en la factura y era fácil de comprender.
Se acogieron al plan unas 25.000 viviendas
y lograron un ahorro en torno a 16 kW por
metro cuadrado al año”.
Juan Fernández y Luís Mateo coinciden
en señalar la importancia estratégica que
supone esta oportunidad para reactivar
nuestra economía, Fernández, afirma “la
rehabilitación es un nicho que puede rescatar el sector de la construcción”. Y Mateo eleva esta importancia aun más al señalar que “haría falta un Plan Nacional de
rehabilitación”.
Por su parte Dolores Huerta, secretaria
técnica de Green Building Council España
(GBCE), añade “hay que transformar la
industria para enfocarla a la rehabilitación
ecológica”.
Enfocarse al consumidor
La puesta en marcha de un Plan Nacional
de edificios de consumo casi nulo sería
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Junto a la calidad del
confort, es necesario
aportar al cliente un
sistema sencillo y eficaz
de comprobar, para
que sea parte activa del
ahorro energético
que confíe en que le podemos ahorrar un
30% de energía”.
Existe el consenso en que los criterios deben ser lo más amplios posible y no excluir
ninguna tecnología, evitando que cualquier
segmento industrial pueda acaparar este
proceso. Para José Manuel Pinazo, presidente de la Asociación Española de Climatización y Refrigeración (ATECYR), “no podemos estar a favor de una tecnología frente
a otra. No se debe caer en modas y hay que
analizar cada tecnología para cada caso y
no apostar por alguna para todo”.
Además, cualquier impulso debe estar
guiado por la búsqueda de la excelencia y
la oferta al consumidor de un producto que
no sea inferior en ningún aspecto a otros
existentes. Según Pinazo, “el menor consumo de energía no debe rebajar el confort,
que es lo prioritario. Para fomentar el Plan
de energía de edificios de consumo casi
nulo se puede plantear una exención fiscal
para animar a los inversores”.
Junto a la calidad del confort, es necesario aportar al cliente un sistema sencillo y
eficaz de comprobar, para que sea parte
activa del ahorro energético. Al respecto,
Marisol Fernández, directora de la Asociación Española de Domótica, afirma: “Estos
edificios tienen que tener un sistema inteligente de control para que las obras sean
efectivas. Con un sistema de monitoreo el
consumidor puede saber si está aprovechando las cualidades de su vivienda”.
El apoyo público es otra cuestión imprescindible para la mayoría de agentes si se
realmente se quiere desarrollar un plan a
escala nacional. Para Javier Díaz, presidente
de la Asociación Española de Valorización
Energética de la Biomasa (AVEBIOM), “se
debería rebajar el IBI a casas con biomasa
u otros medios que reduzcan el consumo
de energía. También se puede bajar el IVA,
que es del 18%, el mismo que para el gas”.
de enorme importancia para acercar las
ventajas combinadas de todas estas tecnologías al consumidor final. En opinión
de Rafael Herrero, presidente de la Asociación de Empresas de Servicios Energéticos
(ANESE), “un Plan Nacional ayudaría a los
consumidores a confiar en las empresas
que tienen como modelo de negocio la reducción del consumo de energía. Hay que
trabajar pensando en el cliente final para
Visibilidad pública y viabilidad
económica
En opinión de José Manuel Pinazo, “faltan
campañas de publicidad sobre esta materia para llegar al consumidor”. Por su parte, Alejandro Coba, miembro del Comité
Técnico de la Asociación de Inmobiliarias
con Patrimonios en Alquiler (ASIPA), afirma: “Nos falta cultura al respecto. Los
clientes extranjeros son los únicos en España que preguntan al promotor por la
energética
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eficiencia energética
eficiencia energética de la vivienda”.
Javier Díaz subraya la importancia capital
de apostar por la reducción del consumo
energético y el apoyo imprescindible del
sector público para hacer una gran campaña de comunicación. Para el presidente
de AVEBIOM, “un país con nuestra dependencia energética provoca una salida de
divisas insostenible. Nadie demanda lo que
no conoce y son las administraciones –y no
las asociaciones– las que pueden hacer las
campañas sobre esta materia. Campañas
que sí pueden costearse las grandes empresas de combustibles fósiles o las eléctricas”.
Pero no es suficiente con desplegar grandes campañas genéricas que pongan estos
planes en el escaparate. Además hace falta
mostrar resultados prácticos y aportar cifras
reales de ahorro. En opinión de Servando
Álvarez, “es necesario que promover las demostraciones de este tipo de edificios que
hayan sido evaluados por terceros”. A este
respecto, las experiencias prácticas del CIEMAT son una buena carta de presentación.
Como explica Roberto Bosqued, Unidad
de Eficiencia Energética en Edificación del
CIEMAT, “hemos construido varios edificios
piloto en Almería, Madrid, Asturias y Soria
para testar climas diferentes. El máximo
ahorro al mínimo coste se consigue con
medias pasivas: orientación norte-sur, materiales locales, inercia térmica, ventilación
natural, geotermia…”.
Estos edificios piloto han sido un éxito
desde el punto de vista del ahorro energético por su escaso sobrecoste. Según
Bosqued, “hemos obtenido ahorros de
energía entre el 40% y el 62%, con unos
sobrecostes entre el 2% y el 9% en los
sistemas pasivos; mientras que en los sistemas activos los sobrecostes han sido de
hasta un 15% porque ha habido que duplicar las instalaciones activas, por si fallaban nuestros prototipos alternativos”.
Otro ejemplo interesante es el que explica Antonio Villanueva, de la Asociación
Española de Ingenierías e Ingenieros Consultores (AEDICI). Afirma: “Construimos
un edificio –que es nuestra actual sede,
en la que trabajamos 500 personas– con
la idea de que no fuera más caro que uno
convencional y que el confort fuera máximo”. Los resultados económicos del ahorro energético obtenido son claramente
favorables, según Villanueva, quien explica
“el edificio tuvo un coste de 16 millones
energética
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de euros, para una superficie de 16.000
metros cuadrados. Y el gasto en energía
para refrigeración es 1/7 de lo que gastaría
un sistema convencional, y en calefacción
es de 1/3. Esto nos supone un ahorro de
unos 200.000 euros al año en energía”.
Desde el punto de vista de las empresas
inmobiliarias, el interés en este tipo de edificación es también creciente. Para Alejandro
Coba, “en España pagamos el kW a 15 euros, y en Francia a 8, y la tendencia es que
la energía va a subir”. Por su parte, Marta
Torres, directora gerente de la Asociación
de Promotores Constructores de España
(APCE), enfatiza el análisis de la viabilidad
económica de estos proyectos. Y afirma:
“En la Asociación estudiamos distintos modelos calculando la relación entre sobrecoste
y ahorro en energía, y el resultado era de
empate a uno. Por cada euro de sobrecoste
nos ahorrábamos un euro en energía”.
Torres muestra un punto de vista pragmático sobre la cuestión, y advierte de la
necesidad de que cualquier plan sea riguroso y que producto tenga beneficios claros para el consumidor. Y revela un hecho
preocupante, “algunas comunidades de
vecinos están desenganchando las placas
solares que se han instalado con la nueva
Ley de edificación porque no quieren ningún coste de mantenimiento”.
Desde todos los extremos del sector,
hay una coincidencia en la necesidad de
buscar un soporte de ayuda pública para
poner en marcha de forma efectiva estos
planes. El catedrático de economía de la
Universidad de Vigo Alberto Gago advierte de los riesgos de crear una legislación
al respecto, “es un mercado muy complejo. Hay una información asimétrica entre
distintos agentes. Existen problemas de
financiación, hay problemas de inercia del
mercado y muchas otras distorsiones que
se tienen que tener en cuenta cuando se
legisla. Si se legisla de una manera aislada
será un fracaso”.
Para Gago, la solución económica pasa
por una combinación de medidas, “es necesario un sistema de incentivos con elementos de obligatoriedad. Tiene que haber un fondo de financiación público que
sea garante del sistema”.
Finalmente, este catedrático de economía, apuesta por la creación de un nuevo
impuesto que respalde el Plan: “Hay que
crear un impuesto a la ineficiencia energética, parecido a lo que ya hay en los automóviles. Con el dinero del nuevo impuesto
se debe crear un fondo de garantía para
la inversión. El Estado también deberá
ayudar a las personas con rentas más bajas a adaptar sus viviendas, que suelen ser
también las más antiguas e ineficientes en
materia energética” 7
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