Una habitación. Once invitados. Varias mesas se esparcen por el

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Una habitación. Once invitados. Varias mesas se esparcen por el
Una habitación. Once invitados. Varias mesas se esparcen por el espacio libre. ¿Una reunión, tal vez? La
puerta se abre de par en par. El estruendo resuena entre las paredes incluso segundos después de haberse
cerrado. Un hombre trrajeado que huele a dinero a años-luz. Los hijos de la cuatro tiran del vestido de su
madre. ''¿Tienes un dulce?''. ''Id a jugar al jardín'' contesta ella redirigiendo sus ojos al emisor de las
palabras. Aunque en realidad en ningún momento ha dejado de observarle.
La de la tres, observa. ¿Ha dicho Chernobyl? Dios mío. No entiendo nada, y parece que ella tampoco; un par
de miradas esporádicas bajo la mesa y a la tercera, la pantalla táctil de su Sony Xperya acaba por captar por
completo su atención. Ya no se molesta en seguir disimulando una atención inexistente por el emisor de la
conferencia. En cambio, la pareja de avanzada edad de la nueve, se muestra atenta.
Un gráfico. No se molesta en explicarlo, pues piensa que todos le comprenden. Y aunque no sea así,
continuamos guardando silencio. Puedo afirmar esto. Desde la diez tengo bajo control la situación.
La de la siete alza la mano sin retirar la vista del papel que escribe con la pluma estilográfica que sostiene a
siniestras. ''¿Qué ocurriría si las partículas del acelerador...?''. Lo siento. No he prestado atencíón, pero creo
que tampoco ha terminado la cuestión. Los de la cuatro han vuelto a entrar en la estancia. El barro de las
suelas de sus zapatos de domingo impregna el suelo. Puedo escuchar cada zancada que dan hacia sus
padres. ''Salid, nos estáis dejando en evidencia''. Esta vez, el dueño de las palabras es su progenitor. Susurra
demasiado alto, pero no parece importarle. Las lágrimas en los ojos de la niña indican que romperá a llorar
en cualquier momento.
Esto, todavía no ha pasado, pero... ¿Vamos a arriesgarnos a que ocurra?
Realmente, ¿Queremos que nuestros principiantes aprendices sean unos jóvenes ignorantes y unos
pésimos mayores? Porque, eso, será lo que ocurrirá si dejamos que la comunicación se pierda. Porque esto,
será lo que podremos contar en unos años si los jóvenes dejan de escuchar y los mayores de enseñar,
entrando en una espiral de ignorancia e incomprensión que solo puede traer eso. Ignorancia e
incomprensión.
Y fijaos... Que hablo en presente cuando digo que no será en muchos años. Unos veinte... tal vez cuarenta,
con suerte. No lo entiendo. Creedme cuando digo que no lo comprendo. ¿De qué nos vale saber las
definiciones de partículas, protones, neutrones, electrones, minerales... si no somos capaces de ayudar a la
vida, a la sociedad? Porque para mí, la ciencia es ilusión, ilusión que viene de unos sueños. Sueños que
tienen los jovenes con libertad. Desde el momento que un corazón late o que un ser comienza a andar,
hasta que toma por primera vez un microscopio o apunta las coordenadas de una estrella.
Desde que hace su primer viaje y se interesa por la tecnología, hasta que vuelve y anota sus sentimientos,
esperanzas, ilusiones, oportunidades.
Desde que es ingresado en un hospital hasta que muere y es enterrado mediante un mecanismo de poleas.
En una fosa realizada por una escavadora que ha sido construida y supervisada
Porque... ¿Qué habría ocurrido si no hubiésemos inventado la penicilina, los medicamentos...? O, ¿Qué me
decís si simplemente no hubiéramos sido capaces de descubrir el fuego? ¿Qué habría ocurrido si Marie y
Pierre Curie, no descubriesen la radiación y por ello muriesen? ¿Seguiríamos manipulando tales sustancias
como si de mercancía de un supermercado se tratase? ¿Cómo si no hubiese riesgo en algo que puede ser
mortal? ¿Cómo si supiésemos más de lo que realmente cconocemos?
O si jamás nos atreviésemos a experimentar, a comprobar... A vivir. Porqué la ciencia es investigación, y por
ello, la ciencia, es vida. Y no esperemos ser los que éramos si esto ocurriese porque... Eso no sería posible.

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