educa a tu cachorro

Transcripción

educa a tu cachorro
La editorial de los veterinarios
animales de compañía
Educa a tu cachorro
“La maravillosa aventura
de educar a tu cachorro”
Características técnicas
Autor: Colette Arpaillange.
Formato: 17 x 24 cm.
Número de páginas: 128.
Número de imágenes: 90.
Encuadernación: tapa rústica.
ISBN: 978-84-92569-51-9.
Año: 2011.
P.V.P.: 18 e.
La veterinaria Colette Arpaillange, veterinaria especialista en
comportamiento animal, proporciona las pautas para comprender y educar a tu cachorro de modo que se convierta en
un compañero alegre, desenvuelto y con el que sea agradable
convivir. Asimismo, describe las particularidades del cachorro
en función de su edad y los aprendizajes adecuados para cada
etapa e incluye 14 lecciones que te permitirán que tu cachorro
responda a su nombre, sea capaz de pasear con correa sin tirar,
reciba a las visitas sin saltar, etc.
Una obra al alcance de todos, que te permitirá educar correctamente a tu cachorro.
Centro Empresarial El Trovador, planta 8, oficina I - Plaza Antonio Beltrán Martínez, 1 • 50002 Zaragoza - España
Tel.: 976 461 480 • Fax: 976 423 000 • [email protected] • Grupo Asís Biomedia, S.L.
La editorial de los veterinarios
Educa a tu cachorro
índice de contenido
Conocer al cachorro para educarlo
El cachorro adolescente
Oportunidades que no podemos dejar pasar
¿En qué punto está mi cachorro?
Mecanismos de aprendizaje
Aprendizaje de la autonomía
Organización de las sesiones de educación
Respetar la autoridad
Comunicarse durante el aprendizaje
Pequeñas preocupaciones, grandes problemas
¿Por qué no quiere aprender?
Ideas preconcebidas
El cachorro recién nacido
Educa a tu cachorro en 14 lecciones
El comienzo de la vida
¿Por qué educar a mi cachorro?
El vínculo afectivo, una relación fundamental
Introducción a la llamada
Optimizar el desarrollo
Introducción a la llamada
Ideas preconcebidas
El uso del collar y la correa
Entre 4 y 8 semanas,
el descubrimiento del mundo
¿En qué punto está mi cachorro?
Atención a las carencias maternales
Ideas preconcebidas
Elegir el cachorro: un acto meditado
Entre 8 y 12 semanas,
el primer mes en familia
Prohibiciones
Introducción al paseo con correa
Introducción al paseo con correa
Órdenes simples
Órdenes simples
La llamada
Pasear con correa
¡Quieto!
Buenos modales
¿En qué punto está mi cachorro?
Buenos modales
Entenderle y hacerme entender
Buenos modales
El momento de aprender
Examina a tu cachorro
Aprendizaje de la higiene
Examina a tu perro
Aprendizaje del autocontrol
Índice alfabético
Descubrir el mundo
Pequeñas preocupaciones, grandes problemas
Ideas preconcebidas
Centro Empresarial El Trovador, planta 8, oficina I - Plaza Antonio Beltrán Martínez, 1 • 50002 Zaragoza - España
Tel.: 976 461 480 • Fax: 976 423 000 • [email protected] • Grupo Asís Biomedia, S.L.
CAPÍTULO 1 • Conocer al cachorro para educarlo
Oportunidades que
no podemos dejar pasar
A lo largo del desarrollo, el cachorro supera una serie de fases durante
las cuales es especialmente receptivo a ciertas experiencias. Se trata de
periodos en los que el aprendizaje y la memorización se dan con facilidad;
son momentos clave para el desarrollo cerebral.
El comportamiento del perro se construye progresivamente desde el nacimiento hasta
la edad adulta y algunas etapas, como la socialización o la adquisición de autocontrol,
son pasos obligados para que el cachorro evolucione de forma adecuada. La presencia
de la madre hasta el final de la séptima semana de vida o la necesidad de exponer al
animal joven a estímulos variados, son requisitos indispensables para que el desarrollo
del cachorro sea óptimo.
La presencia de
la madre junto a
los cachorros es
indispensable
durante las siete
primeras
semanas de vida.
Un sistema nervioso en construcción
Los circuitos neuronales que se estimulen durante los primeros meses de vida permanecerán activados indefinidamente, mientras que otros, inoperantes, se destruirán de
forma automática al final del desarrollo. Este proceso de selección recalca la importancia
de la biografía precoz del individuo y del impacto de la experiencia.
Oportunidades que no podemos dejar pasar
La socialización con la especie humana
comienza en la tercera semana de vida y
se completa, aproximadamente, durante
el tercer mes.
Por ejemplo, la capacidad de autocontrol aparece alrededor de la 5ª
semana, gracias a la intervención de
la madre, que enseña a los pequeños a
regular sus movimientos. Los circuitos
nerviosos que permiten la inhibición
se activan si el animal aprende a dominarse. Por eso, un cachorro abandonado a su suerte, que no reciba esta
educación temprana, se convertirá en
un perro hiperactivo difícil de controlar. Si bien el cerebro conserva cierta
plasticidad durante toda la vida, que
facilita los nuevos aprendizajes, el cableado de base es esencial.
Enfrentar al cachorro a diversas situaciones
Durante la última etapa del desarrollo comportamental o periodo de socialización, que
tiene lugar entre la 3ª y la 12ª semana de vida, el cachorro establece una serie de referencias propias, de acuerdo a los estímulos recibidos del entorno. Para que un estímulo
se incorpore en esta “base de datos” es necesario que se presente con regularidad y en
baja intensidad.
Por ejemplo, la circulación de vehículos por una carretera cercana permite que el
animal se acostumbre a los coches, pero sufrir un accidente con el automóvil de su
criador le produciría una fobia permanente. Cuanto más completa es la base de datos
inicial, mayor capacidad tiene el cachorro para adaptarse a un entorno nuevo, diferente al del lugar en que nació. Si el pequeño ha visto coches pasar, es probable que se
sienta relativamente cómodo en la calle. Cuando se cruce con un autobús, quizás se
sorprenda al principio, pero después se fijará probablemente, en que tiene puntos en
común con los automóviles y considerará, por tanto, que ese objeto desconocido no
debe provocarle ningún temor.
Durante este mismo periodo tiene lugar la socialización con el hombre. Un perro que no
haya mantenido contacto con humanos entre la 3ª y 12ª semana de vida será, en adelante,
un animal incapaz de comportarse normalmente entre ellos.
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CAPÍTULO 2 • El cachorro recién nacido
El vínculo afectivo,
una relación fundamental
Entre la segunda y la tercera semana de vida, se establece un vínculo
extraordinario entre el cachorro y su madre, que será la única capaz de
consolarlo de forma persistente. Esta relación especial es indispensable
para el correcto desarrollo del comportamiento del perro.
El vínculo
afectivo entre el
cachorro y su
madre se
desarrolla a
partir de la 3ª
semana de vida.
El vínculo materno posibilita la identificación
con la especie
Podríamos pensar que los animales son conscientes de su pertenencia a una especie
de manera innata o automática, pero no es así. La identificación con la especie surge
gracias al fenómeno llamado de impronta, en aquellos animales de rápido desarrollo
como es el caso de las aves; o al de impregnación, en el caso de animales de crecimiento
más lento, como el perro.
El vínculo afectivo, una relación fundamental
La noción de impronta se desprende de los trabajos del etólogo Konrad Lorenz, quien
puso de manifiesto este proceso de identificación con la especie en los gansos cenicientos. Su experimento es muy famoso: Konrad Lorenz se introdujo en el campo de visión
de unas crías de ganso justo en el momento de romper el cascarón, lo que provocó en
adelante un determinado comportamiento: una vez alcanzada la madurez, los gansos
intentaban acoplarse… ¡con el hombre! Y es que, unas horas después del nacimiento, los
pequeños se apegan al primer objeto en movimiento que encuentran, generalmente la
madre, y demuestran esa unión siguiendo paso a paso cada uno de sus desplazamientos. Este vínculo se mantiene durante mucho tiempo y atestigua la aparición de ciertas
relaciones especiales y exclusivas.
Reconocer a su semejante
El cachorro encuentra un referente en el individuo al que se siente unido, quien a su vez
le prodiga caricias, cuidados y el consuelo de reconocer a un semejante. El pequeño se
identifica con la especie a la que pertenece el animal objeto del vínculo y en el futuro,
elegirá a parejas sociales y sexuales que clasifíquele como congéneres.
La ausencia absoluta de perros en el entorno del cachorro, durante el periodo receptivo, conlleva un defecto de impregnación y provoca que éste no se reconozca como tal.
Sin embargo, la recuperación es posible, gracias a la extraordinaria plasticidad del comportamiento del cachorro. Si el perro entra en contacto con sus semejantes antes de las 16
semanas de edad, podrá recuperar la impregnación a su especie y reconocer a los suyos.
Convertirse en un perro entre perros,
gracias al vínculo afectivo
La cercanía que proporciona esta unión especial, favorece el aprendizaje. El cachorro
puede observar a su madre y el modo en que se relaciona con el resto de miembros del
grupo. Este aprendizaje por imitación facilita la adquisición de las posturas de comunicación y el conocimiento de las normas sociales en vigor en la manada.
El vínculo afectivo facilita
el descubrimiento
del mundo
Una de las funciones más importantes del
vínculo afectivo es permitir la exploración
del mundo, pues ofrece un punto de apoyo tranquilizador. La seguridad afectiva
que procura el objeto de apego, propicia
los primeros descubrimientos y las experiencias tempranas.
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Ha perdido a su madre
Un cachorro huérfano se apegará, de forma natural, a la persona que lo críe. Debemos respetar este vínculo tan importante,
no obstante, para que llegue a convertirse
en un adulto equilibrado, llévalo a menudo
a jugar con otros perros durante el periodo
de socialización.
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CAPÍTULO 4 • Entre 8 y 12 semanas, el primer mes en familia
Pequeñas preocupaciones,
grandes problemas
Si el comportamiento de tu cachorro te inquieta, es importante reaccionar
con rapidez en lugar de esperar con la excusa de que “ya se le pasará con
la edad”. De este modo, evitaremos que las pequeñas preocupaciones se
conviertan en grandes problemas y arruinen la hermosa aventura que es
convivir con un perro.
“Todo le da miedo”
Tu cachorro es anormalmente tímido… Odia salir a la calle e ir a sitios bulliciosos y se
sobresalta con el menor ruido. Cuando se cruza con un coche, se asusta, trata de huir
o se queda inmóvil y visiblemente aterrorizado. Es poco sociable y rehúye el contacto
con desconocidos; si un extraño se acerca, desvía la mirada, intenta escaparse y gruñe
o muestra los dientes como último intento de expulsar al enemigo…
Un cachorro miedoso y tímido
puede que no esté suficientemente
socializado con la especie humana.
Pequeñas preocupaciones, grandes problemas
Cualquier cambio, como un nuevo elemento en la
decoración habitual, provoca que se retraiga y trate de
escabullirse. Si hay cartones, una bolsa de basura o un
contenedor de plástico delante del portal, el cachorro
se resiste a salir e incluso, durante varios días, vacila
en el vestíbulo antes de asomarse a la calle.
En casa, es sorprendentemente bueno, se mueve
poco y cuando alguien se le acerca, se aparta y evita
las caricias. A veces sólo come por la noche, cuando
todo está tranquilo y el resto del tiempo, se refugia
debajo de un mueble.
¿Por qué hace todo eso?
¿Lo sabías?
Su actitud es el reflejo de su miedo. Camina pegado
al suelo, con las orejas gachas y hacia atrás y el rabo
bajo entre las patas. Un cachorro presa del miedo
tiembla, jadea, emite algunas gotas de orina, saliva…
Es miedoso porque le pegaron
Esta es una idea muy extendida, porque la actitud de
un perro que tiene miedo de los humanos se parece
mucho a la de un exceso de sumisión. Sin embargo, no
es necesario que sea víctima de la violencia para que un
perro tenga miedo del hombre. La falta de encuentros
con éste durante el periodo de socialización, es decir,
antes de las 12 semanas de edad, produce que el perro
evite el contacto con desconocidos o incluso que sufra
ataques de pánico o de agresividad.
Probablemente, tu cachorro ha crecido en un ambiente demasiado apacible y su madre, también muy miedosa, le enseñó que el mundo era un lugar hostil. El
desajuste en relación a su nuevo hogar es demasiado
grande y es incapaz de adaptarse a la novedad. Presenta lo que se llama síndrome de privación sensorial
que, como su propio nombre indica, es resultado de la falta de estímulos tempranos
durante las primeras semanas de vida.
¿Cuándo tengo que preocuparme?
Es normal que un cachorro de entre 8 y 12 semanas de edad sea reticente a los cambios,
pero tras una fase de indecisión, se atreverá a explorar los nuevos elementos. Si al cabo
de unos días, el cachorro sigue sin acostumbrarse a una situación recurrente, debemos
preocuparnos.
Si el cachorro
se esconde
cuando hay
alboroto en casa,
probablemente
sufre el síndrome
de privación
sensorial.
Un perro joven que se queda acurrucado en su rincón, que se retira en cuanto
el ambiente en casa se anima y sólo come
por la noche, sufre un grave síndrome de
privación del que es necesario ocuparse
correctamente. Consulta rápidamente a tu
veterinario, cuanto antes reacciones, más
posibilidades hay de que el cachorro se
recupere sin secuelas.
Tus esfuerzos son en vano
Si tus intentos de familiarizar al cachorro
con lo desconocido son complicados y parece que no funcionan, debes saber que
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CAPÍTULO 6 • EDUCA A TU CACHORRO EN 14 LECCIONES
Lección
4 Prohibiciones
Lección
5 Introducción al paseo con correa (1)
Objetivo Mi cachorro aprende el significado de “no”
Objetivo Mi cachorro pasea con collar y correa
Cuando
Cuando
Entre los 3 y 4 meses
Precauciones
Acostúmbrate a usar una sola palabra y siempre
la misma, para referirte a una prohibición. Si es
necesario, haced una reunión en familia para elegir un
término que os venga bien a todos. De cualquier forma,
aunque sea natural precipitarse para interrumpir un
comportamiento indeseable, ¡intenta no utilizar frases!
Entre los 3 y 4 meses
Enseñar al cachorro a respetar las prohibiciones es
uno de los fundamentos de su educación. Te será
de gran utilidad que aprenda a interrumpir su conducta al oír “¡stop!” o “¡no!”.
Trataremos de familiarizar al cachorro con el uso de la correa durante el paseo, actividad
que perfeccionaremos más adelante. Enseñar a tu cachorro a caminar con una correa
ligera te ayudará a evitar que se convierta, ya en el comienzo, en una prueba de fuerza
que desencadene el aborrecimiento del ejercicio.
Procedimiento
Procedimiento
Simplemente, asocia el término elegido a una señal
susceptible de interrumpir por sí misma una actuación, como una palmada. A continuación, llama al
cachorro y felicítalo.
El objetivo es evitar que la correa esté tensa; la presión excesiva sobre el collar ¡incita al cachorro a
tirar aún más!
Adopta un tono de voz severo y una postura acorde: mantente recto, con las manos en las caderas, el
gesto firme y el ceño fruncido…
Plantéate el uso de “¡no!” seguido de alguna otra
orden para que tu cachorro no reanude espontáneamente la actividad.
Posibles fracasos…
La palabra “¡no!” pertenece a lo que llamamos estímulos disruptivos, es decir, que tiende a interrumpir
una conducta que está en proceso. Sin embargo, el
cachorro necesita que le propongan a continuación
una ocupación alternativa, a riesgo de que retome
sus actividades. Si no le das a tu perro una instrucción concreta después de decir “¡no!”, probablemente esta enseñanza fracase.
El perro aprende a suspender una actividad con un
sólo apercibimiento.
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¿Por
CACHORROS
qué educar
ENTRE
a mi cachorro?
3 Y 4 MESES
Por tanto, tienes que procurar que la correa siempre esté floja. Párate en cuanto notes cierta tirantez,
llama al cachorro y felicítalo mientras se acerca. Comienza a caminar otra vez.
Realiza estos ejercicios en algún lugar tranquilo
y conocido para el cachorro: en casa o en el jardín.
Posibles fracasos…
Recuerda que este ejercicio es sólo una iniciación
que será de gran utilidad para la vida diaria, ya que
tendrás que pasear a tu cachorro con collar y correa.
Si se acostumbra a tirar, el aprendizaje posterior
resultará más complicado. De todas formas, no se
trata de realizar un paseo con correa perfecto, como
el que se pretende en un cachorro de más edad.
Así pues, no esperes que al principio tu mascota
camine perfectamente a tu lado.
A los 3 meses de edad, el paseo con correa es sólo
una iniciación y por eso es imperfecto.
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