Comercio, no ayuda
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Comercio, no ayuda
Comercio, no ayuda En el Norte, dar dinero para programas de desarrollo en los países del Tercer Mundo no nos cuesta tanto como abrir nuestros mercados a sus productos. Nos encanta comprar a los países pobres materias primas a precios bajos, pero hemos tomado una serie de medidas para obstaculizar la importación de productos transformados en estos países. La UNCTAD ha calculado que la supresión de todas las medidas discriminatorias en los sectores del textil y de la confección aumentaría el empleo entre un 20 y un 45% en los países en desarrollo. En cuanto al incremento en los ingresos por exportación, las estimaciones varían de algunos miles de millones de dólares a 60 mil millones anuales (UNCTAD). Un dato comparable con la ayuda al desarrollo que los países de la OCDE ofrecen cada año (para 1993, 54,5 miles de millones de dólares) . No es de extrañar, pues, que <<Trade not aid>> (comercio, no ayuda) sea, desde hace muchos años, el lema de los países en desarrollo. Comercio justo Fue durante la conferencia de la UNCTAD de Ginebra en 1964 cuando se oyó por primera vez el grito de <<Comercio, no ayuda>>. En aquel momento, los países industrializados eludían problemas centrales tales como el precio de las materias primas y la apertura de los mercados. Preferían ofrecer créditos y ayuda al desarrollo. Durante la segunda conferencia de la UNCTAD en Nueva Dehli en 1968, los paises en desarrollo volvieron a reivindicar un comercio más justo, pero el resto del mundo hizo caso omiso a estas exigencias. En la Europa de los 60, los problemas del Tercer Mundo no despertaban mucho interés en la población. Entre los pocos grupos que se sentían preocupados, nació la idea de crear tiendas "UNCTAD" para vender productos del Tercer Mundo cuya entrada en el mercado europeo era obstaculizada por los aranceles. Las ventas tenían por objetivo protestar contra el comercio internacional y la repartición desigual del poder. En abril del 1969, la primera "tienda solidaria" se inauguró en el pueblo holandés de Breukelen. Fue el inicio de un periodo de crecimiento rápido del movimiento de las tiendas solidarias: en tan sólo dos años, los Países Bajos ya podían vanagloriarse de poseer 120 tiendas de este tipo y el movimiento se difundió rápidamente en Alemania, Suiza, Austria, Francia, Suecia, Gran Bretaña y Bélgica. En el sur de los Países Bajos, una organización llamada S.O.S. Wereldhandel ya había participado activamente en la importación de productos de los países en desarrollo. Fundada por jóvenes católicos en 1959 como organización de caridad, S.O.S. Wereldhandei empezó en 1967 a importar artesanías de varios paises del Tercer Mundo y a venderlas por catálogo, a través de iglesias y de grupos de solidaridad con el Sur. Las tiendas solidarias dieron entonces una salida estable y directa para S.O.S. Wereldhandel. Las ventas eran excelentes y la organización pudo crear "sucursales" en Alemania, Austria, Suiza y Bélgica. Con el tiempo, estas "sucursales" se independizaron para formar organizaciones nacionales. En otoño de 1973 se lanzó el primer café de comercio justo. Importado de cooperativas de Guatemala, el "Indio solidarity codee" aceleró considerablemente la expansión del comercio justo y las ventas de café no tardaron en sobrepasar las de artesanías. En la década de los 70 tuvo lugar un replanteamiento y una discusión ideológica sobre los objetivos del comercio justo. Se planteaba la venta de productos sobre todo como una manera de dar información y de conciencias a la población. De puntos de venta, las tiendas solidarias se convirtieron en sedes de campañas. Actitud comercial En los años 80 cambió la perspectiva: se le dio tanta importancia a la venta como a las campañas y a la concienciación. Se mejoró mucho la calidad del producto y el desarrollo de nuevos productos ganó importancia en las relaciones con los productores. Se aumentó constantemente la variedad de productos al incorporar diversas mezclas de café, muchos tipos de té, miel, azúcar, cacao, nueces, etc. La variedad de los productos artesanales también aumentó. En este sector también, la mejora constante de la calidad y el desarrolin de nuevos productos se convirtieron en puntos clave. Las tiendas solidarias dejaron de menospreciar el marketing para promover el producto y llamar la atención del consumidor. Hoy en día, existen organizaciones de comercio justo en diez países europeos, en Canadá, Estados Unidos y Japón. Para acercar el producto al consumidor, hay una red de 3000 tiendas solidarias, grupos de venta por catálogo, representantes y otros grupos locales. En Alemania y los Paises Bajos, las iglesias desempeñan también un papel importante en la venta de productos. En cuanto a las ventas al por mayor a empresas, organizaciones y organismos estatales, aumentan rápidamente. Además, se han tomado las primeras medidas para comercializar los productos en las tiendas normales. Se supone que la venta de productos por estos canales de distribución ganará mucho peso en los próximos años. El lanzamiento de las marcas (o sellos de garantida del comercio justo ha dado un empujón fuerte a este tipo de comercio. Al plasmar sus principios en una marca, el comercio justo propone un modelo que las empresas tradicionales de come rcio pueden adoptar. Fue en los Países Bajos, en 1988, donde se introdujo, con el nombre de Max Havelaar, la primera marca del comercio justo. En siete anos, se han lanzado estas marcas en unos 10 países europeos y otros países. Además, no sólo se aplican al café sino también a un número creciente de productos. La crisis del mercado de materias primas Materias primas enviadas al Norte, productos manufacturados enviados al Sur. Tal era, en tiempos de las colonias, el modelo del comercio internacional. Sin embargo, este modelo ya no se puede aplicar al Tercer Mundo en su globalidad, puesto que muchos países, sobre todo en el Sureste de Asia, se han convertido en grandes exportadores de productos industrializados. Sin embargo, 80 de los 147 países en desarrollo dependen en más de un 50% de las materias primas para sus exportaciones, según datos de la UNCTAD. Algunos de ellos, como Malasia, producen varias materias primas, pero otros, sobre todo de Africa subsahariana, dependen en gran medida de un solo producto. En las últimas décadas, los productores de materias primas en el Sur han experimentado una caída continua del valor de sus productos, o sea una degradación de los términos del intercambio (vea ilustración). A pesar de ligeras subidas en algunos momentos, la tendencia general ha sido un descenso de los precios reales. En otras palabras, los países en desarrollo sólo pueden mantener o aumentar su poder adquisitivo a costa de un aumento constante de sus exportaciones. En los años 80, esta tendencia tomó dimensiones desastrosas. Veamos las causas de esta evolución. En primer lugar, hay que mencionar la carga creciente de la deuda externa, cuyas dimensiones se pusieron de manifiesto ya en 1980 pero que sigue hinchándose desde entonces: pasó a ser, para los 45 países más pobres, de 108 mil millones de dólares en 1980 a 440 mil millones de dólares en 1993 . Esta evolución se explica sobre todo por la acumulación de intereses vencidos e interés compuesto. Esto desencadenó un efecto "bola de nieve": los paises deudores aumentan sus exportaciones, cumpliendo con los programas de ajuste estructural del FMI y del Banco mundial. Puesto que la mayoría de los países endeudados dependen para sus exportaciones de las materias primas, la producción de éstas se disparó hasta niveles altísimos y los precios cayeron en la misma proporción. Pero el aumento de la producción no es la única causa de la bajada de los precios de las materias primas: la demanda en el Norte también ha variado. A pesar de que la producción industrial siga en aumento, su importancia en el crecimiento económico global va declinando, puesto que los servicios y sectores no consumidores de materias primas llevan la batuta. Además, la industria emplea cada vez más técnicas que utilizan pocas materias primas y se inventan substitutos de éstas: la fibra óptica en lugar del cobre, edulcorantes artificiales en lugar del azúcar, etc. Finalmente, el reciclaje de los materiales, lo que en sí es positivo, reduce la demanda en materias primas. Con esta situación, la posición de los productores se degrada de año en año. Las últimas subidas en los precios del café o del cacao, por ejemplo, son sobre todo la consecuencia de especulaciones en el mercado de materias primas, promovidas en particular por fondos de pensión. Estas no ayudan a romper el circulo vicioso de la acumulación de los excedentes y del derrumbe de los precios. Para esto, es preciso tomar medidas estructurales para restringir la producción y favorecer la diversificación. En los mercados de materias primas, pues, la posición de los paises en desarrollo es débil y la de las grandes transnacionales mucho más fuerte. Si bien no se puede hablar de monopolios reales que fijan el precio de los productos, no es exagerado decir que cinco empresas controlan la mayor parte del comercio de cada producto. Concentración es la palabra clave, lograda hasta ahora por integración vertical en una sola empresa (que controla todos los pasos desde la producción hasta la distribución). Hoy en día, sin embargo, los mercados están bajo la dominación de algunas pocas transnacionales de dimensiones gigantescas que a penas se preocupan por la primera fase de la producción, puesto que los precios no paran de bajar. Estos "elefantes" han construido imperios industriales y dominan, según las estimaciones, el 70% del comercio mundial de las materias primas y controlan el 80% de las tierras reservadas para la producción de cultivos de exportación. Ostentan, pues, mucho más poder que los mismos paises productores. Víctimas No sólo los paises deben afrontar la caída constante de los ingresos que obtienen de la venta de materias primas: el precio que reciben los campesinos también va disminuyendo año tras año. Los pequeños productores están especialmente afectados, puesto que casi no pueden compensar la reducción de sus ingresos con un aumento de su producción. Si un pequeño cafetero sacrifica su parcela de frijoles o de maíz para cultivar café, hace peligrar su abastecimiento en alimentos. Y esto es un error que muchos campesinos han cometido. No disponen de recursos suficientes para comprar fertilizantes o pesticidas que les permitieran elevar su producción. Si bien los intermediarios locales conceden créditos, este camino conduce directamente a la quiebra cuando los precios bajan. La mejor solución sería diversificar su producción para reducir su dependencia de un solo producto. Pero estas medidas requieren también una inversión y sólo son eficaces si hay suficiente demanda para el nuevo producto. Ahora bien, todos los mercados de materias primas tienen los mismos problemas: excedentes, precios irrisorios y términos de intercambio poco favorables. Sin embargo, las cooperativas que llevan años colaborando con las organizaciones de comercio justo han tenido grandes éxitos en el campo de la diversificación. Los campesinos organizados en cooperativas gozan ya de por si de una mejor posición y los mejores precios pagados por el comercio justo les permiten, junto con los créditos que las organizaciones de comercio justo otorgan, invertir además en otras áreas. En Costa Rica, algunos campesinos han empezado de esta manera a producir nueces y criar ganado. En México, otros se han especializado en café orgánico y abastecen un segmento de mercado nuevo y creciente. A nivel mundial, las organizaciones de comercio justo abogan por la conclusión de acuerdos internacionales sobre las materias primas que combinen fijación de precios (justos), restricción de la producción y diversificación. Proteccionismo Pero el Sur no es sólo un proveedor de materias primas. Debido a la conversión de algunos países pobres en exportadores de productos manufacturados, los países industrializados tradicionales han adoptado una serie de medidas proteccionistas. A pesar de que contradicen abiertamente los acuerdos del GATT/OMC, se aceptan como excepciones a las normas que rigen, por ejemplo, los productos agrícolas o textiles. En el papel, estas medidas tienen distintos fines, pero en la práctica sus consecuencias son únicamente proteccionistas. Debido a la importancia del textil en muchos países en desarrollo, el Acuerdo Multifibra (AMF) pertenece a las modalidades proteccionistas más controvertidas. Acuerdo tipo promovido dentro del GATT, el AMF reglamenta el comercio bilateral en los sectores de la confección y del textil y autoriza a los paises industriales para que impongan restricciones a las importaciones procedentes de los paises del Sur. Los factores cruciales para determinar los contingentes de importación son la sensibilidad del producto a los cambios del mercado y la capacidad competitiva del productor Los países en desarrollo son las principales víctimas del AMF, puesto que los paises industrializados imponen muchas menos restricciones en los productos cuyo origen es otro palis del Norte. El AMF no constituye un caso excepcional: en la práctica, los países del Norte han suspendido la aplicación de las reglas del GATT/OMC a productos tan diversos como los coches, los zapatos, los juguetes y los barcos a los cuales han aplicado aranceles altos. Los últimos acuerdos logrados intentan reducir algo estos aranceles. Así, se acordó la supresión del AMF en un plazo máximo de diez años. Pero el escepticismo no carece de fundamento: el AMF se firmó en 1973 como una "medida de transición" de una duración de cinco años... Sin embargo, los contingentes no son los únicos obstáculos que deben vencer los productos de los paises del Sur. A pesar de todas las teorías sobre el mercado libre, se siguen además aplicando aranceles progresivos en función del grado de transformación del producto. Así, el café no tostado no está sometido a ningún tipo de arancel para entrar en la Unión europea, pero el café tostado y el café soluble están gravados con un arancel del 11,5% (se reducirá al 7,5% en el año 2000 según los últimos acuerdos alcanzados sobre el comercio mundial). En este caso también, los países en desarrollo son las primeras victimas de estos aranceles: no pueden, como lo hace Estados Unidos, adoptar una postura intransigente y, normalmente, no participan en las negociaciones. De hecho, el actual sistema de aranceles aplicado por la Unión europea y los Estados Unidos funciona como un freno al desarrollo y a la industrialización. Además, la Unión europea es muy ingeniosa a la hora de inventar otras medidas que tienen consecuencias proteccionistas: en la armonización de las normas y criterios de calidad, por ejemplo, existe la tendencia a elevarlos lo máximo posible. En consecuencia, es probable que estas nuevas normas sean más discriminatorias para los productos del Sur que unos aranceles elevados o las restricciones cuantitativas a las importaciones como los contingentes. Pequeños productores Si los países del Sur y sus empresas tienen dificultades para exportar hacia el Norte, ¡cuanto más difícil debe serlo para los pequeños productores! Por ejemplo, el sistema de contingentes aplicado en el AMF requiere un sistema estricto de licencias. A los pequeños productores del Sur les costará mucho obtener esta licencia de exportación, que suele caer en manos de las empresas tradicionales o de negociantes que la venden a precios muy altos. Esto encarece mucho la ropa y los demás textiles producidos por artesanos... cuando logran por fin exportarlos. Por esto, las organizaciones de comercio justo vienen exigiendo desde hace años la supresión del AMF, de otros acuerdos sobre contingentes y de los aranceles. Las estrictas normas de calidad que deben cumplir los productos importados en el mercado europeo constituyen grandes obstáculos, sobre todo para pequeños productores. Por ejemplo, ¿cómo puede un tallista del norte de la India, cuyos hijos juegan con trozos de madera, imaginarse lo que les gustará a los niños europeos? Aún más le costará enterarse de las estrictas normas de calidad que los juguetes deben cumplir en Europa. Las organizaciones de comercio justo ayudan a sus contrapartes en el Sur a desarrollar nuevos productos y nuevas técnicas de producción para que sus productos tengan salida en el mercado europeo. Las condiciones de trabajo y el medio ambiente son otras preocupaciones de las organizaciones de comercio justo. De ser necesario, brindan apoyo para crear condiciones de trabajo saludables para los productores e intentan encontrar alternativas a la explotación de recursos naturales limitados, como la madera tropical. Funcionamiento del comercio justo El objetivo de las organizaciones de comercio justo es luchar contra la pobreza de los países del Sur. Apoyándose en la concepción "Comercio, no ayuda", buscan luchar contra la pobreza a través del comercio justo, las presiones políticas y la educación. Establecen relaciones comerciales con productores desfavorecidos y con organizaciones y empresas que contribuyen a mejorar la posición de los pobres del Sur. De esta manera, se da a los que cultivan o transforman los productos la oportunidad de mejorar su situación a nivel estructural. Si bien su principal preocupación es la situación económica del productor, lasorganizaciones de comercio justo dan también mucha importancia al desarrollo social, a la promoción de las mujeres y a la protección del medio ambiente. Las familias de campesinos o de artesanos que ti abajan en su casa o en talleres tienen en muchos casos que luchar por sobrevivir Les cuesta trabajo obtener préstamos, tienen que afrontar la competencia de los grandes productores y dependen de intermediarios muy bien pagados para tener acceso a los mercados. A pesar de esto, son en muchos paises el grupo más numeroso de productores y los más desfavorecidos por el sistema comercial en vigor. Las organizaciones de comercio justo tratan preferentemente con estos pequeños productores. La perspectiva que da esta colaboración es un factor determinante para tomar tal decisión: permitirá o no a los productores mejorar su posición. Las organizaciones de comercio justo compran el producto a organizaciones de productores antes que a productores. Estas pueden ser cooperativas o asociaciones sin personería jurídica, muchas veces agrupadas en organizaciones regionales de segundo grado que se encargan de la venta y ofrecen por lo general otros servicios. Pero las organizaciones de comercio justo también colaboran con empresas y plantaciones. La lucha contra la pobreza a nivel estructural no se limita a los pequeños productores: es también vital mejorar las condiciones de vida y trabajo de los trabajadores, en particular los del campo. Además, ciertos productos que pueden desempeñar un papel clave en el desarrollo de un país sólo pueden ser - o sólo son - producidos por un proceso a gran escala. Esto también se puede aplicar a cierta fase de la producción. Por ejemplo, el café lo cultivan pequeños campesinos, pero su transformación en café soluble se hace en una fábrica. Para poder ser contrapartes del comercio justo, las empresas y las plantaciones, al igual que los pequeños productores, deben cumplir una serie de requisitos. ¿La actividad contribuye a reducir la pobreza? ¿Cómo están los sueldos y las bonificaciones de los trabajadores? Las organizaciones de comercio justo se distinguen del comercio tradicional no sólo por su elección de las contrapartes, sino también, y sobre todo, por sus métodos comerciales. Su preocupación principal es la situación de la contraparte. ANEXOS EFTA: los importadores La Asociación Europea de Comercio Justo nace de la coordinación de once organizaciones de comercio justo (los importadores) de nueve países europeos. Fundada en enero del 1990, después de diez años de cooperación informal, quiere estimular la cooperación a nivel práctico entre sus miembros, aplicar políticas y estrategias comunes, brindar un apoyo conjunto a los productores y luchar por la adopción de los principios del comercio justo en las prácticas comerciales europeas. La importancia de la EFTA en el comercio justo y las organizaciones comerciales sigue creciendo. Se armonizan progresivamente las políticas con respecto a los productores y se hace un uso creciente de los conocimientos y la experiencia de sus miembros: Gepa (Alemania) es el experto en productos de cultivo biológico, OS3 (Suiza) es el especialista del cacao y el chocolate, mientras Fair Trade Organisatie (Países Bajos) se encarga del café. Además, la Unión europea es una unidad en el ámbito comercial, puesto que las medidas políticas en este campo (los aranceles sobre los productos del Tercer Mundo, por ejemplo) se toman en Bruselas. EFTA intenta convencer a la UE para que dé más entrada en el mercado único a los productos del Sur. Y ya ha cosechado su primer éxito: en enero 1994, el Parlamento europeo se comprometió a promover acuerdos justos en el campo de materias primas y suprimir las restricciones comerciales que afectan sobre todo a pequeños productores. Tiendas solidarias Las tiendas solidarias son las tiendas especializadas en el comercio justo. A través de la venta, de la concienciación y de la acción política, intentan que el comercio mundial sea más justo. En Europa hay más de 3000 tiendas que han formado organizaciones nacionales y, además, la "NEWS!", la red de tiendas solidarias europeas. Unos 50.000 voluntarios en Europa se dedican a estas tiendas. Marcas del comercio justo Al final todo el comercio deberá ser justo. Las organizaciones de comercio justo intentan llegar a este objetivo no sólo con acciones que influyen en la toma de decisiones políticas, sino también con la elaboración de un modelo concreto de comercio justo que las empresas tradicionales puedan adoptar. Los criterios de este modelo se han plasmado en las marcas del comercio justo: TransFair, Max Havelaar y FairTrade. Estas marcas formulan los principios del comercio justo bajo la forma de criterios que cualquier negociante puede aplicar y por cuyo cumplimiento pueden velar las organizaciones garantes. Los criterios se determinan para cada producto o para cada grupo de productos. Gracias al registro de productores, las empresas pueden encontrar contrapartes potenciales en el Sur. Hoy en día, la marca TransFair se aplica al café y al té comercializado en condiciones justas en Alemania, Luxemburgo y Austria. Fuera de Europa, se aplica también en Canadá y Japón. Pronto se añadirán otros productos al café y al té: los criterios para la miel, el azúcar y el chocolate ya están listos. En los Paises Bajos, Bélgica, Suiza, Dinamarca y Francia, las organizaciones garantes trabajan bajo el nombre de Max Havelaar, que se aplica en la actualidad al café, al cacao, al chocolate y a la miel. En el Reino Unido, la FairTrade Mark existe en el café, el chocolate y el té. Todas las organizaciones garantes utilizan los mismos métodos y elaboran los criterios aplicables al comercio justo en base a la larga experiencia de las organizaciones de comercio justo. Colaboran estrechamente. Métodos del comercio justo Los métodos del comercio justo tienen las características siguientes: se compran los productos reduciendo al mínimo el número de intermediarios el precio de compra está en función de los costes de las materias primas, de la producción y del tiempo y de la energía invertidos. Deben permitir al productor alcanzar un nivel de vida razonable los productores tienen derecho a la prefinanciación las relaciones son a largo plazo Los contactos regulares garantizan que los productores reciban información sobre la calidad del producto, el envase, etc. de ser necesario, se les brinda ayuda en los campos del desarrollo de nuevos productos, la financiación, la organización y la formación técnica y administrativa. Un campesino de Uganda Jorumar Ruthawire es un pequeño campesino de Uganda. Con sus dos mujeres, Rhoebe Kyambuganbire y Guadance Korugyege, cultiva frijoles y plátanos en una parcela de una hectárea y café en otra parcela de la misma superficie. Rhoebe y Guadance hacen la mayor parte del trabajo. Cultivan los frijoles, buscan madera, agua y preparan la comida. Cogen los granos de café y los secan sobre esteras o sobre la tierra dura y roja. Jorumar se encarga de podar y quitar la mala hierba. Como jefe de familia, es miembro de la cooperativa a la cual vende el café y de la cual cobra. Llamada Kitagata Kweterena, la cooperativa está ubicada en el distrito de Mbarara, en el suroeste de Uganda. En este país, las cooperativas desempeñan un papel importante: en la zona de Mbarara, el 60% de los cafeteros están afiliados a una cooperativa. De tamaño local, las cooperativas ofrecen sobre todo instalaciones comunes de almacenaje y transporte. Sus miembros pueden vender su cosecha tanto a la cooperativa como a los intermediarios, pero no siempre tienen la posibilidad de escoger. Dado que disponen de mayores recursos, éstos pueden pagar inmediatamente, mientras que las cooperativas no suelen pagar hasta que tienen un comprador. Si el campesino necesita dinero con urgencia, y así suele ser siempre, estará muy tentado de vender su cosecha a los intermediarios. Estos aumentan los precios para eliminar a las cooperativas. Sin embargo, las cooperativas hacen un segundo pago en cuanto han vendido, lo que nunca hará un comerciante. En las zonas donde no hay cooperativas, el precio que se paga por el café es mucho más bajo. Desde el 1993, la cooperativa de Jorumar Ruthawire vende café a las organizaciones de comercio justo de Bélgica y los Países Bajos, que pagan un precio más alto, puesto que piensan que los campesinos deben poder llevar una vida digna. Ahora, Jorumar Ruthawire puede pagar los gastos escolares de sus niños y la familia se puede comprar ropa y artículos del hogar. Gracias a las exportaciones, la cooperativa puede consolidar su posición con la organización de cursos de formación para sus miembros y de actividades que generan ingresos. Esto es particularmente importante para las mujeres que pueden así tener ingresos propios. Y puesto que las organizaciones de comercio justo prefinancian una parte de la cosecha, el problema de falta de créditos está en gran medida resuelto y se reduce la dependencia de los intermediarios. Además, la cooperativa recibe de las organizaciones de comercio justo la garantía que le volverán a comprar la cosecha el año que viene, con lo que se establecen relaciones a largo plazo. Las dos partes pueden así mejorar la producción y la calidad del café.