Comercio, no ayuda

Transcripción

Comercio, no ayuda
Comercio, no ayuda
En el Norte, dar dinero para programas de desarrollo en los países del Tercer Mundo no nos
cuesta tanto como abrir nuestros mercados a sus productos. Nos encanta comprar a los países
pobres materias primas a precios bajos, pero hemos tomado una serie de medidas para
obstaculizar la importación de productos transformados en estos países. La UNCTAD ha
calculado que la supresión de todas las medidas discriminatorias en los sectores del textil y de
la confección aumentaría el empleo entre un 20 y un 45% en los países en desarrollo. En
cuanto al incremento en los ingresos por exportación, las estimaciones varían de algunos
miles de millones de dólares a 60 mil millones anuales (UNCTAD). Un dato comparable con
la ayuda al desarrollo que los países de la OCDE ofrecen cada año (para 1993, 54,5 miles de
millones de dólares) . No es de extrañar, pues, que <<Trade not aid>> (comercio, no ayuda)
sea, desde hace muchos años, el lema de los países en desarrollo.
Comercio justo
Fue durante la conferencia de la UNCTAD de Ginebra en 1964 cuando se oyó por primera
vez el grito de <<Comercio, no ayuda>>. En aquel momento, los países industrializados
eludían problemas centrales tales como el precio de las materias primas y la apertura de los
mercados. Preferían ofrecer créditos y ayuda al desarrollo. Durante la segunda conferencia de
la UNCTAD en Nueva Dehli en 1968, los paises en desarrollo volvieron a reivindicar un
comercio más justo, pero el resto del mundo hizo caso omiso a estas exigencias. En la Europa
de los 60, los problemas del Tercer Mundo no despertaban mucho interés en la población.
Entre los pocos grupos que se sentían preocupados, nació la idea de crear tiendas "UNCTAD"
para vender productos del Tercer Mundo cuya entrada en el mercado europeo era
obstaculizada por los aranceles. Las ventas tenían por objetivo protestar contra el comercio
internacional y la repartición desigual del poder. En abril del 1969, la primera "tienda
solidaria" se inauguró en el pueblo holandés de Breukelen. Fue el inicio de un periodo de
crecimiento rápido del movimiento de las tiendas solidarias: en tan sólo dos años, los Países
Bajos ya podían vanagloriarse de poseer 120 tiendas de este tipo y el movimiento se difundió
rápidamente en Alemania, Suiza, Austria, Francia, Suecia, Gran Bretaña y Bélgica. En el sur
de los Países Bajos, una organización llamada S.O.S. Wereldhandel ya había participado
activamente en la importación de productos de los países en desarrollo. Fundada por jóvenes
católicos en 1959 como organización de caridad, S.O.S. Wereldhandei empezó en 1967 a
importar artesanías de varios paises del Tercer Mundo y a venderlas por catálogo, a través de
iglesias y de grupos de solidaridad con el Sur. Las tiendas solidarias dieron entonces una
salida estable y directa para S.O.S. Wereldhandel. Las ventas eran excelentes y la
organización pudo crear "sucursales" en Alemania, Austria, Suiza y Bélgica. Con el tiempo,
estas "sucursales" se independizaron para formar organizaciones nacionales. En otoño de
1973 se lanzó el primer café de comercio justo. Importado de cooperativas de Guatemala, el
"Indio solidarity codee" aceleró considerablemente la expansión del comercio justo y las
ventas de café no tardaron en sobrepasar las de artesanías. En la década de los 70 tuvo lugar
un replanteamiento y una discusión ideológica sobre los objetivos del comercio justo. Se
planteaba la venta de productos sobre todo como una manera de dar información y de
conciencias a la población. De puntos de venta, las tiendas solidarias se convirtieron en sedes
de campañas.
Actitud comercial
En los años 80 cambió la perspectiva: se le dio tanta importancia a la venta como a las
campañas y a la concienciación. Se mejoró mucho la calidad del producto y el desarrollo de
nuevos productos ganó importancia en las relaciones con los productores. Se aumentó
constantemente la variedad de productos al incorporar diversas mezclas de café, muchos tipos
de té, miel, azúcar, cacao, nueces, etc. La variedad de los productos artesanales también
aumentó. En este sector también, la mejora constante de la calidad y el desarrolin de nuevos
productos se convirtieron en puntos clave. Las tiendas solidarias dejaron de menospreciar el
marketing para promover el producto y llamar la atención del consumidor.
Hoy en día, existen organizaciones de comercio justo en diez países europeos, en Canadá,
Estados Unidos y Japón. Para acercar el producto al consumidor, hay una red de 3000 tiendas
solidarias, grupos de venta por catálogo, representantes y otros grupos locales. En Alemania y
los Paises Bajos, las iglesias desempeñan también un papel importante en la venta de
productos. En cuanto a las ventas al por mayor a empresas, organizaciones y organismos
estatales, aumentan rápidamente. Además, se han tomado las primeras medidas para
comercializar los productos en las tiendas normales. Se supone que la venta de productos por
estos canales de distribución ganará mucho peso en los próximos años.
El lanzamiento de las marcas (o sellos de garantida del comercio justo ha dado un empujón
fuerte a este tipo de comercio. Al plasmar sus principios en una marca, el comercio justo
propone un modelo que las empresas tradicionales de come rcio pueden adoptar. Fue en los
Países Bajos, en 1988, donde se introdujo, con el nombre de Max Havelaar, la primera marca
del comercio justo. En siete anos, se han lanzado estas marcas en unos 10 países europeos y
otros países. Además, no sólo se aplican al café sino también a un número creciente de
productos.
La crisis del mercado de materias primas
Materias primas enviadas al Norte, productos manufacturados enviados al Sur. Tal era, en
tiempos de las colonias, el modelo del comercio internacional. Sin embargo, este modelo ya
no se puede aplicar al Tercer Mundo en su globalidad, puesto que muchos países, sobre todo
en el Sureste de Asia, se han convertido en grandes exportadores de productos
industrializados. Sin embargo, 80 de los 147 países en desarrollo dependen en más de un 50%
de las materias primas para sus exportaciones, según datos de la UNCTAD. Algunos de ellos,
como Malasia, producen varias materias primas, pero otros, sobre todo de Africa
subsahariana, dependen en gran medida de un solo producto. En las últimas décadas, los
productores de materias primas en el Sur han experimentado una caída continua del valor de
sus productos, o sea una degradación de los términos del intercambio (vea ilustración). A
pesar de ligeras subidas en algunos momentos, la tendencia general ha sido un descenso de los
precios reales. En otras palabras, los países en desarrollo sólo pueden mantener o aumentar su
poder adquisitivo a costa de un aumento constante de sus exportaciones. En los años 80, esta
tendencia tomó dimensiones desastrosas. Veamos las causas de esta evolución. En primer
lugar, hay que mencionar la carga creciente de la deuda externa, cuyas dimensiones se
pusieron de manifiesto ya en 1980 pero que sigue hinchándose desde entonces: pasó a ser,
para los 45 países más pobres, de 108 mil millones de dólares en 1980 a 440 mil millones de
dólares en 1993 . Esta evolución se explica sobre todo por la acumulación de intereses
vencidos e interés compuesto. Esto desencadenó un efecto "bola de nieve": los paises
deudores aumentan sus exportaciones, cumpliendo con los programas de ajuste estructural del
FMI y del Banco mundial. Puesto que la mayoría de los países endeudados dependen para sus
exportaciones de las materias primas, la producción de éstas se disparó hasta niveles altísimos
y los precios cayeron en la misma proporción.
Pero el aumento de la producción no es la única causa de la bajada de los precios de las
materias primas: la demanda en el Norte también ha variado. A pesar de que la producción
industrial siga en aumento, su importancia en el crecimiento económico global va declinando,
puesto que los servicios y sectores no consumidores de materias primas llevan la batuta.
Además, la industria emplea cada vez más técnicas que utilizan pocas materias primas y se
inventan substitutos de éstas: la fibra óptica en lugar del cobre, edulcorantes artificiales en
lugar del azúcar, etc. Finalmente, el reciclaje de los materiales, lo que en sí es positivo, reduce
la demanda en materias primas. Con esta situación, la posición de los productores se degrada
de año en año. Las últimas subidas en los precios del café o del cacao, por ejemplo, son sobre
todo la consecuencia de especulaciones en el mercado de materias primas, promovidas en
particular por fondos de pensión. Estas no ayudan a romper el circulo vicioso de la
acumulación de los excedentes y del derrumbe de los precios. Para esto, es preciso tomar
medidas estructurales para restringir la producción y favorecer la diversificación.
En los mercados de materias primas, pues, la posición de los paises en desarrollo es débil y la
de las grandes transnacionales mucho más fuerte. Si bien no se puede hablar de monopolios
reales que fijan el precio de los productos, no es exagerado decir que cinco empresas
controlan la mayor parte del comercio de cada producto. Concentración es la palabra clave,
lograda hasta ahora por integración vertical en una sola empresa (que controla todos los pasos
desde la producción hasta la distribución). Hoy en día, sin embargo, los mercados están bajo
la dominación de algunas pocas transnacionales de dimensiones gigantescas que a penas se
preocupan por la primera fase de la producción, puesto que los precios no paran de bajar.
Estos "elefantes" han construido imperios industriales y dominan, según las estimaciones, el
70% del comercio mundial de las materias primas y controlan el 80% de las tierras reservadas
para la producción de cultivos de exportación. Ostentan, pues, mucho más poder que los
mismos paises productores.
Víctimas
No sólo los paises deben afrontar la caída constante de los ingresos que obtienen de la venta
de materias primas: el precio que reciben los campesinos también va disminuyendo año tras
año. Los pequeños productores están especialmente afectados, puesto que casi no pueden
compensar la reducción de sus ingresos con un aumento de su producción. Si un pequeño
cafetero sacrifica su parcela de frijoles o de maíz para cultivar café, hace peligrar su
abastecimiento en alimentos. Y esto es un error que muchos campesinos han cometido. No
disponen de recursos suficientes para comprar fertilizantes o pesticidas que les permitieran
elevar su producción. Si bien los intermediarios locales conceden créditos, este camino
conduce directamente a la quiebra cuando los precios bajan. La mejor solución sería
diversificar su producción para reducir su dependencia de un solo producto. Pero estas
medidas requieren también una inversión y sólo son eficaces si hay suficiente demanda para
el nuevo producto. Ahora bien, todos los mercados de materias primas tienen los mismos
problemas: excedentes, precios irrisorios y términos de intercambio poco favorables. Sin
embargo, las cooperativas que llevan años colaborando con las organizaciones de comercio
justo han tenido grandes éxitos en el campo de la diversificación. Los campesinos
organizados en cooperativas gozan ya de por si de una mejor posición y los mejores precios
pagados por el comercio justo les permiten, junto con los créditos que las organizaciones de
comercio justo otorgan, invertir además en otras áreas. En Costa Rica, algunos campesinos
han empezado de esta manera a producir nueces y criar ganado. En México, otros se han
especializado en café orgánico y abastecen un segmento de mercado nuevo y creciente. A
nivel mundial, las organizaciones de comercio justo abogan por la conclusión de acuerdos
internacionales sobre las materias primas que combinen fijación de precios (justos),
restricción de la producción y diversificación.
Proteccionismo
Pero el Sur no es sólo un proveedor de materias primas. Debido a la conversión de algunos
países pobres en exportadores de productos manufacturados, los países industrializados
tradicionales han adoptado una serie de medidas proteccionistas. A pesar de que contradicen
abiertamente los acuerdos del GATT/OMC, se aceptan como excepciones a las normas que
rigen, por ejemplo, los productos agrícolas o textiles. En el papel, estas medidas tienen
distintos fines, pero en la práctica sus consecuencias son únicamente proteccionistas.
Debido a la importancia del textil en muchos países en desarrollo, el Acuerdo Multifibra
(AMF) pertenece a las modalidades proteccionistas más controvertidas. Acuerdo tipo
promovido dentro del GATT, el AMF reglamenta el comercio bilateral en los sectores de la
confección y del textil y autoriza a los paises industriales para que impongan restricciones a
las importaciones procedentes de los paises del Sur. Los factores cruciales para determinar los
contingentes de importación son la sensibilidad del producto a los cambios del mercado y la
capacidad competitiva del productor Los países en desarrollo son las principales víctimas del
AMF, puesto que los paises industrializados imponen muchas menos restricciones en los
productos cuyo origen es otro palis del Norte. El AMF no constituye un caso excepcional: en
la práctica, los países del Norte han suspendido la aplicación de las reglas del GATT/OMC a
productos tan diversos como los coches, los zapatos, los juguetes y los barcos a los cuales han
aplicado aranceles altos. Los últimos acuerdos logrados intentan reducir algo estos aranceles.
Así, se acordó la supresión del AMF en un plazo máximo de diez años. Pero el escepticismo
no carece de fundamento: el AMF se firmó en 1973 como una "medida de transición" de una
duración de cinco años...
Sin embargo, los contingentes no son los únicos obstáculos que deben vencer los productos de
los paises del Sur. A pesar de todas las teorías sobre el mercado libre, se siguen además
aplicando aranceles progresivos en función del grado de transformación del producto. Así, el
café no tostado no está sometido a ningún tipo de arancel para entrar en la Unión europea,
pero el café tostado y el café soluble están gravados con un arancel del 11,5% (se reducirá al
7,5% en el año 2000 según los últimos acuerdos alcanzados sobre el comercio mundial). En
este caso también, los países en desarrollo son las primeras victimas de estos aranceles: no
pueden, como lo hace Estados Unidos, adoptar una postura intransigente y, normalmente, no
participan en las negociaciones. De hecho, el actual sistema de aranceles aplicado por la
Unión europea y los Estados Unidos funciona como un freno al desarrollo y a la
industrialización.
Además, la Unión europea es muy ingeniosa a la hora de inventar otras medidas que tienen
consecuencias proteccionistas: en la armonización de las normas y criterios de calidad, por
ejemplo, existe la tendencia a elevarlos lo máximo posible. En consecuencia, es probable que
estas nuevas normas sean más discriminatorias para los productos del Sur que unos aranceles
elevados o las restricciones cuantitativas a las importaciones como los contingentes.
Pequeños productores
Si los países del Sur y sus empresas tienen dificultades para exportar hacia el Norte, ¡cuanto
más difícil debe serlo para los pequeños productores! Por ejemplo, el sistema de contingentes
aplicado en el AMF requiere un sistema estricto de licencias. A los pequeños productores del
Sur les costará mucho obtener esta licencia de exportación, que suele caer en manos de las
empresas tradicionales o de negociantes que la venden a precios muy altos. Esto encarece
mucho la ropa y los demás textiles producidos por artesanos... cuando logran por fin
exportarlos. Por esto, las organizaciones de comercio justo vienen exigiendo desde hace años
la supresión del AMF, de otros acuerdos sobre contingentes y de los aranceles.
Las estrictas normas de calidad que deben cumplir los productos importados en el mercado
europeo constituyen grandes obstáculos, sobre todo para pequeños productores. Por ejemplo,
¿cómo puede un tallista del norte de la India, cuyos hijos juegan con trozos de madera,
imaginarse lo que les gustará a los niños europeos? Aún más le costará enterarse de las
estrictas normas de calidad que los juguetes deben cumplir en Europa. Las organizaciones de
comercio justo ayudan a sus contrapartes en el Sur a desarrollar nuevos productos y nuevas
técnicas de producción para que sus productos tengan salida en el mercado europeo.
Las condiciones de trabajo y el medio ambiente son otras preocupaciones de las
organizaciones de comercio justo. De ser necesario, brindan apoyo para crear condiciones de
trabajo saludables para los productores e intentan encontrar alternativas a la explotación de
recursos naturales
limitados, como la madera tropical.
Funcionamiento del comercio justo
El objetivo de las organizaciones de comercio justo es luchar contra la pobreza de los países
del Sur. Apoyándose en la concepción "Comercio, no ayuda", buscan luchar contra la pobreza
a través del comercio justo, las presiones políticas y la educación.
Establecen relaciones comerciales con productores desfavorecidos y con organizaciones y
empresas que contribuyen a mejorar la posición de los pobres del Sur. De esta manera, se da a
los que cultivan o transforman los productos la oportunidad de mejorar su situación a nivel
estructural. Si bien su principal preocupación es la situación económica del productor,
lasorganizaciones de comercio justo dan también mucha importancia al desarrollo social, a la
promoción de las mujeres y a la protección del medio ambiente.
Las familias de campesinos o de artesanos que ti abajan en su casa o en talleres tienen en
muchos casos que luchar por sobrevivir Les cuesta trabajo obtener préstamos, tienen que
afrontar la competencia de los grandes productores y dependen de intermediarios muy bien
pagados para tener acceso a los mercados. A pesar de esto, son en muchos paises el grupo más
numeroso de productores y los más desfavorecidos por el sistema comercial en vigor. Las
organizaciones de comercio justo tratan preferentemente con estos pequeños productores. La
perspectiva que da esta colaboración es un factor determinante para tomar tal decisión:
permitirá o no a los productores mejorar su posición.
Las organizaciones de comercio justo compran el producto a organizaciones de productores
antes que a productores. Estas pueden ser cooperativas o asociaciones sin personería jurídica,
muchas veces agrupadas en organizaciones regionales de segundo grado que se encargan de la
venta y ofrecen por lo general otros servicios.
Pero las organizaciones de comercio justo también colaboran con empresas y plantaciones. La
lucha contra la pobreza a nivel estructural no se limita a los pequeños productores: es también
vital mejorar las condiciones de vida y trabajo de los trabajadores, en particular los del campo.
Además, ciertos productos que pueden desempeñar un papel clave en el desarrollo de un país
sólo pueden ser - o sólo son - producidos por un proceso a gran escala. Esto también se puede
aplicar a cierta fase de la producción. Por ejemplo, el café lo cultivan pequeños campesinos,
pero su transformación en café soluble se hace en una fábrica. Para poder ser contrapartes del
comercio justo, las empresas y las plantaciones, al igual que los pequeños productores, deben
cumplir una serie de requisitos. ¿La actividad contribuye a reducir la pobreza? ¿Cómo están
los sueldos y las bonificaciones de los trabajadores?
Las organizaciones de comercio justo se distinguen del comercio tradicional no sólo por su
elección de las contrapartes, sino también, y sobre todo, por sus métodos comerciales. Su
preocupación principal es la situación de la contraparte.
ANEXOS
EFTA: los importadores
La Asociación Europea de Comercio Justo nace de la coordinación de once organizaciones de
comercio justo (los importadores) de nueve países europeos. Fundada en enero del 1990,
después de diez años de cooperación informal, quiere estimular la cooperación a nivel
práctico entre sus miembros, aplicar políticas y estrategias comunes, brindar un apoyo
conjunto a los productores y luchar por la adopción de los principios del comercio justo en las
prácticas comerciales europeas.
La importancia de la EFTA en el comercio justo y las organizaciones comerciales sigue
creciendo. Se armonizan progresivamente las políticas con respecto a los productores y se
hace un uso creciente de los conocimientos y la experiencia de sus miembros: Gepa
(Alemania) es el experto en productos de cultivo biológico, OS3 (Suiza) es el especialista del
cacao y el chocolate, mientras Fair Trade Organisatie (Países Bajos) se encarga del café.
Además, la Unión europea es una unidad en el ámbito comercial, puesto que las medidas
políticas en este campo (los aranceles sobre los productos del Tercer Mundo, por ejemplo) se
toman en Bruselas. EFTA intenta convencer a la UE para que dé más entrada en el mercado
único a los productos del Sur. Y ya ha cosechado su primer éxito: en enero 1994, el
Parlamento europeo se comprometió a promover acuerdos justos en el campo de materias
primas y suprimir las restricciones comerciales que afectan sobre todo a pequeños
productores.
Tiendas solidarias
Las tiendas solidarias son las tiendas especializadas en el comercio justo. A través de la venta,
de la concienciación y de la acción política, intentan que el comercio mundial sea más justo.
En Europa hay más de 3000 tiendas que han formado organizaciones nacionales y, además, la
"NEWS!", la red de tiendas solidarias europeas. Unos 50.000 voluntarios en Europa se
dedican a estas tiendas.
Marcas del comercio justo
Al final todo el comercio deberá ser justo. Las organizaciones de comercio justo intentan
llegar a este objetivo no sólo con acciones que influyen en la toma de decisiones políticas,
sino también con la elaboración de un modelo concreto de comercio justo que las empresas
tradicionales puedan adoptar. Los criterios de este modelo se han plasmado en las marcas del
comercio justo: TransFair, Max Havelaar y FairTrade.
Estas marcas formulan los principios del comercio justo bajo la forma de criterios que
cualquier negociante puede aplicar y por cuyo cumplimiento pueden velar las organizaciones
garantes. Los criterios se determinan para cada producto o para cada grupo de productos.
Gracias al registro de productores, las empresas pueden encontrar contrapartes potenciales en
el Sur.
Hoy en día, la marca TransFair se aplica al café y al té comercializado en condiciones justas
en Alemania, Luxemburgo y Austria. Fuera de Europa, se aplica también en Canadá y Japón.
Pronto se añadirán otros productos al café y al té: los criterios para la miel, el azúcar y el
chocolate ya están listos.
En los Paises Bajos, Bélgica, Suiza, Dinamarca y Francia, las organizaciones garantes
trabajan bajo el nombre de Max Havelaar, que se aplica en la actualidad al café, al cacao, al
chocolate y a la miel.
En el Reino Unido, la FairTrade Mark existe en el café, el chocolate y el té. Todas las
organizaciones garantes utilizan los mismos métodos y elaboran los criterios aplicables al
comercio justo en base a la larga experiencia de las organizaciones de comercio justo.
Colaboran estrechamente.
Métodos del comercio justo
Los métodos del comercio justo tienen las características siguientes:
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se compran los productos reduciendo al mínimo el número de intermediarios
el precio de compra está en función de los costes de las materias primas, de la
producción y del tiempo y de la energía invertidos. Deben permitir al productor
alcanzar un nivel de vida razonable
los productores tienen derecho a la prefinanciación
las relaciones son a largo plazo
Los contactos regulares garantizan que los productores reciban información sobre la
calidad del producto, el envase, etc.
de ser necesario, se les brinda ayuda en los campos del desarrollo de nuevos
productos, la financiación, la organización y la formación técnica y administrativa.
Un campesino de Uganda
Jorumar Ruthawire es un pequeño campesino de Uganda. Con sus dos mujeres, Rhoebe
Kyambuganbire y Guadance Korugyege, cultiva frijoles y plátanos en una parcela de una
hectárea y café en otra parcela de la misma superficie. Rhoebe y Guadance hacen la mayor
parte del trabajo. Cultivan los frijoles, buscan madera, agua y preparan la comida. Cogen los
granos de café y los secan sobre esteras o sobre la tierra dura y roja. Jorumar se encarga de
podar y quitar la mala hierba. Como jefe de familia, es miembro de la cooperativa a la cual
vende el café y de la cual cobra.
Llamada Kitagata Kweterena, la cooperativa está ubicada en el distrito de Mbarara, en el suroeste de Uganda. En este país, las cooperativas desempeñan un papel importante: en la zona
de Mbarara, el 60% de los cafeteros están afiliados a una cooperativa. De tamaño local, las
cooperativas ofrecen sobre todo instalaciones comunes de almacenaje y transporte. Sus
miembros pueden vender su cosecha tanto a la cooperativa como a los intermediarios, pero no
siempre tienen la posibilidad de escoger. Dado que disponen de mayores recursos, éstos
pueden pagar inmediatamente, mientras que las cooperativas no suelen pagar hasta que tienen
un comprador. Si el campesino necesita dinero con urgencia, y así suele ser siempre, estará
muy tentado de vender su cosecha a los intermediarios. Estos aumentan los precios para
eliminar a las cooperativas. Sin embargo, las cooperativas hacen un segundo pago en cuanto
han vendido, lo que nunca hará un comerciante. En las zonas donde no hay cooperativas, el
precio que se paga por el café es mucho más bajo.
Desde el 1993, la cooperativa de Jorumar Ruthawire vende café a las organizaciones de
comercio justo de Bélgica y los Países Bajos, que pagan un precio más alto, puesto que
piensan que los campesinos deben poder llevar una vida digna. Ahora, Jorumar Ruthawire
puede pagar los gastos escolares de sus niños y la familia se puede comprar ropa y artículos
del hogar. Gracias a las exportaciones, la cooperativa puede consolidar su posición con la
organización de cursos de formación para sus miembros y de actividades que generan
ingresos. Esto es particularmente importante para las mujeres que pueden así tener ingresos
propios. Y puesto que las organizaciones de comercio justo prefinancian una parte de la
cosecha, el problema de falta de créditos está en gran medida resuelto y se reduce la
dependencia de los intermediarios. Además, la cooperativa recibe de las organizaciones de
comercio justo la garantía que le volverán a comprar la cosecha el año que viene, con lo que
se establecen relaciones a largo plazo. Las dos partes pueden así mejorar la producción y la
calidad del café.

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