Feminae - Día Internacional de la Mujer 2013
Transcripción
Feminae - Día Internacional de la Mujer 2013
“Recuerda, si alguna vez necesitas una mano amiga, está al final de tu otro brazo; a medida que envejeces, recuerda que tienes otra mano: La primera es para ayudarte a ti mismo, la segunda es para ayudar a los demás.” Actriz nacida en Bélgica en 1923, fallecida en Suiza en 1993, Audrey Hepburn es ícono de la sencillez, la elegancia y la solidaridad. Audrey Hepburn Mi admiración por Audrey Hepburn nace allá por la década del cincuenta, cuando se estrenó en la Ciudad de Buenos Aires la película Vacaciones en Roma (Roman Holiday), donde actuaba una novel actriz desconocida para el público porteño, al lado de un actor consagrado: Gregory Peck. La película se proyectaba en un modesto cine de la calle Suipacha. No en los grandes cines de la Avenida Corrientes y de la calle Lavalle porque consideraron que iba a ser un fracaso. No fue así. Estuvo en cartel en ese cine durante muchos meses y a sala llena. Yo era un adolescente y fue verla y quedar maravillado por el ángel que irradiaba Audrey Hepburn. No presentaba el glamour de las actrices en boga. Su naturalidad, su elegancia y su mirada marcaban la diferencia. Pasó más de medio siglo de la película Vacaciones en Roma y viene a mi memoria las imágenes de la escena final en la que el periodista interpretado por Gregory Peck, pasado el romance, es uno más en la rueda de prensa convocada Autrey Hepbrun en el rol de princesa. En definitiva, la sempiterna lucha entre el cumplimiento del deber o de los sentimientos. Luego vinieron las películas que la hicieron más famosa aún. Por mencionar alguna de ellas: Sabrina (1954), Charada (Charade) — 1963), My Fair Lady (1964), Sola en la oscuridad (Wait Until Dark — 1967). Pero detrás de la actriz está la mujer y detrás de esa mujer una historia de vida: Mi admiración por la actriz me llevó adentrarme en su historia. Durante su juventud Audrey sufrió la Segunda Guerra Mundial, primero en Bélgica y luego en Holanda, de donde era originaria su madre. Para evitar que sus orígenes ingleses se revelaran, la madre de Audrey la llamaba Edda Van Heemstra, como ella, y la obligó a hablar holandés. En 1944 Hepburn, a los quince años, ya era una buena bailarina y, durante esta época bailaba secretamente. El dinero que recaudaba lo donaba a la resistencia holandesa. Durante el invierno de 1944 los alemanes confiscaron los alimentos y combustibles de la población holandesa. Carentes de alimentos y sin calor en los hogares, la gente moría de hambre y frío. Hacían harina a partir de tulipanes con los que cocinaban galletas y tartas. La ciudad holandesa de Arnhem fue devastada durante el bombardeo aliado, como parte de la fallida operación Market Garden. Su tío y un primo de su madre fueron fusilados como miembros de la resistencia, su hermano Ian fue capturado y estuvo en un campo de trabajo. La falta de alimentos se hicieron constante y Audrey sufrió anemia y problemas respiratorios. Lino Roberto Morales , abogado y escritor, Buenos Aires Audrey señaló las semejanzas entre ella y Ana Frank. Ella dijo: «Tenía exactamente la misma edad que Ana Frank. Ambas teníamos 10 cuando empezó la guerra y 15 cuando acabó. Un amigo me dio el libro de Ana en holandés en 1947. Lo leí y me destruyó. El libro tiene ese efecto sobre muchos lectores, pero yo no lo veía así, no sólo como páginas impresas; era mi vida. No sabía lo que iba a leer. No he vuelto a ser la misma, me afectó profundamente». «Vimos fusilamientos. Vimos a hombres jóvenes ponerse contra la pared y ser tiroteados. Cerraban la calle y después la volvían a abrir y podías pasar por ese mismo lugar. Tengo marcado un lugar en el diario, en el cual Ana (Frank) dice que han fusilado a cinco rehenes. Ése fue el día en que fusilaron a mi tío. En las palabras de esa niña yo leía lo que aún sentía en mi interior. Esa niña que había vivido entre cuatro paredes había hecho un reportaje completo de todo lo que había vivido y sentido». Como epílogo volvamos a repetir su frase preferida: “Recuerda, si alguna vez necesitas una mano amiga, está al final de tu otro brazo; a medida que envejeces, recuerda que tienes otra mano: La primera es para ayudarte a ti mismo, la segunda es para ayudar a los demás.” Y dentro de esta triste historia de vida está su trabajo para UNICEF Por encima de sus problemas de salud, dedicó sus últimos años de su vida a las causas del sida y la malnutrición de los niños del mundo. Tres meses antes de su muerte Audrey hizo su último viaje a Somalia, un acto que siempre fue reconocido. A través de UNICEF dedicó el resto de su vida a ayudar a los niños necesitados en los países más pobres. En esta organización recuerdan su dedicación y entrega a la causa, que comenzó allá por el año 1955 y que finalizó hasta poco antes de su muerte acaecida en 1993. En reconocimiento se erige una estatua inaugurada en el año 2000 en la sede UNICEF de Nueva York. Ella comprendía perfectamente lo que es el sufrimiento. Lo había experimentado personalmente. Ella decía: “Sé perfectamente lo que el UNICEF puede significar para los niños, porque yo estuve entre los que recibieron alimentos y ayuda médica de emergencia al final de la Segunda Guerra Mundial. Tengo una enorme gratitud hacia el UNICEF y una confianza sin límites en lo que realiza”. Autrey Hepburn es una mujer admirable que ha legado a la humanidad no sólo su incuestionable veta artística, sino su faz humanitaria. Vaya este homenaje a esta incuestionable mujer, ícono de sencillez, elegancia y solidaridad. Lino Roberto Morales, abogado y escritor argentino Ciudad de Buenos Aires, 15 de febrero de 2013