JACOB REGRESÓ A BETEL Génesis 33:12
Transcripción
JACOB REGRESÓ A BETEL Génesis 33:12
P. Gustavo Prato 31/07/2016 JACOB REGRESÓ A BETEL Génesis 33:12-35:29 V.C:35:3 “Y levantémonos, y subamos a Bet-el; y haré allí altar al Dios que me respondió en el día de mi angustia, y ha estado conmigo en el camino que he andado.” I.- Jacob y Siquem (33:12-34:31) Cuando Esaú ofreció acompañarlo en su viaje de regreso, Jacob declinó la oferta. Esaú le dijo que podía dejar algunos hombres con él. Pero él tampoco aceptó. Jacob no deseaba pasar tiempo cerca de Esaú ni con sus hombres, para él había sido suficiente haber hallado gracia ante los ojos de Esaú. (15). Ahora Jacob quería su espacio. Los v.33:18-20 nos dan un resumen de cómo finalizó esta mudanza de Jacob NVI “Cuando Jacob volvió de Padán Aram, llegó sano y salvo a la ciudad de Siquén, en Canaán, y acampó frente a ella. Luego, por cien monedas de plata les compró una parcela a los hijos de Jamor, el padre de Siquén, y allí instaló su carpa. También construyó un altar, y lo llamó El Elohé Israel.” Él llegó sano y salvo luego de volver de Padan-Aram. Entonces acampó a los alrededores de Siquem. Compró una parcela a los hijos de Hamor. Allí se instaló. También construyó un altar para adorar a Dios. Él quería establecerse allí llevando siendo amigo de los habitantes de Siquem, llevando una vida de adorar a Dios y disfrutando de las bendiciones de Dios, tales como la paz en su corazón, las riquezas materiales y la familia numerosa. Jacob había luchado con Dios y se había convertido en Israel. Él dijo: Vi a Dios cara a cara y fue librada mi alma. Quizás por primera vez en su vida él tuvo la paz de Dios en su corazón y un gran peso se le fue de encima. De repente se sintió cansado de seguir luchando con los hombres. El pasó su juventud en rivalidad con su hermano Esaú, esperando el momento oportuno para ganar la primogenitura y recibir la bendición de Isaac. Él tuvo que huir de su casa y despedirse de su mamá y su herencia. Luego pasó 20 años luchando con Labán, trabajando arduamente y tuvo tensión hasta el momento de su partida. Luego enfrentó el dramático reencuentro con Esaú. Ya era suficiente. Era el tiempo de establecerse tranquilamente. Pero hay algo que parece haber olvidado Jacob. Cuando él hizo el voto a Dios en Betel, él dijo: (Gen 28:22) “Si fuere Dios conmigo, y me guardare en este viaje en que voy, y me diere pan para comer y vestido para vestir, y si volviere en paz a casa de mi padre, Jehová será mi 1 Dios. Y esta piedra que he puesto por señal, será casa de Dios; y de todo lo que me dieres, el diezmo apartaré para ti.” Él había hecho ese voto a Dios diciendo: “si volviere en paz a casa de mi padre”. También él había dicho: Y esta piedra que he puesto por señal, será casa de Dios. Esto significa que esa piedra en Betel sería un lugar sagrado para él. La casa de su padre y Betel eran lugares relevantes. Y para Dios, quien había recibido el voto, tenían mucha importancia. Dios le había dicho en Betel: (Gen 28:15) “He aquí, yo estoy contigo, y te guardaré por dondequiera que fueres, y volveré a traerte a esta tierra; porque no te dejaré hasta que haya hecho lo que te he dicho.” Cuando vivía con Labán... “También Jehová dijo a Jacob: Vuélvete a la tierra de tus padres, y a tu parentela, y yo estaré contigo.” (Gen 31:3) Y en Gen 31:13 Dios le dijo “Yo soy el Dios de Bet-el, donde tú ungiste la piedra, y donde me hiciste un voto. Levántate ahora y sal de esta tierra, y vuélvete a la tierra de tu nacimiento.” Jacob parece haber olvidado su voto de volver a casa de su padre y también la promesa y el mandamiento de Dios de hacerlo regresar allí. Puede ser que él pensaba “luego iré”, pero ese luego no llegaba. Aún más, Jacob parece haber olvidado la bendición de Abraham. La promesa grande y maravillosa que Dios le hizo en Betel de hacerlo bendición para todas las familias de la tierra (Gen 28:14). Él parece haber olvidado el llamado de Dios de levantarlo como padre de la fe. Él quería solamente tener una vida tranquila en aquella tierra. Ciertamente él hizo el altar a Dios, él quería vivir reconociendo la presencia de Dios, pero estaba muy cerca de Siquem y allí, como veremos luego, su familia estuvo a punto de mezclarse abiertamente con el pueblo de Siquem lo cual representaba el peligro de contaminar la fe de sus descendientes. A muchos cristianos les sucede que luego de recibir las bendiciones de Dios sólo se quieren quedarse sentados disfrutando su vida bendecida y llena de paz con Dios. Quieren disfrutar de esa paz con Dios solo ellos y no quieren estresarse ayudando a otros. Y poco a poco en búsqueda de esa tranquilidad, casi sin darnos cuenta, terminamos haciendo lazo con la corriente pecaminosa de este mundo. Puede ser que una persona luche mucho espiritualmente cuando es estudiante, pero luego de graduarse y obtener un trabajo y mejorar su situación económica solo quiera disfrutar de su logro profesional, olvidándose del llamado de Dios. No es pecado que nos alegremos si recibimos bendiciones materiales y espirituales de mano de Dios. Pero no debemos olvidar que Dios nos bendice para que nosotros podamos bendecir a otros. No debemos olvidarnos de su llamado. Ahora él nos llama a que participemos activamente en su historia redentora, para usarnos en esta tarea tan maravillosa de ir y hacer discípulos a todas las naciones. El quiere que llevemos una vida de peregrinos. Esta vida que vivimos no es nuestro destino final. Esta vida es solo como un puente. Sólo estamos de tránsito. Aquí no nos vamos a acomodar mucho. Nuestra morada final está en el Reino de los Cielos junto a Jesús. Y hasta llegar allá debemos vivir con el llamado de Dios en nuestro corazón. 2 Quiero hablar sobre la hermandad de Moravia. A comienzos del siglo dieciocho en Europa del Este un Conde llamado Zinzendorf, hombre creyente adinerado y dueño de tierras, accedió a albergar entre sus tierras a muchos cristianos de una zona llamada Moravia (en la actual República Checa) que por causa de la persecución religiosa tuvieron que dejar sus tierras de nacimiento. Él les permitió fundar un pueblo y manifestar su fe libremente. El se convirtió el líder espiritual de este pueblo, incluso llegó a vivir entre ellos, visitaba cada casa y les daba estudio bíblico y los ayudó a organizarse bajo los preceptos bíblicos. Pronto esta comunidad prosperó espiritual y materialmente. En 1738, cuando Juan Wesley visitó este “lugar feliz”, estaba tan impresionado que comentó en su diario “Yo alegremente pasaría mi vida aquí... Oh, ¿cuándo cubrirá este cristianismo la tierra como las aguas cubren el mar?” En esta comunidad no se conformaron con vivir bien entre ellos, ellos fundaron otros pueblos y también enviaron misioneros. Convirtiéndose en una de las comunidades cristianas que más ha enviado misioneros en la historia, enviándolos a las tierras vírgenes de Norteamérica (jugando un papel clave en la colonización de América), las islas del Caribe, naciones al este de África y Gran Bretaña. Vemos que Zinzendorf usó las bendiciones que Dios le había dado para ayudar a otros a fructificar espiritualmente y se convirtió en bendición. Si reflexionamos bien, seguro podremos darnos cuenta que Dios también nos ha bendecido en muchos sentidos tanto espiritual como materialmente. ¿Qué bendición Dios nos ha dado? Yo le agradezco a Dios por bendecirme con esa mujer fiel a Dios y por mi familia. Yo le pido a Dios que nos ayude a vivir siempre centrados en su misión y enseñarle a nuestros hijos a vivir centrados en la misión. De esta manera seremos bendición. Dios no bendijo a Jacob cerca de Siquem. Algo sucedió que hizo imposible que él permaneciera allí tranquilamente. El capítulo 34 nos cuenta la historia de la trágica historia en la que se vio envuelta Dina, la única hija de Jacob, con el príncipe Siquem, hijo de Hamor, rey de la ciudad con el mismo nombre de su hijo. Veamos los v. 1-3 “Salió Dina la hija de Lea, la cual ésta había dado a luz a Jacob, a ver a las hijas del país. Y la vio Siquem hijo de Hamor heveo, príncipe de aquella tierra, y la tomó, y se acostó con ella, y la deshonró. Pero su alma se apegó a Dina la hija de Lea, y se enamoró de la joven, y habló al corazón de ella.” Aquí la NVI dice que la tomó por la fuerza y la violó. Pero luego Siquem se enamoró de Dina y quiso conquistarla, hablándole tiernamente para ganarse su afecto. Quizás le dijo “Fue un momento de locura, pero yo te amo”. Siquem le dijo a su papá que le tomara a esa joven por mujer. Hamor se acercó a Jacob y a sus hijos y le hizo una muy atractiva propuesta de emparentar con su pueblo de Siquem para disfrutar juntos de aquella tierra. También Siquem ofreció dar una buena dote. Aquí nada indica que Jacob rechazara la propuesta de Siquem. Jacob pudo haber estado dispuesto a dar a su hija a Siquem viendo que el joven la amaba y viendo que era una oportunidad para establecerse tranquilamente en aquella tierra. Pero sus hijos Simeón y Leví estaban muy molestos viendo que su hermana había sido tratada como una cualquiera “…y se 3 enteraron de lo sucedido, quedaron muy dolidos y, a la vez, llenos de ira. Siquén había cometido una ofensa muy grande contra Israel al abusar de su hija; era algo que nunca debió haber hecho.”(7) Pero los hijos de Jacob actuaron engañosamente y le exigieron que la condición antes emparentar era que todos los varones de su pueblo se circuncidaran. Este príncipe parece que realmente quería a Dina y se circuncidó rápidamente, y los hombres de su pueblo, luego de escuchar a Hamor, también lo hicieron. Pero cuando ellos estaban pasando el mayor dolor al tercer día Simeón y Leví atacaron a la ciudad y pasaron a todos los hombres al filo de espada, incluyendo a Siquem y a Hamor y se llevaron a Dina y luego saquearon la ciudad. Jacob regañó a sus hijos y tuvo gran pesar por haberse vuelto abominable para los cananeos y ferezeos que habitaban ese lugar y tuvo miedo de ser atacado por ellos. Ahora él se tenía que ir. Jacob recordó este evento y cuando bendijo a sus hijos denegó su bendición a Simeón y Leví debido a su violencia y crueldad (49:5-7). En este punto podemos pensar en Dina y Siquem, aunque no se explica exactamente en qué condiciones ocurrió la violación de Dina, los v.1 y 2 nos muestran que ocurrió luego de que ella fue a visitar las mujeres de la ciudad. No sabemos cómo habrá sido, pero quizás ella, queriendo hacer amigas, fue a una fiesta con ellas y luego en medio de la influencia de la bebida, Siquem abusó de ella. Las jóvenes deben ser prudentes y cuidadosas con los lugares que frecuentan. Escuché que hubo varios casos de jóvenes en la UCV que fueron violadas cuando iban a beber en grupo a altas horas de la noche en algunos lugares dentro de la universidad. Con respecto a Siquem, él pensó que lo tenía todo cuadrado. Que todo lo podía resolver con la influencia de su papá y con el dinero. Pero las cosas no salieron como él pensó. Hay varones que creen que lo tiene todo cuadrado, pero al final el tiro les puede salir por la culata. Debemos tener temor a Dios hermanos. Finalmente Dios usó esta tragedia para sacar a Jacob de esa zona. Algunas veces, si no estamos en el lugar que Dios quiere, Dios usa los problemas para movernos. II .- Jacob regresa a Betel (35:1-15) Cuando Jacob estaba en riesgo de ser atacado y destruido por la gente de aquella tierra. Dios le dio su Palabra. El v. 35:1 dice “Dijo Dios a Jacob: Levántate y sube a Bet-el, y quédate allí; y haz allí un altar al Dios que te apareció cuando huías de tu hermano Esaú.” Dios le recordó a Jacob el voto que le había hecho, también le recordó su protección. Jacob se arrepintió y ordenó a su casa quitar todos los ídolos y purificarse. Jacob dijo 35:3 “Y levantémonos, y subamos a Bet-el; y haré allí altar al Dios que me respondió en el día de mi angustia, y ha estado conmigo en el camino que he andado.” Él recordó la gracia de Dios. Luego de desechar a los ídolos se encaminó a Betel y Dios lo protegió. En Betel Dios apareció nuevamente y le 4 bendijo. 35:10 “ Y le dijo Dios: Tu nombre es Jacob; no se llamará más tu nombre Jacob, sino Israel será tu nombre; y llamó su nombre Israel.” Dios renovó las promesas que había hecho a Abraham. Dios plantó nuevamente la gran visión de Dios en el corazón de Jacob. Jacob había sufrido mucho para salir adelante en la vida, él ahora pensaba en descansar, pero Dios quiso llevarlo a Betel para que él recordara su encuentro con Dios y la visión y esperanza de convertirse en un padre de fe. Es cierto que las luchas de la vida y nos pueden hacer olvidar las promesas, pero el Señor siempre quiere traernos a él para que renovemos una vez más su promesa y nuestra decisión de ser sus siervos. Este fue un momento muy íntimo entre Dios y Jacob. Dios habló personalmente con Jacob y Jacob levantó un pilar en Betel. Él derramó aceite de manera similar al momento de hacer su voto. Seguramente Jacob recordaba su primer encuentro con Dios, su voto y como Dios lo había ayudado hasta ahora. Dios recibió ese voto y estuvo con él por más de 20 años. Dios lo bendijo y lo protegió tal como había prometido. Dios es fiel. Pero Dios no solo lo protegió. Dios también lo entrenó. Este Jacob no era el mismo que iba huyendo aquel entonces. Él se había transformado en Israel. Ahora Jacob estaba adorando a Dios, el Dios de Betel. Jacob estaba en el lugar que Dios quería que estuviera. Él estaba dejándose guiar por Dios. Jacob estaba haciendo la voluntad de Dios. Ahora era un hombre centrado en Dios y no en él mismo. Él tenía paz en su corazón porque estaba caminando por el camino que Dios le dio. III.- Última parte de la vida de Jacob La última parte de la vida de Jacob tuvo muchas tristezas. Raquel, su amada, murió cuando dio a luz a Benjamín. Finalmente el volvió a casa de su padre y allí junto con Esaú le dieron sepultura a Isaac. Jacob pensó durante unos 20 años que su hijo favorito, José había sido devorado por las fieras. Luego tuvo que enfrentar el hambre en la tierra. Pero Dios lo guió y preparó un lugar para él y su familia por mano de José. En Egipto, su pueblo estuvo por muchos años y se multiplicaron. Y finalmente la nación de Israel nació durante el Éxodo. Los últimos días de Jacob los vivió en paz. Él se convirtió en fuente de bendición. Él bendijo a Faraón 47:7-10 7 También José introdujo a Jacob su padre, y lo presentó delante de Faraón; y Jacob bendijo a Faraón.8 Y dijo Faraón a Jacob: ¿Cuántos son los días de los años de tu vida?9 Y Jacob respondió a Faraón: Los días de los años de mi peregrinación son ciento treinta años; pocos y malos han sido los días de los años de mi vida, y no han llegado a los días de los años de la vida de mis padres en los días de su peregrinación.10 Y Jacob bendijo a Faraón, y salió de la presencia de Faraón.” También bendijo a sus nietos Efraín y Manasés, hijos de José y a sus hijos 48-49:27. Aunque él dijo que los días de su vida habían sido malos, él 5 sabía bien que esto había sido por su causa. Él tenía paz en su corazón con Dios, pues cerca de su muerte Jacob confesó 48:15 “El Dios que me ha guiado desde el día que nací hasta hoy” (NVI) La NVI en inglés traduce como: Dios ha sido mi pastor toda mi vida. Dios realmente fue el pastor de Jacob, Dios lo protegió y lo entrenó hasta convertir a Jacob el engañador en Israel el que lucha con Dios y que es fuente de bendición. En la última parte del capítulo 35 se escriben los nombres de los 12 hijos de Jacob. El capítulo 36 habla de la genealogía de Esaú, y luego de esto el enfoque de la historia pasa de Jacob a los hijos de Jacob y como Dios trabajó para moldear a esos hombres y levantarlos como los patriarcas de la fe. Gracias a Dios por ser el pastor de Jacob. Oro que recordemos siempre el Dios de Jacob quien tiene esperanza de moldearnos, bendecirnos y convertirnos en fuente de bendición. Amén. 6