Pacific Press® Publishing Association Nampa, Idaho

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EL PLAN ORIGINAL DE DIOS
Pacific Press® Publishing Association
Nampa, Idaho
Oshawa, Ontario, Canadá
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1
EL HOGAR QUE YO SOÑÉ
CONTENIDO
INTRODUCCIÓN ....................................................................... 5
EL PLAN ORIGINAL DE DIOS ................................................ 15
ETAPAS DEL MATRIMONIO ................................................... 26
COMUNICACIÓN .................................................................... 36
ACEPTACIÓN ............................................................................ 52
RELIGIÓN ................................................................................. 71
TIEMPO JUNTOS ..................................................................... 87
APOYO MUTUO ..................................................................... 101
SEGURIDAD ECONÓMICA .................................................. 107
CONCLUSIÓN ........................................................................ 119
PREGUNTAS PARA REFLEXIONAR ..................................... 126
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EL PLAN ORIGINAL DE DIOS
INTRODUCCIÓN
Fue amor a primera vista. Esteban y Lorena* se
conocieron un cálido día de otoño en una salida al campo
que habían organizado los jóvenes de la iglesia de la
universidad en el comienzo del año escolar. Como nueva
estudiante del colegio, Lorena estaba contenta por haber sido
incluida en este grupo, que por cierto contrastaba con el
grupo y las actividades de sus dos últimos años de escuela
secundaria. Sus amigos parecían inmaduros, las clases
aburridas y su vida personal no tenía rumbo.
Esteban resaltaba como líder natural en el grupo. Las personas se sentían atraídas hacia él. Su sonrisa cálida también
sorprendía a Lorena, que más de una vez quedó
impresionada por su figura alta y su musculatura. Esteban
recordaba muy bien esa ocasión. Recordaba que no podía
apartar la vista de Lorena luego de verla por primera vez. La
había observado todo el tiempo, esperando que ella no
notara sus miradas. Cada vez que la veía sentía un éxtasis
que jamás había experimentado. Tenía que esforzarse para
mirar en otra dirección. Ella era magnífica. Su cabello
marrón claro se tornaba dorado bajo los rayos del sol, su piel
parecía suave, y su cara irradiaba entusiasmo por vivir.
*Para salvaguardar la identidad de las personas comprometidas en
las historias, hemos usado nombres ficticios.
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EL HOGAR QUE YO SOÑÉ
Durante la cena, Esteban buscó la forma de estar con el
grupo en el que estaba Lorena. Luego de la cena, los chicos
se sentaron alrededor de la fogata a cantar y a disfrutar la
noche. El corazón de Lorena se aceleró cuando Esteban le
preguntó si podía sentarse junto a ella. A pesar de que se
encontraban en medio de un grupo de gente, ella sentía que
estaban solos frente al chispeante fuego.
Lorena recordaba la calidez de sus brazos que la rozaban
mientras estaba a su lado. Deseaba que la hubiese abrazado
para quitarle el frío de la noche, pero sabía que esto era
esperar demasiado... ya que apenas se conocían. Ambos
disfrutaron de la velada, cantando, sentados a la par, y
deseando más. Luego que el grupo se separó, Esteban le
preguntó a Lorena si podía acompañarla hasta su dormitorio.
Su respuesta afirmativa y rápida, también un tanto ansiosa,
le dio ánimo: así que al llegar le tomó la mano y le dijo que
deseaba verla nuevamente. Lorena respondió con un sí que
perforó el corazón de Esteban.
Esteban trataba de sacar de su mente la imagen de Lorena,
pero ella se le colaba en la cabeza persistentemente. A pesar
de haberla visto por primera vez unas pocas horas atrás,
anhelaba estar cerca de ella y conocerla. En forma repetida
se decía a sí mismo que esto no era posible, pero le parecía
que estaba enamorándose de una chica a quien recién había
conocido.
Esteban llamó a Lorena a la mañana siguiente, y la salida
de ese día fue el principio de un romance que se movió
rápidamente lleno de momentos alegres, de cosas para
compartir, y de pasión.
Se comprometieron la siguiente primavera, después de
ocho meses de haberse conocido. Lorena había terminado
su primer año de universidad y Esteban su tercero. El primer
año de noviazgo fue difícil. Los padres de ambos estaban de
acuerdo con la decisión que habían tomado de casarse, pero
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EL PLAN
INTRODUCCIÓN
ORIGINAL DE DIOS
alentaron a Esteban a finalizar sus estudios antes de dar ese
paso.
La atracción física del uno por el otro era fuerte. Ambos
estaban comprometidos con Cristo, pero frecuentemente
los deseos de acariciarse mutuamente eran irresistibles. La
culpa resultante parecía estar dañando su relación espiritual.
Finalmente, Esteban se graduó y Lorena terminó su
segundo año. La boda fue una explosión de alegría e
ilusiones, habida cuenta que recibieron todo el apoyo de sus
familias, amigos y compañeros de la universidad. Todos
coincidían en que eran la pareja perfecta.
Casi todas las parejas comienzan su matrimonio con
elevadas expectativas, pero luego se frustran ante los
primeros obstáculos que tienen que afrontar: en nuestros
días, la mitad de los matrimonios fracasa. Además, muchas
de las parejas que no se divorcian son infelices. David y Vera
Mace, quienes han escrito mucho sobre la vida conyugal y
familiar, dicen que muy pocos matrimonios llegan a ser
considerados muy buenos: “La proporción de matrimonios
estables-satisfactorios en los Estados Unidos no supera
actualmente el 5 o el 10 por ciento”.
En este libro compartiremos los rasgos o cualidades de
los matrimonios que han salido adelante. Muchos de ellos
han tenido tiempos difíciles, pero se han mantenido juntos.
Pero primero volvamos a la historia de Esteban y Lorena,
pues su experiencia nos puede mostrar cómo cambian los
matrimonios en las diferentes etapas de la vida familiar y
matrimonial. Incluso muchos podemos vernos reflejados en
algunos aspectos de esta historia.
Luego de la boda, Lorena dejó sus estudios y ambos
comenzaron a trabajar tiempo completo, Esteban para una
firma de electrónica y Lorena como secretaria. Sus planes
eran trabajar allí durante cuatro años… y mientras tanto
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EL HOGAR QUE YO SOÑÉ
ahorrarían dinero. Esteban ganaría experiencia, y luego
podría comprar una parte de la compañía para la que
trabajaba.
No obstante, su primer hijo, Tomás, vino luego de un año
y medio de casados. Esteban se puso de acuerdo con Lorena
para que ella dejara su trabajo. Decidieron permanecer en
el departamento en el que estaban, para seguir ahorrando
algo de dinero, postergando así sus sueños algunos años más.
Después de todo, tendrían suficiente tiempo, y el bebé era
una alegría para ellos.
Cuando Esteban cumplió 29 años todavía vivían
apretujados en ese departamento. Tenían muy poco dinero
en el banco. Él estaba comenzando a inquietarse con su lento
progreso en el negocio de la electrónica, y Lorena estaba
nuevamente embarazada. Un creciente sentimiento de
urgencia y ansiedad roía el interior de Esteban. Él se había
ajustado fácilmente a los primeros cambios en la agenda de
su vida, pero ahora sentía que no estaba encaminándose
hacia ninguna parte. Lorena había deseado tener su tercer
bebé en ese momento, porque sentía que era importante que
no hubiera mucha diferencia de edad entre sus hijos.
También deseaba tener un tercer hijo mientras ella era aún
joven y con energía suficiente para criarlo. Argüía que el
dinero no era importante, pero sí la familia. “A largo plazo
estaremos más felices con más hijos que con mayores logros
financieros”, solía decir. Esteban estaba de acuerdo, pero
realmente deseaba avanzar más hacia sus metas profesionales
antes de incrementar sus responsabilidades financieras y
parentales.
Sin darse cuenta, ambos se habían convertido en dos personas diferentes de las que eran cuando se conocieron y se
casaron. Cada uno tenía valores distintos y pensaba que las
metas del otro estaban equivocadas. Comenzaron a sentir
resentimiento.
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EL PLAN
INTRODUCCIÓN
ORIGINAL DE DIOS
El temor de compartir nuestros más íntimos deseos con
nuestra pareja es el comienzo de un cambio en el nivel de
intimidad, como si una raíz estuviese creciendo por debajo
de una vereda levantando gradualmente una baldosa hasta
que finalmente alguien tropieza con ella. Cuando Esteban
cumplió 32 años, uno de los antiguos socios de la compañía
de electrónica comenzó una nueva compañía e invitó a
Esteban a unírsele. Esto era aquello por lo cual Esteban y
Lorena habían estado orando. Las dudas y temores que
Esteban había albergado durante los últimos años se
desvanecieron. Tenía más energía. Estaba disfrutando de la
vida. Su relación matrimonial pareció mejorar. Lorena estaba
ocupada con los niños, pero ahora que dos de ellos estaban
en la escuela, tenía más tiempo para Esteban. Esteban estaba
siendo un buen esposo y padre. Sentía que la vida se había
encarrilado nuevamente.
El nuevo trabajo proveyó más dinero y prestigio, pero
demandó también más tiempo fuera del hogar. Esteban
deseaba que su jefe viera que haberle solicitado que se uniese
a la nueva firma había sido una decisión acertada. Sabía
también que un buen progreso ahora le abriría las puertas
para futuros logros, hasta alcanzar a tener su propia
compañía.
Los siguientes cinco años fueron pacíficos y satisfactorios
para Esteban y Lorena. Sí, hubo luchas, pero buenas luchas:
vestir a tres felices niños en crecimiento, cuidar de los
cachorritos, comprar bicicletas nuevas, llevar a los chicos a
las clases de piano, a los campamentos de verano, pasar juntos las vacaciones, etc.
Cuando Esteban cumplió 37 años, Lorena tenía 35 y su
hijo mayor 13 años y medio. Estos tres miembros de la familia estarían experimentando cambios mayores durante los
próximos años; cambios que ninguno de ellos estaba
preparado para afrontar. Esteban y Lorena, padeciendo la
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EL HOGAR QUE YO SOÑÉ
crisis de la mediana edad, actuaban prácticamente como
adolescentes; Tomás, con la rebeldía propia de su edad,
buscaba su identidad y su libertad.
La mediana edad es una etapa de la vida llena de peligros
y estrés para el hombre y la mujer. De acuerdo a los estudios
hechos por Jim y Sally Conway, alrededor del 75 por ciento
de los hombres y las mujeres experimentarán una crisis
moderada o severa en esta etapa, la etapa de la mitad de la
vida. Esta crisis afecta a personas de todos los niveles sociales
y culturales. La crisis de la mitad de la vida puede interrumpir
el flujo de una vida normal y producir desastres en el matrimonio.
Esteban y Lorena entraron en ese peligroso período.
Esteban sentía que había logrado todo lo que podía en su
actual trabajo, ya no quería trabajar en relación de
dependencia y deseaba tener su propia empresa. Ellos habían
ahorrado algo de dinero, pero se endeudaron más de la
cuenta para comenzar con la compañía de Esteban.
Lorena sentía que ella era el pegamento que mantenía
todo unido. Trató de ser una esposa comprensiva mientras
su esposo comenzaba su propio negocio, y una madre
paciente para su hijo adolescente y sus dos hijas en edad
escolar. En ocasiones sentía que todos esperaban todo de ella,
una tarea imposible de cumplir.
Lorena comenzó a preguntarse a sí misma: “¿Por qué es
así la vida? Estoy trabajando en algo que no me agrada, para
un negocio que está alejando a mi esposo, para hijos que se
sienten avergonzados de estar a mi lado”. Estaba feliz de ver
crecer a sus hijos, pero al mismo tiempo se sentía asustada.
Mariel, su hija, era ahora una adolescente de 13 años, pero
parecía de 19. Y Lorena se preguntaba: “¿Quién soy y quién
seré cuando ellos se hayan ido?” En ocasiones cuando veía
el cuerpo firme de Mariel se daba cuenta de los muchos
cambios que su cuerpo había experimentado. “A lo mejor
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EL PLAN
INTRODUCCIÓN
ORIGINAL DE DIOS
ya no soy atractiva para Esteban. Quizá su cansancio no se
deba a su trabajo, sino a otra mujer. ¿Quién me ama? ¿Quién
me necesita?”
Fueron años difíciles en los que luchaba con esas dudas,
pero sin dejar de apoyar a la familia y de servir de sostén y
lazo para ellos.
Luego de todos estos interrogatorios, Lorena concluyó
que era tiempo de que ella se convirtiera en una persona por
sí misma. Como estudiante de la secundaria había tenido el
sueño de ser una abogada. Ahora era el momento de ir tras
ese sueño. Dejó su trabajo y se inscribió en una escuela
cercana, como estudiante de medio tiempo. Al principio la
familia ignoró el regreso de mamá a la escuela para finalizar
sus estudios. Pero pronto notaron que la empleada doméstica
no los estaba sirviendo como ellos acostumbraban.
Finalmente la situación hizo crisis y la familia se vio obligada
a reconsiderar las responsabilidades que tenían que ver con
el funcionamiento de la casa. Lorena todavía llevaría la parte
más pesada, pero los hijos y Esteban tomarían algunas de
las tareas.
Durante su primer año en la escuela, Lorena se hacía las
mismas preguntas. Estaba preocupada por su matrimonio
rutinario, y abrumada por el rápido crecimiento de sus hijos
adolescentes. Había sido una mujer confiada toda su vida,
segura de sí misma, de su relación con Dios y su compromiso
con su esposo. Pero ahora comenzó a pasar dos tardes por
semana tomando café con Pedro, un compañero de estudios.
No era una relación amorosa. Era sólo una amistad. Él estaba
interesado en los sueños de Lorena de llegar a ser una
abogada. No la despreciaba como Esteban lo hacía en forma
sutil. Era mayor y parecía estar más establecido y menos tenso
frente a la vida.
Lorena comenzó a sentir temor cuando se dio cuenta de
que deseaba ver a Pedro cada vez que iba a clases. Esto se
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EL HOGAR QUE YO SOÑÉ
convirtió en una batalla espiritual y se alegró cuando terminó
el semestre, ya que no podría verlo tan fácilmente. Esta
experiencia la hizo darse cuenta de cuán vulnerable se
encontraba frente al afecto de un hombre. Ella imploraba
amor. Lo deseaba de parte de Esteban, pero él estaba muy
preocupado y exhausto.
Durante este delicado momento en su matrimonio,
Lorena entregó nuevamente su vida a Cristo, determinando
no estar envuelta en ningún tipo de relación amorosa. Al
mismo tiempo se comprometió consigo misma a terminar
sus estudios.
Pero entonces fue Esteban quien comenzó a hacerse
preguntas: “Bueno, he logrado que mi compañía tenga éxito.
Tengo una casa grande con un triple garaje, dos lindos autos, un bote y una cabaña en el lago. Soy respetado en la
ciudad y en la iglesia. Pero, ¿cuál es el propósito de todo esto?
Estoy muy ocupado con mi trabajo como para disfrutar todo
lo que tengo. Lorena está ocupada con su trabajo, y los niños
nos están dejando. ¿Qué es la vida? Me siento vacío por
dentro. No deseo vivir los próximos 30 ó 35 años que me
quedan con este vacío”. Esteban tenía una relación especial
con sus dos hijas, quienes le recordaban a Lorena en sus años
más jóvenes. Pero ahora estaba viendo el final de esa cercana
relación con ellas. Mariel estaba comprometida. Joanna
estaría en casa un año más antes de comenzar el colegio, y
entonces él se quedaría con una enorme casa vacía, una
esposa que siempre estaba abogando por casos de otros, y
un negocio exitoso que ya no representaba un reto para él.
Se encontró a sí mismo reflexionando acerca de su vida
pasada, deseando haber hecho algunos cambios. A veces
deseaba no haber comenzado su negocio. Se había
endeudado, por lo cual tuvo que sufrir y trabajar muchos
años, y además había alejado a Lorena de su lado. ¿Para qué?
¿Para esa gran casa vacía? Muchas personas lo alababan y
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EL PLAN
INTRODUCCIÓN
ORIGINAL DE DIOS
felicitaban por sus logros. Era agradable tanto
reconocimiento, pero la mayoría de las veces ellos querían
algo más de él. Muy pocas personas lo aceptaban tal como
él era.
A lo mejor esa era la razón por la que le agradaba quedarse
un tiempo extra en la oficina conversando con Marlene. Ella
nunca parecía estar obnubilada por su éxito. Aparentemente
siempre podía sacarlo de su depresión. Cuando en cierta
oportunidad lo encontró llorando en la oficina, no lo hizo
sentir menos hombre. Le dijo que estaba bien llorar. Marlene
era diez años más joven que Esteban. Estaba luchando con
su propio matrimonio y sus propios cuestionamientos acerca
de la vida. Trataba de encontrar un hombre que le diera
significado a su vida… y Esteban estaba buscando una mujer
que le diera calor.
Antes de que se dieran cuenta, Esteban y Marlene estaban
envueltos en una relación que iba más allá de una amistad.
Esteban volvió a sentir la pasión que no había experimentado
en años. La relación, en un principio secreta, pronto se hizo
pública, tanto en el trabajo como en su familia y en su iglesia.
Lorena confrontó a Esteban, y él empacó una valija y dejó
la casa.
Pocas semanas después, Esteban fue a un centro de retiro
en el que pasó momentos de quietud, reflexionando sobre
las preguntas que lo habían estado persiguiendo durante el
año y medio pasado. Se dio cuenta de que necesitaba
intimidad, pero que ésta debía venir de Lorena. Necesitaba
el amor y cuidado que se habían prodigado al principio de
su matrimonio.Y decidió regresar y hablar con ella. Al final
de la primera conversación se comprometieron a continuar
hablando, a leer y a ver un consejero. Su matrimonio,
decidieron, tendría la prioridad.
Al pasar los meses se encontraron en una creciente
atracción mutua y pudieron sentir cómo renacía la llama de
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EL HOGAR QUE YO SOÑÉ
amor que habían experimentado. Tuvieron muchos altos y
bajos, pero gradualmente les fue posible alentar la esperanza
de que su matrimonio no sólo sobreviviría sino que
alcanzaría su mejor nivel. Estarían juntos para ver a sus hijos
en sus elecciones de pareja. Uno junto al otro podrían
disfrutar de sus preciosos nietos. Juntos enfrentarían la
menopausia de Lorena y ambos entrarían a una etapa
madura. Más tarde se apoyarían en los ajustes del retiro.
Cuando uno o los dos tuviesen enfermedades mayores, las
enfrentarían juntos.
Mientras se hacían viejos, tendrían la satisfacción de un
largo matrimonio y una cálida compañía. Serían mejores
amigos y tendrían un amor conocido sólo por quienes han
pasado exitosamente los obstáculos de la vida.
En las páginas de este libro veremos el plan original que
Dios tuvo cuando instituyó la relación matrimonial.
También observaremos que, así como fue el caso de Esteban
y Lorena, los matrimonios pasan por diferentes etapas. Y
finalmente analizaremos los seis rasgos o características que
ayudan a superar con éxito la etapa del desencanto.
Su matrimonio puede ser un matrimonio saludable y
duradero, o inestable y estresante. No importa cuán
frustrante haya llegado a ser su relación matrimonial o cuán
sólida pareciera ser hoy, usted puede enriquecer su matrimonio y su familia.
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EL PLAN ORIGINAL DE DIOS
CAPÍTULO 1
EL PLAN ORIGINAL DE DIOS
E
n la descripción que hace Moisés de la semana de la
creación, registrada en Génesis 1 y 2, encontramos la
obra maestra de Dios.
Me impresiona el poder del Creador. Su poder se ve
manifiesto por la forma en que trae todo a la existencia. Dios
enuncia la obra que desea hacer y al momento, en toda su
plenitud y perfección, aparece lo solicitado. Dios dice: “¡Que
haya vegetación!”, y apenas termina de pronunciar las
palabras aparece la vegetación en todo su esplendor.
Enuncia: “Que haya luces en el firmamento!”, y los astros y
las estrellas llegan a fulgurar en el espacio. ¡Qué Dios
poderoso es nuestro Creador!
Su poder no sólo se manifiesta en la forma en que llegan
a la existencia los objetos de su creación, sino también en
el hecho de que los llama desde la nada. Lo que creó no
existía antes en alguna forma rudimentaria o básica. No
aceleró, desde una materia preexistente, el proceso de
formación de las cosas. No. Dios enunció lo que deseaba
ver en existencia y esto surgió de la nada, apareció en forma
completa e instantánea. Lo que Dios había visualizado se
vio realizado.
En esa semana hay una secuencia de pensamiento que se
repite a partir del tercer día, el día en que es creada la
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EL HOGAR QUE YO SOÑÉ
vegetación: “Y Dios consideró que esto era bueno” (Génesis
1:12). Esta expresión se repite a partir de ese momento hasta
el sexto día, donde se enuncia dos veces.
Muchas veces, cuando vemos la obra de un arquitecto
reflejada en una maqueta, nos quedamos admirados por la
belleza, la simetría y el gusto con que ha planeado la
construcción. Sin embargo, cuando el constructor toma los
planos y los transforma en realidad, con frecuencia se nota
una diferencia. Es más fácil hacer maravillas con el papel que
con el cemento y los ladrillos. En el caso de la creación del
mundo, tanto el arquitecto como el constructor son la
misma persona. ¡Y qué persona! Dios mismo.
La obra de la creación sigue una secuencia que va de lo
menos a lo más significante, de lo incompleto a lo completo.
Cada día, Dios hace algo más significativo. En el sexto día
(cerca de la conclusión de esa semana inicial),
probablemente durante la mañana, creó los animales
domésticos, los animales salvajes y los reptiles; y luego califica
su obra: “Me salió bien”.
Génesis 2 describe en detalle la obra que realizó en la tarde
del sexto día, cuando creó la raza humana. En el primer
capítulo del libro se hace una rápida descripción de la obra
realizada en la creación del hombre y de la mujer. La
descripción es semejante a la realizada en referencia a la
creación de las demás obras; mientras que en este segundo
capítulo el autor se detiene para señalar algunos detalles
adicionales de la obra que llegaría a ser la corona de la
creación divina.
En este segundo capítulo se interrumpe la secuencia del
capítulo uno, y en su momento declara: “No es bueno”
(Génesis 2:18). Con esas palabras, Dios mismo denuncia
que lo que acababa de crear no había salido bien. Cuando
hizo a los animales dijo que su obra era buena, pero cuando
crea al hombre dice que no le salió bien.
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EL PLAN ORIGINAL DE DIOS
Creación del doble desigual
Acompáñenme con la imaginación a ver lo que estaba
sucediendo en ese momento. Adán había recibido la
asignación de dar nombre a los animales. Delante de él
pasaban los diferentes “animales domésticos, las aves del cielo
y todos los animales del campo” (Génesis 2:20), y Adán les
asignaba un nombre. Al verlos pasar, Adán nota que aparecían
de a dos. Por eso, cuando vio al león con una compañera
semejante la llamó leona. Lo mismo sucedió con los demás:
el oso y la osa, el mono y la mona, el tigre y la tigresa, el ratón
y la ratona. Y mientras realizaba ésa, su primera tarea, comenzó
a darse cuenta de que él no tenía a alguien semejante. Hasta
ese momento no se había dado cuenta que le faltaba algo y
que no tenía la suerte de los otros seres creados.
Mientras pasaban los animales y las aves frente a él,
imagino que miró a Dios y le dijo: “¿Y para mi qué hay,
Señor?” Dios había decidido no completar la obra que tenía
planeada hasta que Adán se diera cuenta de que le hacía falta
alguien. Y ese “alguien” llegó a la mente de Adán al ver a los
animales en pareja.
Al seguir con la imaginación los sucesos de ese viernes de
tarde, pienso que Adán, mirando a los ojos al Señor, le dijo:
“Querido Dios, ¿será que tienes en mente darme a alguien
parecido a mí como lo haz hecho con los animales? Al verlos
andar juntos me parece que mi vida podría ser más placentera
y gozosa, ya que compartiría lo que estoy recibiendo de ti. Es
cierto que entre tú y yo hay una relación diferente a la que tienen
los animales contigo, pero no creo que la afinidad que tenemos
sea semejante a la que la pareja de cada especie de animales tiene
entre sí. Y eso es lo que me gustaría tener”.
Luego que Adán se diera cuenta de que faltaba alguien a
su lado, Dios se lo proveyó. Y para crear a ese nuevo ser, Dios
se tomó su tiempo, como indicando la importancia de la
persona que estaba por crear, una persona especial para Adán.
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EL HOGAR QUE YO SOÑÉ
Dios realiza la primera operación de la raza humana, y pone
a Adán bajo los efectos de la primera anestesia. Me imagino
lo que habrá pasado por la mente de Adán mientras dormitaba
bajo sus efectos. Recuerdo cuando tuve que ser intervenido
quirúrgicamente por primera vez en mi vida: quise saber qué
sucedía cuando me inyectaran la anestesia. Sin embargo no
alcancé a enterarme por la rapidez de sus efectos. Lo único
que recuerdo es lo que estaba soñando al concluir los efectos
de la anestesia. Algo similar imagino que le ocurrió a Adán.
Nuestro primer padre no tenía punto de referencia como
para pedirle a Dios un modelo especial. Nada que saliera de las
manos del Creador sería semejante a lo que ya había creado. Y
efectivamente, cuando pasaron los efectos de la anestesia vio
delante de sí a alguien parecido aunque no igual. Y al ver la belleza
de ese nuevo ser, imagino que se habrá pellizcado porque creía
que todavía esta soñando. Quedó tan admirado de la obra que
Dios había realizado de su costilla, que con tono poético,
expresó la primera declaración admirativa del lenguaje
humano. La traducción del hebreo al español dice: “Ésta sí es
hueso de mis huesos y carne de mi carne” (Génesis 2:23).
Parafraseando el texto, podríamos decir: “Ésta sí que es como
yo”. Y mirando a Dios con un rostro de gratitud, pienso que
Adán habrá dicho: “Creo que me quedé corto con mi
imaginación”.
Cuatro principios para la felicidad permanente del
matrimonio
Dios convocó a los novios y realizó la primera y más corta
ceremonia de bodas de la raza humana. El mensaje central
ocupa el espacio de tan sólo un versículo. En este mensaje
se encuentran los cuatro principios para la felicidad del
hogar. Esa felicidad debía ser perdurable, pues fue expresada
antes de la introducción del pecado. Estos mismos
principios, aplicados a nuestros días, traerían hoy una
16
EL PLAN ORIGINAL DE DIOS
armonía y felicidad semejante a la original de la creación.
Génesis 2: 24 enuncia tres de los cuatro principios de la
siguiente manera: “Por tanto, dejará el hombre a su padre y
a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne”.
1. Separación: “Dejará el hombre a su padre y a su madre”.
El primer principio-consejo divino suena llamativo. Como
podemos ver, Dios no estaba dirigiendo estas palabras
directamente a Adán y a Eva sino a sus descendientes, ya que
ellos no tenían ni padres ni suegros (algunos dirán que por
eso eran felices). Además es llamativo porque Dios mismo,
al instituir el matrimonio y la familia, está trayendo a la
existencia a los padres. Y en este primer principio divino para
la felicidad del hogar el Señor habla de mantener distancia
con los padres. Ese Dios que valora tanto las relaciones, que
hizo a los seres humanos para que se relacionen unos con otros
y con él, dice que al casarnos debemos dejar a los padres.
Dios, que sabe la importancia que tiene el matrimonio en
la vida de sus hijos, dice que siendo que esta nueva relación
requiere una medida grande de atención, energía y tiempo,
para que se forme y sostenga correctamente, invita a los padres a que se pongan a un lado.
Esa separación generacional involucra tanto el
distanciamiento físico y financiero, como también un
reajuste emocional. El dinero es necesario para la
formación de un hogar. Aunque no compra la felicidad,
utilizado correctamente puede contribuir al bienestar de
la familia. La separación financiera a la que hace referencia
este principio requiere que el dinero provenga de la pareja
misma y no de sus padres, aunque no impide que éstos
puedan ayudar en ocasiones o bajo circunstancias
especiales. Dios quería evitar que el hecho de contribuir
en forma económica fuera usado para “interferir” en las
decisiones de la pareja. Así como la separación financiera
con los padres contribuye a la formación de la nueva pareja,
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EL HOGAR QUE YO SOÑÉ
también es necesaria la separación física (“el que se casa,
casa quiere”) y emocional.
A causa de que la nueva pareja necesita ajustes porque
tienen diferentes historias y diferentes estilos de vida, Dios
invitó a los padres a que establecieran distancia con los hijos,
y le dijo a la pareja que cortara los lazos de dependencia con
sus progenitores.
Mediante este principio, aparentemente negativo, en el
sentido que propone la separación, Dios anima a cada uno
a contribuir con lo mejor de lo que extrajo de su respectiva
familia para la construcción de la nueva familia.
2. Unidad: “y se unirá a su mujer”. El segundo principio
del sermón de bodas dado en el jardín del Edén antes de la
introducción del pecado fue: “Y se unirá a su mujer”. Lo que
une a un hombre y a una mujer en el matrimonio no es
meramente la firma de un documento ante un dirigente
religioso o un juez civil. La cantidad de divorcios en el mundo
nos demuestra que el acta matrimonial no es pegamento
suficiente para el matrimonio.
Dios tiene dos pegamentos que cuando se unen hacen
que el hombre y la mujer sean inseparables, no se puedan
despegar. Cuando era niño recuerdo que había un
pegamento llamado Poxipol. Lo particular de ese pegamento
es que venía en dos pomos. Según la propaganda, al unirse
los productos que venían en cada pomo se producía un efecto
que pegaba todo lo que uno imaginara. Los dos pomos que,
según la instrucción divina, unen al hombre y a la mujer en
el matrimonio son el amor y el compromiso.
Alguien ha definido al amor como “un sentimiento que
se siente cuando uno siente que está por sentir algo que nunca
antes sintió”. ¿Pero es el amor meramente un sentimiento?
¿Que es el amor? Si le preguntamos a un joven, nos dirá que
es lo que siente por su novia cuando dice “estoy locamente
enamorado”. El joven dice que “ella es la princesa de mi vida”
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EL PLAN ORIGINAL DE DIOS
y ella encuentra que el joven de quien está enamorada “es el
príncipe azul”, a quien soñó toda su vida. En un tono más
significativo, otra persona ha definido al amor como el acto
de llevarle un vaso de agua a alguien a medianoche.
¿Qué es el amor? El amor es un principio más que un
sentimiento. Dios, quien no cambia, no muda ni tiene
variación de días, es definido en la Biblia como amor. “Dios
es amor” (1 Juan 4:8) nos dice su Palabra. Sin embargo, en
nuestros días es más común entender al amor como un
sentimiento que varía según las circunstancias. Estamos
acostumbrados a oír expresiones como ésta: “ya no siento que
te amo... se me apagó el amor por ti”. El principio del amor
se expresaría en palabras como éstas: “Te quiero no porque te
quiero para mí ni porque te necesito; te quiero porque me
necesitas”. También se podría expresar: “Te quiero y te querré
no importa lo que hagas conmigo. Puede ser que me duela lo
que haces, sin embargo nunca dejaré de quererte, de amarte”.
Así es como Dios nos ama. “Porque de tal manera amó Dios
al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo el
que en él cree no se pierda, mas tenga vida eterna” (Juan 3:16).
“¿Puede una madre olvidar a su niño de pecho, y dejar de amar
al hijo que ha dado a luz? Aun cuando ella lo olvidara, ¡yo no
te olvidaré!” (Isaías 49:15). Si consideramos el amor como
un principio inamovible, ¿será suficiente pegamento como
para que un hombre y una mujer se unan para siempre?
Otra descripción del amor dice: “Amar es aceptar a una
persona como es”. Mientras que otro pensador dijo que “el
amor es lento en sospechar, rápido en confiar; lento en
condenar, rápido en justificar; lento en ofender, rápido en
defender; lento en exponer, rápido en proteger; lento en
reprender, rápido en tolerar; lento en menospreciar, rápido
en apreciar; lento en demandar, rápido en dar; lento en
impedir, rápido en ayudar; lento en resentir, rápido en
perdonar; lento en provocar, rápido en reconciliar”.
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EL HOGAR QUE YO SOÑÉ
Amar es creer, confiar, ayudar, compartir, alentar,
comprender, proteger, sentir, acariciar, dar, orar. El amor es
comunicación. El amor es una emoción profunda y perdurable. ¡El amor es apasionado, vivo, vibrante y cálido! El amor
es algo que mejora sin cesar. El amor es la mayor necesidad
del hombre, y por eso el amor es el mayor servicio que se le
pueda prestar al hombre. El amor es espiritual, pero se
manifiesta en lo físico. El amor se ve cuando se pone en
acción. El amor es consideración. ¡El amor nunca deja de
ser! No sabe de horas ni de días. Amar es hallar siempre una
salida. Amar es darlo todo. El amor es desinteresado. El amor
no tiene precio. El amor tiene recompensa en sí mismo.
Amar es no herir a nadie. Amar es preferir sufrir y herirse
uno mismo con tal de ayudar a alguien. Amar es tener valor.
¡El amor es entrega total! El amor nunca está de más. Siempre
surte efecto, tarde o temprano. El amor es eterno. El amor
pide perdón. El amor perdona sin vacilar. Del amor nace la
humildad. Los que aman de verdad son humildes de verdad.
El otro pegamento que sostiene a un hombre y a una
mujer en el matrimonio es el compromiso. Este es un
pegamento fundamental en el pensamiento bíblico. El
apóstol Santiago lo expresa del siguiente modo: “Que
vuestro sí sea sí, y vuestro no sea no” (5:12). En tiempos
bíblicos, en el día de la boda, luego de escuchar las palabras
del mensaje del dirigente religioso, los novios
intercambiaban sus votos matrimoniales. Se prometían
apoyo, fidelidad y afecto mientras ambos vivieran. Y
entonces declaraban las palabras de Santiago delante de
testigos y ante la presencia de Dios.
Era la costumbre de la época, como también lo es todavía
hoy en algunos países árabes, que los padres tuvieran una
parte marcada en la elección del cónyuge de sus hijos. Esta
característica fue común no sólo entre los hebreos del
Antiguo Testamento sino en la mayoría de las culturas que
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EL PLAN ORIGINAL DE DIOS
existían en los tiempos antiguos. Me imagino a un joven
novio sacándole el velo a la novia con cierto grado de
nerviosismo: recién entonces se enteraba cómo era su futura
compañera. ¡Qué sorpresa! De sus labios podía salir tanto
una expresión de agradecimiento como de lamento: “¡Oh,
esto es lo que me tocó!”
Aunque como progenitores podemos ver ciertas ventajas
en este método, para que el vínculo entre los novios se
fortalezca y sea cada vez más rico, es necesario que nazca de
una libre elección de los enamorados, al amparo del consejo
de los padres y con la seguridad de la aprobación divina.
Un matrimonio que intenta sostenerse con sólo uno de los
dos pomos, no se mantendrá mucho tiempo unido. Aquel
matrimonio que se sostiene solamente con el pomo del
compromiso, puede convertir el lazo conyugal en un lazo que
ahoga y mata, en una cárcel, donde sus miembros viven juntos por el “deber”, donde se sienten “atrapados”. Por otra parte,
el pomo del amor sin compromiso no puede dar
perdurabilidad al matrimonio, porque lo que el recién casado
siente hacia su nueva compañera puede cambiar con el paso
del tiempo. Si bien es cierto que, como dijimos, el amor es un
principio, se alimenta también de los sentimientos y de las
emociones. Y éstas son cambiantes. A menos que también
haya un fuerte compromiso, el amor no alcanza para mantener
unida a la pareja. Los dos pomos deben unirse, los dos pomos
deben juntarse para que el matrimonio pueda ser feliz y
duradero, para que “el hombre se una a su mujer”.
3. Aceptación: “Ayuda idónea”. El tercer principio divino
está registrado en el siguiente versículo: “No es bueno que el
hombre esté solo”. El texto continúa diciendo: “le haré ayuda
idónea para él (Génesis 2:18). Esta declaración denota que Dios
no iba a hacer un doble para Adán, sino alguien parecido pero
distinto a él. Esa persona llamada “ayuda idónea” sería más
parecida a Adán que a los animales, que a los ángeles y que al
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EL HOGAR QUE YO SOÑÉ
mismo Señor, pero no sería como él. “Va a ser alguien que te
completará”, le dijo Dios a Adán. A ambos los haría completos.
Eva era hermosa, tan hermosa que cuando Adán salió de los
efectos de la anestesia no sabía si era un sueño o realidad lo que
veían sus ojos. Y ahora, ante el altar, Dios le refiere el principio
de “semejante pero no igual”. Desde el momento que Dios le
presentó a Eva, Adán no podía dejar de mirarla. Era tan bonita
y suave que no se daba cuenta del tiempo que llevaba mirándola.
Creo que incluso Adán estaba distraído por la belleza de su
compañera mientras Dios realizaba la ceremonia de bodas. En
aquel viernes de tarde, cuando la institución del matrimonio
fue establecida, pienso que Dios le pudo haber dicho a Adán:
“Adán, esta es la persona que me pediste, alguien semejante a
ti; esta es la persona que buscabas entre los animales y no
encontrabas. Ella es semejante a ti pero no es tu copia. Aunque
tiene muchas semejanzas contigo, tiene diferencias porque para
mí ella es única, así como tú. Acéptala plenamente.
Complétate con ella”.
Creo que Dios le debe haber dicho también a Eva: “Yo
soy quien hizo a Adán diferente. Y lo hice diferente a
propósito. No pretendas cambiarlo, porque si lo que tú crees
que necesitas es un doble tuyo, te lo habría provisto. Soy yo
quien se dio cuenta que te hacía falta alguien parecido pero
no igual. Si te hubiese hecho alguien igual a ti, mi imagen
no estaría completa en ustedes. Yo puse en cada uno de
ustedes algo de mi imagen. Ninguno posee el total, sino que
cada uno comparte algunas características de mi imagen en
ustedes.
4. Celebración: “Los dos se funden en un solo ser”. El
cuarto principio divino en el jardín del Edén, está registrado
en las palabras “los dos se funden en un solo ser”. El llegar a
ser uno involucraba unidad en pensamiento, objetivos y
motivos, al igual que unidad física o sexual. Refiriéndose a
este último aspecto, alguien ha dicho apropiadamente: “El
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EL PLAN ORIGINAL DE DIOS
postre se come después de la comida, no antes ni fuera de la
comida”. Lo que Dios les debe haber dicho a Adán y a Eva
sobre este principio pudo haber sido así: “No manchen el
principio de fundirse en uno, porque el regalo de la
sexualidad que les doy (dos en uno) es una figura que dejo
con ustedes para que puedan comprender lo que significa
lo que somos nosotros: la Trinidad. Ahora que los casé, ahora
que bendije e instituí vuestra boda, gocen de la unidad física,
sexual, mental y espiritual que he preparado para ustedes”.
Cuando terminó la boda, Adán y Eva se miraron por
primera vez como esposos y sus ojos brillaban de amor.
¿Recuerdan cómo brillaban nuestros ojos cuando
mirábamos a esa muchachita que nos gustaba? Creo que
nosotros no nos dábamos cuenta, pero los que nos conocían,
nos miraban y decían que había algo especial que nos sucedía,
porque los ojos nos delataban. Algo semejante debe de haber
pasado con la mirada de Adán y Eva.
Era viernes de tarde, tal vez cerca de la puesta de sol. Adán
y Eva caminaban tomados de la mano por las onduladas
colinas del jardín, rodeados del aire fresco y el aroma de las
flores. Los ángeles se habían unido a la felicidad de la pareja
al entonar alabanzas al Creador del matrimonio. A éstos se
le unieron las aves quienes parecían decir con sus trinos “muy
bien hecho Señor”. Era sin duda alguna un gran festejo.
Ese viernes de tarde, antes de la puesta de sol, la felicidad
alcanzaba su máxima expresión. En ese momento escuchan
la voz de quien los había casado, que dice: “Esto es
maravilloso”. “Y vio Dios todo lo que había hecho, y he aquí
que era bueno en gran manera” (Génesis 1:31). “La verdad
es que salió fantástico”.
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