constitución y democracia. una crónica de la transición
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constitución y democracia. una crónica de la transición
CONSTITUCIÓN Y DEMOCRACIA. UNA CRÓNICA DE LA TRANSICIÓN Nicolás SARTORIUS Buenas tardes, amigas y amigos. Bueno, yo antes de nada, evidentemente, quiero agradecer a la Fundación Fernando Buesa el que me haya invitado a este coloquio con estos amigos. Primero porque para mí es una gran satisfacción y un honor el poder participar en algo organizado por una Fundación que se llama Fernando Buesa; y, en segundo lugar, porque... Yo venía recordando aquí ahora, andando por las calles, cómo hace cuarenta y tantos años –cosa que no se debe decir, pero bueno, lo digo– que empecé mi biografía subversiva en Vitoria: [...] por estas calles y por estas empresas... Y, por tanto, yo siempre de Vitoria he tenido un recuerdo sentimental en este sentido1. La democracia como conquista popular: el Gobierno de Arias Navarro Pero bueno, yendo al grano, de lo que se trata, que es todo lo que se ha llamado el período constituyente, yo creo que la Constitución Española y el período constituyente difícilmente se pueden entender si no nos echamos hacia Carácter oral de las ponencias. El tono y registro utilizados por parte de los intervinientes revela la naturaleza eminentemente oral de los textos, que se ha querido respetar en el tratamiento editorial. Con todo, para una lectura mejor contextualizadas de las ponencias, se han asignado títulos y epígrafes, e incorporado los ajustes indispensables, así como algunas notas de refuerzo documental. Las grabaciones que pueden escucharse permitirán advertir lo apuntado, con la excepción principal de las ponencias de Imanol Zubero y Amparo Rubiales, quienes han realizado una escritura posterior de sus intervenciones. Nota de los editores [Nota eds.]. 1 Dos opositores al régimen rememoran la Vitoria de esos años cincuenta: los hermanos José Antonio y Luis MARTÍNEZ MENDILUCE (1998). Una síntesis histórica sobre la Dictadura en el conjunto de Álava, en Javier UGARTE (2003). [Nota eds.]. atrás, si no explicamos un poco los antecedentes, aunque sea brevemente, de cómo se desarrolló el proceso hasta llegar a la Constitución de 1978. Y la primera cuestión que a mí me gusta decir –porque creo que no se ha dicho suficientemente, y hay una cierta confusión, a veces, por programas de televisión o por libros que se han escrito o se han presentado– es que cuando el dictador Franco muere la democracia no llega a España. Y esto es una cosa que hay que recordar2. Franco muere el 20 de noviembre de 1975, y la democracia no llega sino que llega un Gobierno, que fue el Gobierno de Arias Navarro, que era la continuación de la dictadura con otras formas, intentando salvar los muebles, intentar hacer algunos maquillajes, pero que no servían para nada3. Y por lo tanto, aquí tuvimos durante un tiempo un Rey con un Gobierno, que era el de Arias Navarro, que seguía metiéndonos en la cárcel, que seguía procesando en el Tribunal de Orden Público4, que seguía prohibiendo a los partidos políticos y a los sindicatos, y que tenía un ministro del Interior, entonces llamado de Gobernación todavía, que se llamaba Manuel Fraga Iribarne –ahora se llama sólo Manuel Fraga, entonces se llamaba Manuel Fraga Iribarne–, que decía que la calle era suya5. Fue todavía un período muy duro, muy difícil en la historia de nuestro país y muy decisivo. Y yo creo que una de las cosas que los ciudadanos vascos y españoles, y catalanes y andaluces, y todos, tendríamos que crear es la conciencia de que la democracia no nos la han regalado. Es decir, la democracia no la ha traído un 2 El ponente también recuerda este episodio en su crónica de la dictadura. Cfr. Nicolás SARTORIUS y Javier ALFAYA (1999: 140-141). [Nota eds.]. 3 Javier TUSELL y Genoveva G. QUEIPO DE LLANO (2003: 253-348). [Nota eds.]. 4 Sobre el Tribunal de Orden Público (TOP), cabe referir, entre otros trabajos, la tesis doctoral inédita de Gonzalo FERNÁNDEZ-ESPINAR (1997) y el trabajo de Juan José del ÁGUILA (2001). [Nota eds.]. 5 Sus memorias sobre el periodo preconstitucional, en Manuel FRAGA IRIBARNE (1987: 15140) y (1985). Véase también el retrato de Anxel VENCE (1995). [Nota eds.]. 2 Rey 6 o Suárez 7 o cinco políticos inteligentes 8. La democracia fue una lucha muy dura y que duró muchos años, y que en la fase final cogió un volumen tal que hizo inviable la continuación de cualquier forma autoritaria o dictatorial en nuestro país, sobre todo en esos dos años decisivos desde la muerte del dictador hasta la Constitución democrática. Y yo creo que una de las cosas más importantes es que el Gobierno Arias –que repito: fue un Gobierno peligroso, que intentó hacer que la dictadura continuase– cayó por la movilización popular. A Arias se lo cargó la movilización popular, porque hay que recordar que Arias fue nombrado jefe del Gobierno cuando Carrero es asesinado (muere en Madrid en el atentado famoso de la calle Claudio Coello9) y Franco nombra a Arias Navarro10. Cuando el Rey llega podría haberle quitado y no le quitó; le confirmó en el cargo porque no tenía fuerza para quitarle11. Ésa es la realidad. Y en cambio, ocho meses después sí tenía fuerzas para quitarle, con bastante dificultad por cierto, según ha contado en alguna ocasión, con bastante dificultad. Pero pudo quitarle por el movimiento que se estaba generando en nuestro país: movimiento obrero, estudiantil, sectores de la Iglesia, periodistas, medios de comunicación, colegios profesionales...). Es decir, era la sociedad que se empezaba a movilizar por la democracia. Si no hubieran quitado a Arias y se hubiera dado paso a un proceso 6 Acerca del papel del monarca en la Transición política, existen numerosos estudios, biografías y conversaciones sobre su reinado inicial: Luis de VILALLONGA (1997); Paul PRESTON (2003: 337-536); Charles T. POWELL (1995); Javier TUSELL (1995); Vicente PALACIO ATARD (1989); o Philippe NOURRY (2004). [Nota eds.]. 7 La trayectoria política de Adolfo Suárez como presidente del Gobierno, en: Adolfo SUÁREZ (1996: 15-138); y Carlos ABELLA (1997: 83-469). [Nota eds.]. 8 También comparte esta opinión Mario ONAINDIA (1998: 8). [Nota eds.]. 9 Sobre la figura de Luis Carrero Blanco y el atentado perpetrado por ETA que acabó con su vida: Javier TUSELL (1993); Ismael FUENTE, Javier GARCÍA y Joaquín PRIETO (1983, 1988); Carlos ESTÉVEZ y Francisco MÁRMOL (1998); o Eva FOREST (1995). [Nota eds.]. 10 Luis HERRERO (1995). [Nota eds.]. 11 Paul PRESTON (2003: 364-369). [Nota eds.]. 3 democrático, aquí se hubieran llevado por delante la Monarquía y todo lo demás. Y eso es lo que se evitó abriendo el país a la democracia. Por lo tanto, yo creo que el gran mérito del pueblo español –y sobre todo los que más lucharon contra la dictadura–, del conjunto de la sociedad española, era que quería abrir este país a la democracia, entre otras cosas, porque no podíamos ir a Europa si no era con democracia, y por muchos motivos. La Ley de Reforma Política y la huelga general Y es cuando se nombra a Suárez, cuando se nombra el Gobierno Suárez [...] lo primero que hace... tampoco es convocar unas elecciones libres para ir a unas Cortes Constituyentes, no, no. Hizo lo que se llamó la Ley de Reforma Política, que yo he leído hace poco para una conferencia que di12. Bueno, a uno se le cae el alma a los pies viendo lo que contiene la Ley de Reforma Política, pero había una apertura hacia el futuro, que es lo que el pueblo español entendió, que era una cuestión que podría abrir las cosas hacia el futuro. Y la Ley de Reforma Política se aprueba en noviembre del 7613. La oposición democrática llamó a la abstención porque no podía aceptar el contenido de esta Ley de Reforma Política. Sin embargo, el pueblo español, que demostró por otra parte un gran posibilismo en cuanto al camino de la democracia, comprendió que alguna apertura había y que a partir de ahí se podrían convocar unas elecciones libres –porque se hablaba de hacer unas elecciones– y la votó en un referéndum masivamente14. En el momento en que se va a aprobar la Ley de Reforma Política hay un hecho que no se ha explicado mucho, pero que es muy importante. 12 Carlos ABELLA (1997: 83-108 y 109-124). [Nota eds.]. 13 Se refiere a su aprobación en las Cortes Orgánicas. El Proyecto entró en vigor al año siguiente: «LEY 1/1977, de 4 de enero, para la reforma política», Boletín Oficial del Estado, 5 de enero de 1977, n.º 4/4. Véase el estudio de Ángel J. SÁNCHEZ NAVARRO (1990). [Nota eds.]. 4 Se había constituido la unión de las fuerzas políticas entre la famosa Junta Democrática y la famosa Coordinadora de Fuerzas Democráticas, una más o menos animada por el PC, otra por el Partido Socialista15. Y en un momento determinado se habían juntado en la famosa Platajunta, que era la unión de todas las fuerzas. Ahí estábamos todos, en aquella época, pululando por allí, en la Platajunta, que era ya la unión de todas las fuerzas: comunistas, socialistas, sindicatos, demócratas cristianos, liberales, nacionalistas vascos, nacionalistas catalanes... Había muchísimas siglas ahí, había una gran ensalada de siglas. Ahí estábamos todos. Pero también en el campo sindical habíamos creado la Coordinadora de Organizaciones Sindicales, la COS, entre Comisiones Obreras, UGT y la USO. Pues bien, nosotros –que no nos gustaba la reforma que Suárez planteaba, porque nos daba la impresión de que era una manera de no ir a donde había que ir y al ritmo que había que ir, y además había una inflación enorme y unos problemas sociales importantes–, nosotros convocamos un paro general de 24 horas, una huelga general de 24 horas. Y esa huelga general no salió completa. Es decir, pararon... Las cifras que se han dado en libros de Historia y en todas las estadísticas han sido: dos millones de trabajadores 16. Evidentemente fue la huelga más grande que se había hecho hasta entonces (me refiero a nivel de España entera). Pero no fue una huelga general, es decir, no paramos el país. Ésa fue la realidad. No paramos el país. Y ahí cada uno –que no éramos desde luego tontos–, cada uno calculó al milímetro su fuerza. Suárez sacó sus conclusiones y nosotros sacamos las nuestras. Es decir, nos dimos cuenta de que no parábamos el país. Ahora, él también se dio cuenta 14 Referéndum del 15 de diciembre de 1976: 77,4% de participación y 94,2% de votos favorables al Proyecto de Ley para la Reforma Política. Cfr. José M. TOQUERO LOSANTOS (1983). [Nota eds.]. 15 El ponente se refiere al Partido Comunista de España (PCE) y al Partido Socialista Obrero Español (PSOE). [Nota eds.]. 16 Marcelino Camacho atribuyó a Santiago Carrillo el fracaso de la convocatoria. Marcelino CAMACHO (1990: 424-425). [Nota eds.]. 5 de que parábamos a dos millones de trabajadores y de que la cosa podría ir a más en el futuro. Pero al mismo tiempo que se estaba produciendo esta movilización social importante, yo he visto también hace poco unos vídeos de las manifestaciones que hubo en Barcelona en la Diada el 11 de septiembre del 76. Es un ejercicio que yo recomiendo. Son impresionantes las manifestaciones que hubo en Barcelona. Y digo fecha: 11 de septiembre del 76. ¿Y qué pedía la gente en esas enormes manifestaciones en Cataluña? Pues pedía libertad, amnistía, Estatuto de autonomía. Y eran tres cosas básicas. Ésas fueron manifestaciones enormes 17. Por lo tanto, se estaban creando unas condiciones muy importantes para pasar a una situación –digamos– democrática: la gente quería la democracia. Ahora bien, cuando el país votó la Ley de Reforma Política de Suárez el 15 de diciembre del 77, es decir, un año antes de la aprobación de la Constitución, ahí se daba paso –como decía antes– a unas elecciones que se celebran en junio del 7718. Previo a las elecciones de junio del 77, que fueron las primeras elecciones libres que se hacen en España, las Cortes franquistas se tienen que suicidar. Es decir, las Cortes franquistas votan previamente que tienen que desaparecer. Ahora, ¿por qué las Cortes franquistas votan eso y no lo votaron antes? Porque la situación hacía insoportable que continuaran esas Cortes antidemocráticas. Ahí, de alguna manera, yo creo que hay un pacto interno entre ellos diciendo: «Bueno, vosotros dais paso a otra cosa». «¿A cambio de qué?». «Bueno pues –lo que decía Ramón– a cambio de que la amnistía sea también para vosotros y que no se os toque en ningún sentido y podáis seguir viviendo 17 Con motivo del 25 aniversario de la Diada de 1976, se organizó el coloquio Onze de Setembre de 1976. Aquella Diada que va canviar el signe de la nostra història, con intervenciones de los organizadores y oradores del acto como Miquel Roca, Josep Benet, Jordi Carbonell, Pere Portabella y Miquel Sellàres. Una crónica de la Diada, en VV. AA. (1976). [Nota eds.]. 6 tranquilamente». Porque, en el fondo, la democracia fue enormemente generosa en este sentido. La Ley de Amnistía y la legalización del PCE Pero ahí hubo evidentemente una autoliquidación de esas Cortes franquistas para dar paso a otra situación. Y es en ese momento –y ahí yo estuve bastante implicado– cuando se negocia la Ley de Amnistía, en marzo del 77, que –como se ha dicho aquí– era una ley de amnistía que parecía que era para nosotros, para los que salíamos de la cárcel19 (yo salí de la cárcel el 26 de noviembre del 75, seis días después de la muerte del dictador, pero no por la amnistía, sino por un indulto que dio entonces el monarca20. Cuando le proclamaron Rey, dio primero un indulto y después se negocia la Ley de Amnistía. Yo salí con ese indulto, estuve en las conversaciones sobre la Ley de Amnistía). Y, claro, la Ley de Amnistía parece que era para los antifranquistas, pero no: la Ley de Amnistía era para los antifranquistas y para los torturadores de la política social y para toda la basura que había habido durante todos esos cuarenta años. Ahí hicimos un arreglo de cuentas, de decir: «Bueno, pues vamos a dar paso aquí a una sociedad democrática y libre, vamos a perdonarnos aquí, porque si nos tiramos los trastos a la cabeza volvemos otra vez a las andadas». Y hubiera sido entonces un proceso violento probablemente. Y eso fue la Ley de Amnistía: una ley de amnistía para todos. Eso no significa evidentemente el olvido. La amnistía no es la amnesia. Yo creo que ése fue un momento culminante, el de la amnistía. 18 Sobre la cuestión electoral en este período, se puede consultar el estudio de Mario CACIAGLI (1986). [Nota eds.]. 19 «LEY 46/1977, de 15 de octubre, de amnistía», Boletín Oficial del Estado, 17 de octubre de 1977, n.º 248. [Nota eds.]. 20 Del indulto se beneficiaron fundamentalmente los presos comunes: sólo salieron 235 de los aproximadamente 4.000 presos políticos que había en las cárceles. Paul PRESTON (2003: 363). [Nota eds.]. 7 Y previamente, en abril –eso fue en marzo del 77–, la legalización del Partido Comunista21. Ése fue el que más costó. El que más costó, porque los militares, por lo menos un sector importante de los militares –y de otros sectores, pero sobre todo los militares– eran los que más nos preocupaban, como es lógico22. A los militares se les ponían los pelos como escarpias sólo de pensar que iban a legalizar al Partido Comunista. O sea, había una preocupación enorme. Hay quien dice que Suárez se reúne con los militares y les dice que no va a legalizar al Partido Comunista. Hay quien dice que no, que no les llegó a decir eso, y que les engañó y que lo hizo en Semana Santa, cuando todo el mundo estaba disperso. Bueno, Suárez ha dicho siempre que él nunca engañó a nadie; que él tampoco dijo que no iba a legalizar al Partido Comunista23. Pero había una realidad, y es que: o se legalizaba el Partido Comunista o en España no había democracia. Primero, porque para la izquierda hubiera sido muy difícil aceptar una situación de ese tipo, para el Partido Socialista y para los sindicatos, etc. Y, en segundo lugar, porque la legalización del Partido Comunista no fue ningún regalo de Suárez, a pesar de la simpatía que uno pueda tener a Adolfo Suárez por el papel que jugó entonces. El Partido Comunista se ganó su legalización porque entonces tenía mucha fuerza, mucha fuerza, y lo demostró cuando el asesinato de los abogados laboralistas de Atocha, compañeros míos y de otros grandes amigos, bueno..., cuando los pistoleros entran en aquel despacho y les matan. En el funeral que hubo después de ese hecho hubo una manifestación en Madrid como no se había conocido nunca: de gente, con un orden perfecto, con una tranquilidad absoluta. Y ahí el Partido Comunista se ganó su legalización. 21 Sobre la legalización del Partido Comunista de España, se puede consultar la tesis doctoral de Jesús SÁNCHEZ RODRÍGUEZ (2004). [Nota eds.]. 22 La intervención del estamento castrense durante la Transición española, en la tesis doctoral de Javier FERNÁNDEZ LÓPEZ (1998). Otras referencias complementarias son, por ejemplo, las de Francisco CAPARRÓS (1983), Julio BUSQUETS (1999) o José FORTES y Luis OTERO (1983). [Nota eds.]. 8 A mí Suárez, en conversaciones personales con él no hace mucho, me dijo una cosa que explica muchas cosas: «Mira, Nicolás, llegó un momento en el que comprendí una cosa: y es que o os legalizaba o.... Yo tenía dos opciones: o legalizaros o meteros a miles en la cárcel. Ésa era mi opción. Entonces, ¿cómo yo, en el año 76-77, ya en la situación en que estábamos en España, queriendo entrar en Europa, cómo empiezo yo a meter a miles de vosotros en las cárceles? No tenía más salida que...». Con lo cual, me vino a decir algo muy inteligente, y es que si hubiéramos sido cuatro gatos probablemente no nos legaliza. Y es que las cosas son así. Y la prueba es que ha habido países donde se ha implantado la legalización de unos partidos y de otros no. Entonces, el tema está en que ahí había una situación de hecho que la forzó. Otra cosa es que él personalmente pensara que era bueno legalizar al Partido Comunista, y acertó plenamente, claro, como luego se vio. Pero las fuerzas que rodeaban… Hubo mucha gente, que luego estuvo en el Gobierno UCD, que no tenía nada claro que hubiera que legalizar al Partido Comunista, y que incluso opinó en contra, no sólo los militares que dimitieron con aquella legalización. Las elecciones a Cortes Constituyentes y la formación del Gobierno Ése fue un momento –yo creo– culminante del proceso, cuando se producen las primeras elecciones generales en junio del 77. Éstas son importantes para el proceso constituyente, porque establecen la relación de fuerzas políticas, que fue exactamente: la UCD saca exactamente 166 diputados; 118 el PSOE; 20 el PCE; 16 Alianza Popular, con aquellos 7 magníficos con Fraga, Silva y toda aquella gente a la cabeza; el PNV sacó 8; el PSP de Tierno 6; y los catalanes, que entonces no se llamaban Convergència i Unió sino que se llamaban PDC y UDC, sacaron uno 11 y otro 2. Es decir, ésa fue la composición de las Cortes, del Parlamento, del Congreso de los 23 Carlos ABELLA (1997: 151-155). [Nota eds.]. 9 Diputados, a la hora de elaborar...24. Y eso marca bastante, evidentemente, cómo se tiene que hacer la Constitución. Las elecciones primeras que se hacen democráticas no fueron elecciones a Cortes Constituyentes. Tiene razón Jáuregui: Suárez no quería unas Cortes Constituyentes 25. La Constitución fue, de alguna manera, una conquista, sobre todo de la izquierda, que Suárez aceptó. Y aceptó porque hay una relación de fuerzas parlamentaria que le obligaba un poco a aceptarlo. Él no tenía la idea de ir a unas Cortes Constituyentes. Por lo tanto, en el contexto de esa situación, al final, las Cortes fueron Constituyentes, y se elabora una Constitución. Pero antes de elaborarse esa Constitución hubo un hecho, que yo creo que es muy importante, que no se ha contado mucho, y es que Suárez tampoco quería un Gobierno provisional26. Ni quería Cortes Constituyentes, ni quería Gobierno provisional. Ustedes saben que cuando cae una dictadura, cuando se acaba una dictadura, se suele formar un Gobierno provisional de concentración donde están todos los partidos. Suárez no quería eso, quería dirigir él el proceso, cosa lógica y normal. Nosotros queríamos un Gobierno provisional, 24 Elecciones generales a Cortes Constituyentes del 15 de junio de 1977. El ponente ofrece unas cifras que se ajustan al número de diputados de cada uno de los grupos parlamentarios, tal y como se constituyeron posteriormente en el Congreso de los Diputados. Con anterioridad, los resultados en escaños obtenidos por las distintas candidaturas fueron los siguientes, según la Junta Electoral Central dependiente del Ministerio del Interior: – Unión de Centro Democrático (UCD): 165. – Partido Socialista Obrero Español (PSOE): 103. – Alianza Popular (AP): 16. – Socialistes de Catalunya (PSC-PSOE): 15. – Partido Comunista de España (PCE): 12. – Pacte Democrátic per Catalunya (PDC): 11. – Partido Nacionalista Vasco (PNV): 8. – Partit Socialista Unificat de Catalunya (PSUC): 8. – Partido Socialista Popular-Unidad Socialista (PSP-US): 6. – Candidatura Independiente del Centro (CIC): 2. – Coalición Electoral Unió del Centro i la Democracia Cristiana de Catalunya (UDC-CD): 2. – Unió Democràtica de Catalunya (UDC): 2 – Euskadiko Ezkerra-Izquierda de Euskadi (EE-IE): 1. – Esquerra de Catalunya-Front Electoral Democratic (EC-FED): 1. Otras candidaturas, que obtuvieron en total un 7,25% de los votos escrutados, no lograron representación parlamentaria. Sobre las Cortes Constituyentes de 1977, consúltese la tesis doctoral de Jordi CAPO GIOL (1983). [Nota eds.]. 25 Carlos ABELLA (1997: 239-273). [Nota eds.]. 26 Ibídem (1997: 275-278). [Nota eds.]. 10 pero no lo conseguimos, no teníamos fuerza para conseguir un Gobierno provisional donde estuviéramos todos. Los Pactos de la Moncloa Y, al final, se buscó una fórmula que fueron los Pactos de la Moncloa. Los Pactos de la Moncloa tienen una importancia excepcional a la hora de elaborar la Constitución Española. Porque lo primero que hace Suárez en esta situación no es llamar a las fuerzas políticas. Suárez no llama a los partidos políticos. Suárez intenta primero hacer un pacto social con los sindicatos27. Nos llama a la Moncloa en el verano del 77. Nos llama a la Moncloa y en la Moncloa nos dice que quiere unas negociaciones con los sindicatos para firmar un pacto social, porque la inflación estaba en el 27%, porque había una situación económica espantosa en nuestro país como consecuencia de la crisis del petróleo –a la democracia siempre le tocan momentos muy malos, como a la República, económicamente hablando– y, por lo tanto, quería hacer un pacto social. Empezamos a negociar en septiembre un pacto social con el Gobierno, y cuando se dio cuenta de que no íbamos a firmar ningún pacto social los sindicatos, nos preguntó por qué a los sindicatos. Y nosotros le dijimos que no íbamos a firmar ningún pacto social, porque tenía que firmar un pacto político con las fuerzas políticas, y que eso era lo que necesitaba este país. La jugada de él era clarísima. Si él firmaba un pacto social con los sindicatos, dejaba un poco tranquilizado el poder fáctico de la oposición, pues lógicamente tenía una ventaja importantísima con los partidos políticos. Nosotros nos negamos a eso, y yo creo que fue un gran servicio que hicieron los sindicatos al proceso constituyente en nuestro país, que no se lo han agradecido suficientemente. Porque para los sindicatos, desde el punto de vista egoísta, hubiera sido un protagonismo muy grande el haber sido ellos los firmantes de ese pacto. Pero nosotros sabíamos que en este país no había un problema de 27 Ibídem (1997: 284-291). [Nota eds.]. 11 pacto social. Este país necesitaba un pacto político constituyente. Se fue a los Pactos de la Moncloa28. No me voy a extender. Pero los Pactos de la Moncloa son el pacto básico a partir del cual después se pudo elaborar la Constitución. Era muy difícil hacer una Constitución democrática con un 27% de inflación y con el país económicamente patas arriba. Ahí se hizo el sacrificio de los salarios, de indiciar los salarios en vez de sobre inflación pasada sobre inflación prevista, y fue decisivo para bajar la inflación a cambio de una reforma fiscal. [...]. Aparte de que muchas cosas que se pactaron después ahí estuvieron después en la Constitución Española. Yo creo que ése fue un elemento importantísimo de conjunción de los partidos, de los sindicatos, para poder hacer una Constitución democrática. Yo creo que los trabajos de la Constitución discurren durante todo el año 78, y creo que ahí hay algunas lecciones básicas para el presente y para el futuro. Una Constitución avanzada como marco de convivencia La Constitución Española del 78 es una Constitución avanzada para su momento, para su época. Y todavía hoy es una Constitución avanzada. Yo, como otros muchos..., [estuve] en ese proceso. Yo me acuerdo de Solé Tura, que era el ponente constitucional del PCE, pues cada vez que iba a las reuniones de la Ponencia nos reuníamos con Carrillo y con los dirigentes del PCE y de Comisiones Obreras que entonces estábamos en la cúpula, para ir viendo el desarrollo de las negociaciones. Y yo me acuerdo que nos quedábamos bastante contentos de cómo iba el proceso, porque la Constitución Española iba avanzando en temas importantísimos. Lo comparábamos con la Constitución de la República, con las Constituciones europeas, sobre todo con la alemana..., e íbamos haciendo comparaciones 29. 28 El texto de los Pactos, en MINISTERIO DE LA PRESIDENCIA (1977). [Nota eds.]. 12 Debo decir que la Constitución Española de 1978 es bastante más avanzada que la de la República del año 32, ¿32?30. Bastante más avanzada en muchos aspectos. Y por lo tanto, era una Constitución que nos daba satisfacción. ¿Que había cosas que hubiéramos resuelto de otra manera? Pues, evidente. Pero una Constitución es un marco que tiene que servir para todos, para derecha, izquierda, centro, en el que no puede imponer uno sus ideas sobre los otros, porque entonces no hay Constitución, entonces no hay convivencia, entonces no hay paz política, no hay nada. Es imposible hacer una Constitución si no es con el acuerdo entre todos y midiendo todos mucho la fuerza que cada uno tiene, porque en política hay que medir, hay que saber medir la fuerza que cada uno tiene y saber hasta dónde se puede llegar y qué es lo que se puede conseguir. Yo creo que eso fue una enorme lección de sabiduría política, de sabia combinación entre lo que era la presión de la sociedad y de los movimientos sociales y de los sindicatos, y lo que eran los pactos políticos. A nosotros se nos ha dicho hace poco en un debate... Me han echado en cara que por qué habíamos aceptado la Monarquía y la bandera. Y yo les dije: «Pues mira, yo personalmente, como concepción intelectual, soy republicano, me gusta eso». Pero, evidentemente, cuando Carrillo vino a decirnos a los dirigentes del sindicato, que éramos el poder fáctico en aquel entonces, que si se podía aceptar aquello de la Monarquía y la bandera, sólo le hicimos una pregunta. Me acuerdo perfectamente de esa reunión. Le dijimos: «¿Qué poderes va a tener el Rey?»; es decir, «¿el Rey va a tener poder o no va a tener poder? Si va a tener poder, no. Ahora, si va a ser un Rey parlamentario, una Monarquía parlamentaria tipo nórdica, que es una Monarquía más bien representativa y que 29 Dos figuras del comunismo de la Transición han escrito sus memorias: el dirigente del PCE Santiago CARRILLO (1983) y el líder del sindicato Comisiones Obreras Marcelino CAMACHO (1990). [Nota eds.]. 13 no tiene poder gubernamental, ni ejecutivo, ni de ningún tipo, sino simplemente...: pues sí. La cosa ésa de Jefe Supremo de las Fuerzas Armadas, máximo representante del Estado. Si es así, no vamos a hacer una historia fuerte sobre ese tema. Ahora, si va a tener poderes, si va a heredar poderes, entonces no». Ésa era la cuestión clave y no si había o no había Rey. Por lo tanto, en el tema de la Monarquía o República se resuelve de esa manera. Pero en la Constitución Española se habla por primera vez de nacionalidades, que no se hablaba en la República. Se constitucionalizan los partidos y los sindicatos. Los derechos fundamentales en la Constitución de la República eran derechos programáticos. Aquí no son derechos programáticos, aquí son derechos ejecutables ante los tribunales. Es decir, uno puede ir a un Tribunal a decir: «Oiga que me han violado el derecho –por ejemplo– de expresión o el derecho…». Y el Tribunal aplica la Constitución directamente. Es la primera Constitución que aplica directamente los derechos en el constitucionalismo español. Se elimina la confesionalidad del Estado... Es decir, hay un conjunto de cuestiones importantísimas. De ahí nacen los Estatutos de autonomía, que decía muy bien Emilio Guevara. Los Estatutos de autonomía y la Constitución son inseparables. No se pueden separar Estatuto por un lado y Constitución por otro. No se puede decir: «Es que yo estoy a favor de los Estatutos» –ya sea el Estatuto vasco o el Estatuto catalán o de cualquiera otra nacionalidad o región de España–, «pero en cambio de la Constitución, no». Pero es que eso no es así. Es que el Estatuto nace de la Constitución, tiene su base en la Constitución, tiene su legitimidad, su fuente en la Constitución Española. Por lo tanto, ahí hay cuestiones en esa Constitución de enorme trascendencia, de enorme importancia. 30 La Constitución de la República Española fue aprobada por las Cortes Constituyentes el 9 de diciembre de 1931. [Nota eds.]. 14 La Constitución, depositaria de nuestro legado democrático Concluyo diciendo: si yo tuviera que hacer un balance de estos veinticinco años de la Constitución Española, yo diría: es un balance... –y me van a permitir: a pesar de Aznar–, es un balance positivo. Es un balance positivo. [...]. La historia de España no es que sea una historia muy brillante, sobre todo desde el punto de vista de la democracia, porque hemos tenido siempre democracias efímeras, como fue la Primera República y la Segunda, pero ha sido el período más brillante. Este país ha cambiado completamente en veinticinco años. Y veinticinco años para uno de nosotros es bastante, pero para un proceso histórico no es nada. Y en veinticinco años este país ha cambiado económicamente, de Derechos civiles, de mentalidad, de la Mujer, del desarrollo económico... Es decir, ha cambiado. Es otro país. Es otra sociedad. (No digamos ya yo, que vine hace cuarenta y tantos años a Vitoria, y vengo ahora y, claro, esto me parece Nueva York en comparación al recuerdo que tengo de lo que era Vitoria en los años 57 o 56). Es algo absolutamente trascendental lo que se ha hecho durante estos años. ¿Que hay cosas que no han ido como nos hubiera gustado? Evidente. Pero es un país democrático, homologado. Estamos en Europa, está integrado en Europa, es un país moderno, con todos los grandes problemas que tienen las sociedades modernas. Hemos resuelto algunos temas gravísimos que tenía España históricamente: el problema militar, el problema religioso, el problema social… No es que los hayamos resuelto. No están crispados como estaban históricamente, que ponían siempre en peligro las libertades de nuestro país. Claro que hay problemas sociales. ¡Cómo no va a haber!: el paro, la vivienda, etcétera, pero en los años 35, 34, 36, hubo unos problemas terribles de enfrentamientos a muerte. Y hoy esto, evidentemente, está planteado de otra manera. Nuestro atraso, nuestro aislamiento con respecto a Europa... Nos queda todavía encajar... Ahí hay un problema, el problema territorial, que tenemos que 15 encajarlo, si somos capaces de utilizar un método tan sabio como el que se utilizó entonces. Y yo creo que en el último período, en este último período del Partido Popular, ha habido un retroceso. Pero yo no voy a entrar a explicarles en qué consiste eso. Yo creo que ha habido un retroceso importante31. ¿La Constitución se puede modificar? En mi opinión, sí se puede modificar. Pero se puede modificar, primero, si decimos claramente en qué queremos modificarla, no así en general; y dos: si hay consenso para modificarla y, desde luego, respetando las reglas y los procedimientos que la Constitución marca. Queramos o no queramos –yo sé perfectamente lo que hay en el País Vasco, lo que está pasando, lo conozco, creo, bastante bien–, no podemos aceptar el que se salte nadie la legalidad constitucional. No se puede aceptar. Es el suicidio de una democracia. Una democracia no puede aceptar que se violen las reglas que nos hemos marcado. Porque el día que hagamos eso hemos acabado con la democracia. Y eso la democracia española no lo va a hacer porque no puede hacerlo. Pero, además, porque no debe hacerlo. Eso es así. Ningún país democrático moderno puede aceptarlo, porque a partir de ahí otros harían lo mismo pero, además, ¡ojo!: otros lo harían en la dirección opuesta, no sólo hacia un lado sino también hacia el otro. Por lo tanto, dentro del respeto a las reglas de la Constitución, a los Estatutos, se puede cambiar todo, pero, claro, con un consenso importante, el mismo que hubo por lo menos en el período constitucional. 31 Sobre la gestión de los Gobiernos del Partido Popular y de la Presidencia de José María Aznar, desde posiciones dispares: José María AZNAR (2004); Federico JIMÉNEZ LOSANTOS (2002); Pedro J. RAMÍREZ (2004a); Pilar CERNUDA y Fernando JÁUREGUI (2004); Javier TUSELL (2004); VV. AA. (2000); Santiago BELLOCH (2003); Iñaki ANASAGASTI (2004); o Manuel VÁZQUEZ MONTALBÁN (2003). El propio autor, Nicolás Sartorius, se ha referido también a todo ello en artículos de Prensa publicados en el diario EL PAÍS: «El régimen» (firmado con Diego López Garrido), 26.02.2002, 16 Lo decía Jáuregui, y es verdad –con esto ya termino definitivamente–. Se hizo un acto emotivo en el Congreso de los Diputados para reconocernos los méritos pequeños o medianos que hubiéramos tenido en la lucha contra la dictadura (hasta nos dieron un pergamino diciendo: «A fulano de tal le reconocemos sus méritos...»). A mí me emocionó aquello. Es lo único que me han dado. Bueno, había allí muchísima gente que había pasado..., desde gente de Matthausen hasta gente de represaliados, cárceles... La gente que decía Jáuregui: gente muy mayor que se echaba a llorar ahí porque era la primera vez que había entrado en el Parlamento, la primera vez después de tantos años que había entrado en el Parlamento, para poder decir su verdad, que muchas veces era para decir que los tenían abandonados y que no les daban ni una pensión. Eso en algunas de las intervenciones. En el Parlamento, por primera vez en veinticinco años, se reconoce ese mérito. Bueno, pues en ese acto fue una lástima que el Partido Popular no estuviera. Yo lo sentí profundamente, porque creo que no es abrir heridas ni es intentar meter el dedo a nadie en ningún sitio: es reconocerse de la democracia. Y los partidos democráticos deben reconocerse de la herencia democrática, no que parezca que se está al margen de esa herencia democrática. Y yo creo que la Constitución el gran valor que tiene es que nos hace a todos herederos, albaceas y cuidadores de esa democracia. Ése es mi resultado y mi reflexión. Muchas gracias. págs. 11-12; «El error Aznar», 31.05.2002, págs. 13-14, o «Una estrategia equivocada», 20.11.2002, págs. 13-14. [Nota eds.]. 17