constitución y democracia. una crónica de la transición

Transcripción

constitución y democracia. una crónica de la transición
CONSTITUCIÓN Y DEMOCRACIA. UNA CRÓNICA DE LA
TRANSICIÓN
Nicolás SARTORIUS
Buenas tardes, amigas y amigos.
Bueno, yo antes de nada, evidentemente, quiero agradecer a la
Fundación Fernando Buesa el que me haya invitado a este coloquio con estos
amigos. Primero porque para mí es una gran satisfacción y un honor el poder
participar en algo organizado por una Fundación que se llama Fernando Buesa;
y, en segundo lugar, porque...
Yo venía recordando aquí ahora, andando por las calles, cómo hace
cuarenta y tantos años –cosa que no se debe decir, pero bueno, lo digo– que
empecé mi biografía subversiva en Vitoria: [...] por estas calles y por estas
empresas... Y, por tanto, yo siempre de Vitoria he tenido un recuerdo sentimental
en este sentido1.
La democracia como conquista popular: el Gobierno de Arias Navarro
Pero bueno, yendo al grano, de lo que se trata, que es todo lo que se ha
llamado el período constituyente, yo creo que la Constitución Española y el
período constituyente difícilmente se pueden entender si no nos echamos hacia
Carácter oral de las ponencias. El tono y registro utilizados por parte de los intervinientes
revela la naturaleza eminentemente oral de los textos, que se ha querido respetar en el tratamiento
editorial. Con todo, para una lectura mejor contextualizadas de las ponencias, se han asignado
títulos y epígrafes, e incorporado los ajustes indispensables, así como algunas notas de refuerzo
documental. Las grabaciones que pueden escucharse permitirán advertir lo apuntado, con la
excepción principal de las ponencias de Imanol Zubero y Amparo Rubiales, quienes han realizado
una escritura posterior de sus intervenciones. Nota de los editores [Nota eds.].
1
Dos opositores al régimen rememoran la Vitoria de esos años cincuenta: los hermanos José
Antonio y Luis MARTÍNEZ MENDILUCE (1998). Una síntesis histórica sobre la Dictadura en el
conjunto de Álava, en Javier UGARTE (2003). [Nota eds.].
atrás, si no explicamos un poco los antecedentes, aunque sea brevemente, de
cómo se desarrolló el proceso hasta llegar a la Constitución de 1978.
Y la primera cuestión que a mí me gusta decir –porque creo que no se ha
dicho suficientemente, y hay una cierta confusión, a veces, por programas de
televisión o por libros que se han escrito o se han presentado– es que cuando el
dictador Franco muere la democracia no llega a España. Y esto es una cosa que
hay que recordar2.
Franco muere el 20 de noviembre de 1975, y la democracia no llega sino
que llega un Gobierno, que fue el Gobierno de Arias Navarro, que era la
continuación de la dictadura con otras formas, intentando salvar los muebles,
intentar hacer algunos maquillajes, pero que no servían para nada3.
Y por lo tanto, aquí tuvimos durante un tiempo un Rey con un Gobierno,
que era el de Arias Navarro, que seguía metiéndonos en la cárcel, que seguía
procesando en el Tribunal de Orden Público4, que seguía prohibiendo a los
partidos políticos y a los sindicatos, y que tenía un ministro del Interior, entonces
llamado de Gobernación todavía, que se llamaba Manuel Fraga Iribarne –ahora
se llama sólo Manuel Fraga, entonces se llamaba Manuel Fraga Iribarne–, que
decía que la calle era suya5. Fue todavía un período muy duro, muy difícil en la
historia de nuestro país y muy decisivo.
Y yo creo que una de las cosas que los ciudadanos vascos y españoles,
y catalanes y andaluces, y todos, tendríamos que crear es la conciencia de que
la democracia no nos la han regalado. Es decir, la democracia no la ha traído un
2
El ponente también recuerda este episodio en su crónica de la dictadura. Cfr. Nicolás
SARTORIUS y Javier ALFAYA (1999: 140-141). [Nota eds.].
3
Javier TUSELL y Genoveva G. QUEIPO DE LLANO (2003: 253-348). [Nota eds.].
4
Sobre el Tribunal de Orden Público (TOP), cabe referir, entre otros trabajos, la tesis doctoral
inédita de Gonzalo FERNÁNDEZ-ESPINAR (1997) y el trabajo de Juan José del ÁGUILA (2001).
[Nota eds.].
5
Sus memorias sobre el periodo preconstitucional, en Manuel FRAGA IRIBARNE (1987: 15140) y (1985). Véase también el retrato de Anxel VENCE (1995). [Nota eds.].
2
Rey 6 o Suárez 7 o cinco políticos inteligentes 8. La democracia fue una lucha muy
dura y que duró muchos años, y que en la fase final cogió un volumen tal que
hizo inviable la continuación de cualquier forma autoritaria o dictatorial en
nuestro país, sobre todo en esos dos años decisivos desde la muerte del
dictador hasta la Constitución democrática.
Y yo creo que una de las cosas más importantes es que el Gobierno
Arias –que repito: fue un Gobierno peligroso, que intentó hacer que la dictadura
continuase– cayó por la movilización popular. A Arias se lo cargó la movilización
popular, porque hay que recordar que Arias fue nombrado jefe del Gobierno
cuando Carrero es asesinado (muere en Madrid en el atentado famoso de la
calle Claudio Coello9) y Franco nombra a Arias Navarro10. Cuando el Rey llega
podría haberle quitado y no le quitó; le confirmó en el cargo porque no tenía
fuerza para quitarle11. Ésa es la realidad. Y en cambio, ocho meses después sí
tenía fuerzas para quitarle, con bastante dificultad por cierto, según ha contado
en alguna ocasión, con bastante dificultad. Pero pudo quitarle por el movimiento
que se estaba generando en nuestro país: movimiento obrero, estudiantil,
sectores
de la Iglesia,
periodistas,
medios de comunicación, colegios
profesionales...).
Es decir, era la sociedad que se empezaba a movilizar por la democracia.
Si no hubieran quitado a Arias y se hubiera dado paso a un proceso
6
Acerca del papel del monarca en la Transición política, existen numerosos estudios,
biografías y conversaciones sobre su reinado inicial: Luis de VILALLONGA (1997); Paul PRESTON
(2003: 337-536); Charles T. POWELL (1995); Javier TUSELL (1995); Vicente PALACIO ATARD
(1989); o Philippe NOURRY (2004). [Nota eds.].
7
La trayectoria política de Adolfo Suárez como presidente del Gobierno, en: Adolfo SUÁREZ
(1996: 15-138); y Carlos ABELLA (1997: 83-469). [Nota eds.].
8
También comparte esta opinión Mario ONAINDIA (1998: 8). [Nota eds.].
9
Sobre la figura de Luis Carrero Blanco y el atentado perpetrado por ETA que acabó con su
vida: Javier TUSELL (1993); Ismael FUENTE, Javier GARCÍA y Joaquín PRIETO (1983, 1988);
Carlos ESTÉVEZ y Francisco MÁRMOL (1998); o Eva FOREST (1995). [Nota eds.].
10
Luis HERRERO (1995). [Nota eds.].
11
Paul PRESTON (2003: 364-369). [Nota eds.].
3
democrático, aquí se hubieran llevado por delante la Monarquía y todo lo demás.
Y eso es lo que se evitó abriendo el país a la democracia.
Por lo tanto, yo creo que el gran mérito del pueblo español –y sobre todo
los que más lucharon contra la dictadura–, del conjunto de la sociedad española,
era que quería abrir este país a la democracia, entre otras cosas, porque no
podíamos ir a Europa si no era con democracia, y por muchos motivos.
La Ley de Reforma Política y la huelga general
Y es cuando se nombra a Suárez, cuando se nombra el Gobierno Suárez
[...] lo primero que hace... tampoco es convocar unas elecciones libres para ir a
unas Cortes Constituyentes, no, no. Hizo lo que se llamó la Ley de Reforma
Política, que yo he leído hace poco para una conferencia que di12. Bueno, a uno
se le cae el alma a los pies viendo lo que contiene la Ley de Reforma Política,
pero había una apertura hacia el futuro, que es lo que el pueblo español
entendió, que era una cuestión que podría abrir las cosas hacia el futuro. Y la
Ley de Reforma Política se aprueba en noviembre del 7613.
La oposición democrática llamó a la abstención porque no podía aceptar
el contenido de esta Ley de Reforma Política. Sin embargo, el pueblo español,
que demostró por otra parte un gran posibilismo en cuanto al camino de la
democracia, comprendió que alguna apertura había y que a partir de ahí se
podrían convocar unas elecciones libres –porque se hablaba de hacer unas
elecciones– y la votó en un referéndum masivamente14.
En el momento en que se va a aprobar la Ley de Reforma Política hay un
hecho que no se ha explicado mucho, pero que es muy importante.
12
Carlos ABELLA (1997: 83-108 y 109-124). [Nota eds.].
13
Se refiere a su aprobación en las Cortes Orgánicas. El Proyecto entró en vigor al año
siguiente: «LEY 1/1977, de 4 de enero, para la reforma política», Boletín Oficial del Estado, 5 de
enero de 1977, n.º 4/4. Véase el estudio de Ángel J. SÁNCHEZ NAVARRO (1990). [Nota eds.].
4
Se había constituido la unión de las fuerzas políticas entre la famosa
Junta Democrática y la famosa Coordinadora de Fuerzas Democráticas, una
más o menos animada por el PC, otra por el Partido Socialista15. Y en un
momento determinado se habían juntado en la famosa Platajunta, que era la
unión de todas las fuerzas. Ahí estábamos todos, en aquella época, pululando
por allí, en la Platajunta, que era ya la unión de todas las fuerzas: comunistas,
socialistas, sindicatos, demócratas cristianos, liberales, nacionalistas vascos,
nacionalistas catalanes... Había muchísimas siglas ahí, había una gran ensalada
de siglas. Ahí estábamos todos. Pero también en el campo sindical habíamos
creado la Coordinadora de Organizaciones Sindicales, la COS, entre Comisiones
Obreras, UGT y la USO.
Pues bien, nosotros –que no nos gustaba la reforma que Suárez
planteaba, porque nos daba la impresión de que era una manera de no ir a
donde había que ir y al ritmo que había que ir, y además había una inflación
enorme y unos problemas sociales importantes–, nosotros convocamos un paro
general de 24 horas, una huelga general de 24 horas. Y esa huelga general no
salió completa. Es decir, pararon... Las cifras que se han dado en libros de
Historia y en todas las estadísticas han sido: dos millones de trabajadores 16.
Evidentemente fue la huelga más grande que se había hecho hasta
entonces (me refiero a nivel de España entera). Pero no fue una huelga general,
es decir, no paramos el país. Ésa fue la realidad. No paramos el país. Y ahí cada
uno –que no éramos desde luego tontos–, cada uno calculó al milímetro su
fuerza. Suárez sacó sus conclusiones y nosotros sacamos las nuestras. Es decir,
nos dimos cuenta de que no parábamos el país. Ahora, él también se dio cuenta
14
Referéndum del 15 de diciembre de 1976: 77,4% de participación y 94,2% de votos
favorables al Proyecto de Ley para la Reforma Política. Cfr. José M. TOQUERO LOSANTOS
(1983). [Nota eds.].
15
El ponente se refiere al Partido Comunista de España (PCE) y al Partido Socialista Obrero
Español (PSOE). [Nota eds.].
16
Marcelino Camacho atribuyó a Santiago Carrillo el fracaso de la convocatoria. Marcelino
CAMACHO (1990: 424-425). [Nota eds.].
5
de que parábamos a dos millones de trabajadores y de que la cosa podría ir a
más en el futuro.
Pero al mismo tiempo que se estaba produciendo esta movilización social
importante, yo he visto también hace poco unos vídeos de las manifestaciones
que hubo en Barcelona en la Diada el 11 de septiembre del 76. Es un ejercicio
que yo recomiendo. Son impresionantes las manifestaciones que hubo en
Barcelona. Y digo fecha: 11 de septiembre del 76. ¿Y qué pedía la gente en
esas enormes manifestaciones en Cataluña? Pues pedía libertad, amnistía,
Estatuto de autonomía. Y eran tres cosas básicas. Ésas fueron manifestaciones
enormes 17.
Por lo tanto, se estaban creando unas condiciones muy importantes para
pasar a una situación –digamos– democrática: la gente quería la democracia.
Ahora bien, cuando el país votó la Ley de Reforma Política de Suárez el
15 de diciembre del 77, es decir, un año antes de la aprobación de la
Constitución, ahí se daba paso –como decía antes– a unas elecciones que se
celebran en junio del 7718.
Previo a las elecciones de junio del 77, que fueron las primeras
elecciones libres que se hacen en España, las Cortes franquistas se tienen que
suicidar. Es decir, las Cortes franquistas votan previamente que tienen que
desaparecer. Ahora, ¿por qué las Cortes franquistas votan eso y no lo votaron
antes? Porque la situación hacía insoportable que continuaran esas Cortes
antidemocráticas. Ahí, de alguna manera, yo creo que hay un pacto interno entre
ellos diciendo: «Bueno, vosotros dais paso a otra cosa». «¿A cambio de qué?».
«Bueno pues –lo que decía Ramón– a cambio de que la amnistía sea también
para vosotros y que no se os toque en ningún sentido y podáis seguir viviendo
17
Con motivo del 25 aniversario de la Diada de 1976, se organizó el coloquio Onze de
Setembre de 1976. Aquella Diada que va canviar el signe de la nostra història, con intervenciones
de los organizadores y oradores del acto como Miquel Roca, Josep Benet, Jordi Carbonell, Pere
Portabella y Miquel Sellàres. Una crónica de la Diada, en VV. AA. (1976). [Nota eds.].
6
tranquilamente». Porque, en el fondo, la democracia fue enormemente generosa
en este sentido.
La Ley de Amnistía y la legalización del PCE
Pero ahí hubo evidentemente una autoliquidación de esas Cortes
franquistas para dar paso a otra situación. Y es en ese momento –y ahí yo
estuve bastante implicado– cuando se negocia la Ley de Amnistía, en marzo del
77, que –como se ha dicho aquí– era una ley de amnistía que parecía que era
para nosotros, para los que salíamos de la cárcel19 (yo salí de la cárcel el 26 de
noviembre del 75, seis días después de la muerte del dictador, pero no por la
amnistía, sino por un indulto que dio entonces el monarca20. Cuando le
proclamaron Rey, dio primero un indulto y después se negocia la Ley de
Amnistía. Yo salí con ese indulto, estuve en las conversaciones sobre la Ley de
Amnistía).
Y, claro, la Ley de Amnistía parece que era para los antifranquistas, pero
no: la Ley de Amnistía era para los antifranquistas y para los torturadores de la
política social y para toda la basura que había habido durante todos esos
cuarenta años. Ahí hicimos un arreglo de cuentas, de decir: «Bueno, pues
vamos a dar paso aquí a una sociedad democrática y libre, vamos a
perdonarnos aquí, porque si nos tiramos los trastos a la cabeza volvemos otra
vez
a
las
andadas».
Y
hubiera
sido
entonces
un
proceso
violento
probablemente. Y eso fue la Ley de Amnistía: una ley de amnistía para todos.
Eso no significa evidentemente el olvido. La amnistía no es la amnesia.
Yo creo que ése fue un momento culminante, el de la amnistía.
18
Sobre la cuestión electoral en este período, se puede consultar el estudio de Mario
CACIAGLI (1986). [Nota eds.].
19
«LEY 46/1977, de 15 de octubre, de amnistía», Boletín Oficial del Estado, 17 de octubre de
1977, n.º 248. [Nota eds.].
20
Del indulto se beneficiaron fundamentalmente los presos comunes: sólo salieron 235 de los
aproximadamente 4.000 presos políticos que había en las cárceles. Paul PRESTON (2003: 363).
[Nota eds.].
7
Y previamente, en abril –eso fue en marzo del 77–, la legalización del
Partido Comunista21. Ése fue el que más costó. El que más costó, porque los
militares, por lo menos un sector importante de los militares –y de otros sectores,
pero sobre todo los militares– eran los que más nos preocupaban, como es
lógico22. A los militares se les ponían los pelos como escarpias sólo de pensar
que iban a legalizar al Partido Comunista. O sea, había una preocupación
enorme.
Hay quien dice que Suárez se reúne con los militares y les dice que no va
a legalizar al Partido Comunista. Hay quien dice que no, que no les llegó a decir
eso, y que les engañó y que lo hizo en Semana Santa, cuando todo el mundo
estaba disperso. Bueno, Suárez ha dicho siempre que él nunca engañó a nadie;
que él tampoco dijo que no iba a legalizar al Partido Comunista23.
Pero había una realidad, y es que: o se legalizaba el Partido Comunista o
en España no había democracia. Primero, porque para la izquierda hubiera sido
muy difícil aceptar una situación de ese tipo, para el Partido Socialista y para los
sindicatos, etc. Y, en segundo lugar, porque la legalización del Partido
Comunista no fue ningún regalo de Suárez, a pesar de la simpatía que uno
pueda tener a Adolfo Suárez por el papel que jugó entonces.
El Partido Comunista se ganó su legalización porque entonces tenía
mucha fuerza, mucha fuerza, y lo demostró cuando el asesinato de los abogados
laboralistas de Atocha, compañeros míos y de otros grandes amigos, bueno...,
cuando los pistoleros entran en aquel despacho y les matan. En el funeral que
hubo después de ese hecho hubo una manifestación en Madrid como no se
había conocido nunca: de gente, con un orden perfecto, con una tranquilidad
absoluta. Y ahí el Partido Comunista se ganó su legalización.
21
Sobre la legalización del Partido Comunista de España, se puede consultar la tesis doctoral
de Jesús SÁNCHEZ RODRÍGUEZ (2004). [Nota eds.].
22
La intervención del estamento castrense durante la Transición española, en la tesis doctoral
de Javier FERNÁNDEZ LÓPEZ (1998). Otras referencias complementarias son, por ejemplo, las
de Francisco CAPARRÓS (1983), Julio BUSQUETS (1999) o José FORTES y Luis OTERO (1983).
[Nota eds.].
8
A mí Suárez, en conversaciones personales con él no hace mucho, me
dijo una cosa que explica muchas cosas: «Mira, Nicolás, llegó un momento en el
que comprendí una cosa: y es que o os legalizaba o.... Yo tenía dos opciones: o
legalizaros o meteros a miles en la cárcel. Ésa era mi opción. Entonces, ¿cómo
yo, en el año 76-77, ya en la situación en que estábamos en España, queriendo
entrar en Europa, cómo empiezo yo a meter a miles de vosotros en las cárceles?
No tenía más salida que...».
Con lo cual, me vino a decir algo muy inteligente, y es que si hubiéramos
sido cuatro gatos probablemente no nos legaliza. Y es que las cosas son así. Y
la prueba es que ha habido países donde se ha implantado la legalización de
unos partidos y de otros no. Entonces, el tema está en que ahí había una
situación de hecho que la forzó. Otra cosa es que él personalmente pensara que
era bueno legalizar al Partido Comunista, y acertó plenamente, claro, como
luego se vio. Pero las fuerzas que rodeaban… Hubo mucha gente, que luego
estuvo en el Gobierno UCD, que no tenía nada claro que hubiera que legalizar al
Partido Comunista, y que incluso opinó en contra, no sólo los militares que
dimitieron con aquella legalización.
Las elecciones a Cortes Constituyentes y la formación del Gobierno
Ése fue un momento –yo creo– culminante del proceso, cuando se
producen las primeras elecciones generales en junio del 77.
Éstas son importantes para el proceso constituyente, porque establecen
la relación de fuerzas políticas, que fue exactamente: la UCD saca exactamente
166 diputados; 118 el PSOE; 20 el PCE; 16 Alianza Popular, con aquellos 7
magníficos con Fraga, Silva y toda aquella gente a la cabeza; el PNV sacó 8; el
PSP de Tierno 6; y los catalanes, que entonces no se llamaban Convergència i
Unió sino que se llamaban PDC y UDC, sacaron uno 11 y otro 2. Es decir, ésa
fue la composición de las Cortes, del Parlamento, del Congreso de los
23
Carlos ABELLA (1997: 151-155). [Nota eds.].
9
Diputados, a la hora de elaborar...24. Y eso marca bastante, evidentemente,
cómo se tiene que hacer la Constitución.
Las elecciones primeras que se hacen democráticas no fueron elecciones
a Cortes Constituyentes. Tiene razón Jáuregui: Suárez no quería unas Cortes
Constituyentes 25. La Constitución fue, de alguna manera, una conquista, sobre
todo de la izquierda, que Suárez aceptó. Y aceptó porque hay una relación de
fuerzas parlamentaria que le obligaba un poco a aceptarlo. Él no tenía la idea de
ir a unas Cortes Constituyentes. Por lo tanto, en el contexto de esa situación, al
final, las Cortes fueron Constituyentes, y se elabora una Constitución.
Pero antes de elaborarse esa Constitución hubo un hecho, que yo creo
que es muy importante, que no se ha contado mucho, y es que Suárez tampoco
quería un Gobierno provisional26. Ni quería Cortes Constituyentes, ni quería
Gobierno provisional. Ustedes saben que cuando cae una dictadura, cuando se
acaba una dictadura, se suele formar un Gobierno provisional de concentración
donde están todos los partidos. Suárez no quería eso, quería dirigir él el
proceso, cosa lógica y normal. Nosotros queríamos un Gobierno provisional,
24
Elecciones generales a Cortes Constituyentes del 15 de junio de 1977. El ponente
ofrece unas cifras que se ajustan al número de diputados de cada uno de los grupos
parlamentarios, tal y como se constituyeron posteriormente en el Congreso de los Diputados. Con
anterioridad, los resultados en escaños obtenidos por las distintas candidaturas fueron los
siguientes, según la Junta Electoral Central dependiente del Ministerio del Interior:
–
Unión de Centro Democrático (UCD): 165.
–
Partido Socialista Obrero Español (PSOE): 103.
–
Alianza Popular (AP): 16.
–
Socialistes de Catalunya (PSC-PSOE): 15.
–
Partido Comunista de España (PCE): 12.
–
Pacte Democrátic per Catalunya (PDC): 11.
–
Partido Nacionalista Vasco (PNV): 8.
–
Partit Socialista Unificat de Catalunya (PSUC): 8.
–
Partido Socialista Popular-Unidad Socialista (PSP-US): 6.
–
Candidatura Independiente del Centro (CIC): 2.
–
Coalición Electoral Unió del Centro i la Democracia Cristiana de Catalunya (UDC-CD): 2.
–
Unió Democràtica de Catalunya (UDC): 2
–
Euskadiko Ezkerra-Izquierda de Euskadi (EE-IE): 1.
–
Esquerra de Catalunya-Front Electoral Democratic (EC-FED): 1.
Otras candidaturas, que obtuvieron en total un 7,25% de los votos escrutados, no lograron
representación parlamentaria. Sobre las Cortes Constituyentes de 1977, consúltese la tesis
doctoral de Jordi CAPO GIOL (1983). [Nota eds.].
25
Carlos ABELLA (1997: 239-273). [Nota eds.].
26
Ibídem (1997: 275-278). [Nota eds.].
10
pero no lo conseguimos, no teníamos fuerza para conseguir un Gobierno
provisional donde estuviéramos todos.
Los Pactos de la Moncloa
Y, al final, se buscó una fórmula que fueron los Pactos de la Moncloa. Los
Pactos de la Moncloa tienen una importancia excepcional a la hora de elaborar
la Constitución Española.
Porque lo primero que hace Suárez en esta situación no es llamar a las
fuerzas políticas. Suárez no llama a los partidos políticos. Suárez intenta primero
hacer un pacto social con los sindicatos27. Nos llama a la Moncloa en el verano
del 77. Nos llama a la Moncloa y en la Moncloa nos dice que quiere unas
negociaciones con los sindicatos para firmar un pacto social, porque la inflación
estaba en el 27%, porque había una situación económica espantosa en nuestro
país como consecuencia de la crisis del petróleo –a la democracia siempre le
tocan momentos muy malos, como a la República, económicamente hablando–
y, por lo tanto, quería hacer un pacto social. Empezamos a negociar en
septiembre un pacto social con el Gobierno, y cuando se dio cuenta de que no
íbamos a firmar ningún pacto social los sindicatos, nos preguntó por qué a los
sindicatos. Y nosotros le dijimos que no íbamos a firmar ningún pacto social,
porque tenía que firmar un pacto político con las fuerzas políticas, y que eso era
lo que necesitaba este país.
La jugada de él era clarísima. Si él firmaba un pacto social con los
sindicatos, dejaba un poco tranquilizado el poder fáctico de la oposición, pues
lógicamente tenía una ventaja importantísima con los partidos políticos. Nosotros
nos negamos a eso, y yo creo que fue un gran servicio que hicieron los
sindicatos al proceso constituyente en nuestro país, que no se lo han agradecido
suficientemente. Porque para los sindicatos, desde el punto de vista egoísta,
hubiera sido un protagonismo muy grande el haber sido ellos los firmantes de
ese pacto. Pero nosotros sabíamos que en este país no había un problema de
27
Ibídem (1997: 284-291). [Nota eds.].
11
pacto social. Este país necesitaba un pacto político constituyente. Se fue a los
Pactos de la Moncloa28.
No me voy a extender. Pero los Pactos de la Moncloa son el pacto básico
a partir del cual después se pudo elaborar la Constitución. Era muy difícil hacer
una Constitución democrática con un 27% de inflación y con el país
económicamente patas arriba. Ahí se hizo el sacrificio de los salarios, de indiciar
los salarios en vez de sobre inflación pasada sobre inflación prevista, y fue
decisivo para bajar la inflación a cambio de una reforma fiscal. [...]. Aparte de
que muchas cosas que se pactaron después ahí estuvieron después en la
Constitución Española.
Yo creo que ése fue un elemento importantísimo de conjunción de los
partidos, de los sindicatos, para poder hacer una Constitución democrática. Yo
creo que los trabajos de la Constitución discurren durante todo el año 78, y creo
que ahí hay algunas lecciones básicas para el presente y para el futuro.
Una Constitución avanzada como marco de convivencia
La Constitución Española del 78 es una Constitución avanzada para su
momento, para su época. Y todavía hoy es una Constitución avanzada.
Yo, como otros muchos..., [estuve] en ese proceso. Yo me acuerdo de
Solé Tura, que era el ponente constitucional del PCE, pues cada vez que iba a
las reuniones de la Ponencia nos reuníamos con Carrillo y con los dirigentes del
PCE y de Comisiones Obreras que entonces estábamos en la cúpula, para ir
viendo el desarrollo de las negociaciones. Y yo me acuerdo que nos
quedábamos bastante contentos de cómo iba el proceso, porque la Constitución
Española iba avanzando en temas importantísimos. Lo comparábamos con la
Constitución de la República, con las Constituciones europeas, sobre todo con la
alemana..., e íbamos haciendo comparaciones 29.
28
El texto de los Pactos, en MINISTERIO DE LA PRESIDENCIA (1977). [Nota eds.].
12
Debo decir que la Constitución Española de 1978 es bastante más
avanzada que la de la República del año 32, ¿32?30. Bastante más avanzada en
muchos aspectos. Y por lo tanto, era una Constitución que nos daba
satisfacción. ¿Que había cosas que hubiéramos resuelto de otra manera? Pues,
evidente.
Pero una Constitución es un marco que tiene que servir para todos, para
derecha, izquierda, centro, en el que no puede imponer uno sus ideas sobre los
otros, porque entonces no hay Constitución, entonces no hay convivencia,
entonces no hay paz política, no hay nada. Es imposible hacer una Constitución
si no es con el acuerdo entre todos y midiendo todos mucho la fuerza que cada
uno tiene, porque en política hay que medir, hay que saber medir la fuerza que
cada uno tiene y saber hasta dónde se puede llegar y qué es lo que se puede
conseguir.
Yo creo que eso fue una enorme lección de sabiduría política, de sabia
combinación entre lo que era la presión de la sociedad y de los movimientos
sociales y de los sindicatos, y lo que eran los pactos políticos.
A nosotros se nos ha dicho hace poco en un debate... Me han echado en
cara que por qué habíamos aceptado la Monarquía y la bandera. Y yo les dije:
«Pues mira, yo personalmente, como concepción intelectual, soy republicano,
me gusta eso». Pero, evidentemente, cuando Carrillo vino a decirnos a los
dirigentes del sindicato, que éramos el poder fáctico en aquel entonces, que si
se podía aceptar aquello de la Monarquía y la bandera, sólo le hicimos una
pregunta. Me acuerdo perfectamente de esa reunión. Le dijimos: «¿Qué poderes
va a tener el Rey?»; es decir, «¿el Rey va a tener poder o no va a tener poder?
Si va a tener poder, no. Ahora, si va a ser un Rey parlamentario, una Monarquía
parlamentaria tipo nórdica, que es una Monarquía más bien representativa y que
29
Dos figuras del comunismo de la Transición han escrito sus memorias: el dirigente del PCE
Santiago CARRILLO (1983) y el líder del sindicato Comisiones Obreras Marcelino CAMACHO
(1990). [Nota eds.].
13
no tiene poder
gubernamental,
ni ejecutivo, ni de ningún tipo, sino
simplemente...: pues sí. La cosa ésa de Jefe Supremo de las Fuerzas Armadas,
máximo representante del Estado. Si es así, no vamos a hacer una historia
fuerte sobre ese tema. Ahora, si va a tener poderes, si va a heredar poderes,
entonces no».
Ésa era la cuestión clave y no si había o no había Rey. Por lo tanto, en el
tema de la Monarquía o República se resuelve de esa manera.
Pero en la Constitución Española se habla por primera vez de
nacionalidades, que no se hablaba en la República. Se constitucionalizan los
partidos y los sindicatos. Los derechos fundamentales en la Constitución de la
República eran derechos programáticos. Aquí no son derechos programáticos,
aquí son derechos ejecutables ante los tribunales. Es decir, uno puede ir a un
Tribunal a decir: «Oiga que me han violado el derecho –por ejemplo– de
expresión o el derecho…». Y el Tribunal aplica la Constitución directamente. Es
la
primera
Constitución
que
aplica
directamente
los
derechos
en
el
constitucionalismo español. Se elimina la confesionalidad del Estado...
Es decir, hay un conjunto de cuestiones importantísimas. De ahí nacen
los Estatutos de autonomía, que decía muy bien Emilio Guevara. Los Estatutos
de autonomía y la Constitución son inseparables. No se pueden separar Estatuto
por un lado y Constitución por otro. No se puede decir: «Es que yo estoy a favor
de los Estatutos» –ya sea el Estatuto vasco o el Estatuto catalán o de cualquiera
otra nacionalidad o región de España–, «pero en cambio de la Constitución, no».
Pero es que eso no es así. Es que el Estatuto nace de la Constitución, tiene su
base en la Constitución, tiene su legitimidad, su fuente en la Constitución
Española.
Por lo tanto, ahí hay cuestiones en esa Constitución de enorme
trascendencia, de enorme importancia.
30
La Constitución de la República Española fue aprobada por las Cortes Constituyentes el 9
de diciembre de 1931. [Nota eds.].
14
La Constitución, depositaria de nuestro legado democrático
Concluyo diciendo: si yo tuviera que hacer un balance de estos
veinticinco años de la Constitución Española, yo diría: es un balance... –y me
van a permitir: a pesar de Aznar–, es un balance positivo. Es un balance
positivo. [...]. La historia de España no es que sea una historia muy brillante,
sobre todo desde el punto de vista de la democracia, porque hemos tenido
siempre democracias efímeras, como fue la Primera República y la Segunda,
pero ha sido el período más brillante.
Este país ha cambiado completamente en veinticinco años. Y veinticinco
años para uno de nosotros es bastante, pero para un proceso histórico no es
nada. Y en veinticinco años este país ha cambiado económicamente, de
Derechos civiles, de mentalidad, de la Mujer, del desarrollo económico... Es
decir, ha cambiado. Es otro país. Es otra sociedad. (No digamos ya yo, que vine
hace cuarenta y tantos años a Vitoria, y vengo ahora y, claro, esto me parece
Nueva York en comparación al recuerdo que tengo de lo que era Vitoria en los
años 57 o 56).
Es algo absolutamente trascendental lo que se ha hecho durante estos
años. ¿Que hay cosas que no han ido como nos hubiera gustado? Evidente.
Pero es un país democrático, homologado. Estamos en Europa, está integrado
en Europa, es un país moderno, con todos los grandes problemas que tienen las
sociedades modernas. Hemos resuelto algunos temas gravísimos que tenía
España históricamente: el problema militar, el problema religioso, el problema
social… No es que los hayamos resuelto. No están crispados como estaban
históricamente, que ponían siempre en peligro las libertades de nuestro país.
Claro que hay problemas sociales. ¡Cómo no va a haber!: el paro, la
vivienda, etcétera, pero en los años 35, 34, 36, hubo unos problemas terribles de
enfrentamientos a muerte. Y hoy esto, evidentemente, está planteado de otra
manera. Nuestro atraso, nuestro aislamiento con respecto a Europa... Nos queda
todavía encajar... Ahí hay un problema, el problema territorial, que tenemos que
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encajarlo, si somos capaces de utilizar un método tan sabio como el que se
utilizó entonces.
Y yo creo que en el último período, en este último período del Partido
Popular, ha habido un retroceso. Pero yo no voy a entrar a explicarles en qué
consiste eso. Yo creo que ha habido un retroceso importante31.
¿La Constitución se puede modificar? En mi opinión, sí se puede
modificar. Pero se puede modificar, primero, si decimos claramente en qué
queremos modificarla, no así en general; y dos: si hay consenso para modificarla
y, desde luego, respetando las reglas y los procedimientos que la Constitución
marca.
Queramos o no queramos –yo sé perfectamente lo que hay en el País
Vasco, lo que está pasando, lo conozco, creo, bastante bien–, no podemos
aceptar el que se salte nadie la legalidad constitucional. No se puede aceptar. Es
el suicidio de una democracia. Una democracia no puede aceptar que se violen
las reglas que nos hemos marcado. Porque el día que hagamos eso hemos
acabado con la democracia. Y eso la democracia española no lo va a hacer
porque no puede hacerlo. Pero, además, porque no debe hacerlo. Eso es así.
Ningún país democrático moderno puede aceptarlo, porque a partir de ahí otros
harían lo mismo pero, además, ¡ojo!: otros lo harían en la dirección opuesta, no
sólo hacia un lado sino también hacia el otro.
Por lo tanto, dentro del respeto a las reglas de la Constitución, a los
Estatutos, se puede cambiar todo, pero, claro, con un consenso importante, el
mismo que hubo por lo menos en el período constitucional.
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Sobre la gestión de los Gobiernos del Partido Popular y de la Presidencia de José María
Aznar, desde posiciones dispares: José María AZNAR (2004); Federico JIMÉNEZ LOSANTOS
(2002); Pedro J. RAMÍREZ (2004a); Pilar CERNUDA y Fernando JÁUREGUI (2004); Javier
TUSELL (2004); VV. AA. (2000); Santiago BELLOCH (2003); Iñaki ANASAGASTI (2004); o Manuel
VÁZQUEZ MONTALBÁN (2003).
El propio autor, Nicolás Sartorius, se ha referido también a todo ello en artículos de Prensa
publicados en el diario EL PAÍS: «El régimen» (firmado con Diego López Garrido), 26.02.2002,
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Lo decía Jáuregui, y es verdad –con esto ya termino definitivamente–. Se
hizo un acto emotivo en el Congreso de los Diputados para reconocernos los
méritos pequeños o medianos que hubiéramos tenido en la lucha contra la
dictadura (hasta nos dieron un pergamino diciendo: «A fulano de tal le
reconocemos sus méritos...»). A mí me emocionó aquello. Es lo único que me
han dado. Bueno, había allí muchísima gente que había pasado..., desde gente
de Matthausen hasta gente de represaliados, cárceles... La gente que decía
Jáuregui: gente muy mayor que se echaba a llorar ahí porque era la primera vez
que había entrado en el Parlamento, la primera vez después de tantos años que
había entrado en el Parlamento, para poder decir su verdad, que muchas veces
era para decir que los tenían abandonados y que no les daban ni una pensión.
Eso en algunas de las intervenciones. En el Parlamento, por primera vez en
veinticinco años, se reconoce ese mérito.
Bueno, pues en ese acto fue una lástima que el Partido Popular no
estuviera. Yo lo sentí profundamente, porque creo que no es abrir heridas ni es
intentar meter el dedo a nadie en ningún sitio: es reconocerse de la democracia.
Y los partidos democráticos deben reconocerse de la herencia democrática, no
que parezca que se está al margen de esa herencia democrática. Y yo creo que
la Constitución el gran valor que tiene es que nos hace a todos herederos,
albaceas y cuidadores de esa democracia.
Ése es mi resultado y mi reflexión.
Muchas gracias.
págs. 11-12; «El error Aznar», 31.05.2002, págs. 13-14, o «Una estrategia equivocada»,
20.11.2002, págs. 13-14. [Nota eds.].
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