Domingo, 6 de mayo de 2012—Pascua 5 Qu

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Domingo, 6 de mayo de 2012—Pascua 5 Qu
TEXTO: Hechos 16:11‐15 TEMA: No Podemos Ver La Fe, Sino El Movimiento De La Fe FECHA: Domingo, 6 de mayo de 2012—Pascua 5 Queridos amados del Señor Jesucristo: La prueba de vida, es lo que los médicos buscan si sospechan que una persona haya muerto. La prueba de vida, es lo que la familia y la policía buscan cuando un miembro de la familia es secuestrado. La prueba de vida, es lo que el pastor y otros hermanos en Cristo buscan para determinar, al mejor es posible, si una persona tiene fe. Los médicos buscan respiración, presión de la sangre, y un pulso. La policía quiere oír la voz o ver una foto de la persona secuestrada con una fecha recién. Pero ¿qué buscan pastores u otros cristianos para determinar la prueba de vida, la prueba de fe? ¿Cómo les proveemos la prueba de nuestra relación con Jesús? Es una cuestión muy seria e importante por que nadie, excepto Dios, puede ver la fe. En un sentido, podemos decir que nuestra fe es invisible. Pero, como aprendimos de este cuento del libro de Hechos, es verdad también que la fe no es invisible. NO PODEMOS VER LA FE, SINO podemos ver EL MOVIMIENTO DE LA FE. Antes leer nuestro texto, necesitamos saber lo que sucedió antes de que San Pablo, San Lucas y los otros llegaron en Filipos, una colonia romana y la ciudad principal del distrito de Macedonia. Antes de navegar a la parte norte de Grecia, estaban viajando y predicando el evangelio por Asia Menor, que hoy día se llama Turquía. Ellos quisieron viajar y predicar en otras partes de esta región pero las Escrituras nos informa que el Espíritu Santo los impidió. Entonces, no obstante, el Espíritu de Dios envió un sueno a San Pablo de un hombre rogando: Venga a Macedonia y ayúdenos. Realizando que el sueno se envió por Dios, ellos se fueron y navegaron a Grecia. Entonces leímos: (LEA v. 11‐15). Usualmente San Pablo empezó por predicar a los judíos en la sinagoga. Pero, en Filipo, no había una sinagoga por que no había suficiente judíos para formarla. En este caso, la costumbre de los judíos era reunir afuera la ciudad, cerca de agua como un río o lago. Para esta razón Pablo y sus compañeros salieron a las afueras de Filipo y fueron por la orilla del río. Por allí encontraron a algunas mujeres locales. Pues, se sentaron y se pusieron a conversar con ellos. Y ¿qué piensas era el sujeto de la conversación? ¿Era de limpiar la casa, lavar la ropa, los mejores jabones, los más elaborados vestidos, los hombres o maridos? En serio, no. Sabemos lo que ellos discutieron. San Pablo predicó y enseño el evangelio, las noticias buenas del Señor Jesucristo, su vida que es nuestra justicia antes de Dios, su crucifixión que es nuestro sacrificio para los pecados, y su resurrección que es nuestra victoria sobre todos nuestros enemigos espirituales, incluyendo la muerte. Hemos aprendido de la Biblia que el Espíritu de Dios trabaja por medio de la noticias buenas de Jesucristo pare creer la fe en los corazones humanos. Y eso es lo que sucedió por la orilla del río afuera de Filipo. Ni San Pablo, ni nada de sus compañeros, pudo ver la fe de Lidia, pero según su conversación con ella, Pablo y sus compañeros tuvieron la certeza que ella tenía la fe. San Lucas, el autor de Hechos, nos dijo, que: Mientras escuchaba, el Señor le abrió el corazón de ella para que respondiera al mensaje de Pablo. Además su certeza estaba basada en la confesión de palabras y obras de Lidia. Ella les invitó quedarse en su casa con su familia. Como en la ciudad de Filipo, hoy en día el siervo de Jesús les predica y enseña las noticias buenas a Uds. Todos los domingos, tienen la oportunidad, como Lidia, para escuchar y aprender la Palabra de Dios. Todos los domingos, Jesucristo se predica aquí. Se predica que su vida es tu justicia antes de Dios. Se predica que su crucifixión es tu sacrificio por los pecados, y es predicando que su resurrección es tu victoria sobre todos tus enemigos espirituales, incluyendo la muerte. Cada vez que este buen mensaje es predicando y tu lo escuchas, Dios el Espíritu Santo trabaja en tu corazón para fortalecer la fe en Jesucristo. Por eso, ¿tienes la fe? Solo tu y Dios lo saben. Los demás de nosotros no podemos verla. No obstante, si tienes fe, podemos ver el movimiento de la fe en tu vida, en tus buenas obras y podemos oírla en la confesión de tus palabras. Si no hay fe, no hay movimiento. Una vez, un campesino recibió una planta de tomate, pero no supo que tipo de tomate. Pues, la alimentó y la regó. Por fin, la planta produjo tomates y, por la fruta, el campesino pudo identificarla. Es lo mismo con nosotros cristianos. Jesús nos enseñó: Por su fruta ellos sabrán a Uds. NO PODEMOS VER TU FE, SINO PODEMOS VER EL MOVIMIENTO DE TU FE. Pues, hermanas y hermanos en Cristo, quédense en la Palabra de Dios y en los medios de gracia, el evangelio en palabra y sacramentos, y produzcan fruta de obras y palabras buenas, amables y rectas. Vivan en paz con Dios. Que la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guarde sus corazones y sus mentes en Cristo Jesús. Amén. 

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