¿EL MASOQUISMO Y EL SADISMO SON PRODUCTO DEL
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¿EL MASOQUISMO Y EL SADISMO SON PRODUCTO DEL
¿EL MASOQUISMO Y EL SADISMO SON PRODUCTO DEL CARÁCTER O DE LA SOCIEDAD? Michelle Estefania Domínguez García Instituto Mexicano de Psicoanálisis La destructividad es el resultado de la vida no vivida E. Fromm 1975 En base a lo observado en la consulta clínica, el masoquismo es una tendencia importante en alguno de los miembros de la relación de pareja, razón para conjuntar lo observado con la teoría de Orientaciones de Carácter de Erick Fromm, lo que permite describir las características de cada orientación y cómo se pueden mezclar dando por resultado el masoquismo y el sadismo. Al finalizar se retoman los aspectos de la orientación a predominar en cada individuo es decir, la conlleva el crecimiento, la madurez, la productividad, la libertad y lo que verdaderamente significa amar. Fromm planteo la relación entre carácter y sociedad, lo que dio a conocer la formación del carácter y sus orientaciones, lo que nos hace comprender la forma de “funcionar” de cada persona y sociedad. Lo que yo me propongo es reflejar como las personas que llegan a la consulta clínica se cuestionan el tipo de relación que establecen con su pareja y lo difícil que resulta no adoptar un rol dominante o de dominado. La cultura, es la mayor influencia en la personalidad de un individuo, que moldea la forma de conducirse, así como también las relaciones interpersonales, y pareciera que los factores más significativos en este desarrollo son la parte socioeconómica, política y cultural. Entonces se puede decir, que es de vital importancia conocer el ambiente social y económico de cualquier individuo. Las orientaciones de carácter, son formas de relacionarnos, que nos caracterizan, y que no necesariamente son negativas. Pueden o no, estar mezcladas, el predominio de una de ellas, depende de todo aquello que rodeó a ese individuo, es decir las cosas que vivió y el cómo las vivió. Ahora tratare de explicar los tipo orientaciones del carácter en los individuos y sus características principales según observó Fromm,1 lo que ayudará posteriormente a identificar los rasgos tanto de la tendencia masoquista como de la sádica en las personas. El individuo Mercantil, es un ser indiferente que no desarrolla relaciones estrechas ni permanentes, es variable y constantemente se siente vacio, carece de individualidad. En cambio el Receptivo, considera que todo lo que necesita, se encuentra afuera de él, es decir en el exterior y piensa que la forma de obtenerlo, es esperar a que llegue por sí solo, sin que él tenga que intervenir de una manera activa para proveérselo. Puede tener la idea de que el Destino o una Deidad son la causa de su existir y forma de vivir. Erich Fromm (Erich Fromm, 1947) Ejemplifica diciendo que en este tipo de orientaciones es fácil querer “ser amado sin amar al mismo tiempo” al otro, y ese otro tampoco puede retirarse porque el receptivo de siente herido y paralizado. Entonces se puede decir que el único recurso que queda, en una sociedad en donde se explota a los individuos, y que no se les permite considerar la posibilidad de cambiar las condiciones en las que viven, es aprender a vivir así, porque lo poco que reciben de sus explotadores es mucho más de lo que ellos imaginan que pueden lograr por sí mismos, pareciera que se han acostumbrado a no esforzarse por obtener lo necesario y terminan con la firme idea de que el otro siempre les va a dar sobre todo si es a cambio de dejarse dominar. Lo anterior va de la mano con el conformismo y el deseo de agradar que conlleva al desamparo, justamente donde se puede encontrar el origen de la receptividad de la que vengo hablando. Y me cuestiono: ¿Esto es acaso diferente de lo que vivimos hoy en día? ¿Lo que Fromm planteo en su tiempo es radical a lo que yo escucho en la clínica? Pero al tratar de responderme reflexiono y me doy cuenta de que hay canales de televisión, sitios en la web, agencias dedicadas en su modalidad a vender el servicio de la opinión de un “experto” en bodas, horóscopos, sexo etc. y que ese experto es quién te va a decir, qué hacer, cómo pensar, sencillamente cómo vivir, sin el mínimo esfuerzo. Con esto se puede identificar que tanto la orientación receptiva y la explotadora que desean cubrir sus necesidades con elementos que no provienen del sí mismo ni de su fuente interna del todo bienestar, sino que se buscan en el otro o en los objetos materiales. Siguiendo con los tipos de Carácter, el explotador, “toma lo que necesita”, el objetivo es perseguir el poder y la riqueza, igual que un sistema autoritario, en donde se explota al débil para invadirlo, y el más poderoso, y rico, sobrevive; en la actualidad se cree que los narcotraficantes, son incluso más poderosos que cualquiera de nuestros políticos, cosa que me alarma verdaderamente, ya que llegado a escuchar en los medios de comunicación, la posibilidad de que estos delincuentes estén cada vez más inmersos en las decisiones de nuestro sistema gubernamental. ¿No es esto contradictorio? El amor y la decencia parecen hoy en día no ser importantes, no tienen un lugar entre nosotros, de manera despectiva se les llama idealismo, producto de la imaginación. Acumular es sinónimo de destruir, de explotar y la seguridad que proporciona el conservar, ha hecho que las sociedades acumulen, desde la economía, hasta los recuerdos y con ellos a los afectos, esta pseudo seguridad que proporciona el no expresar, el no decirle a los demás los sentimientos, ha conllevado a atesorar más el pasado; y para esto existen numerosas razones: El temor a sentir dolor A enfrentar lo que causa el sentimiento A sentirse una vez más incomprendidos Cualquier razón que sea, el resultado sigue siendo el mismo, “en mi tiempo todo era mejor” “te amo porque me perteneces”. La explotación, se refleja a cada instante sobre todo en la escasa identidad de nuestra sociedad y en muchas otras, que han preferido atesorar, más que ser libres y espontáneas, que van buscando aceptación y reconocimiento de otros, o en el lugar menos indicado, sin preguntarse qué tal vez, ese amor y reconocimiento tan carentes y anhelados, se encuentra en sí mismos y no en la pareja o en aquellos padres de poca experiencia en la crianza y a quienes también les enseñaron la misma y distorsionada idea de amor; ni tampoco en el experto que trabaja en la agencia con eslogan que dice “Si lo que buscas es felicidad aquí te digo cuánto cuesta, cuánto tarda y en qué tiempo comenzaras a sentirla”. Esto me recuerda que cada vez hay más personas con enfermedades terminales, sin causa aparente, pero la razón está ahí, solo que no queremos mirarla, ¿Cuál es?, la acumulación de emociones. Porque parece ser mejor vivir sin cuestionar, en donde no se vea perturbado el status quo, la conformidad y la comodidad, de mantener la apariencia de perfección, para no decir, para no sufrir, para no actuar. Fromm, en 19472 hablaba, de la era moderna, pero me pregunto, ¿cuánto dura lo moderno?, porque desde él, hasta ahora, seguimos estando en una época de competencia, en donde yo tengo lo que tú necesitas, “menor de treinta años de edad, con experiencia, sin compromiso de formar familia, recién titulado, con disponibilidad de tiempo, y no requiero mucho sueldo”, es decir leyes de oferta y demanda. ¿Puedo venderme? y ¿a qué precio? Que acaso ¿ya no importan las habilidades, ni la honestidad? todo parece indicar que en la era moderna de orientación mercantil. ¡No! El mercantilismo es justamente lo que lleva a la mayoría de las poblaciones incluyendo la nuestra, a emigrar en busca del “sueño americano, europeo o asiático”. Parece que el progreso se encuentra después del muro de nuestra frontera en las grandes organizaciones y al realizar las tareas que sus propios ciudadanos no quieren hacer. La insatisfacción y la enajenación de cada uno es el resultado de no ser uno mismo, de sentirse solo y la falta de sentido en la vida; en el mejor de los casos un impulso para buscar una nueva forma adecuada de vivir, con valores y normas que nos guíen, y aunque parezca imposible cada uno de nosotros tenemos una fuerza interna que sí nos esforzarnos, lograremos ser libres, e independientes, es decir, ser activos de nuestro propio ser y en nuestro ambiente lo que provocará el verdadero cambio. Entonces podemos ir definiendo que el carácter productivo tiene como fin el crecimiento y el desarrollo del individuo, junto con la madurez, así, el hombre con el uso de la razón y la imaginación podrá transformar su alrededor. Pero si se sigue siendo presa de la ansiedad, y la sumisión el resultado será la improductividad, paralización y el estancamiento. En el caso contrario, se encuentra el carácter Autoritario, en donde un sujeto se coporta de una forma en nombre de algo “superior”, se daja dominar y se siente incapaz de seguir su naturaleza, resultando alguien que no cuestiona y solo actúa porque cree que así es como debe hacerlo, lo que quiere decir, que es alguien sin libertad ni racionalidad, motivado por pasiones sin sentido, como la avaricia, el masoquismo, la envidia, los celos, etc. Llegando hasta la inflexibilidad, siendo activo pero no productivo. Cada uno de nosotros tenemos una potencia de la cual somos capaces de hacer uso, esta funciona como un motor que nos motiva a actuar, a movernos, a amar a la vida, en cambio si se carece de potencia, las relaciones se pervierten, queriendo dominar unos a otros, destruyéndonos. Así, que no olvidemos que el dominio nace de la impotencia y la hace más poderosa. El mundo exterior se puede vivir de forma realista o reproductiva, en una se observa y se representa sin establecer contacto con las emociones, es como saber algo en forma sólo intelectual, sin llegar a la esencia; y la segunda por medio de la locura, en donde se es incapaz de ver la realidad tal cual, se la percibe como un símbolo y un reflejo de su mundo interior. Pero lo verdaderamente opuesto al realismo y a la locura, es la productividad. El dar vida a las potencialidades tanto intelectuales como a las emocionales, dar nacimiento al yo, para lo que se requiere, actividad productiva. Para ejemplificar, hablaré de lo que sucede en la consulta específicamente en individuos con rasgos masoquistas que se reflejan en sus relaciones de pareja. Estas personas muestran la tendencia a abandonar su independencia para poder fundirse con algo o alguien exterior, a fin de adquirir la fuerza que ellos carecen, buscan nuevos vínculos como sustitutos de los primarios (padres); donde la aceptación y el reconocimiento no estuvieron presentes o posiblemente hubo una gran represión lo que provocó que el individuo se sintiera aplastado en su integridad, las figuras de su infancia no le permitieron desarrollar propiamente su ser y lo que conlleva, su carácter, su creatividad, imaginación, e ilusiones, como cualquier otra persona que vive dentro de una sociedad; así ese individuo aprendió a obedecer a no expresar su enojo para no desafiar al otro y perder su cariño, para no parecer el niño “malo” y “feo” que hace enojar a la madre o al padre, convirtiéndose en el adulto que se siente impotente, temeroso, dependiente, e insignificante ante cualquier adversidad. Paralelamente en su relación de pareja se comporta de la misma manera, con miedo a expresar lo que piensa de la relación y como se siente en ella, de lo que le agrada y de lo que no, por miedo a ser abandonado, tolera y aguanta pero también disfruta circunstancias incomodas que siente no poder cambiar, porque sin ese otro la vida pierde sentido, tener esto es más de lo que el masoquista cree merecer. No se da cuenta de que es el único que puede modificar la situación, por el contrario se deslinda de su responsabilidad dejándoselo al destino o a un poder divino; tampoco parece ver que en él, está la fuente de todo bienestar y que todo aquello que no tuvo en la infancia, se lo puede proveer ahora, aunque parezca imposible; como reconocerse a sí mismo y a su esfuerzos, proporcionándose afecto, entender que quién sí tuvo derecho a enojarse era aquel niño, pero no el adulto porque ahora es el responsable de querer, cuidar, proteger y aceptar al niño, en lugar de ir depositándolo en los brazos de otra persona que dicen brindarle lo mismo. Pero estos brazos no son más que los de la pareja que generalmente también cuenta con su buena tendencia al sadismo, y que su único motor en la relación es la de someter, dominar e infringir su poder. Con esto se puede observar que el sadismo y el masoquismo se complementan, y que pertenecen a las orientaciones receptiva y explotadora, donde solo desean obtener del exterior lo que necesitan de forma automática e inmediata, es decir con elementos que no provienen de sí mismos, como cuando aun eran recién nacidos y los padres proveían, pero como tampoco en esa época lo tuvieron esperan que ahora sí suceda, sin embargo se olvidan que obtener algo en la vida requiere de esforzarse para lograrlo. Con esto de alguna manera respondo a la pregunta que me hago en el titulo. Donde la tendencia masoquista es parte del carácter que a su vez es producto de la sociedad en la que se desenvolvió ese niño; ahora el adulto que sufre y que debe darse cuenta de que en el pasado no podía evitar que lo lastimaran, pero que hoy sí puede hacer todo por no vivirlo más. Entonces en las fantasías sobre las relaciones de pareja en la consulta, uno de los integrantes, ha preconcebido su destino en cuanto llegue el otro, cómo su vida cambiara y se resolverá de forma inmediata. El que es celoso, inseguro y poco atractivo, dejará de serlo, cualquier posible rasgos indeseado, por mínimo que sea, se convertirá en virtud, y todo gracias a la fusión con el ser recién llegado, que con su sola presencia transforma el estado de ánimo y pareciera que hasta el clima; porque la experiencia de “enamorarse” es estimulante e intensa. Pero ya lo dijo el buen (Fromm 1959)3, al amor “se le confunde fácilmente, con la experiencia explosiva… el súbito derrumbe de las barreras que existían hasta ese entonces entre dos desconocidos... tal experiencia de repentina intimidad es, por su misma naturaleza, de corta duración”. (Fromm 1959)”Para la mayoría de la gente conocerse resulta” un acto de rápida exploración, por lo que “la intimidad se establece principalmente a través del contacto sexual”. La fusión con alguien representa el salvavidas en medio del amenazante océano que simboliza la propia vida, la idea es no hacer un esfuerzo para nadar, para crecer, sino más bien esperar a que pase alguien para colgarse y así ser auxiliado, pero cuando este alguien no llega, todo lo demás deja de tener sentido, e incluso se piensa en dejarse morir, no imagina ser capaz de lograrlo por sus propias habilidades, la única opción es depositarse en el otro y que lo saquen a la superficie. Esta actitud puede ser un comportamiento similar al que algunas personas adoptan en su vida, además de iniciar una lucha interna para deshacerse de mí mismos y de todo lo que implica afrontar la vida, es decir cuidarnos, querernos ser responsables y conocernos. Pace increíble, pero cada día, se escucha más el deseo incesante de poseer a la pareja, porque sin ese otro, no se puede vivir, no se sabe ser feliz, no hay más ganas de continuar, literalmente “Quiero Que Me Cuiden”. Esto es, lo que Fromm4 llama simbiosis, el unirse con otro ser, una tendencia constante de establecer nuevos vínculos en donde lo que se desea es la fusión y el deshacerse de la independencia y de la individualidad; hasta llegar a la sumisión y dominación. El ser de carácter sádico promueve la dependencia hacia él, disfrazada de amor. De igual forma, su complemento, el de carácter masoquista, no desea dejar de depender, esto implica un éxtasis adictivo, sobre todo cuando está de por medio la “reconciliación” después de una discusión. Tanto un carácter como del otro, ayudan a sobrellevar el terror que se siente, al verse solos, e impotentes en la vida; Ese ser considera que se encuentra solo ante un mundo extraño y hostil. La única manera que parece existir para lograr continuar, es entregarse a alguien, porque es prefiere que el otro actúe por el mismo, a sentir la inseguridad y angustia inminentes de no saber cómo actuar, simplemente, qué hacer. El aparente sufrimiento que vive la persona por no encontrar a ese otro individuo con quien convivir y compartir, no es más que el sufrimiento de no encontrar a alguien con quien fusionarse que se haga cargo de su propio pensar y de su sentir. Claramente podemos ver esto cuando las personas conocen a alguien y comienzan a sentir temor y dudas ante el no saber actuar socialmente. Desde ahí aparecen las indecisiones y el deseo de dominar o dejarse conducir. Esto puede demostrar poca habilidad social, la falta de identidad, de fortaleza yoica. Para ir concluyendo podemos decir que el resultado del sadismo y el masoquismo es, la simbiosis, en donde un ser se une a otro, con el fin de perder la integridad y volverse dependiente. No necesariamente uno será siempre el que domine ni el otro el que obedezca, estos roles se intercambian, y se van desarrollando dependiendo del contexto, pero siempre en búsqueda de lograr la supraunidad para desviar la mirada de las carencias que los hacen ir en contra del mundo. Se debe recordar que aquello que amenace la integridad y la libertad muchas veces es disfrazado de pseudo afecto y protección, lo que logra respuestas de odio, y sentimientos culpigenos. Logramos ver que la simbiosis es una forma de auto destrucción, donde esa persona nunca fue motivada a desarrollarse en su totalidad. Pero aún en la dependencia existe la posibilidad de querer ser libre e independiente. (Fromm 1947) “La paradoja de la existencia humana es que el hombre debe buscar simultáneamente la cercanía con los demás y la independencia; la unión con otros y al mismo tiempo la conservación de su individualidad y de su particularidad. La respuesta a esta paradoja… es la productividad”. El hombre llega a la realización de sí mismo, cuando es productivo, cuando se puede dar vida a las propias potencialidades. No quiero terminar sin antes mencionar la verdadera escencia del amor; que es un acto de voluntad de querer pasar el resto de nuestra vida con esa otra persona, amar a uno mismo es amar a los demas, el amor genuino es productivo, procura el cuidado, respeto, responsabilidad y conocimiento, tiende al crecimiento y a la felicidad de la persona amada.5 1 Erich Fromm. (1957) Ética y Psicoanálisis. (Ed), Fondo de Cultura Económica (Pág. 67-130) México D,F. 2 Erich Fromm. (1957) Ética y Psicoanálisis. (Ed), Fondo de Cultura Económica (Pág. 67-130) México D,F. 3 Erich Fromm. (2008) El Arte de Amar. México: Paidós (Pág. 58) 4 Erich Fromm. (1957) Ética y Psicoanálisis. (Ed), Fondo de Cultura Económica (Pág. 122) México D,F 5 Erich Fromm. (2008) El Arte de Amar. México: Paidós (Pág. 64)