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PIRINEO LIREDANO OCCIDENTAL (CONANGLES-TAVASCÁN)
La cuarta etapa es el ecuador de nuestro viaje. A éstas alturas, estamos en la parte más central de la
cordillera, con 400km ya recorridos a nuestras espaldas, y otros 400 por delante que aún nos separan del
mediterráneo.
Iniciamos nuestra etapa en el Refugio de Conangles, a las puertas del Valle de Arán.
Dejaremos atrás el Hospital de Vielha, pasando junto a la boca del túnel que, tras 22 años de trabajos de
excavación, comunicó finalmente el Valle de Arán con el resto de España, rompiendo por primera vez con el
aislamiento invernal que siempre había sufrido.
Un pronunciadísimo ascenso nos deja en el Lac de Rius, el cual bordearemos por su orilla Norte, y tras un
breve descenso, en un último esfuerzo por un angosto sendero, se abre ante nosotros uno de los secretos
del Parque Nacional de Aigüestortes: el refugio de la Restanca.
Perteneciente al famoso circuito Carros de Foc, éste pintoresco refugio se encuentra escondido en el fondo
de un pequeño circo glaciar, a orillas de un lago represado, que no dejará a nadie indiferente por la belleza
de su entorno.
Dejamos atrás la Restanca, y discurrimos entre lagos, por un paisaje que se vuelve por momentos más
acuático que terrestre, hasta llegar al Refugio de Colomers, a 2.135m de altitud.
Continuamos nuestro camino por estos paisajes lacustres, y ascendemos al Puerto de Ratera, desde donde
enfilaremos la bajada hasta la joya del parque: El Lago de San Mauricio.
Nos encontramos ante uno de los lagos más espectaculares del Pirineo, el fondo de un circo glaciar
inundado y represado por el hombre para su aprovechamiento.
A escasos metros de su orilla sudeste, donde se encuentra la presa, está el refugio de Ernest Mallafré,
frecuentado por los escaladores que casi durante todo el año atacan otra de las maravillas del parque que
se alza allí mismo: Els Encantats.
Estas dos colosales agujas, deben su nombre a la leyenda de dos cazadores que, habiendo querido ser los
primeros en dar caza a un rebeco, se habrían saltado la misa dominical, quedando así maldecidos a
convertirse en piedra para siempre.
Dejaremos atrás a la pareja de cazadores malditos custodiando el lago, y descenderemos a Espot, hermosa
población dedicada al turismo, la producción de leche y la energía hidroeléctrica, y continuaremos nuestros
pasos hasta la Guingueta d'Àneu, donde atravesaremos La Noguera Pallaresa, río que en éste lugar se
disfraza de lago, en el Embalse de la Torrassa.
Ascenderemos desde La Guingueta por una potente subida, pasando de largo el pueblo abandonado de
Dorve, y recorreremos los cordales de sus sierras, hasta descender al pequeño y tranquilo pueblo de
Estaon.
En la última jornada de ésta etapa, remontaremos el abrupto valle del Riu de Peracalç, para descender
finalmente a Tavascán, hermosa población conocida por su estación de esquí, donde daremos por
terminada ésta etapa de la travesía.
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