Jacinta Pinto Anwandter

Transcripción

Jacinta Pinto Anwandter
Jacinta Pinto Anwandter
Primer Lugar
Categoría Enseñanza Media
Concurso Literario “El Legado de Marcelino en el siglo XXl”
"Un corazón sin fronteras"
1
Estimado Víctor:
Nos es muy grato comunicarte que el Comité de Selección Literario Marista de
Perú ha finalizado el análisis de las postulaciones de los candidatos de todo el país
para el Primer Encuentro Artístico Cultural Marista de la Provincia de Santa María y
quisiéramos comunicarte que has sorteado con éxito la etapa de selección nacional, es
decir, asistirás a este encuentro marista como representante literario de nuestro país.
Sabemos que esta carta te producirá alegría y te llenará de orgullo ya que tus
cualidades literarias te han permitido superar co éxito las diferentes etapas de selección
nacional.
Sin otro particular, te saluda cordialmente.
Hermano Gonzalo Álvarez
Director del Comité de Selección Literario Marista
Por supuesto que estaba orgulloso, nunca pensé que mi cuento fuera uno de los
mejores de todos los niños que postularon de mi país, que yo pudiera quedar
seleccionado.
La verdad es que mandé mi historia por tener una buena nota en el colegio, más
que por pensar que mi cuento era bueno y podía quedar seleccionado. Sin embargo, no
estoy del todo contento, aunque sé que debería estarlo, pero no puedo evitarlo. Es que
solo el hecho de pensar que me voy a ir a Chile me produce un cierto rechazo, ya que
lo chilenos son todos unos ladrones y por si eso fuera poco odian a los peruanos. De
todas formas voy a tener que comerme mi orgullo ya que tendré hospedarme en casas
de chilenos.
Realmente si fuera por mí no lo haría, pero tengo que demostrarle a mi padre
que sí puedo hacer algo bueno en mi vida y que puedo terminar lo que me empiezo. A
ver si después de esto me toma en cuenta realmente y reconoce que no solo sirvo para
derrochar su dinero. Prefiero no hacerme demasiadas expectativas. Si nunca ha
valorado las cosas que he hecho, no veo porqué tendría que valoraría ahora.
La verdad nunca me ha gustado mucho vivir con mi papá pero cuando mi
mamá se murió no tuve más remedio. Al menos no lo veo mucho ya que pasa la
mayoría del tiempo trabajando o viajando. Pero cada vez que está en casa encuentra un
motivo para retarme: siempre hay algo que hice mal: la verdad ya estoy acostumbrado.
Sin embargo esas cosas siempre afectan aunque uno se dé cuenta en el momento.
2
No podría haber estado más emocionado al leer la carta del Comité de Selección
Literario Marista, estaba tan contento que cuando me hicieron leer la carta ante toda mi
familia se me trababan las palabras en mi boca.
Mi madre estaba tan orgullosa que me emocionó hasta las lágrimas. Me dijo que
gracias a mi esfuerzo estaba saliendo adelante, que esto no era solo premio para mí,
sino que también. Se me estaba abriendo una puerta hacia el futuro y que tal vez yo
podría se el primero en mi familia en ir a la universidad.
Para ser honesto este premio se lo debo a mi madre, ya que ella siempre me
apoyó.
Me dijo que nunca me rindiera; que si realmente quería algo tenía que
esforzarme por ello. Así lo hice y el ver que mi esfuerzo da fruta me impulsa a seguir
luchando por lo que quiero y a darme cuenta que nada es imposible.
Me encantaría poder llevar a mi mamá en este viaje, ya que la voy a echar
mucho de menos y además me gustaría que ella pudiera conocer otros países también.
Ella se ha menos y además me gustaría que ella pudiera conocer otro países también.
Ella se ha sacrificado tanto por mí. A los 15 años tuvo que dejar el colegio porque
estaba embarazada y desde esa edad tuvo que empezar a trabajar porque mis abuelos
no podían mantenerlos a ambo. De todos modos, mi abuela se ofreció para cuidarme
mientras mi mamá trabajaba. Toda mi familia siempre se ha sacrificado por mí. Es por
esto que cuando sea un poeta famoso les voy a dar todas las comodidades que no
hemos tenido y nunca más tendrán que trabajar y pasar apreturas.
3
¿Estaba escuchando bien? ¡Mis papas quieren recibir a un alumno peruano y a
uno boliviano en mi casa! Realmente se volvieron locos, me carga, son negros, feos y
cochinos. – No, si ellos se viene a quedar a esta casa yo me voy – les dije enojada.
- Por lo mismo es que queremos que vengan y que tú los conozcas, para que
termines de una vez con todos esos prejuicios injustificados.
- No, yo no quiero conocerlos, no me importa como sean, yo no lo voy a recibir.
- Sí los vas a recibir y con la mejor cara, porque si no, no vas a tener fiesta de
quince- dijo mi mamá.
- Pucha mamá, que injusto, no es mi culpa.
Me cargan mis papás. Nunca me toman en cuenta. No le importa qué me pasa;
ni siquiera me entienden. Esta fiesta es la más importante para mí. Además ya les, dije
a todos mis amigos. ¿Como ahora le voy a decir que no? ¿Quieren que no tenga
amigos? ¿Quieren que sea un antisocial para tenerme más controlada y para que me
quede todo el día en mi casa.
4
Me tuve que levantar temprano ese día, para ir a buscar a los alumnos que
llegaban a mi casa. Cuando llegué al colegio estaba lleno de jóvenes en el patio central.
No sabía cómo iba a encontrarlos en ese gentío. El profesor que estaba a cargo de
coordinar el encuentro me ayudó a ubicarlos. Tenía que saludarlos y presentarme así es
que les dije:
- Hola me llamo Camila, tengo catorce años y voy en primero medio. ¿Y ustedes
como se llaman?
- Víctor – me dijo uno de ellos. La verdad, él no me cayó muy bien, pues casi no
hablaba y me miraba de una manera un poco despectiva.
- Yo me llamo Juan y tengo dieciséis, mucho gusto – él me cayó mucho mejor
aunque se notaba que venía de una familia humilde; se veía que estaba muy orgulloso
y contento de estar ahí.
Al llegar a mi casa mi mamá nos estaba esperando con la mesa lista para tomar
té. Juan, el niño de Bolivia, no dejaba de agradecer a mi mamá mientras que Víctor
cortésmente la saludó, le agradeció y no habló más en toda la noche.
5
Con Juan no llevamos bien desde el primer momento que nos conocimos. Él era
un niño estudioso, esforzado y muy agradecido de su familia. Me contó que vivía en
una casa muy pequeña y que tenía que caminar mucho para ir al colegio; que sólo tenía
un cuaderno para todas las asignaturas y que su mamá, para su cumpleaños, le había
regalado otro para que escribiera poesía. Lo que más me gustó de Juan era que con
muy poco podía ser feliz, y yo que lo tenía todo siempre quería más, nunca me
conformaba con nada. Pero hasta ese momento no me había dado cuenta. Víctor, sin
embargo, siempre se excluía de nuestras conversaciones por mucho que nosotros le
insistiéramos; él prefería quedarse en la pieza que compartía con Juan, leyendo.
6
Un día, cuando ellos estaban en el colegio exponiendo sus trabajos, entré a
ordenar la pieza y encontré un cuento escrito por Víctor. Se titulaba “Biografía de un
hombre solitario”. No recuerdo exactamente lo que decía pero se trataba de un hombre
al que trágicamente se le había suicidado la madre, y el padre pensaba que fue por
culpa del hijo y siempre encontraba un motivo para culparle. Cuando estaba
terminando de leer, Víctor entró en la habitación y me quitó el papel desesperado.
Luego, al ver que yo lo miraba con compasión unas lágrimas cayeron por su mejilla. Al
preguntarle si ese hombre era él, se puso a llorar desconsoladamente. No sabía qué
hacer. Acababa de conocerlo hace dos días, en los cuales no nos habíamos dirigido más
de tres palabra y ahora sabía su secreto más profundo. No supe más que abrazarlo y
después de más o menos media hora empezamos a conversar. Fue una de las
conversaciones más profunda que he tenido en toda mi vida, y aunque quería darle
algún consejo, una palabra de aliento, no se me ocurría qué decirle; penaba que
cualquier cosa que le dijera sonaría muy infantil, ya que yo nunca había pasado por
una situación parecida. Pero, creo que él apreció mi intención.
7
Después de ese día todo cambió. Los sentía más que mis amigos, como mis
hermanos. Ese increíble como en tan poco tiempo se puede conocer tanto a una
persona. Nos desvelábamos en las noches conversando y jugando, lo llevaba en día a
conocer la ciudad, sentíamos como si nos conociéramos de siempre. Superamos todo
los prejuicios y nos dimos cuenta que en realidad no existen fronteras, que son sólo
límites imaginarios que ha creado el hombre para encerrarse en sí mismo, pero en el
momento que las cruzamos, nos abrimos al mundo, nos damos cuenta de que estas
frontera nunca existieron y que no importa cuán diferentes seamos o de que países
vengamos: porque los corazones no tienen fronteras.

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