5. ¿Podemos Pensar o Decir Que Somos Salvos?

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5. ¿Podemos Pensar o Decir Que Somos Salvos?
¿Podemos Pensar o Decir Que Somos Salvos? 1. El canto "Con gozo canto al Señor" (himno #322) claramente dice "desde que salvo soy" muchas veces... 2. pero veamos lo que dice la Hna. White en ¡Maranata! p. 234: LA SALVACIÓN: UNA EXPERIENCIA DIARIA Así que, el que piensa estar firme, mire que no caiga. (1 Cor. 10: 12). La caída de Pedro no fue instantánea, sino gradual. La confianza propia lo indujo a creer que estaba salvado, y dio paso tras paso en el camino descendente hasta que pudo negar a su Maestro. Nunca podemos con seguridad poner la confianza en el yo, ni tampoco, estando, como nos hallamos, fuera del cielo, hemos de sentir que nos encontramos seguros contra la tentación. Nunca debe enseñarse a los que aceptan al Salvador, aunque sean sinceros en su conversión, a decir o sentir que están salvados. Eso es engañoso. Debe enseñarse a todos a acariciar la esperanza y la fe, pero aun cuando nos entregamos a Cristo y sabemos que él nos acepta, no estamos fuera del alcance de la tentación. . . Sólo el que soporte la prueba, "recibirá la corona de vida" (Sant. 1: 12). . . Los que aceptan a Cristo dicen en su primera fe: "Soy salvo" están en peligro de confiar en sí mismos. . . Se nos amonesta: "el que piense estar firme, mire no caiga" (1 Cor. 10: 12). Nuestra única seguridad está en desconfiar constantemente de nosotros mismos y confiar en Cristo.* Hay muchos que profesan seguir a Cristo, pero que nunca llegan a ser cristianos maduros. Admiten que el hombre está caído, que sus facultades están debilitadas, que es incapaz de hazañas morales, pero añaden que Cristo ha llevado todas las cargas, todos los sufrimientos, toda la abnegación, y que están dispuestos a dejar que él lo lleve todo. Dicen que no hay nada que puedan hacer sino creer; pero dijo Cristo: "Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame" (Mat. 16: 24). . . Nunca debemos descansar satisfechos de nuestra condición y cesar de progresar diciendo: "Estoy salvado". Cuando se fomenta esta idea, cesan de existir los motivos para velar, para orar, para realizar fervientes esfuerzos a fin de avanzar hacia logros más elevados. Ninguna lengua santificada pronunciará esas palabras hasta que venga Cristo y entremos por las puertas de la ciudad de Dios. Entonces, con plena razón podremos dar gloria a Dios y al Cordero por la liberación eterna. . . No puede jactarse de la victoria el que se reviste de la armadura, pues tiene todavía que pelear la batalla y ganar la victoria. El que soporte hasta el fin es el que será salvo. 3. La Palabra de Dios dice 2 cosas interesantes en Romanos 8: versículo 24: 24 Porque en esperanza fuimos salvos; pero la esperanza que se ve, no es esperanza; porque lo que alguno ve, ¿a qué esperarlo? versículo 30: 30 Y a los que predestinó, a éstos también llamó; y a los que llamó, a éstos también justificó; y a los que justificó, a éstos también glorificó. no solo menciona ser salvos....sino también dice que "glorificó", hablando no en el futuro, sino en el pasado! La pregunta entonces es: ¿Podemos pensar o decir que somos salvos? Cuando Elena de White escribió la cita mencionada en ¡Maranata! p.234, ella no estaba diciendo que decir “Cristo me salvo, soy salvo” era un pecado o que había una virtud en la inseguridad. Ella se estaba refiriendo a la creencia de “una vez salvo, siempre salvo” Esta doctrina enseña que una vez que alguien es salvo por nuestro Señor Jesús, ya nunca jamás se puede llegar a perder. La misma cita también se encuentra en “Palabras de Vida del Gran Maestro” en la pagina 119. Esto es lo que dice justo antes de la cita que acabamos de leer: “No hay nada que ofenda tanto a Dios, o que sea tan peligroso para el alma humana, como el orgullo y la suficiencia propia. De todos los pecados es el más desesperado, el más incurable.” La Mensajera del Señor claramente estaba hablando de la falsa seguridad de los que confían en si mismos y dejan de confiar en el Señor Jesús para su salvación. Por eso en la misma cita ella continua diciendo: “…cuando nos entregamos a Cristo y sabemos que él nos acepta…” Ella dice que “cuando nos entregamos a Cristo” podemos saber que “él nos acepta!” No debemos ser presuntuosos y decir, “Ya estoy salvo, no importa lo que yo haga…ya estoy salvo porque Cristo me salvo”. La declaración “salvos, siempre salvos” es pecado de presunción: “...La fe no va en ningún sentido unida a la presunción. Sólo el que tenga verdadera fe se halla seguro contra la presunción. Porque la presunción es la falsificación satánica de la fe. La fe se aferra a las promesas de Dios, y produce la obediencia. La presunción también se aferra a las promesas, pero las usa como Satanás, para disculpar la transgresión. La fe habría inducido a nuestros primeros padres a confiar en el amor de Dios, y a obedecer sus mandamientos. La presunción los indujo a transgredir su ley, creyendo que su gran amor los salvaría de las consecuencias de su pecado. No es fe lo que reclama el favor del Cielo sin cumplir las condiciones bajo las cuales se concede una merced. La fe verdadera tiene su fundamento en las promesas y provisiones de las Escrituras.” (El Deseado de Todas las Gentes, p. 102). Las Sagradas Escrituras claramente dicen esto: Salmos 3:8 (Reina-­Valera 1960) 8 La salvación es de Jehová; Efesios 2:8 (Reina-­Valera 1960) 8 Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; Tito 2:11 (Reina-­Valera 1960) 11 Porque la gracia de Dios se ha manifestado para salvación a todos los hombres, Juan 3:16 (Reina-­Valera 1960) 16 Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Hechos 4:12 (Reina-­Valera 1960) 12 Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos. Romanos 1:16 (Reina-­Valera 1960) 16 Porque no me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree… Mateo 7:21 (Reina-­Valera 1960) 21 No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. Filipenses 2:12 (Reina-­Valera 1960) 12 Por tanto, amados míos, como siempre habéis obedecido, no como en mi presencia solamente, sino mucho más ahora en mi ausencia, ocupaos en vuestra salvación con temor y temblor, Filipenses 2:13 (Reina-­Valera 1960) 13 porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad. Filipenses 2:14 (Reina-­Valera 1960) 14 Haced todo sin murmuraciones y contiendas, 1 Timoteo 6:12 (Reina-­Valera 1960) 12 Pelea la buena batalla de la fe, echa mano de la vida eterna, a la cual asimismo fuiste llamado… 1 Corintios 10:12 (Reina-­Valera 1960) 12 Así que, el que piensa estar firme, mire que no caiga. Mateo 24:13 (Reina-­Valera 1960) 13 Mas el que persevere hasta el fin, éste será salvo. Juan 15:5 (Reina-­Valera 1960) 5 Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer. Filipenses 3:12 (Reina-­Valera 1960) 12 No que lo haya alcanzado ya, ni que ya sea perfecto; sino que prosigo, por ver si logro asir aquello para lo cual fui también asido por Cristo Jesús. Romanos 8:1 (Reina-­Valera 1960) 1 Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu. Estos versículos nos dicen que la salvación es de nuestro Dios, y también para aquellos que creen en Él como su salvador personal. Esta salvación es por gracia, es decir es un regalo. Nadie podría pagar el precio de su valor, sólo Jesús podía, y lo hizo, y ahora nos la regala. Nosotros sólo debemos aceptar el regalo por fe y después de eso saber que ya es nuestra. Si dudamos sería dudar de la obra de Jesús o de su Palabra que dice que es para el que cree. Si alguien muere en ese preciso momento de aceptar a Jesús, esa persona está salvada. Ej. ladrón en la cruz. Pero no debemos olvidar que “La fe se aferra a las promesas de Dios, y produce la obediencia.” (El Deseado de Todas las Gentes, p. 102). Tenemos una responsabilidad, un compromiso, y una obligación. Tenemos que pelear la buena batalla todos los días. Y cómo se pelea esa batalla? 1. Dios debe obrar en nosotros tanto el querer, como el hacer su santa voluntad. Si eso no esta sucediendo estamos en un serio peligro. 2. Hay que hacer las cosas con gusto, sin queja ni discusión. Si hacemos las cosas de Dios desganados, quejandonos y de mala gana, o no estamos haciendo nada: "Peligro". Podemos perder nuestra salvación! 3. Debemos ser luces en el mundo; irreprensibles y sencillos, hijos de Dios sin culpa en medio de una generación torcida y perversa. 4. Debemos compartir la Palabra de vida para que en el día del Señor, podemos gloriarnos de que no hemos corrido ni trabajado en vano. 5. La salvación hay que vivirla todos los días: “No que lo haya alcanzado ya, ni que ya sea perfecto; sino que prosigo, por ver si logro asir aquello para lo cual fui también asido por Cristo Jesús.” (Filipenses 3:12) La única manera de estar seguros de nuestra salvación esta en la abnegación, el renunciamiento del yo diariamente, y el deseo de hacer la voluntad de Dios. Es necesario abandonar todo tipo de pecado, de lo contrario nos perderemos. “Así que, el que piensa estar firme, mire que no caiga…mas el que persevere hasta el fin, éste será salvo.” (1 Corintios 10:12 / Mateo 24:13) Por su infinita gracia nos da el regalo de salvación y nos imparte conocimiento para que sepamos como retenerla. Pero, como todo regalo, podemos perderlo si somos descuidados. Porque no es asunto de solo una vez, y después echarse a dormir. Uno tiene que estar al día con Dios, de lo contrario, solo nos estamos engañando y nos vamos a llevar un chasco. Por nuestras debilidades, y porque hay un enemigo que nos quiere perdidos, podemos separarnos del Salvador y perder la salvación. Por eso San Juan declaro: “Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer". Si permanecemos en Jesús podemos tener la seguridad de la salvación, "Romanos 8:1: Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu". Mientras permanecemos en Jesús, entonces se produce el proceso de la santificación. A la pregunta somos salvos, la respuesta debería ser: “Sí, pero la condición es que estemos viviendo a la altura de la salvación, de lo contrario sería pura presunción.” A eso se refería la Mensajera del Señor cuando declaro: “Nunca debe enseñarse a los que aceptan al Salvador… a decir o sentir que están salvados.” Sin embargo, esto no quiere decir que no podemos tener el gozo y la paz que Cristo da en la salvación. Hay un sentido en el cual sí podemos decir que somos salvos, y esto no contradice nada de lo que ya hemos leído. La misma Mensajera del Señor expresó lo siguiente: “No debemos hacer de nuestro yo el centro de nuestros pensamientos, ni alimentar ansiedad ni temor acerca de si seremos salvos o no. Todo esto es lo que desvía el alma de la Fuente de nuestra fortaleza. Encomendad vuestra alma al cuidado de Dios y confiad en él. Hablad de Jesús y pensad en él. Piérdase en él vuestra personalidad. Desterrad toda duda; disipad vuestros temores. Decid con el apóstol Pablo: “Vivo; mas no ya yo, sino que Cristo vive en mí: y aquella vida que ahora vivo en la carne, la vivo por la fe en el Hijo de Dios, el cual me amó, y se dio a sí mismo por mí.” (Gálatas 2: 20). Reposad en Dios. Él puede guardar lo que le habéis confiado. Si os ponéis en sus manos, él os hará más que vencedores por Aquel que nos amó.” (El Camino a Cristo, p 53) Debemos reposar en Cristo y no sentir temor o inseguridad con respecto a nuestra salvación. Otra cita por la Sierva del Señor que se encuentra en “El Conflicto de los Siglos” apoya lo que acabamos de leer: “No es la voluntad de nuestro Padre celestial que estemos siempre en condenación y tinieblas. Marchar con la cabeza baja y el corazón lleno de preocupaciones relativas a uno mismo no es prueba de verdadera humildad.” (El Conflicto de los Siglos, p.531) En otra ocasión, la Mensajera del Señor declaro lo siguiente: “Aun su salud física mejora al establecer su seguridad en Cristo.” (Consejos Sobre la Salud, p.28) En línea con estos consejos, Elena G. De White escribo lo siguiente: “Debemos saber que estamos disfrutando del favor de Dios, que el sonríe sobre nosotros, y que en verdad somos sus hijos muy amados, que estamos en una posición en la que podemos tener comunión con Él y Él con nosotros.” -­‐Review and Herald, 29 Marzo 1870 (http://www.reocities.com/xbenson1888/Review/Review03/Article15.html) Y casi al final de sus días, la misma Hna. White expresó su certeza en Cristo: “No tengo seguridad de que mi vida se prolongue mucho más, sin embargo siento que soy acepta por el Señor.” (Fundamentals of Christian Education, p 548) Ya nuestro Señor Jesucristo a sido levantado de la tierra y es el imán que nos atrae con su amorosa fuerza hacia la tierra prometida. Salvos ya somos, pues Cristo murió para darnos salvación y vida eterna a los que le amemos y andemos conforme a su ley. Si ponemos nuestra mirada en El y nos conducimos como El, con la ayuda de El hermoso Consolador, obtendremos la victoria reteniendo nuestra salvación. 322 Con Gozo Canto al Señor 1 3 Con gozo canto al Señor Un gozo tengo que es sin par desde que salvo soy, desde que salvo soy, pues es mi Rey, mi Salvador, a Cristo a labo sin cesar desde que salvo soy. desde que salvo soy. Coro 4 Desde que salvo soy, Tengo un hogar al cual iré, desde que salve soy desde que salvo soy, sólo en él me gloriaré; y allí seguro viviré, desde que salvo soy desde que salvo soy. en mi Redentor me gloriaré. 2 Yo amo a Dios y mi ansiedad desde que salvo soy, está en cumplir su voluntad, desde que salvo soy. 

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