Miguel, político y periodista
Transcripción
Miguel, político y periodista
Miguel, político y periodista Sanín Acaso en la historia del periodismo venezolano, desde Juan Vicente González hasta hoy, no habíamos contado con un hombre de prensa más completo que Miguel Otero Silva, quien fue editorialista, manchetista, articulista, polemista, reportero, cronista deportivo, humorista, diagramador, corrector de pruebas, jefe de redacción y alma de El Nacional desde su fundación en 1943. Miguel le comunicaba su enorme talento, su vasta cultura, su gracia eterna, su afán de perfección, a cuenta labor emprendía en el periódico y lo hacía en forma tan espontánea y natural, de manera tan suave y cordial, que todos seguían en la redacción y los talleres sus consejos, reparos y advertencias. Lo llora hoy el país de la lucha política, por su temprana rebelión frente a Gómez, por sus luchas incesantes frente a López Contreras, por su adhesión a la política progresista de Medina, por su lealtad con el marxismo, por su enfrentamiento a Pérez Jiménez, por sus discursos en el parlamento, por su contribución a la estabilidad del sistema democrático, pero, sobre todo, lo llora Venezuela porque ha perdido a su mejor periodista de todos los tiempos. Es su muerte motivo de pesar en el mundo de las artes y las letras, por sus novelas, desde Fiebre hasta La Piedra que era Cristo , pasando por Oficina N° 1 , La muerte de Honorio , Casas Muertas y El Tirano Aguirre , pero duele sobremanera su desaparición porque no estará más en El Nacional , donde todavía se hacía sentir su singular maestría como periodista, revelada hace días en la orientación y confección de la edición especial dedicada al humorismo venezolano. Y duele que haya muerto el poeta, el insigne poeta de Primeros Poemas , Agua y Cauce , Elegía coral a Andrés Eloy Blanco y de las glosas, corridos y galerones; y los sonetos y versos satíricos de las Sinfonías Tontas , pero es dolor cierto y profundo el saber que Miguel, el insigne periodista, maestro de periodistas, se haya marchado. Otero Silva combinó el periodismo con la política, en sus años de juventud, cuando fue director de El Popular durante el gobierno de López Contreras, cuando sufrió expulsiones y confinamientos por la verticalidad de sus ideas y posiciones. Más tarde fundó El Morrocoy Azul , el vocero humorístico más importante de este siglo, junto con Carlos Irazábal, Andrés Eloy Blanco, Isaac J. Pardo, Kotepa Delgado, Manolo García Maldonado, Bracho Montiel y Simone de Lima. Desde entonces, siendo estudiante, me asomaba yo a la redacción y tertulia de El Morrocoy y escribí algunas croniquillas que Miguel corregía, aceptaba o rechazaba, siempre con su cordial amistad hacia los principiantes. Allí nació mi amistad con Otero Silva, cimentada luego en El Nacional , desde su aparición en la casa de Marcos Parra. Miguel se dedicó por entero, junto con Antonio Arráiz, a crear el diario, dándole una fisonomía nueva y lozana, que impresionó desde el primer ejemplar. A la hora de su muerte se hará el elogio de su notable obra literaria, como poeta y novelista, ya no solamente en Venezuela sino en España y en toda Latinoamérica, donde se le tiene como uno de los grandes escritores de nuestro tiempo. Aunque para Miguel la vocación entusiasta, la pasión cotidiana, la inquietud prevaleciente fueron el periodismo, la comunicación, la divulgación y el acceso a la masa por la letra impresa. Nadie pudo hacerlo mejor en este país mientras el vivió porque Miguel era un juglar en el mejor sentido de la palabra castellana. Un juglar que jamás rindió la guardia en sus luchas al lado del pueblo y que estuvo siempre presente , con su ingeniosa pluma y su voluntad de bien, en más de medio siglo de historia venezolana. Por eso su muerte es motivo de duelo nacional y popular; y por eso lo lloramos con el pesar del que ha visto partir a un maestro y a un amigo. ©El Nacional 30-08-1985