formación básica, recién ordenado, mis dos primeros años como
Transcripción
formación básica, recién ordenado, mis dos primeros años como
personas, un centro juvenil diario y 3 casas de acogida de inmigrantes; por lo tanto nadie estaba legitimado para decir: “esta es una casa pequeña”. Yo tenia una opción, que era: todos los días a las siete y media de la mañana recibía a los jóvenes al llegar a casa. A los mayores, todos los días los despedía al marchar para su casa a las dos y media de la tarde, y en todos los tres recreos que había, estaba en el patio, esa era mi opción. formación básica, recién ordenado, mis dos primeros años como sacerdote fueron en una casa salesiana pastoral y de inmediato me pidieron prepararme dos años para iniciarme como delegado pastoral juvenil, y ya desde entonces fue un sucederse en esos servicios. Yo siento que mi corazón es un corazón que con quien mejor está es con los jóvenes. De hecho cuando terminé mi servicio como inspector en España, la primera vez que pude, volví al patio cada día porque con los jóvenes me siento capaz de conectarme aún hoy. Estar cada día en el patio y ver crecer cada día a los muchachos es para mí una verdadera alegría Pude volver a una casa, y les cuento de manera anecdótica como fue: yo como inspector en León pedía siempre a mis directores cercanía a los muchachos en el patio, a pesar de lo grande que fuese la casa que le tocase animar. Ese es un sentimiento que no cambia, y siempre mi discurso era: quiero verte a ti en el patio. Cuando terminé mi servicio de inspector me pidieron ir de director a una casa y acepté. Era la casa más grande de la inspectoría, ya que teníamos una comunidad con 18 salesianos, una escuela de iniciar al bachillerato con 1500 alumnos, una escuela de formación profesional a 5 kilómetros con 800 alumnos, una parroquia de 12.000 Esa opción significaba: no me pongas clase a las 7 de la mañana, no me pongas clase a la última hora. Y en la portería, había una señora muy buena, muy sencilla, yo le decía: Julia cuando yo esté en el patio, no me llame nunca, no estoy para nadie. Así sea el Papa o el Rector Mayor (risas), no estoy para nadie. Dos meses después me enteré que me había llamado el Rector Mayor, y le pregunté a Julia: – Julia! ¿Cómo no me ha llamado cuando el Rector Mayor me llamó? A lo que ella me respondió: – Pero Padre usted me dijo que mientras usted estuviera en el patio no estaba para nadie - Y que le has dicho al Rector Mayor?- le pregunté, Ella me dijo: – mire, me ha dicho el director que cuando esté en el patio no le moleste nunca, ni aunque sea el Rector Mayor-. Después de esta conversación con Julia corrí rápido al teléfono a llamar al Rector Mayor a disculparme y me enteré que me pedía ir como inspector a la Argentina ¡Pero bueno! Ustedes se preguntaran por que les cuento esto así tan informal. Les cuento esto por que estoy convencido mis queridos hermanos y amigos que la clave de la esencia de nuestro carisma, no ha cambiado ni va a cambiar, mientras el Espíritu Santo quiera que exista el carisma salesiano. No me refiero a lo que hacemos, ni al empeño, ni a las programaciones, ni las cientos de A N I M A C I Ó N / C S R F P 5