Descarca fisierul atasat

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Descarca fisierul atasat
Universidad Libre Internacional de Moldavia
Instituto de Investigaciones Filológicas e Interculturales
___________________________________________________________________________
Universitatea Liberă Internaţională din Moldova
Institutul de Cercetări Filologice şi Interculturale
ITINERARIOS HISPÁNICOS.
UNA APROXIMACIÓN INTERDISCIPLINAR
AL LIBERALISMO ESPAÑOL
CON MOTIVO DEL BICENTENARIO
DE LA CONSTITUCIÓN DE CÁDIZ
__________________________________________________________________
ITINERARII HISPANICE.
O ABORDARE INTERDISCIPLINARĂ
A LIBERALISMULUI SPANIOL CU PRILEJUL
BICENTENARULUI ADOPTĂRII CONSTITUTIEI
DE LA CÁDIZ
Este libro ha sido financiado por:
Universidad Libre Internacional de Moldova
Ministerio de Asuntos Exteriores y de Cooperación de España
Embajada de España en Bucarest
Lectorado AECID de lengua española en la República de Moldova
Gas Natural Fenosa
_______________________________________________________
Publicarea acestei cărţi a fost finanţată de:
Universitatea Liberă Internaţională din Moldova
Ministerul Afacerilor Externe şi Cooperării al Spaniei
Ambasada Spaniei la Bucureşti
Lectoratul AECID în Republica Moldova
Gas Natural Fenosa
Chişinău: ULIM, 2012
Edición aprobada por el Senado de la Universidad Libre Internacional de Moldavia
(Acta No. 8, 31 de mayo de 2012) / Recomandat spre publicare de Senatul Universităţii Libere
Internaţionale (proces-verbal nr. 8 din 31 mai 2012)
Dirección de edición /Director de publicaţie:
Ana GUŢU, Universidad Libre Internacional de Moldova
Coordinación /Coordonatori:
Elena PRUS, Universidad Libre Internacional de Moldova
Fernando VELA GONZÁLEZ, Universidad de Potsdam
Fernando MOLINÉ ROYO, Universidad Autónoma de Madrid
Victor UNTILĂ, Universidad Libre Internacional de Moldova
Comité de redacción /Colegiul de redacţie:
Helena CARRETERO SUÁREZ, Universidad de Oviedo
Nuria GONZÁLEZ ALONSO, Fundación Comillas (Cantabria)
Margarita DAVER, Universidad Libre Internacional de Moldova
Marta GONZÁLEZ MEGÍA, Universidad autónoma de Madrid
Scheherezade PINILLA CAÑADAS, UCM/Université Paris VIII
Redacción /Redactare:
Fernando MOLINÉ ROYO, Universidad Autónoma de Madrid
Fernando VELA GONZÁLEZ, Universidad de Potsdam
Angela CHIRIŢĂ, Universidad Libre Internacional de Moldova
Maquetación / procesare computerizată:
Margarita DAVER, Universidad Libre Internacional de Moldova
Diseño de portada/Concepţie copertă : Fernando Vela GONZÁLEZ
„Itinerarios hispánicos. Una aproximación interdisciplinar al liberalismo español con motivo del
bicentenario de la constitución de Cádiz”, colocviul internațional (Chişinău: ULIM, 2012).
„Itinerarios hispánicos. Una aproximación interdisciplinar al liberalismo español con motivo del bicentenario
de la constitución de Cádiz”, coloquio intern. = Itinerarii hispanice: O aboradre interdisciplinara a liberalismului
spaniol cu prilejul bicentenarului Constituţiei de la Cdiz, colocviul intern., 29 martie 2012, Chişinău/dir.de
publ. Ana Guţu; coord.: Elena Prus, Fernando Vela Gonsalez, Fernando Moliné Royo, Victor Untilă; col. red.:
Fernando Moliné Royo, Fernando Vela Gonsalez, Angela Chiriță – Chișinău: ULIM, 2012, 262 p.
Antetit.: Inst. de Cercetări Filologice şi Interculturale. – Tit. paral: lb. rom., span. – Texte: lb. span., rom., rusă.
– Bibliogr. la sfârşitul art. – 100 ex.
ISBN 978-9975-101-24-0.
342.4(460)(082)=135.1=134.2
I-90
© ULIM, 2012
© Institutul de Cercetări Filologice şi Interculturale
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ITINERARIOS HISPÁNICOS, 2012 (2)
ÍNDICE
Prólogo...............................................................................................................................5
LA CONSTITUCIÓN DE CÁDIZ Y EL LIBERALISMO
EN LA HISTORIA
Nuria GONZÁLEZ ALONSO
Rafael del Riego: un liberal Asturiano que apoyó las Cortes de Cádiz
y la Constitución de 1812..................................................................................................9
Helena CARRETERO SUÁREZ
La implantación del liberalismo en los ayuntamientos de la Asturias urbana:
¿cambio o continuidad?...................................................................................................21
LA CONSTITUCIÓN DE CÁDIZ Y EL LIBERALISMO:
ASPECTOS POLÍTICOS Y LINGÜÍSTICOS
Fernando MOLINÉ ROYO
Liberal. Estudio sobre la aportación de Cádiz a la semántica........................................37
Jarosław KURP
Cádiz 1812 y Varsovia 1791. Conexiones entre las primeras constituciones
de España y Polonia........................................................................................................48
LA CONSTITUCIÓN DE CÁDIZ Y EL LIBERALISMO
A TRAVÉS DE LA LITERATURA
Marta GONZÁLEZ MEGÍA
Mujeres y constitución en Cádiz (1874), de Benito Pérez Galdós...................................53
Scheherezade PINILLA CAÑADAS
Entusiasmo(s).Una Lectura Kantiana de los Episodios Nacionales
de Benito Pérez Galdós....................................................................................................87
Fernando VELA GONZÁLEZ
El largo camino del Constitucionalismo: bandazos liberales a través
de los Episodios Nacionales de Galdós........................................................................100
Miguel SOLER GALLO
El marco de la Constitución gaditana de 1812 como telón de fondo
en la novela histórica actual: “El asedio de Pérez-Reverte” y
“En una tierra libre” de Maeso de la Torre..................................................................115
4
APÉNDICES
Apéndice 1. Acta de una sesión, soneto de José Joaquín de Mora...............................131
Apéndice 2. Cádiz (1874), de Benito Pérez Galdós, capítulo VIII)..............................132
Apéndice 3. Memorias de José Alcalá Galiano, publicadas
por su hijo (Antonio A. G.) en 1886. Capítulos XVII-XIX..........................................138
Apéndice 4. Constitución política de la Monarquía Española
promulgada en Cádiz a 19 de marzo de 1812..............................................................149
Apéndice 5. Juramento de la Constitución de Cádiz
por Fernando VII...........................................................................................................205
LO INTERCULTURAL Y SUS DIMENSIONES HISPÁNICAS
Marcu GABINSCHI
Romanitatea – o noţiune lingvistică..............................................................................209
Angela CHIRIŢĂ
El sistema verbal español en perspectiva panromanica................................................216
Olga FREYDSON, Elizaveta KUTSUBINA
La crise à travers la métaphore refletée dans la presse francophone
et hispanophone (étude contrastive)..............................................................................221
Margarita DAVER
Presencia española en la literatura francesa. La imagen del Cid.................................231
Adelina Emilia MIHALI
Consideraţii semantice şi lexicale asupra denumirilor asociaţiilor
culturale ale românilor din diasporă............................................................................238
Rafael Agadjanean
Элементы эксцентрической комедии в романе Сервантеса
„Дон Кихот”...............................................................................................................245
Josefina CUŞNIR
Тайный диптих Х. Л. Борхеса в аспектах гуманизации мифа.................................251
5
ITINERARIOS HISPÁNICOS, 2012 (2)
Prólogo
Hace 200 años representantes de toda España acudieron a la ciudad de
Cádiz para reunirse en asamblea y redactar la primera constitución de la historia
de España, de marcado espíritu liberal. La celebración de cortes en una España
invadida y ocupada por las tropas de Napoleón suponía dificultades evidentes,
dado que la mayor parte de los centros neurálgicos de la Península estaban en
manos de los franceses. Por ese motivo, Cádiz fue el lugar elegido para esta tarea:
a pesar de que se encontraba bajo asedio de los soldados de la Grande Armée,
su posición estratégica la convertía en un bastión inexpugnable para un invasor
que no tuviera un dominio marítimo absoluto, un requisito que los franceses no
podían cumplir a nivel táctico dada la debacle de su flota, junto con la española,
en la Batalla de Trafalgar.
Con motivo del bicentenario, nos proponemos un estudio de la influencia ejercida
por el espíritu liberal de 1812 y la propia constitución en las ciencias y las
artes a ambos lados del Atlántico durante los 100 años siguientes. Un grupo de
autores especializados en diversos ámbitos aportará diferentes visiones literarias,
políticas, sociales e históricas que ayuden a conocer mejor este acontecimiento
desde un punto de vista interdisciplinar. En definitiva, se trata de abordar desde
una perspectiva abierta e internacional la génesis y la expansión del pensamiento
liberal, así como rendir un merecido homenaje a la primera constitución de la
historia de España con motivo de esta efeméride.
Este proyecto recibe el apoyo de la Agencia Española de Cooperación
Internacional y Desarrollo y de la Embajada de España en Bucarest a través del
lectorado en la República de Moldavia y de la Universidad Libre e Internacional
de Moldavia, que en 2012 celebra su vigésimo aniversario.
Los editores
6
Lo intercultural y sus dimensiones hispánicas
La especificidad del perfil científico del Instituto de Investigaciones Filológicas e
Interculturales (ICFI, ULIM), Estudios contrastivos en filología románica y germánica
comporta un caracter heurístico complejo sobre el comportamiento filológico a través
de la transdisciplinaridad y la interculturalidad, lo que conlleva el imperativo de grandes
colaboraciones internaciones científicas.
El punto de inflexión en la cooperación académica, científica e intercultural entre la
Universidad Libre e Internacional de Moldavia, la Facultad de Lenguas extranjeras Ciencias
de la comunicación, ICFI y España fue el Seminario Internacional de septiembre de 2010
titulado España-República de Moldavia: dos fronteras de la latinidad; el Seminario sobre
la traducción y la traductología Hacia una traducción comunicativa (2010), el Coloquio
internacional La realidad sociolingüística y cultural de España vista desde Rumanía,
Moldavia y Ucrania, que se saldó con la publicación en 2011 con el volumen Itinerarios
hispánicos : Interculturalidad a través de la traducción, la lingüística y la literatura.
En 2010 esta cooperación llegó a ser más estrecha y estuvo marcada con la implicación
de un eje hispanófono en el Coloquio internacional La interculturalidad a través de la
lingüística, la literatura y la traducción, organizado conjuntamente junto con la Universidad
Sorbonne (Paris IV), la Embajada de Francia en Moldavia, la Alianza francesa en Moldavia,
la Agencia universitaria de la Francofonía y la Embajada de España en Bucarest, el lectorado
MAEC-AECID y el apoyo de Gas Natural Fenosa Moldavia.
El tema que nos aportaron nuestros colegas españoles en los debates y en la selección de
los artículos tiene el mérito de poner el exergo no solamente en la importancia fundacional de
la Constitución de Cádiz, sino también en todo aquelo que llena de valor e interculturalidad
con base a un espíritu liberal. La intervención en el coloquio de los invitados en los países
hispanófonos, moldavos y de otros países, las contribuciones y las investigaciones sobre el tema
de debate, amplificadas por incursiones en visiones políticas, históricas, sociales y literarias
perfilan las perspectivas abiertas y que son por otra parte prometedoras en el contexto de la
inter/trans/disciplinariedad de la ciencia moderna y del proceso de la interculturalización.
Por otra parte, un cambio de la culturalidad, del dia-logos de las culturas se impone con la
intención de (re)encontrar una dialéctica del raciocinio de la triada de fenomenal: hombrecultura-civilización para poder perfilar un polítropo complementario en la interfaz dinámica
de lo real - racional - relacional basado en tres ejes solidarios: espacio - tiempo - sociedad.
En una sociedad global, el paradigma dualista, de la oposición, fragmentario, reducionista,
disyuntivo resulta estar caduco y debe sustituirse por un paradigma complejo, abierto y
conjuntivo.
En este contexto, querríamos agradecer a los participantes y a las notorias contribuciones
para este volumen y sobre todo el lector de español de ULIM, Fernando Moliné Royo
así como a sus colegas implicados por sus esfuerzos constantes para la organización del
eje hispanófono del coloquio, la redacción del volumen. Esperamos además que lleguen
colaboraciones futuras e investigaciones fructuosas en el dominio pertinente para el nuevo
modus vivendi de la humanidad.
Victor Untilă, Conferenciante, Doctor en filosofía,
Vicedirector del ICFI, ULIM
LA CONSTITUCIÓN DE CÁDIZ
Y EL LIBERALISMO EN LA
HISTORIA
8
LA CONSTITUCIÓN DE CÁDIZ Y EL LIBERALISMO EN LA HISTORIA
ITINERARIOS HISPÁNICOS, 2012 (2)
9
Rafael del Riego: un liberal asturiano que apoyó las Cortes de
Cádiz y la Constitución de 1812
Rafael de Riego: an Asturian liberal who supported the Cortes of Cádiz and its
constitution
Nuria González Alonso,
Centro Internacional de Estudios Superiores del Español (CIESE-Comillas).
Fundación Comillas (Cantabria)
Resumen: La Constitución de 1812 es uno de los textos jurídicos más importantes del Estado
español, ya que sentó las bases de constituciones posteriores. Considerada como
un ejemplo de libertad, fue promulgada en Cádiz el 19 de Marzo de 1812, día de
la festividad de San José, por lo que popularmente fue conocida como «La Pepa».
Compuesta de diez títulos con 384 artículos, es considerada como el primer código
político en relación con el movimiento constitucionalista europeo contemporáneo,
de carácter novedoso y revolucionario, que establecía por primera vez la soberanía
nacional y la división de poderes, como dos de sus principios fundamentales1.
Palabras Claves: Constitución; Riego; Asturias; Cortes de Cádiz; Tineo.
Abstract: The Constitution of 1812 is one of the most important juridical texts of the Spanish
State, as it laid the ground for later constitutions. This constitution, considered as one
example of freedom, was enacted in Cadiz on March the 19th 1812, The Spaniards
nicknamed the Constitution “La Pepa” because it was adopted on Saint Joseph’s
Day. The Constitution of 1812 is made up of ten titles and 384 articles and it is
worldwide considered as the first political code related to the European contemporary
constitutional movement. The main principles of this constitution were national
sovereignty, the separation of the legislative, executive and judiciary powers, the
right of representation, the recognition of individual rights such as freedom of speech,
press and publications, the inviolability of the home, personal freedom and the right
to property.
Keywords: constitution, Riego, Asturias, Cádiz cortes, Tineo.
1. Antecedentes.
A lo largo del siglo XVIII, fue surgiendo en España una inquietud constitucional,
promovida por personalidades como Gaspar Melchor de Jovellanos, Pedro
Rodríguez de Campomanes o Francisco Martínez Marina. Tras la guerra de
independencia norteamericana y el triunfo de la Revolución Francesa, se plantea
en España la necesidad de alcanzar una forma constitucional, a través de un proceso
que, siguiendo el modelo inglés, consiguiera evitar el estallido revolucionario.
Esta inquietud constitucional se encontraba muy presente en el momento de
Comellas García-Llera, J. L. (1962). Las Cortes de Cádiz y la Constitución de 1812. Revista
de estudios políticos, ISSN 0048-7694. Nº 126. 69-112
1
10
LA CONSTITUCIÓN DE CÁDIZ Y EL LIBERALISMO EN LA HISTORIA
la abdicación del monarca Fernando VII, en mayo de 1808. Aunque algunos
políticos destacados, como Juan Antonio Meléndez Valdés confían en Napoleón
para el establecimiento de una Constitución en España, otros, más numerosos,
como Martínez Marina o Jovellanos, optan por el enfrentamiento con el Imperio
Francés, y la creación de un modelo constitucional propio.
Napoleón trata de realizar su obra constitucional buscando la legitimidad en una
«Asamblea de notables» convocados en Bayona, a los que impone la Constitución
de la Monarquía, promulgada por José Bonaparte el 8 de julio de 1808, como
«Ley Fundamental de nuestros Estados y como base del pacto que une a nuestros
pueblos con Nos y a Nos con nuestros pueblos».
El carácter otorgado del texto, que evita la soberanía nacional, queda manifiesto
desde un primer momento y evita también cualquier referencia al principio de
separación de poderes y cualquier tipo de declaración de derechos. Además, el
modelo de dos cámaras establecido por el texto presenta un poder legislativo
subordinado al Rey y prácticamente privado de funciones.
Este texto, sufrió el rechazo de muchos, hasta el punto de burlarse entre la
población a través de canciones y versos, y nunca llegó a tener vigencia real, por
el estado de guerra en que se vivía.
La Constitución de 1812, tradicionalmente conocida como «la Pepa», por ser
aprobada el 19 de marzo de 1812, día de San José, fue el verdadero arranque de la
historia de la Constitución en nuestro país. Es más, muchos investigadores ven en
ella el origen del liberalismo español, y es indudable que su influencia se extendió
por toda Europa y América Latina.
El primer avance de la Constitución de 1812 es el reconocimiento de la
soberanía nacional, que ya había adoptado el Decreto de 24 de septiembre de
1810, previo a la norma constitucional. Las discusiones se mantienen durante más
de dos años en un clima de enfrentamiento entre dos posturas.
El reconocimiento de la soberanía nacional, que nace del sentimiento de
desamparo ante la traición monárquica que había dejado el reino en manos de
Napoleón, podría hacernos pensar en un acuerdo generalizado, pero nada más lejos
de la realidad. Dentro de las Cortes, presididas por Muñoz Torrero, encontramos
posiciones enfrentadas en puntos esenciales, y contemplamos posturas como la
de Jovellanos, que no admitía la idea de unas cortes soberanas y constituyentes
presentando a éstas como la aplicación de las antiguas leyes del Reino.
El resultado final tratará de responder a estas dudas, estableciendo la
soberanía nacional que «reside esencialmente en la Nación», lo que va a llevar
a algunos diputados como el asturiano Agustín Argüelles a hablar, no de proceso
constituyente, sino de «reforma constitucional».
La Constitución reconoce el principio de la división de poderes: el Rey
compartía el poder con sus Ministros; el poder legislativo se encomendaba a las
ITINERARIOS HISPÁNICOS, 2012 (2)
11
Cortes, órgano de soberanía nacional, con el Rey, al que corresponde la sanción
que puede denegar durante dos legislaturas seguidas; y los órganos judiciales
quedaban encargados de resolver los asuntos relativos a conflictos judiciales
(Garriga y Lorente Sariñena, 2007).
La Constitución opta por el principio representativo, siendo los Diputados
elegidos por sufragio general, restringido (se excluye a la mujer, el sirviente
doméstico).
La principal carencia del texto es una explícita Declaración de derechos
ciudadanos, que se incluía en el proyecto inicial pero que fue finalmente rechazada,
y sustituida por un objetivo constitucional genérico «conservar y proteger por
leyes sabias y justas la libertad civil, la propiedad y los demás derechos legítimos»
para lograr «la felicidad de la Nación» y el «bienestar de los individuos» (Garriga
y Lorente Sariñena, 2007).
El texto, que se convierte rápidamente en un símbolo que traspasa las fronteras
españolas, sustentada por estudios como los de Alcalá Galiano, Martínez Marina
o el mismo Argüelles, recibe la contestación interna a través del «Manifiesto de
los Persas» en 1814 y es anulado el 4 de mayo del mismo año, desencadenando
una cruel persecución contra los diputados de la Constitución de 1812. De 1814
a 1820 podemos comprobar cómo se publican textos destinados a glorificar la
figura del Rey Fernando VII y justificar el absolutismo.
Sólo en 1820, tras el levantamiento de Riego en Cabezas de San Juan, el texto
recobrará su vigencia, liderado por el propio Rey Fernando VII: «marchemos
francamente, y yo el primero por la senda constitucional». Por desgracia, esta
voluntad durará tan solo tres años, hasta 1823, en la que tras la invasión de los
Cien mil hijos de San Luis, el Rey renegará públicamente de la «democrática
Constitución de Cádiz».
2. Los diputados asturianos de «La Pepa»
Seis asturianos formaron parte de aquellas Cortes que dieron lugar a uno de los
textos jurídicos más importantes de la historia de España. Todos pertenecieron a
destacadas familias nobles asturianas, relacionados con el ámbito del derecho y
algunos ocuparon cargos en la presidencia parlamentaria.
Agustín de Argüelles y Álvarez González fue unos de los más destacados
protagonistas de las Cortes de Cádiz para la elaboración de la Constitución de
1812 y más tarde para la Constitución de 1837.
El ovetense José María Queipo de Llano también participó en la elaboración de
la Constitución y fue uno de los comisionados de la Junta General del Principado
en Inglaterra para pedir ayuda contra la invasión francesa.
Alonso Cañedo Vigil representó el ala más conservadora de las Cortes de Cádiz
y llegó a ser presidente de las mismas.
12
LA CONSTITUCIÓN DE CÁDIZ Y EL LIBERALISMO EN LA HISTORIA
Felipe Vázquez Canga fue elegido diputado por Asturias en 1810 y llegó a ser
presidente de las Cortes.
Pedro Inguanzo Rivero fue también elegido diputado por Asturias en 1810.
Llegó a ser consejero de Estado.
Ángel Andrés de la Vega Infanzón fue junto con Agustín de Argüelles unas
de las personalidades más destacadas de las Cortes de Cádiz que dieron lugar a
la Constitución de 1812, también fue presidente de las Cortes y fue uno de los
que defendieron la idea de nombrar a Wellington general en jefe de los ejércitos
antifranceses en España.
3. Rafael del Riego y la Constitución de 1812
Rafael del Riego nació en el pueblo asturiano de Tuña (Tineo) en el año 1784
(Méndez García, 1932). De su época de juventud puedo decir que se estableció
con su familia en la capital de Asturias, Oviedo. En su Universidad se graduó
como Bachiller y comenzó la carrera de Leyes, que no llegó a concluir, ya que
se incorporó en la Guardia de Corps en 1807. Un año más tarde, con la invasión
francesa, abandonó el regimiento en el que estaba destinado, desoyendo las
órdenes de la superioridad para incorporarse al Regimiento de Infantería de Tineo,
sublevado contra los invasores franceses, con el grado de capitán, y miembro del
Estado Mayor de las tropas asturianas poco después. Combatió en la batalla de
Espinosa de los Monteros (1808), donde el ejército español fue derrotado, siendo
capturado por las tropas francesas, que lo deportaron a Francia, donde permaneció
hasta el año 1814 cuando regresó a España.
Fue esta estancia en Francia la que le puso en contacto con las organizaciones
masónicas, que le ayudaron en su huida de Francia y donde se convirtió en uno
de los máximos defensores de la Constitución de 1812 desde el país vecino.
Riego se había convertido en un gran seguidor de Rousseau y Montesquieu, por
quienes los legisladores gaditanos sentían una fuerte influencia, sobre todo de
los postulados liberales emanados de la Revolución Francesa, como el relativo
a la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano proclamado por
la Asamblea Nacional el 26 de agosto de 1789 y por supuesto de la Constitución
Francesa de 1791.
En 1817 fue destinado al ejército expedicionario que se preparaba en
Andalucía para ser enviado a combatir en las colonias americanas contra las
fuerzas sublevadas. Sin embargo, no era esta la principal preocupación de Riego,
más interesado, junto diversos sectores de la burguesía, en abolir el absolutismo
monárquico de Fernando VII. El día 1 de enero de 1820, se subleva el frente de la
guarnición de Cabezas de San Juan (Sevilla) y proclama la Constitución de 1812,
dando paso a un movimiento que se extiende por toda España y obliga al monarca
ITINERARIOS HISPÁNICOS, 2012 (2)
13
Fernando VII a proclamar solemnemente la Constitución de 1812. Surge así el
Trienio Liberal (1820-1823). Riego se convierte en un héroe popular reconocido
en todos los niveles:
La curva de que se perpetuan horrores pictoricos de la mayor consecuencia,
es a mi entender la nueva fe de los escritores de bien que las relaciones
que las han suministrado sobre los hechos no estan desnudas y presentadas
con toda la belleza que tanto hace resaltar a la maprenable verdad.
Convencido de que por equivocacion o por olvido no indecho a toda
España y al mundo entero todos los pormenores del glorioso alzamiento
de algunos cuerpos del ejercito expedicionario y demas trabajos he tenido
conocimiento desde el momento que por mi decision adquiri la confianza
de cuantos me trataron y con que puse conferencia en diferentes sitios y
dias diversos con una absoluta exposicion de mi existencia tanto por mi que
tratada salida como porque éramos espiados bastante de carta por algunos
agentes, del despotismo; y nos era indispensable disfrazar nuestras salidas
bajo pretextos muy aventurados (las ordenes de sanidad aumentaban este
peligro) sin repetir enteramente lo que contienen las memorias de los
jefes de G.M. San Miguel y Miranda en cuanto hare cuanto sea necesario
aquellas soluciones con todos los hechos que sirvan para presentar este
cuadro con todos los colores que deba tener. Al emprender esta obra preveo,
que algunas personas van a quedar disgustadas con presentarlas al público
imparcial con los colores que les corresponde. Hablare de todos con justicia
y con mucho mimo dare el favor mas somero. Para que la obra sea completa
la acompañara no solamente en donde estan señaladas los posiciones
del ejército expedicionario en 1 de enero de 1820, y los movimientos que
hicieron los que declararon por la libertad: el dia que lo verificaron y demas
circunstancias que sean indispensables para mi perfecto conocimiento de
unos sucesos que deben ser cabidos a fondo de toda su generación presente
y de cuantas nos sucedan para satisfacción de los buenos de todo el mundo.
Son muchos los que conocen los motivos que prepararon los ánimos de
algunos oficiales, sargentos y soldados, para el levantamiento de primero
de enero de 1820, dos, tres y cinco del mismo. Pero es menester que se sepa,
que el desagradable suceso, o bien la horrible felonia del palmar del 8 de
julio de 1819, a la cual se abuso la mas desvergonzada de los mas sagrado
que tienen los hombres entre si, que una curva inmediata para que el espiritu
general del ejercito estuviese perfectamente dispuesto; aunque en verdad
cosas anteriores y generales contribuyeron en grande manera a los sucesos
cuya historia vamos a escribir con toda la calidad imaginable. Dejando
pasar los meses de agosto, septiembre y octubre empezare la relacion de
sucesos en cuestion desde el ocho de noviembre.
… Me traslade a las Cabezas de S. Juan desde Hornos a donde había ido
a tomar las aguas y curarme de una dolencia terrible que padecia hacía
mucho tiempo. Debo de advertir, para que nadie lo ignore, que habiendo
14
LA CONSTITUCIÓN DE CÁDIZ Y EL LIBERALISMO EN LA HISTORIA
obtenido a solicitud mia pasar voluntariamente a America de 2º Ag.
General del E. M. de la expedicion, tuvo el General Jefe del mismo la feliz
idea de medio echarme de aquel distinguido cuerpo, sin caso conocerme de
nombre, dandome el mando del 2º Batallon de Asturias, que en mi concepto
era uno de los que mejor dispuestos estaban, para la santa empresa, como
la experiencia lo ha acreditado. En el momento que me vi entre aquella
pequeña porcion de hijos predilectos de la patria no excuse medio para
confirmar nuestras ideas sobre los recursos que teniamos en nosotros
mismos y con los que podiamos contar en los demas cuerpos del ejercito.
Muchos de los oficiales que yo conocia anteriormente me prometieron las
mejores esperanzas de todos los oficiales del batallon. En la primera junta
particular que celebramos me dijo el ayudante D. Baltasar Valcarcel que
contara con su apoyo…1
Es nombrado capitán general de Galicia (cargo que no ejerció) y capitán
general de Aragón. Fue además elegido diputado por Asturias a Cortes, de las
que llegó a ser presidente en 1822. La llegada de los Cien Mil Hijos de San Luis
en 1823, que pusieron fin al régimen constitucional, supuso la condena de Riego,
que como liberal exaltado había votado en Cádiz de destitución del Rey Fernando
VII. Ese mismo año, al frente de las tropas encargadas de detener a los realistas
opuestos a la Constitución de Cádiz, fue abandonado por sus hombres y detenido
en Arquillos (Jaén).
Ya en poder de los absolutistas, se le formó un consejo de guerra que le condenó
a muerte en la horca, con la humillación de ser arrastrado en un cesto hasta el
cadalso de la plaza de la Cebada de Madrid, donde se ejecutó la condena el 7 de
noviembre de 1823.
4. Correspondencia de Rafael del Riego: Cartas de 1820 a 1823
Rafael del Riego mantuvo una amistad destacada con varios personajes
destacados de la política española del momento. Esta amistad se pone de
manifiesto en las cartas que Riego recibió de D. José María de la Cruz Romero,
Pedro Villacampa, Carlos Espinosa, José Canga Argüelles, Agustín Argüelles…,
durante los años del Trienio Liberal (1820-1823).
Aparte del interés humano que puedan tener estas cartas, su utilidad crece
por el testimonio histórico directo que suponen los comentarios de diversos
acontecimientos sucedidos en Cádiz, Madrid, Barcelona durante la etapa que
comprende el Trienio Constitucional.
En la primera parte de este artículo se trató sobre la Constitución de Cádiz
y uno de sus máximos defensores, Rafael del Riego, mientras en esta segunda
Documento de Rafael del Riego (Manuscrito) MSS/20270/156. Sala Cervantes, Biblioteca
Nacional de España.
1
ITINERARIOS HISPÁNICOS, 2012 (2)
15
se hace lo mismo con las cartas escritas durante el período 1820-1823, año este
último en que Manuel López Cepero, presidente las sociedades patrióticas de
Cádiz y Sevilla entre 1820 y 1822 y diputado por Sevilla, escribió una carta a
Riego fechada en Madrid, el 29 de septiembre de 1823, dándole ánimos ante los
acontecimientos que estaban sucediendo.
Comienzo con el extracto de una carta que José María de la Cruz Romero
escribió a Riego, el 27 de julio de 1820, desde la ciudad de Cádiz:
Señor D. Rafael del Riego
Mui Sr Mio de todo mi respeto: congratulandome con V.S. por la satisfacción
que ha tenido en ver realizados los deseos de su heroico pronunciamiento
en favor de nuestra armada Patria, y agradecido a la consideración que
ha dispensado a mi sobrino dador de esta, teniendolo a sus ordenes en la
gloriosa expedición de su Columna Volante ruego a su atención se digne
recibir como una pequeña prueva de mi reconocimto y de aprecio a sus
virtudes militares este par de pistolas propias para su uso en el mando de
los ejercitos Nacionales.
Ya tube el honor de besar a V.S. la mano en esta ciudad y ahora me ofrezco
de nuevo con las mas distinguida consideración como mi mas atento serv.or1.
Con el Teniente General, Pedro Villacampa Maza defensor de la Constitución
de 1812, nombrado capitán general de Cataluña y de Granada con la llegada al
poder de los liberales2, también mantiene correspondencia, éste escribe a Riego
desde Barcelona, el día 13 de enero de 1821:
Mi estimado compañero y amigo: pr. fin tuvieron mis paisanos el gusto de
abrazar á V., y á mi cabe la satisfacción de tenerle vecino. Doy á V. los mas
expresivos parabienes por tan digno nombramto y me congratulo de ver á
la cabeza demi Provincia al paladio de la libertad Española.
Si los enemigos del nuevo sistema tratan de hacer alguna tentativa pª derrocarlo,
cuente usted más facultades y amistad, seguro de qE los heroicos catalanes
unidos á los impavidos aragoneses sabran desbaratar sus iniquas tramas.
Con este motivo le tengo de ofrecerme á la disposicion de V., y asegurarle
del aprecio q. me merecen sus distinguidos servicios, y de q. nada habra que
omita en obsequio su afect. mi compañero, y apasionado senOR q. B.S.M.3
Signatura: 20270 7. Correspondencia de D. Rafael del Riego, 1820-1823 (Manuscritos)
SIGNATURA MSS/20270/7-44. FONDO ANTIGUO. Sala Cervantes, Biblioteca Nacional de
España.
2
Baso Andreu, A. (1959). El capitán general Pedro Villacampa Maza, héroe de la Independencia.
Argensola: Revista de Ciencias Sociales del Instituto de Estudios Altoaragoneses, ISSN 05184088. Nº 39. 193-208
3
Signatura: 20270 8. Correspondencia de D. Rafael del Riego, 1820-1823 (Manuscritos) SIGNATURA
MSS/20270/7-44. FONDO ANTIGUO. Sala Cervantes, Biblioteca Nacional de España.
1
16
LA CONSTITUCIÓN DE CÁDIZ Y EL LIBERALISMO EN LA HISTORIA
Y desde Tarrasa, el 23 de noviembre de 1821:
Sr. D. Rafael del Riego
Mi estimado amigo y compº: Cuanto siento qE V. haya tomado una
resolucion tan sensible pª los verdaderos hijos de nuestra Madre Patria! No
creo q. el Gobierno acceda á ella, pero si por desgracia fuese asi y como
podria reemplazarse en el ejercito la perdida de su heroe y caudillo, y de
restaurador de la libertad. No, amigo, descrita V. de semejante empeño, y
no olvide q. la Nacion necesita mas q. nunca de los esfuerzos de los ilustres
campeones q. la sacaron del estado de nulidad y abatimTO. En que la había
sumergido la arbitraridad y despotismo.
Pasado mañana me bajo a Sn. Feliu de Llobregat y el sabado 1º de Dic.bre
por la tarde estaré en Villafranca de Panadés, donde espero me proporcione
el gusto de abrazarle, ya q. no había sido posible tenerlo hasta el día.
Mientras tengo tan dulce satisfacción, vea V. y puedo caomplacerte en
alguna cosa, y disponga como guste de su apasinad. Mo compO y fino
amigo.1
Desde Sant Feliu de Llobregat, el día siete de diciembre de 1821, le escribe:
Caro amigo y comp. Admitieron á Valle las repetidas dimisiones del gobierno
politico de esta ProvA y han nombrado interinamenTE por sucesor suyo al
Mariscal de Campo Munarrizo.
Mis achaques inveterados y q. de cada dia se aumentan no se permiten
continuar en el mando militar: en correo ultimo solicite la dimision, e
indique al mismo tiempo á algunos amigos que ninguno mejor q. U. podría
reemplazarme y formar la felicidad de los catalanes: p. este correo repito
lo mismo, y para nada habrá p. mi tan satisfactorio como el q. se realizan
mis deseos.
Ayer tuve una conferencia con comisionados del AyuntamTO. De Barcelona,
solicitaban q se sacaran de la Ciudadela unos pocos viveres q. se introdujeron
hace dos meses quando la epidemia estaba en toda su fuerza pA q la tropa
no tubiese q. salir al mercado de la ciudad. No accedi a la petición por
contemplarla viciosa y ridicula: nada me ocurre de particular.
Manténgase V. bueno, y cuente siempre con las facultades y decidida
voluntad de su afect.2
La preocupación por la creciente inestabilidad social y la oposición hacia el
Signatura: 20270 25. Vy 4. Correspondencia de D. Rafael del Riego, 1820-1823 (Manuscritos)
SIGNATURA MSS/20270/7-44. FONDO ANTIGUO. Sala Cervantes, Biblioteca Nacional de
España.
2
Signatura: 20270 28. Vy 4. Correspondencia de D. Rafael del Riego, 1820-1823 (Manuscritos)
SIGNATURA MSS/20270/7-44. FONDO ANTIGUO. Sala Cervantes, Biblioteca Nacional de
España.
1
ITINERARIOS HISPÁNICOS, 2012 (2)
17
nuevo sistema quedan patentes en las cartas que el General Pedro Villacampa
envía a Riego.
En las siguientes cartas fechadas en Madrid el 17 y 20 de enero de 1821
respectivamente, antes de su caída del gobierno y donde queda patente la
admiración que sentía por Riego el político asturiano D. José Canga Argüelles,
máxime ya que había sido liberado de su prisión en Peñíscola en el año 1820 con
la ayuda de Riego y gracias a él volvió a la actividad política para ser elegido
diputado en Cortes por Asturias y posteriormente, con el primer gobierno en
marzo de 1820, Ministro de Estado y del Despacho de Hacienda y posteriormente
Consejero de Estado hasta que el 2 de marzo de 1821 los liberales moderados
terminaron su gobierno abruptamente, y con él sus cargos1
Mi Genl Paupº y dueño: he tomado con el mas vivo placer el modo
satisfactorio, aunque no sea todo el q. muestra su merecer con q havido
recivido en esa heroyca ciud. Mi respetable sobre sus grandes e inimitables
calidades, q. haber ido la cuna de mi educación literaria; y despues de
desearle a Vma. descanso: paro a decirle q hace pocos días se me presentó
con una carta de Ust un paupº patriota pobre y muy recomendado: y yo
que ni puedo ni debo resistirme a las menores insinuaciones de un Genl
que tanto ilustra y honra a mi patria y a cuyo esfuerzo debe la libertad
q disfruta, tiene el gusto de obtenerle de S.M. empleito q. le asegure su
nombrtº.
Cito se lo digo a Vm. G.q. anote a decifun a complacerle, y q. en ello
tiene la magl un aprenDO am. Y Paup. José Canga Argüelles2
Y:
Mi apreciable D. y paisano: haciendo yo el justo aprecio que merece la
reconmedacion de U. he colocado á Rechambri en el empleo de Admor de
Rentas de Tineo, y he celebrado tener esta ocasión de manifestar a V. mi
afecto y deseos a complacerle. En cualquier cosa que penda a mi arbitrio
me hallaría V. siempre pronto a servirle, y en esta inteligencia deseo que
no tenga ociosa mi buena voluntad, con la que se le repite su affmo. y amo.
Q.S.M.B. José Canga Argüelles3
Agustín de Argüelles, Diputado por el Principado de Asturias en las Cortes de
Cádiz, colaboró en la Constitución de 1812, cuyo preámbulo redactó. Restablecido
Fonseca Cueva, P. (1995). Un hacendista asturiano: José Canga Argüelles. Ed. Real Instituto
de Estudios Asturianos, Oviedo.
2
Signatura: 20270 10. Vy 4. Correspondencia de D. Rafael del Riego, 1820-1823 (Manuscritos)
SIGNATURA MSS/20270/7-44. FONDO ANTIGUO. Sala Cervantes, Biblioteca Nacional de
España.
3
Signatura: 20270 12. Vy 4. Correspondencia de D. Rafael del Riego, 1820-1823 (Manuscritos)
SIGNATURA MSS/20270/7-44. FONDO ANTIGUO. Sala Cervantes, Biblioteca Nacional de
España.
1
18
LA CONSTITUCIÓN DE CÁDIZ Y EL LIBERALISMO EN LA HISTORIA
el absolutismo, fue hecho prisionero en Madrid, siendo enviado primero al
presidio de El Fijo en Ceuta y después a la Alcudia en Mallorca. Fue liberado por
Riego en 1820, al igual que el asturiano José Canga Argüelles. Con la llegado del
Trienio Liberal, en 1820-1821 fue ministro de Gobernación; al caer el régimen
constitucional, en 1823 emigró a Londres (Coronas González, 1994).
Desde Madrid el 20 de Enero de 1821 envió una carta a Riego que dice
mostrándole sus muestras de gratitud y deseándole una feliz estancia en Madrid.
Mi estimado Paisaº y amigo: ya había sabido por Campasano la llegada
de Vmd. a esta capital, y entonces me dijo que ust hubiese mirado la
caridad de mi parte como una prueba de amistad. Yo no veo necesaria esta
demostración, porque a la verdad no me acuerdo de haber usado de este
medio con los que son amigos: yo estimo a vmd. de acuerdo y por razones
de otra categoría, en todo caso el parabien me lo doy a mi mismo. Que vmd
harto tendra en reconocer que el mando es mas bien motivo de pesame que
de otra cosa; sin embargo que mismo paisano Moreda contribuirá a hacerlo
mas llevadero, y se hallará en vmd lo que puede desear y necesitar. No se si
ustedes se conocían con intimidad antes de ahora; más sea de esto lo que
fuere no duda que hallaría vmd en el prendas muy recomendables y mucho
afecto a la libertad, sin afectación. Asiq. Se lo recomiendo a vmd. como
paisano, amigo y cooperador, ya que no puedo hacer otra cosa que deseara
que los esfuerzos reconocidos de todos hayan triunfado en la causa. Porq yo
estoy ya muy quebrantado, y no cola deseoso, sino con absoluta necesidad
de zarpar esta infernal vida. Espero que le vaya a vmd. bien en esta ciudad1
Estas cartas nos descubren el eco de Riego en la España del Trienio Liberal,
relaciones de amistad y simpatía, y leves fragmentos de su grande y compleja
vida política, todo un símbolo de los liberales de España durante el siglo XIX
y principios del siglo XX que se alzó contra el absolutismo de Fernando VII
en la localidad sevillana de Las Cabezas de San Juan, (1 de enero, 1820) para
instaurar un nuevo régimen constitucional que tendría como norma básica
la pionera Constitución de 1812, redactada ocho años antes por las Cortes de
Cádiz y popularmente conocida como la Pepa. Su muerte fue una de las mayores
atrocidades cometidas por un gobierno español, contra un hombre como Riego y
contra el régimen universal de las libertades y la democracia.
Para muchos la desdicha de Rafael de Riego comenzó cuando el 1 de enero
de 1820, en Cabezas de San Juan, Sevilla, ante el ejército destinado a sofocar la
sublevación de las colonias españolas de Ultramar, proclama la reinstauración
de la Constitución de 1812 en aquella ya famosa arenga: «Es de precisión para
Signatura: 20270 11. Vy 4. Correspondencia de D. Rafael del Riego, 1820-1823 (Manuscritos)
SIGNATURA MSS/20270/7-44. FONDO ANTIGUO. Sala Cervantes, Biblioteca Nacional de
España.
1
ITINERARIOS HISPÁNICOS, 2012 (2)
19
que España se salve que el rey Nuestro Señor jure la Ley constitucional de 1812,
afirmación legítima y civil de los derechos y deberes de los españoles. ¡Viva la
Constitución!». El 7 de marzo de 1820 la revolución llegó a Madrid, y ante el
Palacio Real se congregó una muchedumbre que exigía a Fernando VII que tomara
una decisión. Ese mismo día el rey cede y acepta oficialmente la Constitución y
pronuncia su famosa frase: «Marchemos francamente, y yo el primero, por la
senda constitucional». Comenzaba el llamado Trienio Liberal.
Bibliografía
Astur, E., Riego (1984): Oviedo: Principado de Asturias, Consejería de
Educación, Cultura y Deportes.
Baso Andreu, A. (1959): El capitán general Pedro Villacampa Maza, héroe
de la Independencia Argensola: Revista de Ciencias Sociales del Instituto de
Estudios Altoaragoneses, ISSN 0518-4088, Nº 39, 1959 , págs. 193-208.
Coronas González, J. R. (1994): El diputado Agustín Argüelles. Ed.
Ribadesella: Asociación Cultural Amigos de Ribadesella.
Fonseca Cueva, P. (1995): Un hacendista asturiano: José Canga Argüelles.
Ed. Real Instituto de Estudios Asturianos, Oviedo.
Gil Novales, A. (2003): Rafael del Riego: personificación de la libertad.
Revista Clío: Revista de historia, ISSN 1579-3532, Nº 18.
Méndez García, Z. (1932): Los siglos de Oro de Tuña, cuna de ilustres
varones de la nobleza asturiana [Texto impreso]. Luarca, Heredera R.P. del Rio.
Fuentes documentales
Signatura: 20270 7. Correspondencia de D. Rafael del Riego, 1820-1823
(Manuscritos) SIGNATURA MSS/20270/7-44. FONDO ANTIGUO. Sala
Cervantes, Biblioteca Nacional de España.
Signatura: 20270 8. Correspondencia de D. Rafael del Riego, 1820-1823
(Manuscritos) SIGNATURA MSS/20270/7-44. FONDO ANTIGUO. Sala
Cervantes, Biblioteca Nacional de España.
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LA CONSTITUCIÓN DE CÁDIZ Y EL LIBERALISMO EN LA HISTORIA
Signatura: 20270 25. Vy 4. Correspondencia de D. Rafael del Riego, 18201823 (Manuscritos) SIGNATURA MSS/20270/7-44. FONDO ANTIGUO. Sala
Cervantes, Biblioteca Nacional de España.
Signatura: 20270 28. Vy 4. Correspondencia de D. Rafael del Riego, 18201823 (Manuscritos) SIGNATURA MSS/20270/7-44. FONDO ANTIGUO. Sala
Cervantes, Biblioteca Nacional de España.
Signatura: 20270 10. Vy 4. Correspondencia de D. Rafael del Riego, 18201823 (Manuscritos) SIGNATURA MSS/20270/7-44. FONDO ANTIGUO. Sala
Cervantes, Biblioteca Nacional de España.
Signatura: 20270 12. Vy 4. Correspondencia de D. Rafael del Riego, 18201823 (Manuscritos) SIGNATURA MSS/20270/7-44. FONDO ANTIGUO. Sala
Cervantes, Biblioteca Nacional de España.
Signatura: 20270 11. Vy 4. Correspondencia de D. Rafael del Riego, 18201823 (Manuscritos) SIGNATURA MSS/20270/7-44. FONDO ANTIGUO. Sala
Cervantes, Biblioteca Nacional de España.
DOCUMENTO DE RAFAEL DEL RIEGO (MANUSCRITO) MSS/20270/156.
SALA CERVANTES. Biblioteca Nacional de España.
ITINERARIOS HISPÁNICOS, 2012 (2)
21
La implantación del liberalismo en los ayuntamientos de la
Asturias urbana: ¿cambio o continuidad?1
The implementation of liberalism in the city councils of Asturias: change or
continuity?
Helena Carrtero Suárez,
Becaria FPU. Universidad de Oviedo (Principado de Asturias. España)
Resumen: Pretendemos abordar el estudio de los gobiernos locales de los tres principales núcleos
urbanos del Principado de Asturias: Oviedo, Gijón y Avilés, en el tránsito del Antiguo
Régimen al Régimen Liberal. Reflexionaremos sobre si el programa liberal doceañista
tuvo profundas repercusiones en la modificación de los ayuntamientos asturianos, o
si por el contrario fueron las tradicionales élites aristocráticas las que continuaron
gestionando la res publica de acuerdo a sus intereses de clase.
Palabras Clave: Asturias, oligarquías, ayuntamientos, Antiguo Régimen, liberalismo.
Abstract: We intend to approach the study of local governments of the three main towns of the
Principality of Asturias: Oviedo, Gijón and Avilés, on their way from Old Regime to
the Liberal Regime. We will reflect on whether the liberals’ program of Cadiz in 1812
had deep effects on the change of Asturian local governments or, in the contrary, the
traditional aristocratic elites continued to manage the res publica, according to their
own class interests.
Keywords: Asturias, oligarchies, municipalities, Old Regime, liberalism.
Introducción
Los gobiernos locales han sido postergados a un lugar secundario en el estudio
del sistema político español2. Sin embargo, el municipio desempeñaba un papel
de especial relevancia en el ordenamiento económico, social y político de las
sociedades europeas preindustriales. Sus competencias eran amplias y abarcaban
los principales temas de la vida comunitaria. Bien es cierto que no existía un
municipio homogéneo sino multitud de ellos con sus particularismos regionales,
jurisdiccionales, legales, etc. Se trataba de las instituciones más cercanas al pueblo,
que incluso, en ocasiones participaba en ellas a través de los concejos abiertos. En
segundo plano se situaban las instituciones provinciales, más lejanas. Por último,
Investigación dependiente del proyecto nacional MICINN-12-HAR2011-28458, Oligarquías
urbanas y gobierno municipal en la Asturias de la Edad Moderna.
2
En la historiografía europea últimamente se constata una sensibilización por la «historia desde
arriba», desde enfoques y metodologías distintas. Así, los estudios sobreoligarquías y los
relativos a las familias nobiliarias, concentran interés como sujeto/objeto de análisis. Entre
ellos se pueden citar: REINHARD, 1997 y Lambert- Gorges. Para España la transición política
del Antiguo Régimen al Régimen Liberal ha sido abordada, especialmente por Artola 1959,
1973, 1978 y Castro, 1979.
1
22
LA CONSTITUCIÓN DE CÁDIZ Y EL LIBERALISMO EN LA HISTORIA
la propia institución monárquica se presentaba como algo misterioso, aunque
ocasionalmente entraban en contacto con alguno de sus funcionarios (Goubert,
1979, 4-8). Sin embargo, todo esto cambió con la llegada del régimen liberal,
de marcado carácter centralista. El liberalismo gaditano multiplicó el número de
ayuntamientos, porque concebía esta institución como medio de participación
del ciudadano en el gobierno. Son los vecinos los que, en su mayoría1, tienen el
derecho de elegir a sus representantes políticos, en número proporcional al tamaño
del núcleo poblacional. Además, se suprime el régimen de la mitad de oficios, pues
se establece el principio de igualdad de derechos ante la ley (Castro, 1979).
Las investigaciones sobre los aspectos políticos y jurídicos del municipio han
privilegiado el ámbito urbano en la época medieval, que vendría a representar el
momento dorado de las libertades locales. Menos interés ha despertado el estudio
institucional del municipio de siglos posteriores, lo que estaría justificado por la
supresión de la autonomía concejil, paralela al nacimiento del estado moderno
y el centralismo de las monarquías absolutas. La implantación del liberalismo
en España ha centrado el interés por los análisis de cuestiones generales, en
los enfrentamientos entre realistas y liberales y el debate del ideario político de
moderados y progresistas y sus enfrentamientos en las principales instituciones
centrales de poder; sin embargo se han descuidado los estudios locales y
regionales. Además, la transición del Antiguo Régimen al régimen liberal fue
un tema, relativamente, de moda entre los historiadores de los años cincuenta y
setenta, pero caído posteriormente en el olvido. A partir de los años ochenta del
siglo XX y desde una perspectiva general, los gobiernos locales han empezado a
ser objeto de estudio, desde enfoques diversos, destacándose los ámbitos político
y social (Passola, 1997; Soria, 2000).
Desde hace ya unos cuantos años la cuestión de la pervivencia de las
autonomías locales durante la Edad Moderna, y especialmente durante el período
de los Austrias, ha recibido nuevos planteamientos desde perspectivas diferentes.
Se pone énfasis en que el proceso de fortalecimiento del poder central fue lento,
pero manteniendo la presencia e influencia de otros sujetos políticos como las
corporaciones locales, que todavía conservan algunos de sus antiguos derechos,
privilegios y libertades. Sólo en los últimos años los cambios en los gobiernos
locales acaecidos desde la segunda mitad del siglo XVIII y hasta la definitiva
implantación del liberalismo (c.1840) han parecido volver a captar el interés de
los historiadores, aunque aún queda mucho por avanzar en esta materia (Morales
Moya, 1998; para Galicia, López Díaz, 2010, 187-214; Asturias Friera Álvarez,
2005, 507-694; en el País Vasco, Martínez Rueda, 1994; et al.).
La constitución igual, de hecho, ciudadanía y vecindad, restringiendo el derecho al voto a los
cabezas de familia residentes y con propiedades o trabajo estable en una población determinada.
Constitución de 1812, Título VI, Cap. I, Artículos 309-323.
1
ITINERARIOS HISPÁNICOS, 2012 (2)
23
En Asturias son muy escasos los trabajos relativos al ejercicio del poder de las
oligarquías locales, sobre todo los análisis referidos a los gobiernos de la ciudad
de Oviedo y principales villas, Avilés y Gijón. Es en la última década cuando
podemos hablar de un mejor conocimiento de las oligarquías y gobiernos locales
asturianos a través de los estudios de la nobleza asturiana que están realizando
Faya Díaz, Díaz Álvarez, Fernández Secades y Carretero Suárez. Entre los
estudios de carácter político más generales sobre Asturias, podemos contar con
la obra clásica de M. Sangrador (1866), y los estudios más recientes de M. Friera
(2003) sobre la Junta General y A. Menéndez (2011) sobre la Audiencia y otros
sobre el municipio, como el artículo de Mª. A. Faya (2003) sobre la venta de
oficios municipales con los Austrias, el estudio sobre la estructura municipal de
Asturias en el siglo XVIII de B. Barreiro (1990), y las tesis doctorales de Juan
Díaz Álvarez, Lucía Fernández Secades y Helena Carretero Suárez, sobre las
oligarquías y gobiernos municipales de Oviedo, Gijón y Avilés, respectivamente.
Para las primeras décadas del régimen liberal en Asturias interesan los estudios de
Carantoña (1984, 1989) y Carmen García (1984, tesina inédita).
Por lo que respecta a las fuentes, la documentación de los diferentes municipios
asturianos es relativamente abundante. Los archivos locales de Oviedo, Avilés
y Gijón conservan casi seriados los libros de acuerdos de los ayuntamientos
desde finales de la Edad Media. Sin embargo, existen silencios documentales
significativos, especialmente en relación al Trienio Liberal; probablemente
como consecuencia de los desencuentros y convulsiones políticas en la actividad
municipal y la represión posterior tras la instauración nuevamente del absolutismo.
El régimen municipal en la Asturias del Antiguo Régimen
La administración del Antiguo Régimen se caracteriza por su complejidad y
su heterogeneidad. La división territorial engloba los antiguos reinos medievales
junto a cierto intento de división provincial, que no llega a cuajar de forma
definitiva hasta la implantación del régimen liberal (García Álvarez, 2002). A su
vez, cada provincia se divide en diferentes partidos en número, muchas veces,
desproporcionado, que dificultan enormemente una administración eficiente del
territorio. En la cabeza de cada partido solía haber un representante de la autoridad
real, generalmente un corregidor, como sucedía en Oviedo (Tuero Bertrand,
1972). Ahora bien, existen cierto núcleos de población eximidos, es decir, que se
gobiernan sin sujeción a la jurisdicción de los partidos; así sucedía en la villa de
Avilés, que debido a los múltiples privilegios medievales que poseía, se enfrentó
enérgicamente con el delegado real, para mantener su autonomía (Carretero
Suárez, en prensa).
La organización del territorio se complica, aún más, dada la dualidad de
24
LA CONSTITUCIÓN DE CÁDIZ Y EL LIBERALISMO EN LA HISTORIA
jurisdicciones a que da lugar la existencia de señoríos laicos y eclesiásticos
frente a los concejos de realengo. A pesar de que el centralismo borbónico había
intentado reducir el número de señoríos; en el caso asturiano, y en España en
general, el peso del señorío todavía en el siglo XVIII era destacable (Moxó, 1965,
9-10). Según los datos que proporciona el Catastro del Marqués de la Ensenada,
existían en Asturias 114 concejos, de los cuales 41 eran de señorío y 73 de realengo
(Baudilio, 1990, 538-540).
El poder político local es uno de los ámbitos que la nobleza intentó controlar
y utilizar en su propio beneficio desde principios de la Edad Moderna, ya que su
ejercicio le daba poder al mismo tiempo que contribuía a mejorar su prestigio
(Hernández, 2004, 91-114; Soria Mesa, 2008, 222). El oficio público fue visto por
la sociedad de la época como el mejor modo de servir el Estado (Porres Marijuán,
2004, 14). De hecho la mayor parte de las oligarquías urbanas estuvieron formadas
por nobles; señala J. I. Fortea que “había una marcada preferencia porque quien
se ocupara del gobierno de las repúblicas urbanas fuera noble”, si bien es cierto
que frecuentemente se puso “más el acento en la riqueza que en la nobleza o en la
virtud”, lo que permitió que en algunas ciudades como Burgos, Valladolid, Sevilla,
Córdoba, Jaén o Toledo, accedieran a los regimientos conversos o comerciantes
(Fortea Pérez, 2004, 252-255).
En los concejos y villas asturianas durante la Edad Moderna es la hidalguía de
solar conocido y la nobleza titulada quienes ejercen el poder local, como también
ocurre en otras zonas de la cornisa cantábrica (Porres Marijuán, 2011, 103-135).
Además el poder local era utilizado normalmente como medio de acceder al gobierno
regional e, incluso, aunque con menor frecuencia, a los órganos centrales de poder,
como sucedió en el caso de Jovellanos (Fernández Secades, 2011, 181-194).
En la configuración de las oligarquías municipales del Antiguo Régimen hubo
dos fechas importantes. En 1544 los apuros financieros de la Corona, derivados
de la guerra y la política imperial, impulsaron a Carlos V a emprender la venta
de oficios municipales; pasándose de oficios electivos anualmente a regimientos
vitalicios. En 1614 Felipe III da un paso más allá vendiendo las perpetuaciones,
lo que terminará por patrimonializar el poder local, al transmitirse el oficio de
generación en generación1.
Asturias, al igual que el resto de territorios que integraban la Corona de Castilla, no fue
ajena a ese proceso que tantas oportunidades reportó a una hidalguía de solar conocido
que habían desarrollado diversas estrategias de ascenso y consolidación social2.
1 El tema de la venta de cargos ha sido estudiado por varios historiadores. Cabe destacar los
trabajos de Tomás y Valiente (1975, 1985), que estudia la venta de los oficios públicos en Castilla
desde sus orígenes bajomedievales hasta comienzos del siglo XIX. También Domínguez Ortiz
(1975, 1985) analiza este fenómeno. Más reciente, González Alonso (1981, 1989, 1999).
2 En el ámbito asturiano sobre la venta de cargos: Faya Díaz, 2003, 75-136; Menéndez González,
1984, 677-708; Pérez de Castro, 1998; Fernández Secades, 2011a.
ITINERARIOS HISPÁNICOS, 2012 (2)
25
Los oficios que la Corona se decidió a vender fueron los regimientos, además
de las escribanías, es decir, cargos con funciones ejecutivas o de gobierno,
excluyéndose los oficios que impartían justicia, judicaturas y alcaldías1. El hecho
de privatizar, mediante la venta, el poder público, supuso un profundo cambio en
los consistorios, pues estos cargos dejaron de ser electivos con las importantes
consecuencias que ello tuvo.
Las regidurías fueron los oficios más demandados, no por el salario que
conllevaban, que era bajo, sino por cuestiones de prestigio y por la posición
de poder2. Los regidores controlaban el mercado local, los precios, el cobro de
impuestos y el comercio de esta villa portuaria; lo cual suponía un evidente
beneficio económico. Además, podían acceder, controlar y manipular la justicia
municipal en favor de los intereses del linaje. De ahí, que las diferentes casas
nobles se decidieran a comprar oficios con voz y voto, en aquellos concejos en los
que tenían la mayor parte de su patrimonio rústico o la casa solar del linaje, así
como intereses económico y, también, en la ciudad de Oviedo, centro del poder
regional intereses económicos.
En Asturias las ventas se inician en 1544, siendo Oviedo, Avilés y Gijón de los
primeros concejos en atraer el interés de las compras, acrecentándose el número
de regidurías en ellos desde el inicio del proceso. Como podemos observar en
el cuadro 1, con Felipe II asistimos a un crecimiento elevado de las ventas, para
pasar a patrimonializarse los cargos, con la adquisición de títulos de perpetuación
a partir del año 1614. Todavía en tiempos de Felipe IV se constatan algunas ventas
de oficios, que intentarán contrarrestarse con las órdenes de consumo de oficios
promulgadas durante el reinado de Carlos II; aunque éstas no tuvieron éxito.
Con los Borbones las ventas por parte de la Corona se suspenden, ahora bien el
mercado de oficios siguió activo a través de las transacciones entre particulares.
1 No obstante, Alberto Marcos revela la existencia de algunas ventas de cargos concapacidad
judicial (Marcos Martín, 2008, 469-486). Sin embargo, en Asturias, en general, y en Avilés, en
concreto este fenómeno no parece haberse dado.
2 Los regidores sólo cobraban su salario cuando asistían a las sesiones del ayuntamiento, tal como
establecían las leyes, y, como veremos, el porcentaje de absentismo era elevado: «Mandamos
que el regidor que no sirviere el oficio de regimiento o estuviera ausente no sea pagado de su
salario» (Novísima Recopilación, tomo III, libro VII, título IX, ley I). Además, en Avilés dada la
escasez de propios del concejo, los regidores renunciaron a su salario; aunque siempre a cambio
de obtener otro tipo de beneficios. A(rchivo) M(unicipal) de A(vilés), Leg. 38, doc. 7.
26
LA CONSTITUCIÓN DE CÁDIZ Y EL LIBERALISMO EN LA HISTORIA
Cuadro 1. (Elaboración propia) Regimientos vendidos en los principales núcleos
urbanos de Asturias (Fuente: FAYA DÍAZ, 2003, 75-136)
CONCEJO
CARLOS V
FELIPE II
FELIPE III*
Oviedo
Gijón
Avilés
10
10
15
45
13
13
42
14
17
* Venta de perpetuaciones
FELIPE
IV
14
12
14
La sociología de estas oligarquías que concentran el poder local en Asturias es
clara; se trata de los principales linajes de la hidalguía de solar conocido de la región
como los Argüelles, de la Rua (Oviedo), Jove, Valdés (en Gijón), Alas, Menéndez
de Avilés y Carreño (Avilés); muchas de estas familias terminan englobadas en las
principales casas tituladas de Asturias: Marqueses de Valdecarzana, Ferrera, San
Esteban y Campo Sagrado, Condes de Toreno, Canalejas, que ostentarán no sólo
el poder local, sino que también controlarán las instituciones de poder regional a
lo largo del siglo XVIII. (Menéndez González, 2004).
Con el advenimiento de la dinastía borbónica y la potenciación del centralismo
llevada a cabo por los nuevos monarcas, asistimos a varios fenómenos que
anuncian el cambio en los gobiernos locales.
Durante la Edad Moderna la asistencia de los regidores a las reuniones
ordinarias del Ayuntamiento fue, en general, reducida, excepto cuando había
elecciones (Merchán Fernández, 1988 112, 223). Ahora bien, el centralismo
borbónico, dada la menor libertad de acción que posibilitaba a las élites locales en
la gestión municipal, hizo aumentar los índices de absentismo a niveles extremos.
Por ejemplo, en Avilés, a finales del Antiguo Régimen de los treinta y dos oficios de
regimiento que existían, con normalidad se constata la presencia en las reuniones
de ayuntamiento de tres o cuatro regidores, dándose la misma situación en Oviedo
y Gijón1.
Al aparente desentendimiento de la nobleza en el ejercicio de su poder político
hay que sumarle, a partir de la década de los sesenta del siglo XVIII, un intento
por parte de la Corona de conseguir una cierta «democratización» del poder
local; concediendo a partir de 1766 una pequeña parcela de representación en los
ayuntamientos a las clases populares, mediante la creación del síndico personero
y el diputado del común (Guillamón, 1996, 753-770). Señala Baudilio Barreiro
que en Asturias nadie se opuso frontalmente a esta reforma, pero sí se detectan
problemas en las primeras elecciones de estos nuevos oficios en Oviedo y Avilés
y, en menor medida, en Gijón; oponiéndose los regidores a la elección popular e
intentando controlar ellos dichos nombramientos (Barreiro, 1990, 548-550). Sin
AMA, Libs. Acs. 43-45; A(rchivo) M(unicipal) de O(viedo), Libs. Acs. 104-105, 116,
A(rchivo) M(unicipal) de G(ijón), Libs. Acs. Años 1790-1812.
1
ITINERARIOS HISPÁNICOS, 2012 (2)
27
embargo, se trató de una reforma frustrada, dadas las limitadas competencias y
capacidad de maniobra que tuvieron estos nuevos oficios frente a la oligarquía
(Dominguez Ortiz, 1984, 472-475). Bien es cierto que en los ayuntamientos
asturianos, de carácter nobiliario, estas medidas permitieron la entrada de algunos
miembros de la burguesía, como los Maqua en Avilés o varios comerciantes en
Gijón (Fernández Secades, 2011a, 197-201).
Finalmente en 1797 se ordena la incorporación a la Corona de los oficios
enajenados, intentando dotar de racionalidad la administración pública, sobre
todo, de índole local, pero sin menoscabar el poder tradicional de las oligarquías;
intentando adecuar la situación existente a un nuevo contexto. El intento de reforma
no cuajó, pero sentó un precedente para la racionalización de los gobiernos locales
que se impondría a partir del triunfo del liberalismo a partir de 1812.
La crisis del Antiguo Régimen y el inicio del liberalismo en Asturias
La introducción en los ayuntamientos de las medidas ilustradas del siglo XVIII,
junto con la convulsa situación de principios del siglo XIX, dio como resultado
la quiebra y descomposición del municipio del Antiguo Régimen. Diputados del
común, síndicos personeros, alcaldes de barrio… serán algunas de las fórmulas
que se arbitrarán para solucionar el vacío de poder que provocó el progresivo
desinterés por ejercer los cargos, por parte de unas oligarquías nobiliarias
interesadas en retrasar el desarrollo político, social y económico del país de
acuerdo al mantenimiento de sus propios intereses. Ante el caos y la decadencia
de las instituciones locales del absolutismo, los ayuntamientos liberales surgieron
por voluntad del poder central y al servicio del mismo.
Durante el reinado de Fernando VII se inicia la crisis política que pondrá fin
al Antiguo Régimen en España. La invasión napoleónica provocó un vacío de
poder, que permitió el comienzo de un lento proceso revolucionario en el que los
liberales, sobre todo desde las Cortes de Cádiz reunidas en 1812, sentarán las bases
de un nuevo sistema político, social y económico. En Asturias la acción directa
del conflicto bélico acelerará los cambios políticos, mientras que la estructura
socio-económica de la región evolucionará más lentamente.
En el Principado de Asturias, ya desde la llegada al trono de Carlos IV en
1789 existía un malestar entre diversos sectores sociales (nobleza, clero, élites
ilustradas…), generado por la oposición a Godoy. Además los hidalgos con rentas
inferiores a 2.000 ducados (el 95% de la hidalguía asturiana), estaban descontentos
con el gobierno por la Real Orden de 23 de Diciembre de 1807, que obligaba a sus
hijos a entrar en quintas. Este descontento general con la institución monárquica,
unido a la noticia de los sucesos del dos y tres de mayo, hicieron de Asturias una
de las primera regiones de España en las que estalla un movimiento popular, que
28
LA CONSTITUCIÓN DE CÁDIZ Y EL LIBERALISMO EN LA HISTORIA
pone fin a las instituciones del Antiguo Régimen; y ello, con el apoyo de gran
parte de las élites nobiliarias del Principado, que fueron de las primeras en abrazar
las ideas liberales, como Jovellanos, el Conde de Toreno o Rafael del Riego.
Tras la aprobación y promulgación de la Constitución de Cádiz en 1812, se inicia
en España la implantación de un régimen local, que responde a los criterios de
representatividad ciudadana, división de poderes, racionalidad y máxima eficacia
de la administración con un coste mínimo (Artola, 1973, 230).
Los acontecimientos de 1812, con las Cortes de Cádiz y la nueva Constitución,
coincidieron con la retirada de los franceses de Asturias y dieron paso al primer
y breve período constitucional en el Principado. A las demostraciones de júbilo
y proclamación de la constitución1, siguió la configuración de los nuevos
ayuntamientos constitucionales.
Rompiendo con el anterior sistema insaculatorio, de cargos patrimonializados
y ayuntamientos cerrados a un reducido número de personas, que no representan
a la comunidad, sino a los intereses particulares de una pequeña élite social; se
implanta un sistema de elección censatario en el que a cada parroquia le corresponde
elegir de entre sus vecinos con un nivel mínimo de renta los electores. En Avilés,
el concejo más pequeño de los que nos ocupan, en las primeras elecciones
constitucionales se estipula un censo de 1.227 vecinos, es decir en torno al 20%
del total de población del concejo, distribuidos en cuatro parroquias que eligen
a 17 electores de los que saldrá la nueva corporación municipal formada por
dos alcaldes, ocho regidores y dos procuradores síndicos2. A todos los nuevos
cargos políticos se les obligará a jurar «no haber ejercido oficio de regidor de la
municipalidad en provisiones, alcaldías ni otros empleos por el gobierno intruso»3.
En 1811 se inician en Gijón las gestiones para formar un nuevo ayuntamiento.
El Teniente Coronel Porlier, representante de la autoridad real en la villa durante
estos últimos años de guerra manda que se junte el ayuntamiento antiguo; es decir,
el último consistorio anterior al afrancesamiento del municipio4. Al poco tiempo,
en julio de 1811 empiezan a proponerse candidatos, que no hubiesen tenido
relación con el gobierno intruso, incluyéndose entre los electos a varios artesanos
y labradores. Finalmente, tras la proclamación de la constitución en la villa en
septiembre de 1812 se elige en noviembre un nuevo ayuntamiento en el que no
están presentes ninguno de los antiguos regidores (Rendueles Llanos, 1867, 538)
«…las demostraciones de júbilo que atendidas las circunstancias deben hacerse cuando se
publique y jure en esta ciudad la sabia constitución del reyno, decretadas por las Cortes
generales y extraordinarias […] así como nunca ha habido tan poderosos motivo para fiestas y
regocijos, pues se trata de asegurar para siempre los derechos más apreciables del hombre y el
ciudadano». AMO, Lib. Ac. 105, fols. 37-41 vto.
2
AMA, Lib. Ac. 47.
3
AMA, lib. Ac. 105, fol. 4.
4
AMG, lib. Ac. Año 1811 (15-VI-1811).
1
ITINERARIOS HISPÁNICOS, 2012 (2)
29
Sin embargo, toda esta labor fue radicalmente suprimida a la vuelta de
Fernando VII y durante el Sexenio Absolutista, que restaura el viejo sistema
de administración local. En el caso de los ayuntamientos que nos ocupan la
restauración fue automática; en el verano de 1814 se ordena borrar las actas de las
elecciones constitucionales (Avilés lo hace, Gijón y Oviedo no), así como se acusa
a algunos de los principales dirigentes de afrancesados, entre ellos miembros de la
familia de las Alas o los Valdés.
Pero primero la guerra y luego el corto período de tiempo que duró el nuevo
orden constitucional, quebrantaron la tendencia política e ideológica tradicional,
decantándose, gran parte de las élites sociales del Principado especialmente en la
villa de Avilés, por las nuevas ideas liberales.
El Trienio Liberal en la Asturias Urbana
El 1 de enero de 1820 el teniente coronel asturiano, Rafael del Riego junto con
el comandante gijonés Evaristo Fernández San Miguel, al frente de un ejército se
sublevan y proclaman la Constitución de 1812 y la implantación de la monarquía
constitucional. Asturias y Galicia son las primeras regiones en secundar el
movimiento «libertador».
Los cambios no fueron drásticos, pero la nobleza asturiana se dejó llevar por la
nueva situación que les permitía seguir detentando el poder. Ante el levantamiento
de Riego, un importante sector de la hidalguía de solar y la nobleza titulada decide
apoyar este giro político, participando e integrándose en las instituciones locales y
provinciales. Sin embargo, y a pesar del entusiasmo mostrado en Avilés, Oviedo
y Gijón por parte de las élites tradicionales, la oposición realista se hizo sentir,
especialmente en el campo, ralentizando la puesta en funcionamiento de los
gobiernos locales constitucionales en Asturias.
En Oviedo el nuevo ayuntamiento formado por constitucionalistas no se
configura hasta finales de abril, debido a los «vicios observados en el proceso
(electoral)»1, y las dificultades que el jefe político plantea en la gestión de los
asuntos locales2. Por el contrario, en Avilés es proceso es más rápido, ya que
mientras el bando realista está formado mayoritariamente por menestrales y
gentes de oficios, los liberales englobaban a las familias más distinguidas del
concejo, aquellas que llevaban siglos ostentando el poder en la villa: el Marqués
de Ferrera, los Alas, los Carreño, Balsinde, etc.; que rápidamente pusieron en
funcionamiento el régimen constitucional a través de creación de las Sociedades
Patrióticas y la Milicia Nacional, dirigida por el Marqués de Ferrera.
Pero, la reacción realista, encabezada por los Cien Mil Hijos de San Luís, que
AMO, Lib. Ac. 124, fol. 1
AMO, Lib. Ac, 124, fol. 32 vto.- 33 vto.
1
2
30
LA CONSTITUCIÓN DE CÁDIZ Y EL LIBERALISMO EN LA HISTORIA
termina con el Trienio e implanta nuevamente el absolutismo, trae consigo una
dura represión. En Oviedo se ordena la formación del ayuntamiento tal y como
estaba el 1 de marzo de 1820, incluyendo a los regidores perpetuos como eran
el Marqués de San Esteban, El Conde de Peñalba, El marqués de Gatañega y
el Conde de Agüera, entre otros; es decir, se vuelve a una administración local
propia de Antiguo Régimen.
El triunfo del absolutismo en 1823 exacerbó los odios entre realistas y liberales;
Avilés y Gijón fueron catalogados como núcleos proliberales, iniciándose en ellos
una dura represión.
En Avilés los nuevos regidores intentaron encontrar todo tipo de papeles y
documentos del «ayuntamiento llamado constitucional» (hoy día siguen sin
aparecer) como medio para organizar de manera minuciosa las listas de depurados.
Ante la falta de información documental, hicieron comparecer a los miembros de
la corporación saliente para elaborar una lista de los integrantes de la Milicia
Nacional, a los que se concedió diez días para abandonar la villa y sus arrabales.
Para entonces, el ayuntamiento realista prohibía las tertulias y reuniones de más
de cuatro personas a «las que no concurran sujetos de adhesión conocida a la
justa causa de Dios y el Rey», a la vez que se autorizaba a entrar en las casas
de los liberales para someterlas a registro. Era una época en la que cualquier
persona sospechosa o que intentase acceder a un cargo era investigada. El caso
más significativo en Avilés lo padeció el Marqués de Ferrera, desposeído de sus
privilegios por «voluntario exaltado nacional» y cuyo hermano, Álvaro de Navia
Osorio, fue víctima de un informe del ayuntamiento que le cerró el acceso a un
empleo público, alegando que «por ahora no conviene a la causa de Dios y del
Rey que semejantes empleos recaigan en sujetos no solo marcados adictos al
destructor sistema, como ni tampoco en sus parientes amigos ni dependientes»1.
Conclusiones
Habrá que esperar a 1837-1840 para que en Asturias se implante definitivamente
el régimen liberal. Aunque la nueva clase política en algunos concejos, como el
de Avilés, sigan siendo los miembros de las principales familias nobiliarias del
Principado; lo cierto es que, en general, hubo más renovación que continuidad
dentro de las élites de poder. El liberalismo trajo consigo la apertura de los
ayuntamientos a personas más representativas de la comunidad y, especialmente,
a las clases medias.
Al analizar la actuación y mentalidad política de aquellos hombres que se
enfrentaron con la crisis de 1808 e iniciaron el ciclo revolucionario liberal del
siglo XIX en España debemos preguntarnos si se puede establecer una continuidad
AMA, Lib. Ac. 50, acuerdo de 22-XII-1823.
1
ITINERARIOS HISPÁNICOS, 2012 (2)
31
entre la Ilustración y el liberalismo. Según Antonio Morales Moya hay «clara
continuidad» (Morales, 1998), opinión que comparte Martínez Sospedra (1978).
Claude Morange (2006), sin embargo, sostiene que no se dio una continuidad,
porque los terrenos políticos, culturales y vitales sobre los que se proyectaron
ilustración y liberalismo son tan diferentes que no pueden ser comparados en
términos homogéneos.
Tras haber analizado el tránsito del absolutismo al liberalismo en Asturias,
creemos, siguiendo a Morange, que entre el final del Antiguo Régimen, marcado
por las ideas ilustradas, y los inicios del Régimen Liberal, se produjo una gran
quiebra de valores, estructuras, ideas, etc. que posibilitó el surgimiento de una
nueva realidad socio-política. Si bien nos encontramos formando parte de las
nuevas corporaciones municipales a miembros de los viejos linajes, que habían
acaparado el poder en el Antiguo Régimen. En algunos casos se trató de liberales
convencidos, otras veces, simplemente se adaptaron a la situación ante la
posibilidad de quedar excluidos del poder. Esta peculiar situación, unas élites
liberales, compuestas en muchos casos por las oligarquías locales del Antiguo
Régimen conllevó la herencia de algunos vicios, derivados de la arraigada
corrupción política de los siglos anteriores, que dará lugar, entre otros fenómenos,
a la aparición del caciquismo.
Fuera como fuere, la implantación del liberalismo doceañista en Asturias sentó
las bases para la consolidación del régimen local y autonómico actual.
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LA CONSTITUCIÓN DE CÁDIZ Y EL LIBERALISMO EN LA HISTORIA
LA CONSTITUCIÓN DE CÁDIZ
Y EL LIBERALISMO: ASPECTOS
POLÍTICOS Y LINGÜÍSTICOS
36 LA CONSTITUCIÓN DE CÁDIZ Y EL LIBERALISMO: ASPECTOS POLÍTICOS Y LINGÜÍSTICOS
ITINERARIOS HISPÁNICOS, 2012 (2)
37
Liberal. Estudio sobre la aportación de la Constitución de Cádiz
a la semántica
Liberal. A study on the contribution of the Constitution of Cadiz to semantics
Fernando Moliné Royo,
lector MAEC-AECID en la República de Moldavia
Resumen: Las lenguas están conformadas por palabras internacionales. Palabras que aportan una
unidad interlingüística y por ende, ayudan a tejer la red de la interculturalidad. Al
cumplirse este año el bicentenario de las Cortes de Cádiz, la primera constitución que
apareció en España, observaremos cómo este proceso constitutivo aportó un nuevo
registro a un gran número de lenguas. Nos referimos, más concretamente a la palabra
«liberal» que si bien es cierto existía ya como adjetivo, fue en Cádiz donde adquirió
el cambió semántico en su acepción sustantiva que hoy todos conocemos. El objetivo
de este artículo es pues mostrar dicha evolución semántica y demostrar a qué cambios
lingüísticos obedece demostrando sus equivalentes en otras lenguas y trataremos por
último vislumbrar la carga semántica de este vocablo dependiendo de en qué sociedad
hablemos.
Palabras clave: evolución semántica, liberal, bicentenario de las Cortes de Cádiz.
Abstract: Languages are formed by international words. These words contribute to the language
with an interliguistic unity and, consequently, they help us to knit the interculturality
network. This year the Constitution of Cadiz celebrates its bicentenary. It was the first
constitution of Spain and we will analyze how this constitutive process has given a
new word to several languages. We are referring the word “liberal”; Otherwise, it is
true that the word existed before, but it was in Cadiz where it acquired the semantic
change in its substantive sense. This paper wants to point this evolution and to proof
the reason of the change and at last but not least, to discern the semantic change of
this word depending in which society we are talking about.
Keywords: semantic evolution, liberal, bicentenary of Cadiz Constitution.
Introducción
Las diferentes lenguas del mundo tienen algunas características comunes
que estudia, como es por todos sabido, la lingüística. No obstante, una lengua
no significa nada sin una cultura en la que apoyarse, nutrirse y sobrevivir. Una
cultura determinada no vive aislada en un oasis, sino que se relaciona del mismo
modo con otras utilizando para ello la lengua y cerrando de esta manera el círculo
de la retroalimentación.
De este modo, podemos decir que un elemento que aporta interculturalidad
a las distintas lenguas son las llamadas palabras internacionales: sustantivos,
adjetivos, etc. que han sufrido una leve adaptación fonética pero que en base se
38 LA CONSTITUCIÓN DE CÁDIZ Y EL LIBERALISMO: ASPECTOS POLÍTICOS Y LINGÜÍSTICOS
refieren a un mismo concepto semántico y que es por lo tanto, interlingüístico.
Lo más frecuente es que estos conceptos provengan del griego clásico o del
latín (la medicina, por poner un ejemplo) está plagada de este tipo de formaciones
que son internacionales, interculturales e interlingüísticas. También se dan aquí los
casos que tienen que ver con los préstamos y neologismos, Internet por ejemplo.
El porqué resulta simple, la medicina es una ciencia que no entiende de patria,
bandera o lengua. No le es propia a ningún pueblo en concreto y siempre se tiene
en cuenta este matiz global de este campo. Sin embargo, no solamente la ciencia de
Hipócrates es global y cada cultura, cada civilización ha aportado algo al conjunto
de conceptos de semántica intercultural, por así decirlo. Con los neologismos
ocurre una cosa similar. Se inventa algo en un país determinado y al extenderse
por el resto de territorios se toma el mismo nombre y se adapta, si procede. El
vocablo whiskey/whisky/güisqui nos puede servir para ilustrar esto.
En el año 2012 se ha celebrado pues el bicentenario de la Constitución de
Cádiz. Un texto de carácter constitutivo que por una parte, tiene el privilegio de
ser uno de los primeros de este tipo en Europa y que por otra, aportó al resto de
culturas el sustantivo «liberal» en su acepción política. Por eso, entre otros motivos
celebramos, tanto en España como fuera del Reino, esta fecha tan significativa y
por eso también en este nuevo volumen de Itinerarios hispánicos nos centramos
en este tema.
Una vez expuesto esto, pasaremos ahora a hablar del origen de la palabra
«liberal» tanto en su forma adjetiva como sustantiva, para después tratar de
explicar el motivo por el cual adquirió una nueva carga semántica durante el
proceso constitutivo de Cádiz a principios del siglo diecinueve, en el periodo de
tiempo que transcurre entre 1810 y 1812. Por otra parte, demostraremos también
este carácter internacional del concepto1 y esperamos poder hacer un esbozo sobre
lo que representa este concepto basándonos en criterios de diferencias culturales,
de nación, edad, y nivel de estudios.
Para argumentar todo esto nos basaremos en la bibliografía que mostraremos
después aunque debemos destacar ahora mismo a Juan Marichal (1995) y su
colección de ensayos de historia intelectual y política El secreto de España.
El origen de «liberal»
Primero, debe aclararse que lo que le es propio a Cádiz y a las Cortes es su
acepción como sustantivo, ya que como adjetivo se venía empleando desde hacía
siglos. El calificativo «liberal» proviene del latín liberalis y haciendo una pequeña
parada aquí podemos comprobar la raíz liber y el matiz que conlleva de libertad.
Muy interesante ver otros préstamos del español en otras lenguas. Véase por ejemplo <http://
cvc.cervantes.es/ensenanza/biblioteca_ele/asele/pdf/13/13_0515.pdf> [18/05/2012]
1
ITINERARIOS HISPÁNICOS, 2012 (2)
39
De hecho, liber en la lengua rumana significa sin ir más lejos «libre» en español.
Volviendo a la lengua clásica latina, liberalis, era algo que le era propio al hombre
libre y que pasó del mismo modo a todas las lenguas románicas para expresar la
virtud del caballero y/o aristócrata, pues él era el hombre libre.
Este estamento, se diferenciaba del resto además de por el aspecto pecuniario y
de posesión de tierras, por ser «libres» intelectualmente hablando. Al preguntarnos
cómo habían alcanzado esa libertad la respuesta es a través de lo que entonces se
conocía como artes liberales.
En la lengua española encontramos liberal ya en textos del siglo XV y durante
al menos dos centurias más aparecerá como sinónimo de clemente, magnífico,
valiente, abierto, justo, gracioso, dadivoso. Podemos observar cómo todos estos
adjetivos calificativos adquieren una carga semántica positiva que más que «
significar », valoran. Más adelante en la evolución semántica de esta palabra en la
lengua española, y durante el proceso constitutivo perderá en parte esta noción y
se cargará también de significación negativa.
Para poder ilustrar esto, veamos ahora un fragmento de un texto del siglo XV
recogido en la «Compilación de Floresta de philosophos 1» y que define a las
personas liberales como «aquellos que con sus haciendas redimen a los cautivos
o pagan las deudas ajenas o hacen cosas de virtud con su dinero». Así pues, en
el siglo XV una persona era «liberal» cuando no le importaba poner su parné al
servicio de otros obrando así de buen corazón.
Si nos basamos en una prisma diacrónico debemos hacer la siguiente para en
el tiempo en el año 1611 en la enorme obra del lexicógrafo español Sebastián
de Covarrubias llamada Tesoro de la lengua castellana y que nos hace ver que
a principios del siglo XVII se veía a una persona liberal como «el hombre que
graciosamente sin recompensa alguna, hace bien y merced a los menesterosos,
guardando el modo debido para no dar en el extremo pródigo2». Aquí resulta de
capital importancia para nuestra exposición remarcar la acepción semántica de
tener medida y no llevar las cosas al extremo. Podemos decir pues que coincide
con la visión aristotélica de que la virtud está en el término medio.
Avanzando más en el tiempo, debemos detenernos en el siglo XVIII, más
exactamente en el año 1734 cuando la Real Academia Española publica el
Diccionario de la lengua castellana y en el cual los académicos pertenecientes a
esta institución describían a una persona liberal como un ser «generoso, bizarro
y que sin particular ni tocar en el extremo de prodigalidad, graciosamente da y
socorre, no sólo a los menesterosos sino a los que no lo son tanto haciéndoles todo
bien3». El matiz que se está tocando ahora no es ya tanto la generosidad como en
Atribuido a Fernán Pérez de Guzmán. Cita recogida en Marichal, J. (1995: 34).
Cita recogida en Marichal, J. (1995:34)
3
Cita recogida en Marichal, J. (1995:35)
1
2
40 LA CONSTITUCIÓN DE CÁDIZ Y EL LIBERALISMO: ASPECTOS POLÍTICOS Y LINGÜÍSTICOS
siglos pasados, sino que se encamina hacia la filantropía, un liberal será pues una
persona que mirará por el bien social siempre, y esto hay que recordarlo, sin llegar
al extremo.
Afirmamos pues que con esta situación semántica nos vamos a encontrar en
las Cortes de Cádiz; ahora bien, para comprender el cambio que va a dar debemos
tener en cuenta una tercera acepción que evoluciona de estas dos. La ironía,
ese recurso tan utilizado en nuestro sentido del humor, nos conducirá hasta la
exageración del término. Este recurso irónico tan utilizado en el humor español,
nos lleva del mismo modo hasta el otro extremo, viendo como una persona
liberal es, y recordamos que desde un prisma irónico, «una persona antojadiza
o derrochadora que malgastaba sus recursos económicos y que no era capaz de
guardar para sí misma nada». Esta carga peyorativa del término nos ha guiado
hasta el polo opuesto de la acepción clásica del siglo XV, aquella persona que era
«dueña de sí misma».
De este modo llegamos a las Cortes de Cádiz, un periodo que iba a marcar la
historia de España además de por la redacción del texto liberal y por los comienzos
de la España constitucionalista, desterrando, al menos temporalmente, el régimen
absolutista; por uno de los grandes aportes del español a la interculturalidad, el
sustantivo «liberal» que se forjó durante las discusiones políticas que darían lugar
a esta constitución bicentenaria.
«Liberal» durante las Cortes de Cádiz
Se encuentra documentado el cambio semántico de la palabra con la adquisición
del matiz político por primera vez:
Durante esta discusión y la anterior sobre América, manifestáronse
abiertamente los partidos que encerraban las Cortes, los cuales, como
en todo cuerpo deliberativo, principalmente se dividían en amigos de
las reformas y en los que les eran opuestos. El público insensiblemente
distinguió con el apellido de liberales a menudo en sus discursos la frase de
principios o ideas liberales; y de las cosas, según acontece, pasó el nombre
a las personas.
Esta cita aparece recogida por el conde de Toreno, (Queipo de Llano, 18351837) en la cual se puede observar que es una transformación que emana del
público y no de los políticos participantes y que además esta alteración no es
arbitraria pues responde a la evolución histórica ya explicada.
Por una parte, se llamaba liberales a los que estaban a favor de las reformas al
reducir su compensación económica dejando ver en este sentido su liberalidad
hacia el pueblo. Eso mismo podría verse por otra parte, desde otro ángulo como
ITINERARIOS HISPÁNICOS, 2012 (2)
41
una manera de representar el despilfarro e incluso la precipitación recogiendo
de ese modo el otro significado completamente opuesto ya descrito. Aquí pues,
entraría ya el recurso irónico anteriormente explicado.
El uso del vocablo con la nueva acepción puede verse ya desde el preámbulo
de la constitución1, cuando aparece a este respecto en ejemplos como «leyes
benéficas y liberales» «filosóficos y liberales principios»; Yendo más allá, Alcalá
Galiano, afirmará en 1864 el traspaso de fronteras que ha logrado esta nueva
significación alegando que «la voz liberal aplicada a un partido o a individuos en
Cádiz ha pasado a Inglaterra, Francia y a otros pueblos» (Alcalá Galiano, 1864).
De aquí extraemos que el liberalismo como tal es un concepto que si bien no es
nuevo, sí lo es el cambio de significación y se exportó a las principales potencias
europeas que a su vez transfirieron el vocablo a casi todos los pueblos europeos.
No debemos olvidar tampoco que las estos países (sobre todo) Inglaterra y
Francia eran imperios coloniales, con lo cual si el vocablo llegaba a la lengua de
la metrópoli, pasaría a todos los territorios regidos por estos gobiernos.
No obstante, y tal y como dice la expresión: «Al César lo que es del César
y a Dios lo que es de Dios», debemos reconocer que el cambio semántico se
alimentaba a su vez de un origen francés pues las «ideas liberales» y el adjetivo
«liberal» se utilizaron con frecuencia en Francia durante la Revolución para
diferenciar a la izquierda jacobina de la derecha monárquica dando alas con ello
al golpe que daría Napoleón Bonaparte basado en las «ideas conservadoras y
liberales». Francia siempre ha sido el espejo donde los intelectuales españoles
se miraban y que a algunos como al pintor aragonés D. Francisco de Goya les
costaría el destierro por sus ideas «afrancesadas». De ahí que adquirieran este
matiz político que más tarde se imprimiría en el sustantivo.
Así pues, y retomando la denominación peyorativa de Goya y más ilustrados
de su época, se establecieron dos grupos principales en la redacción del texto
constitutivo, los llamados «afrancesados» que en realidad conformaban el grupo
de «constitucionalistas liberales» y sus contrarios que los veían como una quinta
columna o como una intrusión del poder napoleónico y francés que les recordaba
a aquel convulso año 1810 en España.
Al ser Cádiz ejemplo constitutivo en Europa, admirado y temido, se expandió
como la pólvora el sustantivo liberal como aquel que estaba a favor de las reformas
y libertades para el pueblo. El público gaditano extrajo el matiz de generosidad
e introdujo el político que se utilizaría como símbolo de lucha contra Napoleón
primero y contra el reinado absolutista después. Debemos recordar que el siglo
XIX en España fue un periodo violento y complicado con muchas guerras, golpes
de estado y cambios en el sistema de gobierno.
Se puede consultar el preámbulo de la Constitución en <http://www.congreso.es/docu/
constituciones/1812/ce1812_cd.pdf> [18/05/2012]
1
42 LA CONSTITUCIÓN DE CÁDIZ Y EL LIBERALISMO: ASPECTOS POLÍTICOS Y LINGÜÍSTICOS
El liberalismo visto por la intelectualidad española
Cádiz y sus cortes constitutivas quedarán como el origen del liberalismo, por
lo tanto, en lo que respecta al concepto, como el liberalismo más puro. Durante el
siglo XX lo utilizarán numerosos intelectuales que tan importantes han sido para
la historia de España y nos darán una definición y su comprensión del mismo. Más
adelante, observaremos cómo se ve en el mundo hoy en día el término «liberal».
Vayamos primeramente a D. Miguel de Unamuno, el cual en un una conferencia
en Valladolid en 1909 se esforzó por darle un espíritu de continuidad al trabajo
hecho por sus compatriotas casi un siglo antes y cuando la política española se
centraba en la separación de la Iglesia de la vida pública defendió la idea de que
«No cabe ser liberal y católico […]. Católico liberal es en España más que en otra
parte un contrasentido1». Unamuno veía al liberalismo casi 100 años después de
su nacimiento en Cádiz como el elemento que traería la reforma religiosa que
según él necesitaba España y que por tanto debía alejar al estamento clerical de la
vida política del país. La Iglesia católica continuaba teniendo en España mucho
poder y los liberales veían como esto frenaba el desarrollo intelectual y político
del Estado.
Un año antes, José Ortega y Gasset nos daba una definición de cómo entendía
el liberalismo a principios del siglo XX y que resulta sin duda alguna muy
interesante: «Llamo liberalismo a aquel pensamiento político que antepone la
realización del ideal moral a cuanto exija la utilidad de una porción humana,
sea ésta una casta, una clase o una nación» (Salmerón, 2000:159) lo acercará al
incipiente socialismo español, lo cual hoy día parece un contrasentido mirándolo
desde el prisma económico que ha adquirido el vocablo, añadiendo que «no es
posible otro liberalismo que el liberalismo socialista». (Conard, 1967)
Por último, Azaña, otro político e intelectual español del siglo XX se sentía
frustrado al ver cómo llegaba una dictadura en 1923, la de Miguel Primo de
Rivera, y argumentaba volviendo la vista atrás que el ejército y los militares nada
bueno podían traer a la causa liberal, ya fuere con los pronunciamientos pasados
que privaban al liberalismo de su evolución natural o con dicha dictadura. Por
otra parte, clamaba que los militares no se deben implicar en la vida política ni
aun haciéndolo por la libertad, pues se actúa de esta forma de la manera más
antiliberal posible. Del mismo modo nos otorgaba la siguiente definición de lo que
para él significaba el liberalismo: «Es liberal todo el que acepta por principio el
mejoramiento indefinido del hombre y la emancipación de la conciencia personal»
(Bastida Freixedo, 1998) y profundizaba más en el tema de la libertad individual:
«el reconocimiento de la conciencia individual autónoma y su consagración en la
ley es el primer artículo de nuestro liberalismo2». Acentúa pues el individualismo
Aparece recogido en Marichal, J. (1995: 144).
Cita que aparece recogida en Marichal, J. (1995: 227).
1
2
ITINERARIOS HISPÁNICOS, 2012 (2)
43
y lo asocia con el liberalismo llegando a la conclusión de que el liberalismo
equivale o va en busca de la libertad individual.
Podemos ver cómo la abstracción del término para la intelectualidad española
del siglo XX en España representa por una parte la separación del poder por parte
de la Iglesia católica, por otra parte el pacifismo, la continuidad y la estabilidad
política, y por último hace referencia al individualismo, a la libertad del yo.
El liberalismo hoy
Para ver la carga semántica que tiene hoy en la sociedad se han elaborado unas
encuestas que se han enviado a un espectro variable de la población en función
de su edad, nacionalidad, país y nivel de estudios1. Estas variables se han elegido
para observar la relación que tiene en un principio la diferencia de edad, la zona
geográfica de donde proviene/reside el sujeto y de su nivel de formación. Además,
hay una cuestión a la que se debe prestar atención, a la diferenciación entre país
y nacionalidad. Esta es una cuestión difícil de resolver ya que entran en juego los
sentimientos personales con respecto a la nación, al concepto de nacionalismo, o
lo que se denomina «naciones sin estado».
preguntas no son aleatorias y al ser de tipo cualitativo, las hemos de traspasar a
la función cuantitativa. La razón por la se escogió el tipo cualitativo fue para tratar
de comprender lo que una persona comprende por «liberalismo» y han arrojado
sin duda resultados sorprendentes.
Con respecto a la edad de los encuestados, los hemos agrupado en tres categorías
diferentes: de 0 a 25 años, de 25 a 50 y de 50 a 75. De éstos, el 22,2% se encuentra
en el primer grupo, el 44,4% dentro del segundo, y el 26,6% pertenece al tercero.
El restante, 6,6% no ha querido detallar su edad.
Otro aspecto interesante que hemos de considerar es la noción de nacionalidad/
país. Un 73,3% se considera del Estado en el que tiene la residencia, mientras
que un 15,5% no lo siente así. Dentro del Estado español se han recogido datos
como Galicia y Cataluña (movimientos separatistas) y en el caso del Estado
Moldavo se ha dado el caso contrario, moldavos que se consideran rumanos o
rusos (movimientos reintegracionistas).
Para los casos recogidos dentro del Estado español, «liberalismo» tiene
una connotación económica y negativa; sin embargo, para los casos de
reintegracionismo rumano, la tiene positiva y con un carácter más político. En este
caso nos atrevemos a aventurar, aún sin estudiar en profundidad las causología
sociopolítica que el motivo podría ser los regímenes políticos vividos en estas dos
zonas. Un totalitarismo católico-fascista en España, y un régimen totalitaristasocialista aquí.
Encuestas realizadas durante los meses de febrero y de marzo de 2012 en ULIM, enviadas y
contestadas por correo. Disponibles bajo petición.
1
44 LA CONSTITUCIÓN DE CÁDIZ Y EL LIBERALISMO: ASPECTOS POLÍTICOS Y LINGÜÍSTICOS
Otro punto interesante que se refleja es el del movimiento de población que se
da ya que un 13,3% no vive en el país del que tiene la nacionalidad. Para terminar
con los datos de los encuestados, también se les ha preguntado por su nivel de
estudios: el 15,5% tiene un nivel intermedio de estudios, el 55,5% ha obtenido un
título de educación superior y por último, el 8,8% posee un doctorado. El resto no
lo ha especificado.
Así pues, con estos datos pasaremos a un análisis del cuestionario. En la
primera pregunta, el interés de esta encuesta era ver qué significaba el liberalismo;
el objetivo, ver si para los encuestados tenía un matiz político, económico o
residía en él un cariz de libertad. En los comentarios recibidos sobre esta cuestión,
hemos obtenido los siguientes datos: mención de lo político en un 62,2% de las
encuestas, de lo económico el 60% y de la libertad el 46,6%. Así pues, vemos que
la carga política, al menos en la definición de los participantes en esta encuesta es
la mayoritaria seguida muy de cerca por la económica. Curiosamente, el aspecto
de libertad es el que menos importancia tiene para ellos. Esta pregunta ya nos da
una idea de cómo va evolucionando el término.
En la segunda pregunta, se preguntaban qué tres palabras asociaban los
encuestados a la palabra liberalismo. En total, se han recogido 70 palabras
diferentes, la mayoría de ellas, el 88,57% de ellas, no se han nombrado más de dos
veces. Mostraremos aquí los resultados de las principales palabras mencionadas:
el 46,6% de las personas que han realizado la encuesta ha mencionado el concepto
«libertad», el 20% el «individualismo», el 15,5% la «igualdad»; el mismo
porcentaje recibe «capitalismo» y «democracia», el 13,3% el « libre mercado
» y por último, el 8,8% ha hablado de «privatización». Esto demuestra que la
significación del término no es para nada fácil de explicar y que además de esto,
tiene un significado muy subjetivo en función de la persona que aplique el término.
Además, si bien antes veíamos en la primera pregutna que el matiz de libertad era
el que menos mención recibía, aquí en esta segunda cuestión nos encontramos
justo en el caso contrario: la palabra «libertad» ha recibido el mayor porcentaje.
Para responder a la tercera y última pregunta, «¿Cuál es la opinión general
del liberalismo en su país?» deberemos hablar, primeramente, de los países de
residencia de los que hemos obtenido datos. Así pues, hablando numéricamente
de lo siguiente: 62,2% España, 22,2% República de Moldavia, Rumanía 8,8%,
Alemania 2,2%, EE.UU. 2,2% y Canadá el mismo porcentaje, 2,2%.
Una vez detallados los porcentajes de países recogidos, veremos los conceptos
repetidos por países que pueden arrojar algunas luces sobre la diferencia de matiz
semántico que tiene la palabra liberalismo en un país u otro.
Comenzaremos con la República de Moldavia por ser nuestro país anfitrión.
Para los moldavos encuestados, el 20% piensa que el liberalismo no se respeta.
El mismo porcentaje piensa que se confunde con el nacionalismo y el 10% piensa
ITINERARIOS HISPÁNICOS, 2012 (2)
45
que se confunde con la economía. En general, el 10% piensa que es favorable,
mientras que el 70% piensa que es desfavorable. Las causas que pueden explicar
esto es que este Estado tiene apenas veinte años de existencia y viene de una
transición de un régimen soviético. Así pues, las esperanzas depositadas por los
moldavos en una transición política limpia se ven en ocasiones entorpecidas por
problemas de corrupción política y por la situación económica por la que atraviesa
el sistema democrático moldavo.
Analizaremos, ahora el caso de España, país del que más datos hemos recogido.
Para los encuestados, el 39,2% piensan que tiene que ver con la economía y
que está cercano a la derecha ideológica. El 10,71% piensa que se desconoce
su significado, y el 25% que se confunde. Por último, el 3,57% piensa que es
favorable y el 28,57% cree que la opinión española es desfavorable. Así pues,
para la mayoría de los españoles, se trata de un término económica que se vincula
políticamente a los partidos de derecha, encabezados por el Partido Popular. Es
importante también por otro lado, la poca claridad que hay en torno al significado
bien por desconocimiento, o bien porque se cree que la sociedad lo confunde.
En Rumanía, el 75% piensa que la opinión rumana no es favorable hacia el
liberalismo, el 25% es favorable y otro 25% piensa que no se valora. Si atendemos
a la historia, el régimen socialista de Ceauşescu terminó con la ejecución de éste
y su esposa en diciembre de 1989. Acto seguido, se pasó a la constitución del
Frente de Salvación Nacional presidido por Ion Iliescu (ex miembro del partido
comunista) en el cual los rumanos depositaban su confianza para una transición
política hacia una democracia que pudiera arreglar su maltrecha economía –la
cual había quedado arrasada en la década de los ochenta debido a la aplicación de
políticas basadas en la eliminación de la deuda externa–. No obstante, una fuerte
inflación unida a la corrupción propia del cambio de sistema político y económico
hizo que en Rumanía la opinión general fuera similar a la moldava. Por un lado,
tenemos el liberalismo como la cara opuesta al comunismo; por otro, queda la
imagen de que equivale a corrupción y crisis económica y esta puede ser la causa
por la que no se valore y no sea favorable.
En Alemania, a pesar de contar con un número reducido de encuestados,
hemos recogido algunos puntos en común. Para el 50% se asocia a los derechos
y deberes de los ciudadanos y el 100% tiene una opinión favorable. Una visión
completamente distinta a lo que se ha ilustrado con respecto a Europa del este y
a España. Resulta importante ver cómo la totalidad de los encuestados alemanes
tiene una opinión favorable.
Para terminar, hablaremos de EE.UU. y Canadá en las que también tenemos
pocos datos pero podemos adelantar que el 100% piensa que va hacia una
despenalización de las reglas sociales. No obstante, en EE.UU. se tiene una
opinión positiva mientras que los datos de Canadá coinciden en que va en declive.
46 LA CONSTITUCIÓN DE CÁDIZ Y EL LIBERALISMO: ASPECTOS POLÍTICOS Y LINGÜÍSTICOS
Analizar en profundidad la relevancia de estos datos nos llevaría mucho más
espacio del que disponemos en este artículo. No obstante, nos gustaría resaltar
cómo en Moldavia, por ejemplo, se dice que se confunde con el nacionalismo, y
como en España, se confunde con la derecha. Para los moldavos pues, se identifica
con los sentimientos nacionales en contra de lo impuesto por otras potencias, y en
España se ve como una doctrina propia de las políticas económicas de los partidos
situados en el espectro de la derecha política. Otro aspecto que nos llega desde
el otro lado del Atlántico es el concepto de liberalismo como apertura y ruptura
de las reglas sociales, algo más asociado según lo entendemos al aspecto de la
libertad sexual, derechos hacia los homosexuales, transexuales, etc.
Lo que aparece aquí nos revela que el concepto aparecido en Cádiz en 1812
ha ido evolucionando durante los siglos XIX y XX; y cómo hoy en día sigue en
constante evolución dependiendo,eso sí, del prisma social desde donde se mire.
Creemos que hemos demostrado que es un término de significación muy subjetiva
y que alcanza a varios dominios de la vida dependiendo de la persona que lo
pronuncie, escriba o piense sobre él.
Internacionalización del término y conclusión
Por último veamos cómo se ha traducido «liberalismo» a otras lenguas. En
la familia de las lenguas románicas nos encontramos liberalismo (aragonés,
portugués, italiano), liberalism en rumano, libéralisme en francés. En las lenguas
eslavas Либерали́зм en ruso, liberaliszm en polaco. En las lenguas turcas
liberalizm en turco y azerí. En las lenguas anglo-sajonas, liberalismus en alemán,
liberalism en inglés. Por último, en las lenguas más reacias a las «palabras
internacionales» como pueden ser por ejemplo el húngaro y el estonio veamos
lo que sucede. En húngaro tenemos la palabra de raíz latina liberalizmus aunque
también existe la versión hungarizada que sería szabadelvűség y que vendría a
significar algo así como « de principios liberales ». En el estonio, nos encontramos,
sin embargo, con liberalism. Así pues, vemos como la primera constitución que
ha cumplido hace diez días 200 años ofreció al pueblo español y sudamericano
representación y derechos, fue ejemplo para futuras constituciones en otros países
y semánticamente aportó un nuevo significado al « liberalismo » y a los «liberales»
pasando y expandiéndose a otras lenguas y culturas.
Además, es un término muy vivo que sigue evolucionando y continua
cargándose de diferentes matices. Quizá, como decía Juan Marichal (1995)
deberíamos analizar también en un futuro si otras palabras como «inteligencia»,
«inteligentsia» se han cargado de otras connotaciones en España. En este caso,
recordemos a Millán Astray, oficial franquista fundador de la legión española
ITINERARIOS HISPÁNICOS, 2012 (2)
47
diciendo «¡Muera la inteligencia! ¡Viva la muerte!1». Quizá aquí se sitúe el punto
de inflexión documentado en el que al sustantivo inteligencia le ha ocurrido algo
similar que a lo que le ocurrió a «liberalismo» en Cádiz. Recordemos lo que
significa en ruso y en polaco por poner un ejemplo de lenguas «intelligentsia»
curiosamente la misma acepción que lo dicho por Millán Astray, refiriéndose a la
élite cultural. Aunque esto ya es materia de otro estudio y habrá de ser analizado
si no lo ha sido ya, más adelante.
Bibliografía
ALCALÁ GALIANO, Antonio. (1955): Orígenes del liberalismo español. En
Jorge Campos: Obras escogidas de don Antonio Alcalá Galiano. Vol. 2. Atlas.
Madrid. (Fecha del original: 1864)
MARICHAL, Juan (1995): El secreto de España. Ensayos de historia intelectual
y política, Taurus Pensamiento. Madrid.
QUEIPO DE LLANO, J.M. (1835-1837): Historia del levantamiento, guerra
y revolución en España, por el Conde de Toreno. Imprenta de Tomás Jordán,
Madrid. Libro decimotercero.
SALMERÓN, Fernando (2000): Ensayos de filosofía moderna y contemporánea.
Universidad Autónoma de México. México.
FUENTES ELECTRÓNICAS
BASTIDA FREIXEDO, Xacobe (1998) <http://www.uv.es/CEFD/1/Bastida.
html>
CONARD, Pierre (1967) <http://www.persee.fr/web/revues/home/prescript/
article/casa_0076-230x_1967_num_3_1_966>
LEVIN, Diana (2002) <http://cvc.cervantes.es/ensenanza/biblioteca_ele/asele/
pdf/13/13_0515.pdf>
Constitución de
ce1812_cd.pdf>
1812
<http://www.congreso.es/docu/constituciones/1812/
El 12 de octubre de 1936 se celebraba en el Paraninfo de la Universidad de Salamanca la
celabración del Día de la raza (fiesta nacional/día de la Hispanidad actualmente). Millán
Astray irrumpió y le gritó a Unamuno estas palabras.
1
48 LA CONSTITUCIÓN DE CÁDIZ Y EL LIBERALISMO: ASPECTOS POLÍTICOS Y LINGÜÍSTICOS
Cádiz en 1812 y Varsovia en 1791 – Algunos vínculos entre
las primeras constituciones de España y Polonia1
Cadiz 1812 and Warsaw 1791 – Some links between the first constitution of
Spain and Poland
Jarosław Kurp, lector de lengua polaca en la Universidad Libre de Moldavia
Resumen: España obtuvo su primera constitución en 1812, y Polonia, unos años antes, en 1791.
Entre estas dos constituciones hay elementos comunes que son de interés para analizar
como su influencia por la «Ilustración», las dos potencias extranjeras que dominaban
el país (Francia y Rusia respectivamente) y por último su breve duración.
Palabras clave: España, Polonia, Constitución 1812, Constitución 1791.
Abstract: Spain got its first constitution in 1812, Poland in 1791. There are some linking elements
between both constitutions: the “Enlightment” influence, two foreign powers runing
the country – France and Russia respectively – and at last but not least, its short life.
Keywords: Spain, Poland, Constitution of 1812, Constitution of 1791.
Introducción
La Nación española conmemoró el 19 de marzo de 2012 el bicentenario de
su primera constitución: «la Pepa», como paso a denominarse, fue una de las
primeras constituciones de la historia de Europa. Polonia, por su parte, celebró
el 3 de mayo de 1991 el 200º aniversario de la entrada en vigor de su primera
constitución.
En este estudio trataré de reunir algunos elementos que la Constitución de
Cádiz y la de Varsovia, aprobada en la ciudad polaca el 3 de mayo de 1791, tenían
en común.
Ambos textos legislativos son producto del movimiento cultural denominado
«Ilustración», una época de la cultura europea cuyos confines lindan con los del
Barroco y el Romanticismo. «El Siglo de las Luces», otro término para definirla,
podría considerarse equivalente del término francés Lumières, usado por Dubos
(también le siècle philosophique). El término que designa esta época en polaco
es Oświecenie, y en alemán Aufklärung. Este movimiento cultural formado por
intelectuales tenía como objetivo la promoción de la ciencia y el intercambio
intelectual.
Dos características importantes de la Ilustración consistieron en la secularización
de los estados europeos y en la formulación de derechos humanos. El epicentro
de la Ilustración se situó en Francia, pero esta corriente intelectual no tardó en
extenderse desde allí a otros centros de poder importantes tanto en Europa como
en Norteamérica. En Polonia la Ilustración tuvo su momento de auge en el período
1
Traducción al español de Fernando Vela González.
ITINERARIOS HISPÁNICOS, 2012 (2)
49
comprendido entre los años 1733 y 1822. Un rasgo distintivo de la Ilustración polaca
consistió en la participación mayoritaria del clero católico del país. Los sacerdotes
católicos jugaron un papel muy importante en el movimiento polaco y entre ellos
destacaron numerosas personalidades procedentes de este ámbito. Por esta razón, la
ilustración polaca pasó a recibir el sobrenombre de «Ilustración católica».
La Constitución de Cádiz se ha descrito como la primera constitución liberal
con que contó el país, ya que garantizaba a los ciudadanos de la Península y
Ultramar derechos y representación igualitarios. «La Pepa» proclamó la libertad
de prensa y la abolición de los derechos señoriales (Timmermann, 30). También
garantizó el acceso a una educación gratuita y obligatoria. La organización liberal
del estado de 1812 tendía a centralizar el poder, algo que queda reflejado en la
«Majestad» y la soberanía absoluta de las Cortes de Cádiz (Timmermann, 36).
La Constitución de Cádiz sólo estuvo vigente durante un período de dos años.
El radicalismo de que hace gala esta constitución española puede explicarse
por varios motivos: en primer lugar, España estaba en guerra con la Francia
de Napoleón, mientras el rey de España, Fernando VII, había sido depuesto y
confinado por Napoleón.
La Constitución de Cádiz fue aprobada por representantes de España y
Latinoamérica.
En 1813 el rey Fernando VII volvió al poder en España, pero antes de que
pudiera regresar al país tuvo que garantizar a los liberales que su gobierno se
basaría en los principios constitucionales. Fernando VII reestableció la monarquía
absoluta y prohibió la sola mención a la Constitución de Cádiz.
La Constitución Polaca del 3 de mayo de 1791
Su nombre oficial era Ustawa Rządowa («Ley de gobierno») y trataba de
regular el sistema de gobierno, pero la Constitución Polaca del 3 de mayo fue
más que un intento de reestructurar el sistema político: se convirtió en el fuero
para la lucha por una nación polaca totalmente independiente. El rey de Polonia
Stanisław August Poniatowski entre 1764 y 1795 tuvo un papel importante en la
redacción de esta constitución progresista. Su elección como rey de Polonia gracias
al apoyo que le prestó la vecina Rusia no fue bien acogida por los patriotas polacos.
Paradójicamente, la idea de Ilustración era la base para el ejercicio de su poder.
Stanisław August estudió en Francia durante sus años de formación. Los
escritos de Montesquieu lo impresionaron mucho, por lo que mandó imprimirlos
(Rozbicki, 99). Durante su reinado, Polonia se relacionó con la ideología ilustrada
de los países de Europa Occidental. Al comienzo de su mandato como rey comenzó
a concebir un proyecto de un nuevo texto constitucional que sólo cristalizaría con
la Constitución del 3 de mayo cerca de 30 años después.
50 LA CONSTITUCIÓN DE CÁDIZ Y EL LIBERALISMO: ASPECTOS POLÍTICOS Y LINGÜÍSTICOS
La debilidad del estado polaco dio como resultado dos particularidades
institucionales que existieron en Polonia durante siglos: en primer lugar, un
sistema basado en la monarquía electiva (en 1572 se había introducido la libre
elección como método para elegir al monarca) y, en segundo, el liberum veto
(«veto libre» en lengua latina, lo que se tradujo al polaco como «Nie pozwalam!»,
una expresión que se podría traducir por «¡No lo permito!»). El Liberum veto era
un resorte parlamentario por el que cualquier miembro de las cámaras (SEJM)
podía interrumpir la sesión en curso al gritar Nie pozwalam!, dejando sin validez
cualquier legislación que se hubiera aprobado durante la misma. El Liberum
veto estuvo vigente en la Mancomunidad de Polonia-Lituania desde mediados
del siglo XVI hasta finales del XVIII, poniendo trabas a innumerables procesos
legislativos.
La Constitución del 3 de mayo abolió estas dos instituciones típicamente
polacas. La monarquía volvió a ser hereditaria como había sido en los tiempos de
la Dinastía Jogalia.
De acuerdo con la Constitución, el sucesor que debía reinar a la muerte del rey
Stanislaw August debía provenir de la Casa de Sajonia (Rozbicki, 99).
La Constitución del 3 de mayo supuso un preludio de numerosas reformas
reguladoras:
• Introducción de una monarquía constitucional en Polonia.
• Aunque no supuso un menoscabo de los privilegios de la nobleza, la
constitución comenzó a usar el concepto moderno de nación como
elemento que aglutinaba todos los estados.
• Los campesinos1 quedaban bajo la protección de la “ley nacional”.
• Libertad garantizada para los colonos polacos que quisieran establecerse
en el reino.
• Unificación de la Corona Estatal con el Gran Ducado de Lituania, lo que
significó la introducción de instituciones comunes y centralizadas, así
como ejército y tesoro únicos2.
• La más alta autoridad ejecutiva creó una serute de consejo de ministros,
formada por 5 carteras: policía, guerra, tesoro, asuntos exteriores y
educación.
• Responsabilidad por la violación de los derechos reconocidos por la carta
constitucional.
Los campesinos eran trabajadores agrarios que normalmente trabajan en tierras que los nobles
poseían y alquilaban.
2
Después de 1791, la Mancomunidad polaco-lituana. Esta nación se estableció en la Unión
de Lublin en julio de 1569. Se trataba de un estado dual formado por Polonia y Lituania y
gobernado por un único monarca. Se trataba del país más grande y uno de los más poblados
del siglo XVI. La Mancomunidad de Polonia desapareció como estado independiente tras la
Tercera Partición de Polonia en 1795.
1
ITINERARIOS HISPÁNICOS, 2012 (2)
51
• Introducción de una legislatura de dos años para el SEJM, con la figura del
rey como cabeza del mismo.
• Cada 25 años había que reunir un parlamento constitucional, que podía
modificar los derechos fundamentales contenidos en la Constitución del
3 de mayo.
• Abolición de la regla de unanimidad, introduciendo un sistema de votación
mayoritario. Desde entonces las sesiones parlamentarias no se podían
interrumpir de forma individual (Rozbicki, 106).
La breve existencia de la constitución
En España la vigencia de la Constitución de Cádiz fue muy breve. Sus
redactores designaron a Fernando VII cabeza del estado, como figura simbólica
de la lucha contra Napoleón. No obstante, mientras duró la guerra, el rey
permaneció en Francia. El rey de la dinastía borbónica anuló la constitución nada
más llegar al país y llevó al país de vuelta al absolutismo. En Polonia, la prisa con
que la constitución entró en vigor dio como resultado un cambio en la situación
internacional de la época. El período de validez de la constitución sólo fue de un
año, ya que los ejércitos rusos y la Confederación de Targowica arrebataron al rey
su corona tras ganarle la partida en la Guerra Ruso-polaca de 1792.
Los nexos que podemos establecer entre estados constituciones precoces de
la historia de Europa, la de Cádiz de 1812, apodada «la Pepa» y la de Varsovia,
promulgada el 3 de mayo de 1791 son los siguientes:
- Ambas se enmarcan en la era de la Ilustración (secularización de los estados
y reconocimiento de los derechos humanos).
- Ambas dependían políticamente de países vecinos: la española de Francia y
la polaca de Rusia.
- Las dos inspiraron proyectos legislativos posteriores.
- Ambas estuvieron vigentes durante un breve periodo de tiempo.
Bibliografía
ROZBICKI, Michal. (1990): European and American Constitutionalizm in the
Eighteen Centure. American Studies Center, Warsaw University. Vienna.
TIMMERMANN, Andreas. (2007): Die “Gemässigte Monarchie” in der
Verfassung von Cadiz (1812) und das frühe liberale Verfassungsdenken in
Spanien. Aschendorff Verlag Münster.
KOSTKIEWICZ, Teresa. (1992): Rok Monarchii Konstytucyjnej. Warszawa.
52 LA CONSTITUCIÓN DE CÁDIZ Y EL LIBERALISMO: ASPECTOS POLÍTICOS Y LINGÜÍSTICOS
LA CONSTITUCIÓN DE CÁDIZ
Y EL LIBERALISMO A TRAVÉS
DE LA LITERATURA
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LA CONSTITUCIÓN DE CÁDIZ Y EL LIBERALISMO A TRAVÉS DE LA LITERATURA
ITINERARIOS HISPÁNICOS, 2012 (2)
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Mujeres y constitución en Cádiz (1874)
de Benito Pérez Galdós
Women and Liberalism in Cádiz (1874) of Benito Pérez Galdós
Marta González Megía, doctora en filología hispánica
Resumen: Galdós es el único escritor de su tiempo que trata el evento más importante del primer
tercio del siglo XIX, la creación de las Cortes de Cádiz y la proclamación de la
Constitución de 1812. En Cádiz, octava novela de la primera serie de sus Episodios
nacionales (1872-1912), se mezcla lo histórico con lo ficticio, en un gran fresco de
aquella época. La atención del autor al marco escénico y su maestría en la observación
y descripción de las situaciones no se descuida porque el objetivo de esta obra no sea
el mismo de la novela realista: de ahí, que cualquier ocasión sea excelente -y más, la
conmemoración del segundo centenario- para comentar en este trabajo el magistral
desarrollo de los personajes femeninos, de diversa importancia en la trama, el papel
de la educación femenina en la sociedad, la función del galanteo y otros muchos
aspectos que el escritor canario reunió con gran acierto en esta obra maestra de la
narrativa decimonónica.
Palabras clave: Galdós, mujeres, constitución, Cádiz.
Abstract: Galdós is the only writer of his time to describe the most important event at the first third
of the 19th Century: the legislative assembly of Cádiz and the Constitution of 1812.
In his novel Cádiz, eight episodes of his Episodios Nacionales (1872-1912), depicts
the society of that time, mixing historic and fictional material. The attention of the
writer to the scenic level and his mastery of observation and description of different
situations are not neglected because the objective of this work is different from those
of the realist novel. Every opportunity is worth to analyze the development of the
female characters, whose importance for the plot vary, the role of female education
in society, the function of courtship and many other aspects which the Canary writer
used in the masterwork of the nineteenth-century novel.
Keywords: Galdós, women, constitution, Cádiz.
Se empeña uno a veces, por cansancio o por capricho, en
apartar los ojos de las cosas visibles y reales, y no hay manera
de remontar el vuelo, por grande que sea el esfuerzo de
nuestras menguadas alas. El pícaro natural tira y sujeta desde
abajo y, al no querer verlo, más se le ve y, cuando uno cree que
se ha empinado bastante y puede mirar de cerca las estrellas,
éstas, siempre distantes, siempre inaccesibles, le gritan desde
arriba: zapatero a tus zapatos.
Benito Pérez Galdós
Benito Pérez Galdós escribe, entre 1873 y 1912, los Episodios Nacionales, una
vasta obra de 46 novelas, agrupadas en cinco series de diez volúmenes cada una (la
última quedó inacabada por problemas varios del autor). En ellos los personajes
56
LA CONSTITUCIÓN DE CÁDIZ Y EL LIBERALISMO A TRAVÉS DE LA LITERATURA
de ficción se mezclan con los históricos mediante unas técnicas narrativas muy
logradas, pese a la juventud del escritor, cuando empieza su carrera literaria. Cada
serie está concebida en conjunto, como si fuera una sola novela, y conserva los
mismos personajes, que recorren el territorio nacional para que el autor pueda
incluir los diferentes sucesos de la Historia del España, desde 1805 hasta 1875,
aproximadamente: la Guerra de la Independencia, los dos períodos del reinado
de Fernando VII, la Regencia de María Cristina, las Guerras Carlistas, la época
isabelina, la Revolución del 68, el reinado de Amadeo de Saboya, la Primera
República y la Restauración.
Cádiz es el octavo episodio de la primera serie, publicado en octubre de 1874.
En este volumen el héroe, Gabriel Araceli, ha llegado a la Sirena del Océano
–nombre atribuido a la ciudad andaluza por lord Byron– o a la Tacita de Plata,
como se la conoce popularmente, después de ejercer diversos oficios: criado de
personas de toda laya (militares, condesas, actrices, comerciantes), soldado y
hasta espía, siguiendo las huellas de Inés, una joven pobre que luego resulta ser la
hija secreta de una aristócrata, Amaranta. Un tío de ésta la reconoce legalmente y
la convierte en heredera de la fortuna familiar, pero el «jefe» de la familia, doña
María de Castro y Rumblar, dama noble y tradicionalista, reclama su tutela y
pretende casarla con su hijo, añadiendo al título el dinero que les falta. Doña María
tiene dos hijas, Asunción y Presentación, y frecuentan su casa varias personas, la
más sobresaliente de las cuales es lord Gray, noble británico de gran importancia
en la trama.
La crítica especializada en los Episodios nacionales ha debatido intensamente
sobre si Galdós hace novela o historia, si predomina lo novelesco sobre lo
histórico o viceversa, aunque coincide en que el resultado es una obra de arte,
por la perfecta amalgama entre personajes reales y ficticios y por la laboriosa,
documentada y amena visión de la Historia de España.
Ni un momento se divorcian el tema novelesco y la constante histórica. En uno
de los períodos más intensamente dramáticos de la vida real, el torrente de
pasiones, los turbios instintos y los más altos fines del espíritu se entremezclan
en forma coherente y natural, con el gran momento épico que protagoniza el
siglo XIX español. (Rodríguez Batllori 17)
Cádiz es un episodio bien planteado, interesante y ameno, pero no es el más
destacable de su serie, pese a la importancia histórica de los hechos que relata.
Tal vez se deba a la presión psicológica que el autor pudo sufrir al comprender la
trascendencia de lo que iba a contar, dado que ningún escritor de su época, andaluz
o no, se fijó en el evento para convertirlo en marco escénico de ninguna de sus
obras: no lo hicieron los prosistas románticos, muchos de ellos conservadores,
ni los poetas que escribieron alguna novela de tal tendencia (Espronceda, Larra,
ITINERARIOS HISPÁNICOS, 2012 (2)
57
Coronado, Gómez de Avellaneda, Rosalía de Castro, Gil y Carrasco, ni mucho
menos los folletinistas, obsesionados por la Edad Media – Orellana – por Felipe
II – Ortega y Frías – y por los suburbios de las grandes ciudades, como Ayguals de
Izco); nada hay en Fernán Caballero, cuyas obras se ambientan en las provincias
de Sevilla y de Cádiz, ni en el padre Coloma, nacido en Jerez de la Frontera y
sempiterno apologeta de la tradición religiosa y política; las novelas de Clarín
fueron pocas y norteñas, a lo sumo, de Madrid no pasó, y no se encuentra nada
doceañista en sus cuentos; algo parecido se puede decir de Pereda, que era, no
ya conservador, sino apostólico, por usar un término «episodiesco», como diría
el propio Galdós, el inventor de los neologismos más afortunados de la era
contemporánea; el granadino Alarcón anduvo muy ocupado en denigrar a Lord
Byron y los “excesos del siglo” en su última novela, La pródiga1, que refleja el
caciquismo del ámbito rural andaluz de forma parecida a las luchas electorales
que Emilia Pardo Bazán sitúa en la Marineda de La Tribuna (1883) y en las
aldeas gallegas de El cisne de Villamorta (1885) y Los pazos de Ulloa (1886),
si bien la doña Milagros de la novela homónima es de Cádiz; la misma ausencia
del tema constitucional se advierte en Valera, que tanto revalorizó lo andaluz, a
veces sin mencionarlo, y cuyos personajes y situaciones se remontan, algunos, a
la misma época de la «Pepa»; y algo parecido se da en Blasco Ibáñez, el autor
más concienciado en el aspecto político y radicalmente inclinado hacia lo que hoy
llamamos la izquierda.
La protagonista de La hermana San Sulpicio (Armando Palacio Valdés, 1889)
toma las aguas del balneario jienense de Marmolejo antes de encerrarse en un
convento sevillano, de donde pretende sacarla el galán –Ceferino, abogado
gallego – para casarse con ella y apoderarse de su herencia, sin más connotación
política. El escritor asturiano es el único que elige la ciudad andaluza para título
y marco de una novela, Los majos de Cádiz (1896), cuya trama se basa en la
violencia de género y en una pretendida independencia femenina respecto a los
afectos masculinos, pero es la más floja e insustancial de sus producciones.
Los escenarios de Galdós son madrileños desde La familia de León Roch (1878)
en adelante, pero quizás podría ser acusado del mismo silencio constitucionalista2
de no ser por Cádiz. No obstante, los personajes de los Episodios acometen
Por su tema, por el tratamiento de los personajes, por los modos narrativos y las técnicas
novelescas, La pródiga (1881) es muy inferior a la galdosiana La desheredada, la primera
novela naturalista española, publicada el mismo año.
2
Sí hay una zarzuela titulada Cádiz y subtitulada «Episodio nacional cómico-lírico dramático
en dos actos». Se divide en nueve cuadros, en verso, su acción se desarrolla en Cádiz y sus
cercanías, durante el asedio de las tropas francesas en 1812, y su trama consiste en una serie
de cuadros patrióticos, marco del amor entre dos jóvenes y del intento de conquista de la
muchacha por parte de un anciano. Fue estrenada el 20 de noviembre de 1886 en el teatro
Apolo de Madrid, con libreto de Javier de Burgos y música de Federico Chueca y Joaquín
Valverde.
1
58
LA CONSTITUCIÓN DE CÁDIZ Y EL LIBERALISMO A TRAVÉS DE LA LITERATURA
un portentoso recorrido por las tierras españolas, con un amplio panorama de
situaciones particulares, costumbres nacionales y extranjeras y hechos históricos,
que abarcan casi un siglo de historia.
Galdós está a punto de descubrir la visión de España del siglo XIX de ValleInclán, pero se contenta con definirla, al observar la manía de España de hacer
verosímil lo absurdo. Valle nos dará esa verosimilitud del absurdo. Galdós
tiene que escapar de ella, desdoblándose, haciendo que la imagen lo libre de la
realidad. (Casalduero 141)
Los personajes femeninos de Cádiz son los que pueblan la primera serie y acaban
su andadura en ella, si bien algunos de series posteriores, como Genara Barahona
o Isabel II, reaparecen en las siguientes. Galdós es el autor más progresista de su
generación, pero no escapa a la norma general del realismo español: las mujeres
muestran diferencias sustanciales con los hombres, en su consideración familiar
y en su inserción social, y no destacan por nada especial, ni sufren cambios en su
tratamiento literario, aunque sí constituyen una interesante prueba de la evolución
en las técnicas narrativas del autor y un modelo costumbrista que aporta variedad
e importancia a la obra galdosiana.
Apenas hay criatura de las forjadas por el gran novelista que no sea retrato,
disimulado o exacto, de un hombre o una mujer de carne y hueso (...). El
creador extrae la materia para sus personajes de esa capa social electiva, que
a su vez él recrea, no se sabe cómo, el material humano que está en contacto
suyo, infundiéndole rasgos y acentos de increíble tipicidad que tardan varias
generaciones en extinguirse. (Marañón 70)
Los cinco personajes femeninos de Cádiz presentan diversos grados de
importancia:
* Amaranta, nombre ficticio de una importante aristócrata, sobre cuya identidad
real no se pone de acuerdo la crítica, es viuda de unos treinta años, camarera de la
reina María Luisa y dama intrigante de la corte; al principio es un personaje antipático
por su soberbia y sus caprichos; cuando el lector conoce su pasado (enamorada
de Santorcaz, un estudiante revolucionario de quien concibe una hija, que la
familia esconde unos quince años en una casa pobre), se compadece de ella, por su
sufrimiento, por su amor maternal y su perdón a Santorcaz, amén de las privaciones
sufridas durante la guerra; es el ejemplo de aristócrata «reciclada», adaptada a los
tiempos, más humana y democrática1 que otras de este mismo episodio.
Aunque no tanto como para insinuarse al novio de su hija y pasar las veladas jugando a las
cartas con él, según se permitió mostrar José Luis Garci en su película Sangre de Mayo (2008),
adaptación del episodio El 19 de marzo y el dos de mayo, y de resultado irregular y discutible,
desde todos los puntos de vista: en el respeto al argumento galdosiano, el guión, la fotografía,
la elección de los actores y de los exteriores y la dirección.
1
ITINERARIOS HISPÁNICOS, 2012 (2)
59
* Doña María de Castro y Rumblar, prima de Amaranta y rica en otro tiempo,
necesita casar a su hijo Diego, petimetre libertino y cobarde, con una mujer
adinerada; antepone los intereses del linaje al cariño filial y amarga la vida de sus
allegados, para perpetuar la tradición de una aristocracia obsoleta y arruinada, que
ya no ejerce el papel primordial en la sociedad, desplazada por la burguesía.
* Asunción Rumblar, hija de la anterior, constituye un personaje doble con
su hermana Presentación (al estilo de las hijas del Cid); su madre les destina el
claustro y la soltería respectivamente, «porque así lo ha resuelto ella» (Cádiz,
XXI). En los episodios donde aparecen, ambas son descritas como una sola y de
forma idéntica (y reciben indistintamente la respuesta materna «calla tú, necia»,
a cualquier intento de participar en la tertulia o en conversaciones domésticas),
hasta que se independizan, precisamente en Cádiz. Asunción renuncia al claustro
y se fuga con lord Gray, pero Galdós no permite que se consume esa «felonía» –es
muy escandaloso que una futura monja se escape con un hombre, y de carácter
tan disoluto–, además de necesitar a lord Gray para realzar la figura del héroe:
tras regresar a su casa por voluntad propia, abatida y desprestigiada, Asunción
desaparece de los Episodios.
* Presentación Rumblar es una joven ingenua en Cádiz, gracias a la cual se
describen las sesiones parlamentarias, pero en la segunda serie resulta ser la mujer
más frívola y superficial de las que frecuentan los salones respetables: bromea con
todos los hombres, solteros o no, y se muestra enamoradiza e hipócrita.
* Inés, la mujer natural, sin apellido conocido –ni de pobre ni de rica–, es
hija de Amaranta, pero crece como descendiente de una costurera que muere sin
revelar el misterio de su origen, y luego pasa al poder de sus tíos, los Requejo,
avaros y torturadores; Gabriel la conoce cuando aún es pobre y la sigue, para
protegerla, hasta Aranjuez, Madrid1, Bailén, Cádiz y Salamanca; esclarecido su
origen y reconocido su derecho de heredera, Inés continúa oprimida y encerrada
por los Rumblar, en buena ley folletinesca, y así se reproduce la antigua oposición
del teatro del Siglo de Oro entre la casa y la calle, y el predominio del ámbito
doméstico como espacio femenino único. El premio final de Inés es la boda con
el hombre elegido, tras la ascensión social de éste, gracias a sus méritos militares
en la guerra y a la influencia familiar.
* Doña Flora Cisniega, pariente del primer amo de Gabriel y uno de los
personajes secundarios más deliciosos de la primera serie, gaditana, liberal y
mecenas de una tertulia a la que asisten todas las personalidades más sobresalientes
de la época, es el único miembro de la burguesía en Cádiz: esta clase social no es
abundante en los Episodios, como tampoco hay muchos obreros, y, en cuanto a
los mendigos, aparecen los necesarios para ambientar la escapada de lord Gray, al
Gabriel entra a trabajar en casa de los Requejo para amparar a Inés, pero no puede verla ni
hablarle, como Lázaro a Clara, de La Fontana de Oro (1870).
1
60
LA CONSTITUCIÓN DE CÁDIZ Y EL LIBERALISMO A TRAVÉS DE LA LITERATURA
contrario que en otras obras galdosianas (Misericordia, 1897), donde la miseria
madrileña pasa al lugar preponderante.
Galdós concibe el cambio de formas e instituciones sociales como una evolución
lentísima, aunque inevitable; tampoco y a pesar de las veleidades socialistas
de su vejez, hizo suya la solución dada por el socialismo a la cuestión social.
Consideraba superflua la lucha de clases en Episodios, pues, debido a los
rasgos peculiares del carácter nacional, veía realizada ya en el país una
especie de sociedad sin clases. (Hinterhäuser 219)
En las obras de sus primeros años como escritor, se nota en Galdós la influencia
del krausismo, sistema filosófico que se ocupa de la educación de las mujeres en
gran medida y quizás fuera el indicio que reveló la ignorancia femenina como una
perniciosa realidad social; de ahí el interés de algunos autores por el tema, que, en
el caso de Galdós es una constante, más o menos subyacente, en todas sus obras.
Aunque escribe los Episodios durante cuarenta años, él es un escritor realista en
los 70 y 80 y no puede ocultar una verdad patente: la falta de instrucción en las
mujeres, que no les permite disfrutar de ningún acto cultural, político o patriótico,
cuánto menos apreciar su importancia ni participar de su trascendencia. Así pues,
a principios del siglo XIX las cuestiones políticas son totalmente ininteligibles
para las mujeres. En la vida real, la inmensa mayoría es analfabeta, aunque en
la literatura aparecen algunas letradas para que puedan descifrar las esquelas
amorosas y sufrir el «execrable» influjo de las novelas –base de la trama en
algunos casos–, pero sólo lo son parcialmente.
En la España del siglo XIX, la Enseñanza Primaria o Escuela de Primeras Letras
depende de varios organismos hasta 1868, en que se declara libre el ejercicio y se
traspasa la enseñanza oficial a los Ayuntamientos. La proliferación de escuelas a
lo largo del siglo no evita el alto porcentaje de analfabetos: un 90 % en 1841 y un
75 % en 1868.
Los maestros imparten seis materias –doctrina cristiana, lectura, escritura,
principios de gramática, principios de aritmética y nociones de agricultura,
industria y comercio–, sustituidas en las niñas por «labores propias de su sexo»1.
Según el censo de 1797, en España había 2.575 maestras de escuela. Desde
la época de Carlos III, se las sometía a un examen de doctrina cristiana y era
obligada la realización de un informe sobre su vida y costumbres, pero no se
les exigía saber leer, escribir, contar, ni ningún otro tipo de habilidad docente.
Emilia Pardo Bazán dice lo siguiente sobre la educación colegial de una joven leonesa rica:
«Allí enseñaron a Lucía a chapurrear algo el francés y a teclear un poco en el piano; ideas
serias, perdone usted por Dios; conocimientos de la sociedad, cero; y, como ciencia femenina,
ciencia harto más complicada y vasta de lo que piensan los profanos, alguna laborcica tediosa
e inútil, amén de fea: cortes de zapatillas de pésimo gusto,pecheras de camisa bordadas,
faltriqueras de abalorio...» (Un viaje de novios, 1881, cap. II).
1
ITINERARIOS HISPÁNICOS, 2012 (2)
61
Las maestras no podían admitir más que a niñas, ni éstas acudir a las aulas de
maestros. Desde el Plan y Reglamento de Escuelas Primeras Letras del Reino
de 1825, el que las maestras supieran leer, escribir y contar debía considerarse
un mérito, pero su carencia no constituía un defecto que las inhabilitara para el
magisterio, ya que podían ser auxiliadas por un maestro o pasante, un retroceso
respecto a las Cortes de Cádiz y al Trienio liberal. En 1812 se promulgan seis
artículos sobre la instrucción que debían poseer los nuevos españoles1 y durante
el Trienio se establece la división de primera, segunda y tercera enseñanza –
estructura inexistente formalmente en el antiguo régimen–, y la separación entre
enseñanza privada y pública, determinando al mismo tiempo la gratuidad de la
enseñanza pública.
Cuando Galdós empieza los Episodios, los horarios de la escuela primaria son
de cuatro horas por la mañana y otras cuatro por la tarde, aunque podían variar
ligeramente según la estación del año. Las niñas escolarizadas constituían un
porcentaje muy pequeño, respecto a los varones, y los salarios de los maestros
no solían superar los tres mil reales de vellón al año (López-Cordón Cortezo, 73
y 74), es decir, algo menos de 1.900 pesetas de la época, según la ley Moyano,
vigente desde 1857 hasta 1868.
De este modo, la realidad educativa de esta etapa se parece en gran medida a
las escuelas de amiga, que Fernán Caballero elogia tanto en sus novelas como
la educación conventual2, y los planteamientos docentes no varían de forma
sustancial según avanza el siglo. Esto se debe a la dilatada duración del reinado de
Isabel II, comparado con otros regímenes políticos posteriores, como la Primera
República o el efímero reinado de Amadeo de Saboya.
Por todas estas razones, el mayor problema de las mujeres del siglo XIX, del
«Habrá una escuela de primeras letras en cada pueblo, y se enseñará a leer, escribir, contar, el
catecismo y las obligaciones civiles» (art. 366); «se crearán universidades y establecimientos
para la enseñanza de las Ciencias, Literatura y Bellas Artes» (367); «el plan general de enseñanza
será uniforme en todo el reyno y se realizará en castellano» (368); «habrá una dirección general
de estudios, baxo la autoridad del gobierno, a cuyo cargo estará la inspección de enseñanza
pública» (369); «las Cortes, por medio de planes y estatutos especiales, arreglarán quanto
pertenezca al importante objeto de la instrucción pública» (370); «todos los españoles tienen
libertad de escribir, imprimir y publicar sus ideas políticas sin licencia, revisión o aprobación
anterior, baxo las restricciones que establezcan las leyes» (371). Rico Linage, Constitución de
1812 (Título IX, De la instrucción pública, Capítulo único, p. 65).
2
En casi todas las novelas de Fernán Caballero se habla de la enseñanza femenina, si bien la
opinión de doña Cecilia es bastante anticuada, incluso para su época, pero quizás la escuela
“de amiga” más detallada y más divertida sea la de La gaviota (1849), con una maestra
peculiar, Rosa Mística. La protagonista de Clemencia (1852) sale del convento para casarse,
pero sufre un segundo proceso educativo, cuando se queda viuda: le recomiendan que adquiera
una noción ligera de cada cosa, «sin que tus conocimientos sean profundos en ninguna», que
la lectura sea una diversión, no una pasión, y que bajo ninguna circunstancia demuestre sus
conocimientos.
1
62
LA CONSTITUCIÓN DE CÁDIZ Y EL LIBERALISMO A TRAVÉS DE LA LITERATURA
cual derivan todos sus males, es su falta de instrucción y así lo reflejan los escritores
que escribieron obras de arte, sin prédicas ni reconvenciones1. De ahí la existencia
de tantos personajes femeninos en la novela realista española que desean educarse
para no desentonar con la familia de su marido o para tener acceso –por exiguo
que fuera– a la vida pública, en cualquiera de sus facetas2, o bien destruidos por
su falta de adecuación a la sociedad3.
En la primera serie de los Episodios, hay pocos personajes cultos (a no ser los
escritores y personalidades, meras referencias), pero los masculinos, pese a su
baja extracción social, se adaptan mejor a las circunstancias sociales y no sólo no
desentonan entre las personas con quienes alternan, sino que llegan a superarlas:
Gabriel Araceli es hijo de una lavandera gaditana, pero ya explica en el primer
volumen que cuenta su vida desde un puesto preeminente en la política y en la
sociedad. En cambio, el tío cura de Inés, Mauro Requejo, Diego Rumblar, lord
Gray y otros secundarios no evolucionan: son ignorantes jactanciosos, antiguallas
pedantes, currutacos inoportunos o crápulas irredentos de principio a fin. Las
mujeres también son personajes planos, con la sustancial diferencia de que tienen
menos ocasiones de trato y de influencia, por su condición de seres siempre
encerrados, sometidos y conformes con una suerte bastante lamentable, aunque
no puedan comprenderlo y sólo les importe su supervivencia, si bien rígida y
alegórica:
Los caracteres pintados (en Cádiz) están demasiado penetrados de connotación
simbólica4 para tener vida propia, vacilando continuamente su creador entre la
historia y la ficción para alcanzar su meta novelística (...). Tal vez, consciente
Véase El caballero de las botas azules, de Rosalía de Castro (1867), donde hay una escuela de
este tipo, cuya maestra, Dorotea, pretende solucionar el problema de las cartas que su sobrina
y alumna ha escrito al caballero –para casarse con él y no con el hombre que le ha destinado
su padre– recurriendo a un colega varón, Ricardito, quien, después de mucho alardear («Los
maestros manejamos hoy cierta clase de estudios, ya morales, ya científicos, ya filosóficos,
que abarcan todos los conocimientos humanos, así en la esfera social como en la intelectual,
etcétera...», 219), opina que lo mejor es darle «una paliza al de la capa».
2
En Galdós, Charo (Rosalía), Isidora Rufete, Fortunata, Camila (Lo prohibido), Tristana,
Beatriz y Ándara (Nazarín). En Valera, Lucía (El comendador Mendoza), Rafaela (Genio y
figura). En Pereda, Carmen (Pedro Sánchez) e Inés (La puchera). En Pardo Bazán, Amparo
(La Tribuna), Feíta (Memorias de un solterón) y Lina (Dulce Dueño). En Clarín, Ana Ozores.
En Palacio Valdés, Marta y María, Maximina, de las novelas homónimas y Soledad (Los majos
de Cádiz). En Picón, Cristeta (Dulce y Sabrosa).
3
Rosalía (de la novela homónima), Rosario (Doña Perfecta), María Egipcíaca (La familia de
León Roch), Isidora, Fortunata, Abelarda (Miau), Dulce (Ángel Guerra), en Galdós; Doña Luz,
en Valera; Verónica (La Montálvez), en Pereda; Leocadia (El cisne de Vilamorta) y Lina, en
Pardo Bazán. Cleopatra Pérez, en Ortega y Munilla, por citar algunos personajes de los más
interesantes.
4
El primero que menciona el aspecto simbólico de los personajes de los Episodios es Hinterhäuser:
«Los personajes tienden a separarse de lo social para desembocar en lo alegórico», 326.
1
ITINERARIOS HISPÁNICOS, 2012 (2)
63
de ello, Galdós quiso salvar el gran escollo que en todos los sentidos significaba
enfrentarse con el mundo de las Cortes de Cádiz acentuando la proyección
simbólica de casi todos los hombres y mujeres que protagonizan el episodio.
(Cuenca Toribio y Miranda García, 129-130)
Así pues, en los Episodios nacionales hay pocas mujeres instruidas; algunas, no
por ser nobles o ricas, son más cultas que las demás: Amaranta recibe la educación
de la aristocracia –muy elemental–, ampliada con los avatares cortesanos y con
su sagacidad natural para juzgar, por ejemplo, el título de unas obras antiguas y la
relación de éste con su contenido chocarrero, en La corte de Carlos IV (capítulo
XIII); Inés sólo lee libros piadosos y Don Quijote de la Mancha, donde parece
adquirir su naturalidad y discreción para atender al «largo y pesado poema en
latín de su tío el cura con formalidad, como si lo comprendiera, haciendo señales
de asentimiento y elogio para contentar el pobre viejo» (El 19 de marzo y el 2
de mayo, II), pero su inteligencia natural para lo doméstico y lo cotidiano no lo
abarca todo y, un acierto del autor, hace preguntas inocentes sobre las balas de
cañón: «¿Y esas montañas tan bonitas, formadas por cosas negras y redondas,
iguales todas y puestas con mucho orden?» (El 19 de marzo y el 2 de mayo, XXV).
En los Episodios se critica tanto la educación severa como la negligente. Por
respetar la tradición, la condesa de Rumblar convierte a sus hijas en unas excéntricas
y unas marginadas: Asunción se escapa con un extranjero y protestante, para más
escarnio, y luego se arrepiente, vuelve a su casa, donde la encierra su madre
como en una tumba, y no se sabe si profesa, como proyecta la condesa, o muere.
Parece que Galdós pretendió dotar a los personajes secundarios de una autonomía
inusitada y los «resucita» periódicamente en varias series, como hizo con
Presentación, el único personaje en Cádiz aquejado de una fantasía devastadora,
ya que no de una inteligencia brillante, ni de una instrucción esmerada. El hecho
de que Galdós critique en muchas de sus obras la tendencia de las mujeres a
idealizar la realidad indica la incomunicación de ellas, su soledad y su ignorancia,
y, afectadas por la loca de la casa, son objeto de desenlaces muy ejemplares: a
Asunción le cuesta la vida –psíquica, pues vivir encerrada con su madre es peor
que el sepulcro–, y Presentación pierde su ingenuidad y se convierte en una adulta
hipócrita y casquivana en la segunda serie.
Los Episodios nacionales fueron concebidos por Galdós como un plan amplio
sobre diversas épocas a través de los mismos personajes. Ésa es la razón de que
en Cádiz no haya descripción física de ninguno, pero no se echa de menos por
la pericia narrativa del autor, quien suple esta carencia con la perfecta amalgama
de los personajes reales con los ficticios y con explicaciones oportunas y amenas
sobre otros aspectos:
Los rasgos esenciales de los Episodios nacionales se basan fundamentalmente
64
LA CONSTITUCIÓN DE CÁDIZ Y EL LIBERALISMO A TRAVÉS DE LA LITERATURA
en el tono folletinesco, en la influencia cervantina y en el costumbrismo
histórico. (Fernández Montesinos, III, 17)
Inés se desvanece casi por completo en Bailén (episodio IV), en Napoleón en
Chamartín (V), en Zaragoza (VI) y en Gerona (VII), aunque apenas se nota su
retirada transitoria1; en Cádiz brota de la niebla en que el autor la ha sumergido
para evitar la difícil justificación de su presencia en muchos lugares donde su
familia no tiene nada que hacer, y será de nuevo un personaje imprescindible en
el episodio doceañista:
Inés está muy bien caracterizada en su manera de hablar, pero se va difuminando
a lo largo de la serie hasta el episodio VIII, Cádiz, en que reaparece para
ayudar a Asunción, seducida por Lord Gray. (Escobar Bonilla, 6)
Así, el carácter de los personajes femeninos es lo más interesante de Cádiz,
ya que la política no recibe una atención primordial, en interés de la coherencia
novelesca. Amaranta muestra un rasgo que la humaniza notablemente: los celos.
No los siente de un hombre ni de una mujer por motivos amorosos, sino de sus
parientes las Rumblar, que le impiden la intimidad con Inés, pues todavía no sabe
que ella es su madre, y no puede salir ni a oír misa, siquiera.
¿Creerás que se han empeñado en que mi hija no me tenga amor ni cariño
alguno? Para conseguirlo han principiado por apartarla perpetuamente de
mí. Desde hace algunos días han resuelto terminantemente que no venga a las
tertulias de esta casa, y tampoco me reciben a mí en la suya. De este modo,
mi hija concluirá por no amarme. La infeliz no tiene culpa de esto, ignora
que soy su madre, me ve poco, las oye a ellas con más frecuencia que a mí...
¡Sabe Dios lo que le dirán para que me aborrezca! Di si no es esto peor que
cuantos castigos pueden padecerse en el mundo; di si no tengo razón para
estar muerta de celos, sí, y los peores, los más dolorosos y desesperantes que
pueden desgarrar el corazón de una mujer. (Cádiz, III)
Las hermanas Rumblar, una vez «separadas», independientes de su personaje
doble, dan lugar a situaciones dramáticas de gran relevancia; se descubre a la
aristocracia más retrógrada en doña María de Castro, que encarna los valores más
detestables del tradicionalismo español; es «una reliquia del pasado», en opinión
de Hinterhäuser (189), como Amaranta es «un ser social muy convencional» (190);
Galdós inserta recordatorios muy oportunos: Inés parte con las Rumblar a Cádiz, huyendo de
los franceses; Gabriel recorre las salas abandonadas del palacio de Bailén, ve las camas, se
persigna con agua bendita del oratorio y se mira en los espejos: «Recogí del suelo una pequeña
cinta y unos pedacitos de papel retorcidos, engrasados y perfumados, que indicaban haber
servido para moldear los rizos de una cabellera» (Gerona, Prólogo).
1
ITINERARIOS HISPÁNICOS, 2012 (2)
65
Inés desempeña un papel redentor en varias vertientes, en las primas, en Gray y
en Amaranta, toda una hazaña, dada su condición de mujer joven y sometida
a numerosas cortapisas; por fin, doña Flora ejerce de benefactora «doméstica»
del constitucionalismo, al acoger en su tertulia a todos los liberales del Cádiz
de aquellos tiempos y realizar actos de mediación, muy civilizada y mesurada,
moderada.
En su presentación de la nobleza española, como en la del pueblo, Galdós se
ha cuidado muy bien de circunstanciar esos tipos al ponernos ante los ojos
ejemplares de tres generaciones. La más vieja está formada por la condesa
de Rumblar, la intermedia por Amaranta y la más joven por don Diego y sus
hermanas (...). Todos los personajes son, o grotescos o miserables, o frívolos o
tan rematadamente mentecatos que resultan patéticos (...). Galdós no vuelve a
ser Galdós hasta que el dolor de su criatura no lo hace reaccionar humanamente,
como ocurre en el caso de las desastradas aventuras de Asunción en Cádiz.
(Casalduero 90)
Además, es muy interesante la oposición entre Gabriel y lord Gray, «antagonista
de Araceli, prototipo de superhombre romántico, diabólico, reaccionario y liberal
a un tiempo y profundamente antiburgués». (Regalado 147) Este episodio está
dedicado casi por entero a la figura del excéntrico inglés (como La batalla de
los Arapiles lo está al servicio de miss Fly, para contraste con Inés), que se erige
en una mezcla de Jean Jacques Rousseau, en sus apreciaciones del progreso y
de su efecto devastador en la evolución de la raza humana, y lord Byron, con
sus extrañas inclinaciones, sus especiales puntos de vista sobre la realización
de un ideal y sus depravados instintos. Y resulta muy extravagante en un país
como España y en aquella época. No obstante, lord Gray tiene también su aspecto
positivo, y sus elogios a España, provistos de grandes dosis de un chovinismo
impropio en un extranjero, constituyen el discurso más españolista y patriotero
que jamás expresó un personaje literario en ocasión tan venturosa:
Hermoso país es España. Esa canalla de las Cortes lo va a echar a perder.
Huí de Inglaterra para que mis paisanos no me rompieran los oídos con
sus chillidos en el Parlamento, con sus pregones del precio del algodón y
de la harina, y aquí encontré las mayores delicias, porque no hay fábricas,
ni fabricantes panzudos, sino graciosos majos; ni polizontes estirados, sino
chusquísimos ladrones y contrabandistas; porque no había boxeadores, sino
toreros; porque no hay generales de academia, sino guerrilleros; porque no hay
fondas, sino conventos llenos de poesía; y en vez de lores secos y amojamados
por la etiqueta, estos nobles que van a las tabernas a emborracharse con las
majas; y en vez de filósofos pedantes, frailes pacíficos que no hacen nada; y en
vez de amarga cerveza, vino que es fuego, y luz, y sobrenatural espíritu... ¡Oh,
66
LA CONSTITUCIÓN DE CÁDIZ Y EL LIBERALISMO A TRAVÉS DE LA LITERATURA
amigo! Yo debí nacer en España. Si yo hubiese nacido bajo este sol, habría sido
guerrillero hoy, y mendigo mañana, y fraile al amanecer, y torero por la tarde,
y majo y sacristán de conventos de monjas, abate y petimetre, contrabandista
y salteador de caminos... España es el país de la naturaleza desnuda, de las
pasiones exageradas, de los sentimientos enérgicos, del bien y el mal sueltos
y libres, de los privilegios que traen las luchas, de la guerra continua, del
nunca descansar... Amo todas esas fortalezas que ha ido levantando la historia,
para tener yo el placer de escalarlas; amo los caracteres tenaces y testarudos
para contrariarlos; amo los peligros para acometerlos; amo lo imposible para
reírme de la lógica, facilitándolo; amo todo lo que es inaccesible y abrupto en
el orden moral, para vencerlo; amo las tempestades todas para lanzarme en
ellas, impelido por la curiosidad de ver si salgo sano y salvo de sus mortíferos
remolinos; gusto de que me digan de aquí no pasarás, para contestar pasaré.
(Cádiz, XV)
Conocemos a Presentación en las Cortes, después de amenazar con tirar al mar a
su preceptor y guardián –delator, mojigato y pusilánime, pues derrama abundantes
lágrimas ante cualquier dificultad– y «persuadirlo» mediante numerosos pellizcos
y alfilerazos de no realizar el paseo por la Muralla, sino por las inmediaciones del
oratorio de San Felipe Neri, donde se sitúa el «Congreso Nacional».
Una de ellas tenía una papeleta de tribuna, que sin duda algún galán travieso
le dio con el fin que puede suponerse. Antes, los galanes, cuando no podían
comunicarse con sus amadas, las citaban en las iglesias, donde la religiosa
oscuridad protegía el trasiego de las cartitas, el apretón de manos u otro
desahogo de peor especie, mientras los padres embobados contemplaban las
llamaradas del cuadro de Ánimas del Purgatorio. Hoy cuando no puede haber
reja ni correo, los amantes se suelen citar en la tribuna de las Cortes. Es ésta
una invención (...) muy en boga en los parlamentos de Inglaterra, y ahora nos
la introducen en España para mejoramiento de las costumbres. (Cádiz, XVI,
habla Lord Gray)
Galdós no cumple aquí el precepto folletinesco de asignar un papel importante a
las mujeres jóvenes y no incide mucho en la presencia y exhibición de Inés, porque
le tiene reservado un papel estelar para acabar la serie, cuando sea raptada por su
padre y arrastrada por los caminos para huir del poder de Amaranta; sin embargo,
su actuación es decisiva para el desenlace de este episodio, Cádiz, final ajustado
a derecho. Asunción comete errores muy lamentables, cosa que le proporciona el
«privilegio» de un segundo papel principal, muy interesante por la gravedad de
los hechos y por la sentencia materna que originan. Así pues, Presentación debería
ser la protagonista de Cádiz, título que remite automáticamente a las Cortes. En
efecto, es ella quien hace las pocas pero interesantes observaciones que existen en
ITINERARIOS HISPÁNICOS, 2012 (2)
67
la novela sobre el mecanismo parlamentario y el ambiente reinante en la cámara,
además de la reacción de todos cuantos asisten a las sesiones.
Un poco antes, el narrador comenta las vestimentas femeninas, el afán de salir
y engalanarse, en casi todas las mujeres, excepto las que se hallan bajo la férula
de doña María de Castro y Rumblar, que rabian por salir media hora, aun vestidas
«a lo monjil, en tales modos que parece que van pidiendo para la Archicofradía
de los Clavos y Sagradas Espinas de Hermanas Siervitas con voto de pobreza»
(XVI). Galdós cuida mucho los atuendos, desde época temprana, sabedor de que
añaden detalle y perfección a la ambientación de los cuadros:
Entonces el peinarse era peinarse 1(...). Tentado estoy de describiros el peinado
a la jirafa 2con tres grandes lazos armados sobre un catafalco de alambre (...).
¡Quién pudiera ver ahora aquellas dulletas de inglesina, tan pomposas que
parecían sacos, y aquellos abrigos de gros tornasol o de casimir Fernaux o
tafetán de Florencia, guarnecidos de rulos y trenzas, todo tan propio y rico que
cada señora era un almacén de modas! (...)3 Los que esto lean convendrán en
que no podría darse cosa más bonita que aquellas mangas de jamón, abultadas
por medio de ahuecadores de ballena, y con los cuales las señoras parecían
llevar un globo aerostático en cada brazo. ¡Y dicen que entonces no había
modas elegantes! Pues, ¿y dónde nos dejan aquel talle que por lo alto tocaba el
cielo y aquella falda que intentaba seguir el mismo camino, huyendo de los pies,
y aquel escote recto por pecho y espalda que a veces quería bajar al encuentro
del talle y que disimulaba su impudencia con hipocresías de canesús y sofismas
de tules? Si no fuera porque las damas ataviadas en tal guisa se asemejaban
bastante a una alcazarra, este vestido merecía haberse perpetuado. ¡Qué
precioso era! Tenía la ventaja de no alterar las formas, y entonces el pecho era
Sin embargo, sus logros son notables: nos parece estar viendo el brillo de la loza que friega
Amparo en casa de Polo (Tormento, XV), olemos literalmente la miseria de la corrala de la tía
Chanfaina (Nazarín, I) y oímos el tráfago comercial de la calle Toledo (Fortunata y Jacinta, I,
IX, 1), tres ejemplos entre muchos.
2
Esto evoca otras referencias: en Tormento (1884) Bringas enumera los horrores que van a
sucederse en Madrid, con la Revolución («una guillotina en la Puerta del Sol...», XXXVII);
en La de Bringas (1884), mientras que este mismo personaje espera que las turbas saqueen
el palacio real y los degüellen a todos, su hijo mayor describe la situación: «Gente corría por
las calles con más señales de júbilo que de pánico. Grupos diversos recorrían las calles dando
vivas a la Revolución, a la Marina, al Ejército, y diciendo que Isabel II no era ya reina (...),
unos cuantos chiquillos (...), gente pacífica. Unos llevan sombrero, otros gorra, éste montera y
aquél boina. Parece que están de broma» (XLIX).
3
En La desheredada (1881), La familia de León Roch (1878), Tormento (1884), La de Bringas
(1884) y Fortunata y Jacinta (1887), aparecen Joaquín Pez, Tellería, Cimarra, Paquito Bringas
y Juanito Santa Cruz, estudiantes de Leyes que sólo se preparan para encandilar con la palabra:
de hecho, Santa Cruz no ejerce profesión alguna y vive de las rentas de sus padres, gastando
mucho más dinero en una semana del que le deja a Fortunata cuando, embarazada, la abandona
por segunda vez; Cimarra se casa con Pepa Fúcar sólo por su dinero, Tellería vive de los
sablazos, como casi todos los nobles arruinados, y Pez ejercerá de proxeneta «fino».
1
68
LA CONSTITUCIÓN DE CÁDIZ Y EL LIBERALISMO A TRAVÉS DE LA LITERATURA
pecho y las caderas, caderas. 1Entonces también los pies eran pies, es decir,
que no había esas falsificaciones de pies que se llaman botinas (...). Ni que me
maten dejaré de hablar de las mantillas... (Los apostólicos, XXX)
Antes23 de mencionar a las mujeres, se hace un recuento de «disfraces»
militares masculinos, algo muy curioso: lechuguinos (de verde), guacamayos
(grana), obispos (morado) y pavos (negro y rojo), pero lógicamente las mujeres
dan más juego:
Gastaban las damas gaditanas ostentoso lujo, no sólo por hacer alarde
de tranquilidad ante las amenazas de los franceses, sino porque era Cádiz
entonces ciudad de gran riqueza, guardadora de los tesoros de ambas Indias
(...), una bendición de Dios para el lucimiento de sastres y costureras, la calle
Ancha y plaza de San Antonio, llamada entonces Golfo de las damas (...). No
llevaban sus guardapiés y faldellinas de luto, sino por el contrario, de los más
brillantes rasos blancos, amarillos o rosa, con mantillas, quier blancas, quier
negras, y cintas emblemáticas, y cucardas patrióticas a falta de flores, júzguese
cuán bonita sería aquella calle Ancha, la cual, como calle, y aun desierta y
abandonada por el alegre gentío, es, con sólo el adorno de sus lindas casas, de
sus balcones siempre pintados y de sus mil vidrios, lo más bonito que existe en
ciudades del Mediodía. (Cádiz, XVI)
Es una delicia leer todo lo que Galdós quiere contarnos de aquella época, aunque
nos interesen igualmente otros aspectos de la narración, no tan costumbristas, y a
veces parezca que no vienen a cuento, lo que generalmente no es el caso:
Poco dado Galdós a describir por capricho, nunca lo hace por vanidad de virtuoso4,
Y no tan viejo: en La cartuja de Parma (1839), Stendhal pone los hechos bélicos de la batalla
de Waterloo en boca de Fabrizio del Dongo, a la sazón un muchacho, que la narra por medio
de sensaciones, algo muy moderno entonces que no tuvo la repercusión esperada, dada su
condición de técnica narrativa original y novedosa.
2
Hinterhäuser (p. 56) menciona las fuentes de Galdós sobre las Cortes de Cádiz: Cádiz en la
guerra de la Independencia (Castro, 1862), Recuerdos de un anciano (Alcalá Galiano, 1878)
y La Historia del levantamiento, guerra y revolución de España (Queipo de Llano, 1835).
3
Charito, Gloria, María Egipcíaca, Isidora Rufete y Tristana, en Galdós; Rafaela, de Genio y
figura (1897), en Valera; La pródiga (1881) en Alarcón; Lucía (Un viaje de novios, 1882),
Feíta (Memorias de un solterón, 1896) y Lina, de Dulce Dueño (1911), en Pardo Bazán. No
puede faltar La Regenta, de Clarín (1884), cuya protagonista es apodada «Jorge Sandio» en
Vetusta.
4
Esta palabra le gusta a Galdós (y su derivado «coquetismo», obsoleto hoy), la usa mucho,
seguramente para evitar otra más contundente: «He sido una coqueta formidable, ha sido en
mí defensa contra mi soledad, un medio de producir alegría, movimiento, bullicio de cosas y
de personas, un arte de guerra para devolver al mundo mis sufrimientos que en gran parte de
él y de sus leyes recibía» (La estafeta romántica, 1899, cap. XVI).
1
ITINERARIOS HISPÁNICOS, 2012 (2)
69
pero nunca ha sido tan parco con los toques de ambiente como en los Episodios.
Ha encontrado una cosa que no supieron los del 98: las mejores descripciones
son las necesarias, las que nos hacen ver cosas inauditas, insólitas. (Fernández
Montesinos, III, 337)
El lector actual puede advertir la atención y el esmero en la narración de los
hechos y en el boceto del marco escénico de los Episodios, pero en Cádiz no hay
muchas descripciones de los personajes, tal vez porque es una tarea ya realizada
en los primeros episodio de cada serie, y el autor considera los últimos como
una especie de paisajes con figuras, con actantes que realizan una función en la
historia. Así pues y exceptuando algunas prosopografías notables, como la de
Asunción cuando se prueba una mantilla, se mira en un espejo azogado y baila en
el capítulo XII, Presentación es el único personaje en Cádiz que dispone de una
etopeya, tan eficaz como sugerente:
Tierna, sensible, voluble, traviesa y, por efecto de la educación, disimuladora
y comedianta como pocas, pero en ocasiones tan ingenua que no había pliegue
de su corazón que ocultase, ni escondrijo de su alma que no descubriese. Por
esto, que era sin duda efecto de un anhelo irresistible de libertad, aparecía a
veces descomedida y desenvuelta con exceso. (Cádiz, XVII)
Gabriel, que ha ido precipitadamente a San Felipe, al enterarse por lord Gray
de que Inés se dirige hacia allí, encuentra a Presentación sola, perdida, separada de
Asunción y de Inés, por culpa del tumulto. Ella le ruega que no se marche en busca
de su prima («Yo he venido aquí para ver esto, señor de Araceli. Acompáñeme
usted un momento. (...) ¿Sabe usted que esto es muy bonito? Me gusta tanto como
los toros», XVII). Galdós atestigua la realidad: en la literatura que quiere ser
fiel reflejo de la vida, las mujeres, sometidas a numerosas restricciones, nunca
tienen un carácter tan accesible, campechano y fácil de pintar como los hombres;
véase la diferencia, o el grado de conocimiento y de aceptación en el lector, entre
Araceli o don Diego y doña Flora o Amaranta. Así, Presentación, mujer siempre
encerrada,
poseía en alto grado el don de la fantasía; la falta de instrucción profana unida
a aquella cualidad, la hacía incurrir en desatinos encantadores (...); al sentirse
libre del peso de aquella gran losa de la autoridad materna, desbordábanse
en ella con desenfrenada impetuosidad, fantasía, sentimiento, ideas y deseos.
Presenciando la sesión, no cabía en sí misma, tan inquieta estaba, tan
sublevados sus nervios y tan impresionados sus sentidos. (Cádiz, XVII)
Se fecha la inauguración de las Cortes el día 24 de septiembre de 1810 y se sitúa la
celebración de la primera sesión en San Fernando, y el resto en Cádiz, donde se promulga
70
LA CONSTITUCIÓN DE CÁDIZ Y EL LIBERALISMO A TRAVÉS DE LA LITERATURA
la Constitución de 1812. Hombres y mujeres son tan incultos y superficiales que sólo
se fijan en lo externo, en si los diputados se vestirán de un modo especial o no, o en
dicharachos versificados contra Pepe Botella. Galdós hace un gran panegírico sobre el
entusiasmo de la población1 camino del recinto: el comerciante va «con su mejor paño
y la dama elegante con su mejor seda» (Cádiz, VIII) y, mientras que asisten todos los
hombres sin distinción, y
majos, contrabandistas, matones, chulos, picadores, carniceros y chalanes
habían diferido sus querellas para que la majestad de tan gran día no se turbara
con ataques a la paz, a la concordia y buena armonía entre los ciudadanos.
(Cádiz, VIII)
en el sector femenino no pasa lo mismo, sólo van algunas mujeres, las adineradas
y de cierta edad (Amaranta, doña Flora), las únicas que tienen acceso a las
invitaciones para entrar a la galería reservada (Cádiz, VIII). Doña Flora observa
la asistencia de numerosos clérigos y espera oír hablar a algún «pico de oro». A
Amaranta, que tiene poco espíritu democrático, las Cortes le parecen provincianas,
semejantes a un concejo de pueblo, y cree que sólo hablarán los seglares y serán
motivo de hilaridad: Galdós abandonó la carrera de Leyes para dedicarse por
entero a la literatura, y ridiculiza en sus obras2 a esos abogadillos en ciernes que
sólo cultivan una elocuencia brillante, de un lustre que se queda en lo superficial,
sin otro valor ni solución que aportar a la patria («Hoy todos han hablado bien;
pero ¿acaso es tan fácil la obra como la palabra?», Amaranta, IX).
Galdós fue el maestro de sensibilidad del pueblo español en el siglo XIX, el
mago que presenta España a España, que barre los prejuicios, las añoranzas,
toda la esperanza y mala yerba que ocultan el ser del país y hace posible que el
pueblo español no sólo mire, sino que se vea a sí mismo tal y como es. Y por eso
ha venido a ser como el poeta épico de España en el siglo XX. (Madariaga, 35)
Hay muchas referencias a las tertulias: «Esta tertulia (la de Genara) se distingue de otras en
el trato amable, festivo, ligero y urbano, en lo exquisito de los manjares, en la comodidad del
servicio de éstos, en la libertad un tanto excesiva de los juegos de azar y en la chispa inagotable
de la charla ingeniosa, rica en intención y travesura. Era opinión común que allí no entraban
los tontos» (Los apostólicos, 1879, 42).
2
De la información encontrada, destaca El Telégrafo Americano (1811-1812), sobre los asuntos
de América; El Conciso, liberal (1810-1814), se publicaba en días alternos, en Cádiz y luego en
Madrid; su suplemento, El Concisín, era una hoja en cuarto, con un artículo, una anécdota y una
sección de noticias; La Gaceta de la Regencia (1811-1813) salía los martes, jueves y sábados,
y su director, Eugenio de Tapia, poeta, escritor y acérrimo patriota, colabora con Quintana
en la redacción del Seminario Patriótico; El Robespierre Español no buscaba informar, sino
difundir las ideas de su autor, estaba muy mal escrito y se distinguió por las numerosas veces
que recurrió al plagio; El Censor General (1810-1812), antirreformista, muy criticado por los
periódicos liberales; El Diario de la Tarde (1813-1814), de la misma tendencia, costaba un real
y medio; y La Abeja Española, liberal (1812-1813), diario en octavo de cuatro hojas.
1
ITINERARIOS HISPÁNICOS, 2012 (2)
71
Por desgracia, no «oímos» los discursos; Galdós fue cronista en las Cortes de
la madrileña Carrera de San Jerónimo en la década de los 60, y sabía bastante del
asunto, tanto como para poder mostrar y comparar, pero, aunque escritor joven
e inexperto en 1874, su sabiduría novelesca le impide escribir contra la lógica
narrativa y no transcribe la información que posee sobre las sesiones del Cádiz de
1810, por motivos importantes: el lector de Cádiz no necesita testimonios exactos
sobre los pormenores parlamentarios, sino una visión general, que no desentone
con la escasa perspicacia política de los personajes; Galdós recurre al viejo truco1
de narrar la sesión a través de personajes sin nombre que cuentan lo que ven, en
un diálogo que recuerda mucho el formato del folletín, pues los escritores que lo
cultivaron cobraban por línea:
–Silencio, que va a hablar un diputado.
–¿Qué dirá? Nadie lo entiende.
–Se vuelve a sentar.
–En el escenario hay uno que lee.
–Se levantarán algunos de sus asientos.
–Ya. Acaban de decir que quedan enterados.
–Nosotros también. Tanto ruido para nada.
–Silencio, señores, que vamos a oír un discurso.
–¡Un discurso! Oigamos. ¡Qué ruido en los palcos! (Cádiz, VIII)
El autor aprovecha la ignorancia de las mujeres para expresar lo referente al
personaje de Presentación en una narración ingenua, basada en preguntas inocentes
y en la descripción de sensaciones que perciben los sentidos de una espectadora
inusual, además de los insultos entre los partidarios de unos oradores y los de otros.
De este modo pretende ocultar sus escasos deseos2 de reproducir el contenido de
las sesiones («Repetir el sinnúmero de dichos, agudezas y apodos, que salieron
como avalancha de la tribuna pública, fuera imposible», XIX) y mantener unidos
los recursos narrativos, en ocasiones reñidos con la verdad histórica:
–Allí se ha levantado uno que saca un papel y lo lee.
–Se me figura que ése es don Joaquín Lorenzo Villanueva, el diputado por
Valencia.
–Es clérigo. Parece que lee un papel impreso. (Cádiz, XVIII)
De lo que nadie tiene que informar a Presentación es de lo que pasa cuando
Esto es así porque Inés procede de una familia pobre pero honrada –parece indicar Galdós–, que la
educó en la naturalidad y no en la hipocresía: «¡Maldita sea doña María, que te enseñó a disimular!»,
dice Gabriel, en una de las pocas conversaciones que mantiene con Inés en Cádiz (XI).
2
Cádiz, V, doña Flora. Subrayado mío: lo que cambia el significado de algunas palabras, de un
siglo a otro...
1
72
LA CONSTITUCIÓN DE CÁDIZ Y EL LIBERALISMO A TRAVÉS DE LA LITERATURA
habla un señor que frecuenta su casa y que ha aconsejado a su madre que ni a
ella ni a su hermana les permita «salir, ni hablar, ni reír, ni pestañear». (Cádiz,
XVIII) El mencionado prohombre está haciendo el ridículo por su atuendo y por
sus palabras, que no «oímos». Galdós olvida lo público y vuelve a lo personal:
Presentación espera que al orador le den «dos palos, o mejor, cuatro» y, ante el
alboroto producido por la multitud, Gabriel la saca de allí, no sin que antes de salir
exprese ella esta opinión, exacta y patética:
–¿Y en qué consiste eso que dicen de que con Cortes hay libertad?
–Es una cosa difícil de explicar en pocas palabras.
–Pues yo lo entiendo de este modo..., las Cortes dirán: Ordeno y mando que
todos los españoles salgan a paseo por las tardes, y vayan una vez al mes
al teatro, y se asomen al balcón después de haber hecho sus obligaciones...
Prohíbo que las familias recen más de un rosario completo al día... Prohíbo
que se case a nadie contra su voluntad y que se descase a quien quiere
hacerlo... Todo el mundo puede estar alegre siempre que no ofenda al decoro...
No sé por qué siento deseos de reír a carcajadas. Siempre que salgo de casa
y voy a alguna parte donde puedo estar con alguna libertad, me parece que el
alma quiere salírseme del cuerpo y volar, bailando y saltando por el mundo;
me embriaga la atmósfera y la luz me embelesa. Todo cuanto veo me parece
hermoso, cuanto oigo elocuente (menos lo de Ostolaza), todos los hombres
justos y buenos, todas las mujeres guapas, y me parece que las casas, la calle,
el cielo, las Cortes con su presidente y su preopinante me saludan sonriendo.
¡Oh, qué bien estoy aquí! (Cádiz, XVIII)
Naturalmente, es el ambiente de las Cortes lo que provoca esta extensión de su
pensamiento, impensable en su casa, en la tertulia de su madre –que, seguramente,
tendría lugar sin salir del estrado, las más de las veces–, o en los esporádicos
paseos, siempre vigilados y tasados en tiempo y lugar. La tertulia y el paseo son
las dos únicas acciones que le estaba permitido realizar. Dice Gabriel:
Yo estaba absorto, pasmado y lelo, contemplando la seductora ignorancia, la
infantil malicia, la franqueza sin freno de aquella alma, a quien la falta de
toda educación mundana presentaba en la desnudez de su inocencia. Como
era linda de rostro, y había tal viveza en su hablar espontáneo y armonioso,
me encantaba verla y oírla y, como vulgarmente se dice con respecto a los
niños, me la hubiera comido. No hallo otra frase mejor para expresar la
admiración que aquel raudal de gracia y travesura, de sentimiento y de dulce
ingenuidad me producía. Nombré antes a los niños, y aquí repito, aunque
Presentacioncita había dejado de serlo, a mí me hacía el efecto de uno de esos
chiquillos sentenciosos, que con sus verdades como puños nos causan asombro
y risa. Verdad es que la de Rumblar, aun haciéndome reír, me causaba al mismo
tiempo tristeza. (Cádiz, XVIII)
ITINERARIOS HISPÁNICOS, 2012 (2)
73
El mencionado simbolismo en todos los personajes de Cádiz se hace patente:
la persona que dice con el terror pintado en el rostro «yo no digo la verdad,
aunque me maten» (Cádiz, XIX) es un emblema de aquella vida horrible, que
parecía entonces tan natural e imprescindible y que las mujeres sufrían con
resignación. Galdós quiso que sus personajes encarnaran en esos conflictos lo más
aborrecible de aquella sociedad y no cargó las tintas, sino que expuso la verdad.
En la actualidad da pena la situación en que se hallan las mujeres de esta época,
fueran solteras, nobles y adineradas o bien pobres o de mediano pasar, sometidas
al encierro permanente, a la sumisión silenciosa y sufrida, al disimulo perpetuo y
al desequilibrio emocional; el lector se pregunta si esto se debía a la tradición, al
decoro, a la sociedad, a la Iglesia o a otras cien razones más, todas absurdas, y no
le cuesta ningún trabajo identificarse con la opinión de uno de los investigadores
que mejor entendieron al insigne escritor canario:
Cuando Presentación asiste a la sesión de las cortes, ¡qué eco tiene en ella
la palabra libertad! La aurora de nuestro parlamentarismo despertó tantas
ilusiones y tan bellas que una de las mayores angustias de la historia española
moderna es la de que todo aquello se frustrase. De lo que nos parece ver otro
símbolo en Cádiz, cuando la pobre niña que ha entrevisto la libertad se halla
ante la aterradora perspectiva del convento. (Fernández Montesinos, III, 104)
Es lógico que Presentación sufra la perniciosa influencia de la literatura, como
muchas heroínas de Galdós y de otros escritores contemporáneos1, pero en ella
surte un efecto más fatídico, pues no lee novelas, sino que las inventa. Gabriel le
arguye lo siguiente: «Las novelas inventadas son peores que las leídas» (Cádiz,
XVIII). No obstante, el nivel de instrucción de Presentación es muy limitado, ya
que su madre contrata a un cura que instruye a Asunción para el monjío, y destina
a Inés al matrimonio, mientras que « a mí – contestó la muchacha con profundo
desconsuelo – a mí, no me prepara para nada » (Cádiz, XVIII), pues doña María ha
dispuesto que se quede soltera. Pero el hombre propone y Dios dispone, por usar
un refrán que vendría de perlas a la intransigente aristócrata, y ni Presentación se
queda soltera, ni Asunción profesa, a no ser para esconder su « vergüenza ». Del
resto no se informa al lector, pero queda implícita la renuncia de esta última a ser
abadesa del monasterio burgalés de las Huelgas, a lo que aspira su madre, con
semejante pasado y la falta de preeminencia de la nobleza en la sociedad.
En la segunda serie, Presentación tiene un cariz más apócrifo y mucho menos
En Lo prohibido (1885), aúna la baja estatura de Cristóbal con el gran cerebro de María Juana,
su mujer; el gusto artístico de Eloísa, hermana de la anterior, con la escasa sensibilidad de
su marido, que por no tener, ni salud tiene, pendiente del bien ajeno y abstraído del propio,
y, mientras que el perdulario respeta a los conservadores, el aristócrata es partidario de la
democracia.
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LA CONSTITUCIÓN DE CÁDIZ Y EL LIBERALISMO A TRAVÉS DE LA LITERATURA
poético: debe haber muerto doña María, porque ella, llamada con un diminutivo
incómodo al aplicarse a un nombre tan largo (Galdós intenta ridiculizar al
personaje y no se olvida del diminutivo ni una vez), se convierte en la coqueta1 más
redomada de los Episodios, comprometida con un militar adinerado, Gasparito,
preso por decir que Fernando VII es narigudo en un café (¿La Fontana de Oro?).
Mientras, Presentacioncita bromea con todos los hombres: clava alfileres en sus
asientos, les aplica tizne en la cara o les da a probar un dulce amargo. Se dice que
posee «mucha ambición, aspiraciones insensatas» (Memorias de un cortesano
de 1815, XIX) y una noche se aventura a socorrer a este novio, acompañada de
Juan Bragas –un arribista, íntimo de Monsalud–, en el humilde barrio donde se ha
escondido y donde viven liberales proscritos, delincuentes, hampones, borrachos,
prostitutas siempre en riña, policías y espías del rey. En ese trance se desmaya en
la calle, demasiado oportunamente, para ser socorrida por un personaje incógnito,
muy arrogante y varonil, aunque «con una nariz grande, corva y caída, una crápula
de nariz» (Ibíd., XVI), pero Galdós no cuenta los encuentros de Presentacioncita
con el rey, sino que la presenta ya casada en Los apostólicos (1879), embarazada,
mirando un desfile militar desde el balcón de Bringas.
Si Presentación es una secundaria de mucho fundamento, doña Flora no le
anda a la zaga: es pariente del primer amo de Gabriel –Alonso Gutiérrez de
Cisniega– y aparece en Trafalgar, con menos encanto que en Cádiz, aunque
el dato característico y diferenciador que pone Galdós en todas sus fisonomías
apenas nos permite percatarnos de ello, además de lo difícil que resulta apreciar la
desemejanza de manera tan nítida, con tantos avatares bélicos y personales como
hay en las siete novelas que median entre ambas:
Doña Flora de Cisniega era una vieja que se empeñaba en permanecer
joven: tenía más de cincuenta años, pero ponía en práctica todos los artificios
imaginables para engañar al mundo, aparentando la mitad de aquella cifra
aterradora. Decir cuánto inventaba la ciencia y el arte en armónico consorcio
para conseguir tal objeto no es empresa que corresponde a mis escasas
fuerzas. Enumerar los rizos, moñas, lazos, trapos, adobos, bermellones, aguas
y demás extraños cuerpos que concurrían a la grande obra de su monumental
restauración fatigaría la más diestra fantasía: quédese esto, pues, para las
plumas de los novelistas, si es que la Historia, buscadora de las grandes cosas,
no se apropia tan hermoso asunto. Respecto a su físico, lo más presente que
tengo es el conjunto de su rostro, en que parecían haber puesto su rosicler todos
los pinceles de las Academias presentes y pretéritas. También recuerdo que al
hablar hacía con los labios un mohín, un repliegue, un mimo, cuyo objeto era,
La verdad es que Galdós tienta mucho a la suerte en esta obra: por su pericia narrativa, no se le
notan grandes descalabros, que en otros escritores son patentes, y cuyas obras han envejecido
bastante mal; en cambio, los Episodios son muy actuales, por numerosas razones que escapan
al tema de este trabajo.
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ITINERARIOS HISPÁNICOS, 2012 (2)
75
o achicar con gracia la descomunal boca, o tapar el estrago de la dentadura,
de cuyas filas desertaban todos los años un par de dientes; pero aquella supina
estratagema de la presunción era tan poco afortunada que antes la afeaba que
la embellecía. (Trafalgar, VIII)
En Cádiz no hay ningún retrato de doña Flora, ni siquiera uno ligeramente
caricaturizado, como este último. La insigne gaditana ayuda a muchos artistas y
políticos liberales que toman parte en los animados y esperanzadores sucesos del
Cádiz de aquellos días. La tertulia es el punto de reunión de la aristocracia y de la
burguesía, tanto si tienen dinero como si no lo tienen, y constituye un interesante
elemento que Galdós aprovecha muy bien para reflejar las costumbres sociales de
la época y para otros fines:
Para adaptar los personajes novelescos a la historia o viceversa, el método
más sencillo consiste en desarrollar la información histórica partiendo de
una relación vital y, para lograrlo, recurre a una de las instituciones más
características de las costumbres españolas: la tertulia. Galdós utiliza la
tertulia en abundancia. (Hinterhäuser 234)
En la de doña Flora predominan los hombres, y se habla con toda libertad de
política y de constitución, porque asiste gente culta, de modo que resulta una
variopinta mezcolanza de personalidades, cada una con una habilidad determinada,
para la diversión de los asistentes:
–Aquí no hacen falta niñas, y menos la condesa de Rumblar, que con sus
remilgos impediría toda diversión. Nadie se había de acercar a la niña, ni
hablar con la niña, ni bailar con la niña, ni dar un dulce a la niña. Dejémonos
de niñas; hombres, hombres quiero en mi tertulia: literatos que lean versos,
currutacos que sepan de corrido las modas de París, diaristas que nos cuenten
todo lo escrito en tres meses por las Gacetas de Amberes, Londres, Augsburgo y
Rotterdam; generales que nos hablen de las batallas que se van a ganar; gente
alegre que hable mal de la Regencia y critique la cosa pública, ensayando
discursos para cuando se abran esas saladísimas Cortes que van a venir.
–Yo no creo que haya tales Cortes – dijo Amaranta– porque las Cortes no son
más que una cosa de figurón, que hace el rey para cumplir un antiguo uso.
Como ahora estamos sin rey...
–Pues ¿no ha de haber? Nada: vengan esas Cortes. Cortes nos han prometido,
y Cortes nos han de dar. Poco bonito será este espectáculo. Como que es un
conjunto de predicadores, y no baja de ocho a diez sermones los que se oyen
por día, todos sobre la cosa pública, amiga mía, y criticando, criticando, que
es lo que a mí me gusta. (Cádiz, V)
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LA CONSTITUCIÓN DE CÁDIZ Y EL LIBERALISMO A TRAVÉS DE LA LITERATURA
Es inenarrable el salero de Galdós para transcribir el habla popular, y nunca
terminaríamos este trabajo si pusiéramos ejemplos: en los Episodios hay diferencia
entre el lenguaje de los aristócratas de primera y de segunda categoría (Leyva / don
Diego), entre éstos y los burgueses (doña María / doña Flora) y entre los chulos
y majas y los desfavorecidos (la Zaina / los mendigos amigos de lord Gray),
un ejercicio de virtuosismo portentoso y un método «más propio de un realismo
poético que de un realismo naturalista, con lo cual el colorido y la vitalidad de
estos personajes aumentan de modo notable» (Hinterhäuser, 308).
En la tertulia de Rumblar no se habla de constitución y, comparada con la de
doña Flora, se parece a un velatorio, en opinión de don Diego:
Vengo huyendo de las tertulias de mi casa, que más que tertulias son un
cónclave de clérigos, frailucos y enemigos de la libertad. Allí no se va más que
a hablar mal de los periodistas y de los que quieren Constitución. No se juega,
Gabriel, ni se baila, ni se refresca, ni se hablan más que sosadas y boberías...
Pero es preciso que vengas a mi casa. Mis hermanas me han dicho que quieren
conocerte, sí, me lo han dicho. Las pobres están muy aburridas. Si no fuese
porque lord Gray las distrae un poco... Vendrás, pero cuidado con echártelas
de liberal y de jacobino. No abras la boca sino para decir mil pestes de las
futuras Cortes, de la libertad de imprenta y de la Revolución francesa, y ten
cuidado de hacer una reverencia cuando se nombre al rey y de decir algo en
latín, al modo de conjuro, siempre que citen a Bonaparte, a Robespierre o a
otro monstruo cualquiera. Si así no lo haces, mi mamá te echará al punto a la
calle, y mis hermanas no podrán rogarte que vuelvas. (Cádiz, VII)
La única mujer que responde a los comentarios masculinos en las tertulias1 es
Amaranta, pero esto no se debe a un carácter libresco que no posee, ni a su nivel
de información, ni a su habilidad en la política de verdad (no en el espionaje,
actividad a la que se dedicó en El Escorial), sino a su posición social, al indeleble
recuerdo de su contacto con la reina María Luisa y de sus intrigas en la corte de
Carlos IV unos años antes. Por esa razón no es muy certera en sus juicios, bastante
conservadores por otra parte, pero no constituye oposición a doña Flora, como
lo hace respecto a Lesbia en el segundo episodio, La corte de Carlos IV, ya que
su función ahora es la de madre amantísima y contrariada en su afecto por Inés.
Además, la de Rumblar acapara con creces cualquier enemistad, por remota que
resulte. Como los hombres no están demasiado atinados, tampoco son llamativos
los dislates de Amaranta:
Puede que lord Gray sólo albergue esperanzas de aventura y riesgo y no tenga interés sexual
hacia las mujeres, a causa de un componente homosexual en su naturaleza y de su necesidad
de injuriar a las mujeres por su incapacidad para consumar el acto sexual con ellas, como
expuso Gregorio Marañón (Don Juan, ensayo sobre el origen de su leyenda, 1940) sobre la
insatisfacción del célebre seductor de ficción.
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ITINERARIOS HISPÁNICOS, 2012 (2)
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Eso de la soberanía de la nación que han inventado ahora... anoche estaban
explicándolo en casa de la Morlá, y nadie lo entendía; eso de la soberanía de
la nación, si se llega a establecer, va a traernos aquí otra revolución como la
francesa, con su guillotina y sus atrocidades. (Cádiz, V)
De no ser por las tertulias, no tendríamos información de muchos datos sobre
las Cortes, de lo que ocurría en las tribunas durante las sesiones, de la reacción
de los asistentes y de las repercusiones de los discursos. Las mujeres jóvenes (las
Rumblar, Inés) asisten a las tertulias, pero no hablan entre sí ni pueden intervenir
en ninguna discusión masculina (por ejemplo, una guasa de tintes teológicos, de
la que Gabriel no sabe cómo salir), aunque la alternativa resulta aborrecible:
–Ya están las niñas con cada ojo... – dijo doña María observando que sus
hijas atendían a la planteada discusión con demasiado interés–. Niñas, dejad
a los hombres que debatan estas cosas tan intrincadas. Ellos se sabrán lo que
se dicen. No abrir tales ojazos, y miren los cuadros y las pinturas del techo, o
hablen conmigo, preguntándome si se me alivia el dolor del hombro. (Cádiz, X)
De igual manera, las conversaciones de las tertulias de cualquier tendencia
política dan a conocer novedades interesantes, como la prensa surgida al revuelo
de los aires democráticos, un suceso que no podía obviar Galdós, porque está en
todo, y cita los periódicos más importantes de aquellos pocos años, distinguiendo
unos de otros por su tirada y por la atención del público:
Allí aparecieron, arrebatados de una mano a otra mano, los primeros números
de aquellos periodiquitos tan inocentes, mariposillas nacidas al tibio calor de
la libertad de la imprenta, en su crepúsculo matutino; aquellos periodiquitos
que se llamaron El Revisor Político, El Telégrafo Americano, El Conciso, La
Gaceta de la Regencia, El Robespierre Español, El Amigo de las Leyes, El
Censor General, El Diario de la Tarde, La Abeja Española, El Duende de los
Cafés y El Procurador general de la Nación y del Rey; algunos, absolutistas y
enemigos de las reformas; los más, liberales y defensores de las nuevas leyes1.
(Cádiz, XVI)
La tertulia de doña Flora es única en Cádiz: el fervor patriótico de su
patrocinadora y su preferencia por la gente culta reúne a políticos liberales,
periodistas y simples patriotas («filósofos y jacobinos», dice ella en el capítulo
XVI, citando a la prensa «servil»). De esta forma, refleja Galdós tres tipos de
Es una escena sugerida, más que presenciada, que recuerda mucho la del relato titulado El
filtro (1830), de Stendhal, donde Leonor, una mujer española casada, se fuga con un artista
circense, que la insulta, la abandona, le roba e intenta prostituirla, hasta que se escapa del
burdel y la encuentra un soldado que la ayuda a huir.
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LA CONSTITUCIÓN DE CÁDIZ Y EL LIBERALISMO A TRAVÉS DE LA LITERATURA
tertulia: entre la liberal de doña Flora y la oscurantista de Rumblar, se encuentra
la tradicionalista de Frasquita Larrea, madre de la futura Fernán Caballero:
Si Frasquita recibe a los Valientes, Ostolazas, Teneyros, a los Morros y
Borrulles, yo tengo el gusto de que vayan a mi casa los Argüelles, Torenos y
Quintanas, y no porque los haya escogido en el haz de los que llaman liberales,
sino porque casualmente concordaron en ideas. (Cádiz, XVI, doña Flora)
En Cádiz apenas aparecen personajes históricos (los liberales reunidos en
Cádiz, mencionados solamente), pero, a partir de la información que Galdós
recoge de diversas fuentes, su tratamiento y descripción comprende siempre lo
humano, lo espiritual y lo político. Puesto que en sus Episodios nacionales el
autor canario quiso escribir una historia novelada, quizás por eso siempre asumen
un papel principal las personalidades reales, «son protagonistas vivos», como dice
Rodríguez Batllori (21), pues Galdós escribe «arrastrado por el alto propósito de
despertar en el pueblo y de contagiar a los lectores la pasión que él mismo siente».
Y así, de los numerosos problemas que le plantea una obra tan extensa,
el mayor era el equilibrio entre los hechos (los sucesos históricos externos, que
la intuición de Galdós le obligaba a mantener en segundo término) y la ficción
(la vida cotidiana de sus personajes puramente imaginarios); equilibrio entre las
fuerzas ideológicas opuestas, sin sacrificar sus simpatías liberales; equilibrio
entre la narración y la interpretación. Galdós, dada la velocidad a la que escribía,
sólo podía aspirar a este equilibrio de un modo instintivo. (Shaw 213)
En este momento de su carrera literaria, Galdós se esfuerza por retratar a
los liberales con toda la moderación posible (en obras posteriores reflejará
su decepción y su dolor por la escasa diferencia entre los dos bandos, con la
abrumadora diferencia de las colosales e insustituibles esperanzas puestas en los
liberales), presentándolos en su versión más humana y sensata. Así, doña Flora no
desea reñir con Frasquita, ni dar pie a comentarios en la prensa afín a los franceses
y adversa a la libertad. Su tertulia debe ser pacífica:
–No quiero que se diga que la sátira se ha fraguado en mi casa – dijo doña
Flora–. En paz con todo el mudo es mi mote y, si a mis tertulias van tantas
personas honradas y discretas, es por pasar el tiempo cultamente, y no para
enredos e intriguillas.
–Es preciso defender la libertad hasta en las tertulias – dijo un obispo, o un
lechuguino, que esto no lo recuerdo bien. (Cádiz, XVI)
En la tertulia de Rumblar, Inés habla poco, las pocas veces que asiste, ya que
se eclipsa durante casi todo el episodio y aún no sabe quién es su madre. Como la
Rumblar no le permite ver a Inés, Amaranta, en su desequilibrio mental transitorio,
ITINERARIOS HISPÁNICOS, 2012 (2)
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llega a concebir un descabellado plan: cree, como todos los demás personajes,
que lord Gray es el enamorado de Inés, y pretende que la rapte para llevársela a
Inglaterra –y marcharse a vivir allí también– el excéntrico aristócrata británico,
quien no lo es por eso, pues los raptos consentidos estaban a la orden del día, como
se ve en la literatura que refleja este período y en lo que ocurre en este episodio.
La situación de Inés es muy triste, como la de sus primas, pero en ella no parece
tan grave, porque el lector sabe que su posición es provisional, no definitiva e
inexorable, como es el caso de las Rumblar. Así, opuesta a ellas en todo1, Inés
acepta de buen grado la opresión de los diversos familiares con quienes la obligan
a vivir con sus extravagancias varias, erigiéndose en modelo de obediencia y
sumisión bajo la tutela sucesiva de su madre apócrifa, su tío cura, los Requejo,
Amaranta y Santorcaz, pero es un modelo algo forzado e inexplicable hoy:
Pues ¿y mis hermanitas y mi novia? Hace lo menos dos meses que no saben de
qué color es la calle. Ni siquiera salen a misa; en paseos no hay que pensar.
Han sido clavados por dentro los cristales de los balcones, y no se les permite
que tengan a la mano papel, tinta ni plumas. Las tres infelices están que da
lástima verlas, de marchitas y acongojadas, y de seguro preferirían la peor
vida del mundo a la que ahora llevan, aguantando con gusto palos de marido
o rigores de abadesa, con tal de abandonar las sombrías mazmorras de mi
casa. No ven a otros hombres que a mí y a don Paco. ¿Te parece que estarán
divertidas? (Cádiz, XXIV)
Galdós « encarga » a cada personaje de una acción. Por eso, Inés no se
pronuncia sobre la Constitución, aunque encarna al personaje juicioso en una
casa de orates: don Diego es un pisaverde que se dedica a divertir a los franceses
con sus canticios en Bailén y luego conspira con unos liberales panfletarios por
llevarle la contraria a su madre, no por convicción, pues su escaso juicio le impide
tener ideología política, patriotismo, honor o sentido del deber:
Ya se sabe que la juventud ha de tener sus trapicheos; pero los muchachos
decentes y bien nacidos desfogan sus pasiones con compostura, antes buscando
el trato honesto de personas graves y juiciosas que el de la gentezuela maja y
tabernaria2.
Es la misma situación de Clara (La Fontana de Oro, 1870), en su vía crucis nocturno por
Madrid, al escaparse desde Chueca, residencia de las Porreño, hasta la calle Humilladero, en
el corazón del barrio de Latina, donde vive su criada Pascuala.
2
Juanito Santa Cruz (Fortunata y Jacinta, 1887), Joaquín Pez (La desheredada, 1881), su padre,
el Pez de La de Bringas (1884), José María Bueno de Guzmán (Lo prohibido, 1885), Fernando
Cadalso (Miau, 1888), don Lope Garrido (Tristana,1892), en las novelas. En los Episodios:
Navarro, padre de Monsalud (El equipaje del rey José, 1875), Nelet, Urdaneta (La campaña
del Maestrazgo, 1899), Terry (Bodas reales, 1900), Tomín (La revolución de julio, 1904) y
Urríes (España sin rey, 1907). Además, hay un cuento, El Don Juan (1876), donde Galdós
compone una estampa jocosa pero verdadera de este prototipo tan antisocial.
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LA CONSTITUCIÓN DE CÁDIZ Y EL LIBERALISMO A TRAVÉS DE LA LITERATURA
La demencia familiar se percibe mejor en el elemento femenino: las tres
Rumblar son un paradigma de desequilibrio mental y social respecto a Inés,
que es la sensatez, la conciencia histórica de la familia, la llamada interior de la
honorabilidad de una estirpe importante. En este sentido, en Inés tiene cabida lo
que Amaranta no puede hacer ni decir, y sería un símbolo, como quiere Montesinos
(I, 105), del maridaje entre la aristocracia y el pueblo, que renueva a la primera y
estimula al segundo. No será la única vez que el autor incida en este asunto1.
Galdós ironiza con todo esto: nadie le ha inculcado a Inés cosas tan sublimes
como el honor familiar, se ha criado con una costurera y ha sido pobre toda su
vida –al contrario que las Rumblar y que la propia Amaranta–; de igual manera,
el pobre y desclasado Gabriel es más honesto que los nobles ingleses y españoles.
Cuando Inés se entera de la fuga de Asunción con lord Gray, comprende de
inmediato que comete un gran disparate, pero no avisa a nadie, para evitar la
cólera de doña María y también por razones artísticas de la mayor importancia:
invalidaría el suspense provocado por el malentendido de su presunto amor por
lord Gray («como sólo eran cartitas y tonterías, dejé correr el engaño, pasando
por casquivana», Cádiz, XXVI) que con tanta paciencia ha soportado, no sólo
para encubrir a su prima, sino también para encolerizar a su pretendiente oficial
(«deseaba verlo rabiar diciendo que nunca se casaría conmigo», Ibíd.). Además
y asunto trascendente desde el punto de vista novelesco, el autor se quedaría sin
trama y sin efecto final.
A pesar de que Inés no se ha criado con gente adinerada ni instruida y no ha
recibido educación ni la ha adquirido por su cuenta, tiene un carácter prudente e
inclinado a la naturalidad y a la sencillez. Galdós se esfuerza en presentarla como
de excelente índole, y no sólo la opone a miss Fly, contraste lógico y frecuente
en la literatura al competir con la dama británica en el amor de Gabriel, sino a
todos los personajes femeninos de la primera serie: a las primas Rumblar, en su
exaltado proceso de iniciación a la vida y al amor; a doña María, en su severidad
docente y en su tradicionalismo político y social; a doña Flora, en su exceso de
dedicación a las diversiones « del día », que en la ciudad española más “actual” de
aquel momento son políticas; y hasta a Amaranta, quien nunca hubiera pensado
que sin haber educado a su hija pudiera aprender de ella cosas útiles para la nueva
sociedad que propugna Galdós en sus obras:
Las mujeres también participan en las intrigas políticas (Amaranta, Genara),
pero Galdós no considera este modo de actuar como paradigma de un proceso
social del sexo femenino (...), su ideal, configurado con intención pedagógica,
no es el de la sufragista, sino el de la mujer hogareña que actúa en la sombra,
custodia de los perennes valores morales. Es muy característico que todas
las protagonistas de cada serie sean así. Inés, Soledad, Demetria, Ignacia,
Contigo y con Heine.
1
ITINERARIOS HISPÁNICOS, 2012 (2)
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Casiana..., son poseedoras del genio doméstico y ahí radica su encanto. Inés,
como ángel de la reconciliación y reflejo claro de la España de 1875, neutraliza
el ánimo revolucionario de su padre. (Hinterhäuser 322)
La actuación de Inés es muy inteligente, demasiado, para ser tan joven y tan
inexperta en cuestiones de sociedad: reza, se arma de valor, porque comprende
la dificultad de salir sola de madrugada, y reconoce la fragilidad de sus medios,
que no son otros que el sigilo y la persuasión. Entonces ve dentro del palacio de
Rumblar a Gabriel, quien, aturdido por la sorprendente noticia de la huida de
Asunción (él ha ido a defender a Inés y a matar al inglés), confiesa no saber qué
hacer, y ella dice:
–¿Y eso dice un hombre, un caballero, un militar que lleva una espada? Cuando
los vi salir, sentí un impulso de cólera... quise correr tras ellos... luego se me
ocurrió llamar a los de la casa..., pero después, pensando que lo mejor sería
impedir la fuga de Asunción, discurrí si podría traerla de nuevo a casa, con
lo cual la condesa no se enterará de nada... Yo pedí auxilio al cielo y dije:
Dios mío, ¿qué puede hacer una mujer, una pobre y desvalida mujer, contra la
perfidia, la astucia y la fuerza de ese maldito inglés? Dios poderoso, ayúdame
en esta empresa. (Cádiz, XXV)
Inés se niega por tercera vez a escapar con Gabriel (hay dos más en los episodios
anteriores y habrá una cuarta en La batalla de los Arapiles, algo excesivo, también),
para mantener la oposición con sus primas y conservar su halo de heroína sensata
y decente, además de salvar el honor de la familia, aunque no el de Asunción, ya
está perdido para siempre.
Yo no quiero salir como Asunción, acechando el sueño de su madre para
escapar. Yo no quiero salir así de mi encierro, sino en pleno día, con las puertas
abiertas y a la vista de todos. (Cádiz, XXVI)
La intriga de esta primera serie se lleva hasta el límite: Inés consiente en que
se crea que lord Gray la ha raptado y es Gabriel quien la lleva a casa de Amaranta
(que se debate en los últimos volúmenes de la serie entre despreciar al plebeyo
o aprobar su boda con Inés) y quien la informa de que ella es su madre, en una
escena demasiado lacrimógena y con un peso excesivo en el héroe, que no necesita
tantos trabajos de Hércules como el protagonista de la tercera serie, Fernando
Calpena, para ser merecedor de un destino afortunado. Además, Asunción vuelve
a su casa sin que se sepa nada (otra pequeña falla de la trama, pues antes se ha
dicho muchas veces que la vigilancia sobre las chicas era extrema en pleno día,
cuánto más por la noche), y al día siguiente se presenta en casa de Amaranta para
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LA CONSTITUCIÓN DE CÁDIZ Y EL LIBERALISMO A TRAVÉS DE LA LITERATURA
que Inés vuelva a la mansión Rumblar y contenga la inexorable pérdida de su
equilibrio interior, su esquizofrenia incurable:
–Cuanto más he querido no pensar en él (Gray), más he pensado. ¿De
qué me vale rezar, si no puedo representarme imagen ninguna de Dios
ni de santo que sea distinta de la suya? ¡Ay, Inés! Tú sabes muy bien la
vida que llevamos en casa de mi madre; tú sabes muy bien la espantosa
soledad, tristeza y fastidio de nuestra vida. Tú sabes muy bien que allí
quiere una rezar y no puede, quiere una trabajar y no puede, quiere una
ser buena y no puede. Obligadas por el rigor de mi madre, trabajan
las manos, pero no el entendimiento; reza la boca, pero no el alma; se
ciegan y abaten los ojos, pero no el espíritu... Las mil prohibiciones que
por todas partes nos entorpecen despiertan en nuestro pecho ardientes
curiosidades. Ya sabes que todo lo queremos saber, todo lo averiguamos
y de todo hacemos un objeto de afanes e inquietudes. Como sabemos
disimular, vivimos en realidad con dos vidas, una para mamá y otra
para nosotras mismas. Como nos apartan del mundo, nosotras nos
hacemos un mundito a nuestro modo y, echando mucho fuego al horno
de la imaginación, allí forjamos todo lo que nos hace falta. Ya lo ves.
¿Tengo yo la culpa? Si no lo podemos remediar, si se nos ha metido
dentro un demonio, un demonio grandísimo, Inés, al cual no es posible
echar fuera. (Cádiz, XXX)
Asunción aún no ha ingresado en el convento, pero es calco exacto de las
monjas galdosianas: sor Teodora de Aransis, de la segunda serie, que se
enamora de Monsalud/Servet y comete un pecado horrible, la inducción al
asesinato; Domiciana, de la tercera, tan intrépida como para raptar a un hombre
«y esconderlo», un militar, donjuán y novio de Lucila; Esperanza, de la cuarta
serie, que, al escapar del convento por una ventana en La vuelta al mundo en la
Numancia, le cae en los brazos a Diego Ansúrez, y se casa con él, pero muere
cuando su hija Mara, un personaje femenino interesante, aún no ha llegado a la
adolescencia. Todas profesaron por motivos personales y familiares, demasiado
jóvenes para saber lo que hacían, pero todas abominan de su estado de un modo u
otro, y todas se enamoran de un hombre, el destino de la mujer, según la escala de
valores galdosiana. Lo que diferencia a Asunción de estos personajes es que ella
reniega antes de profesar, porque ya sabe lo que pasará en el interior del claustro,
y aporta la solución, aunque de nada le sirve:
Apártenme de la soledad, que es causa de mi perdición; apártenme de las
meditaciones, del cavilar, de este perenne volteo y constante rodar sobre el
eje de una sola idea. Si he de curarme, no me curarán los conventos. Querida
ITINERARIOS HISPÁNICOS, 2012 (2)
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amiga, segura estoy de que, si entro en él, amaré más locamente a lord Gray,
porque no habrá cosa alguna que lo aparte de los vigilantes y calenturientos
ojos de mi espíritu; y si ese hombre se empeña en perseguirme, aun en la casa
de Dios, como sabe hacerlo, no podré guardar la santidad de mis juramentos y,
rompiendo rejas y votos, me asiré a la primera cuerda que ponga en la ventana
de mi celda para arrojarme a la calle. Yo me conozco, querida mía; sé leer
claramente en este oscuro libro de mi alma, y no me equivoco, no. (Ibíd.)
Por si esto fuera poco y rizando el rizo folletinesco, lord Gray rapta a Asunción
por segunda vez1. Tras despedirse de Inés de modo melodramático en casa de
Amaranta, Asunción consuma su proyecto de fuga antes de entrar en el convento.
Craso error: por comentarios anteriores, quizás la dificultad de la empresa de
raptar a una monja hubiera impulsado al inglés a respetarla más y a tratarla
mejor. Ella no sabe lo que le espera: soporta todas las humillaciones posibles,
maltratada por mujerzuelas y proxenetas y arrojada a la calle en plena noche, por
no querer embarcar en dirección a Malta sin casarse ni ver a lord Gray convertirse
al catolicismo. Por esa razón nunca dice nada sobre lo que vio en las Cortes: estos
gravísimos lances son suficientes para el carácter del personaje y para la extensión
de la novela.
En la primera serie no hay connotaciones sensuales, Galdós se muestra
comedido en ese aspecto, además de influenciado por las tendencias literarias
imperantes en la década de los 70: el romanticismo, el folletín, y un realismo
incipiente e inseguro, trufado de rasgos de los otros dos. El único ingrediente de
tipo sensual es el rapto, y éste, de poder sugerente mínimo, comparado con el
naturalismo de la década siguiente y el decadentismo de los 90 y de principios
del siglo XX. No obstante, parece necesario que la deshonra de Asunción se
fundamente en una salida nocturna y en la estancia en casa de un hombre2, con los
correspondientes vilipendios infligidos por gentes de «mal vivir»3, la humillación
Galdós maneja la cronología a la manera de Hobsbawm y concibe un largo siglo XVIII español
que terminaría en ese año de 1805.
2
Todas las cursivas son de la autora.
3
La cursiva es de la autora. El soliloquio de Araceli podría entenderse como modesta -pero
fiel- expresión de la intensidad kantiana de la analítica de lo sublime: «También esta última
satisfacción es muy diferente de la primera, según la especie, pues aquélla (lo bello) lleva
consigo directamente un sentimiento de impulsión a la vida, y, por tanto, puede unirse con el
encanto y con una imaginación que juega, y ésta, en cambio (el sentimiento de lo sublime)
es un placer que nace sólo indirectamente del modo siguiente: produciéndose por medio del
sentimiento de una suspensión momentánea de las facultades vitales, seguida inmediatamente
por un desbordamiento tanto más fuerte de las mismas; y así, como emoción, parece ser, no
un juego, sino seriedad en la ocupación de la imaginación. De aquí que no pueda unirse con
encanto; y siendo el espíritu, no sólo atraído por el objeto, sino sucesivamente también siempre
rechazado por él, la satisfacción en lo sublime merece llamarse, no tanto placer positivo como,
mejor, admiración o respeto, es decir, placer negativo…» (Kant, 2004: 184).
1
84
LA CONSTITUCIÓN DE CÁDIZ Y EL LIBERALISMO A TRAVÉS DE LA LITERATURA
del fracaso y el terror al castigo materno.
El aspecto y la actuación con que se nos presentan los personajes femeninos
de la primera etapa de Galdós, desprovistos de todo rasgo sensual, pueden
explicarse en parte por una concepción juvenil idealista. Las hembras fatales
están configuradas sin mucho acierto por un defeco pasajero de facultades
artísticas, pues los personajes femeninos presentan más dificultad que los
masculinos. (Hinterhäuser 333)
Las Rumblar se descarrían por no saber discernir qué personas son honradas y
cuáles no1, debido al aislamiento que les impone su madre, que en Cádiz hace su
mutis por el foro, genio y figura de lo que el autor nos ha mostrado en episodios
anteriores, con traca final: se indigna ante Amaranta por haber albergado en su casa
a una «perdida» que ha huido con un hombre (Inés), y conmina a ésta a volver,
aunque sea por mandamiento judicial. El autor le reserva un escarmiento que
consiste en el dolor producido por la segunda fuga de su propia hija (sólo reclama
a Inés para guardar las apariencias del honor, tan importante en la época), en el
sufrimiento oculto de verla volver derrotada por el desengaño y en la afrenta de
que ningún familiar ni amigo se ofrece para vengar el ultraje de lord Gray, excepto
un viejo llamado quijote muchas veces, y Gabriel, el despreciable miembro de la
clase baja, pese a oír el consejo de don Diego –hermano, joven, varón– de echar
a correr lo antes posible.
Todos estos seres personifican algo: la marquesa de Rumblar es el antiguo
régimen, en lo que tuvo de opresor y tiránico, como su hermano el diplomático
es la oquedad pura de una sociedad sin educación ni principios; Amaranta,
la intriga; (...) don Diego, la cifra de todas las degeneraciones aristocráticas,
salvo en lo que se refiere a la prestancia de la persona. (Fernández Montesinos,
I, 90)
Gabriel dialoga con lord Gray, lo insta a reparar con el matrimonio la falta
cometida contra Asunción, contra su familia y contra la sociedad, pero el hijo
de la Gran Bretaña se niega: ya se ha probado a sí mismo que podía perpetrar
una fechoría de semejantes proporciones y la reacción mojigata de Asunción lo
sorprende y lo asquea; ahora no encuentra ningún reto, a no ser que ella ingrese
en un convento (pero parecen excesivos tres raptos de la misma mujer); entonces,
ya no queda más que batirse, y Galdós, sin describir la lucha entre ambos
–pero sí se detiene de manera prolija en la broma que lord Gray le prepara a
Congosto–, presenta al inglés muerto en el suelo y a Gabriel, presa de un profundo
remordimiento por derramar la sangre de un ser humano, mientras el otro exclama:
Son conceptos así definidos, por cuanto su contenido depende del juicio del espectador.
1
ITINERARIOS HISPÁNICOS, 2012 (2)
85
«¡No he muerto, no puedo morir, soy inmortal...!!!» (XXXVI), pues, en efecto,
el inglés encarna, entre otras cosas, la figura del donjuán, que Galdós aborrecía
y que tratará en muchas de sus obras posteriores1, escarmentando en el papel sus
ultrajes, de graves consecuencias sociales y personales.
Esto no es lo único relevante de esta memorable escena. Doña María no puede
prestar atención a cuestiones tan vulgares y populacheras como las Cortes, tiene
otras funciones:
admirable es la aparición de doña María en el lugar del duelo, medio demente
(...), y pone de relieve el contraste entre la hazaña del antiguo pillete, que sabe
infligir un castigo al miserable, y el estéril gesto de orgullo, mantenido casi
por hábito, pues la condesa es apenas responsable. Todo esto es muy bueno.
(Fernández Montesinos, I, 91)
El panorama que contempla no es suficiente para humanizarla en un grado
mínimo – sigue demostrando su demencia, o su falta de adaptación a los tiempos,
sustituida por el poder del dinero–, pero sí se nota una cierta alteración o novedad,
originada por la conmoción de recibir tan mala noticia, para su represor sistema
educativo. Ni por esta circunstancia se retracta: se limita a agradecer a Gabriel
su ayuda, muy dignamente, y a «cederle» a Inés, «para que se divierta con ella»,
pues ella no merece respeto, como hija ilegítima de un estudiante desheredado y
proscrito, de pésima educación. Ella y sus hijas se encierran en casa como en un
sepulcro, mientras los soldados celebran la victoria en la batalla de Albuera.
Galdós hizo Historia de España en esta obra monumental (...), es el notario
escrupuloso y veraz, el cronista exacto y ponderado, el observador minucioso
y honesto de los sucesos que reseña. No le satisface el exterior de las cosas; se
empeña en descubrir sus entresijos, en asomarse a la intimidad de las gentes,
a la realidad de los hechos. Fabuloso observador de ambientes, excluye
los pórticos solemnes y las esotéricas cábalas para detectar claramente el
espectáculo de la calle, donde laten los vivos anhelos y la tupida fronda de lo
popular; desde las buhardillas con olor a albahaca y trinos de jilguero, hasta
las cavas y costanillas en su tumultuoso y alegre trajín. Pasea sin prisa por los
barrios humildes y escucha atento el lenguaje castizo y su invención fecunda
de voces y modismos. Le obsesiona el léxico popular, su gracia y donaire, el
desenfado de las formas verbales, la jerga y el lenguaje bullente y tabernario.
(Rodríguez Batllori 31-32)
Ahí está la fuerza de lo sublime miltoniano.
1
86
LA CONSTITUCIÓN DE CÁDIZ Y EL LIBERALISMO A TRAVÉS DE LA LITERATURA
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Lo sublime, evidentemente, tiene un modo de presentación abstracta.
Como dice Arendt: «los acontecimientos perderán cada vez más su significado, es decir, su
capacidad para iluminar el tiempo histórico» (Arendt, 2005: 66).
3
Como bien explica D. Peyrache Leborgne, el decisivo paso de lo sublime del objeto –
compatible con el racionalismo– a lo sublime del sujeto –compatible con una filosofía de las
pasiones y del sentimiento– pasa por la experiencia de lo inefable. Este giro teórico –dado por
Burke y por Kant, entre otros– supuso una mutación radical en la concepción de la estética
(Peyrache-Leborgne, 1997: 22).
1
2
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ITINERARIOS HISPÁNICOS, 2012 (2)
Entusiasmo(s). Una Lectura Kantiana de los Episodios
Nacionales de Benito Pérez Galdós
Enthusiam(s). A Kantian Lecture on Benito Pérez Galdós´
Episodios Nacionales
Scheherezade Pinilla Cañadas1,
UCM/Université Paris 8
Y cruzaste el umbral de un mundo mágico,
La otra realidad que está tras ésta:
Gabriel, Inés, Amaranta,
Soledad, Salvador, Genara,
Con tantos personajes creados para siempre
Por su genio generoso y poderoso,
Que otra España componen,
Entraron en tu vida
Para no salir de ella ya sino contigo
Luis Cernuda, La Realidad y el Deseo
Resumen: Galdós comienza su relato de los orígenes de la moderna nación española con la batalla
de Trafalgar (1805), el último aliento de la vieja Monarquía Hispánica. Poco antes
del combate, Gabriel Araceli inicia un soliloquio que evoca al lector la concepción
crítica y pre-crítica de la noción kantiana de entusiasmo. La primera parte de este
trabajo analiza el entusiasmo en cuanto respuesta estética – en términos parecidos a
los que encontramos en la Crítica del Juicio de Kant – del espectador. La segunda
parte estudia cómo el Araceli-espectador deja paso al Araceli-agente. A partir de ese
momento, el entusiasmo ya no se refiere a la idea de juicio desinteresado, sino a la
grandeza heroica del levantamiento.Y, justamente, a través de esta metáfora extendida,
llegamos a la noción pre-crítica del entusiasmo kantiano: el estado de la mente que
tiende a lo sublime y sin el que resulta imposible realizar algo verdaderamente grande.
Palabras clave: Pérez Galdós, Kant, Entusiasmo, Lo Sublime.
Abstract: Galdós re-counts the story of the beginnings of the Modern Nation, starting with the battle
of Trafalgar (1805), which in his view was the dying breath of the Spanish Ancient
Monarchy. At the outset of that struggle, Gabriel Araceli makes a reflection which
enables the reader to easily grasps both the pre-critical and the critical accounts of
enthusiasm established by Kant. The first section of this paper will analyze enthusiasm
as an aesthetic response –in terms similar to those we find in Kant´s Critique of
Judgement- that which is felt by the spectator. The second section of this paper will
Escribe Kant: «Para lo bello de la naturaleza tenemos que buscar fuera de nosotros; para
lo sublime, empero, sólo en nosotros y en el modo de pensar que pone sublimidad en la
representación de aquélla.» (Kant, 2004: 186).
1
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LA CONSTITUCIÓN DE CÁDIZ Y EL LIBERALISMO A TRAVÉS DE LA LITERATURA
study how Araceli, as spectator, must give way to Araceli as agent. From this moment
on, enthusiasm no longer stands as the disinterested judgment rather it points to heroic
greatness such as that to be found in the levantamiento. It is through this expanded
metaphor that we finally arrive at Kant’s pre-critical account of enthusiasm, according
to which nothing great can be accomplished without that emotion.
Keywords: Pérez Galdós, Kant, Enthusiasm, the Sublime.
La luz del comienzo (o de la noción crítica de entusiasmo)
Trafalgar es el gozne de apertura de los Episodios Nacionales. Poco antes del
último combate del largo siglo XVIII español1, Gabriel Araceli inicia un soliloquio
que, sorprendentemente, evoca la concepción crítica de la noción kantiana de
entusiasmo:
Mirando nuestras banderas rojas y amarillas, los colores combinados que
mejor representaban al fuego, sentí que mi pecho se ensanchaba; no pude
contener algunas lágrimas de entusiasmo; me acordé de Cádiz, de Véjer; me
acordé de todos los españoles, a quienes consideraba asomados a una gran
azotea, contemplándonos con ansiedad; y todas esas ideas y sensaciones
llevaron finalmente mi espíritu hacia Dios, a quien dirigí una oración que
no era Padrenuestro ni Avemaría, sino algo nuevo que a mí se me ocurrió
entonces. Un repentino estruendo me sacó de mi arrobamiento, haciéndome
estremecer con violentísima sacudida. Había sonado el primer cañonazo.
(Trafalgar 219)2
En estas líneas, Galdós describe el entusiasmo como el sorprendente e
inesperado aumento en la intensidad de un sentimiento: «sentí que mi pecho
se ensanchaba; no pude contener algunas lágrimas de entusiasmo (Trafalgar,
219)3».El escritor nacional, como el Kant de la Crítica del Juicio, nos coloca
ante una respuesta estética, ante lo que el espectador siente. La mente de éste,
plena del objeto –en el caso de Araceli, la nación-, no admite más. Rebosa. Y
es una satisfacción extraña; porque, si bien se relaciona con los conceptos, se
trata siempre de conceptos indeterminados (Clewis, 2009: 1934) (las «infinitas
Así define Kant el entusiasmo (Kant, 2009: 202).
Para un análisis de esta idea, cfr. Proust 1991: 159 y ss.
3
La cursiva es de la autora. Las palabras de Araceli no pueden ser más precisas en su ingenuidad;
pues, como dicen Burke y Kant, la vastedad y el infinito son fuente de sublimidad (Burke,
2005: 102 y ss. y Kant, 2004:197).
4
Tomo esta precisa ubicación de la teorización que hace W. Benjamin (cfr. idem, 2003: 45)
de la figura del flâneur en el Libro de los pasajes; si bien la doto de un específico significado
político al añadir la reflexión arendtiana sobre la distancia del espectador como condición de
1
2
ITINERARIOS HISPÁNICOS, 2012 (2)
89
maravillas» de las que habla el personaje galdosiano), que no aciertan a decirse
(esa oración que era «algo nuevo») por el abismo que establece lo sublime entre
lo sensible y lo pensado (Kant, 2004: 185 y Guyer, 2005: 192). No es casual
que, al imaginar la comunidad imaginada, Araceli intente proyectar imágenes (la
evocación de Cádiz y de Véjer, los colores de las banderas convertidos en fuego,
el calor que anima su alma, la ubicación en las alturas de los españoles en un
plural que los constituye); pero todas ellas acaban siendo imágenes in-estéticas,
imágenes cuya fuerza radica, justamente, en el hecho de que no permiten ver
(Burke, 2005)1, de que han quedado distorsionadas (Kant, 2004: 29)2 por la propia
luz que las descubre. La luz que desprende el comienzo. Una luz como ninguna
otra3. Violencia de la imaginación (Kant, 2004: 184). La intuición de lo absoluto.
De ahí la imposible búsqueda de la expresión de lo que es inefable4, el éxtasis.
En esta idea de arrobamiento, la sublimidad no se refiere al objeto: describe una
respuesta emocional. El sentimiento del sujeto (Kant, 1997: 19-20 y 2004: 186)5,
y no el objeto, se define como sublime. Se trataría de una forma muy particular de
apogeo del yo, pues sólo cuando se alcanza un estado sublime de la subjetividad
puede producirse el encuentro con cierta clase de objetos (Kant, 2004: 209 y
Hammermeister, 2002: 33). El entusiasmo se concibe aquí en términos kantianos
en cuanto signo del carácter moral de la humanidad (Clewis, 2009: 211), pues esta
posibilidad del mundo.
Así lo asegura Araceli a sus lectores al comienzo de la serie: «¡Trafalgar, Bailén, Madrid,
Zaragoza, Gerona, Arapiles! … De todo esto diré alguna cosa, si no os falta paciencia. Mi
relato no será bello como debiera, pero haré todo lo posible para que sea verdadero (Trafalgar,
184).»
2
En las analíticas tal vez más influyentes – Kant y Burke – de la categoría estética que aquí se
analiza, la soledad se refiere a lo sublime – por contraposición a lo bello, que siempre remite a
la sociedad (Ferguson, 1992: 3).
3
Como dice H. Arendt (2003: 215), estas dos notas del juicio político kantiano son, exactamente,
las que el propio filósofo atribuye al gusto estético y están en el principio mismo de esa política
del juicio que Arendt, con Aristóteles, reivindica frente a la predominante archipolítica política
de la verdad de Platón.
4
Escribe Arendt: «Éste [el espectador] veía las cosas más importantes porque podía descubrir
un sentido en el curso de los acontecimientos, un sentido que ignoraban los actores. La base
existencial de su percepción era su desinterés, su no participación, su falta de implicación.»
(Arendt, 2003: 103 y también 99 y ss).
5
Sobre la complejidad de este sentimiento en cuanto sentimiento de la Historia (Proust, 1991:
249 y ss y también Clewis, 2009: 189). Tal vez donde mejor se observa esa oscilación entre
el entusiasmo y el espanto es en el juicio que merece a Kant lo sublime como comienzo de la
Revolución Francesa; pues sólo dice el entusiasmo –incondicional, además- ante la capacidad
de los revolucionarios para actuar en nombre del derecho y se refiere exclusivamente al espanto
cuando analiza la perversión de la acción concreta –la toma de la Bastilla, la ejecución del rey.
Se trata, obviamente, del abismo entre el hecho y el derecho, entre el ser y el deber ser (Kant,
2009: 202).
1
90
LA CONSTITUCIÓN DE CÁDIZ Y EL LIBERALISMO A TRAVÉS DE LA LITERATURA
participación afectiva1 sólo indica la receptividad2 a las ideas; y, como, en el caso
de Araceli, se trata, específicamente, de ideas políticas, habría que añadir que ese
sentimiento puro estaría provocado por lo maravilloso humano, por el desarrollo
del concepto de bien, por el comienzo de algo realmente nuevo en el mundo:
Hasta entonces la Patria se me representaba en las personas que gobernaban
la nación, tales como el Rey y su célebre Ministro, a quienes consideraba
con igual respeto (….) [ahora] me represen[taba] la sociedad dividida en
familias (…) me hice cargo de un pacto establecido entre tantos seres para
ayudarse y sostenerse contra un ataque de fuera y comprendí que por todos
habían sido hechos aquellos barcos para defender a la Patria, es decir,
el surco regado con su sudor, la casa donde vivían sus ancianos padres
(…) el almacén donde depositaban sus riquezas; la iglesia, sarcófago de
sus mayores(…); la plaza, recinto de sus alegres pasatiempos; el hogar
doméstico, cuyos antiguos muebles (…) parecen el símbolo de la perpetuidad
de las naciones (…) la idea de nacionalidad se abrió paso en mi espíritu,
iluminándolo, y descubriendo infinitas maravillas. (Trafalgar 218- 19)3
Tal y como afirma R. Clewis (2009: 32), resulta muy interesante estudiar las elaboraciones teóricas
kantianas del período pre-crítico, pues muchos de los temas y de las tesis –las conexiones entre
moralidad y sublimidad, el concepto de entusiasmo, lo grotesco– serán retomados en el período
crítico. Por lo que a la noción pre-crítica de entusiasmo se refiere, en 1764, encontramos una
primera definición en una nota a pie de página de la sección cuarta de las Observaciones sobre
el sentimiento de lo bello y de lo sublime (Kant, 1997: 58, nota a) y también en el Ensayo sobre
las enfermedades de la mente (Clewis, 2009: 40). Ya en el período crítico, Kant recupera este
concepto en la «Nota general a la exposición de los juicios estéticos reflexionantes» de la Crítica
del Juicio : «En esto último voy a detenerme un poco. La idea del bien con emoción se llama
entusiasmo. Este estado de espíritu parece ser de tal manera sublime, que se opina generalmente
que sin él no se puede realizar nada grande. Ahora bien: toda emoción es ciega, o en la elección
de su fin, o, aun cuando éste lo haya dado la razón, en la realización del mismo, porque es
el movimiento del espíritu que hace incapaz de organizar una libre reflexión de los principios
para determinarse según ellos. Así, que de ninguna manera puede merecer una satisfacción de
la razón. Estéticamente, empero, es el entusiasmo sublime, porque es una tensión de las fuerzas
por ideas que dan al espíritu una impulsión que opera mucho más fuerte y duraderamente que
el esfuerzo por medio de representaciones sensibles. Pero (y esto parece extraño) la falta misma
de emoción (apatheia, phlegma, in significatu bono) de un espíritu que sigue enérgicamente sus
principios inmutables es sublime, y en modo mucho más excelente, porque tiene de su parte al
mismo tiempo la satisfacción de la razón pura.» (Kant, 2004: 218-219).
2
La cursiva es de la autora.
3
Así, se puede leer en Bailén: «un señor que se titula alcalde de un pueblo de 200 vecinos
escribe un papelucho, diciendo que se armen todos contra los franceses; este papelucho va de
pueblo en pueblo, y como si fuera una mecha que prende fuego a varias minas esparcidas aquí
y allí, a su paso se va levantando la Nación desde Madrid hasta Cádiz. Por el Norte pasa lo
propio, y los pueblos grandes, lo mismo que los pequeños, forman sus Juntas.» (Bailén, 508.).
También: «las noticias del levantamiento se exageraban locamente, y el delirio popular veía
miles de hombres donde no había sino centenares.» (Bailén, 468). Sobre la importancia de lo
que se conocieron como «voces vagas» (cfr. Fraser, 2006: 63).
1
ITINERARIOS HISPÁNICOS, 2012 (2)
91
Ahora bien, lo que completa el significado de Gabriel como espectador de esa
sublimidad de lo político es su ubicación en el primer Episodio de la Primera
Serie, in the beginning of the very beginning. El espectador galdosiano, igual
que el flâneur benjaminiano1, es la silueta del umbral. Y si está ahí no es sólo
porque las primeras páginas de una obra sean un lugar estratégico de la estructura
narrativa; sino también porque el comienzo posee, de forma invariable, un enorme
contenido metafórico que acaba por definirse como político: es la apertura al
mundo recreado y no puede extrañar que, justamente en ese lugar, se ubique quien
viene a completar el mundo, quien crea la distancia que lo hace posible (Arendt,
2003: 105 y ss).
El talento intuitivo de Galdós se observa en esta acertada descripción del lugar
de la mirada del entusiasmo. Aún más, el grumetillo del Santísima Trinidad se
presenta, en el comienzo del comienzo, como un tipo de espectador específico. Por
una parte, es el narrador-testigo que va a prestar una suerte de verdad autentificada2
a la narración de los orígenes, la garantía de que lo asombroso verdaderamente
había sucedido; y, como dice el propio Araceli, «…los que no den crédito a mis
palabras, abran la Historia (Zaragoza, 740).» Por otra, el protagonista de la Primera
Serie es la voz de la ideología en la novela. Está ahí para ver y para hacer ver. Es
un escorzo que comparte con el lector el esfuerzo del juicio. Pese a ello, también
es una figura de la soledad. A la manera del P. Bézujov de la recreación tolstóiana
de Borodinó en Guerra y Paz (Tolstói, 2004: 1151 y ss), Gabriel aparece, a un
tiempo, como recortado de la batalla y separado de su público, en un lugar de la
distinción que no tiene que ver con la disposición heroica; sino con la separación
del espectador, con el entre-dos del mundo.
Esta soledad3 que se detiene en lo sublime hasta suspender, por un momento, el
flujo del relato, hace del grumetillo correa de transmisión entre el imaginario y la
realidad, permitiendo a la comunidad efectiva de lectores cobrar conciencia de su
conversión en espectadores: «me acordé de todos los españoles; a quienes consideraba
asomados a una gran azotea, contemplándonos con gran ansiedad (Trafalgar 219)».
Estas palabras nos llevan, una vez más, a la concepción crítica de la noción kantiana
de entusiasmo. Esta participación afectiva de la idea de bien, esta respuesta, se define
por su universalidad y su desinterés4, por lo que no puede ser expresada por uno
Frente a la concepción clásica de lo sublime como elevación –la del Platón del Fedro o la del
tratado de Longino-, Burke y Kant anteponen la idea de intensificación (cfr. Lyotard, 1988: 111
y también Kant, 2004: 23). Para las concepciones clásicas, cfr. Platón, 1986: 245 a y Aullón de
Haro, 2006: 36.
2
En la realidad, el levantamiento no fue ni tan colosal, ni tan unánime (Tone, en Álvarez
Barrientos, 2008: 68) Poco importaba, parte de la verdad del relato de nación está en la
selección de los hechos que contribuyen a construir su verdad.
3
La cursiva es de la autora.
4
Para Kant, ésta es la –podríamos decir– gran limitación del entusiasmo práctico; pues esa
ceguera impide que encuentre satisfacción en la razón (Kant, 2004: 219).
1
92
LA CONSTITUCIÓN DE CÁDIZ Y EL LIBERALISMO A TRAVÉS DE LA LITERATURA
o dos espectadores; exige, por el contrario, de todos los espectadores cultivados y
desinteresados, de todos esos españoles asomados a la gran azotea de la que habla
Araceli: la comunidad de lectores de los Episodios Nacionales.
Esta pluralidad es la condición misma de la política, la que crea el espacio
necesario para que la acción surja, la que preexiste al mundo y al mundo recreado.
Porque, para la acción, no basta el héroe; también son necesarios los espectadores.
La acción no puede sostenerse por sí misma contra el tiempo, necesita del juicio
retrospectivo del espectador y de la garantía de pervivencia del relato (Arendt,
2003: 105 y ss). Aparecer es aparecer ante otros (Arendt, 2005: 43), sólo así se
alcanza esa segunda existencia, la verdaderamente humana diría Arendt, que es
el bios politikos. En cierto modo, nada existe antes del relato y nada existe más
allá de la narración. Y ésta sólo se actualiza con la repetición del mágico gesto
de abrir un libro. Además, gracias al esplendor que alcanzaba la vida –una vida
más rica y más ligera- en ese lugar de la manifestación plena, los españoles del
Sexenio y de la Restauración, hombres y mujeres corrientes, podían soportar la
carga de serlo. Su conversión en espectadores hacía que el espectáculo – en este
caso, el mito fundacional- fuera siempre igual y siempre distinto, pues el público
cambia generación tras generación. Como espectadores, parece decir Galdós a
sus lectores, podéis abrazar la verdad de los Episodios Nacionales: los orígenes
de la moderna nación española. Porque sólo los espectadores, en ese plural que
Kant y Arendt querían, ocupan una posición que les permite conocer la totalidad
de la h/Historia1. Se abría, así, un tercer espacio del imaginario que no era ni el
mito absoluto de los orígenes ni la desoladora miticidad de la edad de hierro. La
gran azotea vendría a ser una pasarela hacia la nueva Esqueria, hacia la ciudad del
relato: la España de los Episodios Nacionales.
Este espacio de transición sólo podría mantenerse si esa peculiar comunidad
se cuidaba de participar en el comienzo de algo nuevo. En ese sentido habrían
de interpretarse las últimas palabras del Araceli de Ítaca: «Adiós, mis queridos
amigos. No me atrevo a deciros que me imitéis (La Batalla…, 143)». La experiencia
del espectador –no su juicio, evidentemente- se refiere a la belleza del oikos (el
aurea mediocritas del final de La batalla de los Arapiles) y no a la sublimidad
de los orígenes, que está hecha de la sustancia del heroísmo: palabras, acciones
y muerte. El narrador de la Primera Serie invita a sus lectores a permanecer en el
umbral; pues sólo aquí se alcanza bien la compleja dualidad del sentimiento de lo
sublime2, que oscila siempre entre el entusiasmo y el espanto.
Escribe Araceli: «Mi suegra seguía escribiendo para aumentar por diversos modos nuestro
bienestar, y con esto y un trabajo incesante, y el orden admirable que mi mujer estableció en mi
casa (...), adquirí lo que llamaban los antiguos aurea mediocritas; viví y vivo con holgura; casi
fui y soy rico; tuve y tengo un ejército brillante de descendientes entre hijos, nietos y biznietos.
Adiós, mis queridos amigos. No me atrevo a deciros que me imitéis»
2
Como dice R. Callois, los mitos son representaciones colectivas que trabajan a favor de la
sociedad (cfr. Caillois, 1938: 84 y también Blumenberg, 2003:34).
1
ITINERARIOS HISPÁNICOS, 2012 (2)
93
El levantamiento (o de la noción pre-crítica de entusiasmo)
El sentimiento de la Historia es uno, sí ; pero jamás simple: está habitado
por esa escisión irreducible entre el éxtasis y el dolor que provoca la venida a
la presencia de la idea de libertad, de un nuevo mundo al fin posible. Porque el
verdadero peligro está más allá del relato, cuando el júbilo inquieto o el dulce
horror dejan de ser miedo en idea y se abre un abismo en el aquí y en el ahora.
El increíble poder de la contingencia. El mundo re-creado es un mundo, literal
y literariamente, contenido (y, en ese sentido, podría ser definido como cosmos
ordenado y finalizado). El mundo que crea la acción, el estar entre los hombres,
es un mundo desordenado, irregular, impredecible; porque el mundo común nace
de las acciones de los hombres, pero esas mismas acciones lo pueden destruir. Y
aquí, como bien sabía el Galdós publicista que tanto temía las revoluciones por
venir (Pérez Galdós, 1923: 269), no basta con el mágico gesto de cerrar un libro
para exorcizar los miedos.
Con todo, quedaba una cuestión decisiva por resolver: existía un hiatus entre
el momento del entusiasmo provocado por la liberación del Ancien Régime y la
invención de la libertad en cuanto creatio ex nihilo. Al mismo tiempo, ese hiatus
no remitía a la transparencia, era una suerte de vacío. Y es justamente el relato, en
su versión de espiral extendida, el que permite a Galdós –y éste es quizá el mayor
poder del poeta épico (Nagy, 1994: 44) – salvar, de un lado, el vacío entre el incipit
de Trafalgar y el ur-moment de la fundación de Cádiz; y, de otro, el abismo, aún
mayor, que existe entre los orígenes como tiempo pasado y los orígenes como
tiempo contado y escuchado –leído, en el caso de la moderna epopeya. El escritor
nacional se entrega pronto a esta tarea, al final de la reflexión kantiana de Araceli:
« Un repentino estruendo me sacó de mi arrobamiento, haciéndome estremecer
con violentísima sacudida. Había sonado el primer cañonazo (Trafalgar, 219) ».
Desde este momento, el Araceli-espectador deja paso al Araceli-agente. El
entusiasmo ya no se vincula al juicio desinteresado de la comunidad que se asoma
a la gran azotea; sino a la sublimidad heroica del dramático levantamiento del 2 de
mayo, de la gloriosa batalla de Bailén o del homérico sitio de Zaragoza. La trama
nos lleva, finalmente, a la noción pre-crítica1 del entusiasmo kantiano: «En el
fondo de aquella grande agitación, y entre tantos recelos, había un secreto júbilo
(…) aquella confianza, aquella fe ciega en la superioridad de las heterogéneas
fuerzas populares, aquel esperar siempre, aquel no creer en la derrota, aquel no
importa con que curaban el descalabro, fueron causa de la definitiva victoria en
tan larga guerra, y bien puede decirse que la estrategia, la fuerza y la táctica, que
son cosas humanas, no pueden ni podrán nunca nada contra el entusiasmo, que
En la Francia inmediatamente posterior a la Comuna, Les Épisodes Nationaux de ErckmannChatrian perseguirían ese ese mismo objetivo –sin hacer referencias a la teoría de la acción, G.
Mannarelli habla de un proyecto de «integración del pueblo» (Mannarelli, 1983: 83).
1
94
LA CONSTITUCIÓN DE CÁDIZ Y EL LIBERALISMO A TRAVÉS DE LA LITERATURA
es divino (Bailén, 468)1 ».Esta fuerza viva nos sitúa ante lo maravilloso humano.
Aquí, el entusiasmo es, exactamente, el estado de la mente que tiende a lo sublime
y sin el que resulta imposible realizar algo verdaderamente grande (Clewis, 2009:
194). La Guerra de la Independencia era el momento de la entre-construcción
de la comunidad («la frase castellana echarse a la calle [era] admirable por su
exactitud y precisión»), el paso de la nada al ser. El pueblo que describe Galdós
en la Primera Serie se distingue por su fuerza, no por su clarividencia; y su acción
se corresponde con lo que es en cuanta totalidad actuante. Colosal, unánime e
irresistible (El 19 de marzo…, 432):
El resultado era asombroso. Yo no sé de dónde salía tanta gente armada.
Cualquiera habría creído en la existencia de una conjuración silenciosamente
preparada; pero el arsenal de aquella guerra imprevista y sin plan, movida
por la inspiración de cada uno, estaba en las cocinas, en los bodegones, en
los almacenes al por menor, en las salas y tiendas de armas, en las posadas
y en las herrerías. La calle Mayor y las contiguas ofrecían el aspecto de
un hervidero de rabia imposible de describir por medio del lenguaje. El
que no los vio renuncie a tener idea de semejante levantamiento. (El 19 de
marzo…, 433)
El recurso a la metáfora del levantamiento también transmitía la impresión de
estar ante la recreación de algo inefable (así se afirma explícitamente en ese «quien
no los vio, renuncie a tener idea… (El 19 de marzo…, 433)», o en el «nadie podrá
imaginar cómo eran aquellos combates parciales (El 19 de marzo…, 435)»). Y
como queriendo salvar esta imposibilidad, el dispositivo narrativo se pertrechaba
de detalles con la clara intención de disponer los hilos del relato de tal suerte
que todos confluyeran en ese centro (Simmel, 2004: 127) fijado por la tradición
épica… nacional, por supuesto. De ahí el interés por subrayar el eclecticismo textil
(guacamayos, cananeos, lechuguinos, obispos, perejiles, pavos (Cádiz, 896) de
los voluntarios hasta convencer al lector de que la « voz uniforme » era una «vana
palabra» que no cuadraba con la naturaleza de lo contado, o, mejor, cantado; las
numerosas referencias a esos conductos invisibles del entusiasmo que se llaman
La intuición de Galdós fue azuzada por la coyuntura biográfica, ya que, en ese citado año de
1872, necesitaba limpiar con urgencia su pasado amadeísta y superar un importante bache
periodístico. Durante dos años, había sido director del órgano de opinión más conservador de
la vencida Monarquía, El Debate, y, desde sus páginas, había atacado a los republicanos (en
especial, a los federales), a los alfonsinos, a los carlistas e, incluso, a la Internacional (Ortiz
Armengol, 2000:145 y ss). Así que, sencillamente, no podía equivocarse con el tema elegido
para convertirse definitivamente en escritor: la Guerra de la Independencia era el mágico
momento que le reconciliaría con todas las Españas (Cfr. P. Ortiz Armengol, 2000: 146 y ss.).
Sobre las implicaciones de la política de escritor de Galdós, cfr Pinilla Cañadas, 2008: 394 y
también Pinilla Cañadas, 2008 :191-222.
1
ITINERARIOS HISPÁNICOS, 2012 (2)
95
rumores1; la mención al modo espontáneo y nacional de allegar dinero («las listas
de donativos hechas por los gremios, por los comerciantes, por los nobles y hasta
por los mendigos») o la admiración que causa la heterogeneidad del catálogo
social que daba cuerpo de nación a la conscripción general de la segunda mitad
del año 1808: soldados, voluntarios, milicia urbana, viudos con hijos, hijosdalgos,
nobles, tonsurados, abates, novicios, doctores y licenciados, retirados del servicio,
quintos, hijos únicos de labradores; «en una palabra, no se exceptuaba a Rey ni a
roque (Napoleón…, 592 y Bailén, 497)».
La disposición heroica, como si se tratara de una fuerza anónima, sumerge al
pueblo; lo lleva hasta más allá de los límites del espacio y del tiempo, abriéndole
un campo de posibles en el que los obstáculos se desvanecen y las resistencias
se vencen. El heroísmo hace referencia aquí a un cierto modo de ser y de actuar
que se definiría como el despertar (Abensour, 2005: 60) – en lenguaje de la
Independencia, el levantamiento– de una energía pasional provocada por el
campo de los asuntos públicos, en el doble sentido de público: de un lado, el paso
del egoísmo a lo que es común (Bailén, 532); de otro, la apertura de un espacio
de la aparición ante los otros. Aquí, el individuo se distingue qua individuo, lo
que supone una rigurosa igualdad: el individuo que se distingue de sus iguales
aparece, habla y actúa en su propio nombre. Desaparece toda jerarquía social y
los obstáculos son vencidos por la venida a la presencia de lo que es. Y no se trata
tanto de un problema de elevación cuanto de intensificación; una intensificación
que, además, abraza al todo. Siempre lo sublime2. Los intentos continuados en
la descripción de lo que se muestra irreducible a la forma no sólo responden a
un deseo de salvar una imposibilidad; sino también a la exigencia misma de lo
sublime, que impone un orden de análisis que comience por la cantidad.
Así, levantamiento es la insurrección que se propaga «como se propaga la
llama en el bosque seco azotado por impetuosos vientos», la «irrupción de la
gente armada (Bailén, 497)», «la campana de [un] rebato glorioso (El 19 de
marzo…, 432)», un llamamiento misterioso e informulado (El 19 de marzo…,
433), «el odio contra los franceses que se comunicaba de corazón a corazón de un
modo pasmoso (El 19 de marzo…, 436)», la «transformación portentosa por un
simple impulso del corazón de cada uno (Zaragoza, 683)», «aquel no importa con
Para un análisis de la vida, en el sentido biológico del término, como modo de narración
de lo político, cfr. La revolución de julio, 415 y Prim, 971. La biblioteca de Galdós estaba
bien nutrida de autores regeneracionistas: Azcárate, Costa, Macías Picabea, Gener, Alba (cfr
Berkowitz, 1951: 67). De otro lado, fue amigo cercano de Costa, hasta el punto de que éste
le envió una copia del manuscrito de Oligarquía y Caciquismo, antes de su discusión en el
Ateneo (cfr Varela, 2001: 57).
2
Benito Pérez Galdós ya había hecho un extenso estudio del tema en Fortunata y Jacinta,
donde la primera se considera la esposa natural de Juanito Santa Cruz por haber sido capaz de
proporcionarle descendencia en contraposición a su estéril esposa Jacinta.
1
96
LA CONSTITUCIÓN DE CÁDIZ Y EL LIBERALISMO A TRAVÉS DE LA LITERATURA
que curaban el descalabro (Bailén, 468)», entusiasmo (Bailén, 468), sublevación
general (Bailén, 465), la «mecha que prende fuego a varias minas esparcidas aquí
y allí (Bailén, 508).» Galdós, con la clara intención de subrayar la unanimidad� e
impersonalidad del movimiento, compara al pueblo-héroe con un río «que rompe
los diques que, durante siglos, le han contenido y se extiende por el llano con
ímpetu destructor (Napoleón…, 602)».
Este despliegue energético («movimiento impremeditado y sublime
(Napoleón…, 435 y 433)», «entusiasmo contagioso», «una condensación colosal,
[de] una unidad sin discrepancias», «Madrid entero (Napoleón…, 432, 435,
436, 439)» ) del pueblo-todo abraza hasta el último resquicio del espacio de la
aparición. Nada queda fuera de lo que es en cuanto héroe y en cuanto acción:
«Ocurrió esta transformación portentosa por un simple impulso del corazón
de cada uno, obedeciendo a sentimientos que se comunicaban a todos, sin que
nadie supiera de qué misterioso foco procedían (Zaragoza, 683)�.» Pueblo es, en
definitiva, el elemento micheletiano en el que suceden las cosas. Es la evidencia
que, en el específico marco narrativo de los orígenes, excluye cualquier pregunta
por la verdad de su sustancia o de sus límites. La medida exacta del mundo. Sobre
esta Stimmung, sobre esta disposición afectiva, el heroísmo no es la grandeza
excepcional de los elegidos, sino el carácter de todo ser actuante, incluidos el único
que parece tener conciencia del peligro que se afronta –Araceli– o el temeroso
abate Celestino de la Cuadra: «Gabriel, ¿sabes tú lo que es el deber? (...) yo, que
ahora tiemblo como una liebre, y a cada tiro que oigo parece que entrego el alma
al Señor, voy a bajar al instante a la calle, no con armas, porque armas no me
corresponden, sino para alentar a esos valientes, diciéndoles en castellano aquello
de Dulce et decorum est pro patria mori (Napoleón…, 442).» Todo se convierte
en emanación fenoménica del fondo heroico, hasta el punto de que las armas
de los muchos –puñales, tiestos, ladrillos, pucheros, pesas de reloj (Napoleón…,
435)– encuentran acomodo en la trama; no como extensiones de su ser social, sino
como herramientas ennoblecidas por la causa de la nación.
La desmesura de este milagro no radicaba en la ambición o la cólera de los
agentes, sino en el principio de iniciativa que confiere a la acción la doble nota
de la impredictibilidad y de la irreversibilidad. Podría decirse que la acción está
abocada, en esencia, a la desmesura; por cuanto implica la introducción de algo
nuevo en el seno del mundo, la multiplicación de vínculos entre los seres. Este
hacer, este poner en relación a unos con otros, sería creación de sí mismos y
también se definiría como principio heroico. El esfuerzo sublime viquiano que
es necesario para ser y que se actualiza en actos, en obras, en ciudades y … en
naciones. Y, justamente aquí, en la siempre difícil conversión de la potencia en
acto, Galdós se revela, una vez más, kantiano sin saberlo. El escritor nacional sólo
admite el entusiasmo práctico en el marco imperfectible del mito de los orígenes,
es decir, allí donde la ceguera de las emociones� – ya tenga que ver ésta con la
ITINERARIOS HISPÁNICOS, 2012 (2)
97
elección de su fin o con su realizaciónm – queda templada por el trabajo teodiceico
del como si que proporcionaba la narración de la unidad primigenia:
[entonces] las miserias de los partidos (…) no (…) debilitaban el formidable
empuje de la nación (…) las discordias de arriba no habían cundido a la
masa común del país, que conservaba cierta inocencia salvaje, con grandes
vicios y no pocas prendas eminentes, por cuya razón la homogeneidad de
sentimientos sobre que se cimentara la nacionalidad era aún poderosa…
(Gerona 754)
El sentido de ese mágico entonces sólo se descubría gracias a la lectura de
las mencionadas líneas finales de La Batalla de los Arapiles, en las que Araceli
dice adiós a los españoles asomados a la gran azotea de la Primera Serie con un
canto horaciano preñado bienestar, de trabajo incesante, de orden, de propiedad,
de holgura y de hijos (La Batalla…, 143)�. El canto del regreso al oikos de quien
había estado en el espacio del riesgo en en las calles de Madrid, al pie de los
cañones en Zaragoza, en los campos de Andalucía o en las lomas de Castilla.
¿Por qué un narrador extraordinario como él, en lugar de seguir urdiendo
interminablemente su trama, detiene ahí el relato? Porque sólo así respondía a
la exigencia de apertura de una nueva dimensión temporal del relato de nación:
la separación infranqueable entre los orígenes y nosotros. Porque sólo así el
trabajo sanador del mito (con una intención claramente anticaótica que persigue
la integración entre el hombre y el mundo) quedaría completado�. Y es que, en el
principio de realidad, la acción se escapa de sí misma y del agente que la realiza y,
con ello, fuerza todas las limitaciones y desborda todos los límites (Tassin, 1999:
401). El escritor nacional intentaría salvar la impredictibilidad de la acción y los
miedos que la acompañan� con el regreso –en un giro intuitivamente kantiano–
al entusiasmo estético. Para él, como para la mayoría de los pensadores y de los
escritores de su tiempo, la tarea del historiador consistía; no tanto en recordar a
sus contemporáneos sus obligaciones para con el pasado, cuanto en forzarles a
realizar la transición del pasado hacia el futuro.
Otro esfuerzo de la sublimidad, en definitiva. Lo que necesitaba el país
convertido en «solar desgraciado (Cánovas, 634)» era recordar el tiempo de los
frutos permanentes. Esta intuición permitió a Galdós comenzar a ser Galdós en
1872�. La esperanza del escritor nacional estribaba en que el entusiasmo estético
de la comunidad de lectores de los Episodios pudiera contribuir, de alguna manera
(de un modo indirecto, como defendía Kant), al movimiento que llevaba del pathos
al ethos: «uno de esos llamamientos, morales, íntimos, que no parten de ninguna
voz oficial y que resuenan de improviso en los oídos de un pueblo entero (El 19
de marzo…, 432).» Estas líneas sobre la España de 1808 estaban escritas en 1873.
En el tiempo vivido del escritor, la cuestión de la virtud del pueblo –el pueblo
98
LA CONSTITUCIÓN DE CÁDIZ Y EL LIBERALISMO A TRAVÉS DE LA LITERATURA
fragmentado en la Historia y reinventado en el discurso- era una suerte de reserva
utópica tras la caída; en el tiempo narrado, con la aparición de cada nuevo héroe,
con su irrupción en el campo de lo visible, se abría un insospechado espectro de
posibilidades éticas. Los españoles de la edad de hierro tenían ante sí un esfuerzo
heroico de grandeza paradójicamente equiparable a la de la sublimidad de los
orígenes: el nuevo nacimiento de la nación�.
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100
LA CONSTITUCIÓN DE CÁDIZ Y EL LIBERALISMO A TRAVÉS DE LA LITERATURA
El largo camino del constitucionalismo: bandazos liberales a
través de los Episodios Nacionales de Galdós
The long way of Constitutionalism: the liberal marked shifts in the National
Episodes of Benito Pérez Galdós
Fernando Vela González, Doctorando en la Universidad de Potsdam
Resumen: Benito Pérez Galdós plasmó en sus Episodios Nacionales la evolución del liberalismo
español a través del siglo XIX. En este artículo analizaremos la forma en que el autor
trata varios momentos clave en el desarrollo de la doctrina liberal y constitucionalista:
desde la proclamación de la Constitución de 1812 hasta la Revolución de 1868 a
través de su colección de 46 novelas históricas.
Palabras clave: Pérez Galdós, liberalismo, constitución de Cádiz, episodios nacionales.
Abstract: Benito Pérez Galdós depicted in his Episodios Nacionales the evolution of the Spanish
liberalism and constitutional movement through the 19th Century. In this article we
will try to analyze how the author describes several key moment in the development
of the liberal and constitutional doctrine through his 46 historic novels: from the
proclamation of the Constitution of Cádiz in 1812 to the Revolution of 1868.
Keywords: Pérez Galdós, liberalism, constitution of Cádiz, episodios nacionales.
Las revoluciones, como las
tiranías, acaban en ociosas
algaradas cuando no son
robustecidas por la fuerza.
Benito Pérez Galdós
La proclamación de la Constitución de 1812 marcó un punto de inflexión en la
historia política y social de España. Representantes de toda España se dirigieron
a la ciudad, bajo asedio francés, para llevar a cabo las deliberaciones que darían
lugar a la primera constitución del país. Este acontecimiento se produjo en «una
época en la que la Ilustración y la Revolución estaban destruyendo la legitimidad
del reino dinástico jerárquico, divinamente ordenado» (Anderson, 25): por primera
vez comenzó a ponerse en tela de juicio la legitimidad dinástica –y, por lo tanto,
divina– de los reyes para detentar la soberanía nacional.
Esta transformación de la conciencia colectiva acerca de la soberanía nacional
se produjo en España de forma más lenta y progresiva que en otros países europeos,
y hasta bien entrado el siglo XIX la nueva concepción no fue ampliamente
aceptada. La ausencia de un proceso revolucionario radical, similar al francés,
el regreso del absolutismo en la figura de Fernando VII y la represión iniciada
por éste contra los liberales en 1814 y 1824 –Londres se convirtió entonces en la
capital del la «España libre» – explican en parte la tibieza del movimiento liberal
ITINERARIOS HISPÁNICOS, 2012 (2)
101
español.
Los españoles, al dejar de ser súbditos para convertirse en ciudadanos, tuvieron
que volver a imaginarse como nación y como comunidad, un proceso lento y
tortuoso que finalmente condujo a la configuración del estado liberal en España.
Benito Pérez Galdós, «escritor quizás más sensible a este proceso oculto y no
abiertamente reconocido hasta fecha reciente, tenía la habilidad y el deseo de
representar esta inquietud en una forma literaria» (Coffey, 711). El resultado fueron
los Episodios Nacionales, una obra que en cierto modo vino a complementar o
incluso contestar la interpretación que la historiografía había hecho de los sucesos
históricos durante el siglo XIX. Hasta podríamos llegar a considerarla una «nueva
historiografía» (Andreu, 55). Durante el siglo XIX,
la escritura de una historia nacional buscaba la creación de uno de los
elementos políticos y culturales empleados en la construcción de una nueva
realidad tras la desaparición del Antiguo Régimen: el Estado-Nación. De
esta forma, al mismo tiempo que se realizaban las primeras aproximaciones
científicas a la historiografía, ésta servía para legitimar el nuevo régimen
liberal, y su discurso creaba una conciencia nacional. (Pellistrandi 137)
Por tanto, el modelo historiográfico de Galdós seguía unas pautas diferentes
al de la historiografía: « lo histórico como materia integrante de la novela; lo
imaginativo como agente transformador de esa materia en sustancia novelesca.
[…] Lo histórico y lo ficticio están tejidos en la novela con la misma clase de
firma, cambia el color, no la calidad del hilo ». (Gullón 404)
En el presente artículo trataremos dos momentos clave en el desarrollo del
movimiento constitucionalista en España: la institucionalización del liberalismo
en el gobierno de España tras la muerte de Fernando VII, la Revolución de 1854
y la Gloriosa de 1868, tres acontecimientos trascendentales en el desarrollo de
la doctrina liberal a lo largo del siglo XIX que Benito Pérez Galdós plasma con
singular destreza en los Episodios Nacionales.
1. El inicio de la era constitucional: la muerte de Fernando VII
La Constitución de 1812 constituyó el afianzamiento de una alternativa liberal
a los postulados políticos del Antiguo Régimen, tal y como Galdós lo plasma
en Cádiz, episodio de la primera serie («el final de una cultura y el comienzo
de otra», según Joaquín Casalduero, 48). En la novela quedan plasmados los
debates previos y la proclamación de la Pepa, así como el entusiasmo general
de sus partidarios en medio de la confusión de la Guerra de la Independencia.
No obstante, éstos tuvieron que recorrer un largo camino y esperar casi 20 años
para poder empezar la era constitucional propiamente dicha. Galdós plasma esa
102
LA CONSTITUCIÓN DE CÁDIZ Y EL LIBERALISMO A TRAVÉS DE LA LITERATURA
travesía a través del desierto en los 10 tomos de la segunda serie. Su protagonista,
Salvador Monsalud, es el arquetipo de una especie que condensa los conflictos
sufridos por los liberales en casi dos décadas de amargas decepciones, primero
con el regreso de Fernando VII de Francia en 1814 y más tarde con la invasión de
los Cien Mil Hijos de San Luis en 1823.
Lo cierto es que España tendría que esperar hasta la muerte de Fernando VII
para iniciar su andadura constitucional, un tema que Benito Pérez Galdós aborda
en Los apostólicos, el noveno tomo de la segunda serie de sus episodios. No
obstante, en otro episodio anterior ya había descrito una escena con una importante
carga simbólica en lo que se refiere a la transición entre absolutismo y liberalismo.
El último capítulo de Cádiz, octavo tomo de la primera serie, posee un poderoso
paralelismo con respecto al significado histórico de la constitución para la nación.
El mismo día que la Pepa se lee en las cortes, Gabriel mata en duelo a Lord Gray,
en lo que parece un símil del inminente final de la larga injerencia extranjera en la
Península ante la próxima retirada de los ejércitos napoleónicos hacia los Pirineos.
Por esta acción, de la él se avergüenza, recibe el ansiado premio que con tantas
hazañas no ha logrado alcanzar: la condesa de Rumblar, custodia de su amada
Inés, se la entrega con el desdén propio del que se ve superado por la situación:
–Ahí la tiene usted… Puede usted llevársela, huir de Cádiz… divertirse, sí,
divertirse con ella. Le aseguro a usted que vale poco…
España, simbolizada por la joven Inés queda por tanto bajo la custodia de la
burguesía liberal encarnada por el heroico Gabriel de Araceli, y no volverá a caer
bajo el influjo de la anacrónica casta aristocrática, que, asistiendo impotente al
declive de su dominio sobre el devenir de la nación, se resigna a convertirse en
una fuerza de segundo orden dentro de la nueva sociedad española que había de
emerger a lo largo del siglo XIX. Los lamentos de la condesa de Rumblar en el
último capítulo de Cádiz ejemplifican ese proceso lento pero inexorable:
Yo he muerto, he muerto ya. El mundo acabó para mí. Le dejo entregado
a los charlatanes. Al dirigirle la última mirada, mi espíritu se recoge en sí
mismo, se alimenta de sí mismo, y no necesita más… Siento haber nacido en
esta infame época. Yo no soy de esta época, no… Desde esta noche mi casa
se cerrará como un sepulcro […].
Cuando la condesa de Rumblar se apartó de nuestra vista; cuando la
claridad de la lámpara que ella misma sostenía en alto, dejó de iluminar
su rostro, me pareció que aquella figura se había borrado de un lienzo,
que había desaparecido, como desaparece la viñeta pintada en la hoja, al
cerrarse bruscamente el libro que la contiene. (Cádiz, XXXV)
ITINERARIOS HISPÁNICOS, 2012 (2)
103
La desaparición de las fuerzas contrarias a la construcción de un modelo liberal
en España no se llevaría a cabo con la misma facilidad que Galdós describe en
Cádiz, mediante el simbolismo de esta escena entre Gabriel y la condesa de
Rumblar. No obstante, pese a los largos años de lucha y exilio de muchos liberales,
el bandazo político desde el absolutismo hacia un régimen constitucional resultó
fulminante y se produjo gracias serie de circunstancias extraordinarias que de no
haberse producido habrían dejado el reino en manos de los apostólicos de don
Carlos María Isidro.
En el verano de 1833 el estado de salud de Fernando VII se agravó
considerablemente, dejando al rey prácticamente al margen de la carrera por la
sucesión entre los partidarios de su hermano don Carlos y los de su hija Isabel,
nacida en 1830. Los primeros se aprovecharon de su preponderancia en las filas de
la camarilla palaciega para conseguir que el moribundo rey derogase la Pragmática
Sanción escudándose en la posible escisión dinástica que podría sumir a España
en una espiral de violencia entre legitimistas y partidarios de su hija Isabel. La
reina quedó aislada en palacio, más compungida por la suerte que los derechos
dinásticos de su hija estaban a punto de sufrir que por destino inevitable que su
marido estaba a punto de afrontar.
En medio de esta barahúnda, la Reina apuraba ella sola en el silencio
lúgubre de la alcoba regia el cáliz amargo de la situación más triste y
desairada en que pueda verse quien ha llevado una corona. Los cortesanos
huían de ella; a cada hora, a cada minuto veía disminuir el número de los
que parecían fieles a su causa, y cada suspiro del Rey moribundo producía
una defección en el débil partido de la Reina. El día anterior aún tenía
confianza en la guardia de Palacio; pero desde la mañana del 18 las
revelaciones de algunos servidores leales la advirtieron de que, muerto el
Rey, la guardia y probablemente todas las fuerzas del Real Sitio abrazarían
el partido del Infante. (Los apostólicos, XXXIII)
La Reina comprendió la ironía de la situación a los pies del lecho de su marido
que el absolutismo que con tanta saña había defendido éste tras la intervención de
los Cien Mil Hijos de San Luis era el causante de que su hija Isabel viera cómo su
tío Carlos la desplazaba en la línea de sucesión. Según dice Rodolfo Cardona al
tratar la temática de la segunda serie:
El reinado de Fernando topa con el problema de su sucesión, lo que crea
una situación irónica. El deseo del Rey de perpetuarse dinásticamente
en su hija Isabel crea la situación que provechan los legitimistas quienes
desean ver la continuidad de la ley Sálica […] Antes de muerte Fernando
medita sobre esta situación irónica al comprender que el absolutismo que
él defendió durante su reinado con gran ferocidad, es ahora el factor que le
104
LA CONSTITUCIÓN DE CÁDIZ Y EL LIBERALISMO A TRAVÉS DE LA LITERATURA
impide la deseada continuidad dinástica. (Cardona 46)
La única opción que le quedaba a María Cristina era contar con la oposición
liberal, que se había mantenido expectante durante la lenta agonía de Fernando VII
durante el verano de 1833, consciente de que los partidarios de la reina Cristina
y se su hija Isabel II tendrían que contar con ellos para contrarrestar la creciente
influencia de los partidarios de don Carlos.
En todo el día 19 fueron llegando al Real Sitio muchos jóvenes de la
aristocracia y militares de todas graduaciones, que iban a ponerse a las
órdenes de la Reina Cristina. Con estas adquisiciones hechas por un partido
que se creía muerto, iban rápidamente abatiéndose los ánimos de los
apostólicos y no se sabe qué cantidad fabulosa de tazas de tila tuvieron que
tomar Doña Francisca y su hermana para poner a raya sus desconcertados
nervios. (Los apostólicos, XXXIV)
La llegada de la oposición liberal, de la infanta Carlota, hermana de la reina
y la súbita clarividencia del rey moribundo rompieron el aislamiento de María
Cristina. Fernando VII murió pocos días más tarde, pero dejando tras de sí la
Pragmática Sanción de 1830 vigente: los legitimistas habían fracasado en su
intento de entronizar a don Carlos por la vía legal y tendrían que recurrir a otros
medios, siguiendo las enseñanzas del general prusiano Clausewitz. Los liberales,
por otra parte, vieron a la princesa Isabel como la custodia y garante del espíritu
de 1812:
Del gentío salió una voz que gritó con furor: “¡Viva Isabel II!”. Y una
exclamación inmensa recorrió los jardines, perdiéndose y desparramándose
como los primeros ecos de una tempestad naciente. La tempestad estaba
cerca: oíanse los primeros truenos.
(Los apostólicos XXXIV)
Los carlistas desencadenarían pocos meses más tarde una guerra, única opción
que les quedaba para colocar en el trono de España a don Carlos. Así comenzaba
la era constitucional, con la segunda ironía histórica en pocos días: la dinastía
que tanto había reprimido el credo liberal se refugiaba en el liberalismo en un
desesperado intento para justificar su legitimidad dinástica y destruir la de los
apostólicos. En palabras de Manuel Tuñón de Lara «se debía a la crisis de una
dinastía y a una revolución de palacio, estigmas de nacimiento que no dejarán de
marcar buena parte de su existencia». (Tuñón de Lara 97)
2. La revolución de julio de 1854
ITINERARIOS HISPÁNICOS, 2012 (2)
105
En la revolución progresista de 1854 se manifestaron algunos de estos estigmas
de nacimiento. Benito Pérez Galdós nos la cuenta a través de la perspectiva que
José García Fajardo ofrece al lector en el episodio La revolución de julio. El
narrador principal de la cuarta serie es el arquetipo de una burguesía atrofiada
e improductiva a la que se le presentó la ocasión de medrar durante el reinado
de Isabel II. Las inquietudes financieras de García Fajardo terminan cuando
se aprovecha de un matrimonio que lo convierte en marqués de Beramendi y
le permite mantenerse ocioso gracias a las rentas de su familia política. De esa
forma Galdós lo convierte en un agudo observador que guía al lector por los
acontecimientos públicos y privados, históricos y ficcionales, en el Madrid de
mediados del siglo XIX, pues Beramendi escribe sus memorias como válvula de
escape a la insulsa y tediosa existencia que lleva en Madrid:
Mi mujer, firme en la idea de que un constante y metódico empleo de
mis facultades anímicas ha de ser muy provechoso para mi salud, me
recomienda que ponga mi atención en la política, ahora que está cual nunca
interesante, preñada, como dice algún órgano de la Prensa, de formidables
acontecimientos. Anhelo yo que esos acontecimientos vengan, y que me
traigan aspectos y emociones dramáticas, con algún perfil cómico que
dé humana realidad a mis historias. Anhelo también que, si los sucesos
políticos toman vuelo y se hinchan con trágica grandeza revolucionaria,
salga del seno agitado de los tiempos algún privado suceso de los que
se miden y confunden con los públicos, formando una conglomeración
sintética. Revolución quiero y necesito: revolución en los cerebros y en los
corazones, revolución arriba y abajo, dentro y fuera... (La revolución de
julio, VI)
Fruto de su repentina inmersión en la escena política de la época son las
primeras menciones que hace de la agitación revolucionaria en sus Memorias.
Bermandi se da cuenta rápidamente de que el atrofiamiento de su vida personal
se puede extrapolar a la actualidad política, mientras contempla una sociedad
y administración pública corrompidas e ineficaces tras 20 años de gobierno
moderado ininterrumpido. Por ese motivo da la bienvenida a una revolución cuyo
impacto renovador saque del marasmo al país en su faceta pública y privada.
Como bien le dice su protegido Sebo:
Bien nos dice la experiencia que cuando los Gobiernos duran mucho, todo
el tráfico se paraliza, la clase menestrala no tiene qué comer, aumentan los
robos, las patronas y pupileras están a la cuarta pregunta, la mendicidad
crece, disminuye la caridad pública, el abasto de la plaza es malo y carísimo,
la carretería se estanca, los taberneros echan más agua al vino, el pueblo se
entristece, bajan las rentas de Tabacos y de Loterías, nacen más chiquillos,
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LA CONSTITUCIÓN DE CÁDIZ Y EL LIBERALISMO A TRAVÉS DE LA LITERATURA
las calles se desaniman, los sastres perecen, y toda la Nación está como una
novia desconsolada, a quien nadie le dice por ahí te pudras. (La revolución
…, XIII).
José García Fajardo se da cuenta de que un proceso revolucionario capaz
de modificar las instituciones humanas no basta para reformar la conciencia de
los seres humanos. Por lo tanto, el espíritu liberal de Cádiz nunca será capaz de
efectuar cambios sustanciales en la sociedad española a través de una revolución
cuartelera. De ahí se explica el entusiasmo desbordante con que el pueblo de
Madrid acoge cualquier tentativa de revolución, sea del signo que sea, para
olvidarse de ella a las pocas semanas o meses, ansiando la llegada de un nuevo
movimiento al que recibir entre vítores:
¡Infeliz pueblo! Por una noche, por algunas horas no más, le permiten los dioses
el uso práctico de su soberanía, de esa realeza ideal que sólo existe en las vanas
retóricas de algún tratadista vesánico. Y en su candidez, en la inexperiencia de su
soberanía, es el pueblo como un niño al que entregan un juguete de mecanismo
delicado y sutil. No sabe de qué suerte lo ha de poner en movimiento, ni con qué
frenos pararlo, ni con qué llaves darle cuerda... acaba por romper el juguete y
abominar de él... (La revolución…, XXIII)
Ésa es la razón de que en sus Memorias la verdadera revolución que describe
Bermandi sea la emprendida por Virginia Socobio, que abandona a su marido por el
humilde Leonco Ansúrez, huyendo ambos de Madrid y estableciéndose en la periferia
bajo los nombres supuestos de Mita y Ley. La ruptura de las cadenas sociales realizada
por la pareja ejerce sobre García Fajardo una fascinación mucho más poderosa que las
pasiones revolucionaria que enturbian el ambiente de la capital. «¡Bomba, bomba!...
¡Gran novedad, estupenda noticia!... No, no es cosa de la Revolución... Digo, revolución
es; pero no la chica, no la de liberales, o sean chorizos contra polacos, sino la grande, la
de... Ha llegado otra carta de Virginia», escribe en sus Memorias con fecha de marzo de
1854 (La revolución… VIII). En el interés de Bermandi por la fuga de los dos jóvenes
y por sus andanzas en un escenario bucólico y próximo a la literatura pastoril subyace
su esperanza de que en ellos reposa la esperanza de que puede existir un futuro mejor
para la España maltrecha y subyugada por los ecos de una revolución progresista. Sobre
ellos dos recae la capacidad de cambio que tanto necesita el país para dejar atrás esa
«España en cueros, musculosa, cargada de cadenas», según la describe Virginia Socobio
(La revolución… XV).
–Ahora entiendo, porque... como dijo el otro: los pueblos no mueren.
–Se modifican, se refunden. España no ha encontrado el molde nuevo. Para dar con
él tiene que pasar todavía por difíciles probaturas, y sufrir mil quebrantos que la
harán renegar de sí misma y de los demás... (La revolución… XIII)
En La revolución de julio, Galdós retoma un tema ya tratado a lo largo de su obra:
ITINERARIOS HISPÁNICOS, 2012 (2)
107
el de la unión natural entre un hombre y una mujer al margen del matrimonio�. Virginia
y Leoncio consideran que su unión es lícita, está bendecida por las leyes de Dios y, por
ende, de la Naturaleza, ignorando el juicio que la sociedad pueda hacer de su relación.
En ellos dos Galdós pone todas las esperanzas de salvación para el pueblo español: Mita
y Ley se convierten en los abanderados de una nueva sociedad capaz de superar el atraso
que en forma de prejuicios echa raíces profundas en la sociedad, gracias a la influencia
de la Iglesia. Galdós consid Más tarde, Mita se convertirá en la esposa natural de Ley,
cuando le dé un hijo en episodios posteriores de la cuarta serie
Te escribo en la sacristía de la parroquia de un pueblo, que no es de los
más chicos ni de los más feos. Vele ahí que el sacristán es amigo nuestro, y
nos cree marido y mujer. En verdad que lo somos ante Dios y ante nuestras
conciencias, y con eso nos basta. Pero tememos que se nos descubra el
engaño, y venga la maldita ley con su cara de vieja legañosa y nos suelte
una sentencia bárbara. (La revolución…XV)
Fascinado por las cartas que Virginia le escribe desde su salvaje existencia, el
marqués de Beramendi peregrina por los alrededores de Madrid en busca de los
dos prófugos que intentan esconderse de la justicia civil y familiar. Es así como se
da de bruces con la realidad política de la nación cuando presencia la Vicalvarada
durante su búsqueda.
Cuando los enfrentamientos de la capital no dejan de ser un eco lejano en la
conciencia de sus participantes, la calma regresa a Madrid y José García Fajardo
sólo alcanza a despedir a Mita y Ley en el carruaje que vuelve a poner distancia
entre su relación y las cadenas sociales. En ese momento Beramendi comprende
que la revolución ha fracasado, pues «se iban a la paz y a las alegrías del campo,
y aquí quedaba Madrid con su corte, su política y el eterno rodar de los artificios,
que se suceden mudándose, y se mudan para ser siempre los mismos...» (La
revolución… XXI) Así pues, José García Fajardo regresa a su tranquila existencia
en el seno de la burguesía urbana, donde vuelve a consagrarse a la redacción de
sus Memorias. En ellas pone fin al episodio con unas palabras de admiración que
no se dirigen hacia el frenesí revolucionario en el que se había visto envuelto, sino
hacia los dos jóvenes enamorados, que desafiando las convenciones sociales más
arraigadas, se habían atrevido a emprender la verdadera revolución
Desde mi doméstico retiro, atendiendo a mi salud, que lentamente recobro, y
privado de la compañía de Ruy y de Sebo (que ahora goza un lucido empleo
en el Gobierno Civil), sigo con la imaginación los varios acontecimientos,
y ya sean dramáticos, ya de risa, les pongo por comentario un grito que me
sale del corazón. Siempre que mi mujer me da cuenta de algo que merece
lugar en la Historia, yo digo: «¡Viva Mita!... ¡Viva Ley!» (La revolución…
XXXI)
108
LA CONSTITUCIÓN DE CÁDIZ Y EL LIBERALISMO A TRAVÉS DE LA LITERATURA
3. La revolución de 1868
Tras los vaivenes sufridos durante el reinado de Isabel II, la dinastía borbónica
tuvo que afrontar otra crisis a mediados de la década de 1860. En esta ocasión
el bandazo político sería se produjo a través de una revolución de las fuerzas
progresistas. El Galdós que aborda «la Gloriosa» en sus episodios no es el
mismo que 38 años atrás regresaba de París con su hermano y su cuñada cuando
le llegaron las primeras noticias de la revolución. En aquella ocasión, el joven
periodista se apresuró a desembarcar en Alicante para dirigirse a toda velocidad
a Madrid, en donde llegó a tiempo de presenciar la entrada triunfal de Prim y de
Serrano. El Galdós de 1906 usa la poética de la historia para prevenir al lector de
aquella revolución que tanto venía a prometer a los españoles cuando tan poco
tenía que ofrecerles.
Para ilustrar esta dicotomía autobiográfica, Galdós introduce dos personajes
en los últimos tomos de la cuarta serie, Prim y La de los tristes destinos, que
representarán sus posiciones pasadas y presentes respecto a la Revolución de 1868:
Santiago Ibero y José García Fajardo, marqués de Beramendi. Curiosamente, en
esta representación literaria se cambiarán los papeles, y será Iberito, al que Galdós
perfila con muchos rasgos autobiográficos de sus primeros años en Madrid, el que
se convierta en abanderado de la paz aterrado por los efectos de la revolución en
el país mientras que el experimentado y maduro Beramendi se dejará llevar por el
entusiasmo revolucionario y por sus simpatías hacia Prim. Santiago Ibero será el
brazo ejecutor de la revolución y José García Fajardo una suerte de ideólogo que
se limitará a observarla desde la distancia.
3.1 La revolución del marqués de Beramendi
José García Fajardo, que, como ya hemos visto, había sido testigo excepcional
de las agitaciones revolucionarias de 1854, forma parte de esa burguesía atrofiada
durante el reinado de Isabel II a quien Galdós culpa de haber malogrado las
esperanzas de 1868. Así lo define Galdós:
Era un platónico de la libertad, un idealista ocioso, que mataba su hastío
paseándose por las nubes, o correteando por el suelo pedregoso de la
realidad. En lo más alto y en lo más bajo, alternativamente ponía todo su
espíritu. (Prim, XV)
Su interés por Prim y por los ecos revolucionarios que comienzan a sonar en
España tras la Noche de San Daniel y el fusilamiento de los sargentos de San
Gil nunca dejan de representar una banal distracción pasajera capaz de alejarlo
temporalmente del régimen de hastío permanente que padece en el seno de su familia
ITINERARIOS HISPÁNICOS, 2012 (2)
109
política. Él mismo se define como partidario del conde de Reus, pero se resiste
a participar de forma activa en las maniobras de éste para hacerse con el poder.
«Soy amigo de Prim, aunque no nos tratemos íntimamente. Con mi pensamiento
y con toda mi admiración le sigo en sus campañas por la Libertad…» (Prim, XV).
Su forma de participar activamente en el devenir de los acontecimientos políticos
de su tiempo, y la vez su única oportunidad de escapar de este letargo espiritual
perpetuo en el que se encuentran los de su clase, es financiar las correrías de
Santiuste en África o en tierras del Ebro o las de Sebo antes de que éste abandone
las filas de la policía para convertirse en un próspero maestro de la usura.
Su interés en las agitaciones de 1865 y 1866 es meramente frívolo, pues para
Beramendi los ecos revolucionarios son una simple distracción. Al describir la
suerte de estado de excepción que reina en Madrid tras la Noche de San Daniel,
hace el siguiente comentario:
Comprenderás, querido Manolo, por los brochazos de realidad que
te transmito, que he descendido de mi globo para recrearme pintando
las chapucerías pedestres de esta vida ramplona. Mis vesanias son
temporales, alternas, rítmicas, y ahora estoy en la humorada de
arrastrarme por el bajo suelo, todos baches y polvo. (Prim, XVIII)
José García Fajardo razona que una revolución ha de ser violenta para sacar
al pueblo del letargo en que los sucesivos gobiernos moderados han sumido al
país. Escaramuzas como la «Vicalvarada» entre militares leales y sublevados
son insuficientes para convencer a los españoles de la necesidad de un cambio
real. «¡Sangre!... Esto va bien» (Prim, XIII), exclama cuando los gritos de los
llegan hasta el Ateneo, refugio seguro desde el que casi con regocijo contempla
las cargas de la guardia veterana. A continuación reflexiona sobre lo que está
por venir: «Y sin sangre no había de venir, porque las revoluciones nutridas con
horchata o zarzaparrilla crían ranas en el estómago de los pueblos» (Prim, XIV).
La actitud de Beramendi es una contradicción en sí misma, ya que se muestra
partidario de una revolución («Revolución, Cirugía política, ya que la Medicina
está visto que no sirve para nada... Amputación, hijo, pues no hay otro remedio»
(La de los tristes destinos, XIV)), para terminar con el régimen que ha hecho
su fortuna y le ha dado la posición desde la que puede observar con deleite el
advenimiento revolucionario.
Beramendi puede vanagloriarse de haber sido testigo en primera fila de le
recrimina a la soberana su apego a los carlistas, que, junto con lo que él denomina
«diablos monjiles», y el resto de la camarilla palaciega han «levantado un denso
murallón entre Isabel II y el amor de España» (La de los tristes destinos, XV).
José García Fajardo siente el peso de la revolución que está por venir y, al igual
110
LA CONSTITUCIÓN DE CÁDIZ Y EL LIBERALISMO A TRAVÉS DE LA LITERATURA
que él, también Isabel II, pero a ésta sus allegados no hacen sino distraerla con
palabras falsas de consuelo y esperanza. Así se muestra la ironía de la situación: la
creciente actitud crítica de Bermanedi hacia la soberana no deja de ser cínica, pues
todas estas acertadas reflexiones las hace para sí mismo. Él pertenece a ese grupo
de corifeos rastreros que no se atreven a prevenir a la soberana de la gravedad de
la situación. Así justifica García Fajardo su doble juego:
Ninguno de los que venimos a rendirte acatamiento te ofrecemos la verdad,
porque te asustarías de oírla. Ni aun los que más entran en tu intimidad
entran con la verdad. A tu intimidad llegan mintiendo, puesta la imaginación
en sus provechos... Recibe, pues, bondadosa Isabel, el homenaje de mis
doradas mentiras. Cuanto te he dicho esta tarde es una ofrenda de flores de
trapo, únicas que se reciben en los regios altares... Tú, más que otros reyes
inclinada a lo familiar y plebeyo, dejas que llegue a ti la verdad española
en cosas externas, decorativas y verbales; pero en las cosas de carácter
público no quieres más que la mentira, porque en ella estás educada, y
falsedad es la misma capa religiosa, mejor dicho, velo transparente, con
que quieres encubrir tus errores políticos y no políticos, Reina descuidada y
sin ventura. (La de los tristes… XV)
La conclusión de Galdós es que las élites del régimen isabelino, que por otra
parte habían de conservar su posición durante el Sexenio democrático (como de
hecho conserva Beramendi durante el Sexenio Democrático) y sobre todo durante
la Restauración, no es más que la casta corrupta e inmovilista en que ha venido a
malograrse la próspera burguesía urbana, la creadora de una «España con honra»
en las primeras series de Episodios Nacionales.
A su salida de palacio, Beramendi se lamenta de que la reina únicamente
pueda inspirarle lástima, presa como es del aislamiento cortesano que ella misma
ha ido levantando con los años. El marqués considera a la reina indigna de las
interminables guerras fratricidas que se libraron para legitimarla en el trono
de España, ya que carlistas y clérigos, derrotados en el campo de batalla, han
recuperado su influencia destructiva en el círculo de la soberana:
Eso, eso es lo que más te ha perjudicado y acabará por perderte: agasajar
a los que te disputaron el Trono, y dar con el pie a los que derramaron
su sangre por asegurarte en él. Te has pasado al bando vencido, y para
los que te aborrecieron has reservado los honores, las mercedes, el poder.
Hipócritamente se agrupan a tu lado, y con devotas alharacas te rodean, te
adulan, te abrazan... Pero no te fíes: los que parecen abrazos son empujones
hacia el abismo. (La de los tristes… XIV)
Con estas reflexiones, García Fajardo se despide de Isabel II: «Y al separar de
ITINERARIOS HISPÁNICOS, 2012 (2)
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tu nombre mis afectos, te digo: ‘Adiós, mujer de York, la de los tristes destinos...
Dios salve a tu descendencia, ya que a ti no te salve’» (La de los tristes… XV).
Esta amarga despedida resulta ser premonitoria cuando la revolución triunfa y
José García Fajardo vuelve a ser testigo de excepción en la huida de la familia
real hacia la frontera francesa. En ese momento regresa a sus cavilaciones sobre
la historia de España, preguntándose cómo es posible que la familia pueda cruzar
la frontera sin verse obligada a rendir cuentas de sus desmanes ante la nación
(en ese mismo episodio Galdós menciona que Maximiliano de México había
tenido que comparecer ante un pelotón de fusilamiento, cap. XXIII). Bermanedi
llega a la conclusión de que el reinado de Isabel II no ha hecho sino malograr el
espíritu liberal de 1812, el mismo que más de treinta años atrás había defendido
con eficacia sus derechos dinásticos, poniendo a su vez todas sus esperanzas en
el reinado de la entonces joven princesa para llevar a cabo la realización del ideal
constitucional. «Dígase lo que se quiera, la Libertad ha sido en España mansa,
benigna y generosa; no ha sabido derramar más que su propia sangre, como
cordero expiatorio de ajenas culpas...» (La de los tristes… XXXVI).
José García Fajardo evita hacer cualquier valoración sobre los sucesores de
la reina destronada, quizá porque prefiere esperar en calidad de observador a
los acontecimientos venidero, aunque ofrece un adelanto con la historia lógiconatural que redacta para él su protegido Confusio. No obstante, serán otros los
que describan y valoren el Sexenio Democrático en la quinta serie de episodios
nacionales.
3.2 La revolución de Santiago Ibero
El profesor Hinterhäuser ya describió someramente la evolución ideológica de
Santiago Ibero al tratar el tema de lo autobiográfico en los Episodios Nacionales
(Hinterhäuser, 74-75). Como los demás héroes galdosianos presentes en anteriores
tomos de los episodios, Ibero madura y se transforma: su fuga de Nájera y el
abandono de la protección paternal que su familia bien acomodada le dispensa
conllevan una evolución de la mentalidad del joven. En su viaje a Madrid, el
joven deja atrás su infancia y juventud, sufriendo en el proceso una suerte de
Weltschmerz al comparar la imagen del mundo que sus lecturas heroicas de
juventud le han proporcionado con la realidad que se encuentra al integrarse en la
sociedad madrileña y española en general:
Diré a usted, señora, para que me conozca bien, que cuando me escapé de
la casa de Nájera para lanzarme al mundo, iba yo con mi cabeza llena de
aquel viento que saqué de los libros de Historia que leí... ya se lo he contado.
Llevaba yo la idea de ser un héroe como aquellos que me trastornaron con
sus proezas increíbles. Yo no me contentaba con menos que con hacer otra
112
LA CONSTITUCIÓN DE CÁDIZ Y EL LIBERALISMO A TRAVÉS DE LA LITERATURA
vez la conquista de Méjico, sirviendo al lado de Prim, o luchando solo y por
mi cuenta, que hasta esto llegaba mi desatino. Pero aquella bomba de jabón
reventó, ¡plaf! aire, nada... Vinieron mis desgracias, trabajos y miserias a
quitarme las ideas de guerra y de hazañas estrepitosas... (Prim, XXV)
Vistos en retrospectiva, los servicios que presta Santiago Ibero a la causa
progresista son meramente circunstanciales y se explican por las altibajos del
joven que por una verdadera identificación con los enemigos de Isabel II. La
persecución a la que sus progenitores lo someten y sobre todo su relación con Teresa
Villaescusa lo sitúan siempre en disposición de colaborar con los revolucionarios,
a pesar de su interés por sus actividades y su credo es más bien limitado:
Nada sé de lo que piensa el General, ni pretendo saberlo. Soy muy pequeño
para que me digan ciertas cosas. Pero por lo que me dicta mi razón natural,
entiendo que el General hará lo que llaman una revolución; y decir aquí
Revolución, será lo mismo que decir Justicia. (Prim, XXVI)
Pese a todo, Ibero cree en la capacidad de la revolución para llevar un progreso real
a una España aletargada por décadas de gobierno moderado, mientras ésta se gesta en
el exilio. La verdadera transformación de Santiago Ibero tiene lugar poco después de
su regreso a España desde Londres junto al general Prim y los demás próceres de la
revolución («ni la presencia de Prim y Serrano, saludada en calles y balcones por la
frenética multitud, distraían a Santiago Ibero de su melancolía y abatimiento por no
haber encontrado en Cádiz la esperada carta de Teresa», La de los tristes…XXIX), pues
su mentalidad comienza a alinearse con la de Galdós en lo referente a la revolución.
El joven siente cómo su entusiasmo por la revolución decae y su interés por la política
se reduce considerablemente, ocupada como está su mente en lo que él describe como
su «revolución propia» (La de los tristes…, XXX), es decir, la autoaceptación de sus
relaciones con una mujer mayor que él y socialmente estigmatizada por sus tratos con
diversos personajes facilitados que su madre Manolita Pez le busca, acuciadas como
están las dos mujeres por la necesidad económica.
Ibero comprende la naturaleza fratricida que subyace a toda revolución cuando
presencia la carnicería en la batalla de Alcolea. «Crea usted que esta guerra civil
me ha descorazonado totalmente», le dice a Manuel Tarfe tras la batalla (La
de los tristes… XXXI). Su desilusión llega más lejos cuando hace su entrada
en un Madrid que se prepara para recibir a los héroes triunfantes de la revuelta
progresista. Mientras Santiago Ibero contempla a las masas entusiasmadas
comienza a comprender que la revolución de los progresistas será incapaz de
hacer arraigar en el país los principios de tolerancia, progreso y libertad que los
partidarios de Prim llevan años pregonando. «Tomad, tomad vuestra alfalfa,
borregos de la Revolución» les dice a los madrileños mientras presencia asqueado
ITINERARIOS HISPÁNICOS, 2012 (2)
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a un pueblo que por enésima vez en menos de 60 años recibe con vítores y
entusiasmo incomprensible a cualquier caudillo que pregone cambio y progreso
sin importar su signo o legitimidad (La de los tristes… XXXII).
Una vez los héroes de 1868 comienzan a llegar a Madrid, a Ibero vuelve a
planteársele un dilema recurrente a lo largo de los últimos episodios de la cuarta
serie: el de su futuro. El progreso le ofrece a Ibero lo que ellos entienden por
una «España con honra», un destino en hacienda o fomento con 14.000 reales,
un matrimonio provechoso, lejos de la ignominia que una mujer como Teresa
Villaescuesa lleva consigo y, en definitiva, la posibilidad de medrar tal y como
había hecho José García Fajardo en los albores del reinado de Isabel II.
Ibero rechaza los 100 duros que se le ofrecen en pago a sus desvelos durante su
servicio a la causa del conde de Reus y también su plaza en el pesebre burocrático
de la nación, preso de la indignación que supone llegar a la conclusión de que los
progresistas no van a traer a España una verdadera revolución de las instituciones
humanas, un cambio social verdadero, sino que el impacto renovador de la
revolución va a limitarse a un cambio de gobierno, a un cambio de turno como
el que quedaría oficialmente institucionalizado años más tarde con la llegada de
Alfonso XII al trono de España.
Yo, caballero sin caballo, aventurero desengañado de las grandezas, soñador
perdido tontamente en el camino de las glorias políticas y militares, quiero
darme el tono de rechazar los cien duros que me ofrece este caballerete de la
Unión Liberal por mis vanos servicios. Es un orgullo como otro cualquiera,
es la nueva grandeza que me nace en el alma para llenar el hueco que
dejaron las otras... (La de los tristes destinos, XXXVII)
Santiago Ibero se queda con la «España sin honra», personificada en la figura
de Teresa Villaescusa, al verse incapaz de resignarse a la existencia estéril y
monótona que el marqués de Beramendi lleva en lo que él denomina el «villorrio
coronado» desde hace casi 20 años. «¡Viva España con deshonra!... No, no, hijos
míos: entendámonos. España con nuestra honra... somos la honra de España»,
exclama el joven alavés a la multitud que rodea a su suegra cuando finalmente la
encuentra (La de los tristes… XXXII).
Por ello no le queda más opción que escapar de España junto a Teresa
Villaescusa para establecerse en un país que sí pueda satisfacer sus aspiraciones
revolucionarias (el mismo camino que ya habían tomado sus padres y sus tíos
20 años atrás cuando cayó la regencia de Espartero). En Francia la honra de
España o el espíritu de 1812 se mezcla en el «torrente europeo» para huir de la
estigmatización social, por un lado, y de la debacle que el país está a punto de
sufrir mientras los españoles se sumergen en un debate estéril entre progreso y
Restauración.
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LA CONSTITUCIÓN DE CÁDIZ Y EL LIBERALISMO A TRAVÉS DE LA LITERATURA
Bibliografía
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ITINERARIOS HISPÁNICOS, 2012 (2)
115
El marco de la Constitución gaditana de 1812 como telón
de fondo en la novela histórica actual: El asedio de Pérez
-Reverte y En una tierra libre de Maeso de la Torre
The Constitution of Cadiz of 1812 as background of the contemporary historic
novel: “El asedio” by Pérez-Reverte and “En una tierra libre”
by Maeso de la Torre
Miguel SOLER GALLO, Becario de investigación del Departamento de
Filología (Área de Literatura Española), Universidad de Cádiz, Cádiz
Resumen: Con motivo de la celebración del Bicentenario de la primera Constitución española,
«La Pepa», son muchas las novelas que recrean en sus páginas este importante período
de la Historia de España y de los territorios americanos hasta entonces dependientes
de la Corona española. En este trabajo nos centramos en dos obras actuales, El asedio,
de Arturo Pérez-Reverte (2010), y En una tierra libre, de Jesús Maeso de la Torre
(2011). Nuestro objetivo es tratar cuestiones acerca del nuevo concepto de novela
histórica que aparece en ellas y cómo el material histórico se convierte únicamente en
el telón de fondo en el que se desarrolla la trama, así como señalar la intención de sus
autores de otorgar importancia a la actuación de las Cortes de Cádiz por encima de la
heroicidad del pueblo en la Guerra de la Independencia, como había sido lo habitual
en la novela histórica tradicional.
Palabras clave: Cádiz, Cortes de Cádiz, Constitución de 1812, liberales, conservadores, novela
histórica.
Abstract: To celebrate the bicentenary of the first Spanish Constitution, “La Pepa”, there are
many novels that recreate in its pages this important period in the history of Spain and
American territories hitherto dependent on the Spanish Crown. In this paper we focus
on two current works, El asedio, by Arturo Pérez-Reverte (2010), and En una tierra
libre, Jesus Maeso de la Torre (2011). Our goal is to address questions about the new
historical novel concept that appears in them and how the historical material becomes
only the backdrop in which the story unfolds, and noted the intention of its authors to
give importance to the action of the Cortes of Cadiz over the heroism of the people in
the War of Independence, as was usual in the traditional historical novel.
Key words: Cadiz, Cadiz Courts, Constitution of 1812, liberal, conservative, historical Novel.
Han pasado doscientos años de la promulgación de la primera Constitución
española de carácter liberal y la tercera del mundo, después de la de Estados
Unidos, de 1787, y la de Francia, de 1789. La llamada popular y cariñosamente
«La Pepa», según parece, por nacer un 19 de marzo de 1812, día de San José, y
por aquello de que en España al José se le llama Pepe y a la Josefa Pepa, fue modelo
y estandarte de la libertad para gran parte de los nuevos estados independientes
americanos y de Europa, tal fue el caso de Italia, Francia y Alemania donde «La Pepa»
fue traducida y estudiada como espejo a través del cual poder confeccionar un nuevo
116
LA CONSTITUCIÓN DE CÁDIZ Y EL LIBERALISMO A TRAVÉS DE LA LITERATURA
mapa europeo progresista y abandonar así la oscuridad del Antiguo Régimen. Y es
que la Constitución de Cádiz de 1812, compuesta por 384 artículos repartidos en 10
títulos, supuso para España el inicio del estado liberal contemporáneo tal y como
lo conocemos hoy. Según palabras de José Antonio Escudero López, miembro
de la Real Academia de la Historia de España, a partir de este momento nace «el
concepto de ciudadano con derechos»1, pues hasta la fecha sólo había súbditos. El
rey Juan Carlos I definió la Constitución de 1812 como «piedra fundamental en
la construcción del Estado de derecho actual», desmarcándose claramente de su
predecesor Fernando VII, quien abogaba por el absolutismo. En efecto, «La Pepa»
fue la primera Carta Magna en dejar claro que todos somos iguales ante la ley y que
estableció la enseñanza como obligatoria y gratuita.
La Constitución de 1812 proclamó la soberanía nacional (artículo 3), principio
inédito para los españoles que hizo posible el cambio de una monarquía absoluta,
en la que el rey era visto como una correlación de Dios en la tierra, a una monarquía
constitucional. Así como la separación del poder legislativo, ejecutivo y judicial
(artículos 15, 16 y 17): «La potestad de hacer las leyes reside en las Cortes con el
Rey»; «La potestad de hacer ejecutar las leyes reside en el Rey» y «La potestad
de aplicar las leyes en las causas civiles y criminales reside en los tribunales
establecidos por la ley». Unos principios que constituían una grave fisura con la
monarquía absolutista anterior.
Otros aspectos cruciales de la Carta Magna de 1812 fueron la supresión de
los privilegios nobiliarios, abolición de la tortura (artículo 303)2, la libertad de
imprenta y de expresión (artículo 371), el derecho a la propiedad privada sin
que pueda ser violada ni siquiera por el rey (artículo 172). En suma, los ahora
ciudadanos escucharon por vez primera hablar de derechos y de libertad3.
Doscientos años después, la ciudad de Cádiz permanece unida a su Constitución
y, gracias a ella, el 19 de marzo de 2012, volvió a ser la ciudad más importante
de España, por ser centro de todas las miradas, tanto de dentro, como de fuera,
y por condensar en un mismo día a los máximos representantes de todas las
instituciones del país. Además de ser durante el año núcleo de importantes actos
Palabras empleadas por el académico de la Historia José Antonio Escudero López tomadas del
artículo «La Pepa, madre de la Constitución Española y cuna de las libertades, cumple 200
años», publicado en http://www.rtve.es/noticias/20120318/constitucion/507202.shtml
2
Respecto a la abolición de la Inquisición, muchos son los que afirman que tuvo lugar con la
Constitución de 1812, sin embargo el hecho sucede el 23 de febrero de 1813, aunque es cierto
que se reconoce que el punto de partida está en ella.
3
En estos casos se debe tener en cuenta el filtro del tiempo y no contemplarse únicamente con
la mirada actual, en plena democracia. Lógicamente, la Constitución de 1812 poseía algunos
puntos oscuros como, por ejemplo, el sufragio universal, el cual excluía de tal derecho a los
indígenas, a los negros, a los esclavos y a las mujeres, que no alcanzarán el derecho al voto
hasta la Constitución republicana de 1931. Del pasado se arrastra igualmente el fuerte apego a
la tradición católica: la religión oficial es la católica, prohibiéndose el culto de cualquier otra
religión y se otorgan fueros privilegiados al clero. No obstante, insistimos en que hay que tener
muy en cuenta el momento histórico en que se creó y que no cabe duda de que otorgó derechos
indispensables hoy día.
1
ITINERARIOS HISPÁNICOS, 2012 (2)
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culturales y exposiciones artísticas y foco de significativas reuniones y congresos,
a fin de consolidar el título que la ciudad ostenta como Capital Iberoamericana de
la Cultura en 2012.
Cádiz y «La Pepa», «La Pepa» y Cádiz también ha sido y sigue siendo objeto
de la pluma de multitud de escritores que han desarrollado, y siguen desarrollando,
sus obras en el marco de aquel Cádiz sitiado por el ataque francés y en donde
tienen lugar las sesiones de las Cortes que alumbrarán la Constitución de 1812.
Una parte crucial de la Guerra de la Independencia, fechada entre febrero de 1810
y agosto de 1812.
En este trabajo vamos a centrarnos en dos novelas recientes, publicadas ambas
como tributo al Bicentenario, y en las que sus autores, cada uno a su manera,
insertan o reinventan los hechos históricos de este período, o que pudieron ser
históricos, en la prosa: El asedio del escritor y periodista Arturo Pérez-Reverte1,
publicada en 2010, y En una tierra libre, del escritor e historiador Jesús Maeso de
la Torre2, de 2011.
Arturo Pérez-Reverte es periodista, articulista y escritor español nacido en Cartagena (Murcia), en noviembre de 1951. Actualmente, se dedica en exclusiva a la literatura, tras vivir 21
años (1973-1994) como reportero de prensa, radio y televisión, cubriendo informativamente
los conflictos internacionales en ese periodo. Trabajó doce años como reportero en el diario Pueblo, y nueve en los servicios informativos de Televisión Española (TVE), como especialista en conflictos armados. Desde 1991 y, de forma continua, escribe una página de opinión
en XL Semanal, suplemento del grupo Correo que se distribuye simultáneamente en 25 diarios
españoles, y que se ha convertido en una de las secciones más leídas de la prensa española,
superando los 4.500.000 de lectores. Entre sus obras destacamos El húsar (1986), La sombra
del águila (1993), La Reina del Sur (2002), Cabo Trafalgar (2004), Un día de cólera (2007), o
El Asedio (2010), por las que ha recibido importantes galardones literarios y se ha traducido a
40 idiomas. Junto a estas novelas, resalta la colección Las aventuras del capitán Alatriste, que
desde su lanzamiento a finales de 1996 se convierte en una de las series literarias de mayor
éxito. Arturo Pérez-Reverte ingresó en la Real Academia Española el 12 de junio de 2003,
leyendo un discurso titulado El habla de un bravo del siglo XVII. Para más información, consúltese la página Web del autor: http://www.perezreverte.com
2
Jesús Maeso de la Torre es escritor, conferenciante y articulista español nacido en Úbeda (Jaén),
el 1 de diciembre de 1949. Conocido fundamentalmente por sus novelas históricas, algunas
traducidas a varios idiomas, es considerado por la crítica como uno de los grandes creadores
de este género. Novelista consagrado, es uno de los autores más destacados del panorama
literario de habla hispana, editando en sellos tan prestigiados como EDHASA y Grijalbo. Estudió bachiller en los Escolapios de Sevilla, magisterio en la Escuela SAFA de su ciudad natal
y posteriormente se licenció en Filosofía e Historia en la Universidad de Cádiz. Ha ejercido
como profesor en dicha provincia y simultaneado la docencia con la investigación y la divulgación histórica. Es miembro de mérito del Ateneo Científico y Artístico de Cádiz, de quien
recibió en 2003 el galardón Gaditano del siglo XXI. Es precisamente en Cádiz donde reside,
dedicado a la labor literaria y colaborando en diversas publicaciones culturales provinciales y
nacionales, como El País, Clío, Andalucía en la Historia, Ibiut, Historia y Vida, Qué leer, La
Voz y El Diario de Cádiz. Finalista del Premio Ateneo de Sevilla, en 1999, y del Alfonso XII
de narrativa histórica, en 2010 cosechó el premio de Novela Histórica CajaGranada, el mejor
dotado y más prestigioso de literatura hispana, con la novela La Cúpula del Mundo. Entre sus
novelas destacan El Papa Luna (2002), Tartessos (2003), La profecía del Corán (2005), El
sello del algebrista (2007), La Cúpula del Mundo (2010) o En una tierra libre (2011). Para
más información, consúltese la página Web del autor: http://www.jesusmaeso.com
1
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LA CONSTITUCIÓN DE CÁDIZ Y EL LIBERALISMO A TRAVÉS DE LA LITERATURA
Ambos autores recurren a un mismo marco histórico para reflexionar sobre el
presente más inmediato, en un ejercicio de autodescubrimiento que les permite
buscar la posible raíz de muchos problemas que azotan a la sociedad española
actual, por ejemplo, la corrupción política, la falta de consenso entre los dos
grandes partidos políticos a la hora de buscar soluciones a la lamentable situación
económica del país, la pérdida de valores morales de la sociedad, etc. En este
sentido, se alejan del que se considera el padre de la novela histórica sobre la Guerra
de la Independencia, es decir, de Galdós, en cuanto a que ambas obras huyen de
transmitir a una colectividad cualquier adoctrinamiento político o un modelo de
conducta social. En estas novelas de Pérez-Reverte y Maeso de la Torre no hay
ninguna función propagandística que mostrar, sino que en El asedio y En una
tierra libre más bien lo que se quiere representar es la desilusión, el desencanto
y la frustración por unos objetivos no conseguidos y por una oportunidad única
perdida: el inicio de la nueva España irradiada desde el bando liberal de aquellas
Cortes de Cádiz1, cuya actuación podría haber llevado al país por un rumbo muy
diferente al actual.
Si como sostiene Ama Kouassi, el personaje galdosiano Gabriel Araceli encarna
el heroísmo del pueblo español como nación y como fuerza común (Kouassi,
2011), y aquí entendemos, en lo que respecta a su actuación en la Guerra de
la Independencia, en estas novelas de Pérez-Reverte y Maeso de la Torre lo
que destaca es el cambio de focalización de la Guerra de la Independencia a la
actuación verdaderamente memorable de los diputados doceañistas, los cuales
con la elaboración de la Constitución de 1812 marcan un punto de inflexión en la
Historia de España. Así lo expresa Maeso de la Torre en su novela:
Con esta Ley de Leyes acabará la tiranía en España. Fuimos esclavos y
hoy somos libres, más justos y seguro que más felices. Desde hace un año
no manda un rey caprichoso, sino la Constitución de Cádiz. España es la
envidia de Europa gracias al sacrificio del pueblo soberano que ha vertido
generosamente su sangre. Espero que desde hoy se premie el mérito, el
talento y el tesón de los hombres, y no solo su cuna. ¡Por un mundo sin
cadenas! (241)
Tanto Pérez-Reverte como Maeso de la Torre manifiestan en sus obras su
Recuérdese que hubo tres bandos destacados en las Cortes de Cádiz: por un lado, el grupo liberal criado bajo la luz de la Ilustración y adscritos por lo general a los planteamientos que habían
triunfado en la Revolución Francesa, de ahí que a muchos de ellos se les denominara afrancesados; por otro lado, el grupo conservador o servil, de acuerdo con los principios del absolutismo,
aunque algunos integrantes optaron hacia posturas un tanto más reformista. Y, por último, el
bando o grupo de los americanos, afines a los liberales y discordantes siempre que los temas de
ultramar no tuvieran la misma equidad que los de la metrópoli. Véase, Fernández Sarasola, I
(2012, enero-marzo) Cortes y Constitución. Las bases del cambio político en el Cádiz sitiado.
En Andalucía en la Historia («En nombre de la libertad. Cádiz y La Pepa»), pp. 21-25.
1
ITINERARIOS HISPÁNICOS, 2012 (2)
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afinidad por el bando liberal de las Cortes de Cádiz, en contraposición a otras
obras literarias situadas en la misma época histórica, como Cuando el Cádiz de
las Cortes, de José María Pemán1, más próxima al bando conservador. Asimismo,
en El asedio y En una tierra libre sus autores elogian no ya la actuación gloriosa
del pueblo en la guerra contra el francés, al modo galdosiano, sino que reivindican
el modo de vida de aquel Cádiz sitiado como puerta de inicio truncada a una
España moderna y alejada de las tinieblas del Antiguo Régimen.
Pérez-Reverte ha confesado en numerosas ocasiones este sentimiento de
nostalgia por lo que pudo ser si el proyecto liberal de las Cortes de Cádiz hubiese
cuajado en España. En una entrevista publicada en El Cultural, suplemento del
periódico español El mundo, decía al respecto:
Su relación ultramarina con las colonias de América hacía de Cádiz una
ciudad especial, que no tenía nada que ver con el resto de España. España
era entonces un lugar cerrado, oscuro, donde estaban los curas, los reyes,
los ministros, y la aristocracia corrupta y acabada, mientras que Cádiz era
moderna, abierta, y era el mar, sí, el que la hacía posible. ¡Me entristecía
tanto pensar, mientras manejaba toda esa documentación de la época, lo
que Cádiz era, lo que España tenía que haber sido y que no fue por nuestra
estupidez de siempre….!2
Unas palabras del autor que denotan el verdadero objetivo que pretende
alcanzar con El asedio: llevar a la ficción los acontecimientos reconocidos como
históricos desde una óptica presente, lo que le permite al autor mostrar un enfoque
personal de los hechos, la del Cádiz libre, moderno y liberal, que situó a España a
la cabeza del progresismo europeo, pero que, sin embargo, fue ahogada y vencida
por la otra España oscura, atrasada y de sacristía. Veamos otra opinión similar de
Pérez-Reverte:
Describo un momento bisagra entre dos Españas. Una España se muere,
la vieja España, aunque seguiría y aún sigue por muchas razones. Y un
mundo comienza, en el que las palabras honor o lealtad son diferentes.
Aparece el hombre moderno: el comerciante moderno, el policía moderno,
el corsario moderno, y los viejos códigos van despareciendo. Hay que tener
en cuenta que Cádiz fue una España en pequeño: durante la Guerra de
Pieza teatral de José María Pemán, publicada en 1934, donde se trata el asunto de la Guerra de
la Independencia con planteamientos puramente maniqueístas, sobresaliendo la ideología del
autor: conservadora y religiosa. Como dato curioso, durante el franquismo, Franco estableció
en repetidas ocasiones paralelismos entre la Guerra de la Independencia y la Guerra Civil,
convirtiéndose esta obra de Pemán en una de las lecturas oficiales del Régimen.
2
Entrevista realizada por Blanca Berasátegui (2010, 26 de febrero). «En España nos faltó la
guillotina», pp. 8-13. http://www.elcultural.es/version_papel/LETRAS/26696/Arturo_Perez_
Reverte
1
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LA CONSTITUCIÓN DE CÁDIZ Y EL LIBERALISMO A TRAVÉS DE LA LITERATURA
la Independencia fue el único lugar donde los franceses no llegaron. Ahí
se concentraba todo. Cádiz es un símbolo de la España que pudo ser, que
estuvo a punto de ser, que pudimos haber tenido, y que por muchas razones
no pudo ser nunca1.
El pensamiento del autor se intuye perfectamente en la novela cuando uno
de sus personajes protagonistas, el comisario Rogelio Tizón, se expresa así
políticamente: «con Constitución o sin ella, lo disfracen como lo disfracen, el
español seguirá siendo un cautivo degradado, desprovisto de alma, razón y virtud,
a quien sus inhumanos carceleros jamás permiten ver la luz» (Pérez Reverte,
2010, 168). Una severa crítica a la sociedad española que se enlaza con esta otra
cita mucho más inclemente y directa, que muestra con claridad su cercanía con
aquel bando liberal de las Cortes de Cádiz:
El problema de España, a diferencia de Francia, es que no hubo una
guillotina en la Puerta del Sol que les picara el billete a los curas, a los
reyes, a los obispos y a los aristócratas... y al que no quisiera ser libre le
obligara a ser libre a la fuerza. Nos faltó eso, pasar por la cuchilla a media
España para hacer libre a la otra media. Eso lo hemos hecho luego, hemos
fusilado tarde y mal, y no ha servido de nada. El momento histórico era ése,
el final del XVIII. Las cabezas de Carlos IV y de Fernando VII en un cesto,
y de paso las de algunos obispos y unos cuantos más, habrían cambiado
mucho, y para bien, la Historia de España. Nadie lo hizo, perdimos la
ocasión, y aquí seguimos todavía, arrastrando ese lastre que nos dejaron
aquellos que sobrevivieron y que no tenían que haber sobrevivido2.
Por su parte, Jesús Maeso de la Torre igualmente ha expresado su arrimo
hacia la actuación de aquellos liberales doceañistas, llegando a revelar que, de
haber vivido en aquella época, habría sido afrancesado. El escritor enaltece la tan
denostada figura del rey José I Bonaparte, conocido popularmente como Pepe
Botella o el rey intruso3, reconociendo que pudo ser un buen rey si José I se
hubiese aliado o unido a los liberales de Cádiz4. Asimismo, el escritor muestra
En entrevista realizada por la editorial de El asedio, Alfaguara, y publicada en la página Web
del autor: http://www.perezreverte.com
2
Ibídem.
3
Si bien es cierto que anteriormente ya ha habido obras que han exaltado al personaje de José I
Bonaparte como salvador de España, es el caso de Gaspar Zavala y Zamora. En sus obras El
templo de la gloria y La clemencia de Tito, ambas estrenadas en Madrid en 1810, se hablaba
de José Bonaparte como monarca ilustrado que podía combatir la bestia negra del absolutismo
de los Borbones.
4
El autor declara estas afirmaciones en el programa de televisión El Público, de Canal Sur Andalucía, dedicado a la actualidad de las letras españolas, emitido el 12 de febrero de 2012, y en
entrevista realizada el 8 de noviembre de 2011por Fátima Uribarri para el periódico La Gaceta
1
ITINERARIOS HISPÁNICOS, 2012 (2)
121
su disconformidad con la denominación de Guerra de la Independencia, pues,
según dice el escritor, «no nos independizamos de nadie»1. En su lugar, propone
una mejor nomenclatura para esta etapa histórica: Guerra de la Revolución, en
referencia nuevamente a encumbrar el episodio de las Cortes de Cádiz, el cual no
ha tenido mucha importancia en la novela histórica tradicional, más allá de haber
quedado reflejado de forma anecdótica.
En consecuencia, ambos autores ofrecen en sus novelas una mirada particular
sobre el acontecimiento histórico que reinventan en sus páginas, recalcando la
actuación de aquellas primeras Cortes constituyentes que se ubicaron en Cádiz
a principios de 1811, después de trasladarse desde la Isla de León, donde se
reunieron por primera vez el 24 de septiembre de 1810.
Respecto a la rúbrica de novela histórica que se le aplica a El asedio y a En
una tierra libre, sus autores no están del todo de acuerdo. Arturo Pérez-Reverte se
muestra tajante: «Yo no quería reescribir una novela histórica sobre Cádiz. Habría
sido estéril, absurdo... Yo quería escribir mi novela, y que pasara en Cádiz»2. El
asedio es la historia de una frustración, la historia de un final y de un principio
que no llega a nacer. En definitiva, la historia de un tremendo fracaso. Y esto,
si se estima, lo podemos aplicar a cualquier otra situación reciente cambiando
únicamente el marco histórico. En sus palabras: «Esta novela podía haberla
situado en Troya, en el Leningrado cercado por los nazis, en el Madrid de 1936
o en el Sarajevo del 92»3. Sin embargo, el conflicto que plantea la novela es
moderno, y es aquí donde el autor muestra claramente una nueva fisura respecto
al modelo de novela histórica tradicional, en la que trama y marco debían
coincidir. En este caso, se reflexiona sobre el tema de la ciudad como espacio
de fuerzas oscuras, misteriosas y peligrosas, las cuales, sin que haya ninguna
otra razón aparente que la propia naturaleza, hacen prosperar a unos y fracasar a
otros. Y es por eso que, para llevar a cabo este cometido, el marco elegido tiene
que ser única y exclusivamente el Cádiz sitiado por las tropas francesas y no
ningún otro. Esto es: una ciudad abierta al mar, dependiente por absoluto de los
vientos, con el contacto directo con comerciantes y visitantes de todo el mundo,
completamente amurallada, con una vida cultural y social a la cabeza de Europa.
Unas características idóneas para desarrollar la trama que plantea el escritor. De
ahí que Ángel Basanta califique a El asedio, además de histórica, de policíaca,
negra, criminal, psicológica y romántica4.
Por parte de Jesús Maeso de la Torre, su postura hacia la novela histórica es
2
3
4
1
de Intereconomía.
Recogido del programa de televisión El Público, de Canal Sur Andalucía.
Declaraciones extraídas de la entrevista realizada por Blanca Berasátegui.
Ibídem.
Reseña realizada por Ángel Basanta (2012, 26 de marzo). «El asedio de Arturo Pérez-Reverte». http://www.elcultural.es/version_papel/LETRAS/26876/El_asedio.
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LA CONSTITUCIÓN DE CÁDIZ Y EL LIBERALISMO A TRAVÉS DE LA LITERATURA
bastante clara. No sólo ha negado que En una tierra libre sea una novela histórica,
sino que se resiste a creer en este subgénero narrativo. Añade que la única diferencia
existente entre este tipo de novelas y el de cualquier otra modalidad narrativa
convencional es que «el marco de su acción está basado en la reinvención de una
realidad pasada». (Maeso de la Torre 81)
Resulta evidente, en nuestra opinión, que ambos autores hilvanan sus tramas en
fragmentos de un tiempo histórico ya pasado, donde deciden detenerse como simple
evasiva para transmitir una determinada visión actual insertada en un universo
de ficciones con recuerdos de este pasado: corrupción política, crisis económica,
pérdida de valores morales, incluso, un precedente de las dos Españas: la roja y
la azul, que se supone nacería con la Guerra Civil española. Por consiguiente, el
marco histórico aquí no interesa, da igual cuál sea, lo verdaderamente importante
es lo que se deduce de las historias que viven sus personajes, muchos de ellos
ficticios que se entrelazan con aquellos que sí existieron, pero que, a su vez,
regresan a la vida reinventados.
En este ejercicio de selección de fragmentos históricos no cabe duda de que
hay toda una ardua labor de investigación, a propósito de reflejar correctamente
aquello que les interesa reinventar o recrear. Por un lado, Arturo Pérez-Reverte
conocía perfectamente el escenario que transcurre en las páginas de su novela,
pues ya lo había tratado en otros trabajos anteriores1, así como lo que supone un
contexto bélico debido a su larga experiencia profesional como cronista de guerra.
Esto unido a la gran simpatía que reconoce sentir por los gaditanos y su admiración
por la ciudad, hacen palpable el ambiente y la psicología de los personajes que
parecen tener entidad propia en la narración, lo que facilita también la incursión
del lector en el relato, permaneciendo en tensión hasta el final. En lo que se
refiere a aspectos concretos de carácter histórico, cultural y social de este período,
igualmente tuvo un importante asesoramiento tanto de personas cualificadas en la
materia como de instituciones, destacando la ayuda de bibliotecarios, directores
de museos, así como la ayuda de catedráticos y profesores universitarios.
De Jesús Maeso de la Torre hay que señalar primero su formación como
historiador, consolidada tras cursar la licenciatura en Filosofía e Historia en la
Universidad de Cádiz, donde ejerció como profesor adjunto. Por otro lado, aunque
nacido en Úbeda (Jaén), se considera un gaditano más tras los cuarenta y dos años
que lleva viviendo en Cádiz. Asimismo, es un gran conocedor de la historia y la
protohistoria de la ciudad, y así lo ha demostrado en otra novela anterior, Tartessos,
publicada en 2003. En un artículo divulgado en La Voz de Cádiz reconocía que
estas dos novelas, Tartessos y En una tierra libre, las había escrito como «deuda
El asunto de la Guerra de la Independencia ha sido tratado por el autor en numerosas novelas:
El húsar (1986), La sombra del águila (1993), Cabo trafalgar, (2004) y Un Día de Cólera
(2007). Todas ellas publicadas en la editorial Alfaguara.
1
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123
de gratitud» a la ciudad por la buena acogida que le habían proporcionado los
gaditanos1. Asimismo, añade que ambas novelas están dedicadas a los dos grandes
momentos estelares que ha tenido la ciudad de Cádiz. De una parte, la recreación
de Gadir y el mundo fenicio en Tartessos, y, de otra parte, las Cortes de Cádiz en
En una tierra Libre, que en palabras del político Fernando de los Ríos, se trata del
momento cumbre de la Historia de España, por encima del descubrimiento y la
colonización de América. Para los aspectos históricos, culturales y sociales de la
época, Jesús Maeso dice haberse basado en Blanco White y Alcalá Galiano, que
vivieron los hechos en primera persona. Al mismo tiempo, dice haberse nutrido de
la lectura del Cádiz, de Galdós (1874), Un siglo llama a la puerta, de Ramón Solís
(1963), o la propia novela El asedio, de Arturo Pérez-Reverte. También, el escritor
parece seguir lo defendido por el escritor francés Gustave Flaubert, en cuanto a
lo que una buena narración de asunto histórico debía aunar: el pensamiento de la
época y el arte de la época. Ambas pesquisas se cumplen en Maeso de la Torre.
El marco histórico de ambas novelas hace las funciones de telón de fondo
por donde se desenvuelve el apartado puramente ficticio pero absolutamente
verosímil, que es lo que necesita cualquier novela de aventura para lograr no
sólo entretener al lector, sino lo que es aún más importante y magistral, hacerlo
partícipe de la novela, que sienta la misma intriga y el mismo suspense que los
personajes, que se inmiscuya por las calles de aquel Cádiz comercial con América
y medio mundo, que huela el mar salobre, que perciba el viento, el color de la
ciudad, que entre y participe de las tertulias, de los cafés, incluso de las sesiones
de Cortes. Una muestra del bullicio social de la ciudad, que llegó a duplicar su
población, la tenemos en la siguiente cita de El asedio:
El patio y las salas de establecimientos bullen de vecinos, comerciantes,
ociosos, refugiados, estudiantes, clérigos, empleados, periodistas, militares
y diputados de las Cortes que acaban de instalarse en Cádiz desde la Isla
de Léon [Actual San Fernando]. (Pérez Reverte 53)
El asedio y En una tierra libre poseen dos magníficos hilos argumentales que
mantienen la tensión sin desfallecer en ningún momento. Ya hemos comentado que
El asedio experimenta o juega con el contorno del Cádiz sitiado, que dificulta, por
sus fortificaciones y condiciones naturales, cualquier ataque francés por tierra, de
tal forma que la ciudad queda convertida en una especie de tablero de ajedrez, una
de las aficiones de su autor: «–¿A qué tablero se refiere? –Tampoco lo sé. A Cádiz
supongo». (Pérez Reverte 53) La novela arranca con las enigmáticas muertes de
una serie de muchachas jóvenes en los mismos lugares donde caen las bombas
de la artillería francesa. De estos extraños sucesos se hace cargo el comisario
Maeso de la Torre (2012, 19 de marzo). «Un novelista en las Cortes de Cádiz». Suplemento de
La Voz de Cádiz, pp. 22-23.
1
124
LA CONSTITUCIÓN DE CÁDIZ Y EL LIBERALISMO A TRAVÉS DE LA LITERATURA
Rogelio Tizón, quien con sus investigaciones intenta esclarecer el asunto. Al
otro lado de la ciudad, se encuentra el artillero francés Simón Desfosseux, el
cual persigue su propia obsesión: conseguir que las bombas lleguen lo más lejos
posible y exploten, pues hasta la fecha ninguna ha estallado y lo más que despierta
en el pueblo es la risa y la burla. El motivo de que los proyectiles no alcancen
ningún objetivo se debe a razones tan fortuitas como los vientos que azotan la
bahía de Cádiz o la propia situación geográfica de la ciudad. Este personaje, casi
sin percatarse, se verá envuelto en la trama criminal. Así se nos describe la ciudad
en la novela:
La ciudad sólo está unida al continente por un estrecho arrecife de piedra y arena
que se extiende casi dos leguas. Los defensores, además, han fortificado diversos
puntos de ese paso único, cruzando enfilaciones de diversas baterías y fuertes
dispuestos con inteligencia, que además se apoyan en dos lugares bien fortificados:
la Puerta de Tierra, guarnecida con ciento cincuenta bocas de fuego, donde empieza
la ciudad propiamente dicha, y la Cortadura, situada a medio arrecife y todavía en
fase de construcción. (Pérez Reverte 27)
Esto junto a la imposibilidad de bloquear el puerto dejaba a Cádiz su puerta
principal abierta, el mar. De manera que quedaba la ciudad completamente
abastecida de todo tipo de necesidades, hasta tal punto en que se llegó a decir que
se vivía mejor en el Cádiz sitiado que en cualquier punto de la geografía española.
Es El asedio una novela coral en la cual destacan los pequeños micromundos,
que los personajes crean a su alrededor. La novela enfatizan toda una cadena de
seres humanos como el taxidermista Gregorio Fumagal, que ejerce de espía francés,
en el sentido de que Francia significa la modernidad que puede salvar a España
de la ociosidad de la aristocracia y del dominio del clero. También, es relevante
el personaje de Lolita Palma, una treintañera solterona que lleva dignamente y
con suprema inteligencia el negocio heredado de su padre. Su mundo se tercia al
aparecer en escena el personaje de Pepe Lobo, uno de los personajes típicos de
Pérez-Reverte. Pepe Lobo es un marino desganado, solitario, lleno de amarguras,
pero, a su vez, valiente y heroico. Y de esta manera, con muchos otros personajes,
va entretejiéndose toda una madeja de sensaciones, de historias, de objetivos, de
pasiones, como la de Rogelio Tizón, de dar con el asesino de las muchachas, la
del francés Desfosseux, de desafiar a la naturaleza y obtener logros militares a
través de sus bombas y que éstas exploten en el corazón de la ciudad y no en la
periferia, la de Lolita Palma, de mantener su negocio a flote, o la de Pepe Lobo,
de alejarse del mar.
Todo un cuadro de escenas que deambulan a capricho de su autor mientras
se gesta la Constitución de 1812 y los gaditanos asisten a profundos cambios
políticos y sociales, los cuales quedan completamente abortados tras finalizar la
guerra, quedando el país sumido en la ruina y en el atraso.
ITINERARIOS HISPÁNICOS, 2012 (2)
125
Por otro lado, En una tierra libre también posee un argumento digno de las
mejores novelas policíacas o de un buen guión cinematográfico. Si en el caso
de El Asedio las crueles muertes de las jóvenes suponen el hilo conductor, en el
caso de En una tierra libre es el robo de dos de las joyas más preciadas de los
reyes de España: la perla Peregrina y el Estanque azul. La novela comienza la
noche del motín de Aranjuez, ocurrido el 18 de marzo de 18081, cuando Manuel
Godoy envía a uno de sus lugartenientes al Palacio Real y se lleva las preciadas
joyas, que Felipe II regaló a su esposa Isabel de Valois, con la condición de que
éstas pasasen a manos de los herederos del trono español. Una tradición que
la rompe Carlos IV y su esposa la reina María Luisa de Parma regalándoselas
a Godoy. Bajo esta trama, el lector revivirá el Madrid decimonónico, la corte
absolutista de Fernando VII, las sesiones de la sociedad secreta ultraconservadora
La Contramina, las logias masónicas de Madrid, el París del exilio de Godoy. Así
como la Guerra de la Independencia, la Venezuela de Bolívar y el extraordinario
Cádiz constitucional.
Maeso de la Torre ha querido que aquellas joyas robadas aparezcan en el Cádiz
sitiado, tras varios años de búsqueda e investigaciones por parte del personaje
protagonista, el marino Germán Galiana. El lector, como sucede en El asedio, asiste
absorto a todo un mundo de intrigas y misterios. El personaje de Germán Galiana
es presentado como un héroe procedente de la batalla de Trafalgar. Un marino que
ansía la libertad en contraposición a aquella España rancia y conservadora.
Germán Galiana posee tres amores, tres mujeres que Maeso de la Torre incluye
en la novela con valores simbólicos, y sobre las que pilotan el plan de rescate
de las joyas: Inés Muriel, que representa la burguesía retrógrada que hay que
cambiar; Soledad la Cubana, bailaora de mesón y de carácter pasional, y Lucía de
Alba, cuyo nombre ya indica la luz que hay que alcanzar, es una mujer de carácter
revolucionario que personifica la libertad. Junto a ellas, el pueblo gaditano es
igualmente protagonista, principalmente sus personajes más humildes, como
los «dos muertos de hambre», o los populares títeres de la Tía Norica, en cuyo
vestuario el espectador y el lector verán lucidas las joyas.
En lo que respecta a En una tierra libre el autor pretende desautomatizar
algunos de los tópicos más asentados de esta etapa histórica, el más significativo
el grito de los gaditanos para referirse jubilosamente a la Constitución de 1812:
¡Viva La Pepa! Según se cree, el pueblo lanzaba este grito en los enclaves de la
­
Se trataba de uno de los primeros estertores de la agonía del Antiguo Régimen. Un movimiento
de carácter nobiliario fundamentalmente, ocurrido por el recelo hacia el poder absoluto de Godoy, de su mala gestión, y de las intrigas palaciegas en torno a sus presuntas relaciones con la
reina María Luisa de Parma. A raíz de este motín, Carlos IV se ve obligado a abdicar en su hijo
Fernando VII. Posteriormente Napoleón, aprovechando el desprestigio de la Corona española,
reunirá a padre e hijo en Bayona, donde ambos cederán los derechos dinásticos en beneficio de
José Bonaparte.
126
LA CONSTITUCIÓN DE CÁDIZ Y EL LIBERALISMO A TRAVÉS DE LA LITERATURA
ciudad donde se leyó la Carta Magna el 19 de marzo de 1812. Para Jesús Maeso
de la Torre, el pueblo jamás se dirigió a la Constitución con el sobrenombre de
«La Pepa». Aquel día el pueblo sí vociferó en alabanza, tal y como ha podido
ver reflejado en El Conciso y El Diario Mercantil, dos de los más importantes
periódicos que por aquellos días proliferaron en Cádiz, pero lo que se gritaba era:
¡Viva el rey! ¡Viva la Constitución! ¡Viva la nación! Nunca ¡Viva La Pepa!
Jesús Maeso de la Torre afirma que el pueblo de Cádiz no tenía noción de lo
que se estaba formulando ni promulgando. Eran ajenos a estos asuntos políticos.
Asimismo, el día tampoco invitaba a ello, pues climatológicamente fue un día
horrible de viento y lluvia:
¡A las Cortes, a las Cortes!, se oía calle abajo. Grupos de gaditanos
desafiaban la lluvia y se apiñaban en grupos en las aceras y balcones de
las calles San José, Santa Inés y Sacramento, para vitorear a los diputados
y a los regentes. No entendían realmente lo que se proclamaba aquel día,
incluso habían escuchado en los mentideros de la ciudad sitiada que la
nueva Constitución no ofrecía nada nuevo al pueblo y que era un acuerdo
entre burgueses y poderosos para restar poder al rey, pero se conformaban
con que hubiera un gobierno justo, nada más. (113)
Más tarde, el autor reconoce que aparece el nombre de «La Pepa» unido al de
la Constitución, pero utilizado de manera clandestina por los liberales para eludir
posibles castigos de los agentes secretos de Fernando VII. Así lo expone en nota
en la propia novela. Al parecer, el grito ¡Viva La Pepa! Se usaba desde hacía
mucho tiempo antes del 19 de marzo de 1812 para referirse a un acto festivo o un
día alegre y de jolgorio1.
No obstante, el mensaje que transmite las novelas es el comentado ya de
frustración y melancolía, tal y como lo ratifican sus desenlaces. La Constitución
de 1812 trajo derechos y libertades, pero apenas se sintió. El sueño de modernidad,
de igualdad, de soberanía nacional, fue pisoteado por los principios absolutistas
de la otra mitad de España, la rezagada y religiosa2. Maeso de la Torre recrea así
el momento en que la España absolutista vence a la liberal:
[Fernando VII] había acelerado las causas contra los diputados liberales
y afrancesados que habían sido condenados por alta traición a la Corona.
Jesús Maeso de la Torre afirma lo citado en el programa El Público emitido por Canal Sur
Andalucía el 12 de febrero de 2012.
2
Tras regresar a España, el 4 de mayo de 1914, Fernando VII deroga la Constitución de 1812.
Posteriormente volverá a resurgir tras el período histórico conocido como el Trienio Liberal
(1920-1923).
1
ITINERARIOS HISPÁNICOS, 2012 (2)
127
A Argüelles1 y Martínez de la Rosa2 se les confinó en cárceles y presidios de
África; y al presidente de las Cortes de Cádiz, el religioso Muñoz Torrero3,
se le enclaustró en un convento de por vida. El Deseado [Fernando VII]
consumaba así la más infamante de las venganzas. La antigua burocracia
realista recuperó sus cargos; la Iglesia, sus bienes confiscados; el ejército,
sus recompensas, y el pueblo, sus cadenas. La Constitución de Cádiz había
muerto al poco de nacer. (284)
Del mismo modo, el final de El asedio es profundamente pesimista, existiendo
una reciprocidad entre el dramático destino que se le vislumbra a España, tras
el ocaso de su proyecto constitucional, y el dramático colofón de algunos de los
personajes, como el amor frustrado entre Lolita Palma y Pepe Lobo, un romance
que no pudo ser (al igual que la Constitución), los soldados franceses comienzan la
retirada después de dos años de guerra y un pueblo completamente engañado. En
el caso de En una tierra libre, las últimas palabras de la novela están dedicadas al
personaje de Germán Galiana, aquel marino que anhelaba la libertad. Finalmente
la encuentra, pero no en Cádiz («Su corazón añoraba Cádiz»), sino en el Nuevo
Mundo y en los nuevos estados independientes como Venezuela: «Había hallado
al fin una tierra libre».
Agustín de Argüelles (1776-1843) es considerado como el padre de la Constitución de 1812.
De formación jurista, fue elegido diputado en Cádiz el 20 de septiembre de 1810 y ratificado
por las Cortes el 11 de febrero de 1811. Firme partidario de la libertad de prensa, abogó por la
abolición de la trata de negros. Con la vuelta de Fernando VII en 1814, fue encarcelado primero en Madrid, y luego enviado a Ceuta, donde fue condenado a ocho años de presidio.
2
Francisco Martínez de la Rosa (1787-1862), poeta, dramaturgo y diplomático español, fue otro
de los diputados liberales que firmaron la Constitución de 1812. Tras el regreso de Fernando
VII fue encarcelado, recuperando la libertad durante el Trienio Liberal (1920-1923).
3
Diego Muñoz Torrero (1761-1829) fue un eclesiástico liberal ilustrado, partidario de una España constitucional, democrática y libre. Una vez elegido diputado por Extremadura y recién
instaladas las Cortes, propuso el principio de soberanía nacional, la división de poderes, la
inviolabilidad de los diputados y el reconocimiento de Fernando VII como legítimo Rey de
España, declarando nulas las renuncias de Bayona, por la que Carlos IV y Fernando VII renunciaron al trono español a favor de José I Bonaparte, el 5 de mayo de 1808. Con la implantación
del absolutismo en 1814, fue encarcelado en Madrid y luego recluido en el convento de San
Francisco del Padrón (Galicia) durante seis años.
1
128
LA CONSTITUCIÓN DE CÁDIZ Y EL LIBERALISMO A TRAVÉS DE LA LITERATURA
BIBLIOGRAFÍA
«La Pepa, madre de la Constitución Española y cuna de las libertades, cumple 200 años», publicado
en http://www.rtve.es/noticias/20120318/constitucion/507202.shtml
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BERASÁTEGUI, Blanca. (2010, 26 de febrero): «En España nos faltó la
guillotina», pp. 8-13. http://www.elcultural.es/version_papel/LETRAS/26696/Arturo_Perez_
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FERNÁNDEZ SARASOLA, Ignacio. (2012, enero-marzo): «Cortes y Constitución. Las bases
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Reflexiones sobre la novela histórica, Cádiz, Fundación Fernando Quiñones & Servicio de
Publicaciones de la Universidad de Cádiz (pp. 81-93).
__ (2011): En una tierra libre Barcelona, Grijalbo, 618.
__ (2012, 12 de febrero) En una tierra libre. Reportaje en El Público. Canal Sur
Andalucía.
__ (2012, 19 de marzo): «Un novelista en las Cortes de Cádiz». Suplemento de La Voz de Cádiz,
pp. 22-23.
PÉREZ REVERTE, Arturo. (2010): El asedio Madrid, Alfaguara, 727pp.
___ El asedio de Arturo Pérez Reverte, Madrid, Alfaguara. http://www.perezreverte.com
APÉNDICES
ITINERARIOS HISPÁNICOS, 2012 (2)
131
Apéndice 1.
«ACTA DE UNA SESIÓN», SONETO.
JOSÉ JOAQUÍN DE MORA
Cotorreando en mórbidos sillones,
diez leguleyos de cerebro vano,
acerca de si Ticio es ciudadano,
ensartaron horrendas sinrazones.
Seco el jugo vital de los pulmones,
y agotado el idioma chabacano,
estas palabras dirigió un hermano,
a todos los demás santos varones:
Padres conscriptos, que el profano sea
civil o ciudadano, es una idea
que acaso pueda interesar a otros.
Yo en tan grave cuestión ni entro ni salgo
lo que importa saber es, si ese hidalgo
es tan grave animal como nosotros.
132
APÉNDICES
Apéndice 2.
BENITO PÉREZ GALDÓS: CÁDIZ (1874), CAPÍTULO VIII
Una gran novedad, una hermosa fiesta había aquel día en la isla. Banderolas y
gallardetes adornaban casas particulares y edificios públicos, y endomingada la
gente, de gala los marinos y la tropa, de gala la naturaleza a causa de la hermosura
de la mañana y esplendente claridad del sol, todo respiraba alegría. Por el camino
de Cádiz a la isla no cesaba el paso de diversa gente, en coche y a pie; y en la plaza
de San Juan de Dios los caleseros gritaban, llamando viajeros:
-¡A las Cortes, a las Cortes!
Parecía aquello preliminar de función de toros. Las clases todas de la sociedad
concurrían a la fiesta, y los antiguos baúles de la casa del rico y del pobre habíanse
quedado casi vacíos. Vestía el poderoso comerciante su mejor paño, la dama
elegante su mejor seda, y los muchachos artesanos, lo mismo que los hombres del
pueblo, ataviados con sus pintorescos trajes salpicaban de vivos colores la masa
de la multitud. Movíanse en el aire los abanicos, reflejando en mil rápidos matices
la luz del sol, y los millones de lentejuelas irradiaban sus esplendores sobre el
negro terciopelo. En los rostros había tanta alegría que la muchedumbre toda era
una sonrisa y no hacía falta que unos a otros se preguntasen a dónde iban, porque
un zumbido perenne decía sin cesar:
-¡A las Cortes, a las Cortes!
Las calesas partían a cada instante. Los pobres iban a pie, con sus meriendas a
la espalda y la guitarra pendiente del hombro. Los chicos de las plazuelas, de la
Caleta y la Viña, no querían que la ceremonia estuviese privada del honor de su
asistencia y, arreglándose sus andrajos, emprendían con sus palitos al hombro el
camino de la isla, dándose aire de un ejército en marcha, y entre sus chillidos y
bufidos y algazara se distinguía claramente el grito general:
-¡A las Cortes, a las Cortes!
Tronaban los cañones de los navíos fondeados en la bahía y entre el blanco
humo las mil banderas semejaban fantásticas bandadas de pájaros de colores
arremolinándose en torno a los mástiles. Los militares y marinos en tierra
ostentaban plumachos en sus sombreros, cintas y veneras en sus pechos, orgullo
y júbilo en los semblantes. Abrazábanse paisanos y militares congratulándose de
aquel día, que todos creían el primero de nuestro bienestar. Los hombres graves,
los escritores y periodistas, rebosaban satisfacción, dando y admitiendo plácemes
por la aparición de aquella gran aurora, de aquella luz nueva, de aquella felicidad
desconocida que todos nombraban con el grito placentero de «¡Las Cortes, las
Cortes!»
ITINERARIOS HISPÁNICOS, 2012 (2)
133
En la taberna del señor Poenco no se pensaba más que en libaciones en honor del
gran suceso. Los majos, contrabandistas, matones, chulos, picadores, carniceros y
chalanes, habían diferido sus querellas para que la majestad de tan gran día no se
turbara con ataques a la paz, a la concordia y buena armonía entre los ciudadanos.
Los mendigos abandonaron sus puestos corriendo hacia la Cortadura, que se
inundó de mancos, cojos y lisiados, ganosos de recoger abundante cosecha de
limosnas entre la mucha gente, y enseñando sus llagas, no pedían en nombre de
Dios y la caridad, sino de aquella otra deidad nueva y santa y sublime, diciendo:
–¡Por las Cortes, por las Cortes!
Nobleza, pueblo, comercio, milicia, hombres, mujeres, talento, riqueza,
juventud, hermosura, todo, con contadas excepciones, concurrió al gran acto, los
más por entusiasmo verdadero, algunos por curiosidad, otros porque habían oído
hablar de las Cortes y querían saber lo que eran. La general alegría me recordó la
entrada de Fernando VII en Madrid en Abril de 1808, después de los sucesos de
Aranjuez.
Cuando llegué a la Isla, las calles estaban intransitables por la mucha gente.
En una de ellas la multitud se agolpaba para ver una procesión. En los miradores
apenas cabían los ramilletes de señoras; clamaban a voz en grito las campanas
y gritaba el pueblo, y se estrujaban hombres y mujeres contra las paredes, y los
chiquillos trepaban por las rejas, y los soldados formados en dos filas pugnaban
por dejar el paso franco a la comitiva. Todo el mundo quería ver, y no era posible
que vieran todos.
Aquella procesión no era una procesión de santas imágenes ni de reyes ni de
príncipes, cosa en verdad muy vista en España para que así llamara la atención:
era el sencillo desfile de un centenar de hombres vestidos de negro, jóvenes unos,
otros viejos, algunos sacerdotes, seglares los más. Precedíales el clero, con el
infante de Borbón de pontifical y los individuos de la Regencia, y les seguía gran
concurso de generales, cortesanos antaño de la corona y hoy del pueblo, altos
empleados, consejeros de Castilla, próceres y gentileshombres, muchos de los
cuales ignoraban qué era aquello.
La procesión venía de la iglesia mayor donde se había dicho solemne misa y
cantado un Te Deum. El pueblo no cesaba de gritar ¡Viva la nación!, como pudiera
gritar ¡viva el rey!, y un coro que se había colocado en cierto entarimado detrás de
una esquina entonó el himno, muy laudable sin duda, pero muy malo como poesía
y música, que decía:
Del tiempo borrascoso
que España está sufriendo
va el horizonte viendo
alguna claridad.
134
APÉNDICES
La aurora son las Cortes
que con sabios vocales
remediarán los males,
dándonos libertad.
El músico había sido tan inhábil al componer el discurso musical y tan poco
conocía el arte de las cadencias que los cantantes se veían obligados a repetir
cuatro veces que con sabios, que con sabios, etc. Pero esto no quita su mérito a la
inocente y espontánea alegría popular.
Cuando pasó la comitiva encontré a Andrés Marijuán, el cual me dijo:
–Me han magullado un brazo dentro de la iglesia. ¡Qué gentío! Pero me propuse
ver todo y lo vi. Lindísimo ha estado.
–¿Pero ya empezaron los discursos?
–Hombre, no. Dijo una misa muy larga el cardenal narigudo, y luego los
regentes tomaron juramento a los procuradores, diciéndoles: ¿Juráis conservar la
religión católica? ¿Juráis conservar la integridad de la nación española? ¿Juráis
conservar en el trono a nuestro amado rey don Fernando? ¿Juráis desempeñar
fielmente este cargo?, a lo cual ellos iban contestando que sí, que sí y que sí.
Después echaron un golpe de órgano y canto llano y se acabó. Gabriel, a ver si
podemos entrar en el salón de sesiones.
Yo no creí prudente intentarlo, pero fui hacia allá, codeando a diestro y siniestro,
cuando, al llegar junto al teatro, ante cuyas puertas se agolpaban masas de gente
y no pocos coches, sentí que vivamente me llamaban, diciendo:
-Gabriel, Araceli, Gabriel, señor don Gabriel, señor de Araceli.
Miré a todos lados, y entre el gentío vi dos abanicos que me hacían señas
y dos caras que me sonreían. Eran las de Amaranta y doña Flora. Al punto me
uní a ellas, y después que me saludaron y felicitaron cariñosamente por mi feliz
llegada, Amaranta dijo:
–Ven con nosotras, tenemos papeletas para entrar en la galería reservada.
Subimos todos y por la escalera pregunté a la condesa si algún acontecimiento
había modificado la situación de nuestros asuntos, durante mi ausencia, a lo que
me contestó:
–Todo sigue lo mismo. La única novedad es que mi tía padece ahora un
reumatismo que la tiene baldada. Doña María la domina completamente y es
quien manda en la casa y quien dispone todo... No he podido ni una vez sola ver
a Inés, ni ellas salen a la calle, ni es posible escribirle. Yo esperaba con ansia tu
llegada, porque don Diego prometió llevarte allá. Cuando vayas, espero grandes
resultados de tu celosa tercería. A lord Gray no hay quien le saque una palabra,
pero los indicios de lo que te dije aumentan. Por la criada sabemos que doña
María está con una oreja alta y otra baja, y que el mismo don Diego, con ser tan
ITINERARIOS HISPÁNICOS, 2012 (2)
135
estúpido, lo ha descubierto y rabia de celos. Mañana mismo es preciso que vayas
allá, aunque yo dudo mucho que la de Rumblar quiera recibirte.
No hablamos más del asunto porque el Congreso Nacional ocupó toda nuestra
atención. Estábamos en el palco de un teatro; a nuestro lado en localidades iguales
veíamos a multitud de señoras y caballeros, a los embajadores y otros personajes.
Abajo, en lo que llamamos patio, los diputados ocupaban sus asientos en dos alas
de bancos: en el escenario había un trono, ocupado por un obispo y cuatro señores
más y delante los secretarios del despacho. Poco habían unos y otros calentado
los asientos, cuando los de la Regencia se levantaron y se fueron como diciendo:
Ahí queda eso.
–Esta pobre gente – me dijo Amaranta– no sabe lo que trae entre manos.
Míralos cómo están desconcertados y aturdidos sin saber qué hacer.
–Se ha marchado el venerable obispo de Orense – dijo doña Flora – Por ahí se
susurra que no le hacen maldita gracia las dichosas Cortes.
–Por lo que oigo, están eligiendo quien las presida – dije–. Hay aquí un traer y
llevar de papeletas que es señal de votación.
–Buenas cosas vamos a ver hoy aquí – añadió Amaranta, con el regocijo que
da la esperanza de una diversión.
–Yo lo que quiero es que prediquen pronto – añadió doña Flora–. Prontito,
señores. Veo que hay muchos clérigos, lo cual es prueba de que no faltarán picos
de oro.
–Pero estos clérigos filósofos son torpes de lengua – afirmó Amaranta –. Aquí
hablarán más los seglares, y será tal el barullo que veremos escenas tan graciosas
como las de un concejo de pueblo con fuero. Amiga, preparémonos a reír.
–Ya parece que tienen presidente. Oigamos lo que lee aquel caballerito que
está en el escenario y que parece un mal actor que no sabe el papel.
–Está conmovido por la majestad del acto –repuso Amaranta–. Me parece que
estos señores darían algo ahora porque les mandasen a sus casas. Verdaderamente,
las fachas no son malas.
–Desde aquí veo al vizconde de Matarrosa – indicó doña Flora–. Es aquel
mozalbete rubio. Le he visto en casa de Morlá, y es chico despejado... Como que
sabe inglés.
–Ese angelito debiera estar mamando y le van a dispensar la edad para que sea
diputado –repuso la condesa –. Como que no tiene más años que tú, Gabriel. Vaya
unos legisladores que nos hemos echado. Aquí tenemos Solones de veinte abriles.
–Querida condesa –dijo la otra–, desde aquí veo todas las narices y toda la boca
de don Juan Nicasio Gallego. Está abajo entre los diputados.
–Sí, allí está. De un bocado se tragará Cortes y Regencia. Es el hombre de
mejores ocurrencias que he visto en mi vida, y de seguro ha venido aquí a reírse
de sus compañeros de procuraduría. ¿No es aquel que está a su lado don Antonio
136
APÉNDICES
Capmany? ¡Miren qué facha! No se puede estar quieto un instante y baila como
una ardilla.
–Ese que se sienta en este momento es Mejía.
–También veo la cara seráfica de Agustinito Argüelles. Dicen que este predica
muy bien. ¿Ve usted a Borrull? Cuentan que este no quiere Cortes. Pero empiece
de una vez la función, ¡qué pesados son!
–Aquí, como no se paga la entrada, no hay derecho a impacientarse.
–Ya está dispuesta la presidencia. ¿Tocarán un pito para empezar?
–Yo tengo una curiosidad por oír lo que digan...
–Y yo.
–Será un disputar graciosísimo -dijo Amaranta- porque cada cual pedirá esto y
lo otro y lo de más allá.
–Conque salga uno diciendo: Yo quiero tal cosa, y otro responda: Pues no me
da la gana, se animará esta desabrida reunión.
–¡Cuándo las habrán visto más gordas! Será gracioso oír a los clérigos gritar:
Fuera los filósofos, y a los seglares: Fuera los curas. Veo con sorpresa que el
presidente no tiene látigo.
–Es que guardarán las formas, amiga mía.
–¿En dónde han aprendido ellos a guardar formas?
–Silencio, que va a hablar un diputado.
–¿Qué dirá? Nadie lo entiende.
–Se vuelve a sentar.
–En el escenario hay uno que lee.
-Se levantarán algunos de sus asientos.
–Ya. Acaban de decir que quedan enterados.
–Nosotros también. Tanto ruido, para nada.
–Silencio, señores, que vamos a oír un discurso.
–¡Un discurso! Oigamos. ¡Qué ruido en los palcos!
–Si no calla el público, el presidente mandará bajar el telón.
–¿Es aquel clérigo que está allí enfrente quien va a hablar?
–Se ha levantado, se arregla el solideo, echa atrás la capa. ¿Le conoce usted?
–Yo no.
–Ni yo. Oigamos qué dice.
–Dice que sería prudente adoptar una serie de proposiciones que tiene escritas
en un papelito.
–Bueno: léanos usted ese papelito, señor cura.
–Parece que hablará primero.
–¿Pero quién es?
–Parece un santo varón.
En los palcos inmediatos corría de boca en boca un nombre que llegó hasta el
ITINERARIOS HISPÁNICOS, 2012 (2)
137
nuestro. El orador era don Diego Muñoz Torrero.
Señores oyentes o lectores, estas orejas mías oyeron el primer discurso
que se pronunció en asambleas españolas en el siglo XIX. Aún retumba
en mi entendimiento aquel preludio, aquella voz inicial de nuestras glorias
parlamentarias, emitida por un clérigo sencillo y apacible, de ánimo sereno,
talento claro, continente humilde y simpático. Si al principio los murmullos de
arriba y abajo no permitían oír claramente su voz, poco a poco fueron acallándose
los ruidos y siguió claro y solemne el discurso. Las palabras se destacaban sobre
un silencio religioso, fijándose de tal modo en la mente que parecían esculpirse.
La atención era profunda, y jamás voz alguna fue oída con más respeto.
–¿Sabe usted, amiga mía –dijo en un momento de descanso doña Flora– que
este cleriguito no lo hace mal?
–Muy bien. Si todos hablaran así, esto no sería malo. Aún no me he enterado
bien de lo que propone.
–Pues a mí me parece todo lo que ha dicho muy puesto en razón. Ya sigue.
Atendamos.
El discurso no fue largo, pero sí sentencioso, elocuente y erudito. En un cuarto
de hora Muñoz Torrero había lanzado a la faz de la nación el programa del nuevo
gobierno, y la esencia de las nuevas ideas. Cuando la última palabra expiró en
sus labios y se sentó recibiendo las felicitaciones y los aplausos de las tribunas, el
siglo décimo octavo había concluido.
El reloj de la Historia señaló con campanada, no por todos oída, su última hora,
y realizose en España uno de los principales dobleces del tiempo.
138
APÉNDICES
Apéndice 3.
JOSÉ ALCALÁ GALIANO: MEMORIAS,
publicadas por su hijo (Antonio A. G.) en 1886.
(…) Todo aceleraba, pues, la venida de las Cortes. En ellas fundaban las gentes
esperanzas tanto más halagüeñas, cuanto que nadie acertaba a decir, ni aun a
explicárselo a sí propio, en qué consistían (…). Llegó al fin el momento de todos
con ansia esperado y por la mayor parte apetecido. Juntáronse las Cortes en la isla
de León en el memorable 24 de septiembre de 1810. Fue la solemnidad, por más
que digan, tierna y hasta alegre. Hablo de ellas, sin embargo, sólo por informes
exactos, porque no hube de verla por mis propios ojos, no obstante haberse
trasladado a la población vecina casi todos los habitantes de Cádiz, curiosos y
desocupados, y tener yo entonces en grado eminente ambas condiciones. Pero
la casualidad que me impidió asistir a la apertura de las Cortes no me privó de ir
a presenciar sus sesiones a los pocos días de estar abiertas. Pasé, pues, a la isla
de León, si mal no me acuerdo, en la tarde del 27 de septiembre. A la mañana
siguiente corrí yo al Congreso, lleno de la curiosidad más viva. El espectáculo
que presentaban las Cortes pintaba la confusión de ideas reinantes a la sazón en
las cabezas españolas.
Acababa de declararse solemnemente que la soberanía residía en la nación,
declaración por algunos combatida, por otros aprobada y por muchos aceptada,
sin comprender su verdadero significado. Como los gobiernos anteriores, así la
Junta Central como el Consejo de Regencia, habían procedido del voto popular y
representado y ejercido la soberanía, así la antigua del rey ausente como la nueva
del pueblo presente, las Cortes, en cierto modo, se consideraban como herederas
de los Gobiernos anteriores. Así, a uso de algunos cuerpos de España, se hacían
llamar señor y darse el tratamiento de majestad, atributos propios solamente de
reyes. Así como la Junta Central y el Consejo de Regencia tenían en el salón
de sus sesiones un retrato del rey bajo dosel, custodiado por guardias de la real
persona, lo cual por fuerza significaba estar la majestad real allí presente, cosa
contraria a la práctica, pues delante del rey no podían ni debían deliberar las
Cortes; o para decirlo según era, lo cual significaba haber cierta idea de estar el
rey representado por el Congreso.
Habrá tal vez quien tache de nimiedad o de pedantería estas observaciones. Pero
creo que la objeción que presumo no será fundada, pues al cabo los emblemas algo
significan, porque de algún pensamiento nacen y alguna idea están destinados a
expresar; sin contar con que, en el caso al cual me refiero, la confusión de doctrinas
que en lo material aparecía simbolizada, dando en rostro, en lo intelectual existía
muy real y verdaderamente. En lo demás, volviendo al aspecto que presentaban
ITINERARIOS HISPÁNICOS, 2012 (2)
139
las Cortes, nada había singular, aunque para ojos de españoles todo fue nuevo. La
Casa de Comedias, donde se congregaba el cuerpo soberano y legislador, como
de pueblo, no de los principales, y como eran entonces casi todas las de su clase
en España, lo presentaba pobre y mezquino, así por su pequeño espacio como por
su escaso adorno. Sobre las lunetas estaba corrido un tablado que prolongaba el
del escenario, según solía hacerse para los bailes públicos. En aquel entarimado
estaban los diputados y el público asistente en los palcos, llenos aquel día, como
en los anteriores, de una concurrencia numerosa. Había tribunas donde subían
a hablar los diputados, al uso francés, bien que no colocadas como lo está la de
Francia, y que por otra parte empezaba a usarse la costumbre inglesa, a mis ojos
preferible, de hablar cada cual puesto en pie en el lugar donde tiene su asiento.
La discusión de aquel día versó sobre varias proposiciones, diferentes sólo en
los términos y en llevar más o menos adelante el intento en ellas contenido, que
se reducía a privar a los diputados de poder recibir empleos u otros favores del
Gobierno, ya mientras estuviesen ejerciendo su cargo, ya después por plazo más
o menos corto. Hablaron varios de los que en aquellos días solían señalarse en
los debates. Uno de ellos fue Gutiérrez de la Huerta, fácil, verboso declamador
un tanto instruido, pero no de buena clase de estudios, a la sazón dueño del aura
popular; no alistado todavía en la parcialidad antirreformadora a que después se
allegó, sino al revés, mostrando empeño en reducir las prerrogativas de la Corona.
También habló don Juan Nicasio Gallego, a quien conocía yo bastante, desde que
concurríamos juntos en casa de Quintana, y a quien tenía en el más alto concepto
como poeta, celebrándole entonces, si no como de grande elocuencia, como
a hombre que hablaba bien, el auditorio ordinario de las Cortes. Dijo también
algunas palabras Capmany, conocido mío antiguo, a quien no era grato oír por su
mal acento catalán, sin que estuviesen en él bastante compensadas estas faltas en
las formas por los méritos de la materia de sus discursos. Argüelles, cuya fama,
si ya comenzada, aún no había llegado a la altura a que pocos días después subió,
no habló en aquella sesión, sin duda porque no aprobaba los extremos del mal
entendido desinterés con que los diputados privaban de sus servicios al público,
y porque no quería comprometerse, no estando aún formada su reputación,
intentando sostener doctrinas contra la corriente de la opinión popular, fuerte
entonces en el punto de que se trataba. Salí yo del Congreso medianamente
satisfecho, y no más; bien que no había querido mi suerte que asistiese a una
sesión de empeño y lucimiento.
Me prometía mejor fortuna para el día siguiente; pero en él, si salió por un lado
malograda mi esperanza, hube de presenciar un espectáculo muy curioso y harto
más que cualquiera sesión ordinaria de Cortes. Al llegar ya a las inmediaciones
del lugar donde deliberaba el Congreso, me encontré con las puertas cerradas,
por estarse en sesión secreta. En las calles vecinas, en un día hermoso de otoño,
140
APÉNDICES
como son los de aquel clima apacible, estaban juntos los que solían componer el
auditorio del Congreso, la mayor parte de ellos gente conocida, y reformadores
llenos en aquellas horas de viva y profunda satisfacción y de lisonjeras esperanzas.
Hablábase de lo que, según era de creer, daba ocasión a la sesión secreta,
suponiéndose que era para tratar de pretensiones del duque de Orleáns, a la sazón
residente en Cádiz. En efecto, este príncipe que hoy con tanta gloria propia y
general provecho reina en la vecina Francia, que en su juventud se había distinguido
como guerrero y como republicano y en las desgracias de la emigración a que se
vio compelido por haber hecho uso de su talento y conocimientos, pero cuya fama
antigua había estado por largos años en eclipse y cuyas doctrinas se habían hecho
bastante monárquicas, estaba en España desde la primavera anterior, sin hacer un
papel digno de su notoria elevada esfera, aun de su mérito personal, en aquellos
días poco o nada conocido. Su venida a la Península había sido misteriosa, casi
negando haberle llamado los que le convidaron a venir, y no explicándose claro
cuál había sido el objeto del convite; habiendo él encontrado mal recibimiento en
Cataluña, adonde primero aportó, según parecía, con la mira de encargarse allí del
mando de un ejército, y causando recelos en algunos su residencia en Cádiz, no
fuera que se intentase darle parte en el gobierno de la monarquía española.
Sabían muchos que el ilustre duque había tenido desabridas contestaciones
con el ministro Bardají, quejándose aquél, no sin motivo, de la singular situación
en que estaba, que los ingleses eran muy contrarios a sus pretensiones y que de
entre los diputados electos se había formado un partido de los que lo eran por las
provincias americanas. Lo general era mirar con desvío al de Orleans, o porque era
francés, aunque Borbón, o porque había sido republicano, o porque había dejado
de serlo, o porque tenía la calidad de príncipe de la regia estirpe, calidad no de
gran recomendación para los parciales de las recién congregadas Cortes, cuando
no republicanos, poco menos. Así es que en la calle, en aquel momento, convenían
todos en desear que al duque de Orleans se respondiese con una negativa desabrida
y dura si insistía en tener alguna clase de destino en España. Me acuerdo de que
el entonces patriarca de la Iglesia reformadora -el cual no había tenido entrada en
las Cortes pero desde afuera influía no poco en los negocios- dijo allí mismo, a las
puertas del Congreso, que los tiranuelos extranjeros (nombre con el cual señalaba
a los príncipes absolutos aliados de España por su parentesco con la real familia
y que siendo de poco poder aspiraban a ejercerlo en el Gobierno de más vasta
monarquía) andaban solícitos con motivo de la reunión de las Cortes, viendo si
podían lograr de ellas ser traídos a la Península a un lugar vecino al trono, o al
trono mismo. Sin duda, era contado entre los tiranuelos el duque de Orleans.
Fuese como fuese, todos oíamos a Quintana con sumo placer, siendo desahogo
de nuestro antiguo reprimido odio a un gobierno aborrecido poder calificarlo en
voz alta de tirano, aun aumentando a la voz desprecio, con usarla en diminutivo,
ITINERARIOS HISPÁNICOS, 2012 (2)
141
a personajes a quienes estábamos precisados antes a mostrar veneración suma.
Seguíamos nuestras conversaciones, cuando oímos pisadas de caballos, y en
breve vimos asomar, montado en uno y seguido de dos o tres personas, al mismo
duque de Orleans, que traía vestido el uniforme de capitán general español, con
calzón corto de grana, media de seda y zapato con hebilla, incómodo equipo para
un jinete. Apeose el príncipe y entró en el edificio que estaba junto al Congreso,
por la puerta destinada a los diputados, la misma por donde, siendo aquella casa
teatro, entraban los actores. Tuvimos la injusticia de indignarnos de aquel paso,
mirándolo como un desacato a la majestad del pueblo español, representada en las
Cortes. Pero se templó algo nuestro enojo cuando, echando la vista hacia la puerta
a medio abrir, descubrimos los calzones de grana y las medias, manifestando que
el duque de Orleans estaba sentado en no menos decoroso lugar que en el banquillo
o la pobre silla donde, a la hora de la representación, solía ponerse el humilde
sujeto que cuidaba de no consentir el paso por allí a otros que a los comediantes,
a sus familias y a los demás empleados en el servicio de la escena. Halagó nuestro
mal orgullo ver en tal trance de humillación a un personaje de estirpe de reyes.
Pasábase tiempo y seguíamos atisbando a modo de chicuelos traviesos y malignos,
y siempre veíamos brillar el color encarnado de los calzones, denotando no haber
mejorado de postura el que los llevaba.
Al cabo de largo rato se notó movimiento, pero siguió al instante abrirse la
puerta y asomar en ella el príncipe, que iba a salir, como lo hizo, montando a caballo
inmediatamente y alejándose hacia Cádiz, no sin saludar antes a la concurrencia,
con rostro y ademanes en que iban mezclados la pena y la indignación con la
dignidad y la cortesía. Vímoslo ir con gusto y nos retiramos, enterados de que
aquel día no había de celebrar sesión pública el Congreso. Al siguiente me restituí
yo a Cádiz, donde supe que aquel mismo día se había embarcado, por orden de
las Cortes y del Gobierno, el duque de Orleans, disponiéndose a salir para Sicilia,
donde tenía por entonces su residencia. Hasta se había dado orden al general
comandante de la escuadra de acompañarlo sin perderlo de vista, ínterin no
estuviese a bordo, tomando así el tratamiento dado a persona tan ilustre cierto
carácter de prisión y de destierro. El general a quien tocó comisión tan desabrida
era mi tío materno y padrino, don Juan María de Villacencio, que, vuelto de la isla
de Cuba siete meses antes, había sido encargado de un mando de tanta importancia
en aquellos momentos y que empezó por aquí a distinguirse, aun en cosas fuera
de su profesión de marino, abriéndose paso a las dignidades a que se elevó, y
comenzando así desde entonces a figurar notablemente en el teatro político. En su
conducta con el príncipe francés, asunto por demás delicado, acertó a hermanar,
con la puntual obediencia a las órdenes de que era ejecutor, la urbanidad y aun el
respeto debidos a un extranjero, a una persona de sangre real y, en cierto modo, a
la desdicha.
142
APÉNDICES
Restituido yo a Cádiz, seguía desde allí con ansiosa atención el curso de los
negocios políticos en las Cortes. Pero otra cosa me distrajo, aunque no enteramente,
y fue el haber aparecido en aquellos días en Cádiz la fiebre amarilla. Yo era
aprensivo y tenía en Pizarro un amigo que no lo era menos. Así, nos separamos
mucho del trato de las gentes, pero viviendo juntos, paseando y estudiando.
Cabalmente por aquellos días tuvo principio la fama de la capa de mi amigo,
fama conservada durante su carrera en las varias ocasiones en que desempeñó el
ministerio. Mandose hacer la primera, que era parda, no muy fina y con vueltas
del mismo color, pieza conservada largo tiempo y de la cual otras de la misma
clase fueron fidelísimas copias. Recién traída la capa a casa, entró en su dueño el
temor de que trajese miasmas contagiosos y la tuvo colgada al aire, circunstancia
que dio motivo a mucha risa, y a la suya tanto cuanto a la de otro alguno.
Pero como he dicho, también las Cortes embebían mi atención, ocupándola,
más que otro alguno, el debate que hubo en octubre sobre la libertad política de
la imprenta, o dígase sobre consentir e imprimir sin licencia los escritos sobre
cualesquiera materias, excepto las religiosas. Salió al cabo concedida esta libertad,
distinguiéndose en la discusión de que esta resolución fue fruto, hasta exceder a
todos sus colegas, don Agustín Argüelles. Sólo por la lectura tenía yo noticia de
estas ocurrencias, no habiendo vuelto a la isla de León, ni asistido a sesión alguna
del Congreso, fuera de la del 28 de septiembre, hasta que éste, entrado ya el
año 1811, trasladó su residencia a Cádiz. Había, sin embargo, diarios destinados
a dar noticia de las discusiones y de los discursos, aunque con imperfección
bastante. El diario que a los principios alcanzó más fama fue uno titulado El
Conciso, fundado al abrirse las Cortes, aun antes de declararse libre el uso de la
imprenta; libertad por la cual abogó y de que hizo uso antes de estar decretada
como ley, cabiéndole asimismo la satisfacción de anunciarla al público con vivas
enhorabuenas. Escribían este periódico un tal Ogirando, hábil tocador de guitarra
y muy buen traductor de algunas comedias francesas, y aquel mi amigo antiguo
Pepito Robles, que a fuerza de constancia y de loables esfuerzos logró hacerse un
tanto literato y persona de alguna nota, habiendo conseguido mejorar de suerte
desde allí en adelante. A poco salió otro periódico, cuyo título, si no me es infiel la
memoria, era La Tertulia. En este último escribí yo algunos artículos, que fueron
celebrados. En uno de ellos explicaba y defendía la doctrina de la soberanía
nacional, pero no de un modo que cuadrase con las ideas de los que querían llevar
el poder popular al extremo. En esto hago alto, porque algunos que han escrito de
mi vida, conociéndola poco, han dado por supuesto que en mis años juveniles y
en mis primeros escritos era yo uno de los demócratas más rabiosos de España o
del mundo. Fui demócrata, en verdad, y muchas cosas creí ciertas y provechosas
que ahora estimo erróneas y perjudiciales, y por ellas abogué con fe y celo, así
como ahora sustento otras contrarias, con no menos viva y profunda persuasión, y
ITINERARIOS HISPÁNICOS, 2012 (2)
143
con no inferior ímpetu; de suerte que de la nota de converso, o llámese apóstata,
ni puedo ni debo ni quiero libertarme; pero la verdad es la verdad y, por decirla
y no por vía de disculpa de lo pasado, me pinto tal cual fui, y no como me han
supuesto. (CAPÍTULO XVII)
La traslación de las Cortes a Cádiz me proporcionó asistir a sus sesiones
alguna vez. No era yo, con todo, de los concurrentes diarios a las galerías, ni
con mucho, diferenciándome en esto, como en muchas cosas, de los entonces
formados en partida que se apellidaban liberales. Correspondía yo a ellos en gran
parte por mis doctrinas, pero no por aprobar en todo la conducta de sus caudillos,
ni por aunar con el de ellas mis intereses. Seguía siendo de la reducida pandilla
de Pizarro. Componían ésta algunas personas de talento original, y por lo común
algo raras, habiéndolas de doctrinas republicanas extremadas, y también de unas
tan moderadas que estaban a media distancia entre las de los reformadores y las de
sus contrarios. Admirábamos poco a Argüelles y acaso lo estimábamos en menos
de lo que él merecía, notándose ya su falta de lógica, que aun en su mejor época
rebajaba el mérito de su entonces indisputable elocuencia. Parecíanos violento y
no muy instruido Calatrava, y llenos de inexperiencia y faltos de verdadera ciencia
política los jansenistas Muñoz Torrero y Oliveros. Al revés, poníamos a Mejía en
lugar superior al que le tocaba, mirando más a lo clarísimo de su discurso y a lo
agudo de su ingenio que a las faltas de su estilo, hijas de un mal gusto adquirido
en nada buenos estudios, y no mejorado después con bien escogida lectura. (…)
Lo que sí nos honra era que viésemos con disgusto no leve ni encubierto el
desorden con que los concurrentes a las galerías tomaban parte y ejercían influjo en
las deliberaciones de las Cortes. Verdad es que en 1814, cuando cayó el Gobierno
popular, fue moda de los vencedores perseguidores ponderar hasta lo sumo los
tales excesos. Pero también por el opuesto lado ha habido vituperable lenidad o
parcialidad escandalosa, en punto a calificar o recordar tales desmanes; de modo
que aun el digno conde de Toreno, en su historia escrita cuando ya dominaba en él
la voz de la razón, todavía encubre la verdad en esta materia. (…)
Pero si en doctrinas en parte seguía yo la de las Cortes, en frecuentes ocasiones
miraba con no encubierto disgusto la conducta del Congreso y sus parciales. Me
indignaron las tropelías cometidas contra Lardizábal por haber, en un manifiesto,
declarado una intención, que acaso no existió, de llevar a efecto la disolución de
las Cortes, siendo él parte del primer Consejo de Regencia, las de igual especie
de que fueron blanco don José Colón y el Consejo Real, aunque de este último
no fuese yo devoto y, sobre todo, el acto inicuo en que fue echado del Congreso,
por voto de las galerías atumultuadas, el diputado don José Pablo Valiente, sin
más delito que el de haber manifestado con tesón, pero sin descomedimiento,
opiniones poco gratas al mayor número de sus colegas y al auditorio y de haber
afeado que éste tomase parte en las deliberaciones. Indignome la hipocresía con
144
APÉNDICES
que se supuso este motín hijo del odio que, por preocupaciones antiguas, tenían
los gaditanos a Valiente, por suponerse que, en un buque donde éste aportó de la
Habana en el año 1800, vino el contagio de la fiebre amarilla, que tantos estragos
causó en Andalucía, habiendo sido los respetos manifestados a la persona del
mismo, que allí venía pasajero, motivo de que se diese entrada a los del buque
sin sujetarlos a la debida cuarentena. Pero entre los que se amotinaron contra
Valiente y lo atropellaron no eran menos en número los forasteros que los
gaditanos; de suerte que el cuento añejo de la traída de la epidemia a Europa
por Valiente sirvió, no de causa de la tropelía cometida en su persona, sino de
pretexto con que disculpar un exceso, achacándole otro origen que la tiranía de
un bando dominante. En este caso, mi tío Villavicencio, encargado desde junio
de 1811 del Gobierno militar y político de la plaza de Cádiz, dio aumentos a la
alta reputación que ya iba adquiriendo de diestro, así como de moderado y fino.
Él fue quien sacó a Valiente por medio del tumulto, y quien lo llevó sin lesión, y
aun sin recibir nuevos insultos, hasta el muelle, donde lo embarcó, trasladándolo
a un buque surto en la bahía. Adquiriose con esto la benevolencia de las Cortes,
con cuyas ideas distaba mucho de estar conforme, mirando el alboroto, cuyos
efectos impidió y no más, con la reprobación de que era digno. Sabía yo sus ideas
de entonces, porque todos los días concurría a su casa a tomar café; pero veía que,
sin disimular del todo sus opiniones, iba gozando de gran valimiento, aun entre
los liberales.
Pero si yo, por mis amistades o por muchas de mis opiniones, me separaba
de la comunión de la iglesia liberal, era, en punto a su fe, cismático más que
hereje. Ni dejé de renovar o formar estrechas conexiones con algunos de los
que militaban en el ejército propiamente liberal, obedientes a la voz de sus
caudillos. Uno de estos era mi amigo antiguo, don Francisco Martínez de la
Rosa, que volvió de Inglaterra, donde había pasado cerca de un año, a Cádiz, a
principios de 1811. Venía este joven muy imbuido en las ideas dominantes en el
Congreso. A su llegada, gozaba ya de alguna y no corta reputación de escritor,
así en poesía como en prosa. Presentósele una ocasión de darse a conocer en
Cádiz, y en el teatro principal de las contestaciones pendientes, ocasión en que
a un mismo tiempo podría ganar fama literaria y entrar ya en puesto decoroso
en una de las parcialidades políticas que contendían por el señorío. Por aquellos
días habían roto hostilidades furibundas entre Capmany y Quintana. Uno y otro
pasaban por liberales, siendo el primero diputado, y no así el segundo; pero aquél
en su bando era considerado como poco celoso en algunos puntos, llevándolo a
desviarse de los suyos su adhesión a los ingleses, que, por lo apasionada, llegaba
a ser sumisa, y algunas singularidades de su condición, en que entraba el odio a
ciertos adelantamientos de la sociedad moderna europea; al paso que estotro, aun
fuera del Congreso, era como el patriarca de la secta político-filosófica que en él
ITINERARIOS HISPÁNICOS, 2012 (2)
145
preponderaba. La disputa era sobre materia literaria; pero tenía la índole de pique
formal y enconado. Quintana había escrito las proclamas de la Junta Central, y
aun algunas de los Consejos de Regencia, en estilo poético, con elocuencia, a
veces con hermosas imágenes y sentidos afectos; con no poca exageración en
los pensamientos, con dicción poco correcta, si bien a veces bella, y en la cual
había el defecto de ser constantemente galicista. Capmany, o creyó que le tocaba
llevar la pluma en aquellos escritos, por estimarse él, entre los autores vivos de
su patria, sin disputa el primero, o, sin tener la representación, llevaba a mal que
otro fuese celebrado; y no escribiendo él muy bien, sabía, sin embargo, lo bastante
para conocer las faltas ajenas, con especialidad las cometidas contra la pureza del
lenguaje, culpa, en su concepto, de la reprobación más dura. La agresión, en la
lid de que hablo, fue de Capmany, el cual publicó un escrito censurando con rabia
una proclama escrita por Quintana, a nombre del Consejo de Regencia. Pero la
composición de Capmany distaba bastante de estar bien escrita, siendo su estilo
y dicción, si no impura la segunda, ambos escabrosos. Notó esto Martínez de
la Rosa, en conversación que sobre el particular teníamos, y, como Capmany,
además de cometer faltas como autor, no procedía bien en aquella ocasión como
hombre, se sintió inclinado a corregir los defectos del pedagogo, demostrando
que, al censurar a los otros, se hacía él mismo merecedor de grave censura. Yo lo
instigué a que pusiese por obra su propósito, sintiendo ver maltratado a Quintana,
a quien miraba con buen afecto y alto aprecio, y por el cual era estimado en
mucho. Martínez de la Rosa dio a luz un escrito de cortas dimensiones, titulado:
Carta de un maestro de escuela de Polopos (que es un lugar chico de la Alpujarra),
donde ponía de bulto varios deslices, no leyes, de Capmany. Agradeció mucho
Quintana este favor. Proporcionó su escrito a Martínez de la Rosa dar principio a
contraer estrechas relaciones con los prohombres del bando reformador, si bien
de cualquier modo, más tarde o más temprano, habría figurado entre ellos, a cuyo
gremio le llamaban sus opiniones, y en cuyas filas tenía ya mérito y reputación
suficientes para colocarse en un puesto de más que mediana nota.
Por aquel mismo tiempo se supo que había en las Cortes conatos de dar vida
al Tribunal de la Inquisición, que yacía, si no muerto legalmente, de hecho
amortecido. Aquí yo, con los de mi corta pandilla, lo mismo que los liberales de
su ejército magno, dimos rienda a nuestra indignación y determinamos combatir
la idea de poner en fuerza un tribunal no sólo odioso, sino de tal especie, que su
nombre cubría de vergüenza la causa de quienes le sustentaban.
Sin embargo, o fuese por no estimarme competente para esta guerra, o por
otras causas de que no me acuerdo, no empleé en ella mi pluma. No así Martínez
de la Rosa, que salió a la palestra con un folletillo, o dígase cuadernillo, de pocas
páginas, tomando el nombre de Ingenio Tostado, obra no digna de su talento,
aunque sí escrita con corrección elegante y mucho chiste.
146
APÉNDICES
En estos trabajos pasaba nuestra vida, falta de ocupación seria. Lo futuro se
nos presentaba entonces con triste aspecto, porque las desgracias de las armas
españolas en la campaña amenazaban con el triunfo completo de los franceses.
Pero esto, si era en cierto modo previsto, tampoco estaba temido como daño
seguro, participando todos, cuál más, cuál menos, de ilusiones luego convertidas
en realidades, en punto al triunfo de la causa de nuestra patria. Entre tanto, la
mansión en Cádiz era sobre manera agradable. Abundaba la gente, y aunque
esto producía alguna estrechez en las casas, daba vida y alegría a las calles y
paseos, donde había de continuo una lucida y numerosa concurrencia. Abierto,
hacia fines de 1811, el teatro, que había estado cerrado desde principio del sitio,
rebosaba en gente todas las noches. La abundancia de los víveres había producido
tal comodidad en los precios que bien podía llamarse baratura, naciendo esta
ventaja de estar libre el mar y hallarse abolidos los derechos sobre introducción de
comestibles, por lo cual acudían a surtir de todo a la crecida población de aquella
isla, bloqueada por tierra, así de los lugares vecinos situados a la orilla del mar,
como de los más apartados. Residía allí el Gobierno y con él muchos personajes
de importancia en la parte literaria, así como en otras; y estar abiertas las Cortes,
donde todos los días se examinaban y resolvían graves materias, daba pábulo a
ejercitarse la curiosidad y el entendimiento, ya en escritos, ya en conversaciones.
Las noticias de los ejércitos, si por lo común eran de reveses, eran alguna vez
de felicidades, y abultadas éstas, abrían campo a dulces esperanzas. Verdad
era que desde diciembre de 1810 habían empezado a caer dentro del recinto de
Cádiz granadas o bombas disparadas por las baterías enemigas; porque si bien
la ciudad estaba fuera de tiro, aun de mortero, del punto menos distante entre
cuantos ocupaban en la costa opuesta los franceses, éstos, con un invento nuevo,
habían construido piezas, entre morteros y obuses, que alcanzaban más que lo
que hasta entonces había sido conocido. Pero estos disparos, hasta 1812, habían
sido hechos muy de tarde en tarde, y cada vez en corto número; los proyectiles,
para ser arrojados a tanta distancia, habían sido aumentados en peso y, viniendo
rellenos de plomo y con muy poca pólvora, no reventaban y por esto causaban
poco estrago y no mucho susto, y la consecuencia de todo ello fue hacerse de las
bombas enemigas tan poco caso que sólo servían para dar motivo a burlas. Así, se
cantó en el teatro y se repetía por las calles con una tonada vulgarmente de moda:
Con las bombas que tiran
los fanfarrones,
se hacen las gaditanas
tirabuzones;
porque tirabuzones eran llamados, por tener forma de tales, los rizos que entonces
ITINERARIOS HISPÁNICOS, 2012 (2)
147
gastaban las mujeres, para formar los cuales se sujetaba el pelo con pedazos muy
pequeños de plomo. Otras coplas semejantes eran aplaudidas. En el teatro, un
actor llamado Navarro solía componerlas de repente, tomando con frecuencia por
argumento las bombas, y era de ver con qué palmadas eran recibidas tales sandeces,
siendo, por otro lado, acreedores a alguna consideración así los compositores
de tan malos versos como sus aprobantes, porque unos y otros declaraban cuán
alegremente resuelta a resistir al enemigo seguía la nación española, compendiada,
y también representada, en la población de Cádiz. (CAPÍTULO XVIII)
De los negocios públicos hubo durante algún tiempo poca mudanza. Esperábase,
sin embargo, y no sin fundamento, algo favorable, así en la guerra de España por
parte de los ingleses, como en la de Rusia, si no comenzada, tenida por infalible.
En medio de esto, acabada ya de aprobar en las Cortes la Constitución, se trató
de publicarla con toda la pompa posible. Hízose así, eligiendo para la solemnidad
el día 19 de marzo, aniversario del primer advenimiento del rey Fernando a su
trono. Siendo este día el de la festividad de San José, era también solemnizado
por los franceses, dueños de la costa opuesta de Cádiz, como el del príncipe de su
imperial familia, que se titulaba rey de España. La festividad en Cádiz fue alegre y
singular, aunque no de gran lujo, no consintiéndolo las circunstancias. Firmada la
Constitución en el día 18 por todos los diputados, la ceremonia del 19 se reducía
a ir el Congreso en cuerpo, acompañado por la Regencia, a asistir a un solemne
Tedéum y a publicarse por la tarde la nueva ley en los lugares más públicos de la
ciudad, en varios tablados, con las fórmulas usadas en el acto de las proclamaciones
de los reyes. Como la catedral de Cádiz estuviese en lugar adonde alcanzaban las
granadas enemigas, disparadas con frecuencia de cuando en cuando por aquel
tiempo, escogiose para la fiesta de iglesia el templo del convento de Carmelitas
descalzos, situado en lugar seguro. Era éste el del paseo de Cádiz llamado la
Alameda, desde donde registra la vista el mar y la tierra que hace frente a Cádiz en
el opuesto costado de su bahía, donde estaban asentados los enemigos, al paso que
poblaban el puerto las fuerzas navales británicas, numerosas, y algunas españolas.
El tiempo, que desde el día anterior estaba amenazando, rompió, a la hora de la
solemnidad, en violentísimas ráfagas de viento, acompañadas de recios aguaceros,
sin que por esto la numerosa concurrencia que poblaba las calles y el paseo pensara
en resguardarse de los efectos del huracán y de la lluvia, apenas sentidos entre
los arrebatos del general entusiasmo y gozo. Era aquél un momento semejante a
algunos que he visto y notado en mi vida, en que ceden a un ímpetu simultáneo de
alegría y de esperanza personas de diversas y aun encontradas opiniones, inclusas
hasta las que miraban con poco gusto el objeto de la solemnidad que se estaba
celebrando. En aquella hora los contrarios a la Constitución la aplaudían, y los que
creían en la victoria de los franceses como segura, también celebraban un suceso
que, siendo ciertas sus conjeturas, no pasaría de ser una inútil y aun ridícula farsa.
148
APÉNDICES
Empezó la fiesta, sonaron las campanas, atronó el estruendo de la artillería de las
murallas y navíos; respondió a este último sonido con otro igual en la larga línea
de baterías francesas, en obsequio a José I. Extremáronse al mismo tiempo en un
furor el viento y la lluvia, y de todo vino a resultar el más extraño espectáculo
imaginable, raro sobre todo por los pasmosos contrastes que presentaba a la
mente, tierno, sublime, loco, inexplicable, propio, en suma, para juzgado de muy
diversas maneras, según los varios aspectos por que fuese considerado. Hasta,
como sucede siempre en las cosas más serias de este mundo, daba lugar a la risa,
disfrazándose con festivos modos algunas reflexiones graves. Así, me acuerdo
de un accidente que he juzgado digno, no obstante su pequeñez, de ser referido
en obra más seria que la presente, y que voy a copiar en los mismos términos
en que lo cuento, en el compendio de la Historia de España que últimamente
he publicado, obra, en parte, traducida, y de mi composición original a contar
desde el reinado de Carlos IV: «Estábase (digo allí) cantando el Tedéum, cuando
el ímpetu del huracán tronchó delante de la iglesia un árbol robusto, y algunos
de los circunstantes, entre los cuales estaba yo, no por superstición, sino como
en burla, aludieron a que podría ser funesto agüero de la suerte de la ley nueva;
vaticinio que así podría haber tomado por suyo la superstición más grosera, como
la previsión más aguda.» Sólo me resta añadir que acabó en paz la ceremonia,
y que la de la tarde fue muy concurrida; aunque algo aplacado el viento, caía la
lluvia a torrentes.
Como para justificar estas esperanzas, que podrían parecer desvaríos, vino en
breve la noticia de haber sido tomado Badajoz, por asalto, por el ejército inglés.
Poco antes lo había sido del mismo modo la plaza de Ciudad Rodrigo. En el primer
caso, había sido concedida al general vencedor la gracia de hacerle Grande de
España y duque, dándole por título el nombre de la ciudad que había ganado. Estas
ventajas, con no ser leves, casi valían más como preludio de otras mayores. Veíase
que el ejército británico, dueño de Portugal, iba a seguir la guerra con actividad
contra los franceses, los cuales mal podían esperar más refuerzos, estando llamada
la atención del emperador a las regiones del norte. Las esperanzas, como se verá,
no salieron defraudadas. (CAPÍTULO XIX)
149
ITINERARIOS HISPÁNICOS, 2012 (2)
Apéndice 4.
CONSTITUCIÓN POLÍTICA DE LA MONARQUÍA ESPAÑOLA.
PROMULGADA EN CÁDIZ A 19 DE MARZO DE 1812
150
APÉNDICES
Don Fernando VII, por la gracia de Dios y la Constitución de la Monarquía española,
Rey de las Españas, y en su ausencia y cautividad la Regencia del Rein o, nombrada por
las Cortes generales y extraordinarias, a todos los que las presentes vieren y entendieren,
sabed: Que las mismas Cortes han decretado y sancionado la siguiente:
CONSTITUCIÓN POLÍTICA DE LA MONARQUÍA ESPAÑOLA
En el nombre de Dios Todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo, autor y supremo
legislador de la sociedad.
Las Cortes generales y extraordinarias de la Nación española, bien convencidas,
después del más detenido examen y madura deliberación, de que las antiguas leyes
fundamentales de esta Monarquía, acompañadas de las oportunas providencias y
precauciones, que aseguren de un modo estable y permanente su entero cumplimiento,
podrán llenar debidamente el grande objeto de promover la gloria, la prosperidad y el
bien de toda la Nación, decretan la siguiente Constitución política para el buen gobierno
y recta administración del Estado.
TÍTULO PRIMERO
DE LA NACIÓN ESPAÑOLA Y DE LOS ESPAÑOLES
CAPÍTULO PRIMERO
De la Nación española.
Art. º1.
La Nación española es la reunión de todos los españoles de ambos hemisferios.
Art. 2º.
La Nación española es libre e independiente, y no es ni puede ser patrimonio de
ninguna familia ni persona.
Art. 3º.
La soberanía reside esencialmente en la Nación, y por lo mismo pertenece a ésta
exclusivamente el derecho de establecer sus leyes fundamentales.
Art. 4º.
La Nación está obligada a conservar y proteger por leyes sabias y justas la libertad civil,
la propiedad y los demás derechos legítimo s de todos los individuos que la componen.
ITINERARIOS HISPÁNICOS, 2012 (2)
151
CAPÍTULO II
De los españoles.
Art. 5º. Son españoles:
Primero. Todos los hombres libres nacidos y avecindados en los dominios de las
Españas, y los hijos de éstos.
Segundo. Los extranjeros que hayan obtenido de las Cortes cartas de naturaleza.
Tercero. Los que sin ella lleven diez años de vecindad, ganada según la ley en cualquier
pueblo de la Monarquía.
Cuarto. Los libertos desde que adquieran la libertad en las Españas.
Art. 6º.
El amor de la Patria es una de las principales obligaciones de todos los españoles, y
asimismo el ser justos y benéficos.
Art. 7º.
Todo español está obligado a ser fiel a la Constitución, obedecer las leyes y respetar
las autoridades establecidas.
Art. 8º.
También está obligado todo español, sin distinción alguna, a contribuir en proporción
de sus haberes para los gastos del Estado.
Art. 9º.
Está asimismo obligado todo español a defender la Patria con las armas cuando sea
llamado por la ley.
TÍTULO II
DEL TERRITORIO DE LAS ESPAÑAS, SU RELIGIÓN Y GOBIERNO, Y DE
LOS CIUDADANOS ESPAÑOLES
CAPÍTULO I
Del territorio de las Españas.
Art. 10.
El territorio español comprende en la Península con sus posesiones e islas adyacentes,
Aragón, Asturias, Castilla la Vieja, Castilla la Nueva, Cataluña, Córdoba, Extremadura,
Galicia, Granada, Jaén, León, Molina, Murcia, Navarra, Provincias Vascongadas, Sevilla
y Valencia, las islas Baleares y las Canarias con las demás posesiones de África.
152
APÉNDICES
En la América septentrional, Nueva España, con la Nueva Galicia y Península de
Yucatán, Guatemala, provincias internas de Oriente, provincias internas de Occidente,
isla de Cuba con las dos Floridas, la parte española de la isla de Santo Domingo, y la isla
de Puerto Rico con las demás adyacentes a éstas y al continente en uno y otro mar.
En la América meridional, la Nueva Granada, Venezuela, el Perú, Chile, provincias
del Río de la Plata, y todas las islas adyacentes en el mar Pacífico y en el Atlántico.
En el Asia, las islas Filipinas, y las que dependen de su gobierno.
Art. 11.
Se hará una división más conveniente del territorio español por una ley constitucional,
luego que las circunstancias políticas de la Nación lo permitan.
CAPÍTULO II
De la religión.
Art. 12.
La religión de la Nación española es y será perpetuamente la católica, apostólica,
romana, única verdadera. La Nación la protege por leyes sabias y justas, y prohíbe el
ejercicio de cualquiera otra.
CAPÍTULO III
Del Gobierno.
Art. 13.
El objeto del Gobierno es la felicidad de la Nación, puesto que el fin de toda sociedad
política no es otro que el bienestar de los individuos que la componen.
Art. 14.
El Gobierno de la Nación española es una Monarquía moderada hereditaria.
Art. 15.
La potestad de hacer las leyes reside en las Cortes con el Rey.
Art. 16.
La potestad de hacer ejecutar las leyes reside en el Rey.
Art. 17.
La potestad de aplicar las leyes en las causas civiles y criminales reside en los
Tribunales establecidos por la ley.
ITINERARIOS HISPÁNICOS, 2012 (2)
153
CAPÍTULO IV
De los ciudadanos españoles.
Art. 18.
Son ciudadanos aquellos españoles que por ambas líneas traen su origen de los
dominios españoles de ambos hemisferios, y están, avecindados en cualquier pueblo de
los mismos dominios.
Art. 19.
Es también ciudadano el extranjero que gozando ya de los derechos del español,
obtuviere de las Cortes carta especial de ciudadano.
Art. 20.
Para que el extranjero pueda obtener de las Cortes esta carta, deberá estar casado con
española, y haber traído o fijado en las Españas alguna invención o industria apreciable, o
adquirido bienes raíces por los que pague una contribución directa, o estableciéndose en
el comercio con un capital propio o considerable a juicio de las mismas Cortes, o hecho
servicios señalados en bien y defensa de la Nación.
Art. 21.
Son asimismo ciudadanos los hijos legítimo s de los extranjeros domiciliados en las
Españas, que habiendo nacido en los dominios es pañoles, no hayan salido nunca fuera
sin licencia del Gobierno, y teniendo veintiún años cumplidos, se hayan avecindado en un
pueblo de los mismos dominios, ejerciendo en él alguna profesión, oficio o industria útil.
Art. 22.
A los españoles que por cual quiera línea son habidos y reputados por originarios del
África, les queda abierta la puerta de la virtud y del merecimiento para ser ciudadanos:
en su consecuencia, las Cortes concederán carta de ciudadano a los que hicieren servicios
calificados a la Patria, o a los que se distingan por su talento, aplicación y conducta, con
la condición de que sean hijos de legítimo matrimonio de padres ingenuos; de que estén
casados con mujer ingenua, y avecindados en los dominios de las Españas, y de que
ejerzan alguna profesión, oficio o industria útil con un capital propio.
Art. 23.
Sólo los que sean ciudadanos podrán obtener empleos municipales, y elegir para ellos
en los casos señalados por la ley.
Art. 24.
La calidad del ciudadano español se pierde:
Primero. Por adquirir naturaleza en país extranjero.
Segundo. Por admitir empleo de otro Gobierno.
154
APÉNDICES
Tercero. Por sentencia en que se impongan penas aflictivas o infamantes, si no se
obtiene rehabilitación.
Cuarto. Por haber residido cinco años consecutivos fuera del territorio español sin
comisión o licencia del Gobierno.
Art. 25.
El ejercicio de los mismos derechos se suspende:
Primero. En virtud de interdicción judicial por incapacidad física o moral.
Segundo. Por el estado de deudor quebrado, o de deudor a los caudales públicos.
Tercero. Por el estado de sirviente doméstico.
Cuarto. Por no tener empleo, oficio, o modo de vivir conocido.
Quinto. Por hallarse procesado criminalmente.
Sexto. Desde el año de 1830 deberán saber leer y escribir los que de nuevo entren en
el ejercicio de los derechos de ciudadano.
Art. 26.
Sólo por las causas señaladas en los dos artículos precedentes se pueden perder o
suspender los derechos de ciudadano, y no por otras.
TÍTULO III
DE LAS CORTES
CAPÍTULO I
Del modo de formarse las Cortes.
Art. 27.
Las Cortes son la reunión de todos los Diputados que representan la Nación, nombrados
por los ciudadanos en la forma que se dirá.
Art. 28.
La base para la representación nacional es la misma en ambos hemisferios.
Art. 29.
Esta base es la población compuesta de los naturales que por ambas líneas sean
originarios de los dominios españoles, y de aquellos que hayan obtenido de las Cortes
carta de ciudadano, como también de los comprendidos en el art. 21.
ITINERARIOS HISPÁNICOS, 2012 (2)
155
Art. 30.
Para el cómputo de la población de los dominios europeos servirá el último censo
del año 1797, hasta que pueda hacerse otro nuevo; y se formará el correspondiente para
el cómputo de la población de los de Ultramar, sirviendo entre tanto los censos más
auténticos entre los últimamente formados.
Art. 31.
Por cada 70.000 almas de la población, compuesta como queda dicho en el art. 29,
habrá un Diputado de Cortes.
Art. 32.
Distribuida la población por las diferentes provincias, si resultase en alguna el exceso
de más de 35.000 almas, se elegirá un Diputado más, como si el número llegase a 70.000,
y si el sobrante no excediere de 35.000, no se contará con él.
Art. 33.
Si hubiese alguna provincia cuya población no llegue a 70.000 alma s, pero que no
baje de 35.000, elegirá por sí un Diputado; y si bajare de este número, se unirá a la
inmediata para completar el de 70.000 requerido. Exceptúase de esta regla la isla de
Santo Domingo, que nombrará Diputado, cualquiera que sea su población.
CAPÍTULO II
Del nombramiento de Diputados de Cortes.
Art. 34.
Para la elección de los Diputados de Cortes se celebrarán juntas electorales de
parroquia, de partido y de provincia.
CAPÍTULO III
De las juntas electorales de parroquia.
Art. 35.
Las juntas electorales de parroquia se compondrán de todos los ciudadanos avecindados
y residentes en el territorio de la parroquia respectiva, entre los que se comprenden los
eclesiásticos seculares.
Art. 36.
Estas juntas se celebrarán siempre en la Península e islas y posesiones adyacentes, el
primer domingo del mes de Octubre del año anterior al de la celebración de las Cortes.
Art. 37.
En las provincias de Ultramar se celebrarán el primer domingo del mes de Diciembre,
quince meses antes de la celebración de las Cortes, con aviso que para unas y otras hayan
de dar anticipadamente las justicias.
156
APÉNDICES
Art. 38.
En las juntas de parroquia se nombrará por cada 200 vecinos un elector parroquial.
Art. 39.
Si el número de vecinos de la parroquia excediese de 300, aunque no llegue a 400, se
nombrarán dos electores; si excediese de 500, aunque no llegue a 600, se nombrarán tres,
y así progresivamente.
Art. 40.
En las parroquias cuyo número de vecinos no llegue a 200, con tal que tengan 150, se
nombrará ya un elector, y en aquellas en que no haya este número, se reunirán los vecinos
a los de otra inmediata para nombrar el elector o electores que les correspondan.
Art. 41.
La junta parroquial elegirá a pluralidad de votos once compromisarios, para que éstos
nombren el elector parroquial.
Art. 42.
Si en la junta parroquial hubieren de nombrarse dos electores parroquiales, se elegirán
21 compromisarios, y si tres, 31; sin que en ningún caso se pueda exceder de este número
de compromisarios, a fin de evitar confusión.
Art. 43.
Para consultar la mayor comodidad de las poblaciones pequeñas, se observará que
aquella parroquia que llegare a tener 20 vecinos elegirá un compromisario, la que llegue
a tener de 30 a 40, elegirá dos; la que tuviere de 50 a 60, tres, y así progresivamente.
Las parroquias que tuvieren menos de 20 vecinos se unirán, con las más inmediatas para
elegir compromisario.
Art. 44.
Los compromisarios de las parroquias de las poblaciones pequeñas, así elegidos, se
juntarán en el pueblo más a propósito, y en componiendo el número de 11, o a lo menos
de nueve, nombrarán un elector parroquial, si compusieren el número de 21, o a lo menos
de 17, nombrarán dos electores parroquiales, y si fueren 31, y se reuniere a lo menos 25,
nombrarán tres electores o los que correspondan.
Art. 45.
Para ser nombrado elector parroquial se requiere ser ciudadano, mayor de veinticinco
años, vecino y residente en la parroquia.
Art. 46.
Las juntas de parroquia serán presididas por el jefe político, o el alcalde de la ciudad,
villa o aldea en que se congregaren, con asistencia del cura párroco para mayor solemnidad
del acto; y si en un mismo pueblo, por razón del número de sus parroquias, se tuvieren
ITINERARIOS HISPÁNICOS, 2012 (2)
157
dos o más juntas, presidirá una el jefe político, o el alcalde, otra el otro alcalde, y los
regidores, por suerte, presidirán las demás.
Art. 47.
Llegada la hora de la reunión, que se hará en las Casas consistoriales o en el lugar donde
lo tengan de costumbre, hallándose j untos los ciudadanos que hayan concurrido, pasarán
a la parroquia con su presidente, y en ella se celebrará una misa solemne de Espíritu
Santo por el cura párroco, quien hará un discurso correspondiente a las circunstancias.
Art. 48.
Concluida la misa, volverán al lugar de donde salieron, y en él se dará principio a la
junta, nombrando dos escrutadores y un secretario de entre los ciudadanos presentes,
todo a puerta abierta.
Art. 49.
En seguida preguntará el presidente si algún ciudadano ti ene que exponer alguna
queja relativa a cohecho o soborno para que la elección recaiga en determinada persona;
y si la hubiere deberá hacerse justificación pública y verbal en el mismo acto. Siendo
cierta la acusación, serán privados de voz activa y pasiva los que hubieren cometido el
delito. Los calumniadores sufrirán la misma pena; y de este juicio no se admitirá recurso
alguno.
Art. 50.
Si se suscitasen dudas sobre si en alguno de los presentes concurren las calidades
requeridas para poder votar, la misma junta decidirá en el acto lo que le parezca; y lo que
decidiere se ejecutará sin recurso alguno por esta vez y para este solo efecto.
Art. 51.
Se procederá inmediatamente al nombramiento de los compromisarios; lo que se hará
designando cada ciudadano un número de personas igual al de los compromisarios, para
lo que se acercará a la mesa donde se hallen el presidente, los escrutadores y el secretario;
y éste las escribirá en una lista a su presencia; y en éste y en los demás actos de elección
nadie podrá votarse a sí mismo, bajo la pena de perder el derecho de votar.
Art. 52.
Concluido este acto, el presidente, escruta dores y secretario reconocerán las listas,
y aquél publicará en alta voz los nombres de los ciudadanos que hayan sido elegidos
compromisarios por haber reunido mayor número de votos.
Art. 53.
Los compromisarios nombrados se retirarán a un lugar separado antes de disolverse
la junta, y conferenciando entre sí, procederán a nombrar el elector o electores de aquella
parroquia, y quedarán elegidas la persona o personas que reúnan más de la mitad de
votos. En seguida se publicará en la junta el nombramiento.
158
APÉNDICES
Art. 54.
El secretario extenderá el acta, que con él firmarán el presidente y los compromisarios,
y se entregará copia de ella firmada a la persona o personas elegidas, para hacer constar
su nombramiento.
Art. 55.
Ningún ciudadano podrá excusarse de estos encargos por motivo ni pretexto alguno.
Art. 56.
En la junta parroquial ningún ciudadano se presentará con armas.
Art. 57.
Verificado el nombramiento de electores, se disolverá inmediatamente la junta, y
cualquier otro acto en que intente mezclarse será nulo.
Art. 58.
Los ciudadanos que han compuesto la junta se trasladarán a la parroquia, donde se
cantará un solemne Te Deum, llevando al elector o electores entre el presidente, los
escrutadores y el secretario.
CAPÍTULO IV
De las juntas electorales de partido.
Art. 59.
Las juntas electorales de partido se compondrán de los electores parroquiales, que se
congregarán en la cabeza de cada partido, a fi n de nombrar el elector o electores que han
de concurrir a la capital de la provincia para elegir los Diputados de Cortes.
Art. 60.
Estas juntas se celebrarán siempre, en la Península e islas y posesiones adyacentes, el
primer domingo del mes de Noviembre del año anterior al en que han de celebrarse las
Cortes.
Art. 61.
En las provincias de Ultramar se celebrarán el primer domingo del mes de Enero
próximo siguiente al de Diciembre en que se hubieren celebrado las juntas de parroquia.
Art. 62.
Para venir en conocimiento del número de electores que haya de nombrar cada partido,
se tendrán presentes las siguientes reglas.
Art. 63.
El número de electores de partido será triple al de los Diputados que se han de elegir.
ITINERARIOS HISPÁNICOS, 2012 (2)
159
Art. 64.
Si el número de partidos de la provincia fuere mayor que el de los electores que
se requieren por el artículo precedente para el nombramiento de los Diputados que le
correspondan, se nombrará, sin embargo, un elector por cada partido.
Art. 65.
Si el número de partidos fuere menor que el de los electores que deban nombrarse,
cada partido elegirá uno, dos o más, hasta completar el número que se requiera; pero si
faltase aún un elector, le nombrará el partido de mayor población; si todavía faltase otro,
le nombrará el que le siga en mayor población, y así sucesivamente.
Art. 66.
Por lo que queda establecido en los artículos 31, 32 y 33, y en los tres artículos
precedentes, el censo determina cuántos Diputados corresponden a cada provincia y
cuántos electores a cada uno de sus partidos.
Art. 67.
Las juntas electorales de partido serán presididas por el jefe político, o el alcalde
primero del pueblo cabeza de partido, a quien se presentarán los electores parroquiales
con el documento que acredite su elección, para que sean anotados sus nombres en el
libro en que han de extenderse las actas de la junta.
Art. 68.
En el día señalado se juntarán los electores de parroquia con el presidente de las
Salas consistoriales, a puerta abierta, y comenzarán por nombrar un secretario y dos
escrutadores de entre los mismos electores.
Art. 69.
En seguida presentarán los electores las certificaciones de su nombramiento para ser
examinadas por el secretario y escrutadores, quienes deberán al día siguiente informar si
están o no arregladas. Las certificaciones del secretario y escrutadores serán examinadas
por una comisión de tres individuos de la junta, que se nombrará al efecto, para que
informe también en el siguiente día sobre ellas.
Art. 70.
En este día, congregados los electores parroquiales, se leerán los informes sobre las
certificaciones; y si se hubiere hallado reparo que oponer a alguna de ellas, o a los electores,
por defecto de algunas de las calidades requeridas, la junta resolverá definitivamente y
acto continuo lo que le parezca, y lo que resolviere se ejecutará sin recurso.
Art. 71.
Concluido este acto, pasarán los electores parroquiales con su presidente a la Iglesia
mayor, en donde se cantará una misa solemne de Espíritu Santo por el eclesiástico de
mayor dignidad, el que hará un discurso propio de las circunstancias.
160
APÉNDICES
Art. 72.
Después de este acto religioso, se restituirán a las Casas consistoriales, y ocupando
los electores sus asientos sin preferencia alguna, leerá el secretario este capítulo de la
Constitución, y en seguida hará el presidente la misma pregunta que se contiene en el art.
49, y se observará todo cuanto en él se previene.
Art. 73.
Inmediatamente después se procederá al nombramiento del elector o electores de
partido, eligiéndolos de uno en uno, y por escrutinio secreto, mediante cédulas en que
esté escrito el nombre de la persona que cada uno elige.
Art. 74.
Concluida la votación, el presidente, secretario y escrutadores harán la regulación
de los votos, y quedará elegido el que haya reunido, a lo menos, la mitad de los votos y
uno más, publicando el presidente cada elección. Si ninguno hubiere tenido la pluralidad
absoluta de votos, los dos que hayan tenido el mayor número entrarán en segundo
escrutinio, y quedará elegido el que reúna mayor número de votos, En caso de empate
decidirá la suerte.
Art. 75.
Para ser elector de partido se requiere ser ciudadano que se halle en el ejercicio de
sus derechos, mayor de veinticinco años, y vecino y residente en el partido, ya sea del
estado seglar, o del eclesiástico secular, pudiendo recaer la elección en los ciudadanos
que componen la junta, o en los de fuera de ella.
Art. 76.
El secretario extenderá el acta, que con él firmarán el presidente y escrutadores, y se
entregará copia de ella, firmada por los mismos, a la persona o personas elegidas para
hacer constar su nombramiento. El presidente de esta junta remitirá otra copia, firmada
por él y por el secretario, al presidente de la junta de provincia, donde se hará notoria la
elección en los papeles públicos.
Art. 77.
En las juntas electorales de partido se observará todo lo que se previene para las juntas
electorales de parroquia en los artículos 55, 56, 57 y 58.
CAPÍTULO V
De las juntas electorales de provincia.
Art. 78.
Las juntas electorales de provincia se compondrán de los electores de todos los
partidos de ella, que se congregarán en la capital, a fin de nombrar los Diputados que le
correspondan para asistir a las Cortes como representantes de la Nación.
ITINERARIOS HISPÁNICOS, 2012 (2)
161
Art. 79.
Estas juntas se celebrarán si empre en la Península e islas adyacentes el primer
domingo del mes de Diciembre del año anterior a las Cortes.
Art. 80.
En las provincias de Ultramar se celebrarán en el domingo segundo del mes de Marzo
del mismo año en que se celebraren las juntas de partido.
Art. 81.
Serán presididas estas juntas por el jefe político de la Capital de provincia, a quien
se presentarán los electores de partido con el documento de su elección, para que sus
nombres se anoten en el libro en que han de extenderse las actas de la junta.
Art. 82.
En el día señalado se juntarán los electores de partido con el presidente en las Casas
consistoriales, o en el edificio que se tenga por más a propósito para un acto tan solemne,
a puerta abierta, y comenzarán por nombrar a pluralidad de votos un secretario y dos
escrutadores de entre los mismos electores.
Art. 83.
Si a una provincia no le cupiere más que un Diputado, concurrirán, a lo menos, cinco
electores para su nombramiento, distribuyendo este número entre los partidos en que
estuviere dividida, o formando partido para este solo efecto.
Art. 84.
Se leerán los cuatro capítulos de esta Constitución que tratan de las elecciones.
Después se leerán las certificaciones de las actas de las elecciones hechas en las cabezas
de partido, remitidas por los respectivos presidentes, y asimismo presentarán los
electores las certificaciones de su nombramiento, para ser examinadas por el secretario
y escrutadores, quienes deberán al día siguiente informar si están o no arregladas. Las
certificaciones del secretario y escrutadores serán examinadas por una comisión de tres
individuos de la junta, que se nombrarán al efecto, para que informen también sobre ellas
en el siguiente día.
Art. 85.
Juntos en él los electores de partido, se leerán los informes sobre las certificaciones, y
si se hubiere hallado reparo que oponer a alguna de ellas, o a los electores por defecto de
alguna de las calidades requeridas, la junta resolverá definitivamente y acto continuo lo
que le parezca, y lo que resolviere se ejecutará sin recurso.
Art. 86.
En seguida se dirigirán los electores de partido, con su presidente, a la catedral o iglesia
mayor, en donde se cantará una misa solemne de Espíritu Santo, y el Obispo, o en su
defecto el eclesiástico de mayor dignidad, hará un discurso propio de las circunstancias.
162
APÉNDICES
Art. 87.
Concluido este acto religioso, volverán al lugar de donde salieron, y a puerta a abierta,
ocupando los electores sus asientos sin preferencia alguna, hará el presidente la misma
pregunta que se contiene en el artículo 49, y se observará cuanto en él se previene.
Art. 88.
Se procederá en seguida por los electores que se hallen presentes a la elección del
Diputado o Diputados, y se elegirán de uno en uno, acercándose a la mesa donde se halle
el presidente, los escrutadores y el secretario, y éste escribirá en una lista, a su presencia,
el nombre de la persona que cada uno elige. El secretario y los escrutadores serán los
primeros que voten.
Art. 89.
Concluida la votación, el presidente, secretario y escrutadores harán la regulación de
los votos, y quedará elegido aquel que haya reunido, a lo menos, la mitad de los votos y
uno más. Si ninguno hubiere reunido la pluralidad absoluta de votos, los dos que hayan
tenido el mayor número entrarán en segundo escrutinio, y quedará elegido el que reúna
la pluralidad. En caso de empate decidirá la suerte, y hecha la elección de cada uno, la
publicará el presidente.
Art. 90.
Después de la elección de Diputados se procederá a la de suplentes, por el mismo
método y forma, y su número será en cada provincia la tercera parte de los Diputados que
le correspondan. Si a alguna provincia no le tocare elegir más que uno o dos Diputados,
elegirá sin embargo, un Diputado suplente. Estos concurrirán a las Cortes siempre que
se verifique la muerte del propietario, o su imposibilidad, a juicio de las mismas, en
cualquier tiempo que uno u otro accidente se verifique después de la elección.
Art. 91.
Para ser Diputado a Cortes se requiere ser ciudadano que está en el ejercicio de sus
derechos, mayor de veinticinco años, y que haya nacido en la provincia o esté avecindado
en ella con residencia, a lo menos, de siete años, bien sea del estado seglar o del eclesiástico
secular; pudiendo recaer la elección en los ciudadanos que componen la junta, o en los
de fuera de ella.
Art. 92.
Se requiere, además para ser elegido Diputado de Cortes, tener una renta anual
proporcionada, procedente de bienes propios.
Art. 93.
Suspéndese la disposición del artículo precedente hasta que las Cortes que en adelante
han de celebrarse declaren haber llegado ya el tiempo de que pueda tener efecto, señalando
la cuota de la renta y la calidad de los bienes de que haya de provenir; y lo que entonces
resolvieren se tendrá por constitucional, como si aquí se hallara expresado.
ITINERARIOS HISPÁNICOS, 2012 (2)
163
Art. 94.
Si sucediere que una misma persona sea elegida por la provincia de su naturaleza
y por la que está avecindada, subsistirá la elección por razón de la vecindad, y por la
provincia de su naturaleza vendrá a las Cortes el suplente a quien corresponda.
Art. 95.
Los Secretarios del Despacho, los Consejeros de Estado y los que sirven empleos de
la Casa Real no podrán ser elegidos Diputados de Cortes.
Art. 96.
Tampoco podrá ser elegido Diputado de Cortes ningún extranjero, aunque haya
obtenido de las Cortes carta de ciudadano.
Art. 97.
Ningún empleado público nombrado por el Gobierno podrá ser elegido Diputado de
Cortes por la provincia en que ejerce su cargo.
Art. 98.
El secretario extenderá el acta de las elecciones, que con él firmarán el presidente y
todos los electores.
Art. 99.
En seguida otorgarán todos los electores sin excusa alguna, a todos y cada uno de los
Diputados, poderes amplios, según la fórmula siguiente, entregándose a cada Diputado
su correspondiente poder para presentarse en las Cortes.
Art. 100.
Los poderes estarán concebidos en estos términos:
“En la ciudad o villa de …..a ….. días del mes de ….. del año de ….., en las salas de
….., hallándose congregados los señores (aquí se pondrán los nombres del presidente
y de los electores de partido que forman la junta electoral de la provincia), dijeron ante
mí, el infrascrito escribano y testigos al efecto convocados, que habiéndose procedido,
con arreglo a la Constitución política de la Monarquía española, al nombramiento de los
electores parroquiales y de partido con todas las solemnidades prescritas por la misma
Constitución, como constaba de las certificaciones que originales obraban en el expediente,
reunidos los expresados electores de los partidos de la provincia de ….. en el día de …..
del mes de ….. del presente año, habían hecho el nombramiento de los Diputados que en
nombre y 10 representación de esta provincia han de concurrir a las Cortes, y que fueron
electos por Diputados para ellas por esta provincia los Sres. N.N.N., como resulta del
acta extendida y firmada por N.N.; que en su consecuencia les otorgan poderes amplios
a todos juntos, y a cada uno de por sí, para cumplir y desempeñar las augustas funciones
de su encargo, y para que con los demás Diputados de Cortes, como representantes de
la Nación española, puedan acordar y resolver cuanto entendieren conducente al bien
164
APÉNDICES
general de ella, en uso de las facultades que la Constitución determina, y dentro de los
límites que la misma prescribe, sin poder derogar, alterar o variar en manera alguna
ninguno de sus artículos bajo ningún pretexto, y que los otorgantes se obligan por sí
mismos y a nombre de todos los vecinos de esta provincia, en virtud de las facultades
que les son concedidas como electores nombrados para este acto, a tener por válido, y
obedecer y cumplir cuanto como tales Diputados de Cortes hicieren, y se resolviere por
éstas con arreglo a la Constitución política de la Monarquía española. Así lo expresaron
y otorgaron, hallándose presentes como testigos N.N., que con los señores otorgantes lo
firmaron: de que doy fe”.
Art. 101.
El presidente, escrutadores y secretario remitirán inmediatamente copia firmada por
los mismos del acta de las elecciones a la Diputación permanente de las Cortes, y harán
que se publiquen las elecciones por medio de la imprenta, remitiendo un ejemplar a cada
pueblo de la provincia.
Art. 102.
Para la indemnización de los Diputados se les asistirá por sus respectivas provincias
con las dietas que las Cortes, en el segundo año de cada Diputación general, señalaren
para la Diputación que le ha de suceder, y a los Diputados de Ultramar se les abonará,
además, lo que parezca necesario, a juicio de sus respectivas provincias, para los gastos
de viaje de ida y vuelta.
Art. 103.
Se observará en las juntas electorales de provincia todo lo que se prescribe en los
artículos 55, 56, 57 y 58, a excepción de lo que previene el art. 328.
CAPÍTULO VI
De la celebración de las Cortes.
Art. 104.
Se juntarán las Cortes todos los años en la capital del reino, en edificio destinado a
este solo objeto.
Art. 105.
Cuando tuvieren por conveniente trasladarse a otro lugar, podrán hacerlo, con tal que
sea a pueblo que no diste de la capital más que doce leguas, y que convengan en la
traslación las dos terceras partes de los Diputados presentes.
Art. 106.
Las sesiones de las Cortes en cada año durarán tres meses consecutivos, dando
principio el día 1º, del mes de Marzo.
ITINERARIOS HISPÁNICOS, 2012 (2)
165
Art. 107.
Las Cortes podrán prorrogar sus sesiones cuando más por otro mes, en sólo dos
casos: primero, a petición del Rey; segundo, si las Cortes lo creyeren necesario por una
resolución de las dos terceras partes de los Diputados.
Art. 108.
Los Diputados se renovarán en su totalidad cada dos años.
Art. 109.
Si la guerra o la ocupación de alguna parte del territorio de la Monarquía por el
enemigo impidieren que se presenten a tiempo todos o algunos de los Diputados de
una o más provincias, serán suplidos los que falten por los anteriores Diputados de las
respectivas provincias, sorteando entre sí hasta completar el número que les corresponda.
Art. 110.
Los Diputados no podrán volver a ser elegidos, sino mediando otra Diputación.
Art. 111.
Al llegar los Diputados a la capital se presentarán a la Diputación permanente de
Cortes, la que hará sentar sus nombres, y el de la provincia que los ha elegido, en un
registro de la Secretaría de las mismas Cortes.
Art. 112.
En el año de la renovación de los Diputados se celebrará, el día 15 de Febrero, a
puerta abierta, la primera junta preparatoria, haciendo de Presiden te el que lo sea de
la Diputación permanente, y de Secretarios y escrutadores los que nombre la misma
Diputación de entre los restantes individuos que la componen.
Art. 113.
En esta primera junta presentarán todos los Diputados sus poderes, y se nombrarán
a pluralidad de votos dos Comisiones, una de cinco individuos, para que examine los
poderes de todos los Diputados, y otra de tres, para que examine los de estos cinco
individuos de la Comisión.
Art. 114.
El día 20 del mismo Febrero se celebrará también, a puerta abierta, la segunda junta
preparatoria, en la que las dos Comisiones informarán sobre la legitimidad de los poderes,
habiendo tenido presentes las copias de las actas de las elecciones provinciales.
Art. 115.
En esta junta, y en las demás que sean necesarias hasta el día 25, se resolverán
definitivamente, y a pluralidad de votos, las dudas que se susciten sobre la legitimidad de
los poderes y calidades de los Diputados.
166
APÉNDICES
Art. 116.
En el año siguiente al de la renovación de los Diputados, se tendrá la primera junta
preparatoria el día 20 de Febrero, y hasta el 25 las que se crean necesarias para resolver,
en el modo y forma que se ha ex presado en los tres artículos precedentes, sobre la
legitimidad de los poderes de los Diputados que de nuevo se presenten.
Art. 117.
En todos los años, el día 25 de Febrero, se celebrará la última junta preparatoria, en
la que se hará por todos los Diputados, poniendo la mano sobre los Santos Evangelios,
el juramento siguiente: ¿Juráis defender y conservar la religión Católica, Apostólica,
Romana, sin admitir otra alguna en el Reino? --R. Sí juro. -- ¿Juráis guardar y hacer
guardar religiosamente la Constitución política de la Monarquía española, sancionada
por las Cortes generales y extraordinarias de la Nación en el año de 1812? –R. Sí juro.
-¿Juráis haberos bien y fielmente en el cargo que la Nación os ha encomendado, mirando
en todo por el bien y prosperidad de la misma Nación? –R. Sí juro. –Si así lo hiciereis,
Dios os lo premie, y si no, os lo demande.
Art. 118.
En seguida se procederá a elegir de entre los mismos Diputados, por escrutinio secreto
y a pluralidad absoluta de votos, un Presidente, un Vicepresidente y cuatro Secretarios,
con lo que se tendrán por constituidas y formadas las Cortes, y la Diputación permanente
cesará en todas sus funciones.
Art. 119.
Se nombrará en el mismo día una diputación de 22 individuos, y dos de los Secretarios,
para que pase a dar parte el Rey de hallarse constituidas las Cortes, y del Presidente que
han elegido, a fin de que manifieste si asistirá a la apertura de las Cortes que se celebrará
el día 1º. De Marzo.
Art. 120.
Si el Rey se hallare fuera de la capital, se le hará esta participación por escrito, y el
Rey contestará del mismo modo.
Art. 121.
El Rey asistirá por sí mismo a la apertura de las Cortes, y si tuviere impedimento, la
hará el Presidente el día señalado, sin que por ningún motivo pueda diferirse para otro.
Las mismas formalidades se observarán para el acto de cerrarse las Cortes.
Art. 122.
En la sala de las Cortes entrará el Rey sin guardia, y sólo le acompañarán las personas
que determine el ceremonial para el recibimiento y despedida del Rey que se prescriba en
el reglamento del gobierno interior de las Cortes.
ITINERARIOS HISPÁNICOS, 2012 (2)
167
Art. 123.
El Rey hará un discurso, en el que propondrá a las Cortes lo que crea conveniente, y
al que el Presidente contestará en términos generales. Si no asistiere el Rey, remitirá su
discurso al Presidente para que por éste se lea en las Cortes.
Art. 124.
Las Cortes no podrán deliberar en la presencia del Rey.
Art.125.
En los casos en que los Secretarios del Despacho hagan a las Cortes algunas propuestas
a nombre del Rey, asistirán a las discusiones cuándo y del modo que las Cortes determinen,
y hablarán en ellas; pero no podrán estar presentes a la votación.
Art. 126.
Las sesiones de las Cortes serán públicas, y sólo en los casos que exijan reserva podrá
celebrarse sesión secreta.
Art. 127.
En las discusiones de las Cortes, y en todo lo demás que pertenezca a su gobierno
y orden interior, se observará el reglamento que se forme por estas Cortes generales y
extraordinarias, sin perjuicio de las reforma s que las sucesivas tuvieren por conveniente
hacer en él.
Art. 128.
Los Diputados serán inviolables por sus opiniones, y en ningún tiempo ni caso, ni por
ninguna autoridad, podrán ser reconvenidos por ellas. En las causas criminales que contra
ellos se intentaren, no podrán ser juzgados sino por el Tribunal de Cortes en el modo y
forma que se prescriba en el reglamento del gobierno interior de las mismas. Durante
las sesiones de las Cortes, y un mes después, los Diputados no podrán ser demandados
civilmente, ni ejecutados por deudas.
Art. 129.
Durante el tiempo de su Diputación, contado para este efecto desde que el nombramiento
conste en la permanente de Cortes, no podrán los Diputados admitir para sí, ni solicitar
para otro, empleo alguno de provisión del Rey, ni aun ascenso, como no sea de escala en
su respectiva carrera.
Art. 130.
Del mismo modo no podrán, durante el tiempo de su diputación, y un año después
del último acto de sus funciones, obtener par a sí, ni solicitar para otro, pensión ni
condecoración alguna que sea también de provisión del Rey.
168
APÉNDICES
CAPÍTULO VII
De las facultades de las Cortes.
Art. 131.
Las facultades de las Cortes son:
Primera. Proponer y decretar las leyes, e interpretarlas y derogarlas en caso necesario.
Segunda. Recibir el juramento al Rey, al Príncipe de Asturias y a la Regencia, como
se previene en sus lugares.
Tercera. Resolver cualquiera duda, de hecho o de derecho, que ocurra en orden a la
sucesión a la Corona.
Cuarta. Elegir Regencia o Regente del Reino cuando lo previene la Constitución, y
señalar las limitaciones con que la Regencia o el Regente han de ejercer la autoridad Real.
Quinta. Hacer el reconocimiento público del Príncipe de Asturias.
Sexta. Nombrar tutor al Rey menor, cuando lo previene la Constitución.
Séptima. Aprobar antes de su ratificación los tratados de alianza ofensiva, los de
subsidios y los especiales de comercio.
Octava. Conceder o negar la admisión de tropas extranjeras en el Reino.
Novena. Decretar la creación y supresión de plazas en los Tribunales que establece la
Constitución, e igualmente la creación y supresión de los oficios públicos.
Décima. Fijar todos los años, a propuesta del Rey, las fuerzas de tierra y de mar,
determinando las que se hayan de tener en pie en tiempo de paz, y su aumento en tiempo
de guerra.
Undécima. Dar ordenanzas al ejército, armada y milicia nacional en todos los ramos
que los constituyen.
Duodécima. Fijar los gastos de la administración pública.
Décimotercera. Establecer anualmente las contribuciones e impuestos.
Décimocuarta. Tomar caudales a préstamo en casos de necesidad sobre el crédito de la
Nación.
Décimoquinta. Aprobar el repartimiento de las contribuciones entre las provincias.
Décimosexta. Examinar y aprobar las cuentas de la inversión de los caudales públicos.
ITINERARIOS HISPÁNICOS, 2012 (2)
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Décimoséptima. Establecer las aduanas y aranceles de derechos.
Décimoctava. Disponer lo conveniente para la administración, conservación y
enajenación de los bienes nacionales.
Décimanona. Determinar el valor, pero, ley, tipo y denominación de las monedas.
Vigésima. Adoptar el sistema que se juzgue más cómodo y justo de pesos y medidas.
Vigésimaprima. Promover y fomentar toda especie de industria, y remover los
obstáculos que la entorpezcan.
Vigésimasegunda. Establecer el plan general de enseñanza pública en toda la
Monarquía, y aprobar el que se forme para la educación del Príncipe de Asturias.
Vigésimatercia. Aprobar los reglamentos generales para la policía y sanidad del Reino.
Vigésimacuarta. Proteger la libertad política de la imprenta.
Vigésimaquinta. Hacer efectiva la responsabilidad de los Secretarios del Despacho y
demás empleados públicos.
Vigésimasexta. Por último, pertenece a las Cortes dar o negar su consentimiento en
todos aquellos casos y actos para los que se previene en la Constitución ser necesario.
CAPÍTULO VIII
De la formación de las leyes y de la sanción Real.
Art. 132.
Todos Diputado tiene la facultad de proponer a las Cortes los proyectos de ley,
haciéndolo por escrito, y exponiendo las razones en que se funde.
Art. 133.
Dos días, a lo menos, después de presentado y leído el proyecto de ley, se leerá por
segunda vez, y las Cortes deliberar án si se admite o no a discusión.
Art. 134.
Admitido a discusión, si la gravedad del asunto requiriese, a juicio de las Cortes, que
pase previamente a una Comisión, se ejecutará así.
Art. 135.
Cuatro días, a lo menos, después de admitido a discusión el proyecto, se leerá tercera
170
APÉNDICES
vez, y se podrá señalar día para abrir la discusión.
Art. 136.
Llegado el día señalado para la discusión, abrazará ésta el proyecto en su totalidad, y
en cada uno de sus artículos.
Art. 137.
Las Cortes decidirán cuándo la materia está suficientemente discutida, y decidido que
lo está, se resolverá si ha lugar o no a la votación.
Art. 138.
Decidido que ha lugar a la votación, se procederá a ella inmediatamente, admitiendo
o desechando en todo o en parte el proyecto, o variándole y modificándole, según las
observaciones que se hayan hecho en la discusión.
Art. 139.
La votación se hará a pluralidad absoluta de votos, y para proceder a ella, será necesario
que se hallen presentes, a lo menos, la mitad y uno más de la totalidad de los Diputados
que deben componer las Cortes.
Art. 140.
Si las Cortes desecharen un proyecto de ley en cualquier estado de su examen, o
resolvieren que no debe procederse a la votación, no podrá volver a proponerse en el
mismo año.
Art. 141.
Si hubiere sido adoptado, se extenderá por duplicado en forma de ley, y se leerá en las
Cortes; hecho lo cual, y firmados ambos originales por el Presidente y dos Secretarios,
serán presentados inmediatamente al Rey por una Diputación.
Art. 142.
El Rey tiene la sanción de las leyes.
Art. 143.
Da el Rey la sanción por esta fórmula, firmada de su mano: “Publíquese como ley”.
Art. 144.
Niega el Rey la sanción por esta fórmula igualmente firmada de su mano: “Vuelva a
las Cortes”; acompañado al mismo tiempo una exposición de las razones que ha tenido
para negarla.
Art. 145.
Tendrá el Rey treinta días para usar de esta prerrogativa: si dentro de ellos no hubiere
ITINERARIOS HISPÁNICOS, 2012 (2)
171
dado o negado la sanción, por el mismo hecho se entenderá que la ha dado, y la dará en
efecto.
Art. 146.
Dada o negada la sanción por el Rey, devolverá a las Cortes uno de los originales con
la fórmula respectiva, para darse cuenta en ellas. Este original se conservará en el archivo
de las Cortes, y el duplicado quedará en poder del Rey.
Art. 147.
Si el Rey negare la sanción, no se volverá a tratar del mismo as unto en las Cortes de
aquel año; pero podrá hacerse en las del siguiente.
Art. 148.
Si en las Cortes del siguiente año fuere de nuevo propuesto, admitido y aprobado el
mismo proyecto, presentado que sea al Rey, podrá dar la sanción, o negarla segunda vez
en los términos de los artículos 143 y 144, y en el último caso, no se tratará del mismo
asunto en aquel año.
Art. 149.
Si de nuevo fuere por tercera vez propuesto, admitido y aprobado el mismo proyecto
en las Cortes del siguiente año, por el mismo hecho se entiende que el Rey da la sanción,
y presentándosele, la dará en efecto por medio de la fórmula expresada en el art. 143.
Art. 150.
Si antes de que expire el término de treinta días en que el Rey ha de dar o negar la
sanción, llegare el día en que las Cortes han de terminar su s sesiones, el Rey la dará o
negará en los ocho primeros de las sesiones de las siguientes Cortes, y si este término
pasare sin haberla dado, por esto mismo se entenderá dada, y la dará en efecto en la forma
prescrita; pero si el Re y negare la sanción, podrán estas Cortes tratar del mismo proyecto.
Art. 151.
Aunque después de haber negado el Rey la sanción a un proyecto de ley se pasen
alguno o algunos años sin que se proponga el mismo proyecto, como vuelva a suscitarse
en el tiempo de la misma diputación, que le adoptó por la primera vez, o en el de las dos
diputaciones que inmediatamente la subsigan, se entenderá siempre el mismo proyecto
para los efectos de la sanción del Rey, de que tratan los tres artículos precedentes; pero
si en la duración de las tres diputaciones expresadas no volviere a proponerse, aunque
después se reproduzca en los propios términos, se tendrá por proyecto nuevo para los
efectos indicados.
Art. 152.
Si la segunda o tercera vez que se propone el proyecto dentro del término que prefija
el artículo precedente, fuere desechado por las Cortes, en cualquier tiempo que se
reproduzca después, se tendrá por nuevo proyecto.
172
APÉNDICES
Art. 153.
Las leyes se derogan con las mismas formalidades y por los mismos trámites que se
establecen.
CAPÍTULO IX
De la promulgación de las leyes.
Art. 154.
Publicada la ley en las Cortes, se dará de ello aviso al Rey, para que se proceda
inmediatamente a su promulgación solemne.
Art. 155.
El Rey, para promulgar las leyes, usará de la fórmula siguiente: N. (el nombre del
Rey) por la gracia de Dios y por la Constitución de la Monarquía española, Rey de las
Españas, a todos los que las presentes vieren y entendieren; sabed: Que las Cortes han
decretado, y Nos sancionamos lo siguiente: (Aquí el texto literal de la ley.) por tanto,
mandamos a todos los tribunales, justicias, jefes, gobernadores y demás autoridades, así
civiles como militares y eclesiásticas, de cualquiera clase y dignidad, que guarden y hagan
guardar, cumplir y ejecutar la presente ley en todas sus partes. Tendréislo entendido para
su cumplimiento, y dispondréis se imprima, publique y circule. (Va dirigida al Secretario
del Despacho respectivo.)
Art. 156.
Todas las leyes se circularán de mandato del Rey por los respectivos Secretarios del
Despacho directamente a todos y cada uno de los Tribunales Supremos y de las provincias,
y demás jefes y autoridades superiores, que las circularán a las subalternas.
CAPÍTULO X
De la Diputación permanente de Cortes.
Art. 157.
Antes de separarse las Cortes nombrarán una diputación que se llamará Diputación
permanente de Cortes, compuesta de siete individuos de su seno, tres de las provincias
de Europa y tres de las de Ultramar, y el séptimo saldrá por suerte entre un Diputado de
Europa y otro de Ultramar.
Art. 158.
Al mismo tiempo nombrarán las Cortes dos suplentes para esta diputación, uno de
Europa y otro de Ultramar.
Art. 159.
La Diputación permanente durará de unas Cortes ordinarias a otras.
ITINERARIOS HISPÁNICOS, 2012 (2)
173
Art. 160.
Las facultades de esta diputación son:
Primera. Velar sobre la observancia de la Constitución y de las leyes, para dar cuenta
a las próximas Cortes de las infracciones que hayan notado.
Segunda. Convocar a Cortes extraordinarias en los casos prescritos por la Constitución.
Tercera. Desempeñar las funciones que se señalan en los artículos 111 y 112.
Cuarta. Pasar aviso a los Diputados suplentes para que concurran en lugar de los
propietarios; y si ocurriere el fallecimiento o imposibilidad absoluta de propietarios y
suplentes de una provincia, comunicar las correspondientes órdenes a la misma, para que
proceda a nueva elección.
CAPÍTULO XI
De las Cortes extraordinarias.
Art. 161. Las Cortes extraordinarias se compondrán de los mismos Diputados que
forman las ordinarias durante los dos años de su diputación.
Art. 162. La Diputación permanente de Cortes las convocará con señalamiento el día
en los tres casos siguientes:
Primero. Cuando vacare la Corona.
Segundo. Cuando el Rey se imposibilitare de cualquiera modo para el gobierno, o
quiera abdicar la Corona en el sucesor; estando autorizada en el primer caso la diputación
para tomar todas las medidas que estime convenientes, a fin de asegurarse de la inhabilidad
del Rey.
Tercero. Cuando en circunstancias críticas y por negocios arduos tuviere el Rey por
conveniente que se congreguen, y lo participare así a la Diputación permanente de Cortes.
Art. 163.
Las Cortes extraordinarias no entenderán sino en el objeto para que han sido
convocadas.
Art. 164.
Las sesiones de las Cortes extraordinarias comenzarán y se terminarán con las mismas
formalidades que las ordinarias.
174
APÉNDICES
Art. 165.
La celebración de las Cortes extraordinarias no estorbará la elección de nuevos
Diputados en el tiempo prescrito.
Art. 166.
Si las Cortes extraordinarias no hubieren concluido sus sesiones en el día señalado
para la reunión de las ordinarias, cesarán las primeras en sus funciones, y las ordinarias
continuarán el negocio para que aquéllas fueron convocadas.
Art. 167.
La Diputación permanente de Cortes continuará en las funciones que le están señaladas
en los artículos 111 y 112, en el caso comprendido en el artículo precedente.
TÍTULO IV
DEL REY
CAPÍTULO PRIMERO
De la inviolabilidad del Rey y de su autoridad.
Art. 168.
La persona del Rey es sagrada e inviolable, y no está sujeta a responsabilidad.
Art. 169.
El Rey tendrá el tratamiento de Majestad Católica.
Art. 170.
La potestad de hacer ejecutar las leyes reside exclusivamente en el Rey, y su autoridad
de extiende a todo cuanto conduce a la conservación del orden público en lo interior, y a
la seguridad del Estado en lo exterior, conforme a la Constitución y a las leyes.
Art. 171.
Además de la prerrogativa que compete al Re y de sancionar las leyes y promulgarlas,
le corresponden como principales las facultades siguientes:
Primera. Expedir los decretos, reglamentos e instrucciones que crea conducentes para
la ejecución de las leyes.
Segunda. Cuidar de que en todo el reino se administre pronta y cumplidamente la
justicia.
Tercera. Declarar la guerra, y hacer y ratificar la paz, dando después cuenta
documentada a las Cortes.
ITINERARIOS HISPÁNICOS, 2012 (2)
175
Cuarta. Nombrar los magistrados de todos los tribunales civiles y criminales, a
propuesta del Consejo de Estado.
Quinta. Proveer todos los empleos civiles y militares.
Sexta. Presentar para todos los obispados y para todas las dignidades y beneficios
eclesiásticos de real patronato, a propuesta del Consejo de Estado.
Séptima. Conceder honores y distinciones de toda clase, con arreglo a las leyes.
Octava. Mandar los ejércitos y armadas y nombrar los generales.
Novena. Disponer de la fuerza armada, distribuyéndola como más convenga.
Décima. Dirigir las relaciones diplomáticas y comerciales con las demás potencias, y
nombrar los embajadores, ministros y cónsules.
Undécima. Cuidar de la fabricación de la moneda, en la que se pondrá su busto y su
nombre.
Duodécima. Decretar la inversión de los fondos destinados a cada uno de los ramos
de la administración pública.
Décimatercia. Indultar a los delincuentes, con arreglo a las leyes.
Décimacuarta. Hacer a las Cortes las propuestas de leyes o de reformas que crea
conducentes al bien de la Nación, para que deliberen en la forma prescrita.
Décimaquinta. Conceder el pase, o retener los decretos conciliares y bulas pontificias
con el consentimiento de las Cortes, si contienen disposiciones generales, oyendo al
Consejo de Estado, si versan sobre negocios particulares o gubernativos, y si contienen
puntos contenciosos, pasando su conocimiento y decisión al Supremo Tribunal de justicia
para que resuelva con arreglo a las leyes.
Décimasexta. Nombrar y separar libre mente los Secretarios de Estado y del Despacho.
Art. 172.
Las restricciones de la autoridad del Rey son las siguientes:
Primera. No puede el Rey impedir, bajo ningún pretexto, la celebración de las Cortes
en las épocas y casos señalados por la Constitución, ni suspenderlas ni disolverlas, ni
en manera alguna embarazar sus sesiones y deliberaciones. Los que le aconsejasen o
auxiliasen en cualquier tentativa para estos actos, son declarados traidores y serán
perseguidos como tales.
176
APÉNDICES
Segunda. No puede el Rey ausentarse del Reino sin consentimiento de las Cortes, y si
lo hiciere, se entiende que ha abdicado la Corona.
Tercera. No puede el Rey enajenar, ceder, renunciar, o en cualquiera manera traspasar
a otro la autoridad real, ni alguna de sus prerrogativas. Si por cualquiera causa quisiere
abdicar el trono en el inmediato sucesor, no lo podrá hacer sin el consentimiento de las
Cortes.
Cuarta. No puede el Rey enajenar, ceder o permutar provincia, ciudad, villa o lugar, ni
parte alguna, por pequeña que sea, del territorio español.
Quinta. No puede el Rey hacer alianza ofensiva, ni tratado especial de comercio con
ninguna potencia extranjera, sin el consentimiento de las Cortes.
Sexta. No puede tampoco obligarse por ningún tratado a dar subsidios a ninguna
potencia extranjera sin el consentimiento de las Cortes.
Séptima. No puede el Rey ceder ni enajenar los bienes nacionales sin consentimiento
de las Cortes.
Octava. No puede el Rey imponer por sí, directa ni indirectamente, contribuciones, ni
hacer pedidos bajo cualquier nombre o para cualquier objeto que sea, sino que siempre
los han de decretar las Cortes.
Novena. No puede el Rey conceder privilegio exclusivo a persona ni corporación
alguna.
Décima. No puede el Rey tomar la propiedad de ningún particular ni corporación, ni
turbarle en la posesión, uso y aprovechamiento de ella, y si en algún caso fuere necesario
para un objeto de conocida utilidad común tomar la propiedad de un particular, no lo
podrá hacer sin que al mismo tiempo sea indemnizado y se le dé el buen cambio a bien
vista de hombres buenos.
Undécima. No puede el Rey privar a ningún individuo de su libertad, ni imponerle
por sí pena alguna. El Secretario del Despacho que firme la orden, y el Juez que la
ejecute, serán responsables a la Nación, y castigados como reos de atentado contra la
libertad individual. Sólo en caso de que el bien y seguridad del Estado exijan el arresto
de alguna persona, podrá el Rey expedir órdenes al efecto; pero con la condición de que
dentro de cuarenta y ocho horas deberá hacerla entregar a disposición del tribunal o juez
competente.
Duodécima. El Rey, antes de contraer matrimonio, dará parte a las Cortes, para obtener
su consentimiento, y si no lo hiciere, entiéndese que abdica la Corona.
ITINERARIOS HISPÁNICOS, 2012 (2)
177
Art. 173.
El Rey, en su advenimiento al trono, y si fuere menor, cuando entre a gobernar el
Reino, prestará juramento ante las Cortes bajo la fórmula siguiente:
“N. (aquí su nombre), por la gracia de Dios y la Constitución de la Monarquía
española, Rey de las Españas; juro por Dios y por los Santos Evangelios que defenderé y
conservaré la religión Católica, Apostólica, Romana, sin permitir otra alguna en el Reino;
que guardaré y haré guardar la Constitución política y leyes de la Monarquía española,
no mirando en cuanto hiciere sino al bien y provecho de ella; que no enajenaré, cederé
ni desmembraré parte alguna del Reino; que no exigiré jamás cantidad alguna de frutos,
dinero ni otra cosa, sino las que hubieren decretado las Cortes; que no tomaré jamás
a nadie su propiedad, y que respetaré sobre todo la libertad política de la Nación y la
personal de cada individuo; y si en lo que he jurado, o parte de ello, lo contrario hiciere,
no debo ser obedecido, antes aquello en que contraviniere, sea nulo y de ningún valor.
Así, Dios me ayude y sea en mi defensa, y si no, me lo demande.”
CAPÍTULO II
De la sucesión a la corona.
Art. 174.
El Reino de las Españas es indivisible, y sólo se sucederá en el trono perpetuamente
desde la promulgación de la Constitución por el orden regular de primogenitura y
representación entre los descendientes legítimos, varones y hembras, de las líneas que
se expresarán.
Art. 175.
No pueden ser Reyes de las Españas sino los que sean hijos legítimos habidos en
constante y legítimo matrimonio.
Art. 176.
En el mismo grado y línea los varones prefieren a las hembras, y siempre el mayor al
menor; pero las hembras de mejor línea, o de mejor grado en la misma línea, prefieren a
los varones de línea o grado posterior.
Art. 177.
El hijo o hija del primogénito del Rey, en el caso de morir su padre sin haber entrado
en la sucesión del Reino, prefiere a los tíos, y sucede inmediatamente al abuelo por
derecho de representación.
Art. 178.
Mientras no se extingue la línea en que está radicada la sucesión, no entra la inmediata.
Art. 179.
El Rey de las Españas es el Señor Don Fernando VII de Borbón, que actualmente
reina.
178
APÉNDICES
Art. 180.
A falta del Señor Don Fernando VII de Borbón, sucederán sus descendientes legítimos,
así varones como hembras; a falta de éstos, sucederán sus hermanos, y tíos hermanos de
su padre, así varones como hembras, y los descendientes legítimos de éstos por el orden
que queda prevenido, guardando en todos el derecho de representación y la preferencia
de las líneas anteriores a las posteriores.
Art. 181.
Las Cortes deberán excluir de la sucesión aquella persona o personas que sean
incapaces para gobernar, o hayan hecho cosa por que merezcan perder la Corona.
Art. 182.
Si llegaren a extinguirse todas las líneas que aquí se señalan, las Cortes harán nuevos
llamamientos, como vean que más importa a la Nación, siguiendo siempre el orden y
reglas de suceder aquí establecidas.
Art. 183.
Cuando la Corona haya de recaer inmediatamente o haya recaído en hembra, no podrá
ésta elegir marido sin consentimiento de las Cortes, y si lo contrario hiciere, se entiende
que abdica la Corona.
Art. 184.
En el caso en que llegue a reinar una hembra, su marido no tendrá autoridad ninguna
respecto del Reino, ni parte alguna en el Gobierno.
CAPÍTULO III
De la menor edad del Rey, y de la Regencia.
Art. 185.
El Rey es menor de edad hasta los diez y ocho años cumplidos.
Art. 186.
Durante la menor edad del Rey será gobernado el Reino por una Regencia.
Art. 187.
Lo será igualmente cuando el Rey se halle imposibilitado de ejercer su autoridad por
cualquier causa física o moral.
Art. 188.
Si el impedimento del Rey pasare de dos años, y el sucesor inmediato fuere mayor
de diez y ocho, las Cortes podrán nombrarle Regente del Reino en lugar de la Regencia.
ITINERARIOS HISPÁNICOS, 2012 (2)
179
Art. 189.
En los casos en que vacare la Corona, siendo el Príncipe de Asturias menor de edad,
hasta que se junten las Cortes extraordinarias, si no se hallaren reunidas las ordinarias, la
Regencia provisional se compondrá de la Reina madre, si la hubiere, de dos Diputados
de la Diputación permanente de las Cortes, los más antiguos por orden de su elección en
la diputación, y de dos Consejeros del Consejo de Estado, los más antiguos, a saber: el
decano y el que le siga, si no hubiere Reina madre, entrará en la Regencia el Consejero
de Estado tercero en antigüedad.
Art. 190.
La Regencia provisional será presidida por la Reina madre, si la hubiere, y, en su
defecto, por el individuo de la Diputación permanente de Cortes que sea primer nombrado
en ella.
Art. 191.
La Regencia provisional no despachará otros negocios que los que no admitan
dilación, y no removerá ni nombrará empleados sino interinamente.
Art. 192.
Reunidas las Cortes extraordinarias, nombrarán una Regencia, compuesta de tres o
cinco personas.
Art. 193.
Para poder ser individuo de la Regencia se requiere ser ciudadano en el ejercicio de
sus derechos, quedando excluidos los extranjeros, aunque tengan carta de ciudadanos.
Art. 194.
La Regencia será presidida por aquel de sus individuos que las Cortes designaren,
tocando a éstas establecer, en caso necesario, si ha de haber o no turno en la presidencia,
y en qué términos.
Art. 195.
La Regencia ejercerá la autoridad del Rey en los términos que estimen las Cortes.
Art. 196.
Una y otra Regencia prestarán juramento según la fórmula prescrita en el artículo
173, añadiendo la cláusula de que serán fieles al Rey, y la Regencia permanente añadirá,
además, que observará las condiciones que le hubieren impuesto las Cortes para el
ejercicio de su autoridad, y que cuando llegue el Rey a ser mayor, o cese la imposibilidad,
le entregará el Gobierno del Reino, bajo la pena, si un momento lo dilata, de ser sus
individuos habidos y castigados como traidor es.
Art. 197.
Todos los actos de la Regencia se publicarán en nombre del Rey.
180
APÉNDICES
Art. 198.
Será tutor del Rey menor la persona que el Rey difunto hubiere nombrado en su
testamento. Si no lo hubiere nombrado, será tutora la Reina madre, mientras permanezca
viuda. En su defecto, será nombrado el tutor por las Cortes. En el primero y tercer caso,
el tutor deberá ser natural del Reino.
Art. 199.
La Regencia cuidará de que la educación del Rey menor sea la más conveniente al
grande objeto de su alta dignidad, y que se des empeñe conforme al plan que aprobaren
las Cortes.
Art. 200.
Estas señalarán el sueldo que hayan de gozar los individuos de la Regencia.
CAPÍTULO IV
De la familia Real y del reconocimiento del Príncipe de Asturias.
Art. 201.
El hijo primogénito del Rey se titulará Príncipe de Asturias.
Art. 202.
Los demás hijos e hijas del Rey serán y se llamarán Infantes de las Españas.
Art. 203.
Asimismo serán y se llamarán Infantes de las Españas los hijos e hijas del Príncipe de
Asturias.
Art. 204.
A estas personas precisamente estará limitada la calidad de Infante de las Españas, sin
que pueda extenderse a otras.
Art. 205.
Los Infantes de las Españas gozarán de las distinciones y honores que han tenido hasta
aquí, y podrán ser nombrados para toda clase de destinos, exceptuados los de judicatura
y la diputación de Cortes.
Art. 206.
El Príncipe de Asturias no podrá salir del Reino sin consentimiento de las Cortes, y si
saliere sin él, quedará por el mismo hecho excluido del llamamiento a la Corona.
Art. 207.
Lo mismo se entenderá, permaneciendo fuera del Reino por más tiempo que el
ITINERARIOS HISPÁNICOS, 2012 (2)
181
reflejado en el permiso, si requerido para que vuelva, no lo verificare dentro del término
que las Cortes señalen.
Art. 208.
El Príncipe de Asturias, los Infantes e Infantas y sus hijos y descendientes que sean
súbditos del Rey, no podrán contraer matrimonio sin su consentimiento y el de las Cortes,
bajo la pena de ser excluido del llamamiento a la Corona.
Art. 209.
De las partidas de nacimiento, matrimonio y muerte de todas las personas de la familia
Real, se remitirá una copia auténtica a las Cortes, y en su defecto a la Diputación
permanente, para que se custodie en su archivo.
Art. 210.
El Príncipe de Asturias será reconocido por las Cortes con las formalidades que
prevendrá el reglamento del Gobierno interior de ellas.
Art. 211.
Este reconocimiento se hará en las primeras Cortes que se celebren después de su
nacimiento.
Art. 212.
El Príncipe de Asturias, llegando a la edad de catorce años, prestará juramento ante las
Cortes bajo la fórmula siguiente: “N. (aquí el nombre), Príncipe de Asturias, juro
por Dios y por los Santos Evangelios, que defenderé y conservaré la religión Católica,
Apostólica, Romana, sin permitir otra alguna en el Reino; que guardaré la Constitución
política de la Monarquía española, y que seré fiel y obediente al Rey. Así, Dios me ayude.”
CAPÍTULO V
De la dotación de la familia Real.
Art. 213.
Las Cortes señalarán al Rey la dotación anual de su casa, que sea correspondiente a la
alta dignidad de su persona.
Art. 214.
Pertenecen al Rey todos los Palacios Reales que han disfrutado sus predecesores, y
las Cortes señalarán los terrenos que tengan por conveniente reservar para el recreo de
su persona.
Art. 215.
Al Príncipe de Asturias, desde el día de su nacimiento, y a los Infantes e Infantas,
desde que cumplan siete años de edad, se asignará por las Cortes, para sus alimentos, la
cantidad anual correspondiente a su respectiva dignidad.
182
APÉNDICES
Art. 216.
A las Infantas, para cuando casaren, señalarán las Cortes la cantidad que estimen en
calidad de dote, y entregada ésta, cesarán los alimentos anuales.
Art. 217.
A los Infantes, si casaren mientras resi dan en las Españas, se les continuarán los
alimentos que les estén asignados, y si casaren y residieren fuera, cesarán los alimentos,
y se les entregará por una vez la cantidad que las Cortes señalen.
Art. 218.
Las Cortes señalarán los alimentos anuales que hayan de darse a la Reina viuda.
Art. 219. Los sueldos de los individuos de la Regencia se tomarán de la dotación
señalada a la casa del Rey.
Art. 220. La dotación de la casa del Rey y los alimentos de su familia, de que hablan
los artículos precedentes, se señalarán por las Cortes al principio de cada reinado, y no se
podrán alterar durante él.
Art. 221. Todas estas asignaciones son de cuenta de la tesorería nacional, por la que
serán satisfechas al administrador que el Rey nombrare, con el cual se entenderán las
acciones activas y pasivas que por razón de intereses puedan promoverse.
CAPÍTULO VI
De los Secretarios de Estado y del Despacho.
Art. 222.
Los Secretarios del Despacho serán siete, a saber:
El Secretario del Despacho del Estado.
El Secretario del Despacho de la Gobernación del Reino para la Península e islas
adyacentes.
El Secretario del Despacho de la Gobernación del Reino para Ultramar.
El Secretario del Despacho de Gracia y Justicia.
El Secretario del Despacho de Hacienda.
El Secretario del Despacho de Guerra.
El Secretario del Despacho de Marina.
ITINERARIOS HISPÁNICOS, 2012 (2)
183
Las Cortes sucesivas harán en este sistema de Secretarías del Despacho la variación
que la experiencia o las circunstancias exijan.
Art. 223.
Para ser Secretario de Despacho se requiere ser ciudadano en el ejercicio de sus
derechos, quedando excluidos los extranjeros, aunque tengan carta de ciudadanos.
Art. 224.
Por un reglamento particular aprobado por las Cortes se señalarán a cada Secretaría
los negocios que deban pertenecerle.
Art. 225.
Todas las órdenes del Rey deberán ir firmadas por el Secretario del Despacho del ramo
a que el asunto corresponda.
Ningún Tribunal ni persona pública dará cumplimiento a la orden que carezca de este
requisito.
Art. 226.
Los Secretarios del Despacho serán responsables a las Cortes de las órdenes que
autoricen contra la Constitución o las leyes, sin que les sirva de ex cusa haberlo mandado
el Rey.
Art. 227.
Los Secretarios de Despacho formarán los presupuestos anuales de los gastos de la
Administración pública, que se estime deban hacerse por su respectivo ramo, y rendirán
cuentas de los que se hubieren hecho, en el modo que se expresará.
Art. 228.
Para hacer efectiva la responsabilidad de los Secretarios del Despacho, decretarán
ante todas cosas las Cortes que ha lugar a la formación de causa.
Art. 229.
Dado este decreto, quedará suspenso el Secretario del Despacho, y las Cortes remitirán
al Tribunal Supremo de Justicia todos los documentos concernientes a la causa que haya
de formarse por el mismo Tribunal, quien la sustanciará y decidirá con arreglo a las leyes.
Art. 230.
Las Cortes señalarán el sueldo que deban gozar los Secretarios del Despacho durante
su encargo.
184
APÉNDICES
CAPÍTULO VII
Del Consejo de Estado.
Art. 231.
Habrá un Consejo de Estado compuesto de cuarenta individuos, que sean ciudadanos
en el ejercicio de sus derechos, quedando excluidos los extranjeros, aunque tengan carta
de ciudadanos.
Art. 232.
Estos serán precisamente en la forma siguiente, a saber: cuatro eclesiásticos, y no más,
de conocida y probada ilustración y merecimiento, de los cuales dos serán Obispos; cuatro
Grandes de España, y no más, adornados de las virtudes, talento y conocimientos necesarios, y
los restantes serán elegidos de entre los sujetos que más se hayan distinguido por su ilustración
y conocimientos, o por sus señalados servicios en alguno de los principales ramos de la
administración y gobierno del Estado. Las Cortes no podrán proponer para estas plazas a ningún
individuo que sea Diputado de Cortes al tiempo de hacerse la elección. De los individuos del
Consejo de Estado, doce, a lo menos, serán nacidos en las provincias de Ultramar.
Art. 233.
Todos los Consejeros de Estado serán nombrados por el Rey, a propuesta de las Cortes.
Art. 234.
Para la formación de este Consejo se dispondrá en las Cortes una lista triple de todas
las clases referidas, en la proporción indicada, de la cual el Rey elegirá los cuarenta
individuos que han de componer el Consejo de Estado, tomando los eclesiásticos de la
lista de su clase, los Grandes de la suya, y así los demás.
Art. 235.
Cuando ocurriere alguna vacante en el Consejo de Estado, las Cortes primeras que se
celebren presentarán al Rey tres personas de la clase que se hubiere verificado, para que
elija la que le pareciere.
Art. 236.
El Consejo de Estado es el único Consejo del Rey que oirá su dictamen en los asuntos
graves gubernativos, y señaladamente para dar o negar la sanción a las leyes, declarar la
guerra y hacer los tratados.
Art. 237.
Pertenecerá a este Consejo hacer al Rey la propuesta por ternas para la presentación de
todos los beneficios eclesiásticos y para la provisión de las plazas de judicatura.
Art. 238.
El Rey formará un reglamento para el gobierno del Consejo de Estado, oyendo
previamente al mismo; y se presentará a las Cortes para su aprobación.
ITINERARIOS HISPÁNICOS, 2012 (2)
185
Art. 239.
Los Consejeros de Estado no podrán ser removidos sin causa justificada ante el
Tribunal Supremo de Justicia.
Art. 240.
Las Cortes señalarán el sueldo que deban gozar los Consejeros de Estado.
Art. 241.
Los Consejeros de Estado, al tomar poses ión de sus plazas, harán en manos del Rey
juramento de guardar la Constitución, ser fieles al Rey, y aconsejarle lo que entendieren
ser conducente al bien de la Nación, sin mira particular ni interés privado.
TÍTULO V
DE LOS TRIBUNALES Y DE LA ADMINISTRACIÓN DE JUSTICIA EN LO
CIVIL Y EN LO CRIMINAL
CAPÍTULO PRIMERO
De los Tribunales.
Art. 242.
La potestad de aplicar las leyes en las causas civiles y criminales pertenece
exclusivamente a los Tribunales.
Art. 243.
Ni las Cortes ni el Rey podrán ejercer en ningún caso las funciones judiciales, avocar
causas pendientes, ni mandar abrir los juicios fenecidos.
Art. 244.
Las leyes señalarán el orden y las formalidades del proceso, que serán uniformes en
todos los Tribunales, y ni las Cortes ni el Rey podrán dispensarlas.
Art. 245.
Los Tribunales no podrán ejercer otras funciones que las de juzgar y hacer que se
ejecute lo juzgado.
Art. 46.
Tampoco podrán suspender la ejecución de las leyes ni hacer reglamento alguno para
la administración de justicia.
Art. 247.
Ningún español podrá ser juzgado en causas civiles ni criminales por ninguna
Comisión, sino por el tribunal competente, determinado con anterioridad por la ley.
186
APÉNDICES
Art. 248.
En los negocios comunes, civiles y criminales no habrá más que un so lo fuero para
toda clase de personas.
Art. 249.
Los eclesiásticos continuarán gozando del fuero de su estado, en los términos que
prescriben las leyes o que en adelante prescribieren.
Art. 250.
Los militares gozarán también de fuero particular, en los términos que previene la
ordenanza o en adelante previniere.
Art. 251.
Para ser nombrado magistrado o juez se requiere haber nacido en el territorio español,
y ser mayor de veinticinco años. Las demás calidades que respectivamente deban éstos
tener, serán determinadas por las leyes.
Art. 252.
Los magistrados y jueces no podrán ser depuestos en sus destinos, sean temporales
o perpetuos, sino por causa legalmente probada y sentenciada, ni suspendidos, sino por
acusación legalmente intentada.
Art. 253.
Si al Rey llegaren quejas contra algún magistrado, y formado expediente, parecieren
fundadas, podrá, oído el Consejo de Estado, suspenderle, haciendo pasar inmediatamente
el expediente al Supremo Tribunal de Justicia, para que juzgue con arreglo a las leyes.
Art. 254.
Toda falta de observancia de las le yes que arreglan el proceso en lo civil y en lo
criminal, hace responsables personalmente a los jueces que la cometieren.
Art. 255.
El soborno, el cohecho y la prevaricación de los magistrados y jueces producen acción
popular contra los que los cometan.
Art. 256.
Las Cortes señalarán a los magistrados y jueces de letras una dotación competente.
Art. 257.
La justicia se administrará en nombre del Rey, y las ejecutorias y provisiones de los
Tribunales superiores se encabezarán también en su nombre.
Art. 258.
El Código civil y criminal y el de comercio serán unos mismos para toda la Monarquía,
ITINERARIOS HISPÁNICOS, 2012 (2)
187
sin perjuicio de las variaciones que por particulares circunstancias podrán hacer las
Cortes.
Art. 259.
Habrá en la Corte un Tribunal, que se llamará Supremo Tribunal de Justicia.
Art. 260.
Las Cortes determinarán el número de magistrados que han de componerle, y las Salas
en que ha de distribuirse.
Art. 261.
Toca a este Supremo Tribunal:
Primero. Dirimir todas las competencias de las Audiencias entre sí en todo el territorio
español, y las de las Audiencias con los Tribunales especiales, que existan en la Península
e islas adyacentes. En Ultramar se dirimirán estas últimas según lo determinaren las
leyes.
Segundo. Juzgar a los Secretarios de Estado y del Despacho, cuando las Cortes
decretaren haber lugar a la formación de causa.
Tercero. Conocer de todas las causas de separación y suspensión de los consejeros de
Estado y de los magistrados de las Audiencias.
Cuarto. Conocer de todas las causas criminales de los Secretarios de Estado y
del Despacho, de los consejeros de Estado y de los magistrados de las Audiencias,
perteneciendo al jefe político má s autorizado la instrucción del proceso para remitirlo a
este Tribunal.
Quinto. Conocer de todas las causas criminales que se promovieren contra los
individuos de este Supremo Tribunal. Si llegare el caso en que se a necesario hacer
efectiva la responsabilidad de este Supremo Tribunal, las Cortes, previa la formalidad
establecida en el artículo 228, procederán a nombrar para este fin un Tribunal compuesto
de nueve jueces, que serán elegidos por suerte de un número doble.
Sexto. Conocer de la residencia de todo empleado público que esté sujeto a ella por
disposición de las leyes.
Séptimo. Conocer de todos los asuntos contenciosos pertenecientes al Real patronato.
Octavo. Conocer de los recursos de fuerza de todos los Tribunales eclesiásticos
superiores de la Corte.
Noveno. Conocer de los recursos de nulidad que se interponga n contra las sentencias
188
APÉNDICES
dadas en última instancia para el preciso efecto de reponer el proceso, devolviéndolo, y
hacer efectiva la responsabilidad de que trata el art. 254. Por lo relativo a Ultramar, de
estos recursos se conocerá en las Audiencias en la forma que se dirá en su lugar.
Décimo. Oír las dudas de los demás Tribunales sobre la inteligencia de alguna ley,
y consultar sobre ellas al Rey con los fundamentos que hubiere, para que promueva la
conveniente declaración en las Cortes.
Undécimo. Examinar las listas de las causas civiles y criminales, que deben remitirle
las Audiencias para promover la pronta administración de justicia, pasar copia de ellas
para el mismo efecto al Gobierno, y disponer su publicación por medio de la imprenta.
Art. 262.
Todas las causas civiles y criminales se fenecerán dentro del territorio de cada
Audiencia.
Art. 263.
Pertenecerá a las Audiencias conocer de todas las causas civiles de los Juzgados
inferiores de su demarcación en segunda y tercera instancia, y lo mismo de las criminales,
según lo determinen las leyes; y también de las causas de suspensión y separación de los
jueces inferiores de su territorio, en el modo que prevengan las leyes, dando cuenta al
Rey.
Art. 264.
Los magistrados que hubieren falla do en la segunda instancia, no podrán asistir a la
vista del mismo pleito en la tercera.
Art. 265.
Pertenecerá también a las Audiencias conocer de las competencias entre todos los
jueces subalternos de su territorio.
Art. 266.
Les pertenecerá asimismo conocer de los recursos de fuerza que se introduzcan, de los
Tribunales y autoridades eclesiásticas de su territorio.
Art. 267.
Les corresponderá también recibir de todos los jueces subalternos de su territorio
avisos puntuales de las causas que se formen por delitos, y listas de las causas civiles y
criminales pendientes en su Juzgado, con expresión del esta do de unas y otras, a fin de
promover la más pronta administración de justicia.
Art. 268.
A las Audiencias de Ultramar les corresponderá además el conocer de los recursos
de nulidad, debiendo éstos interponerse, en aquellas Audiencias que tengan suficiente
número para la formación de tres Salas, en la que no haya conocido de la causa en ninguna
ITINERARIOS HISPÁNICOS, 2012 (2)
189
instancia. En las Audiencias que no consten de este número de ministros, se interpondrán
estos recursos de una a otra de las comprendidas en el distrito de una misma gobernación
superior; y en el ca so de que en éste no hubiere más que una Audiencia, irán a la más
inmediata de otro distrito.
Art. 269.
Declarada la nulidad, la Audiencia que ha conocido de ella dará cuenta, con testimonio
que contenga los insertos convenientes, al Supremo Tribunal de Justicia, para hacer
efectiva la responsabilidad de que trata el art. 254.
Art. 270.
Las Audiencias remitirán cada año al Supremo Tribunal de Justicia listas exactas de
las causas civiles, y cada seis meses de las criminales, así fenecidas como pendientes, con
expresión del estado que éstas tengan, incluyendo las que hayan recibido de los Juzgados
inferiores.
Art. 271.
Se determinará por leyes y reglamentos especiales el número de los magistrados de
las Audiencias, que no podrán ser menos de siete, la forma de estos Tribunales y el lugar
de su residencia.
Art. 272.
Cuando llegue el caso de hacerse la conveniente división del territorio español,
indicada en el artículo 11, se determinará con respecto a ella el número de Audiencias
que han de establecerse, y se les señalará territorio.
Art. 273.
Se establecerán partidos proporcionalmente iguales, y en cada cabeza de partido habrá
un juez de letras con un Juzgado correspondiente.
Art. 274.
Las facultades de estos jueces se limitarán precisamente a lo contencioso, y las leyes
determinarán las que han de pertenecerles en la capital y pueblos de su partido, como
también hasta de qué cantidad podrán conocer en los negocios civiles sin apelación.
Art. 275.
En todos los pueblos se establecerán alcaldes, y las leyes determinarán la extensión de
sus facultades, así en lo contencioso como en lo económico.
Art. 276.
Todos los jueces de los Tribunales inferiores deberán dar cuenta, a más tardar dentro de
tercero día, a su respectiva Audiencia de las causas que se formen por delitos cometidos
en su territorio, y después continuarán dando cuenta de su estado en las épocas que la
Audiencia les prescriba.
190
APÉNDICES
Art. 277.
Deberán asimismo remitir a la Audiencia respectiva listas generales cada seis meses
de las causas civiles, y cada tres de las criminales, que pendieren en sus Juzgados, con
expresión de su estado.
Art. 278.
Las leyes decidirán si ha de haber Tribunales especiales para conocer de determinados
negocios.
Art. 279.
Los magistrados y jueces al tomar poses ión de sus plazas, jurarán guardar la
Constitución, ser fieles al Rey, observar las leyes y administrar imparcialmente la justicia.
CAPÍTULO II
De la administración de justicia en lo civil.
Art. 280.
No se podrá privar a ningún español del derecho de terminar sus diferencias por medio
de jueces árbitros, elegidos por ambas partes.
Art. 281.
La sentencia que dieren los árbitros se ejecutará si las partes, al hacer el compromiso,
no se hubieren reservado el derecho de apelar.
Art. 282.
El alcalde de cada pueblo ejercerá en él el oficio de conciliador, y el que tenga que
demandar por negocios civiles o por injurias, deberá presentarse a él con este objeto.
Art. 283.
El alcalde, con dos hombres buenos, nombrados uno por cada parte, oirá al demandante
y al demandado, se enterará de las razones en que respectivamente apoyen su intención, y
tomará oído el dictamen de los dos asociados, la providencia que le parezca propia para
el fin de terminar el litigio sin más progreso, como se terminará, en efecto, si las partes se
aquietan con esta decisión extrajudicial.
Art. 284.
Sin hacer constar que se ha intentado el medio de la conciliación, no se entablará
pleito alguno.
Art. 285.
En todo negocio, cualquiera que sea su cuantía, habrá lo más tres instancias y tres
sentencias definitivas pronunciadas en ellas. Cuando la tercera instancia se interponga de
dos sentencias conformes, el número de jueces que haya de decidirla deberá ser mayor
ITINERARIOS HISPÁNICOS, 2012 (2)
191
que el que asistió a la vista de la segunda, en la forma que lo disponga la ley. A ésta toca
también determinar, atendida la entidad de los negocios y la naturaleza y calidad de los
diferentes juicios, qué sentencia ha de ser la que en cada uno deba causar ejecutoria.
CAPÍTULO III
De la administración de justicia en lo criminal.
Art. 286.
Las leyes arreglarán la administración de justicia en lo criminal de manera que el proceso
sea formado con brevedad y sin vicios, a fin de que los delitos sean prontamente castigados.
Art. 287.
Ningún español podrá ser preso sin que preceda información sumaria del hecho por el
que merezca, según la ley, ser castigado con pena corporal, y asimismo un mandamiento
del juez por escrito, que se le notificará en el acto mismo de la prisión.
Art. 288.
Toda persona deberá obedecer estos mandamientos: cualquiera resistencia será
reputada delito grave.
Art. 289.
Cuando hubiere resistencia o se temiere la fuga, se podrá usar de la fuerza para
asegurar la persona.
Art. 290.
El arrestado, antes de ser puesto en prisión, será presentado al juez, siempre que
no haya cosa que lo estorbe, para que le reciba declaración; mas, si esto no pudiere
verificarse, se le conducirá a la cárcel en calidad de detenido, y el juez le recibirá la
declaración dentro de las veinticuatro horas.
Art. 291.
La declaración del arrestado será sin juramento, que a nadie ha de tomarse en materias
criminales sobre hecho propio.
Art. 292.
Infraganti, todo delincuente puede ser arrestado y todos pueden arrestarle y conducirle
a la presencia del juez: presentado o puesto en custodia, se procederá en todo como se
previene en los dos artículos precedentes.
Art. 293.
Si se resolviere que al arrestado se le ponga en la cárcel, o que permanezca en ella en
calidad de preso, se proveerá auto motivado, y de él se entregará copia al alcaide para que
la inserte en el libro de presos, sin cuyo requisito no admitirá el alcaide a ningún preso en
calidad de tal, bajo la más estrecha responsabilidad.
192
APÉNDICES
Art. 294.
Sólo se hará embargo de bienes cuando se proceda por delitos que llevan consigo
responsabilidad pecuniaria, y en proporción a la cantidad a que ésta pueda extenderse.
Art. 295.
No será llevado a la cárcel el que dé fiador en los casos en que la ley no prohíba
expresamente que se admita la fianza.
Art. 296.
En cualquier estado de la causa que aparezca que no puede imponerse al preso pena
corporal, se le pondrá en libertad, dando fianza.
Art. 297.
Se dispondrán las cárceles de manera que sirvan para asegurar, y no para molestar a
los presos; así, el alcaide tendrá a éstos en buena custodia, y separados los que el juez
mande tener sin comunicación; pero nunca en calabozos subterráneos ni malsanos.
Art. 298.
La ley determinará la frecuencia con que ha de hacerse la visita de cárceles, y no habrá
preso alguno que deje de presentarse a ella bajo ningún pretexto.
Art. 299.
El juez y el alcaide que faltaren a lo dis puesto en los artículos precedentes, serán
castigados como reos de detención arbitraria, la que será comprendida como delito en el
Código criminal.
Art. 300.
Dentro de las veinticuatro horas se manifestará al tratado como reo la causa de su
prisión, y el nombre de su acusador, si lo hubiere.
Art. 301.
Al tomar la confesión al tratado como reo, se le leerán íntegramente todos los
documentos y las declaraciones de los testigos, con los nombres de éstos; y si por ellos no
los conociere, se le darán cuantas noticias pida para venir en conocimiento de quiénes son.
Art. 302.
El proceso, de allí en adelante, será público en el modo y forma que determinen las
leyes.
Art. 303.
No se usará nunca del tormento ni de los apremios.
Art. 304.
Tampoco se impondrá la pena de confiscación de bienes.
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193
Art. 305.
Ninguna pena que se imponga, por cualquier delito que sea, ha de ser trascendental por
término ninguno a la familia del que la sufre, sino que tendrá todo su efecto precisamente
sobre el que la mereció.
Art. 306.
No podrá ser allanada la casa de ningún español, sino en los casos que determine la
ley para el buen orden y seguridad del Estado.
Art. 307.
Si con el tiempo creyeren las Cortes que conviene haya distinción entre los jueces del
hecho y del derecho, la establecerán en la forma que juzguen conducente.
Art. 308.
Si en circunstancias extraordinarias la seguridad del Estado exigiese, en toda la
Monarquía o en parte de ella, la suspensión de algunas de las formalidades prescritas
en este capítulo para el arresto de los delincuentes, podrán las Cortes decretarla por un
tiempo determinado.
TÍTULO VI
DEL GOBIERNO INTERIOR DE LAS PROVINCIAS Y DE LOS PUEBLOS
CAPÍTULO PRIMERO
De los Ayuntamientos.
Art. 309.
Para el gobierno interior de los pueblos habrá Ayuntamientos compuestos de alcalde o
alcaldes, los regidores y el procurador síndico, y presididos por el jefe político donde lo
hubiere, y en su defecto por el alcalde o el primer nombrado entre éstos, si hubiere dos.
Art. 310.
Se pondrá Ayuntamiento en los pueblos que no le tengan y en que convenga le haya,
no pudiendo dejar de haberle en los que por sí o con su comarca lleguen a mil almas, y
también se les señalara término correspondiente.
Art. 311.
Las leyes determinarán el número de individuos de cada clase de que han de
componerse los Ayuntamientos de los pueblos con respecto a su vecindario.
Art. 312.
Los alcaldes, regidores y procuradores síndicos se nombrarán por elección en los
pueblos, cesando los regidores y demás que sirvan oficios perpetuos en los Ayuntamientos,
cualquiera que sea su título y denominación.
194
APÉNDICES
Art. 313.
Todos los años, en el mes de Diciembre, se reunirán los ciudadanos de cada pueblo
para elegir a pluralidad de votos, con proporción a su vecindario, determinando número de
electores que residan en el mismo pueblo y estén en el ejercicio de los derechos de ciudadano.
Art. 314.
Los electores nombrarán en el mismo mes, a pluralidad absoluta de votos, el alcalde
o alcaldes, regidores y procurador o procuradores síndicos, para que entren a ejercer sus
cargos el 1º. de Enero del siguiente año.
Art. 315.
Los alcaldes se mudarán todos los años, los regidores por mitad cada año, y lo mismo
los procuradores síndicos donde haya dos: si hubiere sólo uno, se mudará todos los años.
Art. 316.
El que hubiere ejercido cualquiera de estos cargos no podrá volver a ser elegido para
ninguno de ellos sin que pasen, por lo menos, dos años, donde el vecindario lo permita.
Art. 317.
Para ser alcalde, regidor o procurador síndico, además de ser ciudadano en el ejercicio
de sus derechos, se requiere ser mayor de veinticinco años, con cinco, a lo menos, de
vecindad y residencia en el pueblo. Las le yes determinarán las demás calidades que han
de tener estos empleados.
Art. 318.
No podrá ser alcalde, regidor ni procurador síndico ningún empleado público de
nombramiento del Rey que esté en ejercicio, no entendiéndose comprendidos en esta
regla los que sirvan en las milicias nacionales.
Art. 319.
Todos los empleos municipales referidos serán carga concejil, de que nadie podrá
excusarse sin causa legal.
Art. 320.
Habrá un secretario en todo Ay untamiento, elegido por éste a pluralidad absoluta de
votos, y dotado de los fondos del común.
Art. 321.
Estará a cargo de los Ayuntamientos:
Primero. La policía de salubridad y comodidad.
Segundo. Auxiliar al alcalde en todo lo que pertenezca a la seguridad de las personas
y bienes de los vecinos, y a la conservación del orden público.
ITINERARIOS HISPÁNICOS, 2012 (2)
195
Tercero. La administración e inversión de los caudales de propios y arbitrios, conforme
a las leyes y reglamentos, con el cargo de nombrar depositario bajo responsabilidad de
los que le nombran.
Cuarto. Hacer el repartimiento y recaudación de las contribuciones, y remitirlas a la
Tesorería respectiva.
Quinto. Cuidar de todas las escuelas de primeras letras y de los demás establecimientos
de educación que se paguen de los fondos del común.
Sexto. Cuidar de los hospitales, hospicios, casas de ex pósitos y demás establecimientos
de beneficencia, bajo las reglas que se prescriban.
Séptimo. Cuidar de la construcción y reparación de los caminos, calzadas, puentes y
cárceles, de los montes y plantíos del común, y de todas las obras públicas de necesidad,
utilidad y ornato.
Octavo. Formar las Ordenanzas municipales del pueblo y presentarlas a las Cortes
para su aprobación por medio de la Diputación provincial, que las acompañará con su
informe.
Noveno. Promover la agricultura, la industria y el comercio, según la localidad y
circunstancias de los pueblos, y cuanto les sea útil y beneficioso.
Art. 322.
Si se ofrecieren obras u otros objetos de utilidad común, y por no ser suficientes los
caudales de propios, fuere necesario recurrir a arbitrios, no podrán imponerse éstos sino
obteniendo por medio de la Diputación provincial la aprobación de las Cortes. En el
caso de ser urgente la obra u objeto a que se destinen, podrán los Ayuntamientos usar
interinamente de ellos con el consentimiento de la misma Diputación, mientras recae la
resolución de las Cortes. Estos arbitrios se administrarán en todo como los caudales de
propios.
Art. 323.
Los Ayuntamientos desempeñarán todos estos recargos bajo la inspección de la
Diputación provincial, a quien rendirán cuenta justificada cada año de los caudales
públicos que hayan recaudado e invertido.
CAPÍTULO II
Del gobierno político de las provincias y de las Diputaciones provinciales.
Art. 324.
El gobierno político de las provincias residirá en el jefe superior, nombrado por el Rey
en cada una de ellas.
196
APÉNDICES
Art. 325.
En cada provincia habrá una Diputación llamada provincial, para promover su
prosperidad, presidida por el jefe superior.
Art. 326.
Se compondrá esta Diputación del presidente, el intendente y de siete individuos
elegidos en la forma que se dirá, sin perjuicio de que las Cortes, en lo sucesivo, varíen
este número como lo crean conveniente, o lo exijan las circunstancias, hecha que sea la
nueva división de provincias de que trata el art. 11.
Art. 327.
La Diputación provincial se renovará cada dos años por mitad, saliendo la primera vez
el mayor número, y la segunda el menor, y así sucesivamente.
Art. 328.
La elección de estos individuos se hará por los electores de partido al otro día de haber
nombrado los Diputados de Cortes, por el mismo orden con que éstos se nombran.
Art. 329.
Al mismo tiempo, y en la misma forma, se elegirán tres suplentes para cada Diputación.
Art. 330.
Para ser individuo de la Diputación provincial se requiere ser ciudadano en el
ejercicio de sus derechos, mayor de veinticinco años, natural o vecino de la provincia,
con residencia, a lo menos, de siete años, y que tenga lo suficiente para mantenerse con
decencia, y no podrá serlo ninguno de los empleados de nombramiento del Rey de que
trata el art. 318.
Art. 331.
Para que una misma persona pueda ser elegida segunda vez, deberá haber pasado, a lo
menos, el tiempo de cuatro años después de haber cesado en sus funciones.
Art. 332.
Cuando el jefe superior de la provincia no pudiere presidir la Diputación, la presidirá
el intendente, y, en su defecto, el Vocal que fuere primer nombrado.
Art. 333.
La Diputación nombrará un secretario, dotado de los fondos públicos de la provincia.
Art. 334.
Tendrá la Diputación en cada año, a lo más, noventa días de sesiones, distribuidas en
las épocas que más convenga. En la Península deberán hallarse reunidas las Diputaciones
para el 1º. de Marzo, y en Ultramar para el 1º. de junio.
ITINERARIOS HISPÁNICOS, 2012 (2)
197
Art. 335.
Tocará a estas Diputaciones:
Primero. Intervenir y aprobar el repartimento hecho a los pueblos de las contribuciones
que hubieren cabido a la provincia.
Segundo. Velar sobre la buena inversión de los fondos públicos de los pueblos y
examinar sus cuentas, para que con su Vº. Bº. recaiga la aprobación superior, cuidando
de que en todo se observen las leyes y reglamentos.
Tercero. Cuidar de que se establezcan Ayuntamientos donde corresponda los haya,
conforme a lo prevenido en el art. 310.
Cuarto. Si se ofrecieren obras nuevas de utilidad común de la provincia, o la reparación
de las antiguas, proponer al Gobierno los arbitrios que crean más convenientes para su
ejecución, a fin de obtener el correspondiente permiso de las Cortes. En Ultramar, si la
urgencia de las obras públicas no permitiese esperar la resolución de las Cortes, podrá la
Diputación, con expreso asenso del Jefe de la provincia, usar, desde luego, de los
arbitrios, dando inmediatamente cuenta al Gobierno para la aprobación de las Cortes.
Para la recaudación de los arbitrios, la Diputación, bajo su responsabilidad, nombrará
depositario, y las cuentas de la inversión, examinadas por la Diputación, se remitirán al
Gobierno para que las haga reconocer y glosar y, finalmente, las pase a las Cortes para
su aprobación.
Quinto. Promover la educación de la juventud conforme a los planos aprobados, y
fomentar la agricultura la industria y el comercio, protegiendo a los inventores de nuevos
descubrimientos en cualquiera de estos ramos.
Sexto. Dar parte al Gobierno de los abusos que noten en la administración de las
rentas públicas.
Séptimo. Formar el censo y la estadística de las provincias.
Octavo. Cuidar de que los establecimientos piadosos y de beneficencia llenen su
respectivo objeto, proponiendo al Gobierno las reglas que estimen conducentes para la
reforma de los abusos que observaren.
Noveno. Dar parte a las Cortes de las infracciones de la Constitución que se noten en
la provincia.
Décimo. Las Diputaciones de las provincias de Ultramar velarán sobre la economía,
orden y progresos de las misiones para la conversión de los indios infieles, cuyos
encargados les darán razón de sus operaciones en este ramo, para que se eviten abusos;
todo lo que las Diputaciones pondrán en noticia del Gobierno.
198
APÉNDICES
Art. 336.
Si alguna Diputación abusare de sus facultades, podrá el Rey suspender a los vocales
que la componen, dando parte a las Cortes de esta disposición y de los motivos de ella
para la determinación que corresponda; durante la suspensión entrarán en funciones los
suplentes.
Art. 337.
Todos los individuos de los Ayuntamientos y de las Diputaciones de provincia, al
entrar en el ejercicio de sus funciones, prestarán juramento, aquéllos en manos del jefe
político, donde le hubiere, o en su defecto del alcalde que fuere primer nombrado, y
éstos en las del jefe superior de la provincia, de guardar la Constitución política de la
Monarquía española, observar las leyes, ser fieles al Rey y cumplir religiosamente las
obligaciones de su cargo.
TÍTULO VII
DE LAS CONTRIBUCIONES
CAPÍTULO ÚNICO:
Art. 338.
Las Cortes establecerán o confirmarán anualmente las contribuciones, sean directas o
indirectas, generales, provinciales o municipal es, subsistiendo las antiguas, hasta que se
publique su derogación o la imposición de otras.
Art. 339.
Las contribuciones se repartirán entre todos los españoles con proporción a sus
facultades, sin excepción ni privilegio alguno.
Art. 340.
Las contribuciones serán proporcionadas a los gastos que se decreten por las Cortes
para el servicio público en todos los ramos.
Art. 341.
Para que las Cortes puedan fijar los gastos en todos los ramos del servicio público
y las contribuciones que deban cubrir los, el Secretario del Despacho de Hacienda
las presentará, luego que estén reunidas, el presupuesto general de los que se estimen
precisos, recogiendo de cada uno de los demás Secretarios del Despacho el respectivo a
su ramo.
Art. 342.
El mismo Secretario del Despacho de Hacienda presentará con el presupuesto de
gastos el plan de contribuciones que deban imponerse para llenarlos.
Art. 343.
Si al Rey pareciere gravosa o perjudicial alguna contribución, lo manifestará a las
ITINERARIOS HISPÁNICOS, 2012 (2)
199
Cortes por el Secretario del Despacho de Hacienda, presentando al mismo tiempo la que
crea más conveniente sustituir.
Art. 344.
Fijada la cuota de la contribución directa, las Cortes aprobarán el repartimiento de
ella entre las provincias, a cada una de las cuales se asignará el cupo correspondiente a
su riqueza, para lo que el Secretario del De spacho de Hacienda presentará también los
presupuestos necesarios.
Art. 345.
Habrá una Tesorería general para toda la Nación, a la que tocará disponer de todos los
productos de cualquiera renta destinada al servicio del Estado.
Art. 346.
Habrá en cada provincia una tesorería, en la que entrarán todos los caudales que en
ella se recauden para el Erario público. Estas tesorerías estarán en correspondencia con la
general, a cuya disposición tendrán todos sus fondos.
Art. 347.
Ningún pago se admitirá en cuenta al Tesorero general, si no se hiciere en virtud de decreto
del Rey, refrendado por el Secretario del Despacho de Hacienda, en el que se expresen el
gasto a que se destina su importe y el decreto de las Cortes con que éste se autoriza.
Art. 348.
Para que la Tesorería general lleve su cuenta con la pureza que corresponde, el cargo
y la data deberán ser intervenidos respectiva mente por las Contadurías de valores y de
distribución de la renta pública.
Art. 349.
Una instrucción particular arreglará estas oficinas de manera que sirvan para los fines
de su instituto.
Art. 350.
Para el examen de todas las cuentas de caudales públicos habrá una Contaduría mayor
de cuentas, que se organizará por una ley especial.
Art. 351.
La cuenta de la Tesorería general, que comprenderá el rendimiento anual de todas las
contribuciones y rentas, y su inversión, luego que reciba la aprobación final de las Cortes,
se imprimirá, publicará y circulará a las Diputaciones de provincia y a los Ayuntamientos.
Art. 352.
Del mismo modo se imprimirán, publicarán y circularán las cuentas que rindan los
Secretarios del Despacho de los gastos hechos en sus respectivos ramos.
200
APÉNDICES
Art. 353.
El manejo de la Hacienda pública estará siempre independiente de toda otra autoridad
que aquella a la que está encomendado.
Art. 354.
No habrá aduanas sino en los puertos de mar y en las fronteras; bien que esta disposición
no tendrá efecto hasta que las Cortes lo determinen.
Art. 355.
La deuda pública reconocida será una de las primeras atenciones de las Cortes, y éstas
pondrán el mayor cuidado en que se vaya verificando su progresiva extinción, y siempre
el pago de los réditos en la parte que los devengue, arreglando todo lo concerniente a la
dirección de este importante ramo, tanto respecto a los arbitrios que se establecieren, los
cuales se manejarán con absoluta separación de la Tesorería general, como respecto a las
oficinas de cuenta y razón.
TÍTULO VIII
DE LA FUERZA MILITAR NACIONAL
CAPÍTULO PRIMERO
De las tropas de continuo servicio.
Art. 356.
Habrá una fuerza militar nacional permanente, de tierra y de mar, para la defensa
exterior del Estado y la conservación del orden interior.
Art. 357.
Las Cortes fijarán anualmente el número de tropas que fueren necesarias, según las
circunstancias, y el modo de levantar la que fuere más conveniente.
Art. 358.
Las Cortes fijarán asimismo anualmente el número de buques de la marina militar que
han de armarse o conservarse armados.
Art. 359.
Establecerán las Cortes por medio de las respectivas ordenanzas todo lo relativo a la
disciplina, orden de ascensos, sueldos, administración y cuanto corresponda a la buena
constitución del ejército y armada.
Art. 360.
Se establecerán escuelas militares par a la enseñanza e instrucción de todas las
diferentes armas del ejército y armada.
ITINERARIOS HISPÁNICOS, 2012 (2)
201
Art. 361.
Ningún español podrá excusarse del servicio militar, cuando y en la forma que fuere
llamado por la ley.
CAPÍTULO II
De las milicias nacionales.
Art. 362.
Habrá en cada provincia cuerpos de milicias nacionales, compuestos de habitantes de
cada una de ellas, con proporción a su población y circunstancias.
Art. 363.
Se arreglará por una ordenanza particular el modo de su formación, su número y
especial constitución en todos sus ramos.
Art. 364.
El servicio de estas milicias no será continuo, y sólo tendrá lugar cuando las
circunstancias lo requieran.
Art. 365.
En caso necesario podrá el Re y disponer de esta fuerza dentro de la respectiva
provincia; pero no podrá emplearla fuera de ella sin otorgamiento de las Cortes.
TÍTULO IX
DE LA INSTRUCCIÓN PÚBLICA
CAPÍTULO ÚNICO
Art. 366.
En todos los pueblos de la Monarquía se establecerán escuelas de primeras letras,
en las que se enseñará a los niños a leer, escribir y contar, y el catecismo de la religión
católica, que comprenderá también una breve exposición de las obligaciones civiles.
Art. 367.
Asimismo se arreglará y creará el número competente de Universidades y de otros
establecimientos de instrucción que se juzguen convenientes para la enseñanza de todas
las ciencias, literatura y bellas artes.
Art. 368.
El plan general de enseñanza será uniforme en todo el Reino, debiendo explicarse
la Constitución política de la Monarquía en todas las Universidades y establecimientos
literarios donde se enseñen las ciencias eclesiásticas y políticas.
202
APÉNDICES
Art. 369.
Habrá una Dirección general de estudios, compuesta de personas de conocida
instrucción, a cuyo cargo estará, bajo la autoridad del Gobierno, la inspección de la
enseñanza pública.
Art. 370.
Las Cortes, por medio de planes y estatutos especiales, arreglarán cuanto pertenezca
al importante objeto de la instrucción pública.
Art. 371.
Todos los españoles tienen libertad de escribir, imprimir y publicar sus ideas políticas
sin necesidad de licencia, revisión o aprobación alguna anterior a la publicación, bajo las
restricciones y responsabilidad que establezcan las leyes.
TÍTULO X
DE LA OBSERVANCIA DE LA CONSTITUCIÓN, Y MODO DE PROCEDER
PARA HACER VARIACIONES EN ELLA
CAPÍTULO ÚNICO
Art. 372.
Las Cortes, en sus primeras sesiones, tomarán en consideración las infracciones de la
Constitución que se les hubieren hecho presentes, para poner el conveniente remedio y
hacer efectiva la responsabilidad de los que hubieran contravenido a ella.
Art. 373.
Todo español tiene derecho a representar a las Cortes o al Rey para reclamar la
observancia de la Constitución.
Art. 374.
Toda persona que ejerza cargo público, civil, militar o eclesiástico, prestará juramento,
al tomar posesión de su destino, de guardar la Constitución, ser fiel al Rey y desempeñar
debidamente su encargo.
Art. 375.
Hasta pasados ocho años después de hallarse puesta en práctica la Constitución en
todas sus partes, no se podrá proponer alteración, adición ni reforma en ninguno de sus
artículos.
Art. 376.
Para hacer cualquier alteración, adición o reforma en la Constitución será necesario
que la diputación que haya de decretarla definitivamente venga autorizada con poderes
especiales para este objeto.
ITINERARIOS HISPÁNICOS, 2012 (2)
203
Art. 377.
Cualquiera proposición de reforma en algún artículo de la Constitución deberá hacerse
por escrito, y ser apoyada y firmada, a lo menos, por veinte Diputados.
Art. 378.
La proposición de reforma se leerá por tres veces, con el intervalo de seis días de una
a otra lectura, y después de la tercera se de liberará si ha lugar a admitirla a discusión.
Art. 379.
Admitida a discusión, se procederá en ella bajo las mismas formalidades y trámites
que se prescriben para la formación de las leyes, después de los cuales se propondrá a la
votación si ha lugar a tratarse de nuevo en la siguiente diputación general, y para que así
quede declarado, deberán convenir las dos terceras partes de los votos.
Art. 380.
La diputación general siguiente, previas las mismas formalidades en todas sus partes,
podrá declarar en cualquiera de los dos años de sus sesiones, conviniendo en ello las dos
terceras partes de votos, que ha lugar al otorgamiento de poderes especiales para hacer
la reforma.
Art. 381.
Hecha esta declaración, se publicará y comunicará a todas las provincias, y según
el tiempo en que se hubiere hecho, determinarán las Cortes si ha de ser la diputación
próximamente inmediata o la siguiente a ésta la que ha de traer los poderes especiales.
Art. 382.
Estos serán otorgados por las juntas electorales de provincia, añadiendo a los poderes
ordinarios la cláusula siguiente: “Asimismo les otorgan poder especial para hacer en la
Constitución la reforma de que trata el decreto de las Cortes, cuyo tenor es el siguiente:
(Aquí el decreto literal.) Todo con arreglo a lo prevenido por la misma Constitución. Y se
obligan a reconocer y tener por constitucional lo que en su virtud establecieren.”
Art. 383.
La reforma propuesta se discutirá de nuevo, y si fuere aprobada por las dos terceras
partes de Diputados, pasará a ser ley constitucional, y como tal se publicará en las Cortes.
Art. 384.
Una diputación presentará el decreto de reforma al Rey para que la haga publicar y
circular a todas las autoridades y pueblos de la Monarquía.
Cádiz, 18 de Marzo de 1812.--Vicente Pascual, Diputado por la ciudad de Teruel,
presidente.--(Siguen las firmas de los Sres. Diputados)--José María Gutiérrez de Terán,
204
APÉNDICES
Diputado por Nueva España, secretario.—José Antonio Navarrete, Diputado por el Perú,
secretario.—José de Zorraquin, Diputado por Madrid, secretario.—Joaquín Díaz Caneja,
Diputado por León, secretario.”
Por tanto, mandamos a todos los españoles nuestros súbditos, de cualquiera
clase y condición que sean, que hayan y guarden la Cons titución inserta, como ley
fundamental de la Monarquía, y mandamos asimismo a todos los Tribunales, Justicias,
Jefes, Gobernadores y demás Autoridades, así civiles como militares y eclesiásticos, de
cualquiera clase y dignidad, que guarden y hagan guardar, cumplir y ejecutar la misma
Constitución en todas sus partes.
Tendréislo entendido y dispondréis lo necesario a su cumplimiento, haciéndolo
imprimir, publicar y circular. —Joaquín de Mosquera y Figueroa, presidente. —Juan
Villavicencio. —Ignacio Rodríguez de Rivas. —El Conde del Abisbal.
En Cádiz a 19 de Marzo de 1812. —A. D. Ignacio de la Pezuela.
ITINERARIOS HISPÁNICOS, 2012 (2)
205
Apéndice 5.
JURAMENTO DE LA CONSTITUCIÓN DE CÁDIZ
POR FERNANDO VII
ESPAÑOLES1.
Cuando vuestros heróicos esfuerzos lograron poner término al cautiverio en
que me retuvo la mas inaudita perfidia, todo cuanto ví y escuché, apenas pisè el
suelo patrio, se reunió para persuadirme que la Nacion deseaba ver resucitada su
anterior forma de Gobierno; y esta persuasion me debiò decidir á conformarme con
lo que parecia ser el voto casi general de un pueblo magnánimo que, triunfador del
enemigo extrangero, temia los males aun mas horribles de la intestina discordia.
No se me ocultaba sin embargo que el progreso rápido de la civilizacion
europea, la difusion universal de luces hasta entre las clases menos elevadas, la
mas frecuente comunicacion entre los diferentes paises del globo, los asombrosos
acaecimientos reservados á la generacion actual, habian suscitado ideas y deseos
desconocidos á nuestros mayores, resultando nuevas é imperiosas necesidades;
ni tampoco dejaba de conocer que era indispensable amoldar á tales elementos
las instituciones políticas, á fin de obtener aquella conveniente armonía entre los
hombres y las leyes, en que estriba la estabilidad y el reposo de las sociedades.
Pero mientras Yo meditaba maduramente con la solicitud propia de mi paternal
corazon las variaciones de nuestro régimen fundamental, que parecian mas
adaptables al caracter nacional y al estado presente de las diversas porciones de
la Monarquía española, así como mas análogas á la organizacion de los pueblos
ilustrados, me habeis hecho entender vuestro anhelo de que se restableciese aquella
Constitucion que entre el estruendo de armas hostiles fue promulgada en Cádiz
el año de 1812, al propio tiempo que con asombro del mundo combatiais por la
libertad de la patria. He oido vuestros votos, y cual tierno Padre he condescendido
á lo que mis hijos reputan conducente á su felicidad. He jurado esa Constitucion,
por la cual suspirábais, y seré siempre su mas firme apoyo. Ya he tomado las
medidas oportunas para la pronta convocacion de las Cortes. En ellas, reunido á
vuestros Representantes, me gozaré de concurrir á la grande obra de la prosperidad
nacional.
Se conserva la ortografía del original.
1
206
APÉNDICES
Españoles: vuestra gloria es la única que mi corazón ambiciona. Mi alma no
apetece sino veros en torno de mi Trono unidos, pacíficos y dichosos. Confiad,
pues, en vuestro REY, que os habla con la efusion sincera que le inspiran las
circunstancias en que os hallais, y el sentimiento íntimo de los altos deberes que le
impuso la Providencia. Vuestra ventura desde hoy en adelante dependerá en gran
parte de vosotros mismos. Guardaos de dejaros seducir por falaces apariencias
de un bien ideal, que frecuentemente impiden alcanzar el bien efectivo. Evitad la
exaltacion de pasiones, que suele transformar en enemigos á los que solo deben
ser hermanos, acordes en afectos como lo son en religion, idioma y costumbres.
Repeled las pérfidas insinuaciones, halagueñamente disfrazadas, de vuestros
emulos. Marchemos francamente, y yo el primero, por la senda constitucional; y
mostrando á la Europa un modelo de sabiduría, orden y perfecta moderacion en
una crisis que en otras naciones ha sido acompañada de lágrimas y desgracias,
hagamos admirar y reverenciar el nombre Español, al mismo tiempo que labramos
para siglos nuestra felicidad y nuestra gloria. Palacio de Madrid 10 de Marzo de
1820.
Fernando
LO INTERCULTURAL
Y SUS DIMENSIONES HISPÁNICAS
208
LO INTERCULTURAL Y SUS DIMENSIONES HISPÁNICAS
ITINERARIOS HISPÁNICOS, 2012 (2)
209
Romanitatea – o noţiune lingvistică
Marcu GABINSCHI, dr. hab.
Academia de Ştiinţe a Moldovei
Abstract
Among the ideas recently revitalized there is also that of the Romance peoples being a kind
of kinsfolk, descendants of the Romans, as it is presented by the much publicized poem „Ginta
latină”, as well as the idea of all the Romanians being consanguine, as the ambiguous word neam,
meaning both „relative(s), clan, kin” and at the same time „people, nation” induces to think. The
autor adduces some linguistic evidences (although well-known, but often ignored) to show the
groundlessness of such illusions. The facts adduced, especially when confronted with one another,
make it obvious that the Romanians are descendants of many peoples, while the Latin linguistic
heritage has been preserved better in the Romance languages spoken by peoples of different races,
such as the Brazilians, the Mexicans and other Hispano-Americans, so that the term „Romance”
can be properly applied only to languages and to peoples speaking them, by no means to denote
consanguinity.
Keywords: Romance, Romanian, Latin, kinsfolk, language.
Rezumat
Printre ideile reactualizate recent se găseşte şi aceea cum că popoarele romanice ar fi înrudite
ca urmaşe ale romanilor, cum e prezentat în poezia popularizată pe larg „Ginta latină”, ca şi
ideea cum că toţi românii ar fi consângeni, după cum o sugerează cuvântul neam ce înseamnă şi
„rudă (rude), rudenie, clan” şi tot odată „popor, naţiune”. Autorul aduce unele mărturii lingvistice
(deşi bine cunoscute, dar deseori ignorate) pentru a demonstra inconsistenţa acestor iluzii. Faptele
aduse, în special confruntate unele cu altele, demonstrează clar că Românii sunt urmaşi ai multor
popoare, pe când moştenirea glotică latină s-a păstrat mai bine în limbile romanice vorbite de
către popoarele de rase diferite, cum sunt brazilienii, mexicanii şi alţi hispano-americani, deci
că termenul „romanic” poate să fie aplicat corect numai la limbi şi la popoarele care le vorbesc,
niciodată însă ca să denote consanguinitate.
Cuvinte-cheie: roman, român, latin, gintă, limbă.
În genere, s-ar părea că reafirmarea romanităţii ca noţiune lingvistică e de
prisos, fiindcă de popoare romanice putem vorbi doar ca de acele care vorbesc
limbile romanice respective. Dar, din nefericire, de multe ori s-a mai dat şi în
ultima vreme iar, în special într-o atmosferă de euforie, se dă drept romanitate
înrudirea biologică, cea de „neam”, cuvânt care, prin semantemul său larg, face
posibilă substituirea unei noţiuni prin alta. În asemenea condiţii se pare raţional să
mai reafirmăm unele adevăruri demult stabilite1, deci, pe care nu le-am descoperit
noi, dar pe care confruntându-le, relevăm mai pregnant principala idee întemeiată
mai jos. E vorba de unele fapte deseori scăpate din vedere, ba chiar şi ignorate
câteodată, în concordanţă cu dorinţele celor ce preconizează „puritatea naţiei”
(până şi prin condamnarea căsătoriilor mixte !) ş.a.
Acestea date fiind, mai jos aducem în discuţie sub un anumit raport doar fapte, în genere bine
cunoscute, de aceea nu complicăm expunerea prin bibliografie.
1
210
LO INTERCULTURAL Y SUS DIMENSIONES HISPÁNICAS
După cum ştim, începând cu vremea (sec. XIX–XX) introducerii prin
învăţământ, în conştiinţa populaţiei românofone a cunoştinţelor despre originea
ei şi a limbii ei, aceste două noţiuni au început a figura fără distincţie strictă. Adică
se avea în vedere ca ceva de la sine înţeles că odată ce limba română provine din
cea latină a romanilor, tot aşa şi poporul român provine din cel roman ca „ginta
latină”. Nu se ţinea cont de acea legitate generală că un popor poate să fie (şi
că o mare parte a popoarelor este) în măsură mai mare sau mai mică de origini
biologice diferite, pe când limbă are (în ciuda tuturor influenţelor externe care
nu alterează sistemul ei de flexiuni) o singură origine, adică cum se mai spune, o
singură strălimbă. Cu alte cuvinte, o limbă provine dintr-o singură sursă, pe când
poporul purtător al ei poate să provină în sens biologic din mai multe surse. Cazul
poporului român e tocmai acesta.
Iluzia apartenenţei poporului român la aşa-zisa gintă latină (în loc să se invoce
romanitatea limbii şi a poporului doar ca vorbitor al ei, nu ca urmaş biologic al
romanilor) a dus şi la efuziuni romantice, din care, credem, cea mai cunoscută
este „Cântecul gintei latine” al lui Alecsandri. Condiţiile de apariţie ale ei (sprijin
moral pentru Franţa înfrântă în războiul cu Prusia) şi patosul exprimat la un înalt
nivel artistic totuşi nu trebuie să eclipseze ideile ei, cele de superioritate a unor
naţiuni asupra tuturor celorlalte (idei de a căror critică nu ne ocupăm special
în această lucrare lingvistică), nici faptul că g i n t a nu numai latină, dar nici
cea romanică, nu există. Denumirile ce relevă pretinsa existenţă a g i n t e i în
cauză (cum e cea a societăţii fondate recent la Chişinău „Ginta latină”) pot să
fie considerate admisibile doar la figurat, făcându-se rezerve pentru subînţelesuri
nu tocmai lingvistice. În realitate există doar familia de limbi romanice, urmaşa
l i m b i i latine (noţiuni care trebuie distinse şi ele, în ciuda expresiei curente,
dar cu totul neadecvate „latinitatea limbii române”, preferată uneori constatării
corecte a romanităţii ei). Reactualizarea, în zilele noastre, a expresiei, deci, şi
a noţiunii de „gintă latină” contribuie simţitor la confuzia celor două lucruri,
implicând consecinţe ideatice respective.
De ginta latină, în sens relativ adecvat, s-ar putea vorbi doar avându-se în
vedere primele secole ale mileniului întâi î.e.n., vremea în care latinii, adică
locuitorii din Laţiu, păstrau orânduiala arhaică, apropiată de cea tribală. Dar deja
pentru vremea aceea avem mărturii despre fapte de amestec interetnic – cf. cel
puţin cunoscuta istorie despre raptul sabinelor. Tot atunci a început expansiunea
romană asupra altor teritorii, mai întâi din Italia, deci asimilarea popoarelor
înrudite italice (falisci, osci, umbri ş.a.), dar şi a neînrudiţilor etrusci (din a căror
limbă provine, după cum se presupune, însuşi cuvântul Roma), dar ulterior şi a
multor altor popoare. Puţin cert se ştie despre istoria anterioară scrisului limbii
latine şi cu atât mai puţin despre cea a italicilor în genere. Se ştie însă că circa o
treime a radicalilor băştinaşi ai latinei „pure” (preexpansioniste) nu au etimologie
ITINERARIOS HISPÁNICOS, 2012 (2)
211
indoeuropeană. Printre acestea se găsesc şi cele ce şi-au dovedit vitalitatea
moştenindu-se de limbile romanice: cf. reflexele lor moştenite româneşti, de
exemplu, cel puţin anină, cal, casă, ceapă, cruce, falce, iepure, mintă, mânz1,
nalbă, plop, plumb, prun, pur (plantă), sapă, scroafă, turmă, vin ş.a. (de Roma >
romanus > român a mai fost şi va mai fi vorba).
În vremea expansiunii multiseculare romanii au asimilat o mulţime de popoare
înrudite şi neînrudite, ceea ce deja atunci a exclus apartenenţa tuturor celor
deveniţi romani la o gintă în sens strict. Trebuie semnalat faptul că statul roman,
cât a fost de expansionist, nu era totuşi rasist, cei deveniţi romani prin asimilare
putând ocupa cele mai înalte posturi din Imperiu. Ajunge să ne amintim de faptul
că însuşi Traian era pe jumătate iber, iar mama lui vorbea rău latineşte. Iar în
Dacia cucerită de el a fost adusă populaţia, după cum ştim de la Eutropius, „ex
toto orbe Romano”. Deci, nici atunci nu putea fi vorba de vreo înrudire în sens
gentilic. Iar trecând secole după încetarea prezenţei relativ scurte (anii 106–275
e.n.) a statului roman pe pământul Daciei însuşi cuvântul romanus > român şi-a
pierdut sensul iniţial. După perioada, cum spunea S. Puşcariu, a rusticizării limbii
române, găsim reflexul acestui cuvânt, sub formă de român sau rumân având
diferite sensuri, odată secundare, dar deja golite complet de sensul primar, cel
legat de un mare imperiu care cuprindea şi aria acestui român sau rumân. Ceea
ce înseamnă că (în afară de lipsa oricărei comunităţi gentilice) nu exista nici
conştiinţa provenirii dintr-un imperiu a cărui amintire dispăruse în fosta Dacie
complet. Faptul că „de la Râm ne tragem” a fost aflat peste o mie şi ceva de ani
doar de unii cărturari români din surse străine, căci în propriul lor popor această
conştiinţă în vremea lor demult nu mai exista2. Reactualizarea acestui sens a avut
loc doar odată cu împrumutul lui roman ca neologism. Printre faptele care au
contribuit la pierderea acestei conştiinţe (ca, de altfel, şi a înrudirii biologice cu
romanii aduşi odată în Dacia) a fost şi asimilarea masivă a slavilor, reflectată bine
de limba română, în special de lexicul ei,dar şi de toponimia României, în care
abundă denumiri slave, dar nu s-a păstrat nici un nume de oraş dac sau roman (ca
de altfel, şi însuşi etimonul lui dac, get sau trac, şi nici al denumirii vreunui trib
autohton mai particular).
S-a păstrat, precum am mai spus, etimonul, devenit şi glotonim, român cu
sensul prototipului (romanus) complet uitat. Dar latin, care fusese tocmai glotonim
Acesta a putut să fie împrumutat de latina balcanică din dacă, ceea ce însă nu e cert, cuvinte
coetimoane găsindu-se şi în unele limbi romanice apusene şi altele vest-europene.
2
Faptul poate fi relevat prin contrastul cu ungurii, care prin asimilarea mai multor populaţii
(iranice, turcice, slave) şi-au schimbat cu totul tipul somatic (căci nu sunt mongoloizi şi nu se
aseamănă la înfăţişare cu ugrii de pe Obi, hantî şi mansii, şi nici cu popoarele samodiene), dar
păstrează conştiinţa de a fi venit odată, prin „Ungaria Mare” de la vest de Ural, din „Străbaştina
Ungară” de la Est de Ural, unde au trăit cu secole înainte de era noastră, conştiinţă pe care nu
au putut s-o ia de la altcineva.
1
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LO INTERCULTURAL Y SUS DIMENSIONES HISPÁNICAS
a fost pierdut (dacă s-ar fi păstrat, ar trebui să fie ceva ca *lătin), iar letin (ca şi
lătin în acelaşi sens) au fost împrumutate în sec. XVII din ungară sau/şi sârbă cu
sensul de „catolic, apusean, străin”. Cf. o evoluţie de sens de la cel etnonimic la
cel religios în liftă. Sensul actual rom. latin l-a căpătat cu mult mai târziu, fiind
împrumutat din Apus. Însuşi român, deşi moştenit, şi-a schimbat nu numai sensul,
ci şi structura morfologică, neputându-se descompune la nivel sincronic, deoarece
se pierduse derivatorul lui, Roma. Chiar cei ce începeau să stabilească originea
românilor întrebuinţau slavismele Râm, râmlean, râmlenesc, iar Roma, roman au
fost împrumutate deja ca neologisme. Însuşi român/rumân nu e de închipuit ca
atribut al lui Imperiu.
În privinţa aceasta edificator este însuşi câmpul semantic al mult actualului
neam, invocat acum atât de des spre a se releva ceea ce se numeşte „unitate
de limbă – unitate de neam” şi asem., impresie care poate destul de uşor să se
creeze dat fiind semantemul larg al acestui cuvânt, de la „rudă, rude, seminţie,
viţă, familie” până la „naţiune, popor”. O vreme în acelaşi sens s-a întrebuinţat şi
slavismul rod. Dar fapt este că parcă prin ironia soartei, cuvântul băştinaş pentru
această noţiune fiind pierdut, pentru „neam” a fost împrumutat şi s-a păstrat un
cuvânt unguresc, căci vechiul gintu (moşt. lat. gens, gen. gentis, cu schimbarea
genului) nu a supravieţuit limbii vechi, pe când dubletul său etimologic gintă
revitalizat acum în ginta latină e practic cunoscut doar datorită acestei expresii.
Totodată etimologizarea lui popor ca moştenitul populus, precum s-a constatat nu
o dată, nu trece peste obstacolele fonetice, pe când naţiune, naţiune, naţionalitate
sunt neologisme evidente. Adică însuşi cuvântul strălimbii cu sensul lui „popor,
naţiune” a fost pierdut.
La cele spuse menite să spulbere iluzia unităţii gentilice a poporului român
încă la origine vin să se adauge şi datele timpurilor mai recente, mai accesibile
observărilor noastre directe. De amintit că teritoriul de formare a limbii române
(vezi diferite hărţi istorice) cuprindea aproximativ doar centrul, sudul şi vestul
actualei Românii, deci viitoarele Maramureş, Bucovina, ca şi Moldova, incluzând
Basarabia, au fost mai târziu nu romanizate, ci românizate, asimilând populaţia
care nu fusese în contact cu romanii.
Din multiple mărturii lingvistice (incluzând în special cele toponimice) a originii
amestecate a poporului român sunt de relevat şi următoarele. Nu mai aducem
straturile de cuvinte apelative de diferite origini ca mărturii ale întrepătrunderii
glotice şi etnice dintre poporul român deja format şi alte popoare. Evocăm doar
câteva tipuri de familii de origine slavă ca cele sfârşite în -ici, -evici, -ovici sau
-schi, -ţchi, -encu, dar, ceea ce e şi mai caracteristic, cel puţin următoarele nume
de familii concrete, după care se vede îndată apartenenţa etnică a celor ce le au
dat generaţiilor următoare: Arapu, Bulgaru, Calmâcu, Cazacu (Cozac), Cerchez,
Grecu, Leahu (Poleacu), Litvă, Machedon, Moscalu, Nohai, Rus(s)u (Rusnac,
ITINERARIOS HISPÁNICOS, 2012 (2)
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Rusuleac, Rusuleţ), Sasu, Sârbu, Slovenu, Şvabu, Tătaru (Tătăruş), Turcu
(Turculeţ), Ungur (Ungureanu), Ţiganu, Zaporojan(u). Alte nume de familii
cer explicaţii pentru nespecialişti. Aşa sunt Arvat „Croat”, Armanu „Armean”,
Arnăut(u) (Arbănaşu) „Albanez”, Caţapu (denumire burlescă ucraineană a
ruşilor), Coman „Cuman”, rus. „Половец”. De amintit că în Evul Mediu tot
Nordul Moldovei istorice se numea Cumania, cf. şi provinciile istorice ungureşti
Nagy Kunság „Cumania Mare” şi Kis Kunság „Cumania Mică”, Kun fiind unul
din cele mai răspândite familii ungureşti. Deci, cumanii sunt componentul comun
la etnogeneza atât a românilor, cât şi a ungurilor. Până şi etimologia cea mai
convingătoare a toponimului Basarabia este cea cumană. Mai departe cf. Frangu
şi Frâncu1 (din denumirea medio-orientală a europenilor apuseni, cf. tur. Frenk, dar
şi alafranga „europeneşte”), Hăbăşescu (din denumirea turcă a etiopilor Habeş,
cf. învechitul Abisinia), Lazu (din denumirea micului popor kartvelic musulman
de la nordul Turciei), Oros (din denumirea ungurească a ruşilor Orosz), Şcheau
(Şcheianu) „Bulgar” (din denumirea românească a slavilor, moştenită din latina
târzie), Tăutu (din denumirea ungurească veche a slovacilor tót, iarăşi o mărturie
antroponimică despre componentul comun (slav) în etnogeneza atât a ungurilor,
cât şi a românilor) şi eventual altele. Iar Botezatu provine de la aceia care fusese
până la primirea acestei familii necreştini, prin urmare nu fusese români2.
Acelaşi lucru se confirmă prin genealogia unor persoane eminente, cum sunt
în cazul românilor, de exemplu, Dimitrie cantemir (urmaş al hanilor tătari, dar
al cărui fecior a devenit poet rus) sau Mihai Eminescu, printre ai cărui străbuni
apropiaţi se găsesc ucraineni şi cazaci de pe Don, iar familia originară Eminovici
are la bază arabismul turc emin „fidel, de nădejde, sigur”, folosit şi ca nume
propriu Emin (ca în Emin-Paşa), la alte popoare musulmane Amin, pe când în
Eminovici nu e greu de văzut un nume bosniac de tip răspândit. Deci nu pare
întâmplător că Eminescu vorbea cu simpatie despre musulmani3 . Chiar dintre
colaboratorii noştri îl putem aminti pe regretatul N.D. Raevschi (1929–2009), om
cu conştiinţă naţională română foarte pronunţată, dar conştient şi de provenirea
sa de la cunoscutul poet şi decembrist rus V.F. Raievskii, care a activat odată în
Basarabia, ş.a.m.d. La nivelul vieţii de toate zilele, aceeaşi situaţie e ilustrată de
zicala comică, dar care reflectă realitatea din zonele limitrofe moldavo-ucrainene:
Папа рус, мама рус, а Иван – молдаван.
Aşadar, cine reţine măcar o parte a faptelor numai ce aduse, ştie valoarea
adevărată a chemărilor patetice ca „Consângeni!” sau „Fraţi de sânge!”, cea a
Deşi acesta nu e exclus să fi fost moştenit din latina locală.
Asemenea Arapu, Arnăut(u), Cerchez, Hăbăşescu, Lazu, Nohai, Tătaru, Turcu ş.a. au rămas de
la cei recrutaţi odată în armata turcă, pe urmă asimilaţi de români.
3
Exemple asemănătoare găsim şi între oamenii mari din alte naţii. Să ne amintim de A.S. Puşkin, cu strămoşi africani, de M.Iu. Lermontov, cu strămoşi scoţieni, de I.S. Turgheniev, urmaş
de tătari, dar şi de marele poet ungur S. Petőfi, fecior al unui sârb şi al unei slovace ş.a.
1
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LO INTERCULTURAL Y SUS DIMENSIONES HISPÁNICAS
apelărilor la „Ginta latină”, dar şi a chemărilor de a evita căsătoriile mixte care,
chipurile, ar da urmaşi inferiori (după cum declară poetul patriot N. Dabija). Ce
ar fi poporul român, urmaş al atâtor etnii, dacă asemenea declaraţii ar corespunde
realităţii, nu e greu de închipuit…
În sfârşit, încă unele fapte, din alt capăt al lumii, fapte ce ilustrează esenţa cu
totul negentilică, ci pur lingvistică, a noţiunii de romanitate.
După cum se ştie, cele mai mari naţiuni romanice sunt cea braziliană (circa
200 de milioane de oameni) şi cea mexicană (circa 110 milioane), iar cea mai
răspândită limbă romanică din lume e cea spaniolă (peste 250 de milioane). Iar
populaţia Braziliei se compune din trei rase mari (albă, negroidă şi mongoloidă,
aceasta fiind reprezentată de indienii băştinaşi, japonezi, chinezi şi alţii), de tot din
zeci de popoare originare din multe ţări ale lumii1. Populaţia Mexicului e în cea
mai mare parte un amestec de urmaşi ai spaniolilor şi ai popoarelor indigene. Iar
printre cei peste 250 de milioane de hispanofoni, înşişi spaniolii sunt în număr de
doar circa 35 şi ceva de milioane, restul fiind prezentat prin hispano-americani,
care nici ei nu se simt ca o singură „gintă” (ajungându-se câteodată şi la războaie
dintre ei). De amintit că şi înşişi spaniolii şi portughezii sunt de origine amestecată
(iberi, romani, goţi, arabi, berberi în Spania, şi lusitani, romani, goţi, arabi, berberi
în Portugalia, în a cărei populaţie se constată şi trăsături vechi negroide, urme ale
contactelor preistorice cu vecina Africă). Aşa se prezintă „ginta latină” la celălalt
capăt al ariei ei.
Totodată, e de relevat că la această „gintă” ibero-romanică trirasială moştenirea
glotică latină s-a păstrat mai bine decât la „neamul” romanesc, format, practic
doar din oameni de rasă albă. Dacă pentru fonetică şi gramatică e greu de spus
fără calcule speciale, ce anume s-a păstrat mai bine aici sau acolo, apoi lexicul
oferă un tablou îndată mai clar. Astfel, e drept că lat. manicare s-a păstrat numai
în româneşte, în a mâneca ca şi, posibil, pedester (> pedestru), iar alte câteva
etimoane latine, absente din cele mai răspândite limbi romanice, se regăsesc
în cele minore, cum sunt, de exemplu, coetimoanele celor româneşti a începe
(< incipere), şi a înţelege (< intelligere) din retoromană, sau al lui armăsar (<
admissarius) şi a şti /(< scire) din sardă. În schimb, în iberoromanică s-au păstrat
cu mult mai multe etimoane latine, pierdute în româneşte. Cf., de exemplu, cel
puţin următoarele etimoane frecvente, păstrate în spaniolă şi portugheză:
În primul rând sunt de menţionat numeralele cardinale centum, dar şi 11–19
şi divizibile în zece 20–90 (cu o rezervă pentru arom. yinghiţ) şi ordinalele ca
secundus ş.a. (primus fiind păstrat în rom. primar din văr primar şi calea primară,
dar şi primăvara). Cf. şi comparativele sintetice, reflexele lui major, melior,
De amintit că în prezent preşedintele Braziliei e dna Dilma Roussef, fiica emigranţilor bulgari,
cf. familia Russev a unor basarabeni, cum a fost cunoscutul istoric E.M. Russev (1915–1982).
De amintit şi emigrarea basarabenilor în Brazilia din perioada interbelică.
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ITINERARIOS HISPÁNICOS, 2012 (2)
215
minor, pejor, senior, dar şi cuvintele din diferite clase amare, amicus, aperire,
avis, basiare (păstrat în aromână), bellus, *camminus, campana, cata, colaphus,
color, cor (amplificat în sp. corazón, port. coração), corium, debere, ecclesia,
fatum, ferire, flamma, grandis, grex, inimicus, ire (supravieţuit în română până la
sec. XVI în formele imu, voi i şi i-voru, dar şi, local şi supletiv, în istroromână),
lectus, legere, mater, mensis (păstrat în aromână şi meglenită), movere, mundus,
pacare, pater, paucus, pauper, perna, *pitinnus, pluma, recipere, sapere, tectum,
thius, valere ş.a. Cazuri sui generis sunt cele ca pierderea lui gallus, dar păstrarea
derivatului lui, gallina > găină, devenit, prin acest fapt, primar (nederivat). Tot
aşa este deja citatul român devenit primar prin pierderea derivatorului Roma, cât
şi a sensului odată primar. Lista nu pretinde a fi exhaustivă, dar şi din ea se observă
lesne că în limbile celor de „gintă” foarte amestecată rasial moştenirea glotică
latină s-a păstrat mai bine decât la un popor de rasă pur albă – încă o ilustrare a
ceea ce este „ginta latină”, în realitate o familie de limbi vorbite de oameni de rase
diferite. (De notat că ne-am referit doar la limbile romanice materne, nu la cele
doar oficiale ale fostelor colonii din Africa).
Aşadar, întorcându-ne la „latinitate”, adică la romanitate, în interpretarea
clasicilor, ne confirmăm părerea că, decât pateticul „ginta latină” al lui Alecsandri,
e cu mult mai realist şi adecvat realităţii ironicul „fraţii noştri de sânge, franţujii,
italienii, spaniolii şi portughejii” al lui Creangă – un avertisment actual şi acum
contra identificării noţiunii lingvistice cu cea biologică.
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LO INTERCULTURAL Y SUS DIMENSIONES HISPÁNICAS
El sistema verbal español en perspectiva panromanica
Angela CHIRIŢĂ, dr.
Universidad Libre Internacional de Moldavia
Resumen
El enfoque del sistema verbal español en perspectiva panrománica pone evidentemente de
relieve las similitudes y disimilitudes existentes o en vía de perfilacion que presentan las lenguas
románicas. El hecho que las lenguas prestan distinta importancia a las categorías verbales de tiempo,
modo y aspecto constituye una de las causas principales de que varíen sus sistemas verbales. En el
marco del sistema verbal español un real interés para las investigaciones comparativ-confrontativas
presenta la competencia para el predominio de las construcciones nominales o verbales, la doble
función del infinitivo, la controversia entre Perfecto Simple y Perfecto Compuesto, auxiliacion de
las formas temporales compuestas, la tendencia hacia las formas analíticas y otros tanto al nivel
interlingual como intralingual.
Palabras clave: cambios semántico-funcionales, área panrománica, controversia, microtipo,
intralingual, Interlingual, verbalización, sustantivación.
Abstract
The Spanish verbal system approach in panromanic perspective reveals, obviously the existing
similarities and the differences or the ones profiling from the Romance languages​​. The fact that
the languages ​offer a different importance to the verbal categories of time, mode and appearance
is one of the main causes of the variations that occur in the verbal systems. A real interest for the
contrastive-comparative researches within teh Spanish verbal system, is the competence for the
predominance of the nominal or verbal constructions, the double function of the Infinitive, the
controverse between the auxiliation of the compund temporal forms, the tendence towards the
analitical forms at interlingual and intralingual level.
Keywords: semantic-functional changes, panrománica area, controversy, microtipo,
intralingual, Interlingual, verbalization, substantivation.
Por entre las lenguas románicas el español ofrece, desde el punto de vista
comparativ-confrontativo intrarománico, una interesantísima perspectiva
investigacional, debido no sólo a su ubicación territorial dentro del marco
románico, sino también a su resistencia a todo desgaste morfológico, revelado
sobre todo en la oposición con el francés.
La comparación entre las actuales características del español y las del francés
por ejemplo, permite destacar no sólo el perfil de cada uno de ellos, sino las
tendencias y los límites verdaderos y actuales de Romania (del Val 219), pues cada
idioma, en mayor o menor proporción, obedece a tendencias particulares y acentúa
determinados aspectos evolutivos. Como es sabido la lengua es un fenómeno en
perpetuo movimiento y cambio, es decir evolución Tätigkeit (energía), como decía
Humboldt, o en permanente ebullición, según la característica dada al español por
Emilio Lorenzo (Lorenzo 73), hecho que nos incita a nuevos y nuevos enfoques.
ITINERARIOS HISPÁNICOS, 2012 (2)
217
La efervescencia lingüística de Romania contribuyo en contornear un ambiente
espiritual que engendró la tendencia hacia una cierta convergencia en proceso de
edificación de las lenguas europeas de cultura, poniendo más y más de relieve el
modelo románico. En este sentido verbal es, metafóricamente hablando, un cráter,
en donde germinan y se producen otros y otros cambios semántico-funcionales
que se repercutan sobre el sistema y subsistemas del lenguaje.
Es de mencionar que las lenguas prestan distinta importancia a las categorías
verbales de tiempo, modo y aspecto, hecho que constituye una de las causas
principales de que varíen sus sistemas verbales, y, precisamente, estas variaciones
suscitan un gran a nivel interés para las investigaciones comparativ-confrontativas
tanto interlingual como intralingual.
El sistema verbal español (así como los sistemas verbales de todas las lenguas
románicas) conserva la distribución relevando un número mayor de formas
temporales. En español y también en otras lenguas románicas el sistema temporal
tiene dos formas: simple y compuesta, entre las cuales hay competencia, mientras
el latín está constituido por formas simples. Hablando de las formas temporales
compuestas es necesario mencionar las particularidades definitorias de los verbos
auxiliares que «no solo difieren de unos idiomas a otros en su significado sino en
su grado de cohesión con las formas nominales y en la mayor o menor persistencia
de su primitivo valor semántico». (idem: 67) En este sentido el español presenta
una situación peculiar, debida probablemente y a su ubicación en el área ibérica
porque “pocas notas serían tan características ni acusarán una personalidad tan
marcada como la distinta formación del perfecto castellano, en comparación con
el francés y el portugués situado entre ambos domina netamente en el castellano
el perfecto formado por haber+participio aun cuando también se encuentra en él
perfecto formado con el auxiliar “tener”, semejante al portugués, aunque usado
en mucha menor proporción”. (Pons 117) Así pues en la auxiliación del perfecto
español participa además del haber y el auxiliar tener, el cual tiende a ganar
terreno del dominio semántico del verbo haber, aunque no le es propio el mismo
grado de cohesión con el participio. Por ejemplo, entre he escrito la carta y tengo
escrita la carta la diferencia consiste en que el sintagma he escrito forma una
unidad indivisible, en cambio, tengo escrita es más independiente puesto que
entre los miembros del sintagma pueden intercalarse y otros elementos: tengo la
carta escrita, incluso en ella el participio concuerda con el complemento directo
en género y numero. El verbo tener en español está vacilando entre la función
de verbo independiente y la de verbo auxiliar. En portugués el verbo ter (< lat.
tenere) a partir de la Época Moderna se afirma decididamente como auxiliar para
las formas compuestas del verbo. En comparación con el rumano y español, el
francés utiliza para la auxiliación de las formas compuestas dos verbos être y
avoir, lo mismo que el italiano, que actualmente releva también una tendencia de
218
LO INTERCULTURAL Y SUS DIMENSIONES HISPÁNICAS
orientación hacia el auxiliar habere. De las cinco lenguas románicas, el español es
el que más acude al uso del auxiliar habere.
Esta tendencia empieza a consolidarse a partir del siglo XVI, cuando los verbos
intrasitivos los cuales anteriormente se conjugaban con ser, empiezan a orientarse
hacia haber: es venido – ha venido; es muerto – ha muerto. «La competencia entre
estos dos auxiliares que había existido en la antigüedad, se resuelve decisivamente
con el predominio de haber, mientras el auxiliar ser cambia su valor temporal de
pasado que tenía en el latín: amatus est, siendo hoy en castellano utilizado sólo en
la voz pasiva». (Hanssen 232)
Enfocando el sistema verbal español en perspectiva panrománica es de
mencionar tambien la controversia entre Perfecto Simple y Perfecto Compuesto
que ha planteado últimamente acaso unas de las más incitantes discusiones. La
oposición entre estas dos formas temporales de hecho, pone en evidencia unas
las similitudes y disimilitudes existentes o en vía de perfilación que presentan
las lenguas románicas. Como consecuencia, la confrontación intrarománica
del funcionamiento del perfecto simple y compuesto ha llevado a una posible
agrupación de las lenguas románicas en tres micro tipos: 1. francés, rumano e
italiano, que atestiguan una situación a favor del perfecto compuesto; 2. españolcolocado intermediariamente; 3. portugués que denota una situación inversa
en relación con las lenguas del primer grupo. Según demuestran los datos de
la investigación las demás lenguas románicas adhieren preponderantemente al
modelo francés. Los datos de las investigaciones pronostican las posibilidades
del continuo avance del proceso de substitución funcional-semántica del perfecto
simple por el perfecto compuesto más allá del cuadro panrománico.
Otro fenómeno de real interés para el sistema verbal español y para él de las
otras lenguas románicas es la doble función del Infinitivo. Esta forma nominal del
verbo, situado en la zona intermedia entre el nombre y el verbo, contornea de la
mejor manera posible tanto la fisionomía actual, como y las tendencias de desarrollo
de una lengua en el marco intralingual o interlingual. En este contexto es de
mencionar que “muy característico para el español es el hecho de que el Infinitivo
aun cuando aparezca substantivado, conserve su carácter y sus posibilidades
verbales, pudiendo ir acompañado del artículo (como el nombre) y sin embargo,
tener sujeto y complimientos (como el verbo): El consumir yo la poca fuerza
que tengo…, y ser modificado por un adverbio: El vivir maravillosamente solo”.
(del Val 83) El portugués con sus dos formas: impersonal y personal, flexionado
representa el grado máximo de verbalización del infinitivo. Al italiano, igual que
al español le es característico, igual que al español le es característico una gran
flexibilidad de sus infinitivos, ya que pasan fácilmente del grupo nominal al grupo
verbal y viceversa. Con todo eso se considera que el francés se ha fijado más en
la doble función del Infinitivo.
ITINERARIOS HISPÁNICOS, 2012 (2)
219
Dado que en el Infinitivo se resume la idea inicial del verbo, estructurado
después por medio de la conjugación, nos hace considerarlo también una de sus
formas elementales y a la hora examinar las perspectivas del sistema verbal español
en un corte panrománico, él es una de las formas que mejor puede caracterizar un
idioma, desde el punto de vista de la dominación sustantiva o verbal. Otro rasgo
importante del Infinitivo, tanto en español, como en otras lenguas románicas, es
la competencia que hace dentro del sistema verbal, a otras formas tendiendo cada
vez más hacia un uso absorbente de los tiempos propiamente dichas de Indicativo
y Sustantivo, el punto clave de esta competencia siendo el así llamado infinitivo
de narración “Su empleo da a la frase brevedad y viveza, y puede usarse en series
que dan la impresión de escenas rápidas y sucesivas. Por ejemplo, en el frances
moderno se usan frases de tipo: «Grenouilles aussitôt de sauter dans les ondes/
Grenouilles de rentrer dans leurs grottes profondes». (del Val 84)
De este modo Infinitivo perfila rotundamente la tendencia de las lenguas
románicas hacia el analitismo, es decir hacia una expresión más sencilla, más
concisa y acaso más flexible.
En este orden de ideas no podemos dejar de lado el Participio y sobre todo, el
Gerundio, cuyo carácter activo y la gran aproximación al verbo contribuye a que
éste invade el campo del participio presente. Los tres usos muy característicos del
Gerundio español son: la conjugación perifrástica formada por el auxiliar estar y
el Gerundio del verbo a conjugar (está leyendo), peculiar al idioma español; uso
del Gerundio en frases absolutas donde sustituye el verbo: encontrándole en la
calle…, equivalente de cuando lo encontró en la calle…, etc.; en combinación
con verbos de movimiento (ir, venir, andar, etc.): ir, corriendo, etc., todos ellos
comprobando la tendencia verbal del gerundio español y por ende la tendencia
del castellano hacia la construcción verbal. Mientras, en español predomina el
gerundio en el francés es el participio el que ha impuesto tanto su forma como
su significado hecho que denota su carácter nominal, es decir orientación hacia
la construcción nominal de la frase. Esta oposición de las preferencias destaca
el carácter durativo de la acción en español y el interés por el estado en caso del
francés. El portugués en este sentido sigue al español y el italiano conserva con
mayor vigor algunos participios y utiliza con menos profusión el gerundio.
Dentro del marco del sistema verbal español acaso la más amplia y genérica es la
oposición entre la construcción verbal y la construcción nominal. La competencia
por el predominio nominal o verbal de la frase es un hecho muy característico en
las lenguas modernas. En casi todas ellas existe una tendencia a buscar, siempre
que es posible, el giro de carácter más nominal, siendo sin duda, el francés y el
inglés los idiomas occidentales que más intensamente acusan esta preferencia,
mientras el español y el alemán son más resistentes a ella. La tendencia de las
lenguas modernas hacia la construcción nominal se explica generalmente por el
220
LO INTERCULTURAL Y SUS DIMENSIONES HISPÁNICAS
carácter más objetivo e impersonal de la frase y la mayor brevedad y concisión
de los giros nominales. Por entre las ventajas de la construccion verbal es la de
expresar al mismo tiempo la acción, el modo y el aspecto. De hecho se ha de
tener en cuenta que no existe un lenguaje nominal opuesto a otro totalmente
verbal sino una preferencia o inclinación hacia uno u otro. Se ha de mencionar
que la oposición entre estos dos tipos de frase es menos extremada en la literatura
francesa que en la literatura española. Verbi gratia en Cervantes se impone la frase
organica de predominio verbal mientras que en Cracian la nominal.
En conclusión, cuando se intenta a hacer un análisis comparativ-confrontativo,
en el marco de las lenguas románicas habitualmente se elije como base de
comparación el español y el francés. Lo mismo que se ha producido con
la controversia entre Perfecto Simple y Perfecto Compuesto sucede con la
confrontación de la competencia para el predominio de las construcciones verbales
o nominales.
Bibliografía
del Val, M.C. Fisionomía del idioma español. Madrid, 1962.
Lorenzo, E. El español de hoy, lengua en ebullición, Madrid: Gredos, 1971.
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XVIII, Madrid, 1958.
Hanssen, F. Gramática histórica de la lengua castellana, Halle, 1913.
ITINERARIOS HISPÁNICOS, 2012 (2)
221
La crise à travers la métaphore refletée dans la presse francophone
et hispanophone (étude contrastive)
Olga FREIDSON, dr.
Elizaveta KUTSUBINA, dr.
Université d’État des Sciences Économiques de Saint-Pétersbourg
Abstract
The article is devoted to the problem of mutual intelligibility. With the knowledge of
the peculiarities of mentality of a person or a nation we can understand it better. The image
of the same event in the mass media of different countries gives an opportunity to open
a particular national view of the world. The current economic crisis in Europe affects everyone,
and it is very discussed in the mass media. But how the crisis is interpreted and what are the key
definitions of events in the French and the Spanish press? To create a vivid picture of the economic
situation, journalists often use the metaphor. Comparative study of metaphors, used in different
articles, reveals differences and similarities of national mentalities.
Keywords: media, metaphore, crisis, contrastive analysis, lexical field.
Résumé
Cet article est consacré aux questions de l’intercompréhension. En sachant les particularités de
la mentalité de n’importe qui (une personne ou toute une nation) on peut mieux le comprendre. Le
reflet d’un même événement dans les média des pays différents peut découvrir les particularités
nationales de la conception du monde. La crise économique actuelle en Europe ne laisse personne
indifférente et on en parle beaucoup. Mais comment on l’interprète et quelles sont les qualifications
dominantes des événements présentés dans la presse francophone et hispanophone? Pour créer
une image expressive de la situation économique les journalistes s’aident souvent des métaphores.
L’étude contrastive des métaphores utilisées par les média francophones et hispanophones fait
voire la différence et la ressemblence des mentalités nationales.
Mots-clés : média, métaphore, crise, analyse contrastive, champ lexical.
L’espace commun de l’Europe unie prévoit la nécessité d’une bonne communication
entre les européens. Pour atteindre ce but il faudrait savoir bien les particularités de la
culture, des habitudes, des traditions et du système conceptuel de telle ou telle nation.
L’étude contrastive peut y apporter une contribution considérable.
La crise financière qui a connu une brusque accélération ces derniers mois (depuis l’été
2011) domine la presse mondiale et surtout européenne. La manière dont les journaux
examinent les causes, l’ampleur et les conséquences de la crise économique dévoile les
traits spécifiques nationaux. Outre cela l’utilisation par les journalistes des nombreux
prosédés sémantiques et discursifs pour faire leurs discours plus imagés et surtout des
métaphores relèvent parfaitement les particularités nationales. Une analyse contrastive
de ces procédés peut découvrir les divergences et les ressemblences entre les systèmes
conceptuels nationaux.
L’objectif de cette étude est double : le but premier est de fournir une description détaillée
de la présentation de la crise financière dans les presses francophone et hispanophone.
222
LO INTERCULTURAL Y SUS DIMENSIONES HISPÁNICAS
A partir de la grande diversité de métaphores qui sont apparues dans les journaux, nous
essayerons de les structurer et de les caractériser. Pour que nous puissions fournir une
image cohérente et homogène, cette analyse se limitera aux métaphores principales.
Chaque type de métaphore sera analysé séparément afin de garder une structure claire.
Après la structuralisation et la caractérisation des metaphores nous allons déduire les
images liées à la présentation de la crise dans les deux presses et découvrir quels aspects
de la crise sont mis en lumière. Egalement nous allons analyser en quoi ces images
divergent et se ressemblent et quelles en sont les causes. Comme ça nous pourrons faire
une analyse contrastive et voir les traits spécifiques nationaux de la conceptualisation de
la crise économique. Et ceci constitue le second but de nos recherches.
Nous avons utilisé le double corpus des metaphores et nous avons tenté de présenter
une image de la crise économique en Europe que les journaux avaient communiquée.
Notre premier corpus consiste en 51 articles pris des trois journaux francophones :
L‘Humanité, Le Figaro et Le Monde. Le deuxième corpus se compose de 53 articles pris
de trois journaux hispanophones El País, El Mundo et El Economista. Tous les articles ont
été publiés entre le septembre 2011 et le mars 2012. L’élection de la période correspond
au développement de la dernière crise économique européenne («la crise de l’euro» –
terme du journal Le Monde).
La métaphore est un phénomène langagier qui est étudié déjà depuis longtemps. A nos
jours elle est conçue comme un phénomène linguistique et conceptuel, présent dans les
interactions communicatives quotidiennes, scientifiques ou littéraires. Elle abonde non
seulement dans nos conversations et dans de nombreux textes - le niveau langagier, mais
elle constitue aussi une partie de nos actions et de nos pensées – le niveau conceptuel.
Par conséquent, les métaphores font partie de notre système conceptuel, c’est-à-dire le
système « qui nous sert à penser et à agir ». (Lakoff, Johnson 13) Selon Lakoff et Johnson :
« L’essence d’une métaphore est qu’elle permet de comprendre quelque chose (et d’en
faire l’expérience) en terme de quelque chose d’autre ». (15) C’est-à-dire la métaphore
peut être caractérisée par la projection conceptuelle d’un domaine source - plus connu et
plus concret - sur un autre domain cible - moins connu et moins concret. Cette projection
s’appuie sur les expériences pratiques et les supports culturels. Les projections favorisent
la mise en relief de certains éléments du domaine cible. Le choix de ces mises en relief
est guidé par les facteurs différents tels comme, les connaissances de base du locuteur, ses
supports culturels, ses propos etc. Lorsqu’un problème est représenté métaphoriquement,
il hérite de la structure et des valeurs propres au domaine source utilisé. Ces valeurs peuvent
être manipulées de façon favorable ou défavorable. (Zonana 67) Ainsi la comparaison
d’un même événement avec des phénomènes pareils dans les deux langues peut mettre
en relief des valeurs différentes, ce qui est conditionné y compris par la présuposition
culturelle et historique. C’est pourquoi l’analyse des métaphores conceptuelles dans ce
cas aide à visualiser des modèles cognitifs nationaux.
Les métaphores de la crise : études contrastives
Dans les médias francophones la métaphore est abondamment utilisée quand il s’agit
de la crise économique actuelle. On a pu identifier trois champs sémantiques qui englobent
ITINERARIOS HISPÁNICOS, 2012 (2)
223
la plus grande partie des métaphores des deux corpus: le vocabulaire de la guerre (image
essentielle), de la médecine et de la catastrophe. Toutes ces métaphores désignent en
général les notions de dérèglement, de déséquilibre, d’accident ou de catastrophe.
La métaphore de la guerre
L’image de la crise économique comme une situation guerrière est largement présentée
dans les médias francophones. La crise est un ennemi qui mine le monde et contre lequel
on se bat à l’aide de toute une armée bien organisée avec la mobilisation, un plan de
bataille et ses adhérents :
... l’inquiétude d’un accord européen au rabais mine les Bourses asiatiques (Le Figaro,
07/12/11, Zone euro : le pare-feu anti-crise pourrait être doublé);
... mais chacun des trois dirigeants arrive à Strasbourg armé d’un plan de bataille
européen (Le Figaro, 22/11/11, FMI : un dispositif contre la contagion);
Nicolas Sarkozy ne s’est pas encore publiquement prononcé pour la mobilisation des
ressources. Mais ses lieutenants l’ont fait pour lui (Le Figaro, 21/11/11, Madrid ne
change pas l’équation en Europe);
... une discipline de fer à l’échelle de l’UE (Le Monde, 23/11/11, Barroso relance le
débat sur la gouvernance économique de la zone euro);
Sur le pied de guerre, la CGIL, la CISL et l’UIL ont appelé leurs adhérents à cesser le
travail durant trois heures dans le cadre de leur premier mouvement unitaire depuis six
ans (Le Monde 12/12/11, Mobilisation contre la rigueur en Italie, nouveau test sur les
marchés);
La crise de la dette dans la zone euro, considérée par Angela Merkel comme une
«chance» pour remettre l’Europe en ordre de bataille dans un monde en pleine évolution
(Le Figaro, 03/02/12, L’Allemagne affiche son nouveau statut international).
Il faut souligner que le champ sémantique de la guerre englobe aussi l’autre côté de
la bataille dans la situation de la crise économique : on se bat aussi pour la fin de la crise,
pour la réussite :
Reste que, quand Paris se bat pour préserver ce qui lui reste d’industrie (Le Figaro,
17/02/12, L’Italie, un malade de la zone euro pas si éloigné de la France);
Il a également appelé les Etats de la zone euro à «mettre à profit ce calme pour
s’attaquer de manière décidée aux réformes nécessaires» (Le Monde, 21/02/12, Vers
un renforcement du Fonds de secours de la zone euro).
L’image de la crise créée par les métaphores de la guerre dans les médias francophones
quand même n’est pas désastreuse. La situation n’est pas sans issue, on se bat activement
et on a des effets instables mais positifs :
Mais la situation reste fragile (L’Humanité, 20/03/12, La zone euro n’a pas résolu ses
problèmes);
L’autre grande faiblesse de Rome est sa croissance molle, une fragilité qui explique
d’ailleurs en partie le dérapage des finances publiques italiennes (Le Monde, 18/02/12,
224
LO INTERCULTURAL Y SUS DIMENSIONES HISPÁNICAS
Italie, un malade de la zone euro pas si éloigné de la France);
Cinq ans exactement après le déclenchement de la crise des subprimes en février 2007,
le swap («échange») de la dette grecque, appelé le Private Sactor Involvement (PSI),
constitue une première victoire des Etats sur les marches (Le Figaro, 20/03/12, Grèce :
nouveau délai pour les créanciers).
Dans les médias hispanophones les termes de la guerre sont aussi très répendus
quand il s’agit de la crise économique et des moyens d’y résister. La crise est un ennemi
qu’il faut combattre «combatir la crisis», auquel il faut livrer un combat «dar batalla». Pour
surmonter la crise on élabore des stratégies et déclencher un armement «ha desplegado ...
un arsenal», bien que parfois le combat soit sans succès « combate nulo » :
... los directores del Prado, reina Sofía y Thyssen dan batalla a la crisis... (El País,
21/01/12, Los directores del Prado, Reina Sofía y Thyssen dan batalla a la crisis);
... consideró “urgente” para Europa la definición de un nuevo modelo estratégico para
combatir la crisis económica ... (El Mundo, 9/03/12, Aznar aconseja establecer vínculos
con asia para salir de la crisis);
... el Gobierno navarro ha desplegado un contundente arsenal de medidas anticrisis ...
(El País, 28/03/2012, España rica, España pobre);
... Davos ejerció ayer como árbitro en esa batalla. El resultado: combate nulo ... (El País,
25/01/12, Roubini: “España entrará en un círculo vicioso si Alemania pide más recortes”.);
... se trataba de salvaguardias ... para el mercado interior... (El Mundo, 13/12/11, Clegg
planta a Cameron en los Comunes );
... todos menos el de Reino Unido usaron balas de fogueo ... (El País, 13/12/11, Los
mercados dan por fracasada la cumbre europea y vuelven a la carga);
... filántropo Soros atacó por el mismo flanco ... (El Economista, 25/01/12, Roubini:
“España entrará en un círculo vicioso si Alemania pide más recortes”).
Mais par différence de l’image française de la crise comme une guerre terrestre, dans
les médias hispanophones la crise est souvent présentée à l’aide des termes navaux ce qui
est expliqué par une histoire maritime riche de l’Espagne. On compare l’économie avec
un navire qui gîte bandazo, on indique qu’il faut faire abattre «cambiar rumbo», ou bien
on parle des coups de mer sur l’économie espagnole embate de la crisis:
... la economía española resistió bien los primeros embates de la crisis ... (El País,
1/04/12, Bruselas apremia a España para acelerar también las cuentas de 2013);
... el bandazo que han dado las economías europeas en los últimos meses ... (El País,
13/12/11, Los servicios de estudios dan por hecho que España está de nuevo en recesión);
... la fuerza necesaria como para cambiar el rumbo de los acontecimientos ... (El País,
14/12/11, Los mercados dan por fracasada la cumbre europea y vuelven a la carga);
... esta declaración ... ha supuesto un bandazo a la decisión de retrasar la ayuda a
Grecia ... (El Mundo, 5/10/11, La promesa alemana de inyectar más dinero en la banca
anima las Bolsas).
Malgré la présence d’une humeur belliqueuse dans les articles hispanophons sur
le combat contre la crise économique, quand même on sent que l’Espagne est loin de
la victoire dans cette guerre. A la différence de la France et de l’Allemagne, qui font
ITINERARIOS HISPÁNICOS, 2012 (2)
225
activement la guerre contre la crise (ce qu’on peut expliquer par leur situation économique
plus saine et favorable), l’Espagne et la Grèce plutôt tiennent ferme contre la crise et
pas toujours avec succès. En présentant la situation économique en Espagne les médias
hispanophones parlent surtout des difficultés économiques apuros económicos, de la
complexité de la situation situación complicada. Le gouvernement convie à se rallier
pour résister à la crise, persuade que toutes les mesures ne nuiront pas à la récupération de
l’économie «no dañan ... la recuperación económica» et à la fois on se lamente toujours
que l’Espagne est impressionnée par les dirigeants du combat et qu’elle est obligée d’agir
de telle ou telle manière:
... la recesión qu’ahijaron los mercados financieros ha puesto patas arriba el mapa
económico de las autonomías ... (El País, 28/03/12, España rica, España pobre);
... son unos presupuestos que no dañan la esencia de la recuperación económica ... (El
Economista, 3/04/12, Las cuentas amenazan la recuperación);
... Mariano Rajoy ... emplazó a todos los españoles a trabajar juntos para salir de la crisis
... (El Economista, 3/12/11, Rajoy dice que la crisis precisa una nueva política económica);
... alimentándose de los apuros económicos, el aumento de la cotización ... de oro ha
explotado en Atenas ... (El Economista, 11/12/11, Fiebre del oro en Atenas por la crisis
económica y el aumento de precios);
... la crisis asedia a las economías autonómicas desde dos frentes ... (El País, 28/03/12,
España rica, España pobre).
La métaphore de la maladie
L’économie est souvent comparée avec un organisme vivant qui peut grandir, se
developper, tomber malade ou se guérir. Cette comparaison existe depuis longtemps
comme nous le montre A. Vercruysse dans son travail Liquide, liquidité : termes et
métaphores en langage économique :
François Quesnay (le médecin et chirurgien de Louis XV) s‘était basé sur son
expérience en tant que chirurgien pour projeter l‘image du mouvement sanguin sur la
circulation économique ... Plus tard nous aurons en science économique une doctrine qui
a été élaborée par Schaeffle et Rodbertus, appelée l‘organicisme, qui a essayé d‘assimiler
de façon suivie le système économique à un corps vivant. (76)
Dans les médias francophones on utilise dans le premier lieu l’aspect contagieux de la
maladie : la crise est présentée comme une maladie contagieuse qui ménace tous les pays :
... éviter une contagion de la crise (Le Figaro, 09/12/11, L’Europe fait chuter les
Bourses asiatiques) ;
La contagion menace de gagner toute la zone euro. (Le Monde, 23/11/11, L’exposition
de la France à la dette italienne pousse les taux à la hausse) ;
... l’urgence est de stopper la contagion (Le Figaro, 19/01/12, Lèpre : Ordre de Malte
espère 800.000€ ) ;
L’Italie, un malade de la zone euro pas si éloigné de la France (Le Monde, 17/02/2012,
226
LO INTERCULTURAL Y SUS DIMENSIONES HISPÁNICAS
L’Italie, un malade de la zone euro pas si éloigné de la France).
Pour souligner que la situation est grave on introduit l’image de la maladie de longue
durée :
... le malaise européen persiste (Le Figaro, 23/11/11, Crise de la dette : Paris et Berlin
cherche la parade) .
Et comme dans le cas des métaphores guerrières, quand même la situation n’est pas
sans issue. On cherche le remède contre cette maladie bien que la cure soit douloureuse
et sévère :
L’Europe fait maintenant face à une crise politique et institutionnelle et doit trouver un
remède à la dimension de l’enjeu (Le Figaro, 23/11/11, Crise de la dette : Paris et Berlin
cherche la parade) ;
Au Parlement, les partis politiques, qui se sont ralliés en majorité à cette cure d’austérité
comme à une sorte de mal nécessaire (Le Monde, 12/12/11, Mobilisation contre la rigueur
en Italie, nouveau test sur les marchés) ;
Il est illusoire de croire que monétiser la dette par de la création monétaire, de nature
inflationniste, est indolore (L’Humanité, 17/03/12, L’austérité n’est pas inévitable);
Le pays s’est engagé en retour à un assainissement de ses finances publiques grâce
à une sévère cure d’austérité (Le Monde, 30/03/12, Athènes devra poursuivre sa cure
d’austérité en 2013 et en 2014).
Dans les médias hispanophones l’image est presque la même. La crise est comparée
avec une maladie grave et contagieuse qui se répand vivement dans le monde entier :
... las limitaciones financieras y los cambios políticos extendían el contagio ... (El
Mundo, 13/12/11, Moody’s recorta la calificación del BBVA, La Caixa y Banco Popular);
... Mario Monti, ha mostrado su «gran preocupación» ante el riesgo de un contagio
negativo procedente de España ... (El Economista, 24/03/12, Monti manifiesta su «gran
preocupación» por un posible contagio desde España).
Mais si les Français utilisent dans les métaphores les mots de l’usage courant en
comparant la crise avec un malaise, une maladie contagieuse (la contagion), dans les
journaux hispanophones on trouve les termes médicaux ce qui apporte les sèmes de la
véracité et de la sévérité de la situation parce que celle-ci est présentée du point de vue
d’un spécialiste:
... los indicadores... sugieren también una prolongación de la atonía de la demanda ...
(El Economista, 27/03/12, Todos los sectores caen: España profundiza en la recesión a la
espera de los recortes);
... esta crisis ... ha condenado a Europa a ... crecimientos raquíticos ... (El País,
13/12/11, Los mercados dan por fracasada la cumbre europea y vuelven a la carga).
Ainsi dans l’image hispanophone la crise est une maladie qui fait atone un organisme,
l’empêche de développer et déforme sa nature. On n’a pas trouvé cette caractéristique de
la crise dans la présentation francophone.
ITINERARIOS HISPÁNICOS, 2012 (2)
227
Les métaphores de la cure et de l’assainissement de l’économie sont aussi présentes
dans les médias hispanophones. Ainsi on montre les moyens possibles de la cure : on est
même prêt à veiller au chevet velarán pour que tout soit bien :
... después de pactar una inyección del Fondo de Garantía de Depósitos de 5.300
millones ... (El Mundo, 11/12/11, Unnim Banc será la siguiente entidad subastada por el
Fondo de Rescate);
... el pacto a 23 solo ofrece curas parciales inspiradas en la ideología más conservadora
... (El País, 13/12/11, Los socialistas rechazan el acuerdo de Sarkozy en la cumbre de la
UE);
... la banca se prepara para intensificar la ronda de fusiones tras presentar al Banco de
España unos planes de saneamiento ... (El Economista, 30/03/12, La banca se prepara
para más fusiones tras remitir sus planes de saneamiento);
… que velarán durante la cumbre, dijo Aznar … (El Mundo, 9/03/12, Aznar aconseja
establecer vínculos con asia para salir de la crisis).
La métaphore de la catastrophe
Les liens étroits entre l’homme et la nature sont toujours présents dans notre conception
du monde. Depuis longtemps l’homme voulait dominer la nature. Mais il ne peut pas y
arriver si fort il ne le veuille. Au contraire, dans beaucoup de fois la nature se trouve audessus des forces humaines (les cas des catastrophes naturelles). On n’arrive pas toujours
à faire face à elles tant les catastrophes sont imprévisibles, violentes et inévitables. Ces
caractéristiques des catastrophes sont à la base des métaphores analysées.
Dans les médias francophones on retrouve la comparaison de la crise économique
avec : la catastrophe elle-même et la tempête et le mauvais temps en général (comme
l’image du phénomène incontrôlable, inévitable, destructif et grave) :
Et l’organisation, en toute catastrophe, d’un énième sommet (Le Monde, 10/12/11,
L’Europe à 27 c’est fini) ;
Des nuages de plus en plus sombres s’accumulent à l’horizon de la conjoncture
mondiale (Humanité, 24/11/11, Récession : l’Europe aux premières loges) ;
Des objectifs[...]ambitieux, voire irréalistes, en pleine tempête économique (Le Figaro,
02/02/12, Dix idées pour chouchouter les nouveaux pères en entreprises) ;
le tsunami (la métaphore souligne le rapidité et l’extension)
Face au tsunami financier qui arrive, et comme après la crise de 1929, il faut séparer
d’urgence les banques de dépôt de celles d’investissement (Le Monde, 04/10/11, Un
système bancaire à repenser) ;
le tremblement de la terre (le sème de l’instabilité est ajouté)
L’ITALIE tremble, ses banques vacillent. Unicredit, la plus grande banque du pays, a
affolé les marchés financiers, mardi 15 novembre, en annonçant une perte historique de
10,5 milliards d’euros au troisième trimestre... (Le Monde, 16/11/11, Des pertes historiques
pour la première banque italienne).
Mais le plus souvent dans la presse francophone on compare la crise économique avec
228
LO INTERCULTURAL Y SUS DIMENSIONES HISPÁNICAS
l’incendie. La métaphore du feu souligne un caractère extensif et irrépressible de la crise.
Cet élément se présente également sous le trait de la contagion dans la métaphore de la
maladie. Mais l’incendie est un type des catastrophes naturelles auquel on peut faire face.
Il est possible d’arrêter la propagation du feu. Et, comme aussi dans le cas de la maladie,
on essaie de le faire, on est les pompiers et on cherche à utiliser le pare-feu le plus
efficace pour éteindre l’incendie. Cela prouve encore une fois que les Français préfèrent
s’opposer à la crise d’une manière active, ils veulent agir et ils le font :
Promesse a ainsi été faite de renforcer les pare-feu (Le Monde, 09/12/11, La zone euro
court-circuite le Royaume-Uni) ;
C’est ce qui explique la posture, inflexible, de la BCE, toujours radicalement opposée
à jouer le rôle de pompier de dernier ressort dans la région (Le Monde, 10/12/11, L’Europe
à 27 c’est fini) ;
... la France aussi réservée que l’Allemagne sur la nécessité d’accroître le «pare-feu»
financier pour les pays fragiles de la zone euro. (Le Figaro, 24/03/12, FESF : la zone euro
divisée) ;
...ou même de dresser un «pare-feu» pour stopper l’incendie aux abords de la
Méditerranée (Le Figaro, 23/11/11, FMI : un dispositif contre la contagion).
La presse hispanophone présente aussi les exemples de la métaphore de la catastrophe.
On trouve la comparaison de la crise avec le mauvais temps, la têmpete tormenta,
l’incendie incendio :
... las nuevas previsiones ... dibujan un horizonte económico sombrío ... (El País
13/12/2011, Los servicios de estudios dan por hecho que España está de nuevo en recesión);
... los incentivos sociales, económicos y políticos soplan en contra de la recuperación
... (El País, 22/03/12, Optimismo prematuro);
... la tormenta interna se escenificó ayer con el plantón de Clegg a Cameron ... (El
Mundo, 13/12/11, Clegg planta a Cameron en los Comunes);
... por una gestión muy deficiente del incendio fiscal ... (El Economista, 25/01/12,
Roubini: “España entrará en un círculo vicioso si Alemania pide más recortes”).
On parle aussi des moyens pour s’opposer à la catastrophe et plus précisement à
l’incendie. On utilise la métaphore du pare-feu un cortafuegos, mais ou bien ce moyen
est recherché par un autre pays, comme dans le premier exemple. Ou bien on demande de
le donner. Cela montre que dans l’image hispanophone de la crise les Espagnols se voient
plutôt des victimes de la crise et demandent qu’on les sauve :
... Berlín abrirá la mano en el fondo de rescate para fijar un cortafuegos contundente
que mitigue la crisis de deuda ... (El Economista, 25/01/2012, Roubini: “España entrará
en un círculo vicioso si Alemania pide más recortes” );
... el mercado pide ahora un cortafuegos radical ... (El País 13/12/2011, Los mercados
dan por fracasada la cumbre europea y vuelven a la carga).
Dans la presse hispanopnone nous avons encore trouvé les métaphores du champ
sémantique de la réligion. Quand il s’agit des mésures pour dépasser la crise on parle
ITINERARIOS HISPÁNICOS, 2012 (2)
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de l’orthodoxie économique pure et sévère «ortodoxia económica pura y dura», de la
sanctification de la stabilité budgétaire «santificación de la estabilidad presupuestaria»,
de l’austérité «austeridad» :
… ortodoxia económica pura y dura y santificación de la estabilidad presupuestaria
en el balance … (El País, 13/03/12, Feijóo: “No descansaré hasta lograr una nueva
financiación autonómica”);
... ha insistido frente a la voluntad de Berlín de volver a la ortodoxia en política
monetaria ... (El País 8/03/2012, Draghi defiende su política al frente del BCE de las
críticas de Alemania);
... una serie de nuevas medidas de austeridad ... (El Economista, 3/12/2011, Rajoy dice
que la crisis precisa una nueva política económica).
Ce lexique religieux caractérise la crise comme un grand mal opposé au bien
(l’économie sainte). Et les hispanophones croient saintement qu’il est possible de le
convaincre.
Ainsi on voit que dans les médias francophones et hispanophones on utilise
à peu près les mêmes métaphores pour caractériser la crise. On accentue la
rapidité avec laquelle la crise se présente. Son caractère est extensif, irrépressible,
destructeur et non volontaire. La différence s’est accentuée dans l’attitude envers
la crise, dans les moyens d’y faire face. Selon les mentalités nationales ainsi
que la sutiation économique et les présupposions historiques les métaphores
mettent en lumière des moments différents. Les média francophones représente
la crise comme un mal avec lequel on peut et même il faut se battre vivement. La
presse hispanophone crée une image d’une catastrophe, d’un grand mal dont les
hispanophones sont les victimes et recherchent de l’aide pour le surmonter.
230
LO INTERCULTURAL Y SUS DIMENSIONES HISPÁNICAS
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In : Travaux de Linguistique, No30, 1995, p.65-81.
Zonana, Victor, Gustavo. «Les métaphores du discours économique». In : La Nouvelle
Revue Argentine, No 2, 2008, p. 65-75.
http://www.lanouvellerevueargentine.com/assets/files/article%20Zonana%20p%20
65-75.pdf
231
ITINERARIOS HISPÁNICOS, 2012 (2)
Presencia española en la literatura francesa.
La imagen del Cid
Margarita DAVER,dr.hab.
Universidad Libre Internacional de Moldavia
Resumen
Lo más importante para la literatura comparada es analizar y explicar características y valores
literarias nacionales, estudiar las influencias recíprocas entre las literaturas modernas y hacer el
análisis literario para evaluar su contribución a la civilizacion humana. La presencia de España
en la literatura francesa es notable por los razones personales y universales. La literatura en
español es una de las más importantes y extensas del mundo por la importancia y volumen de sus
aportaciones al elenco de la literatura universal. La representan, en primer lugar, obras maestras
del Renacimiento, los nombres de Lope de Vega, de Cervantes y de García Lorca, los personajes
de Don Juan y de don Quijote. Hay otros personajes que no son tan bien conocidos, pero también
jugarón un papel importante en la literatura mundial y, a veces, a través de la mediación de la
literatura francesa. Una de estas imágenes es la imagen de Cid. Este artículo analiza la importancia
de esa imagen con el objeto de descifrar algunes de las razones de la presencia de España en la
literatura francesa.
Palabras clave: Literatura comparada, personajes originales, valores universales, la imagen
del Cid.
Abstract
The most important objective for comparative literature is to analyze and explain national
literary values, and use the literary analysis to assess their contribution to human civilization. The
presence of Spain in the French literature is significant for the personal and universal reasons.
Spanish literature is one of the most important and extensive in the world by the importance and
size of its contribution to the world literature. The first thing to remember are masterpieces of the
Renaissance, the names of Lope de Vega, Cervantes and Garcia Lorca, the characters of Don Juan
and Don Quixote. There are other characters that are not as well known, but they also played an
important role in world literature, sometimes through the mediation of French literature. One of
these images - the image of Cid. This article discusses the importance of that image in order to
decipher some of the reasons of presence of Spain in French literature.
Keywords: Comparative Literature, original characters, universal values, the image of Cid.
L’amour n’est qu’un plaisir, l’honneur est un devoir.
Corneille, Le Cid
Lire c’est comparer - en este aforismo frances se oculta la más profunda sabiduría.
Lectura es siempre no sólo la empatía, pero una comparación – de sus sentimientos con
los sentimientos de los personajes, los giros de la trama con la verdad de la vida, las
imágenes artísticas con la realidad, del libro que leemos hoy con los, que ya se han leído.
Y, por supuesto, comparamos en todas sus encarnaciones múltiples la literatura
nacional con otras literaturas, porque nada es absolutamente nuevo en la literatura, la que
refleja la vida humana. La definición enciclopédica de la literatura comparada dice que:
La literatura comparada es una disciplina de los estudios literarios que concibe y trata
232
LO INTERCULTURAL Y SUS DIMENSIONES HISPÁNICAS
las distintas literaturas internacionales como manifestaciones de un mismo fenómeno
cultural, por lo que busca poner de manifiesto el fondo común que subyace a las diversas
interacciones que se establecen entre ellas; en este sentido, su objeto es multinacional
(por su atención a literaturas en distintos idiomas y de ámbitos culturales diversos) y
su perspectiva supranacional (por cuanto busca encontrar tópicos que trascienden lo
particular (http://es.wikipedia.org/wiki/Literatura_comparada)
Pero es verdad que en la literatura comparada actualmente no se compara nada. La
percepcion del arte siempre es subjetiva. Es imposible decidir qué escritor es más grande
e importante para la humanidad desde el punto de vista de los efectos sobre los lectores
especialmente cuando se trata de una comunicacion literaria supranacional. Lo mismo
puede decirse de las literaturas nacionales. A veces dicen los críticos, que la literatura
espanola no ha tenido un reflejo en otras naciones europeas semejante al de Italia en
el Renacimiento, al de Francia en la Ilustracion o al de Alemania e Inglaterra en el
Romanticismo. Algunos críticos han visto como impedimento de esta influencia nula
en otras naciones la caracteristica general de la literatura espanola que le impide poder
elevarse a valor universal humano: su dualidad fundamental, su escasez de forma frente a
la abundancia de contenido, su fuerza vital junto con un descuido formal y amaneramiento
que le da un tono demasiado espiritual.
Pero aunque sólo sea un gran genio, el puede hacer una contribución inestimable a la
tesorería de la literatura mundial que afecta muchas literaturas nacionales. La historia de
una nación y la historia de la literatura no se mide por un siglo. Y si en algún momento la
literatura de un país da muchas obras importantes, y en otro no lo fueran, esto no significa
que una de ellas es peor. Si en la literatura Inglés fue la única obra de Shakespeare,
seguiría siendo la gran literatura. Hasta el siglo 19 la literatura rusa, por ejemplo, era casi
inexistente, así como la lengua literaria rusa. Pero sin embargo, nadie puede negar el hecho
de que se trata de una gran literatura, porque en el siglo 19 y 20, esta literatura ha dado a
la humanidad tan grandes genios como Dostoievski y Tolstoi, Chejov y Maiakovski. Este
aspecto es muy importante también para la literatura española, que a veces e criticada
por la falta de obras significativas durante varios siglos, pero a dado a la humanidad los
nombres de Lope de Vega, de Cervantes y de García Lorca.
Lo mas importante para la literatura comparada no es comparar, pero analizar y explicar
características y valores literarias nacionales, estudiar las influencias recíprocas entre las
literaturas modernas y hacer el análisis comparativo para evaluar su contribución a la
literatura universal. En resumen, dos son los grandes ámbitos d’interés para la literatura
comparada:
1. el estudio de las interrelaciones entre las distintas literaturas y de estas con las
demás artes y con el ámbito socio-cultural;
2. el estudio comparado de obras concretas con las ideas de l’época en que l’obra
fue producida.
La literatura en español es una de las más importantes y extensas del mundo, no sólo
porque la lengua en la que se escribe, el español, es una de las más habladas y escritas,
sino por la importancia y volumen de sus aportaciones al elenco de la literatura universal.
Tiene muchos rasgos distintivos:
Caracteriza a la literatura escrita en español cierta tendencia al realismo, la perduración
y vitalidad de la tradición autóctona a través de una riquísima tradición oral (los temas
del Romancero y de la épica medieval perduraron en el Siglo de Oro a través del teatro
ITINERARIOS HISPÁNICOS, 2012 (2)
233
clásico y todavía en la actualidad) y cierta desintonía respecto al resto de las estéticas
literarias europeas, creada por la extensión y desarrollo excesivo que tuvo en la tradición
hispánica el movimiento conocido como Barroco, que caracteriza la época clásica de la
cultura española de la misma manera que el academicismo a la francesa. Por otra parte,
la literatura en español ha venido a enriquecerse con todo tipo de tendencias autóctonas
nacidas en Hispanoamérica gracias al mestizaje. La tradición de la literatura hispánica
es de una complejidad y riqueza difícilmente comparable con otras tradiciones menos
respetuosas con la diversidad cultura.l (ibid)
Desde el Romanticismo tardio se intenta la crítica dar una visión general de la
literatura española en sus rasgos mas caracteristicos. El primero que lo intentó fue el
catalán Mils y Fontanals (1865-1866). Ddespués de el lo intentaron los historiadores
como Ramon Menendez Pidal (1869-1968) y Amarigo Castro (1885-1972) en el siglo
XX, el literato Damaso Alonso (1898-1990). Justo Fernandez Lopez cree que los razgos
más importantes de la literatura española son:
- mezcla de realismo e idealismo, de lo popular y lo culto al mismo tiempo;
- tendencia a la improvisación y despreocupación por la publicación impresa;
una imaginación mas poética que politica, que impone el sueсo a la realidad, en vez de
contraponer una utopia a la realidad;
- cierto nacionalismo, tanto en la alabanza como en la crítica a España;
- cierta tendencia democrática en el tratamiento de la literatura;
- tendencia a la sencillez y al autodominio estoico;
- gran sentido del humor, de la honra y de la historia como algo permanente.
(http://www.ensayistas.org/jlgomez/estudios/modernismo.htm)
No siempre puede aceptar un lector extranjero todas estas características. Lo que es
para un español una obra humorística - por ejemplo, la novela picaresca de Quevedo –
para un lector ruso es un sombrío grotesco. Lo que llama la atención en esta enumeración
de los rasgos principales de la literatura espanola es la contradicción entre muchos de los
caracteres arriba indicados. Tanto es asi que se podria decir que la caracteristica principal
de la literatura espanola reside en la coexistencia de rasgos contrarios. Las obras maestras
de esta literatura intentan una reconciliacion de la oposicion de contrarios, y en esto
podriamos decir que reside su mision y funcion critico-social.
Una persistente conciencia de ser diferente, la resistencia a toda tendencia moderna
a la igualdad y nivelación de valores humanos, es lo que da a la literatura española mas
genuina cierta fascinación. Gustav Siebenmann escribió: “El encuentro de un extranjero
con la literatura española nunca es un encuentro con algo familiar y conocido, sino una
confrontación con algo diferente” (http://www.anmal.uma.es/numero3/indicaciones.htm).
En esta literatura nos encontramos un profundo individualismo, una generosa
humanidad y un fuerte sentimiento del valor de la persona. Esta sobrevaloración de todo
lo personal, del “estar” frente al “ser”, de lo ideal sentido como realidad frente a lo
real opaco, es característica de la mejor literatura española. Para los lectores extranjeros
el más importante razgo de la literatura española es su capacidad para crear imágenes
vívidas que son fáciles de hacer universales. Esta es una de las principales razones para
el interés de los escritores franceses en la literatura española.
234
LO INTERCULTURAL Y SUS DIMENSIONES HISPÁNICAS
La fortuna de España en el horizonte cultural francés ha sido muy dispar: a la muy
importante influencia a las épocas del apasionamiento por los libros de caballerías, la
comedia del Siglo de Oro o el exotismo hispánico han seguido otras de la desestima.
Desde la Edad Media las letras españolas han ejercido una influencia notable en las
francesas; ejemplos emblemáticos son el Romancero, la picaresca o el mito de Don Juan
y la imagen del Quijote.
Una de las imágenes más interesantes que entran en la literatura francesa de la literatura
española, es la imagen del Cid. Su prototipo era una persona histórica real.
Rodrigo Díaz de Vivar (1043-Valencia, 1099) conocido como El Cid, caballero cristiano
mercenario, héroe de la Reconquista, se inicia por primera vez en el servicio de Sancho
II de Castilla, a continuación, su hermano y enemigo Alfonso VI. Como recompensa, este
le da en matrimonio a su sobrina Jimena Díaz (Jimena), hija del conde de Oviedo. En
1094 El Cid entonces se proclamó rey de Valencia, y sigue buscando la lucha contra los
invasores.Él gobernará la ciudad hasta su muerte, 10 de julio 1099. Su viuda Jimena
defendió Valencia contra los Almorávides hasta 1102, con sus escasas fuerzas sin ser
ayudada por el rey de Castilla o el conde de Barcelona. Al evacuar la ciudad con su
pequeño ejército, se llevará los restos del Cid. Considerado el invicto, el Cid se convirtió
rápidamente en una figura legendaria. Su tumba así como la tumba de su esposa Jimena
se encuentra en la Catedral de Santa María de Burgos. Su espada Tizona se conserva en el
Museo del Ejército (Museo del Ejército) de Madrid (http://web.jet.es/vliz/cid.htm).
Es algo excepcional que podamos conocer con tanto detalle la vida de Rodrigo el
Campeador, y no es menos extraordinario el éxito del Cid como personaje literario. Desde
sus propios días hasta ahora mismo, su figura no ha dejado de inspirar toda suerte de
manifestaciones artísticas, literarias principalmente, pero también plásticas y musicales,
llegando en nuestros días, tanto a la gran pantalla, con la célebre película El Cid.
Quizá resulte paradójico, pero los textos más antiguos sobre la figura de Rodrigo
el Campeador son los árabes, que nunca se refieren a él mediante el título de Sídi en la
veintena de obras en que se lo menciona. Nada de ello debe extrañar. En la Península
Ibérica, durante la Alta Edad Media, la literatura se cultivaba mucho más en árabe que en
latín o en las lenguas romances. Particularmente, el siglo XI es uno de sus períodos más
florecientes en Alandalús, tanto en su vertiente poética como histórica. Por lo que hace
al tratamiento de Sídi, dos razones explican su ausencia de los textos árabes: que era un
término tradicionalmente reservado a los gobernantes musulmanes y que las referencias
al Cid en ellos son ante todo negativas. Pese a reconocer alguna de sus grandes cualidades,
el Campeador era para ellos un «tirano», «maldito» y «perro enemigo».
Aparece la imagen del Cid despues en la llamada Leyenda de Cardeña que se utiliza
en las crónicas posteriores. Hacia 1300 apareció una “épica” Mocedades de Rodrigo.
Esta pieza cuenta la historia de cómo un joven Sid mató en un duelo al padre de Jimena,
entonces se casó con Jimena.
En siglo XV parece el Cid en las baladas y las obras para el teatro. La mayoría de las
piezas se basa en la épica, y las baladas de la misma.
El ejemplo más importante es la obra Las mocedades del Cid (alrededor de 1612) de
Guillén de Castro. Este trabajo inspiró Corneille para crear su famoso Cid (1636).
ITINERARIOS HISPÁNICOS, 2012 (2)
235
El Cid de Guillén de Castro reflejado en la obra de un autor francés es casi el primer
héroe español recreado en otro idioma.
Guillén de Castro y Bellvis (1569-1631) nació en Valencia, una ciudad con una
importante tradición teatral en segundo lugar solamente a la de Madrid. Si bien el logro
de puestos como funcionario del gobierno y funcionario militar, fue activo en los círculos
literarios de su ciudad natal y se convirtió en un conocimiento personal de Lope de Vega
(1562-1635) durante las estancias breves del dramaturgo madrileño allí. Autor de una
treintena de comedias, primer volumen de Guillén de las obras (tanto de Las Mocedades
del Cid y su secuela de Las Hazañas del Cid), fue publicado en 1618, un año antes de que
él se trasladara a Madrid, el segundo volumen apareció en 1625.
El drama más famoso de Castro es Las mocedades del Cid (1612-18) y la segunda
parte, o Las hazañas del Cid (1610-1615). El conde Lozano, padre de Ximena, le da un
bofetón a Diego Laínez, el padre de Rodrigo Díaz. Siendo quien es, es su obligación
vengar la ofensa contra su padre matando al conde Lozano en un duelo justo. Ximena,
la hija del conde, sigue amando a Rodrigo por haber él hecho su obligación filial. Aun
así, pide justicia al rey. El conflicto dramático es entre amor y deber. Es un drama que
obviamente elogia el valor, la nobleza y cortesía de la Edad Media. El protagonista
demuestra prudencia y sabiduría política en su comportamiento, características esenciales
del caballero español. Un posible defecto del drama es su inumerable fragmentación
episódica (característica típica de la epopeya), que hace difícil la caracterización del
personaje.
Le Cid (1637) de Pierre Corneille, una de las obras cumbre del teatro francés, con
la que el héroe español se convierte en patrimonio de la literatura universal, tarea en la
que lo había precedido la novela de caballerías francesa. Voltaire (1694-1778), filósofo y
escritor francés dijo: el teatro de Corneille es una escuela de la magnanimidad. Esta frase
se aplica puede ser mejor para El Cid, donde el autor plantea problemas morales con un
resultado común de relevancia: el amor es sacrificado de honor, el deber. El héroe se sitúa
entre el deber y la pasión, o entre dos funciones, una de las cuales debe triunfar sobre el
otro. Una vez cumplido su difícil tarea, el héroe no se arrepiente de su decisión, él está
tan convencido de su deber.
Joven guerrero valiente, Rodrigue está dotado de un espíritu noble de gran integridad
moral y caballerosa. Rodrigo es un general hábil, valiente y hábil en la batalla con los
moros. Vis-à-vis a su padre que muestra buen hijo, dedicado. Para Jimena, es un amante
de la delicada y el amor que siente por ella es constante, pese a todos los obstáculos que
se oponen a ella. Su heroísmo se desprende de la actitud que mantiene en conflicto moral.
Se coloca entre el amor y el deber de Jimena para vengar el honor de su familia que está
seriamente comprometida por el padre de su novia, a causa de la agresión a don Diego.
En una lucha terrible, dedicada a un corazón desgarrado por el dolor, se ahoga, con gran
heroísmo, el amor, la pasión, porque esto le impide cumplir con su deber. Este esfuerzo
de voluntad por parte del héroe, como un sacrificio provoca nuestra admiración. El amor
entre Rodrigo y Jimena se basa en las estimaciones, y sería despreciado por Rodrigue
Jimena si descuidó su deber.
Por lo tanto, Rodrigue mata a la cuenta de cumplir con su deber, sino también para
mantener la estima de Jimena. Rodrigue inspira a los espectadores con los sentimientos
236
LO INTERCULTURAL Y SUS DIMENSIONES HISPÁNICAS
de estima y simpatía.
(http://fitheatre.free.fr/gens/Corneille%20Pierre/LeCid.htm)
Corneille nos eleva por encima de las pequeñas cosas de la vida y nos da confianza
en la fuerza de la naturaleza humana. La magnitud de su héroe nos lleva y despierta en
nosotros lo que es mejor. Por ello, la obra de este dramaturgo es un efecto moral de gran
alcance, ofreciendo figuras ejemplares, cuyo poder de decisión es admirable.
El estilo del escritor es simple y sublime, lleno de brillo, la precisión, la lógica. Le Cid
de Corneille permanece como la primera obra maestra del teatro francés, el origen de la
tragedia francesa. Es la pieza con el drama moral, psicológico.
La originalidad del Cid es cierta, aunque ha habido voces que han acusado a Corneille
de plagio, porque el tema está tomado del escritor español Guillen de Castro, pero la
obra de Corneille es poderosa y profundamente original. Los críticos de Corneille no han
estado en lo cierto, porque hay grandes diferencias entre la tragedia francesa y el teatro
español.
La obra de Guillen de Castro tiene una acción de eventos llenos de poner de relieve
las hazañas (las gloriosas batallas) del Cid. Corneille ha elegido, en este drama, un solo
episodio, el matrimonio de Rodrigue, y sólo se ocupa en el análisis de los sentimientos.
El Cid de Corneille de hecho no es un verdadero personaje español. Es un personaje
del clasicismo, un personaje ideal que simboliza los valores humanos más importantes.
En este época la sociedad francesa esceptica no propone a los autores del teatro clásico
los caracteres dignos para sus obras. Por lo tanto prefieren los clasicistas recorrer a la
antiguedad griego-romana para encontrar un personaje más noble.
En la historia de Francia durante este período no hay guerra tan justa y heroica así
como la Reconquista española contra los invasores árabes y un personaje histórico real
tan simbólico como el Cid en la historia española. El hecho de que Corneille prefiere
para la incarnacion de sus ideas un sujeto español y los personajes españoles basados en
la obra de Guillen de Castro se explica por una de las principales causas de la presencia
española en la literatura francesa. El Cid representa el reconocimiento más favorecedor
de la historia heroica y de la nobleza española en la mente del autor francés. La España
católica, con sus contradicciones y sufrimientos, con su sentido del deber, el honor, el
poder del amor verdadero es igual en este drama francés a las naciones más grandes de la
antigüedad. Por lo tanto, el conflicto entre el amor y el deber en su drama clasica parece
al autor más fiable en el contexto español que francés.
Fue Corneille muy criticado por su tragicomedia. En primer lugar, ha sido criticado por
la elección de la historia española - en este período España y Francia eran los enemigos
- así como por la violación de las reglas del clasicismo. Pero su obra maestra entró en la
historia de la literatura francesa y la historia de la literatura universal. Este drama, muy
popular en el siglo 17, ahora es casi olvidado pero en un cierto momento su fama superó
la popularidad del drama de Guillén de Castro. Y, al igual que unos otros personajes
espanoles, la imagen del Cid, se quedó en la historia de la literatura universal, gracias a la
obra, no sólo de un escritor español, sino también de un autor francés.
Y como unos otros personajes espanoles se quedó la imagen del Cid en la historia de
la literatura universal no por la obra espanola pero gracias a una obra francesa.
ITINERARIOS HISPÁNICOS, 2012 (2)
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La razón más importante para la presencia española en la literatura francesa y la
literatura mundial se encuentra en el hecho de que la historia española y el carácter
nacional del pueblo español permitieron a la literatura espanola crear los personajes tan
extraordinarios y originales que inspiran ne solo a los autores españoles, sino también a
través de ellos influyeron otras literaturas que les idealizaron, les hizieron mas universales
– como el Cid de Corneille - y les pasaron a ser propiedad del tesoro de la civilización
humana.
Fuentes Abuín González, Anxo. „Dimensións teórico-críticas do novo comparatismo”. Arturo Casas
(coord.). Elementos de crítica literaria. Vigo : Xerais, 2004, pp. 103-127.
Pageaux, Daniel-Henri. La littérature générale et comparée. París : Armand Colin, 1994.
Vega, Mª José y Neus Carbonell. La literatura comparada: Principios y métodos. Madrid :
Gredos, 1998.
Villanueva, Darío, «Literatura comparada y Teoría de la literatura», D. Villanueva (coord.).
Curso de teoría de la literatura. Madrid : Taurus, 1994, pp. 99-127.
http://fitheatre.free.fr/gens/Corneille%20Pierre/LeCid.htm
http://www.lafontaine.net/lafontaine/lafontaine.php?id=65
http://es.wikipedia.org/wiki/Literatura_comparada
http://www.ensayistas.org/jlgomez/estudios/modernismo.htm
http://www.anmal.uma.es/numero3/indicaciones.htm
http://www.juandelacuesta.com/pdf/MOCEDADESpreview.pdf
238
LO INTERCULTURAL Y SUS DIMENSIONES HISPÁNICAS
Consideraţii semantice şi lexicale asupra denumirilor
asociaţiilor culturale ale românilor din diasporă
Adelina Emilia MIHALI, dr.
Universitatea Tehnică din Cluj-Napoca
Centrul Universitar Nord din Baia Mare
Rezumat
În ultimele decenii se abordează ardent problema omogenităţii lingvistice, aspect determinat
atât de globalizare, cât şi de migraţiile masive. Contacte între România şi axa hispanică au existat
încă din perioada interbelică. În studiu de faţă ne propunem să evidenţiem relaţiile româno-spaniole
reflectate în numele asociaţiilor culturale ale românilor din Spania şi America Latină. Analiza
se face din perspectivă socio- şi psiho-lingvistică, având ca scop reliefarea omului interlingual.
Problema alterităţii/ identităţii culturale este evidenţiată prin lexicul folosit în denumirile
asociaţiilor românilor: termeni patriotici, toponime româneşti, dar şi expresii în spaniolă ce trimit
la meditaţie, la un posibil schimb de experienţe culturale. De asemenea, denumirile hibride, create
dintr-o sintagmă în română şi un termen spaniol sunt interpretate şi explicate de denominatori din
prisma contactelor sociale şi a deschiderii spre nou, atât din parte emigranţilor, cât şi a comunităţii
adoptive. Denumirile acestor grupări sociale reflectă păstrarea identităţii lingvistice, cunoaşterea
propriei culturi, dar şi acceptarea alterităţii într-o lume în continuă schimbare socială şi lingvistică.
Cuvinte-cheie: comunicare, identitate, alteritate, dialog cultural.
Abstract
During the past decades, the issue of linguistic homogeneity has arisen, as an aspect determined
both by globalisation and by massive migration phenomena. Contacts between Romania and the
Hispanic axis have been recorded since as early as the interwar period. The present research aims
to highlight the Romanian-Spanish relationships mirrored in the names of cultural associations
of the Romanian diaspora from Spain and Latin America. The analysis is made from a socioand psycholinguistic perspective, and it is an attempt at drawing the portrait of the interlingual
individual. The aspect of cultural alterity/identity is salient in the lexicon used in the names of the
Romanians’ associations: patriotic terms, Romanian toponyms, but also phrases in Spanish, which
imply a likely exchange of cultural experiences. Moreover, there are hybrid names, consisting
of a mixture of Romanian and Spanish words/phrases; these are interpreted and explained by
the name-givers from the viewpoint of social contacts and the profession of a sincere openness
towards novelty, as regards both emigrants and the adoptive communities. The names of these
social establishments reflect the preservation of one’s linguistic identity, the knowledge of one’s
own culture, as well as the acceptance of alterity, in a world that keeps changing socially and
linguistically.
Key-words: communication, identity, otherness, cultural dialogue.
Introducere
Cultura este creată de oameni pentru a interacţionaliza, a negocia, a socializa. Chiar
dacă indivizii sau comunităţile etnice consideră că există între ei/ ele anumite bariere
sociale, culturale, lingvistice, realitatea secolului al XXI-lea demonstrează că membrii
ITINERARIOS HISPÁNICOS, 2012 (2)
239
diferitelor grupuri se află într-o permanentă relaţie. Se discută din ce în ce mai frecvent
despre globalizare şi păstrarea identităţii culturale în alteritate. Identitatea culturală
vizează specificitatea unui popor, istoria lui, modul propriu de a percepe lumea şi de a se
raporta la ea, tot ceea ce îi conferă personalitate. Pierderea identităţii culturale înseamnă
pierderea sinelui. Se pune, însă, problema dacă, într-un plin proces de globalizare,
intensificat în perioada contemporană, există un echilibru între identitate şi alteritate.
Migraţiile au creat o serie de mutaţii sociale şi politice (rasismul, naţionalismul), dar şi un
nou context de valorificare a resurselor limbii. (Blommaert 3) Într-un asemenea mediu,
interculturalitatea pare a fi soluţia pentru o bună comunicare intertnică, deoarece astfel
descoperirile culturale reciproce aduc câştig fiecărui popor.
În studiu de faţă (vezi nota 1), încercăm să evidenţiem raportul identitate/ alteritate,
precum şi comunicarea interculturală în denumirile asociaţiilor românilor din diasporă
(vezi nota 2). Atenţia noastră s-a îndreptat asupra zonelor hispanice, cu precădere asupra
Spaniei, deoarece aici se manifestă o intensă activitate culturală susţinută de românii
emigranţi. În Spania, în prezent, trăiesc aproximativ 2500 de români în zone ca Madrid,
Barcelona, Bilbao, având o puternică parohie în capitala ţării, şcoli şi secţii în limba
română la Madrid şi Salamanca. În America Latină, numărul românilor este mai redus,
mulţi dintre ei ajungând aici încă din perioada interbelică, datorită economiei sau
căsătoriilor mixte. În Mexic sunt circa 50 de familii emigrante din România, dintre care
doar 20% români. Aproximativ 10000 de români sunt stabiliţi în Argentina, 10000-12000
de persoane de origine română în Venezuela, 100 de persoane în Peru şi doar circa 40
în Columbia. În Chile trăiesc aproximatix 200 de români. Românii din America Latină
nu beneficiază toţi de existenţa unor comunităţi de întrajutorare, fapt datorat în unele
ţări numărului mic de emigranţi originari din România (Mexic), dar şi legislaţiei ţării
adoptive. De exemplu, în Chile sau Argentina nu se admite dubla cetăţenie, în ultimul caz
discutându-se doar de argentinieni şi străini.
Migraţia determină trăirea separat de ţara de origine, posibil într-o comunitate etnică,
dar nu obligatoriu, şi o presiune în acomodarea în noua societate. Asociaţiile culturale
şi sociale din spaţiul hispanic au fost înfiinţate pentru a încuraja şi susţine integrarea
în colectivitate prin stimularea contactelor interetnice şi păstrarea în egală măsură a
specificului naţional, pentru unirea comunităţii româneşti şi întrajutorarea persoanelor
în căutarea unui loc de muncă şi „spălarea feţei rele pe care noi, românii, am avut-o şi
încă o mai avem” (vezi nota 3). În această circumstanţă, resursele lingvistice îşi schimbă
valoarea şi funcţiile, semnul lingvistic devine mai degrabă emblematic. (Blommaert 31)
Nu este necesar să se înţeleagă sensul semnului lingvistic, ci a emblemei. Denumirile
asociaţiilor românilor din state cu populaţie vorbitoare de limbă spaniolă reflectă atât
legătura omului cu pământul natal, dorinţa de a păstra neîntinată tradiţia şi istoria locului
de provenienţă, cât şi deschiderea spre o lume nouă, spre o altă cultură, nevoia unui
schimb cultural.
Interpretarea socio- şi psiho-lingvistică
Analiza corpusului se bazează pe două axe:
a) paradigma socio-lingvistică
240
LO INTERCULTURAL Y SUS DIMENSIONES HISPÁNICAS
b) paradigma culturală.
Din punct de vedere lingvistic, se remarcă o anumită standardizare, folosindu-se
sintagme ca asociaţia românilor, asociaţia socio-culturală, asociaţia română, asociaţia
culturală, chiar dacă aceste denumiri sunt dublate de un nume reprezentativ cu rol de a
distinge, de a identifica. Cele mai multe asociaţii româneşti poartă nume generice, vizând:
· comunitate de persoane originare din România stabilite în acelaşi areal (Asociaţia
românilor din Valencia, Asociaţia românilor din Benicasim, Asociaţia românilor din
Castellón, Valencia şi Alicante, Asociaţia românilor din Almazora, Asociaţia românului
din Oropesa de Mar, Comunitatea românilor din Spania, Casa română, Organizaţia
românilor din Spania etc.);
· o grupare a unor indivizi cu aceleaşi interese (Asociaţia sportivă şi culturală
din Onda, Asociaţia oamenilor de afaceri din Castellón, Asociaţia română a studenţilor
români, Asociaţia tinerilor originari din România, asociaţia oamenilor de cultură);
· scopul asociaţiei (Asociaţia culturală de sprijin şi integrare a românilor,
Construcciones Vasile Nati. (vezi nota 4)
Din prisma socio-lingvisticii, numele asociaţiilor, ca nume comerciale, interesează în
măsura în care denominatorul a făcut o alegere lingvistică. Trăind într-un mediu aloglot,
individul trebuie să îşi adapteze limbajul la comunitatea adoptivă, folosind de cele mai
multe ori limba maternă în familie (excepţie făcând familiile mixte) şi limba oficială a
ţării respective în societate. Astfel, denominatorul trebuie să gestioneze eficient propriul
discurs şi modul în care vorbitorii unei alte limbi pot avea aşteptări diferite. (Bowe,
Martin 1) Datorită acestui fapt, întâlnim:
· denumiri româneşti (Asociaţia socio-culturală Eminescu, Asociaţia socioculturală ProRomânia, Românul andaluz);
· denumiri spaniole (Area, Autonomo, Asociación Europea Amigos de Rumania,
D’Arbucies, Dinero Express);
· denumiri create din sigle şi abrevieri (ARM < Asociaţia românilor din Mostoles,
ART < Asociaţia românilor din Torrejón de Ardoz, AsRoVa < Asociaţia românilor din
Valencia, ASOCROM < Asociación Romanesa de Catalunya).
· denumiri hibride, create dintr-un termen român şi unul spaniol (Asociaţia
culturală Horizonte, Asociación culturaly de cooperacion international Dacia Zurebiu
Euskadi, Asociación de rumanos Vatra, Asociaţia Quorum).
De asemenea, trebuie precizat că, de cele mai multe ori, atât în mediul virtual, cât şi
în realitate pe frontispiciul acestor instituţii funcţionează două nume, numele românesc
şi varianta tradusă. Versiunile hibride decurg din necesitatea de păstrare a sinelui, de
recuperare a trecutului, dar şi de acceptare într-o societate nouă. Slama-Cazacu afirmă
că «receptarea presupune, de cele mai multe ori, o amplificare a datelor oferite de către
expresia explicită şi o referire la un context total.» (120). Astfel, receptorii, indiferent de
ITINERARIOS HISPÁNICOS, 2012 (2)
241
naţionalitate, trebuie să analizeze situaţia de comunicare, contextual emiterii mesajului,
pentru a-l decodifica. În această situaţie, termenul românesc nu mai este un semn lingvistic
pentru vorbitorii nativi de spaniolă, ci o emblemă. Semnificaţia acestui „blazon” trebuie
căutată în relaţia dintre semn şi obiectul denumit. Dacia, Vatra sunt indicii ale arealului de
provenienţă, ale casei natale. Ele au o anumită rezonanţă în sufletul românilor emigraţi.
Utilizarea limbii române ca limbă de denominaţie implică, în viziunea unor persoane
ieşite din spaţiul natal, o unificare a celor ce sunt de un neam, însă, în viziune altora, o
serie de respingeri sociale, de clasificări, pe fondul unor neînţelegeri sociale. Folosirea
spaniolei are rolul de a conferi credibilitate, de a stimula implicarea băştinaşilor într-un
posibil joc al cunoaşterii şi recunoaşterii culturale. De altfel, chiar dacă limba este cea
care uneşte oamenii într-o colectivitate, nu este singurul element cultural. Nu se poate
stabili un raport de egalitate între limba unui popor şi identitatea culturală a acestuia, între
limbă şi spaţiu.
Paradigma culturală
Din paradigma culturală, interpretarea numelor vizează două aspecte: păstrarea
identităţii culturale şi comunicarea interculturală. În cazul primei categorii, discutăm
de raportarea individului, membru într-o comunitate, la spaţiul natal. Ruperea de loculmatcă determină o serie de mutaţii psihice şi spirituale care converg spre o căutare a ceea
ce este propriu poporului natal (vezi nota 5). Astfel, pentru păstrarea identităţii culturale,
se folosesc în denumiri cuvinte care au o anumită semnificaţie pentru vorbitorul nativ,
care nasc un sentiment de patriotism, de nostalgie după spaţiul-matcă al formării lui. În
izolare, omul îşi caută mai uşor originea, rădăcina. Întâlnim astfel:
a) termeni latini care subliniază originea romanică a limbii şi a poporului român:
Danubio, Decebalus;
b) toponime româneşti în limba natală sau traduse: Carpatós, Dacia (întâlnit pentru
patru asociaţii din zone diferite ale Spaniei), Transilvania (alegerea acestui nume se
datorează şi legendei lui Dracula, cunoscută în Occident);
c) termeni ce vizează sentimente: Alină dor, Dor român, Solidaritatea românească;
d) termeni patriotici: Tricolor, Vatra (asociat atât unor structuri în română sau
spaniolă);
e) cuvinte ce marchează un nou început: Aripi, Asociaţia Noua, Speranţa.
Am întâlnit un singur caz în care toponimul românesc a fost tradus în spaniolă, fapt
explicat prin dorinţa românilor ca spaniolii să fie interesaţi să cunoască istoria şi realitatea
acestui cuvânt. De asemenea, ideea influenţării pozitive a populaţiei ţării adoptive se
remarcă şi în cazul denumirilor de la punctele a) – d). Aceste „etichete” îşi pierd sensul
lexical, acesta fiind înlocuit de unul emblematic. Decodarea lor ţine exclusiv de context
şi de relaţia dintre obiectul denumit şi individ.
Alegerile pe care indivizii le fac cu privire la limbă sau nume reflectă modul propriu
242
LO INTERCULTURAL Y SUS DIMENSIONES HISPÁNICAS
de a se raporta la colectivitate, nevoia de a arăta în exterior aspect ale sinelui: « It may be
that people’s choices are of equally great importance and are equally self-expressive in
a more collectivist context but that the purpose of choice differs: Choice in a collectivist
context may be an act of self-expression motivated by a need to express external aspects
of the self (e.g., social status, social ties, and connections) ». (Heejung, Drolet 1556)
Deschiderea spre comunicare interculturală se remarcă, în special, prin utilizarea
sintagmei hispano-române. Indiferent de limba în care este conferit numele, expresia
ce stabilieşte o legătură între cele două naţii se păstrează. De asemenea, instituţia poate
avea un nume emblematic, pe lângă cel generic, însă interrelaţiile socio-culturale sunt
evidenţiate (Asociaţia hispano-română Danubio, Asociación culturaly de cooperacion
international Dacia, Union hispano-rumana Dacia, Asociación rumano-hispana
România). În acest caz, semnul emblematic este dat pentru a se păstra legătura cu poporul
român, dar şi pentru a se încerca o promovare în spaţiul hispanic a elementelor turistice
şi istorice ale ţării natale. Se încearcă astfel relaţionarea culturilor pentru a se descoperi
elementele comune şi a intra în rezonanţă diferenţele. Denumirea unei asociaţii româneşti
din Spania Por que no („De ce nu?”) reflectă deschiderea spre comunicare între naţiuni
şi între culturi („De ce nu am fi mai toleranţi? De ce nu ne-am păstra obiceiurile şi le-am
arăta şi altora?” (vezi nota 6). Promovarea unei interacţiuni culturale se face, la nivel
lexical, prin asocierea:
- unui toponim românesc şi a unui nume de loc din Spania: Amaya de Rumania,
Asociaţia România Cobeña, Casa România de Catalunya;
-
numelor a două personalităţi culturale marcante pentru spanioli, respectivi
români: Asociación Cultural Juan Ramon Jiménez y Lucian Blaga;
-
unor termeni români şi spanioli: Asociación de mujeres Femeia;
-
prin utilizarea noţiunii prietenie (sp. amistad): Asociación de amistad hispanorumana, Asociaţia de Prietenie Româno – Columbiană;
-
prin valorificarea unui lexic ce trimite la comunicare interculturală: Dialog
European, Punte culturală romano-galitiana, Ven con nosotros, vamos con
vosotro.
Stabilirea unui dialog cultural are ca scop o mai bună cunoaştere a ceiluilat şi a sinelui.
Remarcăm nu doar contacte interlinguale, ci şi contacte interetnice, datorate interacţiunii
emigranţilor români cu vecini spanioli. Deschiderea culturală vizează acceptarea
alterităţii şi interpretarea ei în relaţie cu propria identitate. Numele supuse analizei reflectă
dispoziţia spre un schimb de experienţe culturale.
Concluzii
În urma cercetării efectuate, am constatat următoarele:
- utilizarea în paralel a limbii materne şi a limbii spaniole;
ITINERARIOS HISPÁNICOS, 2012 (2)
243
-
promovarea specificului naţional prin termeni români care trimit la originea
poporului român, la spaţiul geografic, la istorie şi la relaţia spirituală dintre
individ şi loc;
-
folosirea acestor noţiuni nu ţine de limba la care se recurge pentru a se
comunica mesajul. Într-un singur caz, toponimul românesc este tradus. De
regulă, numele în limba maternă se păstrează chiar daca denumirea completă
a asociaţiei se utilizează în spaniolă. Folosirea unor temeni cu semnificaţie
simbolică, ilustrându-se astfel deschiderea spre comunicare;
-
stabilirea unui dialog cultural, unui schimb de valori şi atitudini prin
intermediul acestor asociaţii.
Într-un plin proces de globalizare, oamenii au de ales între a fi închistaţi în propriile
valori culturale şi a fi deschişi spre nou, spre schimbul de valori şi atitudini. Învăţăm
secrete culinare din cele mai îndepărtate zone ale lumii, apreciem ţinute din spaţii variate,
ascultăm muzică africană, muncim în mai toate ţările lumii, de ce am dori să rămânem
închişi în cochilia propriei identităţi? A învăţa să fi tu acceptându-i şi respectându-i pe
ceilalţi, a cunoaşte diferite societăţi şi culturi, a prelua aspecte pozitive şi a le adapta
personalităţii tale înseamnă să îşi păstrezi identitatea culturală într-un mediu globalizat.
Note:
1. Articolului face parte din proiectul de cercetare (în cadrul programului Resurse Umane,
PN II) pentru stimularea constituirii de tinere echipe de cercetare independente (TE), cod
3/2010, finanţat de CNCSIS cu suma de 600000 de lei româneşti pe o durată de 3 ani
(2010-2013), cu titlul Onomastica din spaţiul public românesc actual: studiu socio- şi
psiholingvistic. Director: conf. dr. Oliviu Felecan.
2. Corpusul a fost cules de pe internet, din presă, iar acolo unde numele nu a fost transparent
sau a fost utilizată spaniola am recurs la chestionarea preşedinţilor respectivelor asociaţii.
În unele situaţii, contactarea online a acestora s-a finalizat prin explicaţii inedite, originale,
care pun in evidenţă nu doar creativitatea denominatorului, ci şi relaţia dintre om şi mediu,
dintre individ şi resursele limbii. În alte situaţii, nu am primit răspuns.
3. Citatul aparţine preşedintelui asociaţiei Carpatos din Pais Vasco.
4. Vasile Nati este cel care a înfiinţat această asociaţie.
5. Discuţiile cu preşedinţii unor asociaţii culturale ale românilor din Spania au scos la iveală
un patriotism camuflat. Chiar dacă vorbesc cu un oarecare reproş despre evenimentele din
România, despre nivelul de trai, emigranţi dovedesc respect pentru spaţiul natal. Dorul de
ţară îi determină să păstreze elemente româneşti, de cele mai multe ori cunoscute peste
hotare, pentru a marca originea lor şi pentru a-i determina pe cei din jur să îşi schimbe
părerea despre români, să încerce să le cunoască ţara.
6. Sunt pasaje din emailul trimis de domnul Valentin Potrivitu, persoana de contact a asociaţiei
mai sus menţionate. Dumnealui a precizat că, într-o lume a globalizării, este greşită ideea
că o asociaţie se adresează exclusiv românilor.
244
LO INTERCULTURAL Y SUS DIMENSIONES HISPÁNICAS
Bibliografie
Blommaert, Jan. The Sociolinguistics of Globalization. Cambridge University Press,
2010.
Bowe, Heather şi Martin, Kylie. Communication Across Cultures. Mutual
Understanding in a Global World. Cambridge University Press, 2007.
Heejung, S. K. şi Drolet, A. 2009. “Express Your Social Self: Cultural Differences in
Choice of Brand-Name Versus Generic Products.” Personality and Social Psychology
Bulletin 35: 1555-1566. http://psp.sagepub.com/content/35/12/1555 (accesat în 6
septembrie 2010).
Slama-Cazacu, Tatiana. Psiholingvistica. O ştiinţă a comunicării, Bucureşti: Editura
All, 1999.
http://sites.google.com/site/detromania/românii-din-diaspora
http://www.dprp.gov.ro – Departamentul pentru românii de pretutindeni.
ITINERARIOS HISPÁNICOS, 2012 (2)
245
Элементы эксцентрической комедии
в романе Cервантеса „Дон Кихот”
Рафаел АГАДЖАНЯН, ст. преподаватель,
Международный Независимый Университет Молдовы
Резюме
Каждое поколение будет искать в этом великом романе идеи, созвучные своему времени.
Мы читаем разного Сервантеса, открывая его заново. В «Дон Кихоте» можно найти даже
эпизоды комедийных фильмов времен «Великого немого». Некоторые исследователи даже
полагали, что отдельные сцены великого романа как будто написаны для кинокомпании
KEYSTONE STUDIOS, в которой дебютировал Чаплин. Автор “Дон Кихота” прекрасно
знал секреты и приемы смешного.
Ключевые слова: эксцентрика, Дон Кихот, Сервантес, комическое, трюк, гэг, смех,
рыцарь.
Abstract
Each generation will find in this great novel idea in tune with its time. We read different
Cervantes, opening it again. In “Don Quixote” ... you can even find episodes of comedy films
since “The Great Silent.” Some researchers even thought that some scenes of the great novel, as if
written for a film production company KEYSTONE STUDIOS, in which Chaplin made ​​his debut.
The author of “Don Quixote” knew the secrets and techniques of humor.
Keywords: eccentric, Don Quixote, Cervantes, comic stunt, gag, laugh, Knight.
Со страниц на экран
Еще при жизни Сервантеса Дон Кихот был поставлен на сцене. Впоследствии
эта книга будет переведена на все языки мира, а еще на язык оперы, балета, будет
адаптирован для детского чтения. Подобной чести будут удостоены величайшие
книги – Гаргантюа и Пантагрюэль, Путешествия Гулливера, Робинзон Крузо.
С 1903 года начинается экранная жизнь романа, которая продолжается, и по
сей день. Ведь книга Сервантеса будто создана для кинематографа – в ней есть все:
приключения, поединки, запоминающиеся и яркие герои, великолепные диалоги,
нестареющий юмор, а самое главное – действие, action. Недаром это слово стало
командой режиссера, после которой и начинается, собственно, само кино. Цель
данной работой отнюдь не обзор экранизаций « Дон Кихота» (а их более 30 –
фильмы, среди них сериалы, анимация), и не рассказ о том, насколько роман XIV
века актуален в веке XXI. Напротив, хочется даже вернуться несколько назад, в
первую четверть прошлого столетия, когда кинематограф был немым, а я его язык
не был засорен словами.
Комическая
Слово фильм тогда было женского рода и звучало так – фильма. Комедийный
фильм – комическая фильма или просто комическая. Комическую озвучивал
246
LO INTERCULTURAL Y SUS DIMENSIONES HISPÁNICAS
не столько тапер, сколько зрительский хохот. Но именно этот смех, даже
одиночный связывает зрителей комической и читателей Дон Кихота. По
преданию, король испанский Филипп Третий узрел как-то с высоты балкона
своего дворца студента, который шел и хохотал. У короля были две версии
происходящего: либо молодой человек читает Дон Кихота, либо просто
спятил. Посланный вдогонку слуга быстро вернулся – виной был все же
Сервантес. Однако смеяться в одиночку всегда подозрительно. Лучше в
компании, когда на экране, если не близкие родственники Алонсо Кихана, то
его далекие потомки, звезды комической: Андре Дид, Макс Линдер, великий
Чаплин, Гарольд Ллойд, Бастер Китон.
Картинка
Удивительные метаморфозы происходят с прозой Сервантеса, когда за
работу берется художник-иллюстратор. Он как бы становится на сторону
рыцаря, точнее, его фантазий. Особенно это очевидно юному читателю
романа, перелистывающему книгу. Об этом писал еще Генрих Манн:
На одной из иллюстраций изображен рыцарь в рубахе, пробивающийся с
поднятым мечом в руках через погребок, в котором лежат бурдюки с вином. Эти
бурдюки и есть враг: толстые, перекрученные, красные, как вино, и злые, словно чьито морды, они не похожи на обычные. Ребенку, который читает книгу, они кажется
такими же страшными и опасными врагами, как и самому рыцарю. Ребенок этот на
стороне Дон Кихота, и приключения рыцаря меньше всего кажутся ему смешными.1
Рыцарь и Keystone studios
Экранизация эти страхи увеличивает многократно, как одновременно, и
комический эффект. Студия Кистоун, США. Отлученный в 50-е от режиссуры
классик советского кино 30-х годов Леонид Трауберг написал книгу об
эксцентрической комедии с характерным названием Мир наизнанку. Ее
героями стали не только комики немого кино, но и персонаж, родившийся за
несколько столетий до Великого немого – Дон Кихот Ламанчский.
«… отметим, что многие сцены в Дон Кихоте так и просятся в
репертуар трюков и «Кистоун».2 На этой студии, которой руководил
талантливый самоучка Мак Сеннет, сочинял комически трюки будущий
классик американского кино Фрэнк Капра. Однажды сюда пришел известный
пока только зрителям варьете английский актер по имени Чарльз Спенсер
Чаплин. Студия выдавала в неделю две три короткометражные комедии. Вот
что писал о «комических» автор многотомной истории кино Жорж Садуль:
ITINERARIOS HISPÁNICOS, 2012 (2)
247
Кистоунские комедии – это неприятные ситуации, мелкие жизненные
неудобства, представленные в карикатурном виде, вовлеченные в бесконечный поток
стремительных движений. Кистоунские комедии населены негодяями, мошенниками,
фальшивомонетчиками, бродягами - словом, людьми деклассированными; для
контраста показаны полицейские и хорошенькие девушки. Немного позже появились
кельнеры, парикмахеры, продавщицы – все они жалки, их преследуют…3
Разве мы не замечаем в этом перечне и персонажей Сервантеса? В Дон Кихоте
только цирюльников целых два, не говоря уже о том, что тазик для бритья одного
из них реквизирован странствующим рыцарем и превращен в волшебный шлем
Мамбрина. Осмелюсь предположить, что если бы однажды в дверь студии
Кистоун постучался однорукий испанский солдат по имени Мигель де Сервантес
Сааведра, его бы приняли, только бы предложили сократить имя, или взять себе
псевдоним. Эта фантазия может показаться неуместной. Но давайте перелистаем
Размышления о Дон Кихоте Ортега-и-Гассета, и вчитаемся только в названия
глав: Мим, Комедия, Трагикомедия. Испанскому философу книга представляется,
прежде всего, комической: «Итак, роман появился на свет с острым комическим
жалом. И дух, и образ комического будут сопровождать его до могилы реализма»4.
Смех
Изучение смеха, разработка теорий смеха стали уделом философов. Вот
только перечень этих теорий:
1.Теория отрицательного свойства объекта осмеяния (Аристотель)
2. Теория деградации (А. Бэн, А.Стэрн).
3. Теория контраста (Жан Поль, И.Кант, Г.Спенсер)
4. Теория противоречия (А.Шопенгауэр, Г.Гегель, Ф.Фишер).
5.Теория отклонения от нормы (К.Гросс).
6. Теория пересекающихся мотивов (А.Бергсон, З.Фрейд).
Мне представляется, что теория смешного французского философа
Анри Бергсона наиболее совпадает с комическими приемами Сервантеса.
Для Бергсона рассмешить может столкновение живого и неживого,
механического. Это –
Внедрение механического в природу.
Наложение механического на живое.
Тело, берущее перевес над душой.
Мы смеемся, когда живое производит впечатление вещи.
Форма пытающая господствовать над содержанием, буква, спорящая с духом. Битва
Дон Кихота с винными бурдюками, а также с марионетками и мельницей. 5
248
LO INTERCULTURAL Y SUS DIMENSIONES HISPÁNICAS
Битва с мельницами
Тут глазам их открылось не то тридцать, не то сорок ветряных мельниц,
стоявших среди поля, и как скоро увидел их Дон Кихот, то обратился к своему
оруженосцу с такими словами:
- Судьба руководит нами как нельзя лучше. Посмотри, друг Санчо Панса: вон
там виднеются тридцать, если не больше, чудовищных великанов, - я намерен
вступить с ними в бой и перебить их всех до единого, трофеи же, которые нам
достанутся, явятся основою нашего благосостояния. Это война справедливая:
стереть дурное семя с лица земли - значит верой и правдой послужить Богу.6
Эта сцена быть может самая узнаваемая, популярная, и или, как бы сказали
сегодня, знаковая. Скептики полагают, из-за того, поединок с мельницами находится
в самом начале романа, а современному читателю трудно преодолеть оставшиеся
сотни страниц. А вот кинематографисты обычно меняют композицию и сцену из
VIII главы первого тома, ставят поближе к финалу, считая ее кульминационной. С
их точки зрения, это одна из самых выигрышных «кинематографических » сцен
романа. Потому мы снова вернемся к ней:
Дон Кихот дал Росинанту шпоры. Он был совершенно уверен, что это
великаны, а потому, не обращая внимания на крики оруженосца и не видя, что
перед ним, хотя находился совсем близко от мельниц, громко восклицал:
- Стойте, трусливые и подлые твари! Ведь на вас нападает только один
рыцарь.
В это время подул легкий ветерок, и, заметив, что огромные крылья мельниц
начинают кружиться, Дон Кихот воскликнул:
- Машите, машите руками! Если б у вас их было больше, чем у великана
Бриарея , и тогда пришлось бы вам поплатиться!
Сказавши это, он всецело отдался под покровительство госпожи своей
Дульсинеи, обратился к ней с мольбою помочь ему выдержать столь тяжкое
испытание и, заградившись щитом и пустив Росинанта в галоп, вонзил копье
в крыло ближайшей мельницы; но в это время ветер с такой бешеной силой
повернул крыло, что от копья остались одни щепки, а крыло, подхватив и коня
и всадника, оказавшегося в весьма жалком положении, сбросило Дон Кихота на
землю.7
При экранизации, как было сказано выше, комический эффект усиливается
многократно. А Сервантес как бы позаботился и о звуковых эффектах. Мельничные
крылья сначала неподвижны, и только, когда рыцарь пускает Росинанта в галоп,
крылья приходят в движение. Нетрудно представить какой скрип они издают. А
теперь сравним поединок с мельницами Дон Кихота, с поединком Чарли Чаплина с
машиной в фильме 1936 года Новые времена:
Чарли ложится на движущую ленту. Его тянет в утробу конвейера. Большой
Билл успевает схватить его за ногу.
Надпись: «Он помешался!»
Билл оттаскивает Чарли за ногу, тот продолжает завинчивать гайки, лежа
ITINERARIOS HISPÁNICOS, 2012 (2)
249
на ленте конвейера. Билл отпускает его ногу и, сложив руки рупором у рта,
зовет отошедшего мастера.
Чарли скрывается в механизме конвейера.
Тело Чарли скользит между движущими колесами и шестернями конвейера.
Когда они останавливаются, Чарли начинает подвинчивать многочисленные
гайки своими ключами.
Мастер вновь включает конвейер, дав ему задний ход.
Тело Чарли снова скользит между колесами и шестернями конвейера, но в
обратном направлении.8
Если сравнить иллюстрацию к сцене поединка, с кадром из фильма, где Чарли
зажат между зубцами машины, сходство станет еще более очевидным.
Кстати, фильм начинается со стада овец, которое превращаются в толпу
рабочих, идущих на фабрику. Дон Кихот принимает стадо овец на вражеское войско
и тут же вступает в бой. В обоих случаях один образ: толпа покорных – стадо.
Аналогии очевидны и между главными героями: «Рыцаря Печального образа и
Маленького бродягу Чарли часто сравнивают. И тот, и другой, пытаются бороться с
несправедливостями мира, демонстрируя при этом отвагу и находчивость. Только у
Чарли вместо самодельного рыцарского шлема котелок, а вместо копья – тросточка.
Оба получают по наблюдению Виктора Шкловского «цирковые побои». Чарли
Чаплин и Дон Кихот похожи, судьбой, характерами. Сергей Эйзенштейн в работе
Charlie the Kid пытался разгадать тайну образа Чаплина:
Чьими же глазами смотрит на жизнь Чарли Чаплин? Особенности Чаплина в
том, что при седых волосах он сохранил «детский взгляд» и непосредственность
восприятия любых явлений. Подобная черта во взрослом человек называется
инфантильностью. 9
Потомками Дон Кихота можно назвать и других звезд «комических». А
молчаливый клоун Бастер Китон, даже повторяет трюк (гэг) из романа Сервантеса.
Там Дон Кихот надевает шлем, не зная, что Санчо выложил туда только что
купленный творог, больше некуда было его девать. Теперь творог стекает по щекам
и бороде рыцаря. Тот думает, что расплавились мозги. В фильме у Бастера Китона
вместо шлема цилиндр, вот и вся разница. Роман насыщен многими сценами, которые
будто бы написаны для комедийного кино. Взять, хотя бы, ночную сцену поисков
пропавшего осла. Чтобы приманить его, крестьяне имитируют ослиные крики, и все
время натыкаются друг на друга. Блистательно (в том числе с кинематографической
точки зрения) написана глава XLI, в которой Санчо Панса и Дон Кихот, якобы,
отправляются в полет на легендарном коне Клавиленьо. Рыцаря и оруженосца с
завязанными глазами усаживают на муляж коня и начинают раскачивать, шутники
обдувают их из мехов, чтобы создалась полная иллюзия полета. Кстати примерно
так снимаются сцены полета и в современном кино. Мехов нет, вместо них
ветродуи, как правило это винтовые самолеты с обрезанными крыльями. Что тоже
в духе романа, который, кажется, насыщен комедийными трюками. Не кажется ли
подобный взгляд по отношению к величайшее книге человечества кощунственной?
Мне кажется, что нет. В бесконечных падениях, побоях, поражениях рыцаря есть
250
LO INTERCULTURAL Y SUS DIMENSIONES HISPÁNICAS
смысл, что подтверждает Анри Бергсон: Несомненно, падение всегда есть падение, но,
одно дело, упасть в колодец, потому что смотришь в одну сторону, другое - свалиться
туда, потому что загляделся на звезды. Ведь именно звезду созерцал Дон Кихот.10 Но
собственно, рыцарь сам способен себя защитить, ведь Отпускать шутки и писать
остроумные вещи есть свойство умов великих: самое умное лицо в комедии — это шут,
ибо кто желает сойти за дурачка, тот не должен быть таковым.
Ссылки
Генрих Манн. «Слова и дела». в сб: Человек читающий. Москва: Прогресс,
1990.
2
Леонид Трауберг. Мир наизнанку. Москва: Искусство, 1988, cтр. 267.
3
Стр. Жорж Садуль. История мирового кино в 6 т. Т. 2, гл.14.
4
Хосе Ортега-и-Гассет. «Размышления о Дон Кихоте». В сб. Эстетика.
Философия культуры. Москва:1991.
5
Анри Бергсон. Смеx. Москва: Искусство, 1992. стр.31.
6
Мигель Сервантес. Дон Кихот. Т. I.гл.VIII. стр.97.
7
Указ. соч. стр.98.
8
Фильмы Чаплина. Сценарии и записи. Москва: Искусство, 1971, cтр.289
9
С. Эйзенштейн. Собр. соч. в 6 т. Т 5. стр.507.
10
А. Бергсон. Смех, стр.17.
1
Литература
Bergson, Henri. Le rire. Paris : 1940.
Ortega y Gasset J. Meditaciones del Quijote. Ideas sobre la novela. Madrid :
1969.
Sadoul, Georges. Histoire de l’art du cinéma. Paris : 1955.
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251
ITINERARIOS HISPÁNICOS, 2012 (2)
Тайный диптих Х. Л. Борхеса в аспектах гуманизации мифа
Жозефина кушнир, кандидат наук,
Академия Наук Молдовы
Резюме
Для осмысления этических тайн бытия, выявляемых Борхесом в Тайном чуде и Deutsches
Requiem, новеллы исследуются в аспектах гуманизации мифа (фрейденбергской дихотомии
тотем/не-тотем, мифа о смехе и мифа об отмене не-тотема-смерти в том числе).
Гуманизация мифа есть двуединый процесс многоаспектной индивидуализации-этизации
мифа. Новеллы составляют особый диптих как по сюжетной основе, так и в отношении
эстетического смысла.
Сюжетная основа – мотив ночи накануне казни, которая представляет собой: подлое
убийство невинного человека, литератора и интеллектуала, устремленного к этике (Тайное
чудо); казнь убежденного палача, нераскаянного даже перед лицом собственной смерти,
принципиально антиэтичного (Deutsches Requiem).
Эстетический смысл литературного текста обладает тайным качеством вселенской
спасительности. Основа бытия, абсолютно неотчуждаемая, хоть нередко и тайная
– спасительное чудо всеединства и любви, карнавально-парадоксальным образом
торжествующее над враждой и смертью: оно происходит через творческий подвиг человека,
причем с тайной же Божьей помощью. Насилие, по сути, бессильно, поскольку изначально
разрушает и себя (мотив самокастрации как тайного раскаяния нациста во зле и тайного
торжества, что раскаяние удалось).
Ключевые слова: гуманизация мифа, интеллектуальная проза, дихотомия тотем/нетотем, миф о смехе, миф об отмене не-тотема-смерти, эстетический смысл.
Abstract
To comprehend the ethical mysteries of existence, revealed by Borges in his short stories The
Secret Miracle and “Deutsches Requiem” both of them are examined in the aspect of humanization
of myth (including totem/non-totem dichotomy by O. Freydenberg, Myth of laughter, and Myth of
non-totem-death’s abolition). Humanization of myth is dual process of myth’s multidimensional
individualization - ethication. These short stories make up a special diptych both by their plot’s
basis and by their aesthetic sense.
Their plot’s basis is the motif of night before the execution that is: a vile murder of an innocent
man, a writer and an intellectual, aspiring to ethics (The Secret Miracle); a death penalty of
confirmed butcher, unrepentant even in the face of his own death and principally anti-ethical
(“Deutsches Requiem”).
Aesthetic sense of a literary text has a secret universal salvific quality. Basis of existence, being
absolutely inalienable, though often “secret”, is the saving miracle of unity and love, carnival and
paradoxically triumphant over hatred and death. Violence, in fact, is powerless, because it initially
destroys itself (motif of self-castration as a Nazi’s secret repentance for the evil and his secret
triumph of having succeeded in this remorse).
Key words: humanization of myth, totem/non-totem dichotomy, Myth of laughter, Myth of nontotem-death’s abolition, aesthetic sense.
Представление о Х.Л. Борхесе как о бесстрашном парадоксалисте и
создателе сложных интертекстовых структур интеллектуальной прозы является
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LO INTERCULTURAL Y SUS DIMENSIONES HISPÁNICAS
общепринятым. Парадоксальность и утонченность поэтики Борхеса служат
формированию эстетического смысла, катарсиально преображающего реальность.
В рассматриваемом диптихе, с нашей точки зрения, Борхес не только осуществил
указанную цель, но и сделал ее саму предметом художественного осмысления.
В результате эстетический смысл диптиха включает в себя такую необычную
составляющую, как вселенская спасительность эстетического смысла текста.
Эта вселенская спасительность, по Борхесу, представляет собой тайное всеобщее
спасение как убедительное преддверие явного преображения «падшего бытия»
(Бердяев 166) в истинное. Происходит же тайное спасение через творческий подвиг
человека (создание текста, обладающего высоким смыслом), причем с тайной же
Божьей помощью.
Работа с указанной тематикой подготавливалась Борхесом и посредством других
текстов. Так, в интертекстуальное пространство2 он вводит понятие «тайных
спасителей» (396): религиозный философ Нильс Рунеберг3, отчаянно жаждущий
выявить истину, которая спасала бы достоинство и Бога, и человека, пишет книгу
«Тайные спасители» – о спасении мира Христом и успешном ответном шаге, –
причем контекстуально Рунеберг сам оказывается в числе таковых.
А в диптихе для катарсиального преображения Борхес избирает реальность
предельно падшую – ту, куда вторгся нацизм, это наглое наваждение, которое «еще
смело называть себя действительностью» (Манн т.9, 191)4.
С нашей точки зрения, рассказы Тайное чудо (1943) и Deutsches Requiem (1946)
составляют явный диптих.
В обоих главный сюжетный мотив – ночь приговоренного накануне казни
(причем она назначена на девять часов утра).
В первом из текстов эта казнь есть подлое убийство нацистами невинного
человека за то, что он еврей и интеллектуал.
Во втором – расправа с запятнавшим себя изощренной жестокостью комендантом
нацистского концлагеря, особо специализировавшимся на евреях и интеллектуалах;
с убежденным палачом, нераскаянным даже перед лицом собственной смерти.
Столь же зеркально обстоит дело с тем, как два этих человека пользуются
оставшимися у них крохами времени. Яромир Хладик перед казнью успевает
пройти весь путь, отделяющий его от абсолютной этической высоты. Отто Дитрих
цур Линде, напротив, стремится за оставшиеся ему часы окончательно утвердить
свое единение со злом.
Катарсиальное снятие феномена падшего бытия, т.е. всеобщее спасение,
представляется при таких сюжетах вполне немыслимым.
Но Борхес с присущей ему отвагой берется за разрешение этой невероятной
задачи, виртуозно пользуясь всеми мифологическими структурами, которые
«ведут» к гуманизации мифа, т.е. к выявлению сакральности индивидуального
начала и этизации универсального5.
Напомним, что эти структуры могут быть представлены фрейденбергской
дихотомией тотем/не-тотем6, мифом о смехе, мифом об отмене не-тотемасмерти.
Борхесовские парадоксальность и ирония7 неизменно, хоть зачастую и неявно,
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формируют пространство мифа о смехе, основой которого является любовь,
милующая и спасающая8. Напомним: «смеховой герой» (Torrance) – он же «плут,
шут и дурак» (Бахтин 88) – создает вокруг себя смеховое пространство, которое
можно выявить, идентифицировав этого персонажа; причем в пространстве мифа о
смехе не-тотем-смерть самоаннигилирует (происходит смеховой катарсис).
Мы продемонстрируем, что оба борхесовских протагониста – и в Тайном чуде, и
в Deutsches Requiem – обладают чертами смехового героя. Подчеркнем: этот способ
формирования смехового пространства ни в коей мере не обесценивает качество
святости, не прокламирует качество низости как нечто естественное, не глумится
над страданием. Ведь «все смеховое творчество работает в зоне максимального
приближения», что не отменяет ни святости, ни подлости, а делает их максимально
видимыми; причем смеховые черты герой обретает, поскольку включен автором в
«сферу фамильярного контакта». (Бахтин 219)
Мы подробно рассмотрим, как в обеих частях диптиха используется миф об
отмене не-тотема-смерти. При этом Тайное чудо выстроено в соответствии с
мифологемой о праведном выборе: протагонист перед лицом не-тотема-смерти
устремлен к ее отмене; в результате герой остается жив (в данном случае –
тайно, метонимически), причем возникает прирост бытия, апофеоз героя (тоже
метонимически-тайно). А Deutsches Requiem связан с мифологемой о выборе
неправедном: протагонист, впечатленный иллюзорным могуществом не-тотемасмерти, стремится не к ее отмене, а к тому, чтобы чем-то от нее попользоваться,
и обретает гибель-не-тотем, а не желанную награду; благодаря интерференции
этой мифологемы с мотивом оригеновского апокатастазиса (всеобщего спасения),
протагонист спасен (метонимически - тайно), но безо всякого апофеоза.
Мы покажем, что в новеллах весьма эффективно используется дихотомия
тотем/не-тотем: она формирует тотем как «тайное» пространство всеединства
и любви, где может быть осуществлено «тайное» же спасение обоих протагонистов
(награда праведному и милость к неправедному).
Отметим: в диптихе прослеживается константная связь мотивов тайного
спасения и литературного текста.
В Тайном чуде, как мы покажем далее, чудо ведет к метонимической цепочке
тайных спасений, происходящих вследствие создания Хладиком его пьесы.
А в Deutsches Requiem создание протагонистом литературного текста – неявного
залога спасения – присутствует скрытно. Цур Линде в предсмертных записях
вкратце пересказывает текст замученного им великого поэта Давида Иерусалема о
грешнике, который на смертном одре «пытается вымолить отпущение грехов и не
знает, что втайне оправдан» (473), – оправдан лишь за то, что послужил прототипом
для шекспировского персонажа. Потом оказывается (об этом говорят примечания
издателя к записям казненного), что цур Линде выдумал Д. Иерусалема: тот лишь
символизирует многочисленных замученных этим палачом людей. Но в таком
случае текст принадлежит цур Линде, злодею; принадлежит и самому Борхесу. А
если грехи сняты лишь за то, что грешник послужил прототипом для литературного
текста, то, значит, такой текст есть событие вселенской важности и тайным образом
спасителен не только для прототипа, но и для Универсума в целом; de facto такой
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LO INTERCULTURAL Y SUS DIMENSIONES HISPÁNICAS
текст есть атрибут божества.
Отметим также, что в обеих новеллах с самого начала присутствует
дополнительный мотив, формирующий принадлежность каждого из протагонистов
к тотему – создателю текстовых пространств: и Хладик, и цур Линде наделены
узнаваемыми чертами самого Борхеса; а Хладик наделен еще и узнаваемыми
чертами Ф. Кафки.
Рассмотрим новеллы последовательно.
Яромир Хладик живет в Праге на улице Целетной, где жил Кафка, причем столь
же, хотя и несколько иначе, неприкаян (у героя нет ни семьи, ни, с его точки зрения,
достаточно значимых литературных достижений, т.е. он обладает чертами шутадурака).
Трагическая, смертельная ситуация, в которую попадает герой, тоже наделена
двумя дурацкими чертами. Сам смертный приговор герою – результат глупого
легковерия его палачей: они принимают Хладика за человека, достигшего
неимоверных интеллектуально-духовных высот; а он таковым на момент приговора
вовсе еще не является. На месте собственной казни, в ожидании ее начала
протагонист ощущает себя, несмотря на любезно предложенную ему сержантом
сигарету, едва ли не ненужным.
Сновидческая ситуация нахождения Бога также отмечена карнавальными
перевертышами. Подобно дураку из сказки, Хладик безошибочно справляется с
задачей узнавания, с которой до него не справился никто из умных.
Двухтомная книга Хладика Оправдание вечности – отсылка к самому Борхесу,
к его Истории вечности и Оправданию каббалы. Причем хладиковский и
борхесовские тексты идентичны во многом, но не во всем. Это несоответствие
играет крайне важную роль в структурном формировании новеллы Борхеса и
ближе к финалу оказывается ключом к ее пониманию, который мы сейчас выявим;
воспользоваться им станет возможным после ознакомления с пьесой Хладика
Враги.
Один из разделов борхесовской Истории посвящен эволюциям идеи Вечного
Возвращения и Фридриху Ницше, который страстно ее исповедовал и сам придумал
этот термин: «Ницше <…> хотелось всесторонне возлюбить свою судьбу. Он
избрал героический способ: откопал чудовищную гипотезу о вечном возвращении
и попытался превратить этот интеллектуальный кошмар в повод для ликования.
Разыскал самый ужасающий образ вселенной и предложил людям восхищаться
им». (201) Подчеркнем: Ницше как персонаж этого смехового текста типологически
есть шут-дурак. По глупости, представляющейся ему «героическим способом», он
перепутал свою судьбу-предназначение-тотем с поклонением чудовищному и
лживому не-тотему – ужасающему интеллектуальному кошмару, который герой
где-то откопал, по-дурацки принимая за адекватный образ вселенной.
Яромир Хладик посвящает истории этого учения целый том. Но, описывая его
содержание, Борхес почему-то тщательно избегает упоминания и самого имени
Ницше, и термина «вечное возвращение» – константного атрибута Ницше; а из
возможных перифразов выбирает такой, как «повторения». (391)
Напомним: по Борхесу (Сад расходящихся тропок)
ITINERARIOS HISPÁNICOS, 2012 (2)
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постоянно чураться какого-то слова, прибегая к неуклюжим метафорам и
нарочитым перифразам, – это и есть, вероятно, самый выразительный способ
его подчеркнуть; так, единственное слово, которое «недопустимо в шараде с
ключевым словом “шахматы”», есть слово «шахматы». (357-358)
И если Борхес в Тайном чуде нарочито прибегает к перифразам, демонстративно
чураясь таких слов, как Ницше и вечное возвращение, то означать это может лишь
одно: слово Ницше есть отгадка контекстуально важной шарады, ключ к тайне
эстетического смысла новеллы. И далее мы воспользуемся этим ключом.
А здесь обратимся к мифу об отмене не-тотема-смерти.
Неявно он заявлен в Тайном чуде сразу же: новелла начинается с описания сна.
Хладик видит себя первенцем (мотив протагониста) в одном из двух враждующих
семейств, двух знатных родов (исходная дихотомия тотем/не-тотем), между
которыми разыгрывается шахматная партия. Она началась много веков назад;
сумма приза неведома, но «баснословно велика, почти беспредельна» (мировая
гармония); доска и фигуры хранятся «в потайной башне», причем сновидец не
может вспомнить ни каковы фигуры, ни каковы правила игры (мотив тайны и
нелинейности, связанных с игрой). Сон протагониста-тотема прерван вторжением
не-тотема:
Мерный металлический гул, перемежавшийся словами команд, стоял над
Целетной улицей. На рассвете передовые отряды бронетанковых частей
Третьего рейха вошли в Прагу. (389)
Для нацизма-не-тотема, нагло вторгшегося в тотем-жизнь, самые естественные
проявления творчества-тотема и этики-тотема суть преступления, «снимаемые»
лишь смертью-не-тотемом. Хладик приговорен не-тотемом к смерти весьма
логично.
Первой реакцией Хладика на смертный приговор был ужас.
Ужас почти сразу превращается в вариацию не-тотема как прижизненного
ада, ощущения богооставленности – не называемой, длящейся десять дней
и описываемой как дурная бесконечность: Хладик вновь и вновь мысленно
переживает будущую казнь во всех мыслимых подробностях. Затем, в самый канун
казни, протагонисту удается духовно вырваться из лап «этих унизительных мыслей»
(не-тотема), вспомнив о творчестве-тотеме – своей неоконченной драме Враги.
Можно сказать, что сам Универсум-тотем в какой-то мере наталкивает Хладика
на это воспоминание: « последние отблески заката играли на высоких балках
потолка» его камеры; а ведь драма Хладика начиналась с того, что « в высоких
окнах горит закатное солнце », часы бьют семь, а героя, барона Ремерштадта,
посещает неизвестный. (391-392)
Заканчивалась драма тем же самым. Столь истовое соблюдение единства места
и времени, а также другие миметические средства приводили в финале к тому, что
зритель внезапно понимал: ни в пространстве, ни во времени никакого движения
не было вообще.
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LO INTERCULTURAL Y SUS DIMENSIONES HISPÁNICAS
Был только циклически повторяющийся бред героя драмы: посещение
Ремерштадта докучливым визитером, затем и другими, которых барон не знает,
но будто где-то видел; замышляемый против героя заговор, о котором зритель
догадывается раньше, чем Ремерштадт; тайные враги, влекущие его к гибели;
его невеста Юлия де Вайденау – ей когда-то докучал любовью некий Ярослав
Кубин, сошедший потом с ума и воображающий себя Ремерштадтом; вынужденное
убийство бароном одного из заговорщиков; множащееся число несообразностей,
когда, как ни в чем не бывало, появляется убитый бароном персонаж, а потом вновь
приходит первый визитер, произнося свою же первоначальную реплику, причем
барон отвечает ему без удивления.
И зрителю в конце концов становится ясно: «Ремерштадт – это несчастный
Ярослав Кубин. Никакой драмы нет». (392)
В этом странном сюжете Хладик «чувствовал вымысел, способный возвыситься
над несовершенствами текста и дать выражение (в символической форме) главному
в его жизни». (392)
Это предощущение Хладиком эстетического смысла его несуществующего
текста заставляет героя мысленно обратиться к Богу с невероятной просьбой,
подкрепленной невероятным же обоснованием.
Протагонист просит у Бога год, чтобы закончить драму; обосновывает просьбу
указанием, что драма явится «оправданием Тебе и мне», поскольку, если Хладик не
есть одна из Божьих «ошибок или повторов», то существует он именно как автор
Врагов. (392)
Эта просьба Хладика метонимически есть не более и не менее как мольба
даровать ему возможность спасти реальность от бессмысленного хаоса, внеся
смысл в собственную жизнь через завершение пьесы.
Другими словами, перед лицом не-тотема-смерти герой de facto отважно
устремлен к спасению реальности как таковой, т.е. к кардинальной отмене смерти.
Затем Хладик почти сразу засыпает, хотя идет последняя, самая страшная ночь.
Во сне его контакт с Богом осуществляется и всепроникающий голос произносит:
«Тебе дано время на твою работу». (393)
В момент расстрела Хладик обнаружил, что
Бог совершил для него тайное чудо: его убьет в назначенный срок немецкая пуля, но
в его мозгу от команды до ее выполнения пройдет год. Растерянность сменилась
изумлением, изумление – смирением, смирение – страстной благодарностью.
(394)
Хладик действительно завершает пьесу:
Он работал не для будущего и даже не для Бога, чьи литературные вкусы
малоизвестны. Тщательно, неподвижно, тайно он возводил во времени свой
высокий лабиринт»; через год не хватало лишь одного эпитета; он нашел его;
дождевая капля поползла по щеке; «залп четырех винтовок свалил его с ног (394395)9
ITINERARIOS HISPÁNICOS, 2012 (2)
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На явном сюжетном уровне новелла завершается гибелью протагониста.
Но катарсис, который снимает феномен падшего бытия, может быть только
спасением, причем всеобщим.
Оно в Тайном чуде и происходит – в полном соответствии с мифом об отмене нетотема-смерти и в результате довольно сложной цепочки метонимических связей,
начинающейся со cпасения Кубина. Выясним, кто такой несчастный Ярослав
Кубин, а также – от чего именно, кто и как его спасает.
О Кубине известно: он безумец; безнадежно заключен в ужас циклически
повторяющегося бреда; воспринимает его без удивления; в бреду воображает себя
другим существом, высшим по сравнению с собой, но не божественным – бароном
Ремерштадтом (барон обладает тем, чего Кубин вожделеет, но в чем ему отказано);
барону угрожают враги, столь тайные, что именем собственным наделен лишь
один из них – несущий в себе глухую угрозу безумец Кубин; Ремерштадт-Кубин
оказывается убийцей.
Катарсиальное спасение Кубина происходит в результате творческого акта,
совершенного Хладиком. Механизм этого спасения основан на игре метонимий.
Ведь зрители пьесы смотрели на мир, как выясняется в финале, глазами безумного
Кубина, т.е. были метонимически едины с ним. Затем они познают истину о том, что
наблюдавшийся мир вражды был лишь иллюзией, миром бреда. Но из-за единства
зрителей и Кубина метонимически истина, познанная ими, есть и достояние Кубина,
который, таким образом, оказывается избавлен от кругов своего бреда. Напомним
и максиму Борхеса из новеллы Форма сабли о том, что «любой человек – это все
люди». (371)
Но это еще не все. Спасенный Хладиком из лабиринтов вечного возвращения
Ярослав Кубин метонимически есть Фридрих Ницше, знамя убийц Хладика, враг;
страдалец Ницше, с его безумием, его «вечным возвращением», его превращениями
в некое высшее по отношению к нему (человеку) и как бы счастливое существо,
Заратустру.
Для такого вывода есть и дополнительные метонимические подтверждения.
Во-первых, как было показано, слово Ницше является в Тайном чуде отгадкой
своеобразной шарады. Во-вторых, почти в финале Борхес вдруг сообщает читателю:
Хладик убрал из текста своей пьесы слишком явные символы: звон колоколов,
музыку. Но музыке и колокольному звону там абсолютно нечего символизировать
– если только не считать их явными аллюзиями на первое сочинение Ницше
Рождение трагедии из духа музыки и одно из последних - Антихристианин.
Фамилия Кубин, если переставить слоги, превращается в слово «инкуб»:
несчастный безумец Борхеса связан с инфернальным началом; в лице Ремерштадта
он становится еще и убийцей (хотя лишь в мире своего бреда). Знаменательно, что
Т. Манн, в это же время пишущий Доктора Фаустуса, тоже подчеркивает связь с
демонским началом у своего героя, одним из прототипов которого является Ницше,
чье имя по той же причине не упоминается в романе; Манн тоже делает своего
героя убийцей (в мире его бреда).
Истинной реальностью10 в Тайном чуде оказывается тотем как единство
людей, единство человека и Бога, взаимное спасение. Т. Манн пишет о Ницше:
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«“Антихрист”, он дает своей автобиографии наихристианнейшее название
“Ecce homo”. И свои последние записки, уже в безумии, подписывает именем
“Распятый”». (т.10, 357) Все это знал о Ницше и Борхес. Метонимически – по
цепочке Кубин-Ницше-Распятый – среди тех, кто спасен творческим актом
Хладика, оказывается сам Бог, по христианской доктрине уничтоживший смерть. В
этом кругу контекстов не может представляться окончательной и смерть Хладика
(это мученичество, которое, в свою очередь, роднит его с Христом).
Враги Хладика втягиваются в круг единения-тотема вместе со своим
невольным идеологом Ницше. В качестве усиления дана деталь: лицо одного
из солдат расстрельной команды подсказало новые нюансы в характере барона,
который на самом деле является Кубиным, а по метонимической цепочке – еще и
Хладиком, читателем, Богом. Перед нами – характерная для дихотомии тотем/нетотем закономерность высвобождения всего сущего, в первую очередь людей, из
плена не-тотема. Метонимически ни в пьесе, ни в новелле не остается врагов; вне
вражды нет убийства, а значит, нет и смерти Хладика.
В рассказе о подлом убийстве Борхес максимально усиливает истинную
реальность всеединства-тотема, которая становится больше вражды и убийства
(не-тотема), хотя оно и происходит. А стало быть, и смерть Хладика метонимически
оказывается иллюзией.
Итак, тайное чудо в одноименной новелле не ограничивается лишь созданием
пьесы (оно чудесно, но лишь умножало бы бессмысленность, если бы не вело к
указанной игре метонимий), а происходит строго по «схеме» мифа об отмене нетотема-смерти: протагонист перед ее лицом с целью спасти мир от не-тотема
– отсутствия смысла – совершает творческий подвиг, созидая текст, благодаря
которому метонимически оказывается одним из «тайных спасителей» мира
(прирост бытия) и себя.
Для того, однако, чтобы вполне – пусть и тайно – снять связанную с нацизмом
ситуацию падшего бытия, Борхес превращает свое произведение в диптих: пишет
еще одну новеллу, где действует протагонист, в здравом уме, твердой памяти, на
деле принявший и репродуцирующий нацизм.
Mерзостный Цур Линде тоже не обойден отсылками к Борхесу: протагонист
– эрудированный человек, который, дрожа от любви и благодарности, замирал,
потрясенный, над сочинениями cчастливцев (Шекспира etc.). Как и у Борхеса, у
цур Линде есть предки, отличавшиеся воинской доблестью, наделенные военными
чинами, павшие в бою (470-471).
Но даже в предсмертных записках цур Линде умалчивает о самом известном
из своих предков – щедро ему пожалованном Борхесом – теологе и гебраисте
Иоганнесе Форкеле. Налицо отречение протагониста от своих корней-тотема.
Служение нацизму-не-тотему началось у цур Линде с того, что он поверил в
духовную силу нацизма, и, поверив, не воспротивился, а стал ревностно не-тотему
служить, уверяя себя, что ради высокой цели <…> должно жертвовать всем
личным», «ожидая беспощадной войны, которая утвердит нашу веру», и полагая
в этом «оправдание» перед Господом своего бытия как такового (471-472)11.
Служение не-тотему приводит протагониста к убийствам. Издатель его
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записей сообщает: По приказу Отто Дитриха цур Линде были казнены многие
интеллектуалы еврейского происхождения, среди них – пианистка Эмма
Розенцвейг. (473)
Это упоминание о казни именно женщины (видимо, одаренной, может быть,
молодой и красивой) в сочетании с ее неупоминанием в предсмертном тексте
самого цур Линде представляется особенно значимым, если учесть, что цур Линде
был кастрат. Это увечье, а также ампутация ноги явились следствием пулевого
ранения, полученного в 1939, когда фашисты подавляли «беспорядки, о которых
не сообщала пресса; в улочке за синагогой <…>». (472)
Как уже было сказано, цур Линде отдался злу-не-тотему окончательно и
бесповоротно, признавая вселенски важной победу преклонения перед «силой»
(вариант: «веры в меч»). По цур Линде, нам (нацизму) удалось оплодотворить мир
этим преклонением. При столь блестящей победе не существенна даже гибель
Германии:
Мир погибал от засилья евреев и порожденного ими недуга – веры в Христа;
мы привили ему беспощадность и веру в меч. <…> Разве дело в том, что Англия
послужит молотом, а мы – наковальней? Главное, на земле будет царить сила
<…>. (475)
Оплодотворяющей силой зла здесь, однако, похваляется кастрат, причем
ставший таковым едва ли не по собственной воле: «Какой неведомый предлог
(ломал я голову) заставил меня искать в тот вечер пули и увечья?». (472) Более
того, бесплодие обозначено протагонистом как символ его судьбы: «Символ моей
бесплодной судьбы, на подоконнике дремал огромный кот». (472)
Оплодотворение мира злом есть лишь иллюзия, раз «бесплодна» вся
посвященная злу судьба протагониста. Самокастрация есть его несознаваемое
«тайное раскаяние» и даже несознаваемое «тайное торжество» в связи с тем,
что раскаяние отыскало себе выход; ведь, по представлениям самого цур Линде,
почерпнутым у Шопенгауэра, «всякое неведение – уловка, <…> всякое унижение
– раскаяние, всякий крах – тайное торжество». (472) Крах Третьего рейха, по
свидетельству цур Линде, имел для него « неожиданный вкус – странный, почти
пугающий вкус счастья». (474)
Итак, абсолютно неотчуждаемой, хоть нередко и «тайной» основой бытия, по
Борхесу, оказывается чудо всеединства и любви; оно происходит через творческий
подвиг человека, причем с тайной же Божьей помощью; эстетический смысл
литературного текста обладает тайным качеством вселенской спасительности; таков
– в максимально краткой формулировке – эстетический смысл рассматриваемого
диптиха, формируемый посредством различных аспектов гуманизации мифа.
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LO INTERCULTURAL Y SUS DIMENSIONES HISPÁNICAS
Примечания
По нашим наблюдениям, главный критерий, которым пользуются, чтобы
идентифицировать прозу как интеллектуальную, – это наличие в ней элементов нелинейной
интеллектуальной игры в качестве художественного средства. (Однако используют этот
критерий, как правило, по умолчанию).
2
Об особенностях борхесовских интертекстуальных пространств см.: Prus, Elena.
„Perspectiva textului infinit: Borges, între intertextualitate şi hipertext». «Itinerarios Hispanicos.
Interculturalidad a traves de la traduccion, la linguistica y la literatura». Coloqiuo Internacional,
Chişinău, 08 aprilie 2011. Chişinău: ULIM, 2011, p. 322-331.
3
Новелла Х.Л. Борхеса «Три версии предательства Иуды».
4
См. также: (Aizenberg).
5
Напомним: гуманизация мифа есть двуединый процесс многоаспектной
индивидуализации-этизации мифа, имманентный мифологическому сознанию и, в
частности, проявляющийся в литературных текстах (Кушнир 87-88).
6
Подчеркнем, что введенное выдающимся мифологом Ольгой Фрейденберг понятие
тотем, поясняемое далее, следует четко отличать от понятия «тотем», обозначающего
первопредка племени.
Тотем-Рай-жизнь представляет собой все, единосущностное индивидуальному началу
(жизнь, любовь, свет, свобода, творчество, Универсум, интеллект, истина, этика, красота,
вкусная еда, чувственные радости etc.), а не-тотем-ад- преисподняя-смерть – все, что
индивидуальному началу противосущностно (смерть, вечная разлука с любимыми,
разрушение, ненависть, убийство, пытки etc.).
Дихотомия тотем/не-тотем фактически «предписывает» отмену не-тотема-смерти,
постулируя, что у той нет ничего своего (позитивного): все ее локусы и адепты оттогнуты
ею у Рая и подлежат возвращению.
7
Напомним о жизнедательной иронии, которую Томас Манн устами Гете (роман
«Лотта в Веймаре») определяет так: «Ирония – это та крупица соли, которая и делает
кушанье съедобным» (т. 2, 432). А М. Бахтин рассматривает иронию как приглушенный
сократический смех, который приближает и фамильяризирует мир, формируя обладающее
фантастической свободой смеховое пространство (216-217).
О борхесовской иронии см. также: (Fishburn, Shades of Humor in Borges’s Fictions)
8
По Бахтину, именно «любовь» находится в основе смехового пространства:
исследователь отождествляет его с пантеистической «Природой» из воспевающего
вселенскую любовь стихотворения Гете. См.: Бахтин, М. М. Творчество Франсуа Рабле и
народная культура средневековья и Ренессанса. Москва: Художественная литература, 1990:
279-282.
9
О возможной связи этого сюжетного мотива с эпизодом из романа «Идиот» Ф.
Достоевского см.: (Earle 2-4).
10
О других аспектах вопроса, связанного с соотнесением реальностей, которые
возникают в Тайном чуде, см.: (Fishburn, Reflections 147-148).
11
См. также: (Lawrence).
1
ITINERARIOS HISPÁNICOS, 2012 (2)
261
Библиография
Aizenberg, Edna. “Postmodern or Post-Auschwitz. Borges and the Limits of
Representation” Variaciones Borges 3 (1977): 143-152.
Earle, Peter G. “In and Out of Time (Cervantes, Dostoevsky, Borges).” Hispanic
Review 71 (2003): 1-13.
Fishburn, Evelyn. “From Black to Pink: Shades of Humor in Borges’s Fictions.”
Variaciones Borges 12 (2001): 7-27.
Fishburn, Evelyn. “Reflections on the Jewish Imaginary in the Fiction of Borges.”
Variaciones Borges 5 (1998): 145-156.
Lawrence, Ramsey. “Religious Subtext and Narrative Structure in Borges’ “Deutches
Requiem”.” Variaciones Borges 10 (2000): 119-138.
Prus, Elena. „Perspectiva textului infinit: Borges, între intertextualitate şi hipertext.”
Itinerarios Hispanicos. Interculturalidad a traves de la traduccion, la linguistica y la
literatura. Coloqiuo Internacional, Chişinău, 08 aprilie 2011. Chişinău: ULIM, 2011, p.
322-331.
Torrance, Robert M. The Comic Hero. Cambridge. London, 1978.
Бахтин, М. М. Эпос и роман. Санкт-Петербург: «Азбука», 2000.
Бердяев, Николай. Философия творчества, культуры и искусства. В 2-х т.
Москва: Искусство, 1994. Т. 1.
Борхес, Хорхе Луис. Сочинения в трех томах. Москва: Полярис, 1977. Т. 1.
Кушнир, Жозефина. «Гуманизация мифа в “еврейском” романе и в докладе
Т. Манна: ее взаимосвязь с трикстером Ich-Form.» Сборник научных трудов
Института иудаики 2. (2011): 86-102.
Манн, Томас. Собр. соч.: В 10 т. Москва: Государственное издательство
художественной литературы, 1959-1961.
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