A que saben los silencios - Campus Cultural

Transcripción

A que saben los silencios - Campus Cultural
?
A
que
saben
los
silencios
¿
María-Fernanda González Rojas, profesora de la Escuela de Graduados en
Educación de la Universidad Virtual del Tecnológico de Monterrey.
El silencio, como la extensión más lejana de la
renuencia para comunicar. El silencio, como la
herramienta más viva para el artista, el lápiz que
funge como espada, como el amigo más cercano
para encontrar aquella voz perdida en una multitud
de ruidos. El silencio como una decisión, como una
renuncia o como una forma de vida.
Y con el tiempo he descubierto que el silencio
tiene una familia de pausas y reflexiones. Las
pausas son aquellos momentos para tomar el pulso
a la vida misma. Y con la pausa, posiblemente
llegue la reflexión: como parte del sentimiento que
quiere tocar fondo, que quiere darle sentido de lo
que somos y hacemos.
‘No existe tal cosa como el silencio. Algo siempre
está pasando que está creando un sonido’. Así lo
describió John Cage (1961) en sus relatos sobre el
silencio. Y que más tarde, Susan Sontag lo citara
una y otra vez en su obra Styles of Radical Will
(1966). Octavio Paz en su obra El Laberinto de la
soledad, sugiere: el silencio como una identidad,
con máscaras y laberintos.
El silencio en su forma más pura ¿dónde se
encuentra? En el vuelo de una mariposa, quizás.
Y aun así la mariposa sigue parpadeando sus alas.
El silencio, no es la ausencia del sonido, o aquella
extensión renuente a no comunicar. Porque aun en
el silencio más contundente y radical, éste tiene un
mensaje. Entonces, ¿qué es? y de nuevo, ¿dónde
se encuentra?
He descubierto también, que hay silencios
obligados y voluntarios. Los silencios obligados
son cadenas de hierro fundido sobre los hombros.
Tienen un peso emocional que puede quemar
las entrañas de casi cualquier idea. Los silencios
obligados pueden llegar de cualquier parte, sin
aviso ni restricción. Pueden ser crueles, brutales.
Y pueden asfixiar cualquier intento de lucha por
sobrevivir. Y lo más peligroso, pueden ser adictivos.
Los silencios voluntarios tienen formas distintas
con un olor particular, por momentos se vuelven
tangibles al tacto y a la vista imaginaria, tienen
esa sal que recupera los sabores perdidos. Los
silencios voluntarios son los más fecundos, los más

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