La Princesa de Bambú

Transcripción

La Princesa de Bambú
La Princesa de Bambú
(fábula japonesa)
Hace mucho tiempo vivían dos ancianos, un hombre y una mujer. Todos los días el
viejito iba a cortar bambú, ya que este era su trabajo y el que le proporcionaba su
sustento. Un día, el viejito fue al bosque de bambú y encontró un allí un bambú
extraño. Este bambú brillaba; y una luz salía de su base.
El viejito se dijo a sí mismo: "Esto es muy extraño! ¿Porqué está brillando así este
bambú?" Cuando cortó el bambú se sorprendió mucho. ¡Una encantadora niña
estaba sentada en el bambú y esta era la razón por la cual el mismo brillaba! El
viejito recogió a la pequeña niña, la puso en sus brazos y regreso a la casa muy
deprisa.
"Mire lo que encontré", dijo llorando el viejito mientras le mostraba a la pequeña
niña que encontró dentro del bambú a su esposa. La viejita pensó: "Ciertamente
son los dioses los que nos han mandado a esta encantadora niña". Ellos la llamaron
la "Princesa del Bambú" y ellos la amaron y la cuidaron a medida que pasaban los
años.
La pequeña niña creció muy rápidamente y se volvió chica muy hermosa. Cuando el
viejito o su esposa estaban cansados o de mal humor, solo le bastaba con ver a la
niña para sentirse bien nuevamente. Ellos vivían muy alegremente con la Princesa
de Bambú y la aman como si fuera su propia hija. Después de encontrar a la
pequeña en el bambú, siempre que el viejito cortaba un bambú encontraba oro
dentro de él. Pronto se hizo rico y podría permitirse el lujo de construir una gran
casa. Él no permitía que su preciosa princesa saliera, aún así su belleza era
conocida por todo el país.
Oyendo hablar de esta famosa belleza, los hombres jóvenes vinieron de todo el
Japón para verla. Pero el viejito no les permitiría conocer a la princesa. Defraudado,
muchos de ellos se regresaron a sus casas. Pero había unos jóvenes que eran muy
determinados y querían conocerla, e incluso casarse con ella. Había entre estos
cinco hombres que iban todos los días a la casa del viejito sin importar el clima.
Un día que la Princesa de Bambú le dijo al viejito, "yo les voy a decir a cada uno de
estos cinco hombres algo que yo deseo. Si alguno de ellos puede traérmelo, yo me
casaré con él". Pero en realidad la princesa no se quería casar con nadie, de esta
manera ella pidió cosas que eran muy difíciles de encontrar.
Ella le pidió al primero que le trajera la taza de Buda, hecha de piedra y la cual
estaba en India. Al segundo, le pidió el tronco del árbol dorado el cual tiene frutas
de piedras preciosas. Al tercero, la piel del ratón de sol que se dice que está en
China. Al cuarto, una joya de cinco colores que brilla alrededor del cuello del
dragón. Por fin al quinto, un "cowrie", una cáscara que puede encontrarse en el
nido de golondrinas. La princesa pidió cosas que nadie sabia que existían y por esto
los jóvenes estaban desilusionados.
Luego de esto, los jóvenes dejaron de ir por algún tiempo a la casa del viejito ya
que todos estaban buscando los deseos de la princesa. Un día, llego el primer
hombre y trajo la taza de Buda que la princesa había pedido, pero él no fue a India
como ella lo pidió, en su lugar trajo una taza sucia de un templo cerca de Kyoto.
Cuando la princesa lo vio, ella supo inmediatamente que esta no era la taza de
Buda, porque aunque era muy vieja y estaba hecha de piedra, la taza que era de
India siempre brillaba.
El segundo no tenía idea de donde podría encontrarse un árbol cuyo tronco fuera de
oro y tuviera frutos de piedras preciosas, además no quería hacer un largo viaje y
como él era muy rico, decidió ordenárselo a unos joyeros. Luego él le llevo el árbol
a la princesa. Era tan maravilloso que ella penso que realmente se trataba de un
árbol de oro y pensó que no podría escapar del matrimonio con este joven si no es
porque los joyeros se aparecieron para preguntar por su dinero. De esta manera la
princesa supo que este árbol no era verdadero y por consiguiente no era lo que ella
deseo.
El tercero uno, a quién se le había pedido la piel del ratón del sol, les dió una gran
cantidad de dinero a algunos comerciantes que iban a China. Ellos le trajeron una
piel vistosa y le dijeron que pertenecía al ratón de sol. Él se lo llevo a la princesa y
ella dijo "realmente es una piel muy fina. Pero la piel del ratón de sol no arde, aún
cuando se tira al fuego. Probémoslo". Y ella tiró la piel en el fuego, y como es de
esperar la piel ardió por unos minutos, el joven se fue enfadado y avergonzado.
El cuarto era muy valiente e intentó encontrar el dragón por sí mismo. Él navegó y
vagó durante un tiempo muy largo, porque nadie supo donde vivía el dragón. Pero
durante su jornada, él fue asechado por una tormenta y casi muere. Él no podría
buscar más al dragón y se fue a su casa. Incluso devuelta en su hogar, él se
encontraba muy enfermo y no pudo volver donde la Princesa de Bambú.
El quinto y último de todos estos jóvenes le fue pedido un "cowrie" -una cáscara
preciosa que a veces puede encontrarse en el nido de las golondrinas, él busco en
todos los nidos. Luego pensó que lo había encontrado y bajo aprisa la escalera. Por
su prisa se cayó de la escalera y se lastimo. Es más, lo que él tenía firmemente en
su mano no era la cáscara preciosa, sino una golondrina vieja y dura. De esta
manera también fallo en el intento de casarse con la Princesa de Bambú.
La reputación de la Princesa de Bambú se conoció pronto incluso que hasta el
Emperador quiso conocer a esta belleza. Un día él fue a la casa del viejito y conoció
a la Princesa y se enamoró de ella y quiso que ella fuera con él al palacio. Pero la
princesa le dijo: "Yo no nací en este planeta, y no puedo ir contigo". No obstante, el
Emperador no podía olvidarse de esta mujer tan encantadora.
Un día de verano, la Princesa de Bambú estaba llorando mientras miraba la luna. El
viejito le pregunto que ocurría, pero ella no respondió. La princesa se entristecia día
con día y siempre que miraba la luna lloraba. El viejito y su esposa estaban muy
preocupados, pero la princesa permanecía silenciosa y ellos no podían hacer nada
por ella. Un día antes a la luna llena a mediados de agosto, la princesa le explico al
viejito y a su esposa porque estaba tan triste. "Yo no nací en este planeta. Yo deje
la luna para vivir aquí un par de años, y ahora debo regresar a donde pertenezco.
Mañana cuando sea luna llena, personas de la luna vendrán a buscarme. Yo he sido
inmensamente feliz con ustedes, y se los agradezco mucho".
El viejito y su esposa no podían soportar lo que estaba ocurriendo y estaban muy
tristes. Ellos le dijeron a la princesa que no regresara, pero ella les contestó, "yo
tengo que regresar. Yo no quiero ir, pero debo hacerlo. Lo siento mucho". Entonces
el viejito decidió ir y pedirle ayuda al Emperador. Él le contó la historia de la
Princesa de Bambú y el Emperador envió dos mil guerreros a la casa del viejito.
En la noche de la luna llena a medido de agosto, la casa del viejito fue rodeada por
guerreros. La mitad de ellos se colocó en el tejado y los otros estaban alrededor de
la casa todos intentando proteger a la princesa. Dentro de la casa, estaba el viejito,
su esposa y la Princesa de Bambú esperando a las personas de la Luna. Afuera, los
guerreros estaban mirando la luna y estaban agarraban sus arcos y flechas
firmemente. Cuando la luna se puso llena, las personas de la Luna bajaron. Ellos
eran ninfas de la Luna y estaban chispeando y brillando tanto que los guerreros
fueron deslumbrados y no podrían usar sus arcos. Lo más extraño es que ellos
también perdieron las ganas de luchar. Los guerreros, el viejito y la viejita estaban
desvalidos. La Princesa de Bambú salió de la casa con las ninfas hacia la Luna.
"Yo no quiero dejarlos, pero yo tengo que hacerlo. Debo regresar a donde
pertenezco. Por favor piensen en mi", le dijo la princesa a la viejita y al viejito. Ella
también se despidió del Emperador por medio de una carta. Después de esto, las
ninfas pusieron una capa de la Luna sobre los hombros de la princesa y de pronto
ella se olvido de todos sus recuerdos en la tierra y regreso a la luna con las ninfas.

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