Nº 37 - de la Palabra

Transcripción

Nº 37 - de la Palabra
La Avispa Nº 37 - Mar del Plata - Argentina
Staff
Idea y dirección:
Marcela Predieri
http://mpredieri.blogspot.com/
Realización:
Nº 37
Grupos de Estudio y Creación Literaria
Agosto 2007
Secretaria de Producción:
Alejandro Gómez
ÍNDICE
Diagramación y armado:
Gustavo Olaiz
Editorial
........................................................
pág 2
El elegido de La Avispa - Luis Benítez ................
pág 3
Poesía
.............................................
pág 9
Colaboradores permanentes:
de la Fuente / Tisocco / Leoz / Serrano / Clara Guillén /
Luis Benítez
Cignacco / Glavinovich / Gagliardo Caba / Garrido /
Gabriel Cabrejas (sección Cine) Sartor / Longo / Muro / Roldán /
Ernesta Campos (sección Plástica) Relatos y cuentos
...................................
pág 16
Alejandro Gómez (sección Teatro) Brignole / Heraud / Diego Orcoyen / Daniel Gomez / Freijo /
Gustavo Olaiz
Dossier Venezuela ................................................. pág 23
Iribarren / Martínez Andrade /
Corrección:
Entrevista a Carlos Lázaro por Ricardo Irribarren
Gustavo Araujo
Humor
............................................................ pág 29
Marcela Predieri
CILENCIO / Olaiz / Popov /
Libros y revistas recibidas ................................ pág 31
Diseño de Tapa:
Cine y TV .............................................................. pág 32
Gustavo Fogel
Plástica
........................................................... pág 35
Rescates ................................................................ pág 39
Colaboraciones a:
Sobre el arte de escribir Franz Kafka
[email protected]
Blogs ....................................................................... pág 41
Pellegrini 3637 - 7600 Mar del Plata
Página WEB:
www.delapalabra.com.ar
DOSSIER VENEZUELA en páginas centrales.
La dirección no se hace
responsable de los conceptos
vertidos por los autores.
Permitida su reproducción por
cualquier medio (es más se agradece)
siempre y cuando se respete
el nombre del autor y se cite la fuente.
Este pliego no es una edición comercial.
Ha sido ideado para
compartir con amigos y otros
escritores nuestra obra.
ISBN en trámite.
Premio Faro de oro VIP 2002
Rubro: Revista Literaria Marplatense
Declarada de interés cultural por la Sub-Secretaría de
Cultura del Partido de Gral Pueyrredón
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La Avispa Nº 37 - Mar del Plata - Argentina
El mes pasado, reunido con dos escritores de la
ciudad, me desbordaron las dudas. Ambos, café por
medio, me plantearon la inutilidad de su creación
ante la imposibilidad económica de poder convertir en realidad un sueño: ver su trabajo editado y
valorado en justa medida. Este interrogante es el
mismo que nos preocupa a muchos cuando en algún momento de nuestras vidas nos planteamos
cómo llegar a un lector. No son pocos los años que
trato de comunicarme a través de las palabras y
son demasiadas las frustraciones al momento de
querer editar un libro. He escuchado repetir de distintos maestros aquello del oficio de escritor. Título que conlleva un noventa por ciento de esfuerzo
más un diez por ciento de talento más un cien por
cien de utopía. Pues si así fuera, no puedo dejar de
comparar que el más humilde de los oficios es remunerado de acuerdo al tiempo, trabajo y conocimiento sobre la tarea realizada, hecho éste que aporta también algún tipo de satisfacción por la labor
lograda. Entonces debo pensar que mis maestros
están equivocados en el concepto vertido. En la literatura actual, siendo benigno, el noventa y cinco
por ciento de los escritores (oficio cruel si uno así
quiere llamarlo) paga por ser leído. Acto que en
palabras de Leopoldo Brisuela convierte el placer
de escribir en “La Maldición de ser un escritor” al
no encontrar los carriles correspondientes para que
su producción sea reconocida.
Es ese uno de los caminos en donde se puede medir la utilidad de una revista literaria, donde la pluralidad y apertura de sus páginas suele dar oportunidad a escritores noveles o inéditos de mostrar el
resultado de sus trabajos a consideración de los
lectores. Por ese motivo “La Avispa” y quienes integran su comisión insisten en seguir en el camino
de la palabra impresa, en el registro táctil y visual
Editorial
de un libro, en su compañía, y sobre todas las cosas en el valor afectivo de dicho texto en una biblioteca. Sabemos de los beneficios que la tecnología pone en nuestras manos a través de la informática, y no nos negamos a transitar a pleno por
ese atajo, pero amamos el olor a tinta.
La Avispa tiene versión digital en el sitio WEB:
www.delapalabra.com.ar/revistaLA.htm
La imposibilidad de encontrar recursos genuinos
para imprimir la revista de acuerdo a nuestras pretensiones y de llegar a la cantidad estipulada con
nuestros anunciantes cada vez se hace más difícil.
Es obvio que necesitamos más amigos que nos apoyen para mantenernos en cantidad y calidad ideal.
Tenemos conciencia de lo importante que es para
un escritor tener la oportunidad de mostrar el fruto
de su creación, también sabemos del interés de
aquellos que número a número nos alientan a no
desfallecer. Conocedores de la potencia que la palabra escrita encuentra sobre un papel para el lector y el escritor, insistimos en concretar sueños propios y ajenos, pero sería importante que quienes
apoyan la revista colaboraran, para paliar en algo
los altos costos que nos acosan, acercándonos nuevos anunciantes o suscribiéndose –en tal caso recibirán la revista en su domicilio–.
“Los pibes pobres pasan de la cuna a las fábricas”
dijo alguna vez Sartre. “En nuestro país los pibes
pobres pasan de la cuna a juntar cartones”, acota
Saccomano. Es imprescindible que nuestra cultura
llegue hasta aquellos que no tienen acceso a los
medios informáticos y tampoco pueden distraer un
peso nada más que para comer. El 90% de la tirada
de nuestra revista se distribuye en forma gratuita
¡Apóyela!
Alejandro Gómez
<[email protected]>
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La Avispa Nº 37 - Mar del Plata - Argentina
El Elegido de La Avispa
LUIS BENITEZ
MANHATTAN SONG (Cinco Poemas Occidentales)
La suerte del amor en la posmodernidad
Alguien dijo que nada queda de distinguido en este mundo
Salvo el hábito de la cacería de osos polares
En el verano ártico. Aunque parezca obscena,
Es una actividad ejecutada seriamente:
Familias enteras viven de este afán de conservar
Algo distinto, inmaculado todavía.
Hay hombres serios cada primavera calculando
Que con lo que dé el verano enviarán en invierno
A sus hijos a la escuela. Sucede en tierras tristes:
Kholokohak, Furstboro, Saint Felicien
Son algunos de esos lugares donde,
A medida que se retiran los mosquitos
Y la niebla cede, tienden la vista a lo lejos
O acechan el teléfono, atentos
A la agencia que solicitará sus servicios.
Dos meses después, cuando todo haya sido concertado,
La aurora boreal hará iridiscente el paisaje cubierto
De nieve sucia mezclada con barro y ramas,
Grandes montones peligrosos por donde
Estos hombres graves fumarán sus Marlboro
Guiando pausadamente al extraño al mismo sitio,
Al mismo oso muerto el verano anterior.
Luego las fotos, los mesurados festejos,
La alegría que tiene que haber en ese momento.
La alegría es un deber como cualquier otro.
Cualquiera sabe que la ballena azul
Es el más grande animal que jamás haya existido
Y que no se conoce actualmente su número,
Aunque se estima que quedan demasiado pocas
Para el decoro del planeta.
Un animal tan enorme debe ser, asimismo, conservado.
Los sonares y electrodos de la base de estudios de la vida marina en Maryland
Han detectado un nuevo sonido emitido por las grandes azules:
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Es como un aullido asqueroso, un chillido de miles de ratones
Encerrados en las bocas de estas bestias, donde pueden
estacionarse cómodamente algunos automóviles.
Achicharra los nervios escuchar ese sonido.
Hace veinte años no existía.
Pero los códigos sólo se conservan desde entonces.
Se dice que son tan pocas, que han desarrollado
Ese sonido especial para llamar al imposible otro
De su especie. Es el deseo, que busca su eficiencia.
Que a veces, pasan su vida entera recorriendo
Los siete o más mares que hay buscando, buscando.
Finalmente mueren emitiendo ese sonido,
Cada vez más débilmente, hasta que cesa del todo
Y unas decenas de toneladas de carne se depositan
En el légamo del fondo del sueño.
Una remesa nueva y silenciosa, al cabo de un tiempo
-fácilmente calculable- trocada en alguna capa más
de grano fino que engrosa la cubierta.
También están el tipo la tipa que descubren en la carroña
Que les ha tocado en suerte muy buenas cualidades:
La nobleza es una cuestión de la imaginación. Hace la vida
Más llevadera desde el desayuno hasta la cena.
Luego, lamentablemente, se sueña toda la noche con lombrices,
Grandes lombrices anilladas que te comen las articulaciones lentamente.
Tienen todo el tiempo de este mundo.
Pero ella/él son lo mejor que nos podía haber pasado.
Mira si no todavía fresca esa gotita de sangre,
Esa gotita, que es todo lo que queda aquí, a la vuelta,
Del desgraciado/la desgraciada que se había animado
A vivir sólo consigo. Entiéndase: a solas con todo Eso.
Claveteando la puerta infatigablemente, arrimando muebles,
Poniéndole toda suerte de obstáculos, hasta comprender
Que es el monstruo mismo quien nos alcanza los clavos.
Desgraciadamente para ellos, los homosexuales son la gente
Más romántica de este mundo. Sufren todavía más,
Dulces transformaciones del hombre y la mujer,
Obligadas a salvarse de la locura por el trasvestido salvavidas,
Adán con portaligas, Eva con bigotes, representando
Incansablemente, dulcemente, áridamente,
A los últimos héroes de la sexualidad.
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La Avispa Nº 37 - Mar del Plata - Argentina
No son ciertamente ninguna alternativa.
Ya tampoco tienen ninguna novedad.
Hay una rutina, siempre
en lo humano hay una rutina.
¿Y qué hay de los vampiros, el don juan tirapedos,
la chica del adiós sin caspa sobre las tetas mayúsculas,
torneada a la lentejuela sobre la barra? Nadie
en su sano juicio tomaría eso en serio.
Pero bien pensando, ya no queda nadie
En su sano juicio en este fin de siglo.
Hasta esas reminiscencias son posibles.
Claro que habría antes que proyectar una película o dos,
Poner música, no sé, crear un clima que se hiciera
A sí mismo sostenible. Pocas cosas dependen
Tanto del ambiente. Habría que andar siempre
Con toda esa escenografía al hombro,
Y eso es trabajo duro, pesado alquilar tantos camiones.
Definitivamente otra cosa que no sirve.
Existe también la cuestión del presupuesto.
La hora exacta, los extras preparados, las luces, los diálogos casi,
Casi naturales, esa mesa blanca, el florerito, la curva del gabán exacta,
Exacta. Aquí el amor es cuestión de exactitud. Hay matemáticas.
Impensable el tema de los hijos que desayunan y vuelven luego
De la escuela, el pijama a rayas, esas madres contentas, los primos,
Las tías, los abuelos, bisabuelos, tatarabuelos, toda la colección
De cretinos en “un largo viaje hacia el final de la noche”, oh Céline,
Confundidos en un inaudible aplauso que es el de toda la especie.
Lo de la simulación es otro tema, todo sería más fácil si fuera posible,
De alguna real, definitiva manera, someter al otro.
Si nos creyera, si no se retorciera de risa cuando lo dejamos solo,
Creyendo que creímos que creía. Porque detrás del ojo brilla
Siempre esa luz fatídica, ese jugar a los dados solamente
Porque todas sus facetas están en blanco.
El amor, esa Cosa, esa porquería que insiste.
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Primer Piso: Elianne McGohan
Ella estuvo en Miami
Aquella noche inolvidable
En que Jim Morrison cerró las puertas
Y se subió desnuda al escenario
“The old sacred spirit is alive!”
“The ancient holy ghost is alive!”
Gritaba en brazos de la policía
Y se golpeaba el pecho hermoso y bamboleante
“Santa, santa, santa” aullaba
En vez de “miserere”
El borracho panzón desde el micrófono
Le arrojó aquel beso
Antes de que se la ocultara
La Vía Láctea que había bajado hasta el escenario
Ella hoy tiene su Ph.D.
Y él su Pére Lachaise
Ambos enseñan poco pero bueno
Tres días a la semana
Ella en el salón correctamente iluminado
El en el más oscuro rincón del baño público
Apenas los separa un muro
Y unas pequeñas, eficientes puertas:
Es una suerte para todos
–ella incluida– que conozcan
Tan bien este trabajo
Y tengan tantos años en su oficio
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El poeta, narrador, ensayista y dramaturgo argentino Luis Benítez nació en
Buenos Aires el 10 de noviembre de
1956. Es miembro de la Academia
Iberoamericana de Poesía, Capítulo de
New York, Estados Unidos, con sede
en la Columbia University; de la World
Poets Society (Grecia); de la International Society of Writers (Estados
Unidos); del Advisory Board de
World Poetry Press (India), Miembro
Honorario de la sección argentina del
IFLAC (International Forum for a Literature and a Culture of Peace) y de la
Sociedad de Escritoras y Escritores de
Argentina. Ha recibido el título de
Compagnon de la Poèsie de la
Association La Porte des Poetes, con
sede en la Université de La Sorbonne,
París, Francia. Sus 15 libros de poesía,
narrativa, ensayo literario y teatro se
publicaron en Argentina, Chile, España, Estados Unidos, México, Uruguay y
Venezuela.
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La Avispa Nº 37 - Mar del Plata - Argentina
Un nombre trabaja mientras cae la nieve
Entre unos cobertizos con pilas de basura en cada puerta
Armados de apuro por la fatiga del caballo y del brazo
Todavía tres días después de la derrota un ciego canta.
De pie sobre una montura que apenas lo eleva del suelo
En la pendiente entre los pinos canosos
Y el indiferente vociferar de los tendidos que piden
Su puchero y su vino y una ramera que vieron
Antes de llegar a Quíos un ciego canta
Al ritmo de su lira de madera.
Sentado en la penumbra su criado deja el ojo asustado
Volar por los rostros cuando los alumbra el fuego
No lo distrae vigilar las mulas sino el cálculo
De la moneda de bronce que el oficial cansado
Le dejará en la mano cuando el ciego calle
Y él recorra los fogones con el sombrero en la mano
Y una sola palabra en la boca: “Caballeros…”
Alguien sale de su tienda remendada absorto
Camina dos pasos y se queda mirando al ciego
Y no ve nada por el peso de una decisión
Que le concierne y no ha tomado.
Una decisión que nada tiene que ver
Con las batallas. Alguien orina y se ríe
Contra un árbol. Otro borracho se calza
El casco de bayas crines de caballo
Aúlla un juramento horrible y se desploma
entre los camaradas de corazón fraterno.
Alguien busca en la radio no sabe qué ni dónde encontrarlo.
Sólo produce una voz multicolor
Sin partes pero su afán es largo.
El ciego tiene un traje nuevo y una voz ya entonces
Ronca donde se quedó el invierno. Hace una pausa
Y bebe lo que le alcanza un interesado -el únicoEn volver a escuchar cómo enloquece Ajax
O qué suerte le aguarda a Héctor como si el ciego
Fuera a cambiar el suceder ficticio
Más severo que el otro.
Aunque, ¿quién obliga a esa bella palabra caballo
A referirse a esa sombra plateada?
Entre el sonido y la bestia
Algo contento pasa.
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La Avispa Nº 37 - Mar del Plata - Argentina
En el derrotado y ruidoso campamento
Donde ya las brasas se consumen
Las brasas que a lo lejos semejan
El dibujo de un archipiélago
En los mares oscuros fulgurante
Mientras la nieve vuelve
Y las otras voces se apagan
En murmullos
Mientras la nieve vuelve
Un ciego canta cerca de su criado
Y de sus fardos y nadie
En la región sabe su nombre.
Un camino insuficiente será posible:
Dividir el mundo entre el ciego y alguien.
“Canta, odiosa, la cólera de Aquiles.
Bueno, desde entonces sólo amo dos cosas:
Los enigmas, las paradojas y los juegos de palabras,
Donde la palabra cazador aguarda inmemorial
El imposible paso de la palabra ciervo
Por el laberinto de la palabra diccionario
Para manchar de repetidas palabras sangre
La palabra verde. Queda claro mortales
Que yo no me visto para los otros
Sino solamente para mí.”
Del poemario: MANHATTAN SONG como adelanto exclusivo para LA AVISPA.
Será publicado este año por la editorial Sol Negro, de Lima, Perú
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La Avispa Nº 37 - Mar del Plata - Argentina
Poesía
Contra toda horca
haciendo su procesión infinita
de presencias que se disipan
con nombre de Luzbel
contra súplicas
el dolor
contra la mentira
recuerdo
que retoza de anclas
contra el espejo goteando suelo donde repto sin veneno
contra el beso equivocado que no llena y el tiempo que me borda maderos
contra pechos de fantasmas que hacen cuartel
contra lo que no diluye la proyección esquelética
mandatos que derraman
besos de Judas
contra el llamado que solo verifica si tal vez
contra la mitad del mareo sin naufragio
contra lo que duerme afuera sin enfermería y sin tacto
contra la ventana que no deja salvarnos de sol
contra la inocencia y su lago de sangre
de clavos donde me suspendo
de escarmiento y penitencia
contra la culpa
contra la necesidad de cerrar los párpados y corregir el mundo
la estupidez de coleccionarme espectros
de los blancos que he decidido
negro
contra lo que no soy, ni lo que voy a ser
ni aquel desamor que desvaina la premura de volverme esperma
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La Avispa Nº 37 - Mar del Plata - Argentina
contra toda prisa de abrazos
que velen calvarios empujados
contra el agua y la poca afición de nadarte
contra el retazo de gestos
sin método
sin políticas correctas
contra la bestia que me deja encerrado
contra la sonrisa vencida de calles que anuncian rieles
contra los nombres donde me acomodo a esperar
Nada
que no quede nada
ni la bronca
ni su nido afónico
Que suceda naciente
el segundo
de aire virgen
en la boca
Pablo de la Fuente
DELAPALABRA Mar del Plata
<[email protected]>
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La Avispa Nº 37 - Mar del Plata - Argentina
Ahí
donde juego a la rayuela
y con mis hermanos nos escapamos al río
a embriagarnos de fábulas.
Donde a lo lejos diviso todavía
al indómito tren de aquella estación.
BANCOS COLOR ÁSPERO
Algo más puede haber
no solo viento, carros y perros,
testigo tardo y pipas de agua.
Hormigas buscan lo mismo que yo:
tormenta, caos e indecisión.
Cómo cae la vida desde una regadera
cómo existe la muerte desde un escrito.
Esa mañana los perros ladraron más de la cuenta
no cruzaron por la calle los autos,
la lluvia dio el presente
con su brillo sobre el tejado,
el gato se animó al fin a entrar por la chimenea,
el reloj manifestó la ausencia de pulsos.
La soga aferrada al tirante sentenció la escena.
Ahí donde nazco y perezco
según otoños que encarcelan octubres,
donde la música del viento
me recuerda aquellas calles, aquel pueblo.
Ahí donde no hay almanaques
y conservo aún los ojos tristes de mi perro.
Donde el circo luce su carpa reluciente,
donde salgo al recreo
donde me invaden perfumadas mandarinas.
En ese lugar donde tener memoria duele,
los muertos parecen latir
sin vejez, sin andamios.
Donde habitan también tantos desamparos,
niños de cartón, mujer desgarrada.
Facundo Leoz
DELAPALABRA Mar del Plata
[email protected]
En ese lugar donde hay un país vencido y mutilado,
palomas bombardeadas,
clausuradas plazas, iglesias infames.
En ese lugar,
ahí, en mi paisaje de adentro,
mi casa aún es refugio
mis manos palabras.
de “Paisaje de adentro”
NOMBRES
Gustavo Tisocco
(Capital Federal)
http://mispoetascontemporaneos.blogspot.com
Nombres
que cruzan la historia a pie.
Se levantan, caen, mueren, y reencarnan.
Levantan en trozos el universo.
Huyen bajo arcos soleados. Producen miedo.
Lavan o traen recuerdos.
Se niegan a una frontera de sospechas.
Nacen en el centro de la sangre.
Los nombres evocan y provienen del fuego.
Naín Serrano
(HONDURAS)
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DE LAS COSAS SENCILLAS
Dejo testimonio de las almas sencillas
de las cosas que tienen nombre propio
de las miradas
Todas
que han cruzado su espacio hasta mi encuentro.
Testimonio de aquello que transcurre
sin afanes de historia colectiva
Los más grandes poemas que mis ojos retocan
con la magia en sostén de las palabras
salen de nuestras calles que se visten
con su pregón constante
Los no vistos por tantos
que pierden en su prisa
esos momentos mágicos plasmados
en los rostros del día
que transitan o sólo permanecen
subrayando el instante congelado
en la cámara fiel de la poesía.
del poemario:
“Disfraz de tus secretos”
COMO UNA POMPOSA Y CULTA PORNÓGRAFA
Clara Guillén
(Chiapas, MÉXICO)
Como una pomposa y culta pornógrafa
ensayabas portes fetiches,
existías para ofrecerte
como una puta de dolor,
te embadurnabas los labios con rouge
como una mortífera y ridícula deformación,
alterabas el contexto con agudeza divergente
despertabas recuerdos táctilmente atroces.
Era inofensivo y ornamental
zona de marismas en tu memoria
determinabas un nuevo firmamento,
experimentada espía
ibas al núcleo de mis obsesiones
y lo dinamitabas,
me reducías a presencias geniales
atomizándolas con un estado de gracia
que nunca voy a abandonar,
ser caníbal infame e insufrible
de tanto despilfarro de tu ingenio gregario.
Daniel Omar Cignacco
[email protected]
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La Avispa Nº 37 - Mar del Plata - Argentina
RESIGNACIÓN
VENTANAS
Las piedras florecen
en el campo azul del mar
y las gaviotas rozan los girasoles.
Las mariposas se arrastran
el mundo es cuadrado.
Ya nada es lo que es.
Un grito ahogado en un charco,
un alfiler perdido en el pajonal.
La vida transcurre en el carrusel.
Aplausos son registrados
y las sombras que corren, luego se asoman.
Nada es perfecto pues todo es sensible para los ojos.
El reloj ya no está oxidado,
marca exactamente la hora de llegada y partida.
Las agujas se mueven plácidamente.
Había una vez una niña
encerrada en sus ojos.
Espiaba por la ventana
en la habitación más luminosa
de su ropa carnal.
Ventanas de pestañas
atravesadas
para cubrir el sueño frustrado.
Ojos que se disfrazan
asfixian
en la memoria resucitarse.
La niña enloquece
y se contrae
acuchilla las paredes
hace dibujitos de sangre
que juran amor eterno
en ceremonia nupcial.
Diaria mentira
para salvar al ahogado
entre ladrillos lagrimales.
Se atragantan de abecedarios
para poder hablar
cuando las palabras
son el eco
de los ecos
más lejanos.
Y la niña que puja
puja y puja en la pupilas
hasta querer parirse muerta.
Edgardo Rodolfo Glavinovich
Taller Palabra Clara
“POEMAS REALES”
II.
Supongo que primero
voy a dejarme morir,
varias veces;
si insiste,
voy a terminar muerto
de todas formas.
Mariana Garrido
DELAPALABRA (Mar del Plata)
VIII.
Silencioso,
como antes de haber nacido,
escribo cartas para el conflicto
del alma con el cuerpo.
I.
Me esquiva el papel
como a un luchador sin gracia
Carlos Gagliardo (Argentina) es miembro Fundador del grupo de poetas
ABRALAPALABRA POESIA. Editor de la revista virtual www.lavanagloria.com.ar
<[email protected]> www.carlosgagliardo.8k.com
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La Avispa Nº 37 - Mar del Plata - Argentina
DOLOR
OJOS AL ACECHO
Fantasmas, sombras, pasos.
Espías de la cerradura
Ojos al acecho y mi cabeza en llamas.
Días sin luna y sin sol.
Puertas bien cerradas
Dolor, corazón, tristeza
Mano extendida
Mano vacía
Tristeza dolor
Hablo
Callo
Grito
Susurro
Sufro
Clamo
Ruego
Vivo
Siento
Amargura
Tristeza
Dolor
Mano vacía
Amo, vivo
Amo, muero
Y resucito
Amando otra vez
Puedo amar y ser amado
Aún con las manos vacías
Ellos se esconden tras las persianas.
Pasan de un lado a otro,
buscan como verme más.
Entonces las linternas,
que alumbran todo,
Menos lo que se ve, lo que veo.
Dibujan paisajes de luz sobre mi cuerpo.
Piensan que ven y no entran.
Yo igual los espero preparado,
Agazapado en el mejor rincón,
asustado e inmóvil.
Empiezo a transpirar
y el corazón que se me escapa,
Porque cuando lo busco ya no está
Y no puedo buscarlo porque se que me vigilan.
Jesús Sartor
Taller literario de Arte en Batan unidad 15
[email protected]
Coordina: Osvaldo Pampín
[email protected]
Daniel Longo
Taller literario de Arte en Batan unidad 15
[email protected]
Ellos están siempre en la noche.
Apenas si se corren
Cuando la pastilla me trae los recuerdos buenos
Que los alejan asustados.
Entonces, con la primera luz,
Descanso en paz
y puedo dormirme
Tanto, que olvido que estoy despierto,
esperando la oscuridad,
Para buscar otra vez los ojos que me acechan.
Por hoy, estoy intacto
y sigo adelante,
Otro día sin sangre y sin inocencia.
Reanudando caminos
de acá abajo o en lo alto.
Las puertas siguen cerradas
y sigo viendo sin ver.
Sigo soñando este sueño
que pasa tan rápido
Que aún no sé si es mi vida o mi muerte
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LOS DI-AMANTES NO SON ETERNOS
Los di-amantes no son eternos.
Los bi-amantes no son eternos.
Los amantes son eternos?
Di.
Los amantes no son eternos
Eternos los amantes no son.
Los eternos amantes son no.
Los eternos amantes no son.
Los no son eternos amantes
eternos amantes son los no.
Amantes eternos no son los
los eternos no son amantes
Son los no amantes eternos
Los no son amantes eternos,
Los amantes son no eternos.
Eternos son los no amantes.
No los eternos amantes son
Eternos no son los amantes.
Los no amantes eternos son.
Los amantes no,
los eternos son.
Los amantes son eternos?
¡Di!
CAMBIO
Nadie más podrá ver palabras verdaderas,
son islas en deseo insaciable.
Quiero recuperar el cetro perdido
pero en otra mesa, sin asfixiarme esta vez.
Una divina gracia dibuja en el espejo al hombre
que tiembla, andrajos de carne. Hay una finitud
que ríe muda y ciega, pero transmite qué tanto dolor
cierra los ojos.
Ya conoces los bordes en sombras,
es hora de agigantar al sol y poner al cuerpo su alma;
para eso estás, risa natural y fácil,
para secar mis lágrimas, para romper de cuajo el ayer
y construir,
custodiados por ángeles celestes
oír sólo el tañir de las campanas.
El pasado es solo eso, las manecillas del reloj
siguen girando, y ahí está el secreto.
con nuestro lenguaje esperántico
siento venir el oro del alba,
preparo mi corazón para oír las trompetas.
Los envidiosos, los arteros, los miserables, allá ellos,
la soledad será su río. En la escalera del tiempo
no es importante quién la aborda
sino quien se queda en el último peldaño.
Andrés Roldán
Carlos Muro
(Mar del Plata)
[email protected]
(Capital Federal)
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Relatos y cuentos
JAMÁS TE QUITES LA VENDA
Está acostada en la cama. Tiene los ojos vendados, el tallo de una flor que ella cree que es un rosa,
apretado entre los dientes y su cuerpo desnudo que palpita por lo que vendrá. Supone que a su derecha
hay una ventana que le traduce el sentir de ciertas ciudades que se extienden afuera. Tiene las manos
crispadas sobre el cobertor: puede quitarse la venda pero no lo hace, jamás se atreve.
Sabe que él ha llegado porque oye como una puerta se abre y se cierra y porque enseguida presiente que
se quita la ropa. Luego lo percibe a su lado; entonces, ella deja que la flor caiga sobre su pecho y se pasa
la lengua por los labios y su cadera comienza a contornearse reclamando atención. Pero él se toma su
tiempo. Le murmura palabras inconfesables en el oído, la besa apenas, la acaricia recorriéndole la piel en
un éxtasis difícil de controlar; la roza, la enaltece y la adora hasta que el deseo de ella se vuelve insoportable: lo siente encima y minutos más tarde adentro y siempre termina agradeciéndole a la vida por haber
nacido. Van los dos galopando, trazando la ruta por la cual van a desembocar en la catarata, en la explosión de los sentidos, y luego el derrumbe y enseguida la quietud.
El descanso es breve. Tal la costumbre, él se levanta y se viste. La besa antes de irse y le recuerda:
— Jamás te quites la venda.
Apenas llegada a la confusión de la adolescencia, el ritual de aquella imagen se instaló en las noches
turbulentas de su despertar sexual y ya nunca la abandonó. Siempre la misma escena, la llegada del
hombre aquel sin rostro, la pasión desencadenada, la venda, la flor y la advertencia. Era una imagen tan
real que en un primer momento se asustó; pero después el placer pudo más porque la fidelidad era tan
conmovedora que supo que nada malo podía pasarle.
El único cambio que se produjo a lo largo de los años fueron los ruidos que llegaban a través de la
ventana y el olor del cuerpo de su hombre. Hubo veces que oyó motores de autos y de aviones; en otras
ocasiones parecía que algo la había transportado hasta un tiempo impreciso donde las voces eran incomprensibles y el palpitar de la ciudad un tranquilo discurrir de los días. Y su hombre a veces, parecía llegar
de trabajar en el campo pero a la vez siguiente su piel despedía olor a hombre y en el otro encuentro era
un aroma a perfume caro y moderno.
De todas maneras, nada de eso la preocupaba, solo eran inexpresivas inquietudes en el reposo de la
satisfacción inaudita.
Pero también por esta ceremonia, sufrió: le llevo años compatibilizar aquello que ocurría en algún lugar
con su vida de mujer. Los primeros hombres los soportó con los ojos cerrados y con engaños. Después
encontró la solución: traía a este lado, momentos, sensaciones, del último encuentro en el otro lado, en la
otra habitación donde ella esperaba a su hombre con los ojos vendados, el tallo de la flor entre los dientes
y la piel desesperada, anhelante.
Entonces, pudo enamorarse, casarse y todas esas cosas. Pudo sobreponerse a la absurda idea de la infidelidad, de los cargos de conciencia no por el hombre que compartiría quizás hasta la muerte su cama, sino
por el otro, por el que no conocía.
Pero hubo un día en las cosas cambiaron. Había acostado a su hijo, se había lavado los dientes y cepillado
el pelo y se había colocado la breve remera que usaba para dormir. Era una noche más de un día cualquiera de semana.
Su esposo estaba ya acostado y luego de apagar la luz la buscó con entusiasmo. Ella se entregó mientras
escuchaba la tormenta que azotaba la noche y de a poco fue preparándose para rescatar los recuerdos de
su otro hombre, del que la hacía verdaderamente feliz.
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Tal vez sucedió que los tiempos se trastocaron o que coincidieron. No se sabe. Lo cierto es que apenas
cerró los ojos, ella se dio cuenta que algo no andaba bien. Porque no hubo ni invocaciones ni evocaciones. Ella se había ido, estaba otra vez en la pieza de siempre, desnuda, con los ojos vendados y la flor y
su hombre que estaba entrando y que comenzaba a sacarse la ropa. Pero esta vez había cierta angustia
flotando en el ambiente: por la ventana abierta llegaban gritos desgarradores, disparos, voces de gente
que ordenaba, otras que suplicaban. Para ella solo fue un detalle inusual porque su hombre repitió el
ritual de siempre y la amó mejor que nunca. Sin embargo, cuando él comenzó a vestirse, ella sintió que el
desasosiego, la inquietud, le ordenaban que hiciera algo, pero no sabía que. Sintió que su hombre se
agachaba y le decía:
—Jamás te quites la venda.
Pero la última palabra de la orden se perdió detrás del una ráfaga de disparos que barrieron la habitación
y perforaron sin piedad las paredes. Ella no se asustó; con tranquilidad se quitó la venda y se incorporó en
la cama. En la ventana su hombre se disponía a saltar hacia la calle. Allí también había comenzado a
llover y un relámpago le iluminó el rostro por una fracción de segundo: ella vio, o creyó ver un gesto de
reprobación en la mirada, antes que su hombre saltara hacia la calle y desapareciera para siempre jamás.
Ella quiso ir tras él pero la detuvo una ventana que se abrió de pronto, una noche fugazmente iluminada,
los truenos y un viento impetuoso que tiró un velador al suelo. Su esposo salió de encima de ella maldiciendo a la noche, y no se sorprendió por los repetidos gritos de ella diciendo que por favor no la
abandonase, que ella lo único que deseaba era estar con él, que quería más y más.
Al otro día, echó a andar por el mundo. Dejó esposo, hijo y seguridades, pero no concibió otra alternativa
de vida que salir al encuentro de su hombre. No tenía foto alguna, salvo la imagen de él a punto de saltar
por la ventana. Recorrió ciudades y pueblos; también se detuvo en esquinas para ver si pasaba por allí.
Por supuesto que no lo encontró. Murió vieja y sola en un hospital público poco después que la imagen
de un hombre que ya no se acordaba quien era, se desvaneciera para siempre entre las brumas del olvido.
Marcelo Brignole <[email protected]>
De Antología de Cuentos Eróticos, Karma Sensual, 2007, España
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BLIND MIND
El hombre bajó corriendo las escaleras, arrojó los cuchillos y demás herramientas que había utilizado
para desmembrar a su víctima, una mujer de aproximadamente treinta años, yacía desarticulada, metida
en varias bolsas, él se disponía a salir a la calle. Para escapar y consumar su acto barbárico debía deshacerse de esos bultos y aquella era una hora apropiada
— aun no hay nadie en la calle y todavía no amanece, —pensó
la rapidez con que la había seccionado fue asombrosa, la precisión de sus cortes también, lo había hecho
sin inmutarse, sin arrepentimiento, como si todo estuviera premeditado, había matado, lo sabía pero
nada de eso lo perturbó, solo quería salir lo más rápido de ahí, recordó el nombre de ella, su rostro
sonriendo unas horas antes, había sido buena con él, tuvieron sexo, también lo recordaba, no quiso traer
a la mente sus gritos, pero fue demasiado tarde ,las suplicas y quejidos empezaron a retumbar en sus
oídos, los alaridos se mezclaron con imágenes donde él se veía asestando golpes y puñaladas
—todavía estaba viva —recordó nuevamente,
supo en ese momento que sus manos tuvieron que acabar con aquella frágil criatura
—no moría—
la estranguló, hasta el final luchó por seguir viviendo, hasta el último aliento, aun después de muerta se
estremecía.
Miró alrededor, por un instante se olvidó de todo, de lo que estaba haciendo allí, tuvo la extraña sensación de no ser quien era, eso lo alivió, se puso de pie, se miró las manos , le temblaban todavía, auscultó
las bolsas, algo de lo que parecían extremidades se escapaba de ellas; tenía que salir de ahí pero se sentía
aletargado, como si el tiempo se hubiera detenido, no escuchaba sonido alguno, no podía pensar, miró
por la ventana, la calle estaba vacía, apenas si se lograba ver allá afuera, regresó por las bolsas pero algo
lo detuvo, un pequeño cuadro que colgaba de la puerta que daba a la calle, “el Juicio Final de Miguel
Ángel”, lo miró por algunos segundos, se acercó para distinguir sus detalles, le llamó la atención los
rostros de las personas que se apostaban a la derecha del cuadro, mezcla de pánico y arrepentimiento,
eran seres suspendidos en el aire, otros cayendo a una especie de inframundo, se veían como si pidieran
a gritos perdón, como si supieran que estaban siendo condenadas. Al centro de la pintura observó una
figura de mayor tamaño, una especie de juez con el brazo derecho en alto, como impartiendo justicia,
observando hacia abajo sin misericordia a los seres que trataban de huir a la izquierda de aquel dantesco
infierno, debajo suyo otro hombre llevando en la mano izquierda lo que parecía su propia piel, en alusión
a su muerte, tuvo miedo y arrojó el cuadrito al piso con toda sus fuerzas, fue a lavarse las temblorosas
manos manchadas de sangre de la mujer , el alma es lo que hubiera querido lavarse en ese momento, pero
no dejaba de imaginarse a él mismo descendiendo por la derecha del cuadro con todos esos cuerpos que
parecían flotar en el espacio, víctimas de alguna especie de castigo divino, todos apretujados como los
restos de la mujer en las bolsas
—al infierno se va por la derecha, —murmuró
fueron las primeras palabras que articulaba durante horas, la imagen de la gente descendiendo a la
derecha no lo dejaba en paz así que corrió para volver a ver el dibujo, esta vez su vista se fijó en la gente
que estaba apostada a la izquierda
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—están subiendo— dijo tratando de tranquilizarse y de justificar los actos de su vida, distinguió en el
centro a un grupo de seres alados que despertaban a los muertos con sus afiladas trompetas
—están saliendo del sepulcro—
—es un circulo natural — pensó,
—ascienden por la izquierda y descienden por la derecha—
volvió para ver las bolsas, un charco de sangre se asomaba debajo de ellas, el hedor que se desprendían
desde adentro comenzó a impacientarlo
—la carne se descompone rápido —dijo recordando los cuerpos etéreos que se dejaban caer en el
extremo derecho del dibujo…
El día ya estaba ganando las calles, así que cogió las bolsas y los cuchillos los guardó en sus bolsillos,
hizo el ademán de abrir la puerta pero recordó la pintura, dio media vuelta y la recogió
del suelo, le sacó los trozos de vidrio que habían quedado adheridos al papel, lo dobló, y salió resuelto;
había algo que no entendía
—por qué había matado—
trató de recordar otra vez el suceso, pero la claridad del día se lo impidió, ahora caminaba expuesto a los
ojos de la gente, reía como un loco, loco estaba y ya nada le importó, quería volver a matar, hombre,
mujer, niño, torturarlos, seccionar sus extremidades. Se sintió poderoso, indestructible, recordó la figura
que tenía entre sus manos, la extendió con la certeza de saber que esta vez nada lo intimidaría, miró largo
rato la parte inferior derecha del dibujo mientras caminaba, seres alejándose sobre una precaria barca,
sus horrorizados rostros no hacían más que confirmar el fantasmal destino que les tocaría sufrir a sus
tripulantes, creyó escuchar los plañideros gritos de terror desde el papel; pudo entender de golpe,
como una revelación, que las ánimas no estaban siguiendo un círculo, no era el tránsito que imaginaba de
la vida hacia la muerte, sino mas bien una visión apocalíptica del juicio final, una horrenda representación de la comparecencia de millones de almas ante la segunda venida de cristo, tuvo miedo y arrojó la
imagen dentro uno de los bolsos donde se encontraban la cabeza y las piernas de la mujer, al ver la
mezcla de huesos sangre y músculos desgarrados recordó a las ánimas sufriendo a la derecha del papel,
sus ojos se encontraron con los de ella, una extraña mueca dibujó su rostro, caminó raudo presa del
espanto, intentando perderse en el bullicio y la multitud que lentamente ocupaban la avenida, aparentando ser un hombre común dentro de una ciudad de locos….
Raúl Ignacio Heraud Alcazar
(PERÚ)
[email protected]
http://blog.iespana.es/raulheraud
http://raulheraud.blogspot.com
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Alguien ha muerto en Utopía
… y un grito de júbilo rasgó la sofocante tarde. Alguien que no pudo distinguir salió corriendo de la
choza del enfermo agitando los brazos como un pájaro; reía y llamaba a los demás con ademanes apremiantes.
Poco a poco los moradores se fueron congregando. Algunos traían verduras, otros pollos y lechones,
aquellos cántaros de vino y agua. Sonaba alegre el ritmo de acompasados tambores y hasta había quienes
soltaban al aire dulces y armoniosos cánticos de los antepasados.
La fiesta había comenzado ya cuando aparecieron los familiares del campo, y el gozo fue aún mayor al
ver entre estos a dos de los hijos del difunto que intercambiaban felices saludos con parientes y pobladores.
Y en sus rostros emocionados Rafael no pudo apreciar rastro alguno de angustia o melancolía. Más aún,
nunca había visto a ser humano más satisfecho y radiante, ni almas tan luminosas como aquellas.
La tarde dio paso a la noche en una agonía tibia y naranja.
Los cánticos cesaron, acallaron los tambores. La isla enmudeció.
Algunos entraron a la choza y cargaron el cadáver en una parihuela hecha de caña. Detrás de ellos la
familia, luego el pueblo todo en reverente gesto.
Diego Orcoyen - (Capital Federal)
Silencio de palmeras.
<[email protected]>
Oscura oscuridad salpicada en fulgentes claridades.
Noche de antiguos espíritus.
Rafael siguió al cortejo de cerca. El paso era lento, solemne, silente, respetuoso. Y si bien nadie sonreía
ya, aquellos corazones se encaminaban serenos por el angosto sendero que conducía a las blancas playas
del oriente. La noche era tibia y quieta, aunque al acercarse cada vez más a la costa Rafael podía sentir la
fresca brisa del mar repleta de sal.
Pudo verlos realmente cuando el retraso de unos cincuenta metros le dio la reveladora perspectiva de la
lejanía; familias aquí y allá, niños, ancianos, jóvenes y adultos con sus torsos desnudos deslizándose con
parsimonia entre un mundo de palmeras y arbustos; y en sus manos antorchas; y entre ellos un cadáver;
y luego eran tan sólo diminutas luces moviéndose en una perdida isla oculta de mar, un trozo de tierra
salpicado de milenarias olas transparentes… Se comprendió lejano, se supo feliz… con más fuerza, más
joven, casi un niño, leyó en su alma más claramente… noche, mar, arenas blancas… Miles de kilómetros
lo separaban de los suyos y aún así aquella aparente sensación de desamparo lo engrandecía, lo hacía
único…
El cuerpo había sido puesto sobre una balsa construida con troncos y junco. Primero los niños, luego las
mujeres y ancianos acercaban hasta la balsa flores rojas y celestes… Algunos entonaban susurrantes
melodías, otros elevaban plegarias al cielo o al mar, los más permanecían en silencio mirando la balsa.
Se colocaron cuatro antorchas amarradas a los extremos de la embarcación y se la llevó hasta la orilla.
Demoraron apenas instantes de miradas y labios de invocaciones, de brazos de cielo y corazones de
mar…
Recias manos aferradas al tronco la despidieron en leve impulso y la balsa ya se alejaba adormecida en
el arrullo del océano hacia la profundidad de la noche…
Entonces guardaban ya todo expectante y respetuoso silencio.
Y cuando la balsa fue tan sólo un punto en lontananza, cuando la embarcación se hizo toda de noche y
mar, el extraño cortejo se alejó perdiéndose entre la selva.
Rafael los vio alejarse en silencio y tranquilidad. Caminó unos pasos. Sus pies se hicieron de agua. Quiso
sentarse sobre una piedra pero no lo hizo. Allí se quedó, sólo él, con sus ojos llenos de océano mirando
las funámbulas luminarias del firmamento infinito encendiéndose en blancos y plateados de imposible
color. Sólo él ante la inmensidad incomprensible, tan sólo un punto saboreando el absoluto, un alma
desnuda de tiempo ante el reflejo sin mácula del eterno Hacedor…
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La palabra
Trabajo en un negocio de informática, en las oficinas. Soy excesivamente tímido, y el trabajo de cara al
público no me favorecía precisamente. Me esforzaba, claro, y salía del paso lo mejor que podía. Sin
embargo, ya pasados los treinta años, mi vida aparecía no ya como algo cultivable, que había que cuidar
y hacer crecer, sino como un campo fructificado en su plenitud, para mal o para bien. Y yo, no podía
evitarlo, pensaba que el asunto era para mal.
Empecé a pensar cosas sobre mi pasado, sobre mi niñez, mi adolescencia. Antes de estudiar Empresariales, me gustaba mucho leer. En los años tormentosos de la adolescencia, cuando me veía en dificultades
con la gente, en esa incapacidad de la expresión, me refugiaba en los libros. Y pensando en este pasado,
por las mañanas, bien temprano y antes de ir al trabajo, me asaltaban en el entresueño palabras.
Palabras, palabras y palabras.
Frases inconexas, cuyo significado no alcanzaba a entender. Pero este hecho me dejaba pensando el resto
del día. Había algo en ello, había algo escondido en estos sueños. Y un día, recordando la enciclopedia
que me había regalado mi padre cuando niño, escribí en el escritorio de mi despacho, viendo todavía la
foto enciclopédica de las ruinas del Partenón: Grecia.
Lo escribí con una letra que yo me desconocía: suelta, calmada, casi estética. Y, por demás, sentí algo
físico; sentí que todo mi ser salía de mi mente y se estampaba en el papel.
Ahí, me di cuenta, estaba yo. Ahí estaban las palabras, palabras y palabras.
A medida que pasaba el tiempo, cada vez llenaba más y más papeles con palabras sueltas, y los sueños
inconexos fueron remitiendo; como si el mundo onírico, en virtud de mi búsqueda, fuera trasladándose a
la realidad.
Escribir las palabras me gustaba cada vez más, y sentía un gozo y un placer, lo he dicho, corporal. Como
el amor o el sexo. La sangre fluía tranquilamente por mis venas, ante las tensiones de la oficina.
Como soy soltero, y por ende tengo ahorros, no me costó mucho tomarme unas vacaciones; la excusa que
di ante mis superiores fue tan ridícula que de inmediato caí en la cuenta de que me había puesto al borde
del despido.
No me importó.
Entonces empecé a irme por los bares, por los piringundines de Buenos Aires y las afueras; y en las
servilletas, o en papeles ajados que yo traía para mis excéntricos propósitos, escribía mis palabras. Y del
goce, del placer, pasé a una ambición más espiritual, intangible, psicológica: deseaba ser feliz, porque,
me di cuenta de ello, nunca lo había sido.
Tuve que decirme para mis adentros: en el mundo ha de haber alguna palabra que puede hacer feliz a un
hombre, así como para el matemático existe el número mágico de la fórmula.
Dominado por este pensamiento, mis siguientes días transcurrieron en un afán especulativo, entusiasta e
indomable. Cualquiera podría pensar que yo había perdido mi centro y la razón, y tal vez sea ello cierto.
Pero a mí me encantaba y me colmaba mi falta de sensatez. Yo era dichoso con esa especie de bohemia
verbal que me había asaltado. Sentía, en los bares, en los diversos lugares donde escondía más o menos
a mi inquisición, que el resto del universo estaba compuesto de pobres tipos; diablos que no tenían más
diversión que la obtención del dinero, mientras que yo, anteriormente férreo materialista, ahora me veía
abocado a una búsqueda espiritual, y, según iba viendo, por demás exitosa.
Pero la palabra, sin embargo, no terminaba de dar conmigo.
Probé, pues, con cosas relacionadas con la primera que se me había revelado: mármol, Partenón, helenos,
filosofía, Aristóteles… Luego, más pragmático, en cosas tendentes al orden del placer físico: sexo, mujeres, cuerpos, erotismo… Finalmente, en conceptos abstractos y muy enaltecedores, pero también más
alejados y ajenos a mis sentimientos verdaderos: paz, alegría, bondad, filantropía, amor…
Al paso de los días, llegando al primer mes de mi extraña, de mi esotérica búsqueda, me di cuenta de que
no alcanzaba a llegar con la palabra exacta, dichosa y feliz. Pero una noche, estando en el café de una
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estación de servicio, y habiendo ya sacado mi hoja en blanco, pensando en qué palabra probar y profesar
esa noche, llegó un grupo de adolescentes a sentarse en una de las mesas vecinas, con gaseosas y jugos.
Entonces me concentré en ellos; me distraje, así, un poco de mi asunto.
Eran casi convencionalmente jocosos. Tenían, también para no ser menos evidentes, la vida por delante.
Eran lugares comunes que me inspiraban esos muchachos, pero la cosa no resultaba por ello menos
cierta. Bromeaban, se querían, se enojaban...
Vivían.
Como yo, cuando tenía su edad, cuando no era capaz de expresar mi dicha.
Cuando tampoco tenía La Palabra.
Y ahí fue cuando terminé mi búsqueda. Bueno, creo que hay gente capaz de escribir en una hoja en
blanco algo de la filosofía de Nietzsche o las ideas de Marx o la fórmula de la bomba de Hiroshima. En
cuanto a la palabra que pueda hacer feliz a un hombre, yo siempre tengo a la vista esa hoja en blanco:
como ese mito de la Torre de Babel que confundió a la soberbia de los hombres…
Daniel Gómez
(Gijón. ESPAÑA) - [email protected]
Era una mujer
Era una mujer que eclipsaba con sus embrujos a los hombres propios, a los ajenos y a los indocumentados
también. Los conquistaba sin disimulo pero sin conciencia, los trastornaba, les hacía perder el orgullo, la
razón y un par de prejuicios y luego se alejaba despacio, más despacio de lo que ella desearía pero tanto
como ellos se lo permitían.
Era ocurrente hasta límites no conocidos. Poseía ese extraño don de saber reírse de ella misma tanto
como de los que la rodeaban. Más de una vez, uno se encontraba riéndose solo de algunas de sus ocurrencias y ese era uno de sus mayores hechizos, de cada diez pensamientos que llevaban su nombre, nueve te
acercaban una sonrisa.
Cuando decidía abrirte su refugio que tenía forma de cajita de música, encontraba la forma de llenarte el
alma con sus cafés con leche, sus acolchados esponjosos como bizcochuelos y sus comidas improvisadas. Muchas veces su mundo interior era tan intenso que parecía distante, lejana, aun más cuando hablaba
por teléfono, esas veces que su voz ronca parecía llegar desde una dimensión desconocida; en esas ocasiones siempre se la podía encontrar o semidormida, o con un pie en el umbral de su casa o sumamente
ocupada elaborando algún deseo con arcilla.
Carecía de sutilezas a la hora de cantarte las verdades, por más que lo intentara, no encontraba forma de
disimular que estaba muy segura de cada una de sus opiniones. Tan segura como se la veía andando por
la vida en sus eternas Converse blancas. Quizás tanto empeño por curar almas vírgenes habían logrado
endurecerla ante las cuestiones de la vida que afectaban a los que si suponía debían saber defenderse por
sí mismos.
Me descubrí en varias oportunidades intentando construir una imagen de ese territorio desconocido que
es el universo laboral del otro, y siempre la veía rodeada de niños jugando como uno más de ellos, costaba imaginársela impartiendo orden o poniendo límites; esos mismos chicos especiales que tan bien la definían en su profesión como una maestra “especial”. Como siempre existen excepciones a las máximas y
en este caso el hábito sí hacía al monje, aunque el hábito tuviera un delantal azul y escocés, alitas de mariposa, una falda rosa de tul y una coronita de estrellas.
Maria Inés Freijo - <[email protected]>
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DOSSIER ESPECIAL
VENEZUELA
BLANDOS CIELOS MERIDEÑOS
Corresponsal en Venezuela R. Irribarren
A los 54 años, nunca había salido de mi provincia
natal: Buenos Aires, ubicada al oeste de la República Argentina. A esa edad ostentaba tres separaciones, un estrés crónico en su faz aguda y una situación de opresión económica y laboral. Fue entonces cuando decidí trasladarme a Venezuela, así,
súbitamente como un relámpago en medio de un
cielo límpido. En algún momento aprendí que cuando la vida declina, necesita de un buen empujón.
Me había desempeñado durante treinta años en el
Tribunal de Menores de la ciudad de Mar del Plata: violaciones, abusos, de niños, situaciones
aberrantes; informante científico del juez, consejero de las acciones a tomar... Todo encuadrado en
un sistema perverso donde la miseria y la iniquidad aumentaban con el paso del tiempo. Escribir
fue siempre mi territorio: el lugar donde el sol salía límpido en medio de la negrura que me rodeaba.
Decidí viajar atraído por una mujer (El eterno femenino, mis amigos; cuando analicéis las locuras
de un hombre... cherchez la femme) y mi resolución produjo una especie de huracán. Días antes
de mi partida, una amiga me reprochaba destilando rabia: ¡Te vas por una vagina...! y yo alegaba
que no era sólo un jugoso y ondeante genital femenino, sino la realización de un proyecto vital... pero
mi amiga no se convencía y luego de varios sorbos
furiosos a su mate, repetía: ¡No es otra cosa que
una vagina! ¡Dejás todo por una vagina...!. Esa
actitud definía el clima emocional que me rodeaba
antes del gran alejamiento.
Mientras volaba en el largo viaje de avión, recordé
el texto de mi amigo, el excelente escritor y periodista Javier Maskin (fallecido, en noviembre de
2003): En las escuelas explican que un río es el
límite separa un país del otro, pero quienes viven
en las riberas, enseñan a sus hijos que el río los
une. No llegaba a un país extraño; siempre había
creído que los Americanos del Sur pertenecemos a
una gran nación que es el continente. Ahora lo comprobaba
Invitado en principio por la Universidad de Los
Andes a dar una conferencia sobre Literatura e
Internet, me quedé en la hermosa Mérida: yo la
conocía desde hacía diez años, por mis vínculos a
través de la red; hasta estaba informado sobre detalles de la picaresca doméstica: en la zona conocida como Los Chorros de Milla, hay una plaza en la
cual se encuentran cuatro enormes esferas de piedra. En el centro de las mismas, sobre una tarima,
campea la estatua de Sucre, el lugarteniente de
Bolívar: Siguiendo la moda del siglo XIX entre los
militares, el héroe muestra un apretado pantalón
que deja ver el bulto en su entrepierna. Es así que
el ingenio popular bautizó al lugar La plaza de las
seis bolas, contabilizando las cuatro mencionadas...
y las de la estatua. Hay quienes dicen que si Sucre
hubiera estado en su cabalgadura, se habría llamado La Plaza de las ocho bolas... Curiosamente, muy
cerca de ese lugar resido en la actualidad.
La Mérida venezolana está rodeada por montañas:
Tulio Febres Cordero, genial escritor merideño del
siglo XIX, las describe como Las Cinco Águilas
Blancas, y de hecho hay una escultura conmemorativa de las mismas en una de las entradas a la
ciudad. Las enormes moles de las sierras, forman
un estrecho y monumental cinturón. La ciencia
médica aconseja a los habitantes que una vez al
año tomen vacaciones en lugares alejados; de preferencia en la llanura o a orillas del mar, para evitar la sensación de Encierro Cósmico. Sin embargo, las sierras me brindaron (y me brindan) una
intensa sensación de seguridad, como si me rodeara un escudo cálido y protector.
Los hechos se precipitaron durante los primeros
meses de mi estadía: por un lado, en Argentina, al
cumplirse el plazo de mi licencia y no presentarme, envié una renuncia que se perdió en las entretelas de la burocracia, y, siguiendo la ley de causa
y efecto, me botaron del trabajo. Simultáneamente
tomé conocimiento de la parábola de la vaca que
circula por estos sitios: Un maestro y un discípulo
que transitaban por un camino, tropezaron de pronto
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con una familia muy pobre, rozando lo miserable.
Pidieron permiso, entraron a la casa e indagaron
sobre los medios de vida de la gente. El jefe contestó que disponían de una vaca que les brindaba
leche, alimentos básicos y les permitía sobrevivir.
Al salir, ambos se encontraron con la vaca. Estaban solos, y el maestro ordenó con energía al discípulo que arrojara el animal a un precipicio. Luego
de protestas y en medio de un gran remordimiento,
el joven obedeció. Con los años, el discípulo convertido en monje budista, volvió al lugar y descubrió una rica casa y una hermosa familia. Al presentarse, advirtió que eran los mismos que había
conocido con su maestro. Al indagarlos nuevamente
sobre sus medios de vida, contestaron disponíamos
de una vaca que un día desapareció y entonces
tuvimos que recurrir a nuestro ingenio para vivir.
Como usted verá, nos fue muy bien...
En resumen: yo acababa de arrojar mi vaca al precipicio
Poco después se produjo una importante crisis con
mi pareja; me alejé intempestivamente de su casa,
y me encontré en las calles soleadas de Mérida, sin
trabajo y sin vivienda. Algunos escritores amigos
que conociera a mi llegada, me ayudaron generosamente. Entonces entendí en carne propia el sentido profundo de una de las tantas leyendas
merideñas: En las sierras que se ven al sur, se percibe la silueta de un guerrero indio acostado, en
posición de reposo: del mismo modo, hacia el norte, se advierte una figura femenina en la misma
postura. Se dice que son dos amantes dormidos, y
cuando despierten y decidan marchar el uno hacia
el otro, Mérida desaparecerá por el tremendo temblor de tierra derivado del encuentro amoroso y
apocalíptico. Aquellos días, noche tras noche, ambos aborígenes morenos, desnudos, caminaban en
mis sueños y yo despertaba traspirando mientras
ellos se disolvían en uno de sus orgasmos rocosos
y oníricos con sabor a tierra.
Conocí entonces a Nilda, una de mis grandes amigas. Dueña de un restaurante, me acogió a fin de
realizar diversas tareas que iban desde lavar la vajilla hasta preparar platos locales. Aprendí a pelar
el guanábano, la parchita, la guayaba y otras frutas
tropicales que son desconocidas en Argentina. También me introdujo en los misterios de la mítica arepa
sobre la que había escuchado hablar mucho en mi
patria.
Nilda, la Guerrera de las carnes (Así es conocida
en la ciudad de Barquisimeto donde fue dueña de
un importante frigorífico), mujer firme ante todo y
siempre en actitud marcial; fue por eso que un día
en que el restaurante estaba atestado, me asombró
encontrarla llorando.
—¿Qué te ocurre, Nilda?
—Se acabó la ensalada y vienen más clientes...
Con una actitud de cierta ligereza adolescente que
me acompañaba en esos días, me quité el mandil e
improvisé un poema que leí frente a los sorprendidos comensales. Al terminar, discutieron entre ellos,
algunos me aplaudieron y tuve que improvisar otro.
En tanto, Nilda y sus ayudantes preparaban abundante ensalada y los clientes no advertían el retraso.
A partir de allí, el lugar se destacó por el servicio
de poesía por encargo: poemas de amor la mayoría: a la madre, al padre, a la familia...Descubrí que
el estómago y la lírica unen a los pueblos. Como
dice Rodin: entre el arte y la vida, escojo la vida,
pero si ambos pueden trabajar en colaboración, es
lo ideal.
Nada de esto se entiende sin el particular aroma de
Mérida; sin esa hermosa niebla que baja desde las
cumbres nevadas; sin el frío cortante del Páramo,
situado a una hora de la ciudad. Andrés Bello, poeta del Siglo XIX escribió un hermoso poema: La
loca Luz Caraballo, que se refiere a una pobre
mujer, residente del páramo, que perdió a todos
sus hijos y enloqueció. Esta figura tiene un colosal
monumento en la zona de Apartaderos; allí, por una
cifra módica, cantidad de niños ofrecen recitar los
versos ya clásicos en la zona.
Tampoco se entiende esta travesía sin la música:
hermosísimas melodías venezolanas de María Teresa Chacín, Gualberto Ibarreto; Reynaldo Armas...
En fin: acordemos que las historias no terminan,
pero en algún momento hay que ponerle algo que
se parezca a un fin. En mi caso, como en Argentina
me había formado en Medicina Tradicional China,
recurrí a un centro de Terapias Alternativas. Allí
fui recibido por una hermosa colombiana que luego sería mi esposa.
Uno de los lugares cercanos a la ciudad es el Parque Nacional Sierra Nevada, en especial la zona
de Lamucuy, donde uno puede escoger su propio
paraíso; en mi caso solemos ir con mi compañera a
esa zona y en uno de los altos del río nos bañamos
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desnudos en las frías aguas que bajan de la sierra
Vine a Venezuela buscando paz: durante largos años
fui el personaje de una novela llena de zozobras, y
cuando esto empezó dejé de escribir narrativa: nadie puede ser creador y personaje a la vez. Erich
María Remarke, el autor de Sin novedad en el frente, cuenta que luego de la guerra, cuya experiencia
terrible lo llevó a escribir esa obra genial, tuvo que
recuperarse de una Psicosis en una clínica cuyos
jardines estaban llenos de mariposas. Ese fue el
marco para componer la cruda novela que lo haría
famoso. Un periodista le preguntó: ¿Qué escribía
cuando estaba en el frente? y el escritor contestó:
Bajo la metralla, escribía poemas sobre las mari-
posas...
¿Qué más puedo decir? El camino hacia la felicidad pasa entre otras cosas por quitarse de encima
todos los fardos que la sociedad ha acumulado y
lograr la libertad plena: ese vértigo jubiloso de
unirse al mundo sin ataduras, ese gozar de las pequeñas cosas con el espíritu de recién nacidos sin
importar cuál sea nuestra edad.
Ricardo Iribarren
(Gocho Versolari)
Mérida, 3 de enero de 2005
[email protected]
DON RODRIGO MARTÍNEZ ANDRADE
Nace en Caracas - 1977 y vive en la Ciudad de los
Caballeros hasta hoy. Es un personaje merideño de
inspiración trans-contextual, que ha sembrado sus
experiencias e inspiraciones de caminante cre-activo en España, Finlandia, Suecia y Estados Unidos. Estudió en Barcelona – España como becario
de la Fundación Carolina, dos maestrías, una en
Gerencia del Ocio y otra en Gerencia Empresarial; es Especialista en Gestión, Diplomado en
Creatividad y Liderazgo, Licenciado en Administración y T.S.U en Turismo.
Don Rodrigo es poeta y ha participado en varias
revistas e instituciones como Solar, Aleph, La H
parlante, el Diario Frontera y la Sociedad de Escritores de Mérida entre otras; publicó con Ediciones Parayma, su primer poemario “Quibario”
en el 2001; en el área de Estética ha realizado ensayos sobre Estética y Erotismo: “La Vulva como
Metáfora” y “La Masturbación como una Experien-
cia Estética… Hermenéutica del Sujeto para el
Cuidado de sí”. Ahora espera su segunda publicación “Dalíndromos”, un poemario de 113 meta-poemas, como un estudio de inspiración surrealista
creado en torno a sus reflexiones poli-versales de
la vida, obra y pensamiento de Salvador Dalí. Don
es un personaje ecléctico, emprendedor y polifacético, conocido como orador, investigador, facilitador y motivador en las áreas de Creatividad,
Liderazgo, Gerencia, Turismo y Autoconocimiento.
Actualmente Don Rodrigo se desempeña como
Facilitador e Investigador del Diplomado Internacional en Creatividad y Liderazgo. Actualmente
realiza estudios doctorales en paralelo en el Doctorado de Filosofía de la Universidad de Los Andes y en el Doctorado en Educación de Universidad Interamericana de Educación a Distancia de
Panamá, de la cual es becario.
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La Avispa Nº 37 - Mar del Plata - Argentina
EROS Y TANATOS
Auscultándote
Te oigo vida y se mezcla mi cuerpo con tu ruido. Despeino mi sombra que se ríe de ti. Mezclaste tus ecos
con el miedo y brotas del baúl de mis labios de donde cuelgas. Tus flores no se marchitan. Hoy tampoco
llueves.
Te oigo vida y no me encuentro. Vamos justo al esqueleto. Antes oí la muerte, me conducía hacia ti en
busca de pieles. Para qué el camino sin desgastar mis huellas. Siento y presiento, no hay otra. Sólo el
transcurrir entremezclado.
Tanacidio
Hace un siglo sepultaron a la muerte, se había cansado de morir, se enterró viva… su urna era de acero
con cuatro cerrojos. El tiempo dejó de transcurrir, pues sin la muerte andando, se perdió el sentido.
Millones de hiperviejos pudren las ciudades, la humanidad es una sola arruga.
Ahora asesinamos a los jóvenes, arrebatamos sus órganos y abandonamos sus restos vivos en islas del
Pacífico. Alemania y Japón pagan mejor los transplantes. La gente no tiene edad, las religiones quebraron, incluso desapareció el concepto de guerra.
¡Qué fastidio la eternidad!
ESTERTOR
a Baba
Me ahorco con los oídos sucios.
Bebo ideas que me torturan
por tu rocío caliente.
RASTREO
Con una vela en mis hombros
samba mi eutanasia.
No soy mi difunto.
Mi yo fallecido.
Azotada imagen.
Arco y lápida.
Adán o Eva ¿Quién concibió la muerte?
Los Dioses extintos ¿Tienen cripta?
Inhumas el Támesis.
De rodillas me incinero.
A quién le atañe el olvido.
Mérida, 1998
Mantova, 2001
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La Avispa Nº 37 - Mar del Plata - Argentina
WAFI SALIH
5. Al amanecer
Sacudo las sabanas
Borro la noche
A LOS PIES DE LA NOCHE
1.
Muere un día
El poeta lo recoge
En un papel.
6. Hojas y bruma
en la mejilla del mendigo
ángeles en la sombra
2. Sobre el almendro
el almendro, uno solo
con su sombra
7. Flor y lluvia
Un libro de cuentos
En mi ventana
3. Rostro de sol
El amante en la noche
Extasiado.
.
8. Entre la escarcha
un perro ladra sin más dueño
que la noche
.
Entrevista a Carlos Lázaro, escritor venezolano,
autor de “La Hermandad del Pez – Biografía secreta de Jesús de Nazaret”
por Ricardo Iribarren
“Caballo de Troya” de J.J. Benítez, o “El Código Da Vinci” de Dan Brown han sido y son éxitos de
librería. Más allá de la moda y aún del valor literario de esas obras, en la elección del público hay un
deseo profundo de encontrar una nueva figura de Jesús. Sin duda ha sido el fundador de una de las
religiones más importantes de Occidente, pero existe la necesidad de encontrarlo en la vida de cada uno,
de lograr con él una identificación que rara vez se encuentra en las religiones convencionales. En Venezuela, desde hace un par de meses, circula secretamente la novela del venezolano Carlos Lázaro “La
hermandad del pez”, biografía secreta de Jesús de Nazaret. Se recibe gratuitamente por Internet y se trata
de una versión novedosa e inesperada de la vida de uno de los colosos de la religión. Viajes por Oriente
y por la Tierra Santa, permiten suponer en el autor fuentes inéditas y hasta ahora desconocidas. En ellas,
Carlos Lázaro ha abrevado para escribir un trabajo profundo y a la vez muy atractivo; un Jesús cuyas
plantas tienen ojos que le permiten vincularse a lo profundo de la tierra; un Cristo hondamente humano
que, como todos busca desesperadamente su felicidad. Los hechos contenidos en los Evangelios toman
una dimensión inesperada, a veces fantástica y siempre relacionada con una realidad más profunda que se
encuentra debajo de lo cotidiano. Lo que postula Lázaro es que quien desee acercarse a Jesucristo, debe
realizar su propia síntesis, su propia historia sagrada y su novela pretende ser una guía en este proceso.
En abril pasado, lo entrevistamos en su casa de
Caracas.
CL: La publicación de una novela consiste en enviar a un circuito comercial una obra que puede
ser buena, mediocre o mala; que puede tener un
éxito fulgurante para luego desaparecer; que en
todo caso se limita a entrar o salir del círculo de
los bienes de consumo. A diferencia de este proceso, en un principio las novelas tenían un sentido
iniciático, es decir un largo texto era escrita para
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La Avispa Nº 37 - Mar del Plata - Argentina
una persona: allí se describía un viaje, una aventura que sólo tenía sentido simbólico en su caso
particular. En cuanto al Cristianismo, lo iniciático
se prolonga hasta el siglo IV cuando para recibir
la eucaristía por primera vez, se consideraba imprescindible que quienes estuvieran presentes hubieran sido bautizados y hubieran completado el
ritual.
RI: Su novela ¿Es iniciática?
CL Hay algo que quiero aclarar: una iniciación
no se puede obtener por la simple lectura de un
libro: ni aún cuando se trate de un texto muy elevado. Si se selecciona un grupo de personas para
difundirla es porque se trata de que participen en
un debate acerca de la novela. Creo que ninguna
obra debe ser algo terminado, sino que se debe
completar en un diálogo con el lector. El circuito
comercial lo que hace es arrinconar, fijar una obra.
Los lectores podrán establecer hipótesis, conversar entre ellos, pero nunca tener la visión del autor. En la antigüedad, los libros no tenían sentido
si no era con esa relación dialogal.
RI: Si está de acuerdo en la difusión no comercial
de su novela, es de suponer que la misma no será
publicada…
CL No lo pienso así. Puede ser publicada siempre
que se respete lo anterior, es decir la relación viva
con el lector…
RI Eligió a Cristo como tema de su novela. ¿Se
puede saber por qué?
CL En toda sociedad, en toda cultura, hay un mito
fundacional, es decir aquel que da un sentido total a ese grupo humano. El relato evangélico que
llega hasta nuestros días cumple ese requisito. Toda
la cultura occidental está teñida de cristianismo;
hasta la postura que parece más crudamente científica. En la década del sesenta los hombres se plantearon seriamente cambiar el mundo, pero a nadie se le ocurrió cambiar los mitos fundacionales.
En mi novela, apunto a eso, si no cambiarlo, al
menos reformularlo. Una transformación de esta
naturaleza no puede ser obra de una sola persona, sino de varias generaciones.
RI ¿Piensa cambiar el mundo a través de una novela?
CL En primer lugar, Jesucristo en “La Hermandad del Pez”, antes de ser hijo de los cielos es hijo
de la tierra, personificada por una anciana que
permanece joven gran parte del año; por otro
lado, retomo una leyenda medieval que se relaciona con el unicornio: se dice que para cazarlo,
se utilizaba una doncella que se acercaba a la bestia y lo tocaba; apenas lo hacía, el animal caía en
el mundo de los sentidos y los hombres llegaban
con lanzas y cuerdas para apresarlo. Así se inicia
la novela y un personaje afirma en un pasaje que
“Cuando el hombre se enamora es cuando empieza a morir…”
RI: Según su postura, el amor fue la causa de la
muerte de Jesucristo...
CL Es más complicado que eso. El personaje en la
novela se rebela contra la muerte en la cruz, que
es anticipada en muchos pasajes.
RI ¿Hay fecha de publicación?
CL Estoy estudiando varias propuestas de algunas editoriales, pero con tiempo. A pesar de que
en estas condiciones la novela no es redituable:
cantidad de lectores la conocerán por haberla
bajado de Internet cuando salga publicada, creo
que es fecunda esta difusión; las sugerencias de
los lectores enriquecen el texto; es construida en
el diálogo.
RI ¿Hubo algún pronunciamiento de la iglesia?
CL No oficial. Muchos de quienes la reciben por
Internet son católicos y su lectura ha producido
un interesante debate acerca del dogma. Respetando la base histórica, hay un libre trabajo de la
imaginación y de cierta información oculta o secreta.
RI Se comenta que usted ha tenido acceso a fuentes sobre la vida de Cristo que no son las convencionales.
CL En parte sí, pero cuando utilizo la palabra secreto es en el sentido originario que se vincula con
sagrado. Hay algo profundamente sagrado en la
vida de Jesucristo y esto excluye cualquier profanación, en el sentido de difundir aspectos impropios.
RI Finalmente, señor Lázaro, ¿cómo podría hacer
un lector para obtener la novela por Internet?
CL Enviando un mail a:
[email protected] y poniendo en el Asunto la palabra NOVELA.
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La Avispa Nº 37 - Mar del Plata - Argentina
Humor
Sólo los locos hablan solos y dicen siempre la verdad
Una historia a favor de la Trinidad (sin Tobago)
«Chesterton hace una bella interpretación cuando dice que ese momento en
que Cristo pregunta, en la cruz, Padre, ¿por qué me has abandonado?, es
el momento catastrófico en que Dios mismo es ateo.»
Entrevista a Slavoj Zizek (Eslovenia) revista Ñ - Argentina.
[Allí el crucificado es ateo de sí mismo, de la Trinidad (o la
Binidad). Pero sigue creyendo en Dios Padre. Comentarios
de este Narrador Omnisciente, nunca menos omnisciente ya
que su relato abarca a Dios mismo, o a los dos dioses, o a los
tres. Aprovecha el autor estos tiempos en donde sus escritos
(y menos él mismo) no van a ir a parar a la hoguera.]
En la colina del Gólgota tres crucificados están
muriendo.
Dimas, Gestas y Jesús.
El último de ellos abre los ojos entrecerrados por
gruesas gotas de sangre que le cayeron desde donde se hunde la corona de espinas. El Salvador parece dudar, quiere salvarse y de esta forma dejar
de salvarnos. Y grita hacia el cielo estas palabras
que yo, narrador omnisciente, traduzco del arameo:
—¡Yo mismo! —mientras otro crucificado lo mira
con asombro— ¿Por qué me he abandonado?
Gustavo Olaiz [email protected]
DELAPALABRA (Mar del Plata)
CILENCIO: Trabajé en demasiados lados, los editores no tienen criterio... Hasta hoy, publiqué, entre otros, en las revistas Gente, Rico tipo, El gráfico, Humor Registrado, Avivato, Tía Vicenta,
Satiricón, Goles, Radiolandia 2000, Playboy –argentina y española–, Anteojito y Antifaz, Billiken,
y en los diarios El mundo, La Prensa, Diario Popular, Crónica, Gazeta y muchos otros del interior de
Argentina, El Día, de Montevideo, y en diarios y
revistas de Europa, como El Batracio Amarillo y
La Kodorniz. Gané la medalla de oro en el Salón
de Dibujantes de la Argentina en 1956 y el primer
premio en Trento, en 1990. Realicé muchísimas
muestras colectivas, y dos individuales, en Santa
Fe y en Fancomix. Además de participar en muchí-
simos salones internacionales de todo el planeta y
sus alrededores. Soy antes que nada humorista, por
vocación filosófica, y porque no se hacer otra maldita cosa, que dibujar y escribir, sobre todo humor,
parte de hacerlo por radio, cuando me dejan. También para desgracia de muchos ingenuos, enseño
dibujo, en el Museo de la Caricatura Severo Vaccaro
y en la Casa de la Cultura de Ramos Mejía y en
escuelas particulares. [email protected]
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La Avispa Nº 37 - Mar del Plata - Argentina
Reglas de la organización del flaco cobardía para hacer maldades
Regla 2: Non fumarun largum vivirum.
Regla 3: Proscribir el Rock and Roll en sus causas y efectos. La música consta de dos partes: melodía,
armonía y ritmo. El Rock es música invertida se le da el primer lugar al ritmo, no tiene armonía y muy
poca melodía.
Regla 11: Tener como billete de la suerte uno de 5 dólares, nueva denominación (billete posterior a
1996).
Regla 14: Bajarse una Coca Cola de 3 litros en una hora o menos (la Pepsi tiene gusto a remedio). Queda
proscripta.
Regla 18: No mezclar leche La Serenísima con anabólicos.
Regla 23: Procurar morir el día de los fieles difuntos (2 de Noviembre) o (28 de Diciembre) día de los
inocentes.
Regla 42: Queda proscrito el tema de lo importante no es llegar, lo importante es el camino, seria como
decir lo importante no es morir, lo importante es el cajón.
Regla 44: Agua que no has de beber y es corriente no la dejes correr. Arregla las pérdidas de la casa.
Regla 46: No dejar que el gato se coma el cucú del reloj.
Regla 53: Ponerse el cinturón de seguridad sin desabrocharse el cinto del pantalón.
Regla 64: No ir tanto en avión como Charly García, ir en tren y necesitar mucha gente alrededor.
Regla 67: No lanzar una botella de 7up con nafta como misil antiaéreo.
Regla 79: No apuntar con un láser a los ojos de cualquier persona (como una vez hicieron con el Chelo
Delgado cuando iba a patear un penal).
Regla 86: Charly Gardel canta mejor que Carlos García.
Regla 89: Es mas rica una persona que tiene un globo aerostático que la que tiene un globo común, pero
ambas juntas son mas pobres que el dueño de la Red O Globo de Brasil.
Regla 96: Repartir caramelos y galletitas para ser elegido delegado.
Regla100: No ser ni de Aldosivi porque es un tiburón de tierra (según Vicentico) ni de Alvarado porque
es una calle. El club marplatense es Cadetes de San Martín.
Regla 101: Ahorrar energía porque los boquenses duermen con la luz prendida porque se les aparece el
Cucuta.
Regla 105: Es mejor un cuadro de Quinquela que ganarte la Quiniela.
Regla 107: Es mejor mandar un recado por medio de una paloma mensajera que por una mensajería llena
de pajarones.
Regla 112: Ser amigo de Sanfilippo y no hacerlo enojar, festejar con el Día del Amigo, y hacerle regalos
para el cumpleaños.
Regla 116: No poner triples en electricidad, en básquet pueden andar.
Regla 124: No darle de comer a los gatos negros así se comen al grupo de Rock and Roll Rata Blanca.
David Juan Martínez Popov
Taller Palabra Clara
Fede rata:
Regla 14 “(la Pepsi tiene gusto a remedio. Queda proscripta)”.
Regla 112 “festejar con el Día del Amigo” por “festejar con él el Día del Amigo”.
BLOGS de CILENCIO
http://cilencionosecalla.blogspot.com
http://cilenciomuestradibujos.blogspot.com
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Libros y revistas recibidas
CONDENSACIÓN DE LA LUZ
Cristina Domenech
Ediciones: Libros de Alejandría
Anticipo del libro:
LOS PASOS DE LA MEMORIA
de Alba Estrella Gutiérrez*
Al internarnos en el mundo que nos propone Cristina
Domenech hallaremos visiones, pensamientos genuinos,
imágenes.
En “Instancia” juega a filosofar
Breve y hermosa es su “Otoño II”
En “Elegía blanca” despliega imaginación creadora.
“Bello engaño”, allí sublima la mentira; pero es en “Manchas de fuga”, a mi entender, cuando realiza su mejor
poesía pues en ella logra unidad y nos fascina con bellas
imágenes.
Sin duda su sensibilidad se ve afectada por el enigma de
la sobrevida. Ahonda en la crueldad humana y nos rebela su conciencia de la fragilidad de la existencia de la
vida en el tiempo. Su poesía es un viaje al interior del
ser.
Ernesta Campos
ya no hay rincones
ni llorar de ausencias
alguien se va
y uno se queda
sin traje
contemplando el vacío
inútilmente
desata su castidad de absurdo
acomoda su equipaje de lámpara
y enciende su oscuridad de mañana absoluta
es apenas toda la eternidad
que se arrodilla
ya no hay rincones
ni puertas que cerrar
sólo hay ventanas
alba estrella gutiérrez
<[email protected]>
HOJAS DE RUTA
(1984-2004)
Eduardo Dalter
Ediciones del Nuevo Cántaro
Marcela Predieri
http://mpredieri.blogspot.com
Estas Hojas de Ruta son un paseo por la obra poética de
Dalter. Es grato y bello ver el mundo desde los ojos del
autor. Su poesía es clara, y con compromiso vital que no
elude aquello que nos duele y aqueja. Dice en la Marcha
de los Desocupados…Vi a mi país, contraerse de dolor
y asfixia.
O en Bocas Baldías... Sube el humo negro, se desparrama, adensa el aire / como si fuera a llover/tronar /por
hambre…
Sabe decir la condición humana sin ruidos panfletarios
y eso es mucho. Combina el decir poético con su posición ante el mundo y no es fácil por cierto. Dalter lo
logra.
* fue presentado en el CAFÉ DELAPALABRA el sábado 4
de Agosto a las 20.30 hs. en La Rada, Mar del Plata, junto a
la cantante y compositora Julia Lascano
Nando Bonatto
http://poesiayramosgenerales.blogspot.com
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Café Literario
delapalabra
Primer Sábado de cada mes
20hs
Jujuy 1673
Mar del Plata
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Cine y TV
Cine coreano en DVD
Dos o tres cosas que sé de él
Mezcla de géneros, obsesión por lo inesperado, violencia salvaje y sabiduría búdica: una nueva antropología imaginaria desde un subcontinente portador de algo más que autos y electrodomésticos. Lo siguiente es una mirada al
sesgo, fuera del circuito porteño del festival independiente, de lo –poco– que nos dejan ver en Mar del Plata de la
reciente filmografía coreana.
Kim Ki-duk o los gritos del silencio. Todo empezó cuando se estrenó comercialmente el primer largo coreano en Argentina. Fue Camino a casa (2003)
de la directora Lee Jung-hyang, el encuentro obligado entre una abuela sordomuda y campesina y
su nieto urbano adicto a los game boy, casi un cuento de hadas neorrealista, con una anciana actriz que
no lo era: al uso del viejo cine italiano de posguerra, se trató de una auténtica montañesa sin experiencia previa, y la conmovedora, intimista relación entre dos universos disímiles llamados a repelerse, pero que logran casi sin palabras comunicarse a través del afecto. Luego descubrimos a Kim
Ki-duk, y la constante de la fricción de realidades
opuestas y coetáneas, normalmente del país civilizado, sin embargo henchido de violencia instintiva
y sed de venganza, y la inmanencia de un pequeño
planeta silencioso, afectivo y sabio, que espera su
momento y lugar, dicho de otro modo el amor puro
contra el embate del odio más elaborado y, sospechamos, ancestral. Se llamó Primavera, verano,
otoño, invierno y otra vez primavera (2003) y reunía sexo iniciático, meditación, filosofía, redentorismo y hasta una oblicuidad policial en la
simbólica naturaleza agreste que contiene y representa a sus criaturas.
Duk nos deparó Hierro-3 (3-Iron o Bin-jip, en
coreano) hace unos meses, aunque data del 2004.
El cineasta apela a objetos de sentido múltiple para
rodearlos de una historia. En El arco (Hwal, 2005)
lo hará mediante el instrumento que sirve de arma
en la caza, y a su turno implica el violín, y la tensión, diría Heráclito, de la cuerda tanto como del
argumento, amenaza y armonía de los contrarios.
Hierro-3 significa el palo de golf, que aquí nunca
se utiliza deportivamente sino para probar puntería en blancos humanos, pues los personajes se agreden blandiendo el hierro y atizándose pelotas. De
nuevo, Duk elige una estética del silencio. El Muchacho es un okupa original: se mete en casas provisoriamente vacías, come, se baña y repara los aparatos eléctricos, no roba nada y se va sin dejar rastro. Hasta que halla a la Chica, maltratada por un
marido golpeador e irascible y su bolsa de golfista,
y empiezan ambos un romance trashumante, casto
al principio y siempre sin hablarse. A su paso, cada
inmueble en que se posan muestra el mismo fracaso –matrimonios desavenidos en permanente, o
inmediata, trifulca, más un policía corrupto, un tipo
que boxea al Muchacho mientras duerme, y
trascartón, el esposo de la Chica, que sólo sueña la
vendeta contra el seductor. Detrás de la próspera
burguesía pro-occidental cambia máscaras la misma crueldad primaria de antes de la opulencia. El
mudo joven que anda en una moto platinada como
un caballero andante sin armadura es el irónico
héroe que rompe la convención propietaria en varias direcciones: amante no posesivo, víctima voluntariamente indefensa y usuario del éxito consumista
ajeno por un breve lapso sin reivindicaciones. A la
coreana: contar una fábula de amor privada e impredecible y, sin retórica, pintar una sociedad egoísta y hostil.
Park Chan-wook y el vengador imposible.
Oldboy (2003), segundo opus de la trilogy of
revenge de Park Chan-wook es el más complejo
de un trípode temático –los otros, Sympathy for Mr.
Vengeance (2002) y Sympathy for Lady Vengeance
(2005)–, casi una metafísica de la venganza. Si Mr.
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involucraba a dos hermanos intrínsecamente culpables y Lady incriminará a una mujer inocente que
buscará vindicarse tras trece años de cárcel, el prisionero de Oldboy se come década y media a la
sombra sin poder adivinar la causa. Y, embutido de
prepo en un cuarto de hotel sin salida cuyo único
vínculo con el exterior es un televisor, Oh Dae-soo
se preguntará la mitad del tiempo qué lo llevó allí,
y la otra mitad la invertirá en planificar su revancha, nada fácil tratándose de averiguar además el
quién. A partir de entonces su drama será un juego
de espejos de identidad borgesiana. Le endosan el
asesinato de su mujer, pero ocurre después de pasar un año en su celda; cuando sale, se entera de
que fue otro el que se vengó de él, primero con sus
quince años sin libertad y luego... dejándolo libre.
Desmarque en la trama y desmadre sanguinario:
Oldboy se insinuaba como un Montecristo y desemboca en una tragedia shakespiriana de incesto y
autocondena.
El furioso protagonista deglute anguilas crudas en
un fastfood, le arranca un diente a un soplón y se
mutila la lengua, pero termina como un lloroso perdedor humillado frente a su cruel ex-compañero
de secundaria, y éste ha llevado una cruz indelegable durante toda su vida –la culpa por el suicidio de su hermana, a la que Dae-soo vio besándose
con él y después hizo correr la bola, con el consiguiente deshonor; no obstante la sevicia desencadenada y el empaque, también trágico, de rey del
mundo, el tipo que encadenó quince años a su antiguo camarada tampoco puede evitar el suicidio, al
terminar su complicada e inútil venganza. Espectacular luminaria del concurso de Cannes, Oldboy,
encima, tiene un diseño formal rico en registros,
igual que su imprevisible libreto. Pasa del pixelado
de la imagen a la imagen invertida, del montaje de
videoclip y la saturación al sepia para los instantes
de recuerdo, la fusión visual de presente/pasado en
el mismo cuadro, la pesadilla surreal –hormigas
bajo la piel, una gigantesca hormiga en el subte de
Seúl– al sadismo expresionista, todo adobado sobre una música tan imprevista como el decurso, que
combina una banda romántica con Las cuatro estaciones de Vivaldi, sobreimpresas a la asfixia y la
sangre.
Bong Joon-ho o una de monstruitos. El diamante del collar es The host (El huésped, 2006), de
esas películas que se disfrutan de punta a punta,
inquietante y a la vez divertida, terrorífica y política, heroicómica y de suspenso: resueltamente inclasificable.
Comienza con un malo –el único–, un científico
yanqui, que decide arrojar al río Han hectólitros
de un tóxico, desde la base del ejército norteamericano. El vertedero termina mutando a una larva de
pez fluvial en tremendo calamaretti antropófago,
que los pescadores y paseantes saludan al principio tirándole latitas de gaseosa como a un oso del
zoo. Y sigue la clásica corrida por el muelle y la
plaza aledaña, la bestia de cacería a grandes zancadas y su primera rehén, la hija del héroe, que se
lanzará a salvarla a como dé lugar. Hasta allí el
planteo tradicional del film de terror con monstruos,
pero The host da una pirueta en el aire y nada vuelve a ser como antes. El protagonista humano Park
Gang-du (Song Kang-ho, el actor más popular de
Corea) es un tendero holgazán y bobalicón, de ridículo pelo parafinado, inmaduro e incapaz de oficiar mínimamente de padre, pero sale a rescatar a
su hija junto a su familia, más parecida a una Armada Brancaleone que a un comando de SWAT.
En medio de torpezas y peripecias innumerables,
también aparece ex machina el providencial gobierno norteamericano, que alucina un virus contagioso –a la medida de otras películas del rubro–
y no se le ocurre nada mejor que rociar la ciudad
de un agente amarillo, referencia al que depredó
las selvas de Vietnam, y deja centenares de muertos. Y, frutilla del postre, la pinta del mostro mismo, homenaje al viejo Godzilla y las series japonesas de mutantes, que provoca una ambigua efusión de risa y espanto: especie de gusano plantígrado hecho de goma espuma como en los filmes
clase Z, y su cueva de tesoros humanos en una alcantarilla, entre ellos a un huerfanito que Park terminará adoptando de hijo.
¿Cuántas cosas es The host? Una sátira anti-imperialista, debido a los apuntes colaterales que sindican de invasores inescrupulosos a los americanos;
una épica coral con héroes proletarios –un hermano de la chica raptada usa contra la bestia molotovs
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La Avispa Nº 37 - Mar del Plata - Argentina
caseras que aprendió a armar en la universidad–;
una aventura de terror que desestabiliza las certezas del espectador porque cuando podría asomar
el miedo la anatomía del superbicho por poco hace
reir... Sin la sofisticación y el presupuesto de toda
la genealogía anterior, parodiándola y a un tiempo
haciéndola avanzar, The host se convirtió en uno
de los estrenos del año 2007, dentro de un campo
argumental que sólo podía presagiar aburrimiento.
“Un grano de arena y una roca se hunden igual en
el agua”, sentencia búdicamente un personaje de
Oldboy. El cine es un acuario que nos permite ver
al grano y a la roca: pequeño o grande, narrativo o
poético, del coreano podemos distinguir y admirar
a ambos brillantes en la luz. El resto, sólo se hunde.
Gabriel Cabrejas
(Mar del Plata)
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Plástica
EL EXPRESIONISMO: la expresión ataca
Se cree que el hartazgo de ver todo
resplandeciente de luz y sometido a la
complementación de colores lleva a
los artistas a querer evadirse de ese
mundo ya sin fronteras. Muchos de
ellos llevados por sus visiones interiores eluden el cromatismo visual y leyes preestablecidas para sumergirse en
un mundo de alucinación con figuras
deformes. Se oponen al impresionismo
basado en las formas e iluminación del
mundo exterior; se apoyan en las vivencias interiores para crear el
“expresionismo”. En él están ausentes el control y la lógica, imponiendo
el artista su individualidad. El
expresionismo trata de hacer aparecer
la esencia de los objetos y personajes,
de ponerlos en evidencia sin concesiones. Ya no importan la armonía y el
orden. Los planteos pueden provocar rechazo, es
la “expresión” la que ataca. Su disposición parece
desordenada, el dibujo es agresivo y el color no se
sujeta a la concepción clásica. Un precursor es el
mismo Goya. Según Pierre Courthion, la época del
expresionismo se sitúa entre 1880 y 1918. El
nabismo (1889–1899), el fovismo (1905–1907), el
cubismo (1907–1914) y el futurismo (1910–1918).
Se dio en los países del Norte y del Centro de Europa (países escandinavos, Alemania, Suiza y Austria). Sus exponentes más importantes: James
ENSOR (belga–1860–1949); Ferdinand HODLER
(suizo–1853–1918); Edvard MUNCH (noruego–
1863–1944).
Se considera que uno de los grandes méritos del
expresionismo es el de haber mostrado en sus lienzos la realidad más elocuente y brutal desoyendo
los preceptos del idealismo excesivo. Este movi-
James Ensor
miento pictórico fue integrado en su mayoría por
hombres de vulnerable sensibilidad, de vida solitaria. El miedo les resultaba el factor acuciante con
relación a la técnica, a las multitudes, al mismo amor. Se señala a Edvard MUNCH como el ejemplo más relevante, con su cuadro El grito. Según
Michel Ragón: “Es un grito de miedo demencial.
Un grito que la muchedumbre indiferente no escuchó”.
El Die Brucke (El Puente) Fue fundado por una
asociación de artistas en 1905. Constituido por estudiantes de arquitectura: Kirchner, Bleyl, Schmidt–
Rottluff, Heckel. Se unieron luego de esa fecha
Pelchtein y Gallen. Nolde, Mueller. Su fin fue crear
un arte nuevo que expresara libremente el instinto
y plasmara las sensaciones más inmediatas. Tenía
la sobrecarga de un pesado contenido emocional
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La Avispa Nº 37 - Mar del Plata - Argentina
que dejó traslucir una concepción estética específicamente alemana y nórdica. Otro exponente de este movimiento
fue el Blaue Reiter (El jinete azul) que
se fundó en 1911 y sus principales
miembros Kandinsky y Marc. Con relación a este grupo, Jean Cassou cita en
el Panorama des Ars plastiques (1960)
la importancia de la emotividad para que
sea suficiente la expresión al plasmarla
en una pintura mural. Estos artistas sustituyen las leyes científicas de la aplicación de cantidad de color contraponiendo planos de color que hacen a la libertad individual de expresión. Los objetos conservan sus líneas, a pesar de los
planos cromáticos, con una función nueva que no representa ni da forma sino
para impregnar de emoción lo figurativo. El hecho de que la figuración exista
August Macke
Ernst Ludwig Kirchner
en el plano no evita que su realidad sea contradicha. Lo importante no es el objeto sino la composición del color. La obra no tiene en cuenta su impresión de la naturaleza, sino las sensaciones que
provoca. Al desaparecer el límite de la ciencia, surge
la recreación.
En ocasión de la primera exposición del Blaue
Reiter (el Jinete Azul) Franz Marc, uno de sus integrantes con relación a Construcción y Composición, habla de la diversidad de fortunas consideradas bajo estos aspectos. Dice de la necesidad de
volcarse intensamente a la Naturaleza renunciando al embellecimiento de las formas exteriores. Le
llama renacimiento interior. El propósito de resaltar los impulsos íntimos en todas las formas para
provocar la reacción del espectador. Los componentes del Jinete Azul buscan lo que se oculta tras
la apariencia pareciendo eso más importante que
lo descubierto por los impresionistas. Perseguimos,
dice Marc, lo espiritual de cada uno en la naturaleza no por caprichosos o para diferenciarnos sino
porque ese aspecto es el que observamos como antes otros se preocuparon por las sombras violetas y
la atmósfera.
Textualmente dice Marc: “La naturaleza está en
todas partes, en nosotros y fuera de nosotros; sólo
hay una cosa que no es completamente la naturalePágina38
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Emil Hansel Nolde
za, sino más bien la maestría y la interpretación de
la naturaleza: el arte. El arte ha sido siempre y es
en su pura esencia la separación más audaz de la
naturaleza y la «naturalidad». Es el puente con el
mundo del espíritu”.
Según Giulio Carlo Argan, se considera que los
expresionistas tienen como origen a Van Gogh y
Munch; siendo las características de sus manifestaciones en el arte las que ponen en evidencia sus
vidas torturadas; el arrastre de profundos conflictos los lleva a tener una visión deformada y mostrar su juicio de un mundo violento. Este movimiento no hace hincapié en la belleza clásica sin
la cual no se concebía hasta ese momento una pintura sino que por el contrario considera belleza lo
que tal vez el ojo rechaza como tal. Lydie
Krestovsky al analizar el concepto de fealdad lo
asocia con una efigie sin rostro, informe, sin forma “todo lo que es informe, sin forma y que equivale a sin rostro o sin imagen, es definido en casi
todos los idiomas como cosas feas, catalogadas
bajo la rúbrica de «fealdad»”. Después nos dice
que esta definición no es tan así cuando se trata
de un proceso tan complejo como es la creación de
una obra de arte donde el fin principal es la comprensión de la fealdad, bajo todas sus formas.
Se destacan en el expresionismo escandinavo:
Munch. El expresionismo flamenco: Ensor. El
expresionismo vienés: Kokoshka. El expresionismo
alemán, en cambio es más un estilo colectivo que
un genio solitario
August Macke (1887–1914–alemán) Influido por
el impresionismo y neoimpresionismo. Su pintura
se enriqueció en colorido más definido en los contornos, más sencillo en formas. Amigo de Marc
desde 1910 Perteneció al Blaue Reiter. Movilizado en 1914 este pacifista fue muerto, igual que su
amigo Franz Marc al principio de la guerra de 1914,
a los 27 años. Une en su pintura la geometría de la
poesía más refinada. Su obra está más próxima al
cubismo cromático que al expresionismo.
Franz Marc (1880–1916–alemán). Sufrió la influencia de Niestlé pintor animalista, así como la
del grupo modern style. En l908 pintó el primer
cuadro de la serie de los Caballos de Lenggries,
tema que desarrolló hasta la muerte. Dos obras
maestras “Los tres caballos rojos”, “Los caballos
azules”. Partícipe del Blaue Reiter. Se alistó como
voluntario en el ejército alemán. Fue muerto en
1916, ante Verdún.
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Karl Schmiddt Rottluff
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tintas sordas y profundas a sus más francos y
acusadores colores. La incomprensión del medio que le rodeaba fue grande. Al final de su
vida fue colmado de honores.
El expresionismo, que pone en evidencia los
problemas humanos, es la tendencia que más admiro porque privilegia el sentimiento a la técnica, muestra al artista al lado del sufrimiento de
los otros, es contraria al despropósito, a la guerra; destacando la pasión y la entrega hasta la
heroicidad de muchos de sus protagonistas.
Franz Marc
Edvard Munch (noruego–1863–1944) No puede permanecer ajeno a la dictadura de las clases
medias y a su moral hipócrita. Su infancia torturada por la muerte de su madre cuando tenía 5
años y la de su hermana a sus trece años, el padre de un cristianismo severo, vida puritana y
triste, hacen a un Munch propicio al desequilibrio. Su tema preferido es la muerte aunque lo
horroriza. Escribió esta profesión de fe: “No se
puede pintar eternamente a mujeres que hacen
punto y a hombres que leen; quiero representar
seres que respiran, sienten, aman y sufren. El
espectador debe adquirir conciencia de lo que
tienen de sagrado, de modo que se descubra ante
ellos, como en la iglesia”. A pesar de todo fue
un pintor exitoso y de larga v ida. En 1897 pinta
El Beso. En 1893 realiza sus obras capitales entre
ellas El Grito. En 1918 presentó: Friso de la vida.
Al advenimiento del nazismo ochenta y dos
obras fueron confiscadas en Alemania, se las consideró como la expresión misma de un arte degenerado. Falleció cuando el mundo asistió al fin de
la guerra en 1944.
James Ensor (belga–1860–1949) Sus padres tenían una tienda de juguetes y artículos de carnaval.
De muy joven le gustaba pintar y dibujar; en ese
bazar hallaría algunos de sus motivos predilectos.
A partir de 1883 se orientará cada vez más hacia el
reino de la fantasmagoría. Su paleta pasó de las
Alekej Von Jawlensky
Bibliografía:
La dimensión estética del hombre. J.D. Calderaro.
ED. Paidós. Bs.As.
Historia Gral. De la Pintura. El expresionismo. ED.
Aguilar. Madrid.
Ernesta Campos
(Mar del Plata)
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Rescates
Sobre el arte de escribir, fragmentos de Franz Kafka
Kafka a Oskar Pollak, 15 de noviembre de 1910.
Casi ninguna palabra que escribo se adapta a las
demás; oigo cómo las consonantes se rozan con
sonido metálico y las vocales lo acompañan con
un canto que parece el de los negros en las ferias.
ante mi escritorio, mis ánimos no son mejores que
los del individuo que cae en medio de la Place de
l’Opéra y se fractura ambas piernas. A pesar del
ruido que producen, todos los coches avanzan en
silencio de todas partes a todas partes, pero mejor
orden que el de los urbanos lo produce el dolor de
ese individuo, que le cierra los ojos y hace que la
plaza y las calles queden desiertas, sin que los coches hayan de volverse atrás. La mucha vida le duele, puesto que representa un obstáculo para la circulación, pero el vacío no es menos duro, puesto
que libera su dolor propiamente dicho.
Kafka a Max Brod, 19 de enero de 1911.
Mis dudas forman un círculo en torno a cada palabra, las veo antes que a la palabra, ¿pero qué? No
veo en absoluto la palabra, la invento. En definitiva no sería la mayor desgracia, sólo que entonces
tendría que inventar palabras capaces de soplar el
olor de cadáver en una dirección que no nos espantara en seguida a mí y al lector. Cuando me siento
Dado que parece que estoy acabado de raíz –en el
último año no me he despertado más de cinco minutos–, cada día tendré que desear mi desaparición de la Tierra, o bien habré de comenzar desde
el principio como un niño pequeño, sin que pueda
ver en ello la menor esperanza. Externamente me
resultaría ahora más fácil que en aquel entonces,
pues en aquellos tiempos apenas avanzaba yo con
una leve idea hacia una representación que de palabra en palabra estuviera conectada con mi vida,
que yo pudiera atraer a mi pecho y que me arrastrara de mi asiento. ¡De qué forma más calamitosa
comencé (aunque incomparable con la actual)! ¡Qué
frío me perseguía días enteros procedentes de los
textos escritos! ¡Cuán enorme era el peligro y qué
poco interrumpido parecía, que no noté en absoluto ese frío, lo que sin embargo no disminuía en absoluto mi desgracia!
En cierta ocasión tenía pensada una novela en la
cual se habían de enfrentar dos hermanos, uno de
los cuales emigraría a América, mientras el otro
permanecía en una cárcel europea. Sólo comencé
alguna que otra frase desperdigada, pues en seguida me sentí fatigado.
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28 de marzo de 1911.
Mi visita a casa del Dr. Steiner [...]. Mi felicidad,
mi habilidad y cualquier posibilidad de ser útil de
alguna forma, se encuentran desde siempre en lo
literario. Y aquí he vivido algunas situaciones (no
muchas), que en mi opinión están muy emparentadas con los estados visionarios descritos por usted, señor doctor, en los cuales yo vivía enteramente
cada visión, y en los cuales no sólo me sentía llegar a mis límites, sino a los límites de lo humano
en sí. Sólo la tranquilidad del entusiasmo, probablemente propia de los visionarios, estaba ausente
en tales estados, aunque no del todo. Esto lo deduzco del hecho de que lo mejor de mis trabajos
no lo escribí en tales estados.
A esta tarea literaria no puedo entregarme por completo, tal como habría de ser, y ello por diversas
razones. Aparte de mi situación familiar, no podría
vivir de la literatura debido al lento proceso de elaboración de mis trabajos y a su carácter especial.
Por añadidura, mi salud y mi carácter me impiden
dedicarme a una vida que, en el mejor de los casos,
sería incierta. Por consiguiente estoy empleado en
una compañía de seguros sociales. Ahora bien, esas
dos profesiones jamás pueden soportarse mutuamente ni permitir una felicidad común. La menor
felicidad en una se convierte en enorme desgracia
para la segunda. Si una noche logro escribir algo
bueno, al día siguiente no consigo hacer nada en la
oficina. Este continuo contraste empeora cada vez
más. En la oficina cumplo externamente con mis
obligaciones, pero no así interiormente. Y toda obligación interna no cumplida se convierte en una desgracia, que ya no se mueve de mí. ¿Y a esas dos
tendencias nunca equilibrables habría de adjuntar
ahora, como tercera, la teosofía? (T. 57 s.).
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Blogs
RECOMENDAMOS: El Escribidor http://elescribidor.blogspot.com
Entrevista a El Escribidor:
Juntos es mejor
Este blog, dedicado a la poesía, logró en algunos
casos, juntar las voluntades de los ya de por sí dispersos artistas. Y así, como de paso, permitir la
interacción entre distintos estilos.
Algo de eso sintió Lina Caffarello, consejera de
redacción de la revista de literatura Tamaño Oficio, y moderadora del blog El escribidor..
En diálogo con ZONA GBA, Caffarello afirmó que
la web es «un medio dinámico de difusión, con un
fuerte potencial para la poesía, ya que nos permite
estar al tanto de qué y cómo se escribe día a día en
culturas de diversas latitudes».
El Escribidor fue concebido por el escritor de
Necochea Juan José Flores, el marplatense Víctor
Clementi –director de la publicación Sufrido
Neanderthal–, y Julio Oscar Peralta, quien dirigía
la revista Hojo de Pezcado. Ellos convocaron a
Caffarello, porteña ella, para darle una mirada distinta desde la proximidad. «Alguien dijo que para
poder escribir poesía, es imprescindible leer mucha poesía. De ello se desprende que la incidencia
de este tipo de blog es sumamente positiva en cuanto a la amplitud de perspectivas de los lectores y,
por lo tanto, a la creación en sí misma. Es, sin dudas, una manera inteligente de tender un nexo entre las distintas formas de expresión que se desarrollan alrededor del mundo», resume la escritora,
y agrega: «Además, estos blogs contribuyen
a cubrir la carencia de material poético de actualidad, no disponible en las librerías de nuestro país, ya que se ha desjerarquizado la venta
de libros de este género.»
Pero no todas son rosas en este camino entre palabras y red. La posibilidad de estar conectado de
manera «artificial» por medio de un blog también
tiene algunas consecuencias no tan sanas. Por lo
menos así lo reconoce Laneri, que ve «poco contacto real con los poetas, poco o ningún contacto real
con el libro materialmente hablando, y lo peor es
que Internet aún no ha podido convertirse en una
fuente real de trabajo para los poetas y escritores».
Para el moderador de Ediciones Argentina Escribe, «se publica gratis, pero termina resultando imposible que el autor venda sus libros o sus trabajos
para sobrevivir como escritor. Al mismo tiempo, la
poesía es voz, es interpretación, es contacto humano, y eso no es posible a través del ciberespacio.
Nos comunicamos mejor, pero cada día nos alejamos más de contacto humano real».
Esta advertencia hecha por Laneri es parte de un
viejo problema de algunos sectores de la literatura: el sectarismo. Difícil de vencer, esta tendencia
a encerrarse en sí trae alguno de los nuevos problemas de la escena poética. «Eso constituye o construye a un monstruo que resulta fatal para el crecimiento de las emociones y de la belleza palpable.
Consecuencia lógica: El gran aumento de la insensibilidad generalizada», dispara Laneri. Será por
esto que el poeta prefiere «los antiguos juglares que
difundían la poesía y la música de pueblo en pueblo, antes que a lo que yo llamaría las letras que no
laten».
Lina Caffarello, en desacuerdo con lo que manifiesta Laneri, concluye diciendo que »el blog es un
medio más de reconocernos, de convocarnos, de
difundirnos, en medio de una sociedad ciega, sorda y muda con respecto a multitud de expresiones
literarias que de otro modo pasarían inadvertidas.
En ese contexto es precisamente lo opuesto a la
insensibilidad generalizada. Es la forma moderna
de transmitir la poesía de pueblo en pueblo, y eso
la constituye en una juglaría contemporánea
y universal.»
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http://www.zonagba.com.ar/12/cultura01.htm
Gentileza De Lina Caffarello
<[email protected]>
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