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JUAN AGUIRRE RODRIGUEZ
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7ª edición - 1.000 ejemplares
Julio de 2005
Inscripción N° 73.318
I.S.B.N.: 956.256.153-4
Impresor: Oregon Impresores
San Francisco 1322, Stgo.
Fono: 5569678
Impreso en Chile - Printed in Chile
SAN PABLO es la misión de los Sacerdotes y Hermanos de la Sociedad de San Pablo
que anuncian el Evangelio con los medios de comunicación social.
APRENDA A SER FELIZ CADA DIA
Colección
“DE TÚ A TÚ”
Aprenda a ser feliz cada día
Juan Aguirre
Cómo ayudarse a uno mismo
Alfredo Ruiz
Tus problemas: el sicólogo responde
Alfredo Ruiz
Introducción
¡Felicidad! ... Es el grito profundo de toda persona. En la ciudad o el campo, en la montaña o junto
al mar, quiere ser feliz el niño y el anciano, el joven
y el adulto. Quiere ser feliz la novia y la dueña de
casa, la mujer obrera y la joven estudiante...
A lo largo de la historia, diferentes instituciones
(filosóficas, religiosas, humanitarias, etc.) han salido
al encuentro del hombre ansioso de dicha, de gozo,
con propósitos de ayudarle.
Así, nos encontramos con que la ciencia y la tecnología han acompañado al hombre ofreciéndole bienestar; los políticos, filósofos y educadores se han esforzado mostrando caminos de realización personal
y/o social; el religioso, en nuestro occidente cristiano,
ha tratado de mostrar al Hijo del carpintero porque
promete vida en abundancia.
El clamor, pues, de hombres e instituciones termina siendo uno e idéntico: maduración, justicia, santidad, es decir, bienestar, felicidad. Desgraciadamente,
de hecho, la Historia Universal muestra, en medio de
sus pueblos, una mayoría de hombres sufrientes, maltratados, disminuidos. Son legiones, hombres de diferentes razas y culturas, los angustiados, los reprimidos, los agresivos, etc. En cada uno de ellos fluye una
vida enferma, de mala calidad y a través de ellos, en
los grupos, naciones y en toda la sociedad, día a día,
o se consolidan y multiplican pólíticas de vivienda,
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salud, educación, trabajo, etc., desequilibradas, o se
reproducen y se expanden estructuras sociales injustas e
inhumanas.
A este hombre, por un lado con anhelos de felicidad y, por otro, que no acepta destruirse, pero que,
de hecho, vive herido en su interioridad y sofocado
por una convivencia decadente, el autor dirige este
trabajo. Cada capítulo abordará algunas de las condicionantes de la felicidad: ser feliz, supone relaciones humanas sanas; sentimientos y estados de ánimo bien administrados; ausencia de ideas inútiles y
torturadoras. En una palabra, para el autor, un hombre feliz es capaz de mirar la vida de frente, de comulgar con el entorno, de convivir con el prójimo.
Este hombre, obviamente deja atrás miedos, tensiones,
y tristezas malsanos.
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I Parte
APRENDA A SER FELIZ
1.
Las relaciones humanas
“Nuestras vidas son intrincados patrones de relaciones en los cuales nuestras
motivaciones, deseos, creencias, nuestras necesidades y nuestros sueños están unidos de una manera confusa. En
un amplio grado, podemos conocernos
y definirnos como individuos, si examinamos los patrones de nuestras relaciones”.
(Buscaglia, L.: “Cómo amarnos los
unos a los otros”, Edit. Diana, México,
1987).
En 1945, René Spitz hizo estudios experimentales
con niños criados por sus padres y niños abandonados
por ellos y criados en instituciones.
Las conclusiones de estas investigaciones permiten
afirmar que la privación de afecto, atención y cuidado
en los lugares institucionales producen lo que Spitz
llama “hospitalismo”. En los orfanatorios donde se
realizaron los estudios, la mortalidad alcanzaba a un
alto porcentaje, a pesar de existir buena alimentación,
ambiente higiénico y saludable, etc. No menores eran
los casos de daño intelectual y/o emocional.
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En 1954, Bexton, Heron y Scott hicieron experiencias con adultos, privándolos de estimulación externa:
se producen, según se comprobó, variadas y significativas alteraciones del comportamiento.
Posteriormente, en diferentes centros especializados en la investigación de la conducta humana, los estudios han confirmado las conclusiones de estos pioneros, permitiendo científicamente establecer que el ser
humano necesita de la presencia, la compañía, la interacción, el cariño de otros seres humanos para sobrevivir, crecer, estar bien.
Frente a esta conclusión, espontáneamente surge
una gran pregunta: si las personas necesitan de otras,
¿por qué es tan difícil la convivencia entre ellas?...
Muchas respuestas se podrían dar, diferentes entre
sí, pero no excluyentes. Aquí en estas primeras líneas
nos referiremos a la “relación”. La convivencia humana
es difícil porque no sabemos relacionarnos. Porque
interactuamos mal, por eso el convivir se ha tornado,
incluso, dañino.
De aquí fluye naturalmente la necesidad de aprender el adecuado manejo de las relaciones humanas.
El hombre moderno si desea mejorar la calidad de la
convivencia necesitará reaprender a relacionarse.
Relaciones humanas y contactos tempranos
En la familia, lugares de trabajo, espacios de entretenciones, etc., para la mayoría de las personas, las
relaciones humanas no resultan fáciles. Esto es una
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constatación diaria que podemos, desgraciadamente,
hacer en nosotros mismos y en aquellos que nos rodean.
En relación a este hecho tan cercano surge la siguiente pregunta: “¿qué factores intervienen y condicionan una relación personal?”.
Las ciencias de la salud mental son coincidentes,
hoy, en afirmar que la capacidad de relacionarse está
determinada, en forma significativa, por la experiencia
de contacto físico desde el inicio de la vida.
Son múltiples las investigaciones que permiten
concluir que aprendemos la seguridad al sentir la simpatía de un abrazo en los momentos de necesidad. En
cambio, si por experiencias infelices hemos aprendido
a desconfiar o a temer la intimidad, ese aprendizaje
producirá la misma reacción que las situaciones amenazantes y así tendremos tendencia a manejar las distancias por el resto de nuestras vidas, a menos que
reaprendamos a relacionarnos positivamente y así introyectemos, poco a poco, nuevos patrones de proximidad.
En otras palabras, cuando por experiencias positivas, gratas, etc., aprendemos la alegría de la intimidad, de la cercanía, de la presencia, tendremos tendencia a buscar a los demás; por el contrario, si por
experiencias negativas, hirientes, dolorosas, frustrantes, etc., el otro nos dañó, aprendemos a temer la intimidad, a huir de la cercanía. Para ello usaremos diversos mecanismos de defensa, por ejemplo, aprenderemos a crear “distancias protectoras” y así impedir
una nueva vivencia de experiencia dolorosa.
Harold Voth, psiquiatra de la Fundación Menninger, en Kansas, afirma: “un abrazo puede disipar la de13
presión...permitiendo que el sistema inmunológico del
cuerpo se ajuste. Los abrazos infunden nueva vida a un
cuerpo cansado y nos hacen sentir más jóvenes y vibrantes. En el hogar, los abrazos cotidianos reforzarán
las relaciones, reduciendo las fricciones de una manera significativa”.
Concluyamos, pues, diciendo que existe una estrecha relación entre el grado y calidad de intimidad física, de presencia, de compromiso que hayamos experimentado, especialmente cuando niños, y la capacidad
adulta de relaciones humanas.
En relación a esta variable que condiciona nuestra
capacidad de relacionarnos, ¿qué hacer cuando las experiencias tempranas han sido negativas?
Aunque parezca demasiado obvio digamos que
simplemente, en un primer momento, conviene reconocer la real capacidad de relación de que dispongamos, para luego, en una postura de “sabiduría”, dedicarnos responsablemente a una buena administración de ella. A través de estos dos momentos, que implican actitudes valientes de cariño hacia sí mismo,
valoramos adecuadamente lo que somos, reconquistamos confianza en nosotros mismos, dado que nos
exigiremos lo posible, y, luego, sin tensiones ni frustraciones inútiles, desgastadoras, etc., podremos desafiarnos, en forma realista, poniéndonos metas más
altas, pero viables, factibles, etc.
Que en una persona se den más o menos capacidades de relaciones humanas alimentadoras, apoyadoras, etc., si ellas son fruto de experiencias tempranas, no cabe cuestionar responsabilidades individuales. Lo que sí toca a cada cual es responsabilizarse
de lo que realmente dispone tratando de sacarle el mejor
partido posible.
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En este aspecto específico, ¿qué es actuar responsablemente?... Acoger y aprender a amar el perfil propio de personalidad. Somos lo que somos. Nuestros
rasgos nos pertenecen, nos acompañan y maduramos
y nos desarrollamos sana y adecuadamente en la medida que les demos una dimensión personal y social.
Amarse a sí mismo tal cual uno es... Esta relación afectiva, armónica consigo mismo es previa al deseo de ser
y sentirse amado por los demás. Aunque imperfectos,
en proceso de maduración, a través de toda la vida, si
nos acercamos con comprensión, aceptación y cariño
a nosotros mismos, ciertamente seremos capaces de esperar y percibir relaciones también comprensivas y
cariñosas de parte de los demás. “Si tenemos miedo
de revelar nuestro yo imperfecto, no podemos esperar
que los demás se sientan lo suficientemente seguros
para hacerlo y seguiremos siendo extraños” (Buscaglia,
L., “Cómo amarnos los unos a los otros”, Edit. Diana,
México, 1987).
Sólo si somos realistas respecto de nosotros mismos existirá una verdadera capacidad de relación, una
auténtica maduración del yo y, como consecuencia,
una leal y comprensiva aceptación de los demás.
Todo lo anterior se puede resumir diciendo que,
antes de preocuparnos por los demás, en vista a una
presencia, interacción de buena calidad, debemos ser “responsables” con nosotros mismos.
Por el contrario, si no nos amamos, con la misma
fuerza destructiva con que nos trituramos a nosotros
mismos, lo haremos con los demás. Por otro lado,
también es un hecho que lo que cada cual siembra,
eso mismo es lo que cosecha. Así nace, se consolida y
se mantiene un “círculo vicioso” de relaciones humanas negativas.
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Pensemos un momento con calma: si culpamos,
aplastamos y ridiculizamos al prójimo porque repetimos con los demás el estilo de relación con nosotros
mismos, ¿podemos esperar ser percibidos y tratados
como personas amigas, agradables, etc.? Por fortuna
lo contrario es igualmente válido. Si tratamos de ser
apoyadores, comprensivos, honestos con los demás, repitiendo el trato que acostumbramos brindarnos a nosotros mismos, ciertamente no podemos temer ser rechazados. Por el contrario, entonces, nuestra presencia y compañía será deseada, solicitada, bien acogida.
Relaciones humanas
y condicionamientos históricos
El estilo de las relaciones humanas está condicionado por las características de una sociedad determinada, en un momento particular. ¡Pensemos simplemente en el poder de las modas!...
Los comportamientos humanos, en una proporción muy importante, son fruto del aprendizaje. Pero
éste se realiza imitando el entorno más cercano. Pertenecer, por ejemplo, a un estrato social, a una familia,
a un grupo religioso, etc., implica repetición, vivencia de ciertos hábitos, creencias, modos de conducta,
etc. Pero esto no es todo. Además, cada individuo está
integrado a un hábitat más amplio: la sociedad, la cultura en un momento dado de la historia. Aquí también
encontramos rasgos específicos. Así, un determinado
modo de ser de las personas también puede explicarse
por la pertenencia a tal o cual momento histórico y éste
podrá explicar específicamente una determinada ma16
nera de interacción de las personas. Digamos, pues,
que las personas se relacionan de una determinada
manera, en gran parte, porque así lo aprendieron. Ciertamente que de modo implícito se trata de una “dependencia” del ambiente y, como tal, puede significar
conflictos para las personas. Sin embargo, también es
cierto que aceptar el patrón conductual vigente entrega comodidad, seguridad, etc. Se paga un precio que
aparentemente es adecuado a los sentimientos de seguridad, autoconsideración y reconocimiento que entrega la sociedad.
En un corte transversal del tiempo, la sociedad
aparece estática, repetitiva. Como tal enseña, fundamentalmente, relaciones imitativas, dependientes. En
cambio, en una visión longitudinal del tiempo, en una
apreciación temporal con perspectiva, el mundo aparece cambiante, la historia como una tarea que se hace
y se rehace permanentemente. En este quehacer es imposible enfrentar la interacción personal, en particular,
a partir de posturas conformistas. La adecuación a la
realidad sólo como respuesta a exigencias sociales externas no tiene lugar.
Una visión cambiante del mundo desafía, pues, a
crear una nueva concepción de la relación: ésta debe
ayudar al cambio, debe apoyar el crecimiento. Dado
que las relaciones son vitales no pueden no corresponder a un proceso en el que cada cual recibe de los demás el apoyo para crecer, madurar, conseguir una identidad creadora. Sin embargo, en este proceso de interacción cada cual también devuelve a los demás iguales posibilidades.
¿Qué pide un mundo cambiante? Actores bien
plantados, personas autónomas, pero integradas. Este
“yo” moderno requerirá una nueva seguridad para
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crecer. Este hombre necesita vivir relacionando alimentadoramente su yo con el mundo circundante. En
el mundo futuro, el estilo de relación con los demás
(amigos, conciudadanos, autoridades, ideologías, etc.)
tendrá un peso muy importante en términos de facilitar o dificultar la existencia.
Un “yo” no relacionado, no tiene sentido. La calidad de relación, por su parte, condicionará el nivel
de vida.
En este mundo futuro sólo podremos ser, madurar y actuar con éxito en una relación que, permitiéndonos construir la propia identidad, nos integre en una
participación apoyadora del ser del otro.
El mundo cambiante moderno tendrá que inventar, promover y favorecer un nuevo tipo real de relación que facilite el crecimiento mutuo de las partes involucradas. Esta certeza no basta que esté en los libros
claramente expuesta. La sociedad necesitará mostrarla
vivida en sus estructuras sociales, políticas, económicas, educacionales, etc. La cultura del amor, de la solidaridad se vive o cede su lugar a la injusticia, a la
violencia.
Los derechos humanos ya no pueden ser sólo declaraciones importantes; necesitan ser vividos por hombres civilizados que se relacionan como personas adultas: tu vida es importante, mi vida es importante.
Digamos, pues, que la característica básica de la
relación de la sociedad futura consistirá en el interés
y respeto equilibrado por lo tuyo y lo mío. En otras
palabras, una auténtica relación, es decir, apoyadora
de crecimiento personal y colectivo, del individuo y de
la sociedad, será una interacción amorosa. El amor deberá estar impregnando la relación del futuro, sea familiar, de amistad, laboral, etc. 18
Este amor obviamente no sólo será sintonía en las
semejanzas. También implicará aceptación positiva de
las diferencias del otro. Estas actitudes no pueden ser
sólo pasivas; por el contrario, implican aceptar, apoyar
activamente las diferencias positivas que se dan en el
otro. Más aún, significan darle una valoración complementaria a lo personal propio.
En sicología, a partir de la década del cincuenta,
vivimos los aportes de la “tercera fuerza”, es decir,
de la línea o enfoque humanista. Desde ella, cada persona está llamada a la autorrealización por el desarrollo de las potencialidades que encierra. La madurez
personal se expresaría a través de una existencia con
sentido propio, una personalidad con amplios horizontes de conciencia, que se traducen, en la práctica, en
autonomía y libertad. Este crecer personal se conjuga
con un auténtico y sincero interés por el crecimiento
y la madurez del ser de los demás.
Así, en la línea sicológica humanista, el nuevo estilo de relación incluye también la valoración de lo
mío y lo tuyo. Ser, crecer, posibilitando las experiencias fundamentales de seres únicos será la tónica de las
interacciones del futuro. Estas relaciones no podrán ser
“individualistas”, sino “socialistas”, es decir, fundadas
en una antropología que no desconozca la dimensión
social del hombre. Lo social valdrá tanto como lo individual. El desarrollo de las personas, de los grupos,
de las sociedades será fruto del respeto equilibrado
por lo tuyo y lo mío. En la práctica, estas relaciones garantizarán que tu hijo y el mío no tengan hambre; que
se respete tu trabajo, tu salud, etc., y mi trabajo y salud... Se trata de una humanidad que interactúa en forma adulta; que se expresa en un interés de ayuda recíproca para crecer e intercambiar sentimientos sinceros.
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En esta relación de crecimiento mutuo ¿las personas conservan las máscaras? No. Se llega a la intimidad a través de la revelación de uno mismo.
En la relación adulta “hay respeto por la identidad,
igualdad e integridad del otro, en la que hay flexibilidad, unidad e individualidad al mismo tiempo”. (Nena
y George O’Neill, 1974).
En esta interacción se manifiestan las penas y las
alegrías, los éxitos y los fracasos, las cualidades y los
defectos. Con estos comportamientos y sentimientos
las personas se acercan entre sí auténticamente, participan unos y otros en el proceso recíproco de construcción de las vidas y, esta experiencia vital, los hace
crecer, suprime escollos, etc. En una palabra, la relación adulta facilita la vida.
Cambiar el rumbo de los actuales estilos de relaciones personales será un gran desafío para el hombre
del mañana. La necesidad de afirmación mal entendida del “yo”, llevó en tiempos no lejanos, a una filosofía “egocentrista” de la vida. El individualismo pretendió olvidar la necesidad de relación e interdependencia de unos con otros. Sin embargo, otra igualmente inadecuada concepción de la relación llevó a
un tipo de “colectivismo” que dañó a las personas. En
efecto, desatendiendo a ésas enarboló banderas de razas, culturas o ideologías.
La madurez en la convivencia será cariño, respeto, apoyo por el hombre entero, en su dimensión personal y social, en su necesidad de soledad y participación, en su anhelo de autonomía y dependencia, en el
deseo de ser escuchado y en su posibilidad de escuchar. Esta relación adulta ayudará a crecer a unos y a
otros; ayuda a encontrar nuevos modos de acción y de
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interacción para apoyar y promover el crecimiento personal y colectivo.
Un mundo nuevo, un estilo renovado de interacción, en una sociedad cambiante. En este planteamiento está implícita una filosofía de relaciones humanas
dinámicas. No hay cabida al miedo por el cambio. En
efecto, en esta visión no hay crecimiento sin cambio.
La solución al temor, al cambio, en una relación madura, es aceptarlo, pero comprometiéndose las partes
a hacer lo posible porque sea compartido. El yo que
se va descubriendo y la madurez que por eso mismo
se va logrando ayudarán a comprender mejor a los demás y a comprometerse con más seriedad a apoyar
el crecimiento del otro.
La propia experiencia refrenda el hecho de que
quien se preocupa de sí mismo, quien se realiza como
persona, simultáneamente se capacita para servir mejor a los demás.
En la relación, está presente el compromiso de
ayuda recíproca. Si no se da, se corre simplemente
el riesgo de que cada parte involucrada en la relación
use a la otra parte independientemente, sin hacer de
la relación misma un espacio, una instancia de crecimiento compartido.
Terminamos resumiendo y diciendo que una buena relación en el mundo del mañana necesitará fundamentarse explícitamente en una filosofía de honradez,
buena comunicación, respeto e interés por el otro.
Esta relación tendrá posibilidades ciertas de subsistir,
permanecer a través del tiempo y las distancias. El lazo
será firme, apoyador, gratificante.
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Las relaciones humanas y los valores cristianos
El mensaje de Jesús crea vínculos vitales... Básicamente la existencia encuentra la razón de ser en el
amor de Dios, revelado como Padre universal. Como
consecuencia, el vivir humano adquiere calor fraterno
porque los hombres se reencuentran como hermanos.
De este modo la teología de la paternidad divina fundamenta la hermandad cristiana: desde la perspectiva
de Dios Padre, la tierra se convierte en la mesa común sin importancia de razas ni culturas... El cristianismo, pues, proclama la relación real, no metafórica,
de amor paterno divino y la relación de amor fraterno...
¿Qué consecuencias existenciales conlleva la relación filial con Dios?... La vida de cada persona adquiere un sabor nuevo: el existir se transforma en un caminar alegre y confiado por los senderos de esta tierra,
tanto en “las verdes praderas” como en “las oscuras
quebradas” porque cada hombre siente que le acompaña, protege, guía y levanta un Padre bondadoso.
Como contrapartida, dada la relación de fraternidad,
los hombres fratricidas cambian la visión del mundo
pasando del escenario de guerra a un espacio compartido en que la tarea de convivir se organiza solidariamente: los modelos económicos, políticos, sociales,
morales, etc., hechos por hombres cristianos, dan primera prioridad a las variables que garantizan una civilización de amor, una cultura solidaria, etc. Este principio básico de las relaciones humanas cristianas fue
presentado magistralmente hace ya 2.000 años “ama
a tu prójimo, como a ti mismo”. Las relaciones humanas fueron así iluminadas por el mandato divino.
¿Qué podemos decir, hoy, de las relaciones hu
manas? Hagamos la pregunta de otra manera: ¿qué
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preparación entrega a las personas nuestra cultura occidental que garantice el éxito de la convivencia humána?... Desgraciadamente constatamos que la civilización ha supuesto el buen manejo de las relaciones
interpersonales. Los fanatismos ideológicos, no importa el signo que tengan, nos hablan claramente de la
mentalidad “blanco o negro” de nuestro mundo contemporáneo: “porque yo quiero vivir, tú estás demás”...
o bien “si tú quieres vivir, tienes que ser mi sombra”...
Más aún, no sólo la sociedad civil ha dado por supuesta la adecuada administración de las relaciones humanas, sino también lo han hecho las iglesias cristianas.
Obviamente han presentado la relación humana con
las características propias, específicas, pero no han
mostrado explícitamente, en general, una metodología
ad hoc.
Porque el autor de estas reflexiones no comparte
tales silencios dedicará las siguientes consideraciones
a la conducta social. Básicamente planteará que la
convivencia armónica, pacífica, ayudadora se aprende, del mismo modo como se aprende la mayor parte de
los comportamientos. Pero, dado que la conducta social se construye de deseos, emociones, conocimientos, recuerdos, percepciones, actitudes, valores, etc.,
aunque sea brevemente y sólo en relación a algunos
de ellos, por las características de la presente obra,
revisará esos materiales intermitentes en el ser y quehacer comunitario.
Principios de la conducta interpersonal
Un individuo se comporta ante las personas, los
acontecimientos, las cosas... La respuesta que emite
frente a tales estímulos depende, en gran medida,
de los recuerdos que tenga, de los valores, la ampli23
tud de pensamiento; la cantidad de conocimientos; la
capacidad de incorporar nuevas informaciones, etc.,
que posea. Todo esto podemos llamarlo “mundo cognitivo” y respondemos, entonces, diciendo que en una
persona, la respuesta que ella da ante el mundo que la
afecta dice relación con la manera, forma, en que aparece ante él, depende de su “mundo cognitivo”. Esto
es algo absolutamente individual y, por lo tanto, varía
de una persona a otra.
Revisemos un ejemplo. ¿Qué es una casa? El concepto depende en cada persona de la propia experiencia de casa. Así, variará mucho en una persona que
nació y creció en una población marginal y en relación
a otra que lo hizo en Providencia o Las Condes. Esta
simple constatación puede indicarnos algunas de las
dificultades que encontramos en la convivencia de cada
día. En efecto, cada cual tiene tendencia a pensar que
su “concepto”, su “cosmovisión” es la verdadera, la
única posible y de ahí a esperar o exigir que los demás
piensen como uno, no hay más que un paso.
En la convivencia debemos, pues, tener presente
este concepto particular del mundo de las ideas, del
pensamiento, de la experiencia personal particular, de
los juicios de valor absolutamente parciales. Toda situación, cosa o persona, por el mismo hecho de entrar
en el mundo cognitivo individual, se empequeñece al
ser experimentado, experienciado... Es decir, el proceso mismo de conocimiento relativiza todo. La realidad, en sí misma, es mucho más rica y compleja.
Si esto es verdadero y tenido en cuenta, toda persona al relacionarse con otra podrá sentir la alegría de
tener la oportunidad de enriquecer su mundo: mi visión, mi experiencia, mi valoración puede recibir la particularidad exclusiva del otro.
24
En Sicología, al estudiar la percepción se presta
especial atención a lo que se ha denominado “percepción selectiva” y “umbrales de percepción”. La primera característica perceptiva dice relación primero
con los intereses, inquietudes, necesidades, que pueda
tener un individuo y que le hacen aproximarse peculiarmente al campo perceptivo: si le interesan las mujeres rubias, verá sólo las niñas con tales características; si necesita comprarse un auto y la marca que necesita es tal o cual sólo prestará atención a ella. En
estos casos, el individuo ha realizado una percepción
selectiva, puerta de entrada de un conocimiento posteriormente también selectivo. En relación a la segúnda característica de la percepción debemos recordar
que ella está directamente vinculada a las sensaciones,
pero, a su vez, ellas dependen fisiológicamente del sistema nervioso, más específicamente, de las terminaciones nerviosas. Estas fijan los umbrales en cuyos
rangos son recibidos los estímulos sensoriales. Así, por
estas dos características perceptivas, las personas son
diferentes en su capacidad selectiva y en sus rangos de
recepción de estímulos. La realidad es la misma, pero
captada diferentemente por las personas. Cada persona se relaciona en forma parcial con la realidad. La
suma de las partes hace más rica la aproximación al
mundo. Sin embargo, esto que parece lógico en teoría,
en la convivencia no lo es y por enfrentamientos de
todo tipo, de hecho, la variedad introduce tensiones y
guerras en la interacción personal.
¿Cómo se percibe y juzga a las personas?
Concretamente nos preguntamos ahora ¿cómo nos
formamos una impresión sobre los demás?...
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El primer paso para relacionarnos con otra persona es el de formarnos una impresión sobre ella. Esta
impresión es de primera importancia porque dirige
nuestras reacciones o respuestas e influye, posteriormente, en el curso de la conducta interpersonal. Antes
de formarnos una impresión de los demás, damos los
siguientes pasos: notamos su voz y movimientos expresivos; seguimos lo que dice y lo que hace cuando reacciona ante nosotros y ante otras situaciones y personas.
Desde aquí damos un nuevo paso utilizando la información acumulada para juzgar las características, los
rasgos del prójimo que estamos observando: sus conocimientos, deseos, objetivos, en general, su personalidad.
A esta altura tenemos suficientes elementos de
juicio para responder y así lo hacemos: las acciones
que como respuestas dirigimos a los demás se guían
por tales juicios. Una comunicación social auténtica se
establece cuando los juicios son recíprocamente correctos.
¿Hay “elementos distorsionadores” de la formación de los juicios? ... Sí ... Por ejemplo, si tenemos
de antemano una opinión contraria sobre otra persona
que, digamos, físicamente se parece a una que nos
desagrada, hay tendencia a asignarle bajo puntaje en
rasgos favorables y alto en los desfavorables. Técnicamente, los sicólogos sociales hablan del “efecto del
halo”. También podemos prevenir la objetividad de
nuestros juicios sobre los demás recordando que la
forma en que un individuo tiende a percibir a otro está
influenciado, o por las creencias, teorías generales que
tenga sobre la organización de la personalidad o por
las expectativas que tiene en relación a qué rasgos de
personalidad deben acompañar a otros rasgos de las
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personas. (No es raro esperar que una persona con
buena presencia física también sea “buena”, digamos
honrada; o que una persona honrada también sea
amable, etc.). Finalmente, digamos que también puede
influir en el juicio que nos formamos de los demás el
conocimiento que podamos tener de los grupos sociales y que tienden a cegarnos como para no percatarnos de las legítimas diferencias que puedan existir
entre los miembros de dichos grupos; frente a ellos
nos mostramos rígidos en el raciocinio. (Consideremos
como ejemplo, la apreciación que tenemos sobre las
religiosas a quienes consideramos amables, y por eso
suponemos que la hermana Sofía es amable y “a priori”
rechazamos la posibilidad de que no lo sea. Este ejemplo se puede aplicar a grupos políticos, de sexo, de
edades, etc.). Digamos, pues, que el efecto del halo,
la teoría de la personalidad, los estereotipos afectan
la objetividad de nuestras percepciones. Estos factores
afectan nuestras percepciones, pero no son los únicos.
La virtud teologal de la caridad
Ciertamente que la caridad es un don gratuito de
Dios. Una conducta, una relación podría incluso ser
sicológicamente sana, pero humana, no sobrenatural.
Amar al prójimo, como Dios nos ha amado, como Jesucristo lo vivió históricamente, no es fruto de aprendizaje humano. Sin embargo, la semilla puede caer en
buena, mala o regular tierra. Lo que aporta la sicología social está en el orden del trabajo de la tierra: que
en la acción humana podamos distinguir la motivación
que impulsa la conducta y la interacción misma, es decir, la acción de un individuo que sirve de estímulo a
la de otro que actúa como respuesta no dice nada en
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relación a tener o no tener caridad; que sepamos qué
necesidades, emociones, pensamientos, recuerdos,
percepciones, influyen en el tipo de relaciones interpersonales que se puedan dar, no garantiza la calidad
teologal del amor. El valor sobrenatural, teologal, de
la conducta humana, es fruto del Espíritu, brota de un
corazón “renacido”. Lo divino no destruye lo humano,
pero lo humano no construye lo divino. Simplemente
le da cabida, no impide que Dios actúe.
Conclusión
Terminemos afirmando que el cristianismo es la
gran invitación hecha por Dios al hombre para que
construya la familia humana como pueblo de Dios.
Hablar de cristianismo es, pues, hablar de relación
interpersonal, de convivencia. Dado que es básico para
un cristiano relacionarse positivamente, consigo mismo
y con el prójimo, es importante, a modo de preparación, de predisposición conocer algunos aportes de orden sicológico que ayudan, que no impedirán la presencia de la virtud teologal de la caridad. Estamos ciertos que es Dios quien regala el amor, y que éste es
un don absolutamente gratuito, que recibimos sin mérito alguno de nuestra parte, pero también estamos
ciertos que algunos principios fundamentales de la sicología social son buenas herramientas para preparar
la tierra... El ideal es que la semilla caiga en buena
tierra, por eso conviene que cuidemos el terreno donde quiere crecer el don de Dios.
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2.
Los sentimientos
En nuestras vidas, los sentimientos juegan un papel de primer orden. Obviamente que nos conectamos
con la realidad a través de los sentidos. Sin embargo,
los sentimientos están siempre presentes en nosotros;
contribuyen a la percepción aportando siempre algo
esencial que puede ir desde un simple “tono” hasta la
distorsión total. “No tener conciencia de los propios
sentimientos, no comprenderlos o no saber cómo utilizarlos y expresarlos es peor que la ceguera, la sordera o la parálisis” (Viscott, D.; “El lenguaje de los
sentimientos”, Edit. Emecé, Buenos Aires, 1986).
Al hablar sobre “comunicación” estamos acostumbrados a referirnos a ideas, conceptos, palabras.
Sin embargo, previo a todos ellos están nuestras sensaciones y percepciones. Por experiencia personal sabemos que, además y previo a tener conciencia de color, sabor, placer, dolor, etc. se produce una “resonancia interior”. Esta connotación de acercamiento o rechazo que conlleva la percepción pertenece básicamente a la capacidad de respuesta que tiene el organismo.
Al nacer, todo individuo sano posee “excitabilidad”
(placer, pena, ira, asco, miedo, alegría, afecto, etc.).
Aquí está la base orgánica de lo que, posteriormente,
irá madurando, diferenciándose, perfeccionándose y
que genéricamente llamaremos “afectividad” o “sentimientos”.
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La conducta y lo biológico
La conducta es fruto de la interacción entre el organismo y el ambiente.
El individuo nace con un conjunto de necesidades
básicas... Así, el recién nacido está obligado a adquirir conductas de satisfacción. El niño poco a poco aprende, teniendo como base la capacidad orgánica de percibir, a evadir situaciones de pena o desagrado, o a
acercarse a situaciones de placer ... La conciencia de
este funcionamiento, primeramente reflejo, aparece
“a posteriori”. Es decir, la sensación de una necesidad
y/o la satisfacción de ella es un dato primario en el
niño; la conciencia de ellas es producto de un proceso de
maduración.
individuo
necesidades
conciencia
Satisfacción: agrado (emoción)
No satisfacción: desagrado (emoción)
La conducta y los reflejos
La conducta es un restablecimiento o reforzamiento de equilibrio... Toda conducta supone movimientos e inteligencia, pero también móviles y valores finales: sentimientos.
La afectividad y la inteligencia son indisolubles y
constituyen dos aspectos complementarios de toda conducta humana.
Siguiendo los planteamientos de Piaget, en el primer estadio de las técnicas reflejas están los impulsos
30
instintivos elementales ligados a la nutrición y aquellos
afectivos que corresponden a las emociones primarias
(el miedo, por ejemplo).
Al segundo estadio (percepciones y hábitos) corresponden una serie de sentimientos elementales o afectos perceptivos relacionados con las modalidades de
la actividad propia: lo agradable y lo desagradable, el
placer y el dolor, etc. Estos estados afectivos dependen
de la acción propia y no todavía de la conciencia de
las relaciones mantenidas con las demás personas. Este
estadio elemental de afectividad no tiene conciencia
personal propiamente tal.
Con el desarrollo de la inteligencia, con la elaboración de un mundo exterior, con la construcción del
esquema del “objeto” aparece un tercer nivel de afectividad: “elección del objeto”, es decir, la objetivación
de los sentimientos y su propia proyección en otras actividades que no son sólo las del yo. Los sentimientos
relacionados con la propia actividad, gracias al progreso de las conductas inteligentes, se diferencian y se
multiplican: alegrías y tristezas relacionadas con el
éxito y el fracaso de los actos intencionales, esfuerzos
e intereses o cansancios y falta de interés, etc.
Tenemos, pues, primeramente estados afectivos
y aspectos perceptivos ligados únicamente a las acciones del sujeto. Luego, las acciones y las percepciones
globales e indiferenciadas dan lugar a “objetos” concebidos como exteriores al yo e independientes de él.
Los sentimientos elementales, entonces, son experimentados en función de esta objetivación de las cosas
y las personas. Así nacen los sentimientos interindividuales. Esta “elección del objeto” recae, primero, en la
persona de la madre, luego en la del padre y los demás
seres próximos: es el principio de las simpatías y anti31
patías; de la aparición de los sentimientos morales intuitivos y las regulaciones de intereses y valores.
Lo consciente y lo inconsciente de la afectividad
La afectividad se caracteriza por sus composiciones
energéticas: son cargas distribuidas en un objeto u otro.
Todo lleva al sujeto a resultados conscientes, es decir,
los sentimientos permanecen en el sujeto más o menos claramente como datos actuales. Por el contrario, el
mecanismo íntimo de ellos permanece inconsciente: el
sujeto no conoce ni las razones de sus sentimientos,
ni su origen, ni el porqué de su intensidad ni sus eventuales ambivalencias, etc. ...
¿ Qué es la toma de conciencia? “La toma de conciencia consiste en hacer pasar ciertos elementos de un
plano inferior, inconsciente, a un plano superior, consciente, y estos dos niveles no pueden ser idénticos...
La toma de conciencia constituye una reconstrucción
en el plano superior de lo que ya está organizado, pero
de otra manera, en el plano inferior, y las dos cuestiones son entonces la de la utilidad funcional de esta
reconstrucción y la de su procedimiento estructural”.
El mundo de los sentimientos
La afectividad está siempre presente en cada uno
de nosotros: o bien como respuesta inmediata a una
percepción presente o como respuesta gatillada y mantenida por residuos perceptivos de tiempos pasados:
Así, hablamos de emociones, sentimientos y estados
afectivos.
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Al hablar de sentimientos, lo más importante es
tener presente cómo éstos tiñen todo contacto con la
realidad. Los sentimientos dan a la realidad un sentido personal no sólo aquí y ahora, sino también una
connotación afectiva, valórica a mediano, e incluso,
largo plazo. Algo me puede agradar o desagradar,
aquí y ahora, pero deja en mí cierta predisposición a
buscarlo o rechazarlo, al margen de sí, en otro momento, pueda guardar el mismo valor positivo o negativo. Esto desde ya nos permite comprender por qué
un mismo mundo es buscado, apreciado y valorado
de tan diferentes maneras por las personas... El mundo corre el riesgo de no ser valorado en sí mismo,
sino de acuerdo a otros parámetros externos a él mismo... Así, podemos comprender, en parte, el desorden actual de la humanidad. Los hombres, los pueblos, desde sus propias perspectivas, intereses, valores, elaboran ideologías, sistemas, cosmovisiones, etc.
Mas, también es cierto que, además, las cosas
pueden no caminar por cauces normales debido a las
“pasiones”: sentimientos intensos, distorsionadores,
que impiden ver, juzgar y/o actuar adecuadamente.
Para construir una nueva sociedad, un estilo diferente de relación social, una nueva civilización con elementos solidarios, fraternos, justos, de respeto, responsabilidad, etc., es preciso también conocer, manejar,
poner en orden el mundo emocional.
Invitar a poner los sentimientos positivos en dirección a una nueva civilización, en favor de relaciones
personales apoyadoras, he aquí alguno de los objetivos
básicos de estas líneas.
Qué son nuestros sentimientos, cómo los administramos, qué convendría modificar para sanarnos emocionalmente, qué consecuencias producirán las afecti33
vidades rehabilitadas en las nuevas relaciones humanas, etc., serán los pasos que iremos dando al abordar
nuestros objetivos.
¿Qué son los sentimientos?
Todo organismo vivo tiene la capacidad de reaccionar frente a un estímulo. Es la excitabilidad orgánica. La tienen los vegetales, animales y el hombre...
Digamos que la materia viva puede sentir y reaccionar en forma de acercamiento o rechazo. La percepción la coloca en contacto consigo misma y con el mundo
que la rodea.
Esta característica orgánica básica entra en el proceso del desarrollo síquico del individuo y se transforma luego en percepción consciente, diferenciada,
simbolizada, comunicada, etc. Gracias al desarrollo sicológico del individuo llegamos al mundo de los sentimientos claros, diferenciados, complejos, etc.
¿Cómo es eso? Por nuestra capacidad de pensar
podemos formar conceptos y clasificar nuestras percepciones. Por nuestra capacidad de sentir reaccionamos emocionalmente ante el mundo que nos rodea.
Parece demasiado obvia esta consideración. Sin
embargo, es mejor partir desde aquí. Los seres humanos pensamos y sentimos. En el área de los sentimientos estamos en lo más propio de la persona, en
la intimidad de ella. Es el mundo de las vivencias.
Por el sentir, le damos un significado personal e
individual a la realidad. Dado que cada persona es peculiar, única, etc., es lógico que el mundo de los sentimientos también sea algo privativo en cada una de
ellas.
34
La realidad es una, pero la percepción de ella y
su valoración es múltiple, dada la pluralidad de organismos receptores e intérpretes de esa realidad. El
hombre no está hecho para vivir aislado... Cada persona necesita la relación consigo misma, con el prójimo, con su hábitat, con Dios... Por este acercamiento
va logrando la percepción de ellos y ella conlleva sentimientos de plenitud, emociones, etc.
Las personas que logran tener contacto y resonancia interior afectiva desarrollan sentimientos: esperanza, confianza, dudas, incertidumbre, alegría, entusiasmo, rabia, dolor, etc. El contacto real, verdadero de
cada cual con sus propios sentimientos es el camino
ideal de maduración, salud síquica, equilibrio, etc.
Alejarse de los sentimientos, no comprenderlos,
racionalizarlos, negarlos, es simplemente negar la realidad, distorsionar el mundo. Quizá alguien puede llegar a creer que, en lo inmediato, eliminó el sentimiento. La verdad, a mediano y largo plazo es que, a pesar de los mecanismos que use (intento de disfrazarlos, negarlos, etc.) ellos viven, y, más temprano que
tarde, exigirán ser atendidos.
Que el yo personal conozca, acoja y administre
adecuadamente sus sentimientos, es la base para un
desarrollo sano de la persona.
Hoy día a esta persona la sicología clínica la llama “asertiva”... Este apellido implica que: “se siente
libre para manifestarse”. Mediante palabras y actos
hace esta declaración: “Este soy yo. Esto es lo que yo
siento, pienso y quiero; puede comunicarse con personas de todos los niveles (amigos, extraños y familiares) y esta comunicación es siempre abierta, directa,
franca y adecuada; tiene una orientación activa en la
vida. Va tras lo que quiere” (Fensterheim-Baer, “No
35
diga Sí cuando quiera decir No”, cap. I, Edic. Grijalbo, Barcelona 1976).
El niño sano siente afecto-amor, alegría, pena,
miedo, rabia. Sin embargo, si el ambiente no permite
la expresión de las emociones auténticas, el niño comienza a buscar sustitutos (busca cómo sustituirlos
por otros) o bien aprende a acumularlos para luego expresarlos fuera de momento o desproporcionadamente “todos de un viaje”.
En esta primera etapa de la vida, los padres enseñan por modelaje. Si los padres nunca ríen, el niño no
tiene un modelo adecuado para expresar su alegría.
También los padres pueden descalificar la emoción auténtica y refuerzan en el niño la búsqueda de otra
forma de expresarla (“rebusque”). Si lloras, te pego.
Los padres dicen al niño lo que debe sentir. Ej.:
los hombres no lloran, los hombres nunca sienten miedo, un niño bueno no canta, etc. Nos encontramos con
sentimientos no expresados por mal ambiente.
Las emociones son el pan de la vida. Si éstas no
se permiten habrá sustitutos (rebusques). Ej.: en lugar
de frustración, rabia, etc. Desde aquí se preparan, en
muchas personas, trastornos sicosomáticos.
La mala administración de los sentimientos encuentra no pocas veces un costo diferido en términos
de salud mental: el uso de mecanismos de defensa.
El objetivo de las defensas es el de protegernos en
el corto plazo de daños que se proyectan más distantes en el tiempo.
“Existen, básicamente, dos tipos de sentimientos:
los positivos y los negativos. Los sentimientos positivos incrementan el propio sentido de fuerza y bienes36
tar, el sentido de plenitud, de vida, de totalidad y de
esperanza. Los sentimientos negativos interfieren con
el placer, agotan la energía y dejan al sujeto extenuado, con un sentimiento de bloqueo, vacío y soledad.
Los sentimientos positivos son regocijantes, como las
expresiones sexuales entre dos seres que se aman o
los que acompañan el reencuentro de un amigo, o la
consecución de una meta largamente buscada. Los sentimientos negativos acarrean todo el impacto de la pérdida, como la percepción de pequeñas muertes por
doquiera que miremos” (Viscott, D.).
Que el yo personal conozca, acoja y administre
adecuadamente sus sentimientos es la base para un
desarrollo sano de la persona. El potencial energético síquico estará disponible para construir una personalidad creadora y productiva. En cambio, una vida
sicológica enredada, bloqueada por un mal manejo de
sentimientos distrae fuerzas, posibilidades para ser,
crecer y relacionarse.
El ser está hecho
→ abrirse a los demás
para:
y crece
→
a través
de:
relaciones
interpersonales
adecuadas
Los sentimientos no expresados, reprimidos, tarde o temprano, toman su desquite tiñendo percepción
y juicios del presente con tonos no atingentes, propios
del pasado.
Esto nos indica cómo los sentimientos deben participar, fundamentalmente, en la experiencia “del aquí
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y del ahora” y no ser arrastrados, subterráneamente,
como hechos reprimidos, acumulados y no resueltos
del pasado.
“El problema, en la fase inicial del desarrollo es
la dependencia, la meta de la fase siguiente es el dominio y el control; la meta de la vida, alcanzar la libertad. En la siguiente fase existe el problema de la identidad, inclusive en lo sexual, y el objetivo de la vida
es, simplemente, sentirnos cómodos con nosotros mismos y aceptar nuestros sentimientos sin fingimientos”
(Viscott, D., El lenguaje de los sentimientos, Editorial
Emecé, Buenos Aires, 1978).
Un individuo con buen trato de sí mismo, con
buenos sentimientos hacia sí mismo (entiéndase aceptación de lo propio, valoración de lo real, es decir, con
buena autoimagen), con buena relación con el mundo
que lo rodea, tal individuo, ciertamente, será capaz de
iniciar, mantener y madurar relaciones personales.
¿Qué nos impide una buena relación con los demás? Muchas cosas... Pero, aquí, en el capítulo sobre
los sentimientos, digamos que quizá sentimientos mal
administrados (miedos, fobias, ansiedades negativas,
timideces, penas, enojos, culpas, depresiones, etc...)
nos impiden relacionarnos bien con los demás.
Los sentimientos que esclavizan a las personas les
impiden recibir y dar lo mejor de sí mismas.
Algunos pensamientos de maestros ilustres:
1.
38
“La emoción acompaña los cambios síquicos y es
la fuerza que sostiene el proceso de individuación.
Es la fuente principal de la conciencia” (Jung).
2. “La emoción da energía a todas las acciones. Las
emociones son la expresión de nuestra excitación
fundamental, las formas y los medios para expre
sar nuestras elecciones y satisfacer nuestras nece
sidades” (Perls, F.).
3. “Reprimir u obstruir las emociones puede llevar
a enfermedades emocionales” (James, W.).
4. “Un individuo sano conoce sus sentimientos emo
cionales, sea que éstos se expresen o no. Los sen
timientos que se niegan al conocimiento distorsio
nan la percepción que los produjo” (Rogers, C.).
5. “Las emociones positivas favorecen la autorreali
zación y animan la investigación de la felicidad,
tranquilidad, alegría, diversión, deporte, juegos”
(Maslow, A.).
6. “Las tensiones crónicas sirven para bloquear
el flujo de energía que es la base de las emociones
poderosas” (Reich, W.).
7. “Los neuróticos son incapaces de vivir en el pre
sente porque siempre llevan consigo situaciones
sin terminar del pasado” (Reich, W.).
Un tipo de terapia de sentimientos:
“aprendizaje asertivo” (A. A.)*
“En la vida síquica, las emociones son el pan nuestro de cada día. La alegría o la rabia, el entusiasmo
o la depresión son los estados pasajeros que van nutriendo la existencia” (Opazo, R.).
* Ver capítulo sobre Asertividad.
39
“Los afectos predominantes en el individuo condicionan su mirada sobre el presente... y sobre el pasado. La desdicha nos hace proclives a la melancolía,
la felicidad al optimismo. El estado afectivo facilita
cierto tipo de conocimientos y de recuerdos, influye
en nuestros pensamientos y en el procesamiento que
hacemos de la información. De aquí la importancia
de saber lo que siento y por qué lo siento, de identificar adecuadamente los problemas personales” (Opazo, R.).
“Que tu mente se abra a lo que tu corazón ya sabe” (Ana María Marchetti).
La alteración gruesa de los sentimientos podemos
básicamente resumirla en dos grandes categorías. Primeramente están las personas “planas”, que no reaccionan emocionalmente y, por lo mismo, no tienen vida afectiva significativa. Esta “castración emocional”,
en muy pocos casos, es una deficiencia orgánica, neurológica, propia o heredada. En la mayoría de los casos estos sujetos “apáticos”, en el sentido más clásico
de la palabra, llegaron a ser tales por mal aprendizaje. Son casi insensibles a todo tipo de experiencia emocional, víctimas de una enseñanza directa. Ciertamente sus maestros eran personas mentalmente enfermas.
Sin embargo, también, en condiciones de vida muy
adversas, ciertas personas pueden lograr sobrevivir
usando mecanismos de defensa. (Los mensajes del inconsciente podrían traducirse de la siguiente manera:
tienes que sobrevivir, pero dado que las circunstancias
te son tan negativas, es preferible que no las consideres, no las tomes en cuenta). En segundo lugar, podríamos considerar las personas que más bien tienen
cierta deficiencia en la expresión de los sentimientos.
Experimentan subjetivamente sentimientos, en cierta
40
forma los manifiestan al exterior, pero no lo suficiente. Como consecuencia, los sentimientos sólo juegan
un papel parcial y secundario en sus vidas.
En ambos casos se trata de personas que necesitan ayuda profesional. Algo hablaremos ahora de un
tipo de ayuda: el “aprendizaje asertivo” (A.A.).
Hasta hace 30 años, los métodos de tratamiento
de la conducta humana partían de Freud y aceptaban
la idea de que las personas son fundamentalmente impotentes hasta que tienen conocimiento de los conflictos, fuerzas y fantasías que residen en el inconsciente
y los traumas infantiles que los originaron. Sin embargo, la Sicología Clínica conoció el nacimiento de la terapia de la conducta y desde entonces la conducta en
sí misma ha comenzado a tener importancia en el tratamiento terapéutico.
La Terapia Conductual (T.C.) cambió la norma
tradicional. El sicoanálisis pregunta: “¿Por qué usted
está así?; la T.C. pregunta, en cambio: ¿Qué podemos
hacer para cambiarle ahora?...
La Terapia Conductual toma el problema del individuo tal como existe en la actualidad, identifica la
conducta específica que se desea cambiar con el fin
de resolver sus dificultades e intenta sistemáticamente transformar esa conducta basándose sobre todo, aunque no exclusivamente, en métodos derivados de la
sicología del aprendizaje, el condicionamiento y el análisis de las conductas observables, que pueden imitarse y medirse, antes que en procesos, impulsos o conflictos del inconsciente. En la línea sicológica conductual el Aprendizaje Asertivo (A.A.) es una de sus múltiples líneas terapéuticas.
Digamos desde un comienzo que no podemos
confundir agresión con aserción. La agresión es un ac41
to contra los demás. La aserción es la defensa adecuada de uno mismo. La aserción se aprende. Un “best
seller” en esta línea está representado por el libro:
“No diga Sí cuando quiere decir No” (FensterheimBaer, Edit. Grijalbo, Barcelona, 1976).
Esquema general:
conciencia
Necesidades
grado de
satisfacción
mundo
afectivo
Esquemas básicos:
1.
Necesidades
sin respuestas:
frustración:
(incluye
distintas
formas de
desajustes
emocionales)
—ansiedad
—tristeza
—rabia
—inestabilidad emocional
—impulsividad
—hiperemotividad, etc.
2.
Problema social
no resuelto:
frustración:
—ansiedad
—depresión
—alcoholismo
—drogadicción, etc.
Los sentimientos nacen, maduran, se consolidan.
Este desarrollo podrá ser bueno, regular, malo... ¿Qué
hacer cuando el mundo de los sentimientos no es sano, sicológicamente hablando?...
La rehabilitación sicológica, aun hoy día, presenta
diferentes líneas de acción. Nosotros hemos presentado en estas líneas sólo una de ellas. No es la más
conocida, tampoco podemos asegurar que sea la más
42
eficiente. Sin embargo, la presentamos porque es sencilla, y ha resultado útil a muchos pacientes que se la
han autoadministrado a partir del excelente libro ya
mencionado: “No diga Sí, cuando quiera decir No”
(Fensterheim-Baer).
La Terapia Conductual (T.C.) administra el arte
de relacionarse con las personas y el mundo que le
rodea. A esta área de la T.C. se la llama, como ya lo
dijimos: “aprendizaje asertivo”. (Ver capítulo “Asertividad”).
¿Qué es asertividad? Una vez más digamos que es
la expresión adecuada de cualquier emoción, que no
sea la ansiedad, hacia otra persona. Una persona debe
vivir en relación activa con su ambiente y responder a
los cambios del mundo exterior con cambios en su sistema nervioso. Al cambiar la situación aprendemos a
cambiar.
Refiriéndonos a dos nuevos conceptos necesarios
en la comprensión de nuestro planteamiento digamos
que: excitación es el proceso cerebral que exalta la actividad y facilita la formación de nuestras respuestas
condicionadas. Por el contrario, “inhibición” es un
proceso desalentador que disminuye la actividad y el
aprendizaje de algo nuevo.
En el tratamiento del aprendizaje asertivo (A.A.),
el paciente responde a situaciones sociales con cólera,
afecto, o cualquiera otra emoción que inhibe o contrasta la ansiedad. Por ejemplo, en las sesiones de A.A.
el paciente estimula las situaciones que le provocan
ansiedad mediante la interpretación de diversos papeles externos al paciente para que exprese sentimientos
que no sean de ansiedad durante la actuación.
“Saber lo que uno siente no es suficiente; debemos expresarlo y expresarlo adecuadamente”.
43
Inventario de Aserción
1. ¿Compra cosas que no desea realmente, sólo por que le resulta difícil decirle no al vendedor?
2. ¿Vacila cuando tiene que devolver algo en una
tienda, incluso teniendo buenas razones para ha cerlo?
3. Si alguien habla en voz alta durante una película,
obra de teatro o concierto, ¿es capaz de pedirle
que se calle?
4. ¿Es capaz de iniciar una conversación con un ex traño?
5. ¿Tiene problemas para mantener la conversación
en los actos sociales?
6. ¿Actúan los demás como si lo juzgaran a usted abu rrido?
7. ¿Está usted satisfecho de su vida social?
8. Cuando un amigo le hace una petición irrazona ble, ¿es usted capaz de negarse?
9. ¿Es capaz de pedir favores, de hacer peticiones a
sus amigos?
10. ¿Puede usted criticar a un amigo?
11. ¿Puede usted alabar a un amigo?
12.Cuando alguien le dice un cumplido, ¿sabe usted
qué responder?
13. ¿Existe alguien con quien usted comparta sus sen timientos íntimos?
14. ¿Preferiría reprimir sus sentimientos que hacer
una escena?...
44
15. ¿ Es usted espontáneo(a) durante el acto sexual?
16. ¿ Encuentra dificultad para llamar la atención (amo
nestar) a un subordinado?
Cualquiera sea su problema de relaciones humanas, tenga presente estos principios básicos si desea
rehabilitarse:
1. Revele su propio Yo todo lo posible, teniendo en
cuenta sólo la situación y tipo de relación;
2. Trate de expresar adecuadamente todos sus senti mientos, ya sean de cólera o de ternura;
3. Actúe de tal modo que aumente su autoestima y
el respeto por sí mismo;
4. Examine su propia conducta y defina las áreas en
que le gustaría ser más asertivo.
45
3.
Aprenda a vivir bien
Miramos al hombre que nos cruza en la calle y
sospechamos la petición que lleva en su corazón: pide
a Dios, al prójimo, a sí mismo, al entorno, que le regalen sabiduría. Ha caminado mucho o poco, pero lo suficiente para descubrir que muchas cosas son útiles y
necesarias en la vida, pero una sola es imprescindible:
saber vivir.
¿Cómo se aprende a vivir?, ¿quién y dónde enseña a vivir?... En la contemplación de la naturaleza, en
la vida sencilla del hermano pescador, minero, campesino; en la palabra inspirada, proclamada en un templo; en la transparencia del dolor en los hospitales o
cementerios, encontramos sabiduría...
Lamentablemente son escasos los maestros que
enseñan sistemáticamente el arte de vivir bien...
Las personas llegan a la adultez joven, pasada la
primera juventud; deben asumir responsabilidades de
adultos y entonces echan de menos un padre o una
madre, un profesor o un líder que, trascendiendo las
necesidades reales e inmediatas, hubiese compartido
su sabiduría para vivir y convivir con éxito.
En las personas, se acumulan fantasmas, deformaciones, vestigios intelectuales, llámense imágenes,
recuerdos, juicios, seudo valores, etc., que impiden
46
una existencia cómoda consigo mismas y con los demás; en las personas, se acumulan sentimientos, estados de ánimo, llámense temores, rencores, inhibiciones, etc., que enredan el vivir personal y la convivencia social; en las personas, se acumulan estilos de
relaciones, modos de ser, formas de convivencia agresivas, depresivas, impersonales, descomprometidas,
distantes, etc., que impiden la integración, la comunión y la participación comunitaria.
Herida por la vida va la mayoría de la humanidad. En muchas oportunidades estas personas hacen sinceros propósitos de cambiar de vida, pero, muy
pronto, lamentablemente, se dan cuenta de que no bastan los buenos deseos.
Los creyentes frecuentan sus templos, asisten a
sus servicios religiosos, aprenden hacia dónde ir, pero
les falta el cómo... La realidad la tienen como experiencia personal, las metas gratificantes las acogen como “buenas noticias”; sin embargo, entre el punto de
partida y el de llegada se les presenta un vacío, un no
saber cómo hacer camino.
Dios, a través de Jesucristo, nos ha mostrado el
camino. Más aún, Jesús es el camino. Pero, el hombre de hoy exige “novedades”. Aunque sólo en Jesucristo está nuestra salvación; aunque las bienaventuranzas del monte (Mt 5) garantizan ciertamente, también hoy día, el crecer sano del hombre, en consideración a la debilidad humana, presentamos en las siguientes consideraciones la traducción sicológica moderna de la eterna sabiduría divina. Concretamente
hablaremos al hombre maltratado de estos tiempos,
del mundo de sus emociones, de sus afectos.
47
Nuestro mundo interior tiene una capacidad amplia de reaccionar; la resonancia que producen en él
las situaciones, las personas o las cosas van desde la
paz a la ansiedad pasando por la irritación y la tristeza. A todos estos estados interiores los llamamos
“emociones” y con ellos tejemos la trama de la felicidad o desdicha, en nuestras vidas.
En primer lugar, digamos que esas “resonancias
interiores” o emociones pueden sernos agradables o
desagradables y, como tales, clasificarlas en nuestras
nomenclaturas sicológicas. En las primeras ponemos,
por ejemplo, la paz, la alegría, la serenidad, la jovialidad; en las segundas, por el contrario, colocamos la ansiedad, la tristeza, la irritación, etc.
La vida es como es y en ella cada ser humano debe aprender a vivir. Es ventajosa una buena filosofía.
Si es tal, preferiremos buscar positivamente las alegrías dado que, de todas maneras, las penas llegan.
Es errado pretender cambiar las “reglas básicas del
juego” en la realidad humana personal o social. Por
eso, si no es razonable esperar ser completamente feliz o sólo exitoso siempre, podemos, al menos, aspirar
a sacarle el mejor partido a los momentos positivos.
A un hombre comprometido con la vida, a los individuos encariñados con la existencia lo que les corresponde es buscar maneras cómo disminuir las emociones desagradables, aumentando las agradables. En
una palabra, para ser feliz como seres humanos es preferible buscar positivamente las alegrías porque las penas llegan solas.
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¿De dónde surgen nuestras emociones?
Los estados emocionales pueden surgir desde una
triple vertiente. Las enumeramos brevemente: desde
la estimulación física externa y directa de una parte
cualquiera del organismo; desde las percepciones sensoriales de sí mismo o de las actividades del propio
organismo, y, finalmente, desde el pensamiento o deseo. Digamos claramente que esta distinción es más
pedagógica que real; en efecto, de hecho, en la producción de nuestros estados emotivos contribuyen simultáneamente las tres fuentes.
Corrientemente la mayoría de las personas considera que las emociones que tienen han sido causadas
por acontecimientos externos, digamos por estímulos
del entorno. Obviamente no pocas de ellas encuentran
una adecuada explicación en un “estímulo” externo.
Sin embargo, también es cierto y lo sabemos, incluso,
por experiencia personal, que muchas emociones dependen principalmente de la interpretación que nosotros hacemos de tales “estímulos”.
¿Qué quiere decir esto? Que los pensamientos, las
frases interiores, la filosofía de la vida, la forma que
tenemos de percibir, etc., son la causa, la explicación
de muchos de nuestros estados emotivos.
Nos encontramos, pues, con que, por un lado, están objetivamente las luchas, las personas, las cosas,
pero también, por otro lado, están la visión, la valoración que hacemos de ellos. En la práctica, la causa de
nuestras emociones la encontramos preferentemente
en las “frases interiores” que nos repetimos a nosotros mismos, más que en las cosas y las personas en su
significación propia, objetiva.
49
¿Qué son las ideas no-realistas
o irracionales?
Es cierto que la realidad tiene su propia objetividad. Sin embargo, también es verdad que no siempre
nuestras ideas, nuestros juicios coinciden con la realidad objetiva. Con frecuencia nosotros nos hacemos,
por cuenta propia, nuestras particulares y personales
ideas de las situaciones, personas o cosas... ¿Qué papel juegan estas “ideas” en nuestras resonancias emocionales?... Estas ideas, ¿son capaces de teñir subjetivamente nuestras percepciones?, ¿llegan a jugar un papel importante en nuestras valoraciones?...
Sin necesidad de extensos planteamientos, la vida
de cada día nos muestra cuán decisivas son las ideas,
interpretaciones subjetivas (ideas no-realistas, ideas
no-razonables) en nuestros comportamientos.
En la presente consideración, nos interesa especialmente subrayar el papel que juegan estas ideas norazonables (irracionales) en la génesis, mantención y consolidación de las emociones negativas (miedo, ira, depresión, etc.).
Tomemos un ejemplo de idea no-realista. Supongo que es adecuado exigirme que debo caer siempre
bien a todas las personas. Si, de hecho, no agrado a
un compañero de trabajo o a un pariente de mi pareja
el deber ser agradable a todos pone en juego mi seguridad personal, mi autoimagen. Porque pienso que
siempre y a todas las personas debo caer bien; dado
que, de hecho, no soy agradable a una persona, en mi
cabeza empiezan a tomar cuerpo ideas, juicios tales
como: “eres despreciable”, “no vales como toda la
gente”, etc. Estas ideas o juicios errados terminan generando sentimientos de crítica, de descontento, de
desvalorización personal.
50
La educación recibida, en especial, en la familia;
los mensajes que encierra la propaganda presentada
por los medios de comunicación, la propia experiencia
de la vida mal interpretada, etc., son algunas de las
fuentes que van llenando la cabeza de las personas de
“ideas irracionales”.
Si logramos sanar nuestra capacidad de pensar, es
decir, si nos deshacemos de aquellas ideas no-realistas nos libraremos de una buena cantidad de trastornos emocionales inútiles, más aún, dañinos: temores,
inseguridades, tristezas, etc.
¿Cómo deshacernos de las ideas irracionales?
Miremos los contenidos y los efectos de la publicidad televisiva. Plantean el éxito en la conquista de
pareja en base al uso de un determinado producto.
Tú, sin pensarlo, acogiste el mensaje y “creaste” en ti
la necesidad. Ahora puedes cuestionarte: “¿es verdad
que para tener éxito con mi pareja necesito consumir
o usar tal o cual producto?”. Tú tienes éxito con tu pareja cuando comparten, cuando se escuchan, cuando
se apoyan, cuando se respetan, etc. Si comparas la realidad de los buenos momentos compartidos con tu pareja y el uso o consumo del producto de la propaganda televisiva verás que la “necesidad” que te creó la
propaganda no es tal; descubrirás que la armonía de
tu pareja se da al margen de los productos publicitados.
Las ideas no realistas se destruyen confrontandolas, es decir, comparándolas con la realidad.
51
Otro ejemplo. Si no le caigo bien a una persona,
¿qué quiere decir?... Que yo tengo derecho a ser como
soy y que la otra persona a quien no le caigo bien tiene derecho a esperar, desear de las personas cierto estilo, ciertas maneras de ser que yo, en verdad, no poseo.
¿Qué pasa si mis derechos y los de esta persona
no coinciden?... La vida me demuestra que simplemente no pasa nada catastrófico. La otra persona ciertamente encontrará personas según sus gustos y yo encontraré (siendo tal cual soy) otras personas con quienes empatizaremos... Así, la idea no razonable de caer
bien siempre a todas las personas, pierde su seudo
fuerza. A través de simples reflexiones, comparaciones, confrontaciones con la realidad se logran trabajar
las ideas irracionales. Si descubro que no son exactas,
que su firmeza y validez sólo eran aparentes trataré
de cambiarlas y las nuevas ideas, más acordes con la
realidad no servirán de soporte de emociones negativas. Las ideas no realistas bloquean una mirada objetiva de la vida.
Algunas ideas no razonables de uso común
1. Es absolutamente necesario para un adulto sentir se amado y aprobado por todas las personas im portantes de su medio.
2. Para considerarse importante una persona debe ser
siempre competente, adecuada y capaz de con seguir sus metas.
3. Si las cosas no salen como uno desea es algo es pantoso y catastrófico.
52
4. Las personas malas y viciosas deben ser siempre
severamente castigadas por su maldad.
5. Si algo puede resultar peligroso o espantoso hay
que preocuparse siempre terriblemente por ello y
atormentarse sin cesar por tal eventualidad.
6. Es más fácil rehuir las dificultades de la vida que
hacerles frente.
7. Todo tiene una solución buena, precisa y perfecta
y es una catástrofe no encontrarla.
8. La mayor felicidad es aquella que llega sola.
9. Hagas lo que hagas no tiene sentido porque todo
está determinado.
10. La felicidad y el dolor del hombre no dependen
de él.
53
4.
Sea feliz: realícese
El Sistema Nervioso Autónomo
El cerebro emocional primitivo controla nuestras
emociones y las demás funciones corporales acerca de
las cuales la naturaleza nos ha dejado poco por decidir. El total de esta parte involuntaria de nuestro sistema nervioso (estructura del cerebro primitivo, las
huellas nerviosas, las terminaciones nerviosas, los caminos de realimentación) se llama Sistema Nervioso
Autónomo (S.N.A.).
Los estudiosos consideran que el S.N.A. tiene dos
partes diferentes y que se encargan de funciones diversas de nuestro cuerpo. Una mitad, cuando está activa, nos hace sentimos bien; la otra mitad, cuando está activa, nos hace sentirnos incómodos. La primera es
el sistema de la “diversión” o parasimpático; la segunda es el sistema de “miedo” o de “escape-lucha” o
simpático.
¿Qué es sentirse bien?... Son tantas las actividades que pueden inspirar lo que llamamos “sentirse
bien”, que la tarea de descubrir qué es lo que tienen
en común no es fácil.
Felizmente, hay una cosa bien clara: las mitades
de nuestro sistema nervioso involuntario no pueden
actuar simultáneamente. Si la mitad de miedo está activa, se inhibe la otra mitad de la diversión y viceversa.
54
Así, la sicoterapia básicamente consiste en establecer condiciones en las que podamos estimular la mitad que corresponde a sentirnos bien.
Si es cierto que, a través de la sicoterapia, no podemos actuar directamente sobre el sistema nervioso
involuntario, sí podemos hacerlo indirectamente. Sentirse bien es, por otro lado, permitir que nuestro organismo satisfaga sus necesidades. Un cuerpo satisfecho se siente cómodo, distensionado, feliz; un corazón satisfecho es capaz de dar y recibir alegría,
amor, comprensión, ayuda.
La capacidad de oír “las voces interiores”
¿Qué es lo que realmente necesita el hombre para sentirse pleno en humanidad? Son muchos los investigadores sociales que, responsablemente, han intentado, a través de la historia del pensamiento dar
una respuesta adecuada a esta pregunta...
Desgraciadamente, a través de las deficiencias humanas, limitaciones, patologías, etc., quisieron, por lo
general, entregar su aporte... Se llegó a una esencia,
a una humanidad no muy clara: juntando pedazos enfermos, mirando la otra cara de la enfermedad, y,
por lo tanto suponiendo, las partes sanas se ha intentado trabajar con un “ideal” de hombre...
Hoy, gracias a pioneros humanistas, la sicología
ensayó otro camino. Uno de sus más famosos representantes, A. Maslow, estudió a los grandes triunfadores. ¿Qué entendió por grandes triunfadores? Estudió
a los más felices, a los que alcanzan mayores éxitos,
a los individuos más creadores, más constructivos.
¿Qué descubrió en ellos? Las personas sanas, fuertes,
55
definidas exitosas, tienen en común ser capaces de
oír las voces de sus sentimientos internos más claramente que la mayoría de las personas.
Según los estudios de la sicología humanista todo
individuo tiene tendencia hacia la salud, con impulso
hacia el crecimiento o hacia la realización de las potencialidades humanas. Sin embargo, sólo una parte
de la población humana logra la identidad, individualidad, plenitud o autorrealización.
La logran los que son capaces de escuchar las voces del impulso, de distinguir las señales internas, de
percibir los indicios o estímulos interiores... ¿Qué está en juego en el individuo que se aleja de la plena
humanidad, del florecimiento total de la naturaleza
humana?... Simplemente la disminución de humanidad, es decir, ser una persona disminuida, temerosa,
falta de confianza en sí misma, con una pobre imagen de
sí misma, etc.
A la larga, lo que está en juego es la pérdida o
no realización de las capacidades y posibilidades humanas. En nuestros días, esto se ve expresado en personas con desórdenes espirituales, sin sentido de la vida, afligidas y sin valor, incapaces de amar, desesperanzadas, sin visión de futuro, a disgusto consigo mismas, con sensación y reconocimiento de estar perdiendo el tiempo, incapaces de reír...
La persona que falla en su desarrollo personal,
puede recuperarse. Esta recuperación incluye que el
yo vuelva a percibir y reconocer las señales internas;
sepa nuevamente qué y quién le agrada o desagrada;
escuche las voces del impulso que le indican cuándo
comer, dormir, orinar, descansar, etc.
Si todos tenemos el impulso de mejorar, realizar
nuestras potencialidades, ¿qué es lo que nos detiene?
56
La fuerza de los agentes socializadores que desconfían
de la sabiduría orgánica, de la experiencia milenaria
de los impulsos y señas interiores, llámense padres,
profesores, tradición, cultura, etc.
Digamos, finalmente, a propósito de ser capaces
de escuchar las señales interiores que, en parte, es
descubrir lo que uno es, descubrir qué es lo que uno
quiere hacer con su propia vida.
Características de las personas exitosas
¿Qué hacen las personas exitosas, triunfadoras?
Estas personas están dedicadas a algo externo a sí mismas, se dedican a una causa exterior a su propio cuerpo: sienten que tienen una misión, una tarea; en terminología religiosa diríamos que viven su “vocación”,
están en buen estado de salud física, tienen las necesidades básicas satisfechas, tienen una causa en la que
creen; tienen una “vocación” a la que se consagran;
lo que realizan lo hacen en busca de valores últimos,
finales que intrínsecamente valen la pena; esos valores los protegen y aman, si estos valores se ven amenazados se juegan por ellos: en una palabra, están motivados por verdades eternas, por los valores del ser
(verdad, belleza, justicia, etc.). En estas personas, lo
que llamamos vida religiosa, platónica o racional resulta ser una parte importante de la naturaleza humana. Estas personas, en su vida, van más allá de las polaridades, en los opuestos tratan de captar la unicidad
subyacente, tratan de integrar todo, haciendo la vida,
las situaciones, la convivencia más comprensiva...
Del estudio de las personas exitosas podemos extraer lo que es capaz de lograr el hombre: lo que se
57
da en ellos es propio de los humanos. Lo que es propio de los humanos, porque yo también lo soy, debe
ser mi meta, debe identificarse con mis aspiraciones.
A través de la selección de personas saludables, fuertes, creativas y virtuosas, la línea humanista postula,
en la corriente sicológica americana, que: podemos
tener una verdadera y positiva visión del ser humano;
podemos saber cuánto puede crecer la gente, es decir,
que puede llegar a ser un hombre.
¿Cómo puede una persona común y corriente
adiestrarse para escuchar las “voces interiores”? Abraham Maslow responde con toda sencillez: “Cierra los
ojos, corta los ruidos, desconecta los pensamientos,
aleja las preocupaciones, relájate de un modo receptivo. Espera simplemente ver qué pasa, qué viene”. Ahí
sentirás, descubrirás cuáles son tus peculiaridades, cómo eres tú, cuáles son tus potencialidades, cuál es tu
estilo, cuál es tu ritmo, cuáles son tus gustos, cuáles
son tus valores, hacia dónde se dirige tu cuerpo, qué
tan semejante eres a los demás, etc...
Las características del mundo
en las “experiencias cumbres”
El hombre “realizado” reconoce y satisface sus
necesidades biológicas y sus necesidades espirituales.
Al vivir sus necesidades espirituales, que corresponden a los valores del ser (belleza, justicia, bondad,
etc.), las personas de calidad, autorrealizadas, etc., experimentan momentos muy ricos que consideran los
mejores momentos del ser humano, los momentos
más felices de éxtasis, de embeleso, de placer, de profunda alegría. En estos momentos, el mundo, la reali58
dad se los ve como verdad, belleza, plenitud, trascendencia de dicotomías, en proceso vital, en unicidad,
perfección, justicia, orden, sencillez, riqueza, facilidad,
diversión, autosuficiencia, etc. No se trata de percibir
lo que el mundo debería o tendría que ser, sino que
se percibe que el mundo es honesto, verdadero, etc. En todas estas experiencias, que ahora conocemos
con el nombre de “experiencias cumbres” se pueden
encontrar dos componentes: uno emocional, de éxtasis (por ejemplo, la emoción que acompaña a un orgasmo placentero); otro intelectual, de iluminación
(por ejemplo, la iluminación que acompaña a una experiencia personal de muerte cercana). No es indispensable que los dos elementos estén juntos.
Las características de la realidad percibidas en las
“experiencias cumbres” son las mismas que ya se conocían como “verdades eternas”, “valores eternos”,
(verdad, belleza, bondad...).
Al finalizar el siglo XX, después de un siglo de
distancia, desconocimiento e incluso rechazo, la misma sicología halla un lugar de reencuentro con la filosofia y la religión: las características del mundo en
las “experiencias cumbres”.
Los estudios realizados, pues, en una población
seleccionada como “mejores personas” permite, hoy,
afirmar que los objetivos buscados por ellos coinciden
con los objetivos de los filósofos y de las religiones.
Esos mismos objetivos se traducen históricamente en
las cualidades que caracterizan y que admiramos en
los grandes hombres de la humanidad: nuestros héroes,
nuestros santos, etc.
Así llegamos, finalmente, a sospechar, en una postura precientífica aún, que las tendencias básicas de la
vida pueden ser el soporte científico, racional, experi59
mental, una posible base de un sistema de valores consonantes con la naturaleza (Charlotte Buhler).
Los valores que deberán guiar la acción humana estarían dentro de la naturaleza humana y dentro de
la misma realidad natural; el proceso para descubrir
tales valores también sería natural. Estos valores tienen que ser simplemente hallados, destapados, descubiertos: no inventados, construidos o creados...
Las profundidades del ser no pueden, pues, ser
consideradas sólo como origen de neuroris (inconsciente personal negativo), sino también fuente de salud, de alegría, de creatividad, de plenitud (inconsciente colectivo y personal positivo). En cada persona hay
instintos sanos, irracionalidad sana, intuición sana.
Para los creyentes cristianos este enfoque precientífico de la sicología humanista encierra inmensas esperanzas. Desde ya puede ser un gran espacio de diálogo entre filósofos, sicólogos y teólogos. Para el creyente cristiano no sólo el hombre es capaz de abrigar
grandes añoranzas para la humanidad que pueden
transformarse en realidad en algunos escasos sujetos,
en algunas cualidades particulares de manera muy
inestable. El teólogo comparte la comprensión positiva de la naturaleza, pero puede aportar, desde su especialidad, desde la perspectiva de la información que
les es propia, mucho más, todo lo que permite la “gracia sanante”, para luego informar de la “gracia elevante”.
Al finalizar el siglo XX, Abraham Maslow habla
de hombres “auto-actualizados”; Carl Rogers, de “individuos que funcionan plenamente”; Eric Fromm, de
“individuo autónomo”; Carl Jung, de “persona individualizada” y los cristianos, hablan de “santos”. Felizmente, después de correr tanta agua bajo los puentes,
60
hay más puntos importantes que nos unen que enfoques particulares que nos distancien. Ser feliz, elegir la vida (Deut 30, 19) implica disfrutar de todos los elementos que constituyen la humanidad: cuerpo, sigue y espíritu...
En las profundidades de nuestro interior hay un
superviviente, un organismo capaz de funcionar con
eficacia casi en cualquier medio y de alcanzar los niveles más elevados de perfección. En las profundidades de nuestro interior hay actitudes, capacidades y
potencialidades naturales que nos ayudan en todos los
sectores operativos de nuestra vida.
Tomar contacto con nuestros instintos es un hermoso camino de crecimiento. Es decir, acercarnos a
todas las cualidades que nos permiten actuar de forma básica para nuestra supervivencia, sin tener que
pensar previamente lo que vamos a hacer, incluyendo
lo que llamamos tendencias, impulsos, inclinaciones o
predisposiciones humanas... Tomar contacto con ellos constituye grandes recursos de fortaleza humana, de paz, desarrollo humano positivo.
¿Podríamos equivocarnos? Ciertamente... También han logrado introyectarse en nosotros los errores
de la cultura, de la falsa educación, los mensajes dañinos de la publicidad; además, tenemos las posibilidades personales de errores provocados con “premeditación y alevosía”. Sin embargo, en lo profundo está
lo más verdadero, lo más sano: no bloquearlo, no expulsarlo de nuestra mente, no discutir con ello, no reprimirlo, no menospreciarlo. En lá paciencia, en el silencio, en un auténtico deseo de encontrar descubriremos la vida sana, fuerte, creadora, que late, bulle, duerme en el interior del corazón de todo hombre.
61
Qué hermoso es encontrarnos con un Maslow
que reconoce que sus amigos religiosos hablan de Dios
de la misma manera que él habla de los valores del ser
(belleza, justicia, bondad, etc.).
Los sicólogos humanistas se encuentran con los
creyentes en la búsqueda de la perfección, en la adhesión a los valores. Las inquietudes de la sicología de
la corriente humanista se aproxima a la esencia de la
tradición religiosa...
El verdadero yo, la persona auténtica incluye una
constitución, un temperamento, una anatomía, una fisiología, una neurología, una endocrinología, unas capacidades, un estilo biológico, unas necesidades instintoides, pero también valores superiores, valores del
ser. Así la vida espiritual es parte de la esencia humana. Es parte de la plena humanidad, de la propia identidad, del yo verdadero...
La pobreza, la explotación, los prejuicios pueden
impedir que se logren las necesidades superiores...
Por este capítulo es obvio que la sicología no puede
moverse sólo a nivel académico. Las circunstancias sociales, económicas, políticas, etc., hacen difícil o imposible el ser persona, ser humano o tener humanidad
plena.
Sin embargo, si las personas más sanas toman
sus vidas en sus propias manos también es cierto que
el movimiento hacia la salud sicológica es, simultáneamente, movimiento hacia la paz espiritual y la armonía
social. Al crecer la responsabilidad personal por la propia vida, las personas también cambian la sociedad en
que viven. Más aún, al despertar y realizar los valores del ser también deberá despertar y florecer una
nueva clase de civilización.
62
El individuo sano se siente miembro de la humanidad, comprometido con la vida, amante de lo propio, defensor del derecho del otro... En la persona autorrealizada se trascienden las competencias pequeñas, las dicotomías excluyentes, los egoísmos empobrecedores, etc... Lo mío y lo tuyo valen... Mis hijos
y mi mujer, tanto como los tuyos y tu pareja, necesitan el mismo pan, el mismo techo, el mismo abrigo...
Las personas sanas conviven en justicia, respeto, solidaridad y, así, pueden ser los cimientos de una civilización aún no conocida: solidaria.
63
5.
¿Conviene expresar
lo que se piensa o se siente?
El hombre está hecho para vivir en sociedad. Sin
embargo, la convivencia humana, no pocas veces, resulta hoy francamente desastrosa. Las personas no son
capaces de convivir positivamente con sus semejantes.
¿Por qué la convivencia personal es cada vez de peor
calidad?... De hecho constatamos que las relaciones
que mantienen los seres queridos, los amigos o los conocidos difícilmente expresan lo que sienten o piensan.
Se teme la crítica, se siente vergüenza o se tiene miedo de ser rechazado... En definitiva, los hombres de
Occidente, en esta sociedad impersonal de poco tiempo, de mucho consumo, etc., terminan deformados
comportándose de acuerdo a pautas impuestas por estándares sociales, teniendo cada día menos contacto
con lo que cada cual realmente quiere, siente o piensa...
En las relaciones interpersonales, los individuos no expresan lo que piensan, sienten o necesitan en
forma adecuada y oportuna. El no expresar lo que se
siente, quiere o piensa es parte del precio de la “domesticación social”. En efecto, la inhibición de la “espontaneidad” es consecuencia de la enseñanza de la
familia, escuela o, en general, de la sociedad. En esta sociedad enferma, inauténtica, hecha de apariencias,
el comportamiento pasivo es parte del costo que des64
de niño el individuo debe pagar para ser aceptado,
favorecido, integrado, etc.
A estas personas socialmente inhibidas y con falta
de espontaneidad la sicología moderna las llama personas “no asertivas”.
El concepto de asertividad tiene su propia historia.
En un principio, dice relación especialmente con la expresión emocional (Salter, 1949; Wolpe, 1958). Así la
persona “no asertiva” es una persona inhibida; no expresa ni satisface sus reacciones y necesidades verdaderas, es prisionera de sentimientos ansiosos y de la
aprobación social. Hasta 1958, asertividad dice relación con la expresión de cualquiera emoción (que no
sea ansiedad) hacia otra persona.
Lazarus (1966) amplía el concepto de asertividad
a la expresión social no sólo de emociones, sino también de ideas, opiniones, etc. Este mismo sicólogo
identificará asertividad con “libertad emocional” (1971)
entendiendo por ella: “el reconocimiento y la manifestación adecuada de cada estado afectivo incluyendo los
matices de amor y afecto, empatía y compasión, admiración y aprecio, curiosidad e interés, como también
ira, dolor, remordimiento, escepticismo, temor, tristeza”.
Posteriormente, para Fensterheim y Baer (1975)
la asertividad se definirá como: “la autoafirmación de
uno mismo”. La persona asertiva adopta una actitud
o sentimientos de respeto y estima, frente a sí mismo
y a los demás”.
Lange y Yakubowski (1976) proponen el concepto
de “conducta asertiva responsable” que consiste en la
capacidad de expresar sentimientos, opiniones y creencias, en forma adecuada, en el momento oportuno,
respetando los propios derechos y tomando en cuenta
65
los derechos de los demás. La conducta asertiva responsable es, pues, un acto de autoafirmación que implica plena conciencia de los derechos del otro junto
a los propios, y de las responsabilidades que suponen
estos derechos. Seligman (1979) y Kelley (1979) igualmente insisten en el respeto por los derechos de los
demás y por los derechos que tienen en la interacción.
En estas condiciones, la asertividad busca un tipo
de relaciones sociales que faciliten el respeto mutuo y
la comunicación entre las personas.
El individuo asertivo cree en sí mismo, es decir,
tiene una alta auto-estima y confianza. Como consecuencia, si es criticado, puede responder sin agredir a
otra persona ya que la crítica no le cuestiona su autovaloración. La persona asertiva, entonces, respeta su
individualidad, se siente libre para expresarse y manifestar sus ideas y opiniones, se comunica abierta y
francamente con las demás personas y se relaciona activamente con las personas que la rodean, en las diversas situaciones de la vida. Pero idéntica actitud manifiesta frente a los derechos de los demás.
La asertividad admite, por lo menos, cuatro tipos diferentes:
1. Aserción básica o expresión emocional: se expre san los derechos, creencias, sentimientos y opi niones personales. No implica otras habilidades
sociales como empatía, confrontación, persuasión,
etc.
2. Aserción empática o empatía: implica reconoci miento de la situación de la otra persona, de sus
sentimientos, etc.
3. Aserción en escala o insistencia: si el otro no res ponde a una primera expresión asertiva y conti núa violando derechos, el que habla insiste en au66
4.
mentar gradualmente (en escala) la expresión asertiva, sin caer en la agresividad.
Aserción confrontativa o confrontación: si mi interlocutor dice una cosa y hace otra, yo puedo
describirle objetivamente su incongruencia.
¿Qué sería un comportamiento asertivo? Básicamente implica la capacidad de expresar sentimientos,
pensamientos y necesidades de una manera honesta,
directa y auténtica.
La sicología clínica se ha preocupado por ayudar
a los individuos para que establezcan con los demás
relaciones espontáneas y libres. Para ello ha creado el
método de “entrenamiento asertivo”. Este entrenamiento propone a las personas “programas” con nuevas experiencias vitales; gracias a ellas se introducen
cambios conductuales.
En sicología, la terapia conductual nació a mediados de este siglo como una corriente opuesta al sicoanálisis. La terapia conductual distingue dos líneas o
sistemas de tratamiento: la modificación conductual
(Skinner, 1953) y la “terapia conductual” (Wolpe, 1958
y Eysenk, 1959).
En la terapia conductual, las conductas problemas
(afectivas, cognitivas o motoras) son consideradas como respuestas a estímulos internos y externos, y los
problemas sicológicos que conllevan son el resultado
de aprendizajes inefectivos o desadaptativos. Así, la
teoría conductual toma el problema actual de la persona e identifica la conducta específica que desea cambiar. Durante mucho tiempo esto se intentó sólo a través de técnicas del aprendizaje; sin embargo, posteriormente, se han considerado en la conducta humana
variables tales como patrones cognitivos, diálogos in67
ternos, ideas no-racionales, etc. (Lazarus, 1969, 1971;
Ellis 1962, 1974; Bandura, 1969, 1977, etc.).
En el tratamiento conductual los programas de
nuevas experiencias vitales producen cambios en las
personas que garantizan un nuevo estilo de relación
consigo mismas y con los demás. Si hubo entrenamiento para ser “neurótico”, también puede la persona
adiestrarse para ser normal.
Preguntémonos directamente: ¿por qué no somos “asertivos”?... Señalemos, por ahora, tres razones:
1. O bien porque nos falta un determinado repertorio de conductas adecuadas en áreas o situaciones
precisas.
2. O bien porque un alto nivel de ansiedad impide
el uso, la administración de repertorios conductua les existentes.
3. O bien porque un conjunto de ideas irracionales
impiden la relación social honesta, auténtica y/o
espontánea.
¿Cuáles serían las características de una persona
asertiva?
1.
2.
3.
4.
68
En palabras y/o actos, la persona se siente libre para
manifestarse;
Con familiares, amigos y extraños puede comunicarse;
Ante la vida, tiene una actitud activa, es decir, tiene algo que hacer;
Al actuar, sabe que puede ganar o perder, pero
las emprende con ánimo ganador.
Declaración de Derechos Asertivos
I. Tienes derecho a ser juez de tus propias emociones, pensamientos y comportamientos, y eres
responsable de la ejecución y de las consecuencias de lo que sientes, piensas y haces;
II. Tienes derecho a no dar a nadie razones que
justifiquen tu comportamiento;
III. Tienes derecho a juzgar si eres tú el responsa ble de encontrar solución a los problemas de
otras personas;
IV. Tienes derecho a cambiar de opinión;
V. Tienes derecho a cometer errores y a ser res ponsable de ellos;
VI. Tienes derecho a decir que no sabes;
VII. Tienes derecho a decidir si para estar a la altu ra de una situación necesitas de la buena volun tad de otros;
VIII. Tienes derecho a ser ilógico cuando tomas deci siones;
IX. Tienes derecho a decir: “no entiendo”;
X. Tienes derecho a decir: “no me importa”.
Como todo en la vida, la asertividad también es
un proceso que sólo termina con la muerte... En efecto, si se trata de un modo de relacionarse, de actuar
o forma de defender opiniones, la aserción detecta el
problema que desea corregir, diseña un programa de
aprendizaje de la habilidad deficitaria y luego, de por
vida, queda la tarea de aplicar permanentemente la
conducta adquirida.
69
Inventario de Asertividad
(Rathus, 1973)
Instrucciones: indique en qué medida son característi
cas de su comportamiento las siguientes afirma
ciones. Conteste según los valores que se señalan:
+ 3 = muy característico;
+ 2 = bastante característico;
+ 1 = algo característico;
1 = no muy característico;
2 = bastante no característico;
3 = definitivamente no característico.
1. La mayoría de las personas son más agresi vas y decididas que yo*.
2. Yo dudo a veces en aceptar una invitación
debido a “timidez”*.
3. Cuando la comida que he pedido en un restaurant no es satisfactoria, yo me quejo al
mozo.
4. Yo tengo cuidado de no herir los sentimien tos de las otras personas, aun cuando yo me
sienta herido*.
5. Si un vendedor ha pasado tiempo mostrán dome una mercadería que no me gusta, en cuentro dificultad en decirle que “no”*.
6. Cuando me piden que haga algo, insisto en
saber el “porqué”.
7. Hay momentos en los cuales deseo una dis cusión interesante y vigorizante.
8. En mi posición, yo trato de salir adelante
tanto como otras personas.
70
9. En verdad, las personas, a veces, se aprove chan de mí*.
10. Me gusta empezar conversaciones con nue vas amistades o extraños.
11. A veces no sé qué decirle a una persona
atractiva del sexo opuesto*.
12. Dudo en hacer llamadas telefónicas a esta
blecimientos e instituciones públicas*.
13. Prefiero solicitar admisión para un trabajo
o una universidad por carta, y no por medio
de entrevistas personales*.
14. Me avergüenza devolver un artículo com
prado*.
15. Si un familiar cercano me estuviese moles
tando, preferiría quedarme callado y no ex presar mi molestia*.
16. Trato de evitar hacer preguntas para no apa recer como un estúpido*.
17. Durante una discusión, a veces tengo miedo
de enojarme tanto que tiemblo*.
18. Si un respetado y famoso conferencista dice
algo que yo creo incorrecto, yo deseo que el
blico también escuche mi punto de vista.
19. Evito discutir los precios con los vendedo res*.
20. Cuando he hecho algo importante, que vale
la pena, intento que otros lo sepan.
21. Soy abierto y sincero en lo que respecta a
mis sentimientos.
22. Si alguien habla mal de mí o circulan historias falsas, trato de entrevistarme con esa
persona tan pronto como sea posible.
71
23. A menudo me es dificil decir “No”*.
24. Trato de contener mis emociones para no
hacer una escena desagradable*.
25. Me quejo del servicio deficiente en un restaurante o en cualquier otra parte.
26. Cuando me hacen un cumplido, a veces no
sé qué decir*.
27. Si una pareja cerca de mí en un cine o conferencia está hablando fuerte, les digo que
se callen o que se vayan a hablar a otro lado.
28. Cualquiera que trate de colocarse delante
de mí en una fila, tendrá que darme una explicación.
29. Expreso mi opinión rápidamente.
30. Hay momentos en los que no puedo decir
nada*.
(*: Invertir el signo de los ítemes. Puntaje total: sumar
el puntaje de cada ítem, después cambiar los signos de
los ítemes negativos (con *)).
Programas de asertividad y sus resultados
Los estudios de seguimiento realizados en personas que han participado en entrenamiento de asertividad garantizan menos horas de hospitalizaciones, más
horas de escolaridad y de trabajo, mejores rendimientos, mejor imagen de sí mismo. Incluso las personas
entrenadas en programas de asertividad presentan promedios muy diferentes y favorables de drogas, alcohol
o tabaco.
72
Tales programas básicamente tenían como objetivo entregar un conjunto de habilidades sociales realistas y prácticas. Porque conseguían una mejor autovaloración de las personas, permitían, a la vez, a los participantes mejorar el estilo de relación con las demás
personas.
¿Desea un programa de asertividad para usted?
Primeramente necesita desear ser una persona
adulta. Pero, ¿qué es ser sicológicamente adulto?
1. Persona socialmente competente;
2. De funcionamiento independiente;
3. Capaz de pensar por sí mismo;
4. Capaz de hacer frente a los problemas de la vida;
5. Capaz de cuidarse de las decisiones diarias que
toma;
6. Sin depender de nadie. ¿Necesita aún algo más concreto?
Por ejemplo, ¿requiere un programa para ser un
“adulto socialmente competente”? Ensaye los siguientes pasos:
1.
2.
3.
4.
Poco a poco permítase tener un juicio personal
para determinar cómo ha de comportarse y qué
es lo adecuado en tal o cual ocasión.
Intente gradualmente correr riesgos y asuma las
consecuencias personales.
Dése permiso para prestar cooperación o alejarse,
sin ceder a las presiones sociales.
Aprenda a decir “no”, sin sentirse culpable.
73
¿Necesita dejar de ser “bueno”?
Educamos a los niños para que sean “buenos”.
¿Qué entendió la sociedad por “bueno”?... Un niño
obediente, respetuoso, dependiente, aceptador del juicio de sus padres respecto de lo que está bien o está
mal, etc. Este niño no producía “problemas”, permitía
funcionar al sistema educacional, familiar y social aparentemente bien. Este tipo de educación es monstruoso, teóricamente obsoleto, pero, de hecho, es el que
propician los “formadores” no preparados para guiar
o acompañar personas en su proceso de crecimiento.
Felizmente muchos adolescentes logran, con pequeñas
o grandes crisis, la madurez personal y, en consecuencia, recuperan una autoimagen positiva. Sin embargo,
también es cierto que no pocas personas quedan con
la “necesidad aprendida” de ser buenas, es decir, de
ser “dependientes”.
A las personas “buenas-dependientes”, para lograr una madurez adecuada puede servirles un programa que incluya, por ejemplo, los siguientes pasos:
1. No es cierto que los demás lo saben todo o tienen
todo claro;
2. Tú puedes aprender a decidir qué te conviene;
3. Tú puedes ser perfectamente querido o apreciado
y pensar y actuar en forma distinta a los demás;
4. El respeto incluye tanto la aceptación de los dere chos de los demás como la defensa de tus propios
derechos;
5. Al pensar y llevar adelante tus juicios, enfrentarás
la oposición social y eso es normal.
74
¿Deseas para ti un programa de asertividad?...
Aceptando que la vida es una sumatoria de aciertos y errores, intenta en tu vida, poco a poco, pequeños cambios. Ensaya algunas de las siguientes conductas:
1. Trata de mirar de frente, cambiar el tono de la
voz, no caminar con los hombros tan caídos, etc...
2.
Intenta decir “no” cuando quieras decir “no”, pero también di “sí” cuando quieras decir “sí”. Date
permiso para pedir favores, trata de comunicar,
con la prudencia adecuada, tus sentimientos y pensamientos, sean positivos o negativos. Ejercítate,
poco a poco, en la comunicación abierta y directa.
3.
No confundas agresión con aserción (la agresión
es un acto contra los demás, la aserción es la defensa adecuada de sí mismo). En el trabajo, trata de adaptarte a las situaciones laborales; ahí
procura formar y mantener un círculo social. Pero, en especial en la vida, aunque sea con pocas
personas, logra amistades íntimas.
4. Primero haz lo que puedas y sólo después pasa
a tareas o desafíos más difíciles.
La asertividad:
— enseña a pensar por sí mismo;
— enseña a sentir confianza en sí mismo;
— enseña a mantener las decisiones personales, pese
a la presión del ambiente;
— en una palabra, es una técnica sicológica que en seña cómo ser “adulto”.
75
II Parte
APRENDA
A NO DESTRUIRSE
77
1.
El miedo
El miedo normal es una emoción útil que denota
en un organismo un estado de alarma, tanto físico como sicológico.
Por experiencia personal sabemos que la sensación de miedo agudiza percepciones, moviliza energía,
acelera reflejos, clarifica pensamientos, incita a tomar
medidas protectoras, etc...
Sin embargo, también existe el miedo anormal o
irracional y éste se caracteriza porque agranda desmesuradamente peligros mínimos, gatilla síntomas físicos
descontrolados, etc.
La emoción de miedo, tanto normal como anormal, ha estado presente a lo largo de la historia del
hombre.
Emociones de supervivencia
Los sicólogos admiten que el miedo, la ira y la
depresión, dentro de los rangos que podamos llamar
“normales” (ver anexo 2) son emociones que los organismos poseen como herramientas propias de sobrevivencia de la especie. En esta postura, el cerebro controla automáticamente las funciones corporales y las
reacciones involuntarias que nos mantienen vivos: ni79
vel de temperatura, digestión, funciones glandulares,
ritmo cardíaco, sueño y vigilia, etc... Así también las
emociones negativas (miedo, ira, depresión). Digamos,
pues, que cada persona, gracias al sistema nervioso,
tiene capacidades biológicas innatas para experimentar, por ejemplo, sensaciones y emociones.
Señalemos más específicamente que, a través del
cerebro y la médula espinal, una persona puede controlar sus movimientos voluntarios, como también puede pensar y resolver problemas. Por el contrario, gracias al sistema nervioso autónomo, controla sus músculos involuntarios, digestión, glándulas endocrinas,
etc.
Las emociones y sensaciones dicen relación especial con el Sistema Nervioso Autónomo (S.N.A.). Sin
embargo, el S.N.A. también puede aprender a responder con miedo ante situaciones, objetos o pensamientos. En la línea terapéutica se puede afirmar, felizmente, que lo que se aprende, también se puede desaprender.
¿Qué es el miedo?
La idea o enfrentamiento de “peligro” es la causa
del miedo o temor. Existe o creemos que existe un
obstáculo para ser feliz y pensamos que éste es insuperable.
Para las personas que experimentan el miedo se
trata simplemente de un estado de alarma. Generalmente, el miedo prepara a las personas para el escape, la lucha o la inmovilidad.
80
Por experiencia, todos sabemos que existe una gama de miedos... Así, tenemos el miedo “normal” que
consideramos una emoción útil. Si una persona enfrenta un peligro, digamos que la amenaza un asaltante,
toma medidas útiles. Por el contrario, el miedo irracional nos desequilibra torpemente. Es una emoción
desproporcionada e inmanejable. Pensemos en la señora que frente a una pequeña araña no puede controlarse. También existe la ansiedad y se caracteriza
por ser un miedo continuo. Detrás de él hay una sensación de amenaza “difusa”; no hay algo explícito que
lo produzca. Finalmente, señalemos las fobias. Son
miedos persistentes a un objeto o idea. El sujeto está consciente que es algo ridículo, pero no puede evitarlo ni sobreponerse.
Aunque sea de paso, no podemos dejar de mencionar el pánico o terror repentino.
Concluimos, entonces, diciendo que el miedo puede ser tanto una buena herramienta de sobrevivencia
como una pesada patología...
Los miedos anormales (Ver anexo 2)
Entendemos aquí por miedos anormales:
a) miedos sin razón a cosas y lugares;
b) miedos sin razón interpersonales y sociales;
c) miedos sin razón a pensamientos.
Si bien los miedos anormales han existido siempre, sólo en el siglo XX se inició el estudio científico de
81
ellos. Freud inició el estudio de las “fobias”. Lo motivó su interés clínico y, tras serios estudios de casos
que atendía, propuso su teoría acerca de las, “fobias”
como una defensa personal. Desde entonces hasta ahora, existen básicamente dos teorías sobre los miedos:
a)
Según la teoría sicoanalítica: la fobia no es más
que el síntoma de un conflicto personal subyacente. En otras palabras, el miedo para los sicoanalistas es producto de un conflicto síquico oculto, establecido entre la naturaleza animal del individuo
y su educación civilizada. Probablemente este conflicto es de naturaleza sexual, iniciado durante la
infancia, antes de los 6 años. En la línea de un
analista ortodoxo responde a deseos infantiles de
tener relaciones sexuales con la madre, con el
padre o con ambos. Para el tratamiento se echa
mano especialmente de la “asociación libre” y la
interpretación de sueños.
b)
Para la teoría conductual: los miedos irracionales son miedos aprendidos. Dado que son fuentes
de desadaptación los afectados pueden desaprenderlos en un tratamiento que enseña a ello. Así,
en el tratamiento conductual, podemos voluntariamente ponernos en la situación de miedo, pero
introduciendo pensamientos, circunstancias favorables que ayuden a reemplazar las sensaciones
de miedo por otras más positivas.
En el fondo, en el tratamiento conductual se trata
de un “reacondicionamiento”, dado que el miedo es
considerado como una respuesta emocional condicionada.
Al margen de las grandes líneas terapéuticas de
los enfoques teóricos básicos, digamos que el miedo
82
patológico podemos tratar de sanarlo cada cual por
los caminos que nos resulten más eficaces. Entre estos
caminos podemos indicar los siguientes:
1.
Si el miedo nos impide actuar, si es como una orden de no actuar, la curación consistirá precisamente en actuar. Porque tememos, nos imponemos la inhibición, el no comportarnos. De hecho
nos arrinconamos, no hablamos, no queremos salir, etc. Para sanarnos de estos miedos démonos
permiso para actuar, para equivocarnos, para hacer el ridículo, etc. Al comportarnos, al actuar, lo
más probable es que lo hagamos bien y estos éxitos nos reforzarán para que sigamos actuando.
Incluso, en el peor de los casos, si somos torpes,
descubriremos algo positivo: que no es tan tremendo que nos equivoquemos.
2.
Si el miedo se nos presenta como algo vago, sin
rostro definido, la sanación consistirá en buscarle
voluntaria y directamente una identidad: ¿por qué
tengo miedo? Al precisar lo que tememos descubriremos que es algo que podemos manejar.
3.
Por el contrario, si el miedo es un temor frente
a una posibilidad: “quizá no pueda”, “a lo mejor
me va mal”, etc. Al analizar el alto costo que estamos pagando por una mera posibilidad estamos
iniciando el proceso de terapia.
4.
Si los miedos se relacionan con situaciones sociales e interpersonales tales como “no me atrevo a
salir a bailar”, o bien “me da miedo expresarme
en grupo”, etc. Para tales casos, la sicología moderna ofrece una técnica muy exitosa: el “Entrenamiento Asertivo”. (Ver capítulo sobre Asertividad). La persona que tiene dificultad para expre83
sar sus ideas o sentimientos y, en consecuencia,
tiene miedo a poder funcionar de modo apropiado en situaciones sociales o interpersonales, la
llamamos “no-asertiva”. La persona no asertiva
se siente insegura en la interrelación, no es espontánea para expresar emociones y sentimientos,
por ejemplo; además, con frecuencia se nota tensa y nerviosa en situaciones sociales y, no es infrecuente, prefiere que los demás tomen decisiones por ella.
5.
Dado que el miedo y la ansiedad caminan juntos
la mayoría de las veces, si los separamos, lo destruimos. Porque las técnicas de relajación, normalmente, logran disminuir o neutralizar la ansiedad y sus concomitantes fisiológicos; son, excelentes herramientas para combatir los temores. Dicho esto en la forma más sencilla posible suena
así: “cuando tengas miedo, respira profundo varias veces”.
Escala para medir el miedo
Los ítemes de este cuestionario se refieren a objetos y experiencias que pueden causarle temor u otros
sentimientos desagradables. Escriba el número de cada
ítem en la columna que mejor describa cuánto le molesta dicho ítem en la actualidad.
84
En
Un
absoluto Poco
Ligeramente Mucho
Muchísimo
1.
2.
3.
4.
5.
6.
7.
8.
9.
Heridas abiertas
Citarse con alguien
Estar solo
Estar en un lugar extraño
Voces estridentes
Personas muertas
Hablar en público
Cruzar las calles
Personas que padecen enfermedades mentales
10. Caerse
11. Los automóviles
12. Que le molesten
13. Los dentistas
14. Truenos
15. Sirenas
16. Fracasar
17. Entrar en una habitación
donde ya están sentadas
otras personas
18. Los lugares altos
19. Mirar hacia abajo desde
edificios altos
20. Los gusanos
21. Criaturas imaginarias
22. Personas desconocidas
23. Que le pongan inyecciones
24. Los murciélagos
25. Los viajes en tren
26. Los viajes en autobús
27. Los viajes en auto(coche)
28. Enfadarse 85
En
Un
absoluto Poco
29. Los insectos voladores
30. Ver cómo le ponen una inyección a otra persona
31. Ruidos inesperados
32. Las cucarachas
33. Las multitudes
34. Grandes espacios abiertos
35. Los gatos
36. Ver cómo una persona intimida a otra
37. Las personas de aspecto
rudo
38. Los pájaros
39. Mirar aguas profundas
40. Que le observen mientras
trabaja
41. Animales muertos
42. Armas
43. La suciedad
44. Insectos que se arrastran
45. Presenciar una pelea
46. Personas feas
47. El fuego
48. Personas enfermas
49. Los perros
50. Que le critiquen
51. Caminar solo por una calle
52. Estar en ascensor
53. Presenciar operaciones
quirúrgicas
54. Las personas coléricas
55. Los ratones
86
Ligeramente Mucho
Muchísimo
En
Un
absoluto Poco
Ligeramente Mucho
Muchísimo
56.
57.
58.
59.
La sangre
Despedirse de los amigos
Lugares cerrados
La posibilidad de ser sometido a operación quirúrgica
60. Sentirse rechazado por los
demás
61. Los aviones
62. Olores de medicinas y hospitales
63. Sentirse censurado
64. Serpientes no venenosas
65. Los cementerios
66. Sentirse ignorado
67. La oscuridad
68. Percibir la ausencia de algún latido del corazón
(arritmia)
69. Cuerpo desnudo
70. Médicos
71. Personas con deformaciones
72. Sentirse ridículo
73. Perder el control
74. Relámpagos
75. Desmayarse
76. Sentir náuseas
77. Arañas
78. Estar encargado o ser responsable de tomar decisiones
79. Ver cuchillos u otros obje tos afilados 87
En
Un
absoluto Poco
Ligeramente Mucho
Muchísimo
80. La posibilidad de enfermar mentalmente
81. Estar con una persona del
otro sexo
82. Rendir exámenes escritos
83. Que otros le toquen
84. Sentirse diferente a los demás
85. Un silencio en la conversación
86. Hacer cualquier tipo de
prueba
87. Las ratas de laboratorio
88. Hablar frente a otras personas.
(Adaptado de Wolpe, J., The practice of behavior therapy ,(2ª
ed.), Pergamon Press, New York, 1973).
88
2.
La timidez
Al tímido, en general, le da miedo la gente. Sin
embargo, agreguemos algunas precisiones. Es absolutamente normal experimentar algún tipo de dificultades para integrarse en sociedad. Pero, también es
posible esperar que, a través del modelo de éxitos y
fracasos, cada cual logre, poco a poco, un aprendizaje
adecuado de participación social.
Digamos, pues, que un adolescente sea tímido es
lo esperado; pero también se espera que la timidez
desaparezca a medida que una persona se encamina a
la adultez...
Desgraciadamente, son muchos los adultos tímidos. Entre éstos no son pocos los que prefieren disfrazar su enfermedad y se hacen pasar por “reservados”, “modestos” o “independientes”. Las consecuencias, sin embargo, no tardan en aparecer: soledad, sentimientos de exclusión, hastío de la vida...
Hay personas que se sienten tímidas en ciertos lugares; otras, en ciertos momentos; y otras, frente a
ciertas personas...
¿Qué es la timidez?
En la timidez podemos encontrar, en general, alguno o algunos de los siguientes factores:
89
1. Escasa habilidad social. Al tímido le resulta difícil hablar con una persona desconocida, o bien le
cuesta relacionarse con una persona del sexo opuesto,
o bien le resulta demasiado difícil integrarse y participar en grupo, etc.
2. Angustia ante contactos o compromisos sociales.
Es normal sentir cierto temor ante situaciones de
participación pública desafiantes (exposición de Seminarios, conducción de reuniones, etc.). Sin embargo,
el tímido agranda la dificultad hasta la angustia. Lo
que está en la base de sus exageraciones es el temor a
la valoración personal negativa por parte de los demás.
Entre otras cosas, el tímido tiene una mala imagen de
sí mismo.
3. Prejuicios contra sí mismo. El tímido piensa nega
tivamente respecto de sí mismo. Evidentemente
que, si en alguna oportunidad algo anduvo mal, no es
capaz de darse una nueva oportunidad. Además, por
lo mismo, es incapaz de mirar y evaluar objetivamente una participación personal cuando el interlocutor o
grupo social son, en verdad, de mala clase y han tratado injustamente de desvalorizarlo. Por lo general,
el tímido no es capaz de plantearse la participación
social como una tarea en la que todos los resultados
obtenidos sean buenos, regulares o malos, tienen un
sentido positivo, sirven en términos de aprendizaje final, logro de habilidades o desenvoltura.
Digamos, pues, que las principales características
del tímido son:
a)
b)
c)
90
falta de habilidades en el trato social;
falta de confianza en sí mismo;
ausencia de valor para iniciar contactos sociales.
La timidez puede llevar a dos tipos de soledad:
soledad social y soledad emocional.
La soledad social es una simple consecuencia de
la timidez. Hoy son numerosos los estudios que confirman la necesidad del contacto social, la presencia de
otros para garantizar la salud física y mental tanto en
niños como en adultos. Ya en 1945, René Spitz demostró los efectos negativos que producen la ausencia de
abrazos cariñosos, contactos físicos y emocionales en
los niños. Luego, otros experimentos realizados con
adultos, en una situación de “aislamiento” han permitido afirmar que la privación de toda estimulación externa altera, en una medida significativa, el comportamiento de las personas (Bexton, Heron y Scott, 1954).
La soledad y el aislamiento son dañinos al ser humano. En el aislamiento empezamos a distanciarnos
de los demás; con la soledad, terminamos solitarios.
La vida nos enseña que las personas necesitan a otras
personas... No debe avergonzar a nadie el reconocer
que necesita calor humano y contacto social, además
de pareja, relaciones familiares, laborales, etc... Tener
amigos y mantener contactos sociales es simplemente
una necesidad.
La soledad emocional es totalmente distinta a la
soledad social. La persona emocionalmente sola es incapaz de mantener una relación íntima con alguien.
Caminos de solución para el tímido
El tímido en situaciones sociales, teme ser considerado torpe, incapaz, etc. Pero no es sólo miedo. Le
acompaña una buena dosis de preocupación y de an91
gustia. Si mediante un ejercicio de imaginación le inyectamos “seguridad en sí mismo”, el tímido deja de
serlo y podemos verlo participar socialmente.
He aquí algunas pautas terapéuticas:
1. Aprende a valorarte y aumentará tu seguridad.
Para eso revisa prejuicios, temores exagerados,
creencias irracionales, etc.
2. Date siempre una nueva oportunidad. Si evitas
cualquier contacto social porque fuiste realmente torpe en una ocasión, date una nueva oportunidad,
vuelve a intentar tu participación. ¿Por qué? Porque un
éxito producirá cambios en tu conducta, pensamientos,
estados de ánimo, etc. Desde una actuación exitosa renacerá la esperanza, ésta te motivará a asumir nuevos
desafíos y te dará confianza para afrontarlos con serenidad. Desde pequeños logros, nacerán nuevas actitudes...
3. No te sientas obligado a ser perfecto; nadie es
perfecto. El tímido no cree en el valor de las etapas, el ir haciendo camino poco a poco. Se exige ser
perfecto. Por lo mismo, cree que los demás esperan
de él que sea perfecto... Acéptate humano, es decir,
adelantando por pasos, con posibilidad de tropiezos e
incluso caídas. Si el tímido se permite cometer errores, verá claramente que también los demás lo comprenden. El prejuicio irracional de perfección, en este
caso de participación social perfecta está a la base de
la mala auto-imagen.
4. No es necesario que seas agradable siempre a to
das las personas. La vida social se entreteje de gustos, intereses personales, etc. No es posible que todas las personas opinen lo mismo, gusten lo mismo,
etc. En la relación social se dan enfoques, gustos, inte92
reses diferentes y, sin embargo, las personas pueden
ser igualmente amigas y valiosas.
Antes de terminar con estas pautas de tratamiento
para tímidos digamos francamente que no existen recetas rígidas para aprender el contacto social exitoso.
La participación social básicamente se adquiere aprendiendo a aprender habilidades sociales. Así, la timidez
se vence desarrollando, poco a poco, entre aciertos y
errores, la capacidad de trato social.
Por el contrario, la soledad emocional es una situación muy distinta y se “compensa” simplemente con
“intimidad”. La intimidad permite a la persona sentirse completa, es decir, le da sensación de satisfacción.
¿Qué implica la intimidad?... Tener con quien
compartir lo propio, aquello que vivimos cada día. La
intimidad no es sólo cercanía de compañero de trabajo, de amistad, de amor de pareja o de padres o de hijos... La intimidad se da cuando se encuentra a otra
persona y se tiene la sensación de que la otra persona
es parte de uno mismo. No importa lo económico, cultural, etc... En estas condiciones -en la intimidadse comparte todo: penas o alegrías; culpa o caída; experiencias profundas o superficiales...
La terapia para el solitario emocional dice relación
con la seguridad y desenvoltura personal que permitan
el desarrollo de nuevas relaciones íntimas. Toda técnica sicológica que ayude a las personas a mostrarse
tal cual son, indirectamente, va orientada a solucionar
la timidez del solitario emocional. (Ver capítulo sobre
Asertividad).
Para concluir este capítulo digamos que:
1. La participación en diversas actividades sociales
origina una sensación de adaptación emocional,
93
2.
3.
94
una buena salud física y una actitud positiva ante
la vida;
Desde nuestra más tierna infancia, aprendemos
ritos y hábitos sociales simples y fáciles que, a
través de la vida, nos permiten relacionarnos fácilmente;
La timidez se vence desarrollando capacidad de
trato social, repertorio conductual.
3.
El “estrés”
Hoy hablamos comúnmente de “estrés”. La sociedad moderna, sometida a migraciones, cambios políticos serios, a tiempos excesivos de trabajo, a intensa
competencia, con problemas de rol en las personas,
con resonancias afectivas de enojo, de ansiedad, etc.,
con relativa frecuencia llega a límites extremos...
En estas condiciones negativas, las personas enferman. Queda a la deriva la integridad física o mental.
Está arriesgándose la calidad de vida de los individuos.
Por todo esto y muchas otras razones, también válidas, cualquier intento de aproximación al estudio del
“estrés” se justifica ampliamente.
¿Qué es el “estrés”?
Vamos a mirar el “estrés” fundamentalmente como un proceso: hay un inicio, un desarrollo y un término o resultante. Más específicamente diremos que
el “estrés” como respuesta orgánica se desarrolla fundamentalmente en tres etapas:
a) reacción de alarma;
b) estado de resistencia;
c) estado de agotamiento.
95
No podremos olvidar que el “síndrome de estrés”
afecta al organismo en su totalidad.
El agotamiento selectivo de algún órgano representa la última fase, la etapa de agotamiento.
Las principales variables que deben considerarse
dicen relación con la persona y/o el ambiente.
Lazarus (1977) y Ursini (1978) han estudiado también los procesos sicológicos que median entre el estímulo o agente agresor y la respuesta del organismo.
Finalmente, estos estudiosos llegan también a postular que mediante los procesos cognitivos una persona puede llegar a modificar y controlar la secuencia
del “Síndrome General de Adaptación” (S.G.A.). Así,
muestran cuán importante es, en último término, conocer cómo el individuo enfrenta el estímulo estresante.
Revisemos algunas definiciones de “estrés”:
1.
La palabra “estrés” deriva del latín “stringere” y
significa “apretar”. Así, puede significar una fuerza constrictora que actúa sobre las personas. Se
usan como sinónimos las palabras: esfuerzo, tensión, presión.
2. Cualquier fuerza externa constrictora que produ ce tensión.
3. El “estrés” es una respuesta a un agente agresor
que prepara al organismo para la lucha o la hui da (síndrome general de adaptación).
4. El “estrés”, precio del desgaste del organismo,
provoca ciertos cambios en la estructura y compo sición química de éste.
96
5.
Fenómeno perceptual que surge de la comparación entre la demanda que percibe una persona y
su capacidad para enfrentarla, comparación que
puede terminar en un desequilibrio, lo cual da lugar a la experiencia de “estrés”, que es tanto fisiológica como sicológica.
6.
Si las respuestas defensivas, exigidas por el agente
agresor, son severas y/o prolongadas pueden o
agotar los recursos del sistema fisiológico o ser
excesivas para él. El costo que pagan las defensas
o el sistema mismo, en estos casos, son los estados de enfermedad, llamadas “enfermedades de
adaptación”.
Cualquiera sea la definición de “estrés” que prefiramos, durante él, el sistema nervioso y el sistema endocrino u hormonal juegan un papel importante en
la mantención de la resistencia.
La capacidad normal que tiene todo organismo
para mantener su adecuado equilibrio interno y que le
permite el enfrentamiento a los diversos agentes agresores se conoce como capacidad homeostática.
Agreguemos, finalmente, a modo de recapitulación que el “estrés” puede darse en el plano sicológico (insatisfacción, ansiedad, baja autoestima), fisiológico (alta presión sanguínea, niveles elevados de colesterol) y conductual (fumar, beber).
Situaciones de “estrés” y funcionamiento orgánico
Todo organismo está naturalmente equipado para
manejar situaciones adversas: temor, tensión, angustia,
97
agresiones, etc. El comando general de la defensa está a cargo del Sistema Nervioso Autónomo (S.N.A.).
El S.N.A. es visto, comúnmente, como el conjunto de los sistemas simpáticos y parasimpáticos. La gran
mayoría de los órganos efectores están enervados por
ambos sitemas. Los efectos producidos por cada uno
de ellos, generalmente, son antagónicos. Por ejemplo,
el sistema parasimpático reduce el pulso y el simpático
lo eleva.
a) El Sistema Nervioso Simpático (S.N.S.). Las ac
ciones del S.N.S., tomadas en su conjunto, parecen orientadas al reforzamiento de las defensas del
cuerpo contra los peligros que pueden amenazarlo. El
aumento de la actividad simpática moviliza los recursos del cuerpo para la acción inmediata. El S.N.S. estimula la secreción de catecolaminas de la médula
adrenal, altera el proceso metabólico, produce rápidos cambios en la función cardiovascular, etc. Todos
estos cambios han sido llamados “reacción de emergencia” (Gray, 1971 y 1975).
b) El Sistema Nervioso Parasimpático (S.N.P.). Las
acciones del S.N.P. parecen estar orientadas hacia
situaciones propias de la relajación o recuperación.
Así comanda las maniobras necesarias para que el organismo vuelva a su funcionamiento normal, donde no
son necesarios ya los recursos que moviliza el sistema
nervioso en una situación de alarma: disminuye la velocidad del pulso cardíaco, la respiración se torna poco profunda y más silenciosa, caen los niveles de glucosa en la sangre, etc.
Todo organismo, humano o animal, está, pues,
equipado para reaccionar frente a las demandas del
ambiente. Estas reacciones son la lucha o la huida.
98
c) Las glándulas adrenales (o suprarrenales). Con
sisten en dos áreas funcionalmente separadas: la
médula interna y la corteza externa.
La actividad en la médula es regulada por el sistema nervioso simpático (S.N.S.). De él depende la liberación tanto de adrenalina como de noradrenalina
de las células de la médula adrenal. Este sistema simpático-adrenomedular parece dominar en la etapa de
reacción de alarma del “síndrome general de adaptación” (S.G.A.). La función de la corteza adrenal parece ser regulada, en parte importante, por el nivel de
la hormona corticotrofina (ACTH) en la sangre. El
S.G.A. pareciera participar especialmente en la etapa
de resistencia.
(Sebye al hacer el estudio del S.G.A. estableció tres
etapas que lo conformarían: 1) Etapa inicial o reacción
de alarma. Implica un primer llamado a todas las defensas del organismo. 2) Etapa de la máxima adaptación o etapa de resistencia. Si el estresor continúa por
demasiado tiempo, si es muy agudo, o si las defensas
no son efectivas, el organismo evoluciona hacia la siguiente etapa. 3) Etapa de agotamiento: todos los mecanismos de adaptación se colapsan).
Los cambios de vida
en las personas y el “estrés”
Todo incidente nuevo en la vida de una persona
rompe con el esquema habitual de situaciones en que
ésta acostumbra a manejarse. A esta realidad vital, experiencial la llamamos “cambio de vida”.
99
Como es fácil comprender, un cambio de vida requiere de una mayor actividad de adaptación de parte
del individuo para poder asimilarlo.
En esta perspectiva, tanto los cambios positivos
como los negativos en la vida del sujeto son considerados como estresantes dado que demandan numerosos
ajustes de parte de las personas a un nuevo estilo o
patrón de vida (por ejemplo, matrimonio o divorcio).
Cabe mencionar como pioneros y estudiosos de
este tema a H. Rahe (1967), T. Holmes (1967), Schafer (1978), Levi (1972), A. Hamilton (1976), Mc. Grath (1976), Caplan, Cobb, Van Harrison (1975). En especial, sus investigaciones impactaron al poner en evidencia una significativa correlación entre cambios ambientales y enfermedades sicosomáticas (o desajuste de las
personas).
Resumiendo digamos que “en poquísimas generaciones, a partir de la Revolución Industrial, con prácticamente ningún tiempo ni oportunidad para la introducción de cambios en el equipo biológico del hombre, e incluso sin tiempo para cambiar sus costumbres,
el ambiente humano ha sufrido una drástica transformación. Esta transformación le ha implicado al individuo una cada vez mayor y más específica adaptación
al ambiente lo que implica una movilización acelerada de los múltiples mecanismos que componen esta
reacción. Esto lleva a un continuo desgaste de las reservas energéticas, y el hombre se torna más vulnerable a ser afectado negativamente por las demandas
externas que se ejercen sobre él. No tiene tiempo ni
oportunidad de ajustarse a estos nuevos cambios, lo
que, además, influye para que los perciba como más
nocivos” (Concha, I. y col., 1982).
100
Cuando se constata que un cambio vital determinado daña a una persona y no a otra, cabe inmediatamente la pregunta: ¿por qué?
En la línea de investigación de Cox y Mac Kay
(1976) como también de Lazarus (1976) y Mc Grath
(1970), hay que mirar el “estrés” como un fenómeno
perceptual que surge de la comparación entre la exigencia o presión ejercida sobre la persona y su habilidad para enfrentar dicha exigencia. Hay ciertamente,
una exigencia, pero es de primera importancia considerar la percepción que el sujeto tiene de esta exigencia. También está, simultáneamente, la percepción de
la capacidad personal para enfrentar dicha exigencia.
Si existe disonancia en el sujeto que percibe entre la
exigencia y la capacidad para enfrentarla se configura
el desequilibrio. La percepción del desequilibrio gatilla (origina) la experiencia subjetiva, emocional del estrés (a nivel sicológico y fisiológico).
Vemos así cuán importantes son los sistemas de
creencias en el individuo (juicios, valores, actitudes,
interpretaciones, opiniones acerca de quiénes somos,
quiénes y cómo son las otras personas, qué es importante en la vida y cómo debiéramos funcionar para
“pertenecer”, tener una posición). ¡Qué importante ser
capaz de mirar y experimentar objetivamente la vida!;
¡ojalá aprendiéramos a mirar preferentemente el lado
positivo! Igualmente importante, en el manejo de situaciones estresantes, son los umbrales de tolerancia que
tiene cada persona (Monat y Lazaras, 1977).
101
Los costos fisiológicos y sicológicos del “estrés” (Dr. R. Van Amberg, 1976).
I. El estrés leve. Generalmente va acompañado de
un gran impulso para actuar; la percepción es excepcionalmente aguda; se presenta una energía nerviosa excesiva y una capacidad de realizar más trabajo que el habitual. Es una etapa agradable, pero también debe ser considerada como la primera etapa de
señales de advertencia porque se están consumiendo
las reservas de energía.
II. Primeros efectos desagradables del estrés. Las re
servas de energía ya no alcanzan para todo el día:
cansancio al levantarse o en las primeras horas de la
tarde; trastornos ocasionales de las funciones estomacales e intestinales; tensión muscular en la espalda y
alrededor del cráneo; sensación de no poder relajarse.
III. La fatiga se acentúa: mayores perturbaciones de
las funciones intestinales; problemas estomacales; músculos tiesos; sensación de tensión en aumento;
trastornos en el sueño.
IV. Gran dificultad para trabajar en la tarde. Activi
dades antes agradables resultan ahora penosas;
las conversaciones con los amigos y las situaciones sociales se vuelven molestas; sentimientos negativos; imposibilidad de concentrarse; temores sin causa aparente; los trastornos del sueño son mayores.
V. Los síntomas se intenscan. Fatiga extrema; difi- cultad para realizar tareas sencillas; trastornos intensos de las funciones estomacales e intestinales; sensaciones de temores agudos.
VI. Síntomas muy intensos. Violentos latidos del co
razón; respiración anhelante, temblores; escalo102
fríos; transpiración; manos y pies entumecidos y con
sensación de hormigueo. Energía apenas suficiente para efectuar las tareas más sencillas.
En este menoscabo de la salud, cabe preguntarse:
¿se afectan las estructuras fisiológicas o síquicas?... No
es fácil responder. La experiencia muestra que las
personas utilizan los mecanismos fisiológicos y sicológicos para adaptarse. Sin embargo, si bien los individuos adoptan preferentemente una de estas vías, por
qué responden como responden es un asunto complejo.
Para terminar recordemos que si bien el estrés,
considerado como mecanismo de defensa frente a un
agresor, es algo normal en todo organismo y, por lo
mismo, todo organismo, animal y humano, está capacitado para adaptarse naturalmente al medio ambiente
cambiante.
Sin embargo, por razones cognitivas o de situaciones extremas y/o muy prolongadas, los individuos pueden llegar a desórdenes crónicos. Así llegamos a lo
que los especialistas llaman “enfermedades de adaptación” (enfermedad coronaria, diabetes mellitus, úlcera péptica, hipertensión arterial, colon irritable, disfunciones sexuales, artritis reumatoide, alergias y algunas formas de asma, propensión a las infecciones
y al cáncer, enfermedades neurosiquiátricas, alcoholismo y otras adicciones, etc.).
“El tipo de enfermedad es producto de la acción
de factores condicionantes de la persona (programa
sicobiológico, factores cognitivos, vulnerabilidad somática). Estos factores determinan qué vías y cuáles sistemas orgánicos serán más sensibles y, se verán afectados en una situación de estrés”(Concha I., y col.,
1982).
103
4.
La depresión
Para bien o para mal, las emociones controlan
nuestra vida... Por esto, si queremos aprender a vivir
bien, es de gran importancia conocer todo cuanto dice relación con las emociones: su origen, su administración, etc.
Si la alegría o el entusiasmo vitalizan nuestro cuerpo, las emociones negativas lo destruyen y deprimen
las fuerzas vitales del organismo. Los estudios experimentales realizados al respecto son numerosos y ya entregan claras conclusiones. Por ejemplo, son significativamente más numerosas las personas que enferman
después de la muerte de un ser querido.
Si la relación salud-emociones es tan importante,
¿qué hacer para administrar nuestros sentimientos en
forma constructiva y armoniosa?... Son miles las respuestas a esta pregunta. Toda la sicología, en particular, a través de las diferentes corrientes terapéuticas
tratan de hacerse cargo de esta interrogante. En estos
momentos, diremos aquí sólo algo obvio: un buen camino, un fácil camino para gobernar y controlar las
emociones consiste en mantener control sobre los pensamientos e imágenes mentales. Así, si el hombre se
hace cargo de sus pensamientos puede sustituir el temor por el amor, la mala por buena voluntad, la tristeza por la alegría, la cólera por la paz, etc.
104
Todos podemos cuidar nuestra salud, prevenir
las enfermedades, etc., a través de la mente: pensamientos de paz y armonía, juicios de comprensión y
perdón, valoración personal, organización prudente
del tiempo, etc.
¿Qué es la depresión?
En la vida, lo normal es que nos encontremos con
penas y alegrías, que tengamos experiencias de encuentro y de despedida, que nos hallemos en situaciones de éxito y de fracaso...
¿Son enfermizos los sentimientos de pérdida, de
tristeza, de añoranzas?... Que el triunfo produzca alegría y que el fracaso produzca tristeza es lo normal,
lo sano. Entonces, ¿qué es la depresión?, ¿cuándo se
habla de depresión como enfermedad?... En la depresión normal, contrariamente a lo que pasa en la depresión patológica, se sabe por qué se sufre; además
la respuesta personal es adecuada y en proporción al estímulo.
En general, digamos que la depresión se caracteriza por un sentimiento de tristeza. La persona deprimida percibe la vida en forma opaca, siente que nada
merece la pena. Sobreviene una sensación de desesperanza. No hay posibilidades y no vale la pena ni siquiera intentar algo porque las cosas no mejorarán.
Por otro lado, las personas viven a medias, sólo
tienen fuerzas para realizar las tareas más elementales. Por lo general, desaparece, en primer lugar, el
interés por las actividades sociales; luego, se pierde
el interés por las aficiones y proyectos personales. La
105
lectura, por ejemplo, se hace desagradable y se transforma en trabajo, en parte porque están afectadas la
memoria y la concentración.
Algunos depresivos agregan estados angustiosos
que se expresan en llantos frecuentes.
El individuo con depresión pierde autoestima,
amor propio, llega a creer que no agrada a nadie o
tener la sensación de que todo el mundo se ríe a sus espaldas. Fácilmente llega por estos caminos a la conclusión de que la sociedad, la familia o sus amigos estarían mejor sin él. Dado, pues, que tiene poco cariño a la propia existencia, que se siente culpable de
errores reales o imaginarios, cercanos o lejanos a él,
empieza a pensar en el suicidio. Es decir, porque el depresivo siente que no vale y que su existencia molesta a los demás se convence de que no merece vivir.
En relación a las apetencias, en el depresivo pueden aparecer disminuidos el deseo de comida, de sexo, de contacto social y, finalmente, como ya hemos expresado, el deseo de la misma vida.
También pueden presentarse síntomas físicos: sensación de opresión en el pecho, dolor de cabeza, peso
en el estómago; a veces, dificultad de tragar, sequedad en la boca. (Sólo en casos excepcionales, puede
aparecer aumento de la necesidad sexual y del apetito
de comer).
Clases de depresión
(Esta clasificación es absolutamente discrecional y subjetiva)
1. Depresión endógena: En ella no hay causa exter
na aparente. Se supone, como causa interna, un
mal funcionamiento del sistema nervioso central. Este
106
produciría un desequilibrio, una alteración en la producción de las substancias químicas (hormonas) que
se utilizan en la función cerebral. La mayoría de los
individuos que sufren una depresión tienen o han tenido problemas emocionales. Por eso, queda aún hoy
día, en pie la siguiente interrogante: ¿los problemas
emocionales y físicos están causados por los desequilibrios hormonales o más bien aquéllos se responsabilizan de éstos?... Sicólogos y siquiatras, cada uno desde su perspectiva propia, buscan la etiología de la depresión y parecen abordar el eterno problema del origen del huevo y la gallina.
2. Depresión reactiva: En ella la causa externa es
evidente (pérdida de un ser querido, de un trabajo, de una fortuna, etc.).
En sí, la depresión reactiva es sana ante un contratiempo personal grave, ante un estado de cansancio
prolongado, etc. Sin embargo, si se perdura demasiado en el tiempo podemos llegar a una depresión crónica. Ante un hecho externo desafortunado, la depresión reactiva aparece de modo casi instantáneo: es una
reacción.
En la depresión reactiva sólo aparecen algunos
síntomas de la depresión endógena: sentimientos de
tristeza, períodos de angustia. El individuo se pone
algo más pasivo, pero sigue viviendo. En cuanto al
sueño, ambas depresiones se diferencian claramente:
la depresión endógena se acompaña con insomnio a
partir de las primeras horas de la madrugada; en la
depresión reactiva, en cambio, resulta difícil dormirse, pero una vez que el individuo depresivo se queda
dormido ya no se despierta hasta la mañana y al despertar la persona se siente recuperada, lo que no sucede en la depresión endógena. 107
En cuanto al suicidio, en ambas depresiones es
un riesgo real. Sin embargo, en la depresión reactiva
el riesgo está principalmente al comienzo del período
depresivo; por el contrario, en la endógena está al final del proceso de deterioro.
3. Depresión tóxica (o secundaria): el origen es ex
terno, pero específico: fármacos, alcohol o infección viral. Esta depresión puede sobrevenir, por ejemplo, después de una influenza, una hepatitis, etc., o
bien después de ingerir fármacos tipo barbitúricos, o
sedantes, o cortisona, o medicamentos usados para
bajar la presión sanguínea (por ejemplo, reserpina).
También después de algunas enfermedades como diabetes, trastornos a la tiroides, etc.
4. Depresión sicótica: su origen habría que buscarlo
en un agotamiento excesivo o en una enfermedad
cerebral. También puede corresponder a un momento de la sicosis maníaco-depresiva. En este tipo de depresión son frecuentes las alucinaciones, la pérdida
del contacto con la realidad. La autoestima puede variar de un día para otro.
5. Depresión enmascarada: el individuo funciona
normalmente, pero en forma superficial. La persona vive retraída y remota; su cara expresa muy poca emoción. Se comunica con los demás, pero nunca
se confía profundamente.
Cualquier tipo de depresión si no es cuidada a
tiempo puede llegar a ser “endógena”. Para ayudar al
depresivo endógeno, en forma rápida, existe, en siquiatría, una amplia gama de fármacos especializados
(los antidepresivos). Sin embargo, también existen, en
sicoterapia, diversos y eficaces tratamientos.
108
Tensión y Depresión
(Ver capítulo sobre “estrés”)
En la ciencia suceden cosas paradójicas y no debemos extrañarnos. Por ejemplo, en medicina se puede saber cómo curar una enfermedad desconociendo
la causa.
Con la depresión sucede algo parecido. Hay teorías sobre las causas de la depresión, hay tratamientos, más o menos, eficaces; sin embargo, no conocemos a ciencia cierta su origen.
A pesar de lo anterior, podemos afirmar que, entre los especialistas, hay ciertos acuerdos:
— hay relación entre tensión, fatiga y depresión;
— hay relación entre tensión y enfermedades.
Algún intento de comprensión de la depresión
desde un enfoque biológico al alcance de todo público, exigiría, como mínimo, tener presente:
a) frente a un pensamiento o acontecimiento que
produce tensión:
b) reaccionan las glándulas suprarrenales, produ ciendo niveles de:
c) adrenalina, hormona que regula el metabolismo
orgánico y que es responsable del:
d) metabolismo, que dice relación con la rapidez y
eficacia con que el organismo realiza sus funcio nes vitales.
Los cuatro momentos señalados en este esquema
expresémoslos de esta otra forma: Un organismo, sometido a tensión, funciona a más velocidad, esto es,
gastando más energía. (La energía ciertamente no puede existir sin una fuente; en nuestro caso esta fuente
109
está representada por los nutrientes del organismo).
La energía necesita una “planta transformadora” para
responder a las demandas físicas y síquicas de un organismo. Pero, si una pieza del sistema, en el proceso
transformador, está en malas condiciones, simplemente disminuye o no se da la fuerza energética.
Las tensiones prolongadas, digamos, gastan las
piezas... El organismo no puede reponerse. En una situación de desgaste prolongado, el organismo avisa:
flato, estreñimiento, diarrea, etc... Si no se escuchan
los avisos orgánicos, después del período de tensión
prolongado, sobreviene a la persona una sensación de
estar aplastada “por las presiones, demandas y cosas
que hay que hacer. Finalmente, sobreviene la sensación de impotencia.
¿Hay muchas tensiones en tú vida?
Holmes construyó una Escala para medir tensiones. La base teórica supone que toda experiencia, en
cuanto implica cambio y adaptación, significa tensión.
Así, cada hecho o acontecimiento, positivo o negativo,
tiene un coeficiente tensional. La escala de Holmes predice que quien acumule
un total elevado de puntos presentará una enfermedad
grave, en un período de dos años. Si bien Holmes no
utilizó su escala para predecir depresión, los individuos que acusan depresión señalan, en la consulta clínica, como propias, varias de las experiencias que contiene la escala.
Los puntajes totales pueden acumularse en un período anual. El gráfico que obtengamos será bastante
confiable. Según esta escala, si acumulamos sólo 150
puntos, hay pocas posibilidades de enfermarnos. Has110
ta 200 puntos, las posibilidades son bajas. De 225 a
300, ya puede decirse que son medianas (50%). De 300
y más, son altas. (Hay que tener presente, sin embargo, que no es fácil medir tensiones. Estas son algo muy
propio en cada individuo. Lo que es mucho para uno,
no lo es para otro).
Escala de tensión de Holmes
1. Muerte del cónyuge
2. Divorcio
3. Separación matrimonial
4. Período de cárcel
5. Muerte de un pariente cercano
6. Lesión o enfermedad personal
7. Matrimonio
8. Despido del trabajo
9. Reconciliación matrimonial
10. Jubilación
11. Enfermedad de un miembro de la familia
12.Embarazo
13. Dificultades sexuales
14. Un nuevo miembro en la familia
15. Reajuste profesional
16. Cambio financiero
17. Muerte de un amigo íntimo
18. Cambio a un tipo distinto de trabajo
19. Cambio en el número de discusiones
con la pareja
20.Hipoteca de más de 5 millones de pesos
21. Cobro judicial de hipoteca o préstamo
22.Cambio de las responsabilidades laborales
100
73
65
63
63
53
50
47
45
45
44
44
39
39
39
39
39
36
35
31
30
29
111
23.Salida de casa de un hijo
24.Problemas con los parientes políticos
25.Gran éxito personal
26.La pareja empieza o deja de trabajar
27. Inicio o fin de curso escolar
28.Cambio en las condiciones de vida
29. Cambio en los hábitos personales
30.Problemas con el jefe
31. Cambio de horario o condiciones de trabajo
32.Cambio de residencia
33. Cambio de lugar de estudios
34.Cambio de actividad recreativa
35. Cambio de actividades religiosas
36.Cambio de actividades sociales
37. Hipoteca o préstamo de menos
de 5 millones de pesos
38.Cambio de hábitos de sueño
39. Cambio de número de reuniones de familia
40.Cambio de dieta o de hábitos alimenticios
41. Vacaciones
42.Navidades
43. Pequeñas infracciones a la ley
29
29
28
26
26
25
24
23
20
20
20
19
19
18
17
16
14
15
13
12
11
¿Cómo impedir la depresión?
Partamos diciendo que, si bien los malos hábitos
de vida no producen la enfermedad, por lo menos,
predisponen a ella. Así, en esta perspectiva, para prevenir la depresión, sería conveniente:
1. Reconocer las limitaciones personales; no poner se metas inalcanzables;
112
2.
No arrastrar por mucho tiempo la sensación de
tensión y agotamiento. Al levantarse cada mañana
no sentir que nos espera una montaña de trabajo
y obligaciones; que el tiempo nos será muy corto
y no tendremos ningún momento agradable para
nosotros;
3. Procurar tener la sensación de dominar la situa ción: control y dominio de la propia vida y del
ambiente;
4. Aceptar compromisos y exigencias razonables y que
podamos manejar con cierta facilidad;
5. Tratar de no sentirse solo, sin importancia para
nadie;
6. Que nuestro “yo” esté contento, satisfechos de
quiénes somos y de lo que hacemos con nuestra
vida;
7. Cuidar la salud: sueño, comidas, descanso...
8. Cultivar relaciones sociales en el trabajo, en el
barrio, en algún club, en la familia, etc.
9. En los aciertos y triunfos de la vida, compartir
las alegrías; en los errores y fracasos, darse sien pre una nueva oportunidad;
10. En los momentos duros de la vida, darse permiso
para estar triste; sin embargo, cuidando que haya
proporción y que, finalmente, con el tiempo, la
tristeza ceda lugar a una nostalgia serena que per mita que renazcan nuevas ilusiones.
113
5.
Cambios y enfermedad
El mundo actual, en general, implica situaciones
de cambio a todo nivel: internacional, nacional, familiar, personal; cultural, político, social; religioso, laboral, educacional, deportivo, humorístico, musical, etc
Todos podemos constatar cómo, en la sociedad
moderna, las migraciones, los cambios políticos, las
jornadas excesivas de trabajo, la intensa competencia,
la falta de claridad en los roles de las personas, las
resonancias afectivas de enojo, ansiedad, etc., con relativa frecuencia, ponen en situaciones límites a las personas. El mundo moderno arriesga la calidad de vida
de los individuos.
En estas condiciones, las personas pueden enfermar dado que queda a la deriva la integridad física o
mental.
En el mundo cristiano, en particular, desde Juan
Bautista hasta Juan Pablo II, hablar de cambio es referirse a algo consubstancial al hombre espiritual: “metanoia”, conversión, cambio del corazón, paso del hombre viejo al hombre nuevo, etc. Juan, el Apóstol, llegará incluso a hablar de nuevo nacimiento (Jn 5) al
referirse al programa de vida del cristiano.
A través de la historia del cristianismo, todas las
escuelas espirituales, usando la visión y el vocabulario
propios del momento, han presentado “el cambio” como inherente al proceso de “santificación”. El hombre
114
al entrar en el discipulado de Jesús opta por el cambio, por la “metanoia”.
Este cambio al cual se refiere el cristianismo supone un individuo histórico, viviendo un aquí y un
ahora, en relación con las cosas, los lugares, las personas, las organizaciones, las ideas, etc. Así el hombre es un sujeto en relación y como tal está llamado
al cambio.
Hoy, porque la vida, en general, es cambio; porque la vida cristiana, en particular, es cambio, no podemos no hablar de cambio.
Desde el punto de vista sicológico, ¿qué es el cambio?, ¿qué exigencias biológicas significan los procesos
de cambio?, ¿cuánto pueden cambiar las personas sin
enfermarse?, ¿con qué ritmo deben darse los cambios
para que sean enriquecedores y permanentes?, etc.
Estos y muchos otros aspectos es necesario que
vaya conociendo bien, en general, el hombre de hoy;
pero, también, en forma especial, todo dirigente, maestro, etc.
Si es verdad que el cambio en sí debemos acogerlo como algo positivo porque es propio de la vida, también es cierto que mal administrado es un enemigo peligroso. La adecuada intensidad, frecuencia y persistencia de las situaciones de cambio deberán ser masivamente conocidas por la población contemporánea.
El cambio mal administrado puede poner a las
personas en situaciones límites. En estas condiciones
las personas pueden enfermar...
Los siguientes apuntes son un primer intento de
acercamiento al fenómeno del cambio. En efecto, porque bien administrado hace crecer a las personas, vale la pena cualquier aporte, por modesto que sea.
115
La vida y el cambio
Nos guste o no nos guste, el cambio es parte importante de nuestras vidas...
A veces no queremos cambiar; otras veces queremos cambiar. Queramos o no queramos cambiar, el
cambio nos acompaña a todos a través de toda nuestra vida.
A través del cambio el futuro invade nuestras vidas y se transforma el pasado.
Ciertamente que una situación permanente en
que sabemos qué nos espera cada día es muy cómoda. Pero también significa, a mediano o largo plazo, una vida monótona, rutinaria.
Por el contrario, llegar a una situación de vida en
la que podamos contar con un marco estable, con una
dosis saludable de seguridad y, por otra parte, con la
posibilidad de novedad y cambio, es mirar la vida con
significado y contenido.
El cambio es un hecho en nuestras vidas; el cambio acompañó a los hombres de ayer, nos acompaña
hoy y acompañará a los hombres del mañana.
Sin embargo, para que el cambio sea algo positivo en nuestras vidas se necesitan muchas cosas. Lo primero que supone el cambio en las personas, para que
en sus vidas tenga signo positivo, es que se lo acoja,
se lo integre, se le dé una dirección, un sentido.
Acoger el cambio...
La persona insegura, que duda de sí misma y se
pregunta cada vez si será capaz de resolver cualquier
problema nuevo que se plantee, esa persona evita el
cambio.
116
Para acoger el cambio la persona tiene que sentirse cómoda consigo misma. La persona que tolera e incluso que agradece el cambio se asegura la sensación
de objetivos y propósitos renovados casi todos los días
de su vida.
Tratar de sentirse cómodo en un mundo de cambios es lo mínimo deseable. Después se pueden añadir deseos de aventuras, de exploración de lo desconocido, gratitud por la presencia de lo misterioso, etc.
Si estamos preparados para acoger el cambio, estamos en mejores condiciones para darle la dirección
que deseamos.
La adaptación al cambio
Si hablar de cambio es una de las caras de la realidad que acompaña permanentemente a las personas,
la otra cara es la adaptación que implica.
Pasamos de una situación A a una situación B. Tenemos que vivir el proceso de despedida, de abandono
de la situación A y luego tenemos que vivir el encuentro de la situación B. En estos procesos de despedida y encuentro juega un papel importante la “adaptación”.
Así, podemos decir que si el cambio es algo natural en la vida del hombre, también es algo natural la
capacidad de adaptación. Sin embargo, el ritmo mismo
del cambio no es algo indiferente a la capacidad de
adaptación de las personas. Un organismo no tiene
necesariamente capacidad de adaptación para cualquier tipo o cualquier ritmo de cambio.
117
El ritmo del cambio
¿Qué es el tiempo? Podríamos definirlo de muchas maneras. En relación a lo que aquí nos interesa
digamos que el tiempo dice relación con los intervalos durante los cuales ocurren los acontecimientos.
El tiempo es la moneda que hace posible comparar la rapidez con que se desarrollan procesos muy diferentes.
En economía pensemos los 10.000 años de agricultura de la humanidad; los cien o doscientos años de
industria; los años de servicios.
En evolución biológica-cultural pensemos en los
millones de años del lento caminar de las especies;
en la rápida evolución comparativamente de las culturas y de las sociedades.
Hoy, la sociedad tiene nuevos índices para acercarse a la evaluación del fenómeno del crecimiento,
del fenómeno del cambio: índice de construcción, de
consumo de energía, de progresos en los transportes,
etc.
El cambiar es una cosa; el ritmo del cambio es otra
cosa.
Si el cambio puede ser integrado positivamente
en las vidas de las personas, hay que tener presente
que cualquier ritmo de cambio no es conveniente. La
adaptación al cambio es posible sólo si las personas logran dominar el ritmo de cambio: cada persona para
“reprogramarse” necesita una adecuada cantidad de
“información” en una determinada cantidad de tiempo.
Se ha llamado “shock del futuro” la tensión y la
desorientación que sufre un individuo obligado a un
118
cambio excesivo en un tiempo demasiado breve (Toffler, A.).
Límites de la adaptabilidad
Todos los organismos vivos tienen una capacidad
natural de adaptación. Esta capacidad es la otra cara
de la supervivencia: porque fueron capaces de adaptarse, por eso, las especies, los organismos han sobrevivido.
El hombre también tiene una capacidad natural de
adaptación. Sin embargo, esta capacidad no es infinita. El hombre es un organismo biológico, un organismo sicológico y todo organismo tiene sus límites.
La sicología, la neurología, la teoría de las comunicaciones, la endocrinología, etc., como ciencias, algo
tienen que decirnos cada una de ellas, sobre la adaptación humana.
¿Qué les ocurre profundamente a las personas
cuando les pedimos que cambien una y otra vez?...
Los diferentes cambios de vida sacuden a las personas con fuerzas distintas: un divorcio, una boda, un
cambio de domicilio, unas vacaciones, etc., afectan de
un modo diferente a los organismos.
Las investigaciones de Thomas Holmes y Richard
Rahe (1967) han demostrado esta afirmación. Ellos,
además de clasificar los cambios y graduar el impacto respectivo en las personas, pudieron ir mucho más
lejos y estudiaron y demostraron experimentalmente
la relación entre cambio y salud.
Ellos pudieron demostrar, por primera vez, que el grado de cambio en la vida de una persona guarda estrecha relación con su estado de salud.
119
(Al hablar de cambio no importa el signo que podríamos interpretar como “bueno” o “malo”, sino,
simplemente, que es cambio).
Detrás de estos pioneros en la investigación de
los efectos del cambio en las personas han seguido muchas otras investigaciones. De todas ellas lo que podemos decir hoy es que el cambio tiene un precio en el
organismo. Si no lo tenemos presente estamos poniendo a las personas en situaciones tensionales peligrosas.
El precio fisiológico del cambio
La vida implica una interacción constante entre
el organismo y el medio ambiente.
¿ Qué sucede cuando se altera algo de nuestro medio?
Todos estamos constantemente sometidos a una
lluvia de señales de nuestro medio: visuales, auditivas,
táctiles, etc. Cuando algo cambia dentro del alcance
de nuestros sentidos, se modifica el esquema de señales que los canales sensoriales envían al sistema nervioso.
El cambio del estímulo provoca lo que los sicólogos experimentales llaman una “respuesta de orientación” (R. O.).
La respuesta de orientación es una operación compleja: involuntariamente empleamos nuestros músculos para dirigir los órganos sensoriales hacia el punto
de origen del estímulo; se eleva el tono muscular general; se producen cambios en la disposición de nues120
tras ondas cerebrales; al encogerse las arterias, se enfrían los dedos de las manos y de los pies; las palmas
de las manos empiezan a sudar; la sangre acude a la
cabeza; se altera el ritmo de respiración y de los latidos cardíacos. (Si todo esto es ostensible, estamos
frente a lo conocido como “reacción de susto”).
Todo esto es una dura carga para el cuerpo.
La Respuesta de Orientación (R.O.) no es accidental. Es uno de los principales mecanismos de adaptación.
En pocas palabras, la R.O. dispone al organismo
para la lucha o para la huida. Así, uno de los resultados de la R.O. es enviar una oleada de energía preventiva a todo el cuerpo.
Al vibrar el sistema nervioso, en respuesta a la
novedad en el campo sensorial, sus vesículas sinápticas descargan pequeñas cantidades de adrenalina y
noradrenalina. Estas, a su vez, provocan una descarga parcial de la energía almacenada.
Hay que añadir que la R.O. no sólo se produce
como reacción a estímulos sensoriales, sino también
cuando nos enriquecemos con nuevas ideas o informaciones.
La reacción de adaptación
Frente a un hecho nuevo, el organismo responde
con una respuesta de orientación (R.O.).
Pero, ¿qué pasa si no se trata de un hecho, sino
de una serie de hechos nuevos?... Pensemos, por ejem121
plo, que a alguien se le murió la esposa, que luego lo
despiden del trabajo, que un hijo sufre un serio accidente, etc.
La R.O. no resuelve la necesidad de enfrentamiento. Se necesita lo que se ha llamado una “reacción de adaptación”.
La R.O. se funda principalmente en el sistema
nervioso; la reacción de adaptación depende, en gran
parte, de las glándulas endocrinas y de las hormonas vertidas en el torrente sanguíneo.
La R.O. y la reacción de adaptación ocurren normalmente innumerables veces en el día: es el organismo sabiamente preparado para responder a cambios
en nuestro medio físico y social. La reacción de adaptación se la conoce también como “tensión” y, últimamente, se habla mucho del “estrés”. De él hablamos
directamente (Capítulo 3, II parte).
Es importante establecer que al propiciar el cambio científico, tecnológico, religioso, social, etc., de las
personas, estamos entrando en la química y en la estabilidad sicobiológica de las personas.
La RO. y las tensiones dentro de límites adecuados son naturales en todo organismo: dirigen todo
proceso de crecimiento, de desarrollo, de maduración.
Digamos, finalmente, resumiendo este capítulo,
que la vida es cambio, el cambio es adaptación y toda adaptación implica R.O. y tensiones.
Sin embargo, así como la adaptabilidad tiene sus
límites, también debemos decir lo mismo de la capacidad de cambios en los organismos, en general, y en
las personas, en particular.
122
Los cambios y lo sicológico
Así como el cuerpo siente el impacto de los cambios, también la “mente” paga el costo de los procesos de decisión que implican los cambios.
Los estudios sicofisiológicos han demostrado que
una buena adaptación se logra cuando el nivel del estímulo que significa el cambio no es ni demasiado alto
ni demasiado bajo.
Las investigaciones al respecto permiten afirmar
hoy que existe un “nivel de adaptación”: la capacidad
de adaptación se da en un determinado rango. Por debajo y por encima de este rango, la capacidad de adaptación simplemente falla.
Pensemos en las situaciones de guerra, incendios,
inundaciones, terremotos... las personas se ven enfrentadas al impacto de superestímulos.
En tales casos, el deterioro mental empieza con
una sensación de fatiga, seguida de confusión e irritabilidad nerviosa. El hombre se vuelve hipersensible al
menor estímulo del medio.
Finalmente viene el agotamiento emocional: parece desaparecer todo deseo de vivir.
Lo mismo hay que afirmar en relación al pensamiento y las decisiones. El estímulo excesivo puede
conducir a comportamientos extraños y contrarios a la
adaptación.
Los experimentos sobre privación sensorial muestran los efectos sicológicos del estímulo que está bajo
“el nivel de adaptación”. El estímulo deficiente se correlaciona con una disminución de las facultades mentales y físicas.
123
La capacidad del organismo para hacer frente a
los estímulos sensoriales depende de su estructura fisiológica.
La naturaleza de sus órganos sensoriales y la rapidez con que los impulsos fluyen por su sistema nervioso levantan barreras biológicas a la cantidad de datos sensoriales que puede admitir.
Las limitaciones de los órganos de los sentidos y
del sistema nervioso significan que muchos sucesos del
medio se producen a demasiada velocidad para que
podamos seguirlos, por lo cual, en el mejor de los casos, nuestra experiencia es parcial. Cuando las señales
que llegan hasta nosotros son regulares y ordenadas,
podemos conseguir una representación mental de la
realidad bastante buena. Pero cuando las señales de la
realidad están desorganizadas, cuando son nuevas e
imprevistas, la exactitud de la imagen disminuye.
El organismo se defiende de diversas maneras
frente al exceso de estímulos físicos, información o
decisiones.
A veces, simplemente se niega a recibir; otras veces elige el camino de la especialización: quiere mantenerse a la altura del cambio; otras veces, quiere
adaptarse con técnicas eficaces en otras situaciones,
etc.
Es posible encontrarse con gente que eligió la especialización como defensa frente al cambio. ¿Cómo
saberlo? La gente especializada puede presentar tendencias contrarias al cambio; sin embargo, estas mismas personas, en su especialidad manejan las últimas
innovaciones de su profesión. Si este es el caso de una
persona, la respuesta es que nos encontramos frente
a alguien que ocultó su resistencia al cambio tras una especialización.
124
Pero no siempre el organismo logra responder
con éxito, real o aparente, a los cambios.
¿Cómo adaptarnos al cambio?
Tratando de ser concisos revisemos algunas consideraciones prácticas:
1. Estudiar nuestras propias reacciones corporales y
sicológicas frente a una situación de cambio es la
primera tentativa de adaptación consciente.
Las palpitaciones, los temblores, el insomnio o
una fatiga inmotivada pueden ser síntomas de una estimulación excesiva; de la misma manera la confusión,
la irritabilidad desacostumbrada, la profunda laxitud
y la impresión de que las cosas escapan a nuestro control, son indicaciones sicológicas en un sujeto que se
siente estimulado y la estimulación está fuera del rango de adaptación (bajo o sobre la tolerancia del sujeto).
Al estudiar nuestras propias reacciones corporales
y sicológicas, en un momento dado, podemos fijar
conscientemente nuestro propio ritmo vital, nuestro
propio ritmo de estimulación, de cambio. Es nuestra
contribución consciente a la adaptación.
2. Emplear tácticas para mitigar los estímulos: baja
mos el volumen de la radio o de la T.V., bajamos
la persiana para oscurecer la habitación cuando buscanos un lugar de silencio; cerramos puertas, nos ponemos lentes de sol; en una clase, si estamos cansados,
empezamos a mirar por la ventana, etc...
Con el empleo de estas tácticas pretendemos controlar la cantidad y/o la intensidad de los estímulos
125
que nos da el medio ambiente. Es otra forma de colaborar en el proceso de adaptación.
3. Voluntariamente tratemos de manejar la frecuen
cia del cambio y la estimulación, manteniendo
conscientemente relaciones a largo plazo con los diversos elementos de nuestro medio físico. Cuántas veces rehusamos invitaciones porque nos sentimos sin
deseos de “experimentar” cosas nuevas. Es la participación inconsciente del organismo.
4. El cambio, lo hemos repetido ya numerosas veces,
es parte de la vida. Hay cambios que podemos
manejar, pero también hay muchos otros que no podemos manejar ni en su frecuencia ni en su intensidad. Frente a esta realidad, lo importante es enfrentar
los cambios no manejables en las mejores condiciones
posibles.
La vida agitada de hoy podemos enfrentarla con
éxito si hemos tenido lugares, momentos o personas
donde rehacernos, donde realimentarnos. A estos lugares, momentos o personas llamémoslos “zonas de
estabilidad”. Son ciertas relaciones duraderas, cuidadosamente mantenidas a pesar de todos los otros cambios. Cuidemos y multipliquemos las “zonas de estabilidad”.
5. El problema del cambio, en muchas oportunida
des, no significará impedir el cambio, sino en poder integrarlo a nuestro mundo personal.
En la mayoría de las situaciones problemáticas,
se soluciona el problema del cambio en un sector de
la vida, intentando conscientemente, crear estabilidad
en otras zonas. La adaptación resulta más viable en
un mundo de cambios planificados.
126
6. Finalmente, si son muchos los cambios y muchas
las personas que lo experimentan, quizá disminuya el costo del cambio si, en lugar de vivirlo cada cual
en forma aislada, en solitario, se intenta vivirlo con
otras personas, con otras personas que se encuentren
simultáneamente en situaciones parecidas de cambio.
Ej.: personas que van, dentro del mes, a cambiar de
domicilio, personas que hace menos de un mes perdieron esposo(a), hijo(a); persona que va a casarse,
etc. Allí las personas verán sus problemas con mayor
objetividad, intercambiarán ideas y opiniones útiles;
se sugerirán mutuamente futuras alternativas, etc. De
esta participación se obtendrá que cada cual pagará un
costo menor al cambio.
Los pastores espirituales y el cambio
El cambio es una realidad que acompaña a las
personas a través de toda la vida. El cambio tiene un
costo a nivel biológico y a nivel sicológico que deben
pagar los individuos. Cada persona, para vivir con
éxito los momentos de cambio, necesita estar atenta
para ver cuán estabilizada está física y síquicamente
y ver cuánto es el costo del cambio que debe, quiere
o puede experimentar. (En una escala de 1 a 100, se
han podido graduar ciertos cambios: fallecimiento de
un ser querido 100; cambio de domicilio, 20; vacaciones, 13; etc. Al respecto, ver capítulo sobre “Depresión”).
El cambio de vida que significa la opción por los
caminos de Jesús; el cambio permanente que acompaña el pensar, el sentir, el actuar de la persona que
127
busca un crecer espiritual es una realidad que está presente en la vida del cristiano. El cambio personal motivado desde la opción religiosa, como todo cambio,
porque se inserta en un sustrato humano, tiene su costo fisiológico y sicológico.
Un cambio, para que sea positivo, permanente,
enriquecedor, supone ciertas condiciones: que el sujeto que experimenta el cambio quiera acogerlo; que el
sujeto esté en condiciones de darle una dirección, un
sentido; que el sujeto sea capaz de adaptarse al cambio, para eso el cambio no puede darse en cualquier
ritmo, etc.
El sujeto puede desear el cambio, pero puede no
estar en condiciones para pagar el costo fisiológico o
síquico que involucra. El sujeto necesita una estabilidad general mínima para vivir el cambio espiritual y
no poner en peligro, sin ningún provecho ulterior, la
estabilidad general de la persona. (Un paciente con
tres días de insomnio no es sujeto apto para una hora
de lectura espiritual).
El cambio acogido, integrado, vivido y gustado dará paso a su debido tiempo a otro cambio. Por el contrario, estar continuamente iniciando cambios sin consolidarlos bien es peligroso. Necesitamos un tiempo,
una frecuencia óptima para que los procesos de cambios maduren convenientemente y, logrado el cambio,
la persona crezca, se enriquezca. (No podemos tomar
las bienaventuranzas y cada día iniciar un proceso serio de cambio teniendo por referente una de ellas. Si
estamos trabajando con seriedad cada día iniciaremos
una remoción profunda sin dejar nada bien cimentado).
Es posible encontrar cristianos que han intentado honestamente iniciar un camino de crecimiento. Los
128
cambios que desearon realizar en sus vidas, objetivamente hablando, quizá eran acertados, pero porque no
fueron sabia y prudentemente programados y realizados, terminaron, subjetivamente, produciendo efectos
negativos.
La situación general de estabilidad, en el sujeto;
el ritmo de los cambios, la capacidad de adaptación
de cada persona, etc., son aspectos importantes en el
caminar espiritual. (Qué bueno sería que el contenido
de estas reflexiones estuviese presente en las metodologías evangelizadoras de los movimientos de renovación aceptados hoy en la Iglesia: carismáticos, neocatecúmenos, etc.).
Estas pequeñas reflexiones quieren ser el inicio
de otras que deberán enriquecer y profundizar este
tema de urgente necesidad para los laicos y los encargados de grupos espirituales.
El Señor es el dueño de la vida; el Señor no está obligado a seguir las leyes naturales; el Señor es el
Señor. Sin embargo, porque se somete a las leyes que
él mismo ha establecido no pierde nada de su gloria.
El mismo quiere estar presente en la creación respetando, ordinariamente, las leyes que él ha establecido.
Esto debemos tenerlo presente en el mundo espiritual.
Los pastores espirituales al acompañar el caminar
de sus fieles necesitan actitudes, líneas de pensamiento maduras: cambios integrados a una historia; cambios integrados a una tradición que evoluciona; cambios que son la continuidad natural de un caminar positivo acumulado de muchas generaciones de cristianos
y de una presencia permanente de Dios (Is 43, 16-21).
Los predicadores, los confesores, los directores
espirituales son necesarios en el acompañamiento de
129
la vida espiritual; pero también hay que decirlo, son
peligrosos los predicadores, confesores o directores espirituales improvisadores e improvisados.
La vida espiritual necesita buenos predicadores,
buenos confesores, buenos directores espirituales y al
decir “buenos” entendemos hombres con experiencia
personal en las cosas de Dios y hombres con conocimiento real de las posibilidades de los hombres. Esto
es, hombres expertos en humanidad.
130
Conclusión
El hombre común tiene su visión de la vida y la
expresa con claridad en su propio lenguaje; el hombre de ciencia trata de lograr una visión del hombre
y del mundo, maneja la nomenclatura de su especialidad y se comunica, desgraciadamente, con frecuencia,
con dificultad con el grueso público. El hombre religioso también tiene una interpretación del universo y
las personas, propone objetivos y metas a la humanidad y termina, en general, comunicándose con sus hermanos.
Sin embargo, hoy, el hombre religioso, en general, no inspira confianza. Las comunidades religiosas
han disociado el decir y el actuar. Pastores y fieles
muestran, no pocas veces, una desconcertante incongruencia existencial en relación a lo que predican.
Si lo anterior es verdad, toca a la ciencia y a la religión volver al sentido común del hombre, volver a
lo obvio de la gente sencilla. Que la filosofía vuelva a
hablar de la vida; que la biología se reencuentre con
su primera intención de servir al hombre; que las religiones, sirviendo al hombre histórico, no olviden los
anhelos de trascendencia de las personas; que el cristianismo, y el catolicismo, en particular, se replanteen
su servicio preferente, de hecho, a las estructuras y a
lo institucional y con valentía privilegien a las personas.
El mundo científico y tecnológico del hombre moderno; la religión occidental y oriental del siglo XX
han dado pasos agigantados en su devenir teórico
y académico. Desgraciadamente han perdido al hombre
131
real, concreto porque el mismo hombre se les ha desdibujado, empañado o perdido.
El sentido común grita, a través del hombre sencillo, del poblador, del enfermo, del estudiante, del
muchacho o muchacha cesante y que quiere formar ya
un hogar, del hombre y de la mujer que tienen más o
menos, cincuenta años, del jubilado, del anciano, etc.,
que la vida parte de ellos, que la vida se concreta en ellos,
que a la vida se la respeta o se la hiere en ellos.
Legítimas discusiones, pero, no pocas veces inútiles en términos de provecho para las masas populares
marginadas de la salud, la vivienda, la educación, ocupan las aulas académicas. Arbitrariedades, mezquindades del jefe de turno, etc., hacen de los templos y
las religiones los centros de escandalosas incongruencias. Predican la justicia, el amor, el respeto a los derechos humanos, pero al interior de ellos, envueltos
en su manto triste de caridad, obediencia, acatamiento a la voluntad divina con frecuencia se cometen las
peores injusticias, dobleces, hipocresías, etc...
¿Qué pide el hombre sencillo de hoy? A través
del sentido común, desea crecer como persona, ser
decente en sus sentimientos, honrado en sus relaciones personales, etc... Los hombres de ciencia le entregan, principalmente, palabras, discursos que pregonan
verdades totales y definitivas.
Apenas pasan algunos años, el viento de las ideas
empieza a soplar hacia otros lados y estos mismos sabios cambian el lenguaje y olímpicamente comienzan
a enseñar lo contrario, una vez más, como única y definitiva verdad. La gente sencilla de hoy, sólo a través
del sentido común, descubre que la charlatanería no
les sirve... Así nace la desconfianza hacia los que saben... Ciertamente que el líder del mañana tendrá que
132
replantear las cosas obvias y, a través de ellas, simplemente enfocadas, podrá esperar recuperar la credibilidad...
Pero también el hombre sencillo, guiado por el
sentido común, perdió la confianza en sus guías espirituales... No pocas veces, los guías espirituales le parecen niños que repiten “la canción de moda”. Pasa
la euforia del ritmo o la letra de la canción y empiezan a entonar otra que está “pegando”. El hombre
sencillo no espera de sus pastores espirituales sólo que
lo entretengan... Acude a sus pastores para aprender
a leer lo profundo, escrito en los acontecimientos de
la vida; va con deseos de enriquecer su forma de vivir; le importa que su guía espiritual muestre el verdadero amor, la justicia solidaria, la experiencia de la
muerte, etc...
El hombre quiere aprender a vivir, anhela encontrar una auténtica metodología que le garantice la felicidad. Para este hombre, ¿tiene futuro lo religioso? No
es fácil responder esta pregunta. Sin embargo, la experiencia vivida por los chilenos, con ocasión de la visita del Jefe de los Católicos, el papa Juan Pablo II,
el año 1987, ofrece algunas pistas:
1. Un hombre honrado se hace creíble y respetable.
Que el Papa tenga planteamientos que puedan
agradar más a unos que a otros no es ningún misterio. Sin embargo, el sentido común de todo un pueblo descubrió que lo importante de la fe católica era
presentado con sinceridad y honestidad. Este pueblo
escuchó, se conmovió... Así todo un pueblo sintió su
magnetismo y acogió con alegría a este Hermano de buena calidad.
2.
El hombre de oración tiene mucho que compartir.
En sus discursos, no hay largas exposiciones so133
bre metodología y estilos de oración. Pero, el Papa
oró, todos lo vieron (en Santiago, en Antofagasta, etc.)
y esa experiencia llegó a las multitudes y hay muchos
que han vuelto a la oración. La ciencia, los desafíos,
los cansancios del mundo moderno, desde la visita del
Papa, han abierto espacios a la oración.
3. Todo se puede decir cuando se tiene una forma
conveniente de expresarlo. Juan Pablo II habló
de todo, con todos... A la tortura, la llamó por su nombre; a la pobreza la defendió con valentía; denunció
a los falsos ídolos del sexo, del poder y del dinero;
a la violencia la desenmascaró con valentía. Les habló
a los jóvenes, a los esposos, a los políticos, a los intelectuales, a los ancianos, a los enfermos, a los pobladores, a los consagrados, a los encarcelados, etc... Nadie se sintió engañado, muchos interpelados y todos
queridos, acogidos, acompañados...
Juan Pablo II, símbolo de una vida religiosa auténtica, quizá, nos permita pronosticar el mundo religioso del mañana:
1.
2.
3.
4.
134
Sólo la religión auténtica y verdadera, tendrá futuro;
Sólo los guías espirituales maduros y honrados,
tendrán algo que decir;
El hombre busca simultáneamente su plenitud humana histórica y trascendente;
La institución religiosa, dada la realidad del hombre y la voluntad explícita de Jesús, específicamente en el cristianismo, es necesaria; sin embargo, no puede seguir sofocando, sacrificando a las per
sonas;
5. Los “administradores” de las religiones deberán
redescubrir el sentido de sus vidas para transformarse en “pastores” y ser creídos; de lo contrario,
las poblaciones creyentes, intuyendo que es un
mal, pero mal menor, preferirán una vivencia religiosa al margen de lo institucional.
Lo religioso y la felicidad (Mt 5, 1-12)
Por ahora, el cristianismo ofrece mayoritariamente al mundo occidental una forma de expresión de lo
religioso. En los creyentes cristianos están dispersos,
pero vivos y llenos de vitalidad, elementos básicos que
garantizan al hombre su plenitud humana, el mejor
desarrollo de sus potencialidades, etc. El mañana puede mostrar la expansión de todas esas semillas de vida.
En el libro sagrado de los cristianos está la palabra inspirada que permite a todas las generaciones
escuchar de boca del mismo Hijo de Dios, enviado en
la plenitud de los tiempos (Heb 1, 1), los caminos de
felicidad, garantizados por Dios al hombre (Mt 5,
1-12).
El éxito, según el Sermón del Monte
1. ¿Quieres ser feliz? ¿Quieres crecer como hombre,
como grupo social y como concierto de naciones?... Dios, a través de Jesús, responde: vive simplemente; acoge, cuida, haz crecer la vida en ti y en los
que te rodean. “Felices los que tienen espíritu de pobre, porque de ellos es el Reino de los Cielos”. No
135
creas en la prepotencia; no es verdad que las apariencias terminen imponiéndose; no te fíes en lo superfluo aunque la publicidad se empeñe en crearte falsas
necesidades. ¡Qué hermosa es la vida! Sencilla como
la primavera que llega; tranquila como la mañana que
amanece; variada como las flores del campo, diferente
como la multitud de plantas, pájaros y peces; tibia como la noche de invierno junto a la chimenea; tierna
como el amor de los jóvenes esposos; bulliciosa como
el patio de un colegio o la cancha de población, en
un fin de semana.
2. ¿Quieres ser feliz?, ¿quieres crecer como persona,
grupo social o concierto de naciones?... No pidas
a la vida lo que no puede darte... La vida tiene noches
y días, inviernos y veranos; en la vida se nace y se
muere; los momentos de cada jornada se entretejen
entre triunfos y derrotas. Cuando quieras reír, ríe fuerte y sinceramente; pero cuando quieras llorar, llora,
porque el hombre es hombre cuando ríe y cuando llora. Expresa tus sentimientos, date permiso para compartir tus emociones. “Felices los que lloran, porque
recibirán consuelo”.
3. ¿Quieres ser feliz?, ¿quieres crecer como perso
na, como grupo, como concierto de naciones?...
Adquiere para tu vida la perspectiva del tiempo. Lo
que hoy es, mañana, quizá, ya no exista; lo que hoy se
cree como definitivo, no es extraño que mañana quede también atrás; lo que hoy todos llaman fracaso, no
deberá extrañarnos si mañana lo interpretan como
fortuna. “Nada te turbe, nada te espante”... En la visión integrada del ayer, del hoy y del mañana, la vida
se ve de otra manera, ¡la vida da tantas vueltas!: “felices los pacientes, los mansos, los misericordiosos,
etc., porque recibirán la tierra en herencia”.
136
4. ¿Quieres ser feliz?, ¿quieres crecer como persona,
como grupo, como concierto de naciones?... Juégate por lo justo, por lo que es tuyo y por lo que pertenece a tu hermano; lo tuyo merece respeto y también lo de tu hermano; tus hijos valen y también los
hijos de todos; tú y tu mujer necesitan salud, pero también la merecen todas las mujeres y todos los trabajadores. Para ser realmente personas todos tienen derecho a tener oportunidades de educación, de vivienda, de trabajo: “felices los que tienen hambre y sed
de justicia, porque serán saciados”.
5. ¿Quieres ser feliz?, ¿quieres crecer como persona,
como grupo, como concierto de naciones?... ¡Qué
hermoso es ofrecer a los demás lo mismo que esperamos que los demás nos entreguen a nosotros! La vida no es fácil; caminamos entre aciertos y errores.
Después de una caída, todos deseamos que se nos
brinde una nueva oportunidad. No creas que “el que
pega primero, pega dos veces”. Empéñate más en comprender que en ser comprendido: “felices los compasivos,
porque obtendrán misericordia”.
6. ¿Quieres ser feliz?, ¿quieres crecer como persona,
como grupo, como concierto de naciones?... Cree
en el amor, respeta tus sentimientos, cuida tu cariño.
Faltan personas que reconozcan sus desencantos y confiesen con valentía que el amor comprado no tiene
buen gusto, que la sexualidad desordenada, no educada, deja profundos vacíos.
El cuerpo del hombre y de la mujer son hermosos; todo organismo sano, dirigido por fuerzas hormonales, es atraído por el sexo opuesto. Sin embargo,
en los seres humanos para cuidar el amor hay que pagar un precio: con creatividad abrir y mantener espacios alimentadores de fidelidad, situaciones de creci137
miento en pareja, momentos de encuentro, de apoyo,
de locuras compartidos... El amor porque te encontró
digno vino a ti, ahora te toca a ti ser digno del amor.
El fracasado en el amor es aquél que no estuvo a la
altura del amor: “felices los de corazón limpio porque
ellos verán a Dios”.
7. ¿Quieres ser feliz?, ¿quieres crecer como persona,
como grupo, como concierto de naciones?... No
te sientas enemigo de nadie. Cada cual va por la vida
tratando de encontrar un espacio para respirar, amar,
vivir y morir... Tu agresividad oriéntala a construir,
encáuzala para vencer los obstáculos que se te presenten en tu camino... Las divergencias con los demás,
los distintos puntos de vista no los desprecies; las diferencias positivas que existan entre tú y tus adversarios
súmalas, así habrá más verdad, más justicia, mejor
convivencia... El enfrentamiento físico, la violencia nunca te servirán, por ningún motivo, para ninguna causa.
La violencia es muerte, genera rencores, alimenta contraataques, etc... La violencia sólo engendra más violencia. En cambio, tus manos, tu mente, tu corazón
están ansiosos de ser puente, de unir, de construir
progreso. En una palabra tú estás hecho y deseas construir la paz: “felices los que trabajan por la paz, porque serán reconocidos como hijos de Dios”.
8. ¿Quieres ser feliz?, ¿quieres crecer como persona,
como grupo, como concierto de naciones?... En la
calle, en tu trabajo, en la cancha de fútbol; pero también con tus amigos, tus contrincantes, o tus seres queridos no te canses de ser bueno. Esa palabra de amigo, ese saludo de reconciliación, ese “por favor”, etc.,
son tan necesarios en el mundo de hoy. Aun cuando
no signifiquen utilidades económicas, anda a ver al
compañero enfermo, al pariente anciano o encarcela138
do. Todos te esperan y, a través de ti, se reencontrarán con la vida. Hacer el bien, en una sociedad de
rentabilidades, consumismo y apariencias, parece profundamente obsoleto. Sin embargo, ¿quieres escuchar
la verdad?... Yo y tú queremos ser buenos gratuitamente... Ser bueno es una necesidad del cuerpo y del
alma. Ser positivo, ser útil, ser santo es una necesidad más profunda que las modas, los prejuicios, los
antivalores de una determinada cultura. Así como el
pájaro necesita volar y la planta crecer, del mismo
modo el hombre necesita ser bueno, es decir, acompañar, compartir, etc. Trata de ser bueno: buen alumno,
buen hijo, buen padre, buen vecino, buen ciudadano,
buena persona... Si estudias, hazlo bien; si siembras
los campos, hazlo con amor; si eres ejecutivo, sirve
con alegría; si eres religioso, alaba al Señor y sé solidario del prójimo: “felices los que son perseguidos por
causa del bien, porque de ellos es el Reino de los cielos”.
Cuando al llegar el 1 de enero celebramos el año
nuevo ¿qué estamos haciendo? Simplemente estamos
participando en una alegría colectiva. Esta celebración
es ciertamente convencional, pero no hay ninguna duda que también es necesaria. En efecto, el hombre necesita celebrar la vida que se expresa y se construye en
el tiempo. Lo que nosotros llamamos vida se “operacionaliza”, de hecho, en lo que llamamos día o noche;
en el niño, el joven, el adulto y el anciano.
El tiempo es la vida traducida a momentos, situaciones, a antes, ahora y después... Intuitivamente, los
hombres valoran positivamente la vida y el tiempo y,
por eso, celebran “AÑO NUEVO”.
Pero, aún queda una pregunta más de fondo:
¿por qué el tiempo es considerado como algo positi139
vo?... Porque le da al hombre la posibilidad de tener
personalmente sentido. ¿Qué significa, en realidad, ser
juez, esposo, chofer, alumno, campesino, pescador,
etc...? Simplemente que en estas diferentes situaciones
de vida, que se dan en el tiempo, yo puedo hacer el
bien, puedo amar, puedo apoyar y apoyarme en el
otro...
Las circunstancias de cada día, en las diferentes
áreas de la actividad humana, (económica, educacional, familiar, política, etc.) me dan la oportunidad de
participar integrando personalmente elementos de
equilibrio, de organización, de comprensión, de distribución justa y solidaria, etc... La vida, en cada momento, me invita a estar presente en la historia para
hacer crecer el amor. Amor es la síntesis de todo lo
justo, lo bello, lo verdadero, lo sincero, lo fraterno,
etc. Amor es la totalidad de lo positivo. El amor es Dios.
La vida, para los creyentes, es la oportunidad de
poner a Dios en el centro de la materia, de las estructuras, de las sociedades a partir de la presencia de
Dios en el corazon del hombre (1 Jn 4, 7-10).
El hombre bueno es el hombre que tiene amor,
es decir, que ha dado cabida a Dios en su vida. El
hombre bueno es el hombre sagrado que construye
una sociedad sagrada. “Felices los que son perseguidos por causa del bien, porque de ellos es el Reino
de los Cielos”.
La presencia de hombres que vivan el espíritu de
Jesucristo, sintetizado en el Sermón del Monte, ciertamente que la acogerán con interés y gratitud las generaciones futuras. Más aún, a hombres cristianos auténticos, honestos, que tratan de vivir, en verdad, lo
que dicen que creen, los tiempos venideros los necesitarán.
140
El cristianismo no se agota en miradas humanistas, planteamientos horizontales, razones humanas...
El auténtico cristianismo es trascendente, a la vez que
toma y se juega por todo lo que es auténticamente
humano. En los vitrales de las catedrales o en las imágenes de las capillas, este cristianismo genuino no
sólo expresó el cielo, lo que vendrá, sino que reflejó
la alegría, la sinceridad, el compañerismo, la justicia,
el desinterés, etc., hechos vida, en hombres, mujeres,
niños, adultos, jóvenes, etc., que lograron alta calidad
humana y que llamamos “santos”. En los vitrales o en
las imágenes digamos que están representados los éxitos de la humanidad. Estos miembros de la raza humana caminaron en el tiempo buscando, acogiendo,
entrando en el tiempo de Dios, en la eternidad. Fueron hombres de calidad excepcional... También la
nueva civilización espera hombres excepcionales para
los tiempos nuevos y, el mundo occidental, pone su
confianza especialmente en el cristianismo. Ojalá que
los cristianos no defrauden a la historia...
141
APENDICE
1.
Una semana positiva
Levántate cada día como una persona nueva. Para
ello sólo requieres darte, al inicio de la jornada, unos
minutos tranquilos para ti: deja atrás los cansancios,
despierta tus ilusiones, confía en la humanidad.
Sé sabio, es decir, identifica cada día una razón
para vivir que te signifique un desafio, pero que sea
alcanzable para que no te aplaste.
El esquema común para cada día es el siguiente:
1. Invitaciones: lee atentamente cada uno de los penmientos del día.
2. Silencio: queda en silencio algunos minutos escuchando sólo las sugerencias y sentimientos que se
hayan despertado en ti.
3. Reflexión: si tienes tiempo, medita durante algunos minutos las reflexiones que se te ofrecen cada
día. Si no tienes tiempo al levantarte, esta meditación la puedes reservar para algún momento del
día que te resulte más cómodo.
4. Oración: elige un Salmo y saboréalo leyéndolo
pausadamente.
142
Si sigues cada día el programa que te presento
para esta próxima semana, puedes estar seguro que tus
ojos verán más luz, tu corazón sentirá más calor, tus
manos estarán más abiertas, tu vida entera encontrará un nuevo sentido. Adelante...
Una semana positiva
LUNES
1.
Invitaciones
—Cree en la grandeza de la humanidad.
—Trata de ser feliz en las cosas simples del día.
—Entrégate a una tarea que le dé sentido a tu vida.
—Relaciónate con cariño contigo mismo, con los de más y con la sociedad.
2.
Silencio
(Después de leer estas “invitaciones”, guarda un
rato de silencio y trata de escuchar las “resonancias” que han hecho en ti).
3.
Reflexión
Inicias un nuevo día... Lo más probable es que,
en relación al día de ayer, no cambien mucho las
cosas... Sin embargo, empieza este nuevo día como si todo fuera diferente. En verdad, tienes
en tus manos la posibilidad de cambiarlo todo.
¿Cómo?... Simplemente cambia el cristal con el
que has mirado hasta ahora... Mira el lado positivo de las cosas. Así té convencerás y comunica-
143
rás que la vida es hermosa, que la vida vale la pena vivirla...
Empiezas una nueva jornada. Asúmela como una
bonita tarea y, a través de ella, dale sentido a todas las horas, a todos los momentos de este día:
tu ida al trabajo, la convivencia con tus semejantes, el cansancio de la tarde, el regreso a tu hogar, el reencuentro con los tuyos, los momentos
de oración, etc.
También hoy, lo más probable es que tus responsabilidades, los nuevos desafíos que puedan surgir se concreten en cosas pequeñas, en hechos
simples: acoge el milagro de la vida en las pequeñas situaciones, en los gestos cotidianos...
Hoy olvidarás rencores, incomprensiones, errores... Usa este único secreto: ama. Amate a ti, ama
a tu prójimo, ama la vida.
4.
Oración
En tu Biblia, ubica y lee lentamente alguno de los
siguientes Salmos:
26(25): Oración del hombre cumplidor.
27(26): Junto a Dios no hay temor.
23(22): El Señor es mi pastor.
11(10): El justo no se asusta.
71(70): Oración de un anciano.
90(89): Nuestros días pasan como suspiros.
144
MARTES
1.
Invitaciones
—Date permiso para cambiar, sin sentirte avergonzado.
—Resérvate tiempo de buena calidad para disfrutar
de la vida.
—Preocúpate por satisfacer tus inquietudes internas
más que por adquirir posesiones o estatus social.
—Vive plenamente el instante presente.
—Disfruta de todos los elementos que constituyen
la humanidad: cuerpo, sique y espíritu.
2.
Silencio
(Después de leer estas “invitaciones”, guarda un
rato de silencio y trata de escuchar la “resonancia” que han hecho en ti).
3.
Reflexión
El ayer quedó atrás, hoy es otro día... Más claramente, hoy tienes en tus manos nuevas oportunidades...
Todo puede cambiar. Lo negativo, tras un proceso
de transformación, puede llegar a ser positivo; lo
estancado, fluido, etc...
Sin embargo, en medio de los quehaceres de esta
jornada, no te olvides de ti mismo(a): de tu descanso, de tu cuidado. Concédete algún tiempo
“ocioso”, simplemente para disfrutar de la vida...
Lucha por las necesidades básicas propias y ajenas: por tu pan, techo y abrigo y por el de tu prójimo. Pero, una vez asegurados estos bienes, no
145
olvides que todo ser humano necesita también
conocer y crecer en lo bello, lo bueno, lo justo...
Las necesidades espirituales no son un simple
adorno; son auténticos requerimientos humanos.
Entre el ayer, el hoy y el mañana se deslizará sua
vemente tu existencia. No obstante, lo que te per
tenece realmente es el hoy. En el aquí y el ahora
de cada instante trata que se sientan acogidos,
queridos y cuidados tu cuerpo, tu sique y tu espí
ritu.
4.
Oración
En tu Biblia, ubica y lee lentamente alguno de los
siguientes Salmos:
92(91): El hombre santo crecerá como palmera.
98(97): Entonen al Señor un canto nuevo.
112(111): Así es el “justo”.
118(117): No moriré, !viviré!
121(120): Dios no te faltará.
MIERCOLES
1.
Invitaciones
—Mira el lado bueno de las cosas.
—Busca expresamente buenos momentos. (Busca
las alegrías, porque las penas llegan solas).
—Un cuerpo tenso, una mente negativa, un corazón
airado no te sirven; cámbialos por relajación, son risas, paz interna y paz social, ideas y actos posi tivos.
—Interésate por el éxito de los demás. 146
—Pensar bien de los demás, saber sonreírles, multiplica amigos.
2.
Silencio
(Después de leer estas “invitaciones”, guardar un
rato de silencio y tratar de escuchar la “resonancia” que han hecho en ti).
3.
Reflexión
El tiempo pasa rápidamente. Hoy, también, parte
de la vida se te irá sin darte cuenta. ¿Cómo vivir,
entonces, con sabiduría?... Actúa “como si”: “como
si” todos te quisieran; “como si” todo te agradara;
“como si” todos te entendieran... Con esta filosofía de “como si” caminarás relajado, sonreirás
sin dificultad; no habrá agresividad en tu mirada,
te comunicarás con un tono de voz amistoso. Así,
sentirás, hoy, que el mundo te quiere; que, en un
posible error, la gente te comprende; que, si es
necesario, para levantarte de una caída hay muchas manos solidarias para ayudarte... Más aún,
viviendo sinceramente “como si”, te interesarás
favorablemente por los demás; pensarás bien de
ellos, serás amable en las relaciones; en una palabra, hoy multiplicarás los amigos. Antes, durante y después de tu presencia irradiarás paz.
4.
Oración
En tu Biblia, ubica y lee lentamente alguno de los
siguientes Salmos:
95(94): Vengan, cantemos al Señor.
93(92): El Señor reina vestido de grandeza.
98(97): Entonen al Señor un canto nuevo.
147
103(102): El Señor te colma de bendición.
104(103): El universo alaba a su Creador.
JUEVES
1.
Invitaciones
Si te imaginas a ti mismo tranquilo, optimista y
seguro, tu comportamiento será igualmente tranquilo, optimista y seguro.
—Elige ideas positivas; se transformarán en tenden cia, inclinación, deseo positivo permanentes.
—El ideal da unidad, armonía, vigor y plenitud a la
vida.
—El ideal es el desarrollo de toda la persona en
provecho de sí mismo, del prójimo y de Dios.
—No existe la suerte; nosotros construimos nuestra
fortuna, nuestra dicha.
2.
Silencio
(Después de leer estas “invitaciones”, guarda un
rato de silencio y trata de escuchar la “resonancia”
que han hecho en ti).
3.
Reflexión
Hoy también puedes construir tu vida... ¿La quieres triste y opaca o radiante y esperanzada?... De
ti depende... Si te llenas la cabeza con ideas de
fracaso, incapacidad y temores, no dudes que, al
final de la jornada, serás un derrotado. Pero,
¡no!... Convéncete que usando bien las oportunidades favorables que tengas (no importa que sean
muchas o pocas) saldrás adelante, darás unos pocos nuevos pasos...
148
Apóyate en estas ideas: me irá bien, sé salir adelante, me he preparado para tener éxito hoy día...
Serás ganador porque usarás en una sola dirección todas tus energías: todo el potencial orientado a lo que vale. En el día sentirás unidad, armonía, vigor y plenitud porque estarás realmente, con
cuerpo y alma, en tu ideal, en tus esperanzas, en
tus proyectos.
4.
Oración
En tu Biblia, ubica y lee lentamente alguno de los
siguientes Salmos:
111(110): Dios nos crea, salva y dirige.
112(111): Así es el “justo”.
118(117): No moriré, ¡viviré!
122(121): Iremos a la casa del Señor.
123(122): Salmo de esperanza.
VIERNES
1.
Invitaciones
—Si sabes de verdad lo que quieres y te decides a
trabajar por ello, estás seguro del éxito.
—La felicidad es un resultado, no es un objetivo en
sí.
—El dinero es un instrumento, no un fin.
—Antes de decidir qué hacer con tu vida, es prefe rible que descubras la vida.
—Busca un ideal tal que conseguirlo te represente
un desafío, pero que no sea tan alto, para que no
sea algo inalcanzable... Si logras identificarlo eres
un hombre hecho para triunfar.
149
2.
Silencio
3.
Reflexión
No le pidas a la vida lo que no puede darte... En
la vida necesariamente hay soledad, llanto, incomprensión... ¡En un año, todos los días no pueden
ser primavera!... Hoy, en tu camino, encontrarás
la vida tal cual es: luz y oscuridad; trabajo y descanso; comprensión y alegrías, pero también soledad y dolor. ¡No importa! Toma con decisión todo el material que te ofrezca esta nueva jornada
de trabajo y encárgate tú de darle sentido... Sácale partido a todo; nada te puede doblegar o vencer si eres capaz de asumir, dar perspectiva, encontrar la adecuada ubicación de cada cosa... Si
lo consigues, ¿qué lograrás?... Simplemente ser
feliz... La felicidad es lo que resulta de un buen
manejo de la vida. Trata de que no te falte dinero y lo que te sobrevenga “por añadidura” compártelo con sencillez...
4.
Oración
150
(Después de leer estas “invitaciones”, guarda un
rato de silencio y trata de escuchar la “resonancia” que han hecho en ti).
En tu Biblia, ubica y lee lentamente alguno de los
siguientes Salmos:
127(126): Lo que se construye sin Dios, fracasa.
126(125): Se van llorando y vuelven con las gavillas.
125(124): Confianza en el Señor.
128(127): La bendición del hogar.
130(129): Desde el abismo clamo a ti, Señor.
SABADO
1.
Invitaciones
—Evita la compañía de los mentirosos.
—Trata de vivir este día con un sentido porque eso
te hará feliz, eficiente y un ser humano más satis fecho.
—El cambio es la base misma de la vida...Una do sis de previsión y estabilidad con la posibilidad
añadida de novedad y cambio es lo ideal.
—El hombre exitoso explora territorios nuevos, va ga por lo desconocido, maneja ideas y actitudes
nuevas.
—No temas ser grande... ¡No basta con trabajar pa ra vivir!... Además, siéntete activo, interesado, ilu sionado, entusiasmado.
2.
Silencio
(Después de leer estas “invitaciones”, guarda un
rato de silencio y trata de escuchar la “resonancia” que han hecho en ti).
3.
Reflexión
Hoy, ya puedes ser tú mismo... No necesitas ir a
ganarte el pan con un trabajo remunerado... ¿Qué
quieres hacer? ¿Deseas descansar? ¿Prefieres salir a trotar? ¿Te resulta más placentero visitar a
un amigo(a)? ¿Cuánto tiempo que no organizas un
momento de diversión familiar?... Hoy, ya puedes ser tú mismo...
Este cambio de vida, en fin de semana, te viene
de “perillas”... Es también la oportunidad de mirar diferente, de leer algo entretenido, de relacio151
narte, quizá, en un estilo más cercano y personal.
La semana de trabajo quedó atrás... Desilusiones, cansancios, tensiones... ¡Por favor!... No se te ocurra agregarle a tu vida nuevas preocupaciones...
Sería, en verdad, algo de muy mal gusto... Hoy,
es el tiempo preciso dedicado a la “mantención”;
es la oportunidad de volver a “cargar pilas”; hoy
deben despertarse tus intereses personales, tus ilusiones...
4.
Oración
En tu Biblia, ubica y lee lentamente alguno de los
siguientes Salmos:
131(130): Confianza filial en Dios.
141(140): “No nos dejes caer en la tentación”.
146(145): El Señor libera a los oprimidos.
138(137): Himno de alabanza.
124(123): Escapamos de la trampa del cazador.
DOMINGO
1. Invitaciones
—Toda la vida tiene algo de sagrado.
—El hombre maduro es capaz de emocionarse.
—Nadie es mejor que otro más que unos pocos mi nutos.
—Trata que en tu vida no existan perdedores... Que
sólo haya personas que tienen habilidades e inte reses diferentes.
—Tu verdad más la verdad de tu hermano son más
verdad.
152
—Tú eres importante, él es importante, todos somos importantes.
2.
Silencio
3.
Reflexión
Todo es sagrado en esta vida porque todo viene
de Dios... La creación entera es el gran templo
del Dios vivo y verdadero...
El tiempo, la tierra, las montañas, el mar... Es divino el aire y el pájaro que vuela; el hombre, la
mujer, la pareja y el niño que nace...
Todo es sagrado... El que nace, el que crece, el
que vive y el que muere... Sagrada es la mesa del
hogar, el escritorio del estudiante, del oficinista,
del ingeniero o arquitecto...
La vida es el gran templo... En el templo de la
vida se encuentran en oración y en comunión todos los hombres de buena voluntad: los limpios,
los comprensivos, los justos, los solidarios...
En el templo de cada día se siembran los campos,
avanza la ciencia, la madre alimenta a su hijo; el
deportista compite con hidalguía; el cartero reparte noticias; el consagrado señala al Dios vivo y verdadero, la chimenea de la fábrica indica producción, el transporte moviliza productos y productores...
Toda la vida es sagrada, tú eres sagrado, tu hermano es sagrado... Si sientes que te cuesta la trascendencia de lo rutinario, de lo inmediato; si per-
(Después de leer estas “invitaciones”, guarda un
rato de silencio y trata de escuchar la “resonancia” que han hecho en ti).
153
cibes que tu mirada sólo llega a la superficie entona himnos, ora en y con tu Iglesia, escucha la
Palabra Santa porque ahí reencontrarás lo divino
del corazón de Dios y del universo, participa en tu
Iglesia y, como pueblo, alaba al Señor.
4.
Oración
En tu Biblia, ubica y lee lentamente alguno de los
siguientes Salmos:
1: Los dos caminos.
5: Oración al despertar.
8: Gloria de Dios y grandeza del hombre.
19(18): El Señor, sol de justicia.
23(22): El Señor es mi pastor.
27(26): Junto a Dios no hay temor.
31(30): Señor, busco refugio en ti.
33(32): La Providencia de Dios cuida el mundo.
154
2.
¿Qué es lo normal?
En las ciencias sociales, al hablar del hombre nos
expresamos, con frecuencia, en términos de “normal”
o “anormal”. ¿Qué entendemos realmente por normalidad?... Lo normal es una convención... Nos ponemos
de acuerdo para considerar esto en relación a esto otro
y así luego decimos si algo es normal o anormal. Esto “otro”, este “referente”, en los fenómenos mentales, dice relación a tres posibles modelos: modelo médico, el estadístico y el de solución. Brevemente:
a) El modelo médico: se basa
hay un estado ideal para
dentro de unos límites muy
y que cualquier desviación
es, por definición, anormal.
en la hipotésis de que
la condición humana,
estrechos y conocidos,
fuera de estos límites
b) El modelo estadístico: sólo examina la frecuencia
de una condición específica, un suceso o un com- portamiento para toda la población.
c) El modelo de la solución de la anormalidad: analiza cómo la persona trata de solucionar sus problemas cada día. Por ejemplo, si usted tiene una
sola pierna ¿es normal o anormal?... El modelo
de la solución plantea que tener una sola pierna
es un problema posible. Pero pregunta al paciente y si el paciente dice que no tiene ningún problema, entonces no existe anormalidad. Si, por el
contrario, el paciente se queja de depresión y de
155
otras dificultades causadas por la falta de una pierna, entonces se le diagnostica como “anormal”,
es decir, que requiere cierto tipo de tratamiento.
En la literatura sicológica es conveniente, pues, tener presente cuál es el modelo que se usa de referente cuando se considera algo “normal” o “anormal”.
156
Bibliografía
ANGER, L., Ayudarse a sí mismo. Sal Terrae, Santander 1987.
BECK, A. y col., Terapia cognitiva de la depresión. Edit. Desclée
de B., S.A., Bilbao 1987.
BROTHERS, J. Cómo alcanzar sus objetivos con éxito. Edit. Gri
jalbo, Barcelona 1980.
BUSCAGLIA, L., Vivir, amar y aprender. Edit. Diana, México,
1984.
BUSCAGLIA, L., Cómo amarnos los unos a los otros. Edit. Dia
na, México 1986.
DYER, W., El cielo es el límite. Edit. Grijalbo, Barcelona 1981.
FENSTERHEIM, H. y Col., No diga Sí cuando quiera decir No.
Edit. Grijalbo, Barcelona 1976.
FENSTERHEIM, H. y Col., Viva sin temores. Edit. Grijalbo, Bar
celona 1979.
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1980.
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bao 1978.
MASLOW, A., La amplitud potencial de la naturaleza humana.
Edit. Trillas, México 1982.
MOORE, J., Sexualidad y espiritualidad. Edit. Cuatro Vientos,
Santiago 1980.
SMITH, M., Libérese de sus miedos. Edit. Grijalbo, Barcelona
1979.
SMITH, M., Cuando digo No me siento culpable. Edit.Grijalbo,
Barcelona 1977.
SMITH, M., Sí, puedo decir No. Edit. Grijalbo, Barcelona 1988.
STURGEON, W., Depresión. Edit. Grijalbo, Barcelona 1981.
VISCOTT, D., El lenguaje de los sentimientos. Edit. EMECE, Buenos Aires 1978.
157
Indice
Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
7
I PARTE
APRENDA A SER FELIZ
Las relaciones humanas . . . . . . . . . . . . . . .
Relaciones humanas y contactos tempranos . . . . .
Relaciones humanas
y condicionamientos históricos . . . . . . . . . . .
Las relaciones humanas y los valores cristianos . .
2.
Los sentimientos . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
La conducta y lo biológico . . . . . . . . . . . . .
La conducta y los reflejos . . . . . . . . . . . . . .
Lo consciente y lo inconsciente
de la afectividad . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
El mundo de los sentimientos . . . . . . . . . . . .
Algunos pensamientos de maestros ilustres . . . . .
Esquema general . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Esquemas básicos . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Inventario de Aserción . . . . . . . . . . . . . . . .
32
32
38
42
42
44
3.
Aprenda a vivir bien . . . . . . . . . . . . .
¿De dónde surgen nuestras emociones? . . .
¿Qué son las ideas no-realistas o irracionales?
¿Cómo deshacernos de las ideas irracionales?
Algunas ideas no-razonables comunes . . .
46
49
50
51
52
4.
Sea feliz: realícese . . . . . . . . . . . . . . .
El Sistema Nervioso Autónomo . . . . . . . .
Características de las personas exitosas . . .
Las características del mundo
en las “experiencias cumbres” . . . . . . . .
1.
. . . .
. . . .
. . . .
. . . .
. . . .
11
12
16
22
29
30
30
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. . .
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54
54
57
. . .
58
159
5.
¿Conviene expresar lo que se piensa o se siente?
Declaración de Derechos Asertivos . . . . . . .
Inventario de Asertividad . . . . . . . . . . . .
Programas de Asertividad y sus resultados . . .
La asertividad . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
.
.
.
.
.
64
69
70
72
75
II PARTE
APRENDA A NO DESTRUIRSE
1.
El miedo . . . . . . . . . . . .
Emociones de supervivencia
¿Qué es el miedo? . . . . . .
Los miedos anormales . . .
Escala para medir el miedo .
.
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.
.
79
79
80
81
84
2.
La timidez . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
¿Qué es la timidez? . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Caminos de solución para el tímido . . . . . . . . . .
89
89
91
3.
El “estrés” . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
¿Qué es el “estrés”? . . . . . . . . . . . . . . .
Situaciones de estrés y funcionamiento orgánico
Los cambios de vida en las personas y el estrés
Los costos fisiológicos y sicológicos del estrés . .
. . 95
. . 95
. 97
. . 99
. . 102
4.
La depresión . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
¿Qué es la depresión? . . . . . . . . . . . . .
Clases de depresión . . . . . . . . . . . . .
Tensión y depresión . . . . . . . . . . . .
Escala de tensión de Holmes . . . . . . . .
¿Cómo impedir la depresión? . . . . . . . . . .
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104
105
106
109
111
112
5.
Cambios y enfermedad . . . . .
La vida y el cambio . . . . . . . .
La adaptación al cambio . . . . .
El ritmo del cambio . . . . . . .
Límites de la adaptabilidad
.
El precio fisiológico del cambio .
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160
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La “reacción de adaptación” . . . . . . . .
Los cambios y lo sicológico . . . . . . . .
¿Cómo adaptarnos al cambio? . . . . . .
Los pastores espirituales y el cambio . . .
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123
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127
CONCLUSION . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Lo religioso y la felicidad
. . . . . . . . . . . . .
131
135
APENDICE
1. Una semana positiva . . . . . . . . . . . . . . .
2. ¿Qué es lo normal? . . . . . . . . . . . . . . . .
142
155
Bibliografía
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
157
Indice . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
159
161

Documentos relacionados