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el hombre
Spinetta, Dante
A los 38 años, el Illya Kuryaki habla de su apuesta total al amor con Luz Cipriota, nos
presenta su nueva faceta como diseñador y sorprende con su costado más espiritual.
Por Vi ol e ta Ga l a nte r n ik . Foto de Ma riana Mi l anesi.
P: Estás más suelto, más sexy. ¿Te sentís así?
R: Ya me pongo colorado. Trato de mostrarme
como soy, y si a alguien le parece sexy, está
bueno. Lo sensual en una persona se genera por
un montón de factores, la personalidad, una
identidad propia.
P: Esa identidad siempre la mostraste con tu
estilo, y ahora te toca estar como diseñador.
R: Sí, armamos Volans con Oscar Fernández
Roho, una cápsula unisex para Garçon García.
Es ropa urbana pero con un sentido de moda
más alto. Es parte de una búsqueda estética,
de tratar de embellecer las cosas que están
alrededor de uno.
P: ¿Sos de tratar de embellecer todo?
R: Trato de que mi casa sea linda, que mis hijos,
Brando (12) y Vida (9), crezcan en un lugar
inspiracional. No es mi prioridad y soy bastante
desordenado, pero siempre me importó lo
estético. Me gustan las guitarras bellas, las
mujeres hermosas y las canciones lindas.
P: Se te escucha como un tipo re familiar,
¿no extrañás la época del reviente?
R: Nunca me metí en drogas. Obviamente he
salido un montón, pero nunca fui una persona
del reviente. Una sola vez me emborraché. Con
Emma (Horvilleur) crecimos en un ambiente
de rock, viendo el quilombo, cómo la gente iba
cayendo, y nos re alejamos de eso.
P: ¿Cómo hiciste para no caer?
R: Mis viejos me criaron para poder ver toda esa
mierda y decidir. No juzgo a nadie, el que se la
quiere volar que se la vuele, pero a mí me gusta
tener el control de las sensaciones.
94 • junio
“me gustan las
guitarras bellas,
las mujeres
hermosas y las
canciones lindas”.
P: Te vas de lo que uno se imagina de la vida de
un músico...
R: Me gusta pensar que se puede vivir de
una manera más ligada a la creación y a la
positividad. Cuando crecés en este ambiente,
tenés dos caminos: o quemás o sos fuerte y
guerrero, y yo elegí ese camino porque es lo que
me enseñaron. Mi vieja es una re guerrera, mi
viejo también lo era.
P: ¿Y Emmanuel? ¿Es como de la familia?
R: Es un hermano de la vida. Cuando
arrancamos, éramos tan chiquitos, hacíamos
todo juntos. Cuando volvimos a tomar la banda,
sabíamos que cada uno debía tener su espacio.
Hoy estamos con el nuevo disco, que está más
ligado a la espiritualidad y al amor. Illya Kuryaki
es nuestro emprendimiento número uno, y la
idea es no separar la banda nunca más.
P: El “para siempre” es una apuesta fuerte.
R: Sí, la idea es que podamos entrar y salir de la
banda cuando queramos.
P: ¿Sobre la pareja también pensás así?
R: Las relaciones de pareja son otro mundo. Si
bien nos separamos un par de veces con Luz,
no me parece que esté bueno, implica mucho
sufrimiento tanto separarse como volverse
a encontrar. Pero cuando hay amor, el amor
termina ganando, por lo menos en mi caso. Hay
gente que es más cerebral que emocional, yo soy
muy pasional, muy “a todo o nada”.
P: ¿Y ahora vas por todo?
R: Con Luz siempre fui por todo...
P: ¿Y por qué se separaron?
R: Momentos de la vida. Tenemos 10 años de
diferencia y eso lleva a experiencias diferentes.
Yo ya estuve casado 8 años y tengo dos hijos.
P: Ahora se los ve muy bien juntos.
R: Con Luz tenemos un humor muy similar, nos
cagamos de risa, tenemos mucha piel también.
El sexo en las relaciones es fundamental, no
existe si no. Si no hay piel, no hay paraíso (risas).
P: ¡Piel y amor es el paraíso!
R: Claro, cuando amás a alguien y tenés piel,
es una experiencia que va mas allá que el
hecho sexual, es espiritual. Una vez que te
acostumbrás a hacer el amor, tener sexo es otra
cosa. En nuestro caso, nos separamos dos veces,
pero cuando nos volvíamos a ver era como si
nada hubiera pasado.
P: Había algo ahí latente...
R: Claro, es como un huracán porque sentís que
te va a volar todo, que no importa el techo que
construiste, sabés que te va a volar porque es
una fuerza mucho más grande que uno.
P: Pero dijiste que no te gusta perder el
control, y el amor implica perderlo.
R: Sí, y te da vértigo. Cuando sabés que el otro
tiene el poder de elevarte o de enterrarte,
dependés solo de esa persona para ser feliz. •
Abarajame
en la bañera,
nene...
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