Luna CŠrnea 27[final]

Transcripción

Luna CŠrnea 27[final]
TT H
H EE BBLL AA CCKK SS H
H AA D
DO
OW
W
Black Shadow había perdido ya la lucha y el
propio Santo quería quitarle la máscara. Blue
PERDIÓ SU INCÓGNITA
Demon interviene. Hay un mare mágnum.
Leopoldo Meraz
La lucha del viernes pasado en la arena Coliseo
registró entrada récord en los anales, pero para El Santo sólo fue “una lucha más” y para
The Black Shadow el derrumbe de la incógnita. El morbo del juego de máscaras que dos
tipos han hecho célebres –clásico Juan Pérez en la vida real– congregó a una clientela sedienta de fuertes emociones, esperando ver algo insólito y el vaticinio general se cumplió.
El Santo fue un demonio en el final. No hubo nada raro. El Santo varias veces había expuesto la máscara de plata y la había conservado porque es coloso en estos choques, y
aunque en esta vez The Black Shadow estuvo a la altura del titán, sus esfuerzos se estrellaron ante el hombre de más experiencia.
¿Fue ésta una lucha histórica?
Desde el punto de vista del gran número de espectadores, pasa la batalla como una de las
más interesantes. En la Coliseo se apretujaron
más de doce mil almas –como sardinas en lata– y en los aparatos de televisión el número fue
fantástico. Por lo demás, la contienda sólo tuvo
de notable la tercera caída que fue muy reñida.
Cuando las tres palmadas del réferi decretaron la derrota de The Black Shadow, El Santo
emergió poderoso en un clima de interés que
reinaba en la Coliseo por ver sin capucha a Shadow. El Santo tuvo hasta la gitanería de querer
ser quien le desamarrara el manto, pero Blue
Demon “repelió” el ataque. Insistió El Santo y
The Black Shadow golpeó al enemigo y lo echó
fuera del ring. Después con una elegancia de
ceremonia la máscara cayó y la cara presentó
un aspecto joven, abundante cabellera negra,
espesas cejas, facciones toscas y mirada profunda. Es de León, Guanajuato, y su nombre
es: Alejandro Cruz (¡Qué descubrimiento!).
•••
The Black Shadow fue el primero que hizo su
aparición en el ring. Lució la bata negra con
destellos de color solferino y la interrogación
que lucía en la espalda parecía la tragedia. Le
acompañaba en calidad de second su hermano
The Blue Demon. Después hizo su entrada
El Santo, todo de plata “envolviendo con su
personalidad el ambiente” ayudado por Dick
Medrano. El combate empezó limpio, pero
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después se volvió explosivo. El Santo al final le ganó el acto tirándole fuera del ring,
azotándole contra los soportes de las
cuerdas y le recibía con topes. El castigo
fue intenso. El árbitro Ruddy Blancarte
acabó contándole los tres segundos.
Blue Demon desesperado en el intermedio, dio vida a su hermano y aunque
para la segunda caída El Santo dominó en
principio, “el gladiador de chicle” respondió con golpes y le colocó un tirabuzón
que aguantó El Santo estoicamente. Siguió la pelea con dominio alterno, hubo
cambios de golpes, pero The Black Shadow
se veía más entero, con más elasticidad, y
en cambio, El Santo acusaba los efectos
del tirabuzón. Le dio unos topes El Santo
en un momento, pero Black lo levantó en
un azotón de órdago. Intentó El Santo ligar un rally y al correr éste en busca de su
enemigo The Black Shadow se tendió e hizo irrupción majestuosamente; ¡El tope de
propulsión!, dejando tendido a El Santo
“frío como muerto”.
“El drama necesariamente tenía que
ser en tres caídas”.
•••
La tercera caída fue la mejor. Se luchó denodadamente y las llaves fueron de muerte. Resistieron tanto que parecía que el
cuerpo estaba envuelto en traje de granito
de cada uno de los contendientes. Un cangrejo parecía dejar sin espina dorsal a El
Santo, y The Black Shadow insistía fuertemente. El Santo aplicó la llave que inventó
Gori Guerrero “a caballo”, pero que Black
la quebró para dar margen a una angustiosa competencia. El mismo Black después
se refugió en las cuerdas ante el cangrejo
de El Santo, y hubo topes y golpes, una salida del ring de Shadow al fallar el tope de
propulsión, que volvió hasta la cuenta de
PÁGINAS 36-39: Arturo Ortega Navarrete. Fotografías del encuentro entre El Santo y Black Shadow,
en el que se disputaron las máscaras. Arena Coliseo, Ciudad de México, 7 de noviembre de 1952.
Centro de Colecciones Arturo Ortega Navarrete, A.C.
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dieciocho y dictaminó su derrota. El Santo vio
la oportunidad y propinó golpes a granel, luego
unas tijeras voladoras de antología y una “rana” de lo más perfecta y espectacular.
Ruddy Blancarte contó los tres segundos.
Y El Santo conservó su misterio denso de más
de diez años, mientras The Black Shadow corría el velo desdoblando su personalidad para
así dar nacimiento al gladiador Alejandro Cruz,
de León, Guanajuato…
•••
Joe Marín, un luchador de Torreón, hiló su segunda victoria en la campaña de reaparición
venciendo en tres caídas a Sugi Sito. Era natural. Marín está convertido en un gran luchador,
con más clase y recursos que los que le había
visto en anteriores visitas. Golpea bien y es espectacular. La gente muestra su predilección
por el brillante estilo y ahí puede haber una figura de ídolo. Sugi Sito sólo venció en la
primera con un tirabuzón japonés, pero en las
dos siguientes fue superado en toda la línea.
Con un martinete se apuntó la intermedia, y la
tercera con unas patadas “que necesitaban
muchos adjetivos para describirse” y esta otra
Maravilla Norteña enfila peligrosamente.
En otras, Blue Demon fue descalificado ante
Bobby Bonales, porque Palau es muy compadecido, mientras en la segunda, Kiko Garcés superó
al Murciélago Velázquez. En el preliminar habían
ganado una caída por cabeza Dick Medrano y
Bobby Corona, cuando éste sufrió un choque
traumático que le hizo abandonar el cuadrilátero.
Perdió así Corona por nocaut técnico.
La velada fue completísima, y la gente salió hablando de quién es The Black Shadow,
mientras El Santo continúa conservando su incógnita, “símbolo de misterio y admiración”.
Fragmentos de la nota aparecida
en la revista Clinch, núm. 35,
15 de noviembre de 1952, págs. 29-32.
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