Identificación de individuos en alto riesgo de padecer psicosis

Transcripción

Identificación de individuos en alto riesgo de padecer psicosis
Identificación de individuos
en alto riesgo de padecer
psicosis
■ Los tratamientos para la psicosis se han utilizado a lo
largo de los últimos 60 años sin que aún se tenga suficiente
evidencia de que mejoren sustancialmente el pronóstico de
estos padecimientos. Por lo tanto, para obtener un impacto
más favorable, las intervenciones preventivas se consideran
como el paradigma a seguir. La predicción de la aparición
de una psicosis en individuos considerados de alto riesgo
ha sido un campo de interés clínico y de investigación que
se ha acrecentado en los últimos años. Su importancia radica en el concepto de que en este tipo de padecimientos,
en la medida en que se inicien intervenciones tempranas
o se tomen medidas que prevengan su desarrollo, se favorecerá un mejor pronóstico lo que permitirá que los tratamientos tengan un mejor resultado. Desde luego que estas
predicciones tienen únicamente un valor tentativo, por lo
que cualquier intervención estará basada solamente en un
razonamiento de probabilidad pronóstica. Para lograr estos objetivos se han considerado aspectos tanto clínicos
como neurobiológicos. Los aspectos clínicos para definir
un alto riesgo incluyen características tales como antecedentes hereditarios, historia personal, rasgos premórbidos
de conducta y de personalidad y condiciones subsindromáticas. Las mediciones neurobiológicas pronósticas también
se han desarrollado en años recientes e incluyen diversas
pruebas que evalúan aspectos multivariados que van desde
las mediciones de neuro-cognición hasta la inducción de
actividad fisiológica cerebral por medio de distintas modalidades de experimentación. Una de estas últimas pruebas,
cuyos resultados se publicaron recientemente, es la de la
valoración específica de la banda gamma de la actividad
eléctrica cerebral. La banda de ondas gamma corresponde
a un patrón electroencefalográfico de oscilación neuronal.
Su frecuencia se ubica entre los 25 y 100 Hz, si bien su
presentación más común es de 40 Hz. En los procesos cognitivos y perceptuales intervienen mecanismos que se producen con la sincronización de la frecuencia de esta banda
por arriba de los 40 Hz. Por lo tanto se ha propuesto que la
desincronización de estas oscilaciones genera alteraciones
en múltiples zonas del cerebro. Por otra parte, una de las
teorías etiológicas de la esquizofrenia propone la existencia de una conectividad estructural y funcional alteradas, y
algunos investigadores consideran que las anormalidades
oscilatorias de la banda gamma podrían reflejar esta alteración expresando fenómenos patofisiológicos subyacentes
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a la enfermedad. Esta teoría se apoya adicionalmente con
el conocimiento de que en la generación de las ondas gamma participan microcircuitos de interneuronas gabaérgicas
y células glutamatérgicas piramidales, los cuales, como
se ha comprobado, están afectados en la esquizofrenia y
en los modelos farmacológicos o genéticos de las psicosis. Así también, varios estudios con electroencefalografía
(EEG) encuentran en la esquizofrenia alteraciones en las
oscilaciones de la banda gamma que se correlacionan con
deficiencias de los procesos sensoriales y de las funciones
cognitivas.
En el trabajo mencionado se llevaron a cabo registros de
EEG y de imágenes obtenidas por resonancia magnética
funcional (RMf) en 27 individuos considerados de alto riesgo para el desarrollo de psicosis, y en 26 sujetos sanos sin
ese riesgo. A lo largo del procedimiento se excluyeron a
algunos participantes por lo que la muestra final fue de 24
individuos por grupo. Los registros se efectuaron aplicando una tarea inducida por estímulos auditivos que genera
demandas cognitivas. Ya se había demostrado previamente
que la estimulación auditiva provoca un aumento de la amplitud de la banda gamma (RBGea), y que en los estados
psicóticos esta respuesta RBGea se encuentra reducida. Dicha respuesta se correlacionó con las modificaciones en las
concentraciones de oxígeno sanguíneo (BOLD) en la corteza anterior del cíngulo y en la corteza auditiva. El procedimiento consistió en presentarle a los sujetos un estímulo
auditivo en diferentes tonos indicándoles que al escucharlos presionaran un botón con el dedo índice, midiendo así
el tiempo de reacción. Tanto el tiempo de reacción como la
tasa de error (número de respuestas incorrectas o faltantes)
se dividió entre el número total de estímulos para obtener
el rango de respuesta global.
Los sujetos del grupo de alto riesgo mostraron tiempos
de reacción significativamente más largos cuando se les
comparó con el grupo control. En ese grupo las tasas de
error fueron mayores pero sin alcanzar una diferencia estadística. Tanto los tiempos de reacción como las tasas de
error mostraron una elevada correlación con la intensidad
de los síntomas negativos en el grupo de alto riesgo. Ambos grupos mostraron un incremento de la amplitud RBGea
evocado por el estímulo auditivo, si bien los valores de este
incremento en el grupo de alto riesgo fueron significativamente menores. El análisis de la RMf mostró activación de
las cortezas auditivas bilaterales y del lóbulo frontal medial
en ambos grupos. Sin embargo, al acoplar las imágenes de
resonancia con la actividad en el EEG, se identificó una
menor actividad en las redes mediadas por las oscilaciones
gamma en los sujetos de alto riesgo. Entre otras, esta red
involucra a las cortezas auditivas bilaterales, al tálamo y a
Vol. 27, Número 2, Febrero 2016
las regiones frontales incluyendo a la corteza anterior del
cíngulo y a la corteza prefrontal dorso-lateral. Esta reducción no varió ni dependiendo de la condición de consumo/
no consumo de sustancias ni de la intensidad de la sintomatología.
Los autores discuten sus resultados considerando que son
similares a los encontrados en otros estudios que reportan
una relación entre las funciones cognitivas y las oscilaciones evocadas de la banda gamma. Sin embargo, no dejan de
mencionar que una limitación de estos hallazgos es el que
se desconoce el índice de conversión: es decir, cuántos de
estos sujetos considerados de alto riesgo desarrollaron finalmente una esquizofrenia. Una cifra conservadora es que
un 30% de ellos la desarrollará a lo largo de los siguientes
tres años. Por otra parte, argumentan que estas alteraciones son un biomarcador que se puede considerar como un
endofenotipo de la enfermedad. La posibilidad de que este
biomarcador pueda ser utilizado rutinariamente en grupos
considerados de alto riesgo es aún prematuro. Las pruebas
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pronósticas se usan frecuentemente en medicina preventiva
para determinar si se desarrollará o no una enfermedad en
individuos que muestren algunas características que sean
indicativas del posible inicio del trastorno. Un ejemplo de
ello son la determinación de glicemia, la curva de tolerancia a la glucosa o la hemoglobina glicosilada para detectar
sujetos en alto riesgo de padecer diabetes. En el caso de la
esquizofrenia, como padecimiento del que se conoce aún
muy poco sobre sus causas, este tipo de hallazgos deberán
complementarse con otros más para poder determinar su
real valor de predicción.
Bibliografía
FUSA-POLI P, SCHULTZE-LUTTER F: Predicting the onset of psychosis in patients at clinical high risk: practical guide to probabilistic prognostic reasoning. Evid Based Ment Health, 19:10-15, 2016.
LEICHT G, VAUTH S, PLOMAC N y cols.: EEG-informed fMRI reveals
a disturbed gamma-band-specific network in subjects at high risk for psychosis. Schizophr Bull, 42:239-249, 2016.
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