El llamamiento de abram

Cristo vive y Viene
El llamamiento de abram
Autor Efrain Araya
jueves, 24 de julio de 2008
"EL LLAMAMIENTO DE ABRAM"En la historia del mundo nos encontramos con grandes personajes que ocuparon
puestos destacados. Muchos son ejemplo para la humanidad, ya que sus vidas son dignas de imitarse, por la riqueza y
enseñanza que nos legaron. Dios los capacitó para esta obra, y ellos la cumplieron con fidelidad.En las páginas santas
de la Palabra de Dios, hay una larga lista de este tipo de hombres, que al mantenerse unidos a la voluntad del Eterno,
sus vidas han sido ocupadas para grandes obras, las que han sido para bendición del mundo. En las Santas Escrituras
nos encontramos con un hombre que fue llamado de en medio del paganismo, de la tierra de Ur de Caldea, para hacer
Dios con él cosas notables.
“Pero Jehová había dicho a Abram: Vete de tu tierra y de tu parentela, y de la casa de tu padre, a la tierra que te
mostraré. Y haré de ti una nación grande, y te bendeciré, y engrandeceré tu nombre, y serás de bendición”
(Génesis 12: 1 - 2)Abram entiende que quien le habla es Dios, y está dispuesto a obedecer su mandato, que no era
poca cosa: que dejara no tan solo el paganismo de su tierra, sino su parentela y loa casa de su padre. Razonable era
que amara a su familia, pero Dios sólo lo necesitaba a él, para encomendarlo a la comisión que se le ordenaba.
“Por la fe Abraham, siendo llamado, obedeció para salir al lugar que había de recibir como herencia; y salió sin saber
a dónde iba.” (Hebreos 11: 8)
¡Qué notable! Ya que por su respuesta de fe, vino a ser el padre de los creyentes y el amigo de Dios. El Señor
Jesucristo les exhortó a sus discípulos: “Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando” (Juan15:
14)
El Señor Jesucristo está buscando amigos en medio de su pueblo y del mundo, que hagan su voluntad en todo,
teniéndole en el corazón, para que gobierne sus vidas, y poder así hacer la obra que Él les encomienda. Al estar en esta
disposición, el creyente es movido por el Espíritu de Dios, despertando amor para con sus hermanos, y para con el mundo
pecador que debe enfrentar, el cual el Señor quiere salvar. “Y nosotros tenemos este mandamiento de Él: El que
ama a Dios, ame también a su hermano.” (1 Juan 4: 21)Los lazos familiares cuantas veces nos retienen para
que no hagamos lo que el Señor nos manda, quedando de esta manera sin poder realizarse, el plan que Él tenía para
nuestras vidas. “Yendo ellos, uno le dijo en el camino: Señor, te seguiré adondequiera que vayas. Y le dijo
Jesús: LAS ZORRAS TIENEN GUARIDAS, Y LAS AVES DE LOS CIELOS NIDOS, MÁS EL HIJO DEL HOMBRE NO
TIENE DÓNDE RECOSTAR SU CABEZA. Y dijo a otro: Sígueme. Él le dijo: Señor, déjame que primero vaya y entierre a
mi padre. Jesús le dijo: Deja que los muertos entierren a sus muertos; y tú ve, y anuncia el reino de Dios.”
(Lucas 9: 57 - 60)En el llamado que el Señor le hace a cada uno de los que pertenecen a su pueblo, el creyente debe
tener conocimiento cuando es la voz de Dios la que les habla, y obedecer con humildad, consagrarse Él para hacer en Su
control lo que es Su voluntad.“Para que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de gloria, os dé espíritu de
sabiduría y de revelación en el conocimiento de Él, alumbrando los ojos de vuestro entendimiento, para que sepáis cual es
la esperanza a que Él os ha llamado, y cuáles las riquezas de la gloria de su herencia en los santos.” (Efesios 1:
17 - 18)Los propósitos de Dios al llamar a Abram, eran hacerle padre de la gran nación de Israel, la que sería el pueblo
terrenal de Jehová, del cual nos hablan las Sagradas Escrituras, porque es su pueblo amado.“Pero tú, Israel,
siervo mío eres; tú, Jacob, a quien yo escogí, descendencia de Abraham mi amigo. Porque te tomé de los confines de la
tierra, y de tierras lejanas te llamé, y te dije; Mi siervo eres tú; te escogí, y no te deseché.” (Isaías 41: 8 - 9) Los
que han sido comprados por la sangre del Salvador, Dios los ha llamado para que se unan a su pueblo espiritual,
sacándolos del pozo del pecado, de la idolatría y la maldad de este mundo, para hacerlos sus escogidos, un pueblo
santo para Él, que glorifique su nombre, pues, por esta obediencia llegarán a ser sus amigos.“Y me hizo sacar del
pozo de la desesperación, del lodo cenagoso; Puso mis pies sobre peña, y enderezó mis pasos. Puso luego en mi boca
cántico nuevo, alabanza a muestro Dios.” (Salmo 40: 2 - 3a)Al disfrutar de esta salvación que tenemos, la cual
nos es dada por gracia, el redimido se da cuenta que el Señor lo eligió para desarrollar un gran plan en sus vidas, que
debe dar muchos frutos. “No me elegisteis vosotros a mí, sino que yo os elegí a vosotros, y os he puesto para que
vayáis y llevéis fruto, y vuestro fruto permanezca.”
(Juan 15: 16a)Sí, Dios nos llama, como lo hizo con Abraham, para que dejemos el mundo y ofrendemos nuestras vidas a
Él, que lo merece todo.“Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros
cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional.” (Romanos 12: 1)Abraham
obedeció lo que Dios le había mandado, y puso por obra lo que se le había ordenado, por lo que en todo momento
Jehová estuvo con él. El Señor se agrada del siervo que le obedece, y pone toda su confianza, sin engaño, a la voz
que lo manda. “Pero ¿qué os parece? Un hombre tenía dos hijos, y acercándose al primero, le dijo: Hijo, vé hoy
a trabajar en mi viña. Respondiendo él, dijo: No quiero; pero después, arrepentido, fue. Y acercándose al otro, le dijo
de la misma manera; y respondiendo él, dijo: Sí señor, voy. Y no fue. ¿Cuál de los dos hizo la voluntad de su padre?
Dijeron Ellos: El primero.”
(Mateo 21: 28 – 31a)
Dios no se agrada del corazón engañoso ¿Cuántas cosas le promete el hombre a Dios, y al alejarse de su presencia,
todo lo olvida, continuando su vida disoluta, de la cual un día tendrá que dar cuenta.“Cuando a Dios haces
promesa, no tardes en cumplirla; Porque Él no se complace en los insensatos. Cumple lo que prometes. Mejor es que no
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prometas, y no que prometas y no cumplas.” (Eclesiastés 5: 4 - 5)Abraham se puso en marcha, y llegó a la tierra
que Dios le había dado, y por su obediencia se convierte en el padre de esa gran nación, que es Israel, pero además de
todos los hombres de fe.Para nosotros que somos el pueblo de Cristo, Él nos manda que lo imitemos en lo que fue su
obediencia al Padre, cumpliendo la meta que se le había encomendado:“Por tanto, nosotros también, teniendo en
derredor nuestro tan grande nube de testigo, despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con
paciencia la carrera que tenemos por delante, puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el
gozo puesto delante de Él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios.”
(Hebreos 12: 1 - 2)
Sí, Abraham habitó como extranjero en la tierra que Dios la había dado:“Por la fe habitó como extranjero, en la tierra
prometida como en tierra ajena, morando en tiendas con Isaac y Jacob, coherederos de la misma promesa; porque
esperaba la ciudad que tiene fundamento, cuyo arquitecto y constructor es Dios.” (Hebreos 11: 9 - 10)El mundo
no es la morada del creyente. Nuestra mirada se extiende hacia el más allá, sustentando nuestra fe en el cimiento
estable, inamovible, que nos conduce a la eternidad, donde está Cristo nuestro Señor y Salvador. Sí, con el que
moraremos eternamente, EN LAS MANSIONES DE LUZ.La Iglesia mira con confianza y con fe lo que será su meta, la
cual deseamos poseerla en su plenitud.“Pero el fundamento de Dios está firme, teniendo este sello: Conoce el
Señor a los que son suyos; y: Apártese de iniquidad todo aquel que invoca el nombre de Cristo.” (2 Timoteo 2:
19)“Ahora vemos por espejo, oscuramente; mas entonces veremos cara a cara. Ahora conozco en parte; pero
entonces conoceré como fui conocido.” (1 Corintios 13: 12)
E. ARAYA G.
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