Yo sé que mi redentor vive

Cristo vive y Viene
Yo sé que mi redentor vive
Autor Efrain Araya
martes, 15 de julio de 2008
Modificado el martes, 19 de agosto de 2008
"YO SÉ QUE MI REDENTOR VIVE"El ser humano procura tener seguridad y buenos resultados de las tareas que
emprende en todos los ámbitos de la vida, sean estos materiales o espirituales, estos últimos con repercusiones
eternas.
Para poder lograr estas metas, por lo general, se tiene que pasar por muchas tristezas y dolores, que afectan al
hombre y lo dejan angustiado. Job, según el relato Bíblico, siendo tan considerado por Dios, debió sufrir grandes
enfermedades y dolores, de tal manera que en su sufrimiento exclama:
“¿Por qué no morí yo en la matriz, O expiré al salir del vientre?¡Cuán humano era! Ya que a pesar de la gran
carga que soportaba, en todo momento sentía la presencia de Dios que estaba con él, lo que constituía su gran medicina
que lo estimulaba a seguir adelante, y lo hacia entender en su experiencia lo que realmente él era.“¿Qué es el
hombre, para que lo engrandezcas, Y para que pongas sobre él tú corazón, Y lo visites todas las mañanas, y todos los
momentos lo pruebes?” (Job. 7: 17 - 18) El verdadero creyente, en los momentos más difíciles de su vida,
reconoce la grandeza de Dios, y se sujeta a las que son sus decisiones, porque Él es el eterno y dueño de todo, y de Su
voluntad depende toda la raza humana.“En su mano está el alma de todo viviente, Y el hálito de todo el género
humano. Con Dios está la sabiduría y el poder; Suyo es el consejo y la inteligencia. Si Él derriba, no hay quien edifique;
Encerrará al hombre, y no habrá quien le abra”
(Job 12: 10, 13, 14)Job se examina en su interior, y es llevado a confesar sus pecados, porque Dios lo ilumina. ¿Pero,
como escapar de esa condición? Hasta el día de hoy, la raza humana está procurando escapar de esa condición de
pecador, que es su realidad. Nada hay en este mundo que pueda limpiarlo de su condición de maldad.“Si yo me
justificare, me condenaría mi boca; Si me dijere perfecto, esto me haría inicuo. Si fuese íntegro, no haría caso de mí mismo;
Despreciaría mi vida. Una cosa resta que yo diga: Al perfecto y al impío Él los consume” (Job 9: 20 - 22) En esa
condición, tan imposibilitado por medio de sus obras de justificarse con Dios, Job clama por un mediador muy escogido,
que por medio de sus méritos pueda acercarlo al Santo Dios, y esto tiene que ser sólo una obra divina, por esto su
lamento es angustioso:“No hay entre nosotros árbitro. Que ponga su mano entre nosotros dos” (Job 9:
33) ¡Qué maravilla! Porque en el cumplimento de los tiempos, el Eterno y Amante Dios envió a su AMADO HIJO, EL
SEÑOR JESUCRISTO, PARA QUE FUERA EL ÚNICO MEDIADOR ENTRE DIOS Y LOS HOMBRES.“Porque esto
es bueno y agradable delante de Dios nuestro Salvador, el cual quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al
conocimiento de la verdad. PORQUE HAY UN SÓLO DIOS, Y UN SÓLO MDIADOR ENTRE DIOS Y LOS HOMBRES,
JESUCRISTO HOMBRE, EL CUAL SE DIO A SÍ MISMO EN RESCATE POR TODOS, DE LO CUAL SE DIO
TESTIMONIO A SU DEBIDO TIEMPO” (1 Timoteo 2: 3 - 6) ¡Por esta mano Salvadora, que está buscando en el
día de hoy al pecador perdido, clamaba Job!Pero él era un hombre de fe, que confiaba enteramente en Dios su Señor,
y tomado de esa fe, podía decir con una seguridad que conmueve:“YO SÉ QUE MI REDENTOR VIVE, Y AL FIN
SE LEVANTARA SOBRE EL POLVO; Y DESPUES DE DESHECHA ESTA MI PIEL, EN MI CARNE HE DE VER A
DIOS; AL CUAL VERÉ POR MÍ MISMO, Y MIS OJOS LO VERÁN, Y NO OTRO, AUNQUE MI CORAZÓN DESFALLECE
DENTRO DE MÍ” (Job 19: 25 - 27)
E. Araya G.
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Generado: 22 December, 2016, 04:55