denuncia: trabajo infantil

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denuncia: trabajo infantil
DENUNCIA: TRABAJO INFANTIL
El Convenio de la OTI sobre las peores formas de trabajo infantil, aprobado en
1999, define como formas “incuestionablemente peores de trabajo infantil”:
todas las formas de esclavitud o las prácticas análogas como la venta y el tráfico de
niños. La servidumbre por deudas. El trabajo forzado, incluido el reclutamiento forzoso
en enfrentamientos bélicos.
el reclutamiento y oferta de niños para la prostitución o pornografía.
el reclutamiento y oferta de niños para actividades
ilícitas, especialmente tráfico de drogas.
el trabajo que por su naturaleza o condiciones en
que se lleve a cabo es probable que dañe la salud, la
seguridad o la moralidad de los niños.
Sin embargo existe en la actualidad 8.4 millones de
niños esclavizados:
5,7 millones de niños/as con trabajo forzoso
1,8 millones de niños/as para la explotación sexual
600.000 en la realización de actividades ilícitas y
300.000 en conflictos armados
LAMENTO DEL NIÑO ESCLAVO
- En las tardes duelen mucho las manos Se rajan. “El frío quema”. Se lamenta Néstor,
un niño esclavo, minero, curtido de amargas penas.
Las manos encallecidas, los pies descalzos, Las aguas estridentes, acuchilladas bajan.
Se hizo el silencio.
No recuerda sus años; desde muy pequeño se hunde en las aguas.
¿Quién prestará su voz a estos niños? ¿Quién los librará de estos clavos? ¿Quién
tendrá la vergüenza, amigo, de luchar por los niños esclavos?
Mirándome de frente sin pestañear, dijo, con profundos y
sonrientes ojitos: “no sé cuánto gano”.
No podía descansar y su paga es la de un panecito.
Engañados, arrojados en este infierno, en las garras que
devoran sus vidas. Cementerios clandestinos llenos.
Si quieren escapar les asesinan.
¿Quién prestará su voz a estos niños? ¿Quién los librará de
estos clavos? ¿Quién tendrá la vergüenza, amigo, de luchar
por los niños esclavos?
Son ya legión los niños esclavos: mineros, prostitutas…,
millones de niños que en su tierna infancia son crucificados en
campos de concentración, de exterminio…
Sin que lo sepamos sufren día y noche en los pozos negros
condenados, trabajando para nuestro derroche, en las profundas tinieblas torturados.
¿Quién prestará su voz a estos niños? ¿Quién los librará de estos clavos? ¿Quién
tendrá la vergüenza, amigo, de luchar por los niños esclavos?
Francisco Sandalio Rey

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