"Investigación en cuidados: innovación en los Servicios de Salud y
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"Investigación en cuidados: innovación en los Servicios de Salud y
Artículo Especial "Investigación en cuidados: innovación en los Servicios de Salud y difusión del conocimiento enfermero en la Sociedad" Dr. José Miguel Morales Asencio* Tempus Vitalis. 2013; 13 (1): 4-9 * Profesor. Facultad de Enfermería, Fisioterapia, Podología y Terapia Ocupacional. Universidad de Málaga. L as comunidades científicas (y la Enfermería no está exenta de ello) se deslizan por múltiples concepciones de la realidad a lo largo de su devenir, construyendo continuamente inconmensurables modos de “ver el mundo”1 . Estos principios de organización del pensamiento presiden y fundamentan de forma latente la práctica de una comunidad científica durante un período de tiempo, ejerciendo una imprescindible función socializadora para el Revista Tempus Vitalis colectivo que lo comparte. La profesión enfermera, tiempo atrás, ha pasado por muchas de estas etapas de forma “instintiva”, debido a su evolución histórica en la que socialmente y en las organizaciones ha permanecido “relegada” de la esfera científica, por razones de sobra conocidas. Pero, tras medio siglo de “eclosión conceptual”, la Enfermería ha dado en las últimas décadas el salto cualitativo más grande de su historia desde el punto de vista científico. Hay varios elementos que sostienen este progreso: 1. La disponibilidad de un marco conceptual propio con capacidad explicativa de los fenómenos y contextos de los cuidados. 2. El perfeccionamiento de la metodología de prestación de cuidados a través del proceso enfermero y los lenguajes estandarizados que permiten describir la práctica profesional. 3. La mejora en la capacitación de las 2013 Vol 13 N 1 competencias investigadoras de las enfermeras. 4. La progresiva (aunque ni mucho menos culminada) consolidación de las enfermeras en los Servicios de Salud como proveedores clave. 5. La incesante producción científica de resultados de investigación que evidencian impactos relevantes en la Salud de la población.2 Hay mucha evidencia disponible acerca de la influencia de la intervención enfermera en resultados asistenciales como la mortalidad, la duración de la estancia hospitalaria, la aparición de complicaciones, la satisfacción del usuario, nivel de confort, capacidad cognitiva, nivel de autocuidado al alta, la calidad de vida, la reincorporación laboral, etc. Por citar algunos ejemplos que en su día implicaron un punto de inflexión en los servicios de salud, merece la pena destacar algunos resultados 1 de investigación como es el caso del conocidísimo experimento de Dorothy Brooten en el que mostró cómo los recién nacidos de bajo peso al nacer podían recibir alta precoz con el seguimiento proactivo domiciliario de una enfermera3. A partir de este estudio, las políticas de alta precoz en estos neonatos se extendieron a todo el mundo. Algo similar ocurrió con las experiencias de Kate Lorig en la enseñanza para el autocuidado en pacientes Sus estudios crónicos4. demostraron el impacto positivo que tenía en el manejo de la enfermedad, los reingresos y la calidad de vida y en la actualidad, los programas de pacientes expertos5, 6 y las escuelas de pacientes7 son objetivos de la mayoría de sistemas sanitarios avanzados.8 Otro caso paradigmático lo constituyen los distintos estudios de Norberg et al en los ochenta, que mostraron cómo personas en estadíos finales de demencia reaccionaban de forma distinta a la música, el contacto y la presentación de objetos. Estos estudios supusieron un hito en el desarrollo de intervenciones psicosociales en el cuidado de personas con demencia. Por último, señalar los estudios a gran escala de Needleman y Aiken a principios de este siglo en los que de forma apabullante se ha establecido una inequívoca conexión entre el número de enfermeras, su cualificación profesional y la incidencia de eventos adversos (incluida la Revista Tempus Vitalis mortalidad) en hospitales9, 10,11 . Estos no son sino algunas muestras del potencial impacto que alberga la investigación en cuidados en nuestra sociedad cuando se dan determinadas circunstancias que favorecen su desarrollo de forma sostenida. Es imposible poder sintetizar esta larga lista de resultados pero, a modo ilustrativo, sacaré a la luz sólo unas muestras de situaciones clínicas que diariamente acontecen en nuestros hospitales y en los que la intervención enfermera ha aportado pruebas sólidas de mejora de resultados. La investigación cualitativa nos ha aportado importantes avances en la contextualización de la vivencia de un proceso crónico12,13 o los mecanismos de afrontamiento ante situaciones de enfermedad crónica: HIV, EPOC artritis reumatoide, , cardiopatías, diabetes14, 15, 16, 17 entre otros. Morse y cols., a mediados de los noventa, gracias a la investigación cualitativa, pudieron trazar las dimensiones de la esperanza, con capacidad explicativa en diversas situaciones vitales (cáncer, trasplante, etc)18, . En el terreno de los cuidadores, se dispone de un amplio bagaje de resultados que describen la vivencia de la experiencia del cuidado en diversos contextos y facetas19, 20 La adaptación a procesos vitales como el puerperio o la lactancia materna21, o 2013 Vol 13 N 1 situaciones de crisis como embarazos en duelo adolescentes22, perinatal23, la vivencia en el entorno familiar de procesos terminales24, y un largo etcétera, engrosan esta lista25. La investigación en servicios de salud es una de las metodologías que últimamente más resultados está reportando acerca de la efectividad de las enfermeras en la prestación de servicios a la población: las estrategias de garantía de la continuidad de cuidados al alta en poblaciones crónicas26 , o la gestión de casos en grupos de población vulnerables , (atención domiciliaria27 pacientes con enfermedades crónicas28 , salud mental29 , etc) están confirmando importantes vías de disminuir reingresos, estancias, mortalidad, eventos adversos y mejoras en la calidad de vida o la satisfacción de pacientes y familiares30 . La directora del National Institute of Nursing Research estadounidense, Patricia Grady, lo resumía magistralmente hace poco: “el valor de la investigación enfermera es que puede mejorar la atención disponible para la ciudadanía…las enfermeras son la vanguardia científica de la profesión más abundante en los Servicios de Salud. Las enfermeras indagan áreas que otras disciplinas no hacen, y son expertas en el abordaje de situaciones como el manejo de síntomas, la detección de riesgos o la modificación de estilos de vida, por ejemplo. Es lo que hemos estado 2 haciendo durante siglos y ahora, podemos darle una fundamentación científica sólida31. La conclusión fundamental a la que se llega tras una somera revisión de la producción científica en materia de cuidados y atención especializada por enfermeras, es que, con toda certeza, los Servicios de Salud están infrautilizando a las enfermeras a la hora de enfrentarse a los retos que actualmente nos plantean las características demográficas, epidemiológicas y culturales de nuestro país. Si este conocimiento está disponible ¿Por qué no trasciende con mayor velocidad a los Servicios de Salud? Los modelos de estudio de las dificultades en la implementación de evidencias, han identificado nítidamente un factor clave que va más allá del simple acceso a los resultados de investigación: la organización y entorno en el que ejercen las enfermeras32, 33. Hay organizaciones en los que se promueve la génesis, difusión e implementación del conocimiento en materia de cuidados, junto a modelos de cooperación entre profesionales, centrados en una fluida comunicación y colaboración simétrica, potenciando un rol más autónomo y avanzado de la enfermera para que determinadas decisiones se tomen en tiempo y forma… y, otras, en las que perduran modelos de práctica profesional en los que Revista Tempus Vitalis parece que el tiempo no ha pasado. No es una simple cuestión de elección el “cómo se hacen las cosas” en cada organización. El primer enfoque descrito, como se ha reflejado anteriormente, ha demostrado un impacto favorable en reingresos, estancias, continuidad asistencial, satisfacción de pacientes, etc. El otro, sólo muestra perpetuación de una vetusta fotografía que debiera ir archivándose cuanto antes para los estudios de historia de las organizaciones y de las profesiones sanitarias34. En este recorrido, hay una tarea ineludible y urgente: “socializar” el conocimiento en materia de cuidados. Por paradójico que parezca, en los hospitales (no digamos en la sociedad en general, a la vista de lo que las series de TV y los periodistas nos regalan con frecuencia), aún se desconocen muchos de estos resultados de investigación: los desconocen muchas enfermeras, muchos médicos, muchos gestores y muchos desarrolladores de políticas de Salud. Estabrooks llamó a esto hace ya más de una década, el “uso persuasivo” de la investigación: dar a conocer los resultados de investigación a quienes tienen capacidad de decisión en las organizaciones, para persuadirlos acerca de su implementación35. Este crecimiento tan acelerado desde la orilla científica, ha generado una diversificación de realidades, situaciones e intereses en el campo de la investigación en 2013 Vol 13 N 1 cuidados. Así, hoy en día conviven bajo un mismo techo enfermeras que inician tímidamente su incursión en la investigación, con competencias mínimas en la materia, junto a otras que han adquirido un nivel de excelencia investigadora muy cercano al de sus homólogas en el mundo anglosajón. Posiblemente, éste sea el momento de ir dando respuestas distintas a estos escenarios dispares, ya que el diseño de estrategias uniformes tiene un elevado riesgo de no dar respuesta a alguno de ellos o de que éstas tengan poco alcance e impidan un adecuado desarrollo competencial en materia de investigación, cercenando oportunidades de transitar y evolucionar en este largo continuum que es la carrera investigadora. Así, las estrategias de fomento y apoyo a la investigación han de tener en cuenta a profesionales que inician su mirada hacia la investigación y muestran sensibilidad hacia esta actividad, pero que precisan una amplia orientación y formación para detectar y canalizar adecuadamente su actitud positiva. Si las Organizaciones sanitarias generan climas favorables al desarrollo investigador (sin que ello suponga que todo el mundo deba investigar…pero que quien lo desee, tenga la oportunidad de hacerlo) y hacen bien su tarea en este sentido, en plazos no excesivamente largos, comienzan a florecer grupos (baste de investigación36 una mirada al crecimiento de solicitudes de proyectos de investigación con 3 enfermeras como investigador principal en los últimos 20 años, desde que se arbitró esta posibilidad en el FIS o en otras Instituciones autonómicas37, 38 , en una época en que la Enfermería aún no tenía reconocida la máxima capacidad investigadora como es la actual). La situación de partida inicial de la investigación en cuidados ofrece algunas barreras y dificultades a la hora de las políticas incentivadoras. Las medidas de discriminación positiva, necesarias sin ninguna duda por la deficitaria situación de partida, pueden tener una tendencia involuntaria a crear el llamado “efecto gueto” de la investigación: se fomenta la investigación en cuidados, pero, dentro de un círculo científico que se relaciona muy endogámicamente y que es aceptado como normal por todos (reguladores, financiadores, investigadores, resto de la comunidad). Cuando además, hay oportunidades o iniciativas de investigación multidisciplinar, el riesgo de participación asimétrica es elevado, debido al desconocimiento mutuo que tienen las disciplinas entre sí y a la escasa socialización científica de las enfermeras como investigadoras entre el resto de la comunidad científica. Incluso, en algunos entornos académicos o de gestión de la investigación, hay quien se afana en “definir” qué es y “qué no es” investigación en cuidados. No cabría en cabeza alguna que pedagogos se dispusieran a Revista Tempus Vitalis emitir juicios sobre qué deben investigar los psicólogos y qué no, o viceversa…o que los biólogos hicieran lo propio con los fisiólogos. En este sentido, la multidisciplinariedad de líneas y proyectos debería ser abordada como un continuum que, en función del enfoque teórico, conceptual y metodológico, así como de la solvencia explicativa de los fenómenos que tenga cada disciplina, sea el que sitúe las “fronteras”, concepto que, por otra parte, en investigación supone un viaje a ninguna parte. Por tanto, se requieren estrategias que sitúen adecuadamente a las enfermeras que desean hacer investigación multidisciplinar, de manera que puedan liderar equipos o redes en igualdad de condiciones y que sea la competencia científica la que dicte las reglas de juego. Aún falta una maduración en este sentido y no es simple esta transición, por los innumerables lastres históricos que se arrastran en Instituciones, equipos y en los propios profesionales. Exige el fomento de un “reaprendizaje” de instituciones y estructuras que gestionan la investigación, de las enfermeras que investigan y de los profesionales sanitarios que consumen investigación, acerca de la multidisciplinariedad de la investigación en cuidados y la transversalidad de los problemas de investigación. Tenemos en nuestras manos una investigación en cuidados que ha transitado desde la descripción, a la explicación y en algunos 2013 Vol 13 N 1 casos a la capacidad de generalización. Sólo querría invitarles, para terminar, a reflexionar acerca del precio que socialmente pagaremos todos si no imprimimos la adecuada fluidez a esta no como evolución… profesionales, sino como ciudadanos. REFERENCIAS 1 Kuhn T. La estructura de las revoluciones científicas. 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