Goya se encuentra exiliado en Burdeos junto a su última amante

Transcripción

Goya se encuentra exiliado en Burdeos junto a su última amante
FICHA TÉCNICA
Goya
Película
Dirección: Carlos Saura
País: España
Año: 1999
Duración: 99 minutos
Guión: Carlos Saura
Producción: Andrés Vicente Gómez
Música: Roque Baños
Fotografía: Vittorio Storaro
Intérpretes: Francisco Rabal
José Coronado, Dafne Fernández, Maribel Verdú
Premios:
XIV edición de los Premios Goya
Categoría
Persona
Mejor actor protagonista
Francisco Rabal
Mejor fotografía
Vittorio Storaro
Mejor dirección artística
Pierre-Louis Thévenet
Mejor diseño de vestuario
Pedro Moreno
José Quetglas
Mejor maquillaje y peluquería Susana Sánchez
Blanca Sánchez
Premios Sant Jordi
Categoría
Mejor película española
Medallas del Círculo de Escritores Cinematográficos
Categoría
Persona
Mejor actor
Francisco Rabal
Mejor música Roque Baños
Sinopsis:
Goya se encuentra exiliado en Burdeos junto a su última amante Leocadia Zorrilla
de Weiss y su hija Rosario. Recuerda su vida desde su lecho de muerte.
1 Federación Internacional de Mujeres Universitarias
Federación Mexicana de Universitarias
Universidad Nacional Autónoma de México
Museo de la Mujer
Bolivia 17 Centro Histórico, Ciudad de México.
Cine-Club de género, 14 de junio de 2016.
Goya
Mtra. Delia Selene de Dios Vallejo
♣♥
Goya del director Carlos Saura fue su película número treinta y fue dedicada a su
hermano Antonio, pintor fallecido poco antes.
Este filme se inscribe en el género de
biografías de pintores, donde se resalta
el carácter único e incomprendido de
los artistas plásticos, ello les convierte,
cinematográficamente hablando, en los
creadores por excelencia.
La película comienza con un Francisco
de Goya de 82 años exiliado en
Burdeos junto a su última amante,
Leocardia Zorrilla de Wiss. Recordará
los principales momentos de su vida
para su hija Rosario: las convulsiones
políticas de España, el amor por la
duquesa de Alba, su carrera como
pintor de corte.
Conforme avanza el metraje, Goya desentraña las claves de un artista que nunca
dejo de lado la preocupación por su país y su pueblo, develándose su interés por
una ilustración a la francesa. Un punto que marca antes y un después en su vida y
producción artística es la sordera; de la época de la luz y del color de la corte pasa
a las pinturas negras y las series de caprichos; ello es aprovechado visualmente
en la película para distinguir estéticamente estos dos periodos y plasmar el estado
de ánimo del pintor.
Catedrática de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales-­‐UNAM *Secretaria General de la Unión Nacional de Mujeres Mexicanas Asociación Civil. Se agradece el apoyo de las licenciadas: Eva Calderón, Eurídice Román de Dios, Adriana Romo Sotres, Pamela Jiménez Romo y Rosalinda Cuéllar Celis. ♣
♥
2 Tal y como manifestó el director Saura en entrevistas, el filme quiere responder a
la interrogante de cómo fue la vida del Goya de 82 años, mostrando un ser tierno y
afectuoso, con sus manías y carácter, pero también es un viaje a través de su
obra.1
A pesar de ser uno de los artistas más estudiados y divulgados, no contamos con
un currículum exacto de Goya. Los datos que conocemos de él proceden de dos
vías. Por un lado, las fuentes directas: aquellos escritos verídicos y coetáneos al
pintor―que fluyen de la documentación de la viuda y de su correspondencia
privada― y su obra, que además de aportar su aspecto físico a través de los
muchos autorretratos que realizó a lo largo de su vida, debido a la longevidad del
artista, lo dilatado de su arte en el tiempo y la variedad de la temática y la técnica,
parece ser también la clave que nos acerca a su verdadera personalidad.
Como carta de presentación que se considera, el legado pictórico de Goya ofrece
varios personajes para una sola persona: el Goya popular y costumbrista de los
Cartones para tapices, el Goya pasional y enamorado de la duquesa de Alba, el
Goya crítico con la Iglesia y con las actuaciones de la Inquisición, el Goya
afrancesado y liberal, el Goya testigo de los horrores de la Guerra de la
Independencia a través de sus Desastres, o el Goya atormentado y decepcionado
de las Pinturas Negras. En segundo lugar, hay que tener en cuenta las fuentes
indirectas: aquellos testimonios que han ido surgiendo durante su estancia en
Burdeos y tras su muerte y que han contribuido a enriquecer el mito. Estas noticias
aparecen primera en Francia, donde se habla de un Goya satírico, desafiante y
crítico con la jerarquía y con los valores morales de la sociedad, y luego en
España, donde autores como Valentín Carderera, su primer biógrafo, o José de
Somoza, entre otros, señalan las características antiacadémicas y románticas de
su pintura atendiendo al realismo, originalidad y pasión con la que la realiza; la
identificación con el pueblo español y sus costumbres; la vinculación con el mundo
de los toros y su faceta como torero; su carácter colérico, el valor, la fuerza y la
destreza con las armas, su enemistad con las órdenes religiosas y víctima de la
Inquisición, o su amor por la duquesa de Alba.
El punto álgido de esta leyenda se halla en la pasión desatada por María del Pilar
Teresa Cayetana de Silva y Álvarez de Toledo, XIII Duquesa de Alba. La relación
con la noble está respaldada por la presencia continuada de la duquesa en su
obra y por el carácter íntimo y familiar de algunas de las escenas que plasma en
sus telas. La veracidad de estos amores es un enigma por descubrir y, aunque
existen una serie de datos sin confirmar sobre los que parecen sostenerse los
cimientos de este romance, la única prueba escrita que tenemos de la relación
personal ―no estamos hablando de amor― entre Goya y María Teresa es una
carta que el pintor remite a su amigo Martín Zapater y en la que leemos: “Mas te
balia benirme a ayudar a pintar a la de Alba, que ayer se me metio en el estudio a
que le pintase la cara, y se salió con ello; por cierto que me gusta más que pintar
1
http://fama2.us.es/fco/cuadernos/cuader1_7.pdf 3 en lienzo”5 . Dentro de estas fuentes indirectas no podemos olvidar la importancia
que tiene la literatura que surge basándose en estos escritos, publicaciones que
se han ido sucediendo hasta la actualidad y de las que tenemos ejemplos en
teatro, poesía y novela. Paralelamente, otra de las vertientes a considerar es la
huella que la vida de Goya deja en los artistas posteriores, ya que la recreación
pictórica de los ambientes que frecuentaba el pintor de Fuendetodos desde los
pinceles de autores tan destacados como Antonio Pérez Rubio, Francisco
Domingo y Marqués o Casado del Alisal en las últimas décadas del siglo XIX, se
convierten en otro de los factores a tener en cuenta en lo que a la perpetuación del
mito goyesco se refiere.
Goya en Burdeos es un biopic sobre el pintor. Saura filma al artista de
Fuendetodos desde su senectud en el exilio bordelés con una visión analítica de
su vida. No es una adaptación literaria, sino que en el origen de su guión está el
libro de Jacques Fauque y Ramón Villanueva Echevarría Goya y Burdeos: 18241828, consultado por el cineasta en Costa Rica mientras rodaba El Dorado y del
cual extrajo la idea discursiva del filme: un planteamiento retrospectivo de la vida
de Goya que sitúa al pintor en Burdeos y desde allí hacer un viaje memorístico de
su vida en España. Goya en Burdeos abarca toda la existencia del artista: incluye
la época de Volavérunt, pero también los salones aristocráticos del Madrid de
Carlos III, el sufrimiento y las consecuencias que conlleva la Guerra de la
Independencia, el exilio del artista y de otros liberales como Leandro Fernández
de Moratín durante el reinado de Fernando VII, y su fallecimiento en la capital
aquitana.
En primer lugar, se nos
presenta como un personaje
testarudo, carácter que justifica
su ascendencia aragonesa, un
origen maño del que se hace
eco el estereotipo del baturro y
el empleo de un vocabulario
característico en el que afloran
los diminutivos “ico” e “ica” en
la terminación de las palabras.
Por otro lado, estamos ante un
hombre solitario, soledad que
se pone de manifiesto en el
aislamiento que le produce la
sordera. Bigas Luna presenta a un Goya joven integrado en el círculo de la
duquesa de Alba. La sordera que padece se percibe, de manera directa, sólo una
vez a lo largo del metraje: en el momento en el que Godoy le comenta que quiere
que pinte a Pepita Tudó desnuda. En lo que resta del filme, esta disfunción no se
manifiesta explícitamente, pero el catalán acude, de manera continuada, a la
potenciación de la mirada del pintor, quizá para compensar la carencia auditiva del
personaje. A través de la vista, Goya no sólo contempla, sino que analiza los
acontecimientos que lo rodean en una corte en la que no encaja. Él sigue siendo
4 un modesto aragonés en medio de un escenario barroquizante en el que abundan
modas y costumbres que le son ajenas, y es precisamente esta situación, y no la
falta de oído de la que es víctima, la que le infunde soledad y provoca su
aislamiento.
Aunque Saura comparte con Bigas Luna premisas como la sordera―carencia
solucionada desde el principio del filme mediante la vocalización excesiva y un
tono de voz elevado de las personas que le dan conversación― fruto de una
enfermedad de juventud achacada por los excesos y la mala vida, según palabras
fílmicas del pintor, y tras la cual comienza a trabajar en los Caprichos, o la pasión
por Cayetana de Silva, al considerar al artista en su amplitud da lugar a la
incursión de otros sucesos personales así como a valoraciones sobre el hecho
artístico. Goya en Burdeos es un filme en el que destaca el aspecto visual, la
imagen, por lo que el interés de Saura no reside tanto en las vivencias del hombre
como en las del creador, lo que le interesa es la vida de Goya desde su triunfo
como pintor. Aún así, a lo largo de la película se recuperan partes de la historia
personal del artista.
El presente nos muestra a un anciano rotundo liberal, con la preocupación por una
España asediada bajo el poder de Fernando VII, un país del cual es consciente de
que no puede regresar, al tiempo que expone la satisfacción que le produce vivir
en Burdeos rodeado de su familia y de sus amigos liberales, entre quienes
destaca Leandro Fernández de Moratín, presente en algunas escenas de la
película. Las convicciones políticas del pintor quedan reflejadas en la lucha que
mantiene en pro de la Ilustración y del Liberalismo como único medio para salvar a
España de la ignorancia y de la tiranía que la asola. Partiendo de la actualidad
bordelesa, un viaje memorístico nos lleva a los primeros años en la corte, nos
sitúa en el salón de los Osuna, un mundo de pelucas y miriñaques que le gusta
debido a las posibilidades de ascenso que le ofrece pero en el que dice no encajar
bien. Salpicado por la leyenda romántica y tomando como referencia la carta de
Moratín a Juan Antonio Melón en la que podemos leer que Goya fue torero en su
juventud y que “con la espada en la mano nada teme”, se trae a colación la faceta
torera del pintor, pasión de juventud que le relata a su hija: “no le temo a nadie,
niña, con la espada en la mano”. Una última alusión a su pasado se refiere a la
Corte de Carlos IV, una “corte de fantoches” en la que el artista, en su senectud,
se arrepiente de haber formado parte.
Carlos Saura apuesta por la Cayetana española y caracteriza a Maribel Verdú con
los rasgos y vestiduras con los que Goya retrató a la de Alba. Además, estamos
ante una aristócrata ligada al pueblo, que acude a fiestas a orillas del Manzanares
y que, en el Salón de los Osuna, contrapone su belleza castiza al refinamiento de
los miriñaques y maquillajes importados de Francia.
El episodio de la muerte de la duquesa, es decir, la teoría de envenenamiento por
la ingestión de verde, que Goya le expone a Godoy en relación con el deceso de
Cayetana, pierde peso según nos acercamos al final de Volavérunt en el momento
en el que, con la visita del valido al lecho real se confirma la participación de la
5 reina en los hechos. La rivalidad entre ambas y la envidia de las joyas y riquezas
que poseía Cayetana son, en este filme, el motivo que provoca el fatal desenlace.
Saura mantiene la teoría del envenenamiento, pero a esto atribuye la faceta
política de Cayetana, ya que formaba parte de un oscuro complot para derrocar a
la reina provocada por el odio que ambas se profesaban, por lo que la regente
dispuso su muerte
Si Volavérunt relata el deceso de la duquesa de Alba del que Goya es testigo y del
que llega a sentirse culpable, la muerte, personificada en la imagen vestida de
negro con la que el pintor retratara a la aristócrata, logra una fuerte presencia en la
filmación de Saura durante los últimos días del pintor en Burdeos. Desde los
primeros minutos del filme, el fantasma de Cayetana, ataviada de riguroso luto, se
le aparece al artista en aquellos momentos en los que se pone de manifiesto su
delicada salud a modo de negra sombra rosaliana, paseando a su lado sin
prestarle atención, sin mostrar interés; es un aviso de que la muerte está próxima.
En Goya en Burdeos, el pintor
acabará sus días al lado de su
definitiva
pareja,
Leocadia
Zorrilla, y de su hija Rosarito,
fruto de esta relación. Alejado de
la polémica que envuelve la
paternidad
de
Goya
con
respecto a Rosarito, Saura filma
una relación familiar basada en
el cariño y el respeto de una
niña con su padre y en los
cuidados que la mujer otorga a
un esposo viejo y enfermo. La
protagonista del filme, junto con
el pintor, es Rosarito, ya que con
ella, convertida en su confidente, participamos del relato de la vida pasada que
Goya quiere que su hija conozca de sus propios labios, una biografía vista por los
ojos de la memoria y de la distancia. Un aspecto interesante es la manera con la
que el pintor trata a la niña y los temas que le profiere, ya que la relación entre
padre e hija pasa por dos procesos a lo largo del filme.
En un primer momento, Rosarito es una chiquilla para Goya, por lo que las
conversaciones son banales, destinadas a ilustrar a una niña que crece lejos de su
país, por lo que incide en nociones políticas e históricas, así como en las
consideraciones artísticas del pintor. El trato entre ambos cambia en el instante en
el que Goya se da cuenta de que su hija ya no es una niña, por lo que cambia el
tono infantil con el que se dirigía a ella por una conversación directa, un trato
igualitario que lo lleva a entrar en cuestiones íntimas, personales, entre las que se
6 encuentra la referida pasión por la duquesa. A la relación familiar que existe entre
ambos tenemos que sumar los consejos pictóricos que le da a su hija.2
Saura y el maestro Vittorio Storaro, dúo maravilloso, presentan esta obra de arte
contando la historia de España desde su música, teatro, pintura, danza, entrañas,
como las del carnero que cuelga al inicio de la película. La puesta en escena es
teatral, la composición de los encuadres es pictórica –la luz, mágica–, toda la
película es una pintura en movimiento. La música y la danza se unen en el
flamenco y el baile de la jota, típico aragonés, lugar que además vio nacer al
pintor. Todas las artes encuentran su lugar en esta película sin opacarse,
hermosas por sí solas y en conjunto al mismo tiempo. Un espectáculo visual
hipnotizante.
Emile d’Erlanger, el barón enamorado de la obra de Francisco de Goya, salvó tras
la muerte del artista las Pinturas negras de las paredes que iban ser demolidas en
la Quinta del Sordo y las hizo montar sobre telas. Compró la vieja casa y se llevó
las telas a París para regalarlas al Louvre. Los mejores críticos y expertos,
entregados en alabanzas al Impresionismo, no vieron en ellas más que la
expresión de una fealdad monótona, y el barón, indignado, regresó a Madrid y
donó los cuadros al Museo del Prado. Tal vez, como dice el autor francés JeanFrançois Chabrun, se haya requerido de un francés para devastar España, y de
otro para salvar una de las series de cuadros más importantes de la historia del
arte.
La película Goya en Burdeos es todas las artes combinadas en armonía, sin dejar
de ser cinematográfica ni por un instante: el sueño de un grupo de franceses que
quisieron hacer del cine un arte intentando asemejarlo a las otras artes, hecho
realidad –con propiedad, ingenio y belleza– por un español y un italiano.3
Francisco de Goya y Lucientes
Nació en el año 1746, en Fuendetodos, localidad de la provincia española de
Zaragoza, hijo de un dorador de origen vasco, José, y de una labriega hidalga
llamada Gracia Lucientes. Avecinada la familia en la capital zaragozana, entró el
joven Francisco a aprender el oficio de pintor en el taller del rutinario José Luzán,
donde estuvo cuatro años copiando estampas hasta que se decidió a establecerse
por su cuenta y, según escribió más tarde él mismo, "pintar de mi invención".
2
http://e-­‐
archivo.uc3m.es/bitstream/handle/10016/11373/pintor_otero_CIHC_2010.pdf;jsessionid=CAF67E
5FD6A6DE5BE87BABCE2390A97F?sequence=1 3
http://www.el-­‐nacional.com/papel_literario/Goya-­‐Burdeos-­‐Saura-­‐Madrid_0_448155264.html 7 A medida que fueron transcurriendo los años de su longeva vida, este "pintar de
mi invención" se hizo más verdadero y más acentuado, pues sin desatender los
bien remunerados encargos que le permitieron una existencia desahogada, Goya
dibujó e hizo imprimir series de imágenes insólitas y caprichosas, cuyo sentido
último, a menudo ambiguo, corresponde a una fantasía personalísima y a un
compromiso ideológico, afín a los principios de la Ilustración, que fueron motores
de una incansable sátira de las costumbres de su tiempo.
Pero todavía antes de su viaje a Italia en 1771 su arte es balbuciente y tan poco
académico que no obtiene ningún respaldo ni éxito alguno; incluso fracasó
estrepitosamente en los dos concursos convocados por la Academia de San
Fernando en 1763 y 1769. Las composiciones de sus pinturas se inspiraban, a
través de los grabados que tenía a su alcance, en viejos maestros como Vouet,
Maratta o Correggio, pero a su vuelta de Roma, escala obligada para el
aprendizaje de todo artista, sufrirá una interesantísima evolución ya presente en el
fresco del Pilar de Zaragoza titulado La gloria del nombre de Dios.
Todavía en esta primera etapa, Goya se ocupa más de las francachelas nocturnas
en las tascas madrileñas y de las majas resabidas y descaradas que de cuidar de
su reputación profesional y apenas pinta algunos encargos que le vienen de sus
amigos los Bayeu, tres hermanos pintores, Ramón, Manuel y Francisco, este
último su inseparable compañero y protector, doce años mayor que él. También
hermana de éstos era Josefa, con la que contrajo matrimonio en Madrid en junio
de 1773, año decisivo en la vida del pintor porque en él se inaugura un nuevo
período de mayor solidez y originalidad.
Por esas mismas fechas pinta el primer autorretrato que le conocemos, y no faltan
historiadores del arte que supongan que lo realizó con ocasión de sus bodas. En
él aparece como lo que siempre fue: un hombre tozudo, desafiante y sensual. El
cuidadoso peinado de las largas guedejas negras indica coquetería; la frente
despejada, su clara inteligencia; sus ojos oscuros y profundos, una determinación
y una valentía inauditas; los labios gordezuelos, una afición sin hipocresía por los
placeres voluptuosos; y todo ello enmarcado en un rostro redondo, grande, de
abultada nariz y visible papada.
Cartonista de la Fábrica de Tapices
Poco tiempo después, algo más serio con su trabajo, asiduo de la tertulia de los
neoclásicos presidida por Leandro Fernández de Moratín y en la que concurrían
los más grandes y afrancesados ingenios de su generación, obtuvo el encargo de
diseñar cartones para la Real Fábrica de Tapices de Madrid, género donde pudo
desenvolverse con relativa libertad, hasta el punto de que las 63 composiciones de
este tipo realizadas entre 1775 y 1792 constituyen lo más sugestivo de su
producción de aquellos años. Tal vez el primero que llevó a cabo sea el conocido
como Merienda a orillas del Manzanares, con un tema original y popular que
anuncia una serie de cuadros vivos, graciosos y realistas: La riña en la Venta
8 Nueva, El columpio, El quitasol y, sobre todo, allá por 1786 o 1787, El albañil
herido.
Este último, de formato muy estrecho y alto, condición impuesta por razones
decorativas, representa a dos albañiles que trasladan a un compañero lastimado,
probablemente tras la caída de un andamio. El asunto coincide con una
reivindicación del trabajador manual, a la sazón peor vistos casi que los mendigos
por parte de los pensadores ilustrados. Contra este prejuicio se había manifestado
en 1774 el conde de Romanones, afirmando que "es necesario borrar de los
oficios todo deshonor, sólo la holgazanería debe contraer vileza". Asimismo, un
edicto de 1784 exige daños y perjuicios al maestro de obras en caso de accidente,
establece normas para la prudente elevación de andamios, amenaza con cárcel y
fuertes multas en caso de negligencia de los responsables y señala ayudas
económicas a los damnificados y a sus familias. Goya coopera, pues, con su
pintura, en esta política de fomento y dignificación del trabajo, alineándose con el
sentir más progresista de su época.
Hacia 1776, Goya recibe un salario de 8.000 reales por su trabajo para la Real
Fábrica de Tapices. Reside en el número 12 de la madrileña calle del Espejo y
tiene dos hijos; el primero, Eusebio Ramón, nacido el 15 de diciembre de 1775, y
otro nacido recientemente, Vicente Anastasio. A partir de esta fecha podemos
seguir su biografía casi año por año. En abril de 1777 es víctima de una grave
enfermedad que a punto está de acabar con su vida, pero se recupera felizmente
y pronto recibe encargos del propio príncipe, el futuro Carlos IV. En 1778 se hacen
públicos los aguafuertes realizados por el artista copiando cuadros de Velázquez,
pintor al que ha estudiado minuciosamente en la Colección Real y de quien tomará
algunos de sus asombrosos recursos y de sus memorables colores en obra
futuras.
Pintor de la corte
Al año siguiente solicita sin éxito el puesto de primer pintor de cámara, cargo que
finalmente es concedido a un artista diez años mayor que él, Mariano Salvador
Maella. En 1780, cuando Josefa concibe un nuevo hijo de Goya, Francisco de
Paula Antonio Benito, ingresa en la Real Academia de Bellas Artes de San
Fernando con el cuadro Cristo en la cruz, que en la actualidad guarda el Museo
del Prado de Madrid, y conoce al mayor valedor de la España ilustrada de
entonces, Gaspar Melchor de Jovellanos, con quien lo unirá una estrecha amistad
hasta la muerte de este último en 1811. El 2 de diciembre de 1784 nace el único
de sus hijos que sobrevivirá, Francisco Javier, y el 18 de marzo del año siguiente
es nombrado subdirector de Pintura de la Academia de San Fernando. Por fin, el
25 de junio de 1786, Goya y Ramón Bayeu obtienen el título de pintores del rey
con un interesante sueldo de 15.000 reales al mes.
A sus cuarenta años, el que ahora es conocido en todo Madrid como Don Paco se
ha convertido en un consumado retratista, y se han abierto para él todas las
puertas de los palacios y algunas, más secretas, de las alcobas de sus ricas
9 moradoras, como la duquesa Cayetana, la de Alba, por la que experimenta una
fogosa devoción. Impenitente aficionado a los toros, se siente halagado cuando
los más descollantes matadores, Pedro Romero, Pepe-Hillo y otros, le brindan sus
faenas, y aún más feliz cuando el 25 de abril de 1789 se ve favorecido con el
nombramiento de pintor de cámara de los nuevos reyes Carlos IV y doña María
Luisa.
La enfermedad y el aislamiento
Pero poco tiempo después, en el invierno de 1792, cae gravemente enfermo en
Sevilla, sufre lo indecible durante aquel año y queda sordo de por vida. Tras
meses de postración se recupera, pero como secuela de la enfermedad pierde
capacidad auditiva. Además, anda con dificultad y presenta algunos problemas de
equilibrio y de visión. Se recuperará en parte, pero la sordera será ya irreversible
de por vida.
La historia ha especulado en múltiples ocasiones sobre cuál fue la enfermedad de
Goya. Los médicos (fue atendido por los mejores facultativos del momento) no
coincidieron en cuanto al diagnóstico. Algunos achacaron el mal a una
enfermedad venérea, otros a una trombosis, otros al síndrome de Menière, que
está relacionado con problemas del equilibrio y del oído. También, más
recientemente, se ha creído que podía haberse intoxicado con algunos de los
componentes de las pinturas que usaba.
Comenzó, entonces, una nueva etapa artística para Goya. Debido a la pérdida de
audición y a las secuelas de la grave enfermedad que había padecido, el maestro
tuvo que adaptarse a un nuevo tipo de vida. No menguó, pese a lo que se ha
dicho en ocasiones, su capacidad productiva ni su genio creativo. Siguió pintando
y todavía realizaría grandes obras maestras de la historia del arte. La pérdida de
capacidad auditiva le abriría, sin lugar a dudas, las puertas de un nuevo universo
pictórico. Los graves problemas de comunicación y relación que la sordera
ocasionan, harían también que Goya iniciase un proceso de introversión y
aislamiento. El pesimismo, la representación de una realidad deformada y el matiz
grotesco de algunas de sus posteriores pinturas son, en realidad, una
manifestación de su aislada y singular (aunque extremadamente lúcida)
interpretación de la época que le tocó vivir.
Por obvios problemas de salud Goya tuvo que dimitir como director de pintura de
la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, en 1797. Un año más tarde él
mismo confesaba que no le era posible ocuparse de los menesteres de su
profesión en la Real Fábrica de Tapices por hallarse tan sordo que tenía que
comunicarse gesticulando.
Majas y Caprichos
Desde los años de infancia, en las Escuelas Pías de Zaragoza, por donde Goya
pasó sin pena ni gloria, une al pintor una entrañable amistad, que pervivirá hasta
10 la muerte, con Martín Zapater, a quien a menudo escribe cartas donde deja
constancia de pormenores de su economía y de otras materias personales y
privadas. Así, en epístola fechada en Madrid el 2 de agosto de 1794, menciona,
bien que pudorosamente, la más juguetona y ardorosa de sus relaciones
sentimentales: "Más te valía venirme a ayudar a pintar a la de Alba, que ayer se
me metió en el estudio a que le pintara la cara, y se salió con ello; por cierto que
me gusta más pintar en lienzo, que también la he de retratar de cuerpo entero." El
9 de junio de 1796 muere el duque de Alba, y en esa misma primavera Goya se
traslada a Sanlúcar de Barrameda con la duquesa de Alba, con quien pasa el
verano, y allí regresa de nuevo en febrero de 1797. Durante este tiempo realiza el
llamado Album A, con dibujos de la vida cotidiana, donde se identifican a menudo
retratos de la graciosa doña Cayetana. La magnánima duquesa firma un
testamento por el cual Javier, el hijo del artista, recibirá de por vida un total de diez
reales al día.
De estos hechos arranca la leyenda que
quiere que las famosísimas majas de Goya,
La maja vestida y La maja desnuda,
condenadas por la Inquisición como
obscenas tras reclamar amenazadoramente
la comparecencia del pintor ante el Tribunal,
fueran retratos de la descocada y maliciosa
doña Cayetana, aunque lo que es casi
seguro es que los lienzos fueron pintados por
aquellos años. También se ha supuesto, con
grandes probabilidades de que sea cierto,
que ambos cuadros estuvieran dispuestos
como anverso y reverso del mismo bastidor,
de modo que podía mostrarse, en ocasiones, la pintura más decente, y en otras,
como volviendo la página, enseñar la desnudez deslumbrante de la misma
modelo, picardía que era muy común en Francia por aquel tiempo en los
ambientes ilustrados y libertinos.
Las obras se hallaron, sea como fuere, en 1808 en la colección del favorito Godoy;
eran conocidas por el nombre de "gitanas", pero el misterio de las mismas no
estriba sólo en la comprometedora posibilidad de que la duquesa se prestase a
aparecer ante el pintor enamorado con sus relucientes carnes sin cubrir y la
sonrisa picarona, sino en las sutiles coincidencias y divergencias entre ambas. De
hecho, la maja vestida da pábulo a una mayor morbosidad por parte del
espectador, tanto por la provocativa pose de la mujer como por los ceñidos y leves
ropajes que recortan su silueta sinuosa, explosiva en senos y caderas y reticente
en la cintura, mientras que, por lo contrario, la piel nacarada de la maja desnuda
se revela fría, académica y sin esa chispa de deliciosa vivacidad que la otra
derrocha.
Un nuevo misterio entraña la inexplicable retirada de la venta, por el propio Goya,
de una serie maravillosa y originalísima de ochenta aguafuertes titulada Los
11 Caprichos, que pudieron adquirirse durante unos pocos meses en la calle del
Desengaño nº 1, en una perfumería ubicada en la misma casa donde vivía el
pintor. Su contenido satírico, irreverente y audaz no debió de gustar en absoluto a
los celosos inquisidores y probablemente Goya se adelantó a un proceso que
hubiera traído peores consecuencias después de que el hecho fuera denunciado
al Santo Tribunal. De este episodio sacó el aragonés una renovada antipatía hacia
los mantenedores de las viejas supersticiones y censuras y, naturalmente, una
mayor prudencia cara al futuro, entregándose desde entonces a estos libres e
inspirados ejercicios de dibujo según le venía en gana, pero reservándose para su
coleto y para un grupo selecto de allegados los más de ellos.
Mientras, Goya va ganando tanto en popularidad como en el favor de los
monarcas, hasta el punto de que puede escribir con sobrado orgullo a su
infatigable corresponsal Zapater: "Los reyes están locos por tu amigo"; y en 1799,
su sueldo como primer pintor de cámara asciende ya a 50.000 reales más
cincuenta ducados para gastos de mantenimiento. En 1805, después de haber
sufrido dos duros golpes con los fallecimientos de la joven duquesa de Alba y de
su muy querido Zapater, se casa su hijo Javier, y en la boda conoce Goya a la que
será su amante de los últimos años: Leocadia Zorrilla de Weiss.
El horror de la guerra
El 3 de mayo de 1808, al día
siguiente de la insurrección
popular madrileña contra el
invasor francés, el pintor se echa
a la calle, no para combatir con
la espada o la bayoneta, pues
tiene más de sesenta años y en
su derredor bullen las algarabías
sin que él pueda oír nada, sino
para mirar insaciablemente lo
que ocurre. Con lo visto pintará
algunos de los más patéticos
cuadros de historia que se
hayan realizado jamás: el Dos de mayo, conocido también como La carga de los
mamelucos en la Puerta del Sol de Madrid y el lienzo titulado Los fusilamientos del
3 de mayo en la montaña del Príncipe Pío de Madrid.
En Los fusilamientos del 3 de mayo, la solución plástica a esta escena es
impresionante: los soldados encargados de la ejecución aparecen como una
máquina despersonalizada, inexorable, de espaldas, sin rostros, en perfecta
formación, mientras que las víctimas constituyen un agitado y desgarrador grupo,
con rostros dislocados, con ojos de espanto o cuerpos yertos en retorcido escorzo
sobre la arena encharcada de sangre. Un enorme farol ilumina violentamente una
figura blanca y amarilla, arrodillada y con los brazos formando un amplio gesto de
desafiante resignación: es la figura de un hombre que está a punto de morir.
12 Durante la llamada guerra de la Independencia, Goya irá reuniendo un conjunto
inigualado de estampas que reflejan en todo su absurdo horror la sañuda
criminalidad de la contienda. Son los llamados Desastres de la guerra, cuyo valor
no radica exclusivamente en ser reflejo de unos acontecimientos atroces sino que
alcanza un grado de universalidad asombroso y trasciende lo anecdótico de una
época para convertirse en ejemplo y símbolo, en auténtico revulsivo, de la más
cruel de las prácticas humanas.
El pesimismo goyesco irá acrecentándose a partir de entonces. En 1812, muere
su esposa, Josefa Bayeu; entre 1816 y 1818 publica sus famosas series de
grabados, la Tauromaquia y los Disparates; en 1819 decora con profusión de
monstruos y sórdidas tintas una villa que ha adquirido por 60.000 reales a orillas
del Manzanares, conocida después como la Quinta del Sordo: son las llamadas
"pinturas negras", plasmación de un infierno aterrante, visión de un mundo odioso
y enloquecido; en el invierno de 1819 cae gravemente enfermo pero es salvado in
extremis por su amigo el doctor Arrieta, a quien, en agradecimiento, regaló el
cuadro titulado Goya y su médico Arrieta (1820, Institute of Art, Minneápolis). En
1823, tras la invasión del ejército francés los Cien Mil Hijos de San Luis, venido
para derrocar el gobierno liberal, se ve condenado a esconderse y al año siguiente
escapa a Burdeos, refugiándose en casa de su amigo Moratín.
En 1826, Goya regresó a Madrid, donde permaneció dos meses, para marchar de
nuevo a Francia. Durante esta breve estancia el pintor Vicente López Portaña (que
se encontraba en su mejor momento de prestigio y técnica) realizó un retrato de
Goya, cuando éste contaba ya con ochenta años. Enfrentado al viejo maestro, de
rostro aún tenso y enérgico, López Portaña llevó a cabo la obra más recia y
valiosa de su extensísima actividad de retratista, tantas veces derrochada en la
minucia cansada de traducir encajes, rasos o terciopelos con aburrida perfección.
Este lienzo, hoy en el Museo del Prado, es el retrato más conocido de Goya,
mucho más, incluso, que los también famosos autorretratos del pintor.
El maestro murió en Burdeos, hacia las dos de la madrugada del 16 de abril de
1828, tras haber cumplido ochenta y dos años, siendo enterrado en Francia. En
1899 sus restos mortales fueron sepultados definitivamente en la ermita de San
Antonio de la Florida, en Madrid, cien años después de que Goya pintara los
frescos de dicha iglesia (1798).
En el Museo del Prado se conserva La joven de Burdeos o La lechera de
Burdeos(1825-1827), una de sus últimas obras. Pero acaso su auténtico
testamento había sido fijado ya sobre el yeso en su quinta de Madrid algunos años
antes: Saturno devorando a un hijo, es sin duda, una de las pinturas más
inquietantes de todos los tiempos, síntesis inimitable de un estilo, que reúne
extrañamente lo trágico y lo grotesco, y espejo de un Goya, visionario, sutil,
penetrante, lúcido y descarnado.4
4
http://www.biografiasyvidas.com/monografia/goya/ 13 Director del filme
Carlos Saura
Nació en Huesca, 4 de enero de 1932.
Es un cineasta, fotógrafo y escritor español, de amplio prestigio internacional.
Recién finalizado el bachillerato, comenzó a aficionarse a la fotografía.
Abandonaría sus estudios de ingeniería industrial para ingresar en el Instituto de
Investigaciones y Experiencias Cinematográficas de Madrid, donde obtuvo el
diploma de Dirección cinematográfica.
En noviembre de 1992 le es concedida la Medalla de Oro de la Academia de las
Ciencias y las Artes Cinematográficas de España. Asimismo, se le han otorgado
importantes condecoraciones por parte de los gobiernos francés (en agosto de
1993 se le impone la Orden de Artes y Letras de Francia) e italiano (Gran Oficial
de la Orden al Mérito de la República Italiana), así como los galardones más
importantes que concede el Estado Español. En marzo de 1994 fue
investido doctor honoris causa por la Universidad de Zaragoza. Saura tiene
también una importante obra como fotógrafo y es autor de novelas traducidas a
más de 20 lenguas, como Esa Luz, Elisa, vida mía o Pajarico solitario.
Con la directora Adela Medrano tuvo dos hijos, Carlos y Antonio Saura Medrano.
Convivió con Geraldine Chaplin durante más de una década y de esta relación en
1974 nació su hijo Shane. En 1978 comienza su relación con Mercedes Pérez
(1960), con la que contrae matrimonio en 1982 y con la que tiene tres hijos,
Manuel (1981), Adrián (1984) y Diego (1987). En 2006 se casó con la actriz Eulalia
Ramón, con la que tiene una hija llamada Anna.
Es hermano del pintor Antonio Saura.
Filmografía de Director
Años 1950
Flamenco (1955), cortometraje
El pequeño río Manzanares (1956), cortometraje
La tarde del domingo (1957), cortometraje
Cuenca (1958), documental
Los golfos (1959)
Años 1960
Llanto por un bandido (1963)
La caza (1965)
Peppermint frappé (1967)
Stress es tres, tres (1968)
La madriguera (1969)
El jardín de las delicias (1970)
14 Años 1970
Ana y los lobos (1972)
La prima Angélica (1973)
Cría cuervos (1975)
Elisa, vida mía (1977)
Los ojos vendados (1978)
Mamá cumple cien años (1979)
Años 1980
Deprisa, deprisa (1981)
Bodas de sangre (1981)
Dulces horas (1982)
Antonieta (1982)
Carmen (1983)
Los zancos (1984)
El amor brujo (1986)
El Dorado (1988)
La noche oscura (1988)
Años 1990
¡Ay, Carmela! (1990)
Sevillanas (1991)
Maratón (1992)
¡Dispara! (1993)
Flamenco (1995)
Taxi (1996)
Pajarico (1998)
Tango (1998)
Goya en Burdeos (1999)
Años 2000
Buñuel y la mesa del rey Salomón (2001)
Salomé (2002)
El séptimo día (2004)
Iberia (2005)
Fados (2007)
Sinfonía de Aragón (2008), documental realizado para la Exposición Internacional
de Zaragoza 2008
Io, Don Giovanni (2009)
Años 2010
Flamenco, Flamenco (2010)
Zonda, folclore argentino (2015)
La Jota (2016), en filmación
Renzo Piano, an Architect for Santander (2016), en preproducción
15 33 días (2016), en preproducción5
Fuentes de consulta
https://es.wikipedia.org/wiki/Goya_en_Burdeos
http://fama2.us.es/fco/cuadernos/cuader1_7.pdf
http://earchivo.uc3m.es/bitstream/handle/10016/11373/pintor_otero_CIHC_2010.pdf;jsess
ionid=CAF67E5FD6A6DE5BE87BABCE2390A97F?sequence=1
http://www.el-nacional.com/papel_literario/Goya-Burdeos-SauraMadrid_0_448155264.html
https://es.wikipedia.org/wiki/Carlos_Saura
5
https://es.wikipedia.org/wiki/Carlos_Saura 16 

Documentos relacionados