Neurosis obsesiva, significante y goce

Transcripción

Neurosis obsesiva, significante y goce
Neurosis obsesiva,
significante
y goce
**
'"Silvia Saskyn;
Carmen Arana de Carnevale
S:ibemos que todo sujeto neurótico es producto de la cadena significante y que está sostenido por el orden simbólico que lo trasciende.
Esto significa que el sujeto sólo existe en tanto sujetado al significante.
Atravesamiento
radical del significante que lo constituye como
carente.
Esto es paradigmático para toda neurosis. Nuestra interrogación
apunta a la problemática presente en la neurosis obsesiva, en tanto neurosis y sujeta, por lo tanto, a lo dicho anteriormente y en tanto
obsesiva, cuál es la especificidad que la determina como siendo la
misma y también siendo diferente.
Estructura que nos muestra las dificultades, las relaciones complejas
que establece con el significante.
¿Cuál es el concepto de estructura en Lacan? Es un conjunto, no un
todo, de elementos diferenciales. Esta estructura, a diferencia de la
que definen los estructuralistas, se caracteriza por la presencia en su
seno de una falla, de una falta, de un agujero; por lo tanto, no es una
estructura completa.
¿Qué vemos en el obsesivo en relación a la cadena significante? Que
él intenta escapar a todo alcance significante, como si del significante
sólo pudiera conocer su sustracción, manera en que muestra su desconocimiento. Si hay desconocimiento es porque ha habido un reconocimiento previo.
Suele estar ausente de su propia palabra, que se evidencia en la
predilección que manifiesta por adherirse a la palabra del Otro. Subrayamos aquí el valor específico de la palabra adherencia.
';' Dirección: Las Heras :3807. 10" "E", (1425) Capital Federal, R. Argentina.
n Dirección: Pacheco de Melo 2515. 5" "22", (1425) Capital Federal, R. Argentina.
650
Silvia Saskyn
JI
Carmen Arana de Ca.rnevale
Adherencia producto de la endeble marca de la castración. El sujeto
está marcado por la castración pero ese déficit de marcación nos permite hablar en el obsesivo de sus dificultados con la cadena significante.
Adherencia cuyo extremo se patentiza en la compulsión donde ésta
aparecería como coalescencia entre lo real y lo simbólico, quedando
en déficit lo imaginario.
E¡;, inevitable preguntarse si esto último no tiene como premisa una
cierta falla del registro simbólico. Dicha adherencia se expresa también en la cavilación dilemática.
La adherencia no escucha mandatos, oye al superyó, habla para
masturbar su voz, como si el sonido de la palabra fuera a darle una
respuesta. Como si la palabra no valiese en tanto intercambio, sino
como sonido mismo.
Oye el mandato pero nolo escucha, por eso es como si viniera de lo
real. Oye ruido, como si no fuera significante.
Adherencia que es resistencia a la desaparición en el propio discurso,
a quedar liquidado como sujeto, es decir, para sostenerse en la cadena
significante.
Dicha adherencia
se manifiesta en el proceso analítico, siendo
instrumentada
resistencialmente
para evitar ser alcanzado por la palabra del analista.
Del mismo modo pareciera que él no busca en sus preguntas respuesta alguna en el discurso.
El neurótico obsesivo sabe de la castración del Otro, tanto o más
que la histérica, pero es un saber transformado en una certeza originariamente
reprimida.
Es sobre esta última que elabora otra certeza referente a la no
castración del Otro, expresada fenomenológicamente
en uno de los
pilares de la conflictiva obsesiva representada por la duda.
'
La duda está relacionada con su no poder reintegrarse en la cadena
de los mortales, porque de ese modo estaría consumada la muerte del
padre y es eso, precisamente, lo que no puede efectuar. Algo 'de esto
último ha fallado. El significante no está ausente sino que está
suspendido. Ello gobierna la duda, ello dice compulsivamente; por otro
lado, es la única manera en que el ello pueda decir algo.
El obsesivo sabe del no del padre (no al goce) pero también sabe
que es un no que no se sostiene sino en una báscula: no y sí simultáneamente.
El porta esto, el no y el sí. Báscula que lo mantiene
en un dentro-fuera de la cadena significante, que ocasiona sus padecimientos.
El no y el sí son manifestaciones de orden fenoménico, mientras
que lo que se encuentra en la estructura es el ni-ni, expresado en el
discurso como 0 ... 0, o esto o aquello.
Lo que transmite el padre a través de una palabra que no puede
sostener es una deuda que hereda el superyo como culpa.
Una cosa es la estructura de la deuda y otra cosa es la fenomenología
de la oscilación.
Neurosis
obsesiva, significante
y goce
6.51
El significante queda invadido por el goce, perdiéndose así el valor
de funcionamiento significante en tanto tal.
Habíamos dicho de la dificultad del obsesivo de estar en su palabra,
o sea, implicarse en lo que dice. Cuando debe, inevitablemente, implicarse, se duplica o mejor dicho, se multiplica, porque implicarse es
quedar sometido al significante, o sea, al no del padre. Multiplicarse
imaginariamente para no dividirse simbólicamente.
Como no puede quedar sometido al no del padre, lo que se promueve
es el estallido compulsivo, es decir, que desconociendo el significante,
se precipita en la compulsión. Compulsión y pensamientos obsesivos
que funcionan como una especie de cuasi significante, sustitutos degradados de su fracaso.
Pasaría de ser un sujeto del discurso a ser una máquina hablante
que ensordece y se ensordece en su minuciosidad descriptiva, casi
vacía.
Se instaura aquí un movimiento enloquecedor donde el sujeto sabe
y no sabe al mismo tiempo.
En la dilemática obsesiva nos encontramos con un problema del
significante, debe elegir o esto o aquello, o uno o lo otro. En este dilema se ve que está tecleando el significante que puede determinarlo
como sujeto. También en relación al significante, el obsesivo intenta
colmar el intervalo entre dos significantes, al estilo del "Hombre de
las ratas", quien contaba entre el relámpago y el trueno. Allí vemos
que dicho colmamiento implica la liquidación del deseo. La cadena
significante pasa, de estar constituida por anillos enganchados unos
sobre otros, a un alambre sin discontinuidad, sin hiancia, sin falla.
Es la problemática del obsesivo en relación al deseo lo que intentaremos desplegar, ya que consideramos que aparecen particularidades
significati vas.
¿Cómo se las arregla el obsesivo con su deseo? Él intenta renegar
del mismo: eso es lo central. No obstante, sabe acerca del deseo, del
propio y del deseo del Otro.
Sabemos que el deseo humano es, al decir de Lacan, el deseo del
Otro, es decir, el deseo de ser deseado por el Otro (genitivo-objetivo).
Tomando el genitivo-subjetivo, el deseo es propiedad del Otro, pero
esto último es insoportable para todo neurótico.
¿Qué ocurre en el obsesivo? Dicha insoportabilidad determina la
construcción del fantasma con cierta particularidad. Se toma de la
demanda del Otro para que no aparezca el deseo del Otro. Degrada
el deseo a demanda, manteniendo la ilusión de poder responder a
ella, en un inagotable esfuerzo por evitar la castración del Otro, y de
este modo acentúa su deseo como imposible.
El Otro que hace la demanda no es el Otro que desea; al contrario,
el Otro que desea carece de algo que está más allá de las posibilidades del sujeto, es decir, lo que concierne a cubrir esa hiancia.
¿Por qué esta insistencia en desconocer el deseo del Otro? Es precisamente en este nivel, en el nivel del deseo, que se introduce el
652
Silvia Saskyn )' Carmen Arana de Carne vaLe
Otro en tanto sexuado y por ende la diferencia de sexos. Pasión de la
ignorancia del Otro en tanto sexuado.
Cualquier inconsistencia del Otro lo lleva necesariamente él reforzar la demanda. Por otro lado, no puede rehusarla" y se acrecienta el
sometimiento al Otro, expresado fenomenológicamente en la 'deliria
obsesiva'.
Es la diferencia lo que lo perturba a punto de ignorarla y su expresión clínica es marcar diferencias en lo imaginario que hacen a la
no diferencia en lo simbólico.
En tanto los mandatos funcionan compulsivamente hay aquí una
expresión del intento de la anulación de las diferencias. El mandato
es una solución de remiendo. Si intentara obedecerlos se volvería loco,
en el sentido de que se organizaría el rechazo de toda huella de la
diferencia.
La lógica que siguen el pensar y el accionar obsesivo es una lógica
binaria de dos posiciones, dramatizada en la imposibilidad de elección.
Es en lo imaginario donde se despliega al máximo la certeza obsesiva.
Sabemos que el deseo en tanto tal encuentra su causa en una falta
y sólo puede mantenerse si se preserva a la misma. De esto derivan
dos maneras de preservarla comunes a toda estructura neurótica. Por
una parte, todo objeto mundano es perfectamente insatisfactorio y el
deseo, en tanto insatisfecho, es el deseo de la histérica. O sea, que la
histérica sigue la lógica del deseo.
La otra manera es que la mira del deseo no sea el deseo mismo,
sino el goce, y en su mira de goce, el deseo se revele imposible, pues
hay un hiato entre deseo y goce. Esta segunda manera es la solución
obsesiva, no sigue la lógica del deseo. Su mira es la obsesión del goce.
Por otra parte, justamente por ser imposible el deseo, es que puede
sostenerse como sujeto deseante,
Entonces, reniega de su deseo, es decir, lo acepta y porque lo acepta, justamente porque lo acepta, lo sostiene en tanto imposible. De
ese modo hay un intento de dilapidarlo, de agotarlo. Renuncia a su
deseo, acentuando su demanda y al mismo tiempo acentuando su imposibilidad.
Esa mira puesta en el goce la podemos vincular al exceso de goce
presente en la estructura. Exceso que depende, no solamente de la
falla en la función paterna, sino y justamente por esto: en la preponderancia que adquiere el superyó como impulsión hacía el goce.
Se mantiene en el deseo pero es una razón para que se desencadene
el superyó. Esto puede aclararnos el motor de la obsesión propiamente
dicha. El zwang y la obsesión que corresponde al zwang son avatares
de este regreso desesperado hacia ese goce irremediablemente perdido
pero sin embargo siempre buscado.
¿Podríamos pensar la orden superyoica como equivalente a la
intrusión de la idea obsesiva? ¿Por qué? Esta orden sería el enunciado
de la demanda del Otro, se le impone someterse al Otro. Es el medio
por el cual goza.
r
Neurosis
obsesiuo. significante
y goce
6.5.3
Dicha orden se impone como una certeza frente a la cual no tiene
escapatoria, no tiene elección posible. El sujeto queda expulsado de la
cadena significante. ¿Qué resta entonces? El orificio compulsional ocupa
ese agujero y en ella no hay juego significante, sólo signo. Tenemos el
imperativo kantiano en su máxima expresión.
¿De que goce se trata en esta estructura? ¿Podemos considerarlo
goce fálico? Y que es la naturaleza angustiante de este goce lo que
está reprimido. Sabemos que todo síntoma neurótico está en el campo
del goce fálico. El problema específico es el goce superyoico en esta
estructura.
El goce está en el mandato, en el sentido que Lacan lo
define: "Goza, oigo" y que Freud lo llamaba masoquismo moral. Es un
goce especial porque no es el masoquismo moral en el sentido perverso, sino el goce del plus de goce, donde hay algo que cae fuera del
cuerpo, hay un intento de conservar algo dentro del cuerpo.
Sería un goce fálico con una particularidad
muy especial, en tanto
su mira es el goce Otro. Sabemos que el goce Otro, goce del cuerpo
del Otro, está interdicto para el neurótico, por lo tanto, hablamos de
poner su mira, mira que desconoce la imposibilidad de aquello que
está irremediablemente
perdido.
Goce Otro que le atribuye al perverso en tanto es el que se le aparece
gozando sin límites. Por eso, se siente siempre en menos respecto del
perverso.
El perverso se ofrece como causa de goce del Otro, no del deseo. En
el montaje perverso se ofrece como instrumento del goce del Otro.
Para el obsesivo la situación es otra, el goce del masoquismo moral o
superyoico donde está implicado lo fálico, el lugar específico es el
circuito anal, que es el circuito del don y del sacrificio. Nos encontramos aquí con una lógica sacrificial: ofrecer algo del cuerpo para
completar al Otro. Es el modo de no perder al Amo o de levantar el
cuerpo caído del padre.
Si el goce fálico domina las pulsiones parciales, en el obsesivo el
falo se trueca en "caca", pero sigue siendo fálico.
El falo simbólico es el ordenador de los intercambios. El compromiso
que se da entre el plus de goce y el goce fálico es un modo de defenderse del goce Otro y tiene un escenario muy particular.
El fantasma tiene que articularse en la "caca", en el sentido de que
ésta, para el obsesivo, es el equivalente general de todos los valores
psíquicos. La "caca" aparece en su función sacrificial.
El obsesivo se convierte en un Amo del goce, y por ende espera su
pacificación. Busca que su goce sea legalizado por un padre que se
avizoró imposibilitado de hacerlo. No obstante, anhela una normativización que se patentiza en la transferencia.
El obsesivo estaría entre la falta de significante y el significante de
la falta. Si está entre ambos, es porque hay una inscripción fallida de
su nombre propio, lo cual no quiere decir que dicho nombramiento no
se haya producido, sino que está instaurado en forma precaria.
En ese estar entre la falta de significante y el significante de la fal-
654
Silvia Saskyn y Carmen Ararla de Carneuale
ta, lo que se promueve es la compulsión. No se encuentra, en ese
sentido, sólo frente a la falta de objeto, sino también frente al desamparo de su nombramiento. No dejará de sorprenderse una y otra vez
cuando es nominado.
Lo que lo tortura es la falta de significante; el problema es que
pasa a estar dominado por lo imaginario de lo propio; hay una inflación
de lo propio.
El mecanismo consiste en no estar allí, donde es nominado. La
compulsión de base es no estar allí, aprovechándose de una de las
propiedades eminentes del significante, que es estar y no estar allí
donde está para ausentarse.
Uno podría decir que hay dos vertientes opuestas del nombramiento,
una. inflación del nombre propio de los grandes apellidos. Tiene un
exceso de nombre del lado del padre que lo oprime, pero .también está
la inversa, que es que le falta nombre al padre, o le falta o le sobra
nombre estando siempre oprimido por esa tarea.
Resumen
Las autoras intentan realizar un recorrido de ciertos avatares puntuales que se presentan en la estructura obsesiva.
Partiendo de la premisa de que se trata de una estructura neurótica, se intenta
seguir aquella especificidad propia expresada en las relaciones perturbadas
que
mantiene con la cadena significante. Se refiere en primer término a la fenomenología
partiendo de la adherencia a la palabra, a la duda, a la cavilación dilemática. Se
evidencia una falla en el sosteni miento del sujeto al significante, falla que se patentiza en la multiplicidad de recursos que debe implementar para sostenerse dentro de
ella y al mismo tiempo quedar fuera. Báscula que se vincula íntimamente a la compulsión obsesiva, dejando entrever la falla de la función del nombre del padre.
Seguidamente se trata de puntuali zar sobre lo paradigmático de esta estructura:
la cuestión del goce.
Se parte del concepto de que, en tanto estructura neurótica, el goce del que aquí
se trata es el goce fálico. Goce fálico en su articulación con el goce superyoico y la
marcada incidencia de este último en la compulsión y los mandatos.
Una conclusión se impone: si bien el sometimiento al deseo está presente, su mira
es el goce. Se considera esto producto de un exceso de goce presente en esta estructura o dicho de otro modo, un anhelo siempre presente de recuperación de un goce
perdido.
PAI.ABItAS
neurosis obsesiva - goce - significante - cadena significante
- goce fálico - goce Otro.
C\.,WES,
- compulsión
- otro
Neurosis obsesiua.. significante
y goce
655
Summary
OBSESSJONAL
NEUROSIS:
S/GNIFIER
AND JOUISSANCE
The authors attempt t.o rpvirw rprtain punrtual vicissitudes 01' the obsessional
structure.
On the prerniss that this is a neurotic structure, they attempt to trace that particular specificity expressed in the disturbed relations in the chain of signifiers. First,
they refer to the phenornenology 01' the adherence to the word, to doubt, to the
pondering 01' dilemmas. There is an evident fault in the support from the subject to
the signifier, a fault that is patent in the multiplicity of resources that must be used
in order to stay within it and at the same time to remain outside it. This seesawing
is intimately connected to the obsessional compulsion and affords a glirnpse of the
fault in the function of the Name-of-the-Father.
Then, the authors discuss the feature that is paradigrnatic 01' this structure: the
question of jouiesance,
The basic concept is that, this being a neurotic structure, the jouisnance involved
is phallicjollissance.
This phallicjouissa/l(:e is related to superegojouÍ!isance and the
striking influence 01' the latter is seen in the compulsion and the commands.
One cnnclusinn is obvious: although there is submission to desire, its eye is on
jauinsance, This is considerad a product 01' an excess of jouissance in this structure
or. in other words, an sver-present longing to recover jouisso nce lost,
Bibliografía
Lacan, Jacques (1961»: "La dirección de la cura y los principios de su poder". En
Escritos l. Siglo XXI, México, 1958.
- (1956): "Función y campo de la palabra y del lenguaje en psicoanálisis". En Escritos J, edic. cit.
- (1962-63): "La angustia". Seminario X (inédito).
- (1963-64): Seminario 11: Los cuatro conceptos [undamentales
del peiroonolua».
Barral, 1977.
- (1972-73): El Seminario. Libro 20. AÚll, Paidós, Buenos Aires, 1972.

Documentos relacionados