ToNY Chi - Rodolfo Vera Calderón

Transcripción

ToNY Chi - Rodolfo Vera Calderón
El diseñador estrella del lujo hotelero
abre las puertas de su “obra” más personal
Tony chi
SU ECLECTICO PIED-A-TERRE EN RECOLETA
La casa de los Chi refleja a la perfección la búsqueda del
equilibrio entre materiales y color, así como su pasión
por las antigüedades. A la derecha, sobresale una pieza
de altar gótica realizada en madera que el interiorista
encontró en un pequeño mercado de Europa. Amante del
arte contemporáneo, Tony le pidió al artista uruguayo
Carlos Capelan que le pintara un gran mural para decorar la
amplia pared del living.
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Nació en Taiwán, pero siendo niño se mudó con su familia a Nueva
York, desde donde hoy dirige uno de los estudios de interiorismo más
prestigiosos del mundo. Con trabajos realizados en los cinco continentes,
recibe a ¡Hola! Argentina junto a su mujer, Tammy, en su refugio porteño
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“Cuando necesito inspiración,
cierro los ojos e imagino la brisa
del mar y el olor de la tierra de
Taiwán, donde están mis raíces”
S
u nombre es uno de los más conocidos en
el mundo del diseño de interiores, porque
–como el rey Midas– todo lo que toca se
convierte en oro. Tony Chi (53), considerado “la
estrella del lujo hotelero”, nació en Taiwán en
1961, pero a los seis años se mudó con su familia
a Nueva York, en donde sus padres abrieron uno
de los restaurantes vegetarianos más famosos de
la ciudad. Graduado en el prestigioso Fashion
Institute of Technology (FIT), es hoy uno de los
íconos de la elegancia y el buen gusto. Su sobrio y
refinado estilo lo catapultaron como un perfeccionista empedernido y en el referente del esplendor
de la hotelería.
Tony dio sus primeros pasos en el mundo del
interiorismo en 1984, cuando creó los restaurantes de Alain Ducasse y Michael Mina, dos chefs de
renombre internacional. Sin embargo, su carrera
comenzó a tomar rumbo gracias a la gran crisis
bursátil de 1987, la cual que lo obligó a replantearse su trabajo y regresar, aunque por un corto periodo de tiempo, a Asia. Una decisión que cambió su
vida: en Hong Kong conoció a Paul Hsu y a Allan
Seman, quienes se convirtieron en sus socios y con
quienes comenzó una ascendente trayectoria.
Dos décadas más tarde, se convirtió en un fetiche de la decoración gracias a una filosofía que
Arriba: el comedor, listo para el copetín, está compuesto por
cuatro sillones estilo Directorio, dos sillas Luis XV y una mesa
estilo escandinavo de los años setenta. Al fondo, sobresales
dos candelabros litúrgicos de plata que Tony encontró en
una tienda de antigüedades de Buenos Aires. Derecha:
detalle de la mesa, en la que se aprecia uno de los patos de
la colección que el dueño de casa utiliza para servir tapas o
algún plato de entrada oriental. En la otra página: el bar
está colocado delante de un gran espejo multicolor con
detalles venecianos. La cómoda, laqueada, está custodiada
por dos sillas antiguas estilo español con respaldo de cuero.
“Todo lo que hago está supeditado
a la funcionalidad, porque estoy
convencido de que la decoración
influye en el estilo de vida de
las personas”
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“Buenos Aires es uno de los pocos lugares que logra una
fusión perfecta entre Europa y Latinoamérica”, aseguran
Tony y Tammy, que se casaron y crearon la empresa
familiar en 1984
Abajo: el pequeño desayunador en el que la pareja toma el té. Está compuesto por una sencilla
mesa de hierro y dos sillones estilo Directorio. El juego de té es de porcelana china y Tammy lo
compró en Taiwán especialmente para esta casa. En la otra página: la cocina, uno de los lugares en
el que los Chi pasan más tiempo, refleja el estilo lineal y funcional del arquitecto taiwanés. “Somos
amantes del buen comer y en todas nuestras casas la cocina siempre es un lugar de encuentro para
la familia”, cuenta Tammy (abajo) mientras prepara un plato típico de su país natal.
siempre tiene muy clara: “expresar
mis pensamientos a través del interiorismo para elevar la calidad de
vida de las personas”. Es así que los
proyectos que llevan su sello son
hoy objeto de culto para los amantes del diseño y, en muy poco tiempo, se convirtió en un trendsetter de
la alta hotelería. No podía ser de
otra forma: los materiales nobles
que utiliza son siempre dueños de
un refinamiento y una pureza que
se reflejan hasta el más mínimo
detalle. “Me gustan los materiales
que tienen capacidad de envejecimiento, porque su belleza radica
en su evolución a lo largo del tiempo”, cuenta.
Por eso nadie se sorprendió de
que sus trabajos conquistaran a las
publicaciones más prestigiosas de
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arquitectura y decoración cuando
reformó el nuevo hotel Andaz de
Tokio, el Park Hyatt de Shanghái
y el Four Seasons de Bangkok. Todos ellos figuran hoy en las listas de
los mejores hoteles del mundo. Sin
embargo, este año Tony terminó la
que considera su obra maestra: la
remodelación del Carlyle, el emblemático hotel sobre Madison Avenue al que el New York Times bautizó
como “El Palacio de los Secretos”
y uno de los clásicos de Manhattan
que aún no había pasado por el quirófano para hacerse un “lifting”.
Dueño de un perfil bajo y reacio a conceder entrevistas, Tony
recibió a ¡Hola! Argentina en su
departamento porteño junto a su
mujer Tammy para hablar de su
vida y de su amor por Argentina.
PASION POR EL DISEÑO
–¿Cómo decidió incursionar en el
mundo del interiorismo?
-Aunque soy arquitecto, creo que el
interiorismo es algo que nació de forma natural en mí, ya que estoy convencido de que no es una profesión,
sino una vocación y un estilo de vida.
Es un oficio que está al servicio de las
personas y eso siempre hace que me
sienta comprometido con mi trabajo.
–¿Cuando usted era un chico imaginó que se convertiría en uno de
los diseñadores más respetados del
mundo?
–Todo chico sueña y yo soñaba
estar en un lugar especial, rodeado
de gente brillante, ser famoso y tener una familia unida. Hoy, décadas
después, puedo decir que me siento
bendecido por ser una persona que
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Arriba: el pequeño living privado, en donde los Chi pasan las tardes leyendo o viendo películas, está decorado con un par de mesas africanas y
algunos objetos que compraron en la Patagonia. El cuadro es una obra del artista chileno Alejandro Quiroga. Abajo: el pasillo que lleva al cuarto
principal. Sobre la pequeña mesa balinesa se destacan dos obras: la de arriba es de Raúl Russo y la de debajo de Eduardo Hoffmann. A la derecha,
se aprecia otra obra de Alejandro Quiroga. En la otra página: el gran escritorio está decorado con un gran armario oriental, sobre el que está
sentado un pequeño hombre chino de cerámica esmaltada que Tony compró en París. Amante de la mezcla de estilos, formó este ambiente con
una mesa lineal de acero patinado, dos sillones antiguos estilo Luis XIII y cuatro sillas diseñadas por el célebre arquitecto finlandés Eero Saarinen.
“No me considero una estrella en lo que hago. Simplemente soy un enamorado de
su trabajo que sigue sintiendo emoción cuando concreta una idea”
pudo hacer realidad sus sueños. Y creo
que sigo soñando, porque uno jamás
debe dejar de hacerlo.
–¿Se siente usted como la “estrella de
los hoteles de lujo”?
–Yo no lo expresaría de esa forma, ya que
he pasado los últimos 32 años de mi vida
en esta industria y todos los días sigo aprendiendo algo. Creo que simplemente soy un
enamorado de mi trabajo, que hasta el día
de hoy sigue sintiendo emoción todos los
días mientras camina a mi estudio.
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FIEL A LA ESCUELA DE LA BAUHAUS
–¿Cómo definiría su estilo?
–Moderno con una marcada influencia
de la estética de los años 70. Aunque creo
que también podría catalogarlo como
funcional, porque siempre sigo la máxima
de la Bauhaus que dice: “la forma sigue
a la función”. Soy un hombre que antes
de realizar un esbozo explora cómo los
seres humanos participan dentro de los
espacios y organizan su vida y sus hábitos.
Más allá de la estética, estoy convencido
de que es fundamental crear una relación
con el espacio para lograr un ambiente íntimo y romántico.
“TAMMY ES PRECIOSA POR DENTRO
Y POR FUERA”
–Usted y su mujer, Tammy, trabajan juntos desde que se casaron en 1984. ¿Cómo
es compartir su profesión con la mujer de
su vida?
–Creo que nuestra relación es de una
riqueza incomparable, eso se refleja en lo
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Arriba: la habitación principal, también decorada con piezas de
distintos estilos, está presidida por una cama que fue diseñada por
Sergio Echeverría, el reconocido arquitecto chileno que también
compró un departamento en el mismo edificio que Tony y Tammy.
Abajo: el amplio y funcional baño, decorado con muebles rústicos
y un gran boudoir escandinavo. Al fondo, la ducha, revestida
totalmente con ónix verde.
que hacemos. Trabajar con la
persona que más amo en este
mundo es realmente un privilegio. Somos como dos vías del
ferrocarril que corren hacia la
misma dirección, dos mundos
que funcionan en paralelo y
nunca se obstaculizan.
-¿Cómo se conocieron?
–Los dos crecimos en Nueva
York a principios de los años
70, cuando la comunidad
taiwanesa todavía era relativamente pequeña, por lo que no
fue tan difícil de detectar a una
linda chica como ella [Risas].
–¿Qué es lo que más le gusta de ella?
–Su belleza interior. Es preciosa por dentro y por fuera.
SU MAYOR INSPIRACION
–¿Cómo se refleja Taiwán,
su país, en su trabajo?
–A pesar de que me mudé
a Nueva York cuando era pequeño, pasé bastante tiempo
en Taiwán durante mi adolescencia y eso se refleja en mi
estilo. Siempre que necesito
inspiración, cierro mis ojos y
recuerdo la brisa del mar y el
olor de esa tierra, entonces mi
inspiración se apodera de mí
inmediatamente.
–¿Le gustaría que sus hijos,
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Allison y Andrew, sigan sus
mismos pasos?
–Jamás obligaría a mis hijos
a seguir un camino que no es
el que ellos pensaron para sus
vidas. Allison se graduó hace
poco en Desarrollo Hotelero
en la Universidad de Nueva
York, por lo que es muy probable que en un futuro se
incorpore al negocio familia.
Sin embargo, Andrew eligió
estudiar cine y hoy vive en Los
Angeles.
–¿Cómo definiría su personalidad en tres palabras?
–Vibrante, asertivo y explosivo.
–¿Por qué eligió Buenos Aires para comprar un departamento?
–Me gusta lo dinámica y vibrante que es esta ciudad, además de que es uno de los pocos lugares logran una fusión
perfecta entre Europa y Latinoamérica. Conozco muchas
ciudades llenas de historia y
romanticismo, pero la energía
y la creatividad que siento y
veo en Buenos Aires representan lo mejor dos mundos.
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Texto y producción:
Rodolfo Vera Calderón
Fotos: Pilar Bustelo
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