COMER MÁS SANO NO ES COMER MÁS CARO

Transcripción

COMER MÁS SANO NO ES COMER MÁS CARO
COMER MÁS SANO NO ES COMER MÁS CARO
Lic. Fernando Berenguer
Comisión Directiva AADYND
La clave de una buena alimentación reside en conjugar numerosos factores entre los que están
la elección de alimentos saludables, que estos estén disponibles, que satisfagan nuestras
necesidades psicosociales y culturales, y que su precio sea acorde a las posibilidades
económicas del consumidor. Para cumplir con este último debemos crear hábitos de consumo
racionales y no compulsivos, que llevarán consigo un ahorro sustancial del gasto dedicado a la
compra de alimentos.
A continuación se detallan algunos puntos para cumplir nuestro objetivo: lograr una
alimentación saludable al menor precio posible.
1. Tener una ALACENA COMPLETA CON PRODUCTOS NO PERECEDEROS que nos
faciliten la tarea diaria a la hora de cocinar. En la misma no deben faltar arroz, fideos de
diferentes clases, azúcar, harina, especias variadas, polenta, galletas, yerba y/o te, aceite, latas
de conserva de tomate, arvejas y choclo, y pescados enlatados (jurel, atún, caballa o sardinas).
Al momento de la compra debemos aprovechar las ofertas para reponer los alimentos no
perecederos que pueden encontrarse con rebajas de hasta el 30%. Aún cuando los enlatados y
conservas suelen contar con más de 6 meses de vida útil, es recomendable observar siempre
las fechas de caducidad para evitar sorpresas. El orden y la organización en la alacena es
esencial si queremos aprovechar los alimentos en ella; lo peor para nuestro bolsillo es tirar los
que se han vencido por ser desordenados. Además debemos contar con un lugar seco, fresco
y oscuro para almacenar las verduras más resistentes como la papa, batata, cebollas, ajo y
zapallo. Si disponemos de una despensa completa y organizada podremos preparar comidas
más económicas y muy variadas.
2. NO COMPRAR ALIMENTOS PREPARADOS, aún cuando ahorramos tiempo en la
cocina ya que suelen tener un costo muy elevado en relación a los ingredientes que los
componen. Por ejemplo, las salsas enlatadas en sus distintos sabores solamente nos sirven
para una comida específica como pastas con “fileto”. Si en cambio compramos una lata de
conserva de tomate o un puré de tomates en tetrabrik, las opciones son múltiples con agregar
unos pocos ingredientes extra. Así se obtienen opciones como: salsa fileto, portuguesa,
bolognesa, con albahaca, para pizzas, con ajo, entre otras. Lo mismo ocurre en el caso de las
pizzas congeladas que pueden ser reemplazadas por una prepizza o una pizza casera a la que
le agregamos los ingredientes que elijamos y tengamos disponibles. De esta manera
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ahorramos dinero, contamos con los ingredientes necesarios para las más variadas comidas y
únicamente invertimos unos minutos más en la cocina.
3. COMER FUERA DE CASA solo en ocasiones especiales. La comida es un acto social
que nos permite aprovechar el momento para el encuentro y diálogo con otros. Compartir los
alimentos con otros ha sido -a lo largo de la historia- una actividad humana con múltiples
significados. Uno de ellos es el de dar y recibir afectos, sentirse valiosos para los demás y
encontrar otra manera de comunicarse. Pero por qué no encontrarnos para tomar un café antes
o después de una comida casera, o tomar un helado con amigos. Solo nos costará una fracción
del precio de una cena completa fuera de casa y será igual de divertido.
4. Los ENVASES TÉRMICOS con una gran solución al momento de las comidas en el
horario de trabajo ya que es comida casera más económica que la comprada en un local, fue
preparada a nuestro gusto y evitamos desechar los sobrantes de la cena del día anterior. A la
hora del almuerzo existen muchas opciones para llevar desde nuestra casa y más aún si
contamos con una heladera y/o un microondas en nuestro lugar de trabajo. Cuando no
pudimos preveer la comida durante el día anterior, es prudente buscar locales cercanos a
colegios o universidades; suelen ofrecer menús más económicos y la rotación de los mismos
es elevada.
5. ORGANIZARSE AL MOMENTO DE COCINAR y aprovechar la ocasión para preparar
varios platos al mismo tiempo que nos facilitarán la tarea semanal. Por ejemplo preparar una
mayor cantidad de salsa de tomates con verduras que podremos acompañar con alguna carne,
fideos, pastas rellenas, arroz blanco, albóndigas o milanesas, entre otras. De la misma forma
los fideos del almuerzo del sábado pueden saltearse con huevo para la cena del día domingo.
No siempre es conveniente cocinar en exceso aunque en ocasiones una porción extra en
alguna comida nos servirá como acompañamiento al día siguiente.
6. APROVECHAR LOS ALIMENTOS AL MÁXIMO al momento de la compra y de la
cocina.Algunas ideas sencillas son comprar las remolachas con sus hojas y cocinar estas
últimas junto con acelga y/o espinaca para preparar tartas, budines y croquetas; aprovechar los
tallos verdes del puerro y la cebolla de verdeo para revueltos de verduras o guisos; utilizar las
frutas que están muy maduras para preparar licuados, compotas y purés antes de desecharlas;
preparar nuevos platos con las sobras de otros que resultarán tan nutritivos como los originales
(croquetas, tortillas, salpicones, ensaladas, rellenos, sándwiches, etc.)
7. EL FREEZER COMO ALIADO, nos permite congelar los restos de comida preparada
logrando un ahorro nada despreciable y tener comida para salir de un apuro. Además podemos
preparar cantidades extra de algunas comidas con el objetivo de congelarlas pudiendo ser
cocinadas varias semanas después (milanesas, empanadas, tartas). Aún así debemos llevar
un estricto control sobre las fechas de congelado y de posterior vencimiento para no derrochar
comida congelada. Es conveniente etiquetar las bolsas y envases para freezer con las fechas
correspondientes.
8. APRENDER A COCINAR Y DESARROLLAR LA INVENTIVA. El mejorar nuestras
técnicas de cocina aumenta el rendimiento de lo que preparamos y evita derroches
innecesarios. Como primer paso podemos buscar nuevas recetas en revistas, libros y páginas
de internet que incluya alimentos económicos; con el tiempo podremos desarrollar nuestras
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9. “VOLVER A LAS RAÍCES”, si usted cuenta con un espacio de tierra en el patio de su
casa puede comenzar su propia huerta que lo abastecerá de distintos productos durante todo
el año. Si además cuenta con suficiente espacio y lo permiten las normas municipales de su
zona, puede criar algunos animales; la mejor forma de comenzar es hacerlo con gallinas que el
proporcionarán huevos regularmente. Otra estrategia, acorde a algunas regiones de la
Argentina, es procurarse alimentos por medio de la pesca en ríos, lagos y en las costas del
mar.
10. NO SIEMPRE LO MÁS BARATO ES LO MÁS ECONÓMICO, como solían decir
nuestras abuelas “lo barato sale caro” y esto es cierto cuando compramos mucha cantidad de
un producto de baja calidad, que finalmente desecharemos. Lo más caro tampoco es lo mejor y
por eso debemos planificar nuestras compras eligiendo aquello que nos gusta, conociendo
nuevos productos seleccionándolos por su calidad, anteponiendo los más naturales a los
elaborados, evitando los que estén especialmente publicitados (el costo de la publicidad
repercute directamente en el valor del producto).
Recuerde que es mejor comprar un buen aceite de oliva y consumirlo en pequeñas
cantidadesque un aceite mediocre que resaltará menos el sabor de los alimentos y tendrá
menos beneficios para la salud. Llevar una contabilidad básica con nuestros gastos
semanales en alimentos nos permite mejorar nuestra alimentación, nuestra salud y finalmente
ahorrar.
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