Angeles de la guarda

Transcripción

Angeles de la guarda
Angeles de la guarda
Written by Carlos Caso-Rosendi
Para muchos, los ángeles de la guarda son comparables a las hadas y los unicornios,
inocentes invenciones para entretener a los niños. Sin embargo la enseñanza de los ángeles
guardianes tiene un sólido fundamento bíblico.
Mateo 18, 10 — Guardaos de menospreciar a uno de estos pequeños; porque yo os digo que
sus ángeles, en los cielos, ven continuamente el rostro de mi Padre que está en los cielos.
Aquí Jesús mismo afirma la existencia de ángeles guardianes que cuidan de los niños.
Salmos 91, 10-12 — No ha de alcanzarte el mal, ni la plaga se acercará a tu tienda; que El
dará orden sobre ti a sus ángeles de guardarte en todos tus caminos. Te llevarán ellos en sus
manos, para que en piedra no tropiece tu pie.
Hebreos 1, 13-14 — Y ¿a qué ángel dijo alguna vez: "Siéntate a mi diestra, hasta que ponga a
tus enemigos por escabel de tus pies?" ¿Es que no son todos ellos espíritus servidores con la
misión de asistir a los que han de heredar la salvación?
Salmos 34, 8 — Acampa el ángel de Yahvé en torno a los que le temen y los libra.
Daniel 6, 23 — Mi Dios ha enviado a su ángel, que ha cerrado la boca de los leones y no me
han hecho ningún mal, porque he sido hallado inocente ante El. Y tampoco ante ti, oh rey, he
cometido falta alguna.
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Angeles de la guarda
Written by Carlos Caso-Rosendi
Hechos 5, 19 — Pero el ángel del Señor, por la noche, abrió las puertas de la prisión, les sacó
y les dijo: "Id, presentaos en el Templo y decid al pueblo todo lo referente a esta vida."
Hechos 12, 5-16 — Así pues, Pedro estaba custodiado en la cárcel, mientras la Iglesia oraba
insistentemente por él a Dios. Cuando ya Herodes le iba a presentar, aquella misma noche
estaba Pedro durmiendo entre dos soldados, atado con dos cadenas; también había ante la
puerta unos centinelas custodiando la cárcel. De pronto se presentó el ángel del Señor y la
celda se llenó de luz. Le dio el ángel a Pedro en el costado, le despertó y le dijo: "Levántate
aprisa". Y cayeron las cadenas de sus manos. Le dijo el ángel: "Cíñete y cálzate las sandalias."
Así lo hizo. Añadió: "Ponte el manto y sígueme." Y salió siguiéndole. No acababa de darse
cuenta de que era verdad cuanto hacía el ángel, sino que se figuraba ver una visión. Pasaron
la primera y segunda guardia y llegaron a la puerta de hierro que daba a la ciudad. Esta se les
abrió por sí misma. Salieron y anduvieron hasta el final de una calle. Y de pronto el ángel le
dejó. Pedro volvió en sí y dijo: "Ahora me doy cuenta realmente de que el Señor ha enviado su
ángel y me ha arrancado de las manos de Herodes y de todo lo que esperaba el pueblo de los
judíos". Consciente de su situación, marchó a casa de María, madre de Juan, por sobrenombre
Marcos, donde se hallaban muchos reunidos en oración. Llamó él a la puerta y salió a abrirle
una sirvienta llamada Rode; quien, al reconocer la voz de Pedro, de pura alegría no abrió la
puerta, sino que entró corriendo a anunciar que Pedro estaba a la puerta. Ellos le dijeron:
"Estás loca". Pero ella continuaba afirmando que era verdad. Entonces ellos dijeron: "Será su
ángel". Pedro entretanto seguía llamando. Al abrirle, le vieron y quedaron atónitos.
Un ángel de Dios libera a Pedro de la prisión de Herodes. Al presentarse Pedro en la casa de
María, la madre de Juan Marcos, los otros discípulos, sin poder creer que Pedro había sido
liberado, lo toman por su propio ángel o mensajero.
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