Sánchez-Cutillas Moderna erudita

Transcripción

Sánchez-Cutillas Moderna erudita
 VIERNES, 3 DE JUNIO DE 2011
posdata
CRIATURA TEATRAL
pd

Xavi Castillo s’ho
paga ell
Arriba a les llibreries la
primera criatura de
Pot de Plom
Books, un
monogràfic
sobre Xavi
Castillo que
repassa la
història còmica
i convulsa de la
companyia
teatral. 3
PROTAGONISTA DE LA SEMANA
RAE
Los «números uno» de la literatura
española e hispanoamericana
La Real Academia Española reúne a los números
uno de la literatura española e hispanoamericana
desde sus orígenes hasta el siglo XX en la Biblioteca Clásica de la Real Academia Española. Esta colección, que albergará más de un centenar de títulos, se ha estrenado esta semana con El Cantar del
Mio Cid; los Milagros de Nuestra Señora, deGonzalo de Berceo; La Gramática sobre la lengua castellana, de Antonio de Nebrija, y La vida del Buscón,
de Francisco Quevedo.
EL MERCANTIL VALENCIANO
Carmelina Sánchez-Cutillas sigue presente pese a su ausencia. Su hija, la periodista María
Luisa del Romero, evoca su figura como mujer y como madre, y reivindica su importancia
como escritora, investigadora, historiadora y bibliófila, firme defensora del valencianismo, que
tuvo la osadía de ser una moderna erudita en un terreno que parecía reservado a los hombres.
Sánchez-Cutillas
Moderna erudita
Homenaje
M.ª LUISA DEL ROMERO SÁNCHEZ-CUTILLAS
Aprender a vivir sin Carmelina es la
asignatura más difícil que arrastramos
quienes la quisimos y nos esforzamos en
comprender y apreciar su enorme sensibilidad y complejidad. Sin embargo, eludiré tomar su nombre para encauzar mis
sentimientos, aunque —inevitablemente— éstos afloran y se derraman sin que
medie pronóstico. Si ella pudiera escucharme, no me atrevería a confesarle este
sentimiento de pesadumbre. Tan sólo le
diría que de nuevo sus plantas —los geranios, las murcianas y un sinfín de corredoras— han vuelto a florecer. Y que
todo lo demás está en orden.
En este tiempo de ausencia, resulta generoso y valiosísimo cada gesto que contribuye a mantener viva la memoria de
Carmelina Sánchez-Cutillas. Memorables han sido, en ese sentido, los artículos publicados en distintos medios —
especialmente en este diario— unánimemente afectuosos. Como también las
iniciativas y homenajes del ayuntamiento de Altea, la Universitat d’Alacant
y la Institució Huguet de Castelló. Pero
detrás de esa escritora reconocida, se
oculta una mujer singular que, desde
la adolescencia, mostró una activa
devoción por la cultura, y un enorme
sentimiento de valencianía.
La iniciación en ese mundo, algo
precoz, le vino de mano de su abuelo Francisco Martínez, a quien ella
veneraba. Con él acudía a Lo Rat Penat, al Centro de Cultura Valenciana,
ó a librerías de viejo, en las que
aquella niña conocería a eruditos
de la talla de Pío Beltrán, Carreres
Zacarés, López Chavarri, Teodoro Llorente, Nicolau Primitiu,
Almela y Vives, Enric Valor, Gayano Lluch, Martinez Ferrando,
Retrato dse Carmelina SanchezCutillas en los años cuarenta.
CUESTA
Gómez Senent, Lluís Guarner… y muchos más.
Tiempo después, otros nombres destacados se sumarían a aquella lista de intelectuales con los que Carmelina departía respetuosamente e intercambiaba hallazgos:
su querido Sanchis Guarner, Ubieto, Dolç,
Fuster, Martínez Ortiz, Martínez Morellá,
el padre Batllori… y unos jovencísimos
Lluís Alpera, Alfons Cucó, Joan Oleza,
Ernest Lluch, Pérez Muntaner, Enric Llobregat y J.B. Mengual, entre otros.
En el entorno social de aquellos años, no era
corriente que una mujer sin méritos académicos se inmiscuyese en el coto cerrado de los
varones eruditos. Pero Carmelina, aunque alejada del protagonismo, mantuvo siempre
cierta dosis de atrevimiento. Ese entusiasmo,
poco común para la época, la llevó a publicar
asiduamente artículos en valenciano en el diario Levante, ó a mantener correspondencia y
amistad con intelectuales, libreros, investigadores y profesores.
El exceso de humildad, y la exquisita discreción de que hizo gala toda su vida, le restaron fuerzas a la hora de conseguir mayor
proyección en aquel endogámico universo. Algunos «barones» de la intelectualidad,
observaban con recelo a esa rara avis que
se inmiscuía en asuntos ajenos a una dama
de la burguesía. Otros, en cambio, libres de
prejuicios, supieron reconocer sus méritos
y apreciarla también en lo personal.
En el ámbito familiar, no fue una madre
«al uso». Su despacho, en casa, era un recinto
sagrado. Allí se encerraba a escribir en su pequeña Olivetti Pluma, que conservo sobre
mi mesa. Muchos domingos, partíamos
de excursión hacia parajes naturales y castillos que mi padre fotografiaba. Esas fotos
formaban parte de la documentación que
Carmelina incluía en sus trabajos sobre
los itinerarios de Jaume I, ó sobre Pere el
Cerimoniós, Bonifacio Ferrer, la Cartuja
de Porta Coeli, la Cueva Santa y tantos
otros temas.
De aquel Sancta Sanctorum —así le
llamábamos— donde mi madre se encerraba a escribir, lo recuerdo todo: el retrato
de Cervantes, las vitrinas repletas de libros,
el armario de los mejores juguetes, una
urna de cristal con un enorme barco de sal,
y una calavera que, según creo, perteneció a un fraile de Porta-Coeli. Así que
nuestros juegos—cuando se nos permitía
entrar— se desarrollaban en un ambiente algo peculiar y muy sugerente.
No recuerdo que mi madre nos contase
nunca un cuento. Ella relataba historias reales, protagonizadas por personajes fascinantes, extraídos a menudo de su propia infancia, y en ocasiones de otros relatos que
había escuchado contar a sus mayores.
Aquel paraíso perdido de Carmelina estaba poblado por seres entrañables: hermanos, primos, tíos, parientes lejanos, nodrizas, criados, y antepasados, que habitaban
un universo lampedusiano. El finísimo
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Levante EL MERCANTIL VALENCIANO
VIERNES, 3 DE JUNIO DE 2011
MARI PIERRE BERGOUNIOUX
GEMMA PASQUAL I ESCRIVÀ
Una habitación en Holanda
El caçador de paraules
MINÚSCULA, 2011
TABARCA LLIBRES, 2011
Pero es en Holanda ―allí pudo haberse cruzado con el pequeño Spinozapaseando de la mano de su
padre―donde el pensador escribió y publicó el texto que transformó la filosofía occidental. Aun sin
conocerlos, el filósofo comparte la incertidumbre esencial con Shakespearey Cervantes: los tres
autores dan testimonio del momento en que la condición humana se adueña de su destino. En este
que es a la vez ensayo, meditación y biografía, el autor se pregunta si solamente lejos, en el exilio, puede
la reflexión redibujar el mundo. La respuesta es un deslumbrante recorrido por la historia europea.
Model de València, sinó a la seua habitació de la casa de Castalla. I no está sol, l'acompanya un
xiquet amb ulleres de pasta negres, vestit amb una sahariana de color blau clar i un barret de
feltre al cap. També es diu Enric. Tots dos faran un viatge per la vida de l'escriptor castellut,
acompanyats dels personatges de les seues rondalles. En el centenari del naixement de
l’escriptor, aquesta obra planteja una ficció en la qual es fa un recorregut per la seua vida amb
la intenció de ressaltar-ne també alguns episodis de la seua biografia potser no tan coneguts.
elAnaquel
Un francés llamado Descartesconcibe en sueños y en tierras alemanas su Discurso del método.
En despertar-se, Enric Valor ja no es troba darrere dels barrots d'una cel·la de la Presó
NICCOLÒ AMMANITI
EMIL LUDWIG
Que comenci la festa
Tres dictadores: Hitler, Mussolini y Stalin. Y un cuarto: Prusia
ANGLE EDITORIAL (VERSIÓ CATALANA). ANAGRAMA (VERSIÓ CASTELLANA), 2011
ACANTILADO, 2011
l'esdeveniment social més gran de la història d'Itàlia i que inclou tres caceres. Ha convidat tots els
vips de la societat romana: actors, polítics, futbolistes, models, cantants... l’escriptor Fabrizio Ciba
i furtivament les Bèsties d'Abbadon, una secta satànica. Res no passarà com estava previst.
Extraordinària comèdia humana, d'una gran capacitat corrosiva, que il·lumina tots els vicis i les
escasses virtuts de la nostra època. La Itàlia contemporània és retratada com un circ de
personatges superficials, grotescos, preocupats només per la seva imatge i per la fama.
en 1939, con traducción de Francisco Ayala en el Buenos Aires en que se había exiliado. Hoy
recuperamos este libro en el que encontrar la capacidad de análisis de un biógrafo que, en fecha
temprana, es capaz de estudiar las motivaciones de determinados comportamientos que le son
contemporáneos. Ludwig se había entrevistado con Mussoliniy Stalin, y esbozó para ellos sus
retratos del natural. No sucedió igual con Hitler, al que describió sin haberlo conocido. Especial
interés tiene el capítulo en el que busca el origen del militarismo alemán en el espíritu prusiano.
Al bell cor de Roma, l'especulador Salvatore Chiatti organitza una festa fastuosa que vol ser
1
Singular opúsculo del biógrafo del siglo XX, Emil Ludwig, publicado por primera vez en español
IMÁGENES PARA EL RECUERDO
1 Carmelina de niña en la finca Mar i Çel de Altea 2 Carmelina, su marido y su abuelo. ARCHIVO
FAMILIAR 3 Carmelina recibiendo Premio Juegos Florales en 1.957. ENRIQUE MÁRQUEZ LAMBÁN. REPÓRTER
GRÁFICO-CORRESPONSAL DE LUNA Y SOL, DE MADRID.
VIENE DE LA PÁGINA 1
sentido del humor de la narradora, convertía
aquellas anécdotas —a veces domésticas—
en divertidas historias que nos deleitaban.
Ingeniosa y vivaz, no sólo alimentaba nuestra fantasía, sino que nos enseñó a cultivarla.
La imaginación fue el mejor juguete que recibimos en nuestra infancia.
No, aquella no era una madre como todas. Si se terciaba vestir a una muñeca para
una tómbola, la disfrazaba de Princesa de
Éboli, ó de paje de época. Y a sus amadas
gatas las bautizaría con hermosos hom-
bres: Brianda y Blanquina, ésta última
en honor de Blanquina March, madre de
Lluís Vives.
Cocinaba magistralmente, y envolvía algunas de sus creaciones en un halo de
misterio, como si elaborase un filtro mágico con el que conjurar la rutina. Solía apuntar nuevas recetas en alguno de los papelitos que a diario reciclaba, y que guardo
como un tesorillo. En el reverso, anotaba
consultas relacionadas con asuntos muy diversos: sentencias en latín, refranes, citas de
autores clásicos, fenómenos astronómicos… Su curiosidad era infinita.
Durante muchos años, en mi niñez y ado-
lescencia, la acompañé en sus salidas vespertinas. Había que comprar fruta en la calle del Trench, o neulas en Tapinería, o había que arreglar unas tijeras frente al Mercado Central y subir luego hacia Caballeros,
deteniéndonos en alguna ferretería. Y siempre afloraba alguna anécdota de la Historia
de Valencia, que ella me relataba.
Recorríamos aquellas calles bulliciosas,
repletas de comercios, y nos adentrábamos
en húmedos callejones cuyos nombres me
mostraba. Otras veces, visitábamos a las
monjas del Convento de la Trinidad, con
quienes se comunicaba a través del torno.
En el , tras la riada, mi madre encabezó
con Rincón de Arellano la operación de
limpieza del Monasterio, llegando a calzarse
las botas de goma para ayudar en esos
menesteres. Años después, Carmelina
asombraría a sus lectores con la
memorable Carta Apócrifa de
Sor Isabel de Villena, cuya vida
transcurrió en ese recinto.
En aquellas tardes, el recorrido siempre acababa
en alguna librería: Lope
de Vega, Concret, Ausiàs
March, Estil… También
visitábamos la librería
de viejo de Ortega, en
la calle de la Nave y
otra —junto al Patriarca— regentada por un tal Sendra, que a mí,
por su físico, se
me antojaba
un viejo pirata. Allí, mi
madre se codeaba con
ilustres bibliófilos y discutía con ellos
sobre libros y
sobre temas de
historia y de literatura. Aquello no me causaba extrañeza, a
pesar de que en
los años sesenta
no era tan frecuente ver a una señora como ella rodeada
de vetustos caballeros, hablando de códices,
incunables, actas y facsímiles. A veces visitábamos a doña Rosa, la directora del Archivo del Reino, al que mi madre acudía
para sus investigaciones. Gracias a su amistad, conseguí cumplir allí mi Servicio Social,
Su biblioteca, centrada en temas medievales
de historia y literatura, constituye un legado
para Valencia que ha sido donado a la
Biblioteca de San Miguel de los Reyes
y evité la odiosa labor de vestir canastillas.
Nunca se lo agradeceré bastante.
Años después, el recorrido vespertino incluía visitas al café Malvarrosa y al Lisboa,
ó a la Cervecería Madrid. Carmelina seguía
siendo eje de las tertulias. Aquel espíritu inocentemente transgresor la mantuvo joven
por mucho tiempo, como joven mantuvo su
voz y su mirada. También su curiosidad permaneció intacta. Igual que el amor por su
patria, que ella definía como «eixe troç de
terra que va del Sénia al Vinalopó». Sólo traicionó ese amor en una ocasión, y la causa
de esa infidelidad fue Nápoles. Regresó de aquel Congreso de la
Corona de Aragón
transformada. La
visión de Pompeya
2
la impactó. De sus
cenizas, extrajo las claves que impulsarían
una creación literaria
posterior plagada de remotas equivalencias.
Si bien su obra poética y
narrativa ha sido profusamente analizada a lo largo de
los años, quedan —quizás—
por destacar esas otras
facetas menos conocidas: las de investiga3
dora, historiadora y
bibliófila, firme defensora del valencianismo. Carmelina
fue una moderna
erudita, que intentó avanzar en un
terreno que parecía reservado a los
hombres. Su biblioteca, muy relevante, centrada en
temas medievales de historia y literatura,
constituye un legado para Valencia que ha
sido donado a la Biblioteca Valenciana de
San Miguel de los Reyes. Ojalá sirva como
material de estudio a futuros investigadores,
y ayude también a mantener viva la memoria de esta singular mujer. Mientras, los
que tanto la quisimos tendremos que seguir
aprendiendo a vivir sin ella.

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