Arte y desplazamiento El desplazamiento se perfila como una de las
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Arte y desplazamiento El desplazamiento se perfila como una de las
Arte y desplazamiento El desplazamiento se perfila como una de las características geopolíticas predominantes de nuestros tiempos y es, por lo tanto, uno de los parámetros de desarrollo cultural con más peso actualmente. El arte ha sabido valorar y alimentarse de esta condición antes de que lo hicieran las políticas económicas y sociales de los diferentes países donde esta condición es álgida. A partir de la observación de este fenómeno, Diplaced reúne trabajos de dieciséis artistas colombianos que giran en torno a esos desplazamientos físicos y mentales dentro y fuera del país. En las obras de Franςois Bucher, Johanna Calle, Carolina Caicedo, María Elvira Escallón, Juan Fernando Herrán, Humberto Junca, Delcy Morelos, Oscar Muñoz, José Alejandro Restrepo, Doris Salcedo, Nadín Ospina, Miguel Ángel Rojas, Alberto Baraya, Milena Bonilla, Andrés Burbano y Wilson Díaz es posible detectar un factor recurrente en el desarrollo del arte contemporáneo en Colombia: la pregunta sobre el lugar. Desde la visión interior de aquellos artistas que observan atentos las condiciones y transformaciones de las principales ciudades de Colombia (Bogotá, Medellín y Cali) debido a los desplazamientos de gente del campo a la ciudad, hasta los artistas que experimentan en carne propia la dislocación como condición del desplazamiento, pues viven y producen fuera del país, la pregunta sigue siendo la misma: “¿En dónde debe localizarse el lugar llamado hogar? En el lugar de nacimiento (nateo), en la comunidad cultural desplazada en la que nació la persona, o en la nación-estado en la que se encuentra la comunidad diaspórica?”1 Sabemos que uno de los fenómenos más prominentes hoy en Colombia es el de la migración. Bien sea por la violencia o simplemente gente buscando un mejor nivel de vida, (García Canclini lo define como migrar por pan o por paz) los movimientos poblacionales entre diferentes zonas del país y hacia diferentes países, han cambiado la cultura local de forma definitiva y las culturas receptoras de forma menos evidente pero no por eso inexistente. 1 Post-colonial studies – key concepts, p.93 Aunque se habla desde Colombia, el término lugar en las obras que aparecen en Displaced deja de referirse a un sitio específico, de hecho tiene muy poco que ver con la ubicación geográfica. En ellas, el territorio puede ser localizado en la familia, la comunidad, en aquellos espacios simbólicos que constituyen una cultura compartida, una etnia común e inclusive la nostalgia por una tierra lejana a la que se pertenece de alguna forma. Así, debido a los desarrollos socio-políticos actuales, el contexto al que estos artistas se refieren no es Colombia como lugar estático y definido; por el contrario, en las obras de Displaced se hace evidente un interés por explorar las historias de movilidad que conforman este territorio como vértice de múltiples conexiones. Es decir, este lugar por el que se preguntan los artistas no es una condición dada sino que, por el contrario, está inmerso en un proceso continuo y dinámico de formación de arraigos y desarraigos. Sobre todo, es un lugar que está definido por la forma de habitarlo y ésta, paradójicamente, ha sido la del constante abandono del territorio y el desplazamiento de sus gentes. Aunque no se trata de un fenómeno nuevo – se trata de una condición histórica2-, en las últimas tres décadas este fenómeno de los desplazamientos se ha hecho cada vez más consciente, se tienen en cuenta para calcular desde los indicadores económicos del país (cuánto aportan los colombianos que viven en el exterior a través de los envíos) hasta la forma como estos desplazamientos han transformado la cultura local. Términos como diáspora, del griego “dispersion”, han adquirido importancia y los descendientes de las diásporas “originarias” se han transformado en un factor decisivo en las nuevas conformaciones culturales en las que la esencia o el lugar de origen sólo tienen importancia en la medida en que logra articularse con el lugar de llegada. Esto, sin embargo, no es un proceso pacífico y conciliatorio al ser resultado de una dislocación, de ser puesto en un lugar que no es el propio, trae consigo la necesidad de reinventarse en el lenguaje, la narrativa y la imagen. 2 Abierta al océano Atlántico y Pacífico, el origen de la cultura en Colombia como en muchos lugares de América Latina es la diáspora y el desplazamiento, desde indígenas, españoles y esclavos, hasta los comerciantes libaneses y los inmigrantes orientales. Colombia como territorio se perfila como un lugar de relaciones. De esta manera, la condición de inestabilidad, de no pertenencia y el deseo de encontrar raíces en las rutas, lejos de producir un arte conmiserante, se ha transformado en potencial creativo y en tema de reflexión para muchos artistas. En las siguientes líneas voy a intentar mencionar, aunque sea escuetamente, varios pensamientos que alimentan el proyecto Displaced: por un lado, me interesan las reflexiones de la XVI Cumbre Panamericana de Jefes de Estado y de Gobierno (Uruguay, 2006) cuyo tema central fue las migraciones y cómo enfrentar el tema de forma propositiva.3 Por otro lado, las ideas de Vilem Flusser de “exilio creativo” y la propuesta del poeta martinico Édouard Glissant según la cual el arte del futuro es la traducción. Del desplazamiento potencial al potencial del desplazamiento Desde que la humanidad tiene memoria, se ha hecho evidente un intento desesperado por explorar, delinear, graficar, disputar, colonizar y descolonizar el espacio; un intento desesperado por darle una estabilidad total, características inamovibles y construir la identidad de los sujetos conforme a ello. Resulta sorprendente que hayan sido escasos los intentos de liberar el espacio de sus limitaciones y considerarlo solamente como un arreglo temporal. Se ha dedicado poco esfuerzo a reflexionar acerca de la importancia de “no pertenecer”, de carecer de lugar propio, de crear desde el borde. Con respecto a este último punto, resulta pertinente mencionar la obra del filósofo checo Vilem Flusser, quien vivió su exilio en Brasil durante la Segunda Guerra Mundial. Allí, curiosamente, trabajaba en una compañía de importación y exportación y más tarde en una fábrica de radios y transistores (y digo curiosamente porque más tarde su filosofía estaría basada en la movilidad entre países y en la comunicabilidad). En su ensayo titulado Exilio y creatividad, Flusser sostiene que: “El expulsado ha sido arrancado de su entorno habitual (o lo ha hecho por su cuenta [se ha autoexiliado]). El hábito es una manta que oculta los hechos del caso. En un entorno familiar, se reconoce el cambio pero no la permanencia. Aquel que vive en un hogar, encuentra el cambio informativo, pero considera redundante la permanencia. En el exilio, todo es extraño. El exilio es un océano de información caótica. En él, la falta de redundancia no permite que el flujo de información se reciba como mensajes significativos. Por el hecho de ser extraño, el 3 Montevideo (Uruguay) albergó en el 2006 la XVI Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado y de Gobierno, en la que los dirigentes de los 22 países miembros analizaron el proceso actual de la migración de personas de unos a otros países, regiones y continentes, los problemas que se plantean y las posibles soluciones. Esta cumbre actuó como compiladora de una serie de cumbres, simposios, reuniones, plenarias etc. que, forzadas por situaciones que trascienden la construcción de muros o zanjas, se ven en la necesidad de proponer medidas más inclusivas. exilio es invivible. Debemos transformar la información que zumba a nuestro alrededor en mensajes significativos para hacerlo soportable; debemos “procesar” los datos. Es una cuestión de supervivencia: si no logramos transformar los datos, nos vemos devorados por las olas del exilio. La transformación de datos es sinónimo de creación. El expulsado debe ser creativo si no desea derrumbarse por completo.”4 El arte mismo nos enseña acerca del carácter constructivo de la movilidad. Tal como afirma el poeta Eduard Glissant, el arte es la única esfera donde es posible admitir que en el encuentro de diferentes culturas el cambio que se genera a partir del intercambio de información es algo positivo y no una pérdida. Al respecto, Flusser afirma que “el advenimiento de los expulsados en el exilio conduce al diálogo “externo”. El expulsado es un catalizador para la síntesis de nueva información. Si toma conciencia de su propia situación de desarraigo, entonces comienza un diálogo interno consigo mismo, es decir, un intercambio entre la información que ha traído consigo y todo un océano con olas de información que lo agitan en el exilio. El objetivo consiste en la creación de significado entre la información importada y el caos que lo rodea.”5 Así, de acuerdo con estas afirmaciones, la articulación de la información del lugar de partida, el lugar de llegada y el tránsito entre uno y otro, exige de parte del migrante una iniciativa creativa. El desplazamiento físico Viaje, migración, diáspora, exilio y desplazamiento son las condiciones de nuestro tiempo, hecho que simultáneamente desafía las posturas monolíticas y unívocas y propone una nueva forma de relacionarse con el mundo. La migración se convierte entonces en un contexto de producción simbólica. Como lo afirma Blanca Inés Gómez de González en su libro Viajes, migraciones y desplazamientos, el movimiento de gente supone una sedimentación cultural. Las personas que se desplazan se asientan en comunidades que tienen una forma particular de abordar la cotidianeidad y las artes suponen, entonces, un proceso de decantación. 4 Vilém Flusser, “Exile and Creativity” en The freedom of the migrant: objections to nationalism. University of Illinois Press, 2003, p.81. Las traducciones son mías. 5 Ibid. En comunicado especial, la XVI Cumbre Panamericana de Jefes de Estado y de Gobierno afirma: “reconocemos que los emigrantes enriquecen la diversidad cultural y mejoran el desempeño económico y social de las sociedades receptoras.”6 Es evidente que la migración pocas veces termina con la llegada del emigrante, la llegada rara vez implica adaptación. En la mayoría de los casos los emigrantes son transformados por el viaje y, a su vez, su presencia sirve de catalizador para la transformación de los espacios a los que entran. De hecho, la migración es considerada uno de los factores más importantes en la consolidación del mundo como lo conocemos. Según la OIM (Organización Internacional para las Migraciones), hoy por hoy, hay 192 millones de personas viviendo por fuera de su lugar de nacimiento, esto es un treinta por ciento de la población mundial, es decir que aproximadamente una de cada treinta y cinco personas es un emigrante. Las obras incluidas en Displaced dan testimonio de los desplazamientos físicos tanto internos como externos: aquellos que se dan del campo a la ciudad -principalmente a causa de la violencia-7 y aquellos desde Colombia hacia el exterior. Esta movilidad, como se ha dicho anteriormente, afecta desde la forma como la persona construye identidad hasta la economía de Colombia y los países receptores. Para nadie es un secreto que en Miami –ciudad donde está la colonia colombiana más grande por fuera del país- se habla más español que otra cosa, y que en Londres, la colonia colombiana ha sido motor de negocios de comida y turismo que marcan la pauta de la forma como la ciudad es percibida por los turistas.8 En Displaced el señalamiento sobre los desplazamientos físicos hace que pierda importancia lo que uno tiene o el lugar que ocupa: lo importante es de dónde viene y para dónde va. La consolidación de nuevos territorios a partir del tránsito implica la creación de lo que Marie Louise Pratt denominó “zonas de contacto”: lugares en donde convergen, de forma muchas veces violenta, varias culturas y en donde naturalmente 6 Comunicados especiales sección Comunicado especial de la XVI Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado y de Gobierno contra la construcción de un muro en la frontera México-Estados Unidos, http://www.oei.es/xvicumbrecom.htm#1 -consultado el 19 de noviembre, 2007. 7 A finales del 2002, la cifra de desplazados por violencia ascendía a 869.000 personas; en las ciudades el número de desplazados representa el 20% de la población 8 Me refiero, por ejemplo, al London Rickshaw Company que ofrece paseos turísticos por Londres en donde todos los conductores y guías son colombianos. entran en conflicto una serie de intereses. La necesidad de resolución de esos conflictos más allá del exterminio de lo que es diferente, hace que el termino traducción adquiera dimensiones inimaginables. La traducción se convierte así en parte importante de este proyecto desde todos los puntos de vista y se entiende como una forma de desplazamiento. Traducción o desplazamientos mentales Al estudiar el caso de Colombia, es evidente que los encuentros culturales y la forma como una cultura es traducida en otra es una preocupación latente en muchos artistas. Displaced retoma dos conceptos fundamentales que se desprenden de estos encuentros. Por un lado, el de la transculturación como fenómeno que posibilita la existencia de un “tercer espacio de enunciación” que se perfila como un “in-between” (en medio de)9, un espacio de negociaciones entre una cultura y otra. Por el otro lado, retoma el concepto del artista como etnógrafo -propuesto por Hal Foster- según el cual el artista se convierte en observador y señalador de un fenómeno. En Introducción a una poética de lo diverso, Glissant afirma que el arte del futuro es la traducción. Por su parte, Franz Fanon propone ver al artista como un ser capaz de potenciar el paso de una cultura a otra. Pensar en la traducción, no como la apropiación de culturas foráneas a partir de la cultura propia, sino como una interacción dinámica en la cual los límites conceptuales son ampliados y las diferencias respetadas, puede permitir una visión más completa de los múltiples niveles y diversas rutas de intercambio cultural. Si partimos de la premisa de que las personas que comparten un lenguaje comparten una forma parecida de ver el mundo, se hace evidente la necesidad de investigar los mecanismos a través de los cuales las personas, con historias culturales diferentes, pueden conformar un patrón de comunicación y establecer puntos de contacto que sobrepasen sus diferencias. Este mecanismo es algo propio y específico del espacio del arte, que se convierte entonces en espacio de negociación, de traducción. Entre los participantes en Displaced aparece la preocupación de alcanzar un balance, se puede ver cómo estos artistas sin subscribirse a una visión universalista o esencialista, orientan 9 Término acuñado por Hommi Bhabha en The Location of Culture. su trabajo hacia la construcción de canales que proporcionen a las diferentes comunidades acceso a zonas de contacto intelectual y promuevan espacios de socialización. Para concluir, me gustaría retomar la teoría de Glissant: el arte del futuro es la traducción; en ella, el oficio del traductor no será establecer una relación entre dos sistemas sino en presencia de todos los sistemas. Desde la descripción del fenómeno del desplazamiento hasta los señalamientos de las transformaciones mentales y culturales que esto acarrea, las obras que se muestran en Displaced proponen una reflexión sobre el potencial creativo dentro del desplazamiento y se posicionan como lugar de negociación.