autor Luis sedgwiCk Báez

Transcripción

autor Luis sedgwiCk Báez
Cine
“Spike Lee acaba de
pasar, bien gordo por
cierto, portando una
franela con Obama
en mayúsculas”
| autor Luis Sedgwick Báez |
M
e encuentro de segundo en la fila para
la entrega de documentos (habían cientos de periodistas) y el tiempo ganado
produce beneficios inmediatos. La eficiencia y amabilidad de los personeros del Festival
Internacional de Cine de Toronto (FICT) se percibe
al contacto.
9.10 a.m.: en el salón de la Industria, la delegación
alemana era la única que había montado su stand.
Afuera, en la calle, los citadinos exudaban bonhomía,
inmersos en una gran calidad de vida que brilla por
doquier. Quizás Toronto sea una de las ciudades del
futuro, por la miríada de inmigrantes de corta data y
todo lo que ello conlleva. “Por el amor al cine” es el
motto del FICT esta vez.
A hora
las estadísticas:
312 films seleccionados de 4.209
enviados, de 64 países, se
calculan aproximadamente 340
mil espectadores y unos mil
periodistas de todos los rincones del mundo. El catálogo es
un “mamotreto” de 448 páginas, y el eterno dilema: ¿cómo seleccionar los films que uno desea ver,
si tres de ellos coinciden a la misma hora? Rezar
que el film escogido no sea malo.
Basado en hechos verídicos, “174 Ultima Parada”,
(Brasil) de Bruno Barreto, apunta hacia la trágica
existencia de un adolescente que creció en una favela, con un padre delincuente y traficante de drogas,
donde el robo y el asesinato son el pan cotidiano, y
que debe de vivir en las calles para seguir con vida.
Bien narrado y actuado, y estupendamente bien editado, si se eliminan los diálogos en portugués y se
dobla al castellano.
Guy Ritchie, el esposo de Madonna, pero un artista en propio derecho, nos trajo su mejor film hasta la
fecha, “Rockola” (Gran Bretaña). Pletórico de humor
–del negro– y un brillante guión, tiene como trasfondo un Londres boyante en construcción y, por ende,
especulación en bienes raíces, poblado de billonarios
rusos, matones a sueldo y un extraordinario Tom
Wilkinson como el zar de la mafia londinense.
Lo que interesa en “Serbis” (Filipinas) de Brillante
María Mendoza (el director es un hombre) es la visión
cotidiana de una familia absorta en problemas de toda
índole (viven del producto de la venta de boletos en
un cine de pornografía light y donde adentro se ejerce
la prostitución). El manejo de la cámara es hiperkinético, las imágenes recuerdan por momentos a Tsai
Ming Liang, el sexo es explícito pero sin connotaciones
FOTO Getty Images / AFP
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morales. Es el director de moda en su país.
En las salas donde se exhiben films de alto corte
comercial, los vigilantes de seguridad –verdaderos
cancerberos de la oscuridad– provistos de aparatos
ultrasofisticados, se apuestan en los pasillos en pos
de grabaciones piratas. Spike Lee acaba de pasar, bien
gordo por cierto, portando una franela con Obama
en mayúsculas.
A sala llena se presentó “Everlasting moments”
(Suecia) del veterano Jan Troell, una saga familiar
(una esposa abnegada con talento para la fotografía,
un esposo en perenne estado etílico) a principios del
siglo XX. Sobria y luminosa, tal vez demasiado clásica en su enfoque, pero respetable.
Una decepción resultó “Los buenos, los malos y los
extraños” (Corea del Sur), de Kim Jee-Woon, etiquetado como el film más costoso jamás realizado en ese
país. Una parodia de los spaguetti westerns de Sergio
Leone, con una estética kitsch (el kitsch de Almodóvar
es arte) y salpimentado con una violencia que se
convierte en banal, risible, reiterativa.
Refrescante fue, a primeras horas de la mañana,
confrontar a un elenco de altura (George
Clooney, Brad Pitt, Tilda Swinton, Frances McDormand) en el más reciente opus
de los hermanos Coen y que abrió el
Festival de Venecia: “Quemar después de leer” (EEUU), con agentes de la CIA frustrados y alcohólicos, esposos que engañan
a esposas (y vice-versa), CDs con
información ultrasecreta, humor a granel: en el fondo una tragedia al son de
comedia, algo muy difícil de realizar pero con
resultados satisfactorios.
En el lobby del hotel me encuentro con Juan
Carlos Arciniegas, el corresponsal de CNN en español.
Hablamos de cosas pasajeras, de los films que vimos
y que vamos a ver. El tiempo apremia y debemos
continuar viendo 5 o 6 films por día.
Me aguarda la recepción que la delegación de la
India ofrece a Deepa Metha. Nadie mejor que ella para
trasladar a la pantalla la injusticia contra las mujeres,
imbuidas en viejas (y obsoletas) tradiciones culturales
de la India. “El cielo en la tierra” (Canadá) no es más
que el reflejo de la violencia de una mujer (la hermosa
Preity Zinta, una superestrella de Bollywood) que se
traslada desde la India hacia un suburbio de Toronto
para casarse, en un matrimonio preestablecido, con
un indio de Punjab, para convertirse en una esclava
en pleno siglo XXI. El film adolece de un guión, por
momentos confuso en sus intenciones, y con actuaciones desiguales, pero una fotografía de primera.
Zigzagueando por las calles laterales para llegar a
tiempo al film de Terence Davies (Gran Bretaña) “Of
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time and place” me consigo con Piers Handling, el
director del FICT. Nos saludamos con deferencia e
intercambiamos frases como dos bicicletas que se
cruzan cada quien por su camino. El documental de
Davies, y uno de los mejores films del FICT, es una
oda a la ciudad de su nacimiento, Liverpool, impregnada de nostalgia, poesía e ironía.
Altamente esperada, “El silencio de Lorna” (Bélgica),
de los galardonados hermanos Dardenne, trata sobre
una inmigrante albanesa que se casa con un drogadicto belga para obtener la residencia, para luego divorciarse y casarse a su vez con un ruso en la misma
condición. Todas estas transacciones involucran dinero, pero cuando el plan inicial falla, todo se complica.
A ratos compasivo, es un film del momento.
La cola para entrar a ver “La Duquesa” (Gran
Bretaña), de Saul Dibb, se extendía a medida que la
hora se aproximaba para su proyección. Un film de
época, una historia real, sobre la Duquesa de Devonshire (una suerte de Lady Di de mediados del
siglo XVIII), espléndida dirección de arte, vestuario
e impecables actuaciones, como todo lo que es in-
¿cómo seleccionar los films
que uno desea ver, si
tres de ellos coinciden
a la misma hora? Rezar
que el film escogido
no sea malo.
glés. Keira Knightley es la Duquesa; Ralph Fiennes
es su esposo; Charlotte Rampling, su madre y Dominic Cooper su amante, que luego se convertiría
en Primer Ministro.
Tal vez sea uno de los mejores films que he visto
esta vez: “Vals con Bashir” (Israel), de Ari Folman,
un film de animación o las experiencias de un personaje, un soldado (el mismo director según lo expresado en la presentación del film) durante la incursión de Israel en el Líbano en los años ´80, que
presencia la masacre de civiles en Sabra. El film es
un alegato contra la futilidad de las guerras, el sufrimiento que ocasiona a los seres humanos y una
denuncia contra la intolerancia de todo tipo. Cada
vez que regreso a Toronto recuerdo a Helena Salem,
una respetada periodista del Jornal do Brasil, de
origen judío y árabe, que me insistió -décadas atrásque no me perdiera el FICT por nada en el mundo.
Mi amiga Helena murió y yo sigo aquí. El film en
cuestión hubiera sido un justo epitafio adicional
acorde a su vida y obra. | PYV |

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