sOCIEDAD • POR SUSANA PAREJAS t FOTOS: GENTILEZA

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sOCIEDAD • POR SUSANA PAREJAS t FOTOS: GENTILEZA
sOCIEDAD • Por Susana Parejas - Fotos: Gentileza Karina Sporring, Rafael Abuin y CLT.
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al hogar
Luego de 60 años, Tobuna es la
primera hembra de yaguareté que llega
al proyecto de cría en los Esteros del
Iberá. Viene desde del zoo de Batán, y
es parte del proyecto de la fundación
CLT, único en Latinoamérica: la
reinserción de grandes mamíferos a su
hábitat natural.
A
lgunos memoriosos cuentan historias sobre “la verdadera fiera”, tal lo que significa yaguareté en guaraní,
otros se ufanan con relatos
de cómo fueron cazados. De
aquel gran felino, que corría libre por los
Esteros del Iberá, no quedó ninguno. El yaguareté desapareció de este teritorio donde
agua y tierra están en continuo romance
desde hace unos sesenta años. Actualmente, quedan unos 200 ejemplares en todo el
país, y se encuentran en ecosistemas forestales después de haber sido exterminados
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de los vastos pastizales argentinos.
Sin embargo, la esperanza de volver a
reinstituir este ecosistema está más que
nunca viva, y en plena ejecución. Tal como
se recicla un monumento histórico, es el
trabajo que se está realizando en esta parte de Corrientes. “Es como restaurar una
catedral del Siglo XIII”, asegura el biólogo
Ignacio Jiménez Pérez, coordinador del programa de Reintroducción de fauna de CLT,
fundación The Conservation Land Trust.
Esta analogía, con lo que significa reinstituir un ecosistema, puede resultar extraña.
Pero no lo es. En ambos casos se trabaja con
precisión y extremo cuidado, y, por sobre
todo, respeto por conservar lo original.
En Corrientes, más específicamente,
en la cuenca de los Esteros del Iberá, hay
1.300.000 hectáreas de área protegida que
necesitan recuperar mucha de su fauna
que hoy en día está en vías de extinción.
Esta enorme región es el segundo humedal
más grande el mundo, el primero es el Pantanal en Brasil. Aquí conviven el Parque
Provincial del Iberá, unas 500 mil hectáreas de tierras públicas (40%) y la Reserva
Natural del Iberá, 800 mil hectáreas, en su
gran mayoría tierras privadas (60%).
Ignacio es español, nació en Valencia,
pero actualmente vive en Argentina, y
trabaja para la CLT, en donde, junto a
un equipo de especialistas en el tema,
están desarrollando un proyecto destinado no sólo a establecer un gran parque dentro de la reserva, con intención
de ser donado a lo público, sino también
de dotarlo de poblaciones de la fauna
que la habitaba hace apenas un siglo.
Abriendo camino. Con este fin, se
comenzó con dos proyectos destinados
a dotar la reserva de dos de sus especies
más emblemáticas: el oso hormiguero gigante y el venado de las pampas. Después
de casi 10 años de trabajo existen ya dos
poblaciones restauradas de oso hormiguero y una de venado de las pampas que
en total suman unos 100 ejemplares en
vida libre en áreas donde hasta hace poco
habían desaparecido totalmente. También
se está preparando la liberación del primer
grupo de pecaríes de collar para las próximas semanas, un pequeño jabalí silvestre
nativo de la región que vive en grupos de
5 a 15 ejemplares. Y en el futuro cercano
se espera reintroducir al guacamayo rojo,
una espectacular ave que habitaba las selvas cercanas al río Paraná y del norte del
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en los grandes
corrales de hectárea
y media, una hembra
puede enseñar a sus
cachorros a cazar
por sí mismos, sin
estar en contacto
con humanos.
El CECY cuenta
con 4 recintos
de 1.200 m2
diseñados para
albergar hasta
dos parejas
de yaguaretés
procedentes
de zoológicos
que pueden
servir como
reproductores
aunque no
cumplan con las
condiciones para
la vida libre.
Iberá. A éstos le seguirán el muitú, un ave
parecida a un pavo, y el tapir, el mamífero
terrestre más grande de Sudamérica. Todas estas iniciativas conjuntas constituyen
el mayor programa de restauración de fauna del continente americano.
Para comenzar con la reinserción de
especies en el Iberá se pensó en el animal
más fácil: el oso hormiguero gigante. “Es
un animal con el que todo el mundo simpatiza, es muy llamativo y era relativamente
fácil conseguirlo”, explica Jiménez Pérez.
Además de la facilidad que ofrecía para su
reinstalación, había otra necesidad: esta
especie se considera como extinta para Corrientes desde la segunda mitad del siglo
XX, aunque todavía alberga poblaciones
importantes en el Gran Chaco argentino.
Por lo general, los animales que se reinsertan en la reserva son ejemplares procedentes de zoos, casas privadas y decomisos realizados por las autoridades. “Hoy
tenemos entre 27 y 42 osos hormigueros
en Rincón del Socorro, y en San Alonso
ya viven 16 ejemplares. La población se
mantiene sola. Ibotí, fue la primera hembra que llegó, ella vivía en el patio de una
casa de una familia, al poco tiempo de su
liberación en el campo, tuvo crías”, comenta eufórico Ignacio. El biólogo explica los
recaudos que se tienen a la hora de restablecer una población. Cada animal que ingresa en el proyecto pasa por una fase de
cuarentena durante la cual se evalúa su
estado sanitario. Al ser liberado está provisto de un radiocollar que emite una señal
que permite su seguimiento diario.
El gran desafío. El último tramo, y
la apuesta más fuerte de esta reinserción,
es todo un desafío: traer de vuelta al yaguareté a su hogar. No sólo constituye un reto
por lo que es reintroducir un depredador
tope, también porque no existe experiencia
previa en América Latina. En un tiempo el
yaguareté (Panthera onca) vivía tranquilo
en las tierras correntinas, hoy ya no queda
ninguno. “Su situación en la Argentina es
muy crítica”, sentencia Mario Di Bitetti,
investigador del CONICET, Instituto de
Biología Subtropical – sede Iguazú-, y especialista en conservación de la especie. La
población del “gran tigre criollo” se vino a
pique en los últimos 10 o 15 años. Luego
del venado de las pampas, es el mamífero
de gran tamaño que más territorio perdió
en la Argentina, cerca del 85% de su distribución original. Justamente en esos años
hubo una gran expansión de la actividad
agrícola y de la ganadería, también hubo
mucha presión de caza, probablemente la
causa más clara, es la caza directa, furtiva.
Las corrientes conservacionistas de
punta no sólo quieren crear áreas protegidas, sino que estén completas. Y, para que
suceda esto, es imprescindible tener a los
depredadores, porque son los que controlan el ecosistema. Según el biólogo de CLT,
si hay poblaciones de herbívoros que están
en crecimiento continuo, como los ciervos
de los pantanos, yacarés y carpinchos, y
nadie los controla, van a acabar subiendo
su número y muriendo por enfermedades.
Lo que hace un depredador es mantener
poblaciones más estables y más sanas.
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Sin embargo, la reintroducción
de este félido no es nada simple.
“Vamos a tener que entrenar a
animales cautivos para que a su
vez entrenen a sus hijos, y recién
después liberarlos. Será mucho
más costoso porque tenemos que
criarlos”, analiza Jiménez Pérez.
Es un proyecto a largo plazo, y
único: nunca se han introducido
yaguaretés en América Latina.
Además, según el biológo, con
esta especie se necesita tecnología satélite para su seguimiento.
“Si el oso hormiguero se mueve
en un kilómetro cuadrado, el yaguareté lo hace en 40 mil hectáreas”, aclara.
En San Alonso. Dentro de este contexto se ubica la creación del Centro Experimental de Cría de Yaguaretés (CECY).
Este centro es el único del mundo dedicado exclusivamente a criar ejemplares
de yaguareté que sean totalmente aptos
para vivir en la naturaleza; lo que implica
que sepan cazar por sí mismos y que no
tengan ninguna dependencia con el ser
humano. El CECY está ubicado en la isla
de San Alonso, en un área remota dentro
de la Reserva Natural Iberá a la que sólo
se puede llegar por agua o por aire. En el
diseño y construcción de las instalaciones
este centro colaboraron científicos y expertos de cuatro continentes.
El CECY cuenta con cuatro recintos de
1200 m2 diseñados para albergar hasta
dos parejas de yaguaretés procedentes
de zoológicos que pueden servir como
reproductores aunque no cumplan con
las condiciones para la vida libre. Junto a
estos recintos se encuentran dos
grandes corrales de hectárea y
media de superficie donde una
hembra puede sacar adelante a
sus cachorros sin que éstos tengan
contacto con los humanos y puedan ir aprendiendo a cazar por
sí mismos. Finalmente, existe un
corral de 30 hectáreas –el mayor
del mundo en su género—donde
estos cachorros nacidos en el interior del Iberá podrían terminar
de afinar al máximo sus técnicas
de caza, ya sin su madre cautiva,
la cual no será liberada por haber
vivido demasiado tiempo en contacto con las personas.
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La más esperada. Todo el proceso de diseño, construcción y aprobación
formal de las instalaciones del CECY
llevó más de cuatro años, hasta que el 7
de abril pasado llegó a Corrientes primera hembra de yaguareté que inauguró el plantel de animales reproductores.
“Tobuna” fue donada generosamente por
el zoológico de Batán situado cerca de la
localidad de Mar del Plata. Es una hembra especialmente elegida al ser la última
yaguareté que se ha reproducido en cautividad en Argentina. Aunque Tobuna
–al ser un animal nacido y criado en un
zoológico—no reúne las condiciones para
ser liberada, la idea es que dé a luz a sus
crías en condiciones seminaturales para
que éstas si puedan ser libres algún día.
“Una vez que la yaguareté pase exitosamente por todas las pruebas médicas, la
trasladaremos a su amplio encierro en el
interior del Iberá”, señala Gustavo Solís,
coordinador veterinario de CLT.
Este es un paso muy importante en lo
que va a ser un largo proceso. “Este año
debemos conseguir dos machos y otra
hembra para el CECY. El zoo de Batán
nos ha ofrecido ya otra hembra. Pero,
como en el Génesis, esta Eva necesitará
un Adán para reproducirse.
Sin embargo, prácticamente no quedan
machos adecuados en los zoológicos de
Argentina, o son muy viejos, o tienen un
origen inadecuado, o los dueños prefieren
no sumarse al proyecto de cría. Por tanto,
vamos a buscar animales en los países vecinos. Desde Uruguay tanto los zoos como
el gobierno ya han mostrado interés en
aportar animales para este proyecto”, explica Jiménez.
Karina Spørring, responsable directa
del CECY, tiene un prudente optimismo:
“Aunque la llegada de Tobuna es una
gran noticia, todavía queda mucho trabajo y mucho que aprender hasta que
logremos tener afinadas las técnicas que
permitan criar yaguaretés que puedan
vivir seguros en la Naturaleza”. Se estima que en Iberá podrían llegar a vivir a
salvo, sin entrar en conflictos con la gente o el ganado, unos 100 yaguaretés. “Si
logramos restablecer una población acá,
estaríamos aumentando la poblacional
nacional en un 50%”, pronóstica Jiménez. Después de seis décadas de haber
desaparecido de estas tierras, por fin,
“la gran fiera” vuelve a su hogar correntino.
200
ejemplares adultos quedan
en todo el país.
Fuente: Estado de conservación del jaguar
en la Argentina, Di Bitetti, De Angelo y otros.
35.000
individuos existían hace 100 años.
80%
tiene de probabilidades de
desaparecer dentro de 50 años
Tobuna llegó al centro de cría desde el
zoo de Batán en Mar del Plata, ,este año
deberán conseguir dos machos y otra
hembra para reproducirse.
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