Discurso de orden con motivo de la conmemoración del Día del

Transcripción

Discurso de orden con motivo de la conmemoración del Día del
Discurso de orden con motivo de la conmemoración del Día del Periodista,
pronunciado por el Lic. Johan Rodríguez Perozo, en la sesión especial del
Cabildo del Municipio El Hatillo, el viernes 22 de julio de 2011.
Breve historia
El 20 de agosto de 1941, se reúnen en el local de la Asociación de Escritores
Venezolanos, el Comité Organizador de la Asociación de Periodistas de
Venezuela. Su principal motivación fue la de plantearse la lucha, a favor del
mantenimiento y ampliación de la libertad de prensa en el país. Ese día, luego
de las deliberaciones correspondientes, fueron designados para la Junta
Directiva Provisional, cinco representantes de los diarios de Caracas y dos más
por los semanarios existentes para la época. Fue asi como quedaron
nombrados, Pascual Venegas Filardo, del diario "El Universal", Manuel
Pocaterra, de "El Heraldo", Luis Esteban Rey de la publicación "Ahora",
Pedro Chacín Chacín de "La Esfera", Angel Mejías de "La Religión", Julio
Ramos de "Fantoches" y Miguel Otero Silva de "El Morrocoy Azul".
Por decisión de esta Junta Directiva, queda establecido que la celebración del
“Día Nacional del Periodista Venezolano”, se llevará a cabo todos los años
el 27 de junio, en conmemoración de la fecha histórica correspondiente a la
aparición del la publicación, El Correo del Orinoco, el año de 1818. Este
órgano periodístico tuvo como misión fundamental, dar a conocer los
prolegómenos relacionados con las victorias logradas por los patriotas que
entonces, llevaron adelante la lucha por la Independencia de Venezuela.
Más adelante, en octubre de 1946, durante el período de gobierno conocido
históricamente como “el trienio adeco”, mediante decreto promovido por
Rómulo Betancourt, Presidente de la Junta de Gobierno, se crea la Escuela de
Comunicación Social de la Universidad Central de Venezuela, bajo el nombre
de Escuela de Periodismo. Dicha institución, comenzó formalmente sus
funciones en octubre de 1947 con un curso de 2 años y a partir de 1950 se
abrió uno de 3 años, con exigencia de título de bachiller. Al poco tiempo, el
periodismo venezolano sufre uno de sus primeros embates, ya que la Escuela
es cerrada por la dictadura encabezada por el General Marcos Pérez Jiménez.
La Escuela abre nuevamente sus puertas el año de 1958, precisamente,
cuando la dictadura mencionada vive sus últimos estertores. El 1 de mayo de
1957, un manifiesto pastoral promovido por Monseñor Arias Blanco, abre las
puertas al descontento popular en contra de la dictadura militar de Marcos
Pérez Jiménez. A la negativa de los partidos, agrupados en la llamada Junta
Patriótica, encabezada por el periodista Fabricio Ojeda, de participar en el
llamado a referéndum que pretendía prolongar la agonía del régimen, se le
suman varios acontecimientos que dan al traste con la permanencia de Pérez
Jiménez en el poder. Uno de esos acontecimientos, quizás de los más
resaltantes, en el marco de estos acontecimientos, lo constituye la huelga de la
prensa, convocada, precisamente, por la Asociación Venezolana de Periodistas
y a la cual se suman posteriormente otros gremios y sindicatos.
Las décadas de los sesenta y setenta, se caracterizaron por la conflictividad
política marcada por la lucha armada y el posterior proceso de pacificación, a
través del cual se logró la vuelta a la normalidad democrática del país. Durante
ese período de tiempo, el gremio periodístico y el contexto comunicacional
venezolano, vivió momentos resaltantes de turbulencia, en su relación con el
poder. Censura periodística, cierre de medios y situaciones de connivencia de
empresarios de los medios con los partidos y el poder, se dieron la mano en
medio de una compleja situación que, todavía hoy, muestra las secuelas de
una relación tortuosa. Quizás uno de los casos más emblemáticos que se
recuerda, lo protagonizó uno de los empresarios de medios de mayor prestigio
y además polémico, como lo fue el editor de una de las publicaciones
periodísticas de mayor aliento histórico y raigambre popular en Venezuela,
como lo ha sido Últimas Noticias, Miguel Ángel Capriles.
Para finales de la década de los sesenta e inicio de los setenta, comienza la
perversa relación de los empresarios de medios con los partidos políticos. Tal
relación se traduce en la asignación de cuotas parlamentarias, a cambio de
propiciar una “relación conveniente” de sus publicaciones con estas
organizaciones políticas, especialmente con sus candidatos en tiempos de
campaña electoral. El caso Capriles, que alcanzó cotas importantes de caso
sonado, por la demanda de la cual fuera objeto durante el gobierno del Dr.
Rafael Caldera, acusado de haber incurrido mediante el uso de sus
publicaciones en difamación e injuria, le valió la condena por un tribunal militar,
cuya consecuencia inmediata fue la del allanamiento de su inmunidad
parlamentaria. Posteriormente, la opinión pública pudo ser testigo de casos
similares en los cuales personas asociadas de diversa manera al mundo
mediático, se vieron relacionados en situaciones de conflicto con el poder.
En nuestra opinión, el periodismo de hoy enfrenta una multiplicidad de retos
que cada vez más se hacen permanentes. Señalemos algunos de ellos. En
primer lugar, el vértigo producido por la transformación global, cuya
manifestación más preclara la constituye la aparición de las llamadas nuevas
tecnologías. Si algún sector vinculado con el contexto general de la humanidad
ha sufrido cambios importantes en los últimos tiempos, es ha sido
precisamente el sector de los medios de comunicación. De tal manera, que el
sólo hecho de tener que marchar al ritmo que marca la aparición de los nuevos
fenómenos comunicacionales, constituye una gran responsabilidad, tanto para
los empresarios de los medios, como para quienes han escogido la honrosa y
compleja profesión del periodismo, como camino para su propia realización
personal. De la misma manera como Guttemberg con la imprenta, contribuyó al
impulso de los cambios de la escritura y la comunicación en su época, las
generaciones de hoy deben ponerse a tono con la vorágine provocada por el
surgimiento de la Internet y todo lo que de este fenómeno deriva.
Se puede afirmar sin temor a equívocos, que el periodismo como profesión, es
hoy una de las actividades más “invadidas” por atacantes de diversa
procedencia. En Europa y otras latitudes del mundo, se debate hoy acerca de
la pertinencia, vigencia y razón de ser de las Escuelas de Periodismo. Hay,
incluso, quienes abogan por su eliminación. Quizás sea ese uno de los
estímulos que muchas personas, sin el más elemental conocimiento de lo que
significa tratar la información en el plano técnico y profesional, los lleva a
invadir, como vemos que de manera común ocurre, por ejemplo, en Venezuela,
el ámbito de competencia de los comunicadores sociales desde distintos
ángulos. Pareciera un lugar común, ver en el desempeño del trabajo de los
periodistas, a personas de otras profesiones ó, sencillamente, sin ningún tipo
de atributo a elementos que usurpan sin contemplación alguna el ejercicio del
periodismo. Si Venezuela fuera un país en el cual se cumplen la leyes de
manera seria, veríamos como en el ejercicio ilegal de la profesión, incurren una
buena cantidad de compatriotas, comenzando por algunos de muy alta
alcurnia.
Luego, no podemos eludir lo que al periodismo es una responsabilidad
histórica, la permanente confrontación con el poder. El periodismo es de
manera intrínseca contrapoder. El periodismo es además y esencialmente,
contraloría del ejercicio y el manejo de los asuntos públicos. El periodismo es
también la voz de quienes no la tienen. De quienes como ciudadanos y
habitantes de un país, son marginados de la dinámica contextual política,
económica y social de la sociedad en la cual existen. En ese sentido, el
periodismo y los periodistas, suelen ser la primera baja en las “guerras” que por
el poder se desarrollan en diferentes ámbitos. El periodismo se debate y
combate en medio de la complejidad relacional del mundo de la política, los
partidos y sus líderes en la dinámica que desata las más crudas pasiones en la
lucha por el poder. Lo hace también en todo cuanto atañe a la realidad del
mundo empresarial, el ámbito financiero y de los grandes negociados en su
relación con el poder y el manejo de los asuntos públicos y de Estado. Sin dejar
de lado la realidad que significa, tener que reflejar las necesidades y vicisitudes
de la inmensa mayoría de la sociedad, comúnmente conocida como la
marginalidad social, aquellos a quienes todo se le dificulta para acceder a una
mínima calidad de vida, aunque de manera hipócrita sean considerados tan
sólo en el plano discursivo de quienes se hacen llamar sus representantes
legítimos.
En ambientes de conflicto político y social, donde reina de manera plácida la
intolerancia, el periodista de hoy debe enfrentar también otro tipo de reto, la
preservación de su propia integridad física. Sea por causa de persecuciones
políticas, bien en regímenes dictatoriales o de orientación autoritaria, como sin
duda lo es el que detenta el poder en Venezuela y otros países del mundo, sea
por conflictos de otra índole, como puede ser la amenaza permanente que
significa la guerrilla colombiana, el poder del narcotráfico o las maras
centroamericanas, el periodista de hoy corre graves riesgos en el desempeño
de sus funciones y su profesión. Las noticias acerca de periodistas asesinados
en México, Centroamérica, en Brasil, Colombia y otras latitudes del mundo, se
han convertido en moneda de uso corriente. Las denuncias formuladas por las
diversas organizaciones que agrupan a los periodistas profesionales, llueven
por montones sobre las mesas y escritorios de la burocracia internacional, así
como de los diferentes órganos de justicia, esperando la resolución de
centenas de casos violatorios de la integridad profesional de los comunicadores
sociales en ejercicio.
Por otra parte, en ambientes como el que nos es más familiar, debemos
referirnos a la peculiaridad absurda que significa el ejercicio del periodismo de
un tiempo a esta parte. En Venezuela, país donde existe una Constitución
Nacional, la cual se puede señalar sin temor a equívocos de ningún tipo, como
la más violada del mundo, cada vez es más difícil el ejercicio del periodismo.
Hagamos sobre el particular algunas consideraciones muy puntuales. El
régimen que detenta el poder en el país, de manera frenética y compulsiva,
decidió imponer un esquema de corte comunista, sin que ello se encuentre
tipificado en el marco legal que rige la vida de los venezolanos. En tal sentido,
es el periodismo uno de los sectores que se ha visto más afectado por tal
decisión. La elaboración abusiva de leyes irregulares, la creación de instancias
decisoras en materia de administración del espectro radioeléctrico, la aplicación
indebida de decisiones confiscatorias de bienes y equipos a canales de
televisión y emisoras de radio, el control partidista y unilateral del otorgamiento
de concesiones asociadas a su proyecto político, el uso de instancias judiciales
y administrativas de gobierno para perseguir, sancionar y encarcela a personas
vinculadas con el trabajo de los medios de comunicación, la colonización
abusiva e ilegal del espacio público para imponer una conducta ideológica
determinada, por parte de los más destacados capitostes del régimen, la
generación de mayores tasas de desempleo en el ámbito profesional del
periodismo como consecuencia de sus medidas persecutorias, la reducción
cada vez más evidente de los espacios y calidad de información destinada al
público y la sociedad en general, el uso abusivo de la infraestructura televisiva,
radial y presupuestaria del Estado, a favor de su proyecto político, constituyen
la más grosera y aberrante actuación de régimen alguno, en el uso corrupto e
ilegal de los recursos públicos, sin que ello conlleve sanción alguna de parte de
quienes estarían eventualmente obligados a controlar tal situación, relacionada
con el ejercicio de la función pública.
Hubiésemos querido referirnos hoy, dada la valiosa oportunidad
generosamente brindada por los miembros de este Cabildo de El Hatillo,
expresar algunas consideraciones positivas, en torno al rol del periodismo
venezolano y sus instituciones. Discernir acerca de la buena historia que
conlleva el desarrollo histórico en Venezuela, de una de las actividades más
nobles creada por el ser humano, el periodismo y la comunicación social.
Siendo el periodismo una actividad intrínseca del accionar humano y
herramienta fundamental para el desarrollo, progreso y transformación de los
pueblos, debería ser objeto, en un acto como el de hoy, de consideraciones
relacionadas con los aspectos positivos y de hondo significado para la
colectividad. Pero lamentablemente, la realidad que nos circunda, nos obliga a
colocar el acento en aspectos que debemos considerar de absoluta urgencia
para los venezolanos.
Amigas y amigos, colegas periodistas, ciudadanos presentes en este acto. De
manera responsable y haciendo uso de la discrecionalidad permitida por la
oportunidad de expresar unas modestas palabras sin censura previa y en un
escenario consustancia con la Libertad y la Democracia, asumiendo con
responsabilidad el rol que hoy nos ocupa, desde esta excelsa tribuna municipal,
caracterizada por su abolengo tradicional de rebeldía y pluralidad democrática
y social, a nombre de mis colegas periodistas, tanto aquellos quienes
sacrificaron sus vidas en aras de propiciar la vida en Democracia y Libertad,
que hicieron de la defensa de la libertad de expresión y el derecho a la
información sin matices, la causa que los llevó a ser periodistas y de aquellos
quienes hoy mantienen una conducta digna y perseverante de lucha, frente al
régimen que nos oprime, declaro públicamente, que reiteramos nuestra firme
disposición para luchar a brazo partido, desde la trinchera del periodismo libre y
sin cortapisas, que los periodistas venezolanos no abdicarán ni incurrirán en
actitud genuflexa frente al régimen que detenta el poder en Venezuela y que,
por el contrario, a través de su organización gremial, el Colegio Nacional de
Periodistas, desde sus veintiséis seccionales y la directiva nacional, será
garante firme de mantener incólume, la obligación que por principios, ética y
mandato de la ley que nos rige, nos exige mantener una conducta de
solidaridad y lucha permanente, al lado de los más sagrados intereses de la
nación. Finalmente, al agradecer en nombre de nuestra institución, la
oportunidad que aquí se nos ha brindado para exponer estos humildes criterios,
declaro solemnemente que el gremio de los periodistas venezolanos es y será
por siempre, el faro de luz de libertad y de democracia por el cual hoy clama la
inmensa mayoría de los venezolanos. Sigamos la lucha por lograr para nuestro
país, la paz, el bienestar y progreso que merecen los venezolanos y quienes
han hecho de esta su segunda patria. Muchísimas gracias.
En El Hatillo, Estado Miranda, a los 22 días del mes de julio de 1011.
Johan Rodríguez Perozo, Sec. De Finanzas del Colegio Nacional de
Periodistas, Seccional Caracas, Distrito Capital.

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